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Programa de Derecho Constitucional II – Profs.

Sánchez / Mellado

ESTOS ESQUEMAS DEL TEMARIO TIENEN POR FIN ORIENTAR AL


ALUMNO SOBRE LA MATERIA OBJETO DE ESTUDIO. ¡¡¡EN NINGÚN
CASO SU CONTENIDO SE CONSIDERARÁ SUFICIENTE PARA
APROBAR LA ASIGNATURA!!!.

LECCIÓN 1ª

1.- La necesidad de establecer límites al poder.


Debido a que quien ostenta el poder tiende a abusar de él, es preciso establecer
controles destinados a evitar arbitrariedades. Dichos controles varían a lo largo del
tiempo en función de la realidad política y social de las diferentes organizaciones
políticas.

2.- Las fórmulas históricas de limitación del poder político.

2.1 El gobierno mixto.


Fórmula histórica (pensadores griegos) consistente en un gobierno formado en
parte por miembros de la realeza, la aristocracia y la democracia, o al menos por dos de
ellos; donde todos sean a la vez peso y contrapeso de los demás.
Se rechazan las formas puras de gobierno (monarquía, aristocracia o
democracia) al serles inherentes sus correlativas formas corruptas.

2.2 Las leyes fundamentales.


Aún concentrándose todo el poder en la Corona, su titular se encuentra sujeto a
leyes humanas que no deberá transgredir.

2.3 La idea moderna de Constitución.


Tomando como base la teoría de separación de poderes de Montesquieu, al
distribuir el poder en distintos órganos, la Constitución aparece como el instrumento
capaz de garantizar el ejercicio de autoridad junto a la libertad y derechos de los
gobernados.

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3.- Las primeras constituciones escritas.


Previo a la Constitución Federal norteamericana de 1787, varios Estados de
América del Norte aprueban textos constitucionales, algunos de los cuales continúan
hoy en vigor, no sin haber sido objeto de reformas.
Mientras, en Europa la aprobación de textos constitucionales se generaliza a
partir de la Constitución francesa de 1791.

3.1 Estados Unidos de Norteamérica.


Es la Constitución federal americana la que se considera la primera Constitución
escrita de la época moderna. Dicha Constitución tomará como base tres ideas
fundamentales:
* un poder constituyente soberano, es decir, la constitución sería un acto
del pueblo; aunque en la práctica esta idea se desvirtúa porque el proyecto de
Constitución fue suscrito sólo por 39 de los 72 delegados acreditados por los Estados en
la Convención y porque posteriormente, dicho proyecto tampoco fue aprobado por
todos los Estados.
* un gobierno republicano y temporal, algo también desvirtuado al
incluir en el poder constituyente exclusivamente a varones blancos, adultos y
económicamente capaces; y al no figurar, luego el pueblo, como poder constituido.
* separación de poderes, con el fin de evitar los abusos inherentes a
cualquier forma de poder político.

3.2 Francia.
Mientras en Norteamérica la Declaración de Derechos es posterior a la
Constitución, en Francia antecede a la Constitución que recogerá los principios de
aquélla a la hora de organizar la vida política.
El pueblo se erige en auténtico poder constituyente a través de la Asamblea
Legislativa, siendo la ley la expresión de su voluntad.

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4.- La difusión del fenómeno constitucional.


Desde la aparición de las primeras Constituciones escritas, el fenómeno se
generaliza primero en Europa Occidental y América del Sur, seguido de los países
comunistas, hasta llegar a las excolonias africanas y asiáticas. En la actualidad, raro es
el país que no cuenta con una Constitución.

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LECCIÓN 2ª

1. Concepto Tradicional de Constitución.


1.1. Constitución en sentido formal y Constitución en sentido material.
La Constitución en sentido formal alude a la Constitución como la norma de más
alto rango del Ordenamiento Jurídico, tanto por los órganos que intervienen como por
los procedimientos utilizados en su aprobación y revisión.
Desde el punto de vista material la Constitución regula distintas materias como
la forma de Estado, los órganos políticos, sus competencias y sus relaciones con los
ciudadanos.

1.2. La Constitución en sentido formal.


a) La Constitución como instrumento de limitación del poder.
Los textos constitucionales son, además del Estatuto que regula la estructura de
los poderes del Estado, instrumentos que limitan el poder en el seno del Estado, y el
poder de éste respecto a los ciudadanos, garantizando así las libertades individuales.
b) La Constitución como norma suprema.
La Constitución no es sólo la primera norma del Ordenamiento Jurídico a la que
deben subordinarse el resto de normas jurídicas, si no también la fuente que disciplina
las demás fuentes.
Esta concepción de la Constitución como norma suprema se mantiene desde un
principio por el constitucionalismo norteamericano, mientras que en Europa no se
articuló hasta el periodo de entreguerras, consolidándose tras la Segunda Guerra
Mundial, cuando se introducen dos garantías constitucionales: la extraordinaria,
relativa a los procedimientos de reforma constitucional; y la ordinaria respecto al
control de constitucionalidad de las normas.

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1.3. La Constitución en sentido material.


Existen diversas teorías sobre la Constitución en sentido material, unos
consideran que las Constituciones sólo tienen valor cuando dan expresión a los factores
de poder imperantes en una determinada realidad social ( Lassalle ); otros consideran
que la función esencial de las Constituciones es designar los órganos encargados de la
producción de normas y los procedimientos a seguir ( Kelsen ); otros entienden la
Constitución como la decisión de conjunto sobre el modo y la forma de unidad política (
Schimitt ); mientras que la doctrina italiana entiende que la Constitución en sentido
material resalta el papel de las fuerzas políticas en la fijación de los principios
organizativos y funcionales de la vida de un ordenamiento jurídico.

2. El poder constituyente: una aproximación histórica.


El reconocimiento del pueblo como poder constituyente tiene su origen en las
revoluciones inglesa y norteamericana, aunque la idea de un poder distinto y superior a
los poderes constitucionales tiene su precedente más remoto en la teoría del pacto
religioso en Inglaterra y Escocia ( covenants ), transformados luego en pactos políticos.
Ahora bien, mientras en el modelo norteamericano el poder constituyente es
atribuido directamente al pueblo excluyendo todo principio representativo, en el modelo
francés, abanderado por Sieyès, el poder constituyente requiere un cuerpo de
representantes extraordinarios que obran en virtud de una comisión del pueblo.

2.1. Concepto y caracteres del poder constituyente.


El concepto de poder constituyente depende tanto de la posición ideológica que
se mantenga, como de si se trata de una Constitución escrita o consuetudinaria.
Por otro lado, el poder constituyente se caracteriza por ser: originario (brota
directamente del pueblo; extraordinario (actúa para elaborar cambiar la Constitución);
permanente; unitario e indivisible; soberano; y por star spmetido a la condición de
democracia.

2.2. Clases de poder constituyente.


A) Poder constituyente originario.

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Es el poder de establecer y fijar las normas fundamentales relativas al ejercicio


del poder político, a través de la Asamblea Constituyente y el referendum. Éste último
puede ser consultivo (para conocer la opinión del electorado sobre cuestiones
fundamentales que debe contener la Constitución); o constituyente ( para sancionar el
texto constitucional que ha sido aprobado por la Asamblea Constituyente).
B) Poder constituyente derivado.
Es el poder de revisar la Constitución con el fin de colmar lagunas, corregir
imperfecciones técnicas de las instituciones, o marcar un cambio en la orientación
política del régimen.

2.3. Límites del poder constituyente.


El poder constituyente originario es un poder ilimitado al ser expresión de una
potestad suprema que se identifica con la soberanía. Mientras que el poder cosntituyente
derivado es limitado, tanto porque el órgano que ejerce el poder de revisión es fijado por
la propia Constitución, como por las formas de revisión que vienen impuestas por el
régimen político fijado en la Constitución.

3. Contenido de la Constitución.
Junto al Preámbulo que enuncia a qué fines se encamina el texto constitucional
y no tiene carácter normativo, se distinguen la parte dogmática (conjunto de derechos y
libertades), y la parte orgánica (normas que establecen la organización de los poderes,
las relaciones entre ellos, el reparto de competencias, etc. ), a las que se atribuye
eficacia jurídica directa.

4. Tipología de las Constituciones.


4.1. Clasificaciones tradicionales.
a) Constituciones escritas o consuetudinarias: La Constitución escrita es
un documento formal y codificado que ofrece certeza y seguridad jurídica.
La Constitución consuetudinaria es fruto de la experiencia política de un pueblo
que no se contiene en un único texto sino que está integrada por multitud de costumbres
y normas ordinarias.

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b) Constituciones extensas o breves: La mayor o menor extensión de una


Constitución tiene causas diversas, aunque suele guardar relación con las circunstancias
políticas del momento en que se gesta el texto constitucional.
c) Constituciones rígidas o flexibles: Dependiendo del tipo de procedimiento
fijado para reformar la Constitución. Las Constituciones flexibles se pueden modificar
en cualquier momento por el procedimiento legislativo ordinario; mientras que las
Constituciones rígidas requieren para su reforma un procedimiento distinto del ordinario
que hace más difícil su modificación.
d) Constituciones originarias o derivadas: Las primeras son aquellas que
contienen principios funcionales innovadores respecto al resto de Constituciones
existentes; mientras que las Constituciones derivadas toman como modelo otras
Constituciones previas.

4.2. Clasificación ontológica de Loewenstein.


Loewestein distingue entre:
* Constitución normativa, cuando es observada por los gobernantes y los
gobernados, estando realmente integrada en la sociedad y ésta en aquella.
* Constitución nominal cuando los presupuestos sociales y económicos del país
impiden la plena integración de la Constitución en la realidad política.
* Constitución semántica cuando el término es «constitución» es usado como
fachada ya que sus normas se aplican en beneficio exclusivo de los que detentan el
poder por la fuerza.

5. La reforma constitucional: evolución histórica.


Aunque en un principio las Constituciones nacen con vocación de inmutabilidad,
pronto se vió que las Constituciones son hijas de su tiempo; es decir, la Constitución
ideal no existe, ni ha existido ni existirá jamás, ya que las Constituciones deben
adecuarse a la cambiante realidad de cada momento histórico, haciéndose necesario
prever en la propia Constitución los mecanismos de reforma de la misma, evitando una
ruptura fuera de control dejada al azar y a la violencia.
A) La tradición americana

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Aunque el artículo V de la Constitución Federal de 1787 prevé el mecanismo


para la reforma de la Constitución, ésta se viene adaptando a la realidad social
cambiante, no tanto por dicho mecanismo de reforma, si no como por el control judicial
de constitucionalidad de las leyes.
B) La tradición europea
Se distinguen cuatro etapas:
* Constitucionalismo revolucionario del siglo XVIII: con cláusulas de reforma
complejas y abstractas, dotando al texto constitucional de una rigidez casi absoluta.
* Monarquías limitadas del siglo XIX: las Constituciones se basaban en una
pacto entre le Rey y el Parlamento, por lo que podrían modificarse simplemente con el
acuerdo de ambas partes.
* Período de entreguerras: muchas Constituciones contenían artículos que
nunca podrían reformarse.
* A partir de la Segunda Guerra Mundial: el constitucionalismo europeo se
asienta sobre dos pilares: la Constitución es norma suprema y el reconocimiento de una
Jurisdicción constitucional.

5.1. Concepto y funciones de la reforma constitucional


Existen diversas concepciones de la reforma constitucional:
* En sentido formal: los procedimientos previstos en la propia Constitución para
su revisión.
* En sentido material: Las materias que pueden ser objeto de reforma.
Además desde una perspectiva funcional se alude a las funciones que persigue
la reforma ( adaptar la realidad jurídica a la realidad política; colmar lagunas; preservar
la continuidad del Estado).
En sentido técnico la reforma supondrá añadir, suprimir o cambiar algo de la
Constitución.

6. La reforma de la Constitución española de 1978

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La Constitución atribuye la iniciativa para reformarla al Gobierno, al Congreso


de los Diputados, al Senado y a las Asambleas Legislativas de las Comunidades
Autónomas; y prevé dos procedimientos de reforma diferentes:
* El procedimiento simple u ordinario, regulado en el artículo 167 de la
Constitución; siendo aplicable cuando se realice una reforme parcial de la Constitución,
y siempre que no afecte al Titulo Preliminar, al Capítulo II –Sección 1ª del Título I, o al
Título II.
* El procedimiento agravado, regulado en el artículo 168 de la Constitución para
los supuestos de una revisión total de la Constitución, o una parcial que afecte al Titulo
Preliminar, al Capítulo II –Sección 1ª del Título I, o al Título II.
Parte de la doctrina entiende, que dada la complejidad de este segundo
procedimiento, el único mecanismo posible de reforma es el previsto en el artículo 167
CE.

6.4. Límites de la reforma constitucional


Salvo la limitación establecida en el artículo 169 de la Constitución que impide
la reforma de la misma en tiempo de guerra o durante la vigencia de los Estados de
alarma, excepción o sitio, la Constitución de 1978 podrá reformarse en cualquier
momento y en su totalidad, ya que no contiene cláusulas de intangibilidad explícitas.
Sin embargo, ha de entenderse que existe un límite material implícito: no podría
suprimirse la democracia misma.
Por otra parte, el Tribunal constitucional podría controlar la reforma
constitucional desde el punto de vista formal pero no desde el punto de vista material.

7. La mutación constitucional
La mutación constitucional supone la adaptación de la Constitución a la realidad
política cambiante sin hacer uso de los cauces previstos para su reforma, y
manteniéndose inalterada la letra del texto constitucional.

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LECCIÓN 3ª

1. La Historia constitucional española (de 1812 a 1931).


Los vaivenes constitucionales por los que pasa la historia moderna de España
tienen su origen en el desfase existente entre las ideas implícitas en un Derecho
Constitucional de corte revolucionario y la realidad de la sociedad civil, que no se había
transformado lo suficiente como para impulsar el progreso hacia unas relaciones
sociales menos desiguales y hacia el establecimiento de una democracia constitucional.
Pero además, influyen otros factores como son: una estructura centralizada y
centralista; el mantenimiento como forma de gobierno de la monarquía; y la aprobación,
durante este periodo, de siete textos constitucionales debido a que la Constitución era
considerada por los partidos políticos como instrumento para llevar a cabo sus fines, y
no como norma reguladora.

2. La dictadura del General Franco ( de 1939 a 1975 ).


Asumida la jefatura del Estado por Franco desde el comienzo de la guerra en
1936, éste se fue erigiendo poco a poco en el poder supremo del Estado a todos los
niveles. Ahora bien, a pesar del carácter personalista de la dictadura, Franco se valió del
Ejercito y de la Iglesia Católica.
La dictadura inicialmente totalitaria evolucionó hacia un sistema autoritario, no
habiendo cabida para la división de poderes ni para los derechos individuales.

3. La transición política a la democracia constitucional.


Tras la muerte del General Franco surgen numerosas dudas acerca de si se
mantendría el mismo régimen por él instaurado.
Habrá que esperar al nombramiento de Adolfo Suárez como Presidente del
Gobierno, para vislumbrar cambios hacia un sistema democrático, no sólo a través de

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palabras si no mediante hechos, como fueron: la amnistía para presos políticos, la


aprobación de la Ley de Reforma Política, el restablecimiento de las libertades de
asociación política y sindical, o la legalización del Partido Comunista.
Paradójicamente todo ello se hizo siguiendo los procedimientos vigentes en el
régimen franquista, y contando con la moderación y prudencia de las fuerzas sociales y
políticas.
En junio de 1977 se celebran las primeras elecciones generales libres desde
1936, a partir de las que se constató que España estaba ideológicamente dividida en una
izquierda y una derecha de magnitudes similares.

4. Características de la Constitución Española de 1978.


El hecho de que la Constitución contara con el apoyo de la mayor parte de las
fuerzas políticas del momento, se debió a que el texto definitivo era resultado del
consenso entre todas ellas. Ello conllevó una serie de características del texto
constitucional:
* Es una Constitución ambigua: se utilizan términos que admiten distintas
interpretaciones.
* Es una Constitución plural desde el punto de vista ideológico.
* Es una Constitución normativa y axiológica: lo que resulta de su artículo 9.1, y
de las numerosas menciones de principios que contiene (arts. 9.3, 103.1, 117.5, etc).
* Es una Constitución incompleta: distintas materias se dejan a un desarrollo
normativo posterior mediante Ley orgánica.
* Es una Constitución rígida: prevé mecanismos de reforma complejos.
* Es una Constitución escasamente original: al tomar como modelos otras
Constituciones anteriores, tanto extrajeras como españolas.

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LECCIÓN 4ª

1.- El carácter normativo de la Constitución Española de 1978.


1.1 Introducción.
En las primeras Constituciones sólo tiene carácter normativo la parte orgánica,
es decir, lo relativo a la composición y funcionamiento de los órganos políticos y las
relaciones entre ellos; mientras que la parte dogmática –el conjunto de derechos y
libertades- venía a ser una mera declaración programática carente de ese carácter
normativo, al no contar con un sistema de garantías que hiciera eficaces esos derechos y
libertades.
Sin embargo, las Constituciones actuales informan todo el Ordenamiento
Jurídico, convirtiéndose en compilaciones de las normas básicas reguladoras del Estado
y la sociedad.

1.2
El carácter normativo de la Constitución de 1978, aparece reconocido
inmediatamente en el artículo 9.1 al afirmar que «los ciudadanos y los poderes públicos
están sujetos a la Constitución y al resto del Ordenamiento Jurídico», y ha sido
ratificado en diversas ocasiones por el Tribunal Constitucional y por el legislador
ordinario.
Sin embargo si partimos del concepto de norma jurídica y de la estructura de la
misma, esto es, de la contemplación de un supuesto de hecho (acción u omisión) y el
efecto jurídico atribuido al mismo, se hace difícil reconocer esa estructura en algunos
artículos del texto constitucional. ¿Qué ocurre con aquellos artículos en los que se
propugnan valores o principios?, ¿se les debe atribuir el carácter de norma?. El Tribunal
Constitucional y la doctrina entienden que la Constitución es una norma única,
cualitativamente diferente a las demás.

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2.- La constitución española como norma suprema y sus efectos.


2.1 Los orígenes de la legalidad superior de la Constitución.
La consideración de la Constitución como norma jurídica suprema aparece
ligada a la evolución del constitucionalismo norteamericano y se afianza tras la
aprobación de la Constitución federal de 1787.
Dado que de la Constitución derivan todos los poderes del Estado, incluido el
legislativo, toda norma contraria a la Constitución debe ser declarada nula.
2.2 La superior legalidad de la Constitución española de 1978.
El hecho de que la Constitución sea considerada la norma suprema del
ordenamiento Jurídico, se debe a que la fuente de la que dimana es el pueblo español;
mientras que, según distintos autores, la legalidad superior de la Constitución deriva de
la interpretación que de la misma ha realizado el Tribunal Constitucional.

2.2.1 Consecuencias.
Se distinguen dos planos:
* Formal: la Constitución determina qué órganos pueden elaborar y
aprobar normas jurídicas, y cuál es el orden de prelación entre ellas.
* Material: referente a que el contenido y la interpretación de toda norma
debe ser coherente con el contenido de la Constitución. De ahí la necesidad de
controlar la constitucionalidad de las normas.
Este principio de «revisión judicial» surge en Estados Unidos tras el caso
Marbury contra Madison, reconociéndose el poder de los Tribunales para
inaplicar las leyes que contradigan la Constitución. Y en aplicación del principio
stare decisis, conforme al cual los jueces inferiores quedan vinculados por las
sentencias precedentes de los jueces superiores, cuando la inconstitucionalidad
es confirmada por el Tribunal Supremo, la inaplicación general equivale a la
anulación de la norma.
En España junto al control diario llevado a cabo por los Jueces y
Tribunales ordinarios al aplicar la ley a cada caso concreto, se reconoce la
competencia exclusiva del Tribunal Constitucional para declarar la
inconstitucionalidad de las leyes y expulsarlas, así, del Ordenamiento Jurídico.

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Además todas las leyes deben ser interpretadas conforme a la


Constitución, erigiéndose el propio Tribunal Constitucional en intérprete
supremo de la misma, lo que le convierte en auténtico poder legislativo, con el
peligro que ello conlleva.

3.- El contenido de la Constitución española de 1978.


Aunque sigue una estructura semejante a sus predecesoras, destacan, además de
su mayor extensión, el carácter intervencionista del Estado, la aparición de nuevos
órganos y estructuras territoriales, y un importante conjunto de valores y principios.
Ello ha llevado a que la doctrina considere la Constitución como un texto
jurídico con gran diversidad de normas, y que en base a ello, aparezcan distintas
clasificaciones del contenido de la Constitución.

3.1 Breve Excursus sobre las garantías institucionales.


Por garantías institucionales se entiende la protección, vía Tribunal
Constitucional, de determinadas entidades arraigadas en la sociedad que se consideran
necesarias para la convivencia político-social ( la familia, la propiedad, el pluralismo
informativo, etc.).

4.- La incorporación del nuevo concepto de constitución a la Constitución


española.
Los primeros textos constitucionales se limitaban a la regulación del poder
político, su organización y su relación con los gobernados. Sin embargo, las
Constituciones contemporáneas realizan una regulación global de todos los ámbitos
jurídico-sociales.
Ello hace que por un lado la Constitución establezca los límites de lo permitido,
pero, por otro lado, al pretender tratar todas las materias, su amplitud e inconcreción
hacen necesaria la intervención del Tribunal Constitucional para definir e interpretar los
principios constitucionales que fundamentan las diferentes disciplinas.

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De esta forma la certeza y seguridad jurídicas, que se consideraban pieza clave


de todo Estado de derecho, desaparecen para quedar en manos de la interpretación que
de cada concepto y en cada momento realice el Alto Tribunal.

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LECCIÓN 5ª

1.- El concepto de fuentes del Derecho.-

En el campo del Derecho Constitucional cuando se habla de «fuentes del


Derecho» se hace referencia a los métodos de producción de normas, su orden en la
pirámide normativa y su ámbito de vigencia.
Con la entrada en vigor de la Constitución española de 1978, se modifica
sustancialmente el sistema de fuentes del Derecho que venía dándose en el
ordenamiento Jurídico, y que tomaba como base el Código civil el cual se
fundamentaba en la idea de la ley escrita y los principios de jerarquía , temporalidad,
irretroactividad y especialidad.

2.- La Constitución española de 1978 y el sistema de fuentes del Derecho.-


Aunque la Constitución de 1978 no explicita expresamente un sistema de
fuentes, a lo largo de su articulado sí se deduce la prelación de unas normas sobre otras.
Así, la Constitución se erige como norma suprema de todo el Ordenamiento
Jurídico. Ello conlleva que la ley deja de tener una posición preeminente dentro del
sistema, al tiempo que aparecen innovaciones importantes tales como: la Ley Orgánica
(como un nuevo tipo de norma que regulará materias de singular relevancia), y la
confluencia de una pluralidad de sistemas normativos (estatal, autonómico y
eurocomunitario).

3.- La Constitución fundamento y cima del sistema de fuentes del Derecho.-


El hecho de que la Constitución sea la cúspide de todo el sistema de fuentes del
Derecho, se debe a que la misma fue elaborada y aprobada por todo el pueblo español
eregido en poder constituyente.

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Que la Constitución sea la norma suprema de todo el Ordenamiento Jurídico


implica que todas las normas jurídicas y los actos de los poderes y órganos
constitucionales, quedan subordinados a ella no pudiendo contradecirla.

4.- Estructura del sistema de Fuentes.-


Con la entrada en vigor de la Constitución y la aparición de unos entes
territoriales nuevos (las Comunidades Autónomas), dotados de un ordenamiento
Jurídico propio -Derecho autonómico-, se produce la coexistencia del Ordenamiento
estatal con una pluralidad de ordenamientos autonómicos.
Ambos tipos de ordenamiento tienen como norma base la Constitución, pero
luego, uno y otro cuentan con diversos tipos de leyes y disposiciones reglamentarias. Es
decir, se trata de ordenamientos que tienen en común la Constitución pero dentro de
cada uno de ellos rigen principios de jerarquía, especialidad y temporalidad.
Mientras que en las relaciones entre el Ordenamiento estatal y un ordenamiento
autonómico concreto, rige principalmente el criterio de la competencia, sólo en
situaciones excepcionales –con el fin de mantener la unidad del Estado- se aplicará el
principio de jerarquía (como los supuestos previstos en los arts. 150.3 ó 155 de la
Constitución).

5.- Los principios de jerarquía y competencia.-


El principio de jerarquía normativa reconocido en el artículo 9.1 y 9.3 de la
Constitución, supone una ordenación estrictamente vertical o piramidal y, consiste en
asignar a las normas distintos rangos –superior e inferior- según la forma que adopte,
esto es, con independencia de su contenido, de manera que la norma inferior no puede
contradecir a la norma de rango superior.
Sin embargo, esta ordenación vertical de las fuentes, resulta insuficiente en el
sistema actual de fuentes del Derecho pues, dado que ciertas materias sólo pueden
regularse por determinado tipo de normas, habrá que aplicar el principio de competencia
para comprobar que una norma no regula materias que no le corresponden.

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6.- El bloque de la constitucionalidad.-


A la hora de valorar la posible inconstitucionalidad de las normas, el Tribunal
Constitucional español introduce el concepto francés de «bloque de la
constitucionalidad», que abarca no sólo la Constitución sino todas aquellas normas
dictadas con el fin de delimitar y distribuir las competencias entre el Estado y las
Comunidades Autónomas.

7.1.- Irretroactividad de las normas.-


El artículo 9.3 de la Constitución deja en manos del legislador ordinario y del
aplicador del Derecho, la aplicación retroactiva de las normas, al proclamar la
irretroactividad de las normas exclusivamente para las «disposiciones sancionadoras no
favorables o restrictivas de derechos individuales». Se rompe así la tradición jurídica
española que preveía la irretroactividad de las normas salvo que dispusieran
expresamente lo contrario, y que tenía por fin garantizar la seguridad jurídica de los
ciudadanos.

7.2.- Publicidad de las normas.-


Es necesario que las normas se publiquen para que los ciudadanos puedan
conocer su contenido. La publicación de las normas se debe hacer de tal manera que
permita verificar que la norma existe, la fecha de su aprobación y su contenido; para
ello se reproducirá en un periódico oficial de alcance general.

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LECCIÓN 6ª

1. El concepto de ley y las concepciones de la ley.


El concepto moderno de ley surge en los siglos XVII y XVIII cuando se
consideraba que las leyes debían ser supuestos concretos de la razón humana
(Montesquieu), y como tal expresarían la voluntad general del pueblo (Rousseau). Por
ello se hizo necesaria la Teoría de la representación, de forma que de las tareas políticas
se encarguen personas preparadas y capaces que actúan en nombre de los demás
(Sieyés), limitándose el pueblo a elegir quienes serán sus representantes.
Los caracteres de la ley como norma suprema son:
* La generalidad, en el sentido de que la ley está dirigida a todos los hombres
considerados en abstracto, y no a un hombre individualmente considerado. Enlaza con
el principio de igualdad, porque supone un trato igual para todos.
* Pocas y perdurables, con el fin de garantizar la certeza del derecho
independientemente de los cambios de gobiernos y políticas.
* Claridad y sencillez, evitando que los ciudadanos tengan dudas acerca de sus
obligaciones y las sanciones en caso de incumplimiento, al tiempo que se elimina
cualquier margen de discrecionalidad en su aplicación por parte de los jueces y
políticos.
* Aplicabilidad al futuro, impidiendo la irretroactividad de las normas.
* Obligatoriedad, de forma que su cumplimiento puede ser exigido por las
autoridades competentes.
* Publicidad, es necesario que las normas se publiquen para que los ciudadanos
puedan conocer su contenido.

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2. La crisis de la ley.
Algunos de los caracteres antemencionados apenas aparecen materializados en la
práctica, y ello debido a tres factores:
* El paso del Estado liberal (abstencionista) a un Estado social de Derecho,
caracterizado por una cada vez mayor intervención del Estado en todos los niveles
(fiscal, laboral, educativo, etc.); ello provoca, la aprobación de normas destinadas a
regular una actividad concreta o a perseguir una finalidad determinada o temporal.
* El paso de un Estado centralizado a un Estado que engloba otras entidades
político-territoriales diferentes, confluyendo distintos ordenamientos jurídicos dentro
del mismo Estado.
* La configuración de la Constitución como norma suprema, quedando el resto
de normas en posiciones jerárquicamente inferiores a ella, y debiendo ser acordes con el
contenido constitucional.

3. La ley en la Constitución española de 1978.


La concepción normativa de la Constitución, es decir, la supremacía de la
Constitución sobre la ley, ha supuesto la previsión de una pluralidad de tipos legales que
dificultan en gran medida la formulación de un concepto unitario de ley; si bien de la
Constitución se pueden extraer una serie de elementos comunes a todo tipo de ley:
* Un titular de la potestad legislativa, un procedimiento legislativo, la
subordinación a la Constitución, el rango y fuerza de ley, y la reserva de ley.

3.1. Fuerza, rango y valor de ley.


A partir de la Revolución Francesa el factor «fuerza de ley» expresaba el
carácter obligatorio de la norma, su capacidad para modificar o derogar otras normas y
la posibilidad de regular cualquier materia.
Sin embargo con la Constitución de 1978 este elemento definitorio de la ley se
disipa por varios motivos: 1º) por el carácter supremo de la Constitución (debiendo
respetar todas las normas el contenido constitucional); 2º) la ley puede ser modificada
por leyes españolas o por normas de origen comunitario o internacional suscritas por

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España; 3º) en algunos casos las materias deben ser reguladas por un determinado tipo
de normas y producidas por un legislador concreto.
El rango de ley implica una posición específica de la norma en la jerarquía
normativa. Las normas con rango de ley son inferiores a la Constitución y superiores al
Reglamento, y entre ellas no existen diferencias jerárquicas internas.
Esa posición normativa en la estructura jerárquica conlleva el llamado «valor de
ley», o régimen jurídico particular de la ley, que se concreta en el control jurisdiccional
que sobre ella ejerce el Tribunal Constitucional.

4. La elaboración de la ley.
El conjunto de los pasos que conducen a la creación de la ley se conoce como
procedimiento legislativo.
El procedimiento legislativo común u ordinario comprende tres fases:
1ª) Iniciativa legislativa: atribuida al Gobierno (proyectos de ley), al Congreso
de Los Diputados y al Senado (proposiciones de ley), a las Asambleas Legislativas de
las Comunidades Autónomas y a los ciudadanos (al menos 500.000 firmas).
2ª) Fase constitutiva: cualquier tipo de iniciativa legislativa que se ejerza, se
remitirá al Congreso de los Diputados, abriéndose un plazo para la presentación de
enmiendas y remitiéndose a la Comisión correspondiente. Una vez elaborado el
Dictamen de la Comisión, éste se remitirá al Presidente del Congreso con el fin de
introducir como punto en el orden del día del Pleno del Congreso la deliberación del
proyecto o proposición de ley.
Aprobado el texto por el Congreso, se remite al Senado donde pasará por los
mismos trámites que en la Cámara Baja (publicación, presentación de enmiendas,
debate en Comisión y deliberación en Pleno).
Si el Senado hubiera formulado enmiendas o ejercido su veto, se remitirá el texto
al Congreso con el fin de que éste, tras los trámites oportunos, las apruebe o las rechace.
3ª) Fase integradora: engloba la sanción, promulgación y la publicación de la
ley.

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Programa de Derecho Constitucional II – Profs. Sánchez / Mellado

En las Monarquías parlamentarias actuales, se mantiene la sanción regia por pura


inercia histórica, ya que la ley es ley desde el momento que se aprueba por el
Parlamento, no reconociéndose derecho de veto al Rey.
La promulgación de la ley tiene por fin dar fe y notificar al resto de órganos del
Estado la existencia de un nuevo texto legal.
Finalmente, mediante la publicación la ley se convierte en ejecutoria y
ejecutable, correspondiendo ésta sólo al Gobierno y no al monarca que se limita a
ordenar su inserción en el Boletín Oficial del Estado.

4.1 Breve referencia a los procedimientos legislativos especiales.


a) Procedimiento de aprobación íntegra en Comisión: La Constitución permite
que las Cámaras deleguen en las Comisiones Legislativas Permanentes la aprobación de
proyectos o proposiciones de ley salvo que se trate de la reforma constitucional,
cuestiones internacional, Leyes orgánicas o de bases y los Presupuestos generales del
Estado.
b) Procedimiento de lectura única: debido a la naturaleza o simplicidad del
proyecto o proposición de ley, podrá acordarse la celebración de un único debate y
votación en el Pleno de la Cámara respectiva sin pasar por la Comisión correspondiente.
c) Procedimiento de urgencia: Supone el acotamiento de los plazos de las
distintas fases del procedimiento legislativo común.

5. Tipos de leyes.
Aparte de las Leyes orgánicas, los Tratados internacionales y las normas
dictadas por el Gobierno con fuerza de ley, aparecen otras variedades legales como las
leyes básicas que tienen por fin garantizar el principio de unidad nacional, fijando los
objetivos, fines y orientaciones generales para todo el Estado; las leyes marco, fijando el
Estado los principios, bases y directrices que deben seguir las Comunidades Autónomas
al dictar para sí normas legislativas; leyes de transferencia o de delegación, mediante las
que el Estado transfiere o delega a las Comunidades Autónomas facultades
correspondientes a materias de titularidad estatal; leyes de armonización, se trata de
normas dictadas por el Estado para armonizar las disposiciones normativas de las

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Programa de Derecho Constitucional II – Profs. Sánchez / Mellado

diferentes Comunidades Autónomas, cuando así lo exija el interés general; ley de


presupuestos, cuya especialidad legislativa viene determinada por la consideración del
Presupuesto como el vehículo de dirección y orientación de la política económica que
corresponde al Gobierno.

6. El principio de legalidad.
El principio de legalidad exige que la actuación de todos los poderes públicos
(Administración y Tribunales incluidos), se lleve a cabo con sujeción al Ordenamiento
Jurídico.
En el ámbito penal, el principio de legalidad supone que nadie puede ser
condenado o sancionado por acciones u omisiones que en el momento de producirse no
constituyan delito, falta, o infracción administrativa.

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LECCIÓN 7ª

1. Configuración de la Ley orgánica.


La Ley orgánica constituye una de las innovaciones más importantes que
introdujo la Constitución de 1978, seguramente con el fin de conseguir el consenso
político en la elaboración de normas reguladoras de materias de especial trascendencia,
dado que para su aprobación se exige mayoría absoluta del Congreso de los Diputados.

2. El concepto de Ley orgánica.


2.1. Concepto material de Ley Orgánica: reserva tasada de ley orgánica.
Conforme al Artículo 81 de la Constitución, las materias que deben ser reguladas
mediante Ley orgánica son:
a) las relativas a derechos fundamentales y libertades públicas.
b) Las relativas a la aprobación de los Estatutos de Autonomía y al
régimen electoral general.
c) y «las demás previstas por la Constitución».
Sin embargo, ha sido necesaria la intervención del Tribunal Constitucional a la
hora de delimitar qué ámbito de dichas materias es el que debe regularse mediante Ley
orgánica. Así, respecto a los «derechos y libertades públicas» se regularán por Ley
orgánica los comprendidos en la Sección 1ª del Capítulo II del Título I de la
Constitución (arts. 15 a 29 inclusive), pues realizar una interpretación más amplia
supondría, según el Tribunal Constitucional, que todas las leyes deberían ser orgánicas.
En cuanto al «régimen electoral general», entiende el Tribunal Constitucional
que hace referencia a las normas electorales válidas para la generalidad de las
instituciones representativas del estado y de las entidades territoriales en que se
organiza, no siendo por tanto equivalente al régimen de las elecciones generales.

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Programa de Derecho Constitucional II – Profs. Sánchez / Mellado

Finalmente, la propia Constitución, al margen del artículo 81.1, contiene


numerosas materias cuyo desarrollo se ha de hacer mediante Ley orgánica.

2.2. El concepto formal de la Ley orgánica.


Para la aprobación, modificación o derogación de una Ley orgánica, se exige
mayoría absoluta del Congreso de los Diputados; con ello el Constituyente persigue que
la mayoría de materias se puedan regular con una mayoría relativa, exigiéndose sólo una
mayoría cualificada en casos especialmente tasados.
En cuanto al procedimiento de elaboración de Leyes orgánicas, éstas se
tramitarán por el procedimiento legislativo común, salvo algunas especialidades como
la calificación del proyecto/proposición como Ley orgánica y la aprobación definitiva
mediante mayoría absoluta del Congreso de los Diputados.

3. El rango normativo de la Ley orgánica en el Ordenamiento Jurídico.


En cuanto a la posición que ocupan las Leyes orgánicas en la jerarquía de
fuentes, la mayor parte de la doctrina entiende que se encuentran al mismo nivel que el
resto de leyes, ya que no se relacionan con ellas a través del principio de jerarquía sino a
través del principio de competencia; esto es, la Ley orgánica no se relaciona con las
demás leyes por su forma, fuerza o valor, sino por su contenido.
Por ello la Ley orgánica reguladora del Tribunal Constitucional, atribuye a éste
la competencia para declarar inconstitucionales aquellas normas que regulen materias
reservadas a Ley orgánica; si bien, en base al principio de colaboración
internormativa el Tribunal Constitucional ha admitido la posibilidad de que la propia
Ley orgánica se remita a una Ley ordinaria posterior para el desarrollo de materias
conexas «no orgánicas» previstas en aquélla.

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LECCIÓN 8ª

1. El concepto de Decreto-Ley.
A partir de la Segunda Guerra Mundial, el tradicional poder legislativo, esto es,
el Parlamento, deja de tener el monopolio de la legislación para ceder ese parte de ese
poder al Gobierno.
Así, la Constitución de 1978 reconoce al Gobierno la competencia para elaborar
y aprobar normas con fuerza de ley, al disponer en su artículo 86.1 que «en caso de
extraordinaria y urgente necesidad, el Gobierno podrá dictar disposiciones legislativas
provisionales que tomarán la forma de Decretos leyes…».
Dada la importancia de que al Gobierno se le reconozca ejercer esta
competencia, sin que en un principio nada tengan que decir las Cámaras Legislativas, es
por lo que la Constitución establece los requisitos de extraordinaria y urgente
necesidad; ahora bien, se trata de ver si en la práctica los Gobiernos se han limitado a
hacer uso de esta potestad en casos extraordinarios y urgentes, o por el contrario si se
han extralimitado en sus funciones.

2. El presupuesto de hecho habilitante.


El Gobierno, sólo puede dictar decretos-leyes «en caso de extraordinaria y
urgente necesidad», con ello el Constituyente quiso restringir al máximo los supuestos
de sustracción a las Cortes Generales de la potestad legislativa que les corresponde.
Sin embargo desde la entrada en vigor de la Constitución hasta la actualidad, los
gobiernos han recurrido de forma habitual a la figura del decreto-ley para regular
situaciones que ni eran extraordinarias ni eran urgentes. Y se puede decir, que esa

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Programa de Derecho Constitucional II – Profs. Sánchez / Mellado
práctica por parte de los gobiernos, encuentra incluso apoyo, en la Jurisprudencia del
Tribunal Constitucional, que desde sus comienzos viene interpretando la extraordinaria

y urgente necesidad como un supuesto de discreccionalidad, es decir, de un margen de


apreciación de los mismos, incontrolable salvo que se incurra en arbitrariedad.

3. Materias vedadas al Decreto-ley.


Continua el artículo 86.1 de la Constitución estableciendo, que el decreto-ley no
podrá afectar al «ordenamiento de las instituciones básicas del Estado, a los derechos,
deberes y libertades de los ciudadanos regulados en el Titulo I, al régimen de las
Comunidades Autónomas ni al derecho electoral general».
El principal problema que se plantea es qué debe entenderse por el término
«afectar», es decir, si se debe realizar una interpretación restrictiva o expansiva del
mismo.
En el primer caso, mediante un decreto-ley, el Gobierno no podría regular
ninguna de las materias a las que hace referencia el art. 86.1 CE en ninguno de sus
ámbitos (ni de fondo, ni accesorios); sin embargo, la tesis expansiva de la limitación
contenida en dicho artículo, sí permitiría regular mediante decreto-ley algunos aspectos
de esas materias.

4. La convalidación o derogación del Decreto-ley.


El apartado número 2 del artículo 86 de la Constitución, establece que los
decretos-leyes deben «ser inmediatamente sometidos a debate y votación de totalidad –
sin que sea posible la presentación de enmiendas- al Congreso de los Diputados,
convocado al efecto si no estuviere reunido, en el plazo de los treinta días siguientes a
su promulgación….».
Al tratarse de una norma provisional, el Congreso debe convalidar o derogar el
decreto-ley mediante un procedimiento especial y sumario previsto en el Reglamento de
la Cámara.
Si el Congreso convalida el decreto-ley, éste no se transforma en ley formal del
Parlamento, si no que pasa de ser una norma provisional a ser una norma definitiva.

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Programa de Derecho Constitucional II – Profs. Sánchez / Mellado
Sin embargo, si el Congreso no convalida el decreto-ley, éste desaparece
definitivamente del Ordenamiento Jurídico. El problema que aquí se plantea, es si esta
expulsión del Ordenamiento Jurídico produce efectos desde la promulgación misma del

decreto-ley por parte del Gobierno, o si por el contrario, se le considera expulsada desde
la no convalidación del Congreso lo que supondría que desde la promulgación hasta la
derogación el decreto-ley produciría efectos jurídicos.

5. La «conversión » en ley.
Tras la convalidación de un decreto-ley, el Congreso puede iniciar la tramitación
del mismo como proyecto de ley, aunque por parte de la Doctrina se tienen serias dudas
sobre el sentido de tal tramitación.

Los Decretos Legislativos: concepto y tipos.


Los decretos legislativos suponen una excepción al Principio general de que no
se puede delegar lo delegado, pues se trata de una norma dada por el Gobierno en base
a una delegación previa del Parlamento (que es titular de la potestad de legislar y que le
ha sido delegada por el pueblo).
Así, la Constitución prevé la posibilidad de que las Cortes Generales deleguen
en el Gobierno la potestad de dictar normas con rango de ley sobre determinadas
materias, que en ningún caso podrán ser las reservadas a Ley Orgánica.
Los decretos legislativos podrán regular ex novo una materia determinada, o
limitarse a refundir normas preexistentes; en todo caso, el Gobierno deberá seguir las
pautas dadas por las Cortes en la correspondiente ley de delegación.

7. Límites.
La legislación delegada presenta límites, tanto respecto de las leyes de
delegación (la delegación debe ser expresa, otorgarse al Gobierno, sobre materia
concreta, etc), como de los decretos legislativos (el Gobierno no puede delegar en otros
órganos, debe legislas en un plazo determinado, etc).

8. El control de la legislación delegada.


Los controles a los que se someten los decretos legislativos son varios:

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Programa de Derecho Constitucional II – Profs. Sánchez / Mellado

* Control previo: Dictamen del Consejo de Estado respecto al proyecto


elaborado por el Gobierno.
* Control posterior: que puede ser llevado a cabo tanto por el Congreso,
por los Tribunales ordinarios, como por el Tribunal Constitucional;
pudiendo además establecer las Cortes en la ley de delegación fórmulas
adicionales de control.

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LECCIÓN 9ª

1.- Los tratados internacionales.


1.1. Introducción.
Son los especialistas en Derecho Internacional los que mayormente se han
ocupado de las relaciones entre la Constitución y las normas internacionales; sin
embargo es extraño encontrar en alguno de ellos, la referencia a los tratados
internacionales como tales, ya que generalmente se hace referencia a «las normas de
Derecho Internacional General».

1.2. Los tratados internacionales.


Un tratado internacional es el acuerdo entre dos o más Estados, o uno de ellos
con un Organismo Internacional de carácter gubernamental, que se rige por el Derecho
Internacional..

1.3. La celebración de los tratados internacionales.


Dado que la Constitución atribuye al Gobierno la competencia exclusiva en
materia de relaciones internacionales, es al Gobierno al que se atribuye el protagonismo
en régimen de monopolio durante la fase inicial de la elaboración de los tratados
internacionales, en detrimento de las Cortes Generales y de las Comunidades
Autónomas.
Será en una segunda fase (cuando el Estado debe dar su consentimiento para
obligarse por un tratado internacional), cuando desaparece el monopolio del Gobierno
para dar cabida a la participación de otros órganos constitucionales.

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Programa de Derecho Constitucional II – Profs. Sánchez / Mellado

2. Tipos de tratados internacionales.


Se distinguen dos clases de tratados internacionales: los ordinarios y los
extraordinarios.
A los primeros hace referencia el artículo 94 de la Constitución, distinguiéndose
a su vez entre aquellos que requieren la previa autorización de las Cortes Generales,
debido a las materias que regulan (art. 94.1 CE); y aquellos otros en los se habilita al
Gobierno para concluir el tratado internacional, debiendo informar inmediatamente a las
Cortes (art. 94.2 CE).
En cuanto a los tratados internacionales extraordinarios, se diferencian aquellos
en base a los cuales el Estado cede el ejercicio de competencias propias a una
organización o institución internacional, requiriéndose la autorización previa de las
Cortes Generales otorgada mediante Ley Orgánica; y aquellos otros que contienen
estipulaciones contrarias a la Constitución, pudiéndose acudir en este caso a un control
previo de la constitucionalidad del tratado por parte del Tribunal Constitucional
español.

2.1. La recepción de los tratados internacionales.


En el proceso conducente a la conclusión de los tratados internacionales y a su
adopción por el Derecho español, se ha de producir por un lado la intervención del Rey
(manifiesta el consentimiento del Estado para obligarse internacionalmente por medio
de tratados concluidos de forma solemne); y la publicación del tratado internacional
concluido.

3. Lugar de los tratados internacionales en el sistema español de fuentes.


Es prácticamente unánime la Doctrina considerar que los tratados
internacionales están supeditados a la Constitución, y ello porque el artículo 95.1 de la
Constitución establece que «la celebración de un tratado internacional que contenga
estipulaciones contrarias a la Constitución exigirá la previa revisión constitucional».
Esta subordinación explica el control previo y posterior de constitucionalidad de
los tratados internacionales; sin embargo, en la práctica surgen serias dudas acerca de la
viabilidad de un control posterior de los tratados internacionales, pues el artículo 96.1

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Programa de Derecho Constitucional II – Profs. Sánchez / Mellado

de la Constitución establece que las disposiciones de los tratados internacionales que


hayan pasado a formar parte del Derecho interno de España, sólo podrán derogarse,
modificarse o suspenderse «en la forma prevista en los propios tratados o de acuerdo
con las normas generales del Derecho Internacional». Por ello, será necesario acudir a la
distinción entre validez y aplicabilidad de los tratados.
En cuanto a las relaciones entre los tratados y la ley, podría pensarse que el
artículo 96.1 CE atribuye a los tratados una fuerza pasiva ante las leyes, lo cual
supondría situarlos en una posición jerárquica superior. Sin embargo, este criterio no es
suficiente, pues no sería aplicable a los tratados suscritos únicamente por el Gobierno
que carecen de fuerza activa frente a las leyes.
Por ello, la compleja relación entre los tratados y las leyes es más fácil de
comprender si se tiene en cuenta que las relaciones entre normas no viene determinada
únicamente por el criterio de jerarquía, sino también por reglas sobre la aplicación y la
eficacia, y que ambos criterios pueden combinarse.

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LECCIÓN 10ª

1. La autonomía y la Constitución: concepto, garantía y límites.


Los principios de organización de un Estado suelen basarse en los conceptos de
centralización o de descentralización.
La centralización supone concentrar los poderes fundamentales de decisión, en
órganos rectores del Estado y de su Administración; aunque para agilizar los servicios
generales se suele acudir a la desconcentración, que consiste en delegar un poder de
decisión en órganos jerárquicamente inferiores.
La descentralización implica distinguir entidades con personalidad propia e
independientes, pudiendo ser la descentralización funcional o territorial.
Con la entrada en vigor de la Constitución de 1978, desaparece el Estado
centralizado para dar paso a lo que se conoce como Estado autonómico, basado en el
principio de descentralización política. Aparece así, el concepto de autonomía como
fórmula organizativa capaz de articular la unidad de España y la pluralidad de sus
componentes.
Esa Autonomía aparece garantizada por los procedimientos rígidos de reforma
de la Constitución, por el control de la ley por parte del tribunal Constitucional, y por
los propios Estatutos de Autonomía. Y limitada por el «interés general» (que es
competencia del Estado), por la «igualdad» (todos los españoles tienen los mismos
derechos y deberes en cualquier territorio del Estado), y por el límite de la «unidad de
mercado» (libertad de circulación de personas y bienes en todo el Estado).

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Programa de Derecho Constitucional II – Profs. Sánchez / Mellado

2. Los Estatutos de autonomía: elaboración y reforma.


Dado que a día de hoy parece que el mapa autonómico es definitivo, lo
interesante no es tanto centrarnos en los procedimientos de elaboración de los Estatutos
de Autonomía, si no en la reforma de los mismos.
La reforma de todo Estatuto autonómico requiere una Ley Orgánica que apruebe
la reforma, y en el caso de las Comunidades Autónomas que se crearon por la vía del
artículo 151 de la Constitución, se requiere además la celebración de un referéndum
entre los electores correspondientes a la Comunidad Autónoma concreta. Además, en
ambos casos cada Estatuto de Autonomía puede fijar cualquier otro requisito para llevar
a cabo la reforma.

3. El derecho del Estado y el derecho de las Comunidades Autónomas.


En cuanto a la elaboración de normas por parte del Estado y de las Comunidades
Autónomas, y las relaciones entre unas y otras, se definen en la Constitución distintos
criterios.
El residual, en el sentido de que las Comunidades Autónomas pueden asumir
aquellas competencias que no están reservadas expresamente al Estado, y a su vez éste
asumirá de forma residual todas aquellas materias que no hayan sido asumidas por las
Comunidades Autónomas.
El criterio de la prevalencia, en el sentido de que las normas del Estado
prevalecerán, en caso de conflicto, sobre las Comunidades Autónomas en todo lo que no
esté atribuido en exclusiva a éstas (estos conflictos se resolverán por el Poder Judicial
ordinario y no por el Tribunal Constitucional).
Y el criterio de la supletoriedad, de forma que ante lagunas jurídicas que se
planteen en casos concretos, será de aplicación el derecho del Estado (sin embargo, el
Tribunal Constitucional no ha mantenido una misma línea en las distintas ocasiones en
que se ha pronunciado acerca del concepto de «supletoriedad»).

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4. Derecho Comunitario y Autonomías.


Dado que la política internacional es competencia exclusiva del Estado, está
vedada la participación de las Comunidades Autónomas a la hora de negociar un tratado
o convenio que se plantee a nivel internacional; siendo simplemente informadas por el
Gobierno en cuanto que afecte a materias de su específico interés.
Sin embargo es posible que una materia regulada por un tratado internacional
del que España sea parte, o por una norma de la Unión Europea, deba ser ejecutada, en
base a su competencia, por una Comunidad Autónoma concreta.
Por ello, se han establecido mecanismos que garantizan una mayor fluidez entre
el Estado y las Comunidades Autónomas, en relación a la política de la Unión Europea.
Así se crean distintos órganos como las Conferencias Sectoriales en las que se da
cabida a los Consejeros autonómicos que se vean afectados por un tema concreto; o la
Comisión mixta Congreso – Senado para Asuntos relacionados con la Unión Europea.

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LECCIÓN 11ª

1. La jurisprudencia constitucional.
En la historia jurídica española la jurisprudencia no era considerada fuente del
Derecho, si no que, a lo sumo, complementaba el Ordenamiento Jurídico; a partir de la
Constitución de 1978 y de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, se reconoce al
Tribunal Constitucional como el intérprete supremo de la Constitución, y se le atribuye
la competencia para declarar la inconstitucionalidad de una norma expulsándola del
Ordenamiento Jurídico (legislador negativo).
En este sentido, se reconoce el valor de fuente del Derecho a las Sentencias
dictadas por el Pleno del Tribunal Constitucional, modificándose la estructura del
sistema de fuentes del Ordenamiento Jurídico.

2. Jurisprudencia constitucional y Tribunales ordinarios.


El Tribunal Constitucional y los Jueces y Tribunales ordinarios, son
independientes y actúan en jurisdicciones diferentes; así, salvo lo dispuesto en materia
de garantías constitucionales, el Tribunal Supremo, con jurisdicción en toda España, es
el órgano jurisdiccional ordinario superior en todos sus órdenes.
Ahora bien, ni la jurisdicción ordinaria puede, al interpretar y aplicar la Ley,
olvidar la existencia de la Constitución, ni el Tribunal Constitucional puede prescindir
del análisis crítico de la aplicación que la jurisdicción ordinaria hace de la Ley, cuando
tal análisis es necesario para determinar si se ha vulnerado algún derecho fundamental o
libertad pública.
Sin embargo, en la práctica, dada la dificultad de separar el juicio de
constitucionalidad del juicio de legalidad, el Tribunal Constitucional ha actuado en

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Programa de Derecho Constitucional II – Profs. Sánchez / Mellado

diversas ocasiones como una instancia jurisdiccional superior de los Tribunales


ordinarios, ejerciendo competencias que no le corresponden, y vulnerando él mismo el
derecho a la tutela judicial efectiva.

3. La interpretación constitucional: su carácter específico.


3.1. Introducción: la interpretación jurídica.
Frente a los esfuerzos de los juristas que durante años trataron de depurar el
léxico jurídico con el fin de garantizar la mayor certeza posible a los ciudadanos, se
introduce la idea de la interpretación de las normas, acudiendo para ello tanto a la
estructura sintáctica-gramatical, a los precedentes históricos, como a la realidad social
del tiempo en que la norma ha de ser aplicada, entre otros.
Con ello desaparece la seguridad jurídica, el principio de igualdad y la unidad
del Derecho.
Respecto a la Constitución es el Tribunal Constitucional el intérprete supremo de
la misma.

3.2. La interpretación de la Constitución.


Lo que se plantea es si se puede interpretar la Constitución como cualquier otra
norma o ley. Entendemos que la «interpretación» es la actividad que el Juez lleva a cabo
para determinar, mediante un razonamiento fundado en Derecho, el sentido de una
norma; sin embargo, existen distintos aspectos del texto constitucional que obligan a
que el mismo sea interpretado por el Tribunal Constitucional y no por los Tribunales
ordinarios.

3.3. Técnicas de la interpretación específica de la Constitución.


Dadas las características de la Constitución, son necesarias unas técnicas propias
distintas a las utilizadas en la interpretación jurídica habitual.
Pero en la práctica, cuando el Tribunal Constitucional examina una norma cuya
constitucionalidad se ha cuestionado, utiliza técnicas de argumentación retóricas
dirigidas no sólo a dar una solución que sea conforme con el sistema, si no que la
misma, sea social y moralmente aceptable para las partes y para la opinión pública. Ello

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Programa de Derecho Constitucional II – Profs. Sánchez / Mellado

dar lugar a la indeterminación de conceptos tales como: «proporcionalidad»,


«razonabilidad» y «ponderación», que el Tribunal Constitucional ha convertido en
parámetros o requisitos a la hora de dictar sus Sentencias, produciéndose una
inseguridad jurídica absoluta.

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LECCIÓN 12ª

1. El Ordenamiento Jurídico Comunitario.


1.1. Introducción.
El Derecho de la Unión Europea constituye un Ordenamiento Jurídico propio
derivado de las competencias transferidas por los Estados miembros, que se ejerce por
instituciones independientes de éstos y que cuenta con su propio sistema de fuentes.

1.2. El Derecho Originario.


El Derecho Comunitario Originario está integrado por un conjunto de Tratados
que ocupan el vértice de la pirámide normativa comunitaria, teniendo eficacia directa
para todos los Estados miembros, las instituciones comunitarias y las personas físicas y
jurídicas públicas o privadas.

1.3. El Derecho Derivado.


El Derecho Derivado está integrado por el conjunto de normas y actos
comunitarios emanados de las instituciones de la Unión Europea, y que se clasifican en
dos grupos:
* Actos obligatorios o vinculantes.
* Actos no obligatorios o no vinculantes.

1.3.1. Actos normativos obligatorios.


A) Los Reglamentos.
El reglamento comunitario tiene un alcance general, siendo obligatorio en todos
sus elementos y directamente aplicable en cada Estado miembro. Esto implica su

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Programa de Derecho Constitucional II – Profs. Sánchez / Mellado

recepción automática en los Ordenamientos Jurídicos nacionales, no pudiéndose admitir


que un Estado miembro aplique de manera incompleta o selectiva sus dispocisiones.
Se diferencian varios tipos de reglamentos:
* Reglamentos que no precisan colaboración alguna de los Estados miembros
para su completa efectividad, y reglamentos que sí la precisan.
* Reglamentos autónomos y reglamentos de ejecución de otros reglamentos.
* Reglamentos de base (de contenido general) y reglamentos de ejecución.

B) Las Directivas.
Las Directivas tienen por fin conseguir un objetivo concreto pero dejando que
sea cada Estado miembro el que decida a través de qué medios obtiene ese objetivo. Por
ello no son normas directamente aplicables, ya que se deja un plazo a los Estados para
adoptar las normas internas necesarias para el cumplimiento del objetivo.

C) Las Decisiones.
A través de las Decisiones se persigue la regulación de asuntos concretos en
relación con los Estados miembros o particulares a los que vayan dirigidas, siendo
obligatorias en todos sus elementos.

D) Caracteres comunes a los Reglamentos, las Directivas y las Decisiones.


Los actos normativos vinculantes de la Unión Europea presentan una serie de
características comunes: deben ser conformes al Derecho Originario, debe ser
motivados, deben publicarse o notificarse, y pueden ser objeto de control por el
Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas.

1.3.2. Actos obligatorios no previstos en el artículo 249 TCE.


* Los fallos del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas.
* Los Tratados internacionales concluidos por la Unión Europea.
* Los Tratados entre Estados miembros que regulen materia relacionadas con el
Tratado de la Comunidad Europea.

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Programa de Derecho Constitucional II – Profs. Sánchez / Mellado

1.3.3. Actos no obligatorios.


Aunque no tienen carácter vinculante, las Recomendaciones del Consejo o de la
Comisión persiguen obtener una actuación determinada del Estado miembro o de la
institución a la que van dirigidas.
A través de los Dictámenes, los distintos órganos comunitarios pueden expresar
su opinión sobre un tema concreto, siendo sus destinatarios otras instituciones o los
Estados miembros.

1.4.La primacía del Derecho Comunitario sobre el Derecho Español.


Ha sido el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas el que ha
determinado la primacía del Derecho Comunitario sobre el Derecho Nacional en caso de
conflicto, si bien, las relaciones entre ambos derechos se rigen por el principio de
competencia y no por el de jerarquía.

2. Hacia una Constitución europea.


Aunque no es un debate nuevo, el impulso para elaborar una Constitución
europea toma fuerza a partir del año 2000; el debate permanece abierto y quedan por
resolver numerosas dudas aunque la principal es si se pretende dotar al conjunto de
Estados miembros de una Constitución que se erija en norma suprema del
Ordenamiento Jurídico de la Unión Europea.

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