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Educación

La Educación (del latín educere "guiar") puede definirse como:

• El proceso bi-direccional mediante el cual se transmiten conocimientos, valores,


costumbres y formas de actuar. La educación no sólo se produce a través de la
palabra, está presente en todas nuestras acciones, sentimientos y actitudes.
• El proceso de vinculación y concientización cultural, moral y conductual. Así, a través
de la educación las nuevas generaciones asimilan y aprenden los conocimientos,
normas de conducta, modos de ser y formas de ver el mundo de generaciones
anteriores, creando además otros nuevos.
• Proceso de socialización formal de los individuos de una sociedad.

También se llama educación al resultado de este proceso, que se materializa en la serie de


habilidades, conocimientos, actitudes y valores adquiridos, produciendo cambios de carácter
social, intelectual, emocional, etc. en la persona que, dependiendo del grado de
concienciación, será para toda su vida o por un periodo determinado, pasando a formar
parte del recuerdo en el último de los casos.

Educación e instrucción

La instrucción hace referencia a los conocimientos que se pueden adquirir por cualquier
medio y sobre cualquier tipo de materias. Una persona se puede instruir sin la necesidad de
un educador. Por ejemplo, la lectura o las conversaciones mantenidas nos instruyen aunque
puedan o no educarnos. Por el contrario, la educación se sirve de preceptos, ejercicios y
ejemplos con los que desarrollar las facultades intelectuales, culturales, físicas y morales de
las personas. Acción y efecto de educar, formar, instruir. Una vez concretados los conceptos
las diferencias son evidentes. La educación requiere plazos más largos y difíciles de precisar
que los de la mera instrucción, que supone la acumulación de conocimientos. La educación
abarca toda la personalidad del individuo.

Para no caer en la mera instrucción, la educación tiene que superar los obstáculos que
suponen tener un tiempo asignado a cada materia, los plazos que marcan las planificaciones
y la cantidad y heterogeneidad de alumnos y alumnas que se dan en los centros educativos
actuales. El objetivo debe ser el desarrollo de todas las capacidades humanas teniendo en
cuenta la individualidad de la que somos portadores cada uno de nosotros. Haciéndonos
dueños de nuestras ideas y conductas y por lo tanto de nuestra vida.

Esfuerzo, hábito y método han sido, durante siglos, las claves para entender que es
menester haber aprendido mucho para llegar a saber un poco (Montesquieu). Partiendo de
estas premisas, grandes pensadores como Locke tenían claro que, para educar, no debe
ocuparse todo el tiempo en dar lecturas y dictar magistralmente al alumno aquello que debe
observar y respetar. Escucharlo a su debido tiempo y acostumbrarlo a razonar sobre lo que
se propone le darán mayor aprecio por el estudio y la instrucción.

Si educar es el camino que nos otorga libertad, la instrucción se convierte en el aprendizaje


de los conocimientos que necesitamos para cumplir una función social. Esto sí que lo hemos
comprendido en nuestro tiempo.

Parece que la educación, hoy, se orienta prioritariamente al estudio de contenidos que el


alumno debe aprender para luego demostrar, por medio de un examen, lo que sabe, aunque
sea memorísticamente. Sin embargo, las políticas sobre educación orientadas por
evaluaciones estandarizadas, afirman que el teach to the test, es decir, enseñar para ser
examinado, es un gran fracaso educativo.

La educación es un proceso evolutivo y constante que va modificando la conducta del


individuo a través de conocimientos y experiencias que se adquieren de diversas formas y
medios, y esta puede ser formal e informal, consciente e inconscientemente.

La educación es un proceso más amplio que la instrucción. Abarca la personalidad total del
educando. Desarrolla conocimientos, habilidades y actitudes. La instrucción es más
específica y técnica. Apunta al desarrollo de conocimientos y habilidades esencialmente lo
cual le hace más específica y concreta, menos compleja que la educación.

Curso de Capacitación en Didáctica Universitaria, Rectorado UNA. Prof. Lic. Julia Irene Segovia.

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