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Guía de estudio
Caracas 2006
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Para el tratamiento del tema nos hemos limitado a traducir y resumir las partes pertinentes de los capítulos
III a VI de la monumental obra de Gustave Glotz Histoire Grecque, Presses Universitaires de France, París
1948 T. II pp.104 a 206. Aquí y allá sólo algunos párrafos están transcritos literalmente. Pero hay también,
intercaladas, opiniones e interpretaciones propias del autor de esta guía, apoyado en la bibliografía que se cita
al final. El cuadro cronológico sobe la confederación de Delos es es también un aporte personal
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En este párrafo hemos puesto entre comillas los términos “unidad nacional”, “El cuadro cronológico sobe la
confederación de Delos es es también un aporte personal nacionalista” y “patriótico” porque los griegos, en
la época clásica, no tuvieron nunca la idea de pertenecer a una nación integrada políticamente. Para los
antiguos griegos, lo que nosotros llamamos nuestra nación (país o patria) era la polis a la cual pertenecían.
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libres, sus cultos y sus tradiciones, en una palabra, su pasado y su porvenir; vale decir la
marcha de su historia.
Las primeras empresas de esta nueva forma de guerra aún van a ser dirigidas por
jefes espartanos, pues Esparta era la polis militar por excelencia en toda Grecia y la que
había llevado la égida en la segunda guerra médica. Para liberar la ciudad de Bizancio fue
enviada una gran flota de ciudades aliadas al mando del Rey Pausanias cuya arrogancia y
extrema rigidez sembraron la disputa entre los aliados. Incluso se dijo que intrigó con el rey
Jerjes para –a cambio de riquezas y favores– someter a su dominio la región del
Peloponeso. Acusado de traición fue llamado a Esparta para que rindiera cuenta de sus
actos.3 El comando de la operación pasó entonces al ateniense Temístocles asistido por
Cimón, hijo de Milcíades, el vencedor de Marathón
Este y otros episodios semejantes convencieron a los espartanos de que ni sus reyes
ni sus hombres estaban preparados para este tipo de expediciones lejanas ya que se dieron
casos notorios de corrupción ante el contacto con la riqueza y con los "extraños" modos de
vida de los pueblos del Oriente tan disímiles de las severas costumbres espartanas. Además
estas expediciones comprometían la estabilidad política y social de su polis ya que alejaban
3
Ver Tucídides I, 94-95, 128-132.
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a sus jefes de la celosa vigilancia directa de los éforos y multiplicaban las posibilidades de
una rebelión de hilotas animados por la ausencia y la lejanía de las tropas ciudadanas.
A partir del 478 a. C. Esparta no se interesó más por continuar la lucha contra los
persas y se replegó sobre sí misma para consagrarse a la defensa de sus austeras
costumbres, de su estilo arcaico de vida y de sus instituciones oligárquicas. La abdicación
de Esparta significaba el abandono en favor de su rival Atenas la dirección de la guerra
"nacional" contra los persas. Atenas aunque estaba empeñada en su reconstrucción no
rehuye la responsabilidad sino que se pone al frente de una liga de poleis marítimas4 para
asegurar la independencia de los griegos del Asia e impedir un nuevo ataque de los persas
al territorio griego europeo Así comenzó para Atenas un período de gran florecimiento. La
ciudad renació de sus cenizas, se reconstruyeron las murallas y se fortificó el puerto del
Pireo al mismo tiempo que crecía el poderío político y económico de la ciudad.
Cimón, quien obtuvo resonantes victorias navales sobre los persas, era partidario de
concentrar los esfuerzos en esta guerra y mantener a Atenas en buenas relaciones con
Esparta, lo cual era muy difícil pues desde el mismo momento en que Atenas asumió la
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Es la confederación naval constituida en 477 a.C. cuyo tesoro y cuarteles generales fueron colocados bajo la
protección de famoso santuario de Apolo en la isla de Delos. La organización y evolución de esta
confederación la trataremos en resumen más adelante.
5
Tuc. I, 89-118.
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Pericles, a su turno, aceptó la rivalidad entre Atenas y Esparta como algo natural e
inevitable, dadas las diferencias insalvables entre los ideales y los estilos de vida de ambas
poleis. Prefirió tratar de llegar a un acuerdo con los persas y consagrarse a hacer de Atenas
una ciudad excepcional en todo el mundo griego. Bajo el liderazgo de Pericles Atenas
alcanzó el cenit de su esplendor y concitó contra sí la envidia de sus rivales.
La inquietud inicial avivada por las victorias obtenidas por Atenas contra los persas
se convertirá pronto en hostilidad abierta instigada por Corinto, ciudad comercial, vecina de
Atenas que se veía perjudicada por el dominio de Atenas sobre las principales rutas
comerciales, algunas ciudades de la liga también manifestaron su deseo de separarse y
fueron reprimidas por Atenas. Así, sin que hubiese una declaración forma de guerra, para
mediados del siglo V ya hubo numerosos hechos de armas entre Atenas y sus rivales
mientras, de hecho, continuaba el permanente estado de guerra contra los persas.
Las cleruquías 6 que instaló Atenas en la periferias de las poleis aliadas, los crueles
"escarmientos" que dio a algunas ciudades que quisieron recobrar su total autonomía, y el
cobro compulsivo del tributo a las ciudades morosas crearon en la Liga de Delos la imagen
6
Las cleruquías eran lotes de tierra ( κ λ ε ρ ο ι ) que las ciudades aliadas tenían que ceder a soldados
atenienses que eran enviados para vigilarlas. En realidad eran colonias a la vez militares y agrícolas de
labradores atenienses asentados en poblaciones extranjeras. Por este mecanismo de enviar miles de clerucos a
zonas escogidas del imperio Atenas lograba el doble objetivo de mantener sumisas las ciudades levantiscas y
aliviar la pobreza de la clase de los thetes. En todas partes los clerucos eran vistos como intrusos que iban a
explotar las mejores tierras. Por esto las cleruquías eran odiosas para los aliados, incluso más que el tributo
que tenían que pagar.
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de una "tiranía", ya no ejercida por un hombre sobre una polis, como había sido el caso
generalizado en los siglos VII y VI sino la tiranía de una polis sobre muchas otras poleis.
Esta es la circunstancia que van a explotar Corinto y Esparta para extender una gran
hostilidad contra Atenas hasta que en el año 431 a. C. –apenas 50 años después de la unión
nacional que los llevó a la victoria sobre los persas– los griegos van a destrozarse entre
ellos mismos en una larga y espantosa guerra que se extendió hasta el 404, en la que por
ironía del destino sería los persas quienes habrían de intervenir para imponer la paz entre
los griegos.
Lamentablemente, como bien lo hace notar Tucídides (I, 97) ningún escritor de
talento se propuso recoger especialmente los episodios de estos 50 años, y las inscripciones
epigráficas no alcanzan a suplir la falta de fuentes literarias. Es pues, en medio de una
especie de penumbra como podemos hoy ver el desarrollo del prólogo de la espantosa
guerra en la que las poleis griegas del oriente mediterráneo van a destruirse mutuamente
duraría hasta que sus objetivos fuesen alcanzados y los miembros se comprometieron bajo
juramento a no hacer secesión. Se ignora el número de aliados originales. Se supone que
fueron las ciudades jónicas del Asia, las islas entre Rodas y Lesbos, las ciudades de Eubea,
de la península calcídica y de Propóntide.
Tampoco se sabe mucho sobre la organización inicial, sólo se sabe que el primer
Consejo Federal (sínodo) se reunió en Atenas en 476 y que todas las ciudades tenían igual
derecho al voto. Los miembros de la confederación eran teóricamente autónomos, libres e
iguales pero, de hecho, Atenas llevaba ventaja por haber recibido la dirección de la guerra
y porque la flota debía reunirse en el Pireo al iniciarse las campañas.
La nueva guerra en el mar, la organización de la flota y el ejército apropiados exigía
mucho dinero. Las ciudades más grandes e importantes debían equipar por su cuenta un
número fijado de trirremes, pero a las más pequeñas, que eran la mayoría, se les pidió el
pago de un tributo (phoros) para la construcción de las naves y el pago de los soldados y
remeros. Esta fue una fórmula que satisfacía a todos. Atenas podía contar con una flota
homogénea, en cuanto al modelo de barcos, reunida en su puerto, lo cual daba la
posibilidad a sus ciudadanos más pobres (los thetes) de conseguir trabajo conformando el
equipaje de las naves. Incluso esto fue visto con agrado por los aliados pues gozarían de
seguridad y defensa sin tener que batirse. El montante global del tributo fue fijado por
Arístides en 460 talentos (cifra que se consideró bastante moderada) y la cuota de las
ciudades fue fijada según las posibilidades de cada una. El "tesoro" se depositó bajo la
protección de Apolo en el santuario la isla de Delos y era administrado por diez "tesoreros
de los helenos" (helenotamiai) que eran todos ciudadanos atenienses y los únicos
autorizados a operar los ingresos y egresos.
La Confederación de Delos, teóricamente, era una alianza entre iguales en la que se
respetaba el principio de autonomía tan caro a los griegos: ni amos ni súbditos,
simplemente aliados o colaboradores en una causa común. No obstante, la organización
imprecisa contenía los gérmenes de futuras querellas. La preponderancia de Atenas no tenía
ningún contrapeso y el centro de la liga no era Delos sino el Pireo donde estaba la flota.
Después de las primeros éxitos sobre los persas (victorias de Cimón en 476-75)
Atenas comenzó a aprovecharse de las rivalidades entre los aliados para inmiscuirse en los
asuntos internos de la ciudades, sea favoreciendo la implantación de la democracia en todas
las ciudades, sea mediante la astucia para imponerles un tratado comercial o una
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El hecho que domina los años que siguieron a las guerras médicas es la
transformación de la Liga de Delos (simakía) en un Imperio (arkhé) de Atenas. Las poleis
fueron pasando de su condición de "aliados" (simmakoi) a la condición de "súbditos"
(ipekooi). El imperialismo es un hecho que está íntimamente ligado al desarrollo de la
democracia interna de Atenas y a los grandes progresos alcanzados por esta polis en todos
los órdenes. Los grandes ingresos que eran necesarios para este progreso sólo el Imperio
podía garantizarlos. Vemos un resumen de la complicada historia de estos 50 años que van
de las guerras médicas a la guerra del Peloponeso.
El primer comandante de las operaciones contra los persas fue Cimón, hijo de
Milcíades, el triunfador de Marathón. Pertenecía a la aristocracia y su política era partidario
lucha a fondo contra los persas y mantenerse en buenos términos con Esparta.
Entre 476 y 468 Cimón alcanzó resonantes victorias sobre los persas de las cuales la
más importante fue la de Eurimedón en Panfilia en la que aniquiló la flota persa y aseguró
definitivamente a la Confederación el dominio del Egeo. Esto animó a otras ciudades de
Jonia a sumarse a la liga. Entretanto las ciudades que quisieron separarse y no seguir
pagando el tributo fueron brutalmente reprimidas por Cimón (Naxos en 470 y Tasos en
465). Miles de clerucos fueron enviados a diversas partes del Imperio para prevenir
defecciones.
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bandos, que ponen de relieve toda la crudeza de una guerra entre hermanos enemigos.
Atenas da y recibe fuertes golpes pero logra mantener las posiciones conquistadas. En el
año 454 está en el apogeo de su poderío cuando se produce un desastre inesperado: la total
destrucción de la flota y del ejército ateniense que se había adueñado de Egipto. Egipto
cayo de nuevo bajo la dominación de los persas y la nueva escuadra que fue enviada a
Egipto cayo en una emboscada en uno de los brazos del Delta donde fue atacada
simultáneamente por la infantería persa desde tierra y la flota fenicia al servicio del Gran
Rey. Las pérdidas de Atenas en Egipto fueron inmensas, la tradición las evalúa en treinta
y cinco mil hombres de la Liga, de los cuales seis mil eran ciudadanos atenienses. La
expedición a Egipto terminó en un desastre que jamás había sufrido ningún otro ejército
griego y esto dio un golpe mortal a la política del imperialismo armado y la política
exterior de Atenas pasó a la defensiva.
servicio de los intereses de Atenas. La ecclesia de Atenas es la que decide en asuntos que
competen a todos los confederados y los sinodoy ya no son convocados. El montante del
tributo se cambia en varias ocasiones con la sola opinión de la boulé ateniense. También se
multiplicaron las cleruquías para la vigilancia constante de unos "aliados" que ahora eran
tratados como enemigos. Todo esto no hizo más que aumentar el sentimiento de
humillación y se suscitaron varias revueltas que fueron severamente reprimidas.
Esparta y sus aliados impulsan ya una guerra abierta contra Atenas y ésta, incapaz
de luchar con éxito a la vez contra los persas, contra sus "aliados" revueltos y contra
Esparta divide los problemas. Primero se interesa por el problema persa y se interesa en
lograr una tregua con Esparta para darse a fondo contra los persas. Irónicamente, para la
democracia ateniense, esto significaba volver a la vieja política de Cimón que había sido
enviado al ostracismo. Dada su tradicional amistad con Esparta Cimón es llamado a Atenas
para que negocie con los lacedemonios una paz por cinco años que se firma en el 453 a. C.
A pesar de estar enfermo Cimón revive sus antiguos días de gloria dirigiendo la
guerra contra los persas y ataca su bastión en Chipre. Aunque batió las flotas fenicia y
ciliciana, aliadas a los persas no pudo tomar la fortaleza de Kitión. Durante el sitio la
enfermedad lo abate y los soldados deseosos de llevar su cadáver a Atenas abandonan
Chipre, no si antes vencer a la flota persa frente a Salamina (de Chipre). Esta victoria
proporcionó a Pericles la oportunidad de establecer contactos diplomáticos con los persas
para negociar la paz.
Calias, un cuñado de Cimón, fue enviado como embajador a Susa para las
conversaciones de paz que finalmente se concretaron en el tratado llamado "la paz de
Calias", (449 a. C.) sobre el cual Tucídides no dice nada y muchos autores han negado su
existencia. En todo caso sí parece que hubo un acuerdo en el que los persas se
comprometían a retirar su flota del Egeo y dejar tranquilas a las ciudades de la
Confederación de Delos y los griegos a no enviar más expediciones a las posesiones del
Gran Rey, ya fuese el Egipto o el Asia Menor. Háyase dado o no la firma de un tratado
formal lo cierto es que para la segunda mitad del siglo V existieron relaciones comerciales
normales y pacíficas entre persas y griegos. Los viajeros y comerciantes griegos pudieron
recorrer libremente el imperio y el mismo Herodoto pudo visitar Babilonia.
14
de Atenas, que se tradujo en los rencores, resentimientos y odios que a la larga llevarían a
Atenas a la ruina.
Próxima ya a expirar la tregua de cinco años firmada con Esparta se rebelan contra
Atenas, casi simultáneamente las ciudades de la isla de Eubea al noreste y Megara al oeste,
la cual se separó de la liga para coligarse con Corinto, Epidauro y Sicione. Esparta entra
también en la contienda poniendo fin a la tregua. Pericles conduce decididamente la guerra
y multiplica los esfuerzos para atender todos los frentes. La victoria fue para Atenas y las
condiciones de paz que impuso Pericles fueron muy duras. Las ciudades de la isla de Eubea
tuvieron que ceder sus mejores tierras a miles de clerucos atenienses y la ciudad de Megara
fue fuertemente castigada. Pero Atenas quedó agotada. Pericles prefirió negociar una nueva
paz con Esparta, esta vez por treinta años (446). Esta nueva paz que, como veremos sólo
duró 15 años, permitió a Atenas, dirigida magistralmente por Pericles, dedicar todo sus
esfuerzos a su desarrollo político y cultural. Esta es la llamada "época de oro".
Tras la firma de la “paz de treinta años” con Esparta (446) Atenas disfrutó de un
período de esplendor sin igual que muchos consideran el momento culminante de la
civilización helénica.
8
Plutarco, Pericles, 17
17
Sea de esto lo que sea lo cierto en que Atenas, bajo Pericles, despertó a la vez que
admiración por su progreso material y cultural, grandes odios por su completo triunfo en el
campo político y económico. Esparta y Corinto, sus rivales tradicionales incitaron el odio
contra Atenas y prepararon el gran conflicto que pronto habría de estallar y que habría de
decidir no sólo los destinos de Atenas y de su Imperio sino también los del helenismo
entero.
"La causa más real, aunque la menos confesada en todo lo que se dice, la que hizo
el conflicto inevitable, fue, a mi juicio, el miedo que inspiraba a los lacedemonios el
crecimiento del poderío ateniense" (Tuc. I, 23).
Nosotros creemos que fueron causas mucho más graves y profundas que el simple
"miedo de los espartanos", las que lanzaron una contra la otra a las dos partes en que estaba
dividido el mundo griego para finales del siglo V a. C.: de un lado el Imperio ateniense, una
confederación de ciudades marítimas dedicadas fundamentalmente al comercio, y del otro
la Liga del Peloponeso, un bloque continental con una economía fundamentalmente
9
En este aparte seguiremos muy de cerca la famosa obra de Gustave Glotz, ya citada Histoire Grecque. T. II
pp. 602-613. En algunas partes tradujimos literalmente fragmentos pertinentes. Recuérdese que no
presentamos este escrito como un pequeño ensayo original sino como una simple guía de estudios para alivio
de los estudiantes del curso de historia antigua que dictamos en la UCV
18
agrícola y pastoril. Ambos "mundos" estaban en oposición irreductible y separados por una
recíproca "antipatía histórica" fundamentada en un marcado contraste en las concepciones
políticas, sociales, económicas y culturales. Atenas y Esparta y sus respectivas ligas
representaban ideales de vida contrapuestos.
Puede afirmarse que todo análisis de la guerra del Peloponeso que se haga, aún hoy,
no puede prescindir de la historia de Tucídides. Releyendo su obra se pueden sacar
interpretaciones propias de los acontecimientos que incluso pueden enriquecer las
interpretaciones del mismo autor.
Veamos con base en los textos antes citados los principales contrastes entre Atenas
y Esparta al momento de iniciarse la guerra:
10
Paráfrasis y resumen de Gustave Glotz, ob. cit. pp. 605
11
La crypteia era una policía secreta orientada hacia el terrorismo. La formaban jóvenes espartanos menores
de veinte años. Pertenecer a esta policía en la que el asesinato era obligatorio, formaba parte de la educación
viril de los espartanos. Los jóvenes eran espías al servicio de los éforos y eran enviados cuando había que
arrestar a personajes importantes y a vigilar constantemente las propiedades rurales. Cuando los hilotas eran
muy numerosos o se sospechaba peligro de insurrección se decretaba una especie de "temporada de caza" y
eran los jóvenes de la crypteia los encargados de asesinar a los más peligrosos.
12
Es famoso el paralelo entre Atenas y Esparta que hace Tucídides en el discurso del vocero de los corintios
en la asamblea que se realiza en Esparta. Véase Tuc. I, 68-71.
20
estableciesen gobiernos democráticos. El problema grave era que, dadas las circunstancias,
los demás griegos prácticamente estaban obligados a escoger e inclinarse hacia una u otra
de las poleis rivales.
Hasta el 446 cuando se firmo la paz de treinta años (vide supra) Esparta y Atenas se
habían contentado con mantener la fidelidad de sus aliados sin preocuparse mucho por la
forma como se gobernaban internamente, pero –ya lo vimos anteriormente– Atenas se vio
forzada a convertir en "súbditos" sus antiguos "aliados". En el discurso de los atenienses
para responder el de los corintios aquellos justifican sus política imperialista con diversos
argumentos13 y concluyen diciendo que las tres razones fundamentales de su actitud
imperialista eran: ..."sobre todo el miedo [de los lacedemonios], luego la honra que ello nos
daba y finalmente el provecho que obteníamos..."14 Lo cierto es que para el año 431 ya los
griegos hablaban de "la tiranía" de Atenas por la cual se incubaban en el seno de la
confederación numerosos y graves descontentos, pues las imposiciones de Atenas, sobre
todo el cobro forzoso del tributo, y las cleruquías eran sin lugar a dudas una violación
flagrante de la autonomía que era para la concepción griega el bien más preciado de una
polis.
Muchas ciudades, no por simpatías con Esparta, sino por ver en ella la única fuerza
capaz de frenar el creciente poderío de Atenas, acudieron a los lacedemonios y los incitaron
a la guerra.15 Tampoco se trata de que Esparta hubiera sido impulsada por un súbito
impulso de generosidad a "libertar" a las débiles ciudades oprimidas por Atenas: todo el
pasado de Esparta y su futura conducta ya finalizada la guerra hablan en su contra en
cuanto a desinterés y amor a la libertad y a la autonomía de las demás poleis. La defensa de
la autonomía contra la tiranía fue una bandera ocasional, un pretexto para ocultar el
verdadero móvil de su política: el miedo a perder su secular supremacía continental
amenazada por el poder creciente de Atenas. Tucídides insiste en ello varias veces.16
Gustave Glotz finaliza el análisis de este asunto que nos ocupa con este preciso
comentario: "Dos imperialismos van a confrontarse: el de una ciudad continental que nunca
se resignó a no haber podido volver a ocupar el puesto perdido por sus errores en tiempo de
13
Ver Tuc. I, 75-77.
14
Tuc. I, 75. [cursivas MHL]
15
Ver Tuc. I, 73-78
16
Ver Tuc. I, 23, 88
21
las guerras médicas, y el de una ciudad marítima que se había propuesto conservar e incluso
extender la hegemonía conquistada gracias a su inteligencia y a su valentía. La lucha será
una cuestión de interés político y por eso mismo también de sentimientos, de orgullos y de
prestigios".17
Con su imperio y con sus barcos Atenas controlaba casi todo el comercio
mediterráneo. Solo Corinto y en menor grado Corcira le hacían algún contrapeso. Es
famoso el pasaje en que Pericles se jacta de las riquezas de Atenas: ..."A causa del gran
número de habitantes de la ciudad entran en ella las riquezas de toda la tierra y así sucede
que la utilidad que obtenemos de los bienes que se producen en nuestro suelo, no es menos
real que la que obtenemos de los bienes que se producen en otros pueblos". 18 En el Pireo se
concentraban las mercancías y de ahí se expedían por todo el mundo mediterráneo.
Conservar esa posición implicaba adueñarse de los mares y de las rutas y, en consecuencia,
eliminar progresivamente las marinas extranjeras. Las ciudades ya podían producir todo
género de insumos pero ¿Dónde y cómo colocar sus productos sin el consentimiento de los
dueños del mar?
Las fuerzas de ambas Ligas son tal vez equiparables pero muy diferentes. La Liga
Peloponesia está formada por ciudades continentales que forman dos bloques compactos
que presionan a Atenas desde el norte y desde el oeste y forman un vasto frente terrestre. La
Liga de Delos está formada por poleis muy dispersas pero ofrecen bases de operaciones
seguras y estratégicamente situadas.
17
Gustave Glotz, Ob. cit. t. II, p. 606
18
Tuc. II, 38
19
Véase Glotz, Ob. cit, T, II p.607
22
En cuanto a los recursos financieros con los que pueden contar ambas fuerzas,
Atenas estaba en una situación muy ventajosa y estaba muy consciente de ello. Pericles se
complace en resaltar en la asamblea el conjunto de riquezas que confluyen en Atenas (Tuc.
II, 38) y la ventaja que tienen los atenienses de poder contar con el tesoro de la
confederación. Todo esto en marcado contraste con la Liga del Peloponeso, cuya economía
es fundamentalmente agrícola, (salvo en Corcira y en Corinto), no tiene tesoro a su
disposición, no tiene tributos seguros sino ayudas de sus aliados y no tiene comercio.
Con base en esos pasajes de la obra de Tucídides, Gustave Glotz hace un admirable
resumen de las diferencias de condiciones morales que separan a ambas poleis:
Fue este el comienzo de un estado de guerra permanente entre las ciudades griegas
que habría de extenderse hasta finales del siglo IV a.C. A partir de este momento tres poleis
–Atenas, Esparta y Tebas (cada una con sus respectivas alianzas)– habrían de destrozarse
recíprocamente en una disputa por la hegemonía. Las consecuencias económicas, sociales y
políticas de estas guerras provocaron el derrumbamiento de todo el sistema político –en
este caso un sistema de vida– que en el siglo anterior había funcionado exitosamente y que
había permitido a los griegos acceder a las grandes conquistas que lograron en el campo de
la organización política e institucional, del arte, de la filosofía y de las letras que los
hombres de hoy admiramos bajo el nombre de la "Época Clásica.
21
Tomado textualmente de Gustave Glotz, Ob. cit, T. II, 613. Traducción nuestra. Véase además, Tuc. I, 68-
71; 84, 141-144.
24
477 Creación de la confederación de Delos Es organizada por Arístides. Pausanias llamado a Esparta
PERÍODO ARISTOCRÁTICO
Liderazgo de Cimón (hijo de Milcíades)
476 Campañas exitosas de Cimón contra los bárbaros
475 en Eion, Sciros y Karistos
459
457
Primeras tragedias de Eurípides
454 Desastre del ejército ateniense en Egipto. Se traslada a Atenas el "tesoro" de Delos.
Período defensivo
Herodoto en Atenas
447
Atenas y Esparta firman un tratado de Paz por 30 años
Imperialismo pacífico
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