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Instituto Tecnológico de Monterrey CCM

María Fernanda Cruz Figueroa A01210788

Ética, Persona y Sociedad


Maestra Dora Elvira García González

Análisis del asesinato de Osama Bin Laden


Criminals do not die by the hands of the law;
they die by the hands of other men
(George Bernard Shaw)

En este comienzo de nuevo año, las noticias del Oriente han acaparado la escena
mundial. Entre revoluciones y derrocamientos de dictadores en Egipto, Túnez,
Argelia (entre otros países), y ahora Libia; África, Japón y el Medio Oriente han
sido los grandes protagonistas de la primera mitad del 2011. Sin embargo, ha
bastado solo un día para que un acontecimiento tomara toda la atención de los
medios y el mundo entero. ¿Qué fue lo que ocurrió? Ocurrió el asesinato de
Osama Bin Laden, líder de al-Qaeda y el terrorista más buscado por los Estados
Unidos.
El objetivo de este trabajo es analizar, desde el punto de vista ético, el asesinato
de Osama Bin Laden y su efecto en los Estados Unidos.
De acuerdo con el periodista Matt Appuzo (2011), el pasado domingo
primero de mayo, en una operación secreta del gobierno estadounidense y la CIA,
los marinos americanos entraron a una propiedad en Pakistán en busca de
Osama, bajo el nombre/clave de Gerónimo. Una vez encontrado, los medios
reportan que los marinos dispararon a Osama porque éste intentó defenderse; sin
embargo, el hecho más lógico que otros medios reportan es que Osama fue
tomado por sorpresa y, por ende, estaba desarmado. El presidente Barack Obama
anunció la muerte del terrorista y el júbilo en la nación americana explotó. Entre
gritos de “USA USA”, Obama declaró que la justicia se había hecho.
¿Es justo el asesinato de una persona? ¿Hasta qué punto es justificable el
homicidio? ¿Es ético celebrar un asesinato de la manera en la que se está
celebrando en EEUU? Si nos ponemos en los zapatos de los americanos que
perdieron a familiares y amigos en los sucesos del 11 de septiembre (2001), creo
que el hecho de que el “responsable” haya muerto, les quita un peso de encima y,
les trae, de alguna manera, la venganza de sus seres queridos. Pero, ¿es ético
querer la venganza y la muerte de una persona?
De acuerdo con Ernesto Garzón (2009), un consecuencialista dirá que el
homicidio del líder de al-Qaeda es justificable porque es un medio para alcanzar el
fin del terrorismo, mientras que un deontológico no aprobaría el homicidio a
ninguna costa. En una tercera vía, el deontológico aprobaría el homicidio de
Osama como una excepción, ya que no es cualquier persona inocente, sino un
asesino de masas. Sin embargo “las excepciones pueden significar el comienzo
de una ladera resbaladiza: si un deontológico pone el pie en ella puede fácilmente
terminar en el valle consecuencialista” (¿Cuentan los números en las decisiones
morales? p.18) Es en este terreno en el que me encuentro, ya que en este tema
me considero una deontológica, creo que la muerte no es la respuesta y que
ningún asesinato es justificable; sin embargo, en este caso tomo la tercera vía y
creo que el asesinato de Bin Laden es justificable porque fue un asesino de masas
y un representante del terrorismo.
Los estadounidenses celebran el hecho de que un líder terrorista ha muerto,
un asesino de masas que utilizó la violencia para alcanzar sus propósitos y mató
a miles de inocentes: más de 3000 personas en las torres gemelas además de
300 que murieron en el 98 en las embajadas de EUA en Kenia y Tanzania. Pero,
¿acaso olvidamos la guerra de Vietnam donde murieron más de 350 000 civiles
vietnamitas? ¿Qué hay de la bomba atómica que mató a más de 80 000 personas
o los miles de inocentes que murieron en la guerra de Iraq? En este sentido, como
Matthew Rothschild (2011) lo establece (y concuerdo con él), Johnson, Truman,
Bush, entre otros, son tan asesinos como Bin Laden; la diferencia es que Bin
Laden mató a menos. Pero esto no se trata de quién mató a más o a menos. Esto
se trata de la dignidad humana.
¿Por qué los estadounidenses no piden la cabeza de los asesinos de
masas como Bush, que mató a miles de iraquís inocentes? ¿Por qué no piden la
muerte del ex presidente Harry Truman, que mató a miles en la segunda guerra
mundial? Porque para ellos, la vida de un estadounidense vale más que la vida de
un vietnamita o un iraquí o un latinoamericano. Así que de pronto, la muerte de
una persona se torna un suceso alegre. ¿Por qué combatimos la violencia con
más violencia? ¿Por qué pedimos la guerra y la venganza, la muerte y la
matanza? Y aún peor, ¿Por qué nos alegramos cuando esto sucede? ¿No
deberíamos pedir el fin de la guerra? ¿No deberíamos alegrarnos cuando hay paz
y no hay guerra?
Pienso que el asesinato de un asesino como Osama Bin Laden debería
marcar el fin de esta guerra; y creo que no debería tomarse como una venganza
sino como una contención y el principio del fin del terrorismo. No deberíamos pedir
la venganza, porque no nos hace mejores personas sino pedir el fin de la violencia
y exigir la paz. Como dijo el francés Alphonse de Lamartine “la guerra no es más
que un asesinato en masa”.
La muerte de Osama Bin Laden para mi, es una encerrona moral. Si sólo
me enfoco en el asesinato me parece éticamente incorrecto, pero al sumarle el
contexto histórico, la califico como justificable, creo que es un avance en la lucha
contra el terrorismo; sin embargo, la celebración es lo que me parece totalmente
inmoral. La alegría de un asesinato se ha expandido al punto en que muchos
estadounidenses exigen la muerte de todos los musulmanes. En el artículo The
Ethics of Assasination, Arthur Caplan (2011) concluye que es justa la muerte de
Osama e inclusive es justa la muerte de los civiles que están en contra de los
Estados Unidos. En un foro electrónico que discute la muerte de Bin Laden, un
estadounidense escribió “Ahora todos los musulmanes deben seguir” (Now all
muslims should follow, en: au.fourfourtwo.com).
La población musulmana, (1500 millones de personas) ha sufrido la
intolerancia y el rechazo causado por las acciones de los grupos terroristas, y
ahora, un musulmán es tachado inmediatamente como terrorista o alguien muy
peligroso. Los prejuicios han invadido nuestra sociedad y el Islam se ha vuelto una
religión de terroristas a los ojos occidentales. Una religión que, al ser descrita por
el doctor Mohammad Hassán (2010), es probablemente la más tolerante y justa,
practicada en 57 países; el Islam, la segunda religión más grande en el mundo, es
rechazada por puros prejuicios que solo aumentan la intolerancia.
Las constantes guerras en territorio musulmán y las cifras exorbitantes de
muertes de musulmanes inocentes nos hacen ver que al pueblo estadounidense
no le importan las muertes de inocentes a menos que sean inocentes
estadounidenses. Esto me recuerda el rechazo occidental que sufrió el pueblo de
Ruanda durante la guerra que resultó en uno de los genocidios más grandes en la
historia. En la película Hotel Rwanda (2004), el general de la ONU dice que los
europeos no se quedarán a defenderlos porque no valen nada y, para los ojos del
occidente y las superpotencias, los africanos son basura. Es esta clase de
pensamientos intolerantes los que infectan nuestra sociedad y aumentan el
racismo y la discriminación (de los musulmanes, en este caso).
La muerte de Bin Laden no trae ningún beneficio a los estadounidenses. No
revivirán los muertos del 11 de septiembre. Me parece que la decisión de Obama
de no divulgar las fotografías del cadáver de Bin Laden es éticamente correcta. De
acuerdo a la regla de oro, pienso que a nadie le gustaría que se divulgasen como
propaganda fotografías de su cadáver. Por lo menos esto comienza a tomar un
rumbo menos inmoral; este suceso debe frenar la violencia y todos los males de la
sociedad. Espero que el pueblo estadounidense salga de esta intolerancia, no
dejemos que la venganza y los prejuicios tomen lo mejor de nosotros. Ahora sólo
el tiempo dirá lo que vendrá después.
Referencias
Apuzzo, M. (2011) Osama Bin Laden was unarmed during navy seal raid, says
white house.
Disponible en: http://www.huffingtonpost.com/2011/05/03/osama-bin-laden-
unarmed-during-raid_n_857257.html
Caplan, A. (2011) The Ethics of Assasination
Disponible en: http://ieet.org/index.php/IEET/more/caplan20110503
Garzón, V.(2009) ¿Cuentan los números en las decisiones morales?
Hassán, M. (2010) Esto es el Islam. México: Editorial Rino.
George,T. (2004) Hotel Rwanda, EUA.
Rothschild,M. (2011) Bin Laden’s crimes, and ours.
Disponible en: http://www.commondreams.org/view/2011/05/03-0

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