DESARROLLO SOSTENIBLE

RESUMEN
La idea de desarrollo sostenible es una cuestión muy en boga, hoy en día. No se trata de
instaurar una especie de utopía, sino al contrario, lo que se pretende es intentar hacer
compatible el crecimiento económico con el respeto de un entorno biofísico adecuado.
En esta comunicación, el concepto de desarrollo sostenible o de sostenibilidad se ha
tratado desde la perspectiva de poder determinar el origen y evolución del término y la
evolución del significado del mismo a lo largo del tiempo. Inicialmente, nos remontamos a la
denominada Primera Revolución Ambiental de los años 60 y la actividad de la ONU (1968).
Posteriormente, debernos referimos a la que también se denominó Segunda revolución
Ambiental, previamente a la conocida Conferencia de Estocolmo (1972). Junto a estos, se
ratificaron muchos otros Tratados en el marco de la ONU, destacando también en este marco
la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente (Res. 38/161 AG de la ONU de 1983). Más
tarde, La Conferencia de Río de Janeiro de 1997 debe ser especialmente destacada.
Posteriormente viene el Programa 21 y las Declaraciones del Consejo de Europa y de la Unión
Europea (Acta Única Europea, 1992.) El Tratado de la Unión en Europa, además del V Programa
deben de relacionarse con los diferentes Tratados que se han celebrado desde Río hasta Nueva
York (Sobre Pesca y Cambio Climático, 1995) y Kyoto (1997 Actualmente las políticas aplicadas
en el Perú son las que se rigen en la ONU, ninguna especial para nuestro desarrollo como país.
El presente ensayo es una apreciación critica de lo que se está haciendo y lo que se debe
hacer en cuanto a desarrollo sostenible compete en la región y en el país.

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DESARROLLO SOSTENIBLE: CONTRADICCIÓN CON

EL SISTEMA ECONÓMICO ACTUAL Y ALTERNATIVAS
DE SOLUCIÓN

El ser humano se comporta de manera racional y realiza todas las actividades posibles
para el logro del bienestar1. En la época en la que vivimos actualmente, en la que todo
avanza má s rá pido: los niñ os van má s temprano al nido, los celulares caducan después de
tan só lo unos meses, la informació n se maneja como olas con las redes sociales en la web,
y los indicadores bursá tiles pueden variar de un minuto a otro con una comentario o un
‘twit’ de algú n político. Es ahora, donde el consumo también es má s acucioso, insondable,
e infinito, y es ahora cuando echamos un vistazo al ‘de donde’ provienen estos bienes y
servicios: la naturaleza, y que la naturaleza de esta definitivamente no es infinita, ni
acuciosa ni insondable.
Econó micamente, se asume el supuesto que todas las personas se comportan de
manera racional, el homo oeconomicus busca la má xima satisfacció n de sus necesidades,
¿có mo? Dá ndole curso a los recursos que tenga disponible y que sirvan para complacer las
necesidades que se presentan a cada momento. Así, se considera que existe una demanda
infinita insatisfecha, ‘el ser econó micamente racional’ siempre querrá má s, y no solo eso,
lo obtendrá .
El ser humano, al margen de ser un ser racional o no, se desarrolla en un ambiente.
Todo ser vivo en el planeta tierra depende directamente de los recursos de la naturaleza, y
claramente, la naturaleza no tiene recursos infinitos que puedan crear una oferta infinita
para satisfacer las necesidades infinitas del ser
humano. En este punto nos detendremos, y
analizaremos que el sistema econó mico claramente
está en contradicció n de la conservació n ambiental,
y el cuidado de la naturaleza.
Es nuestro deber examinar el modelo
econó mico, y reconocer que existen unos límites
al crecimiento, y que esos límites está n basados
en la limitada capacidad del planeta de renovar sus
recursos naturales, así como en su capacidad de
carga para admitir las emisiones contaminantes.
Esta fue la razó n de la Declaració n de Río de 1992 y el motivo por el que es necesario
elaborar estrategias de desarrollo sostenible.
Pero la preocupació n ya se daba desde mucho antes:
El concepto de desarrollo que procura integrar y asociar las dimensiones econó mica y
social con la dimensió n ecoló gica, surge al final de los añ os sesenta, como resultado de la
conciencia de los crecientes problemas ambientales y de los límites impuestos por la
naturaleza a la explotació n y crecimiento econó mico descontrolado. Esta preocupació n

1
Bienestar es una categoría económica que se conceptualizará económicamente como la satisfacción de necesidades a
través del consumo de bienes y servicios. Asumido de modo general como el ‘bienestar social’.

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por el medio ambiente se agrega a un debate mucho má s antiguo y siempre actual

referente a la forma excluyente y concentrada, social y espacialmente, de la acumulació n
del capital a nivel mundial (Cardozo y Faletto 1975).
Ademá s, en los añ os posteriores 70’s, 80’s y 90’s, el modelo econó mico se vio
caracterizado por problemas como (Carvalho 1993):
 Crecimiento de la población en situación de miseria.
 Concentración de la renta y de la riqueza.
 Inseguridad alimentaria.
 Deterioro de partes de la biosfera.
 Fragilidad e inadecuación de las instituciones.
 Pérdida de la memoria cultural.
 Crecimiento de la violencia contra la persona.
Así, al final de la década de los sesenta surge el concepto de ecodesarrollo 2, como una
“crítica al crecimiento econó mico ilimitado y su efecto negativo sobre el sistema de auto-
equilibrio de la naturaleza. Mediante el aná lisis del conjunto de tendencias globales del
desarrollo, se verifica que la nueva crítica tendía a inclinarse al establecimiento de límites
de posibilidades del desarrollo de la economía en la escala mundial. Como observa Sachs,
“los patrones de consumo de países industrializados no pueden ser sustentados a largo
plazo y mucho menos extendidos al resto del mundo” (en Bursztyn 1994).
El tema de la relació n y necesaria articulació n entre crecimiento econó mico y
conservació n del medio ambiente pasa a ocupar espacios crecientes en los debates
internacionales, en especial cuando se trata de las relaciones entre países desarrollados y
en desarrollo, agregando una dimensió n nueva al concepto y a los propó sitos del
desarrollo, sea econó mico o social. Este proceso se convertiría en el concepto de
desarrollo sostenible formulado por la Comisió n Mundial sobre el Medio Ambiente,
actualmente adoptado ampliamente, y establece que el desarrollo sostenible es aquel que
“satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones
futuras para satisfacer sus propias necesidades” (CMMAD 1991). De esa manera, el
crecimiento econó mico y la protecció n ambiental quedan inexplicablemente relacionados,
y la calidad de vida presente y futura se fundamenta en suplir las necesidades humanas
bá sicas sin destruir el medio ambiente del cual depende toda la vida.
Segú n prescribe Sachs, si se toma en consideració n esta dimensionalidad de la
sostenibilidad, puede observarse que todo planeamiento de desarrollo que busque ser
sostenido y sostenible debe tener en cuenta las cuestiones referentes a las posibilidades
de:
a) sostenibilidad social, donde la meta es construir una civilización con la mayor equidad
en la distribución de ingresos y de bienes, de modo que se reduzca el abismo entre
los patrones de vida de los ricos y de los pobres;
b) sostenibilidad económica, que debe ser hecha posible por medio de una
asignació n y gestió n má s eficiente de los recursos y de un flujo constante de
inversiones pú blicas y privadas, de tal forma que la eficiencia econó mica sea
evaluada en términos macrosociales y no só lo por medio de criterio de
rentabilidad empresarial de cará cter microeconó mico;

2
Ecodesarrollo conducía a una estrategia de desarrollo basada en el uso ponderado de recursos locales y del conocimiento
de los pequeños productores rurales, aplicables a áreas aisladas del entonces llamado Tercer Mundo (Sachs, en Fonte 1994).

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c) sostenibilidad ecológica, que debe ser lograda por medio del uso racional de los
recursos naturales, teniéndose en cuenta el equilibro de los ecosistemas, la
preservació n de recursos no renovables y la biodiversidad;
d) sostenibilidad espacial, por la obtenció n de una configuració n rural-urbana má s
equilibrada y una mejor distribució n territorial de los asentamientos humanos y
de las actividades econó micas;
e) sostenibilidad cultural, por la bú squeda de raíces endó genas de los procesos de
modernizació n;
f) sostenibilidad política, que debe ser buscada por el proceso de participació n de
los grupos y de las comunidades locales en las definiciones de prioridades y metas
a ser alcanzadas (Sachs, en Bursztyn 1994).
La complejidad y amplitud de esos presupuestos generan nuevos desafíos técnicos y
científicos, ademá s de políticos, y afectan la propia estructura de la ciencia y del proyecto
científico. No es posible tratar el objeto
desarrollo, en su complejidad, só lo con los
métodos disponibles en una ciencia específica.
La complejidad exige la interdisciplinariedad.
Como dice Habermas: “el cuadro
trascendental en el cual la naturaleza se
volvería objeto de una nueva experiencia, no
sería la esfera de funciones de la acció n
instrumental, sino que el punto de vista de
una posible manipulació n técnica cedería su
lugar a un tratamiento que, con celo y cariñ o,
libertase las posibilidades de la naturaleza” (Habermas 1983).
El desarrollo no sería concebido má s como fruto de una dominació n represiva, sino de
una nueva dominació n libertadora. Con el surgimiento de una nueva técnica que, “en vez
de tratar la naturaleza como objeto pasivo de una posible manipulació n técnica, puede ser
dirigida a ella como a una sociedad en una posible interacció n. En vez de la naturaleza
explotada, se puede ir en busca de la naturaleza fraterna. El a priori tecnoló gico es un a
priori político en la medida en que la transformació n de la naturaleza involucra la del ser
humano y en la medida en que las creaciones hechas surgen de un conjunto societal y a él
reingresan”. (Habermas 1983).
La complejidad del concepto puede ser expresada como un sistema que interpreta el
desarrollo a partir de cuatro polos sistémicos complementarios, concurrentes y
antagónicos: el subsistema ecoló gico, el subsistema econó mico, el subsistema social y el
subsistema político, donde cada uno de ellos es comprendido como elemento co-
organizador, co-autor, co-controlador del conjunto, como aspecto de la integració n natural
compleja.
Esta noció n de orden y cambio permanente es una de las características
fundamentales de la propia noció n de sostenibilidad, en la medida en que ésta remite a la
idea de permanencia y reproducció n. De acuerdo con Carvalho, “cuatro criterios generales
pueden ser establecidos como necesarios e indispensables para la sostenibilidad, desde el
punto de vista econó mico, social, político, cultural, ecoló gico o institucional: adaptabilidad,
diversidad, incertidumbre y equidad” (Carvalho 1993 )

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EL DESARROLLO SOSTENIBLE EXIGE COHERENCIA POLÍTICA

La elaboració n de una Estrategia de Desarrollo Sostenible con ambició n de ser
horizontal y afectar a las políticas sectoriales, só lo tendrá sentido si existe una clara
voluntad política de llevarla a cabo. Asimismo, para facilitar la puesta en marcha de
políticas y actuaciones concretas, se puede identificar siete retos: 3
1. Cambio Climático y energía limpia
En la actualidad existe un gran consenso internacional acerca de la necesidad de
reducir la emisió n gases de efecto invernadero (GEI 4). La mejora de la eficiencia energética
y una utilizació n mayor de las energías renovables son dos vías para reducir el uso de
combustibles fó siles, cuyo consumo constituye la principal causa de emisió n de este tipo
de gases.
INDICADORES:
 Emisiones de CO2 totales nacionales, por CC.AA. y por sectores.
 Emisiones de metano y N2O totales nacionales, por CC.AA. y por sectores.
 Consumo de energía/PIB sectorializado.
 Emisió n de CO2 en transporte y emisiones de CO2/PIB.
 Emisiones CO2/kWh producido.
 Demanda y flujos de transporte.
 Población expuesta, y duración de la exposición, a niveles de contaminació n
superiores a los está ndares establecidos.
 Emisiones de NOx totales, NOx/habitante y NOx/PIB.
 Consumo total de energía primaria.
 Consumo de energía/PIB sectorializado.
 Emisiones de CO2.habitante.
 Porcentaje de electricidad generada por energía renovable.
 Nú mero de paneles solares instalados.

2. Transporte sostenible
Histó ricamente, la actividad del transporte junto con las infraestructuras necesarias
para su desarrollo ha sido y siguen siendo factores determinantes de progreso para las
sociedades. No obstante, en la actualidad cada vez somos má s conscientes de que, no solo
se ha de garantizar que los sistemas de transporte responden a las necesidades
socioeconó micas, sino que simultá neamente han de minimizar las repercusiones negativas
sobre la economía, la sociedad y el medio ambiente.
INDICADORES:
 Consumo de energía global del sector transporte
y por modos.
 Emisiones de CO2 procedentes del transporte.
 Concentració n de contaminantes procedentes
del trá fico y de ozono troposférico en zonas
urbanas, periurbanas y rurales.

3
International Organization for Standardization (ISO), BirdLife, Consejo europeo para el censo de aves (ECCB) y Naciones
Unidas.
4
Su acumulación en las capas altas de la atmósfera, en concentraciones superiores a las naturales, eleva las temperaturas de
las capas más próximas a la tierra alterando el equilibrio climático y consecuentemente las condiciones de habitabilidad del
planeta.

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 Movilidad y flujos de transporte por modos y á mbitos territoriales.

 Siniestralidad en carreteras y vías urbanas.
 Mediciones de los niveles de ruido procedente del trá fico en las zonas urbanas y
cercanías de los aeropuertos.

3. Consumo y producción sostenible

Otro requisito para el desarrollo sostenible es la adaptació n de las pautas de
producció n y de consumo de nuestra economía, con objeto de adecuarlos a la capacidad de
carga de los ecosistemas y poder disociar el crecimiento econó mico de la degradació n
medioambiental.
INDICADORES:
 Producción y uso de sustancias tóxicas y persistentes.
 Niveles de emisiones contaminantes al medio ambiente.
 Nú mero y emplazamiento de suelos contaminados.
 Consumo de energía y agua por unidad producida.
 Permisos de vertidos concedidos.
 Calidad de las aguas.
 Calidad del medio atmosférico.
 Nº de denuncias admitidas y nº de condenas por delito ecoló gico.

4. Conservación y recursos naturales

Para la protecció n medioambiental es ineludible mejorar la gestió n y evitar la
explotació n excesiva de los recursos naturales, así como reconocer el valor de los servicios
que prestan los ecosistemas: recuperació n de nutrientes,
depuració n y descontaminació n de agua y aire, absorció n
de contaminació n, etc.
INDICADORES:
 Evolución del consumo en explotaciones agrícolas,
abastecimientos urbanos e industrias.
 Evolució n porcentual de la implantació n de
diferentes técnicas de riego.
 Evolució n de las ocupaciones del dominio pú blico hidrá ulico.
 Evolució n de la calidad de las aguas de los acuíferos con problemas de
contaminació n.
 Evolució n de los bosques de ribera, tanto en extensió n como en desarrollo.
 Aná lisis de la evolució n de los caudales y de los niveles de aproximació n a los
caudales ambientales determinados para cada río o tramo de río.
 Població n activa en el sector.
 Renta agraria per cá pita.
 Consumo de agua por hectá rea en explotaciones de regadío.
 Consumo medio de agroquímicos por hectá rea cultivada.
 Porcentaje de la superficie agrícola y la cabañ a ganadera acogidas a medidas
agroambientales.
 Porcentaje de la superficie agrícola y la cabañ a ganadera certificada con sistemas
de calidad ecoló gica.

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 Superficie de suelo afectado por la erosió n y con riesgo de desertificació n.

 Tendencia de las especies silvestres que utilizan há bitat agrícolas.
 Nivel de contaminació n por nitratos de suelos y acuíferos.
 Nú mero de infracciones agroalimentarias.
 Nú mero, estado de conservació n y tendencia del tamañ o poblacional de las
especies amenazadas.
 Implantació n de programas de gestió n integrada de zonas costeras.
 Especies amenazadas con plan de recuperació n.

5. Salud pública
Una característica típica de las sociedades desarrolladas es que sus poblaciones son
cada vez má s longevas como consecuencia de diversos factores, como por ejemplo el
hecho de llevar un estilo de vida saludable –al aumentar su bienestar y disminuir el riesgo
a padecer enfermedades cró nicas- y tener acceso a un sistema sanitario de calidad que
preste protecció n frente a las amenazas sanitarias.
6. Inclusión social, demografía y migración
La toma en consideració n de la solidaridad intra e intergeneracional ha de permitir el
desarrollo de sociedades libres de exclusió n que mejoren la calidad de vida actual de los
ciudadanos y garanticen su futuro de progreso.
INDICADORES:
 Nº y porcentaje de representantes sociales en órganos de participación de la
administració n pú blica.
 Tasa de conocimiento de la població n españ ola sobre los problemas ambientales
globales (mediante encuestas oficiales).
 Nº de socios de ONGs (segú n sector).
 Nº de voluntarios en programas pú blicos o de ONGs (segú n sector).
 Porcentaje de los presupuestos pú blicos dedicado al fortalecimiento de ONGs
(segú n sector).
 Porcentaje de municipios mayores de 50.000 habitante
 Nº de consultas de informació n ambiental realizadas por ciudadanos a las
administraciones.
 Nº de Consejos Asesores existentes en Comunidades Autó nomas y municipios de
má s de 100.000 habitantes.

7. Pobreza en el país.
El desarrollo sostenible es por definició n un objetivo de alcance mundial. Por tanto, es
necesario considerar los impactos y respuestas de la actividad econó mica (por ejemplo, en
las relaciones comerciales con los países en desarrollo) y de la acció n política a favor del
desarrollo sostenible fuera de nuestras fronteras (como la cuantía de la Ayuda Oficial al
Desarrollo).
INDICADORES:
 % del PIB dedicado a cooperación internacional.
 Nú mero de proyectos desarrollados a través de ONGs que tienen entre sus
objetivos aspectos medioambientales y de conservació n de la naturaleza.
 Presupuesto destinado a los programas Juntos y Vaso de Leche

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 Nú mero de programas y proyectos de la cooperació n bilateral sometidos a una

auditoría ambiental.
 % de inversiones pú blicas españ olas en países en vías de desarrollo sometidas a
un có digo de conducta que asegure el respeto de los aspectos sociales, culturales y
ambientales.
 % de empresas privadas españ olas con inversiones en países en vías de desarrollo,
que se han adherido a dicho có digo de conducta.
 Nú mero de programas de transferencia tecnoló gica
 Nú mero de agentes cooperantes españ oles que participan en Programas de
Capacitació n en materia de Sostenibilidad y Medio Ambiente.

CONCLUSION
El desarrollo sostenible es un enfoque de reorganizació n productiva que aprovecha las
experiencias combinadas de los grupos locales de todo el mundo. Las técnicas de
instrumentació n varían enormemente entre regiones y ecosistemas. Un denominador
comú n: la necesidad de participació n democrá tica efectiva en el diseñ o e instrumentació n
de los proyectos. Otra lecció n proveniente de la experiencia reciente es la importancia de
crear redes que mantengan y defiendan este trabajo; sin el mutuo reforzamiento que la
agrupació n internacional de ONGs proporciona, las unidades individuales no serían tan
efectivas en la obtenció n de fondos para sus proyectos, en lograr asistencia técnica para su
instrumentació n y en el soporte político contra los políticos e instituciones intransigentes
o incrédulos, tanto locales como nacionales.
Los éxitos se deben, sin embargo, no só lo a la tenacidad y sacrificio de los trabajadores
comprometidos y a los participantes locales, sino también al surgimiento de una
estructura de soporte, nacional e internacional, de trabajadores, campesinos, eruditos y
activistas, que está n deseando movilizarse para mantener los esfuerzos espontá neos o
bien organizados de los grupos individuales de todo el mundo, quienes está n promoviendo
proyectos de participació n democrá tica para el desarrollo sostenible
Sin embargo, el desarrollo sostenible, no es un enfoque que será aceptado
simplemente porque "su tiempo ha llegado". La apertura de la comunidad multilateral de
desarrollo a las ONGs y a otros grupos de base (incluyendo el compromiso de las
organizaciones como la Fundació n Interamericana en EEUU, el IICA en Costa Rica y
numerosas fundaciones de Europa Occidental que mantienen esos esfuerzos), no es
justamente un gesto hecho por las agencias poderosas a las má s pobres; má s bien, refleja
el reconocimiento de que estos grupos de base han sido movilizadores efectivos de gente y
recursos para lograr mejoras palpables en los niveles de vida mientras contribuyen
notablemente a proteger el ambiente. Tales victorias señ alan el principio, no el fin del
proceso.
Ademá s, el reconocimiento no significa la aceptació n de las metas o los principios de
los grupos que conforman la comunidad del desarrollo sostenible. Como hemos acentuado
repetidamente en las pá ginas precedentes, el modelo prevaleciente de desarrollo
industrial ha creado estructuras de riqueza y poder concentrados que sistemá ticamente
generan problemas sociales y ambientales a escala global. En el proceso, las élites
pequeñ as pero poderosas han consolidado su control en muchas sociedades y otras
innumerables se benefician de los frutos del modelo de consumo que el sistema ha
engendrado; este es un patró n insostenible de producció n y consumo, un modelo que

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puede hacerse má s eficiente, menos contaminante, pero que al final continuará siendo
inviable. Los intereses creados niegan activamente el acceso a los recursos, a las
oportunidades de empleo, a los má s mínimos niveles de servicios sociales para segmentos
enormes de la humanidad, mientras que se desperdician cantidades exorbitantes en
expresiones ostentosas de consumo para los pocos privilegiados.
Entonces, el desarrollo sostenible implica una lucha política por el control sobre el
aparato productivo. Requiere de una redefinició n no só lo de qué y có mo producimos, sino
también de a quién le será permitido producir y para qué fines. Para las organizaciones
implicadas en proyectos de desarrollo sostenible en á reas rurales, el conflicto se centrará
alrededor del control de mecanismos de poder político y econó mico, para los campesinos,
las poblaciones indígenas, las mujeres y otras minorías menos privilegiadas, y sobre el uso
de los recursos. La lucha por asegurar una voz mayor en el proceso no asegurará que sus
decisiones conducirá n al desarrollo sostenible. Pero esa participació n democrá tica de base
creará los cimientos para la distribució n má s equitativa de la riqueza, uno de los
principales prerrequisitos para el surgimiento de una estrategia de desarrollo sostenible.

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