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NOMBRE: ESCOM IPN

GRUPO: 2CM7

ENSAYO-OPINIÓN DE:
“SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ
O
LAS TRAMPAS DE LA FE”

Octavio Paz es la parte criticona del pensamiento mexicano, es decir, cumple con la función de colocar
en tela de juicio la constitución de la sociedad mexicana y de sus miembros, que los define él mismo
como una únicos y que con base a otras opiniones de personas ajenas a la “mexicaneidad” pero que han
tenido contacto con nuestra idiosincrasia, coinciden en el punto. Y, sin embargo, Octavio tuvo que
exiliarse del propio país que le vio nacer y de la sociedad en la que creció; es gracias a eso que pudo
contemplar con otros ojos lo que realmente sucedía en la sociedad; recordemos que antes de ensayista,
es poeta: gran maestría en sus composiciones en verso y prosa, pero que no le valen la protección para
enfrentarse a la crítica provocada por su participación en la política del país. Es esta “ventaja” la que le
propicia trabajar en el ensayo “Laberintos de la Soledad”, una recopilación de otros pequeños trabajos
publicados en diferentes medios, y que es la responsable de haber sido galardonado con el premio
Nobel de Literatura, presea que ha sido ganada únicamente por Octavio. Sin duda, el trabajo
periodístico y de investigación es pulcra y “correcta”, pero a mi parecer, esa oportunidad de poder
comparar otros modos de vida con la mexicana es lo que le dio la pauta para poder definir
completamente a la sociedad mexicana: su historia, su comportamiento, a tal grado que parte de sus
últimos años fue participe activo, cuasi pro-activo, en la vida política del país.

En la primera parte de este libro, “Una sociedad Singular”, Octavio presenta la forma de concebir de
los mexicanos su propia historia. Con la que me identifiqué fue la de considerar que la nación mexicana
ya existía en tiempos prehispánicos: parte de la cultura mexica, pero principal, era la de la misión de
unificar el Universo, es por eso que no existía un yugo estricto con las naciones que conquistaban.
Después, la borrosa Nueva España, donde existe un corte de tajo de todo un mundo totalmente
diferente a lo visto en el Mundo Viejo, a mi parecer único, especial, grandioso, que fue aplastado por la
estupidez, el miedo, la ignorancia, el fanatismo religioso, pero sobretodo la ambición de la peor gente
que pudo venir de España. Después, y es donde discrepo de Octavio, viene un vaivén de intereses de
los participantes de la política nacional: ya sean conservadores o liberales, juaristas o imperialistas,
clérigos o gobernantes, revolucionarios o ilustres, pero ninguno mexicano, puesto que lo que menos les
interesó, y les sigue sin interesar, es el bien común como nación que somos, es donde la idea nativa de
unificación se convierte en mito gracioso más que en una posibilidad realmente real.
Sin embargo, coincido con Octavio en que es de vital importancia conocer el modo de vivir de
la época de la Nueva España, porque de ahí se deriva absolutamente las características del ser
mexicano: somos mestizos, hablamos español, somos chaparros, no somos ni güeros ni negros, somos
de allá pero estamos acá.
¿Fuimos colonia o reino? Esa fue la pregunta que le hice al profesor del taller de creación
literaria; hice la cuestión ya que entendía que la Nueva España fue tratada como un virreinato, mas no
como una colonia, pero quería una fuente. Este profesor no me supo contestar. Octavio se ha acercado
tanto que tomaré que fue un reino aparte del de Nueva España, pero que se dio por circunstancias un
tanto raras.
Releyendo mi ensayo, creo que es preferible seguir con las generalidades.
En muchas y muy diversas ocasiones se ha escuchado que el mexicano es flojo, que no sabe tomar
decisiones, que es difícil que tome algún partido, que se acuerde de las cosas y un largo etc. Haciendo
un poco de reflexión me he dado cuenta que el querer renegar de que alguna vez existió la Nueva
España, que en realidad somos hijos de Huitzilopochtli o que somos resultado de la revolución, hace
más profunda la raíz de la conquista española: el querer ser sin dejar de ser o la paradoja de la
identidad: soy de acá pero quiero ser de allá siendo que vengo de acullá. A lo que voy es: Octavio
menciona que se adoptan pero no se adaptan sistemas. Estoy totalmente de acuerdo: es cuestión de
hacer notar que los españoles peninsulares tenían mayor poder, o mayores beneficios que los criollos;
¿Qué pasó con los criollos? Querían tener ese mismo poder que los peninsulares, y tomaron como
bandera propia la lucha de los aborígenes (que a mi parecer en ese tiempo no existía tal) sin dejar de ser
españoles, ¡¿Cómo iban a permitir aceptar ser de aquí (mexicanos) si querían ser de allá (españoles)?!
Y al final de cuentas, Morelos, en sus “Sentimientos de la Nación” dicta que: La nación adoptará la
religión católica como única, y que se buscaría un príncipe europeo; Caray, eso es la misma gata pero
revolcada, y eso mismo se quedó en la constitución, y dividió después a la sociedad mexicana, y que es
lo mismo que sucede hoy en día: queremos ser de allá sin aceptar que venimos de aquí pero queremos
llegar a acullá. Otro ejemplo es el motivo de la Independencia y de su inspiración, el libro menciona el
caso de que en realidad Hidalgo no sabía para donde voltear a la hora de definir el camino para los
“mexicanos”; la creencia dicta que se trató de imitar a los EUA, otros que se aprovechó la oportunidad
histórica, puesto que España se encontraba en guerra, por no decir que toda Europa estaba en algún
caos en particular; Bueno, a mi parecer fueron las dos cosas, pero si se hubiesen aprovechado realmente
otra historia estuviéramos contando; y ese problema de la paradoja nos lleva a solo un lado: el no saber,
el no querer, el no atreverse a voltear a ver la situación, tomar una situación y acatarla en pro de una
comunidad; y el intento más burdo siempre arroja el mismo resultado: no se llega a acullá, ni somos de
aquí ni nos gusta lo que hay allá, en fin, no se hace nada. Hablando de los momentos históricos: Sé que
España, cuando entró a la guerra con Francia, tenía una fuerza militar casi nula y una tecnología
obsoleta y desfasada por completo, pero tenía a la Nueva España: la amarró como su mayor proveedor
de riquezas y la empobreció, sacaba más de lo que entregaba a la tierra, entonces ¿Qué sucedió? Los
españoles no aprovecharon, hicieron nada con la Nueva España, y perdieron una guerra siendo
altamente ricos (es donde se demuestra que ser rico no es sinónimo de poder); de este ejemplo también
derivo: en la actualidad México se ha convertido en un paraíso fiscal en donde muchos se pueden hacer
ricos o más ricos de lo que son, pero no se hace nada con esa riqueza obtenida para México, al
contrario, se empobrece a los mexicanos y hay nada para México. Y también derivo: ¿De dónde
creemos que sacamos lo flojo, lo “huevones”? Pues es una herencia novohispana: es mejor decir que sí
a todo lo que se nos diga, hacer como que lo hacemos y finalmente dejar de hacer; los españoles no
supieron aprovechar la oportunidad histórica que le representó en algún momento ser dueño de la
Nueva España, más bien cayó en el sueño de la opulencia, se tuvo que acostumbrar a “administrar la
bonanza” y terminó en nada. Para finalizar, quiero comentar que casi las ultimas 6 páginas habla sobre
el sistema legal con que se regía a la Nueva España, esto fue lo que más me gustó porque reafirmó lo
que sabía: a los indígenas nunca se les trató como esclavos, pero rayaba en, a lo que me refiero es que
en el discurso casi se la trataba como un aliado, como alguien con quien se caminaba lado a lado, pero
en la realidad se trataba muy mal a los indígenas, en sumisión, esto deja ver que el sentido del discurso
puede ser uno y la práctica puede ser el inverso negativo proporcional; otra, que las leyes se han hecho
más bien para obtener resultados favorables para beneficio de unos cuantos: al principio era para los
reyes y los peninsulares, asegurar que toda esa sumisión siguiera y que no hubiera posibilidad de
fortaleza interna, sucede lo mismo hoy, pero para una oligarquía, apoyada por el gobierno.

Conclusión: El libro crea controversia, induce al reconocimiento, un tanto doloroso, es verdad, de


nuestra historia no como conquistados o conquistadores, sino como el resultado de todos los
acontecimientos, es la herramienta que nos hace volver la mirada a analizar la situación de nuestros
orígenes para poder tomar decisiones sabias enfocadas a resolver problemas de nosotros, mexicanos.
De para tanto que no cabe en solo dos páginas. Voy a comprar el libro.

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