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SUSTANCIAL
Por:
Luz Myriam Sánchez Arboleda1
La legalidad de las formas es sin duda uno de los elementos que integran el
debido proceso; de ahí que se diga por parte de la doctrina que los procesos
requieran de actos con formalidades, que son las garantías para la mejor
aplicación de la justicia, sin que se reivindique con ello solo formalismo y
ritualismo exagerado, sino el respeto a las formas que conducen a la obtención
de una decisión correcta, formas que en su carácter de normas de derecho
público, son de obligatorio cumplimiento2.
1
Juez 25 Administrativa del Circuito de Medellín y especialista en derecho administrativo, derecho penal,
derecho procesal, candidata a Magíster en Derecho U de A. y culminado Esp en Administración Pública.
2
AGUDELO RAMÍREZ, Martín, El debido proceso: Norte del derecho procesal. [en línea] Revista
Internauta de Práctica Jurídica, ISSN 1139-5885 Nro. 10, julio-diciembre de 2002, <disponible en
http://dialnet.unirioja.es/servlet/extaut>.
Ahora bien, todos los procedimientos consagran etapas probatorias; los que se
solicitan y se decretan acatándose lógicamente unas formas preestablecidas
en las normas, toda vez que las pruebas deben ser regular, oportuna y
legalmente aducidas al proceso. Para su valoración en Colombia (Art. 187 del
Código de Procedimiento civil) se consagra el principio de libre apreciación de
la prueba, llamado también de la sana crítica o persuasión racional, en el cual
el juzgador establece por si mismo el valor de las pruebas con fundamento en
las reglas de la lógica, la ciencia y la experiencia, sistema que requiere que el
juez exprese las razones que ha tenido para determinar el valor de las pruebas
con base en las reglas citadas3.
Esa valoración probatoria, significa que el juez debe contar con un método
racional para evaluar el peso de las pruebas aportadas, eligiendo la hipótesis
que acorde a las reglas fijadas tenga más probabilidad de corresponderse con
los hechos. Sin embargo, y sin olvidar que este sistema de apreciación
racional es el que orienta la valoración de pruebas que hace el juzgador para
adoptar la decisión, el Artículo 228 de la Constitución Nacional introduce otro
criterio de interpretación que no puede ser ignorado por los operadores
jurídicos en especial el órgano jurisdiccional, cual es que al momento de
valorar las pruebas no pueden dejar de lado la prevalencia del derecho
sustancial; por ende no deben incurrir en excesivos ritualismos, por cuanto la
Corte Constitucional ha dicho que cuando ello ocurre se transita por la vía de
hecho, veamos algunos apartes pertinentes de una de las sentencias que ha
tratado el asunto:
Por consiguiente, aun cuando los jueces gozan de libertad para valorar el
material probatorio con sujeción a la sana crítica, no pueden llegar al extremo
de desconocer la justicia material, bajo la suposición de un exceso ritual
probatorio contrario a la prevalencia del derecho sustancial (art. 228 C.P). Por
ello, es su deber dar por probado un hecho o circunstancia cuando de dicho
material emerge clara y objetivamente su existencia. Negrillas fuera de texto.
39. Ahora bien, la Ley procesal establece como limite a la sana crítica del juez, el
reconocimiento de “las solemnidades prescritas en la ley sustancial para la existencia
o validez de ciertos actos” (art. 187 C.P.C), lo cual implica que la citada autoridad
judicial no puede pretender mediante la libre apreciación otorgarle validez o suponer
la existencia de un acto frente a los cuales no se hayan cumplido las exigencias
mínimas de eficacia previstas en la Ley sustancial.”5.
De ahí que lo anterior se ajuste a lo sostenido por el Dr. Luis Bernardo Ruiz
Jaramillo6, en el sentido de afirmar que el derecho fundamental a la prueba es
un derecho de carácter fundamental, de efectividad inmediata y por ende
susceptible de ser protegido mediante la acción de tutela.
5
Sentencia T-974 de 2003. M. P. Rodrigo Escobar Gil.
6
RUIZ JARAMILLO Luis Bernardo. El derecho fundamental de la prueba: análisis de la jurisprudencia
de la corte constitucional colombiana.
fundamental que posee el que tiene el carácter de parte o interviniente, el cual
consiste en la exigencia al juez, del aseguramiento, admisión, práctica y
valoración de la prueba propuesta que propende la formación de la convicción
de éste sobre la verdad de los hechos, que son presupuesto del derecho o del
interés material que se disputa7.
7
Ibídem obra citada p. 7
BIBLIOGRAFÍA: