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DOCUMENTO ELABORADO POR RAÚL ZARZURI CORTÉS.

CENTRO DE ESTUDIOS 1
SOCIO-CULTURALES (CESC) PARA EL INSTITUTO NACIONAL DE LA JUVENTUD

ANALISIS ENCUESTA NACIONAL DE LA JUVENTUD 2006/2007

I.- CONSTRUCCIÓN DE IDENTIDAD Y ORIENTACIONES PARA EL


PROYECTO DE VIDA.

Hoy en día nos encontramos en un proceso de grandes transformaciones


culturales el cual se puede conceptualizar como un proceso de “mutación
cultural” (Bajoit, 1995) que se viene manifestando en los últimos años en
nuestro país y que estaría principalmente asociado a un cambio cultural
profundo, transitando de un modelo cultural centrado en la razón social y en el
progreso a un modelo cultural centrado en la autorrealización autónoma.

Esto se manifiesta en un acentuado proceso de individualización o


individuación en los sujetos, relevando a los jóvenes como actores
privilegiados de este momento y donde las construcciones de las identidades y
los proyectos de vida juveniles se ven fuertemente tensionados por esta
situación.

En este marco, se puede señalar que los procesos de construcción biográfica


de los jóvenes no se encuentran tan referidos a elementos externos, fuera de
su control, sino a elementos más internos, cuestión que se puede percibir a la
hora de analizar las imágenes que tienen los jóvenes sobre sí mismo y que
permiten de alguna forma aproximarse a la forma en que están construyendo
sus identidades y a las orientaciones para la construcción de sus proyectos de
vida.

Las categorías que aparecen recurrentemente y que permiten construir un


cierto imaginario de lo que son los jóvenes chilenos a partir de sus evocaciones
como sujetos, aparecen relacionados con el esfuerzo, la constancia, el tener
iniciativa y ser un sujeto trabajador. De hecho, el concepto de trabajo o
trabajador asociado a la dimensión de una buena educación, aparecen como
aspectos muy valorados en cuanto elementos relevantes en la construcción de
sus identidades y proyectos de vida que tengan la característica de ser viables.

Indicadores Alternativa %
¿Cuál de las siguientes palabras Trabajador 37,3
representa mejor cómo eres tú? (primera opción)
¿Cuál son las condiciones más Ser constante y
importantes para que te pueda ir bien en trabajar 61,4
la vida? responsablemente
(primera opción)
¿Cuál de las siguientes alternativas es la Tener un buen
que considera más importante para ser trabajo o profesión 35,6%
feliz? (segunda opción)
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Esto nos está revelando que los jóvenes chilenos sitúan las posibilidades
de un futuro mejor en las capacidades personales/individuales, o sea,
ellos son los responsables de sus propias acciones que redundarían en
beneficios a futuro, lo que supone de alguna manera una situación que está
bajo control personal y no en algo externo, por lo que categorías como el
“tener fe en dios”, “tener el apoyo de los padres”, “tener buenos contactos” y
“tener suerte” no sean relevantes a la hora de situar o relevar los componentes
para que a los jóvenes les pueda ir bien en la vida. En el fondo los jóvenes
tienen control sobre sí mismos y ponen en sus capacidades la construcción de
un futuro, lo que denota una fuerte autoimagen, donde se apela
principalmente a la fuerza interna de los sujetos

Por otra parte, si bien la imagen prevaleciente es la de ser trabajador, la cual


está más relacionada con aspectos racionales/instrumentales ligados a las
posibilidades de inserción en nuestras sociedades donde se privilegia el trabajo
como elemento integrador, no deja de ser interesante que esta categoría sea
acompañada por otras que no son tan racionales y que matizan de alguna
forma la autoimagen de sujeto racional/trabajador como son las categorías de
ser solidario, sociable, tranquilo, soñador, realista, critico y optimista,
elementos que refuerzan una mirada más positiva y amplia de los jóvenes. De
hecho, es interesante ver que estas categorías y particularmente la de
trabajador, no se asocia con una autopercepción de sujeto consumista,
pesimista, solitario y bueno para el carrete, cuestiones tan utilizadas para
describir negativamente a ciertos jóvenes hoy en día.

Otro aspecto interesante respecto de este análisis es una cierta construcción


del sí mismo en los jóvenes de los estratos socioeconómicos más bajos,
donde por ejemplo la autopercepción de trabajador es mucho más fuerte
que en las otras clases sociales, a los cuales se puede sumar las características
de tranquilo y soñador. Sin embargo, se percibe en estos jóvenes un menor
optimismo, una visión pesimista de si mismo y una visión de sujetos
más solitarios. Esto se contrasta con los jóvenes de estratos más altos,
donde lo que se visualiza en términos de construcción de sí mismo, es un
joven por supuesto trabajador pero más realista, práctico e idealista. En suma,
una juventud por lo menos con dos caras.

Habría que señalar también que ciertas categorías relacionadas con la imagen
de sí mismos que asociaban a los jóvenes como participativos, críticos, o que
privilegiaban un país más justo o tener buenos amigos como categorías
importantes para ser feliz por ejemplo, son significativamente minoritarias. La
interpretación de estos puede darse por el avance de lo que se ha denominado
la razón instrumental la cual asociada al pujante proceso de individualización
ha ido transformando las condiciones del ser joven y las formas de
construcción de la identidad y de proyecto de futuro, dotándolos de
capacidades más racionales, pero que les permiten enfrentar de mejor manera
un escenario marcado por la incertidumbre y por la instalación de una
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economía de mercado. Entonces, se observa una juventud un “poco


menos luchadora” pero con una gran capacidad de observación y de
análisis de la realidad que le ha tocado vivir.

II.- REPRESENTACIONES DEL PAÍS

Se puede señalar que las visiones de país que se manifiestan en los jóvenes
chilenos son ambivalentes y reflejan las contradicciones en las cuales se ven
sometidos producto de las transformaciones que se están produciendo tanto a
nivel cultural como también a nivel económico, donde una cultura individualista
competitiva ha ido poco a poco instalándose dejando de lado esa otra cultura
más igualitaria y donde el Estado aparecía como el gran benefactor o por lo
menos intentaba serlo. De esta forma es posible entender que para un
segmento significativo de jóvenes (cercano al 45%) el Estado sólo puede
resolver algunos problemas o sencillamente no resolverlos, aunque hay
un segmento similar que opina que todavía tiene esas posibilidades,
manifestándose en este punto las lecturas contradictorias que tienen los
jóvenes sobre el país y las capacidades del Estado para resolver los problemas
de nuestra sociedad.

Así, se instalan por lo menos dos lecturas sobre el país con sus respectivos
matices. La primera señala que se ha ido progresando a través de los años y
que en el futuro la situación estará mejor o por lo menos estará igual que
ahora. De la misma manera se visualiza un país, que se puede caracterizar
como democrático, moderno y, justo y tolerante en menor medida.

Sin embargo, a pesar de estas miradas positivas sobre el país, hay otras
miradas juveniles que nos hablan de otro país que denotan marcadamente
visiones negativas que en algunos casos caracterizan mejor al país, como son
las visiones de un país consumista y clasista, integrándose otras características
como un país inseguro, sin igualdad de oportunidades, individualista y
represivo.

Estas distintas posiciones nos hablan de la existencia de lecturas plurales,


tensionantes, disímiles a nivel macro, pero que sin embargo son uniformes
cuando entramos en el ámbito de lo micro, o sea, a nivel personal, donde hay
concordancia en los jóvenes respecto de una visión optimista del progreso
personal que se manifiesta en que una gran mayoría señala que respecto de su
situación en el futuro, estarán “mejor que ahora” y que tendrán una vida mejor
que la de sus padres.
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III. REPRESENTACIONES DE LA JUVENTUD CHILENA

Es interesante señalar que los jóvenes chilenos tienen una imagen de sí


mismos como personas que son muy o bastante felices. La felicidad pensando
en el futuro para los jóvenes se relaciona en primer lugar con la posibilidad de
construir una buena familia o relación de pareja, como también de tener un
buen trabajo o profesión y desarrollarse como persona. Respecto de estos dos
últimos puntos, hay que señalar que los sectores más pobres valoran mucho
más el tener un buen trabajo o profesión que desarrollarse como persona,
atributo que encuentra más presente en los estratos altos.

El ser felices podría verse empañado por una serie de problemas que tanto a
nivel general como a nivel personal podrían afectar a los jóvenes, los que
podrían responder a dos cuestiones. La primera tiene que ver con elementos
que atentan contra la integración de los jóvenes, y lo segundo está relacionado
con la calidad de vida de estos.

Para el primer punto, la falta de oportunidades, como las dificultades para


acceder a la educación superior que aparecen en segundo y cuarto lugar
respectivamente en la lista de problemas, conllevan un elemento de riesgo
para los jóvenes los cuales se ubican en un nivel externo, por lo tanto no
controlables, pero que podrían afectar la integración o una mejor inserción de
los jóvenes en la sociedad. En el segundo caso, los problemas de consumo
excesivo de alcohol y drogas y la delincuencia que aparecen en primer y tercer
lugar de importancia, afectan la calidad de vida de los jóvenes, en particular la
de los estratos más bajos y pobres, aunque el factor consumo excesivo de
drogas también se podría ver como un elemento que afectaría los procesos de
integración social.

Hay que señalar que estos elementos que se han mencionado, relacionan
problemáticas de la juventud en general, o sea, son las atribuciones que
realizan los jóvenes sobre otros jóvenes y que no necesariamente guardan
relación con las percepciones sobre sí mismo.

De esta forma, si se analiza la pregunta referida a problemas que afectan a los


sujetos entrevistados en lo personal, ciertas categorías que ocupaban un lugar
central como problemas se ven desalojadas bruscamente, cuestión que sucede
por ejemplo con el exceso de drogas y alcohol, el cual desciende al décimo
lugar o con el problema de la delincuencia y la inseguridad que se ubican en
quinto lugar. Así, personalmente a los jóvenes les preocupan las dificultades
para encontrar trabajo y el acceso a la educación, que nuevamente guardan
relación con los procesos de integración social, seguida de las deudas y
problemas económicos y los problemas familiares.
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Aparece nuevamente un cierto elemento de control que puede ser leído como
“sobrevaloración de sí”, en el sentido que por ejemplo en el ámbito del
consumo de drogas hay una sensación fuerte de control personal, lo cual no es
visto necesariamente en los otros jóvenes

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