Você está na página 1de 1

Autoayuda, autoanálisis y otras mentiras similares

Vie, 03/02/2007 - 02:58 — marcos


Tanto para los nuevos procesos, libros y formas posibles de autoayuda o autoanális
is, cabe una objeción primaria, antigua y de corte bíblico: Nadie es profeta en su t
ierra.
Esto, bien puede significar que nadie se enfrenta a sus propias miserias, y no e
s por falta de valor únicamente, sino porque nadie admite tenerlas. Y lo que no se
reconoce no se enfrenta. Por ello es que un terapeuta desconfía del autoanálisis, y
a que, no puedo trabajar algo que considero que en mí no existe. Ni los mezquinos
ni los soberbios se precian de serlo, ni menos aún admiten su enorme temor hacia e
l mundo.
Por otra parte, los libros o procesos de autoayuda o autoanálisis inevitablemente
describen “recetas” o “procedimientos” o “ejercicios” a realizar del tipo Hágalo en doce pa
, cuyo problema básico radica en la negación de la situación en la cual las conductas
de las personas adquieren significado. Y la conducta es impredecible. Es un prod
ucto de los factores que presenta una situación, combinados con la subjetividad pr
opia de la persona, para la cual dicha situación tendrá un significado particular. U
n ejemplo sencillo: Un grupo de personas que caminan por la calle percibe un lig
ero olor a pólvora. Para algunos les recordará los petardos y resultará en una experie
ncia interna de nostalgia por la época de las fiestas y para otros será una señal de p
eligro. Para quienes estuvieron en una guerra significará una experiencia interna
de terror.
Por ello es que los procesos terapéuticos, sean en grupo o individuales, se enfoca
n en la experiencia individual de cada persona con su significado único e intransf
erible. Y esto no puede generalizarse.
Errores de interpretación
Una objeción que debe realizarse al autoanálisis como método, consiste en que la gran
mayoría de las veces, lo que se considera una enfermedad o un problema global o un
a dificultad de la persona es, en realidad, sólo un síntoma de otro problema subyace
nte. Se ve solo lo que emerge, no lo que lo empuja. Por ejemplo, el consumo de c
ocaína o la compulsión a comer o a trabajar suelen ser considerados “adicciones”, partes
delimitadas de la personalidad que deben aislarse, extirparse, modificar o trat
ar de algún modo, para restituir el funcionamiento normal del organismo y problema
resuelto. Pero lo que allí no se observa es que estas conductas se asientan en la
base de una personalidad inmadura que no puede por sí misma enfrentar al ambiente
. Así, se termina por cambiar una adicción por otra.
Lo bueno y lo malo
La mayoría de estos métodos se enfocan en los aspectos “buenos”, buscando trabajar y ace
ntuar la tolerancia, la benevolencia, la solidaridad y otros aspectos similares
de modo racional. Esto en sí mismo no es nocivo. Lo problemático consiste en que aqu
ello que nos provoca ira, culpa, frustración, angustia, ansiedad, miedo, etc. no s
e relaciona con conductas socialmente aceptadas y promovidas sino con todo lo su
puestamente “malo” que empuja desde nuestro interior por salir y manifestarse. Y es
justamente todo aquello que si poco a poco nos permitiéramos expresar nos permitiría
vivir nuestras existencias sin autotorturarnos.
¿Para qué sirve un terapeuta?
Un terapeuta es una persona que nos ayuda a reconciliarnos con aquello que despr
eciamos de nosotros mismos y nos permitiría vivir mejor. Nos ayuda a que aprendamo
s a observar nuestra propia imagen sin engañarnos. No está centrado en los contenido
s de nuestra subjetividad, sino en los procesos según los cuales distorsionamos nu
estra experiencia del mundo. Y advertir y modificar estas distorsiones mediante
un autoanálisis es una tarea imposible.

Você também pode gostar