Este documento resume las principales modificaciones introducidas a la ley de casación en Perú por la Ley No 29364 de 2009. 1) Cambió los fines de la casación de corregir errores y unificar jurisprudencia a aplicar adecuadamente el derecho al caso. 2) Simplificó las resoluciones recurribles. 3) Modificó las causales de casación a infracción normativa o apartamiento de precedente que afecten directamente la decisión.
Este documento resume las principales modificaciones introducidas a la ley de casación en Perú por la Ley No 29364 de 2009. 1) Cambió los fines de la casación de corregir errores y unificar jurisprudencia a aplicar adecuadamente el derecho al caso. 2) Simplificó las resoluciones recurribles. 3) Modificó las causales de casación a infracción normativa o apartamiento de precedente que afecten directamente la decisión.
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Este documento resume las principales modificaciones introducidas a la ley de casación en Perú por la Ley No 29364 de 2009. 1) Cambió los fines de la casación de corregir errores y unificar jurisprudencia a aplicar adecuadamente el derecho al caso. 2) Simplificó las resoluciones recurribles. 3) Modificó las causales de casación a infracción normativa o apartamiento de precedente que afecten directamente la decisión.
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MODIFICACIONES AL RECURSO DE CASACIÓN INTRODUCIDAS
POR LA LEY Nº 29364
La referida ley, publicada 28 de mayo de 2009, reformuló el recurso
de casación a través de la modificación de los artículos 384, 386, 387, 388, 391, 392, 393, 394, 396, 400, 401, 403 y 511 del Código Procesal Civil, y la incorporación al mismo del artículo 392-A.
Las siguientes son las principales modificaciones:
1. Fines de la casación.
El artículo 384 derogado establecía como fines de la casación
los siguientes:
- La correcta aplicación e interpretación del derecho
objetivo (lo que se conoce como función “nomofiláctica”), y - La unificación de la jurisprudencia nacional por la Corte Suprema de Justicia (lo que se conoce como función uniformadora). - En los casos previstos en la Ley General de Arbitraje, el recurso de casación tiene por finalidad la revisión de las resoluciones de las Cortes Superiores, para una correcta aplicación de las causales de anulación del laudo arbitral y de las causales de reconocimiento y ejecución de laudos extranjeros (este texto, introducido por la Ley General de Arbitraje, se ha eliminado).
Ahora, con la modificación, se establecen como fines de la
casación:
- La adecuada aplicación del derecho objetivo al
caso concreto (lo que se conoce como función “dikelógica”), y - La uniformidad de la jurisprudencia nacional por la Corte Suprema de Justicia.
Como es de verse, mediante la modificación del artículo 384,
se consagra de “lege data” la denominada función “dikelógica”, es decir, la búsqueda de la justicia en el caso 2
concreto. El texto anterior, inspirado en la finalidad esencial de
la casación, hacía referencia a la función de defensa de la ley (su correcta aplicación o interpretación, que es lo que se conoce como función “nomofilática”) y a la función uniformadora de la jurisprudencia, que son las dos finalidades clásicas (y primordiales) del recurso de casación.
Ahora, dejando de lado en la ley positiva las finalidades
anteriormente previstas (que entonces quedan reservadas a la Doctrina y, quizá, a la Jurisprudencia), se señala expresamente que el recurso persigue un objetivo jurisdiccional, ya que, en efecto, el texto actual establece como finalidad del mismo la correcta aplicación del derecho al caso concreto, por lo que la defensa de la ley ya no es un fin en sí mismo sino que está condicionada a la justicia en el caso concreto (función “dikelógica”).
Esta tesitura importa una modificación sustancial al espíritu de
la casación, pues al referirse a la adecuada aplicación del derecho objetivo al caso concreto, la función contralora de la casación, que consiste en el control de la legalidad objetiva y defensa de la ley (función “nomofiláctica”), se desnaturaliza para reorientarse hacia una función “dikelógica” (búsqueda de la justicia en el caso concreto), cuyo objetivo es jurisdiccional. Esto pone en evidencia la ventaja que tenía la norma derogada frente a la actual, porque el control de la legalidad que preconizaba la anterior está por encima de cualesquiera intereses particulares, y es el verdadero fin y razón de ser del recurso de casación.
Esta modificación sobre las nuevas finalidades del recurso
(vale la pena señalar que no es buena técnica legislativa definir ni las instituciones ni los fines de éstas, porque a la larga esto impide el desarrollo doctrinario y jurisprudencial de las mismas) ha ampliado la perspectiva de los fines del recurso, lo que implicará la relativización de las formalidades y tecnicismos en el análisis de la procedencia y el fondo del recurso, a fin de resolver en justicia el conflicto individualizado, para lo cual además será necesario analizar los hechos y quizá, inclusive, revisar el material probatorio, lo que, en sustancia, no lo distinguiría de una tercera instancia. Como es sabido, la diferencia entre instancias de mérito y la casación radica en que el órgano jurisdiccional que conoce como instancia de mérito está autorizado para conocer los hechos y el derecho, en tanto que el órgano casatorio únicamente puede conocer el derecho, esto es, sólo puede corregir errores de derecho -de iure-, lo que realiza a partir de los hechos dados por probados y no probados por las instancias inferiores (esto es así aún en 3
los casos en que -revocando la resolución recurrida- en sede
de instancia, porque tampoco en estos casos actúa como instancia de mérito, sino sólo como instancia).
La nueva orientación se hace patente en la modificación de la
terminología empleada en cuanto al adjetivo “adecuada” en lugar de “correcta” aplicación del derecho objetivo, por cuanto el primero importa una aplicación de la ley más flexible (“adecuar” es sinónimo de “acomodar o ajustar” una cosa a otra”), concordante con las circunstancias o condiciones del caso, en tanto que el adjetivo “correcta” es inelástico por definición.
Finalmente, respecto a la supresión de la referencia a los
laudos arbitrales, se busca unificar los fines de la casación para todo tipo de procesos.
2. Resoluciones contra las que procede el Recurso de
Casación
El artículo 385, que indicaba las resoluciones contra las que
procedía el recurso de casación, ha sido derogado. Con la modificación, los tipos de resolución contra los que se puede presentar el recurso, forman parte de los requisitos de admisibilidad del nuevo artículo 387.
La norma derogada establecía que las resoluciones contra las
que procedía este recurso eran las siguientes:
- Sentencias expedidas en revisión por las Cortes
Superiores. - Autos que pongan fin al proceso expedidos en revisión por las Cortes Superiores. - Las resoluciones que la ley señale.
De acuerdo al primer inciso del artículo 387 actual, se
interpone el recurso de casación contra las sentencias y los autos expedidos por las Salas Superiores que, como órganos de segundo grado, ponen fin al proceso. Se ha sustituido la expresión “en revisión” por la de “órganos de segundo grado”, para denotar que deben de haberse agotado previamente dos instancias de mérito (para que se cumpla con la garantía constitucional de la “pluralidad de la instancia” –artículo 139.6 de la Constitución- o, más 4
precisamente, con el principio de la “doble instancia”- que
consagra el artículo. X del Título Preliminar del Código Procesal Civil).
3. Causales
El artículo 386 ha sido objeto de una modificación de mayor
importancia. Hay que recordar que el recurso de casación fue concebido en el Perú como un medio destinado a corregir errores in iudicando (cuando la afectación se produce sobre la norma objeto de la decisión, sea ésta sustantiva o procesal) y errores in procedendo (cuando el error se produce respecto al procedimiento con el que se adoptó la decisión, afectando el derecho al debido proceso y a la tutela jurisdiccional efectiva).
Bajo esta concepción, el texto anterior establecía que las
causales para interponer el recurso de casación eran las siguientes:
- Aplicación indebida o interpretación errónea de una
norma de derecho material, así como la doctrina jurisprudencial. - Inaplicación de norma de derecho material o de la doctrina jurisprudencial. - Contravención de las normas que garantizan el derecho a un debido proceso, o la infracción de las formas esenciales para la eficacia y validez de los actos procesales. - Aplicación indebida del control difuso.
Con la reforma, las causales ahora se encuentran
establecidas de esta manera:
- Infracción normativa que incida directamente sobre la
decisión contenida en la resolución impugnada, o - Apartamiento inmotivado del precedente judicial.
Por “Infracción normativa” debe entenderse, respecto de la
norma derogada que enunciaba tres causales específicas, como una causal de género con relación a aquellas especies, lo que no excluye la posibilidad que se presenten situaciones de 5
“infracción normativa” que antes no estaban reguladas y que
son pasibles de ser recurridas. Sin embargo, en la práctica, es difícil imaginar casos que escapen, en estricto, a las causales específicas que se antes se preveían. La idea de la reforma en este aspecto fue erradicar la interpretación formalista que, en muchos casos, bloqueaba irracionalmente el acceso a la Corte Suprema como producto de una disquisición que sólo debía pertenecer al plano teórico. Por otro lado, es acertado exigir que se demuestre, además de la “infracción normativa”, el efecto o incidencia que ésta tuvo en el resultado, dado que hay “infracciones”, por así llamarlas, que son intrascendentes para efectos del fallo.
Aquí hay que mencionar que esta modificación, inicialmente,
se basó en un proyecto que incluía “filtros” para limitar el uso indiscriminado del recurso, como el principio de doble conformidad (o “doble conforme”, que importa que las decisiones de primera y segunda instancia coincidan en su sentido, en cuyo caso la última no es recurrible), y que la interposición del recurso no suspenda la ejecución de la resolución impugnada (en aras del plazo razonable y a efectos de evitar el uso abusivo de este recurso como un medio de dilatar el proceso). Ambos controles (que constituían reformas fundamentales del recurso) se dejaron de lado en la ley aprobada, así como también se desecharon las modificaciones que se habían propuesto para restringir su uso en función al tipo de proceso –sumarísimo, abreviado, de conocimiento, de ejecución-, por lo que al no haberse acogido esta propuesta, persiste el problema cuantitativo, que pudo haberse reducido con estas modificaciones cualitativas, sobre todo teniendo en cuenta la novedad introducida ahora por artículo 392-A (una suerte de certiorari), conforme al cual la Sala Suprema puede elegir de modo excepcional el proceso que encaje en la finalidad de la casación y, así, conceder el recurso aún en casos en que no se cumplieran todos los requisitos de procedibilidad.
En suma, el texto definitivo de la ley vigente desnaturalizó la
reforma y los objetivos de ésta, entre los cuales estaba, fundamentalmente, atacar la proliferación indiscriminada del recurso como medio de dilatar el resultado final del proceso, recursos que, con esta “reforma” (en peor) tenderán a incrementarse por la “flexibilización” del mismo en la ley actual, al haberse reemplazado su finalidad “nomofiláctica” (consagrada anteriormente en la norma positiva) por la “dikelógica”, por un lado, y por otro, al haberse sustituido las causales específicas del art. 386 por la denominada “infracción normativa”, causal genérica que dará lugar a todo tipo de 6
abusos, sobre todo al haberse dejado de lado los “filtros” que
se propusieron como parte importantísima de la reforma del recurso, a los que nos hemos referido en el párrafo anterior.
Con esta reforma en peor se ha ampliado de modo significativo
el número de resoluciones que podrán ser impugnadas mediante el recurso (cuya naturaleza extraordinaria se relativiza más), por cuanto, para que proceda, bastará ahora con invocar que la sentencia o resolución que ponga fin al proceso infringe una determinada norma, aún cuando el recurrente deba relacionar tal infracción normativa con la decisión contenida en ella, señalando cómo incide directamente en el pronunciamiento.
En el nuevo texto del artículo 386, la infracción normativa
puede estar referida tanto a normas de derecho material como de derecho procesal, de modo abierto y general. En cambio, antes se exigía que, en cuanto a las normas procesales infringidas, éstas debieran ser las que garanticen el derecho al debido proceso, o las que contemplaran alguna formalidad esencial para la validez de los actos procesales.
De este modo, actualmente el recurso de casación
procede ante cualquier infracción normativa, con lo cual, existe el riesgo de que deje de constituir un recurso extraordinario para convertirse en una instancia más, dado que la finalidad de la casación se centra ahora en la adecuada aplicación del derecho objetivo al caso concreto.
También hay que señalar que el texto modificado del artículo
388 establece que el pedido casatorio, es decir la pretensión impugnativa (y no “impugnatoria”, que no es palabra castellana), sigue siendo anulatorio o revocatorio. El primero procede ante una infracción al debido proceso y/o a la tutela jurisdiccional efectiva en el procedimiento, ante el cual, de ser fundado, se decreta la nulidad de lo actuado y se reenvía el proceso al órgano que cometió el vicio. El segundo procede ante una infracción a normas materiales o procesales que hayan sido objeto de la decisión, la cual es subsanada por la propia Corte Suprema (de acuerdo al texto actual del artículo 396).Si la pretensión impugnativa contiene ambos pedidos, se entiende que es anulatorio el principal y subordinado el revocatorio, conforme al artículo 388. 7
Por último, se incorpora una nueva causal consistente en el
apartamiento inmotivado del precedente judicial que, de acuerdo con el nuevo texto del art. 400, supone una decisión jurisdiccional tomada a instancias de la Sala Suprema Civil por el pleno de los magistrados supremos. Habría que ver si este mecanismo, que reemplaza al de los “plenos jurisdiccionales” que establecía la norma derogada y que nunca se realizaron, se pondrá en práctica o terminará siendo, como el anterior, simplemente letra muerta. Por otro lado se señala que la vinculación de los órganos jurisdiccionales con el precedente judicial establecido según el nuevo mecanismo del actual artículo 400 puede ser descartada en la medida que su apartamiento se motive, lo que de cierta manera puede afectar la utilidad de este mecanismo.
4. Procedencia del recurso de casación
El nuevo artículo 388 establece los requisitos de procedencia del recurso de casación; por el contrario, el recurso es improcedente en los siguientes casos, conforme al artículo 392:
- Cuando el impugnante dejó consentir la resolución de
primera instancia que le fue adversa y que es confirmada por el superior. - Cuando no se describa adecuadamente la causal casatoria. - Cuando no se demuestre que la infracción normativa tuvo incidencia directa en la decisión, y - Si no se indica si el pedido casatorio es anulatorio o revocatorio, precisando si es parcial o total la nulidad o en qué debe consistir la actuación de la Sala si es revocatorio (si contiene ambos pedidos, se entiende que es anulatorio el principal y subordinado el revocatorio).
Sin embargo, el artículo 392-A establece que aunque la
resolución impugnada no cumpliera con algún requisito previsto en el artículo 388, la Corte puede concederlo excepcionalmente si considera que al resolverlo cumplirá con alguno de los fines previstos en el artículo 384; en caso de emplear esta facultad extraordinaria, la Corte debe motivar las razones de la procedencia. Esto implica que ahora la Corte Suprema puede decidir conceder un recurso de casación no obstante que éste no reúna los requisitos de procedencia establecidos en el artículo 388, imponiéndosele como única condición que considere que con la tramitación del recurso se cumplirá con alguna de las 8
finalidades de la casación. Esto es algo así como un certiorari
atípico, por el cual la Corte de Casación puede establecer qué recursos merecen ser tramitados de acuerdo a su relevancia, sin importar su improcedencia. Sin embargo, al haberse variado los fines de la casación conforme al nuevo artículo 384 (lege data), resulta que la función dikelógica consagrada en la norma prevalecerá sobre la función nomofiláctica, que es la verdadera razón de ser del recurso y que, incomprensiblemente, ha sido dejada de lado en dicho artículo. Así las cosas, cabe preguntarse qué importancia puede tener esta “novedosa” facultad de la Corte Suprema, cuando al ejercerla irá en busca de la justicia del caso concreto y no de la correcta observancia y aplicación del derecho, y más ampliamente, del orden jurídico, que es verdadero fin de la casación.
5. Calificación del Recurso de Casación
Otra modificación de cierta importancia es la relativa a la calificación del recurso. El texto anterior establecía que quien verificaba los requisitos de admisibilidad era el Juez Superior. Con la reforma (artículos 387.2 y 391), es a Corte Suprema la que verifica el cumplimiento tanto de los requisitos de admisibilidad como de procedencia; otra novedad es que ahora se puede presentar el recurso directamente ante la Corte Suprema. De ahí que se haya eliminado el recurso de queja contra la resolución que declara inadmisible o improcedente el recurso de casación (aquí vale la siguiente digresión: anteriormente, cuando la Corte Superior denegaba el recurso, era frecuente que el recurrente impugnara esa resolución mediante un nuevo recurso de casación, cuando lo propio era hacerlo a través del recurso de queja de derecho; sin embargo, la Corte Suprema aceptaba sin cuestionamientos esta tesitura, a pesar de la opinión en contra de algunos jueces supremos, entre ellos el Dr. Jorge Carrión Lugo).
En conclusión, la reforma de la casación y del recurso que la hace
posible, ha sido para peor, tanto porque de “lege data” se deja de lado la función nomofilática de la casación, que es la razón de ser de la misma, cuanto porque la reforma no ha incorporado ninguno de los tres filtros que se propusieron (“doble conforme”, ejecución inmediata de la resolución recurrida, y limitación del recurso a cierta clase de procesos) para impedir la multiplicación indiscriminada del mismo, sobre cuando se ha flexibilizado peligrosamente el recurso al haberse sustituido las causales específicas por una genérica (“infracción normativa”) y haberse incorporado el artículo 392-A, que consagra una suerte de “certitiori” atípico, cuyo uso puede dar lugar a abusos.