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Abrir a las ciencias sociales

-reflexión-

Diana Sofía Villamues López

Docente:
Olver Quijano Valencia
Sociología de la organización

Universidad del Cauca


Facultad Ciencias Contables Económicas y Administrativas
Contaduría Pública
Septiembre de 2009
Abrir a las ciencias sociales
-reflexión-

La epistemología ha sido una pieza fundamental en la construcción del


conocimiento y dentro de esto vale la pena analizar cuál ha sido el desarrollo de
las ciencias sociales a través de diversos estadios cronológicos del pasado.

Debemos partir desde la época antigua, donde los teóricos basaban sus doctrinas
desde una concepción teológico/filosófica y no había lugar para especulaciones
que colocaran en tela de juicio las verdades absolutas impuestas por una sociedad
teocéntrica; aparece entonces un término que concibe al mundo desde una
perspectiva monotópica: ‘Dualismo Cartesiano’, “… el dualismo cartesiano, la
suposición de que existe una distinción fundamental entre la naturaleza y los
humanos, entre la materia y la mente, entre el mundo físico y el mundo
social/espiritual.” (Wallerstein(coordinador), 1996:4); la disimilitud entre lo
ontológico y lo existencial pasará a ser considerado para cuestionar las leyes
naturales promulgadas.

A partir del siglo XVIII y con la concepción de un mundo cartesiano se puede


afirmar que la genealogía de las ciencias tiene su sustrato en la modernidad, ya
que es aquí donde se empieza a notar que, el conocimiento a través de la razón
es inversamente proporcional al conocimiento especulativo o deductivo que
poseían los filósofos de la época, por tanto los universalismos planteados hasta el
momento debían ser reevaluados de acuerdo a la dicotomía existente.

Sin embargo, el estadocentrismo continuaba su expansión y con la razón como


ente generador de cambio, el pensamiento de universalismos eurocéntricos debía
ser superado y con la consolidación de diferentes disciplinas culturalmente
excluidas (como la sociología, la economía y la ciencia política), se pretendía crear
cuestionamientos acerca del mundo recibido para dar paso a un mundo construido
por medio de la idea de progreso y con el objetivo de obtener nuevos
descubrimientos de validez empírica.

La institucionalización de los saberes fue un proceso lento que buscó replantear la


estructura organizacional política existente hasta el momento. Después de la
segunda guerra mundial Estados Unidos se convirtió en una potencia, las
poblaciones se expandieron y el sistema universitario se amplió, con lo cual el
control eurocéntrico y sus parroquianismos globalizados perdieron credibilidad y
se imponían nuevos colonialismos con la visión de transformar las líneas
disciplinarias y que las culturas no occidentales hicieran parte del planteamiento
de nuevos universalismos de la ciencia.

Las diferencias epistémicas han logrado que los límites establecidos para los
procesos de poder y saber se hayan abierto, esto es el indicador de que no
solamente en la universidad se produce el conocimiento y tomando como
referencia la frase de Platón ‘el conocimiento es la intersección de creencias y
verdades’, es de gran certeza afirmar que los saberes, tanto de ciencias sociales
como de ciencias naturales, deben dejar de ser centralizados tanto de Europa
como de Estados Unidos y pretender ser intermulticultural, aunque esto es de gran
dificultad, ya que de una u otra forma se tomaría como base algún modelo para
construir un nuevo universalismo (y no es este el objetivo), si debería ser posible
lograr integrar la multiplicidad del mundo en esta época contemporánea, donde
existen conjuntos de singularidades, es decir, hay un enfoque más definido acerca
de campos de conocimiento que antes eran globalizados en alguna disciplina, y en
donde la sociedad es una sociedad tecnológica que basa sus desarrollos en los
sistemas de información y de comunicación, los cuales se encuentran en continuo
desarrollo.

Las ciencias sociales deberían centrar su atención en el entendimiento del mundo,


fomentando el desarrollo de los sentidos, para que el hombre sea capaz de
interpretar la diversidad científica planteada por cualquier disciplina, entendiendo
de antemano que la filosofía y las manifestaciones artísticas también son cultura y
no existen fuera del hombre ni de su quehacer histórico.

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