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Estadística, causalidad y sociología empírica

del siglo xx1

María Ángeles Lizón


Universidad de Barcelona
angeles.lizon@uab.es

Resumen Abstract
Las ideas que se vierten en este artículo tienen This paper deals with the development and
que ver con el desarrollo de la teoría de la pro- impact of the theory of probability in social
babilidad y con lo que, por vía estadística, se science, and the following claims on causality
ha llegado a esclarecer acerca de la causalidad made by some identified traditions in XXth cen-
en algunas de las tradiciones reconocibles de tury empirical sociology. The overall invitation
la sociología cuantitativa del siglo XX . La invi- is to combine nowadays better and highly com-
tación implícita es a combinar resultados es- puterized statistical results, with today’s also mo-
tadísticos cada vez mejor controlados y actual- re refined theoretical mechanisms as a way to
mente respaldados por programas altamente solve the –for long pending– hiatus between so-
informatizados, con supuestos sustantivos o ciological empirical research and social theory.
mecanismos teóricos también hoy mejor cono-
cidos. Con ello se espera poder contribuir a la Key words: probability, statistical sociology,
superación del hiato investigación-teoría, fa- empirical causality, not estaditical suppositions,
voreciendo el paso de meros enunciados de mechanisms, empirical research, social theory.
asociación a enunciados con verdadera inten-
ción causal o explicativa.

Palabras clave: probabilidad, sociología estadís-


tica, causalidad empírica, supuestos no estadís- 1
Este documento se presentó en septiembre de 2004
ticos, mecanismos, investigación empírica, teo- en el Seminario Permanente de Metodología Contemporá-
ría social. nea, dentro del proyecto PAPIME EN308004: “Innova-
ción de métodos, estrategias y materiales didácticos para la
enseñanza de la Metodología de las Ciencias Sociales”, a
cargo de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Univer-
sidad Nacional Autónoma de México (México, D. F.).
Papers, Revista de Sociología de la UAB, publicó una
versión revisada de este material en diciembre de 2006.

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Estadística, causalidad y sociología empírica una de las disciplinas no experimentales ha teni-
del siglo XX do su historia, habiendo retenido cada una de
El concepto de “causa” y su estatuto en la cien- ellas sus características y matices distintivos en
cia social ha preocupado tradicionalmente a los función de su propia trayectoria. Dentro del
sociólogos, aunque sólo sea porque la mayoría conjunto de las ciencias aplicadas, fue la bio-
de las preguntas de investigación que se plantean métrica la primera que –desde sus inicios– pasó
en sus estudios aplicados son de naturaleza cau- a constituir una suerte de laboratorio en el que
sal: ¿qué impacto tiene la inmigración ilegal en la preocupación por el control estadístico de
la tasa de inseguridad ciudadana?, ¿por qué el los datos eugenésicos y epidemiológicos daría
gran público acepta menos las nuevas tecno- origen a las mejores iniciativas de análisis. Pear-
logías en países altamente industrializados que son (1897), Yule (1899) y Wright (1921), entre
en aquellos con menor desarrollo del sector se- las grandes figuras de la estadística moderna,
cundario?, aún en sistemas en los que la educa- estuvieron asociados a Biometrica, la publicación
ción es de libre acceso ¿por qué se da una repre- más emblemática del gremio.
sentación tan desigual en los programas de estu- A su lado, otro ámbito de desarrollo excep-
dios superiores según rendimiento escolar y es- cional fue el de la econometría, algo que segu-
trato social?, son sólo algunos de esos proble- ramente tuvo mucho que ver con el interés ini-
mas candentes. Una respuesta general a la cuestión, cial del propio Yule en la investigación socio-
seguramente parcial, pero inteligente, la sugiere económica. En efecto, en “An Investigation into
Simon cuando afirma que el éxito en la interven- the Causes of Changes in Pauperism in En-
ción de las políticas sociales, y la subsiguiente gland, Chiefly During the Last Two Intercen-
credibilidad de la ciencia social, dependen del sal Decades”, Yule se mete de lleno en los as-
conocimiento que se tenga sobre qué variable pectos socioeconómicos de la estadística, fa-
o variables intervienen sobre qué otras; de nues- cilitando claramente el tránsito de esas téc-
tro dominio del tema de la causalidad. nicas al trabajo econométrico inicial. Así, para
En efecto, no se puede pretender intervenir 1933, el área ya contaba con Econométrica, un
en la realidad sin comprender los mecanismos órgano de difusión de las ideas de Hotelling,
que llevan a cambios con uno u otro resultado Koopmans y otros destacados económetras,
y las condiciones bajo las cuales ocurren di- quienes, a través de esta publicación, llegaron
chos cambios. Así, pues, si toda intervención a ejercer una influencia definitiva en el desa-
requiere algún tipo de razonamiento causal, con rrollo de modelos matemáticos para el conjun-
seguridad la sociología tendrá intereses tanto to de la ciencia social.
prácticos cuanto teóricos para intentar respues- Por lo que toca a la psicometría, sobre todo
tas a los “porqués” de la compleja vida social. en el campo de la educación, ésta se vio direc-
tamente beneficiada por la influencia de Charles
Spearman (un discípulo de Wilhem Wundt) y
Matemática estadística y ciencia social por el creciente debate entre su propuesta del
La asociación y penetración de la matemática método unifactorial y la del análisis multifac-
estadística en la pretendida explicación de cada torial expuesto por Thurstone. La fundación

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supone la afirmación de que la sociología fun-


dacional europea se interesase menos en el
manejo estadístico de la información. Todo lo
contrario. Hasta un punto insospechado, la
“revolución probabilística” en el pensamiento
científico (Krüger, 1987) se inició dentro del
pensamiento social (cf. Porter, 1986; Stigler,
1986). De hecho, ya desde épocas tempranas,
los investigadores sociales intentaron combi-
de Psychometrica en 1936 serviría de incentivo in- nar el estudio de las regularidades de la acción
mediato a la divulgación de la psicología esta- social con un uso extensivo de las estadísticas
dística que, en torno a los años cincuenta, llegó descriptivas y otros elementos de teoría de la
a alcanzar importantes cuotas de desarrollo e probabilidad. Bien puede decirse que la curio-
implementación en una investigación empírica sidad estadística de la sociología data al menos
para entonces altamente especializada. desde la aparición de la idea del homme moyen de
En el caso de la sociología, el desarrollo de Quetelet, a inicios del siglo XIX . 2
las estadísticas resulta bastante menos eufori- Pero, algo pasó en el despegue de la disci-
zante y, hasta cierto punto, enigmático. Atender plina que hizo que su desarrollo institucional
a este relativo retraso y a las restricciones que perdiese terreno en el viejo continente (cf. Laz-
tal anquilosamiento supuso para la evolución arsfeld, 1962: 761). Tratar de adentrarse en las
de la disciplina, serán cuestiones a las que se razones que llevaron al aborto temprano de esta
intentará dar respuesta a lo largo de este escri- presunta vocación de síntesis estadística-teoría,
to. Para ello, se hará una reconstrucción –pre-
2
Aunque los orígenes de la investigación social
tendidamente esquemática, pero que se supo-
pueden forzar una retrospectiva hasta el siglo XVII, Laz-
ne suficientemente informativa– de los capítu- arsfeld (1962: 761) señala como en realidad ésta hace su
los más señalados en el desarrollo de la so- aparición en la Europa de la temprana época moderna:
los métodos maestrales se derivaron del sondeo de
ciología estadística del siglo XX . Se arrancará, Booth sobre trabajo y estilo de vida en Londres; el análi-
así, de su inicial despegue institucional en el sis factorial fue inventado por un inglés, Sperman; el
énfasis en el análisis cuantitativo se le debe al minerolo-
ámbito estadounidense a comienzos de siglo,
gista LePlay, mientras que Tarde pretendió la métrica de
para acabar bosquejando algunos de los desa- las actitudes, etcétera. En la sociología de épocas más re-
rrollos más interesantes debidos a la creciente cientes, en el periodo inmediatamente posterior a la Revo-
lución Francesa, Condorcet abogó a favor de la apli-
automatización a la que hoy se enfrenta esta rama cación de modelos matemáticos al voto ciudadano;
de la sociología empírica, y las alternativas que Laplace y Lavoisier, sus contemporáneos, llevaron a cabo
–en su actual desarrollo– puede ofrecer a una sondeos sociales para sus gobiernos; finalmente, el bel-
ga Quetelet, siguió sus ideas e instauró un intento sis-
posible conjunción de investigación y teoría. temático de investigación social empírica: la physique so-
ciale. Nicéforo en Italia y, en Alemania, Weber, Tönnies,
von Wiese y otros. Para 1933 se hacía investigación
Un primer apunte sobre la sociología fundacional empírica en Europa. No obstante, como una rama pro-
El hecho de centrarnos inicialmente en los de- fesional específica, la sociología empírica no llega a te-
sarrollos de la sociología estadounidense no ner arraigo en Europa y pasa a desarrollarse de forma casi
exclusiva y muy floreciente en Estados Unidos.

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supondría un ejercicio que escapa a la inten- capitalismo, en el que el explanandum general –el
ción de este trabajo. Hasta cierto punto, Gold- espíritu del capitalismo– se puede entender
thorpe (2000: 259-294) narra con cierto detalle como referido a patrones recurrentes de acción:
los tempranos trabajos cuantitativos de la épo- aquellos en los que los individuos se integran
ca, señalando cómo esta tradición, inicialmente en relación a trabajo y dinero. Con gran clari-
salida de suelo europeo,3 pierde garra a comien- dad, además, señala que las estadísticas socia-
zos del siglo XIX y sólo se recupera después de les empíricamente establecidas requieren ser ex-
la Segunda Guerra Mundial, cuando América plicadas causalmente por referencia a patrones
ya había asegurado su liderazgo. de decisión y acción a través de los cuales aqué-
En el contexto de esta reconstrucción his- llas se crean y mantienen.
tórica, resulta particularmente interesante la Pero, tanto, en el caso de Weber, como en el
referencia de Goldthorpe (2000) al empeño mos- de otros sociólogos europeos (cf. Goldthorpe,
trado por Max Weber4 en la articulación estadís- 2000), el proyecto de institucionalizar una so-
tica-causalidad como las dos caras de cualquier ciología empírica, en la que las estructuras es-
“explicación” sociológica posible: tadísticas de datos y la interpretación formal
aportaran el entramado deseable de la investi-
Si falta la adecuación de sentido nos encontramos gación aplicada, se quedó en el camino. Aparte
meramente ante una probabilidad estadística no sus- de por oposiciones políticas fortuitas en el
ceptible de comprensión (o comprensible en forma in- contexto estrictamente alemán, que aquí no
completa); y esto aunque conozcamos la regularidad vienen al caso, en el ámbito de la sociología
en el desarrollo del hecho […] con el máximo de germana este esbozo de proyecto fue abortado
precisión y de que ésta sea determinable cuantitativa- también por las dos conflagraciones mundia-
mente. Por otra parte, aun la más evidente adecuación les que asolaron a Europa en la primera mitad
de sentido puede considerarse como una proposición del siglo XX. Así, a la postre, la normalización e
causal correcta para el conocimiento sociológico en institucionalización de la sociología estadísti-
la medida en la que pruebe la existencia de una proba- ca, y la subsiguiente estandarización del análi-
bilidad (determinable de alguna manera) de que la ac- sis causal estadístico, no se daría en Europa,
ción concreta tomará de hecho, con determinable fre- sino en Estados Unidos de América.
cuencia o aproximación, la forma que fue considera- Prácticamente desde su fecha fundacional
da como adecuada por el sentido. (Weber, 1922/1968: (aproximadamente 1895), hasta el período de
11; énfasis suyo) su mayor apogeo en la década de 1960-1970, la
sociología estadística de las escuelas de Colum-
Intención que, por lo demás, queda clara- bia y Chicago, las instituciones más represen-
mente ilustrada en el estilo de su mayor estu- tativas de la vertiente, tuvo también en Esta-
dio histórico, La ética protestante y el espíritu del dos Unidos de América una historia peculiar
(cf. Lazarsfeld, 1962), toda ella cargada de cir-
3
En este punto, puede resultar interesante remitirse
a las biografías de Durkheim y Weber. Cf. Goldthorpe (1997),
cunstancias institucionales y de liderazgos es-
Oberschall (1965), Schad (1972), Desrosières (1985). pecíficos que resultaron claves en la definición
4
Cf. también Lazarsfeld (1970), Lazarsfeld y Ober- de sus rasgos constitutivos. Tratar de descri-
schall (1965), Oberschall (1965).

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birlos es parte de este ejercicio que, al enfren- se pueden reconstruir aquí como programas
tarse con un periodo tan extenso, sólo llegará a científicos distintos que pasan a identificarse
esbozar las sucesivas concepciones de estadís- primordialmente por sus estilos de trabajo y
tica y ciencia empírica plausiblemente recono- sus aspiraciones explicativas expresas.
cibles en esta tradición sociológica, intentan- Al margen de estas reglas de uso propias, es
do al mismo tiempo reflejar los principales además importante reconocer la influencia que
cambios de sensibilidad y de receptividad gene- en cada época han tenido también las tenden-
ral en relación a las nociones de “probabilidad” cias filosóficas y, naturalmente, sus concep-
y “causa”. ciones más generales sobre el uso de la proba-
Autores como Bannister (1987) y, señalada- bilidad en la ciencia empírica. Como práctica-
mente, Bernert (1983), ya han hecho este reco- mente ocurre con todas las demás disciplinas
rrido, ofreciéndonos interesantes reconstruc- sociales, de hecho la sociología constituye una
ciones de las tendencias más salientes. Aquí nos simple caja de resonancia de dichas tendencias.
podremos beneficiar de ese material relativa- La diferencia en todo caso estriba en que, apar-
mente reciente y condensado, en el que, además tándose de muchas de las demás ciencias so-
de consideraciones generales no carentes de ciales, señaladamente de la psicología y de las
interés, se da una particular versión del desa- ciencias económicas, la sociología empírica siem-
rrollo de la sociología estadística, tradicional- pre se ha mostrado tendente a responder con
mente rezagada en su adecuación instrumental retardo a la reflexión filosófica de la ciencia y
y, como apenas se ha mencionado, a remolque reacia a las innovaciones matemáticas, mos-
de los desarrollos y procedimientos implanta- trando, en cambio, una cierta preferencia por
dos en otras disciplinas afines. Y ello, irónica- salidas rápidas y una buena dosis de impro-
mente, muy a pesar de haber compartido prác- visación y diletantismo (cf. Goldthorpe, 2000).
ticamente idénticas posibilidades, e incluso el
mismo espacio físico puerta-con-puerta con co-
legas estadísticos, economistas y psicólogos al- Primera etapa: la estadística descriptiva here-
tamente especializados en el tema. dada de la escuela histórica alemana
Como no hay un acuerdo unánime sobre la Lejos aún de una clara lógica de la correlación-
cuestión de la explicación causal y, menos aún, regresión, la generación fundacional (1890-1910)
acerca de su posible utilidad para la ciencia de la sociología cuantitativa norteamericana, ma-
empírica moderna, es preciso mantener en yoritariamente formada en Alemania (setenta
mente el hecho de que las sucesivas etapas que por ciento de sus estudiantes de postgrado, se-
se identificarán a continuación, no corresponden gún Bernert, 1983: 234-35), estuvo expuesta a
a cortes reales que necesariamente suponen la gran disputa del método de las ciencias so-
fronteras bien definidas de concepciones ex- ciales (Methodenstreit) que, en su momento, en-
cluyentes de explicación científica o ciencia frentó las posiciones de Gustaf von Schmol-
causal. Más bien, al contrario, resulta evidente ler (la “escuela histórica” de economía) y Karl
que se dan trasvases de una generación a otra y Menger (la escuela clásica de teoría económi-
que, sólo por razones de claridad expositiva, ca) a propósito del inductivismo histórico y el

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del campo de la investigación económica, una
tradición de estadística descriptiva en la que se
argumentaba, además, a favor de un individua-
lismo metodológico ajeno a las leyes de la ma-
croeconomía. (cf. Porter, 1986: 247-253). Las dis-
crepancias analíticas trascendieron también al
plano político y, en el curso de su crítica a la
teoría económica “abstracta”, este grupo pro-
pició una encarnizada lucha contra los prin-
cipios del laissez-faire, pasando muchos de sus
miembros a ser parte activa del Verein für So-
zialpolitik, una institución que desde su fun-
dación (1872) combatió los principios gene-
rales del utilitarismo económico, tanto en el
terreno de los supuestos como en el de los
valores morales. Método y práctica ética pasa-
ron así a vulgarizarse en una mezcla de la que
serían fácil pasto muchos de los estudiantes
estadounidenses.
Forjados en estas lides, al volver a casa mu-
chos de aquellos jóvenes procedentes de la es-
cuela de Schmoller cayeron en una desafortuna-
deductivismo teórico, respectivamente.5 En este da asociación de procedimientos tomados de
contexto, el impacto de la revolución probabi- esa tradición, junto con una especie de vulgata
lística (1830–1930) se dejó sentir mucho más local de darwinismo social heredado del pen-
claramente que en el caso de las sociologías fun- samiento anglosajón, particularmente de Her-
dacionales inglesa (Spencer) o francesa (Com- bert Spencer. A diferencia de los psicólogos,
te-Durkheim). De hecho, la insistencia de los discípulos de Wundt, que (quizá porque –como
miembros de la escuela histórica en la diferen- señala Bernert– corrieron la suerte de acudir a
cia entre leyes determinísticas (causales) y regu- mejores centros) llegaron a adoptar una mo-
laridades inductivas (que no acarrean fuerza dalidad bastante más refinada de empirismo,
causal), les permitió concebir una modalidad estos sociólogos acabaron en algo bastante más
propia para la fundamentación científico-natu- primitivo e incontrolado, en una especie de
ral de las ciencias sociales, forjándose, dentro cuantitativismo “animista”. Su ingenua creen-
cia en una suerte de “magia” inductiva les llevó
5
Guardando las distancias, en Inglaterra se da un a sepultarse en verdaderas montañas de datos,
debate similar entre los partidarios del método inducti-
vo de Mill y los seguidores del método deductivo de a refugiarse en cuestiones estrictamente des-
Jevons. No obstante, a lo que estuvieron directamente criptivas y, erróneamente, a confundir “leyes
expuestos estos estudiantes fue a la disputa del método sociales” y “causas” que –dado su peculiar ani-
en el contexto alemán (cf. Oberschall, 1965).

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mismo– asociaron a nociones de “producción”, que contaban con una tradición esencialmente
“fuerza”, “energía”, etc., generalizadas mediante contraria a la investigación estadística, 7 para
analogías descriptivas evocativas de la naturale- 1914 la mancuerna Small-Henderson presentó
za ontológica de las causas. De esta forma, como un informe en el que se puntualizaba la nece-
apunta Bunge (1959: XVIII), acabaron por dejar sidad de un “centro de investigación social”, algo
de lado la cuestión de fondo: el problema epis- similar a lo que para entonces se sabía que es-
temológico de cómo, efectivamente, se reconoce taba impulsando Giddings en el Departamen-
el vínculo causal. to de Sociología de Columbia (Lazarsfeld, 1962:
De esta matriz de pensamiento salieron las 762). No obstante, Chicago declinó el proyec-
ideas de Small 6 y también las de Giddings to y Small tuvo que buscar una alianza con la
(1903), quienes, señaladamente el último, Business School, una institución dispuesta a
aunque continuaron remitiéndose particular- propiciar un centro de investigación social
mente al vocabulario de términos biológicos y empírica en Chicago mismo. Contrario a tal ini-
organicistas como sinónimos de “causa”, mos- ciativa, al Departamento de Sociología le toma-
traron explícitamente su inclinación a aceptar ría más de dos décadas llegar a encajar la idea, y
un “análisis causal” sociológico apoyado en casi medio siglo más admitir la puesta en mar-
“estadísticas históricas” y fundamentado so- cha de una sociología estadística profesionali-
bre la “inducción científica”, la única que con- zada como proyecto integrado a la estructura
duciría a la formulación de “leyes causales”, el universitaria (cfr. Lazarsfeld, 1962: 763).
“fin primordial de toda ciencia, también de la
sociología”. De esta forma, Small y Giddings
pasarían a convertirse en piezas indiscutibles La segunda etapa: la influencia de la estadís-
de la transición que daría lugar a los inicios de tica inglesa
una investigación sociológica propiamente Naturalmente, también en Columbia tomó su
científica. tiempo desprenderse de las viejas ideas. Pero, a
Mientras Giddings se abría campo en la pesar de que los aires de renovación no parecían
Universidad de Columbia, atendiendo a una halagüeños, cuando, en lugar del malogrado
invitación de su amigo Henderson, Small se Mayo-Smith (uno de esos inductivistas forma-
incorpora al Departamento de Sociología de la dos por estadísticos morales alemanes), llegó
Universidad de Chicago. Juntos pretendieron Giddings con sus primeras publicaciones so-
impulsar un programa de investigación de so- bre “leyes sociológicas inductivas” (Statistics and
ciología empírica, algo que funcionase al menos
“hasta que las universidades europeas [pudie- 7
Particularmente a partir de la influencia decisiva del
psicólogo social Mead (1934) y de la versión sociológica
sen] realizar los reajustes de intereses en jue-
que hace Blumer de su binomio mente-sociedad, la vena
go” (cf. Lazarsfeld, 1962: 762). Aún sabiendo introspeccionista constituye un sello de identidad indis-
cutible de Chicago. Ya desde 1927, con la llegada de Og-
6
Small, por ejemplo, define que la sociología, en su burn. procedente de Columbia, se había empezado a dar
objetivo máximo desde la perspectiva metodológica, es más importancia a la instrucción estadística en los post-
simplemente una filosofía moral consciente de su tarea y que grados, favoreciendo cualquier proyecto que pudiera im-
sistemáticamente busca el conocimiento de causas y efectos pulsar el desarrollo de la investigación por sondeo (cf.
dentro del proceso de evolución moral. Bryant, 1985: 136). Si a mediados de los años veinte

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Sociology, 1891, e Inductive Sociology, 1903), 8 se dio clasificación y tabulación de datos y otros pro-
paso a la fundación de un laboratorio de es- cedimientos hasta entonces no empleados siste-
tadística, la instancia de la Universidad de Co- máticamente en la investigación aplicada y que
lumbia que marcaría el inicio definitivo del en el manual se proponían como “prácticas
programa de la sociología empírica propiamente habituales de la investigación sociológica”. A
estadística. este manual le sigue un libro de texto bastante
A pesar de que Giddings siempre procuró más actualizado, Principles and Methods of Statis-
rodearse de mediocres que no hicieran sombra tics, en el que Chaddok ya da detalles de rutinas
a sus ideas (que, por otra parte, apenas si so- computacionales de correlación-regresión, e
portarían el simple paso del tiempo), impulsó introduce algunas de las primeras instrucciones
a los jóvenes de su laboratorio a mantener con- elementales para la operación con tarjetas per-
tactos directos con Henry L. Moore, un eco- foradas, todo un cambio en el horizonte de po-
nómetra asociado al laboratorio de Galton, sibilidades para la investigación cuantitativa
Pearson y Edgeworth en Londres, a través del aplicada. Fue así como el Departamento de So-
cual aquellos sociólogos llegaron a familiari- ciología de la Universidad de Columbia se con-
zarse con los nuevos avances estadísticos y fue- virtió en la puerta de entrada a la estadística in-
ron imbuidos de una creciente confianza y un glesa en la sociología estadounidense aplicada.
mayor reconocimiento de las ventajas asocia-
das a esos instrumentos. Más capacitada técni- La tradición tabular: la sociología del dato
camente, más eficiente y mucho más concilia- Con todo y ello, el tránsito a la apenas conce-
dora que Giddings, esta nueva generación de bida tradición estadística fue costosamente len-
estadísticos, entre quienes destacaron particu- to. De hecho, no es hasta cuando Ogburn pasa
larmente Chapin, Hankins y Ogburn, pasó a a Chicago e influye sobre Stouffer y Duncan,
jugar un papel pionero en la introducción del cuando la iniciación estadística cobra realmente
análisis de regresión en el ámbito de la so- fuerza, generalizándose a partir de 1927. Poco
ciología aplicada. después, tanto en Chicago como en Columbia,
Para 1920, Stuart Chapin fue el primer so- los conocimientos de sociología estadística se
ciólogo en publicar un manual de técnicas (Field estandarizaron y los estudios empíricos apli-
Work and Social Research) en el que se incluía una cados comenzaron, efectivamente, a aparecer de
exposición de la regresión, los intervalos de forma regular en el Journal of the American Socio-
confianza, el muestreo al azar, la preparación logical Association. Sólo entonces puedo hablarse
de protocolos de entrevista, la codificación, de “ánimos renovados” que, bajo la dirección
de Taylor, llevarían a configurar una fase defini-
Chicago había sido el lugar para estudiar sociología cuali-
toria de la modalidad específicamente sociológi-
tativa, su preeminencia se había ido erosionando a lo
largo de los años treinta, y para cuando llega Lundberg ca de trabajo inductivo en la que la descripción
en 1937, aún a pesar de la corriente de interaccionismo estadística se asoció a la encuesta individuali-
simbólico, que aún por entonces compartían Blumer,
Hugues, Becker y Goffman, el carácter distintivo de la zada o social survey.9
escuela había perdido prácticamente toda su fuerza.
8 9
Publicados en 1891 y 1901 en Nueva York por The A fines del siglo XIX, antes de la implementación del
MacMillan Co. (cf. Oberschall, 1972: 225- 226). procedimiento de sondeo, las fuentes de datos para la

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Montado sobre las ideas de Poincaré, Mach, el análisis de tablas cruzadas con modelos tales
Pearson y Mill, Taylor lideró una visión de la como el log-lineal, ha acabado resolviéndose en
sociología aplicada que presentaba las tablas descripciones muchísimo más eficientes. Ade-
de respuestas obtenidas por sondeo como ins- más, a diferencia de las tempranas tabulaciones,
trumento de control empírico y validación de el procedimiento para el análisis de tablas cruza-
hipótesis, y cuya eficacia “dependerá de la ma- das en los modelos actuales altamente automa-
nipulación matemática de unidades objetivas tizados permite estimar los parámetros usando
cuidadosamente definidas, observadas y codi- simultáneamente toda la información disponi-
ficadas”. Concebida como una estrategia para ble en la tabla (Saris y Stronkhorst, 1984: 288), una
disponer conjunta y ordenadamente de sumas ventaja adicional para la descripción sociológica.
de frecuencias obtenidas en la ordenación de Poco a poco se fueron gestando las condi-
datos, las tablas servirían para sintetizar resul- ciones propicias para la entrada del mito in-
tados cuantitativos y ofrecer una visión numéri- ductivo radical que, a partir de 1937, llegaría de
ca de las relaciones entre categorías y variables la mano de Lundberg. Su idea rectora era que,
(cf. Greenwood, 1945; Chapin, 1947). Con las asociados los datos no experimentales obteni-
tablas se llegó a concretar de forma definitiva dos por sondeo con el procedimiento estadís-
la fase clasificatoria de la sociología estadística tico, el conjunto permitiría equiparar los mode-
inicial, un rasgo tan propio de su estilo de tra- los explicativos de la sociología con los de las
bajo que ha sido retenido como técnica auxi- demás ciencias empíricas (Lundberg, 1929). La
liar o complementaria a lo largo de la investi- introducción y desarrollo del análisis de regre-
gación de todos los tiempos (cf. Fienberg, 1977; sión,10 unido a un sustantivo avance en el mane-
Upton, 1978; Gilbert, 1981). jo de los procedimientos de tablas y gráficos,
Pero, el problema central de estos modelos sería entonces el rasgo esencial del estilo de
tabulares elementales iniciales, aun en el caso trabajo de la nueva generación de sociólogos.
de que las conjeturas causales efectivamente pu- Su impacto llevaría en la década de los años
diesen contrastarse, era que las comparaciones veinte y treinta al desarrollo y estandarización
por ellos establecidas se basaban generalmente definitivos del procedimiento del sondeo in-
en muy pocas instancias y, en último caso, dividualizado como la herramienta de investi-
servían sólo para estimar los efectos para cada gación por excelencia de la sociología “cientí-
grupo de forma separada. Aunque en la actua- fica” o estadística.
lidad algunos de estos escollos siguen en pie,

investigación sociológica eran primordialmente provis- El “positivismo instrumental”: método sin


tas por estadísticas y datos institucionales contenidos en teoría
“fuentes secundarias”. Estos datos aparecían suficientes
para los estudios comparativos que animaron a la socio- Con Lundberg y su gente, el programa del “po-
logía del desarrollo de Comte, o la tesis evolutiva de Spen- sitivismo instrumental” se extendería final-
cer. No obstante, como se muestra claramente en Durk-
10
heim, no facilitaban su inserción dentro de una narrativa La “regresión” se generaliza en estadística para
de la acción (de ahí, quizá, lo de que los hechos son “he- indicar el estudio de la naturaleza de la relación entre dos
chos sociales”). En este sentido, el desarrollo del sondeo variables; esto es, la función matemática y la forma
marca un gran avance (cf. Goldthorpe, 1997: 409). geométrica de tal relación: el análisis de regresión.

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mente de Columbia a Chicago, generalizando un tiva como obsesión propia, pronto llegó a cre-
proyecto –afín al neopositivismo en auge– 11 er que, asociando las estructuras de datos co-
según el cual la sociología empírica pasaba a rrespondientes a respuestas reiteradas en los
suscribir explícitamente una variante operacio- sondeos individuales con la matemática es-
nalista en la introducción de sus términos ob- tadística, se aportaría el conjunto necesario de
servacionales. “instrucciones” y “operaciones” mediante las
El “operacionalismo”, una versión del em- cuales introducir definiciones operacionales
pirismo particularmente activa, fue puesta en “genuinas” y clasificaciones “objetivas”. A
marcha por el físico Bridgman (1927: 5), quien partir de aquí, el énfasis en el debate del método
sostenía que todo término científico –métrico científico se hizo girar sobre las operaciones
o no– “no significa otra cosa que un conjunto consecutivas adecuadas para la introducción de
de operaciones”, aquellas que permiten su in- términos (Lazarsfeld, 1970a, 1979) y sobre las
troducción. El concepto se presenta entonces virtudes y vicios de estos protocolos en la cons-
como un simple sinónimo de un conjunto de trucción del lenguaje de las ciencias sociales
operaciones y se dice de los términos así defini- (Rosenberg y Lazarsfeld, 1955).
dos que son “operacionales” u “operativos”, Así, aunque personalmente no desarrolló
puesto que son tales operaciones las que aca- ninguna técnica específica, finalmente fue Lun-
ban confiriéndoles entidad o significado. Ha- dberg quien institucionalizó la función de la
cer extensiva esta idea al campo de la sociología estadística y del sondeo como “operaciones”
impuso a Lundberg la elaboración de una suer- esenciales para la construcción de conceptos
te de operacionalismo autogestionado en el que (indicadores e índices) capaces de trascender
se pasaba a asumir que el procedimiento de in- las particularidades culturales y llamados a la
troducción operacional de términos, único cri- construcción de un sistema categorial neutral
terio objetivo disponible para la unificación del para la disciplina. De ahí el atributo de “ins-
lenguaje de las ciencias sociales, pasaba por la trumental”, uno de los rubros con los que tam-
especificación de los protocolos u operaciones bién ha pasado a conocerse este positivismo
que permitían la introducción de un sistema que, en manos de Lundberg, puso el énfasis
categorial intersubjetivo único. Con tal inicia- central en un lenguaje unificado que acabaría
fusionando en la survey research la inducción
11
La filosofía del neopositivismo o empirismo lógi- estadística y los sondeos como el programa de
co, que inicia su andadura a partir de las contribuciones investigación propio de la sociología empírica
de filósofos lógicos y matemáticos de los círculos de
Viena (Carnal, Neurath, Feigl y otros) y Berlín (Reichen- (cfr. Bryant, 1985).
bach y, más tarde, Hempel), había impuesto por en- Un efecto no deseado del creciente éxito ex-
tonces la idea de la unidad del método de la ciencia. A
perimentado a raíz de estos acontecimientos por
pesar de las controversias que el tema levantaría, el fisi-
calismo, como filosofía dominante, impuso la idea de el método de sondeo, fue la creciente tendencia
que el “lenguaje observacional” debe consistir en des- a convertir la técnica en un fin en sí misma,
cripciones métricas o cuantitativas de entidades, propie-
dades o procesos no referidos a experiencias privadas, llevando a un inesperado espejismo del instru-
sino a un lenguaje unificado, “intersubjetivo”, propor- mento. Debido a esta desafortunada inversión
cionado por la experiencia neutra en la que han de apo- de prioridades y objetivos, varias generaciones
yarse las teorías científicas.

20
Estadística, causalidad y sociología empírica del siglo xx

de sociólogos empíricos aca-


baron identificando “méto-
do” e “instrumentos” o téc-
nicas, y se alejaron casi por
completo de los problemas
nucleares relativos a la ex-
plicación causal y la sis-
temática teórica. En su par-
ticular modalidad de em-
pirismo, sin apenas vacila-
ciones aparentes, el opera-
cionalismo de los términos
claramente les llevó a sus-
tituir en su discurso la no-
ción de causa por la de “correlación” o asocia- lizaciones de datos descriptivos correlaciona-
ción probable, un término que les resultaba ope- les. En este sentido, los científicos sociales sólo
racionalmente más general y a la vez más asible intentaron ajustar sus aspiraciones a las ideas
y menos problemático. en curso y, a su manera, dieron algunos pasos
Ha de decirse que este fenómeno no resultó en ese mismo sentido.
ser exclusivo de la sociología. Más bien, al con- Así, imbuida de los ideales del fisicalismo y
trario, las constantes dudas sobre la relevancia empirismo lógico de comienzos del siglo XX, y
última de la lógica correlacional basada en el básicamente influida por Pearson, 14 esta so-
análisis estadístico acerca de las causas, habían ciología, eminentemente estadística e inducti-
llevado en el período de entreguerras a filóso- va, acabó por erradicar de su lenguaje la no-
fos y científicos por igual a un vasto rechazo ción de causa. Siguiendo el dictum pearsoniano
del lenguaje causal.12 Todo lo que requería la de que “todo lo que podemos observar son
ciencia en temas de causalidad, y todo lo que las covariaciones”, estos sociólogos pretendieron
se podía esperar encontrar a este respecto por ceñirse a la restricción empírica de los obser-
vía del conocimiento científico, pasaba por vables y, al hacerlo, descuidaron otra restric-
aquel entonces por el establecimiento de rela- ción empírica igualmente importante; a saber,
ciones funcionales relativamente invariantes en- la de que la asociación o correlación no puede
tre propiedades metrizadas.13 Hasta las leyes de implicar consecuencias ontológicamente objeta-
la física llegaron a concebirse como simples idea- bles. La tensión entre ambos principios empíri-
14
Sea como sea, los padres de la estadística moderna
12
Bunge (1959, 333) muestra cómo el concepto mostraron poca estima por el tema de la causalidad al
tiende a desaparecer: es un “fetiche” para Pearson, una que se referían con gran escepticismo. Al menos para
“superstición” para Wittgenstein, un “mito” para Toul- Pearson, la causalidad era una herencia metafísica, un
min, una “reliquia” para Russell. residuo típico del pensamiento precientífico, un mero
13
La historia de los desarrollos filosóficos subsiguien- fetiche que había de ceder el paso a la idea de “correla-
tes en conceptos causales es demasiado compleja y esca- ción”, entendida como representación inductiva de rela-
pa por completo a los límites de esta discusión. ciones entre propiedades o eventos observables.

21
Imaginales
4
cos en competencia pasaría a pesar fuertemente abrirse a la mejor tecnología estadística británi-
sobre las discusiones en torno a la estadística ca de aquellos tiempos, propiciando la imple-
y la imputación causal, tan frecuentes entre las mentación de matrices nuevas en las que se in-
nuevas promociones de sociólogos a finales de tentaría recuperar el lenguaje causal sin detri-
los años treinta. De esta forma, a comienzos mento de los instrumentos. A partir de este
de los cuarenta, la supremacía del inductivis- esfuerzo divulgativo, el creciente interés en los
mo radical y la consiguiente exaltación del in- progresos estadísticos de la investigación apli-
strumento acabarían cediendo paso a una ver- cada alcanzados por otras disciplinas afines (el
sión bastante más refinada de empirismo no- análisis factorial de la psicometría, la teoría de
toriamente modificado por una preocupación modelos de ecuación estructural de la eco-
analítica en ascenso, algo que les permitía plan- nometría y los modelos de senderos de la bio-
tearse de nuevo la línea de continuidad lógica metría), acabarían por consolidar una nueva
entre investigación aplicada (cuantitativa o cuali- atmósfera que llevaría a la sociología estadísti-
tativa) y sistemática teórica. ca a su “edad madura” o moderna (Goldthor-
pe, 2000).
La generación intermedia: técnicas, método y Aunque la ocasión de propiciar este impul-
teoría so de renovación se dio en un primer momen-
En efecto, al tiempo que se alcanzaba el punto to gracias al énfasis de Stouffer en la imple-
más bajo de la terminología causal, se habían mentación de las novedades en inferencia es-
ido dando importantes mejoras en los instru- tadística avanzadas por Fischer (1926 y 1935),
mentos, lo que tendía también a dar paso a un fue la ocasión de su encargo de analizar los
importante volumen de producción en inves- resultados de la gran macroencuesta de The
tigación empírica aplicada. Pero, a pesar de este American Soldier la que le llevó a asociarse en tal
éxito, la práctica indiscriminada del inductivis- empeño con los mejores investigadores socia-
mo y el operacionalismo prevalecientes acaba- les de la época. Dentro de ese egregio equipo,
ron por producir una profunda y peligrosa diso- se-ría Lazarsfeld quien haría entonces la con-
ciación entre los lenguajes teóricos y de inves- tribución más significativa a la estadística apli-
tigación. La llamada “generación intermedia” cada, actuando de forma decisiva en la tarea de
pasaría a jugar un papel crucial en un cambio actualización técnica e integración sistemática
de rumbo, alejándose del “imperio del del análisis causal en la investigación social.
método”, convertido en fetiche, y retomando Más allá del límite impuesto por la inducción
con ahínco las cuestiones de inferencia causal estadística elemental, lo que el equipo Stouffer-
y sistemática teórica en el seno de la sociología Lazarsfeld pretendió impulsar fue la idea de
empírica. una lógica explicativa (o causal) llamada a pro-
Gracias particularmente a la labor de difu- mover formas de control alternativas al expe-
sión que Samuel Stouffer y Dorothie Swane (am- rimento tradicional (la técnica por excelencia
bos procedentes de la London School of Eco- de análisis causal) que permitiesen parafrasear
nomics) emprendieron en la Universidad de la asociación estadística en términos de acusa-
Chicago, la sociología empírica acabaría por ción de vínculo causal. De esta forma, las dos

22
Estadística, causalidad y sociología empírica del siglo xx

cuestiones centrales que acometerían serían, puede lograr aproximaciones muy burdas al ex-
fundamentalmente: 1) la de dilucidar el senti- perimento controlado. Pero, aún siendo peque-
do preciso en el que las asociaciones estadísti- ño el rendimiento global de ese intento, no cabe
cas provenientes de sondeos sociales pueden duda de que, más que cualquier otra investigación
o no ser efectivamente susceptibles de experi- anterior, The American Soldier contribuyó a intro-
mentación controlada; esto es, que pueden lle- ducir nuevos rigores en el diseño de los sondeos
gar a equiparar sus resultados con los efectos individualizados y coadyuvó también a llevar a
experimentales estándar; o, en su defecto, 2) este tipo de investigación por sondeo a su mo-
idear técnicas alternativas, no experimentales, mento histórico de gloria.
capaces de acercarse al “ideal” experimental y No obstante, no sería directamente el tra-
de garantizar ciertos controles que permitan bajo de Stouffer, sino la crítica de Lazarsfeld
una interpretación causal plausible de las estruc- (1950) la que acabaría sentando la idea de que,
turas estadísticas. en ausencia de la posibilidad de intervención
En lo que atañe a la primera cuestión, ini- o manipulación de los resultados (el rasgo pro-
cialmente Stouffer y los suyos (Stouffer, Such- pio de cualquier experimento, clásico o con-
man et al., 1949) pretendieron inspirarse en los trolado), aquello a lo que justamente han de
innovadores experimentos estadísticos de Fis- enfrentarse los modelos de regresión en las
cher (1926) y, no sin ciertas reticencias, se pro- investigaciones sociológicas, es a controlar esta-
pusieron seguir los mismos principios generales dísticamente todas aquellas variables que pue-
del diseño experimental, intentando integrar a den proveer una historia causal interesante. Así,
los sondeos de la macroencuesta el recurso ex- a diferencia del contexto propiamente experi-
perimental de la comparación sistemática en- mental en el que el procedimiento de asignación
tre un grupo al que se añade el estímulo (gru- aleatoria permitiría eliminar diferencias siste-
po de “tratamiento”) y el grupo que permanece máticas significativas en la composición de los
idéntico; esto es, sin el estímulo (el grupo de grupos de tratamiento y control (la idea inicial
“control”).15 A pesar del empeño que pusieron de Stouffer), en los estudios no experimentales
en ello, la propuesta se vio satisfecha de forma todas las variables han de ser tomadas en cuenta
sólo excepcional, hasta el punto que el propio de forma explícita, puesto que la omisión de cual-
Stouffer tuvo que acabar admitiendo que, aparte quier variable importante puede llevar a con-
de pocas excepciones, en la mayoría de los ca- clusiones cuestionables. Sin el recurso de la in-
sos el trabajo con este tipo de datos únicamente tervención, la sostenibilidad de la explicación
15
En relación a estos modelos estadísticos de infe- causal en la investigación social no experimen-
rencia puede decirse que, básicamente, el procedimiento tal se ve reducida a las restricciones que puedan
responde al siguiente argumento: Si se manipula un fac- sugerir los controles de regresión y supeditada
tor causal (x), entonces, observando los controles apro-
piados (de regresión, por ejemplo), se ha de producir el al conocimiento precedente, intuitivo o teórico.
efecto sistemático sobre la variable que responde (y). En su versión alternativa a la propuesta de
Así, por ejemplo, si se manipulan apropiadamente los
resultados mediante la introducción de grupos de “trata-
diseño experimental de la investigación The
miento”, a los que se provee de estímulos especiales (x),
y grupos de “control” (no-x) desprovistos de tales es- lidad de y, dado x, resulta ser mayor que la probabilidad de
tímulos, entonces se puede discriminar si la probabi- y, dado no-x.

23
Imaginales
4
American Soldier, Lazarsfeld (Kendall y Lazars-
feld, 1950) propone un procedimiento distin-
to de paráfrasis causal de la correlación, una
modalidad de análisis multivariante adaptada
para la “elaboración” de las relaciones estadís-
ticas de datos procedentes de sondeos indi-
vidualizados: la llamada “parcialización”. Su in-
vitación es a que se examinen las modificaciones
que sufren las relaciones parciales entre las va-
riables una vez que se introduce un factor test
o de control. Si, en la versión más elemental
Vxy representa la correlación original, el con-
trol de la variable test Vt puede ejercerse sobre
Vx, bien desplazándola (en cuyo caso Vx se
considera espuria) o, por el contrario, simple-
mente especificándola (en cuyo caso Vx y Vy
son complementarias). A través de estos pro-
cesos de combinación (o tablas parciales), ex-
plicar estadísticamente en contextos no experi-
mentales equivaldría a intentar eliminar las re-
laciones entre la variable test (Vt) antecedente y
la variable dada por independiente (Vx) en la
correlación original (Lazarsfeld, 1946).
Aunque la lógica de la parcialización guar- Siguiendo a Lazarsfeld, el argumento com-
da semejanza con la del experimento controla- pleto sería que, mientras la asociación estadís-
do, es evidente que no se trata del mismo pro- tica no implica causalidad, toda conjetura cau-
cedimiento, ni tampoco tiene el mismo ren- sal supone una “asociación controlada”. Y, aún
dimiento informativo. Además, en el contexto en contextos no experimentales, los procedi-
de esta tecnología alternativa para el análisis mientos de regresión pueden llevar a asocia-
causal de la covariación,16 la noción de “causa” ciones estadísticas mejor controladas que sir-
pasa a tener un sentido altamente pragmático, ven a su vez de buenos pretextos para una pará-
en el entendido de que son los sucesivos con- frasis causal plausible. Así, en sus propios tér-
troles los que llevan a equiparar la “explicación minos, “explicar” consiste “en el aspecto for-
estadística” con una relación que “les sobre- mal de la elaboración [estadística]”; para “in-
vive”; es decir, con una relación estadística ro- terpretar” causalmente en estos contextos se
busta o manifiestamente no espuria (Kendall y requiere además “combinar el formalismo de
Lazarsfeld, 1950: nota 26, 158). la elaboración de una clasificación [con] algún
16
Para una crítica de estos planteamientos y, sobre principio sustantivo de ordenación” (Lazars-
todo, del mal uso que se ha hecho de ellos, cf. Lieberson feld, 1958: 124). La instancia central de la ela-
(1985).

24
Estadística, causalidad y sociología empírica del siglo xx

boración estadística, el control de espuridad, supuesto sustantivo de especificación de la


se plantea entonces como un requisito proce- asimetría causal. No obstante, no sería él, sino
dimentalmente necesario y que precede a cual- el economista Herbert A. Simon (1953), quien
quier posible interpretación causal de la cova- poco después atendería detalladamente a esta
riación, imputación a la que han de asociarse cuestión.
principios sustantivos ajenos a la estadística y
generalmente sacados de la intuición o del co-
nocimiento previo acerca del tema en cuestión. Tercera etapa: los “modelos causales de re-
Siempre que Lazarsfeld habló de relación gresión”
causal la asoció a la “interpretación” de la aso- El precedente sentado por Lazarsfeld fue rápi-
ciación estadística genuina, paso que presuponía damente seguido por Simon, mejor conocido
además la necesaria incorporación de estos su- entre sociólogos por sus Models of men. Simon
puestos no estadísticos, o conocimientos sus- entronca en una sólida tradición econométrica
tantivos fundamentados sobre información pre- que arranca de Hottelling, Tinbergen, Haavel-
cedente. Puesto que la causalidad no es obser- mo, Wold y, particularmente, Koopmans y
vable, el reconocimiento de la asimetría causal Schutz, sus maestros. Ellos fueron quienes fun-
(o no reversibilidad de las variables)17 es algo damentaron los métodos que básicamente pasa-
para lo que han de introducirse supuestos no ron a caracterizar la econometría hasta bien en-
estadísticos o “mecanismos”. Con ello se im- trados los años setenta. En la estela de esta
plica, tácitamente pero rotundamente, que el tradición, Simon reconduciría el problema de
lenguaje estadístico resulta ciego en temas de la “identificación” y la cuestión de las “rela-
causalidad y que, al margen del control estadís- ciones estructurales” para asociarlos al tema de
tico de espuridad, el hecho de afirmar que x es la “correlación espuria”.
una posible “causa” de y exige la incorporación Ya en su momento el propio Yule había
de supuestos ajenos a la estructura estadística examinado el problema de la espuridad, pero
de los datos del sondeo. El propio Lazarsfeld la cuestión había recibido inmediata atención
(1958: 124) reconocerá que la secuencia tem- por parte de estadísticos sociales (Lazarsfeld,
poral, el supuesto que explícitamente incorpo- 1946; Zeisel, 1947; Kendall y Lazarsfeld, 1950),
ra a su esquema formal de “elaboración” de cuyos trabajos, tal y como apenas se ha dicho,
las variables (Lazarsfeld, 1946), no es el único tuvieron que ver básicamente con refinamien-
tos del análisis de regresión y con su formali-
17
En el enunciado causal la relación es irreversible: si
fumar causa cáncer de pulmón, la dolencia no puede causar zación. Aunque en todos estos desarrollos se
el hecho de fumar; si el accidente fue producido por el indicaba la generalización del procedimiento a
estado de embriaguez, ese estado de embriaguez no pudo n variables, ninguna de las propuestas había
haber sido producido por el accidente, etcétera. A dife-
rencia, pues, de la relación estadística que es reversible (si examinado en detalle la correlación estadística
fumar está positivamente relacionado con cáncer de pul- en un esquema ampliado o con más de una
món, el cáncer de pulmón estará igualmente correlacio-
nado con signo positivo con el hecho de fumar), la aso-
ecuación. Desde el problema de la identificación
ciación causal es irreversible; es decir, supone una asime- y con un sistema lineal de ecuaciones en mente,
tría causa-efecto: el efecto no puede ser causa de su causa, Simon (1952 y 1953) pretende atender a la
no puede revertirse.

25
Imaginales
4
cuestión, a la vez que tender un puente al pro- mamente asociada a la cuestión estadística de
blema de la correlación espuria. Así, al intentar la identificabilidad y la de los supuestos sustan-
operacionalizar la dirección de la influencia tivos sobre las variables que efectivamente influ-
causal, el sentido de la flecha en la relación asi- yen en el sistema. Estadísticamente, la “identi-
métrica de las variables, llegó a una noción de ficación” significa que el sistema de ecuaciones
“causa” que pasó a asociarse con la ordenación del modelo ha de comprender el número de ecua-
asimétrica genuina de las mismas en sistemas ciones y elementos suficientes para que la esti-
de ecuaciones autocontenidos. mación de todos o parte de sus parámetros sea
Esta posición contrasta con la del operacio- posible.18 En la práctica, esto implica la incor-
nalismo inmediatamente anterior que, también poración de ciertos supuestos a priori o prin-
en ciencias económicas, había evitado cualquier cipios sustantivos no estadísticos que (como
uso de la noción de “causa”, a la que se había el de secuencia u ordenación temporal) sirven
sustituido por nociones tales como “relaciones para completar el sistema de ecuaciones a la
funcionales” o relaciones de “interdependencia” vez que indican la omisión o inclusión de una
entre las variables. Tal omisión, según Simon, hacía determinada variable en una determinada ecua-
que la observación quedara exclusivamente rele- ción. Así, por ejemplo, por vía de omisión de
gada a revelar asociación recurrente, pero, sobre variables particulares, entrarán en el modelo
todo, implicaba una terminología causal contra- supuestos tales como el principio de “simpli-
ria a la genuina intuición. En su Causal Ordering cidad” 19 (o eliminación de variables redundan-
and Identifiability, Simon (1953) hace notar el hecho tes), el postulado de “homogeneidad” para la
de que la concepción de relaciones funcionales o identificación de coeficientes con idéntico va-
“simétricas” contrasta poderosamente con cómo lor, 20 el supuesto de “no-comunicación, no-in-
se concibe la relación causal en el sentido común
18
Se dice que el sistema está perfectamente identifica-
u ordinario. De hecho, cuando en el curso de una do, cuando en el sistema existe información suficiente
conversación real se dice que “A causa B”, ni se para resolver todos los parámetros. Estará subidentificado
quiere ni se puede decir a la vez que “B causa A”. si la información que contiene sólo permite estimar parte
de sus parámetros. En cambio, si dicha información no
En cambio, cuando se afirma que “A y B están permite identificar ningún parámetro, entonces el siste-
funcionalmente relacionadas” (o son interdepen- ma no es identificable en absoluto. También puede darse
el caso en el que la información resulta excesiva, lo cual
dientes), se puede estar indistintamente querien- ocurre sólo cuando el número de ecuaciones es superior
do decir que A y B o B y A están funcional- al de incógnitas y da lugar a una sobreidentificación.
19
mente conectadas. Mientras la relación de las varia- La noción de ‘simplicidad’ va generalmente aso-
ciada a la idea de que entre varios sistemas de proposi-
bles en la correlación es reversible, la relación cau- ciones (sistemas lógicos, matemáticos, físicos, etc.), se
sal es esencialmente asimétrica, irreversible. elige el que es, o parece ser, “más simple”. También se
prefiere una ley más simple a otra menos simple. No
En tanto ligados a leyes funcionales, los mo-
obstante, se trata de un término multívoco (cf. Bunge,
delos “causales” de ecuaciones estructurales han 1962: 113-135), con lo que no todas las formas de sim-
de integrar la idea de relación asimétrica entre plicidad resultan deseables o mutuamente compatibles.
No obstante, hay que escapar siempre de la tentación de
las variables y especificar además cuáles de e- atender a los requisitos de la mera conveniencia estadís-
llas se excluyen y de qué ecuación. Con ello se tica (Simon, 1979: 70).
20
hace evidente que la noción de causa está ínti- La aplicación de tales postulados suele ser muy útil
en el caso de los sistemas físicos. La idea, por ejemplo,

26
Estadística, causalidad y sociología empírica del siglo xx

fluencia” o contigüidad, etc., que permiten la Fruto de esta serie de transformaciones en


omisión de nexos entre aquellas variables que el uso de la terminología causal impulsado
no se suponen directamente conectadas den- durante las dos primeras décadas de la segun-
tro de un determinado sistema. Estos supues- da parte del siglo XX , la sociología de comien-
tos acerca de las distribuciones podrán omitirse zos de los sesenta acabó por incorporar los
sólo en casos en los que la correlación real en- modelos causales de la econometría (Blalock,
tre variables observables resulte aproblemáti- 1962) y los modelos de sendero de la biometría
ca. Pero, en el caso de variables inobservables, (Duncan, 1966). El cambio no fue inmediato,
son ellos por regla general los que proveen iden- pero las propuestas, cada vez más manejables,
tificación adicional al sistema de ecuaciones que hicieron que la idea de causalidad como gene-
se estudia. ración de modelos dominara rápidamente el
Así, siempre que se hable de un modelo eco- trabajo empírico de la disciplina, llevando in-
nométrico, en términos genéricos se estará alu- cluso a pensar que, finalmente, por esta vía se
diendo a un modelo estructural recursivo, li- acabarían por cerrar las viejas disputas entre
neal, autocontenido y autónomo. Lineal, pues- investigación y teoría.
to que, matemáticamente, representa ecuacio-
nes lineales; autocontenido porque está identifi- La causalidad como generación de modelos
cado, es decir, contiene tantas ecuaciones como causales y de sendero
variables; recursivo porque admite la determi- En el procedimiento basado en los modelos
nación mutua entre las variables del sistema. de ecuación estructural conocido como el en-
Se dice también que se trata de un modelo de foque Simon-Blalock, el simple control por
ecuación estructural autónomo porque dentro de combinación es reemplazado por un control
ese sistema de ecuaciones cada ecuación repre- estadístico más eficiente que presume la espe-
senta un supuesto o mecanismo independien- cificación de una teoría causal que envuelve a
te.21 De esta forma, cualquier subconjunto de ec- todas las variables que el investigador conside-
uaciones estructurales pasa a ser en sí mimo ra importantes. Es posible pensar que con es-
un modelo válido de la realidad, el modelo de tos modelos el tema de la causalidad-proba-
una estructura que prevalece bajo algún con- bilidad alcanza el mayor momento de expan-
junto de intervenciones, un modelo pensado sión en el ámbito de la sociología empírica tan-
para dar con la interpretación causal que menos to aplicada como teórica o explicativa.
se aleje de los datos empíricos disponibles. Mientras hasta aquí el análisis multivariante
sólo había discutido el efecto que una variable
o variables pueden tener sobre otras, para de-
de que la fuerza de gravedad es una constante se convier-
terminar y contrastar los efectos, ahora será
te en una verdadera fuente de identificación de modelos
para la mecánica newtoniana. Aunque las cosas difieren preciso explicitar las relaciones entre dichas varia-
bastante en el caso de los sistemas sociales, cognitiva- bles. La operacionalización de la asimetría cau-
mente echamos mano del mismo recurso.
21
De hecho, a diferencia de las ecuaciones algebrai- sal, o relación no reversible entre variables, se
cas, estas ecuaciones estructurales se caracterizan porque concibe como íntimamente ligada a la idea de
las soluciones no se dan individualmente, ecuación por traducción del lenguaje estadístico de las aso-
ecuación, sino para el conjunto del sistema.

27
Imaginales
4
ciaciones simétricas entre variables a hipótesis
causales que reflejen la unidireccionalidad de
la relación de influencia. Las teorías consistirán
entonces en una lista de hipótesis causales que
indican relaciones no simétricas entre las varia-
bles de un determinado sistema.
Como, por una parte, la idea de “produc-
ción” o “influencia” resulta esencial al concep-
to (no observable) de causa y, por otra, la ma-
yor parte de las formulaciones verbales, sobre
todo los informes de investigación por sondeo, Siguiendo esta propuesta, Saris y Stron-
formulan meros enunciados de covariación, es- khorst (1984: 25-38) nos ofrecen un relato de-
tos últimos no pueden sin más identificarse co- tallado del procedimiento que va desde los
mo hipótesis causales –el tipo de enunciados contenidos de un informe preliminar hasta la
que requieren las teorías. Es entonces cuando construcción de los modelos. El problema con
cobra importancia central la traducción de los el que trabajan, un tema relacionado con la desi-
enunciados verbales a hipótesis causales, un gualdad de oportunidades de acceso a la for-
paso previo a cualquier uso de los modelos de mación superior a la que se enfrentan los hijos
ecuación estructural o de senderos. Para Bla- de las clases menos favorecidas (otro de los te-
lock (cf. 1962, 1964, 1969, 1973 y 1980), mas estrellas en este tipo de estudios), los au-
parafrasear los informes verbales en forma de tores arrancan del siguiente informe:
enunciados causales resulta de hecho la tarea Para el mes de enero, el director del depar-
más inmediata que ha de realizar el sociólogo tamento de una escuela elemental hace algunas
que se propone suscribir esta perspectiva analí- recomendaciones concernientes al tipo de es-
tica. Él mismo puso gran empeño en esta tarea, cuela secundaria que le parece la más apropiada
dedicando gran atención a la construcción de en cada caso para los distintos alumnos. Tal re-
teorías, invitando a la “traducción” de los re- comendación se hace llegar a los padres y a la
portes verbales al lenguaje causal. Aunque Bla- comisión de evaluación. Subsiguientemente, los
lock nunca llegó a elaborar reglas fiables para padres solicitan una plaza en la escuela que ellos
la formulación de teorías, el procedimiento que, desean para sus hijos. Además de la recomen-
a partir de él, se sigue habitualmente, consiste dación del director de la escuela, la solicitud
en situar el problema que interesa en un cam- de admisión proporciona algunos datos per-
po más general de conocimiento para, a partir sonales sobre el género del alumno y el estatus
de supuestos “probados”, reconstruir las varia- socioeconómico de los padres. Para febrero-
bles influyentes y transcribir las asociaciones marzo se administra una prueba en la escuela.
estadísticas en forma de hipótesis causales
plausibles para un determinado modelo. 22 norteamericanos, es reconstruida en prácticamente cual-
22
Entresacado de Blalock, la trascripción clásica de quier manual de sociología empírica. Para el desarrollo
la teoría del sistema social matriarcal, basado en el estu- gráfico y estadístico de los modelos véase, por ejemplo,
dio comparativo de Driver y Massey sobre los indios Sierra Bravo (1991: 61-62).

28
Estadística, causalidad y sociología empírica del siglo xx

Al cabo de un mes, los resultados están dis- los enunciados verbales para homologarse a los
ponibles y la escuela informa a las comisiones que integran los modelos matemáticos.
de las escuelas secundarias del entorno de tales Volviendo al informe previo, Saris y Stron-
resultados. Son estas últimas las que finalmente khorst (1984: 16) distinguen dos senderos de
toman la decisión respecto a la elección de es- influencia. 1) Una hipótesis que hace referen-
cuela que ha de acabar haciéndose (Saris y cia a la elección de escuela secundaria como in-
Stronkhorst, 1984: 25). fluida por las preferencias de los padres, la re-
Al leer el informe, lo primero que salta a la comendación de los maestros y las calificaciones
vista es la poca nitidez con la que se enuncian obtenidas en un test impuesto por la escuela y,
los procesos de influencia implícitos y la es- 2) una hipótesis causal que aludiría a la prefe-
casa diferenciación entre las variables involu- rencia de los padres bajo la influencia del dicta-
cradas en la elección de escuela, el resultado men de los maestros. Gráficamente, las dos hipó-
que el informe describe verbalmente. Así, una tesis tendrían el siguiente aspecto:
vez emplazado en el marco más extenso de la Como, por convención, los efectos no es-
teoría de la movilidad social, lo primero que pecificados se suponen siempre iguales a cero,
interesa es discriminar claramente la lista de no habrá argumentos teóricos adicionales que
variables centrales al proceso descrito, a saber, puedan incluirlos, quedando de esta forma con-
la “influencia de los padres”, los “resultados figurada una incipiente teoría.
de los alumnos” y los “comités de evaluación Una vez obtenida esta traducción prelimi-
y decisión”, todas ellas en relación a la variable nar a hipótesis causales, el siguiente paso con-
influida, la “elección de escuela secundaria”. siste en controlar la covariación no explicada.
Una vez establecidas las
variables, se han de prefi- Figura 1. Diagrama causal que representa las hipótesis
gurar “ordenaciones causa- causales del ejemplo
les” o relaciones asimétri-
cas plausibles entre ellas,
bien atendiendo a indica-
dores de secuencia tempo-
ral implicados en el orden
mismo de las cosas, a indicadores de influen- Con fundamento en el conocimiento teórico
cia explícitamente pretendidos por los autores previo sobre movilidad social, se pueden aña-
del informe verbal, u a otros indicadores que dir algunas variables de control, variables tales
pueden ser directamente proporcionados por como el “nivel de rendimiento escolar” que
el conocimiento teórico precedente. Una vez parece connatural al modelo. La teoría exten-
ordenadas las variables en relaciones de pro- dida incluiría entonces una tercera hipótesis
ducción o asimétricas, el siguiente paso será la causal, según la cual (3) el rendimiento escolar
especificación de las hipótesis causales, una tiene una influencia causalmente directa sobre
condición formal previa que han de cumplir las recomendaciones de los maestros, las prefe-
rencias de los padres y el test de evaluación de

29
Imaginales
4
la escuela. Siguiendo la propuesta de Saris y existencia de la causalidad aducida, suele decirse
Stonkhorst (1984: 26), el diagrama correspon- en general que “una hipótesis causal ha sido
diente a esta trascripción causal del informe falsada si la fuerza de la relación entre las varia-
verbal ampliado sería: bles que interesan es igual a la covariación ob-
Se trata, pues, de un proceso bastante acti- servada entre esas variables” (Saris y Stonk-
vo en el que se depende de la posibilidad de horst, 1984: 28). En los casos en los que la cova-
identificar las variables, de indicar su orde- riación y la relación espuria no son equiva-
nación causal, y de poder especificar buenas lentes, entonces, o bien hay un posible efecto
hipótesis causales con fundamento en supues- entre las variables (que es lo que presumible-
tos probados. Justamente, la dificultad de es- mente se busca), o se ha omitido de la investi-
tos modelos radica en que los supuestos sus- gación alguna causa común importante (cf. Sa-
tantivos (o no estadísticos) sobre los que se ris y Stronkhorst (1984: 28).23

Figura 2. Diagrama causal de la teoría ampliada de la carrera escolar que incluye


la variable control: rendimiento

montan las hipótesis causales no resultan ob- Boudon (1965a) y, particularmente, Duncan
servables. De hecho, lo único que se puede obser- (1966) propusieron algo más tarde otra varian-
var es el grado de covariación descrito por los te de análisis multivariante vinculada a los dia-
datos empíricos, dejando siempre abierta la du- gramas de senderos (del genetista Wright). El
da de si éstos ocultan o no variables espurias o “análisis de senderos” o análisis de dependen-
causas comunes más profundas. Y es aquí don- cia pretende ponderar los efectos causales espe-
de la propuesta de formulación de teorías causa- cificados en la teoría. Para ello, se estiman los
les conecta directamente con la necesidad de parámetros que se interpretan como índices de
contrastar las teorías. la cantidad de cambio estandarizado en la varia-
De hecho, una vez construido el modelo ble dependiente y que puede atribuirse al cam-
formal, si sus predicciones teóricas (los coefi- bio estandarizado de otra variable inmediata-
cientes parciales de regresión que “miden” la mente anterior. A diferencia del procedimiento
fuerza de cada uno de los brazos del modelo) apenas expuesto de Blalock, más que en testar la
no se ajustan a los valores empíricos de la ma-
23
En general, este manual constituye una buena guía
triz de datos procedentes de la investigación para ver cómo los modelos pueden ser formulados, con-
empírica, entonces la teoría se descarta. Y, trastados, corregidos, simplificados y, finalmente, cons-
aunque nunca haya prueba concluyente de la tatar su grado de irresolución o de “cajanegrismo” que
retienen.

30
Estadística, causalidad y sociología empírica del siglo xx

teoría causal, este análisis de senderos se centra truir las entradas requeridas para sus tabu-
prioritariamente en la estimación de los efectos. laciones cruzadas, fueron reemplazadas en la
La posibilidad de control por aleatoriza- tecnología informática por procedimientos
ción, la gran ventaja de la investigación expe- capaces de estudiar relaciones entre un núme-
rimental, se suple en estos estudios no experi- ro considerable de valores en grandes conjun-
mentales por la comparación de las medidas tos de variables simultáneas. Frente a la can-
derivadas de la covaración (los coeficientes de tidad enorme de horas de trabajo que podía
Wright) con los valores de los datos empíri- llegar, además, a consumir la tabulación en los
cos. Pero, a diferencia de los casos experimen- procedimientos anteriores, la era actual de la
tales, en los modelos de sendero no puede ex- automatización electrónica simplificó e incre-
cluirse ninguna variable importante. En térmi- mentó la velocidad de estas actuaciones a ex-
nos generales, esto viene a significar que la in- tremos sorprendentes. No obstante, al lado de
vestigación no experimental se ve obligada a este formidable progreso en lo que se puede
especificar teorías más completas para el campo hacer con los datos, la sociología cuantitativa
que investiga. Una interesante consecuencia la- se ha mantenido teóricamente paupérrima. Así,
teral que, además, hace evidente que, cuando a pesar de que las estructuras estadísticas a las
se habla de construir o generar modelos es- que hoy se tiene acceso con estos medios son
tadísticos causales o de sendero con datos no mucho más ricas en su calidad de clasificaciones
experimentales, no se pueda prescindir de la o descripciones, más que coadyuvar al progreso
discusión del tema de la contrastación, ni tam- de la disciplina, la informatización ha ido acom-
poco hacerlo al margen de la fase de traduc- pañada de una notoria tendencia al retroceso
ción o formulación de teorías, algo para lo que teórico. De hecho, en términos generales, hoy
se hace imprescindible el recurso a supuestos se está bastante más lejos del ideal explicativo
de conocimiento (teórico o intuitivo) previo. que en los años cuarenta.
Ello en buena parte responde al hecho de
que, aunque la creciente automatización in-
El nuevo sesgo estadístico: “automatización formática ha hecho del modelo de regresión
si, causalidad no” su tipo de modelo formal favorito para el análi-
Con la introducción generalizada de las mo- sis de la relación entre variables, ha tendido
dernas técnicas de computación en las décadas sistemáticamente a excluir la intención inter-
de los años sesenta y setenta se hizo posible pretativa o teórica que alentaba a las versiones
un análisis multivariante con datos estadísti- iniciales. La justificación habitual que dan los
cos procedentes del sondeo a escalas antes im- modelos estadísticos automatizados de esta
pensables. Ello llevó a la sociología cuantitati- elección se da prioritariamente en términos de
va a una importante revolución en términos la necesidad de una ponderación adecuada de
de productividad. Las tarjetas perforadas, que la importancia relativa de las variables, de la
ya en su momento habían permitido a los in- significación estadística de la varianza. Pero, por
vestigadores contar el número de individuos regla general, se pospone o ignora el papel
que presentaban un mismo atributo para cons- fundamental del control de espuridad (una idea

31
Imaginales
4
central en la propuesta de codificación y ela- “miserable” favor, un pobre trabajo en detri-
boración de Lazarsfeld) y se relega al olvido el mento de la explicación en la sociología empíri-
lenguaje pretendidamente causal de los mode- ca. Es un hecho que, a pesar del enorme pro-
los importados de la econometría (y los su- greso y sofisticación de los instrumentos mate-
puestos no estadísticos de Simon). Centrados máticos y estadísticos para el análisis de los
en los tests de significación y en la varianza ex- datos, la sociología cuantitativa de las últimas
plicada, potentes modelos como el log-lineal 24 décadas ha permanecido en la inopia teórica,
han llevado así a ignorar prácticamente el sen- contribuyendo con ello a que semejante des-
tido original de tales controles, esencialmente pliegue de medios haya acabado resultando
llamados a proporcionar asociaciones no es- totalmente irrelevante para la acumulación y el
purias candidatas a la “especificación” o esta- progreso de la disciplina.
blecimiento de efectos interactivos y a la “in- Un resultado no buscado de la revolución
terpretación” causal o teórica del sistema de informática ha sido, así, la instauración de un
ecuaciones. nuevo estilo de sociología aplicada, tanto pro-
Así, en un exceso de complacencia estadís- fesional como académica. En efecto, la socio-
tica, se ha llegado a ignorar los temas centrales logía estadística se ha convertido en una rama
de la causalidad y la vinculación teórica, pero de la disciplina con entidad propia. Matemáti-
ahora con el agravante de que, aún en ausencia camente demandante y técnicamente muy refi-
de teoría, la nueva tecnología permite a los in- nada, esta sociología tiende a privilegiar el ins-
vestigadores considerar una enorme cantidad trumento que, una vez más, crece desmedida-
de variables simultáneas e indagar sobre toda mente, revirtiéndose contra la teoría. De esta
suerte de cuestiones alusivas a la significación forma, en las últimas décadas se ha visto con-
relativa de variables o grupos de variables que sumado un hiato aún mayor entre investigación
interactúan. A este respecto, Goldthorpe (2000) y teoría. Hay que decir que no toda la responsa-
reconoce que la mayoría de estas prácticas de bilidad es de los sociólogos estadísticos. Tam-
análisis cuantitativo han acabado por hacer un bién es verdad que muchos de los que se au-
todenominan “teóricos” carecen de la pericia
24
A partir de los años setenta, el análisis de la varian- o preparación especializada para entender la
za acoplado a la investigación por sondeo ha dado lugar
inmensa mayoría de las investigaciones cuan-
a modelos informatizados de asociación/interacción,
tales como el análisis log-lineal que sirve para el estudio titativas, u otros más ni tan siquiera muestran
unitario y global de relaciones estadísticas de influencia interés, ya que parten del supuesto de que la
entre variables indistintas (sin por ello plantearse dife-
renciar las variables dependientes e independientes); el actividad interpretativa o hermenéutica es la
modelo logia, en el que se elige una variable dependiente meta única –técnicamente alcanzable o, simple-
y se sigue el criterio de analizar sus frecuencias esperadas
mente, deseable– de la disciplina. Frente a tal
en función de las demás variables independientes, mode-
los multinivel que capacitan para manejar efectivamente despropósito, Sörensen (1998: 242) comenta
series de transiciones a lo largo del tiempo sufridas por que una de las ironías en la formación de mu-
individuos a través de diferentes estados discretos (carre-
ras educacionales, profesionales, formación-disolución chos de los graduados universitarios contem-
de familias, etc.), siendo posible examinarlos en térmi- poráneos es que lo que se llama “teoría” acaba
nos de su dependencia constante o variable de tiempo muchas veces convirtiéndose en “un simple
(Goldthorpe, 1998).

32
Estadística, causalidad y sociología empírica del siglo xx

refugio para estudiantes que o bien se mues- otros ejemplos). El problema es que los tests de
tran reacios [a la abstracción analítica] o son significación estadística están únicamente lla-
incapaces de aprender estadísticas”. mados a indicar si creer o no la estimación de
un parámetro y, un error no por frecuente me-
Mal uso de los modelos de regresión nos dañino, ha sido tomarlos para informar acer-
Los primeros estudios que usaron modelos es- ca de su supuesta importancia teórica. De he-
tadísticos multivariantes a gran escala, particu- cho, con gran facilidad se ha tendido a pasar de
larmente Coleman et al. (1966), Equality of Edu- la afirmación de que algo es altamente signifi-
cational Opportunity, y Blau y Duncan (1967), The cativo estadísticamente a la aceptación implícita
American Occupational Structure, llevaron a cabo de que es importante teóricamente. Visto así,
un análisis multivariante muy elaborado, usan- con mala fortuna el advenimiento de la in-
do a su vez conjuntos masivos de datos. De formática ha servido para reforzar la actitud
esta forma, con una muestra inicial de seiscien- de aquellos sociólogos poco afectos a “teori-
tos mil estudiantes, el primer análisis llegó a zar”, y mejor dispuestos a pensar menos en lo
incluir unos cuantos cientos de variables en que hacen dejando que la técnica gobierne sus
un intento por medir los efectos de la escolari- formas de análisis.
zación indicados en los resultados obtenidos Si bien este mal uso de la significación esta-
en los tests de rendimiento. Aunque con muchas dística no es exclusivo de la sociología cuanti-
menos variables y un conjunto de datos bas- tativa, 25 el abuso de la varianza explicada y de
tante más reducido, el estudio de Blau y Dun- las desviaciones estándar para evaluar efectos rela-
can tuvo un impacto bastante mayor porque tivos sí que es una obsesión particular de los
introdujo de forma simultánea la práctica del sociólogos, algo que no han compartido ni eco-
análisis de senderos, un primer contacto siste- nomistas ni psicólogos. Curiosamente, esta ob-
mático para muchos sociólogos con el análisis sesión, que arranca de los escritos de Blau y Dun-
de regresión (cf. Goldthorpe, 2000: 240-241). can (1967), es una idea que él mismo se encar-
Ambos trabajos usaron “coeficientes estan- garía de rebatir personalmente más tarde (Dun-
darizados de regresión” o “coeficientes de sen- can: 1975: 51): “No hay cantidad estadística que
deros”, respectivamente, para medir el efecto de una respuesta significativa general a la cues-
en términos de la desviación estándar de las tión de qué variable es teóricamente más im-
variables independientes. El razonamiento bási- portante que otra” (cf. Sörensen 1998: 245).
co detrás de ellos resulta extremadamente sen-
cillo: si la variable x tiene un coeficiente están- La teoría como suma de variable
dar mayor que la variable y, entonces x es más De esta forma, el mismo poder o potencia que
significativa. Las desviaciones estándar pasaron han ganado las técnicas estadísticas se ha vuel-
así a proporcionar una suerte de métrica común to en buena medida contra la sociología fun-
que llevó a popularizar este tipo de compara- damental y, en la práctica, la automatización ha
ciones, siempre en la confianza de que así se
podría decir algo sobre acciones aplicadas o 25
Aunque, en términos particulares no es exacta-
mente así. Cf. la crítica que a su uso entre economistas
políticas específicas (cf. Jencks et al., 1972, para
hacen McCloskey Y Ziliak (1966).

33
Imaginales
4
llevado en muchos casos a sustituir la teoría estándares no precisamente demasiado exigen-
por una suerte de suma de variables. Las teorías tes como los de la economía o la psicología, la
acerca de los procesos que se estudian acaban sociología es un despropósito manifiesto”.
presentándose como ideas acerca de qué varia-
bles considerar, y la verdad y significación teóri- Una propuesta alternativa: estructuras estadís-
ca se establece simplemente por la vía de mos- ticas y mecanismos causales
trar qué variables cuentan. No es de extrañar No obstante, el mismo Goldthorpe (1997: 408-409)
que tales aportaciones nunca aparezcan en los se empeña en señalar en la sociología contem-
cursos estándar de teoría. poránea algunos desarrollos de la investigación
No obstante, la idea de que la técnica es- y el tratamiento de datos procedentes de sondeos
tadística es capaz por sí sola de proveer expli- que resultan interesantes y dan además pie a un
caciones sociológicas, resulta simplemente in- cierto optimismo. En primer lugar, los datos de
sostenible. En contextos no experimentales, los que hoy se puede disponer se extienden a
tales como son prioritariamente los de la so- largos períodos de tiempo. De hecho, los sondeos
ciología empírica, la idea de que pueden hacer- repetidamente implementados década tras déca-
se inferencias causales de forma directa o libre da sobre poblaciones idénticas y los estudios de
de teoría a partir de modelos estadísticos ha panel han llegado a alcanzar una madurez sin
sido fuertemente cuestionada, incluso por los precedentes en diferentes campos. Así, por ejem-
propios estadísticos. Y no cabe pensar que, me- plo, cuestiones como el impacto de la indus-
jorando las estrategias, se puede llegar a inferir trialización sobre la igualdad de oportunidades,
la causa a partir de los datos de sondeos. Por la descomposición de las clases sociales, la des-
potentes y sofisticados que sean los modelos integración del mundo rural o la integración
de regresión de la sociología, aun en el supues- de la mujer al mercado de trabajo, pueden ser
to de que se haga un buen uso de ellos, más hoy tratadas sobre bases empíricas mucho más
allá de la descripción, sólo podrán servir de seguras que hace tres décadas.26 En segundo lugar,
evidencia sobre la que se monten interpreta- el imperativo –académico y profesional– de au-
ciones teóricas o se critiquen y contrasten las tosuperación en lo que dice a la relación de la
mismas. En otras palabras, la “sociología de calidad de los sondeos, junto con una mejor
las variables” no puede desembocar en teoría, comprensión y uso del análisis secundario, ha
a menos que la teoría, tampoco autónoma o dado pie a interesantes comparaciones de ca-
independiente de sus bases empíricas, provea rácter internacional27 que, en conjunto, resultan
los supuestos o mecanismos causales desde los
que interpretar las estructuras estadísticas. 26
Cfr., por ejemplo, Hope (1981); Mayer y Carroll
(1987); Van Leeuwen y Maas (1996), entre los citados
De ahí la insistencia en una renovada alian-
por Goldthorpe (1997: 409).
za investigación-teoría. Su disociación, larga- 27
Ver, por ejemplo, investigaciones sobre movilidad
mente testimoniada en la historia de la disci- social como la de Erikson y Goldthorpe (1992); estu-
dios comparativos sobre desigualdades educativas y de
plina, “es un escándalo” (Sörensen, 1998). A movilidad, como el de Ishida et al. (1995) o el de Smeed-
tal punto que, como afirma el sociólogo britá- ing et al. (1990) o Atkinson et al. (1995) sobre la dis-
nico Goldthorpe (1997: 405), “incluso desde tribución del ingreso y las dinámicas de pobreza y ex-
clusión social.

34
Estadística, causalidad y sociología empírica del siglo xx

muy informativas. Por último, a partir de los En el presente estadio de desarrollo, la dis-
años setenta, desarrollos automatizados como ciplina bien podría beneficiarse de una alianza
los de los modelos log-lineal o modelos históri- entre la sociología avocada al análisis de grandes
cos multinivel (multilevel modeling), entre otros, conjuntos de datos y la sociología analítica
han provisto a los sociólogos cuantitativistas comprometida con matrices teóricas fecundas
de procedimientos poderosos para tratar da- en supuestos interpretativos. Si, por ejemplo,
tos categoriales asociados a diversos atributos como sugiere Goldthorpe et al. (1987: 406-07, y
de los distintos individuos sondeados. De hecho, 2000), aquellos teóricos que suscriben matri-
permiten que la información relativa a atribu- ces formales ricas en mecanismos, como es el
tos individuales pueda trabajarse sistemática- caso de la teoría de la decisión y de los juegos
mente de forma conjunta con información rela- de estrategia, acabasen adoptando las estruc-
cionada a entidades supraindividuales o con con- turas estadísticas regulares resultantes de las
juntos de datos jerárquicamente estructurados. investigaciones aplicadas como sus explananda
Algunos estudios sobre desigualdades étnicas preferidos, entonces podrían llegar a interpre-
o de clase, en lo que toca a rendimientos edu- tarlas dentro de una narrativa general de la ac-
cativos, tasas de matrimonios mixtos, asimila- ción, haciéndolas inteligibles a la luz de meca-
ción de comunidades étnicas, etc., han ido arro- nismos intencionales y acabando por presen-
jando así descripciones estadísticas de enorme tarlas, sea como consecuencias laterales u otras
valor para el teórico dispuesto a “interpretar- de acciones individuales. Frente a la mejora en la
las”. 28 estructura de los explananda, los sociólogos ana-
Así, pues, en cuanto al progreso en la dis- líticos, en efecto, podrían contribuir a cerrar el
ponibilidad técnica para la recolección y análi- hiato investigación-teoría aportando mejores
sis de los datos, la sociología basada en las téc- mecanismos a la interpretación de los mismos.
nicas de sondeo está hoy a años luz de las ex- Mientras, en general, la importancia del análi-
pectativas de sus primeros promotores. No aca- sis causal y la explicación han retrocedido más
ba de entenderse muy bien la extendida ten- que avanzado en relación con las propuestas de
dencia a analizar tales datos sin la guía de teoría, hace tres décadas, en la actualidad se dan im-
ni tampoco por qué, a pesar de tanta infor- portantes condiciones de madurez analítica y
mación y pericia técnica en el muestreo y los técnica que, al menos en lo que respecta a cier-
procedimientos de simulación, en buena parte tos sectores de la sociología contemporánea, alien-
de la sociología contemporánea domina hoy un tan la esperanza de poder engarzar una eviden-
discurso no explicativo, tendiéndose a oponer cia empírica mucho mejor tratada con mecanis-
resistencia a cualquier tipo de compromiso mos causales explicativos, también hoy mucho
entre la compenetración interpretativa, la ima- mejor conocidos y sistematizados, particular-
ginación teórica, la habilidad matemática y las mente dentro de la narrativa general de la ac-
herramientas disponibles a la sociología empíri- ción-intención (cf. Golthorpe, 2000: 239). No
ca contemporánea. faltan pues razones para un cierto optimismo.
La empresa se plantea prometedora y queda por
28
Goldthorpe (1987: 409) cita aquí a Smith y Tomli- ver lo que de ella harán las generaciones futuras.
son (1989) y Jones et al. (1994).

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Imaginales
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