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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE MORELOS


FACULTAD DE ARQUITECTURA

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO


CENTRO REGIONAL DE INVESTIGACIONES MULTIDISCIPLINARIAS

LOS JÓVENES Y SU PARTICIPACIÓN EDUCATIVA Y LABORAL,


MÉXICO 2005

T E S I S

QUE PARA OBTENER EL GRADO DE

MAESTRO EN ESTUDIOS DE POBLACIÓN Y


DESARROLLO REGIONAL

P R E S E N T A

ARGISOFÍA PÉREZ MORENO

Cuernavaca Morelos, agosto de 2008.

 
 
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE MORELOS
FACULTAD DE ARQUITECTURA

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO


CENTRO REGIONAL DE INVESTIGACIONES MULTIDISCIPLINARIAS

LOS JÓVENES Y SU PARTICIPACIÓN EDUCATIVA Y LABORAL,


MÉXICO 2005

COMISIÓN DE TESIS

Dr. Roberto Castro Pérez


Director de Tesis

Dra. Joaquina Erviti Erice Mtra. Catherine Menkes Bancet


Asesora Asesora

Dra. Cristina Girardo Pierdominici Dra. Mercedes Pedrero Nieto


Lectora Lectora

Cuernavaca Morelos, agosto de 2008.

 
 
Agradecimientos
El estudio que se presenta es el resultado de año y medio de trabajo que fue posible realizar
gracias al apoyo económico que el Programa de Apoyo a Proyectos de Investigación e
Innovación Tecnológica de la UNAM me otorgó por 8 meses. Durante este proceso diversas
personas me acompañaron.
En primer lugar quiero agradecer a las cinco personas que participaron directamente en la
elaboración de esta tesis, tres de ellos parte del comité tutorial y dos como lectoras.
A mi director de tesis Roberto Castro por su paciencia, pero sobre todo por haberme
enseñado de la mejor forma cómo enfrentarme a un problema de investigación y resolverlo de la
manera más objetiva posible.
A Catherine Menkes, por su ayuda en los aspectos de análisis estadístico y sus
comentarios, pero sobre todo, por su apoyo constante y la amistad que me ha otorgado
mostrándome lo valiosa que es como persona.
A Joaquina Erviti por sus comentarios y ayuda para delimitar el tema, así como las porras y
múltiples formas en las que me motivó para terminar este trabajo.
A Cristina Girardo por la fe en mi trabajo y los comentarios tan atinados que enriquecieron
esta tesis. También por la amistad otorgada que ha enriquecido mi vida.
A Mercedes Pedrero por la dedicación para revisar esta tesis y sus comentarios que la
nutrieron, así mismo por haberme traído al CRIM.
También quiero agradecer a los profesores que me trasmitieron sus conocimientos y
enriquecieron mi educación, profesores que además admiro.
A Leopoldo Nuñez por su forma tan especial de dar clases que me hizo exigirme más y por
fin comprender teóricamente lo que ya me había enseñado prácticamente.
A Octavio Mojarro, Doroteo Mendoza, Carlota Guzmán, Héctor Ávila y Fernando Lozano.
A Olga Serrano por las discusiones teóricas tan ricas que me hicieron entender cabalmente
lo que hacía al correr los modelos.
A Irene Casique por su ayuda para la elaboración de los índices que en esta tesis fueron
usados como variables independientes.
A Javier Gonzales por sus clases tan claras e interesantes, las cuales no sólo sirvieron para
que aprendiera estadística sino que también me llevaron a fascinarme con los números.


 
Asimismo, quiero agradecer a las personas que trabajan en el CRIM que me han apoyado
cuando lo he necesitado. Especialmente a Roxana y a Celia, quienes a pesar de los múltiples
cambios de director han estado siempre dispuestas y eficientes a resolver todos los problemas
que he tenido. También por su paciencia y ayuda por las tantas veces que las moleste y pedí algo,
cosa que era muy frecuente.
También un agradecimiento a mis compañeros Carolina, Susana, Iveth, Jorge y Ariel.
A Lulú, quien por ayudarme a que esta tesis fuera legible sufrió el tener que leerla
completa. Gracias por todo.
A Sara González por aceptarme en su equipo de trabajo y enseñarme el oficio así como por
su amistad durante todos estos años.
A Prudencio Mochi por la confianza y fe en mi trabajo.
A los compadres, Clau e Isaac por la ayuda en los trabajos pesados y sobre todo por la
amistad que nos ha mantenido unidos por tanto tiempo y me hace quererlos tanto,
considerándolos ya parte de mi familia. A Mariana, mi sobrina consentida, por su sonrisa
preciosa cada vez que la veo. Un beso.
A mis amigos Chely, Angel y Angelin por su apoyo constante y la amistad tan fuerte que
nos mantiene juntos. También a Mayte y Viviana.
A Rodrigo por estos últimos meses de apoyo y camaradería.
A Marcos por su confianza, cariño y apoyo. También por demostrarme que aún es posible
encontrar amigos sinceros dispuestos a dar todo aún teniendo poco tiempo de conocernos.
A mi familia que quiero tanto.
A Sofía, mi mamá, por las muchas discusiones que han hecho de mí una persona crítica y
con un carácter especial.
A Alfonso, mi papá, por los conocimientos y juegos lógicos, que lograron que pensara
racionalmente entendiendo así cómo funcionan los números.
Por ellos dos soy quien soy y estoy contenta por ello.
A Toral, mi hermanito, a quien quiero mucho y admiro por ser tan buen músico y persona.
Y a Toño. Por acompañarme siempre, en las buenas y en las malas, en los exámenes y en
las vacaciones, en los momentos tensos y en los relajados. Por su ayuda cuando ya no podía más
con los múltiples trabajos. Por el apoyo emocional y la elevación de mi autoestima en momentos
tristes. Por ser mi vida y estar a mi lado todos los días. Te amo.


 
Índice
Página

Introducción ................................................................................................................................ 16
A. Antecedentes y planteamiento del problema ............................................................ 16
B. Justificación.................................................................................................................. 19
C. Objetivos ...................................................................................................................... 21
D. Hipótesis ....................................................................................................................... 21
E. Contenido ..................................................................................................................... 23

I. Marco teórico........................................................................................................................... 25
1. Caracterización de los jóvenes .......................................................................................... 25
1.1 La concepción de la juventud................................................................................... 25
1.2 Diferencias en los jóvenes por estrato socioeconómico.......................................... 33
1.3 Diferencias en los jóvenes por género ..................................................................... 35
1.4 Transversalidad entre estrato socioeconómico y género ....................................... 38
1.5 El contexto en el que se desarrollan los jóvenes de hoy: crisis.............................. 39
2. Caracterización de la educación ....................................................................................... 43
2.1 Educación y formación ............................................................................................. 43
2.2 Teoría del capital humano........................................................................................ 44
2.3. Formación para el trabajo ...................................................................................... 45
3. Caracterización del trabajo............................................................................................... 46
3.1 Centralidad del trabajo ............................................................................................ 46
3.2 Flexibilización del trabajo ........................................................................................ 48
3.3 Informalidad.............................................................................................................. 49

II. Metodología ............................................................................................................................ 51


1. Variables del análisis.................................................................................................... 54
2. Variables dependientes ................................................................................................ 54


 
3. Variables sociodemográficas independientes ............................................................ 55
4. Variables independientes de aspectos subjetivos ...................................................... 56

III. Caracterización de los jóvenes mexicanos ......................................................................... 69

IV. Jóvenes y educación.............................................................................................................. 72


1. Descripción de la situación educativa de los jóvenes ................................................ 72
2. Variables que pueden explicar las diferencias en la educación de los jóvenes ....... 89
3. Conclusiones del capítulo ............................................................................................ 97

V. Jóvenes y empleo .................................................................................................................... 99


1. Descripción de la situación laboral de los jóvenes..................................................... 99
2. Variables que pueden estar influyendo en la inserción informal de los jóvenes .. 116
3. Conclusiones del capítulo .......................................................................................... 125

VI. Modelos de regresión logística........................................................................................... 127


1. Modelo de regresión logística con estudiar un nivel mayor a secundaria
como variable dependiente ...................................................................................... 127
2. Modelo de regresión logística con informalidad como variable independiente..... 132

Conclusiones .............................................................................................................................. 137

Anexo Metodológico................................................................................................................................ 144

Fuentes consultadas ................................................................................................................................ 148


 
Índice de cuadros

Página
Capítulo II
Cuadro 2.1
Número de casos y población que representan por grupos de edad y sexo ................. 52
Cuadro 2.2
Universo de estudio de las regresiones logísticas............................................................ 53
Cuadro 2.3
Creación de la variable Problemas que más afectan a los jóvenes ............................... 58
Cuadro 2.4
Extracción de factores que se conservarán en el índice de expectativas de
futuro .................................................................................................................................. 60
Cuadro 2.5
Variables que tienen una mayor comunalidad con cada uno de los factores en
el índice de expectativas de futuro ................................................................................... 61
Cuadro 2.6
Extracción de factores que se conservarán en el índice de opiniones sobre los
roles de género ................................................................................................................... 62
Cuadro 2.7
Variables que tienen una mayor comunalidad con cada uno de los factores en
el índice de opiniones sobre los roles de género .............................................................. 63
Cuadro 2.8
Extracción de factores que se conservarán en el índice de satisfacción personal........ 65
Cuadro 2.9
Variables que tienen una mayor comunalidad con cada uno de los factores en
el índice de satisfacción personal...................................................................................... 65
Cuadro 2.10
Extracción de factores que se conservarán en el índice de confianza en las
instituciones........................................................................................................................ 67


 
Cuadro 2.11
Variables que tienen una mayor comunalidad con cada uno de los factores en
el índice de confianza en las instituciones........................................................................ 68

Capítulo III
Cuadro 3.1
Porcentaje de jóvenes de 15 a 29 años respecto a la población total del país,
por sexo y grupos de edad................................................................................................. 69
Cuadro 3.2
Porcentaje de jóvenes de 15 a 29 años por sexo y grupos de edad................................ 69
Cuadro 3.3
Porcentaje de jóvenes de 15 a 29 años según estrato socioeconómico por sexo y
edad..................................................................................................................................... 70

Capítulo IV
Cuadro 4.1
Tasa de alfabetismo de los jóvenes de 15 a 29 años por grupos de edad y sexo,
1970, 1990, 1997 y 2005 ..................................................................................................... 73
Cuadro 4.2
Años de escolaridad de jóvenes 15 a 29 años según estrato socioeconómico del
hogar, por grupos de edad y sexo..................................................................................... 75
Cuadro 4.3a
Distribución porcentual del nivel de escolaridad de los jóvenes varones de 15 a
29 años de edad según estrato socioeconómico del hogar, por grupos de edad ........... 77
Cuadro 4.3b
Distribución porcentual del nivel de escolaridad de las jóvenes mujeres de 15 a
29 años de edad según estrato socioeconómico del hogar, por grupos de edad ........... 77


 
Cuadro 4.4
Porcentaje de jóvenes de 15 a 29 años que siguen estudiando según estrato
socioeconómico del hogar, por grupos de edad y sexo ................................................... 80
Cuadro 4.5
Porcentaje de jóvenes de 15 a 29 años que dejaron la escuela según estrato
socioeconómico del hogar, por grupos de edad y sexo ................................................... 81
Cuadro 4.6a
Distribución porcentual de la razón por la que dejaron de estudiar los jóvenes
varones de 15 a 29 años según estrato socioeconómico del hogar, por grupos de
edad..................................................................................................................................... 83
Cuadro 4.6b
Distribución porcentual de la razón por la que dejaron de estudiar las jóvenes
mujeres de 15 a 29 años según estrato socioeconómico del hogar, por grupos de
edad..................................................................................................................................... 83
Cuadro 4.7
Porcentaje de jóvenes de 15 a 29 años que dejaron la escuela y que desean
continuar estudiando, por estrato socioeconómico, grupos de edad y sexo ................. 85
Cuadro 4.8
Porcentaje de jóvenes de 15 a 29 años que dejaron la escuela y que prefieren
trabajar que estudiar por estrato socioeconómico, grupos de edad y sexo.................. 86
Cuadro 4.9a
Distribución porcentual de la razón por la que no seguirían estudiando los
jóvenes varones de 15 a 29 años según estrato socioeconómico del hogar, por
grupos de edad ................................................................................................................... 87
Cuadro 4.9b
Distribución porcentual de la razón por la que no seguirían estudiando las
jóvenes mujeres de 15 a 29 años según estrato socioeconómico del hogar, por
grupos de edad ................................................................................................................... 88
Cuadro 4.10
Distribución porcentual de los jóvenes de 15 a 29 años según si estudian o no
preparatoria por estrato socioeconómico, grupos de edad y sexo ................................ 91


 
Cuadro 4.11
Distribución porcentual de los jóvenes de 15 a 29 años que no han estudiado
preparatoria por región y sexo......................................................................................... 92
Cuadro 4.12
Distribución porcentual de los jóvenes de 15 a 29 años que no han estudiado
preparatoria según su percepción sobre los problemas que afectan a los
jóvenes por sexo ................................................................................................................. 93
Cuadro 4.13
Porcentaje de jóvenes de 15 a 29 años que no han estudiado preparatoria
según índice de expectativas del futuro por sexo............................................................ 94
Cuadro 4.14
Porcentaje de jóvenes de 15 a 29 años que no han estudiado preparatoria
según índice de percepción sobre los roles de género por sexo ..................................... 95
Cuadro 4.15
Porcentaje de jóvenes de 15 a 29 años que no han estudiado preparatoria
según índice de satisfacción personal por sexo ............................................................... 96
Cuadro 4.16
Porcentaje de jóvenes de 15 a 29 años que no han estudiado preparatoria
según índice de confianza en las instituciones por sexo ................................................. 97

Capítulo V
Cuadro 5.1
Porcentaje de jóvenes de 15 a 29 años que están desempleados según estrato
socioeconómico del hogar, por grupos de edad y sexo ................................................. 101
Cuadro 5.2
Porcentaje de jóvenes de 15 a 29 años que ni estudian ni trabajan según
estrato socioeconómico del hogar, por grupos de edad y sexo .................................... 103
Cuadro 5.3
Porcentaje de jóvenes de 15 a 29 años que están unidas según estrato
socioeconómico del hogar, por grupos de edad y sexo ................................................. 104

10 
 
Cuadro 5.4
Porcentaje de jóvenes de 15 a 29 años que trabajan actualmente según estrato
socioeconómico del hogar, por grupos de edad y sexo ................................................. 105
Cuadro 5.5
Porcentaje de jóvenes de 15 a 29 años que tienen un trabajo precario según
estrato socioeconómico del hogar, por grupos de edad y sexo .................................... 106
Cuadro 5.6
Porcentaje de jóvenes de 15 a 29 años según la importancia que tiene para
ellos el trabajo por estrato socioeconómico del hogar, grupos de edad y sexo .......... 108
Cuadro 5.7
Porcentaje de jóvenes de 15 a 29 años que alguna vez han trabajado según
estrato socioeconómico del hogar, por grupos de edad y sexo .................................... 109
Cuadro 5.8
Porcentaje de jóvenes de 15 a 29 años según la forma en que consiguieron su
empleo, por estrato socioeconómico del hogar, grupos de edad y sexo ...................... 111
Cuadro 5.9
Porcentaje de jóvenes de 15 a 29 años que consideran que los contactos son
importantes para conseguir trabajo según estrato socioeconómico del hogar,
por edad y sexo ................................................................................................................ 113
Cuadro 5.10
Porcentaje de jóvenes de 15 a 29 años que tienen un empleo informal según
estrato socioeconómico del hogar, por grupos de edad y sexo .................................... 116
Cuadro 5.11
Distribución porcentual de jóvenes de 15 a 29 años que tienen un empleo
informal por región y sexo .............................................................................................. 117
Cuadro 5.12
Distribución porcentual de jóvenes de 15 a 29 años que tienen un empleo
informal según su percepción sobre los problemas que afectan a los jóvenes
por sexo............................................................................................................................. 119

11 
 
Cuadro 5.13
Porcentaje de jóvenes de 15 a 29 años que tienen un empleo informal según
índice de expectativas del futuro por sexo..................................................................... 120
Cuadro 5.14
Porcentaje de jóvenes de 15 a 29 años que tienen un empleo informal según
índice de satisfacción personal por sexo ........................................................................ 121
Cuadro 5.15
Porcentaje de jóvenes de 15 a 29 años que tienen un empleo informal según
índice de confianza en las instituciones por sexo .......................................................... 122
Cuadro 5.16
Porcentaje de jóvenes de 15 a 29 años que tienen un empleo informal según
escolaridad por sexo ........................................................................................................ 123
Cuadro 5.17
Porcentaje de jóvenes de 15 a 29 años que tienen un empleo informal y que
han pensado en migrar según estrato socioeconómico del hogar, por grupos de
edad y sexo ....................................................................................................................... 124

Capítulo VI
Cuadro 6.1
Matriz de correlaciones de las variables independientes utilizadas en el modelo
de regresión logística que tiene como variable dependiente estudiar más de
secundaria ........................................................................................................................ 129
Cuadro 6.2
Razones de momios crudas y ajustadas de las variables incluidas en la
regresión logística que tiene como variable dependiente estudiar más de
secundaria ........................................................................................................................ 131
Cuadro 6.3
Matriz de correlaciones de las variables independientes utilizadas en el modelo
de regresión logística que tiene como variable dependiente tener un trabajo
informal ............................................................................................................................ 134

12 
 
Cuadro 6.4
Razones de momios de las variables incluidas en la regresión logística que
tiene como variable dependiente la informalidad laboral ........................................... 136

Anexo metodológico
Cuadro 1
Índice de expectativas de futuro..................................................................................... 144
Cuadro 2
Índice de opiniones sobre los roles de género ............................................................... 145
Cuadro 3
Índice de satisfacción personal ....................................................................................... 146
Cuadro 4
Índice de confianza en las instituciones ......................................................................... 147

13 
 
Índice de gráficas

Página
Capítulo III
Gráfica 3.1
Distribución porcentual de los jóvenes de 15 a 29 años según región por sexo ........... 71
Gráfica 3.1
Distribución porcentual de los jóvenes de 15 a 29 años según región por estrato
socioeconómico................................................................................................................... 71

Capítulo IV
Gráfica 4.1
Promedio de años de escolaridad de los jóvenes de 15 a 24 años, 1970-2005............... 74

Capítulo V
Gráfica 5.1
Tasa de desempleo de los jóvenes de 15 a 24 años en México, 1991-2004 .................. 100
Gráfica 5.2
Porcentaje de personas con respecto a la PEA con empleo informal urbano en
México, 1950-2000 ........................................................................................................... 114

14 
 
Índice de figuras

Página
Capítulo II
Figura 2.1
Regiones.............................................................................................................................. 57

15 
 
Introducción

A. Antecedentes y planteamiento del problema


En el discurso político, los jóvenes son actores principales. Se dice que de ellos depende el futuro
de las naciones y que son ellos los encargados de producir y reproducir a las sociedades. Sin
embargo, antes de la segunda guerra mundial, la categoría joven no estaba extendida a todos los
que compartían un rango de edad específico como sucede ahora, sino que sólo servía para
referirse a aquellas personas de los estratos socioeconómicos altos que disfrutaban de cierta
moratoria social mientras se preparaban para su vida como adultos; esto es, antes de contraer
matrimonio y formar una familia propia. Sólo en el periodo de posguerra, esta categoría se
extendió a todos los estratos socioeconómicos, lo que permitió consolidar a los jóvenes como un
grupo muy importante que podía ser objeto lo mismo de políticas sociales que de estrategias de
mercado.
En las nociones de sentido común, los jóvenes son considerados como un grupo
homogéneo con las mismas características e intereses. Hablar de joven es hablar de una categoría
que parece clara: un grupo de personas que comparten el mismo rango de edad y que se está
preparando para poder llegar a ser adultos.
Por lo tanto ser joven implica encontrarse en un momento decisivo de la vida, pues es
cuando deben tomarse las decisiones más trascendentales (educación, trabajo, pareja,
independencia, paternidad, etc.). Estas decisiones afectarán de forma definitiva el curso de vida
de los individuos. Todas las políticas públicas tienen una visión única de lo que el joven debe ser
y no de lo que los jóvenes son1. Esta perspectiva deja de lado la multiplicidad de expresiones
juveniles y de expectativas. Así, lo que los jóvenes quieren, sienten, piensan y perciben de los
diversos mundos en que habitan los diferentes jóvenes que componen este país no es considerado
por los que realizan los programas públicos, y que son en su mayoría adultos ubicados en un
estrato social acomodado.
Sin embargo, la visión que se tiene de los jóvenes podría admitir más variantes que la de
un mero paradigma tan rígido como es la transición a la adultez, como fase que debe completar
ciertas etapas, tales como la educación (considerada como muy importante para la preparación
                                                            
1
Como se verá a lo largo de este trabajo, no es adecuado hablar de joven en singular, ya que ello encierra una
noción homogeneizada por lo tanto hablaremos de jóvenes en plural haciendo referencia, así, a la heterogeneidad de
culturas juveniles.

16 
 
que permitirá pasar a la siguiente etapa); el trabajo (el ideal de la época moderna posterior a la
industrialización y eje central durante muchos años de la conformación de la identidad de las
personas); y la autonomía (originada por la independencia económica que trae consigo el trabajo
y que permitirá al individuo conformar su propia familia a través del matrimonio y de la
reproducción).
El que la realidad es más compleja que estas nociones comunes y simplistas que existen en
torno a los jóvenes queda evidenciado, en primer lugar, cuando los jóvenes “se vuelven un
problema”. Ello ocurre, por ejemplo, cuando los jóvenes se hacen visibles al conjunto de la
sociedad a través de diferentes manifestaciones que no guardan relación con las expectativas que
se tienen de ellos, ya sea por la desafección frente a la política, por el protagonismo que exhiben
en actos de violencia callejera, por el excesivo consumo de alcohol y drogas y/o por la apatía
generalizada que aparentemente manifiestan frente al mundo institucional.
La compleja realidad y la enorme distancia que guardan en los hechos respecto a aquellas
nociones comunes, también puede ser puesta de manifiesto a través de la investigación científica
propia de las ciencias sociales. Es importante señalar que recientemente se empiezan a hacer en
nuestro país encuestas nacionales y estudios cualitativos en torno a los jóvenes lo que permite
que la problematización de esta población como sujetos con diferentes características y
necesidades, a través del uso de esa información generada y difundida por el Instituto Mexicano
de la Juventud, institución que tiene una visión de la multiplicidad de jóvenes que hay en el país.
El concepto de joven/juventud es una construcción social y cultural. Por ello, es que lo que
debe ser un joven cambia con el tiempo y en las diferentes sociedades. Tradicionalmente se
plantea que la juventud es una etapa transitoria a la vida adulta llena de decisiones importantes.
Se postula que son de particular importancia la inserción a la educación, al empleo, a la
participación en la vida política y el uso del tiempo libre, como indicadores clásicos sobre la
inclusión de los jóvenes en la sociedad.
En los últimos 25 años el país ha enfrentado constantes crisis económicas que han traído
como consecuencia la disminución del poder adquisitivo, el desempleo y el subempleo2. El ideal
de pleno empleo creado a partir de la industrialización ha comenzado a dejar de ser el interés de
los empleadores y de las grandes corporaciones para ser gradualmente sustituido por la

                                                            
2
Empleo con un bajo salario y sin contrato permanente.

17 
 
flexibilización que permite ahorrar costos en materia de prestaciones sociales y a su vez
incrementar las ganancias.
Por diversas razones, esto tiene lugar en un contexto de creciente desconfianza en las
instituciones modernas y en la idea de progreso ilimitado. Para muchos de los jóvenes el futuro
se ha vuelto incierto debido a las constantes crisis, lo que ha originando un creciente interés en el
presente que debe ser vivido de manera plena.
En este contexto, ser joven desde la perspectiva de preparación para el futuro deja de ser
el ideal de los jóvenes. Sin embargo hay que enfatizar que este periodo de moratoria social nunca
fue un privilegio de todos los jóvenes. No hay que olvidar que para aquéllos que se encuentran
en los estratos socioeconómicos bajos, el ingreso a la adultez nunca fue lineal; para ellos, trabajo
sin educación, familia sin independencia económica y hogares extensos para completar los
ingresos necesarios para sobrevivir han sido una constante, al contrario de lo dominante en el
imaginario colectivo. El problema actualmente es que esa linealidad da señales de haber
comenzado a romperse en otros sectores en donde se esperaría que continuara, como es el caso
de los estratos medios y en algunos casos en los altos. Quizás es por eso que en los discursos
oficiales, el tema de los problemas de los jóvenes aparece, problemas relativos a esa ruptura de la
linealidad en las clases medias y altas y por lo tanto del ideal de joven que se tiene en el
imaginario, aunque en el caso de los sectores bajos esos problemas han existido desde hace
tiempo.
En este trabajo se quiere hacer un análisis de dos aspectos y que por muchos años han sido
centrales en el estudio de los jóvenes: la educación y el empleo, para mostrar las variantes que
dichas capacidades y potencialidades presentan entre los diferentes grupos de jóvenes, y analizar
las implicaciones que de ello se derivan.
Como se verá en este trabajo el sexo y el estrato socioeconómico son dos características
importantes que diferencian a los jóvenes en su ingreso al mercado laboral y a la escuela, así
como en sus percepciones, intereses y deseos. Jóvenes que están insertos en realidades diferentes
según estas y otras características y que por lo tanto no es posible ni concebible unificar en un
grupo que sólo comparta un rango de edad. Bajo esta perspectiva es necesario preguntarse ¿qué
determina las formas diferenciales de incorporación de los jóvenes a la sociedad?
Es importante señalar que la Encuesta Nacional de la Juventud 2005 es una fuente de
información importante generada por el Instituto Mexicano de la Juventud que tiene una visión

18 
 
de los jóvenes como un grupo heterogéneo que se inserta de manera diferenciada en la sociedad,
tanto por canales tradicionales (empleo, educación, vida política) como por otros
(manifestaciones de arte y de pensamiento) por lo que será la que nos permitirá hacer el análisis
que se pretende para este trabajo.

B. Justificación
Como se señaló anteriormente el interés en los jóvenes comenzó a desarrollarse después de la
Segunda Guerra Mundial a partir de diversos puntos de vista. Para las grandes transnacionales
los jóvenes emergen como un enorme mercado potencial, interés que surge por considerarlos un
grupo importante de consumistas. Se mediatizaron de manera que se llegara a la exaltación de lo
joven para poder así vender más mercancías y servicios a ese grupo enorme de consumidores.
Así, las formas de consumo de mercancías y consumo cultural aparecen en diversos estudios.
Para las agencias de gobierno, los jóvenes emergieron como una población necesitada de
programas y servicios ya que su número se incrementaba y empezaban a verse claramente como
un grupo diferenciado de los adultos con necesidades e intereses propios. Por lo tanto, resultó
importante caracterizarlos para poder conocerlos.
En general, las investigaciones que toman como objeto de estudio a los jóvenes y sus
procesos de inserción a la sociedad se han venido desarrollando en el ámbito de lo descriptivo
(CONAPO, 2006; Rendón y Salas, 2000; Pérez Islas, 2003; Jusidman, 2000; Acosta, 1996). Es
decir, interesa conocerlos y caracterizarlos. Este tipo de estudios, que se reducen a estadísticas
descriptivas de su escolaridad, tasa de empleo o desempleo y participación en elecciones, entre
otras, se convierten en la justificación de los programas y políticas dirigidos a ellos.
Asimismo se ha pensado en los jóvenes como sujetos peligrosos y los estudios de este tipo
(Suzán, 1997; Arroyo y Almada, 1997; Romero, Flores y Campillo, 1996) han estado
encaminados a describir las formas en que se reúnen y actúan como delincuentes. A estos
jóvenes se les ve como un elemento que debe ser eliminado para bien de la sociedad. Lo joven se
constituyó en una categoría de criminalidad y con ello aparecen posturas vinculadas a querer
reducir la edad a la que puedan ser procesados penalmente.
En particular, en el ámbito de las políticas reproductivas, los jóvenes emergieron como
destinatarios de programas de Planificación Familiar, esto debido a que en los 70 se hizo

19 
 
imperativa para las naciones dominantes la reducción de la fecundidad en los países del tercer
mundo ya que representaban una posible amenaza a su dominio económico y social. Debido a
este incremento en el interés en la reproducción como tema importante para investigar, y al
hecho de que en los últimos 30 años la reducción de la fecundidad de los adolescentes ha sido
muy limitada en comparación a los demás grupos de edad, muchas investigaciones (Menkes y
Suárez, 2008; Stern y Menkes, 2006; Welti, 1997; Amuchástegui, 1996; Langer, 1993) se han
dedicado al estudio de la fecundidad y se han centrado sobre todo en las mujeres jóvenes, por ser
ellas las que se embarazan. Actualmente el tema de la Infecciones de Transmisión Sexual ha sido
uno de los prioritarios en este tipo de estudios y atravesados por estudios de género han
empezado a incluir a los hombres jóvenes y las relaciones entre ambos sexos como aspectos
importantes a investigar.
Asimismo, hay estudios de corte cualitativo interesados en las expresiones de los jóvenes
sobre sí mismos y sus pares (Reguillo, 2001; Revilla, 2001; Margulis, 2000; Feixa, 1998; Bertel,
1997). Estos estudios profundizan en la percepción que tienen diversos grupos de jóvenes sobre
el ser joven y sus implicaciones, desde su propia perspectiva.
Sin embargo, no hay muchos estudios de corte cuantitativo que indaguen en los factores
que afectan el ingreso diferenciado al empleo y a la educación. En este trabajo interesan los
factores socioeconómicos (edad, sexo, estrato socioeconómico…) y determinantes subjetivos
relacionados con sus opiniones y percepciones. Éstos permitirían conocer por qué los jóvenes se
insertan de manera diferente y tratar de romper con la idea de que los jóvenes han perdido sus
valores y se interesan sólo por el placer momentáneo y no se preocupan por el futuro. La
Encuesta Nacional de la Juventud 2005 da la oportunidad de analizar determinantes
socioeconómicos y subjetivos que interesan en este trabajo y poder, así, empezar a entender el
ingreso diferenciado a dos procesos importantes en la vida de los jóvenes: la educación y el
trabajo.

20 
 
C. Objetivos
El objetivo general que persigue este trabajo es analizar de qué manera los factores
socioeconómicos y subjetivos relacionados con las opiniones y percepciones que tiene los
jóvenes3 acerca del mundo que les rodea y de su propia vida afectan su inserción diferenciada en
la educación y el trabajo en México.
Uno de los objetivos particulares es observar las diferencias, mediante un análisis de las
variables pertinentes de la Encuesta Nacional de la Juventud 2005, en el ingreso formal e
informal4 al empleo y en la escolaridad de los jóvenes de 15 a 29 años en el país. Sobre todo
analizar el efecto del estrato socioeconómico y el sexo en esa inserción diferenciada.
Otro objetivo es conocer la manera en la que los determinantes socioeconómicos y
subjetivos relacionados con sus opiniones y percepciones afectan a la informalidad en el trabajo
y el continuar estudiando la preparatoria.
Finalmente se pretende contribuir a mostrar una imagen multicultural de los jóvenes y
demostrar que no es adecuado verlos como un grupo homogéneo con los mismos intereses y
necesidades y con ello un grupo de personas que transita linealmente hacia la adultez. Así, se
podrá insistir en la necesidad del diseño de políticas y programas dirigidos a los diversos grupos
de jóvenes que tomen en cuenta lo que cada grupo requiere.

D. Hipótesis
La hipótesis general es que los jóvenes se insertan de manera diferenciada al empleo y a la
educación debido a diversas condiciones socioeconómicas que sus opiniones y percepciones
sobre su inserción son también un efecto de sus condiciones materiales de vida.
Las hipótesis específicas son:
1. La informalidad es normal en los primeros empleos, pero cuando las personas obtienen
experiencia y ciertas habilidades es más sencillo conseguir un empleo formal, por lo
que el incremento en la edad aumenta la probabilidad de ingresar a un trabajo formal.

                                                            
3
El análisis se hará con jóvenes de entre 15 y 29 años, controlando por grupos quinquenales de edad.
4
El concepto de informalidad será desarrollado ampliamente en el marco teórico de este trabajo.

21 
 
2. Es más fácil encontrar personas con mayor escolaridad conforme se incrementa la
edad, así que podríamos esperar que conforme se incrementa la edad sea mayor la
probabilidad de contar con una escolaridad mayor a secundaria.
3. Entre las mujeres se presenta una mayor probabilidad de ingresar a un trabajo informal.
Los trabajos informales les son útiles a las mujeres, pues ellas no tienen la misma
disponibilidad de tiempo debido a las labores del hogar y ciclo reproductivo que la
sociedad les asigna y espera que cumplan. Asimismo, estas actitudes respecto de lo que
las mujeres deben hacer disminuye la posibilidad de que sigan estudiando pues deben
dedicarse a las actividades ya mencionadas. Por lo tanto se espera que el ser mujer se
asocie a una mayor probabilidad de ingresar a trabajos informales y dejar de estudiar.
4. Los estratos socioeconómicos más altos tienen tanto las herramientas educativas y
cognoscitivas, así como las relaciones y redes sociales que les permiten ingresar a
trabajos formales con mayor facilidad. Así, mientras menor es el estrato
socioeconómico mayor es la probabilidad de ingresar a un trabajo informal y menor la
probabilidad de estudiar más de secundaria, esto último debido a que en los estratos
más bajos las posibilidades de seguir estudiando se reducen frente a la urgencia de
ingresar al mercado laboral para obtener recursos económicos.
5. El incremento en la escolaridad disminuye la probabilidad de ingresar a un trabajo
informal. Esta hipótesis tiene que ver con la teoría del capital humano, que postula que
una mayor educación conducirá a mejores condiciones en el empleo5.
6. Mientras más tradicionales son las concepciones acerca de los roles de género
disminuye la probabilidad de estudiar más de secundaria, dado que uno de los
estereotipos clásicos asocia a las mujeres con el deber de dedicarse a su casa y a su
familia, por lo que estudiar no es una actividad que les sea útil pues no entrarán al
ámbito laboral. No se espera una relación entre estereotipos de género e informalidad,
esto debido a que el empleo en sí, se está pensando como una necesidad, sobre todo en
los ámbitos más desprotegidos, independientemente del sexo.
7. Se espera una relación directa entre la satisfacción personal y la probabilidad de
estudiar por lo menos un año de preparatoria y de ingresar a un trabajo informal. Esto

                                                            
5
Más adelante se desarrollará mejor esta teoría.

22 
 
debido a que parte de la satisfacción personal está relacionada con tener estudios y un
buen empleo.
8. También se espera encontrar una relación directa entre la confianza en las instituciones
y la probabilidad de ingresar a un trabajo informal y el nivel escolar de los jóvenes. La
confianza en las instituciones puede estar determinada por las experiencias que los
jóvenes tienen en los dos fenómenos estudiados.
9. Si los jóvenes consideran que los problemas que más los afectan son estructurales es
mayor la probabilidad de ingresar a un trabajo informal. Los problemas estructurales
son aquéllos que impiden a los jóvenes desarrollarse por cuestiones ajenas a su control,
así se opta por empleos informales bajo el supuesto de que no es posible aspirar a algo
mejor. De igual manera, si los jóvenes piensan que son los problemas estructurales los
que los afectan disminuirá la probabilidad de estudiar más de secundaria.
10. Conforme mejoran las expectativas del futuro disminuye la probabilidad de ingresar a
un trabajo informal y aumenta la probabilidad de seguir estudiando. Esto porque las
mejores expectativas van acompañadas de confianza en la educación y en el empleo
como opciones de desarrollo para los jóvenes.

E. Contenido
Este trabajo está conformado por la presente introducción, seis capítulos y las conclusiones.
En el primer capítulo se presenta el marco teórico en el que se enmarca este trabajo que es
una perspectiva que busca diferenciar a los individuos por sus características que son reflejo de
los cambios productivos y sociales que se han dado en el país. Así, se hace un análisis de cómo
ha cambiado la idea de joven (como entidad identitaria uniforme) por la idea de jóvenes a lo
largo del tiempo y de las sociedades. Asimismo, se presenta como indispensable el estudio desde
la perspectiva de género y la estratificación socioeconómica, pues los roles y relaciones entre los
sexos son determinantes en las prácticas sociales de las personas y son diferentes en los distintos
estratos. Finalmente se presenta la conceptualización sobre educación y trabajo que se utilizó.
El capítulo dos está dedicado a explicar la metodología utilizada para el desarrollo de este
trabajo. Incluye la descripción y justificación de la fuente de información utilizada, la Encuesta
Nacional de la Juventud 2005; la selección de la población de estudio, jóvenes de 15 a 29 años; y

23 
 
la descripción de las dos regresiones logísticas, una para encontrar los factores que afectan la
informalidad y otra para encontrar los factores que influyen en estudiar más de secundaria.
Asimismo se presenta la descripción de las variables utilizadas en el análisis.
En el capítulo tres se presenta un breve análisis descriptivo de los jóvenes en el país. Éste
permitirá contextualizar y mostrar la importancia en términos numéricos de este sector de la
población en el país.
En la primera sección del capítulo cuatro se hace una descripción de las condiciones
educativas en las que se encuentran los jóvenes mediante un análisis descriptivo de variables
claves en el área. Asimismo, en la segunda parte se presenta un análisis estadístico descriptivo de
las variables que fueron utilizadas en el análisis de regresión logística para encontrar los factores
que afectan el estudiar más de secundaria.
En la primera sección del capítulo cinco se hace una descripción de las condiciones
laborales en las que se encuentran los jóvenes mediante un análisis descriptivo de variables
claves en el área. Asimismo, en la segunda parte se presenta un análisis estadístico descriptivo de
las variables que fueron utilizadas en el análisis de regresión logística para encontrar los factores
que influyen en el ingreso informal al empleo.
Finalmente, en capítulo seis se presentan los resultados y el análisis de las regresiones
logísticas que se desarrollaron.
A lo largo de los capítulos, así como en las conclusiones, se señalan cuáles hipótesis se
confirman y cuáles se rechazan; y en las conclusiones se plantean de manera integrada los
hallazgos de este trabajo.

24 
 
I. Marco teórico

1. Caracterización de los jóvenes

1. 1. La concepción de juventud
Al tratar de abordar el tema de la participación de los jóvenes en los ámbitos laboral y educativo,
tendríamos que preguntarnos en un primer momento ¿cuáles jóvenes? Nos referimos a los
jóvenes de manera muy común y creemos entender perfectamente de quiénes hablamos cuando
los nombramos. En nuestro imaginario tenemos una idea que nos remite a un conjunto de
personas que suponemos jóvenes. Hay muchas concepciones de la juventud, pero parece haber
un consenso en torno a la idea de que la juventud es una etapa de transición entre la niñez y la
adultez, una etapa de preparación y que por lo tanto los individuos que se encuentran en dicha
fase tienen cierta permisividad. Bajo esta perspectiva toman especial atención su inserción al
empleo, a la educación, a la participación política y el uso de su tiempo libre, como las
actividades e intereses tradicionales para la inclusión de los jóvenes a ese mundo de los adultos.
Por ello, se ha determinado que la juventud termina cuando el individuo logra independizarse, ya
sea empezando su vida laboral o formando una vida familiar. Sin embargo, esta idea
aparentemente común responde a construcciones históricas que nos remiten a un concepto de
juventud específico en cada tiempo y espacio. Todas las sociedades organizan la transición de la
infancia a la vida adulta, sin embargo, las formas y contenidos de esta transición son muy
variadas en cada sociedad. Aunque este proceso tiene una base biológica6, lo importante para su
concepción es la percepción social de estos cambios y las repercusiones que la comunidad
percibe de ellos (Alpízar y Bernal, 2003; Pérez Islas y Valdez, 2003a, 2003b; Reguillo, 2003;
Feixa, 1998).
Entendida como la fase de la vida individual comprendida entre la pubertad fisiológica
(una condición “natural”) y el reconocimiento del estatus adulto (una condición “cultural”), la
juventud ha sido vista como una condición universal y homogénea, una fase del desarrollo
humano que se encontraría en todas las sociedades y momentos históricos. Se le presenta como
un periodo de preparación comprendido entre la dependencia infantil y la plena inserción social,
                                                            
6
Su inicio es determinado por el proceso de maduración sexual y el desarrollo corporal que se presenta en los
adolescentes, sin embargo, como veremos más adelante, no es posible siquiera determinar en qué momento inicia
esta fase exactamente.

25 
 
que supondría la emancipación del núcleo familiar primario como resultado del acceso al
mercado laboral y la creación de la propia familia (Cueva, 2005; Alpízar y Bernal, 2003; Feixa,
1998).
Sin embargo, el joven como categoría analítica no surge sino hasta después de la Segunda
Guerra Mundial y solamente como una condición exclusiva de las sociedades urbano
industriales, ya que con la expansión económica de los años 50 y 60 se produjo un excedente que
hizo aparecer al mercado juvenil lo que derivó en el interés en dicho sector de la población
(Cueva, 2005; Revilla, 2001). La aparición del término juventud está fuertemente ligada al
surgimiento de la sociedad burguesa y a la llegada del capitalismo, así se crea este grupo
diferenciado de acuerdo con la sociedad particular en la que se desenvuelve y aparece como un
nuevo actor político (Gandini, 2003; Soares, 2000). No podemos entonces seguir pensando en la
categoría juventud como homogénea, inherente al ser humano y claramente definida.
Podemos rastrear el interés en los jóvenes a finales del siglo XIX con el descubrimiento de
la adolescencia. Esta idea provenía de los primeros estudios psicológicos pertenecientes a Hall,
quien presenta a los adolescentes como un conjunto de personas determinadas por sus emociones
y estrés resultado de los procesos biológicos que están sufriendo en ese periodo de su vida. Por lo
tanto, determina como “naturales” la crisis y conflictos que caracterizan a este grupo de edad, ya
que estarían determinados por la naturaleza de la especie humana que sufre cambios hormonales
en épocas específicas de su vida. Asimismo, estos cambios hormonales son parte necesaria del
proceso de convertirse en adulto por lo que empieza a generarse la idea de que la juventud es una
etapa de transición a la vida adulta (Delval, 1998).
Durante la primera mitad del siglo XX, que Gillis (1981) denomina “era de la
adolescencia”, este concepto –que hasta entonces se había limitado a los varones de la
burguesía– se democratiza: los rasgos de la adolescencia se extienden progresivamente a las
mujeres, los obreros, hacia las zonas rurales y en los países no occidentales. En esta época la
escuela secundaria se universaliza, los jóvenes son expulsados del mercado laboral y emergen las
primeras asociaciones juveniles modernas dedicadas al tiempo libre, como los vanderwögel en
Alemania y los boyscouts en Inglaterra.
Así, la adolescencia fue descubierta a finales del siglo XIX y se democratiza en la primera
mitad del XX. En la segunda mitad de este siglo la juventud se establece, ya no como sujeto
pasivo sino como actor protagonista en la escena pública. Todos comienzan a interrogarse

26 
 
seriamente acerca de lo que piensa la juventud y a publicar investigaciones sobre ésta (Cueva,
2005; Feixa, 1998; Ariès, 1973). En los últimos años, la problemática juvenil fue adquiriendo
mayor peso y conforme eso sucedió, fueron proliferando investigaciones y publicaciones al
respecto, se crearon una serie de programas, instituciones y áreas específicas (tanto
gubernamentales como de la sociedad civil), a nivel nacional como regional, vinculadas a la
esfera laboral, social y de formación de los jóvenes (Gandini, 2003). Los jóvenes, entonces,
entran en la escena pública.
Así, la categoría juventud, aparece como natural, como etapa inherente a la vida del ser
humano y como un momento de la vida en que el individuo debe prepararse para lo que le espera
como adulto. Por lo tanto, se ha intentado encuadrar en un rango de edad determinado. ¿Pero
cuáles son las cotas de edad de dicho rango? Pese a la diversidad de enfoques, el debate no es
muy intenso en cuanto a la cota inferior. De hecho, para establecer la edad de entrada a la
juventud se observa un razonable consenso en dar prioridad a los criterios derivados de un
enfoque biológico y psicológico, en el entendido que el desarrollo de las funciones sexuales y
reproductivas representan una profunda transformación en la dinámica física, biológica y
psicológica que diferencia claramente al adolescente del niño (Rodríguez, 2002a). Sin embargo,
la edad específica no es clara, ya que mientras en algunos casos se opta por los 12 años, en
ciertas regiones cálidas como las costas, se sostiene que la edad de inicio es de 10 años. Por otro
lado, en el establecimiento de las cotas superiores el rango es más amplio, ya que se identifica
con el momento en que los individuos llegan al cierre de ciclo educativo formal, enfrentando el
ingreso al mercado de trabajo y la formación de un hogar propio, transformándose, así, en
adultos. Sin embargo, como podemos ver, esa cuestión no permite establecer una edad
determinada en la que el joven está preparado para ingresar al mundo adulto. Esta imposibilidad
de establecer de manera determinante un rango de edad lleva a cuestionar las ventajas prácticas
del criterio etario como eje de la definición de joven.
Entonces el joven no es una categoría natural procedente de una diferenciación por edad.
Es más bien una construcción social que responde a ciertas necesidades e intereses que llevan a
plantear edades para encuadrar a cierto grupo poblacional. A mediados del siglo pasado se
caracterizaba al joven con una edad de entre 12 y 19 ó 21 años, cota superior que coincidía con la
edad en que se asumía la mayoría de edad jurídica en diversos países. Actualmente para el

27 
 
Instituto Mexicano de la Juventud, el rango abarca de 12 a 29 años7. Según Bourdieu (1978) las
clasificaciones por edad son siempre imposiciones de límites y producciones de un orden, que
permiten clasificar a un grupo de personas y homogeneizarlas con el fin de poder mantener
relaciones de poder específicas. Los jóvenes entonces son un grupo que cambia de rango de edad
según es necesario para las sociedades en los distintos momentos políticos, económicos, sociales
y culturales.
Esta conceptualización del joven como un grupo de personas que comparten características
similares por el simple hecho de compartir la misma edad lleva a la creación del mito de la
juventud homogénea (Braslavsky, 1986, citado en Margulis y Urresti, 2000), que se presenta al
identificar a todos los jóvenes con algún tipo de ellos. Normalmente ese modelo de joven es el
que procede de los sectores socioeconómicos medios y altos, así como del interés en conservar
los valores de las generaciones anteriores. Los sectores medios y altos (hombres anglosajones8)
son los que tienen la permisividad de instalarse en una juventud despreocupada y sin
responsabilidades (moratoria social), por lo menos durante un periodo de ella.
Entonces se dice que la juventud depende de una cierta moratoria, un espacio de
posibilidades abierto a ciertos sectores sociales y limitado a determinados periodos históricos en
donde es posible dicha permisividad. A partir de mediados del siglo XIX y en el siglo XX,
ciertos sectores sociales logran ofrecer a sus jóvenes la posibilidad de postergar exigencias —
sobre todo las que provienen de la propia familia y del trabajo—, otorgándoles un tiempo
legítimo para que se dediquen al estudio y la capacitación retrasando el matrimonio, lo que les
permite gozar de cierto periodo durante el cual la sociedad les brinda una especie de tolerancia
(Juárez y Carreno, 2002; Margulis y Urresti, 2000).
Esta idea de moratoria proviene de Erikson (1993) y apareció como la estrategia necesaria
en el periodo de preparación juvenil para la adultez. El concepto parte de una comprensión de los
jóvenes como sujetos carentes de madurez social e inexpertos y, en consecuencia, la fase que
atraviesan debe ser un periodo preparatorio para el futuro (Krauskopf, 2004; Neuser, 1998). Sin
embargo, esta moratoria social, parte de la homogeneización de todos los jóvenes olvidando a
aquellos que, por pertenecer a estratos socioeconómicos menos beneficiados, no pueden darse

                                                            
7
Como podemos ver el rango es tan amplio que es imposible pensar en que los jóvenes, así caracterizados por el
Instituto Mexicano de la Juventud, pudieran tener las mismas características, los mismos intereses y las mismas
necesidades, por lo que el pensar en los jóvenes como un grupo homogéneo resulta inconcebible.
8
Tanto el género como la etnia son minorías políticas que no son visibles en los modelos ideales.

28 
 
ese lujo, ya que no suele estar a su alcance el lograr ser joven en la forma descrita: deben
ingresar tempranamente al mundo laboral —a trabajos más duros, menos atractivos— y suelen
contraer obligaciones familiares a menor edad (matrimonio o unión temprana, con frecuencia
incentivada por la llegada de los hijos). Carecen del tiempo y del dinero para vivir un periodo
más o menos prolongado con relativa despreocupación y sin responsabilidades. Por otro lado, la
moratoria no garantiza, a los sectores que tienen posibilidad de vivirla, procesos plenos de
integración social (Hopenhayn, 2003).
Podemos identificar a partir de algunos autores diversos discursos en el imaginario sobre
los jóvenes:
1. Juventud como periodo de crisis. Esta noción, que ha sido fuertemente instituida,
ha producido la estigmatización de la gente joven como delincuente, desadaptada, irresponsable,
necesitada de control y, en algunos casos, también de represión. Los jóvenes aparecen como los
depositarios de todos los males, el segmento de la población más afectado por la crisis, por la
sociedad autoritaria, que sería mayoría entre los desocupados, los delincuentes, los pobres, los
apáticos. (Hurtado, 2004; Alpízar y Bernal, 2003; Braslavsky, 1986, citado en Margulis y
Urresti, 2000;).
2. Juventud como factor estratégico del desarrollo. Hay dos perspectivas, en la
primera, se idealiza y se les otorga a los jóvenes la categoría de "agentes de cambio”. En la
segunda perspectiva al joven se le asume como problema, debido a que es una población que
sufre desempleo, marginalidad y diversos tipos de exclusión. Lo que se plantea en esta segunda
perspectiva es que los jóvenes se hacen visibles a la sociedad a través de manifestaciones que no
guardan relación con las expectativas que se tienen de ellos (expectativas que suelen surgir de la
idea de la juventud como periodo de transición). Este discurso, además, se repite en las
instituciones del gobierno (Hurtado, 2004; Revilla, 2001). Por ejemplo Reyes S. Tamez Guerra,
Secretario de Educación Pública en el sexenio 2000-2006, cuando presentó el Programa de
Desarrollo para la Juventud (PROJUVENTUD) en 2002 plateó que “En un mundo cambiante y
de complejidad creciente como el actual, el impulso de los jóvenes se convertirá en un factor
determinante para hacer del nuestro, un país desarrollado y próspero, con rostro humano, abierto
a los retos innumerables del porvenir” (IMJ, 2002: 6); así como cuando el director del Instituto
Mexicano de la Juventud dice al respecto de la creación de ese instituto, “se dio con el objeto de
impulsar una institución del gobierno federal que definiera e instrumentara una política nacional

29 
 
de juventud que permita incorporar plenamente a los jóvenes al desarrollo del país” (IMJ, 2002:
7).
3. Juventud como ideal. Se manifiesta en una exaltación de todo lo joven. Lo joven
se convierte en criterio de éxito, en moda susceptible de ser generalizada por el resto de la
sociedad. Pensar en el joven como el que está en la mejor época de su vida sin apenas haber
vivido una pequeña parte de ella. Como plantea Sandoval (2000) se crea la idea de un joven
estándar, exento de conflictos y problemas, un joven que responde a un cierto prototipo físico, un
joven consumidor (Revilla, 2001).
4. Juventud hedonista. Se afirma el hedonismo de la juventud, su valoración del
placer como criterio moral. Además, existe un cierto énfasis en su espontaneidad e
irracionalidad. La juventud es igualmente conformista y no comprometida, se desentiende de la
política y de su papel transformador de la sociedad. Tal construcción se fundamenta en una
comparación con otra generación juvenil, la que protagonizó las manifestaciones de los años
sesenta. De hecho, parece que se ha construido un discurso que mitifica esa juventud como
ejemplo de generación rebelde empeñada en la transformación de la sociedad. Ante tal mito,
cualquier generación posterior parecerá conformista si no se producen acontecimientos similares.
En esta perspectiva queda muy claro que la construcción de lo que es el joven está respondiendo
a una cuestión de expectativas relacionadas con fenómenos sociales que vivieron las
generaciones anteriores (Revilla, 2001). Este discurso manifiesta una preocupación porque la
juventud no cumpla el papel que está llamada a desempeñar en su etapa adulta. Sandoval (2000)
afirma que la baja participación política y social de los jóvenes ha dado paso a la construcción de
un discurso social que se refiere al mundo juvenil como apático.
5. Juventud contestataria. Los jóvenes han de manifestar una importante rebeldía e
inconformismo respecto de los adultos (Revilla, 2001). Los jóvenes ven a los adultos como una
generación fuera de moda, con ideas retrógradas y que no responden a sus intereses y
necesidades actuales. Por lo tanto entran en conflicto con ellos y parecen despreciar todo lo que
de los adultos provenga. Esta cuestión tiene que ver mucho con la idea de generación; cada
generación se considera a sí misma como la protagonista principal en el ámbito público
despreciando a las generaciones anteriores.
6. Juventud como el futuro de… En este discurso, lo común es enviar a los jóvenes
al futuro, creyendo que tendrán su oportunidad cuando sean adultos, por lo tanto, ahora sólo son

30 
 
la “esperanza del país”, y mientras, sólo hay que mantenerlos ocupados, ya sea estudiando o en
trabajos informales temporales. Al decir que “los jóvenes son el futuro” en realidad lo que se está
diciendo es que no tienen un papel para el presente. Serán los personajes maravillosos que
salvarían a la humanidad, que harían lo que no pudieron hacer sus padres, que serán
participativos y éticos. (Machado, 2004; Juárez y Carrano, 2002; Revilla, 2001; IMJ, 2000;
Braslavsky, 1986, citado en Margulis y Urresti, 2000; Soares, 2000).
Como podemos notar, en el caso de la idea de juventud en periodo de crisis, se generaliza a
los jóvenes de manera negativa y estigmatizante, sin poder entender las trayectorias de vida que
han llevado a ciertos jóvenes hacia caminos alternativos de identidad cargados de actitudes y
actividades que a la sociedad de clase media y alta le parecen conductas antisociales9 y por tanto
no tolera.
Por otro lado, los demás imaginarios resultan de una idea romántica de los jóvenes en la
que se les coloca como un grupo homogéneo con ciertas necesidades y ciertas deficiencias que
los hace encontrarse en un periodo de su vida clave, que determinará su trayectoria futura.
Así, la mayoría de las conceptualizaciones acerca de los jóvenes, olvidan que hay una
construcción social e histórica de este joven (Margulis y Urresti, 2000). Es decir, que al hablar de
jóvenes no podemos más que referirnos a relaciones sociales históricamente situadas y
representadas que conforman conceptos de adscripción y diferencia, inmersos en redes y
estructuras de poder; es decir, que la categoría juventud, existe en tanto se han dado las
condiciones históricas y los espacios que han favorecido su existencia (Valenzuela 2005,
Hurtado, 2004). Por ello resulta de vital importancia pensar en los jóvenes en torno a otras
características diferentes a la edad, tales como género, etnia y estrato socioeconómico, entre
otras, lo que permitiría originar una conceptualización de los jóvenes que deja de ser homogénea
y que se abre a un abanico de posibilidades de lo que implica ser joven en distintos ámbitos.
Como ya se mencionó anteriormente, de los diversos imaginarios, la idea de la juventud
como etapa de transición es la más común. En esta idea la juventud se entiende como una fase
clave para la integración social, en la cual la gente joven debe formarse y adquirir todos los
valores y habilidades para insertarse posteriormente al mundo adulto. Es un tiempo de espera en
el que el joven progresivamente va adquiriendo las responsabilidades adultas: productiva,

                                                            
9
Las conductas antisociales se refieren a la aparente incapacidad para seguir ciertos patrones de conducta aprobados
socialmente (Alejo y Restrepo, 2003).

31 
 
conyugal, doméstica y parental. O también un proceso de emancipación que concluye cuando se
cumplen estas condiciones: independencia económica, autoadministración de recursos,
autonomía personal y hogar propio. Esta perspectiva ve a los jóvenes como totalmente
homogéneos en el sentido de que espera que todos estén en posibilidad de insertarse, —
independientemente de las clases sociales, etnias o género, por ejemplo— de manera tradicional,
además de pensar en que la juventud es una fase que va a transcurrir de forma lineal pasando por
ciertas etapas que progresivamente llevaran al joven a convertirse en adulto.
Se concibe a la juventud como una etapa transitoria lo que lleva a trivializar su actuación
en el presente. La juventud se plantea como un tiempo de transición a partir de una óptica adulta,
para la cual la juventud es solamente un tiempo en el que el individuo debe asimilar las
herramientas necesarias para insertarse al mercado de trabajo y asumir por completo todas las
responsabilidades que le competen en el mundo adulto. (Hurtado, 2004; Revilla, 2001; IMJ,
2000; Soares, 2000).
Por lo tanto está presente en la mayoría de los discursos la juventud como el momento
clave para la inserción en la etapa adulta. Cada sociedad establece cuáles son los roles propios de
los adultos; en las sociedades industrializadas o modernas, han estado conformados por los que
se desarrollaron específicamente en los ámbitos laboral y familiar (Esteinou, 2005; Alpízar y
Bernal, 2003).
Otra cuestión que resulta importante para dejar de pensar en los jóvenes homogéneos es
que la construcción de la adultez en los tiempos contemporáneos es cada vez menos lineal. La
rapidez de los progresos técnicos y científicos obliga a los adultos a una formación permanente,
por lo tanto, cada vez es menos posible distinguir la adolescencia de la edad adulta en función de
la preparación para la vida. Por lo tanto estas ideas de homogeneizar a la juventud como la que
empezaba cuando la persona dejaba la niñez y terminaba cuando se casaba, trabajaba y
participaba formalmente como ciudadano, ya no pueden ser aplicadas, esto, debido que tales
eventos no ocurren actualmente en un orden lineal programado (Krauskopf, 2004; Lutte, 1991).
Así, bajo la idea de juventud como etapa de transición no es posible incorporar a una empleada
doméstica de 16 años con un hijo como joven, ni a un albañil de 19 años que es el jefe de su
núcleo familiar primario, pues ambos ya se insertaron en el ámbito laboral y ya poseen
responsabilidades propias de los adultos.

32 
 
Las condiciones económicas, políticas y culturales del país están llevando a muchos
jóvenes a retrasar cada vez más esa inserción total a la sociedad, sobre todo cuando la inserción
se espera mediante los mecanismos tradicionales. Como se mencionó en párrafos anteriores, el
tránsito a la adultez se caracterizó como la salida del hogar de origen y la asunción de
responsabilidades laborales y de reproducción familiar, este modelo de inserción entre la
educación y el trabajo o entre el mundo familiar y el trabajo —según el sector social de origen—
se va rompiendo en el marco de la crisis de empleo, para convertirse en una transición larga y
compleja sobre todo para los jóvenes de los sectores bajos (Jacinto, 2002; Revilla 2001). Incluso,
algunos análisis sobre trayectorias (Jacinto, 2002; Saravi, 2002; Polo, 1999), muestran la
diversidad de las mismas y los destinos diferentes de esa transición hacen cuestionar su
significado y llevan a pensar: transición, ¿hacia dónde?
Por todo lo mencionado podemos afirmar que la juventud está caracterizada por una
pluralidad de lenguajes y culturas. Así, es imposible seguir hablando de joven y resulta
imperativo hablar de los jóvenes en plural, refiriéndonos así a la diversidad de grupos juveniles
con sus distintas necesidades, intereses, modos de inserción y oportunidades, por eso es que
resulta muy importante diferenciar a los jóvenes, sobre todo, bajo dos dimensiones: el estrato
socioeconómico y el género10.

1.2 Diferencias en los jóvenes por estrato socioeconómico


Debido a que la operacionalización del concepto clase social resulta muy complicada pues
incluye cuestiones difíciles de medir, se decidió trabajar con la variable de estrato social para
analizar las diferencias socioeconómicas. Un estrato es una agrupación de individuos generada
por un investigador a partir de ciertas características comunes, y que se presume representan un
cierto estilo de vida y un conjunto de oportunidades relativamente comunes (Parra, 2003).
Trayectorias socioeconómicas diferentes crean formas juveniles también diferentes. Como
Tourche y Wormald mencionan “…todo sistema de estratificación social constituye una
estructura de oportunidades de integración social, o bien, refleja la distribución de oportunidades

                                                            
10
No podemos olvidar que la etnia es una cuestión importante para poder construir una visión completa de los
jóvenes en México, sin embargo, en este trabajo se decidió no incluir dicha variable pues en la Encuesta Nacional de
la Juventud el porcentaje de jóvenes que reporta hablar una lengua indígena es de 1.1%, porcentaje muy pequeño
que no permitiría ver claramente las diferencias.

33 
 
para el acceso a bienes escasos y a posiciones sociales diferencialmente valoradas” (Tourche y
Wormald, 2004: 23).
Como se ha estado mencionando, la idea de juventud que permea es la del joven varón
blanco de nivel medio o alto; para los sectores bajos, ser joven es un lujo que no puede tomarse,
pues los sujetos que a ellos pertenecen deben introducirse al campo laboral a edades tempranas
para poder ayudar o incluso sostener a sus familias. Se trata del mito de la igualdad de
oportunidades con el que el discurso intenta unificar la condición para todo aspirante a participar
plenamente de la vida colectiva, aunque provengan de mundos sociales extremadamente
dispersos y desiguales.
Muchos jóvenes han perdido posibilidades de inserción en el mercado laboral, al mismo
tiempo que se desdibuja la trayectoria escolar como eje de movilidad social (Valenzuela, 2005).
Se produce así, una creciente polarización entre los jóvenes dispuestos a integrarse en el
proyecto social dominante o incorporados y los jóvenes ya marginados de tales esfuerzos, los
alternativos (Reguillo, 2003b; Weyand, 2000).
El estrato se asocia con las posibilidades de ingreso escolar y laboral. En primer lugar, la
educación tiene papeles diferentes en los diversos estratos, puede ser, por un lado, un mecanismo
de apertura de oportunidades y movilidad social (para los estratos medios y altos) y por otro lado
un dispositivo de reproducción de la desigualdad (en los estratos bajos). Así, el acceso a la
educación está mediado por la estratificación social (Tourche y Wormald, 2004).
Por otro lado, las expectativas que se tienen de la educación son diferentes también según
los estratos socioeconómicos y por lo tanto esas diferencias llevan a diversas formas de ingreso y
de enfrentamiento de los logros educativos. Los alumnos que provienen de las clases más altas
no sólo tienen mejores oportunidades de desarrollar sus habilidades cognitivas sino que además
son incentivados por sus padres y profesores a continuar su educación, obtener logros educativos
y tener aspiraciones más altas para su futuro. Por otro lado, los sectores sociales intermedios son
muy heterogéneos, compuestos por individuos con grandes diferencias en calificación
profesional, nivel de vida y status social, por lo que la educación representa para ellos un
mecanismo de participación y ascenso, con una gran movilidad social. Finalmente, para los
estratos bajos la educación plantea el anhelo de la movilidad social, sin embargo los pocos
recursos que se tienen y las necesidades de incrementar los ingresos familiares, llevan a los
jóvenes a abandonar la escuela para ingresar a empleos que permitan obtener algunos recursos.

34 
 
Por ello es que el estrato socioeconómico no sólo responde a los recursos materiales que
permiten el acceso y mantenimiento o no dentro del sistema educativo, sino que también genera
expectativas de ellos como estudiantes entre su grupo de iguales.
En segundo lugar, el estrato socioeconómico se asocia también con el ingreso al mercado
laboral. La teoría del capital humano plantea que el nivel educativo determina el ingreso a los
diferentes puestos de trabajo, bajo esta idea, podríamos pensar que, como la educación es
diferencial en cada uno de los socioeconómicos, será también diferencial el acceso al empleo.
Sin embargo el poseer una determinada credencial educativa ya no garantiza el acceso a un
puesto de trabajo y menos a uno sin precariedad. Por ello, no sólo es necesario mencionar la
segmentación del mercado de trabajo de acuerdo al nivel educativo, sino además, plantear que
existen estructuras de oportunidades diferenciales que posibilitan la adquisición de capitales
educativos, sociales y culturales, que se convierten a su vez en oportunidades laborales también
diferentes.
Esto quiere decir que no sólo la educación es la que está determinando el tipo de trabajo,
sino que diversos tipos de capital, tales como las redes sociales, determinan las posibilidades de
acceder al mundo laboral. Los jóvenes de los sectores altos están inmersos en un mundo en
donde sus conocidos tienen buenos empleos y la recomendación es un aspecto importante para
encontrar empleo. Los jóvenes de los sectores medios dependen un poco más de sus credenciales
educativas, aunque también el factor de la recomendación es importante. Finalmente los jóvenes
de los sectores bajos tienen mayores dificultades y se enfrentan en mayor medida al desempleo o
a empleos de mayor precariedad y vulnerabilidad.
Con todo lo mencionado en esta sección, podemos afirmar que el estrato socioeconómico
es clave en el análisis de la educación y el empleo de los jóvenes, lo que lleva a subrayar la
importancia de no verlos como un grupo homogéneo en una etapa de transición lineal.

1.3 Diferencias en los jóvenes por género


Como se ha estado afirmando a lo largo de este escrito, una categoría importantísima al pensar
en los jóvenes es el género. Cuando se habla del enfoque de género, se hace referencia a una
forma particular de visualizar una realidad o situación social, a partir de la cual se evidencian
ciertas diferencias entre las personas en cuanto a sus roles sociales, según se trate de hombres o

35 
 
mujeres. Estas diferencias, sin embargo, no tienen que ver con el hecho biológico de ser hombre
o mujer —como muchas veces se ha tratado de afirmar—, sino más bien con roles socialmente
construidos de cada sexo en una sociedad. Como fenómeno social, los roles de género refuerzan
relaciones desiguales de poder entre hombres y mujeres a través de normas culturales y valores.
Estos roles se hallan presentes desde el inicio de la socialización y son transmitidos desde el
hogar, confirmados en la escuela y expandidos a través de los medios de comunicación, por lo
que permean las instituciones sociales al referirse no sólo a relaciones a nivel individual, sino
también a un complejo arreglo de estructuras, prácticas y conductas (Silveira, 2001; Guillén,
1998; Acker, 1992).
En sí mismo el género es un sistema de estratificación. Al hablar de estratificación por
género nos referimos al acceso desigual de hombres y mujeres a los bienes y valores sociales por
el simple hecho de su pertenencia a un sexo (Chafetz 1984). A través de un análisis con enfoque
de género es posible distinguir los roles de las mujeres y los roles de los hombres, esta distinción
se basa en el carácter social de las divisiones del trabajo por sexo. Por ejemplo se considera que
una joven sana debe tener expectativas definidas y claras tendientes hacia la maternidad
(anteponiendo la maternidad a la sexualidad), la pasividad sexual, la formación de la familia y el
cuidado de los otros. Así, la perspectiva de la transición hacia la adultez, para los jóvenes
varones es la independencia económica a través del trabajo productivo, mientras que para las
mujeres es la formación de familia lo que las coloca en un estadio permanente de dependencia,
donde las mujeres continuarán siendo siempre “menores de edad” y con necesidad de ser
guiadas. Queda claro, entonces, que se reserva a los hombres el ámbito de la vida pública,
mientras que las mujeres se mueven en el ámbito de la vida privada. Así no podemos olvidar al
utilizar este enfoque que los roles de género se construyen en la interacción de las relaciones de
los hombres y las mujeres, por lo que es muy importante entender esas relaciones que
normalmente están basadas en relaciones de poder (Berga, 2003; Silveira, 2001).
Por lo tanto, no es posible seguir pensando en los jóvenes como una categoría asexuada,
especialmente porque al hacerlo, sistemáticamente se les asimila relacionándolos con lo
masculino (Silveira, 2001). La definición de soluciones a la problemática de los jóvenes en
diversos estudios no considera normalmente la condición de género de las mujeres jóvenes, por
ejemplo, las propuestas de políticas de capacitación para el empleo ignoran el hecho de que las
jóvenes cumplen, en la mayoría de los casos, los roles tradicionales en la familia (asumiendo

36 
 
tareas reproductivas o de trabajo doméstico) o no tienen la misma disposición de tiempo o
posibilidad de movilidad de los hombres jóvenes. (Mier y Rabell, 2005; Alpízar y Bernal, 2003;
Reguillo, 2003a).
Además, los programas de capacitación y el conjunto de políticas públicas llevan a
invisibilizar a las mujeres jóvenes pues se asume que las mujeres jóvenes están contenidas en el
genérico joven, por lo que al hacer afirmaciones o estudios sobre la juventud no se toman en
cuenta sus especificidades y la diversidad de condiciones en las que ellas viven. Asimismo, son
desvalorizantes de lo femenino pues cuando se pretende dar cuenta de su realidad, se hace a
partir de aquellos aspectos que tienen que ver con sus roles tradicionales de género (Alpízar y
Bernal, 2003; Sepúlveda, 2002).
La cuestión de la moratoria social, por otro lado, fue creada pensando en los varones
blancos. La mujer, al esperarse de ella que cumpla su función de madre, se le restringe o por lo
menos se reduce la duración de la moratoria social11. Cada sociedad en los diferentes momentos
históricos ha determinado la mejor edad para ser madre, por lo que una moratoria extendida
impediría que cumpliese la función de reproducción que se espera de ella. No podemos olvidar,
sin embargo, que desde hace 30 años se impulsa en México una política social y de salud que
impulsa un diferimiento de las uniones y de la maternidad (Planificación Familiar), retardado el
inicio del matrimonio y la edad a la que se tiene el primer embarazo algunos años, además de
promover el embarazo antes de los 30 años de edad lo que lleva, de todas maneras, a reducir la
duración de la moratoria social de las mujeres.
Así, no podemos olvidar que la situación de las mujeres jóvenes es aún peor que la de los
hombres pues deben enfrentarse a estas dos formas de exclusión y marginación (ser joven y ser
mujer). Por lo tanto, no podemos dejar de lado que existen diferencias entre hombres y mujeres
muy importantes, por lo que en este trabajo se abordará el análisis con una perspectiva de género.

                                                            
11
No hay que olvidar, como ya se ha mencionado, que la moratoria social está restringida a jóvenes de estratos
sociales medios y altos, por lo que cuando hablamos de las mujeres con moratoria social nos referimos a las mujeres
de esos estratos.

37 
 
1.4 Transversalidad entre estrato socioeconómico y género
Como se mencionó en párrafos anteriores, tanto el estrato socioeconómico como el género son
aspectos de diferenciación de acceso a la educación y al trabajo en los jóvenes. Sin embargo,
como en todos los procesos sociales, no es posible analizarlos de manera separada, sino que son
aspectos que se cruzan.
Ariza y De Oliveira (1999) plantean que hay tres aspectos muy importantes que tienen que
ser considerados al momento de estudiar el estrato socioeconómico y el género como aspectos
entrecruzados y relacionados que producen diferencias y por lo tanto inequidad: 1) la vinculación
entre ambos ejes de inequidad es recíproca e interdependiente; esto quiere decir que la
reproducción de uno implica la del otro; 2) el género y la clase constituyen dimensiones
complementarias del proceso de estratificación social general, y deben ser analizadas de manera
que se pueda ver la medida en que el cruce de ambas profundiza o disminuye la magnitud de la
desigualdad y; 3) la combinación entre ambos elementos de diferenciación tiene consecuencias
importantes para el panorama global de la desigualdad en una colectividad dada, que se
manifiestan en grados variables de inequidad. Es decir que la estratificación social y de género
conforma diversos grupos sociales que se insertarán de manera diferenciada en los procesos
sociales siendo las mujeres de estrato menor las que tienen las mayores desventajas. “Género y
clase se potencian para otorgar a las mujeres una participación decreciente de los recursos
materiales y simbólicos de la colectividad, conforme descendemos en la estructura social” (Ariza
y De Oliviera, 1999: 80).
En los sectores socioeconómicos medios y altos, las mujeres pueden disponer de
mecanismos que les permiten aminorar en algún sentido las asimetrías de género, esto porque, de
alguna manera, están en posibilidad de contratar los servicios de otras personas para las diversas
tareas de la organización doméstica, asimismo han accedido a las oportunidades que brinda la
educación formal y desempeñan con mayor frecuencia un trabajo extra-doméstico remunerado,
además están exentas de privaciones en la satisfacción de sus necesidades básicas. Es posible
también que el prestigio que proporciona la pertenencia de clase, las provea de una fuente de
reconocimiento que contrarreste en alguna medida la desvalorización de que son objeto por
construcción de género, tanto ante sí mismas, como frente a otros hombres y mujeres (Ariza y De
Oliviera, 1999).

38 
 
Por otro lado, las jóvenes pobres abandonan la escuela a causa de las responsabilidades
domésticas que tiene asignadas y que no les dejan tiempo para la escuela. Este aspecto ilustra
claramente cómo el cruce entre ambos ejes de inequidad, el género y el estrato social, arroja
consecuencias diferenciales para hombres y mujeres y cómo la clase potencializa la desventaja
implícita en el género para las mujeres situadas en los tramos inferiores de la estratificación
social.

1.5 El contexto en el que se desarrollan los jóvenes de hoy: crisis


La sociedad actual, en la que siempre han vivido los jóvenes de hoy, se caracteriza por
crisis y transformaciones globales. En el marco de crisis, las estructuras culturales, familiares,
educativas y políticas se ven reconstruidas. Por otro lado los Estados que ordenaban la
coexistencia de grupos en territorios acotados son insuficientes ante la expansión de mezclas
interculturales. Aparece la necesidad de los jóvenes de agenciarse caminos y estrategias
diversificadas para poder ubicarse, así sea como mera sobrevivencia o en resistencia ante la
escasas opciones que tienen (García Canclini, et al., 2006, García Canclini, 2004, 1998).
Los jóvenes se desenvuelven en el marco de un modelo de desarrollo basado en una
economía de mercado que apuesta al aumento permanente de la producción y el consumo, en un
libre juego de oferta y demanda, juego a través del cual teóricamente se regularían los flujos de
bienes y servicios para la satisfacción de las necesidades —prácticamente reducidas a la
sobrevivencia y a la seguridad (Margulis, 2000; Soares, 2000; Calcagni, 1998; García, 1998).
Pareciera que la idea de sociedad se está reemplazando poco a poco por la de mercado.
Podemos ver claramente el repliegue del Estado nacional y de sus responsabilidades
sociales, lo que contribuye a ensanchar la indefensión y vulnerabilidad de numerosos sectores de
la sociedad, incluidos los jóvenes como un grupo vulnerable (Flores, 2003; Reguillo, 2003a,
2003b, 2003c; Rodríguez, 1998b).
¿Qué ha ocurrido con el repliegue del Estado benefactor? Básicamente se han hecho los
llamados ajustes estructurales, los que limitan el papel del Estado a un regulador, que se encarga
de revisar los procesos que más convengan al mercado y no los que convengan a la sociedad. Los
ajustes estructurales, fundamentalmente, implican reducciones en los gastos públicos, en

39 
 
aquellos rubros improductivos12, como lo son la educación, la salud y la asistencia social. Estos
ajustes en realidad son políticas previas a la instauración de Tratados de Libre Comercio que
benefician únicamente a las empresas multinacionales y no a los países que proveen de materias
primas y mano de obra barata, tales como el nuestro. Esto favorece un cambio en las fronteras
entre los ámbitos de acción del Estado, la sociedad civil y las familias. Todos aquellos servicios
que en nuestros países compensan situaciones de carencia, sobre todo en los sectores populares,
quedan ahora reducidos a su mínima expresión en lo que se refiere a la participación del Estado,
involucrando cada vez más a las Organizaciones de la Sociedad Civil y dejando en manos
privadas las cuestiones de bienestar social, lo que a su vez genera marginación y vulnerabilidad13
(García Canclini, 2004a, 2004b; Soares, 2000; García, 1998; Jusidman, 1998; Sunkel, 1970).
Los programas sociales que el Estado promueve se han reducido a programas focalizados
hacia los más excluidos y se reducen a la entrega de fondos para manutención. Estos programas
incluyen algunos de los más necesitados, pero excluyen a muchos de ellos, lo que hace que el
tejido social de muchas comunidades se destruya y no resuelva problemas de fondo. Es
importante mencionar que programas como PROGRESA y Oportunidades plantean como
requisito para entregar los recursos que la comunidad tenga por lo menos una escuela y un centro
de salud, de lo contrario no se proporcionan los recursos, lo que deja fuera a las comunidades
más marginadas y con mayores necesidades en el país.
A diferencia del liberalismo clásico, que postulaba la modernización para todos, la
propuesta neoliberal nos lleva a una modernización selectiva: pasa de la integración de las
sociedades, al sometimiento de la población a las elites transnacionales. Amplios sectores
pierden sus empleos y seguridades sociales básicas, se cae la capacidad de acción pública y el
sentido de los proyectos nacionales. Para el neoliberalismo la exclusión es un componente básico
y necesario de la modernización encargada al mercado (García Canclini, 2004b).
Y ¿cuáles son las consecuencias directas que estos ajustes ocasionan en los jóvenes? La
creciente flexibilización del trabajo, la mayor inestabilidad en las trayectorias productivas, las
demandas del nuevo patrón organizativo que obligan a cambiar de oficios y funciones, los
sistemas deslocalizados de producción y el mayor impacto de variables externas sobre el empleo,

                                                            
12
Considerados improductivos por no ser sectores que de manera directa generen beneficios económicos.
13
El Estado sólo tiene políticas asistencialistas focalizadas a los sectores más marginados, sin embargo, este tipo de
políticas que se encaran de otorgar una pequeña cantidad de dinero de forma directa a las familias no contribuye a
mejorar sus expectativas para eliminar la marginalidad y la vulnerabilidad.

40 
 
todo ello erosiona la estabilidad a la vez que estimula la competitividad (Weller, 2006). El
resultado, es la inserción laboral diferenciada: para los sectores medios en declinación con fuerte
pérdida de oportunidades y acceso a empleos de baja productividad en el sector de servicios e
informal; para otro sector más pequeño de jóvenes con una integración ultracompetitiva a esta
economía modernizada a través de canales específicos y selectivos para el ingreso en puestos
gerenciales; para los sectores más bajos vía trabajos que no requieren capacitación alguna; un
cuarto sector de jóvenes pobres de integración ilegal, como respuesta a las condiciones
ultraprecarias en las que viven (Hopenhayn, 2004; García, 1998; Neuser, 1998); y finalmente, un
grupo que apuesta por el viaje al extranjero para buscar mejores salarios aunque en malas
condiciones sociales. Además, la expansión del sistema educativo, podría estar respondiendo a la
necesidad de mantener a los jóvenes —o por lo menos a algunos de ellos— alejados del mercado
laboral, el cual no es capaz de absorberlos (Bourdeau y Champagne, 1999). Así, mientras están
estudiando no presionan al mercado laboral y por lo tanto no son considerados desempleados
pues no están en disponibilidad de trabajar aún, ya sea porque la escuela les ocupa su tiempo o
porque aún no tienen las credenciales necesarias para acceder a un empleo.
Hay un desfase entre la más temprana maduración psicológica, biológica e intelectual y el
retraso cada vez más amplio en su incorporación a la actividad económica. Fernández-Enguita
(1990a, 1990b) plantea que ha aumentado la cualificación profesional, en condiciones de
sobreeducación, que no se ven satisfechas en el desempeño de un trabajo acorde con la misma.
Esta situación, coloca a una mayor cantidad de jóvenes en un ambiente de dependencia
prolongada y de precariedad sistemática. Permanecen en el núcleo familiar por más tiempo y las
familias se reconstruyen de forma diferente. Los jóvenes pasan, de ser los que aportan recursos a
la familia, a los que los reciben o comparten mientras se incorporan al mundo adulto14 (García
Canclini, 2006; Reguillo, 2001; CELADE, 2000; Agulló, 1998; Rodríguez, 1998a).
Además, el nivel educativo necesario para encontrar trabajo se ha incrementado. Esto lleva
a los jóvenes a necesitar seguir estudiando e incorporarse al mercado laboral más tardíamente. La
educación formal empieza a ser un requisito importante —aunque no determinante— para
ingresar al mercado laboral. Sin embargo, la calidad de la educación se ha reducido (Valverde,

                                                            
14
No podemos olvidar que los jóvenes de los sectores bajos han estado en esta situación siempre. Sin embargo, es
ahora que los jóvenes de sectores medios están entrado en esta dinámica cuando se presta atención a esta situación y
se empieza a cuestionar la idea de transición hacia la adultez.

41 
 
1995) y se ha segmentado, dejando a algunos jóvenes en desventaja frente a los requerimientos
de mercado laboral.
¿Cuáles son las perspectivas que les quedan a los jóvenes del sector medio en este proceso
de marginalización y diferenciación acelerado? Los cambios producidos en el entorno influyen
en la coherencia de la juventud y en su perspectiva de futuro. Por ejemplo, la educación ya no
conduce automáticamente a un mejor futuro, disminuyendo la valoración social de la misma.
Difícilmente los jóvenes encuentran empleo estable y no cuentan con suficiente dinero para
emprender un negocio propio, lo cual los desestabiliza. Este sector de jóvenes desarrolla
inseguridad hacia el futuro y pérdida de horizontes, no perciben en el futuro una meta en la cual
pueden centrarse positivamente. Esa pérdida de perspectiva lleva a actitudes y conductas que
están limitadas a lo inmediato y lo cotidiano resultado en una crisis de certezas (García Canclini,
2004b; Flores, 2003; IMJ, 2000; Soares, 2000; Szulik y Kuañosky, 2000; García 1998).
Por otro lado los jóvenes de bajos recursos se enfrentan a la incapacidad de seguir
estudiando en pos de obtener un trabajo que les permita subsistir a ellos y a sus familias. Aunque
se ha hablado de que las posibilidades de estudiar en los últimos años se han incrementado, es
cierto que para los sectores de bajos recursos esas posibilidades se reducen a capacitación
técnica, lo que lleva a que los trabajos destinados a estos sectores sean trabajos mal remunerados
e insertados en la informalidad.
Los jóvenes de hoy, como hemos mencionado anteriormente, han vivido toda su vida en un
contexto de crisis. Ven a sus padres que trabajaron intensamente, fueron profesionistas, obreros
calificados o directivos de empresas y que en estos momentos la crisis les ha arrebatado los
frutos de su trabajo de muchos años; los jóvenes pueden hacer una lectura y decir: “bueno, ¿y yo
voy a seguir ese camino?, ¿voy a entrar a la educación superior y a invertir, o voy a entrar a una
empresa? y, ¿cómo voy a acabar?, ¿vale la pena?” El peso excesivo en la incorporación a como
dé lugar, termina por imponer a los jóvenes modelos de incorporación que no reflejan las
condiciones económicas del país. De manera constante aparece en el espacio público la sorpresa
indignada de actores políticos o empresariales que no logran entender por qué los jóvenes no
aceptan procesos de capacitación o empleos mal remunerados (Jacinto, 2004; Berga, 2003;
Reguillo, 2003a; García, 1998; Jusidman, 1998).
En síntesis, vivimos en unas condiciones en las que se incrementa el debilitamiento de los
sistemas referenciales y donde se ponen en cuestión ciertas verdades asumidas como tales, en

42 
 
donde se diluyen y reconstituyen las instituciones que antes se legitimaban por sí solas. Esto
lleva a cuestionar los patrones modernos de escolarización, empleo y familia, y a cambiarlos por
otros más flexibles y de constante incertidumbre.
Este es el marco en el que hay que entender los datos generados por la Encuesta Nacional
de la Juventud 2005. Como veremos a lo largo de este trabajo, este contexto es nodal para
interpretar los datos y para acceder a una categorización diferenciada de los distintos patrones de
incorporación educativa y laboral que están siguiendo los jóvenes del país.

2. Caracterización de la educación

2.1 Educación y formación


La educación es un proceso social complejo en el que participan todos los actores sociales y que
influye y determina el comportamiento de las personas. En este proceso las nuevas generaciones
se apropian de los bienes culturales de una comunidad; un hecho gracias al cual los niños y
jóvenes entran en posesión de conocimientos científicos y formas de lenguaje, costumbres
morales y experiencias estéticas, destrezas técnicas y normas de vida. Todos los contactos
educan. Es decir, que todas las experiencias que una persona vive determinarán su manera de
enfrentarse al mundo en situaciones similares.
Sin embargo, el concepto de educación ha sido reducido a la educación formal, es decir a
aquélla que provee la escuela que está determinada por un currículo. Así, la complejidad e
importancia de la educación se ha confundido con el papel formador de las instituciones
educativas. La formación se refiere a los conocimientos, herramientas, actitudes y valores que se
obtiene después de acceder a la educación formal, es decir a la escuela, por lo tanto, la formación
es una parte de la educación.
Debido a que la educación formal está organizada de forma analítica, es decir, que parte de
los conocimientos más generales para llegar a los más complicados, se considera que mientras
más años se cursen, mejor será la formación. Así, podemos ver muchas investigaciones sobre
educación que se refieren únicamente a la escolaridad de los alumnos.

43 
 
La importancia de la educación formal aparece con la Modernidad, convirtiéndola en el
gran proyecto, debido a la relación que se le otorga con el desarrollo, a través de la Teoría del
Capital Humano.

2.2 Teoría del capital humano


En México, la idea de educación ha tratado de ser acorde, por lo menos en los últimos 30 años, a
los argumentos de la teoría del capital humano de modo que se dé un crecimiento económico en
el país. Por lo tanto, la universalización de la educación media y superior han sido temas
prioritarios en los planes de desarrollo (Garrido, 2007). Por ejemplo, el Plan Nacional de
Desarrollo manifiesta como necesidad para alcanzar los objetivos de Desarrollo Humano
“…lograr una educación de calidad, enriquecedora en valores, relevante para el mundo
productivo en todos los niveles de formación y que cada vez alcance a más mexicanos”
(Secretaría de Gobernación, 2007:27).
La OCDE (1998) señala que el capital humano es definido como el conocimiento que los
individuos adquieren durante su vida y que usan para producir buenos servicios o ideas en el
mercado o fuera de él. Como se puede ver, en esta definición no se plantea de qué manera se
puede obtener el conocimiento. Sin embargo, la idea de que el conocimiento es adquirido en la
escuela está presente en todas las investigaciones sobre capital humano, pues la única variable
que usan para medirlo está relacionada con la escolaridad (Banco Mundial, 1998/1999, 1997,
1993).
Por su parte, autores como El Banco Mundial, 1993, 1997, 1998; Krugman, 1993; Romer,
1986, 1990, 1994 y Lucas, 1986, 1988; plantean que el crecimiento económico es un proceso
vinculado con la calidad de mano de obra y trabajo capacitado, es decir, con el capital humano.
Así, se puede ver el énfasis en el vínculo entre la educación, la productividad y la elevada
consideración al beneficio monetario como finalidad y no como medio para un desarrollo social.
La educación así pensada tiene entonces dos papeles: por un lado como promotora de
movilidad social y por otro, reproductora de desigualdades. La importancia que se le ha dado a la
escolarización, ha estado vinculada con la idea de capital humano de que la educación genera
movilidad social. Esta idea se dio con base en la universalización de la escuela, pues pasó de ser

44 
 
un lujo para los jóvenes varones de los estratos altos, a generalizarse hacia estratos medios y
mujeres en un principio y estratos bajos después.
En la época de la industrialización en México (años 40) esta universalización educativa, sí
estuvo acompañada de movilidad social para la creciente clase media, compuesta sobre todo por
personas asalariadas (Agulló, 1998), lo que hace que la percepción sobre la importancia de la
educación se mantenga, aunque ya no signifique la obtención automática de un empleo.
En cuanto a la reproducción de desigualdades, la escuela como institución juega el papel
principal. Fue después de la Segunda Guerra Mundial que la educación formal se dirigió
principalmente a formar mano de obra calificada para el desarrollo productivo. Así, la escuela no
sólo provee de conocimientos necesarios que desarrollarán las habilidad de las personas, también
moldea la conducta y organiza las percepciones hacia las necesidades del modelo capitalista. Así,
la escuela toma el papel de legitimar los aprendizajes adquiridos y que suponen los códigos que
la sociedad considera como propios. Así, el que no cuente con educación formal no podrá
ingresar al mercado laboral, por no contar con los conocimientos legitimados que la escuela
provee (Ugas, 2000; Althusser, 1977).
Así, la escuela reproduce las desigualdades al preparar a los jóvenes de estratos altos para
desempeñar funciones gerenciales, a los de estratos medios para empleos en mandos medios y
como agentes libres y a los de estratos bajos que no siempre pueden costear la educación para
puestos de bajo nivel. Hay que recordar que actualmente el nivel mínimo que se requiere para
desempeñar un empleo de bajo nivel, como es intendencia o ventas, es de preparatoria.

2.3. Formación para el trabajo


Como se mencionó anteriormente, uno de los temas que más importancia tienen en el momento
de estudiar a los jóvenes es la educación —vista únicamente en su aspecto formal— pero
además, la educación como vehículo para obtener un empleo, toda vez, que el empleo, y sobre
todo el empleo asalariado, es considerado el aspecto central que determina la identidad de las
personas15 (Agulló, 1998).
En un contexto de crisis constantes y flexibilización laboral, desigualdad social y de
ingresos y falta de confianza en las instituciones, así como de enorme valorización de la
                                                            
15
Se abundará más en este tema en la sección 3 de este capítulo.

45 
 
educación y de la formación para el trabajo, hay interrogantes sobre hacia dónde debe orientarse
la educación. Educación que según el discurso promete oportunidades de bienestar.
Por lo tanto el conocimiento aparece como clave para el crecimiento, pero no cómo
educación para puestos específicos, sino como formación para solucionar problemas en el caso
de los estratos medios y altos o como educación general tecnológica para los estratos bajos
(Gallart, 1995). Por ello, con el tiempo se ha incrementado la cantidad de años escolares
necesarios para poder adquirir esas capacidades que el mercado laboral cambiante está
requiriendo.
Así, la cuestión de la formación para el trabajo resulta un tema ampliamente abordado,
sobre todo en el contexto de los problemas para acceder al empleo y las constantes crisis
económicas en el país (Pieck, 2000). Al respecto, el Estado ha creado algunos programas con el
fin de integrar a los jóvenes al trabajo, como programas de subvención con un mínimo
componente de capacitación (Programa del Primer Empleo).
En síntesis, debido a la importancia que se le ha dado a la escolaridad y al imaginario
social que se tiene de ella y de su relación con el empleo y el desarrollo, en este trabajo se hará
un análisis desde esta perspectiva lo que permitirá confirmar o rechazar la idea de que una mayor
educación conlleva a un mejor empleo y por lo tanto conduce hacia la transición a la vida adulta.
Asimismo el análisis estará en función de dos variables muy importantes que ya se han
mencionado, el género y el estrato social.

3. Caracterización del trabajo

3.1 Centralidad del trabajo


Arendt (1993: 17) afirma que la modernidad “trajo consigo la glorificación teórica del trabajo
cuya consecuencia ha sido la transformación de la sociedad en una sociedad de «trabajo» y de
«trabajadores», es decir, en un orden social que construye su legitimidad en torno a la centralidad
de la actividad «trabajo» y a la figura genérica del «trabajador»”. Pero esta idea de trabajo está
asociada al empleo. La idea de empleo proviene de la transformación histórica del valor que el
trabajo ha sufrido con los años.

46 
 
En las sociedades llamadas primitivas, la categoría social de trabajo y la de trabajador no
juegan ningún papel y antes de la modernidad era una cuestión secundaria. Es con la modernidad
que la nueva era del trabajo aparece como central (Prieto, 2000). Los problemas sociales que se
dieron en los siglos XVI, XVII y XVIII trajeron como consecuencia la necesidad de un nuevo
orden: el liberal. Ese nuevo orden social estaría anclado en el trabajo como la actividad que
llevarían a cabo los individuos para relacionarse unos con otros.
Antes de la revolución industrial, las personas obtenían prestigio, identidad y daban sentido
a su vida según el oficio que desempeñaban. Para poder desarrollar su oficio, las personas
poseían una amplia gama de conocimientos integrados, lo que les daba cierto prestigio y estatus.
(Braverman, 1983). Sin embargo, en la sociedad industrial, el trabajo se constituye por primera
vez en el medio privilegiado de inserción social, debido a que la burguesía se posiciona como la
clase dominante e impone su ideología, con el tiempo, el trabajo como medio para insertarse en
la sociedad se convierte en lo normal. Así, el trabajo entra en el imaginario colectivo como “la
gran palanca del vínculo con la comunidad, de la ciudadanía y del reconocimiento social”
(Hopenhayn, 2001: 122). Sin embargo, la inserción del trabajo en la economía de mercado tal y
como aparecía diseñado en la propuesta liberal era una inserción sujeta a criterios de pura lógica
de mercado y no admitía ningún tipo de regulación externa. El trabajo –o, mejor dicho, como
Marx precisa, la fuerza de trabajo– debía ser sólo una mercancía. Así, la demostración de los
efectos de esta mercantilización de la fuerza de trabajo fue el deterioro de las condiciones de
trabajo y de vida de los trabajadores asalariados a lo largo del siglo XIX (Prieto, 2000, Polanyi,
1989).
Es después de la Segunda Guerra Mundial que el trabajo se convierte en el modelo de
integración social, especialmente a través del empleo asalariado. Se pasó, por lo tanto, de una
concepción sociocultural del trabajo como valor periférico, servil e instrumental, a una
concepción en que el trabajo se pensó como un eje central, integrado y expresivo (Agulló, 1998).
Hasta antes de la década de los 80, el empleo como conjunto articulado de posiciones a las
que se adscriben determinados beneficios e ingresos, fue el centro de la integración social, con
un Estado benefactor que lo protegía y regulaba. Y vinculado al trabajo, venía también la idea de
desarrollo y crecimiento económico, tanto en términos individuales como en términos
nacionales.

47 
 
La centralidad y la importancia del trabajo vienen determinadas por las funciones que
desempeña para los individuos y las sociedades. El trabajo además de otorgar recursos
económicos, da un significado a la vida y es una de las dimensiones centrales que posibilitan la
integración y participación en la sociedad, por lo tanto posee la función de proporcionar una
identidad personal y social a los individuos. En este sentido, la identidad se construía, en gran
medida, a través del desempeño de un trabajo. Se nos prepara y se nos forma para el trabajo, se
nos identifica con la actividad laboral realizada; merced al trabajo, pues, logramos un estatus,
jugamos unos roles y nos construimos una identidad (Agulló, 1998). Sin embargo, las crisis y
constantes cambios en la organización del trabajo hacen de él más difícil de alcanzar. Por otro
lado, el interés mercantil y económico han desplazado el status que otorgaba el trabajo,
valorando más el status que da el dinero, independientemente de las formas en que se adquiera.
Por ello, el trabajo está dejando de ser el eje central para la determinación de la identidad, por lo
menos para los varones (Hopenhayn, 2004). Así, el trabajo sigue siendo importante, pero ya no
como un fin, sino como el medio para obtener recursos económicos. Para las mujeres el trabajo
sigue siendo un componente determinante de su proyecto de vida pues puede significar la
autonomía (Silveira, 2001).

3.2 Flexibilización del trabajo


La crisis actual por la que atraviesa el país ha llevado a pensar que el trabajo está en crisis. Sin
embargo, no es el trabajo como tal lo que está en crisis sino la forma social que había llegado a
adquirir su existencia y reconocimiento públicos en la sociedad actual, es decir su
reconocimiento como empleo.
En las últimas décadas, la tecnología ha desplazado el grueso de la fuerza de trabajo
primero del sector agrícola al industrial y actualmente del sector secundario al de servicios. Con
este cambio se da una inserción diferenciada al trabajo, unos se incorporan exitosamente a la
sociedad del conocimiento, mientras que otros se rezagan y ven deteriorados sus salarios y sus
perspectivas de estabilidad laboral. La flexibilización laboral opera, por lo tanto, a dos niveles:
libertad y creatividad en los altamente tecnificados y mayor pobreza y marginalidad en los de
baja actualización (Hopenhayn, 2001). Una vez más, la cuestión del conocimiento como un

48 
 
capital importante para el desarrollo personal y empresarial rige la forma en que resulta posible
trabajar.
Tapia (1999) afirma que este cambio en la organización del trabajo acaba con la idea de
pleno empleo, pues no hay nuevos sectores para absorber la fuerza de trabajo, sino que
únicamente se expanden los puestos de trabajo “intensivos en conocimiento y tecnología”,
mientras se reducen en la agricultura, la industria y los servicios.
Por lo tanto la competitividad aumenta y deja desprotegidos a un amplio sector que no
tiene los recursos —ni económicos, ni en conocimientos— para acceder a empleos bien
remunerados, además para los estratos medios incluso resulta complicado mantenerse en el
trabajo, frente a los desplazamientos de mano de obra por maquinaria sofisticada (Riftkin, 1999;
Neuser, 1998; Cordera y Becerra, 1996).
Así el concepto de trabajo decente se constituye como clave para el análisis de este
fenómeno. Según la OIT (1999:17) el trabajo decente “resume las aspiraciones de los individuos
en lo que concierne a las vidas laborales, e implica la oportunidad de obtener un trabajo
productivo con una remuneración justa, seguridad en el lugar de trabajo y protección social para
las familias, mejores perspectivas para el desarrollo personal y la integración social, libertad para
que los individuos manifiesten sus preocupaciones, se organicen y participen en la toma de
aquellas decisiones que afectan a sus vidas, así como la igualdad de oportunidades y de trato para
mujeres y hombres”. Significa también un trabajo suficiente en el sentido de que todos deberían
tener pleno acceso a las oportunidades de obtención de ingresos.
Desafortunadamente con el instrumento utilizado no es posible operacionalizar el trabajo
decente, sin embargo se optó por utilizar a la informalidad como variable de análisis pues parte
del trabajo decente es que éste no sea informal.

3.3 Informalidad
La nueva organización del trabajo y su flexibilización aleja a los trabajadores de la posibilidad de
ingresar a un trabajo decente a través de la informalidad. Para Castells y Portes (1989) la
economía informal no es una condición individual sino un proceso de generación de ingresos
caracterizado por no estar regulado por las instituciones de la sociedad, en un ambiente legal y
social en donde actividades similares son reguladas. Por lo tanto, la informalidad, bajo esta

49 
 
perspectiva, permite que las personas que no cuentan con un trabajo que satisfaga todas sus
necesidades obtengan ciertos ingresos a través de ese trabajo.
En México, la informalidad ha sido resultado de un proceso de pérdida de empleo debido a
características estructurales. En los 80 las empresas modernas que fueran cubriendo distintos
mercados de bienes y servicios no se desarrollaron lo suficiente para incorporar como
trabajadores a los pobladores rurales que emigraban hacia las economías urbanas. Este traslado, a
su vez, generó una demanda por bienes y servicios que —aunque de manera precaria— creó
espacios para parte de la fuerza de trabajo excedente. Estas ocupaciones, desempeñadas por
trabajadores por cuenta propia en pequeñas empresas de tipo familiar, permitió a los nuevos
pobladores urbanos encontrar medios de subsistencia ante la insuficiencia de trabajos disponibles
en las actividades modernas del país (Jusidman, 1993).
Para los jóvenes, el ingreso a los mercados de empleo parece estar reduciéndose a la
informalidad. Además, pasa de ser una característica laboral a ser una forma de relación-
vinculación con las instituciones sociales. Esto porque afecta a otros sectores, por ejemplo, la
familia tiene que mantener a los jóvenes por más tiempo (no empleo, no vivienda, no
emancipación), la participación social y política se traduce en una pérdida de interés por las
instituciones tradicionales (sindicatos, partidos políticos) que no están respondiendo a las
necesidades e intereses de los jóvenes.
Es por ello que el análisis de la participación de los jóvenes en el trabajo se centrará más en
la perspectiva de su ingreso formal o informal al mercado laboral, cruzado por la estratificación
de género y social.

50 
 
II. Metodología
Si bien, a lo largo del marco teórico se planteó la imposibilidad de pensar en una transición lineal
de los jóvenes hacia la adultez a través de mecanismos tradicionales como la educación formal y
el ingreso al empleo; es un hecho que sigue siendo la perspectiva básica en los estudios sobre los
jóvenes. Es por ello que este trabajo busca —a través del análisis de estos dos fenómenos—
revisar si efectivamente esa linealidad existe o no y contribuir así a mostrar una imagen de los
diversos grupos de jóvenes que existen.
Aunque un estudio cualitativo permitiría un análisis a profundidad de lo que los jóvenes
opinan y cómo ello afecta o no su inserción en la educación y el empleo, se decidió realizar un
trabajo de corte cuantitativo, en primer lugar por la disponibilidad de una base de datos reciente
y que cuenta con información representativa a nivel regional, lo que permite un estudio
representativo estadísticamente. Por otro lado, este análisis permite un acercamiento al problema
de estudio que pudiera generar posibles líneas futuras de investigación.
La fuente de información que se utilizó para el desarrollo de este trabajo fue la Encuesta
Nacional de Juventud 2005, elaborada por el Centro de Investigación y Estudios sobre Juventud
del Instituto Mexicano de la Juventud.
La unidad de análisis definida para la Encuesta fue la población del país conformada por
residentes de las viviendas particulares que al momento de la encuesta tuvieran entre 12 y 29
años de edad. Sin embargo, para este trabajo sólo se seleccionó a los jóvenes de 15 a 29 años de
edad. Se tomó esta decisión porque sólo el 1.4% de los jóvenes entrevistados menores de 15 años
trabajaba al momento de la encuesta.
En el cuadro 2.1 se puede ver el número de casos y la población que representan por
grupos de edad.

51 
 
Cuadro 2.1
Número de casos y problación que representan por grupos de edad y sexo
Población de Sexo
Grupos de edad
estudio Hombres Mujeres Total
15 a 19 años 1,774 1,924 3,698
20 a 24 años 1,643 1,677 3,320
Número de casos
25 a 29 años 1,437 1,548 2,985
Total 4,854 5,149 10,003
Población de Sexo
Grupos de edad
estudio Hombres Mujeres Total
15 a 19 años 4,847,717 5,258,171 10,105,888
Población que 20 a 24 años 4,489,828 4,582,959 9,072,787
representan 25 a 29 años 3,927,005 4,230,722 8,157,727
Total 13,264,550 14,071,852 27,336,402
Fuente: Elaboración propia con datos de la ENJ, 2005.

El esquema de muestreo de la encuesta es probabilístico, cada elemento de la población


bajo estudio tiene la misma probabilidad conocida y diferente de cero, de ser seleccionado en la
muestra; estratificado, las unidades de observación se agrupan con base en características
similares; y polietápico, las unidades de observación se seleccionan a través de varias etapas. En
total fueron cuatro etapas, en la primera etapa se seleccionaron 290 AGEB’s16, 58 por cada
región; en la segunda etapa cuatro manzanas por cada AGEB; en la tercera etapa tres viviendas
por cada manzana y finalmente, en la cuarta etapa un joven entre la edad de 12 a 29 años de cada
vivienda.
El documento de aspectos operativos y metodológicos de la Encuesta señala que el margen
de error máximo al 95% de confianza alcanzado por la encuesta es de 1.68% a nivel nacional, de
3.99% en la región Centro, 3.35% en la región Noreste, 5.20 en la región Noroeste, 2.70% en la
región Centro Occidente y de 3.71% en la región Sur Sureste. Las regiones que se utilizaron en
este trabajo fueron las definidas por la Encuesta para que fueran significativas estadísticamente.
Se utilizó un ponderador deflactado para realizar todos los cálculos. El ponderador fue
construido de la siguiente forma:

                                                            
16
Un AGEB es el área geoestadística básica que comprende en las zonas urbanas a un grupo de manzanas con
características similares, determinada por INEGI.

52 
 
Como se trata de analizar los determinantes del ingreso diferenciado por nivel educativo y
tipo de trabajo se establecieron dos modelos de regresión logística, principalmente porque las
variables dependientes consideradas en los análisis son dicotómicas. En la primera regresión
logística se tiene como variable dependiente el estudiar más de secundaria y como variables
independientes edad, sexo, estrato socioeconómico, región, escolaridad, estudia actualmente,
índice de satisfacción personal, índice de confianza en las instituciones, problemas que más
afectan a los jóvenes e índice de expectativas del futuro. El universo de estudio para esta
regresión lo componen todos los jóvenes de 15 a 29 años entrevistados (Cuadro 2.2)
En la segunda regresión logística se tiene como variable dependiente el ingreso informal al
trabajo y como variables independientes edad, sexo, estrato socioeconómico, región, índice de
opinión sobre los roles de género, índice de satisfacción personal, índice de confianza en las
instituciones, problemas que más afectan a los jóvenes e índice de expectativas del futuro. El
universo de estudio para esta regresión lo componen los jóvenes de 15 a 29 años que se
encuentran trabajando en el momento de la entrevista (Cuadro 2.2).

Cuadro 2.2
Universo de estudio de las regresiones logísticas
Variable dependiente Variable dependiente
Sexo
educación informalidad
Porcentaje 48.5 67.6
Hombres Número de casos 4,854 2,865
Población que representa 13,264,550 7,828,711
Variable dependiente Variable dependiente
Sexo
educación informalidad
Porcentaje 51.5 32.4
Mujeres Número de casos 5,149 1,374
Población que representa 14,071,852 3,753,826
Variable dependiente Variable dependiente
Total
educación informalidad
Porcentaje 100.0 100.0
Número de casos 10,003 4,239
Población que representa 27,336,402 11,582,537
Fuente: Elaboración propia con datos de la EMJ, 2005.

53 
 
A continuación se mostrará la manera en que se crearon variables e índices utilizados en
este trabajo.

1. Variables del análisis

Desempleo abierto
La definición de desempleo abierto incluye a las personas en edad de trabajar que no tienen
trabajo, que han estado buscando trabajo en el último mes y que están disponibles para trabajar.
Esta variable consideró a los jóvenes de 15 a 29 años que:
a) Declararon no estar trabajando actualmente.
b) Declararon que actualmente está buscando trabajo. Esta característica incluiría la
suposición de que si están buscando trabajo entonces están disponibles para trabajar.

Trabajo precario
Para la variable trabajo precario se consideró a los jóvenes de 15 a 29 años que:
a) Declararon tener un empleo o negocio por su cuenta;
b) Declararon ayudar en un trabajo sin pago en un negocio de un familiar o alguna
persona;
c) Declararon ganar menos de un salario mínimo17;
d) Declararon que no tenían contrato; y
e) Declararon que no tenían un sueldo fijo.

2. Variables dependientes

Estudió por lo menos un año de preparatoria


Para esta variable simplemente se dividió a los jóvenes según su nivel educativo, poniendo en
una categoría a los que habían cursado secundaria o menos y en otra a los que cursaron por lo
menos un año preparatoria y más.
                                                            
17
La variable de número de salarios mínimos está incluida en la Encuesta Nacional de la Juventud, 2005.

54 
 
Informalidad
La Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS, 1979) plantea como operacionalización de la
informalidad poseer las siguientes características:
a) Personas sin contrato de trabajo;
b) Personas sin derecho a servicios de salud por parte de su trabajo; y
c) Personas que son trabajadores familiares sin remuneración.
Sin embargo, con la Encuesta Nacional de la Juventud 2005 no fue posible tomar la
variable si tiene derecho a servicios de salud por parte de su trabajo, ya que dicha pregunta no
está considerada dentro del cuestionario individual en la sección de empleo, sino que se pregunta
en el cuestionario de hogar. Esto resulta un problema, pues la cifra parece estar inflada
obteniendo que el 97.3% de los jóvenes tienen derecho a servicios de salud por parte de su
trabajo, por lo tanto esto no sirve como categoría de diferenciación; sin embargo sólo el 39.5%
de jóvenes que trabajan tienen contrato. Estos datos hacen suponer que la pregunta sobre
derechohabiencia a los servicios de salud —al no estar contextualizada en la sección de
empleo— pudiera estar incluyendo todo tipo de derechohabiencia (por parte de la escuela, por
parte de los padres, por pagos particulares…) y no únicamente a los que tienen derecho por parte
de su trabajo.
Debido a esa situación se determinó que la informalidad en este trabajo sería
operacionalizada con base en uno de los siguientes criterios:
a) Los jóvenes de 15 a 29 años que trabajan pero no cuentan con un contrato;
b) Los jóvenes de 15 a 29 años que declararon ser trabajadores familiares sin
remuneración.

3. Variables sociodemográficas independientes

Edad
Esta variable se tomó directamente de la encuesta y se agrupó por grupos de edad de manera que
el análisis en los cuadros de doble y triple entrada fuera más sencillo, para la regresión logística
se utilizó como variable continua.

55 
 
Estrato socioeconómico
La variable de estrato socioeconómico fue tomada de la Encuesta Nacional de la Juventud 2005.
Sin embargo, se agrupo de modo que fueran tres los estratos socioeconómicos a evaluar: alto,
medio y bajo.

Región
Las regiones que se utilizaron en este trabajo son las regiones que son significativas
estadísticamente en la Encuesta Nacional de la Juventud 2005.
Las regiones son:
a) Centro. Esta región corresponde a los estados de Hidalgo, México, Morelos, Puebla,
Tlaxcala y el Distrito Federal.
b) Noreste. Comprendida por los estados de Coahuila, Chihuahua, Durango, Nuevo León y
Tamaulipas.
c) Noroeste. Abarca los estados de Baja California, Baja California Sur, Sinaloa y Sonora.
d) Centro Occidente. Con los estados de Aguascalientes, Colima, Guanajuato, Jalisco,
Michoacán, Nayarit, Querétaro, San Luis Potosí y Zacatecas.
e) Sur sureste. Incluye los estados de Campeche, Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Quintana
Roo, Tabasco, Veracruz y Yucatán.
A continuación se muestra un mapa de manera que gráficamente se puedan localizar las
regiones que se están utilizando en este trabajo.

56 
 
Escolaridad
Para la regresión logística de la informalidad se tomó la variable creada como dependiente en la
otra regresión, es decir, la variable de haber estudiado por lo menos un año de preparatoria.

4. Variables independientes de aspectos subjetivos


En cuanto a las variables de aspectos subjetivos hay que recordar que las opiniones y
configuraciones valorativas se transmiten a través del tiempo por medio de la socialización y por
la acción permanente que ejercen algunas instituciones (familia, escuela, iglesia, entre otras) a la
hora de filtrarlos para las personas. Estas configuraciones, a su vez determinan la forma en que
se percibe la realidad y por lo tanto las acciones y actitudes frente a los procesos sociales a los
que se enfrentan las personas. Las variables subjetivas que se utilizan se muestran a
continuación.

57 
 
Problemas que más afectan a los jóvenes
Esta variable fue creada a partir de la pregunta ¿Cuáles consideras que son los principales
problemas que enfrentan hoy las personas de tu edad? Las respuestas fueron divididas en dos
grupos: problemas estructurales y problemas personales. Se consideraron problemas estructurales
a aquellos que no pueden ser resueltos por el individuo y personales a los que dependen directa y
completamente de los estereotipos. A continuación se muestran en el cuadro 2.3 las respuestas
que pertenecen a cada uno de estos grupos:

Cuadro 2.3
Creación de la variable
Problemas que más afectan a los jóvenes
Problemas estructurales Problemas personales
Economía Familia
Problemas de dinero Soledad
Inseguridad, delincuencia Religión
Desempleo Salud, enfermedades
Política Drogadicción
Educación, oportunidades de Prostitución
educación
Violencia Aborto
Problemas sociales Alcoholismo
Peor nivel de vida Vandalismo, pandillerismo
Discriminación Falta de valores, lo mundano
Falta de vivienda Vicios
Bajos salarios Ideologías diferentes
Violación de derechos Libertinaje
Corrupción Matrimonios jóvenes
Falta de servicios Divorcio
Falta de escuelas Falta de planificación familiar
Migración SIDA
Falta de becas Relaciones de pareja
Narcotráfico Rebeldía
Falta de programas sociales Apatía
Abuso de autoridad Amor
Mala aplicación de las leyes Homosexualidad
No querer estudiar
Tabaquismo
Infidelidad
Irresponsabilidad, inmadurez
Malas influencias, compañías
Madres solteras
Suicidios
Falta de identidad
Anorexia
Bulimia
Fuente: Elaboración propia con datos de la EMJ, 2005.

58 
 
Las siguientes variables se construyeron como índices. Todas ellas fueron sometidas a una
prueba de análisis factorial por el método de componentes principales. Esta técnica permite la
combinación de variables de múltiple dimensión para producir un puntaje compuesto que mide
lo común de las variables y aquello que produce la máxima variancia entre individuos, por lo que
se puede crear una ponderación diferencial correspondiente a cada variable que participa en el
puntaje general.
Es importante aclarar que, aunque este método está diseñado para trabajar con variables
continuas, en este trabajo se decidió usarlo con las variables categóricas por dos motivos
principalmente. En primer lugar, porque se ha probado que es útil emplearla con variables
ordinales, tal como son las variables que se utilizan en este trabajo18. En segundo, porque el
método se utilizó únicamente para encontrar grupos de variables afines según su comunalidad y
dotar de un peso relativo a cada uno de esos grupos según la varianza que explican. A
continuación se detallará el proceso para la creación de dichos índices.
A continuación se describirá el procedimiento para la selección y agrupamiento de las
variables de los índices. En el anexo metodológico se detallan los valores que cada variable
aporta para la creación del índice.

Índice de expectativas de futuro


Es importante estudiar las expectativas al futuro y su relación con la educación y el trabajo,
porque las perspectivas que los jóvenes tienen influyen en su comportamiento y viceversa.
Para este índice se utilizaron las preguntas:
a) ¿Qué es preferible, planear la vida o adaptarse a los acontecimientos?
b) ¿Qué tan confiando o desconfiado te sientes de que en el futuro vas a poder realizar tus
proyectos más anhelados?
c) ¿Qué tan de acuerdo o en desacuerdo estás con la siguiente afirmación: El futuro es tan
incierto que es mejor vivir al día?
d) ¿Crees que en el futuro, tus hijos tendrán más oportunidades o menos oportunidades que
tú para conseguir trabajo?

                                                            
18
Para referencias sobre el uso del método con variables categóricas ordinales ver Deaton, 2000 y Hentschel y
Lanjouw, 1996.

59 
 
e) ¿Crees que en el futuro, tus hijos tendrán más oportunidades o menos oportunidades que
tú para educarse mejor?
f) ¿Crees que en el futuro, tus hijos tendrán más oportunidades o menos oportunidades que
tú para tener servicios de salud?
g) ¿Crees que en el futuro, tus hijos tendrán más oportunidades o menos oportunidades que
tú para tener asegurada su vejez?
h) ¿Crees que en el futuro, tus hijos tendrán más oportunidades o menos oportunidades que
tú para ahorrar dinero?

Al correr la prueba de análisis de factores por componentes principales, primero se verificó que
las comunalidades19 de cada una de las variables en el índice fueran mayores que 0.3. A
continuación se determinó el número de factores que se conservarían bajo el criterio de Kaiser20,
por lo que sólo se mantienen dos factores que explican un total de 60.4% de la varianza (Cuadro
2.4).

Cuaro 2.4
Extracción de los factores que se conservarán en el índice de
expectativas de futuro
% Varianza
Factor Autovalor % Varianza
acumulada
1 3.533 44.157 44.157
2 1.301 16.259 60.416
3 0.945
4 0.731
5 0.557
6 0.389
7 0.316
8 0.23
Fuente: Elaboración propia con datos de la EMJ, 2005.

                                                            
19
La comunalidad es la proporción de variabilidad de una variable explicada por el conjunto de los primeros
factores.
20
Este es un criterio para determinar el número de factores que se conservarán e indica que serán aquellos cuyo
autovalor asociado es mayor que 1.

60 
 
Para determinar cuáles eran las variables que se incluían en cada uno de los factores se
analizó la matriz de los principales componentes, lo que permite ver cuáles de las variables se
asocian más a uno de los factores. Una vez que se tienen divididas en los dos factores se suman y
se procede a la ponderación de las mismas para crear el índice (Cuadro 2.5). La suma ponderada
de cada variable es lo que compone al índice. El factor uno representa el 73.1% del índice y el
factor dos el 26.9% restante.

Cuadro 2.5
Variables que tienen una mayor comunalidad con cada uno de los
factores en el índice de expectativas de futuro
Factor 1 Factor 2
Expectativas sobre los hijos Expectativas personales
Oportunidades de los hijos para Preferible planear o adaptarse a los
trabajar acontecimientos
Oportunidades de los hijos para Confianza en que se realizarán
educarse proyectos
Oportunidades de los hijos para De acuerdo o no en que el futuro
acceder a servicios de salud es incierto
Oportunidades de los hijos para
asegurar su vejez
Oportunidades de los hijos para
ahorrar dinero
Fuente: Elaboración propia con datos de la EMJ, 2005.

Después se cálculo el Alpha de Cronbach para comprobar la fidelidad del índice, que fue
de 0.712, lo que lo hace un índice aceptable. El índice fue estandarizado a 1, de modo que
pudiera ser más sencilla su interpretación en el modelo de regresión lineal. Sin embargo para el
análisis en los cuadros de doble y triple entrada, se dividió en tres categorías: de 0 a 0.3 como
expectativas malas; de 0.4 a 0.7 como expectativas regulares y de 0.8 a 1 expectativas buenas.

Índice de opiniones sobre los roles de género


La importancia de ver el efecto de los valores de género recae en el interés que en este trabajo se
ha hecho de la diferenciación genérica y por lo tanto de los roles que influyen en las acciones de
los jóvenes que se estudian.

61 
 
Para este índice se utilizó la pregunta ¿Qué tan de acuerdo estás tú con las siguientes
frases:?
a) Las labores del hogar son cosas de mujeres.
b) Las mujeres se guían por sus emociones y los hombres por la razón.
c) En las familias donde la mujer trabaja, se descuida a los hijos.
d) Aunque la mujer no trabaje, el hombre debería de colaborar en las tareas del hogar.
e) Tanto los muchachos como las muchachas deberían de colaborar en las tareas del hogar
como guisar, coser, etc.
f) El hombre debe ser el único responsable de mantener el hogar.
g) Es natural que un hombre gane más que una mujer.
h) El desempleo es menos importante para la mujer que para el hombre.
Al correr la prueba de análisis de factores por componentes principales, primero se verificó
que las comunalidades de cada una de las variables en el índice fueran mayores que 0.3, sin
embargo para la pregunta sobre el descuido de los hijos (inciso c) la comunalidad fue de 0.257,
por lo que se sacó del índice y no se usó como variable independiente, ya que el interés es poder
ver cómo influyen los estereotipos en general y no en particular, para lo cual el índice como
queda creado es suficiente. Debido a que el interés en esta variable es ver el efecto general en
que las percepciones sobre los roles de género afectan la educación y el empleo, se decidió no
utilizar la variable eliminada de forma independiente y por lo tanto excluirla del análisis. A
continuación se determinó el número de factores que se conservarían bajo el criterio de Kaiser,
por lo que sólo se mantienen dos factores que explican un total de 58.7% de la varianza (Cuadro
2.6).
Cuadro 2.6
Extracción de los factores que se conservarán en el índice de
opiniones sobre los roles de género
% Varianza
Factor Autovalor % Varianza
Acumulada
1 2.674 38.197 38.197
2 1.433 20.47 58.667
3 0.796
4 0.651
5 0.581
6 0.499
7 0.366
Fuente: Elaboración propia con datos de la EMJ, 2005.

62 
 
Para determinar cuáles eran las variables que se incluían en cada uno de los factores se
analizó la matriz de los principales componentes, lo que permite ver cuáles de las variables se
asocian más a uno de los factores. Una vez que se tienen divididas en los dos factores se procede
a la ponderación de las mismas para crear el índice (Cuadro 2.7). La suma ponderada de cada
variable es lo que compone al índice. El factor uno representa el 65.1% del índice y el factor dos
el 34.9% restante.
Finalmente se calculó el Alpha de Cronbach para comprobar la consistencia del índice, que
fue de 0.707, lo que lo hace un índice aceptable.
Al igual que el índice anterior, este fue estandarizado a 1, de modo que pudiera ser más
sencilla su interpretación en el modelo de regresión lineal. Sin embargo para el análisis en los
cuadros de doble y triple entrada, se dividió en tres categorías: de 0 a 0.3 como opinión muy
estereotipada; de 0.4 a 0.7 como opinión estereotipada y de 0.8 a 1 opinión no estereotipada.

Cuadro 2.7
Variables que tienen una mayor comunalidad con cada uno de los
factores en el índice de opiniones sobre los roles de género
Factor 1 Factor 2
Estereotipos comunes Papel de los sexos
Las labores del hogar son cosas de Tanto los muchachos como las
mujeres muchachas deberían de colaborar en
las tareas del hogar como guisar,
coser, etc.
Las mujeres se guían por sus Aunque la mujer no trabaje, el
emociones y los hombres por la hombre debería de colaborar en las
razón tareas del hogar
El hombre debe ser el único
responsable de mantener el hogar
Es natural que un hombre gane más
que una mujer
El desempleo es menos importante
para la mujer que para el hombre
Fuente: Elaboración propia con datos de la EMJ, 2005.

63 
 
Índice de satisfacción personal
La satisfacción personal está pensada como un bienestar subjetivo, concebido como “una
evaluación global que la persona hace sobre su vida” (Atienza, et al., 2000:314) y es importante
porque tanto la educación como el trabajo, al ser centrales en el imaginario social, ayudan a
determinar esa satisfacción.
Para este índice se utilizó la pregunta: “En una escala de calificación de 0 a 10, donde 0 es
nada satisfecho y 10 muy satisfecho: ¿qué tan satisfecho estás tú con…?”
a) La vida que has llevado hasta ahora
b) Tu situación económica
c) Tu trabajo
d) Tu relación con tu pareja o novio
e) Tu familia
f) Tu relación con tus padres
g) Tu educación
h) Tus amigos
Al correr la prueba de análisis de factores por componentes principales, primero se verificó
que las comunalidades de cada una de las variables en el índice fueran mayores que 0.3, sin
embargo para la pregunta sobre la satisfacción con la relación con la pareja o el novio (inciso d)
la comunalidad fue de 0.248, por lo que se sacó del índice y no se utilizó como variable
independiente ya que, debido las diferencias en la edad de los jóvenes los tipos de relacionales
con las parejas tienen objetivos diferentes, lo que hace de esta variable difícil de interpretar en el
modelo que se pretende analizar, por lo que se decidió no utilizar la variable eliminada de forma
independiente y por lo tanto excluirla del análisis. A continuación se determinó el número de
factores que se conservarían bajo el criterio de Kaiser, por lo que sólo se mantuvieron dos
factores que explican un total de 62.6% de la varianza (Cuadro 2.8).

64 
 
Cuadro 2.8
Extracción de los factores que se conservarán en el índice de
satisfacción personal
% Varianza
Factor Autovalor % Varianza
Acumulada
1 3.079 43.986 43.986
2 1.3 18.575 62.561
3 0.652
4 0.588
5 0.56
6 0.507
7 0.314
Fuente: Elaboración propia con datos de la EMJ, 2005.

Para determinar cuáles eran las variables que se incluían en cada uno de los factores se
analizó la matriz de los principales componentes, lo que permite ver cuáles de las variables se
asocian más a uno de los factores. Una vez que se tienen divididas en los dos factores se procede
a la ponderación de las mismas para crear el índice (Cuadro 2.9). La suma ponderada de cada
variable es lo que compone al índice. El factor uno representaría el 70.3% del índice y el factor
dos el 29.7% restante.

Cuadro 2.9
Variables que tienen una mayor comunalidad con cada uno de los
factores en el índice de satisfacción personal
Factor 1 Factor 2
Situaciones generales Relaciones cercanas
Satisfacción con la vida que has Satisfacción con tu familia
llevado
Satisfacción con tu situación Satisfacción con tu relación con
económica tus padres
Satisfacción con tu trabajo Satisfacción con tu educación
Satisfacción con tus amigos
Fuente: Elaboración propia con datos de la EMJ, 2005.

Finalmente se cálculo el Alpha de Cronbach para comprobar la consistencia del índice, que
fue de 0.785, lo que lo hace un índice aceptable.

65 
 
Como en los índices anteriores, el índice fue estandarizado a 1, de modo que pudiera ser
más sencilla su interpretación en el modelo de regresión lineal. Sin embargo para el análisis en
los cuadros de doble y triple entrada, se dividió en tres categorías: de 0 a 0.3 como Insatisfecho;
de 0.4 a 0.7 como satisfecho y de 0.8 a 1 muy satisfecho.

Índice de confianza en las instituciones


Como se ha mencionado anteriormente la confianza en las instituciones es un tema que ha
tomado importancia en los últimos años. Es por ello que se quiso incluir en este trabajo para
poder ver si existe una relación entre esa confianza y el ingreso de los jóvenes a la educación y al
trabajo.
Para este índice se utilizó la pregunta “En una escala de calificación de 0 a 10, donde 0 es
crees en nada de lo que te dicen y 10 cuando crees completamente en lo que te dicen, ¿qué tanto
crees en lo que te dicen…?”
a) La policía
b) La familia
c) Las universidades públicas
d) Los medios de comunicación
e) La escuela
f) El ejército
g) El Instituto Federal Electoral
h) Los curas, sacerdotes o ministros religiosos
i) El gobierno federal
j) Los maestros
k) El presidente de la república
l) Los partidos políticos
m) La Comisión Nacional de los Derechos Humanos
n) Los sindicatos
o) La Suprema Corte de Justicia de la Nación
p) Las organizaciones sociales de ayuda
q) Los diputados federales
r) Los médicos

66 
 
Al correr la prueba de análisis de factores por componentes principales, primero se verificó
que las comunalidades de cada una de las variables en el índice fueran mayores que 0.3, sin
embargo para la pregunta sobre qué tanto se les cree a los curas (inciso h) y los médicos (inciso
r) las comunalidades fueron de 0.212 y 0.229 respectivamente, por lo que se sacaron del índice.
Debido a que el interés en esta variable es ver el efecto general en que la confianza en las
instituciones afecta la educación y el empleo, se decidió aunque son dos actores importantes para
la vida social no utilizar las variables eliminadas de forma independiente y por lo tanto excluirlas
del análisis. A continuación se determinó el número de factores que se conservarían bajo el
criterio de Kaiser, por lo que sólo nos quedamos con dos factores que explican un total de 52.6%
de la varianza (Cuadro 2.10).

Cuadro 2.10
Extracción de los factores que se conservarán en el índice de
confianza en las instituciones
% Varianza
Factor Autovalor % Varianza
Acumulada
1 6.285 39.281 39.281
2 2.131 9.889 52.597
3 0.946
4 0.835
5 0.776
6 0.662
7 0.599
8 0.54
9 0.528
10 0.46
11 0.442
12 0.416
13 0.39
14 0.377
15 0.335
16 0.272
Fuente: Elaboración propia con datos de la EMJ, 2005.

Para determinar cuáles eran las variables que se incluían en cada uno de los factores se
analizó la matriz de los principales componentes, lo que permite ver cuáles de las variables se

67 
 
asocian más a cada uno de los factores. Una vez que se tienen divididas en los dos factores se
procede a la ponderación de las mismas para crear el índice (Cuadro 2.11). La suma ponderada
de cada variable es lo que compone al índice. El factor uno representa el 74.7% del índice y el
factor dos el 25.3% restante.

Cuadro 2.11
Variables que tienen una mayor comunalidad con cada uno de los
factores en el índice de confianza en las instituciones
Factor 1 Factor 2
Instituciones relacionadas con Instituciones relacionadas con
gobierno actores prestigiados socialmente
Policía Familia
Medios Universidad
Instituto Federal Electoral Escuela
Gobierno Ejército
Presidente Maestros
Partidos políticos
Comisión Nacional de Derechos
Humanos
Sindicatos
Suprema Corte de Justicia
Diputados
Organizaciones sociales de ayuda
Fuente: Elaboración propia con datos de la EMJ, 2005.

Finalmente se cálculo el Alpha de Cronbach para comprobar la consistencia del índice, que
fue de 0.896, lo que lo hace un buen índice.
Como en los índices anteriores el índice fue estandarizado a 1, de modo que pudiera ser
más sencilla su interpretación en el modelo de regresión lineal. Sin embargo para el análisis en
los cuadros de doble y triple entrada, se dividió en tres categorías: de 0 a 0.3 no confía; de 0.4 a
0.7 confía y de 0.8 a 1 confía mucho.

68 
 
III. Caracterización de los jóvenes mexicanos
En este capítulo se hará una descripción sociodemográfica de los jóvenes mexicanos que se
incluyeron en este trabajo.
En primer lugar veremos el peso relativo de los jóvenes de 15 a 29 años con respecto a la
población del país. Así, podemos ver que el porcentaje de personas en este amplio grupo de edad
es de un poco más de la cuarta parte de la población del país (cuadro 3.1).

Cuadro 3.1
Porcentaje de jóvenes de 15 a 29 años respecto a la
población total del país, por sexo y grupos de edad
Población
Jóvenes de 15 a Resto de la
Sexo Total
29 años población
Hombres 26.0 74.0 100.0
Mujeres 26.6 73.4 100.0
Total 26.3 73.7 100.0
Fuente: Elaboración propia con datos de la ENJ, 2005.

En el cuadro 3.2 podemos ver a los jóvenes según sexo y edad, hay un porcentaje mayor de
mujeres que de hombres en todos los grupos de edades. Asimismo, conforme aumenta la edad es
menor el porcentaje jóvenes. Las diferencias entre hombres y mujeres se reducen en el grupo de
edad de 20 a 24 años.

Cuadro 3.2
Porcentaje de jóvenes de 15 a 29 años por sexo y grupos de edad
Grupos de edad
Sexo 15 a 19 20 a 24 24 a 29 Total
Hombres 48.0 49.5 48.1 48.5
Mujeres 52.0 50.5 51.9 51.5
Total 37.0 33.2 29.8 100.0
X2=28.8 p=0.003
Fuente: Elaboración propia con datos de la ENJ, 2005.

69 
 
En el cuadro 3.3 se muestra la distribución de los jóvenes según el estrato socioeconómico
por edad y sexo. Podemos ver que tanto para hombres como para mujeres el mayor porcentaje de
jóvenes se concentra en el estrato medio, concentrando a 3 de cada 5 jóvenes en el país. Menos
de una cuarta parte están el estrato bajo y sólo 16.8% de los hombres y 10.1% de las mujeres se
concentran en el estrato alto. Por grupos de edad las tendencias son las mismas, concentrándose
en el estrato medio en mayor medida sobre todo en el grupo de 20 a 24 años, en ambos sexos.

Cuadro 3.3
Porcentaje de jóvenes de 15 a 29 años según estrato socioeconómico por
sexo y edad
Nivel Socioeconómico del Hogar
Grupos de
Sexo AltoIII MedioIV BajoV Total
edad
15 a 19 años 13.9 58.4 27.6 100.0
20 a 24 años 18.3 63.4 18.3 100.0
HombresI
25 a 29 años 18.6 58.6 22.7 100.0
Total 16.8 60.2 23.0 100.0
Grupos de
Sexo AltoIII MedioIV BajoV Total
edad
15 a 19 años 12.5 56.2 31.3 100.0
20 a 24 años 9.3 63.8 26.9 100.0
MujeresII
25 a 29 años 8.1 62.7 29.2 100.0
Total 10.1 60.6 29.2 100.0
I
X2=49.5 p=0.000 IV
X2=74.820 p=0.000
II
X2=33.271 p=0.000 V
X2=75.949 p=0.000
III 2
X =6.341 p=0.042
Fuente: Elaboración propia con datos de la ENJ, 2005.

También, se presenta la información de los jóvenes según la región en la que residen en la


gráfica 3.1. Se puede ver la mayoría se concentran en la región Centro, seguido de la región
Centro Occidente. La región Noreste es la que menos jóvenes concentra. En las regiones del
Cetro y Sur-Sureste hay una mayor concentración de mujeres que de hombres, esto último
pudiera deberse a que los jóvenes están migrando.
Asimismo, es interesante ver la distribución regional según el estrato socioeconómico. En
la gráfica 3.2 se muestra que cerca de la mitad de los jóvenes de los estratos altos se concentran
en la región Centro. La cuarta parte de los jóvenes del estrato socioeconómico medio se

70 
 
concentran en la región Centro Occidente y cerca del 40% de los jóvenes del estrato medio
residen en la región Sur Sureste.

Gráfica 3.1
Distribución porcentual de los jóvenes de 15 a 29 años según región por sexo
53.0 52.5
52.3
52.0

51.0 50.5
50.2
50.0 50.0
50.0 49.8
49.5

49.0
Hombres
48.0 47.7
47.5
Mujeres
47.0

46.0

45.0

44.0
Centro NorEste NorOeste Centro Occidente Sur - Sureste
Fuente: Elaboración propia con datos de la ENJ, 2005

Gráfica 3.2
Distribución porcentual de los jóvenes de 15 a 29 años según región por estrato
socioeconómico
50.0

45.0 43.6
39.3
40.0

35.0 33.3
31.0
30.0
25.4
25.0 Alto
19.1 18.3 Medio
20.0 17.0 17.4
16.0 Bajo
15.0
9.6 10.2
10.0 8.3
5.1 6.3
5.0

0.0
Centro NorEste NorOeste Centro Occidente Sur - Sureste
Fuente: Elaboración propia con datos de la ENJ, 2005

Estos cuadros nos permiten confirmar que los jóvenes son un grupo importante
numéricamente en México —además de otros significados— y que están distribuidos de manera
diferente a los largo del país según el género y el estrato social, por ello es que estas dos
variables se encontrarán presentes en todos los análisis que en este trabajo se hagan.

71 
 
IV. Jóvenes y educación
La educación es un proceso social complejo que involucra diversos actores. Incluye todos los
aprendizajes que un individuo adquiere a lo largo de su vida, dichos aprendizajes provienen de
todos los medios y personas con las que los individuos tienen contacto, ya sean de su familia o
no, maestros, medios audiovisuales, etc. Por lo tanto, podría definir educación como “el proceso
dinámico mediante el cual se transmiten experiencias de conocimientos, habilidades, valores,
normas y cultura para formar el comportamiento del individuo, permitiendo su integración a la
sociedad” (Pérez, 2001). Es por esto que pensar en hacer un análisis la educación de una
población determinada es una materia sumamente compleja.
En este trabajo se pensará en la educación formal específicamente, es decir en la educación
que proveen las instituciones educativas, centrándonos en la escolaridad específicamente. Está
claro, como se mencionó anteriormente, que la educación es mucho más compleja que eso y que
el nivel educativo no es un indicador objetivo de la educación de una persona; sin embargo, para
los fines que persigue el presente trabajo, el nivel educativo, específicamente años de
escolaridad, es la variable que interesa.
Como se ha mencionado anteriormente, el nivel educativo es uno de los requisitos
importantes para conseguir trabajo21, también se ha mencionado cómo se ha ido incrementado el
nivel solicitado. Es por estas razones que en este trabajo se hace el análisis de la educación en
términos de nivel educativo.

1. Descripción de la situación educativa de los jóvenes


Con el triunfo de la Revolución Mexicana en 1917, la educación adquirió un papel central como
nunca antes había sucedido, pues mantuvo la idea de que la educación responde al interés general
de la sociedad porque estimula y promueve el bienestar y el mejoramiento económico, social y
cultural del pueblo. Esto llevó al impulso de la incorporación masiva de jóvenes a las
instituciones educativas, pertenecientes sobre todo a los sectores altos y medios, y se convirtió en
un fuerte elemento para la movilidad social de jóvenes obreros y campesinos (Valenzuela, 2005).

                                                            
21
Una vez más se insiste en que no es la característica determinante para conseguir trabajo, pero sí un requisito
importante.

72 
 
Esto generó el fortalecimiento y aumento de universidades y escuelas técnicas que se crearon
para satisfacer la necesidad del desarrollo nacional, sobre todo a partir de los años cuarenta.
En el cuadro 4.1 podemos ver que en los últimos 35 años, México ha logrado importantes
avances en materia educativa. Los niveles de alfabetismo en la población joven del grupo de
edad de 15 a 24 años se han incrementado notablemente, pasando de 83.6% en 1970 hasta 99.0%
en 2005.

Cuadro 4.1
Tasa de alfabetismo de los jóvenes de 15 a 24 años, por grupos de edad y sexo, 1970,
1990, 1997 y 2005
Alfabetismo
Sexo Grupos de edad 1970 1990 1997 2005
15 a 19 años 86.1 96.1 96.9 99.9
Hombres
20 a 24 años 84.7 95.4 96.8 99.8
Total 85.5 96.8 96.9 99.9

Sexo Grupos de edad 1970 1990 1997 2005


15 a 19 años 83.9 95.7 97.0 97.2
Mujeres 20 a 24 años 79.5 93.6 96.1 99.2
Total 81.9 94.7 96.6 98.0
Fuente: Elaboración propia con datos de: Tuirán y Zúñiga, 2000. Situación actual de las y los jóvenes en
México. Diagnóstico sociodemográfico y la Encuesta Nacional de la Juventud, 2005.

Si desagregamos estos datos por edad y sexo, en el grupo de adolescentes (15 a 19 años)
los niveles de alfabetismo entre hombres y mujeres vinieron reduciéndose, pero sólo hasta 1997,
pues ya para 2005 las diferencias se incrementaron nuevamente. Por otro lado para los jóvenes
de 20 a 24 años, las brechas sí disminuyeron durante todo el periodo de manera considerable,
dejando la diferencia en 0.6 puntos porcentuales.
Por otro lado, se lograron avances importantes en la escolarización de niños y jóvenes. Los
jóvenes hoy superan la escolaridad de las generaciones anteriores (Gráfica 4.1), podemos ver que
en 30 años el promedio de años de escolaridad de los jóvenes de 15 a 24 años en el país se ha
incrementado a más del doble, pasado de tan sólo 3.5 —lo equivalente a un poco más de la mitad
de la primaria— a 10.3, es decir por lo menos un año de nivel medio superior. Aunque el

73 
 
incremento es importante, aún no es suficiente. Esta masificación de la matrícula escolar no ha
ido acompañada de similares opciones en los mercados de trabajo (Pérez y Valdez, 2003)22.

Gráfica 4.1
Promedio de años de escolaridad de los jóvenes de 15 a 24
años, 1970-2005
12
10.3
10

8 7.5
6.7

6 5.4

4 3.4

0
1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000 2005
Fuente: Martínez Rizo, Felipe, 2002. Nueva visita al país de la desigualdad. La distribución de la
escolaridad en México, 1970-2000.

Entre la población de 15 a 29 años, la escolaridad promedio también es de 10.3 años para


2005; en otras palabras, la primaria, la secundaria completa y un año de preparatoria o similar.
Sin embargo, si calculamos la escolaridad promedio por sexo, grupos de edad y estrato
socioeconómico encontramos diferencias (Cuadro 4.2). En primer lugar, podemos ver que los
hombres tienen un promedio mayor de años de escolaridad que las mujeres, aunque la diferencia
no es muy amplia en el grupo de 15 a 19 años. Por edad, en el caso de los hombres podemos ver
que es mayor entre 15 a 19 años y 20 a 24, sin embargo a partir de los 25 no sólo no es mayor,
sino lo contrario. Esto se debe a que para la edad de 24 años ya se alcanzó la escolaridad
promedio de los jóvenes, por lo que los incrementos en edad no incrementan la escolaridad. Por
otro lado esta situación puede darnos pauta para pensar que las nuevas generaciones están
incrementando su escolaridad. En el caso de las mujeres se da la misma tendencia, sólo que la
menor escolaridad para las mujeres mayores es más amplia, esto puede revelar que el incremento
                                                            
22
En el capítulo cinco se hará un análisis de las condiciones laborales de los jóvenes en nuestro país.

74 
 
en el acceso de las mujeres a la escuela que veíamos de manera agregada en la gráfica 4.1 no es
generalizado en todos los estratos, sino que está beneficiando en mayor medida a las mujeres que
tienen una mejor posición económica. Esto quiere decir que la estratificación socioeconómica
pesa más que la genérica en las desigualdades educativas. Como se mencionó antes, las mujeres
de los sectores altos tienen ciertos recursos que les permiten estudiar pues no tienen que cumplir
con las labores del hogar, por ejemplo.

Cuadro 4.2
Años de escolaridad de jóvenes de 15 a 29 años según estrato
socioeconómico del hogar, por grupos de edad y sexo
Nivel Socioeconómico del Hogar
Grupos de
Sexo Alto Medio Bajo Total
edad
15 a 19 años 10.7 10.0 8.8 9.7
20 a 24 años 13.1 11.5 9.3 11.4
Hombres
25 a 29 años 14.9 11.8 7.1 11.3
Total 13.0 11.0 8.4 10.6
Grupos de
Sexo Alto Medio Bajo Total
edad
15 a 19 años 10.9 9.9 8.5 9.6
20 a 24 años 12.9 11.4 7.8 10.5
Mujeres
25 a 29 años 14.6 10.1 7.0 9.5
Total 12.4 10.5 7.8 9.9
Fuente: Elaboración propia con datos de la ENJ, 2005.

Por estrato socioeconómico, es muy claro tanto para hombres como para mujeres que
conforme es menor el estrato es menor la escolaridad. Los porcentajes entre hombres y mujeres
por estrato socioeconómico son similares.  Lo que sigue dando cuenta de que  la  educación
—aunque parezca que se universaliza— sigue siendo un privilegio para los que tienen más
recursos. No hay que olvidar que aunque la educación es gratuita, lo es sólo en cuanto a pago de
colegiaturas, pero los gastos que implica estudiar (útiles, uniformes, transporte)23 afectan a las
familias de menores recursos. Asimismo, las necesidades económicas llevan a las jóvenes a
                                                            
23
Actualmente en el Distrito Federal y en otras zonas del país hay programas sociales que subsidian estos costos,
pero aún no están generalizados en todo el territorio nacional. Por otra parte, en localidades de menos de 5 mil
habitantes que tienen escuela y centro de salud existe para algunos hogares muy pobres el programa asistencial
Oportunidades que consiste en subsidios para manutención básica a condición de que los niños y sobre todo las
niñas asistan a la escuela.

75 
 
ingresar al mundo laboral para la propia subsistencia y la escuela queda relegada porque el
tiempo es valioso para conseguir recursos.
La distribución de los jóvenes según nivel educativo registró profundos cambios entre 1970
y 2005. En el primer año, 20.2% no tenía escolaridad y 37.7% no había logrado completar la
primaria (Tuirán y Zúñiga, 2000); en contraste, en 2005, el 1.3% no había estudiado, 1.7% no
había terminado la primaria y 88.3% tenía estudios de secundaria o más.
En el cuadro 4.3a podemos ver la escolaridad por grupos de edad y estrato socioeconómico
para los hombres y en el cuadro 4.3b la escolaridad por grupos de edad y estrato socioeconómico
para las mujeres.
En el caso de los hombres, podemos ver que conforme es menor el estrato, es menor el
nivel de escolaridad de los jóvenes. En el estrato alto, el mayor porcentaje de jóvenes se
concentra en el nivel superior con 47.9%, seguido por el 40.1% que tiene una escolaridad de
preparatoria o similar, con esto tenemos casi al 90% de los jóvenes con educación media superior
por lo menos, es decir que sobrepasan el promedio de escolaridad mencionado anteriormente.
Asimismo, tres cuartas partes de los jóvenes de mayor edad en este estrato tienen una educación
superior.
Por otro lado, si miramos a los hombres del estrato medio podemos ver que la mayoría se
concentra en la preparatoria o similar (44%) y que más del doble de los que hay en el estrato alto
sólo cuentan con secundaria completa. Asimismo, es sólo la mitad de los del estrato alto los que
tienen educación superior. Por otro lado, menos de un tercio de los jóvenes de mayor edad tienen
educación superior.

76 
 
Cuadro 4.3a
Distribución porcentual del nivel de escolaridad de los jóvenes varones de 15 a 29 años según estrato socioeconómico del hogar, por
grupos de edad
Escolaridad
Estrato Primaria Secundaria Secundaria Preparatoria o Universidad y
Grupos de edad Total
socioeconómico completa o menos incompleta completa similar más
15 a 19 años 0.4 3.3 17.1 72.2 6.9 100.0
I 20 a 24 años 0.0 0.0 10.8 33.2 55.9 100.0
Alto
25 a 29 años 0.0 2.3 2.6 18.1 77.0 100.0
Total 0.1 1.7 10.2 40.1 47.9 100.0
Estrato Primaria Secundaria Secundaria Preparatoria o Universidad y
Grupos de edad Total
socioeconómico completa o menos incompleta completa similar más
15 a 19 años 4.6 5.7 33.2 52.1 4.5 100.0
II 20 a 24 años 10.6 0.7 15.9 39.6 33.3 100.0
Medio
25 a 29 años 3.6 5.8 23.1 39.5 27.9 100.0
Total 6.5 3.9 24.1 44.0 21.5 100.0
Estrato Primaria Secundaria Secundaria Preparatoria o Universidad y
Grupos de edad Total
socioeconómico completa o menos incompleta completa similar más
15 a 19 años 23.6 12.2 25.9 34.6 3.7 100.0
20 a 24 años 17.5 10.3 33.9 31.2 7.2 100.0
BajoIII
25 a 29 años 35.2 19.7 28.3 12.8 4.1 100.0
Total 25.1 13.6 28.7 27.8 4.8 100.0
Estrato Primaria Secundaria Secundaria Preparatoria o Universidad y
Grupos de edad Total
socioeconómico completa o menos incompleta completa similar más
15 a 19 años 9.3 7.1 28.9 50.1 4.6 100.0
VI 20 a 24 años 9.9 2.3 18.2 36.9 32.7 100.0
Total
25 a 29 años 9.6 8.0 20.3 29.8 32.3 100.0
Total 9.6 5.7 22.8 39.7 22.2 100.0
I
X2= 272.9 p=0.000 II
X2= 392.9 p=0.000 III
X2= 71.6 p=0.000 IV
X2= 573.8 p=0.000
Fuente: Elaboración propia con datos de la ENJ, 2005.

Cuadro 4.3b
Distribución porcentual del nivel de escolaridad de las jóvenes mujeres de 15 a 29 años según estrato socioeconómico del hogar, por
grupos de edad
Escolaridad
Estrato Primaria Secundaria Secundaria Preparatoria o Universidad y
Grupos de edad Total
socioeconómico completa o menos incompleta completa similar más
15 a 19 años 0.4 3.4 24.7 60.4 11.1 100.0
20 a 24 años 0.7 1.3 11.2 34.2 52.6 100.0
AltoI
25 a 29 años 0.0 0.0 5.7 29.3 65.0 100.0
Total 0.4 2.0 16.2 45.0 36.4 100.0
Estrato Primaria Secundaria Secundaria Preparatoria o Universidad y
Grupos de edad Total
socioeconómico completa o menos incompleta completa similar más
15 a 19 años 4.2 6.9 31.0 53.6 4.2 100.0
20 a 24 años 8.4 3.0 19.1 38.3 31.1 100.0
MedioII
25 a 29 años 13.8 5.4 29.4 36.2 15.2 100.0
Total 8.6 5.1 26.4 43.1 16.7 100.0
Estrato Primaria Secundaria Secundaria Preparatoria o Universidad y
Grupos de edad Total
socioeconómico completa o menos incompleta completa similar más
15 a 19 años 11.7 11.0 24.9 52.1 0.4 100.0
III 20 a 24 años 44.1 7.3 30.2 14.1 4.3 100.0
Bajo
25 a 29 años 50.7 4.8 32.4 10.5 1.6 100.0
Total 33.7 8.0 28.8 27.6 1.9 100.0
Estrato Primaria Secundaria Secundaria Preparatoria o Universidad y
Grupos de edad Total
socioeconómico completa o menos incompleta completa similar más
15 a 19 años 5.9 7.7 28.4 54.0 3.9 100.0
VI 20 a 24 años 17.4 4.0 21.4 31.4 25.9 100.0
Total
25 a 29 años 23.5 4.8 28.3 28.1 15.3 100.0
Total 15.0 5.6 26.1 38.8 14.5 100.0
I
X2= 402.2 p=0.000 II
X2= 675.5 p=0.000 III
X2= 318.1 p=0.000 IV
X2= 690.0 p=0.000
Fuente: Elaboración propia con datos de la ENJ, 2005.

77 
 
Finalmente, en el caso de los hombres de estrato bajo podemos ver que la mayoría se
concentra en el nivel de secundaria completa. Sin embargo también podemos ver que están más
distribuidos que los demás estratos en los niveles menores a universidad y más. Es importante
destacar que para este grupo sólo un 4.8% tiene nivel superior y 25.1% tiene primaria o menos.
También podemos pensar que la universalización de la educación está afectando, en pequeña
escala, a los jóvenes de menores recursos, pues como podemos ver en el cuadro, el porcentaje de
jóvenes con nivel de universidad y más es mayor para el grupo de 20 a 24 años que para el grupo
de 25 a 29 años. Asimismo, en el caso de la preparatoria o similar, conforme es menor la edad
aumenta el porcentaje de jóvenes que tienen ese nivel. Con estos datos podemos ver más
claramente que la educación superior es un privilegio que, ya sea por falta de recursos para
estudiar o por necesidad de trabajar, los jóvenes de los estratos más bajos no pueden costear o
pueden costear en menor medida.
Si vemos a las mujeres en el cuadro 4.3b, es claro que la escolaridad de las mujeres es
menor que la de los hombres en todos los estratos y edades, podemos ver también que conforme
es menor el estrato, es menor el nivel de escolaridad de las jóvenes. En el estrato alto —a
diferencia de lo que sucede en el caso de los hombres— el mayor porcentaje de las jóvenes se
concentra en el nivel medio superior con 45%, seguido por el 36.4% que tiene una escolaridad de
universidad o más, así tenemos al 80% de las mujeres (10 puntos porcentuales menos que los
hombres) con educación media superior por lo menos en el estrato alto. Por otro lado, son dos
terceras partes de las mujeres de mayor edad las que tienen nivel de universidad y más. Los
jóvenes varones en ese grupo de edad y en el mismo estrato alcanzan el 77%.
En el estrato medio, la mayoría se concentra en el nivel de preparatoria o similar, seguida
por 26.4% que tiene la secundaria completa, 10 puntos porcentuales más que su similares en el
estrato alto. Además se reduce en 20 puntos porcentuales el porcentaje de mujeres que tiene una
escolaridad de universidad y más.
Finalmente, en el caso de las mujeres del estrato bajo podemos ver que la mayoría se
concentra en el nivel de secundaria completa. Sin embargo, —al igual que los hombres de este
estrato— están más distribuidos que los demás estratos en los niveles menores a universidad y
más. Es importante destacar que para este grupo sólo un 1.9% (menos de la mitad de los
hombres) tiene nivel superior y 33.7% sólo tiene primaria o menos (34% más que los hombres).
Si pensamos en la universalización de la educación, en el caso de las mujeres, parece estar

78 
 
afectando sobre todo a las de menor edad, pues podemos ver que más de la mitad de ellas se
concentra en el nivel de preparatoria o similar, mientras que el porcentaje de las otras edades en
ese nivel es alrededor de 75% menor.
En términos generales podemos decir que el estrato está siendo un factor importante que
permite el acceso a los niveles superiores de educación, aunque empieza a vislumbrarse un
pequeño acceso para los jóvenes de estratos más bajos. Como García (1998: 63) menciona, “el
modelo económico genera en la educación diferencias cada vez más marcadas entre los que
pueden acceder a los niveles educativos superiores y de calificación, y los que no”. Sin embargo,
como pudimos ver en los cuadros 4.3a y 4.3b, la perspectiva de género sigue siendo importante a
la hora de hacer el análisis, pues incluso en el estrato más alto, las mujeres aún no se concentran
en igual porcentaje que los hombres dentro de la distribución en el nivel de educación superior.
Asimismo, el cruce entre género y estrato socioeconómico muestra que las mujeres pobres son
las más vulnerables. Es importante recalcar que el hecho de que el que se espere que las mujeres
sean buenas madres y esposas puede estar afectado en que para muchas de ellas la educación
superior no sea un fin en sí mismo, y en los sectores bajos resulta una inversión que no parece
dar ningún fruto. Asimismo no es que las mujeres sean pobres porque no estudian24, sino que no
estudian porque son pobres.
Por otro lado, muchos jóvenes abandonan la escuela a temprana edad, sólo 39% de los
entrevistados en la Encuesta Nacional de la Juventud 2005, estaba estudiando al momento de la
encuesta. Si lo vemos por sexo (Cuadro 4.4), el porcentaje de hombres que sigue en la escuela es
mayor que el de mujeres (40.9% frente a 37.3%). También se muestra que conforme aumenta la
edad el porcentaje de jóvenes que están estudiando disminuye dramáticamente, esto sucede en el
caso de todos los estratos socioeconómicos. No hay que olvidar que en términos generales a la
edad de 25 años ya se finalizaron los estudios universitarios, lo que supondrían que algunos
jóvenes consideren que ya han finalizado su educación y por lo tanto no se encuentran
estudiando actualmente25.
También resulta interesante que entre los jóvenes de 15 a 19 años, son las mujeres las que
en mayor medida están en la escuela, pero a partir de los 25 años la deserción de las mujeres es
mayor que la de los hombres. Podemos suponer que el que se casen y tengan hijos es un factor

                                                            
24
Siguiendo la idea de la teoría del capital humano.
25
Más adelante se mostrarán los jóvenes que consideran que ya han concluido sus estudios (Cuadros 4.6a y 4.6b).

79 
 
que las hace dejar la escuela. Asimismo, como se mencionó anteriormente, para muchas de ellas
no es parte del rol ideal femenino estudiar niveles superiores para realizarse, el ideal es ser madre
y esposa. Únicamente las mujeres del estrato alto de 20 a 24 años permanecen en la escuela en
mayor medida que los hombres de esas mismas edades. Si hacemos el análisis por estrato
socioeconómico, encontramos las mismas tendencias, conforme es menor el estrato, es menor el
número de jóvenes, hombres y mujeres que siguen estudiando.
Es interesante, asimismo, el hecho de que en el estrato alto hay un mayor porcentaje de
mujeres que siguen estudiando que hombres; en el estrato medio el porcentaje es similar; y en el
estrato bajo es mayor el porcentaje de hombres que siguen estudiando. Otra vez, la escuela según
el estrato y el género tiene finalidades diferentes. Para las mujeres de estrato alto y los hombres
del estrato bajo puede implicar movilidad social.

Cuadro 4.4
Porcentaje de jóvenes de 15 a 29 años que siguen estudiando según estrato socioeconómico del hogar,
por grupos de edad y sexo
Nivel Socioeconómico del Hogar
Sexo Grupos de edad AltoI MedioII BajoIII TotalIV
15 a 19 años 90.2 68.6 55.5 68.0
20 a 24 años 56.8 38.7 24.2 39.3
Hombres
25 a 29 años 15.8 7.9 7.1 9.2
Total 53.4 40.4 32.9 40.9
Sexo Grupos de edad AltoV MedioVI BajoVII TotalVIII
15 a 19 años 87.4 72.4 55.6 69.0
20 a 24 años 58.4 32.3 7.4 28.0
Mujeres
25 a 29 años 13.7 9.1 4.3 8.0
Total 61.0 39.0 25.7 37.3
I
X2= 435.8 p=0.000 IV
X2= 102.5 p=0.000 VII
X2= 506.0 p=0.000
II 2 V 2 VIII 2
X = 807.8 p=0.000 X = 225.4 p=0.000 X = 273.4 p=0.000
III
X2= 283.2 p=0.000 VI
X2= 908.5 p=0.000
Fuente: Elaboración propia con datos de la ENJ, 2005.

Como complemento del cuadro 4.4 se elaboró el cuadro 4.5 que presenta el porcentaje de
jóvenes que dejaron de estudiar. De esta manera se puede ver más claramente que conforme es
menor el estrato, aumenta la deserción y que a medida que aumenta la edad es que aumenta el
porcentaje de los que ya no estudian, situación que puede deberse a la conclusión de los estudios.

80 
 
Cuadro 4.5
Porcentaje de jóvenes de 15 a 29 años que dejaron la escuela según estrato
socioeconómico del hogar, por grupos de edad y sexo
Nivel Socioeconómico del Hogar
Grupos de
Sexo AltoI MedioII BajoIII TotalIV
edad
15 a 19 años 9.8 31.4 44.5 32.0
20 a 24 años 43.2 61.3 75.8 60.7
Hombres
25 a 29 años 84.2 92.1 92.9 90.8
Total 46.6 59.6 67.1 59.1
Grupos de
Sexo AltoV MedioVI BajoVII TotalVIII
edad
15 a 19 años 12.6 27.6 44.4 31.0
20 a 24 años 41.6 67.7 92.6 72.0
Mujeres
25 a 29 años 86.3 90.9 95.7 92.0
Total 39.0 61.0 74.3 62.7
I
X2= 435.8 p=0.000 IV
X2= 102.5 p=0.000 VII
X2= 506.0 p=0.000
II 2 V 2 VIII 2
X = 807.8 p=0.000 X = 225.4 p=0.000 X = 273.4 p=0.000
III 2 VI 2
X = 283.2 p=0.000 X = 908.5 p=0.000

  Fuente: Elaboración propia con datos de la ENJ, 2005.

Para verificar la conclusión anterior se determinó revisar los motivos por los que los
alumnos argumentan haber dejado la escuela. Sólo el 15.5% que abandonan la escuela lo hacen
porque terminaron sus estudios. Mientras que una tercera parte de ellos lo hizo porque tenía que
trabajar o no tenía dinero. Sin embargo, analizaremos en los cuadros los datos por sexo, estrato
socioeconómico y edad, pues hay diferencias importantes a destacar. Los resultados para el caso
de los hombres están en el cuadro 4.6a y para el caso de la mujeres en el cuadro 4.6b.
En el cuadro 4.6a podemos ver que la causa principal por la que los hombres dejan de
estudiar es tener que trabajar o no tener dinero, sin embargo, por estrato socioeconómico sigue
siendo la causa principal sólo para el estrato medio y el estrato bajo. Además a menor estrato, es
mayor el porcentaje de jóvenes que mencionan este motivo. En el caso del estrato alto, la razón
principal es haber acabado los estudios, pues cerca de dos terceras partes de los hombres de 25 a
29 años mencionan esta razón como la principal. Sin embargo, el 36% de los hombres del estrato
bajo y 15.8% en el medio manifiestan haber terminado sus estudios. Las otras edades responden
que no les gusta la escuela. La razón que menos se menciona es el matrimonio o embarazo. Por
lo que en términos generales podemos decir que los hombres no dejan de estudiar por razones

81 
 
relativas a la formación de familia y que son los hombres de los estratos altos quienes alcanzan
sus metas educativas.
En el caso de las mujeres (Cuadro 4.6b), podemos ver que la principal razón que
mencionan es también tener que trabajar, pero al igual que en el caso de los hombres, al
desagregar por estrato socioeconómico hay diferencias. En primer lugar, las mujeres de estrato
alto, mencionan como principal causa de abandono de la escuela el haber terminado sus estudios,
al igual que los hombres. Para el estrato medio, la principal causa es el tener que trabajar o el no
tener dinero así como en el caso de las mujeres de estrato socioeconómico bajo. Las causas
menos mencionadas por las mujeres del estrato alto es el no gustarles la escuela; el matrimonio o
el embarazo para el estrato medio y al igual que en el caso de los hombres el haber acabado los
estudios. Esto es interesante pues este grupo de mujeres que ha dejado la escuela, no están
satisfechas con el nivel de estudios que poseen, pero, debido a razones que no están en su control
dejan la escuela. Así, podemos ver que no existe una decisión al pensar en estudiar o trabajar,
sino que las circunstancias están afectando esas trayectorias de vida, sobre todo en los estratos
más bajos. Asimismo, seguir estudiando no es un anhelo para las mujeres en la misma medida
que lo es para los hombres.

82 
 
Cuadro 4.6a
Distribución porcentual de la razón por la que dejaron de estudiar los jóvenes varones de 15 a 29 años según estrato
socioeconómico del hogar, por grupos de edad
Razón
Estrato Grupos de Tenía que trabajar No le gusta la Acabó sus Matrimonio o
Otra causa Total
socioeconómico edad o no tenía dinero escuela estudios embarazo
15 a 19 años 30.4 34.8 17.4 0.0 17.4 100.0
I 20 a 24 años 15.7 30.6 28.7 18.5 6.5 100.0
Alto
25 a 29 años 28.5 3.9 63.3 3.9 0.5 100.0
Total 24.6 14.5 49.1 8.3 3.6 100.0
Estrato Grupos de Tenía que trabajar No le gusta la Acabó sus Matrimonio o
Otra causa Total
socioeconómico edad o no tenía dinero escuela estudios embarazo
15 a 19 años 39.9 39.3 5.2 1.0 14.6 100.0
II 20 a 24 años 38.8 21.5 14.3 2.3 23.0 100.0
Medio
25 a 29 años 50.9 18.3 21.6 3.7 5.5 100.0
Total 44.4 23.5 15.8 2.7 13.6 100.0
Estrato Grupos de Tenía que trabajar No le gusta la Acabó sus Matrimonio o
Otra causa Total
socioeconómico edad o no tenía dinero escuela estudios embarazo
15 a 19 años 57.9 26.2 2.1 1.5 12.3 100.0
III 20 a 24 años 60.6 9.5 6.3 0.5 23.1 100.0
Bajo
25 a 29 años 66.5 10.5 2.4 0.0 20.6 100.0
Total 62.0 14.6 3.6 0.6 19.1 100.0
Estrato Grupos de Tenía que trabajar No le gusta la Acabó sus Matrimonio o
Otra causa Total
socioeconómico edad o no tenía dinero escuela estudios embarazo
15 a 19 años 46.2 34.2 4.6 1.1 13.9 100.0
20 a 24 años 41.3 19.7 14.1 3.7 21.1 100.0
TotalVI
25 a 29 años 50.3 14.1 24.9 3.0 7.8 100.0
Total 46.3 20.1 17.0 2.9 13.7 100.0
I
X2= 117.7 p=0.000 II
X2= 199.0 p=0.000 III
X2=52.0 p=0.000 IV
X2= 129.3 p=0.000
Fuente: Elaboración propia con datos de la EMJ, 2005.

Cuadro 4.6b
Distribución porcentual de la razón por la que dejaron de estudiar las jóvenes mujeres de 15 a 29 años según estrato
socioeconómico del hogar, por grupos de edad
Razón
Estrato Grupos de Tenía que trabajar No le gusta la Acabó sus Matrimonio o
Otra causa Total
socioeconómico edad o no tenía dinero escuela estudios embarazo
15 a 19 años 10.0 13.3 46.7 6.7 23.3 100.0
I 20 a 24 años 18.3 11.7 26.7 10.0 33.3 100.0
Alto
25 a 29 años 13.6 4.2 70.8 9.4 1.0 99.0
Total 14.5 8.6 52.4 9.6 15.0 100.1
Estrato Grupos de Tenía que trabajar No le gusta la Acabó sus Matrimonio o
Otra causa Total
socioeconómico edad o no tenía dinero escuela estudios embarazo
15 a 19 años 20.1 25.7 14.9 8.3 30.9 100.0
II 20 a 24 años 28.7 26.6 14.1 14.0 16.6 100.0
Medio
25 a 29 años 30.9 22.7 17.4 14.6 14.5 100.1
Total 28.3 24.7 15.8 13.4 17.9 100.0
Estrato Grupos de Tenía que trabajar No le gusta la Acabó sus Matrimonio o
Otra causa Total
socioeconómico edad o no tenía dinero escuela estudios embarazo
15 a 19 años 25.6 30.9 2.4 10.1 30.9 100.0
III 20 a 24 años 34.5 19.9 4.3 11.1 30.2 100.0
Bajo
25 a 29 años 34.5 14.4 5.2 9.5 36.4 100.0
Total 32.6 20.1 4.2 10.3 32.8 100.0
Estrato Grupos de Tenía que trabajar No le gusta la Acabó sus Matrimonio o
Otra causa Total
socioeconómico edad o no tenía dinero escuela estudios embarazo
15 a 19 años 21.7 27.0 11.8 9.0 30.5 100.0
VI 20 a 24 años 30.2 23.5 11.4 12.8 22.1 100.0
Total
25 a 29 años 30.7 19.0 17.9 12.8 19.7 100.0
Total 28.9 22.2 14.3 12.1 22.6 100.0
I
X2= 139.0 p=0.000 II
X2= 150.8 p=0.000 III
X2=53.9 p=0.000 II
X2= 184.6 p=0.000
Fuente: Elaboración propia con datos de la ENJ, 2005.

83 
 
También es importante destacar, que las mujeres mencionan una variedad más amplia que
los hombres de razones (englobadas en otra causa) por las que dejan la escuela. Finalmente,
podemos ver que el matrimonio o embarazo, contrariamente a lo que mencionan los hombres, es
una razón presente para dejar la escuela, pues para todos los estratos, cerca de una de cada diez
mujeres abandonan la escuela por estas causas.
Ahora veamos el porcentaje de jóvenes que desearían seguir estudiando, presentado en el
cuadro 4.7 por estrato socioeconómico, grupos de edad y sexo. En primer lugar podemos ver que
es mayor el porcentaje de mujeres que quisieran seguir estudiando. Esto nos permite pensar
nuevamente que las mujeres dejan de estudiar por cuestiones independientes al deseo o decisión
propia, ya que se interesan en seguir estudiando. Por otro lado, conforme aumenta la edad,
disminuye el porcentaje de jóvenes que quisieran seguir estudiando, tanto en el caso de los
hombres como en el caso de las mujeres, cuestión que puede estar relacionada con haber
terminado los estudios. Por estrato socioeconómico26, en el caso de los hombres, conforme es
menor el estrato aumenta el porcentaje de jóvenes que quisieran seguir estudiando, esta situación
tiene que ver con que en los estratos bajos la educación se percibe como generadora de
movilidad social. En el caso de las mujeres no hay patrón claro, pero el porcentaje es superior a
los hombres en todos los estratos. Esto tiene sentido pues, como se ha venido mencionando, las
mujeres dejan la escuela por cuestiones ajenas a sus deseos.

                                                            
26
Las diferencias en los datos no son estadísticamente significativas en el caso de los hombres del estrato alto.

84 
 
Cuadro 4.7
Porcentaje de jóvenes de 15 a 29 años que dejaron la escuela y que desean continuar
estudiando, por estrato socioeconómico, grupos de edad y sexo
Nivel Socioeconómico del Hogar
Grupos de
Sexo AltoI MedioII BajoIII TotalIV
edad
15 a 19 años 37.5 35.6 38.1 36.6
20 a 24 años 28.3 26.9 46.2 31.5
Hombres
25 a 29 años 22.3 23.5 15.9 21.7
Total 25.5 27.0 32.4 28.2
Grupos de
Sexo AltoV MedioVI BajoVII TotalVIII
edad
15 a 19 años 37.9 62.1 44.0 53.7
20 a 24 años 60.3 38.0 43.4 41.0
Mujeres
25 a 29 años 25.7 34.2 30.7 32.5
Total 38.1 40.1 38.3 39.4
I
X2= 6.3 p=0.386 IV
X2= 30.0 p=0.000 VII
X2= 37.4 p=0.000
II
X2= 51.5 p=0.000 V
X2= 26.4 p=0.000 VIII
X2= 23.1 p=0.001
III
X2= 65.9 p=0.000 VI
X2= 81.1 p=0.000
Fuente: Elaboración propia con datos de la ENJ, 2005.

En el cuadro 4.8 podemos ver el porcentaje de jóvenes que dejaron la escuela y que
prefieren trabajar que estudiar. Vemos que los hombres, en todos los grupos de edades, prefieren
trabajar en mayor medida que las mujeres. Por estrato socioeconómico27 no encontramos una
tendencia clara para ninguno de los sexos. Si lo vemos por edad, encontramos que conforme
aumenta la edad, tanto para hombres como para mujeres, aumenta el porcentaje de aquellos que
prefieren trabajar. Sin embargo si lo desagregamos por estrato socioeconómico, esta tendencia se
mantiene sólo para el caso de los hombres del estrato alto y las mujeres de los estratos medio y
alto. En los otros casos no hay una tendencia clara. La explicación a estas tendencias tiene que
ver con que los hombres deben de cumplir con su papel de proveedores y las mujeres de los
estratos medios y bajos tienen la necesidad de entrar al mundo laboral para ayudar a sus familias.

                                                            
27
Las diferencias en los datos no son estadísticamente significativas en el caso de los hombres del estrato alto.

85 
 
Cuadro 4.8
Porcentaje de jóvenes de 15 a 29 años que dejaron la escuela y que prefiere trabajar que
estudiar, por estrato socioeconómico, grupos de edad y sexo
Nivel Socioeconómico del Hogar
Grupos de
Sexo AltoI MedioII BajoIII TotalIV
edad
15 a 19 años 41.7 47.4 54.8 50.0
20 a 24 años 59.1 60.1 41.2 55.6
Hombres
25 a 29 años 63.1 51.1 70.6 57.2
Total 60.2 53.8 56.3 55.3
Grupos de
Sexo AltoV MedioVI BajoVII TotalVIII
edad
15 a 19 años 51.7 20.4 36.5 28.4
20 a 24 años 22.4 42.7 45.8 42.7
Mujeres
25 a 29 años 50.5 43.3 51.0 46.2
Total 42.3 39.4 46.1 41.8
I
X2= 6.3 p=0.386 IV
X2= 30.0 p=0.000 VII
X2= 37.4 p=0.000
II
X2= 51.5 p=0.000 V
X2= 26.4 p=0.000 VIII
X2= 23.1 p=0.001
III
X2= 65.9 p=0.000 VI
X2= 81.1 p=0.000
Fuente: Elaboración propia con datos de la ENJ, 2005.

Es importante ver cuáles son las razones que los jóvenes plantean por las que no seguirían
estudiando. En los cuadros 4.9a y 4.9b, podemos ver estas razones para hombres y mujeres
respectivamente, por grupos de edad y estrato socioeconómico.
La principal razón que mencionan los hombres (cuadro 4.9a) es para trabajar y ganar
dinero, sucede en todos los estratos y en todos los grupos de edad. Parece que pesa más la
necesidad de entrar el mundo laboral que la percepción de la educación como capital que permita
obtener mejores empleos28.

                                                            
28
Sin embargo, esta situación tiene que ver más con el rol a cumplir de ser hombres proveedores.

86 
 
Cuadro 4.9a
Distribución porcentual de la razón por la que no seguirían estudiando los jóvenes varones de 15 a 29 años
según estrato socioeconómico del hogar, por grupos de edad
Razón
Estrato Grupos de Para trabajar y Para vivir Estudiar no
Otra causa Total
socioeconómico edad ganar dinero mejor sirve de nada
15 a 19 años 86.7 6.7 6.7 0.0 100.0
I 20 a 24 años 58.0 4.0 0.0 38.0 100.0
Alto
25 a 29 años 60.8 12.2 25.7 1.4 100.0
Total 62.8 8.8 14.6 13.9 100.0
Estrato Grupos de Para trabajar y Para vivir Estudiar no
Otra causa Total
socioeconómico edad ganar dinero mejor sirve de nada
15 a 19 años 85.7 0.6 3.9 9.7 100.0
20 a 24 años 87.4 6.1 0.0 6.5 100.0
MedioII
25 a 29 años 90.8 1.7 0.3 7.3 100.0
Total 88.5 3.0 0.9 7.5 100.0
Estrato Grupos de Para trabajar y Para vivir Estudiar no
Otra causa Total
socioeconómico edad ganar dinero mejor sirve de nada
15 a 19 años 90.4 7.4 0.0 2.1 100.0
20 a 24 años 85.3 14.7 0.0 0.0 100.0
BajoIII
25 a 29 años 76.7 21.9 0.0 1.4 100.0
Total 84.8 13.7 0.4 1.1 100.0
Estrato Grupos de Para trabajar y Para vivir Estudiar no
Otra causa Total
socioeconómico edad ganar dinero mejor sirve de nada
15 a 19 años 87.5 3.4 2.7 6.5 100.0
20 a 24 años 82.9 8.0 0.0 9.1 100.0
TotalVI
25 a 29 años 84.3 6.2 4.0 5.6 100.0
Total 84.6 6.1 2.5 6.8 100.0
I
X2= 66.9 p=0.000 II
X2= 137.3 p=0.000 III
X2=68.1 p=0.000 IV
X2= 270.7 p=0.000
Fuente: Elaboración propia con datos de la ENJ, 2005.

Hay que destacar que cerca del 15% de los jóvenes del estrato alto consideran que “estudiar
no sirve de nada”29 y que para una cuarta parte de los de los jóvenes de mayor edad de este
estrato es una razón importante. Mientras que para el estrato medio y bajo esta es la causa que
menos se menciona. Podemos pensar, por los datos que ya se han analizado anteriormente que
los jóvenes de los sectores populares aún esperan de la escuela una contribución esencial para la
realización de vida, pero, para los jóvenes del estrato más alto la escuela es, en gran extensión,
carente de sentido e improductiva y tiene poca relación con su vida (Neuser, 1998). Hay que
recordar que en el discurso del capital social la educación provee de mejores expectativas
laborales, sin embargo, como vimos en los cuadros 4.3a y 4.3b, los jóvenes de mayor edad del
estrato alto, ya lograron una educación superior, pero alrededor del 30% de ellos están insertos
                                                            
29
Hay que recordar que este grupo consigue su trabajo por recomendación, es decir que la educación no es lo más
importante.

87 
 
en un empleo precario, por lo que su percepción de las ventajas de la educación puede no ser
muy clara y puede no implicar movilidad social30. Mientras que para los jóvenes de los otros
sectores, la educación sigue significando movilidad social.

Cuadro 4.9b
Distribución porcentual de la razón por la que no seguirían estudiando las jóvenes mujeres de 15 a 29 años
según estrato socioeconómico del hogar, por grupos de edad
Razón
Estrato Grupos de Para trabajar Para vivir Estudiar no
Otra causa Total
socioeconómico edad y ganar dinero mejor sirve de nada
15 a 19 años 77.8 0.0 0.0 22.2 100.0
I 20 a 24 años 58.1 20.9 0.0 20.9 100.0
Alto
25 a 29 años 78.3 8.7 0.0 13.0 100.0
Total 69.4 13.3 0.0 17.3 100.0
Estrato Grupos de Para trabajar Para vivir Estudiar no
Otra causa Total
socioeconómico edad y ganar dinero mejor sirve de nada
15 a 19 años 63.9 19.0 4.2 13.0 100.0
II 20 a 24 años 72.5 12.5 3.3 11.7 100.0
Medio
25 a 29 años 72.2 7.3 0.2 20.3 100.0
Total 70.5 11.6 2.2 15.7 100.0
Estrato Grupos de Para trabajar Para vivir Estudiar no
Otra causa Total
socioeconómico edad y ganar dinero mejor sirve de nada
15 a 19 años 77.9 9.7 4.4 8.0 100.0
III 20 a 24 años 84.4 2.7 1.6 11.3 100.0
Bajo
25 a 29 años 67.7 6.5 9.1 16.7 100.0
Total 76.6 5.8 5.0 12.6 100.0
Estrato Grupos de Para trabajar Para vivir Estudiar no
Otra causa Total
socioeconómico edad y ganar dinero mejor sirve de nada
15 a 19 años 68.9 15.4 4.1 11.5 100.0
VI 20 a 24 años 75.2 10.1 2.5 12.2 100.0
Total
25 a 29 años 71.4 7.2 2.7 18.8 100.0
Total 72.3 10.0 2.9 14.8 100.0
I
X2= 95.3 p=0.000 II
X2= 165.1 p=0.000 III
X2=144.1 p=0.000 IV
X2= 158.2 p=0.000
Fuente: Elaboración propia con datos de la ENJ, 2005.

Por otro lado, en el cuadro 4.6b, podemos ver que para las mujeres la principal razón por la
que no seguirían estudiando es la misma, para trabajar y ganar dinero. Una cuestión interesante
es que la razón “para vivir mejor” la mencionan en mayor medida que los hombres en los
estratos alto y medio, mientras que en el estrato bajo, es menor la respuesta. Sin embargo, no
podemos más que pensar que se refieren a poder trabajar una vez que ya no se estudia. Por otro
lado, una vez más, vemos que las mujeres del estrato bajo consideran importante la educación.
                                                            
30
La movilidad social implica necesariamente un cambio hacia un sector social más alto, en el caso los jóvenes del
sector alto, ya no pueden incrementar su estrato socioeconómico.

88 
 
Finalmente, en el caso de las mujeres, la respuesta, “estudiar no sirve de nada” no es una razón
importante, ni siquiera en el estrato alto. Esto puede relacionarse con lo que habíamos visto en
los cuadros 4.3a y 4.3b, las mujeres aún no se concentran en mayor porcentaje dentro de la
distribución en el nivel de educación superior, por lo que la educación sigue siendo percibida
como un factor de movilidad social para las mujeres de los estrato menores y ventaja en las
trayectorias de vida para las mujeres de todos los sectores.
Así, podemos afirmar que, en el caso de los sectores medios y bajos sobre todo, se sigue
considerando que la educación llevará a una mejor trayectoria en la vida, cuestión que puede
deberse a su experiencia de exclusión y marginación, pues aún hay expectativas de que el
estudiar mejore la situación laboral y por lo tanto la económica.

2. Variables que pueden explicar las diferencias en la educación de los jóvenes


En esta sección se presentarán las variables que se considera afectan las diferencias en la
educación de los jóvenes. Estas variables31 serán las que se van a incluir en el modelo de
regresión logística presentado en la primera sección del capítulo seis.
Debido a que el tener secundaria es un factor importante de quiebre para la informalidad
laboral como se verá en el capítulo cinco y que el promedio de escolaridad de los jóvenes es de
por lo menos un año de preparatoria, se determinó hacer el análisis de las diferencias en
educación actual de los jóvenes haciendo dos grandes grupos:
a) Los jóvenes que tienen hasta secundaria completa
b) Los jóvenes que tienen por lo menos un año de preparatoria o más
Así en el cuadro 4.10 se muestran los jóvenes según si estudian o no por lo menos un año
de preparatoria o similar por estrato socioeconómico, grupos de edad y sexo.
Podemos ver en primer lugar que el porcentaje de hombres que tiene por lo menos un año
de preparatoria es mayor que el de mujeres (61.9% frente a 53.4% respectivamente), esto
confirma la hipótesis que planteábamos. Si hacemos el análisis por grupos de edad, no
encontramos un patrón claro, esto se debe a que el nivel educativo de los jóvenes depende de la
edad; es decir, que cuando son más jóvenes es poco probable que hayan estudiado la preparatoria

                                                            
31
En el capítulo 2, referente a la metodología, ya se describió la manera en que fueron creadas las variables que se
presentan en esta sección.

89 
 
y cuando son mayores hay factores diferentes a la edad que determinaron en el pasado que hayan
estudiado o no más de secundaria. Sin embargo, esperábamos un patrón de que cuando se
incrementa la edad se incrementa el nivel educativo. Por lo tanto podemos pensar que la edad no
es un factor determinante por sí solo para continuar estudiando, sino que hay otros factores que
están influyendo. Por estrato socioeconómico, podemos ver que tanto para hombres como para
mujeres, conforme es menor el estrato, aumenta el porcentaje de jóvenes que no cursan la
preparatoria. Incluso en el estrato social bajo, el porcentaje está por encima de la mitad de los
jóvenes y en el caso de las mujeres es casi tres cuartas partes. Con esto queda claro lo que hemos
estado viendo a lo largo de este capítulo y se confirma la hipótesis: la educación superior es un
privilegio que mayoritariamente tienen los jóvenes de estratos altos, así, otra vez, vemos que el
estrato y la perspectiva de género son categorías importantes en el análisis de la educación.

90 
 
Cuadro 4.10
Distribución porcentual de jóvenes de 15 a 29 años según si estudian o no preparatoria por
estrato socioeconómico, grupos de edad y sexo
Hombres Estrato socioeconómico
Nivel de Grupos de
AltoI MedioII BajoIII TotalIV
escolaridad edad
15 a 19 años 17.3 29.9 49.3 31.9
Menos de
20 a 24 años 0.0 1.5 5.6 1.6
preparatoria
25 a 29 años 0.0 1.5 21.7 4.7
o similar
Total 11.9 34.5 67.4 38.1
15 a 19 años 82.7 70.1 50.7 68.1
Por lo menos
20 a 24 años 100.0 98.5 94.4 98.4
un año de
25 a 29 años 100.0 98.5 78.3 95.3
preparatoria
Total 88.1 65.5 32.6 61.9
Mujeres Estrato socioeconómico
Nivel de Grupos de
AltoV MedioVI BajoVII TotalVIII
escolaridad edad
15 a 19 años 25.2 32.0 26.7 29.6
Menos de
20 a 24 años 1.1 0.9 6.3 1.3
preparatoria
25 a 29 años 0.0 4.9 66.7 13.7
o similar
Total 18.4 40.2 70.5 46.6
15 a 19 años 74.8 68.0 73.3 70.4
Por lo menos
20 a 24 años 98.9 99.1 93.8 98.7
un año de
25 a 29 años 100.0 95.1 33.3 86.3
preparatoria
Total 81.6 59.8 29.5 53.4
I
X2= 30.3 p=0.000 IV
X2= 639.1 p=0.000 VII
X2= 211.1 p=0.000
II 2 V 2 VIII 2
X = 61.7 p=0.000 X = 68.4 p=0.000 X = 540.0 p=0.000
III
X2= 44.0 p=0.000 VI
X2= 98.9 p=0.000
Fuente: Elaboración propia con datos de la ENJ, 2005.

A continuación presentaremos las demás variables que podrían estar explicando las
diferencias en la educación, mostrando únicamente los datos para los jóvenes que no han
ingresado a la preparatoria.
En el cuadro 4.11 está la distribución porcentual por región de los jóvenes que no han
estudiado preparatoria. Podemos ver que en el caso de los hombres la mayoría se concentra en la
región Sur Sureste, seguida por la región Centro Occidente. Regiones de mayor marginación en
el país. Por estrato, en el caso de los hombres, los que sólo han completado secundaria del sector
alto se concentran en la región Centro; los del sector medio en la región Centro Occidente; y los

91 
 
del sector bajo en la región Sur Sureste. En el caso de las mujeres32, las del sector alto se
concentran en mayor medida en la región Centro Occidente, las del sector medio en la región
Centro y las del sector bajo en la región Sur Sureste.

Cuadro 4.11
Distribución porcentual de jóvenes de 15 a 29 años que no han estudiado preparatoria por región y
sexo
Región
Estrato Centro Sur -
Sexo Centro Noreste Noroeste Total
Socioeconómico Occidente Sureste
AltoI 62.5 20.8 8.3 7.3 1.0 100.0
II
Medio 25.8 17.4 10.7 27.3 18.8 100.0
Hombres III
Bajo 20.7 6.8 6.0 17.8 48.7 100.0
TotalIV 25.3 13.2 8.5 23.6 29.3 100.0
Estrato Centro Sur -
Sexo Centro Noreste Noroeste Total
Socioeconómico Occidente Sureste
AltoV 19.1 28.7 4.3 46.8 1.1 100.0
MedioVI 34.8 12.3 6.3 26.8 19.9 100.0
Mujeres VII
Bajo 38.1 3.8 5.4 14.3 38.4 100.0
TotalVIII 64.0 9.1 5.7 23.3 26.8 100.0
I
X2= 19.9 p=0.001 III
X2= 28.7 p=0.000 V
X2= 99.0 p=0.000 VII
X2= 2.0 p=0.741
II 2 IV 2 VI 2 VIII
X = 38.0 p=0.000 X = 114.0 p=0.000 X =63.1 p=0.000 X2= 116.4 p=0.000
Fuente: Elaboración propia con datos de la ENJ, 2005.

En el cuadro 4.12 presentamos la variable sobre percepción de los problemas que afectan a
los jóvenes33 por sexo. Podemos ver que el mayor porcentaje de jóvenes que no han estudiado
preparatoria en ambos sexos se concentra en los que consideran que los problemas personales
son los que más aquejan a los jóvenes. Esto es sorprendente, pues planteamos como hipótesis
exactamente lo contrario, toda vez que los datos analizados, presentan como causa de abandono
escolar el tener que trabajar. Esto puede deberse a que el discurso sobre la universalización de la
educación y de la generalización de oportunidades en este ámbito lleva a pensar que el no seguir
estudiando es por problemas personales y no causa directa de los problemas del país. Por estrato
se mantiene la misma tendencia para los datos que son significativos estadísticamente, excepto
para las mujeres del estrato bajo en donde ellas sí perciben los problemas estructurales como los

                                                            
32
Las diferencias en los datos no son estadísticamente significativas en el caso de la mujeres del sector bajo.
33
Las diferencias en los datos no son estadísticamente significativas en el caso de los hombres en su conjunto y los
del sector medio, así como para las mujeres de los sectores alto y bajo.

92 
 
que más afectan a los jóvenes, como hemos mencionados este es el grupo más vulnerable de
todos los que estamos estudiando.

Cuadro 4.12
Distribución porcentual de jóvenes de 15 a 29 años que no han estudiado
preparatoria según su percepción sobre los problemas que afectan a los jóvenes
por sexo
Problemas que afectan a los jóvenes
Estrato Problemas Problemas
Sexo Total
Socioeconómico estructurales personales
AltoI 56.8 43.2 100.0
II
Medio 39.2 60.8 100.0
Hombres III
Bajo 46.7 53.3 100.0
IV
Total 42.9 57.1 100.0
Estrato Problemas Problemas
Sexo Total
Socioeconómico estructurales personales
AltoV 27.1 72.9 100.0
VI
Medio 41.7 58.3 100.0
Mujeres VII
Bajo 54.8 45.2 100.0
VIII
Total 45.9 54.2 100.0
I
X2= 2.0 p=0.155 III
X2= 2.4 p=0.123 V
X2= 11.1 p=0.00 VII X2= 12.0 p=0.001
II
X2=57.9 p=0.000 IV X2= 39.8 p=0.000 VI X2=3.2 p=0.07 VIII X2= 0.608 p=0.435
Fuente: Elaboración propia con datos de la ENJ, 2005.

En el cuadro 4.13 se presenta el porcentaje de jóvenes sin preparatoria según sus


expectativas sobre el futuro.34 En el caso de ambos sexos podemos ver que conforme mejoran las
expectativas se reduce el número de jóvenes que no han estudiado preparatoria. Por estrato las
tendencias se mantienen para los datos que son estadísticamente significativos, excepto para las
mujeres del sector alto, en donde la tendencia es la contraria. Podemos pensar que para las
mujeres de este estrato, el futuro no está relacionado de ninguna manera con los estudios, toda
vez que pareciere que su realización como mujeres no depende de su nivel educativo.
A continuación veremos cómo afecta la percepción de los roles de género35. En el cuadro
4.14 podemos ver que en el caso de los hombres no hay una tendencia clara. Pero en el caso de
                                                            
34
Las diferencias en los datos no son estadísticamente significativas en el caso de los hombres de los estratos alto y
medio.
35
Las diferencias en los datos no son estadísticamente significativas en el caso del sector alto para ambos sexos.

93 
 
las mujeres mientras menos estereotipada es su opinión acerca de los roles de género disminuye
el porcentaje de mujeres que no han cursado la preparatoria. Esto es muy importante porque
habla de cómo la percepción de los roles de género aún afecta la escolaridad de las mujeres. Si lo
vemos por estrato, sólo se conserva la tendencia en las mujeres del estrato bajo. Una vez más
vemos cómo las mujeres más pobres son las más vulnerables.

Cuadro 4.13
Porcentaje de jóvenes de 15 a 29 años que no han estudiado preparatoria según índice de
expectativas del futuro por sexo
Índice de expectativas del futuro
Estrato
Sexo Malas Regulares Buenas Total
Socioeconómico
AltoI 11.3 9.6 11.6 11.2
II
Medio 33.3 32.8 35.3 34.5
Hombres III
Bajo 81.8 59.6 66.0 66.7
IV
Total 42.5 34.4 38.2 37.8
Estrato
Sexo Malas Regulares Buenas Total
Socioeconómico
AltoV 5.1 12.8 23.0 18.5
VI
Medio 42.9 51.0 35.8 39.9
Mujeres VII
Bajo 79.7 76.0 66.3 70.0
VIII
Total 51.2 53.1 43.1 46.3
I
X2= 0.460 p=0.790 III
X2= 15.3 p=0.000 V X2= 12.2 p=0.002 VII
X2= 18.2 p=0.000
II 2 IV 2 VI 2 VIII
X =1.5 p=0.467 X = 9.1 p=0.010 X =50.1 p=0.000 X2= 40.2 p=0.000
Fuente: Elaboración propia con datos de la ENJ, 2005.

94 
 
Cuadro 4.14
Porcentaje de jóvenes de 15 a 29 años que no han estudiado preparatoria según índice de percepción sobre
los roles de género por sexo
Percepción sobre los roles de género
Estrato Muy No
Sexo Estereotipada Total
Socioeconómico estereoripada estereotipada
AltoI 13.7 8.8 12.7 11.3
MedioII 36.8 44.5 22.6 34.1
Hombres
BajoIII 70.9 76.2 47.2 67.4
IV
Total 43.0 48.4 24.1 37.7
Estrato Muy No
Sexo Estereotipada Total
Socioeconómico estereoripada estereotipada
AltoV 25.0 14.7 19.4 18.4
VI
Medio 51.8 53.6 30.2 39.8
Mujeres
BajoVII 81.3 77.9 60.0 69.4
VIII
Total 66.0 58.1 36.0 46.0
I
X2= 3.1 p=0.207 III
X2= 74.9 p=0.000 V
X2= 1.6 p=0.454 VII X2= 57.5 p=0.000
II 2 IV 2 VI 2 VIII 2
X = 134.4 p=0.000 X = 266.7 p=0.000 X =161.5 p=0.000 X = 273.3 p=0.000
Fuente: Elaboración propia con datos de la ENJ, 2005.

En el cuadro 4.15 se presentan los jóvenes que no han estudiado preparatoria según el
índice de satisfacción personal36. Podemos ver que todos los jóvenes varones del sector bajo que
están insatisfechos no han cursado la preparatoria. Esto tiene sentido, si pensamos que, como se
ha visto anteriormente, se sigue considerando a la educación como un factor importante en la
vida de los jóvenes de este grupo y que hay interés en seguir estudiando. Asimismo, podemos ver
que al aumentar la satisfacción tanto en el caso de los hombres como en el caso de las mujeres,
disminuye el porcentaje de jóvenes que no han cursado la preparatoria. Con esto podemos pensar
que la educación es un factor importante en las perspectivas e intereses de los jóvenes.
Asimismo, son más hombres que mujeres los que están muy satisfechos.

                                                            
36
Las diferencias en los datos no son estadísticamente significativas en el caso de las mujeres del estrato alto.

95 
 
Cuadro 4.15
Porcentaje de jóvenes de 15 a 29 años que no han estudiado preparatoria según índice
de satisfacción personal por sexo
Satisfacción personal
Estrato Insatisfech Muy
Sexo Satisfecho Total
Socioeconómico o satisfecho
AltoI 0.0 44.4 10.2 12.3
II
Medio 0.0 53.4 35.1 39.6
Hombres III
Bajo 100.0 88.8 80.3 82.5
IV
Total 100.0 65.3 48.7 52.7
Estrato Insatisfech Muy
Sexo Satisfecho Total
Socioeconómico o satisfecho
AltoV 0.0 20.0 29.0 28.4
VI
Medio 0.0 86.4 37.3 45.3
Mujeres VII
Bajo 0.0 84.2 59.2 67.5
VIII
Total 0.0 82.7 44.1 52.6
I 2 III 2 V 2 VII 2
X = 9.2 p=0.002 X = 7.5 p=0.023 X = 0.186 p=0.666 X = 31.6 p=0.000
II
X2= 24.6 p=0.000 IV X2= 42.4 p=0.000 VI X2=1.19 p=0.000 VIII
X2= 140.2 p=0.000
Fuente: Elaboración propia con datos de la ENJ, 2005.

Ahora veremos la confianza en las instituciones que tienen los jóvenes que no han cursado
la preparatoria. En el cuadro 4.16 vemos que tanto en el caso de los hombres como en el de las
mujeres no hay una tendencia clara y por ello podemos pensar que la educación por sí sola tiene
su propia legitimación independientemente de las demás instituciones sociales37.

                                                            
37
Las diferencias en los datos no son estadísticamente significativas en el caso de los hombres del sector bajo y las
mujeres del sector alto.

96 
 
Cuadro 4.16
Porcentaje de jóvenes de 15 a 29 años que no han estudiado la preparatoria según
índice de confianza en las instituciones por sexo
Confianza en las instituciones
Estrato Confía
Sexo No confia Confía Total
Socioeconómico mucho
AltoI 15.4 27.5 5.6 10.7
II
Medio 21.4 34.5 31.2 31.8
Hombres III
Bajo 76.0 61.9 63.2 63.1
IV
Total 32.0 41.3 31.5 34.6
Estrato Confía
Sexo No confia Confía Total
Socioeconómico mucho
AltoV 0.0 12.5 14.1 13.4
VI
Medio 41.0 41.9 36.4 38.1
Mujeres VII
Bajo 54.5 78.9 60.1 67.6
VIII
Total 42.2 51.7 39.3 43.4
I 2 III 2 V 2 VII 2
X = 58.5 p=0.000 X = 2.0 p=0.371 X = 1.4 p=0.488 X = 39.0 p=0.000
II 2 IV 2 VI 2 VIII 2
X = 6.7 p=0.035 X = 33.7 p=0.000 X =5.8 p=0.054 X = 33.7 p=0.000
Fuente: Elaboración propia con datos de la ENJ, 2005.

3 Conclusiones del capítulo


En primer lugar podemos constatar que el discurso sobre universalización de la educación no
corresponde con la realidad, toda vez que los jóvenes ingresan de manera desigual a la educación
formal según su género y estrato socioeconómico, siendo las mujeres más pobres las más
vulnerables en este terreno, ya que están más rezagadas y más insatisfechas con su educación.
También están siendo importantes las diferencias de género. Con los datos mostrados
podemos pensar que las mujeres no están satisfechas del todo con el nivel de educación que
tienen y siguen considerando a la educación como un factor de movilidad social, cosa que en el
caso de los hombres del sector alto parece no suceder.
Asimismo, pudimos ver que el no estar estudiando tiene causas diferentes según el estrato,
para los estrato altos se asocia con haber terminado los estudios en el caso de los hombres y en
las mujeres sobresale también el desinterés en la escuela; mientras que para los estratos medio y
bajo tiene que ver con la necesidad de salir a trabajar y ganar dinero, tanto en hombres como en
mujeres.

97 
 
También se mostró que el interés en continuar estudiando se da en mayor proporción en las
mujeres, pues como se vio, dejan la escuela por factores ajenos a sus deseos; mientras que los
hombres prefieren trabajar que estudiar para poder así cumplir con su rol de proveedor y
realizarse como hombres. Asimismo, los estratos medio y bajo perciben que la educación genera
movilidad social, mientras que un buen porcentaje de hombres del estrato alto la consideran poco
útil.
Finalmente, pudimos ver en este capítulo que al analizar las variables subjetivas, las
percepciones que se tienen de la realidad que viven los jóvenes tienen una relación positiva en
sus prácticas y en el acceso a la educación; es decir que, en general, las mejores percepciones se
reflejan en mayor escolaridad.

98 
 
V. Jóvenes y empleo
Como se mencionó en el capítulo teórico, el trabajo se convirtió en el centro de todo interés y en
el determinante de la identidad de las personas. Una persona era definida y valorada según la
actividad laboral que desarrolla. Incluso hubo estratificaciones sociales vinculadas a la
ocupación. En general se podría decir que el trabajo era un fin en sí mismo y representaba el
desarrollo que una persona alcanzaba. Actualmente, esa centralidad en la configuración de la
identidad se pone en duda, a pesar de que sigue siendo muy importante como medio para acceder
a recursos económicos.

1. Descripción de la situación laboral de los jóvenes


El trabajo o el no trabajo siguen definiendo la historia individual de los jóvenes, pues se ha
convertido en instrumento para insertarse en la vida adulta. Esta tradición de poner al trabajo
como eje central de la vida olvida el contexto de crisis de los países latinoamericanos y
particularmente de México, en donde la capacidad de crear empleos está deteriorada
(Hopenhayn, 2004). El trabajo como valor se desvanece, porque se asocia con el desempleo
creciente, con condiciones laborales precarias y con la falta de satisfacción personal (Marín, et
al., 2003).
En América Latina y el Caribe el desempleo juvenil38 duplica el desempleo global y
triplica el desempleo de los adultos. Los jóvenes representan alrededor de 50% del total de
desempleados en casi todos los países de la región (Hopenhayn 2004), pero además el desempleo
femenino es mayor que el de sus pares, mayor precarización y peor calidad, o se equilibra por
trabajo doméstico (Silveira, 2001).
En México los jóvenes de ambos sexos sufren el mayor nivel de desempleo en el país. En
1997, la tasa de desempleo abierto entre las personas de 15 a 24 años de edad fue de 5.1%. Las
tasas de desempleo abierto han variado significativamente durante los últimos años, presentando
una tendencia en forma de campana, alcanzando un máximo en 1995 de 8.3% y colocándose

                                                            
38
Las estadísticas internacionales calculan el desempleo juvenil incluyendo jóvenes de 15 a 18 años, jóvenes que
legalmente no pueden trabajar aún y que en su mayoría se encuentran estudiando; sin embargo hay que recordar que
la definición de desempleo abierto incluye la disponibilidad de trabajar, por lo que si, aún en edades no legales para
trabajar, los jóvenes manifiestan esta necesidad y disponibilidad es que pueden ser incluidos como desempleados.

99 
 
para el 2004 en 5.4% (Gráfica 5.1). Cabe mencionar que este índice da cuenta de quienes pueden
dedicarse a buscar trabajo, los más precarios se ocupan en actividades informales para poder
sobrevivir.
Pese al descenso de la tasa de desempleo después de 1995, las diferencias por sexo siguen
siendo importantes: en 2006, los hombres registraron una tasa de desempleo de 4.7% y las
mujeres 6.8% (CONAPO, 2007).
Utilizando los datos de la Encuesta Nacional de Juventud 2005, podemos ver en el cuadro
5.1 que el porcentaje de hombres que están desempleados es casi la mitad que las mujeres. Las
diferencias para los hombres son estadísticamente significativas en todos los estratos pero no en
su conjunto. En el caso de los hombres que tienen 20 a 24 años son los que en menor medida
están desempleados, mientras que en el caso de las mujeres son las de mayor edad. Esto resulta
lógico, pues como vimos en el capítulo cuatro, los jóvenes de esta edad ya alcanzaron cierto
nivel de estudios que les permite encontrar trabajo.

Gráfica 5.1
Tasa de desempleo de los jóvenes de 15 a 24 años en México,
1991-2004
10.0%
9.0%
8.0%
8.3%
7.0%
6.0%
5.0%
5.1% 5.4%
4.0% 4.4%
4.0%
3.0%
2.0%
1.0%
0.0%
1991 1993 1995 1997 1999 2001 2003

Fuentes: Tuirán y Zúñiga 2000; Situación actual de los jóvenes en México. Diagnóstico
sociodemográfico
Conapo 2007; La Situación Demográfica en México

En el caso de las mujeres no hay una tendencia clara para las menores. Pero para las que
tienen entre 20 y 24 años, conforme aumenta el estrato, aumenta el desempleo, mientras que para

100 
 
las de entre 25 y 29 años, la tendencia es la opuesta. Podemos aventurarnos a decir que esta
situación tiene que ver con el tipo de empleo que uno u otro estrato acepta, así como la condición
social de tener a alguien que la mantenga o no. En el mercado laboral, la oferta de empleos
precarios o informales es mayor para los jóvenes de estratos menores quienes aceptan este tipo
de empleos debido a su necesidad de trabajar y obtener recursos. Por otro lado las mujeres
mayores, como ya han concluido sus estudios están en posibilidad de encontrar mejores empleos.
En ambos sexos, el desempleo es mayor en los sectores medios39.
Como podemos ver en el cuadro 5.1 el comportamiento del desempleo entre hombres y
mujeres es totalmente diferente, lo que nos remite nuevamente a la idea de que pensar en los
jóvenes como un grupo homogéneo es inadecuada.

Cuadro 5.1
Porcentaje de jóvenes de 15 a 29 años que están desempleados según estrato socieoconómico del
hogar, por grupos de edad y sexo
Nivel Socioeconómico del Hogar
Sexo Grupos de edad AltoI MedioII BajoIII TotalIV
15 a 19 años 2.0 5.3 3.9 4.5
20 a 24 años 7.4 5.0 6.4 5.7
Hombres
25 a 29 años 0.4 1.3 0.9 1.1
Total 3.5 4.0 3.8 3.9
Sexo Grupos de edad AltoV MedioVI BajoVII TotalVIII
15 a 19 años 7.6 9.1 4.4 7.4
20 a 24 años 12.4 8.2 3.6 7.4
Mujeres
25 a 29 años 2.4 9.2 10.7 9.1
Total 7.8 8.8 6.1 7.9
I
X2=22.8 p=0.000 IV
X2= 0.520 p=0.771 VII
X2= 24.9 p=0.000
II 2 V 2 VIII
X = 22.6 p=0.000 X = 9.6 p=0.008 X2= 10.6 p=0.005
III
X2= 12.9 p=0.002 VI
X2= 0.694 p=0.707
Fuente: Elaboración propia con datos de la ENJ, 2005.

Sin embargo, es importante hacer notar que el desempleo como indicador es ambiguo, esto
se debe a la forma en que se operacionaliza. Hay que recordar que se considera desempleado a
aquél que no tenía trabajo, que estaba disponible para trabajar y que estaba buscando trabajo.
Además se considera como que había trabajado tan sólo con haberlo hecho una hora a la semana

                                                            
39
Aunque para este estrato las diferencias en los datos no son estadísticamente significativas.

101 
 
anterior al momento de la encuesta y en cualquier tipo de actividad que genere un ingreso. Por
ello es que pudiera resultar más interesante ver a aquellos jóvenes que ni trabajan ni estudian.
En el Cuadro 5.2 vemos que el porcentaje de mujeres que ni estudian ni trabajan es más de
cuatro veces mayor que el de los hombres. La explicación puede ser porque estas mujeres estén
unidas40 y se dediquen exclusivamente al hogar o aún sin estar unidas se dediquen al trabajo
doméstico. La edad media a la que se unen las mujeres es de 19.2 años41. Lo que es muy
interesante es que para ambos sexos y en todas las edades —excepto en los hombres de 20 a 29
años— conforme es menor el estrato socioeconómico aumenta el número de jóvenes que ni
estudian ni trabajan. Por edad, en el caso de los hombres resulta que los de 20 a 24 años son los
que en mayor porcentaje no se dedican a ninguna de estas actividades. Mientras que en el caso de
las mujeres hay una tendencia clara, al incrementarse la edad, se incrementa el número de ellas
que no estudian ni trabajan en alguna actividad para el mercado. Una vez más, esta situación
puede deberse al hecho de que estén unidas y se dediquen al hogar. También resulta interesante
que en el estrato bajo sean más de dos terceras partes de las mujeres que no se dedican a ninguna
de estas actividades.

                                                            
40
Más adelante trataremos de verificar esta hipótesis.
41
Por estrato socioeconómico las edades varían, la edad media a la que se unen en el estrato alto es de 20.6 años; en
el medio, 19.4; y en el bajo 18.7, como vemos la unión se retrasa en los sectores socioeconómicos más altos.

102 
 
Cuadro 5.2
Porcentaje de jóvenes de 15 a 29 años que ni estudian ni trabajan según
estrato socioeconómico del hogar, por grupos de edad y sexo
Nivel Socioeconómico del Hogar
Grupos de
Sexo AltoI MedioII BajoIII TotalIV
edad
15 a 19 años 2.5 7.5 14.5 8.7
20 a 24 años 13.1 9.0 17.1 11.3
Hombres
25 a 29 años 1.5 8.9 7.7 7.2
Total 6.0 8.5 13.1 9.1
Grupos de
Sexo AltoV MedioVI BajoVII TotalVIII
edad
15 a 19 años 10.1 18.2 35.7 22.6
20 a 24 años 21.4 45.0 56.4 45.9
Mujeres
25 a 29 años 30.1 56.9 71.4 59.0
Total 18.3 39.3 52.7 41.1
I
X2=435.8 p=0.000 IV
X2= 102.5 p=0.000 VII
X2= 506.0 p=0.000
II
X2= 807.8 p=0.000 V
X2= 225.4 p=0.000 VIII
X2= 273.4 p=0.000
III
X2= 283.2 p=0.000 VI
X2= 908.5 p=0.000
Fuente: Elaboración propia con datos de la ENJ, 2005.

Si vemos en el cuadro 5.3 el porcentaje de mujeres unidas, por edad y estrato


socioeconómico resulta que los porcentajes no son muy similares a los del cuadro 5.2 para el
total de las mujeres. Únicamente podemos ver que las mujeres mayores del estrato bajo tienen un
porcentaje similar al de mujeres que no estudian ni trabajan; por lo que podemos pensar que esto
último, sí es consecuencia de estar unidas. Sin embargo, no es únicamente por ello, pues en las
demás mujeres los datos no son similares. Más bien podemos pensar que se debe a una
combinación de ambas estratificaciones (la genérica y la socioeconómica) que ponen a las
mujeres de bajos recursos en desventaja frente a las demás. Para el resto de las mujeres podemos
pensar que el no estudiar ni trabajar se debe a su condición de mujeres —aunque no estén unidas,
tienen responsabilidades domésticas en sus hogares— y otros factores que están determinando
este comportamiento. Por otro lado, en el caso de las jóvenes de estrato socioeconómico alto
podemos pensar que no necesitan trabajar ni realizar labores domésticas, por lo tanto su
realización personal no se proyecta en el área laboral.

103 
 
Cuadro 5.3
Porcentaje de mujeres de 15 a 29 años que están unidas según estrato
socioeconómico del hogar, por grupos de edad y sexo
Nivel Socioeconómico del Hogar
Grupos de
AltoI MedioII BajoIII TotalIV
edad
15 a 19 años 2.1 9.2 18.2 11.1
20 a 24 años 20.8 36.8 63.9 42.6
25 a 29 años 54.0 65.9 72.0 66.7
Total 20.2 36.3 48.0 38.1
I
X2=136.2 p=0.000 III
X2= 360.2 p=0.000
II 2 IV
X = 701.7 p=0.000 X2= 136.6 p=0.000
Fuente: Elaboración propia con datos de la ENJ, 2005.

En el cuadro 5.4 tenemos a los jóvenes que actualmente trabajan. Podemos ver, en primer
lugar, que más del doble de los hombres que de las mujeres actualmente trabajan. Si lo vemos
por edad, como se esperaba, conforme aumenta la edad, aumenta el porcentaje de jóvenes que
trabajan, tanto en el caso de los hombres como en el de las mujeres. Por estrato socioeconómico,
también podemos ver que conforme es menor el estrato aumenta el porcentaje de jóvenes que
trabajan42. Así, en los estratos más bajos son los hombres en mayor medida los que están
trabajando. Esto se debe a que en los hombres recae la responsabilidad de ser proveedores de sus
familias.

                                                            
42
Las diferencias en los datos para los hombres de 25 a 29 años y para el total de las mujeres no son
estadísticamente significativos.

104 
 
Cuadro 5.4
Porcentaje de jóvenes de 15 a 29 años que trabajan actualmente según
estrato socioeconómico del hogar, por grupos de edad y sexo
Nivel Socioeconómico del Hogar
Grupos de
Sexo AltoI MedioII BajoIII TotalIV
edad
15 a 19 años 16.4 33.8 40.1 33.1
20 a 24 años 52.9 65.3 65.6 63.1
Hombres
25 a 29 años 87.9 85.8 89.1 87.0
Total 53.4 60.0 61.3 59.2
Grupos de
Sexo AltoV MedioVI BajoVII TotalVIII
edad
15 a 19 años 5.0 15.9 16.8 14.8
20 a 24 años 22.2 28.1 41.0 31.0
Mujeres
25 a 29 años 62.6 37.3 30.3 37.3
Total 23.9 26.7 28.1 26.8
I
X2=261.2 p=0.000 IV
X2= 14.0 p=0.001 VII
X2= 74.9 p=0.001
II
X2= 534.8 p=0.000 V
X2= 147.9 p=0.000 VIII
X2= 3.4 p=0.181
III
X2= 199.3 p=0.000 VI
X2= 119.4 p=0.000
Fuente: Elaboración propia con datos de la ENJ, 2005.

Sin embargo, para estos jóvenes que trabajan, la oferta laboral es inequitativa, según
Miranda (2003) hay una polarización en los trabajos: pocos trabajos dignos en la cúpula, muchos
precarios en la base y una amplia lluvia de opciones en el segmento medio. En el cuadro 5.543
podemos ver esta tendencia claramente en el caso de los hombres, pues conforme aumenta el
estrato socioeconómico se reduce el número de jóvenes que tienen un trabajo precario.
Asimismo, en el caso de los hombres el porcentaje de jóvenes con trabajo precario aumenta
conforme aumenta la edad, aunque el aumento no es muy grande. Sin embargo si lo vemos por
estrato socioeconómico esta tendencia sólo se presenta en los jóvenes del estrato bajo. Esto
puede sugerir que en este estrato las posibilidades de conseguir un buen trabajo no son muy altas.
En el caso de las mujeres, también aparece para el total de ellas una mayor precariedad de
los trabajos a menor estrato socioeconómico44. Si lo vemos por edades, resulta interesante que
sólo en el caso de las mujeres de mayor edad el porcentaje es mayor que en los hombres.

                                                            
43
Para la variable trabajo precario se consideró a los jóvenes que tenían un empleo o negocio por su cuenta, los que
ayudaron sin pago en un negocio, los que ganaron menos de un salario mínimo, los que no tenían contrato y los que
no tenían un sueldo fijo.
44
Además las diferencias en los datos para el estrato alto no son estadísticamente significativas.

105 
 
Asimismo, podemos ver que no hay una tendencia clara con respecto al estrato socioeconómico
en estas edades. Por edad en el caso de las mujeres de estrato socioeconómico alto la precariedad
disminuye conforme aumenta la edad. En el caso del estrato medio la tendencia es la contraria, es
decir conforme aumenta la edad, aumenta la precariedad. Finalmente, para las mujeres del estrato
bajo no hay una tendencia clara, siendo las de 20 a 24 años las que se insertan en trabajos
precarios en mayor medida.
Así, la precariedad pareciera ser un fenómeno laboral pasajero para el estrato alto, mientras
que para los demás sectores pudiera ser permanente. Con esto estamos viendo que el estrato
socioeconómico está siendo determinante en el ingreso a un empleo de calidad.

Cuadro 5.5
Porcentaje de jóvenes de 15 a 29 años que tienen un trabajo precario según estrato socioeconómico
del hogar, por grupos de edad y sexo
Nivel Socioeconómico del Hogar
Sexo Grupos de edad AltoI MedioII BajoIII TotalIV
15 a 19 años 52.5 46.8 61.3 52.1
20 a 24 años 22.3 56.4 63.2 52.4
Hombres
25 a 29 años 40.6 49.9 74.9 54.0
Total 35.0 51.8 67.6 53.0
Sexo Grupos de edad AltoV MedioVI BajoVII TotalVIII
15 a 19 años 58.3 34.3 48.0 40.2
20 a 24 años 34.3 32.0 64.8 43.8
Mujeres
25 a 29 años 26.0 62.4 55.6 55.8
Total 31.7 45.7 57.9 48.2
I
X2=19.7 p=0.000 IV
X2= 114.6 p=0.000 VII
X2= 7.9 p=0.019
II 2 V 2 VIII
X = 10.1 p=0.006 X = 5.2 p=0.073 X2= 31.1 p=0.000
III
X2= 12.2 p=0.002 VI
X2= 71.1 p=0.000
Fuente: Elaboración propia con datos de la ENJ, 2005.

Con estos resultados podemos ver que la precariedad no puede ser vista como un fenómeno
homogéneo en todas las edades y mucho menos en todos los estratos socioeconómicos pues,
como menciona Hopenhayn (2004), el trabajo no es ya un canal de integración y movilidad
sociales45 para todos los grupos socioeconómicos, lo que podría llevar a algunos jóvenes a
replantearse continuamente su sentido y sus opciones.
                                                            
45
Además hay que recordar que en el caso de las mujeres, el trabajo no ha significado del todo movilidad social,
pues cuando las mujeres se incorporaron al ámbito laboral de manera masiva fue principalmente por la necesidad de

106 
 
A pesar de ello, el trabajo sigue siendo considerado como categoría central, un eje nuclear
en la experiencia individual. La identidad se construye, en gran medida, a través del desempeño
de un trabajo. Se nos prepara y se nos forma para el trabajo, se nos identifica con la actividad
laboral realizada; gracias al trabajo, logramos un estatus, jugamos unos roles y nos construimos
una identidad (Agulló, 1998). En el cuadro 5.6 podemos ver que para todos los grupos edad46, en
todos los sectores socioeconómicos y tanto hombres como mujeres señalan que el trabajo es un
aspecto importante en su vida. Es necesario hacer notar que en las mujeres de 15 a 19 años, casi
el 15% de ellas considera que el trabajo no es nada importante.
Hasta este momento estamos viendo que el trabajo no es para todos los jóvenes una
característica presente en sus vidas47, aunque lo consideren como muy importante. Por lo tanto
no podemos seguir pensado en el trabajo como una característica propia de la transición del
joven hacia la adultez48. Una vez más, vemos que es necesario hablar de jóvenes, en plural, y no
de joven como categoría homogénea. Por ello, considerar al trabajo como la característica que
define el ingreso al mundo adulto parece inadecuado, toda vez que, debido a la precariedad, las
posibilidades de independencia y autosuficiencia se reducen, lo que lleva a los jóvenes a buscar
otras alternativas que le permitan la integración.
Del total de los jóvenes de 15 a 29 años entrevistados en la Encuesta Nacional de Juventud
2005, 59.1% de ellos mencionaron haber trabajado alguna vez. Si lo analizamos por sexo es
diferente, los hombres lo reportan en un 69.4% mientras que las mujeres que han trabajado son
49.6% (Cuadro 5.7).

                                                                                                                                                                                                
completar los ingresos en los hogares —aunque con frecuencia su aporte económico es sustantivo sino que único—,
lo que además, fue una razón para devaluar el trabajo femenino frente al masculino por considerarlo sólo como
complementario.
46
En el caso del estrato alto, tanto para hombre como para mujeres las diferencias en los datos no son
estadísticamente significativas.
47
Lo podemos constatar por los diferentes niveles de desempleo y precariedad y por los jóvenes que no trabajan ni
estudian según sexo y estrato socioeconómico.
48
Por lo menos no el trabajo en su concepción relacionada con el empleo.

107 
 
Cuadro 5.6
Porcentaje de jóvenes de 15 a 29 años según la importancia que tiene para ellos el
trabajo por estrato socioeconómico del hogar, grupos de edad y sexo
Hombres Nivel Socioeconómico del Hogar
Grupos de
Opinión AltoI MedioII BajoIII TotalIV
edad
15 a 19 años 94.2 95.0 93.3 94.4
Muy
20 a 24 años 95.5 96.7 99.3 97.0
importante
25 a 29 años 98.5 98.4 93.9 97.4
/Importante
Total 96.0 96.6 95.0 96.1
15 a 19 años 5.0 4.4 0.8 3.5
Poco 20 a 24 años 3.4 2.0 0.7 2.0
importante 25 a 29 años 1.5 1.6 2.6 1.8
Total 3.4 2.8 1.3 2.5
15 a 19 años 0.8 0.6 5.9 2.1
Nada 20 a 24 años 1.0 1.3 0.0 1.0
importante 25 a 29 años 0.0 0.0 3.6 0.8
Total 0.6 0.7 3.7 1.3
Mujeres Nivel Socioeconómico del Hogar
Grupos de
Opinión AltoV MedioVI BajoVII TotalVIII
edad
15 a 19 años 97.9 87.8 81.6 87.2
Muy
20 a 24 años 99.3 97.3 93.7 96.5
importante
25 a 29 años 95.2 95.8 97.3 96.2
/Importante
Total 97.8 93.5 90.0 92.9
15 a 19 años 2.1 8.2 3.5 6.0
Poco 20 a 24 años 0.7 1.5 3.1 1.9
importante 25 a 29 años 4.0 2.1 0.9 1.9
Total 2.0 4.1 2.6 3.4
15 a 19 años 0.0 4.0 14.8 6.8
Nada 20 a 24 años 0.0 1.3 3.1 1.7
importante 25 a 29 años 0.8 2.1 1.8 1.9
Total 0.2 2.5 7.3 3.7
I
X2=7.5 p=0.114 IV
X2= 66.9 p=0.000 VII
X2= 88.4 p=0.000
II 2 V 2 VIII 2
X = 28.3 p=0.000 X = 6.8 p=0.147 X = 94.5 p=0.000
III
X2= 24.1 p=0.000 VI
X2= 93.0 p=0.000
Fuente: Elaboración propia con datos de la ENJ, 2005.

108 
 
Cuadro 5.7
Porcentaje de jóvenes de 15 a 29 años que alguna vez han trabajado según estrato
socioeconómico del hogar, por grupos de edad y sexo
Nivel Socioeconómico del Hogar
Grupos de
Sexo AltoI MedioII BajoIII TotalIV
edad
15 a 19 años 37.7 47.4 45.5 45.5
20 a 24 años 68.4 76.5 79.9 75.6
Hombres
25 a 29 años 90.6 92.3 91.0 91.7
Total 66.4 70.7 68.1 69.4
Grupos de
Sexo AltoV MedioVI BajoVII TotalVIII
edad
15 a 19 años 13.4 31.5 32.5 29.5
20 a 24 años 41.6 54.8 68.2 57.2
Mujeres
25 a 29 años 74.2 68.8 59.1 66.4
Total 36.3 51.1 51.1 49.6
I
X2=159.9 p=0.000 IV
X2=6.7 p=0.035 VII
X2= 145.5 p=0.000
II
X2= 473.9 p=0.000 V
X2= 132.4 p=0.000 VIII
X2= 40.5 p=0.000
III
X2= 211.6 p=0.000 VI
X2= 291.3 p=0.000
Fuente: Elaboración propia con datos de la ENJ, 2005.

Como es de esperarse, conforme aumenta la edad, aumenta el porcentaje de jóvenes que ha


trabajado alguna vez, tanto en hombres como en mujeres. También es claro que el porcentaje de
hombres es mayor que el de mujeres en 20 puntos porcentuales.
Si lo vemos por estrato, en el caso de los hombres, la tendencia no es muy clara, sólo en el
caso de los hombres de 20 a 24 años conforme es menor el estrato socioeconómico es mayor el
porcentaje de jóvenes que ha trabajado. Para los menores es en el sector medio en donde hay más
jóvenes que han trabajado alguna vez.
La tendencia en el caso de las mujeres del grupo de 15 a 25 años es que a menor estrato
socioeconómico, mayor porcentaje de mujeres que ha trabajado, sin embargo, la tendencia es
totalmente opuesta para el caso de las mujeres de mayor edad. Una vez más podemos verificar
que los jóvenes no pueden ser pensados como un grupo homogéneo debido a las diferencias
encontradas por edad, sexo y estrato socioeconómico. Lo que es claro para ambos sexos es que
en las edades más jóvenes (15 a 19 años) es en el estrato más bajo en donde se encuentra el
mayor porcentaje de jóvenes que alguna vez ha trabajado, lo que muestra la necesidad de
ingresar al ámbito laboral a edades tempranas para este grupo.

109 
 
En cuanto a la forma en que los jóvenes consiguieron su trabajo actual, el 59.5% lo
consiguió por recomendación. Las diferencias de los datos en el estrato alto tanto para las
mujeres como para los hombres no son estadísticamente significativas, en este contexto
socioeconómico.
La tendencia en el caso de los hombres es que los que consiguieron su trabajo por
recomendación aumentan conforme aumenta la edad, en el caso de las mujeres es al contrario
(Cuadro 5.8).
Por estrato socioeconómico para el caso de los hombres, conforme aumenta el estrato
aumenta el porcentaje de jóvenes que consiguió su empleo por recomendación, en el caso de las
mujeres la tendencia es la opuesta. Así, para los jóvenes varones de los estratos altos, la
recomendación es muy importante.
Si lo vemos por edad, tanto para hombres como para mujeres las diferencias no son
estadísticamente significativas. Para el resto de las edades no hay una tendencia clara. Son los
hombres de 15 a 19 años del estrato medio y los de 20 a 24 años del estrato bajo, así como las
mujeres de 15 a 24 del estrato medio los que consiguieron en mayor medida sus empleos por
recomendación.
El trabajo con los familiares no es muy amplio, sólo se presenta en gran medida (casi 30%)
para las mujeres de 15 a 19 años del sector bajo.

110 
 
Cuadro 5.8
Porcentaje de jóvenes de 15 a 29 años según la forma en que consiguieron su empleo,
por estrato socioeconómico del hogar, grupos de edad y sexo
Hombres Nivel Socioeconómico del Hogar
¿Cómo consiguieron Grupos de
AltoI MedioII BajoIII TotalIV
el empleo? edad

15 a 19 años 50.0 70.1 30.4 55.4


20 a 24 años 69.7 48.8 70.8 57.9
Recomendación
25 a 29 años 64.8 62.5 52.9 60.9
Total 65.8 59.3 52.9 59.0
15 a 19 años 4.5 15.9 12.0 13.7
20 a 24 años 1.8 9.2 12.4 8.4
Trabajo con familiar
25 a 29 años 3.4 4.4 2.5 3.8
Total 2.5 8.0 8.0 7.1
15 a 19 años 45.5 14.0 57.6 30.9
20 a 24 años 28.4 41.9 16.8 33.7
Otra forma
25 a 29 años 31.7 33.1 44.6 35.2
Total 31.6 32.6 39.1 34.0
Mujeres Nivel Socioeconómico del Hogar
¿Cómo consiguieron Grupos de
AltoV MedioVI BajoVII TotalVIII
el empleo? edad
15 a 19 años 60.0 70.5 63.6 66.7
20 a 24 años 41.4 67.1 54.1 60.4
Recomendación
25 a 29 años 45.5 58.9 63.6 59.0
Total 46.3 62.9 60.2 60.9
15 a 19 años 0.0 11.4 29.5 19.4
20 a 24 años 6.9 10.0 3.3 7.8
Trabajo con familiar
25 a 29 años 13.6 4.9 6.1 5.7
Total 7.4 7.2 10.5 8.0
15 a 19 años 40.0 18.2 6.8 14.0
20 a 24 años 51.7 22.9 42.6 31.7
Otra forma
25 a 29 años 40.9 36.1 30.3 35.3
Total 46.3 30.0 29.2 31.1
I
X2=3.6 p=0.466 IV
X2=17.8 p=0.001 VII
X2= 30.5 p=0.000
II 2 V 2 VIII 2
X =55.7 p=0.000 X = 1.8 p=0.767 X = 8.3 p=0.080
III 2 VI 2
X = 49.5 p=0.000 X = 13.6 p=0.009
Fuente: Elaboración propia con datos de la ENJ, 2005.

111 
 
Esto resulta muy interesante porque cuando se les pregunta a los jóvenes ¿qué consideran
que es lo más importante para conseguir trabajo? plantean en un gran porcentaje la educación,
esto en todos los estratos, en todas las edades y en ambos sexos, mientras que el porcentaje de
jóvenes que piensa que la recomendación es importante es muy bajo (Cuadro 5.9), aunque, como
pudimos ver anteriormente, un porcentaje considerable consigue su trabajo por recomendación.
Estos datos nos permiten ver que no hay plena consistencia entre las percepciones y
expectativas que se tienen y las prácticas que se llevan a cabo49. Sin embargo, no hay que perder
de vista que la educación es una característica necesaria para ingresar al ámbito laboral, pero
como se ha argumentado anteriormente, no es determinante, ni implica un pase automático al
mercado laboral, parece más bien que el factor determinante son los contactos50.
Como hemos venido afirmando, la estructura y organización social centrada en el trabajo
como eje vertebral de la dinámica social y como principal mecanismo de producción y
reproducción, que en el siglo XX se equiparó casi exclusivamente al empleo asalariado, se
configuró como el epicentro de los procesos de incorporación social de los jóvenes, primero
concentrándose en el sector industrial y luego en la terciarización de la economía. Así se crearon
instituciones (IMSS, ISSSTE, entre otras) destinadas a proveer de ciertas prestaciones a los
empleados asalariados a fin de que fueran productivos para la nación y tuvieran seguridad social.
Por lo tanto, el empleo asalariado fue, por muchos años, la expectativa y la normalidad en los
mercados laborales del país.

                                                            
49
La educación es una forma de capital cultural mientras que los contactos es una forma de capital social, por lo que
estamos viendo que los capitales se valoran de forma distinta en las percepciones.
50
Carlos Muñoz Izquierdo alguna vez comentó que la educación es como un billete de lotería, el comprarlo no
garantiza ganar, pero si te mete en el juego; así, la educación no garantiza el conseguir empleo, pero sí permite
competir en el mercado laboral.

112 
 
Cuadro 5.9
Porcentaje de jóvenes de 15 a 29 años que consideran que los contactos son importantes
para conseguir trabajo según estrato socioeconómico del hogar, por edad y sexo
Hombres Nivel Socioeconómico del Hogar
Grupos de
Opinión AltoI MedioII BajoIII TotalIV
edad
15 a 19 años 54.5 55.0 47.0 52.7
20 a 24 años 43.9 43.3 62.7 47.0
Educación
25 a 29 años 61.5 43.6 46.7 47.6
Total 53.0 47.5 51.2 49.3
15 a 19 años 3.3 9.0 2.7 6.4
20 a 24 años 2.7 6.1 7.1 5.7
Recomendación
25 a 29 años 4.9 3.7 5.9 4.4
Total 3.6 6.4 4.7 5.6
15 a 19 años 42.2 36.0 50.3 40.8
20 a 24 años 53.4 50.5 30.2 47.3
Otro
25 a 29 años 33.6 52.7 47.4 47.9
Total 43.4 46.1 44.1 45.1
Mujeres Nivel Socioeconómico del Hogar
Grupos de
Opinión AltoV MedioVI BajoVII TotalVIII
edad
15 a 19 años 62.1 62.5 58.0 61.1
20 a 24 años 33.3 52.3 29.7 44.4
Educación
25 a 29 años 37.1 37.3 40.5 38.3
Total 47.6 51.2 44.2 48.8
15 a 19 años 5.1 4.8 4.2 4.7
20 a 24 años 5.3 5.4 2.9 4.7
Recomendación
25 a 29 años 14.5 7.3 2.7 6.6
Total 7.5 5.8 3.4 5.2
15 a 19 años 32.8 32.7 37.7 34.3
20 a 24 años 61.3 42.3 67.3 50.9
Otro
25 a 29 años 48.4 55.3 56.8 55.2
Total 44.9 43.0 52.4 45.9
I 2 IV 2 VII 2
X =23.0 p=0.000 X =17.0 p=0.002 X = 17.0 p=0.002
II 2 V 2 VIII 2
X =72.9 p=0.000 X = 47.7 p=0.000 X = 45.5 p=0.000
III 2 VI 2
X = 37.1 p=0.000 X = 128.0 p=0.000
Fuente: Elaboración propia con datos de la ENJ, 2005.

113 
 
Sin embargo, los caminos de incorporación tradicional se encuentran fracturados. Ya no
resulta sencillo acceder a un trabajo asalariado. Esto conduce necesariamente a la informalidad.
Originalmente la informalidad se refería a las características de los trabajos tales como salario,
prestaciones y tipo de contrato.
La informalidad era una forma de acceso al empleo alternativa que permitía a ciertas
personas obtener ingresos mediante el comercio ambulante o servicios precarios que generaba
autoempleo. Sin embargo, con las crisis constantes y los cambios económicos, sociales, políticos
y culturales, la informalidad pasa a ser una forma de producción que está incrementándose, de
manera que de 1990 a 2000 casi se triplica el porcentaje de personas con respecto a la PEA que
labora en el sector informal (ver Gráfica 5.2). Esto se debe a que la informalidad está dejando de
estar concentrada, como en un principio sucedía, en los empleados de pequeñas unidades de
comercio, para convertirse en empleos que distintos sectores y empresas están otorgando para
reducir costos, mediante el subempleo y la subcontratación, no otorgando prestaciones a sus
empleados.

Gráfica 5.2
Porcentaje de personas con respecto a la PEA con empleo informal
urbano en México,1950-2000
39.5
40

35

30 27.3
25
21.6 24.1
22.0
20
18.2
15
12.9
10

0
1950 1955 1960 1965 1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000
Fuentes: de 1950 a 1980: PREALC, 1981. Dinámica del subempleo en América Latina.
de 1984 a 1998: CEPAL, 2000. Panorama Social de América Latina.

114 
 
El que el sector informal crezca, incluso en las economías altamente institucionalizadas, a
expensas de las relaciones de trabajo ya formalizadas (Tokman, 1998; Tanzi, 1982), representa
una tendencia social nueva en lugar de ser —como había estado sucediendo— una simple “falla”
de las relaciones tradicionales de producción (Castells y Portes, 1989).
En cuanto a la informalidad, se decidió —como se mostró en el capítulo dos—
operacionalizarla considerando como informales a los jóvenes que trabajan pero no cuentan con
un contrato y a los que mencionaron ser trabajadores familiares sin remuneración.
Del total de jóvenes que trabajan el 32.8% son trabajadores informales. Como se esperaba,
la proporción de mujeres en el sector informal del total de mujeres ocupadas es mayor que la de
los hombres (34.8% y 32.0% respectivamente) (Cuadro 5.10).
También podemos ver que conforme aumenta la edad la informalidad aumenta también,
tanto para el caso de las mujeres como de los hombres, contrario a la hipótesis que se planteaba.
Sin embargo, si queremos buscar esa tendencia por estrato socioeconómico, podemos ver que en
el caso de los hombres, conforme es menor el estrato aumenta la informalidad, tal como se
planteó en las hipótesis. En el caso de las mujeres51 no hay una tendencia clara, la mayor
informalidad se presenta en el sector medio. En el estrato alto de ambos sexos la tendencia es que
conforme aumenta la edad, es menor la informalidad. En el caso del estrato bajo son los hombres
y mujeres de 20 a 24 años los que tienen un trabajo informal en mayor medida. Estas tendencias
permiten pensar que —al igual que pasa con la precariedad— la informalidad para los sectores
altos es pasajera, es decir conforme aumenta la edad irá disminuyendo, mientras que para los
estratos medios y bajos la situación es más permanente.
Si lo vemos por edad, en el caso de los hombres de menor edad conforme aumenta el
estrato aumenta la informalidad, para las demás edades la tendencia es la opuesta. En el caso de
las mujeres52 no hay una tendencia clara.

                                                            
51
Las diferencias en los datos no son estadísticamente significativas para el caso del estrato alto y en el bajo.
52
Las diferencias en las mujeres de 20 a 24 años no son estadísticamente significativas.

115 
 
Cuadro 5.10
Porcentaje de jóvenes de 15 a 29 años que tienen un empleo informal según
estrato socioeconómico del hogar, por grupos de edad y sexo
Nivel Socioeconómico del Hogar
Grupos de
Sexo AltoI MedioII BajoIII TotalIV
edad
15 a 19 años 47.5 23.5 22.2 24.7
20 a 24 años 21.0 26.3 49.0 29.8
Hombres
25 a 29 años 28.8 39.3 39.4 37.3
Total 27.4 31.1 37.1 32.0
Grupos de
Sexo AltoV MedioVI BajoVII TotalVIII
edad
15 a 19 años 27.3 12.4 42.6 23.8
20 a 24 años 32.4 27.2 29.7 28.4
Mujeres
25 a 29 años 16.9 55.4 37.8 45.9
Total 22.0 36.3 35.5 34.8
I
X2=11.5 p=0.003 IV
X2=13.0 p=0.002 VII
X2= 5.2 p=0.074
II 2 V 2 VIII 2
X = 38.7 p=0.000 X = 3.5 p=0.177 X = 9.9 p=0.007
III
X2= 30.7 p=0.000 VI
X2= 107.8 p=0.000
Fuente: Elaboración propia con datos de la ENJ, 2005.

Es interesante que en el caso de los hombres de 15 a 19 años del sector alto es en donde se
encuentra el porcentaje más grande de informalidad (47.5%) de los varones. Lo que puede
deberse a que, como mencionamos, su necesidad de trabajar es mínima por lo que pueden
acceder a trabajos informales que les permitan seguir estudiando y no les exige mucho tiempo a
cambio de un ingreso para acceder a ciertos lujos.
En este cuadro podemos ver que el patrón de informalidad no es tan claro como podía
esperarse una vez que hacemos las desagregaciones por sexo, edad y estrato socioeconómico.

2. Variables que pueden estar influyendo en la inserción informal de los jóvenes


En esta sección se presentarán las variables que se considera afectan la inserción a empleos
informales de los jóvenes. Estas variables53 serán las que se van a incluir en el modelo de
regresión logística presentado en la segunda sección del capítulo seis.

                                                            
53
En el capítulo dos, referente a la metodología, ya se describió la manera en que fueron creadas las variables que se
presentan en esta sección.

116 
 
Una variable importante es la región. No podemos suponer que el empleo informal en los
jóvenes se comporte de la misma manera en todas las regiones del país. Como podemos ver en
el cuadro 5.11, la región en donde más se concentran los jóvenes con trabajo informal es la
región Centro. Las dos regiones que siguen son la región Sur-Sureste y Centro Occidente. En la
región Noroeste es en donde se concentran en menor medida las mujeres y en la Noreste los
hombres jóvenes con empleo informal. Si vemos por estrato y edad el comportamiento es
diferente. Los hombres del estrato alto y medio se concentran más en la región Centro, mientras
que los del estrato bajo lo hacen en la región Sur Sureste que es la región más pobre del país. En
el caso de las mujeres de todos los estratos ingresan en mayor proporción a trabajos informales
en la región Centro, lo que coincide con los patrones encontrados en el caso de la educación
(Cuadro 5.11).

Cuadro 5.11
Distribución porcentual de jóvenes de 15 a 29 años que tienen un empleo informal por región y sexo
Región
Estrato Centro Sur -
Sexo Centro Noreste Noroeste Total
Socioeconómico Occidente Sureste
AltoI 52.8 8.8 9.6 23.2 5.6 100.0
MedioII 32.1 13.0 17.7 17.2 20.0 100.0
Hombres III
Bajo 21.6 5.3 11.0 17.0 45.2 100.0
IV
Total 31.4 10.2 14.7 18.7 25.1 100.0
Estrato Centro Sur -
Sexo Centro Noreste Noroeste Total
Socioeconómico Occidente Sureste
AltoV 47.4 18.4 5.3 10.5 18.4 100.0
VI
Medio 25.9 17.2 12.8 25.7 18.4 100.0
Mujeres VII
Bajo 57.1 1.3 4.5 7.7 29.5 100.0
TotalVIII 36.1 12.5 9.9 20.1 21.4 100.0
I
X2= 10.8 p=0.029 III
X2= 9.3 p=0.055 V
X2= 2.1 p=0.709 VII
X2= 23.7 p=0.000
II 2 IV 2 VI 2 VIII 2
X = 121.0 p=0.000 X = 99.8 p=0.000 X =9.0 p=0.060 X = 7.9 p=0.095
Fuente: Elaboración propia con datos de la ENJ, 2005.

En el cuadro 5.12 podemos ver que del total de los jóvenes en el sector informal, la
mayoría de los hombres considera que los problemas que más afectan a los jóvenes54 son los
estructurales (problemas de dinero, problemas del país) mientras que los que consideran a los
problemas personales (drogadicción, falta de valores, salud, etc.) como los más importantes son
                                                            
54
Las diferencias en los datos no son estadísticamente significativas salvo para las mujeres del estrato alto y bajo.

117 
 
menos, tal como se planteó en la hipótesis. Esto sucede en todos los estratos y resulta interesante
porque podríamos pensar que la inserción en la informalidad parece estar relacionándose con la
percepción de los problemas y crisis del país. Sin embargo, en el caso de las mujeres (salvo en
las de estrato socioeconómico alto) la situación se invierte, es decir que hay más mujeres que
piensan que los problemas que más afectan a los jóvenes son personales; a excepción del estrato
medio. Podemos ver con esto, que las perspectivas de cada uno de los sexos son diferentes, y ello
puede estar relacionado con que se comporten de manera diferente. Podemos pensar que, para los
hombres, la situación en la que se encuentran los jóvenes la relacionan con problemas ajenos a
ellos, pero las mujeres los relacionan con sus propias capacidades. Los hombres, a diferencia de
las mujeres, tienen un mejor acceso a la educación y al empleo —aunque hay ciertas diferencias
por estrato—, además de que es una exigencia que tienen como jóvenes en proceso de
construcción de identidad, por lo tanto, ellos ya se han enfrentado a las dificultades de acceder al
empleo y por ello podríamos pensar que perciben algunos problemas estructurales que les
impiden desarrollarse. Pero en el caso de las mujeres, las exigencias hacia ellas en torno a su
inserción como adultas, no siempre están orientadas a tener empleo y mejor educación. Puede ser
que por ello, perciban más problemas personales —que en este caso concreto, puede deberse a su
condición de mujer— a la hora de enfrentarse a la búsqueda de trabajo.
Un análisis sociológico y de género en profundidad podría explorar la hipótesis que
podemos plantear aquí de que esta percepción que tienen las mujeres de los problemas de la
juventud como cuestiones “personales” es una expresión de la violencia simbólica a la que están
sometidas.

118 
 
Cuadro 5.12

Distribución porcentual de jóvenes de 15 a 29 años que tienen un empleo informal


según su percepción sobre los problemas que afectan a los jóvenes por sexo
Problemas que afectan a los jóvenes
Estrato Problemas Problemas
Sexo Total
Socioeconómico estructurales personales
AltoI 52.2 47.8 100.0
II
Medio 52.1 47.9 100.0
Hombres III
Bajo 55.8 44.2 100.0
IV
Total 53.1 46.9 100.0
Estrato Problemas Problemas
Sexo Total
Socioeconómico estructurales personales
AltoV 80.8 19.2 100.0
VI
Medio 46.9 53.1 100.0
Mujeres VII
Bajo 37.8 62.2 100.0
TotalVIII 46.7 53.3 100.0
I
X2= 0.458 p=0.498 III
X2= 3.1 p=0.076 V
X2= 16.0 p=0.00 VII X2= 12.2 p=0.000
II 2 IV 2 VI 2
X =1.3 p=0.249 X = 4.2 p=0.039 X =1.0 p=0.30 VIII X2= 0.002 p=0.969
Fuente: Elaboración propia con datos de la ENJ, 2005.

En el cuadro 5.13 podemos ver que no hay una tendencia clara55. Para el caso de los
hombres, los que tienen peores expectativas son los que se insertan en mayor porcentaje en los
empleos informales. Así vemos que el estar en empleos informales lleva a tener malas
expectativas para los hombres. Pero en el caso de las mujeres son las que tienen mejores
expectativas las que se insertan en mayor medida al empleo informal. Esto resulta interesante
pues una vez más tiene que ver con las diferencias entre prácticas y expectativas. Aunque las
expectativas son buenas las jóvenes están insertadas en un sector precario de trabajo. Una vez
más, la condición de género está afectando las percepciones diferenciadas que tienen los jóvenes.
Lo mismo sucede si lo vemos por estrato tanto en los hombres como en las mujeres del sector
bajo, conforme aumentan las expectativas, aumenta la informalidad.

                                                            
55
Las diferencias en los datos no son estadísticamente significativas para el caso de los hombres del sector bajo, en
el total de las mujeres y las mujeres de los sectores medio y bajo.

119 
 
Cuadro 5.13
Porcentaje de jóvenes de 15 a 29 años que tienen un empleo informal según índice de
expectativas del futuro por sexo
Índice de expectativas del futuro
Estrato
Sexo Malas Regulares Buenas Total
Socioeconómico
AltoI 11.3 12.9 16.8 15.7
II
Medio 25.7 21.6 19.4 20.5
Hombres III
Bajo 15.2 20.8 26.3 24.2
IV
Total 21.1 19.9 20.6 20.5
Estrato
Sexo Malas Regulares Buenas Total
Socioeconómico
AltoV 7.5 8.2 7.0 7.4
VI
Medio 11.5 5.1 11.9 10.3
Mujeres VII
Bajo 2.1 5.8 13.6 10.7
TotalVIII 8.4 5.8 11.8 10.1
I 2 III 2 V 2 VII 2
X = 2.3 p=0.314 X = 8.1 p=0.018 X = 0.238 p=0.888 X = 28.0 p=0.000
II 2 IV 2 VI 2 VIII 2
X =6.4 p=0.041 X = 0.346 p=0.84 X =25.7 p=0.000 X = 37.2 p=0.000
Fuente: Elaboración propia con datos de la ENJ, 2005.

En el cuadro 5.14 se presentan los jóvenes con empleos informales, según su satisfacción
con la vida56 y podemos ver que no hay jóvenes con empleos informales que estén insatisfechos
con su vida, todos tienen algún nivel de satisfacción. En el caso de los hombres el porcentaje de
informalidad es menor mientras más satisfechos están con su vida. Mientras que en el caso de las
mujeres ocurre lo contrario. Por estrato socioeconómico, las tendencias se mantienen para ambos
sexos. Es curioso que aún satisfechas las mujeres ingresen a empleos informales en mayor
medida57. Esta situación puede ser porque las expectativas de las mujeres y los requerimientos
hacia ellas no están encaminados a trabajar, sino a ser esposas y madres, así que un empleo
informal y flexible les permite jugar ese papel y por lo tanto estar satisfechas con su vida.

                                                            
56
Las diferencias en los datos no son estadísticamente significativas salvo para los hombres en su conjunto y en el
sector bajo y las mujeres en su conjunto y el sector medio.
57
Podemos pensar que el simple hecho de trabajar otorga a las mujeres satisfacción, por considerar al trabajo como
un mecanismo de integración social.

120 
 
Cuadro 5.14
Porcentaje de jóvenes de 15 a 29 años que tienen un empleo informal según índice de
satisfacción personal por sexo
Satisfacción personal
Estrato Muy
Sexo Insatisfecho Satisfecho Total
Socioeconómico satisfecho
AltoI 0.0 12.5 30.4 29.5
II
Medio 0.0 30.1 28.3 28.8
Hombres III
Bajo 0.0 37.0 28.3 29.7
IV
Total 0.0 32.5 28.4 29.1
Estrato Muy
Sexo Insatisfecho Satisfecho Total
Socioeconómico satisfecho
AltoV 0.0 20.0 9.7 10.4
VI
Medio 0.0 9.6 27.9 25.1
Mujeres VII
Bajo 0.0 12.0 12.6 12.4
TotalVIII 0.0 10.9 21.8 19.4
I
X2= 1.2 p=0.279 III
X2= 8.6 p=0.014 V
X2= 0.527 p=0.468 VII
X2= 0.028 p=0.986
II 2 IV 2 VI 2 VIII
X = 0.266 p=0.606 X = 6.9 p=0.031 X =18.9 p=0.000 X2= 17.8 p=0.000
Fuente: Elaboración propia con datos de la ENJ, 2005.

En el cuadro 5.15 tenemos a los jóvenes con empleo informal, según confían en las
instituciones sociales58. Es muy claro que, para ambos sexos, conforme aumenta la credibilidad
en las instituciones es menor el número de jóvenes que trabaja en sectores informales. Esto es
interesante porque permite pensar en la idea de que al no acceder a empleos formales, la
confianza en las instituciones ha disminuido. Si lo vemos por estrato socioeconómico las
tendencias se mantienen en el caso de los hombres del sector bajo y las mujeres de los sectores
alto y medio. Esto lleva a pensar que la situación actual parece estar ya afectando las
percepciones de los jóvenes con respecto a la confianza en las instituciones.

                                                            
58
Las diferencias en los datos no son estadísticamente significativas salvo para el total de los hombres y de mujeres,
los hombres de los estratos alto y bajo y las mujeres del estrato medio.

121 
 
Cuadro 5.15
Porcentaje de jóvenes de 15 a 29 años que tienen un empleo informal según índice de
confianza en las instituciones por sexo
Confianza en las instituciones
Estrato Confía
Sexo No confia Confía Total
Socioeconómico mucho
AltoI 61.5 7.4 12.5 12.3
II
Medio 22.6 18.0 21.6 20.5
Hombres III
Bajo 41.7 30.7 22.0 26.2
IV
Total 30.3 19.9 19.9 20.2
Estrato Confía
Sexo No confia Confía Total
Socioeconómico mucho
AltoV 12.5 9.8 7.5 8.3
VI
Medio 22.5 12.9 8.4 9.9
Mujeres VII
Bajo 8.8 12.0 11.4 11.6
TotalVIII 15.7 12.2 8.9 10.1
I
X2= 32.5 p=0.000 III
X2= 10.0 p=0.007 V
X2=0.754 p=0.686 VII
X2=0.333 p=0.847
II 2 IV 2 VI 2 VIII 2
X =4.0 p=0.136 X = 7.9 p=0.019 X =17.1 p=0.000 X = 12.3 p=0.002
Fuente: Elaboración propia con datos de la ENJ, 2005.

En el cuadro 5.16, tenemos una de las variables más importantes, la escolaridad59. La teoría
del capital humano plantea que “…la educación tiene un valor económico cuyo rendimiento
monetario se manifiesta en el mercado. […] plantea una ecuación simple que vincula la
educación con la mayor productividad y esta última con mejores salarios, de modo que la
inversión en educación posibilita el acceso a mejores empleos” (Becker, 1975 en Morduchowicz,
2004: 36); es decir que el nivel de calificación de las personas está vinculado directamente a una
mejor inserción en el mercado laboral y mejores condiciones de trabajo, incluyendo salario. Bajo
esta teoría podemos ver que es relativamente cierto que, conforme aumenta la escolaridad, la
informalidad es menor, tal como se planteó en las hipótesis. Esto sucede tanto para hombres
como para mujeres. Por estrato socioeconómico, vemos que no hay jóvenes del estrato
socioeconómico alto, ni hombres ni mujeres, en el sector informal que están en secundaria. Para
ambos sexos las tendencias en este estrato no son claras. Para el sector medio, la tendencia

                                                            
59
Las diferencias en los datos no son estadísticamente significativas para el caso de los hombres y las mujeres del
estrato alto.

122 
 
general se conserva; esto es, a mayor escolaridad menor informalidad. Los jóvenes varones del
estrato bajo, no muestran una tendencia clara, se concentran en mayor medida en preparatoria y
en menor en la universidad. Esto puede ser señal de que en este sector la educación sí es un
factor importante para conseguir empleo, hay que recordar que, como se mostraba en el cuadro
5.8, 45% de los jóvenes de este sector consiguen su empleo por medios convencionales60.
Por otro lado, en el caso de las mujeres del estrato bajo, las que tienen universidad son el
doble del porcentaje de las que tienen secundaria. Sin embargo hay que tener cuidado al
interpretar estos datos pues, en realidad es sólo un efecto del pequeño porcentaje de mujeres que
se encuentran en este sector las que tienen universidad. Es importante hacer notar que para las
mujeres de este sector, su condición desventajosa frente a las expectativas que se tienen de ellas
está pesando mucho, tanto, que ni siquiera el alcanzar niveles de estudio superiores reduce su
probabilidad de ingresar a empleos informales.

Cuadro 5.16
Porcentaje de jóvenes de 15 a 29 años que tienen un empleo informal según escolaridad por sexo
Escolaridad
Estrato Secundaria Secundaria Preparatoria Univarsidad
Sexo Total
Socioeconómico incompleta completa o similar y más

AltoI 0.0 27.5 31.1 26.5 27.5


II
Medio 74.2 41.4 29.7 9.0 31.2
Hombres III
Bajo 44.7 46.6 51.7 23.5 37.5
IV
Total 53.1 41.8 32.7 17.2 32.0
Estrato Secundaria Secundaria Preparatoria Univarsidad
Sexo Total
Socioeconómico incompleta completa o similar y más

AltoV 0.0 20.0 30.6 17.1 22.0


VI
Medio 69.2 47.7 31.3 22.4 35.0
Mujeres VII
Bajo 37.9 43.2 35.6 77.8 35.3
VIII
Total 47.7 44.4 31.8 23.4 33.8
I
X2=3.2 p=0.366 III
X2= 57.0 p=0.000 V
X2= 6.4 p=0.173 VII
X2= 16.8 p=0.002
II 2 IV 2 VI 2 VIII 2
X = 155.1 p=0.000 X = 142.1 p=0.000 X =31.5 p=0.000 X = 34.0 p=0.000
Fuente: Elaboración propia con datos de la ENJ, 2005.

Finalmente, se quiso considerar la variable migración debido a su creciente importancia


en los procesos sociales en México. La hipótesis era que el pensar en migrar aumentaría la
                                                            
60
Los medios convencionales son la solicitud de empleo y las entrevistas de trabajo.

123 
 
inserción en el empleo informal, toda vez que si los jóvenes consideran irse, no estarían
interesados en un empleo formal con posibilidades de crecimiento. En el cuadro 5.17 se
presentan los resultados de los jóvenes que han pensado en migrar según estrato, edad y sexo.

Cuadro 5.17
Porcentaje de jóvenes de 15 a 29 años que tienen un empleo informal y que han pensado en
migrar según estrato socioeconómico del hogar, por grupos de edad y sexo
Nivel Socioeconómico del Hogar
Grupos de
Sexo AltoI MedioII BajoIII TotalIV
edad
15 a 19 años 27.3 41.4 28.1 35.6
20 a 24 años 22.9 34.9 41.3 35.5
Hombres
25 a 29 años 4.7 33.2 14.5 24.4
Total 14.0 35.3 26.7 30.2
Grupos de
Sexo AltoV MedioVI BajoVII TotalVIII
edad
15 a 19 años 7.7 16.3 2.3 9.0
20 a 24 años 9.1 20.4 18.2 18.9
Mujeres
25 a 29 años 35.7 6.4 33.3 13.6
Total 18.4 11.4 19.2 14.2
I
X2=19.0 p=0.000 III
X2= 8.9 p=0.012 V
X2= 6.7 p=0.037 VII
X2= 3.8 p=0.148
II 2 IV 2 VI 2 VIII
X = 1.3 p=0.260 X =10.0 p=0.225 X =3.9 p=0.141 X2= 32.0 p=0.000
Fuente: Elaboración propia con datos de la ENJ, 2005.

Como se puede ver los datos no son significativos estadísticamente en la mitad de los
casos y el porcentaje de los jóvenes que han pensado en migrar y tiene un empleo informal nunca
es mayor de 35%. Esto puede deberse a que la muestra de esta encuesta fue principalmente en
ciudades y la migración, aunque ya está presente de manera importante en algunas ciudades, es
un fenómeno que se da en mayor medida en las zonas rurales. Por ello, no se descarta que el
considerar la migración como una posibilidad pudiera influir en las decisiones sobre el ingreso
informal a un empleo, pero debido a que no resulta significativa estadísticamente, no será
utilizada para el análisis de regresión logística aquí propuesto.

124 
 
3. Conclusiones del capítulo
Como pudimos ver a lo largo de este capítulo, el trabajo como elemento central que define la
identidad de las personas sigue presente en el imaginario juvenil, lo cual se pudo verificar al
preguntarles sobre la importancia que tiene el trabajo en sus vidas. Sin embargo en la realidad
objetiva, ya no podemos hablar de trabajo, sino de tipos de trabajo (como trabajo precario o
trabajo informal), que de una u otra manera están presentes en las realidades de los jóvenes.
Asimismo, queda muy claro que básicamente el estrato socioeconómico y las diferencias
de género son las que más están influyendo en las características laborales de los jóvenes
estudiados. Si recordamos, a grandes rasgos, el estrato parece ser determinante de la inserción de
los jóvenes en trabajos precarios o informales, asimismo nos permitió pensar que la informalidad
y la precariedad son fenómenos pasajeros para aquellos jóvenes que están en el estrato alto, ya
que con el tiempo —durante el cual acabarán sus estudios, conseguirán experiencia y se
relacionarán con otras personas— ingresarán al sector formal de trabajo. Sin embargo, en el caso
del sector medio y en el bajo la informalidad es una condición presente que no cambia con el
tiempo.
En cuanto al sexo, las mujeres son las que en mayor medida están desempleadas, no
estudian ni trabajan y se insertan en empleos informales. Además es importante volver a destacar
que la desigualdad se incrementa cuando se entrecruza la estratificación genérica con la
socioeconómica, dejando a las mujeres de los sectores sociales bajos como las más vulnerables.
Esto sucede por su condición de mujeres pobres, pues, como vimos en los datos que se presentan
en este capítulo, las mujeres de sectores altos están menos desprotegidas.
Hay que recordar también que los roles no sólo afectan a las mujeres, sino que también el
papel de proveedor de familia que carga el hombre lo hace entrar en el mundo laboral en mayor
medida que a la mujer y en los sectores bajos incluso desde edades tempranas.
Otra cuestión interesante es que la forma en la que los jóvenes consiguen su empleo no
corresponde con lo que consideran importante para hacerlo. Los jóvenes mencionan que lo más
importante es la educación, cuando cerca de 60% consiguió su trabajo por recomendación. Pero,
como mencionamos antes, la educación no es garantía, pero sí requisito para trabajar, por lo que
su peso aún es importante, aunque en la práctica no sea lo único necesario para ingresar al

125 
 
mundo laboral. Cosa que se ve claramente en el momento de analizar la informalidad, es decir,
conforme aumenta la escolaridad, es menor la informalidad.
Finalmente pudimos ver en este capítulo que al analizar las variables subjetivas las
percepciones que se tienen del mundo en que habitan los jóvenes están relacionadas con sus
prácticas y en su manera de enfrentarse al mundo laboral. En general mejores percepciones se
relacionan con menor informalidad. Es interesante ver que la confianza en las instituciones se
merma al estar insertado en trabajos informales.

126 
 
VI. Modelos de regresión logística
Como se mencionó anteriormente, el objetivo de este trabajo es ver de qué manera afectan las
expectativas y otras variables socioeconómicas (sexo, edad, región de residencia y estrato
socioeconómico) para que los jóvenes estudien más de secundaria y en la incorporación de los
jóvenes a un trabajo informal. Para ello se realizaron dos modelos de regresión logística, uno
para cada una de las variables estudiadas. El primer modelo de regresión logística permitirá el
análisis de los determinantes en la el ingreso informal al trabajo y el segundo los determinantes
para estudiar más de secundaria.

1. Modelo de regresión logística con estudiar más de secundaria como variable dependiente
El primer modelo tuvo como variable dependiente el estudiar por lo menos un año más de
secundaria. Las variables independientes fueron —como ya se mencionó en el capítulo cuatro—
sexo, edad, región de residencia, estrato socioeconómico, opinión sobre los problemas que
afectan más a los jóvenes, índice de expectativas del futuro, índice de satisfacción personal,
índice de confianza en las instituciones e índice de opinión sobre los roles de género. El universo
de estudio para esta regresión lo componen los jóvenes de 15 a 29 años que se encuentran
estudiando actualmente y que corresponden a 10,003 casos que representan a 27,336,402
jóvenes61.
Se realizaron pruebas de correlaciones entre todas las variables independientes para
verificar que no hubiera relaciones entre ellas que afectaran al modelo. Los resultados de esas
correlaciones pueden verse en el cuadro 6.1. Podemos ver en ese cuadro que no hay
correlaciones altas (mayores a 0.60) en ninguno de los casos, por lo que se procedió a utilizar
todas las variables que se tenían pensadas en el modelo.
Al correr el modelo de regresión logística con todas las variables, las que resultaron
significativas estadísticamente en el modelo fueron:
1. Sexo
2. Edad
3. Estrato
                                                            
61
Ver cuadro 2.2 del capítulo 2 en la página 52.

127 
 
4. Opinión sobre los problemas que afectan más a los jóvenes
5. Índice sobre opinión de los roles de género
6. Índice de satisfacción personal
Por lo que las variables región de residencia, expectativas del futuro e índice de confianza
en las instituciones no son estadísticamente significativas en el modelo, lo que indica que no hay
una relación de tipo logística62 con estudiar por lo menos un año de preparatoria. Así que se
volvió a correr el modelo, sólo con las variables que resultaron significativas estadísticamente y
la variable región de residencia, la que —a pesar de no resultar significativa estadísticamente—
no fue eliminada, pues es importante controlar por región, pues no podemos esperar que los
comportamientos en las distintas regiones sean iguales como pudo confirmarse en el capítulo
cuatro.
El porcentaje de explicación de este modelo es de 60.8% lo que resulta en un modelo
aceptable. Asimismo, se corrió la prueba de bondad de ajuste de Hosmer-Lemeshow lo que
permitió verificar que no hay diferencia entre los valores observados y los que predice el modelo,
lo que es una prueba más de que es un buen modelo.

                                                            
62
Es importante recalcar que el no encontrar una relación bajo este modelo no implica que estas variables no tengan
una relación con el nivel educativo de los estudiantes, simplemente quiere decir que la relación no es de este tipo y
que otro tipo de modelo pudiera explicarla mejor.

128 
 
Cuadro 6.1
Matriz de correlaciones de las variables independientes utilizadas en el modelo de regresión logística que tiene como variable dependiente estudiar más de secundaria
Índice de Índice de opinión
Problemas de los Índice de Índice de confianza Estrato
Region expectativas del sobre los roles Edad Sexo
jóvenes satisfacción personal en las instituciones socioeconómico
futuro genero
Región 0.053 0.060 -0.083 -0.032 0.097 0.203 -0.011 0.050
Problemas de los
0.053 0.083 0.041 0.030 0.020 -0.011 -0.198 -0.027
jóvenes
Índice de
expectativas del 0.060 0.083 0.061 0.122 0.103 0.016 0.032 0.007
futuro
Índice de opinión
sobre los roles -0.083 0.041 0.061 0.133 0.066 -0.085 0.008 0.184
genero

Índice de -0.032 0.030 0.122 0.133 0.365 0.170 0.004 0.013


satisfacción personal

Índice de confianza 0.097 0.020 0.103 0.066 0.365 0.001 -0.023 0.032
en las instituciones
Estrato
0.203 -0.011 0.016 -0.085 0.170 0.001 0.030 0.070
socioeconómico
Edad -0.011 -0.198 0.032 0.008 0.004 -0.023 0.030 0.101
Sexo 0.050 -0.027 0.007 0.184 0.013 0.032 0.070 0.101
Fuente: Elaboración propia con base en la ENJ 2005.

129 
 
En el cuadro 6.2, se presentan las razones de momios crudas y ajustadas del modelo.
Las razones de momios crudas permiten ver el efecto de cada variable de manera
independiente en el fenómeno estudiado; las razones ajustadas incluyen el efecto combinado
de las variables independientes utilizadas.
Es interesante, en primer lugar que en el modelo crudo, el ser mujer aumenta la
probabilidad de seguir estudiando, sin embargo, como se esperaba, una vez que se controla
por las demás variables, si se es mujer la probabilidad de estudiar más de secundaria se
reduce en 17.1%. Esto es consistente con los datos analizados que muestran que las mujeres
no se mantienen en la escuela.
Podemos ver que el incremento de cada año de edad no afecta el nivel educativo.
Nosotros esperábamos que se incrementara por cada año de edad, sin embargo, como vimos
en el análisis descriptivo, la edad no se relaciona claramente con el nivel educativo, pues
para la edad de 15 años los jóvenes estarían estudiando el primer año de preparatoria y
después para las edades mayores hay otros factores que determinan que sigan o no
estudiando. Por lo tanto, es importante controlar por edad, pero la edad en sí misma no
determina la escolaridad de los jóvenes estudiados.
En el estrato, la categoría de referencia fue el estrato alto. Podemos ver en el cuadro
6.2, tal como se planteó en las hipótesis, que mientras menor es el estrato, es menor la
probabilidad de estudiar más de secundaria con respecto a los que están en el estrato alto. Así,
si se pertenece al estrato medio la probabilidad de seguir estudiando disminuye en 3.22 veces,
pero si se está en el estrato bajo la probabilidad disminuye en 12.8 veces. Esto confirma lo
que se esperaba y convierte al estrato bajo en el más vulnerable. Así, estos jóvenes no pueden
insertarse a la educación, la cual supone una mejor inserción en el mundo laboral. Como se
mencionó anteriormente, las posibilidades de seguir estudiando para los jóvenes de estratos
más bajos se ven reducidas ante la necesidad de trabajar o conseguir dinero.
En la región de residencia, sólo los valores para la región Sur Sureste son
estadísticamente significativos y se incrementa en 40% la probabilidad de estudiar más de
secundaria en relación a la región centro. Hay que recordar que la región Sur Sureste abarca
los estados de Veracruz, Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y
Quintana Roo. Esto puede ser resultado de las expectativas que se tienen de la educación en
las zonas de menos recursos, en donde se le ve como un elemento que permite la movilidad
social y por lo tanto una inversión importante. Asimismo, los programas sociales se han
concentrando en estas regiones marginadas, incrementando el acceso a la educación. Como se

130 
 
puede deducir del cuadro 4.11 las mujeres de la región Sur Sureste, 73% habían estudiado
más de secundaria, mientras que en la región Centro, sólo el 24% lo había hecho.

Cuadro 6.2
Razones de momios crudas y ajustadas de las variables incluidas en la regresión logistica que tiene como variable
dependiente estudiar más de secundaria
Crudas Ajustadas*
Variable Razón de momios Significancia Razón de momios Significancia

Sexo
Hombre 1.0 1.0
Mujer 1.4 0.000 0.9 0.035

Edad (continua) 1.0 0.863 1.0 0.001

Estrato
Alto 1.0 1.0
Medio 0.3 0.000 0.3 0.000
Bajo 0.1 0.000 0.1 0.000

Región de residencia
Centro 1.0 1.0
NorEste 1.3 0.000 0.9 0.483
NorOeste 1.1 0.111 1.3 0.124
Centro Occidente 0.9 0.011 1.0 0.715
Sur Sureste 0.6 0.000 1.4 0.001

Opinión sobre los problemas que


afectan más a los jóvenes
Problemas estructurales 1.0 1.0
Problemas personales 1.2 0.000 1.7 0.000

Índice de opinión sobre los roles


de género (continua) 5.9 0.000 5.2 0.000

Índice de satisfacción personal


(continua) 95.3 0.000 24.8 0.000

Constante - - 0.2 0.000

* Porcentaje de explicación del modelo: 60.8%


Prueba Hosmer y Lemeshow X2=43.214 p=0.000
Fuente: Elaboración propia con base en la ENJ, 2005.

En lo referente a la opinión de los problemas que más afectan a los jóvenes, aquéllos
que consideran que son los problemas personales los que más los perjudican tienen una
mayor probabilidad de seguir estudiando en relación a considerar los problemas estructurales.
Esto tiene sentido, aunque contradice la hipótesis planteada, si recordamos que los jóvenes
con sólo secundaria consideran que los problemas que más los aquejan son los personales
(ver cuadro 4.12).
Conforme se tienen opiniones menos estereotipadas en relación a los roles de género
aumenta la probabilidad de estudiar más de secundaria en 5.2 veces, tal como esperábamos,

131 
 
lo que hace de esta característica una que protege. Esto es interesante, pues plantea una vez
más la necesidad de trabajar en cuestiones relativas a la equidad de género.
Por otro lado mientras mayor es la satisfacción personal de los jóvenes en el modelo
crudo se incrementa en 95 veces la probabilidad de estudiar niveles superiores a secundaria,
en el modelo ajustado la probabilidad sigue siendo alta, es de casi 25 veces, lo que es
consistente con los datos mostrados en el capítulo cuatro. Esto demuestra que hay una
importante relación entre la satisfacción personal y el nivel educativo y resalta la importancia
de indagar en las variables sobre percepciones de los jóvenes.

2. Modelo de regresión logística con informalidad laboral como variable dependiente


El segundo modelo tuvo como variable dependiente la informalidad laboral. Las variables
independientes fueron —como ya se mencionó en el capítulo cinco— sexo, edad, región de
residencia, estrato socioeconómico, opinión sobre los problemas que afectan más a los
jóvenes, índice de expectativas del futuro, índice de satisfacción personal, índice de confianza
en las instituciones y ha estudiado o no más de secundaria. El universo de estudio para esta
regresión lo componen los jóvenes de 15 a 29 años que se encuentran trabajando actualmente
y que corresponden a 4,289 casos que representan a 11,582,537 jóvenes63.
Al igual que con el modelo anterior, antes de correrlo se realizaron pruebas de
correlaciones entre todas las variables independientes para verificar que no estuvieran
relacionadas entre ellas y no afectaran los resultados del modelo. Los resultados de esas
correlaciones pueden verse en el cuadro 6.3.
Podemos ver en ese cuadro que no hay correlaciones altas (mayores a 0.60) en ninguno
de los casos por lo que se corrió el modelo de regresión con todas las variables.
Sin embargo, las variables que resultaron significativas estadísticamente fueron:
1. Sexo
2. Edad
3. Estrato
4. Región de residencia
5. Índice de confianza en las instituciones
6. Ha o no estudiado por lo menos un año de secundaria

                                                            
63
Ver cuadro 2.2 del capítulo 2 en la página 52.

132 
 
Por lo que las variables de opinión sobre los problemas que afectan más a los jóvenes,
el índice de expectativas del futuro, el índice de opinión sobre los roles de género y el índice
de satisfacción personal no son significativos estadísticamente en el modelo, lo que indica
que no hay una relación de tipo logística64 con la informalidad. Así que se corrió nuevamente
el modelo usando sólo las variables independientes significativas estadísticamente.
El porcentaje de explicación de este modelo es de 85.4% lo que resulta en un buen
modelo. Asimismo, se corrió la prueba de bondad de ajuste de Hosmer-Lemeshow lo que
permitió verificar que no hay diferencia entre los valores observados y los que predice el
modelo, lo que es una prueba más de que es un buen modelo.
En el cuadro 6.4, se presentan las razones de momios crudas y ajustadas del modelo.
Podemos ver que, tal como se esperaba, el ser mujer incrementa la probabilidad de ingresar a
un empleo informal en 2.7 veces, es decir que las mujeres en comparación con los hombres
tienen una mayor probabilidad de entrar en trabajos informales. Como se vio en el capítulo
cinco las mujeres son las que más ingresan a este tipo de trabajos (34.8% las mujeres
ocupadas y 32.0% los hombres ocupados) lo que puede ser debido a sus responsabilidades
domésticas.
En cuanto a la edad, el incremento de cada año ocasiona que se incremente en 13.4% la
probabilidad de estar en un trabajo informal. Con esto podemos ver que la hipótesis planteada
no se confirma, pues la informalidad no es, como era hace 20 años, un fenómeno pasajero
que se reducía con los años (como se vio en el capítulo cinco), por lo menos no para la
población en los estratos medio y bajo que tienen gran peso en el total de la población65.
En el estrato socioeconómico, la categoría de referencia fue el estrato alto. Y podemos
ver, como se esperaba, que mientras menor es el estrato más se incrementa la probabilidad de
ingresar a un trabajo informal con respecto a los que están en el estrato alto. En el caso del
estrato medio la probabilidad se incrementa en 23%, mientras que en el más bajo la
probabilidad se incrementa en 27.5% comparado con pertenecer al estrato socioeconómico
alto. Una vez más, la estratificación social está determinando de manera importante el ingreso
de los jóvenes a los procesos sociales tradicionales.

                                                            
64
Es importante recalcar, una vez más, que el no encontrar una relación bajo este modelo no implica que estas
variables no tengan una relación con la informalidad, simplemente quiere decir que la relación no es de este tipo
y que otro tipo de modelo pudiera explicarla mejor.
65
Los jóvenes de los estratos medio y bajo representan el 86.6% de los jóvenes de 15 a 29 años.

133 
 
Cuadro 6.3
Matriz de correlaciones de las variables independientes utilizadas en el modelo de regresión logística que tiene como variable dependiente el tener un trabajo informal
Índice de Índice de opinión
Problemas de los Índice de Índice de confianza Ha estudiado o no Estrato
Region expectativas del sobre los roles Edad Sexo
jóvenes satisfacción personal en las instituciones más de secundaria socioeconómico
futuro genero
Region 0.053 0.06 0.083 -0.032 0.097 -0.071 0.203 -0.011 0.050
Problemas de los
jóvenes 0.053 0.083 0.041 0.030 0.020 -0.012 -0.011 -0.198 -0.027
Índice de
expectativas del
futuro 0.06 0.083 0.061 0.122 0.103 -0.004 0.016 0.032 0.007
Índice de opinión
sobre los roles
genero 0.083 0.041 0.061 0.133 0.066 0.135 0.085 -0.008 0.184
Índice de
satisfacción personal
-0.032 0.030 0.122 0.133 0.365 0.152 0.170 0.004 0.013
Índice de confianza
en las instituciones
0.097 0.020 0.103 0.066 0.365 0.004 0.001 -0.023 0.032
Ha estudiado o no
más de secundaria -0.071 -0.012 -0.004 0.135 0.152 0.004 -0.331 0.015 -0.079
Estrato
socioeconómico 0.203 -0.011 0.016 0.085 0.170 0.001 -0.331 0.030 0.070
Edad -0.011 -0.198 0.032 -0.008 0.004 -0.023 0.015 0.030 0.101
Sexo 0.050 -0.027 0.007 0.184 0.013 0.032 -0.079 0.070 0.101
Fuente: Elaboración propia con base en la ENJ 2005.

134 
 
En la región de residencia, sólo los valores para la región NorOeste y Sur Sureste son
estadísticamente significativos y se incrementa en 2.1 veces en el primero y en 9.7% en el
segundo la probabilidad de estar en la informalidad en relación a la región centro. Hay que
recordar que la región NorOeste es la que abarca los estados de Baja California, Baja California
Sur, Sonora y Sinaloa. Estados de alta flexibilización laboral por las maquiladoras y las zonas de
producción agrícola en las que laboran los jornaleros. Por otro lado, la región Sur Sureste abarca
los estados de Veracruz, Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana
Roo, estados con localidades muy marginadas en el país. Asimismo, la península de Yucatán,
sobre todo en la región norte de Quintana Roo, se ha flexibilizado laboralmente por el
crecimiento de la industria turística, así como por el número de maquiladoras de la zona.
Conforme es mayor la confianza en las instituciones disminuye la probabilidad de ingresar
a un empleo informal en un 84.7%, tal como se vio en el análisis del capítulo cinco, por lo que
esta variable es protectora. Así, una vez más, podemos ver que esta variable tiene una importante
relación con la informalidad y que es muy importante estudiarla más a fondo.
Es importante ver que si se analiza la educación únicamente, no se incrementa la
probabilidad de ingresar a un trabajo informal, sin embargo al controlar por las demás variables,
el estudiar más de secundaria disminuye la probabilidad de ingresar al sector informal dos veces,
tal como se esperaba. Es decir, que el incremento de la escolaridad es una característica
protectora. Esto viene a confirmar que la educación —tal como lo plantea la teoría del capital
humano— permite el acceso a mejores empleos. La diferencia observada entre los dos modelos,
el crudo y el ajustado, puede deberse a que la educación por sí sola no garantiza el acceso al un
buen empleo sino que es más bien una consecuencia en el círculo de reproducción y de
transmisión intergeneracional, hay que recordar que, como se vio en el capítulo cinco, en el caso
de las mujeres del estrato bajo, la mayor educación no está generando menor ingreso al empleo
informal.

135 
 
Cuadro 6.4
Razón de momios de las variables incluidas en la regresión logistica que tiene como variable dependiente la
informalidad laboral
Crudas Ajustadas*
Variable Razón de momios Significancia Razón de momios Significancia

Sexo
Hombre 1.0 1.0
Mujer 2.2 0.000 2.7 0.000

Edad (continua) 1.1 0.000 1.1 0.000

Estrato
Alto 1.0 1.0
Medio 1.3 0.003 1.2 0.050
Bajo 1.5 0.000 1.3 0.050

Región de residencia
Centro 1.0 1.0
NorEste 0.8 0.003 0.8 0.123
NorOeste 1.9 0.000 2.1 0.000
Centro Occidente 0.8 0.008 0.9 0.162
Sur Sureste 1.1 0.399 1.1 0.306

Índice de confianza en las instituc 0.5 0.000 0.5 0.001

Estudio o no por lo menos un año de preparatoria


Si estudio 1.0 1.0
No estudio 1.6 0.000 0.5 0.000

Constante - - 0.0 0.000

* Porcentaje de explicación del modelo: 84.5 %


Prueba Hosmer y Lemeshow X2=20.172 p=0.009
Fuente: Elaboración propia con base en la ENJ, 2005.

136 
 
Conclusiones
En primer lugar es necesario recordar que el análisis que se hizo en este trabajo buscaba
encontrar de qué manera los factores socioeconómicos y subjetivos afectan el ingreso
diferenciado de los jóvenes a la educación y al trabajo. Se pretendió esto debido a que estos dos
fenómenos son de los más importantes en la caracterización de los jóvenes como personas en
transición hacia la adultez. Así, a través de este trabajo se buscó verificar si estos dos caminos
son los más importantes para los jóvenes y los más adecuados para la transición.
A lo largo del análisis resultó claro que ya no podemos mantener la idea de la
homogeneidad de los jóvenes, pues, a pesar de los logros que aparentemente se ha dado en
materia de educación y empleo para los jóvenes (incremento de la matricula y reducción del
desempleo) las desigualdades persisten pero se ocultan detrás de promedios globales. En
términos generales, si se hacen análisis agregados es imposible ver las diferencias que al interior
de los aglomerados hay. Así, las políticas públicas encaminadas a aumentar la matrícula escolar
reduciendo la deserción escolar, así como los programas de formación para el trabajo e ingreso a
los primeros empleos se han homogeneizado dificultando con ello impactar en los diversos
sectores. Las políticas se siguen planteando bajo la idea de joven en singular, varón y con cierta
moratoria social.
En este trabajo pudimos ver, en primer lugar, que es inadecuado pensar en los jóvenes
como un grupo homogéneo que se dirige en una misma dirección para alcanzar la adultez.
Adultez, que además, no está tan claramente definida por la incapacidad de ciertos sectores de
lograr la independencia económica como el final de la cadena educación-trabajo-autonomía, que
en el imaginario social permea.
Así, pudimos ver que hay diversos grupos de jóvenes según ciertas características que los
convierten en grupos con diferentes necesidades, intereses y oportunidades, independientemente
de que todos ellos pertenezcan a un mismo grupo etario y compartan la misma generación.
Básicamente en este trabajo pudimos diferenciar a los jóvenes bajo dos estratificaciones:
socioeconómica y genérica, sin embargo no se pierde de vista que hay otras estratificaciones —
como la etnia— que resultan importantes, pero por las características del instrumento analizado
no se pudieron incluir. Asimismo, pudimos ver las diferencias por regiones, que son reflejo de
las necesidades y posibilidades que los diferentes grupos de jóvenes tienen.

137 
 
Como se esperaba, la estratificación social y por género influyen de manera importante en
el ingreso diferenciado al trabajo como en las diferencias en el nivel educativo. Sin embargo, el
estrato socioeconómico parece afectar más a la escolaridad, mientras que el sexo parece afectar
más el ingreso al empleo.
Como se mencionó, la universalización de la escuela ha permitido el acceso de las mujeres
en igual medida que de los hombres, sin embargo, en los estratos más bajos el abandono escolar
es más frecuente y se relaciona con la necesidad de trabajar. Asimismo, pudimos ver en los
resultados presentados que la educación se acepta como una necesidad y como un medio para
evitar el deterioro del nivel de vida. Es decir que el discurso sobre la importancia de la educación
proveniente de la teoría del capital humano está vigente en las percepciones de los jóvenes. Este
discurso, a su vez, influye en sus actitudes y percepciones.
Pudimos constatar también que las diferencias de género se hacen visibles y generan
desventajas, pues la educación es un factor que todas las mujeres perciben como benéfico hasta
cierto punto y su interés en ella es mayor que en el caso de los hombres. Esto también lo
pudimos constatar al ver que la percepción de los roles de género menos estereotipada en el caso
de las mujeres incrementa la probabilidad de seguir estudiando, cuestión que claramente nos
remite a la idea de que el estudiar o no depende de los roles que se esperan de las mujeres. Si el
rol que prevalece es el de ser madre y esposa, entonces la educación deja de ser importante,
como sucedió en el caso de las mujeres de estratos altos.
Sin embargo, que el estrato socioeconómico pese más que el género en ingreso a niveles
educativos mayores de secundaria es muestra de que la educación superior es un privilegio al que
sólo pueden acceder los jóvenes de estratos altos, lo que a su vez, genera nuevas desigualdades
pues permite que los jóvenes adquieran cierto capital cultural y creen redes que les permitirán
acceder a mejores empleos.
En cuanto a la informalidad, el ser mujer incrementó la probabilidad en casi tres veces, lo
que resulta alarmante, pues el ingreso laboral de las mujeres se ve deteriorado. Como vimos en
esta investigación, las presiones sociales que tienen las mujeres y las expectativas que se tienen
de ellas como esposas y madres parecen estar afectando su integración al empleo.
La informalidad también parece estar relacionada con las posibilidades y recursos que se
tienen. Los jóvenes de los estratos altos mostraron que con la edad disminuye el porcentaje de
ingreso a la informalidad, situación que no se da en los demás estratos. Por lo tanto, constatamos

138 
 
una y otra vez que el ingreso al trabajo es una cuestión atravesada por los privilegios de
pertenecer a un estrato social alto que provee de recursos materiales y sociales. Así, el acceso a
un empleo de calidad parece depender de un sistema social que genera oportunidades desiguales
para los jóvenes según su posición en la estructura social.
También es importante mencionar que alrededor de la mitad de las mujeres del estrato
socioeconómico bajo no estudian ni trabajan, lo que parece deberse a cuestiones relacionadas con
las actividades domésticas que tienen que realizar, porque el estar unidas o embarazadas no fue
un factor determinante.
Con esto se vuelve a confirmar la necesidad de pensar en los jóvenes en plural y recordar
que la estratificación, cualquiera que sea, influye de manera determinante en los caminos que los
jóvenes toman. Asimismo, el discurso de la universalización de la escolaridad y de la centralidad
del trabajo no pueden seguirse manteniendo, pues, como vimos, no sucede así en todos los
grupos sociales de este país.
Además, pudimos ver que para las mujeres la educación es más importante que el trabajo,
cuestión relacionada posiblemente con la legitimación que tiene y la relación que guarda con la
movilidad social en el imaginario colectivo. Además, para las mujeres el ingreso a la adultez está
relacionado con el matrimonio y la maternidad, por lo que el trabajo no resulta tan importante
para ellas. Para los hombres el trabajo resulta más importante, lo que se relaciona con las
expectativas que se tienen de él como hombre proveedor y con la idea de centralidad del trabajo
y la relación que tiene con la autonomía, característica básica del ingreso a la adultez en los
varones.
Debido a ello debemos cuestionar al trabajo como la característica que define las
identidades juveniles. Si bien, los jóvenes consideran que es muy importante el trabajo, ahora ya
no es el fin en sí mismo, sino un medio que permite alcanzar un objetivo básico en esta sociedad
consumista: ganar dinero. La cultura del consumo se ha convertido en central, dejando al trabajo
en un lugar secundario.
No podemos olvidar tampoco que los jóvenes actuales han vivido toda su vida en un
contexto de crisis. Así, han visto cómo sus padres pierden los beneficios que tuvieron con el
Estado benefactor y se enfrentan al subempleo o al desempleo independientemente de sus
credenciales educativas, por lo tanto podemos esperar un desencanto de estos dos caminos
tradicionales de inserción social. Por ello es necesario también recalcar la importancia de las

139 
 
variables sobre opiniones y percepciones de los jóvenes, ya que, como vimos tienen una relación
tanto en el ingreso a la educación como en el ingreso al trabajo.
Se mostró que las mejores expectativas en el futuro, las percepciones sobre roles de género
poco tradicionales y la mayor satisfacción personal están relacionadas con el estudiar más de
secundaria. Sin embargo, aún no está claro de qué manera se da esta relación y cómo es que las
variables independientes influyen en la dependiente o si la escolaridad es la que está
determinando dichas percepciones. Es por ello, que es muy importante, pensar en analizar más a
fondo este tipo de variables a través de un estudio cualitativo que permita indagar y entender su
relación con las trayectorias de vida de los jóvenes.
Otro elemento importante es que la percepción de los problemas personales como los que
más afectan a los jóvenes incrementa la probabilidad de estudiar por lo menos un año de
preparatoria o más, tal como lo esperábamos. Es decir, que puede haber una relación importante
entre la percepción de los problemas estructurales y el dejar la escuela. Sin embargo, hay que
recordar que las mujeres por su condición de género, perciben los problemas relativos a ellas
como aquellos que les impiden encontrar trabajo, a la vez que, como se dijo antes, necesitan
ingresar a trabajos flexibles que les permitan desarrollar actividades domésticas.
Parece que no hay una relación entre la confianza en las instituciones y la escolaridad,
como mencionamos, puede deberse a que la educación tiene ya su propia legitimación
independientemente de las demás instituciones sociales, por lo tanto, parece que esta variable no
le afecta o por lo menos no de manera directa, pues no pudimos ver una tendencia clara en los
cuadros de doble y triple entrada, y no resultó una variable significativa estadísticamente en el
modelo de regresión logística.
Por otro lado, resultó muy importante ver que la confianza en las instituciones está muy
relacionada con el ingreso a la informalidad. Aquí la relación puede ser circular, es decir que el
ingresar a empleos informales hace perder la confianza en las instituciones y viceversa. Hay que
recordar que, como se mencionó anteriormente las instituciones sociales han perdido credibilidad
debido a las constantes crisis que los jóvenes han vivido y por su incapacidad para reducir las
desigualdades sociales que permean en el país.
Es importante recalcar también que, si bien, el nivel educativo tiene una relevancia
significativa a la hora de lograr una inserción laboral de calidad, existen factores estructurales de
mayor peso que son antecedentes a la relación educación-trabajo. Como se mencionó antes, el

140 
 
nivel educativo es requerimiento para obtener un buen empleo, sin embargo no es garantía. Así,
que, aunque hay una relación positiva muy importante entre la escolaridad y el empleo formal, la
relación no es directa y está atravesada por cuestiones como el estrato y el género, hay que
recordar que en el caso de las mujeres y en los estratos bajos esta tendencia no es tan clara. No
hay que olvidar que la mayoría de los jóvenes estudiados consiguieron su empleo por
recomendación, por lo que la educación queda como un requisito secundario mientras que las
redes sociales se convierten en el aspecto importante en el momento de conseguir empleo. Es por
ello que la educación resulta tan importante, no sólo por el hecho de los conocimientos
obtenidos, sino por las redes sociales a las que da acceso la educación superior, asimismo el
hecho de poder asistir a la escuela implica que se pertenece a un estrato social menos
desfavorecido.
Todas estas cuestiones nos permiten pensar que es importante considerar, no sólo los
aspectos objetivos de los hechos estudiados, sino también las percepciones que los actores de
tales hechos tienen de ellos, pues así se torna más sencillo entender los procesos por los que las
sociedades atraviesan.
Este trabajo arrojó importantes hallazgos, sin embargo no puede considerarse que el tema
esté agotado. Es importante también realizar investigaciones que consideren el aspecto de la
etnia como una característica que segrega y que genera diversas maneras de ingresar a los
procesos sociales, sobre todo en este país multicultural y que debido a las limitaciones del
instrumento utilizado a este respecto no pudo hacerse ese análisis.
Asimismo, hay que retomar el análisis del ingreso a la escuela y el trabajo según el interés
en migrar, pues, es posible que esta sea una característica importante, por lo menos en sectores
medios y bajos que pudiera estar relacionada, sobre todo en las zonas rurales, con la falta de
oportunidades de trabajo para las expectativas que puede crear cierta escolaridad. Sin embargo,
como se vio en el capítulo cinco, la muestra no permite hacer este tipo de análisis.
Además es necesario, como se ha venido mencionando, ampliar este trabajo mediante un
análisis cualitativo profundo que permita ver más claramente la forma en que las percepciones y
opiniones de los jóvenes de los diferentes sectores afectan sus acciones y determinan su
permanencia en la escuela y su ingreso al trabajo. Sobre todo es importante el aspecto de la
confianza en las instituciones, pues ha sido un tema recurrente referirse a la crisis por la que
atraviesa dicha confianza, sin embargo lo más adecuado es hacer una análisis cualitativo y por

141 
 
ello no se abundó demasiado en dicho aspecto. A través del análisis de este tipo de percepciones
es posible ver de qué manera los diferentes jóvenes perciben su realidad y cómo la enfrentan,
conduciendo al hallazgo de nuevos caminos de integración así como de nuevos espacios de
expresión. Asimismo, hay que considerar la posibilidad de estudiar el trabajo decente, lo cual
permitiría conocer más claramente y a mayor profundidad las características laborales de los
jóvenes.
Con todo esto es posible darse cuenta de que no es posible pensar en los jóvenes como un
grupo en transición, pues esto los hace a un lado de la participación social y los ubica
nuevamente en la idea de movilidad social, la cual como ya se ha mencionado en reiteradas
ocasiones no es una condición que pueda ser aplicada a todos los grupos sociales de jóvenes. Los
jóvenes ya están participando de la vida social y no sólo a través de la educación y el trabajo,
sino a través de otras expresiones sociales y culturales. Es por ello que resulta muy importante
indagar sobre esos nuevos caminos en que los jóvenes están transitando y espacios en donde se
están expresando para poder tener un mejor conocimiento de ellos y por lo tanto un mejor
entendimiento de sus prácticas, actitudes y percepciones.
Por ello, es importante pensar en nuevas políticas públicas incluyentes de todos los grupos
de jóvenes del país. Políticas que les permitan acceder a la educación y al empleo. Para ello es
necesario que desde las instituciones de gobierno se rompa esta idea de joven homogéneo y en
periodo de transición que necesita ser entretenido para que no presione el mercado laboral. Hay
que cambiar esa idea por la de jóvenes necesitados de programas que les permitan participar de
la vida social, que les garanticen un ingreso igual a la educación, sobre todo a los niveles
superiores; mejores opciones de empleo, lo que iría acompañado de programas de formación
para el trabajo encaminadas a desarrollar habilidades y no a la mera tecnificación de mano de
obra. Pero para ello las políticas tienen que ser integrales e ir más allá de proyectos sexenales de
otorgamiento de recursos, se requiere la integración de un programa nacional general que
contribuya a un proyecto de país que por un lado sea incluyente y por otro que permita la
multiplicidad de expresiones.
Finalmente, quiero recalcar que este trabajo buscó ofrecer una nueva visión de los jóvenes.
Las diferencias mostradas según la estratificación genérica y la socioeconómica llevan a pensar
en la necesidad de entender la juventud no como un periodo de transición lineal. El joven debe
desaparecer para dejar paso a los jóvenes —en plural— quienes no van a pasar fase por fase para

142 
 
ser adultos, cada uno va a ingresar a la sociedad como le sea posible según sus recursos
materiales y sociales. Asimismo, los jóvenes están aquí y ahora necesitando ser reconocidos
como grupos que participan socialmente y que, por lo tanto, requieren atención y consideración
para volverse presentes en la vida social del país. Esta perspectiva debe llevar a pensar en una
sociedad más plural y que permita los caminos y espacios diversificados de integración social en
que los diversos grupos de jóvenes se expresan. Olvidemos la idea romántica de la moratoria
social y de transición a la adultez, pensemos mejor en formas que permitan la integración de los
jóvenes a la sociedad de manera más equitativa y más plural y con mayores opciones para su
autonomía.

143 
 
Anexo Metodológico
En el presente anexo se detalla la manera en que se crearon los índices utilizados en este trabajo. En el
capítulo ya se explicó el procedimiento general, en este anexo sólo se detallará la forma en que cada
pregunta sumó puntos para crear el índice. A continuación se presentan los cuadros con la información.

Cuadro 1
Índice de expectativas de futuro
Pregunta Respuesta Valor
Planear la vida 1
a) ¿Qué es preferible, planear la vida o adaptarse a
Depede 0
los acontecimientos?
Adaptarse a los acontecimientos 0
Muy confiado 2
b) ¿Qué tan confiando o desconfiado te sientes de Condiado 1
que en el futuro vas a poder realizar tus proyectos más Desconfiado 0
anhelados? Muy desconfiado 0
No confiado ni desconfiado 0
Acuerdo 0
c) ¿Qué tan de acuerdo o en desacuerdo estás con la
Acuerdo en parte 1
siguiente afirmación: El futuro es tan incierto que es
Desacuardo en parte 1
mejor vivir al día?
Desacuerdo 2
d) ¿Crees que en el futuro, tus hijos tendrán más Más 2
oportunidades o menos oportunidades que tú para Igual 1
conseguir trabajo? Menos 0
e) ¿Crees que en el futuro, tus hijos tendrán más Más 2
oportunidades o menos oportunidades que tú para Igual 1
educarse mejor? Menos 0
f) ¿Crees que en el futuro, tus hijos tendrán más Más 2
oportunidades o menos oportunidades que tú para Igual 1
tener servicios de salud? Menos 0
g) ¿Crees que en el futuro, tus hijos tendrán más Más 2
oportunidades o menos oportunidades que tú para Igual 1
tener asegurada su vejez? Menos 0
h) ¿Crees que en el futuro, tus hijos tendrán más Más 2
oportunidades o menos oportunidades que tú para Igual 1
ahorrar dinero? Menos 0

144 
 
Cuadro 2
Índice de opiniones sobre los roles de género
Pregunta Respuesta Valor
Acuerdo 0
a) Las labores del hogar son cosas de mujeres. Acuerdo en parte 1
Desacuerdo 2
Acuerdo 0
b) Las mujeres se guían por sus emociones y los hombres
por la razón. Acuerdo en parte 1
Desacuerdo 2
Acuerdo 0
c) En las familias donde la mujer trabaja, se descuida a los
Acuerdo en parte 1
hijos.
Desacuerdo 2
Acuerdo 2
d) Aunque la mujer no trabaje, el hombre debería de
Acuerdo en parte 1
colaborar en las tareas del hogar.
Desacuerdo 0
Acuerdo 2
e) Tanto los muchachos como las muchachas deberían de
Acuerdo en parte 1
colaborar en las tareas del hogar como guisar, coser, etc.
Desacuerdo 0
Acuerdo 0
f) El hombre debe ser el único responsable de mantener el
Acuerdo en parte 1
hogar.
Desacuerdo 2
Acuerdo 0
g) Es natural que un hombre gane más que una mujer. Acuerdo en parte 1
Desacuerdo 2
Acuerdo 0
h) El desempleo es menos importante para la mujer que
Acuerdo en parte 1
para el hombre.
Desacuerdo 2

145 
 
Cuadro 3
Índice de satisfacción personal
Pregunta Respuesta Valor
0 a 3 0
a) La vida que has llevado hasta ahora 4 a 7 1
8 a 10 2
0 a 3 0
b) Tu situación económica 4 a 7 1
8 a 10 2
0 a 3 0
c) Tu trabajo 4 a 7 1
8 a 10 2
0 a 3 0
d) Tu relación con tu pareja o novio 4 a 7 1
8 a 10 2
0 a 3 0
e) Tu familia 4 a 7 1
8 a 10 2
0 a 3 0
f) Tu relación con tus padres 4 a 7 1
8 a 10 2
0 a 3 0
g) Tu educación 4 a 7 1
8 a 10 2
0 a 3 0
h) Tus amigos 4 a 7 1
8 a 10 2

146 
 
Cuadro 4
Índice de confianza en las instituciones
Pregunta Respuesta Valor
0 a 3 0
a) La policía 4 a 7 1
8 a 10 2
0 a 3 0
b) La familia 4 a 7 1
8 a 10 2
0 a 3 0
c) Las universidades públicas 4 a 7 1
8 a 10 2
0 a 3 0
d) Los medios de comunicación 4 a 7 1
8 a 10 2
0 a 3 0
e) La escuela 4 a 7 1
8 a 10 2
0 a 3 0
f) El ejército 4 a 7 1
8 a 10 2
0 a 3 0
g) El Instituto Federal Electoral 4 a 7 1
8 a 10 2
0 a 3 0
h) Los curas, sacerdotes o ministros religiosos 4 a 7 1
8 a 10 2
0 a 3 0
i) El gobierno federal 4 a 7 1
8 a 10 2
0 a 3 0
j) Los maestros 4 a 7 1
8 a 10 2
0 a 3 0
k) El presidente de la república 4 a 7 1
8 a 10 2
0 a 3 0
l) Los partidos políticos 4 a 7 1
8 a 10 2
0 a 3 0
m) La Comisión Nacional de los Derechos Humanos 4 a 7 1
8 a 10 2
0 a 3 0
n) Los sindicatos 4 a 7 1
8 a 10 2
0 a 3 0
o) La Suprema Corte de Justicia de la Nación 4 a 7 1
8 a 10 2
0 a 3 0
p) Las Organizaciones sociales de ayuda 4 a 7 1
8 a 10 2
0 a 3 0
q) Los diputados federales 4 a 7 1
8 a 10 2
0 a 3 0
r) Los médicos 4 a 7 1
8 a 10 2

147 
 
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