Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
1
Las campañas de terreno y el registro documental se han desarrollado en el marco del
proyecto de investigación “Les indiens dans la guerre du Chaco”, del Centre de Recherches
Historiques de l’Ouest (UMR 6258 -Université de Rennes2). Los videos expuestos resultan
de una primera fase de registro en terreno, que se llevó a cabo en la banda norte del
Pilcomayo, en el bajo Chaco y en el Alto Paraguay, entre 2008 y 2009. El corpus original
contiene 90 horas de grabación efectuadas en las comunidades angaité de Riacho
Mosquito y La Patria, en las comunidades niwaklé de San Leonardo Escalante, San José
de Esteros, Pablo Stahl y Media Luna, en las comunidades Ishir ebytoso de Puerto Diana,
Karcha Balut, Puerto Esperanza y Fuerte Olimpo, y en la comunidad tomaraho de Puerto
Maria Elena. El trabajo de registro se halla actualmente en curso.
Estos relatos tratan en efecto de las circunstancias liminales en
las que vino a instituirse el vínculo entre los pueblos indígenas del
Chaco y los estados nacionales paraguayo y boliviano.
Pero hay luego un segundo acercamiento posible a este
corpus, que no tiene ya que ver con el contenido de esos relatos,
sino con su forma. Pues toda una serie de circunstancias vienen
a complicar en extremo la geometría de esas palabras, sus
condiciones y su materia de enunciación, su operación y sus ritmos,
su mecánica. Si en otra parte y de otros modos hemos podido
ocuparnos del primer aspecto, se trataría aquí de ensayar sobre
esta segunda dimensión, estrictamente formal. Es en este sentido
que venimos a conjugarnos con el campo estético y artístico para
enfrentar colectivamente un expediente que se sitúa entonces en
el límite entre los oficios del arte y de la antropología. Es también
en este sentido que debe entenderse la más problemática de las
decisiones tomadas, que es la de suspender momentáneamente
toda referencia al sentido de esas narraciones, para librarlas a su
pura enunciación estética.
Por un lado, hemos querido privilegiar el funcionamiento
paradigmático de esas narraciones por sobre su organización
lineal o sintagmática. Hemos preferido así desatender el formato
documental, que obligaría las distintas secuencias a ordenarse
en una sola línea de discurso, para asignarles la disposición
espacial de este poliloquio. Los relatos no se suceden, sino que se
distribuyen en un espacio corográfico, en una geometría que va
produciendo, en su funcionamiento, una serie abierta de relaciones
y configuraciones posibles. Hay poliloquio porque las líneas de
discurso corren en paralelo y porque suspenden la cuestión de
un discurso general sobre la guerra. Esta disposición traduce en
algún sentido las condiciones concretas de enunciación de esas
memorias. Pues no existe en el Chaco algo como un “discurso
indígena” sobre la guerra, ni adoptan tampoco las narraciones
registradas alguna forma englobante o general. Hay, en lugares
distintos, dichos en lenguas distintas, fragmentos o anudamientos
de discurso que van replicándose o reflejándose el uno en el otro de
modo que el total toma más bien la forma de un rumor que de una
alocución centrada.
Asimismo, hemos preferido trabajar sobre los límites
de la enunciación lingüística antes que sobre su traductibilidad.
Suspendemos la traducción del discurso porque esperamos
hacer aparecer su fuerza formal. Hay todo un abanico de formas
significantes que no se dejan reducir a la pura enunciación
lingüística, que la desbordan y subtienden, que la sobre-escriben.
Hay unos ritmos de la memoria, unas prácticas corporales, unas
cadencias en la enunciación. El fraseo largo y proustiano de la
narrativa ishir, el cuento corto niwaklé, el impresionismo angaité,
el minimalismo ayoreo, etc. Aquellas memorias entonces como
sistemas de puntuación, como ritmos y como gestos que pulsan y
circulan de un narrador a otro, que se citan y replican según otras
geografías que las de la lengua. La memoria como ritmo y cuerpo,
como escrituras del cuerpo.
Sólo los Estados pueden narrar esta guerra en una sola
lengua. En el Chaco, el acontecimiento vino a estrellarse sobre una
multiplicidad radical de hablas. Pasa entonces que la guerra recibe
aquí un tratamiento fractal, trabajada siempre por sus ángulos, tantas
veces contenida como lenguas la dicen. O entonces, inversamente,
pasa que “la guerra del Chaco”, como acontecimiento entero, sólo
es narrable desde la posición excéntrica de las capitales, desde
el punto de fuga que les dan sus teleologías generales y desde el
plano significante que les aseguran sus idiomas gobernantes.
Suspendemos entonces momentáneamente la cuestión del
sentido de esos discursos, absteniéndonos de integrarlos en una
única línea de enunciación, absteniéndonos también de asignarles
un plano general de traductibilidad, en espera de hacer aparecer,
el tiempo de una muestra, las fuerzas de su operación formal y las
resistencias de su anclaje material.
Emilio Aquino
Inés Avalos
San José de Esteros, Pilcomayo
Registro: 22 de agosto 2008
Idioma: Niwaklé
Traductor: Pedro Rojas
Entrevista: P. Barbosa, C. Hernández, N. Richard
Video, Fotografía: C. Hernández
Edición para la Muestra: 24: 58 mn. / Roberto Reveco
LA HUIDA
Tras una década de presencia periférica, hacia 1923 el
ejército boliviano avanza definitivamente sobre territorio niwaklé,
instalando una serie de fortines que constituirán la piedra angular
de su penetración en la zona del Pilcomayo. Muñoz, Saavedra,
Tinfunké, Alihuatá, etc., irán fundándose sobre los campamentos
indígenas, usando sus recursos, sus aguadas, chacras y picadas,
violando o usando a sus mujeres, ejerciéndo una presión
insoportable sobre la población local. La ocupación militar de la
zona obligó a la gente a dispersarse o a emprender, como en éste
caso,
una larga fuga.
La narración de Isabel Ávalos comienza con el avance del
ejército boliviano, las primeras matanzas, las noticias que
corrían, la impotencia y la decisión familiar de emprender
la huída. El grupo cruza de noche las líneas bolivianas para
buscar refugio del otro lado del Pilcomayo, en Argentina, entre
grupos wichí. Los sorprende un cuerpo de gendarmería y el
grupo se dispersa. Pierden el rastro del padre y del resto de la
familia; la madre de Avalos y sus hijas se extravían en el monte.
Poco a poco van encontrando gente, con la que deciden cruzar
nuevamente el Pilcomayo y volver a sus pagos. El penúltimo
tramo describe la vida en clandestinidad, la gente escondida
en el monte, la angustia de no poder silenciar a los niños y a
los perros, el riesgo de encender fuego, el difícil acceso a los
cazaderos y a las aguadas. Desde el monte ven pasar patrullas
y desertores bolivianos, escuchan aterrorizados el estruendo
de los cañonazos y metrallas, corren noticias sobre la situación
en otras zonas y deciden desplazarse al norte. En la última
secuencia encuentran un nuevo grupo de gentes con quienes
se acercan progresivamente a las misiones católicas, en donde
encuentran refugio— ”nos daban un pañuelo blanco con una cruz,
para que los soldados nos reconocieran”— y en donde se van
reencontrando con los que habían perdido.
Pastora Sánchez
Pablo Stahl, Pilcomayo.
María Candia
San José de Esteros, Pilcomayo
Registro: 19 agosto 2008
Idioma: Niwaklé
Traductor: Pedro Rojas
Entrevista: P. Barbosa, C. Hernández, N. Richard
Video, Fotografía: C. Hernández
Edición para la muestra: 14:05 mn. / Roberto Reveco
El fortín Esteros
Desde su fundación en 1912, el fortín Esteros
constituyó el más avanzado de los puestos militares bolivianos
sobre el Pilcomayo. El fortín, aislado durante gran parte del año
y abastecido, cuando no, desde las líneas de comunicación
argentinas, contaba con una muy reducida guarnición que
sostenía contactos regulares con las distintas aldeas niwaklé
que lo circundaban.
Antes de la ocupación boliviana, el territorio niwaklé estaba
organizado de manera relativamente autónoma, aunque bajo
presión, en pequeñas unidades políticas distribuidas en una zona
bien definida. Tras la violencia ejercida por el frente boliviano
se da un movimiento generalizado hacía las misiones oblatas
de Fischaat y Esteros, fundadas durante los años 20. A través
del asalto boliviano a la aldea de “Claot’elavor”, María Candia
describe sin reservas como evolucionaron las relaciones entre los
niwaklé y los bolivianos durante más de 20 años.
En la primera secuencia, María Candia relata un espacio amplio,
compuesto por diversas tolderías que mantenían una fuerte
relación entre ellas. Sin embargo, tras el despliegue boliviano
se instituye un estado de permanente violencia, ilustrado en
la narrativa por “la matanza en Claot’elavor”. Frente al avance
boliviano, la tercera serie relata como su familia partió de
la aldea vecina de Tifufkat hasta llegar a Fischaat y luego a
Esteros. Por fin, en la ultima parte del relato, Maria Candia
describe, de un punto de vista femenino, como se desarrollaban
las mediaciones entre las mujeres nivacché y los soldados
bolivianos del fortin de Esteros, trayendo asi importantissimas
claves para pensar como evolucionaron tales relaciones en ese
largo periodo de presencia boliviana.
Paulino Lezcano
Pablo Stahl, Pilcomayo.
Registro: 22 agosto 2008
Idioma: Niwaklé
Traductor: Pedro Rojas
Entrevista: P. Barbosa, C. Hernández, N. Richard
Video, Fotografía: C. Hernández
Edición para la muestra: 14:44 mn. / Roberto Reveco
“ La guerra del Chaco “
“Abuelo, siempre hablaste de la guerra del Chaco y ahora
que está esta gente te quedas callado!“. Empieza entonces el
relato de Paulino Lezcano, el más anciano del lugar, muerto poco
tiempo después de este registro. Lezcano guarda un recuerdo
directo de la guerra y narra, con perfecta noción del ámbito
general del Chaco, la entrada boliviana en la zona, la tensión
en los campamentos niwaklé, la fundación de los fortines de
Esteros, Boquerón, Camacho y Muñoz, la llegada del ejército
paraguayo, las batallas que se suceden entre ejércitos que
disputan un territorio que no les pertenecía. Agotado, toma el
relevo su mujer que completa y detalla el relato. Concentrándose
en la zona inmediata, ésta narra la fundación del fortín Esteros y
las relaciones, no siempre conflictivas, que se establecen entre
militares e indígenas. Las mujeres amaban y trabajaban en el
fortín, y hubo una — cuyo nombre es traducido por “Princesa”—
que vivió en el edificio principal del fuerte, concubinada con el
jefe militar. La llegada de los paraguayos y el trágico fin de los
desertores que buscaron refugio en los campamentos indígenas
completan su relato
Ciriaco Ceballos
San Leonardo Escalante, Pilcomayo
Registro: 27-28 de julio y 15-17 de agosto 2008
Idioma: Niwaklé / Traductor: Pedro Rojas
Entrevista: P. Barbosa, C. Hernández, N. Richard
Video, Fotografía: C. Hernández
Edición para la muestra: 22:14 mn. / Roberto Reveco
Historia del teniente Tarija
La “historia del Teniente Tarija” es un relato
paradigmatico que retrata de forma completa y compleja
las articulaciones entre indígenas y militares. Describe con
rigurosos destalles el cotidiano militar en las aldeas y el
cotidiano índio en los fortines. Esta biografía sorprendente,
desnuda zonas oscuras de una doble relación de alianzas
y traiciones. A diferencia de otros relatos que narran un
acontecimiento preciso en el tiempo y delimitado en el espacio,
la historia que nos cuenta Ciriaco Ceballos, está basada en una
línea temporal muy clara, de mas o menos 20 años, que va a
partir de la llegada de los primeros bolivianos a Esteros, hasta la
retirada de los militares, tras el conflicto con los paraguayos en
el eje Boquerón-Guachalla.
La historia de Tarija se divide en distintos momentos trayendo
coordenadas cronológicas y espaciales muy claras de los
acontecimientos. Una primera y corta descripción de la infancia
de Tarija en Ftsuuc, campamento nivaklé a 4 Km. de Fischaat.
En un segundo instante, aborda el asesinato de su padre,
cuestión que motiva la ida de Tarija al fortín de Esteros y su
reclutamiento como soldado boliviano. El tercer momento
está marcado por su relación con Santa Cruz, jefe del fortín
de Esteros. La cuarta, describe con preciosos detalles como
Tarija se alia con el ejército paraguayo y venga lentamente el
asesinato de su padre. Finalmente, una ultima serie relata su
partida hacía la Argentina y después Bolivia. Sin embargo,
otros hilos sobresalen de la historia trayendo luces sobre la
multiplicidad de roles que desempeñaban las mujeres en los
fortines o la masacre de los desertores bolivianos tratando de
fugarse hacía Argentina tras el avance paraguayo.
Rufina Almada
Represa’í, Riacho Mosquito. Pto. Casado.
Registro: 20 agosto 2009
Idioma: Angaité
Traductor: Agapito Navarro
Entrevista: Rodrigo Villagra, N. Richard
Video, Fotografía: R. Reveco
Edición para la Muestra: 10:30 mn. / Roberto Reveco
LLEGADA DE LOS PARAGUAYOS
Desde fines del siglo 19, la banda occidental del río
Paraguay va siendo progresivamente colonizada por puertos e
industrias tanineras. Desde Puerto Pinasco se interna en el Chaco
la línea férrea que abastece el puerto en maderas y recursos.
Antes de la guerra, las tierras han sido ya repartidas -pero aún no
ocupadas- y un importante dispositivo misional anglicano prepara
la colonización de la zona. A proximidad de la línea férrea y en la
periferia de las misiones van apostándose las tolderías en las que
vienen a parar quienes se acercan, todavía tímidamente, desde el
interior del Chaco.
La guerra supondrá un salto cualitativo en el paulatino proceso de
colonización de la zona. Rufina Almada, que guarda fragmentarios
recuerdos de infancia, relata la llegada de las tropas paraguayas
por la línea férrea de Pinasco, el atropello de las tolderías y el
pánico de las gentes ante la presencia inédita y masiva de los
soldados. Los grupos familiares se desbandan para esconderse
en la espesura; ella y otros niños se esconden bajo el tronco
generoso de un samuhú abatido. Desde ahí escuchan los disparos
y el estruendo militar antes de reencontrarse con los suyos en las
cercanías de la misión anglicana.
Concepción, trabajo de terreno y
registros visuales:
Pablo Barbosa, Consuelo Hernández y Nicolás Richard
Edición y montaje audiovisual:
Roberto Reveco
Curadora y editora visual de la exposición:
Nury González
Pablo Barbosa
Antropólogo (Université de Paris 10 - Nanterre) y docto-
rante en Antropología Social (Ecole des Hautes Etudes en
Sciences Sociales – Museu Nacional de la Universidad
Federal de Rio de Janeiro).
Consuelo Hernández
Antropóloga (Universidad de Chile) y becaria Conicyt,
doctorante en Antropología Social (Universidad Complu-
tense de Madrid), Muséu del Pueblu d’Asturies
Roberto Reveco
Antropólogo (Universidad de Chile) y becario Conicyt,
doctorante en Estética y Tecnología de las Artes (Univer-
sité de Paris 8)
Nicolás Richard
Antropólogo (Universidad de Chile) y doctor en Antropo-
logía Social (Ecole des Hautes Etudes en Sciences Socia-
les), investigador asociado al Centre de Recherches Histo-
riques de l’Ouest (UMR 6258), Université de Rennes 2.
Nury González
Artista Visual (Universidad de Chile) , Profesor Titular Uni-
versidad de Chile y Directora MAPA, Museo de Arte Popu-
lar Americano, Santiago de Chile.
Mueso de Arte Popular Americano / Facultad de Arte, Universidad de Chile.
Compañía 2691, 56-2 977 1721 / 56-2 977 1720. Santiago de Chile.