Você está na página 1de 13

Título: Procedimiento abreviado, monto y unificación de penas y juicio de menores

Autor: Pirozzo, Jorge Daniel

Publicado en: Sup. Penal 2010 (marzo), 37-LA LEY 2010-B, 211

Fallo Comentado: Cámara Nacional de Casación Penal, sala IV (CNCasacionPenal)(SalaIV) ~ 2009-05-18


~ C., J. E. s/recurso de casación

Sumario: I. Introducción. — II. El caso bajo análisis. — III. Algunas consideraciones respecto al
juicio abreviado. — IV. Juicio abreviado y proceso de menores. — V. Nulidad del acuerdo de juicio
abreviado por no abarcar cuestiones vinculadas al monto y unificación de penas. — VI. Conclusión.

I. Introducción

El presente tiene como génesis un fallo de la Sala III de la Cámara Nacional de Casación Penal, en el
cual se trató la cuestión relativa a la validez de un acuerdo de juicio abreviado llevado a cabo en un
proceso de menores.

El tema principal a considerar en este trabajo se vincula con distintos aspectos del tema mencionado
precedentemente, esto es, como juega la aplicación del art. 4° de la Ley 22.278 (1) al momento de
llevarse a cabo la audiencia del art. 431 bis (2) del Código Procesal Penal de la Nación (3), como así
también que incidencia debe tener a la hora de acordar la pena en la referida audiencia la unificación
de condenas que pudiera corresponder. Para analizar la problemática empezaré considerando algunos
aspectos del fallo de la Cámara de Casación, luego analizaré algunas cuestiones propias del
procedimiento abreviado, su regulación legal, las críticas doctrinarias al instituto, y que
circunstancias debe abarcar el acuerdo, para luego vincular esto con la ley minoril, analizando la
viabilidad de este tipo de procedimiento en el juicio de menores.

Finalmente, no dejaré de referirme a que consecuencias procesales tendría a mi criterio dejar fuera
del acuerdo entre defensa y Ministerio Público Fiscal algunos aspectos que estimo fundamentales para
todo "pacto de pena".

II. El caso bajo análisis

A) La condena impuesta al menor por el Tribunal de Menores y el acuerdo de juicio abreviado previo.

El Tribunal Oral de Menores N° 3 de la Ciudad de Buenos Aires en la causa N° 2683, del 22/08/06,
resolvió: "I. Declarar a J. E. C. coautor penalmente responsable de los delitos de robo calificado por el
uso de arma de fuego, en concurso real con resistencia a la autoridad y abuso de arma calificado por
ser cometido para lograr la impunidad -los que concurren idealmente entre sí-, que concurre en forma
real con el delito de tenencia de arma de guerra, a su vez en concurso real con el delito de
encubrimiento agravado por el ánimo de lucro; II) condenar al nombrado a la pena de cinco años de
prisión, accesorias legales y costas, en virtud de la imputación formulada en el punto anterior; III)
condenar a J. E. C. a la pena única de nueve años de prisión, accesorias legales y costas, comprensiva
de la sanción impuesta en el punto dispositivo que antecede y la pena de cinco años y tres meses de
prisión, accesorias legales y costas impuesta por el Tribunal Oral de Menores Nro. 1 de esta Ciudad, en
la causa 3265 de su registro. Citó los arts. 45, 54, 55, 58, 104, 105, en función del art. 80, inciso
séptimo, 166, inciso 2, 189 bis y 277, inciso segundo, acápite b) del C.P.".

Cabe destacar que, previamente a ello, el 22 de febrero de 2006, el Representante del Ministerio
Público Fiscal, la Defensora Pública de Menores e Incapaces, el Defensor particular de J.E.C. y este
último, habían celebrado un acuerdo de juicio abreviado -conforme lo previsto por el art. 431 bis del
CPPN-. En dicha oportunidad, el imputado prestó su conformidad sobre la existencia de los hechos
descriptos en el requerimiento fiscal de elevación a juicio, su participación y las calificaciones legales
asignadas a aquéllos. Mientras que el señor Fiscal estimó "suficiente que el precitado autor sea
declarado coautor penalmente responsable por los ilícitos referidos y condenado a la pena de cinco
años y once meses de prisión, accesorias legales y costas, en el caso de que la imposición de la
misma, en su totalidad o con la reducción prevista en el art. 4° de la ley 22.278 surja como necesario
del resultado del tratamiento tutelar al que el menor se encuentra sometido, aspecto este sobre el
que opinará oportunamente".

Con posterioridad al acuerdo de juicio abreviado, el 16 de marzo de 2006, el Tribunal de Menores


interviniente corrió vista al señor Fiscal General y a la defensa de "J.E.C.", a los efectos de que se
pronuncien sobre la posible aplicación de lo dispuesto en el art. 4 de la ley 22.278 (Adla, XL-C, 2573).

De este modo, se presentó la titular de la Defensoría Pública de Menores N° 1 ante los Tribunales
Orales de Menores, quien solicitó que la pena que se imponga a "J.E.C." sea la correspondiente al
mínimo del delito reprochado, en forma reducida, tal como lo autoriza el art. 4 de la ley minoril, y en
igual sentido se pronunció la defensa particular del imputado.

Por su parte, el señor Fiscal General, consideró que en el caso no correspondía la aplicación del
mencionado beneficio y reiteró el monto de pena solicitado, alternativamente, en oportunidad de
celebrar el acto previsto por el art. 431 bis del CPPN (juicio abreviado).

Con fecha 14 de agosto de 2006 se realizó la audiencia de visu en los términos de lo prescripto por el
art. 4 de la ley 22.278, y en consecuencia, finalmente, con fecha 22 agosto de 2006, el Tribunal de
Menores resolvió descartar la aplicación de una pena reducida a "J.E.C." y le impuso la pena cinco
años de prisión, accesorias legales y costas (4).

B) El recurso contra la sentencia y el fallo de la Cámara Nacional de Casación Penal.

Contra la sentencia referida en el punto precedente, interpuso recurso de casación el defensor del
menor "J. E. C.", el que fue concedido por el Tribunal de Menores y mantenido ante la Alzada, sin
adhesión del señor Fiscal General ante esa instancia.

El recurrente afirmó que el sentenciante aplicó erróneamente las previsiones del art. 4 de la ley
22.278 y que la presencia de tal error in iudicando condujo a la sentencia recurrida por el sendero de
la arbitrariedad, por falta de motivación (arts. 123 y 404, inciso 2, del CPPN). Señaló que el a quo no
esgrimió razones suficientes para avalar que no correspondía aplicar alguno de los beneficios previstos
en la mencionada norma, desoyendo, así, los principios establecidos en la Convención sobre los
Derechos del Niño (art. 37, inc. b) y las Reglas Mínimas de la Naciones Unidas para la Administración
de Justicia de Menores (art. 17.1). Al respecto, afirmó que el interés superior del niño consagrado en
el art. 3 de la C.D.N. debe primar por sobre la proporcionalidad entre la gravedad del hecho imputado
al menor y la correspondiente sanción a imponer. Asimismo, destacó que no se ponderó que su
asistido padeciese -desde temprana edad- una fuerte dependencia al consumo de estupefacientes,
que no posee un ámbito de contención afectivo familiar y que, por ello, tiene una personalidad
proclive a la comisión de conductas antisociales, carente de mecanismos inhibitorios. También
remarcó que se omitió valorar que el menor se acogió voluntariamente al instituto del juicio
abreviado -lo que implicó una confesión de los episodios endilgados- y que su conducta intramuros fue
calificada como "Ejemplar". En orden a los argumentos antedichos, solicitó que se case la sentencia
recurrida y que se reduzca la pena de su defendido de acuerdo a las reglas previstas para la tentativa,
tal como lo prevé el art. 4 de la ley 22.278, imponiéndole el mínimo legal.

La causa quedo radicada ante la Sala III de la Cámara Nacional de Casación Penal (5), la que luego de
realizada la audiencia que marca el art. 468 del CPPN dictó sentencia con fecha 18 de mayo de 2009.

B) 1. El voto de la mayoría (Dres. Hornos y González Palazzo).

El señor Juez Gustavo M. Hornos señaló que la cuestión debatida en autos se centra en considerar si el
Tribunal Oral de Menores N° 3 de esta Ciudad ha condenado válidamente al imputado "J.E.C." con
arreglo a lo dispuesto en el art. 431 bis del ordenamiento formal y al art. 4 de la Ley 22.278.

Argumentó que habiendo realizado un pormenorizado análisis del desarrollo de los presentes
actuados, entendió que el tribunal "a quo" arribó al decisorio cuestionado manteniendo vigente el
respeto por las normas supraconstitucionales que el recurrente había citado (esto es, la Convención
sobre los Derechos del Niño y las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para la Administración de
Justicia de Menores -Reglas de Beijing-).

Destacó que consta en autos que se celebró debidamente la audiencia prevista por el art. 431 bis del
C.P.P.N en la cual, el Sr. Fiscal estimó suficiente la imposición de una pena de cinco años y once
meses de prisión por los delitos que se le enrostraran al incuso, prestando su conformidad a la pena
solicitada el Sr. Defensor particular, la Sra. Defensora Pública de Menores e incapaces y el propio
imputado.

Agregó el magistrado que, con posterioridad, el tribunal sentenciante resolvió realizar la audiencia de
debate a los efectos de la aplicación de la normativa contenida en el artículo 4° de la Ley 22.278,
oportunidad en la cual la defensa particular y la Sra. Defensora de Menores solicitaron la aplicación de
la reducción prevista en el art. 4 de la ley minoril, oponiéndose a ello el Sr. Fiscal General.

Continúo el Dr. Hornos señalando que entendía que la pretensión casatoria impetrada por la defensa
del incuso no deberá gozar de favorable acogida, pues la decisión cuestionada fue emanada
respetando los imperativos procesales y a la luz de la hermenéutica constitucional que rige en materia
de niños y adolescentes, gozando de fundamentación suficiente como para sustentar la severidad de
no adoptar la opción prevista en el art. 4 de la ley 22.278 y convalidar el acuerdo al que arribaran las
partes tal cual lo establecido por el art. 431 bis del ritual (6).

Destacó que posteriormente, y de conformidad con el criterio asumido en reiterados precedentes de


la Sala, se celebró la audiencia de debate a los efectos de la aplicación del art. 4° de la ley de
menores, estructurado en condiciones equitativas entre las partes, a los efectos de determinar la
necesidad de aplicar la sanción a "J.E.C.", armonizando así la legislación sobre el régimen penal de
menores con las finalidades y objetivos de la específica normativa internacional de rango
constitucional, puntualmente la Convención sobre los Derechos del Niño (art. 75, inc. 22, de la C.N.)
(7).

Por ello, concluyó señalando que el "a quo" ha fundado debidamente el decisorio impugnado, tuvo en
cuenta las pautas alegadas por la defensa y obró conforme la sana crítica racional y lo reglado por el
art. 123 del CPPN, y en consecuencia, ha ejercido válidamente las facultades discrecionales que le
confiere los arts. 431 bis y 4 de la Ley 22.278, propiciando de ese modo no hacer lugar al recurso de
casación interpuesto por la defensa, sin costas, y confirmar en consecuencia el decisorio impugnado.

El señor juez Mariano González Palazzo adhirió al voto del doctor Hornos, razón por la cual en mérito
del acuerdo (8), el Tribunal de Casación por mayoría resolvió: "I. No hacer lugar al recurso de casación
interpuesto a fs. 629/630 por el doctor J.S., asistiendo a J. E. C., sin costas y confirmar, en
consecuencia, el decisorio de fs. 616/622 (arts. 530 y 531 del C.P.P.N.)...".

B) 2. El voto en disidencia del Dr. Diez Ojeda.

En lo sustancial el Dr. Diez Ojeda señaló que el recurso de casación interpuesto era formalmente
admisible, toda vez que la sentencia recurrida es de aquellas consideradas definitivas (art. 457 del
CPPN), la parte recurrente se encuentra legitimada para impugnarla (art. 459 del CPPN), los planteos
esgrimidos encuadran dentro de los motivos previstos por el art. 456 del C.P.P.N., y se han cumplido
los requisitos de temporaneidad y fundamentación requeridos por el art. 463 del citado código ritual.

Destacó que el acuerdo celebrado entre el representante del Ministerio Público Fiscal, la señora
Defensora Pública de Menores de Incapaces, la defensa particular del menor y el mismo imputado, no
se adecua a las prescripciones del art. 431 bis del C.P.P.N., ya que se limitó a la existencia de los
hechos descriptos en el requerimiento de elevación a juicio, su participación y las calificaciones
legales asignadas a aquéllos, quedando excluido todo lo relativo al monto de pena. Según su criterio,
tampoco puede entenderse satisfecho con las alternativas que quedaron abiertas en el pretendido
acuerdo de fs. 462/470 y, menos aún, con el resultado de la evacuación de la vista corrida a fs. 604 y
de la audiencia de fs. 614/615, que vino a convalidar la inexistencia de un previo acuerdo sobre el
tema.
Continúo su voto afirmando expresamente que: "Al respecto, entiendo oportuno destacar que el
acuerdo que las partes presentan ante el tribunal, en el marco de un juicio abreviado, debe abarcar
la pena individualizada, pues ella es precisamente la verdadera respuesta penal que el condenado
habrá de afrontar. En caso contrario, de admitir la posibilidad de que se imponga una sanción
respecto de la cual no prestó su consentimiento, se vería desvirtuado el sentido mismo del instituto
en cuestión. En orden a lo antes manifestado, el acto documentado a fs. 594 resulta nulo (art. 167,
inc. 3, del C.P.P.N.), al igual que todo lo actuado que resulta su directa e inmediata consecuencia
(art. 172 del mismo cuerpo legal). Si bien las razones apuntadas resultan suficientes para avalar el
temperamento propuesto ut supra, no puedo dejar de advertir que, con fecha 20 de mayo de 2005, el
encartado resultó condenado por el Tribunal Oral de Menores Nro. 1 de esta Ciudad a la pena de cinco
(5) años y tres (3) meses de prisión (cfr. copia certificada de fs. 596/597 vta.), por lo que en el
presente caso resultaba aplicable la unificación dispuesta por el art. 58 del CP".

Concluyendo que: "En consecuencia, también en el sub examine resultaba necesario el acuerdo entre
las partes sobre la pena única que habría de imponerse. Pues una correcta hermenéutica del art. 431,
inc. 1, del CPPN, no debe limitar el acuerdo exclusivamente a la sanción penal relativa a la causa en
trámite, sino que aquél debe ser entendido respecto de la solución punitiva global que corresponde
dar a la situación de cada procesado, para que quien consiente tenga cabal información de las
consecuencias de su acto, condición esencial para su validez y eficacia" (9). Y por dichas razones
propició hacer lugar al recurso de casación interpuesto, sin costas, y anular el acuerdo celebrado a
tenor del art. 431 bis del CPPN (arts. 167, inc. 3 y 168 del CPPN), así como de todos los actos
consecutivos que de él dependan (art. 172 CPPN).

III. Algunas consideraciones respecto al juicio abreviado

A) Características del instituto.

El procedimiento abreviado (10), se encuentra regulado -como anticipé- por el art. 431 bis del CPPN,
el cual en la parte pertinente que aquí interesa dispone que:

"1°) Si el ministerio fiscal, en la oportunidad prevista en el art. 346, estimare suficiente la imposición
de una pena privativa de libertad inferior a seis (6) años, o de una no privativa de libertad aun
procedente en forma conjunta con aquélla, podrá solicitar, al formular el requerimiento de elevación
a juicio, que se proceda según este capítulo. En tal caso, deberá concretar expreso pedido de pena.

En las causas de competencia criminal (art. 32), el acuerdo a que se refieren los incs. 1 y 2 del art.
431 bis, podrá también celebrarse durante los actos preliminares del juicio, hasta el dictado del
decreto de designación de audiencia para el debate (art. 359).

2°) Para que la solicitud sea admisible deberá estar acompañada de la conformidad del imputado,
asistido por su defensor, sobre la existencia del hecho y la participación de aquél, descriptas en el
requerimiento de elevación a juicio, y la calificación legal recaída.

A los fines de este artículo y en cualquier etapa del proceso, pero desde la aceptación del cargo del
defensor designado, el fiscal podrá recibir en audiencia al imputado y a su defensor, de lo que se
dejará simple constancia.

3°) El juez elevará la solicitud y la conformidad prestada, sin otra diligencia, al tribunal de juicio el
que, tomará conocimiento 'de visu' del imputado, y lo escuchará si éste quiere hacer alguna
manifestación. Si el tribunal no rechaza la solicitud argumentando la necesidad de un mejor
conocimiento de los hechos o su discrepancia fundada con la calificación legal admitida, llamará a
autos para sentencia, que deberá dictarse en un plazo máximo de diez (10) días. Si hubiera
querellante, previo a la adopción de cualquiera de estas decisiones, le recabará su opinión, la que no
será vinculante...".

Sobre este procedimiento señala Tedesco que: "consiste, en síntesis, en la posibilidad del imputado en
admitir la existencia del hecho que se le imputa, su participación en aquél, y prestar conformidad, en
consecuencia, sobre la calificación legal y la pena solicitada por el representante del Ministerio
Público, para, de esta manera, no llevar adelante la audiencia de debate público y así, si el tribunal
de juicio no rechaza el acuerdo, que se dicte sentencia conforme lo pactado" (11).

De este modo, se trata precisamente de un acuerdo entre el imputado y el Fiscal sobre la sanción
penal a aplicar en el caso concreto, evitándose de ese modo el debate.

El procedimiento encuentra muchos antecedentes. Entre ellos, tal vez el más conocido es el instituto
del plea bargaining que se utiliza en los Estados Unidos (12), encontrándose también previsto a nivel
provincial por varios ordenamientos procesales (13).

La forma en que se lleva a cabo el procedimiento es la siguiente: el Fiscal debe estimar en el


requerimiento de elevación a juicio que corresponderá la imposición de una pena privativa de libertad
inferior a seis años, o de una no privativa de libertad aun procedente en forma conjunta con aquélla.

De esta manera, superado el procedimiento intermedio (elevación a juicio y oposición de la defensa


en caso de producirse -arts. 346 y 349-), el Fiscal interviniente en la etapa de debate (14) puede
acordar con el imputado -en una audiencia de la que se dejará simple constancia (15)la pena a
aplicar, siendo que para ello el imputado, -obviamente asistido por su defensa técnica-, deberá
reconocer la existencia del hecho, su participación en él, y la calificación legal asignada, tal como se
desprende del requerimiento de elevación a juicio. El acta de acuerdo entre Fiscal e imputado
generalmente es acompañada por el primero ante el Tribunal interviniente. Luego, se realiza la
audiencia de 'juicio abreviado' propiamente dicha ante el tribunal de juicio el que tomará
conocimiento 'de visu' del imputado, y lo escuchará si éste quiere hacer alguna manifestación. De esta
manera, cuando el Tribunal no rechace la solicitud dictará sentencia en el plazo máximo de diez días,
no pudiendo imponer una pena superior o más grave que la pedida por el Ministerio Público Fiscal.

Esta es la forma a prieta síntesis en que se desarrollo el acuerdo entre Fiscal e imputado, y la forma
en que se dicta la sentencia. Ahora bien, como parte central del presente y tal como se ha tratado en
el fallo que se comenta veremos más adelante, cuales son las cuestiones que debe abarcar el acuerdo
entre Fiscal e imputado, bajo pena de nulidad (16), como así también si este tipo de 'pacto' es
admisible en el proceso de menores.

B) Críticas doctrinarias al procedimiento.

Más allá de ser el procedimiento abreviado un instituto que tiende a la obtención de una mayor
celeridad en los procesos penales, los que en muchas ocasiones en nuestro país suelen durar años
(17), el mismo no ha sido un procedimiento ajeno a las críticas por parte de la doctrina más
calificada.

Bajo tal perspectiva, no podemos dejar de advertir la posición de Ferrajoli cuando destaca que: "El
pacto en materia penal, de hecho, no puede sino fundarse en un intercambio perverso. ¿Qué puede
dar el sospechoso, en su confrontación desigual con la acusación, a cambio de la reducción de la
condena, sino la propia declaración de culpabilidad o la admisión, incluso infundada, de haber co-
delinquido con los demás acusados? Y ¿qué garantiza que un ciudadano inocente, pero privado de
defensa, viendo frustradas sus protestas de inocencia y desconfiando de la justicia, no acepte a pesar
suyo acceder al acuerdo sobre el procedimiento y a la reducción de un tercio de la pena o, mejor aún,
al acuerdo sobre la pena, con la consiguiente disminución de hasta un tercio de la misma, lo que es
tanto como la conclusión inmediata del asunto con un máximo de dos años de reclusión, la extinción
de la responsabilidad en cinco años e, incluso, la suspensión condicional de la pena? Y en los casos
más graves, ¿quién logrará que un acusado, ante la perspectiva de una reclusión perpetua, se
abstenga de lanzar falsas acusaciones a cambio del consenso del ministerio fiscal sobre el juicio
abreviado y, con él, a la reducción de la pena a treinta años, destinados a reducirse a la mitad en la
fase ejecutiva? (18).

La crítica luce absolutamente acertada, pues quien puede dudar de lo 'extorsivo' que puede resultar el
procedimiento abreviado para imputado, cuando -aún siendo inocente- para evitar una eventual
condena efectiva pacte con el Ministerio Público una sanción menor, reconociendo tal vez una
inexistente culpabilidad (19). Con ello obviamente quedaría desvirtuado uno de los fundamentos que
da su razón al proceso penal que es el descubrimiento de la verdad real-histórica (20).
Por otra parte no puede dejar de mencionarse la acertada y clara la posición de Pastor cuando señala
que: "otra de las grandes transformaciones del sistema del CPP Nación (art. 431 bis), ocurrida a tan
escasos años de su entrada en vigor, fue la derogación del juicio público que representa el llamado
procedimiento abreviado. Esta institución, de corte elevadamente inmoral, rompe con el juego limpio
que el Estado debe autoimponerse en su función penal y lo libera para que las condenaciones puedan
ser obtenidas bajo la presión, en la enorme mayoría de los casos, del previo sometimiento del
imputado detenido a condiciones ilegales de privación de su libertad, a falta de límites precisos para
la duración del proceso y a la retorsión de imponerle una pena mucho mayor que la negociada, si no
se rinde en la negociación" (21).

Cabe también señalar, que de la disidencia total al Dictamen de la Comisión de Asuntos Penales y
Regímenes Carcelarios de la Cámara de Senadores de la Nación, el Senador Villaroel, afirmó que
"resulta aun mas grave el hecho de que la efectiva realización del juicio común modifique
sustancialmente su significado: el rechazo de la aplicación de un juicio abreviado y el reclamo de la
realización de un juicio común corren el riesgo de ser 'penalizados', en lugar de constituir una garantía
de los derechos del acusado" (22).

Por último, no puede soslayarse la crítica de índole constitucional que efectuara Jorge De la Rúa al
procedimiento, en oportunidad de señalar que "el Congreso ha legislado en la creencia de regular sólo
procesalmente el sistema penal nacional, pero ha introducido una norma de Derecho Penal sustantivo,
que rige, por su naturaleza, como norma integradora del sistema penal sustantivo de todo el país
(porque) el derecho al juicio abreviado es un beneficio que todo imputado puede invocar, pues el
derecho de fondo rige uniformemente en toda la Nación..." (23).

C) Cuestiones que debe abarcar el acuerdo de juicio abreviado.

Una de las cuestiones sobre las que se centró el fallo bajo comentario, ha sido el tema vinculado a
que circunstancias deben ser abarcadas por el acuerdo de juicio abreviado, pues mientras para el voto
de la mayoría el acuerdo celebrado en la causa no tuvo vicio alguno, para el Dr. Diez Ojeda en el
mismo no se abarcó la pena total individualizada que correspondería aplicar.

Ahora bien, en puntos precedentes, hemos visto hasta aquí como se desarrolla el proceso abreviado,
desde el requerimiento de elevación a juicio pasando por el acuerdo entre Fiscal e imputado, para
arribar finalmente a la sentencia dictada por el Tribunal Oral. No obstante, a los fines del presente
entiendo que lo más trascendente es poder desentrañar que aspectos deben indefectiblemente formar
parte del acuerdo entre el Representante del Ministerio Público y el imputado.

En primer lugar, cabe señalar que en esa audiencia entre Fiscal e imputado, de la que se dejará
constancia en un acta, el imputado -naturalmente junto a su defensa técnica- deberá prestar
conformidad sobre: 1) la existencia del hecho; 2) su participación en aquél; 3) la calificación legal
asignada al mismo (todo ello conforme fuera descripto en el requerimiento de elevación a juicio
efectuado en los términos de los arts. 346 y 347 del CPPN por el fiscal interviniente en la instrucción
(24); 4) Se deberá concretar también el expreso pedido de pena, pues precisamente eso es lo que en
definitiva están "negociando" Fiscal e imputado/defensa, es decir, cual va a ser la sanción penal que
se aplicará (25).

Y en este sentido, entiendo que el acuerdo debe abarcar la pena total individualizada, es decir, no
sólo la pena aplicable al hecho por el que se formuló el requerimiento de elevación a juicio, sino que
ante la eventualidad de una unificación de penas, estimo que ella debe ser parte del acuerdo, pues
recordemos que para que el imputado pueda prestar un consentimiento válido, total y pleno, debe
saber cual va a ser la sanción punitiva global que en definitiva recaiga en su contra, pues de otro
modo, tal vez no le convenga aceptar el acuerdo, y eso, debe estar suficientemente claro para el
sometido a proceso, a efectos de que, ante el poder estatal suscriba un acuerdo que le sea
conveniente a sus intereses.

IV. Juicio abreviado y proceso de menores


Un tema central que también pretendo abordar en el presente, y que ha sido objeto del caso que se
comenta, aunque no del modo en el que aquí lo pretendo dejar planteado, es como juega el proceso
abreviado en el juicio de menores.

Y aquí las cosas deben ser tomadas aún con mayor cuidado, dado que estamos frente a un imputado
incapaz para la ley, con lo cual adelanto que estoy en desacuerdo con que este tipo de procedimiento
"inmoral" -en palabras de Pastorse aplique en los juicios en los que se juzga a menores de edad.

En tal sentido útil es recordar que la Sala III de la Cámara Nacional de Casación Penal, en causa "N.J."
del 12/8/04 sostuvo que: "Es nula la sentencia dictada por el tribunal criminal de mayores, y de
acuerdo con el procedimiento contenido en el art. 431 bis CPPN., puesto que no puede tenerse por
válida la expresión de voluntad que exige dicha modalidad si el imputado contaba en ese momento
con 17 años de edad y era asistido por un defensor que no tenía conocimiento de ello, omitiéndose
dar intervención al Ministerio Público Pupilar. El procedimiento de juicio abreviado no se encuentra
previsto en el Régimen Penal de Menores, es decir, para quienes no tienen capacidad de hecho,
justamente porque se encuentran en juego el propio reconocimiento del hecho delictivo, la
aceptación de la pretensión fiscal y la expresión de voluntad de someterse a este tipo de
procedimiento simplificado en el trámite; la aceptación de todo aquello requiere de la expresión de
una voluntad que quien es menor de edad no se encuentra en condiciones de brindar" (26).

Y más allá de lo dicho en ese fallo -postura que compartoentiendo que el procedimiento abreviado no
es de aplicación en el juicio de menores por las siguientes razones:

1) En primer lugar, cabe señalar que el art. 410 del CPPN (27), establece que: "En las causas seguidas
contra menores de dieciocho (18) años se procederá conforme a las disposiciones comunes de este
Código salvo las que se establecen en este Capítulo".

Entiendo por disposiciones comunes a las normas generales que regulan las etapas de instrucción y
debate, más no a aquéllas que prevén otro tipo de juicio especial como lo es el procedimiento
abreviado. Con ello, estimo que las normas especiales del proceso abreviado no son de aplicación al
juicio de menores.

2) Las normas del juicio de menores sancionadas por Ley 23.984 (Adla, LI-C, 2904) son anteriores a la
entrada en vigencia de la Ley 24.825 (Adla, LVII-C, 2896), con lo cual al tratarse ambos de procesos
especiales -el de menores y el abreviado-, al incorporarse el procedimiento abreviado al CPPN
entiendo que el legislador debió haber señalado expresamente que ello era de aplicación al juicio de
menores, con lo cual al no hacerlo considero que al juicio de menores no le son aplicables la normas
del proceso abreviado por falta de previsión expresa en tal sentido.

3) Por otro lado, como surge del precedente citado de la Sala III de la Cámara de Casación, el menor
no se encuentra en situación de prestar conformidad en algo tan importante como es el
consentimiento en la pena que se le aplicará.

4) Finalmente, el juicio de menores tiene ciertas particularidades que a mi modo de ver impiden la
aplicación del instituto. Esto pues, la sanción que se le aplicará al menor no puede quedar precisada
al momento de celebrarse el acuerdo entre Fiscal e imputado, dado que conforme al art. 2° de la Ley
22.278, la pena -cumplidos ciertos requisitos-, puede disminuirse conforme a las reglas previstas para
el delito tentado, cosa que no puede establecerse al momento de celebrarse el acuerdo entre el
menor y el Fiscal (28).

Bajo tal perspectiva, y siguiendo la postura que expongo, la Dra. Ángela Ester Ledesma en su voto en
disidencia en la causa 5789 -Registro N° 583.05.3"M. C. M. s/recurso de revisión", resuelta el 8/07/05,
de la Sala III de la Cámara Nacional de Casación Penal, sostuvo que: "En el caso, se ha dictado
sentencia sirviéndose del procedimiento de juicio abreviado contenido en el artículo 431 bis del CPPN,
sin que se encuentre previsto en nuestro ordenamiento para los menores, es decir, para quiénes no
tienen capacidad de hecho (art. 126, 127, sgtes. y cctes. del CC), justamente porque se encuentra en
juego el propio reconocimiento del hecho delictivo, la aceptación de la pretensión fiscal, y la
expresión de voluntad de someterse a este tipo de procedimiento simplificado en el trámite. De tal
modo el vicio incurrido resulta insubsanable, al no contar el menor con la edad requerida. Se ha
violado el artículo 59 del CC, que establece que "los incapaces son promiscuamente representados por
el Ministerio de Menores, que será parte legítima y esencial en todo asunto judicial o extrajudicial, de
jurisdicción voluntaria o contenciosa, en que los incapaces demanden o sean demandados, o en que se
trate de las personas o bienes de ellos, so pena de nulidad de todo acto y de todo juicio que hubiere
lugar sin su participación". A su vez, se han violado las normas establecidas en la Ley de Patronato de
Menores nro. 10.903 (Adla, 1889-1919, 1094), en punto a la tutela con la que ha debido contar el
menor a efectos de ser sometido a juicio. En tales circunstancias, se configura un supuesto de nulidad
de orden general de conformidad con lo prescripto en el inc. 3° del art. 167 del código de rito. El
Estado no concedió al encartado la oportunidad de ser sometido a un tratamiento tutelar y a obtener
eventualmente la exención de pena. Por ello entiendo que la ineficacia de la persecución estatal y la
anulación del juicio, aunado a la contingencia que haya sido sometido a un sistema penal de mayores,
con la ignominia que ello le ha acarreado, deberá ser evaluada a efectos de evitar mayores perjuicios
a la ya desafortunada situación procesal que ha padecido el entonces menor. Repensando la solución
que corresponde al sub examine, estimo justo anular el juicio realizado y el veredicto de condena en
todos sus extremos, sin que se practique un nuevo juicio dado que el error es atribuible al Estado y la
garantía no puede operar en contra del imputado. (Dra. Ledesma en disidencia) (29).

V. Nulidad del acuerdo de juicio abreviado por no abarcar cuestiones vinculadas al monto y
unificación de penas

Más allá de la postura que expuse respecto a la aplicación del proceso abreviado al juicio de menores,
la cuestión medular del fallo comentado en estas líneas, es cuales con los puntos que debe abarcar el
acuerdo de juicio abreviado para que el mismo sea válido.

En este sentido, -como adelantécomparto la posición del voto minoritario del Dr. Diez Ojeda en el
fallo bajo análisis, cuando expresa que: "... entiendo oportuno destacar que el acuerdo que las partes
presentan ante el tribunal, en el marco de un juicio abreviado, debe abarcar la pena individualizada,
pues ella es precisamente la verdadera respuesta penal que el condenado habrá de afrontar. En caso
contrario, de admitir la posibilidad de que se imponga una sanción respecto de la cual no prestó su
consentimiento, se vería desvirtuado el sentido mismo del instituto en cuestión. En orden a lo antes
manifestado, el acto documentado a fs. 594 resulta nulo (art. 167, inc. 3, del C.P.P.N.), al igual que
todo lo actuado que resulta su directa e inmediata consecuencia (art. 172 del mismo cuerpo legal)".

Es que debe advertirse en este sentido, que si el imputado acepta que el juicio se resuelva por medio
del procedimiento abreviado debe tener cabal conocimiento de cual será la sanción concreta que se
le aplicará, y cómo se unificará una eventual condena a la que se le está imponiendo en el proceso en
trámite.

Es decir, en mi criterio, en el acuerdo fiscal/imputado debe individualizarse la sanción penal


"concreta" que se aplicará, pues de otro modo, el imputado no sabría si en realidad le conviene o no
aceptar la propuesta de abreviación del proceso (30).

VI. Conclusión

En primer lugar, cabe señalar que, como ha quedado expuesto, comparto la posición del voto
minoritario del fallo que se comenta, en punto a que para que el acuerdo entre Fiscal e imputado sea
válido a los fines del art. 431 bis del CPPN debe contener la pena individualizada global a aplicar al
caso concreto, esto es, considerando la eventual unificación de condenas que pudiera corresponder.

Ello teniendo en cuenta primordialmente que, no concibo que el imputado al momento de pactar una
pena con el Estado no sepa cual será la consecuencia concreta de la sanción penal que se le pueda
imponer.

En segundo lugar, entiendo que el juicio abreviado, más allá de que tal vez haya venido a ayudar a
descomprimir al congestionado sistema procesal penal argentino, lo cierto es que, como bien
apuntaba D´Albora "en rigor de verdad suprime lisa y llanamente, el momento del contradictorio que
hace a la médula del debate, única vía para conformar un juicio respetuoso del debido proceso al
para que de la inviolabilidad de la defensa en juicio" (31), y como tal no puede ser avalado
constitucionalmente.
Y en este sentido, no quiero pasar por alto las palabras de Pastor cuando afirma con énfasis que "un
proceso penal 'no rápido' responde correctamente a las características de la justicia penal de un
Estado de Derecho. No hay nada más demostrativo de la arbitrariedad de un procedimiento que los
juicios sumarios o sumarísimos en materia penal" (32); y consecuentemente, "como punto de partida
para el análisis del problema de la duración del juicio desde la perspectiva del imputado, se debe
tener en cuenta que el proceso penal del Estado de Derecho reclama tiempo: aquél que resulte
necesario para satisfacer el ejercicio de todos los derechos y garantías del inculpado" (33).

Finalmente, como tercera conclusión, y yendo aquí un poco más allá de las cuestiones tratadas en el
fallo bajo análisis, entiendo que el juicio abreviado no se encuentra previsto (conforme a la
regulación actual del CPPN y la Ley de Menores) para ser aplicado a los procedimientos penales en los
que aparezcan como imputados menores de edad, dado que estos -más allá de la falta de regulación
específica apuntada- de ninguna manera se encuentran en condiciones de realizar un pacto de pena
con el Estado.

(1) El cual dispone que: "La imposición de pena respecto del menor a que se refiere el art. 2° estará
supeditada a los siguientes requisitos: 1) Que previamente haya sido declarada su responsabilidad
penal y la civil si correspondiere, conforme a las normas procesales. 2) Que haya cumplido dieciocho
años de edad. 3) Que haya sido sometido a un período de tratamiento tutelar no inferior a un año,
prorrogable en caso necesario hasta la mayoría de edad. Una vez cumplidos estos requisitos, si las
modalidades del hecho, los antecedentes del menor, el resultado del tratamiento tutelar y la
impresión directa recogida por el juez hicieren necesario aplicarle una sanción, así lo resolverá,
pudiendo reducirla en la forma prevista para la tentativa. Contrariamente, si fuese innecesario
aplicarle sanción, lo absolverá, en cuyo caso podrá prescindir del requisito del inc. 2°"

(2) Incorporado por Ley 24.825 (Adla, LVII-C, 2896), sancionada el 21/5/97, promulgada el 11/06/97 y
publicada en B.O. el 18/6/97. Cabe destacar que dicha norma tuvo su origen en un proyecto
presentado en la Cámara de Diputados por el doctor José I. Cafferata Nores.

(3) En adelante CPPN.

(4) Como surge del primer párrafo de este punto donde transcribí la parte resolutiva de la sentencia
recaída en la causa de referencia.

(5) Integrada por los Dres. Augusto M. Diez Ojeda, Mariano González Palazzo, y Gustavo M. Hornos.

(6) Así, señaló expresamente que surge palmariamente que el "a quo" ha ponderado objetivamente
"las modalidades del hecho, los antecedentes del menor, el resultado del tratamiento tutelar y la
impresión directa del imputado" y, en virtud de ello, entendió necesaria la aplicación de una sanción
optando discrecionalmente por no reducirla en la forma prevista para la tentativa. En este sentido,
sin perjuicio de que mediante la aplicación del instituto procesal en estudio se omite solamente la
realización del juicio oral acordándose la responsabilidad del imputado por un delito determinado y
un monto punitivo máximo al que éste podrá ser sometido, debe señalarse que dicha circunstancia
queda siempre sujeta al análisis que la ley de menores ordena acerca de la necesidad de imposición
de dicha pena -que contempla asimismo la posibilidad de su reducción en el caso concreto.

(7) Según el magistrado, se aseguró así con la celebración del contradictorio, que la trascendental
decisión entre las hipótesis reguladas en el artículo 4 que se viene citando, derive como consecuencia
de la audiencia imparcial y equitativa conforme a la ley -exigida como garantía mínima para el
juzgamiento de menores de edad por el artículo 40, 2 b, III de la Convención sobre los Derechos del
Niño (ley 23.849) y el artículo 14, parágrafos 1 y 2, de las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para
la Administración de la Justicia de Menores (Reglas de Bejing)-, en la que se permitió al menor
participar y expresarse libremente, conjuntamente con su letrado patrocinante y la señora Defensora
de Menores.

(8) En el punto siguiente veremos la disidencia del Dr. Diez Ojeda, adelantando que comparto el
criterio por él allí sustentado.
(9) El Dr. Diez Ojeda ya había sostenido esta postura en la causa N° 7855 "Velázquez, Silvio A. y otros
s/recurso de casación" de la Sala IV de la Cámara de Casación, resuelta el 3/09/08 al señalar que "la
unificación de pena prevista por el art. 58 del CP debe integrar el acuerdo de juicio abreviado y que
una correcta hermenéutica del art. 431 bis inc. 1 del CPPN, no debe relacionar el tope de seis años de
pena allí previsto con la pena solicitada por el hecho investigado en las actuaciones en trámite, sino
que aquél debe ser entendido respecto de la solución punitiva global que corresponde dar a la
situación de cada procesado que, en su caso, comprenderá la unificación con condenas anteriores".

(10) Prefiero denominarlo procedimiento porque no es técnicamente un juicio. Al respecto, son claras
las palabras de Edwards cuando expresa que "en realidad se trata de un procedimiento abreviado, no
de un verdadero 'juicio' ya que la finalidad del trámite abreviado es evitar la realización del plenario,
no podemos hablar de 'juicio' abreviado cuando precisamente el juicio no se celebra, pues es lo que se
evita" (EDWARDS Carlos E., El juicio abreviado - Instrucción Sumaria, Marcos Lerner-Editora Córdoba,
Córdoba, 1997, p. 46).

(11) TEDESCO, Ignacio F., Algunas precisiones en torno al juicio abreviado y el privilegio contra la
Autoincriminación, p.2 (publicado en en www.pensamientopenal.com.ar). Sobre el instituto ver
también: MAGARIÑOS, H. Mario El "juicio previo" de la Constitución Nacional y el "juicio abreviado"
(ley 24.825), en Cuadernos de Doctrina y Jurisprudencia Penal, Ad-Hoc, Buenos Aires, 1999, Volumen
9-B, ps. 77/105; BERTOLINO, Pedro J., El juicio abreviado en Revista de Derecho Penal y Procesal
Penal, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 2008, Volumen 2008-6, ps. 1018/26; entre muchos otros.

(12) Al respecto VAZQUEZ ROSSI señala que: "Dentro del Derecho norteamericano, el instituto opera
dentro de la idea de que el juicio, como debate, es un derecho del imputado quien, al declararse
culpable, puede renunciar a ser juzgado por un jurado imparcial, aceptando la pretensión punitiva del
fiscal: De hecho, un gran número de casos se resuelven de esta manera. Así mismo, existen reglas
expresas en el sentido de garantizar la negociación entre acusación y defensa, sin intromisión
judicial.". (VÁZQUEZ ROSSI, Jorge: Derecho Procesal Penal, Rubinzal Culzoni, Santa Fé, 1995, t. II, p.
435). Para un mayor desarrollo pueden consultarse las obras de HENDLER, Edmundo S.; Derecho Penal
y Procesal Penal de los Estados Unidos, Ad-Hoc, Buenos Aires, 1996 y Sistemas procesales penales
comparados, Ad-Hoc, Buenos Aires, 1999 y LYNCH, Gerard E., Plea bargaining: el sistema no
contradictorio de justicia penal en Estados Unidos, Nueva Doctrina Penal (NDP), Editores del Puerto,
volumen 1998/A, Buenos Aires, 1998, p. 293.

(13) Así, en el de la Pcia. de Buenos Aires, previsto en sus arts. 395 y 396; en el digesto procesal penal
de Córdoba en el art. 415 y en el recientemente sancionado Código Procesal Penal de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires en su art. 266.

(14) D´Albora estimaba que si se procura el juicio abreviado desde la oportunidad prevista por el art.
346 del CPPN más allá de que la causa se encuentre radicada en un Tribunal Oral debe intervenir en el
proceso abreviado el fiscal que actuó en la instrucción (D´ALBORA Francisco, Código Procesal Penal de
la Nación, 5° ed., Lexis-Nexis Abeledo Perrot, Buenos Aires, 2002, p. 924)

(15) Sobre la importancia de esta audiencia se ha dicho que: "Debe considerarse que el imputado no
sólo está facultado a requerir que lo escuchen en cualquier momento del procedimiento, sino que
además, es al Estado al que se le exige que las manifestaciones del imputado sean ejercidas en el más
adecuado resguardo del derecho de defensa en juicio, otorgando la oportunidad que corresponda a los
fines de hacerlo efectivo. Marco necesario a los fines de verificar la existencia de un válido
consentimiento que no pudo asegurarse con la sola oportunidad que se le brindara de 'escuchar las
manifestaciones que éste quiera realizar, conforme lo establecido en el artículo 431 bis, apartado
3ero. del Código Procesal Penal de la Nación. En consecuencia no puede ser soslayada la necesidad de
celebrar una audiencia a efectos de garantizar el efectivo ejercicio del derecho de defensa en juicio
que proclama nuestra Ley Suprema (Art. 18 de la C.N.)". (Voto del Dr. Hornos, adhieren las Dras.
Berraz de Vidal y Capolupo de Durañona y Vedia). (Cámara Nacional de Casación Penal, Sala IV, Causa
N° 6438 -Registro N° 8725.4.-, "Quispe Choque, Nelson s/recurso de casación", rta. 30/05/07).

(16) Ver el punto V. "Nulidad del acuerdo de juicio abreviado por no abarcar cuestiones vinculadas al
monto y unificación de penas".
(17) Eso si tomamos en cuenta el plazo de duración de un proceso desde la fecha de comisión del
hecho hasta el momento en que una sentencia queda firme pasada en autoridad de cosa juzgada.

(18) FERRAJOLI, Luigi, Derecho y razón, -Teoría del garantismo penal-, Editorial Trotta, Madrid, 1995,
ps. 748/49. Y agrega atinadamente el maestro italiano que "es evidente que a través de estos
procedimientos se ha reintroducido" (FERRAJOLI, Derecho y razón, ob. cit., p. 749).

(19) Así señala Edwards que "de esta forma, el imputado se enfrenta a un fundamental dilema: o
acepta su culpabilidad, aunque sea inocente, o se expone a una pena mas severa que la que propone
el fiscal" (EDWARDS, El juicio abreviado..., ob. cit., p. 50).

(20) Y ello a mi criterio, hoy cobra mayor relevancia ante la posición de la víctima/querellante frente
al proceso, sujeto procesal que hoy posee derechos reconocidos a nivel constitucional como lo son los
derechos a la tutela judicial efectiva y de acceso a la jurisdicción (arts. 8.1 y 25.1 de la Convención
Americana de Derechos Humanos, arts. 8 y 10 de la Declaración Universal de los DD.HH y arts. 2.3.a) y
14.1 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos), los que a mi criterio con el
procedimiento abreviado se ven absolutamente desvirtuados respecto a esa parte. En este sentido me
pregunto ¿por qué impedirle a la víctima que se realice un debate donde se descubra realmente lo
acontecido? Y como corolario del perjuicio que se le genera a la víctima en este tipo de proceso
también se le quita todo tipo de participación vinculante en el mismo, desoyéndose de ese modo su
opinión (art. 431 bis inc 3°) ya que al no tener ella la fuerza que permita vincular al Tribunal se
transforma en una mera formalidad. Por ello desde aquí dejo plasmado mi criterio en punto a que el
querellante debiera tener mayor intervención y participación, en estas alternativas al juicio oral que
prevé la ley, como lo son el proceso abreviado o la suspensión del juicio a prueba.

(21) PASTOR, Daniel, Tensiones: ¿derechos fundamentales o persecución penal sin límites?, Editores
del Puerto, Buenos Aires, 2004, p. 244. Y agrega allí: "Nuestro Derecho procesal penal nunca conoció
una institución como ésta. Sin duda el fracaso, preanunciado e inevitable del modelo del Código
Levene, desembocó en la introducción de esta figura tendente a conseguir de cualquier manera una
muestra de eficacia en la persecución, pues de otro modo el número de condenas obtenidas por el
sistema se hubiera mantenido desesperadamente escaso".

(22) Orden del Día N° 302/97 de la Cámara de Senadores de la Nación. Sostuvo allí mismo el legislador
que: "El rechazo del acuerdo por parte del imputado lo coloca en situación especialmente
desventajosa, ya que 'impone' al Ministerio Publico y al tribunal la carga de realización de un juicio
pleno, mucho mas trabajoso y exigente que la simples formalidades del juicio abreviado. No es ocioso
señalar los peligros que acarrea una situación en la que el reclamo del ejercicio del derecho de ser
juzgado con las debidas garantías supone una posición de partida desventajosa para el imputad"o

(23) DE LA RUA, Jorge, Un agravio federal, LA LEY, 1997-D, 1198.

(24) Por lo dicho en la nota 18 entiendo que también debería darse importancia en esta instancia al
requerimiento de elevación a juicio que eventualmente hubiere formulado el querellante a los fines
del procedimiento abreviado, principalmente en lo atinente a la calificación legal asignada a los
hechos, que puede diferir a la propugnada por el fiscal.

(25) Sobre el particular cabe destacar que "no es posible aplicar una pena mas severa, no porque el
'tope' no sea inconstitucional, sino por el vicio al consentimiento prestado por el acusado en el
acuerdo..." (BRUZZONE, Gustavo, Juicio abreviado y suspensión del juicio a prueba, LL, 2001-A, p.
547).

(26) Publicado en J.A. 2004 IV, p. 829. (la bastardilla me pertenece)

(27) Que se haya dentro del Título II "Juicios Especiales" Capítulo II, destinado al "Juicio de Menores".

(28) En sentido contrario la Sala IV de la Cámara Nacional de Casación Penal, en causa N° 4798
-Registro N° 6493.4, "C. C., J. L. s/recurso de casación" rta.: 6/04/05 sostuvo que: "El juicio plenario
para los menores de edad concluye en primer término -en el caso, mediante un acuerdo de juicio
abreviado-, con un pronunciamiento sobre la responsabilidad del joven y dando lugar, solamente, a
las llamadas medidas protectoras. Dicha sentencia debe, luego, integrarse con otra que será de
absolución o condena. Todo en un franco desdoblamiento del veredicto que presupone, empero, el
cumplimiento de los requisitos insoslayables: los expuestos en el art. 4 de la ley 22.278, por un lado, y
los procedimentales por el otro, con su carga de contenido crítico proporcionada por la actividad
controversial de las partes, y de la que esta etapa definitoria del proceso no debe verse privada. Si
bien en el caso se dispuso dar vista a las partes -previo a dictar la decisión sobre la necesidad de
imponer pena para que se expidieran sobre lo previsto en el art. 4 de la mentada ley, la solución que
mejor armoniza la legislación sobre el régimen penal de menores con las finalidades y objetivos de la
específica normativa internacional de rango constitucional, puntualmente la Convención sobre los
Derechos del Niño (Art. 75, inc. 22 de la C.N.), es la celebración de una audiencia oral estructurada
en condiciones equitativas entre las partes. (Voto del Dr. Hornos, adhieren las Dras. Berraz de Vidal y
Capolupo de Durañona y Vedia). Precisamente, es por ello que sostengo que el procedimiento
abreviado no es de aplicación al juicio de menores, dado que el instituto del art. 431 bis no admite tal
desdoblamiento de aplicación de pena, siendo que en mi parecer del acuerdo, tiene que surgir
palmariamente cual será la pena concreta e individualizada que se aplicará al imputado.

(29) La bastardilla me pertenece. Cabe señalar que en una causa anterior dicha magistrada había
señalado que: "El Estado no concedió al menor la oportunidad de ser sometido a un tratamiento
tutelar (a raíz del desconocimiento de la edad real del imputado se lo sometió al un proceso penal de
mayores y al sufrimiento de una detención preventiva en un establecimiento penitenciario también
para mayores, cuando contaba con menos de dieciocho años de edad), y a obtener eventualmente en
el caso de ser declarado responsable, la exención de pena. Por ello la ineficacia de la persecución
penal estatal y la anulación del juicio, aunado a la circunstancia de que haya sido sometido a un
proceso penal de mayores, con los perjuicios que ello acarrea, deberá ser tomada en cuenta si es
declarado responsable a los efectos de la exención o imposición de pena, conforme la censura del
juicio instituida. Dejar de valorar la conducta del estado a tal fin, implicaría hacer operar la garantía
en contra del sujeto portador de ésta. La cuestión traída a estudio debe ser resuelta de la forma
menos lesiva para el imputado, dada la desafortunada situación generada por el desconocimiento de
su edad real, que conllevó el sometimiento a un proceso penal de mayores y al sufrimiento de una
detención preventiva en un establecimiento penitenciario también de mayores, cuando contaba con
menos de dieciocho años de edad. Aún cuando la anulación por retrotraer las actuaciones a un estadio
anterior no es beneficiosa, encuentro imposible la validación del juicio realizado a un menor M. G. B.,
por un Tribunal Oral en lo Criminal, por haberse dictado sentencia sirviéndose del procedimiento
contenido en el artículo 431 bis del CPPN., en un juicio abreviado. Entiendo que no se puede tener
por válida la expresión de voluntad emitida por quien en ese momento contaba con diecisiete años de
edad, y era asistido por un defensor que no tenía conocimiento de ello, omitiéndose dar intervención
al Ministerio Público Pupilar. Además, este procedimiento no se encuentra previsto en nuestro
ordenamiento para los menores, es decir, para quiénes no tienen capacidad de hecho. Siendo que la
cuestión planteada excede el mero interés de las partes en la invalidación de lo actuado en forma
irregular, por encontrarse comprometido el interés del Estado en la realización del juicio previo, en
forma regular y legal (art. 18 y 75 inc. 22° CN,), en virtud de las consideraciones expuestas, propongo
a mis colegas hacer lugar al recurso de revisión interpuesto por la defensa. (Voto de la Dra. Ledesma).
(Cámara Nacional de Casación Penal, Sala III, causa N° 4642 -Registro N° 410.04.3"N., J. A. s/recurso
de revisión" del 12/08/04).

(30) En sentido contrario entiendo que se pronuncian Navarro-Daray cuando señalan que: "Como el
pedido de pena efectuado por el fiscal solo abarca el suceso por el cual ha sido llamado a ejercitar la
acción, su opinión, en cuanto a la pena única a imponer, no obliga al tribunal (CNCP, Sala III, LA LEY,
2002-A, 316, DJ, 2002-1-58; CNCP, Sala II, JPBA, 111-67-162 porque el sistema de unificación de penas
integra un cuerpo de normas sustantivas que los ordenamientos procesales no pueden modificar)"
(NAVARRO, Guillermo R.; DARAY, Roberto R.: Código Procesal Penal de la Nación, 2° edición,
Hammurabi, T. 2, Buenos Aires, 2006, p. 1229).

(31) D´ALBORA, Francisco J., El proceso penal y los juicios abreviados (Ley 24.825), en Cuadernos de
Doctrina y Jurisprudencia Penal, Año IV N° 8-A, Ad-Hoc, Buenos Aires, 1998, p.462. Se ve también
afectado claramente el principio de oralidad, otro de los pilares del sistema acusatorio.

(32) PASTOR, Daniel R., El plazo razonable en el proceso del Estado de Derecho, Ad-Hoc, Buenos
Aires, 2002, p. 51. Allí indica en nota al pie, que Fortescue, escribió en el siglo XV: "Nunca la justicia
se halla en una situación tan peligrosa como cuando se administra demasiado de prisa"; recordando
también que ESPARZA LEIBAR, dice que "la celeridad no debe confundirse con la peligrosa
precipitación". (ver sobre ello también SOLIMINE, Marcelo A.; PIROZZO, Jorge Daniel, Recursos y otros
remedios para el control de las decisiones de jueces y fiscales, AD-HOC, Buenos Aires, 2008, ps.
205/239 donde se realizó un desarrollo del principio de celeridad confrontado con el control necesario
de las decisiones judiciales).

(33) PASTOR, El plazo razonable..., ob. cit., p. 51 (la bastrdilla no pertenece al original).

Você também pode gostar