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Resumen
Esta contribución presenta los aspectos metodológicos de una investigación cuyo propósito fue
estudiar, desde una perspectiva sociológica, la equidad en la educación argentina 1. Para lograr
los objetivos de la investigación aplicamos el método comparativo, tal como éste se practica en
la tradición durkheimiana, no en la weberiana. En consecuencia, el enfoque fue
predominantemente cuantitativo. Nuestras unidades de comparación fueron las 24
jurisdicciones en las que se encuentra divido políticamente nuestro país. Puesto que el tema del
trabajo remite a una cuestión ética, el marco teórico adoptado trasciende los planteos
estrictamente sociológicos y toma elementos del campo de la filosofía política, concretamente,
la teoría de John Rawls. Nos propusimos operacionalizar algunos de los conceptos de dicha
teoría. Para ello, seleccionamos un conjunto de indicadores empíricos de las dimensiones
previamente definidas. A partir de esto, construimos una serie de índices que nos permitieron
aproximarnos a su medición. La totalidad de las jurisdicciones del país fueron comparadas
sobre la base de las diferentes medidas obtenidas. Los datos utilizados para tal fin fueron
tomados de fuentes secundarias (Censo 1991; estadísticas regulares de educación; Censo de
Establecimientos Educativos 1994; trabajos realizados en el marco de diferentes programas del
Ministerio de Educación).
Las cuestiones metodológicas a las que se refiere nuestra contribución fueron desarrolladas en
una investigación sobre la equidad en la educación argentina que llevamos a cabo en los últimos
años. Para que las mismas resulten inteligibles, nos parece importante presentar, en líneas
generales, las características de esa investigación y el marco teórico que le sirvió de base.
Dra. en Ciencias de la Educación (UNC). Profesora Titular Plenaria de Sociología de la Educación en la Fac. de
Filosofía y Humanidades de la UNCórdoba. E-mail: brigidoam@onenet.com.ar.
1
Brigido, Ana María (2004): La equidad en la educación argentina. Un análisis de las desigualdades en la
distribución de la educación. Ed. Universitas-Fac. de Filosofía de la UNC, Córdoba.
1
El trabajo de referencia, nuestra preocupación giraba en torno a la relación entre equidad
educativa y equidad social, puesto que está comprobado que, en nuestro país, el mayor nivel
educativo general de la población no ha contribuido a evitar el aumento de la pobreza, ni el
creciente desequilibrio en la distribución de la riqueza. Entre otros objetivos, nos propusimos
describir cómo se manifiesta en todo el territorio nacional la desigualdad en la distribución de la
educación, algo inherente a la cuestión de la equidad. Pero ¿qué es la equidad, cuándo una
sociedad se puede considerar justa, cuáles son las condiciones que hacen posible una sociedad
equitativa? Al hacernos estas preguntas advertimos que era necesario partir de una concepción
ética, y a ésta se la debe rastrear en la filosofía política, no en la teoría sociológica, que es el
campo de nuestra especialidad.
La filosofía política deja ver que la equidad no es parte de un ideario, no es un ideal social como
la igualdad o la libertad. Es más bien un principio que regula las relaciones sociales, está dirigido
a ordenar esas relaciones; en suma, es una parte sustancial del proyecto de una sociedad. Desde
nuestro punto de vista, la educación es un factor clave en todo proyecto social. Si de lo que se
trata es de construir una sociedad más equitativa, es necesario tener en claro qué puede hacer la
educación y qué se puede hacer con la educación para realizar el proyecto. Por lo tanto, cuando
de equidad se trata, la educación es parte del problema, pero también es parte de su solución.
Como nuestro objetivo era abordar el problema desde un perspectiva sociológica y, por lo tanto,
empírica, para hacerlo necesitábamos adoptar una definición de la equidad que nos permitiera
justificar las decisiones que todo trabajo empírico exige, es decir, operacionalizar el concepto.
En las ciencias de la educación se da por sobreentendido el significado del término y no hay
demasiada discusión sobre ello. Pero ese significado no es tan unívoco y, como se puede
suponer, las consecuencias prácticas de adoptar un determinado punto de vista son decisivas para
la formulación del trabajo empírico.
Al ser un principio, la equidad no se puede medir en sentido estricto, pero suponíamos que era
posible identificar algunas dimensiones que nos permitieran operacionalizar el concepto.
Descubrimos en la perspectiva de Rawls sobre la ‘justicia como equidad’ el punto de referencia
adecuado para orientar y fundamentar nuestra búsqueda2. Aunque se trata de una teoría moral,
ella es perfectamente compatible con la perspectiva sociológica porque se refiere al gran
problema de la sociología: la construcción del orden social, la configuración de las instituciones
básicas de la sociedad.
2
El Nº 3 (setiembre 2005) de la Revista Electrónica REICE (http://www.rinace.net/reiceactual.htm), dedicado al
tema de la equidad en educación, contiene un trabajo de Antonio Bolívar que da cuenta de la importancia de la
teoría de Rawls para abordar el problema.
2
Según Rawls (1997), los principios de la justicia como equidad son los siguientes:
1º) Cada persona tiene el mismo derecho irrevocable a un esquema plenamente adecuado de
libertades básicas que sea compatible con un esquema similar de libertades para otros. Principio
de igual libertad
2º) Las desigualdades sociales y económicas tienen que satisfacer dos condiciones: a) estar
vinculadas a cargos y posiciones abiertos a todos en condiciones de igualdad equitativa de
oportunidades (principio de la igualdad equitativa de oportunidades); b) las desigualdades deben
redundar en un mayor beneficio de los miembros menos aventajados de la sociedad (principio de
la diferencia).
Tal como están formulados, estos principios nos ayudaban a resolver el problema de definición
teórica y operacional de la equidad, entre otras cosas, por lo siguiente:
ii) Esta teoría exige que el Estado intervenga en la regulación del orden social. Nosotros
partíamos del supuesto de que sin una presencia activa del Estado es difícil pensar en un sistema
educativo que pueda contribuir a fortalecer la equidad.
iii) La justicia como equidad se aplica a las instituciones de una sociedad democrática, y se funda
en los dos pilares fundamentales de la democracia: la libertad y la igualdad. Este equilibrio de
Rawls entre estos polos en tensión nos pareció importante desde el punto de vista de la
educación.
iv) Los principios de la justicia son el objeto de un contrato social que se plasma en la
constitución y las leyes. La educación de un país está regulada por leyes, no opera en un vacío
institucional.
vi) La teoría contempla las circunstancias objetivas (el contexto) en que se desarrolla la vida de
las personas. Éstas deben ser igualadas de modo tal que las opciones de vida de cada uno no
dependan de esas circunstancias, sino de una elección libre del individuo.
vii) Por último, ella incorpora la eficiencia y la estabilidad como condiciones para la
preservación del ordenamiento institucional acordado.
3
Como se puede advertir, la definición de Rawls de la equidad contempla tanto el ordenamiento
institucional como las condiciones objetivas en las cuales se desarrolla la vida de los individuos.
Teniendo en cuenta esta idea, identificamos dos grandes dimensiones del problema de la equidad
en el campo educativo: una de carácter formal y otra de índole empírica. La primera tiene en
cuenta el aparato normativo que rige la educación en el país y en cada una de las jurisdicciones.
La segunda alude a las características del contexto en el que están insertos los sistemas
educativos provinciales y a diferentes aspectos relacionados con el funcionamiento de los
propios sistemas. Este fue nuestro primer paso en el proceso de operacionalización del concepto
de equidad.
a) En primer lugar, el contexto de los sistemas educativos provinciales (las condiciones objetivas
a las que se refiere Rawls). Para caracterizar este contexto consideramos los aspectos:
demográfico, económico y social, definimos los indicadores que parecían más relevantes y
seleccionamos la información pertinente. Este análisis permitió lograr una descripción
relativamente completa de la situación de cada una de las provincias en esos aspectos.
Cada uno de los aspectos mencionados fue medido a partir de varios indicadores, lo cual implicó
la consideración de un número considerable de variables. Este análisis nos permitió obtener un
panorama general de la educación en las provincias, establecer las principales diferencias entre
ellas, observar la magnitud de esas diferencias, detectar los déficit más importantes e identificar
las jurisdicciones en las que éstos se manifestaban de manera más aguda.
2. El enfoque metodológico
Para abordar nuestro problema de investigación optamos por el método comparativo, entendido
como una “operación mental activa dirigida por perspectivas de percepción y basada en
4
criterios”3, que conduce al ‘conocimiento de relaciones’. Adoptamos la perspectiva de
Durkheim, quien afirmaba que el enfoque sociológico, si quiere ser científico, necesariamente
debe ser comparativo, y calificó al método comparativo como el camino real de la investigación
macrosociológica (Durkheim,1985, 1993).
Este método también resultaba particularmente pertinente para nuestro trabajo en razón del
tamaño del universo sobre el que hemos trabajado. Manejamos un número de casos pequeño y
una cantidad de variables considerablemente grande. Nuestro universo son las 24 jurisdicciones
en las que está dividida políticamente la Argentina; ellas constituyen nuestras unidades de
análisis. Partimos del supuesto de que estas unidades son comparables respecto de un conjunto
de propiedades o atributos (variables), que existen semejanzas y diferencias entre ellas con
relación a esos atributos y, por lo tanto, que podemos clasificarlas en función de algún criterio.
Tal como ha sido planteada, nuestra investigación se inscribe en los estudios considerados
macrosociológicos. Este encuadre implica que tiene las fortalezas y las debilidades que
caracterizan a este tipo de análisis: se gana en generalidad pero se pierde en profundidad. En
otros términos, al abordar el estudio de realidades estructurales muy complejas, renunciamos a
penetrar en los procesos de interacción subyacentes a esas estructuras, aunque reconocemos que
son esos procesos, en última instancia, los que conforman las estructuras y les dan sentido, dado
que los sistemas escolares forman parte de los sistemas socioculturales, y como éstos, su proceso
de constitución tiene carácter morfogenético (Archer, 1984).
3
Schriewer, J. K. (1990: 83)
5
que releva el Ministerio de Educación de la Nación y el Censo de Población y Vivienda 1991.
También hemos tenido en cuenta los resultados de algunos trabajos empíricos realizados en el
marco de programas específicos del mencionado organismo. En menor medida hemos utilizado
datos oficiales de otras áreas del gobierno, como el Ministerio del Interior, y ocasionalmente los
resultados de estudios vinculados con nuestro tema que fueron realizados por otras instituciones
(Banco Mundial, CFI, FIEL, CEPAL). Para las comparaciones internacionales hemos
consultado el Anuario Estadístico de UNESCO y la publicación anual sobre indicadores
educativos de la OCDE, Education at a Glance.
3. Selección de la información
6
Para sortear estas dificultades con los datos, y otras que no mencionamos aquí, debimos tomar
algunas decisiones que es necesario justificar, así como advertir acerca de las implicaciones de
esas decisiones.
a) Aunque existen estadísticas educativas más actualizadas, decidimos trabajar con los
relevamientos correspondientes a los años 1996 – 1997 porque la totalidad de los datos que
requería nuestro estudio estaba disponible para las 24 jurisdicciones. Después de esa fecha, la
provisión de información comienza a ser más irregular y, en algunos casos, de menor calidad.
Por otra parte, esos años representan, en algún sentido, el momento más estable del país
durante la década del noventa, al menos desde el punto de vista que resulta relevante para
nuestro estudio.
b) En lo que respecta a los datos censales, utilizamos solamente los de 1991 aunque lo ideal
hubiera sido trabajar también con los del 2001, y compararlos. Lamentablemente, en el
momento en que nos hacían falta, los datos del último Censo no estaban disponibles con el
mismo nivel de desagregación que los de 1991, por lo tanto, no eran comparables.
4. Selección de indicadores
4
E. de Babini (1995: 8)
7
independientemente ya que sólo distinguiéndolos unos de otros podremos empezar a conocer sus
interrelaciones”5.
La elección de indicadores es siempre una tarea difícil, pero lo fue particularmente en nuestro
caso debido a la naturaleza del problema que nos propusimos abordar. Luego de un minucioso
análisis de la información disponible, seleccionamos aquellas variables que resultaban más
significativas y confiables desde el punto de vista del marco teórico adoptado, y por cierto, que
remitieran a información comparable.
5. Construcción de índices
Para facilitar el análisis comparativo, decidimos construir índices. El objetivo de los índices es
resumir en una variable unidimensional varios indicadores que miden un determinado aspecto
del fenómeno en estudio. En nuestra investigación hemos trabajado con una multiplicidad de
variables que, tomadas en su conjunto, dan un panorama general de la situación, pero no
permiten hacer una síntesis más comprensiva que ayude a definir un perfil de cada una de las
jurisdicciones con respecto a determinados atributos que no son directamente observables y que,
de acuerdo a los objetivos de nuestra investigación, tienen mucho significado.
Cada uno de los índices reúne una serie de variables que, desde la perspectiva del marco teórico
adoptado, consideramos relevantes con relación al atributo que el índice intenta medir. En otros
términos, para la selección de las variables que integran un índice hemos seguido un criterio
teórico, no estadístico6.
8
seleccionadas en cada caso, da como resultado una nueva variable que es el índice en cuestión.
La distribución resultante es una escala ordinal, por lo tanto, no tiene carácter numérico; el valor
obtenido por una provincia en cada una de esas distribuciones permite ubicarla en un rango que
refleja la posición relativa de esa jurisdicción en el índice de que se trata. A continuación se
detallan los índices, las variables seleccionados para su construcción y la forma en que fueron
calculados.
Variables:
1. Porcentaje de población urbana
2. Esperanza de vida al nacer
3. Porcentaje de hogares con necesidades básicas insatisfechas
4. Tasa de mortalidad infantil
5. Porcentaje de analfabetos (población de 15 años y más)
Variables:
1. Porcentaje de población de 25 a 64 años con estudios secundarios completos
2. Porcentaje de población de 25 a 64 años con estudios superiores completos
3. Años promedio de escolaridad (población de 25 a 64 años)
C. Índice de Escolarización
Variables:
1. Tasa de escolaridad de nivel inicial (población de 5 años)
2. Tasa de escolaridad de nivel primario (población de 6 a 12 años)
3. Tasa de escolaridad de nivel medio (población de 13 a 17 años)
4. Tasa de escolaridad de nivel superior (población de 18 a 22 años)
9
Donde: z i = puntaje z de la variable i [ i = variable; c = constante que se agrega para eliminar
los valores negativos]
Variables:
1. Brecha de escolaridad (población de 10-14 años que nunca asistió a la escuela)
2. Porcentaje de analfabetos varones de 10 a 19 años
3. Porcentaje de analfabetas mujeres de 10 a 19 años
Variables:
1. Porcentaje de población de 5-9 años que asistió pero ya no asiste a la escuela
2. Porcentaje de población de 10 a 14 años que ya no asiste a la escuela y no completó
la escuela primaria
3. Porcentaje de población de 15 a 19 años que ya no asiste a la escuela y no completó
la escuela primaria
4. Porcentaje de población de 15 a 19 años que completó la escuela primaria y no
ingresó a la escuela secundaria
Variables:
1. Porcentaje de graduados sin repetición en la escuela primaria
2. Porcentaje de repitientes en la escuela primaria
3. Porcentaje de niños con sobreedad en la escuela primaria
10
Variables:
1. Porcentaje de graduados sin repetición en la escuela secundaria
2. Porcentaje de repitientes en la escuela secundaria
3. Porcentaje de niños con sobreedad en la escuela secundaria
Variables7:
1. Porcentaje de respuestas correctas en la prueba de Lengua, 3º EGB
2. Porcentaje de respuestas correctas en la prueba de Lengua, 6º EGB
3. Porcentaje de respuestas correctas en la prueba de Lengua, 7º primaria
4. Porcentaje de respuestas correctas en la prueba de Matemática, 3º EGB
5. Porcentaje de respuestas correctas en la prueba de Matemática, 6º EGB
6. Porcentaje de respuestas correctas en la prueba de Matemática, 7º primaria
Variables8:
1. Porcentaje de respuestas correctas en la prueba de Lengua, 9º EGB
2. Porcentaje de respuestas correctas en la prueba de Lengua, 5º/6º año del secundario
3. Porcentaje de respuestas correctas en la prueba de Matemática, 9º EGB
4. Porcentaje de respuestas correctas en la prueba de Matemática, 5º/6º año del
secundario
Variables:
7
Los datos corresponden al Operativo de Evaluación de la Calidad realizado en 1997.
8
Los datos corresponden al Operativo de Evaluación de la Calidad realizado en 1997.
11
1. Porcentaje de edificios en estado de conservación aceptable
2. Porcentaje de edificios sin provisión de agua de red
3. Porcentaje de edificios sin provisión de energía eléctrica
Variables:
1. Tasa de desgaste, nivel primario
2. Tasa de desgaste, nivel medio
3. Sobrecosto por egresado, nivel primario
4. Sobrecosto por egresado, nivel medio
5. Porcentaje de inefectividad del gasto educativo
Forma de cálculo: Índice de Eficiencia del S. E. = [ ( z1 + z 2 ) − ( z 3 + z 4 + z 5 )] + c
Donde: z i = puntaje z de la variable i [ i = variable; c = constante que se agrega para eliminar
los valores negativos]
Los valores obtenidos por las provincias en los diferentes índices, convenientemente ordenados,
se traducen en el rango o posición que ocupa la jurisdicción en las distintas escalas ordinales a
que dan lugar los índices en cuestión. En síntesis, a cada distrito le corresponden once rangos,
uno en cada índice o escala. La matriz que figura en el Cuadro nº 1 presenta los resultados
obtenidos de esta operación. Cada número corresponde al rango obtenido por la jurisdicción de
que se trate en los diferentes índices. El valor más bajo representa la posición relativa más
ventajosa en la escala. Sobre la base de esa matriz de rangos llevamos a cabo dos tipos de
comparaciones: a) por índice, es decir, cómo se distribuyen las provincias en cada índice; y b)
por provincia (qué posición ocupa una provincia en los diferentes índices), lo que dio lugar a la
caracterización general de cada provincia.
A B C D E F G H I J K
Capital Federal 1 1 1 2 1 1 2 1 1 2
R. Pampeana
Buenos Aires 2 11 9 4 14 3 8 3 3 12
Córdoba 3 4 2 5 4 6 3 9 8 10
Entre Ríos 11 15 11 13 16 10 7 4 7 14
9
Todas las variables que integran este índice han sido tomadas de Meyer y Morduchowics (1996: 12); y
Morduchowics (1995: 14).
12
La Pampa 9 18 7 9 12 4 5 5 4 3
Santa Fe 5 3 5 8 7 8 4 2 2 13
R. Cuyo
Mendoza 6 12 6 10 15 5 11 8 5 6
San Juan 12 16 8 11 11 11 6 10 13 11
San Luis 13 8 17 12 18 17 12 19 15 7
R. Nordeste
Corrientes 18 19 20 21 21 24 16 15 12 23
Chaco 24 23 24 24 24 20 22 16 21 22
Formosa 23 22 21 19 20 21 23 18 22 21
Misiones 22 24 23 22 23 22 15 20 18 18
R. Noroeste
Catamarca 17 9 19 14 17 15 13 22 23 16
Jujuy 20 20 12 6 5 14 17 17 14 19
La Rioja 15 6 16 16 9 19 10 21 24 17
Salta 19 17 18 18 10 13 20 12 17 20
Sgo. del Estero 21 21 22 23 22 23 14 23 20 24
Tucumán 16 14 13 17 19 9 1 24 19 15
R. Patagónica
Chubut 10 10 15 7 8 12 19 13 10 5
Neuquén 8 7 10 20 6 16 24 6 9 8
Río Negro 14 13 14 15 13 18 18 7 6 9
Santa Cruz 7 5 3 3 3 7 9 11 11 4
T. del Fuego 4 2 4 1 2 2 21 14 16 1
*Referencias: A: Desarrollo social; B: Desarrollo educativo, población adulta; C: Escolarización; D: Exclusión
educativa; E: Interrupción de la escolaridad; F: Eficacia interna, nivel primario; G: Eficacia interna, nivel medio; H:
‘Calidad’ de los aprendizajes, nivel primario; I: ‘Calidad’ de los aprendizajes, nivel medio; J: ‘Calidad’ de la
infraestructura escolar; K: Eficiencia.
6. Análisis de correlación
a) En primer lugar, el análisis de correlación nos sirvió para hacer una reducción de la cantidad
de variables que constituían nuestra base de datos. Un coeficiente de correlación alto entre
dos o más variables implicaba que estaban midiendo aproximadamente lo mismo, por lo
tanto, podíamos eliminar alguna de ellas sin perder información sustancial.
c) En tercer lugar, este análisis fue una herramienta valiosa para comprobar, en cierta medida, si
nuestra interpretación de la información que proporcionaban los diferentes índices era
correcta.
13
d) Por último, correlacionamos los diferentes índices con algunas variables referidas al contexto
de los sistemas educativos (índice de desarrollo social, índice de desarrollo educativo y
porcentaje de gastos corrientes que cada provincia puede cubrir con recursos propios), y otras
inherentes al propio sistema educativo (el salario de los docentes, la calidad de la
infraestructura escolar y el porcentaje de establecimientos rurales de cada jurisdicción). El
objeto de estas correlaciones era descubrir la existencia de factores explicativos de los
resultados que habíamos obtenido a partir de los diferentes índices.
Cabe aclarar que aplicamos la correlación de Pearson en los casos, a) y b), y la correlación por
rangos de Spearman para la relación entre los índices, y entre éstos y las variables mencionadas
en el punto d).
7. Análisis de Cluster
Acudimos a esta técnica al final de nuestro análisis, cuando intentamos tipificar a las provincias
en función de las dimensiones que habíamos definido para ello. El cluster analysis es una
técnica estadística apropiada para combinar observaciones10 en grupos o clusters tales que: a)
cada grupo debería ser homogéneo o compacto con respecto a ciertas características, es decir,
que cada una de las observaciones que integra el grupo debería ser similar a las otras del mismo
grupo; y b) cada grupo debería ser diferente de los otros grupos con respecto a la misma
característica, es decir, que las observaciones correspondientes a un grupo deberían diferir de las
observaciones de otro grupo. La definición de la similaridad u homogeneidad depende de los
objetivos de la investigación y varía de un estudio a otro (Sharma, 1996). En este caso hemos
adoptado como medida de similaridad las distancias euclidianas entre dos puntos, provistas por
el programa SPSS (menor distancia, mayor similaridad).
Geométricamente, el concepto del cluster analysis es muy simple: cada caso puede ser
representado como un punto en un espacio de p dimensiones, donde p es el número de variables
o características usadas para describir cada observación11. Aplicado esto a nuestro caso, tenemos
10
El programa SPSS lo presenta como un procedimiento apropiado para agrupar tanto variables como
observaciones. Nosotros seguimos el criterio de Sharma, que lo considera más adecuado para agrupar
observaciones, mientras que el análisis factorial lo sería para agrupar variables. Además. el cluster analysis tiene la
ventaja práctica de no imponer restricciones al tipo de datos ni al número de observaciones para ser aplicado, cosa
que no ocurre con el análisis factorial.
11
Hay dos técnicas principales para agrupar las observaciones, la jerárquica y la no jerárquica. Aquí hemos optado
por la jerárquica y por el método centroid para computar las distancias entre dos clusters. En este método, cada
cluster es reemplazado por un ‘sujeto promedio’ que constituye el centroid de aquel grupo.
14
que cada provincia se ubica en un punto en un espacio de tantas dimensiones como variables se
han seleccionado para llevar a cabo el análisis.
Utilizamos esta técnica para completar el análisis llevado a cabo a partir de las distribuciones
correspondientes a los diferentes índices que describimos en un párrafo anterior. La idea consiste
en agrupar aquellas provincias que tienen características semejantes en lo que respecta a los
diferentes aspectos o dimensiones en los que, desde nuestra perspectiva teórica, se manifiesta el
problema de la equidad: la educación de la población joven, el rendimiento del sistema educativo
y su eficiencia.
b) Rendimiento del sistema educativo. Trabajamos aquí con las variables que integran los
índices de ‘eficacia interna’ y de ‘calidad del aprendizaje’ para ambos niveles, el primario y
el secundario. Aplicamos el cluster analysis reuniendo las variables correspondientes de tres
maneras diferentes. En primer lugar obtuvimos un agrupamiento de provincias en función de
la eficacia (comprende las variables de los índices de eficacia del nivel primario y del nivel
secundario). En segundo término, un agrupamiento en función de la ‘calidad’ del
aprendizaje (comprende las variables de los índices de ‘calidad’ del aprendizaje en el nivel
primario y en el secundario). Por último, aplicamos el análisis a la totalidad de las variables
involucradas en los cuatro índices anteriores, y obtuvimos un agrupamiento de las provincias
en función del rendimiento global de sus respectivos sistemas educativos.
c) Eficiencia del sistema educativo. El cluster correspondiente resulta de reunir las variables
que integran el índice de ‘eficiencia del sistema’.
8. Reflexiones finales
Si, como dice Smelser (2003), el análisis comparativo significa la descripción y explicación de
similitudes y deferencias (sobre todo diferencias) de condiciones y resultados entre unidades
sociales de gran escala, su aplicación para el estudio de las desigualdades educativas en
Argentina está ampliamente justificado. Por otra parte, los resultados del trabajo cuya
metodología comentamos en esta contribución, confirman la pertinencia y la potencia de la
comparación para el análisis de unidades subnacionales, como son los sistemas educativos
provinciales, a condición de que, como ocurre en el caso de la investigación que comentamos,
15
las unidades de análisis puedan ser comparadas con relación a características societales y se
respeten los criterios que define Smelser para elegir dichas unidades, a saber: a) que sean
adecuadas al problema teórico; b) que se relacionen causalmente al problema en estudio; y c) que
haya datos disponible a este nivel (Green, 2003).
En el trabajo de referencia, además del logro que supone haber traducido un principio ético en
términos operacionales y haber podido compatibilizar una perspectiva empírica con un planteo
filosófico, queremos destacar la importancia que tuvo la aplicación del análisis comparativo para
avanzar en el conocimiento de la compleja y multifacética realidad del sistema educativo
nacional en lo que hace a una distribución equitativa de la educación. Entre otras cosas:
16
d) Por último, el análisis comparativo nos dio la posibilidad de construir una tipificación (ya
que no logramos un tipología en sentido estricto) de las diferentes situaciones. Esta es una
cuestión que habría que seguir explorando. Las tipologías, además de ser un instrumento
valioso en la investigación, pueden ser útiles desde un punto de vista práctico. Identificar
problemas típicos y provincias típicas con relación a esos problemas, podría ayudar en el
diseño de cursos de acción adecuados para abordar los diferentes problemas.
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