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LA FORJA DE UN HÉROE

Por Blaine Lee Pardoe

Traducción/adaptación Justin_xiang

Cuando las llamas de la rebelión aparecen en Thorin, un hombre


determinará el destino del mundo . . . .
Blaine L. Pardoe Portada Justin_Xiang

CONTRAPORTADA

Las órdenes de la Arcontesa para el Coronel Felix Blucher eran


bastante simples: anular el alzamiento de los leales a Davion enThorin.
Pero Blucher nunca planeó enfrentarse al intrépido Archer Christifori, líder
de la milicia local y MechWarrior condecorado de la Guerra de los Clanes.

Cuando las tensiones entre la Alianza Lirana y la población leal a


Davion aumentan, Archer se ve cogido entre la obediencia a la Arcontesa o
la lealtad a su pueblo. Pero cuando las fuerzas de Blucher se exceden,
Archer asume la causa lealista y se convierte en jefe del ejército rebelde.
La confrontación final se vislumbra y los rebeldes se enfrentan en una
posición desfavorable: pero hace falta algo más que ´Mechs para ganar la
libertad de Thorin. Hace falta un héroe . . .

Dedicatoria inicial:

A mi maravillosa esposa, Cyndi, y a mis hijos, Victoria Rose y Alexander


William. A mis padres, quienes apoyaron mi interés por los juegos y la escritura cuando
no tenían sentido. A uno de mis autores favoritos: Harry Turtledove, quien me
proporcionó incontables horas de entretenimiento. Y a todos mis amigos, quienes
hicieron frente a esta extraña afición mía: ser un autor.

Y, como siempre, a mi alma mater, la Universidad Central de Michigan.

¿Qué forja a un héroe? Las circunstancias, la oportunidad, el deseo de hacer algo


más de lo esperado y anticipado; sí, todos estos factores cuentan. Pero hay más. Un
verdadero héroe no es un fenómeno de una única vez en una vida. Los héroes
verdaderos actúan de forma heroica una y otra vez, y lo hacen con un estilo y una
personalidad que son recordados. Ellos caminan entre nosotros, oficiales de policía,
bomberos, miembros de las fuerzas armadas, y quizás esa persona que está junto a ti
ahora en la habitación.

Al desarrollar a Archer Christifori como personaje, leí sobre hombres como


Frank Luke, Felix von Luckner, Joshua Lawrence Chamberlain y otros héroes reales.
Ellos contribuyeron a este libro sin saberlo. Me gusta Archer; es aguerrido, veterano, no
rencoroso y ha realizado su labor por el reino y el país cuando comienza el libro. Esto
supone bastante.

Debo reconocer la contribución de buenos amigos como John Kendrick, quién


me sacó al menos una vez por semana o más a buscar reliquias de la Guerra Civil
perdidas hace tiempo en los bosques de Piedmont, Virginia. Fue la mejor forma de
relajarme que podía esperar. Gracias a todos los novelistas de BattleTech y a Brian
Nystul quien me ayudó a captar lo que la Guerra Civil es y será. Donna Ippolito se
merece las gracias simplemente por hacer frente a todo esto con tan poco tiempo de
preparación.

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LA FORJA DE UN HÉROE

Gracias también a Cullen Tilman por llevarme a hacer rafting en aguas rápidas
en West Virginia de modo que pudiese incluir ese trozo en el libro. Y quiero reconocer
públicamente las contribuciones a este libro de otros buenos amigos como Greg
Johnson, los Hosicks, los Druhots, los Hunts y los Rivenburgs.

Por último, a los Hijos de Virginia que murieron durante “La Guerra de la
Agresión Norteña” y los cuentos que dejaron sobre una verdadera Guerra Civil y su
impacto en nuestra historia. Creo que finalmente hemos sosegado a los yanquis en un
sentimiento de exceso de confianza. Como dice el refrán: “No hay nada civil en una
guerra civil”.

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Blaine L. Pardoe Prólogo Justin_Xiang

Prólogo

Hospital de campo de la Fuerza Especial Bulldog


Lootera, Huntress
Región Estelar Kerensky, Espacio de los Clanes
8 de abril de 3060

Archer Christifori estaba incómodo, pero moverse sólo hacía que las cosas empeorasen. Con tres costillas
rotas y numerosas torceduras, cualquier posición resultaba dolorosa. Le habían dado calmantes,
pero las drogas le dejaban atrapado en algún lugar entre la agonía y la inconsciencia.

Miraba hacia el ventilador de techo que giraba sobre su cabeza, preguntándose cuanto tiempo
llevaría postrado en este hospital de campo. Esperaba que no fuese más de unos pocos días. Tiró de las
sábanas con su brazo derechoel ileso por el que parecía el centésimo maldito intento frustrante,
buscando encontrar una posición que fuera soportable.

Había sido una semana horrorosa. Meses de tedioso viaje espacial, desde la Esfera Interior hasta el
Espacio de los Clanes, se habían convertido en un terror rápido y repentino. La Fuerza Especial Bulldog
había llegado al sistema de Huntress solo días antes, y no demasiado pronto. La Operación Serpiente, el
otro ejército de la campaña para acabar con la invasión de los Clanes, había sido reducida a solo un puñado
de unidades operativas. Tan lejos de casa, los serpientes no tenían el material y los hombres necesarios para
completar la destrucción de los Jaguares de Humo.

La unidad de Archer, el Décimo de Guardias Liranos, formaba parte de Bulldog cuando llegaron a
Huntress. Recordaba la aproximación de su Nave de Descenso a través de los tormentosos cielos del
planeta. El y el resto de su unidad estaban montados en las cabinas de sus ´Mechs, esperando la señal de
apertura de las puertas de descenso. Sus órdenes aran cubrir la retirada de los Montañeses de Northwind,
que habían estado luchando contra los Jaguares en el espeso y maloliente lodo del Pantano de Dhuan.

Mientras salía y entraba en el estado de inconsciencia, oyó pasos en el pasillo. No se trataba del
suave sonido a paja de los zapatos de las enfermeras, sino del tintineo familiar de las espuelas, la
inconfundible marca de los oficiales de las Fuerzas Armadas de la Mancomunidad Federada (FAMF).
Volvió la cabeza para ver quien estaba aproximándose, y varias figuras borrosas ocuparon su campo de
visión.

 Mayor Christifori  escuchó que decía una de ellas. Archer parpadeó para enfocar sus ojos.

 Señor consiguió responder, elevando su brazo derecho sano para un saludo, a pesar de que
estaba estirado a su espalda. De forma inmediata reconoció al Príncipe Victor Davion, su jefe y el jefe
global de la Fuerza Especial Bulldog, pero no a los otros oficiales que le acompañaban.

 He leído los informes de después de la acción realizados por el Coronel MacLeod sobre su
misión de apoyo y rescate, Mayor dijo el Príncipe con una débil sonrisa. Diablos, valiente fregado
montó usted.

Archer agitó ligeramente la cabeza:

En realidad no, señor. Sólo cumplía órdenes.

El Príncipe ladeó la cabeza ligeramente:

No recuerdo haber dado la orden de descender justo en mitad del avance de los Jaguares de
Humo, Mayor.

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Blaine L. Pardoe Prólogo Justin_Xiang

Archer cerró los ojos un poco. Los recuerdos volvieron inmediatamente a través de la confusión de
su drogado cerebro.

La Nave de Descenso se estremeció:

Capitán Strong, colóquenos justo entre los Montañeses de Northwind y los Jaguares
ordenó Archer.

Roger, Mayor llegó la réplica de Strong a los cascos de Archer.  Un minuto para
descender y contando. La ZA (Zona de Aterrizaje) está caliente.

Cambió a la frecuencia de la compañía de mando:

No hay mucho tiempo, así que escúchenme. Nuestra misión es relevar a los Montañeses. Esta
gente ha pagado esta operación con su sangre, y nosotros estamos aquí para asegurarnos de que vivan
para celebrar la victoria. Quiero un amplio despliegue directamente entre los Jaguares y los
Montañeses. Formen una línea de batalla con la Lanza de Mando en el flanco izquierdo, la de Ataque en
el centro, la de Caza en la derecha.

>>Las órdenes son simples. Ningún Jaguar va a pasara a través nuestra hasta los Montañeses.

Señor dijo el Teniente Moss ellos nos superan en número y armamento. La Segunda
Compañía llegará en veinte minutos. ¿No podríamos esperar?

 Esos tipos ya han pasado por el infierno. Nosotros vamos a acabar lo que ellos empezaron.
Recuerden, ningún Jaguar debe pasar.

Los ojos de Archer se abrieron completamente con lentitud:

 Vuestras órdenes eran relevar a Los Montañeses de Northwind, señor. Si hubiese esperado,
buenos guerreros habrían muerto. Demasiados lo habían hecho ya.

 No estoy criticando lo que hizo, Mayor. Estoy elogiándolo. No sólo asumió usted un buen trozo
de tierra, sino que tomó la iniciativa sin dudarlo. De acuerdo con los informes archivados por sus jefes,
usted personalmente se enfrentó a un total de seis ´Mechs de los Jaguares de Humo de una vez. Menuda
hazaña.

Archer dio un profundo y largo suspiro, parte de él aun perdido en los recuerdos.

 Tengo múltiples blancos, de todos los pesos, acercándose rápido dijo el Teniente Friscoe
en la línea de comunicaciones. Su voz estaba teñida de miedo.

Los sensores de corto alcance del Penetrator de Archer tampoco mostraban un cuadro feliz.
Había demasiados ´Mechs de los Jaguares y estaban persiguiendo a los Montañeses como una jauría de
perros.

De acuerdo, gente, este es el momento en que devolvemos el daño en nombre de los
serpientes Los Claneros han tirado a la basura sus propias reglas de enfrentamiento, así que mantened
las cabezas en orden. Las órdenes son disparar contra objetivos múltiples: dispárenle a todos. Disparar
a cualquiera que intente pasar a través de la línea..

El primer ´Mech en llegar fue un Vulture de los Jaguares con el camuflaje pintado de gris ya
quemado y destrozado en varias partes. Subió a la cima de la colina a su izquierda, moviéndose a lo
largo del flanco de la línea. Ni siquiera intentó dispararle. Estaba persiguiendo a los Montañeses, que se
retiraban a través del pantano circundante, y sus andares de pájaro hacían parecer que el ¨mech bailaba
a través de su campo de visión.

Archer giró el torso de su Penetrator y dio un tirón brusco al mando de control hacia delante de
modo el retículo de puntería flotase sobre el Vulture en carrera. Ubicó un trío de sus láseres de pulso
medios en el mismo circuito de puntería y mantuvo a su ´Mech moviéndose hacia delante para mantener

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LA FORJA DE UN HÉROE

la distancia fija. Disparó los láseres, y el aire se llenó de brillantes estallidos esmeraldas mientras los
haces de luz cosían el lateral y la espalda del OmniMech de los Jaguares. Los haces de luz llegaron a su
objetivo, golpeando al ´Mech y salpicando trozos de blindaje. El paso veloz del Omni se redujo
lentamente hasta casi detenerse mientras el Clanero se giraba para afrontar el ataque de Archer.

Archer se adelantó hacia la ladera de la colina mientras un Dasher también intentaba


dispararle al pasar. Ignorando un Vulture que también se acercaba hacia él, apuntó al Dasher marrón
claro y lo recibió con sus láseres de alcance extendido. La temperatura de su carlinga se elevó, aunque
sólo por un momento.

Nave de Descenso Hill, aquí Acorazado. ¿Cuál es su Tiempo Estimado de Aterrizaje (TEA)?
dijo mientras el sudor caía hacia sus ojos dentro del neurocasco.

Acorazado, aquí la A.P. Hill. Estaremos sobre ustedes en doce minutos.

 Que sean cinco.

 El informe sobrevalora el enfrentamiento, señor dijo Archer. La Nave de Descenso de la Segunda


Compañía estaba sólo a pocos minutos. Mi flanco derecho se quebró, pero el centro y la izquierda
resistieron. Solo quería disparar a tantos Jaguares como fuese posible, para hacer que se liasen conmigo en
lugar de con los Montañeses.

 El resto de su compañía se vio, finalmente, obligada a retirarse, pero usted mantuvo el terreno.

Archer se sonrojó ante la nota de respeto en la voz del Príncipe:

 Señor, usted ha estado al mando del Décimo de Guardias durante mucho tiempo. Usted sabe que las
situaciones de combate tienden a ser inestables.

 Pero no como esta, Mayor. Cuando usted fue recuperado, ya había perdido la fuerza. Su ´Mech
había sufrido casi un ochenta y nueve por ciento de pérdida de blindaje. A su alrededor había seis
OmniMechs y tres Elementales, y, según los registros de batalla de su Penetrator, usted los liquidó a todos.

El Warhawk dio un traspiés cuando el único láser grande que le quedaba a Archer rebanó su
rodilla, haciendo estallar el actuador en una sorda explosión de humo blanco y gris. Se enterró en el
lodo y el césped de la ladera con tal fuerza que su propio ´Mech mutilado tembló bajo el impacto.
Archer cojeó al pasar junto al Dasher caído que el había derribado unos pocos minutos antes y barrió el
campo, tanto visualmente como con sus sensores de corto alcance.

Un Galahad a rayas grises y negras estaba ascendiendo la cima a lo largo del flanco derecho de
su posición. Había sido dañado mucho antes de la llegada de la unidad de Archer. Era un superviviente
de la larga lucha por Huntress y estaba luchando por la supervivencia de su Clan, de su forma de vida.
El Galahad levantó sus rifles gauss con un largo cañón casi fatigado. Archer comprendió el sentimiento.
Los últimos diez minutos de lucha habían hecho que se unidad se retirase y su ´Mech era más chatarra
metálica que máquina.

Apuntó los cuatro láseres de pulso medios que le quedaban y el único láser de AE funcional sobre el
Galahad. De algún modo, consiguió disparar primero, descargando una ola de estallidos esmeraldas y
de brillantes haces de luz escarlatas sobre su enemigo. Dos láseres de pulso fallaron, chisporroteando en
el barro y el césped cerca de los pies del ´Mech. El láser mayor de AE cortó la cabeza del Galahad, justo
en la cabina del piloto.

El enemigo replicó disparando un par de balas de rifle gauss, plateadas bolas de metal aceleradas
mediante impulsos magnéticos hasta velocidades supersónicas. Una falló completamente, pero la otra se
clavó en el blindaje fino como el papel del torso derecho del Penetrator. El ´Mech se combó hacia atrás
mientras se encendían las luces de alarma, y una onda de calor se extendió sobre Archer como un manto
cálido y húmedo. Las luces de aviso parpadearon en su monitor de daños. Su ´Mech moría a su
alrededor.

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Blaine L. Pardoe Prólogo Justin_Xiang

Apenas pudo mantener el ´Mech de pie mientras situaba el mando de puntería. Apuntó sus
láseres de pulso medios sobre el Galahad en el preciso instante en que su ´Mech pisaba sobre uno de los
Elementales que había liquidado hacia solo unos pocos minutos durante la pelea. Archer disparó y lo
mismo hizo el MechWarrior de los Jaguares. El no esperó el impacto. Cubrió con sus manos el control
de eyección y tiró de la anilla tan fuerte como pudo. Hubo una ráfaga de aire frío, el rechinar del metal
y un estallido de luz que fue todo lo que recordaba después de eso.

Sí, señor dijo simplemente Archer. Supongo que los liquidé a todos.
El Príncipe le dio una palmada con gentileza sobre el hombro y sonrió:
Hemos acabado la limpieza aquí, Mayor. Mañana nos dirigimos hacia Strana Mechty, donde voy a acabar
con esta invasión de una vez por todas. Pero, por ahora, Mayor Christifori, es para mí un placer inmenso
recompensarle con la Medalla de Honor de la Liga Estelar por el coraje total en la tradición de la primera
Fuerza de Defensa de la Liga Estelar. Mostró la medalla, que relució a la luz brillante de las bombillas
del techo.
Archer hizo un breve movimiento con su mano sana:
Señor, con el debido respeto, esto pertenece a la Fuerza Especial Serpiente. Se enfrentaron a los Jaguares
durante meses. Yo sólo luché unos pocos minutos. Uno de ellos seguro que merece la medalla más que yo.
No se inquiete, Mayor. He entregado tantas de éstas a los miembros de la Serpiente hoy que casi estoy
cansado de la tarea. Sólo dos miembros de Bulldog fueron nominados para tal honor, y las recomendaciones
vinieron directamente de los jefes de Serpiente. En su caso, el Coronel McLeod de los Montañeses de
Northwind propuso su nombre. El observó sus acciones desde una posición más profunda del pantano.
Archer estaba aturdido. Miró la medalla en la palma abierta de su mano.
Fue forjada con blindaje fundido y caído de los ‘Mechs de los Jaguares dijo el Príncipe Victor,
cerrando los dedos de Archer alrededor de la medalla.
Mi hermana balbuceó Archer. Voy a dársela a ella. La medalla estaba fría contra su piel, y parecía
como si perteneciese a su mano.  Ella ha estado dirigiendo los negocios familiares, allá en Thorin,
durante todo el tiempo que he estado lejos. Ha tenido que ocuparse de todo sola. Ni siquiera pude estar allí
cuando murieron nuestros padres. Somos la única familia que tenemos ambos, y prometí que esta sería mi
última campaña.
El Príncipe Victor asintió:
La familia es importante. Las FAMF no quieren perderle, pero hay más de un tipo de obligación en esta
vida. Yo también tengo una hermana que significa mucho para mí dijo, refiriéndose obviamente a
Yvonne, la más joven de los hermanos Davion. Su hermana Katherine parecía más interesada en competir
por el poder de su hermano que en cualquier lazo de sangre entre ellos.  Su hermana estará muy orgullosa
de usted. Usted es un héroe. La Medalla del Honor no ha sido otorgada en más de tres siglos. Es un gran
tributo, y me hace incluso más orgulloso que usted sea un miembro de mi propia unidad: el Décimo de
Guardias Liranos.
Ella se merece esto más que yo murmuró Archer amodorrado, pensando aún en Andrea.
El Príncipe asintió:
Mi padre una vez me dijo que las medallas y condecoraciones no eran tanto para aquellos que las
llevaban como para el resto de la sociedad. Eso les da algo que admirar, algo a lo que aspirar. Archer
pensó que veía una mirada anhelante en los azules ojos del Príncipe, como si desease que su padre estuviese
aun vivo para ver todo lo que su hijo había hecho.
Hanse Davion fue un gran hombre dijo Archer. Si el lo dijo, debe ser así. Su pronunciación era
incorrecta, luchando aun contra el efecto de las drogas.  Señor llegó a indicar al final, gracias.
No, Mayor dijo Victor Davion, estrechando la mano sana de Archer, que aún mantenía la medalla,
gracias a usted.

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LIBRO UNO
La rebeldía de un hombre es el patriotismo de otro hombre.
 . . Doctor Talman, como un experimentado observador de la situación política de la Esfera Interior, me
gustaría mucho escuchar sus ideas sobre los recientes problemas de la Mancomunidad Federada. Tome
como muestra los problemas en Solaris VII.
Bien, en mi opinión los incidentes emitidos desde Solaris fueron presentados por los medios de
comunicación totalmente fuera de contexto.
Doctor, ¿no es eso eludir el asunto? Yo le preguntaba para que comentase la orden de la Arcontesa de
suprimir a los seguidores de Davion, lo que parece haber inflamado una nueva ola de protestas a lo largo de
la Vieja Mancomunidad Federada, que han sido dominadas con talón de hierro.
Usted y sus espectadores tendrán que sacar sus propias conclusiones, Srta. Forrester. La historia está
repleta con ejemplos de líderes capaces y apreciados forzados a ir más allá del gobierno de la ley en interés
de mantener la paz. La situación de Solaris fue sólo un pequeño incidente que los medios de comunicación
han tratado de forma desproporcionada.

Holoclip de una entrevista de Cara al Planeta con el Dr. Stephen Talman de la Universidad de Thorin,
Compañía de Difusión de Donegal (CDD), Alianza Lirana, 30 de agosto de 3062.
Blaine L. Pardoe Capítulo 1 Justin_Xiang

Y en la historia principal de esta noche, el Consejo Gobernante de Thorin anunció que la


Arcontesa Katrina Steiner ha destinado al Decimoquinto de Guardias Arcturianos a Thorin.
Este anuncio, aunque apoyado por muchos líderes civiles, ha provocado pequeñas protestas de
los denominados partidarios davionistas. Portando pancartas con el lema “Recordad Solaris”, marcharon
sobre el Edificio Capitol y fueron dispersados por la policía local.

Holoclip de Noticias Nocturnas de Thorin, Compañía de Difusión de Donegal (CDD),


Alianza Lirana, 30 de septiembre de 3062.

Ciudad de Ecol, Thorin


Provincia de la Isla de Skye
Alianza Lirana
23 de octubre de 3062

Archer Christifori estaba de pie observando como uno de sus transportes, la nave de clase Union
Fuego de Angel, se elevaba sobre el cemento del espacio puerto. El logo corporativo de Christifori
Express un planeta con alas y las iniciales C.E. en amarillo debajo relucía bajo el sol pálido amarillo
de Thorin. Siempre se acercaba a observar cuando uno de sus transportes estaba despegando. Su padre lo
había hecho antes que él, y parecía una buena tradición.

Su comunicador pitó dos veces, y el golpeó el receptor:


Aquí la Fuego de Angel escuchó decir al Capitán de la Nave de Descenso. La torre de control
nos ha dado luz verde, Señor Christifori.

Archer levantó el comunicador hasta los labios:

Buena suerte en su viaje, Capitán Fullerton. Y mire si puede poner sus manos en alguna Cerveza
Glengarry mientras está allí.

Cortó la señal y observó mientras los enormes motores de fusión se encendían bajo la forma ovoide de
la nave. La Fuego de Angel alzó el vuelo lentamente en el cielo matinal, elevándose sobre las llamas
blancas y ardientes de sus cohetes. Uso pocos segundos después oyó un rugido, un ruido atronador que
vibró en su pecho. Se sentía orgulloso al observar como la nave se elevaba firmemente hacia arriba, hacia
el espacio.

Una mano en su hombro rompió el hechizo, y se giró para ver a su hermana Andrea. Ella medía una
cabeza menos que él, pero su cuerpo era fuerte y musculoso.

Así que Lee Fullerton está en camino dijo ella, ladeando su cabeza para observar como la nave se
convertía en no más que un pequeño punto en el brillante cielo azul.

Será un viaje rentable. Transportar repuestos y munición para el ejército lirano es, de repente, un
negocio boyante.

Andrea frunció el ceño:

Si nuestra Arcontesa no estuviese tan ocupada suprimiendo a los davionistas, no tendría necesidad
de embarcar repuestos para sus regimientos.

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LA FORJA DE UN HÉROE

Archer sonrió con cariño; todo eso lo había oído antes en boca de Andrea. Ella se oponía al modo en
que las cosas iban en la mitad lirana de la Mancomunidad Federada y culpaba a la Arcontesa. Katrina
Steiner había estado ocupada consolidando su poder en el último par de años, y Andrea creía que ella
estaba colocando sus ambiciones por encima del bienestar del pueblo lirano.

Aunque Katrina era aún inmensamente popular no tenía la situación bajo control por completo. Ella
había logrado arrebatar el trono de la Mancomunidad Federada a su hermano mientras este estaba fuera
luchando contra los Clanes, pero ahora el había vuelto. También Victor tenía sus fieles partidarios. No era
sólo el primogénito de Hanse Davion y Melissa Steiner, sino que también era un verdadero héroe de
guerra. El no había hecho ningún movimiento para recuperar el trono, pero, si decidía hacerlo, no tendría
que ir muy lejos para encontrar ayuda.

Katrina siempre había favorecido a la mitad Steiner de su reino, especialmente estos días. Cuando era
preciso pasar a la ofensiva, ella siempre parecía decidir contra los davionistas. Las protestas se habían
vuelto más y más frecuentes en los reductos davionistas de su extenso reino, y Katrina había permitido
que sus tropas sofocasen de forma brutal las manifestaciones de los nacionalistas davioneses. Incluso los
liranos, normalmente tranquilos y complacientes, como Andrea Christifori, estaban anonadados. No se
trataba de soldados luchando contra soldados, sino de guerreros matando civiles en las calles.

Pienso que has proclamado tus sentimientos a los cuatro vientos dijo en tono bajo Archer. Su
hermana había escrito más de un editorial extenso y mordaz publicado en el periódico de la ciudad
principal. El más reciente había aparecido hacía dos semanas, y la gente estaba empezando a unirse en
torno a su crítica de las acciones de la Arcontesa.

Me gustaría que tu también los hicieras Archer dijo Andrea.  Tu eres popular y bien conocido
en Thorin. Si te manifiestas en contra de la Arcontesa, escucharía más gente. Notó que ella aún llevaba
la Medalla del Honor en una gran cadena alrededor de su cuello. Era como una piedra angular entre ellos,
como un pivote.

Archer había recibido la bienvenida de un héroe cuando regresó a Thorin definitivamente. Haber
recibido la Medalla del Honor, que nadie había recibido desde los días de la vieja Liga Estelar, le había
hecho una celebridad al instante. Hubo desfiles e incluso bailes en su honor, a los que él asistió con
Andrea de su brazo. Varias corporaciones le habían ofrecido contratos de colaboración lucrativos por sus
productos, pero Archer los había rechazado. Ni su nombre ni su rostro estaban en venta. Para que el
estuviera aun vivo habían muerto hombres y mujeres, y el no iba a obtener beneficios sobre tales
sacrificios. El único honor que había aceptado fue el mando de la milicia planetaria.

Fui un Mechwarrior, Andrea, no un político. No apruebo que la Arcontesa envíe tropas a castigar
con dureza a la que gente que tiene el derecho de expresar sus pensamientos, pero eso no significa que
quiera fomentar los problemas. Además, no hay razón para que me vea implicado en esto.

La ciudad de Ecol no era el único lugar donde había emergido el sentimiento anti-Katrina. Las
protestas y disturbios habían estallado en ambos continentes de Thorin, especialmente desde que la guerra
Davion-Steiner había explotado en las calles de Solaris VII. Esto se había parecido tanto a una Esfera
Interior en miniatura que había disparado fuertes sentimientos en ambos bandos. Archer casi podía sentir
la tormenta formándose. ¿Cuánto quedaría antes de que estallase abiertamente, arrastrando a todo el que
se pusiese en su camino?

Miró el reloj y agitó la cabeza:

Tengo que irme.

Sí, han llegado nuestros nuevos guardianes dijo ella con rencor.

La presencia del Decimoquinto de Guardias Arcturianos en Thorin no significa que sean nuestros
guardianes. Su posicionamiento aquí es simplemente parte de su rotación en el teatro. Créeme, los
militares rotan las unidades constantemente.

Y ahora tienes que ir y humillarte ante el oficial al mando (OM)  le reprendió ella.

Archer su puso un poco más rígido:

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Blaine L. Pardoe Capítulo 1 Justin_Xiang

No es para tanto, Andrea. Yo estoy al mando de la Milicia de Thorin. El Coronel Blucher está en el
ejército regular: eso lo pone al cargo de la defensa de todo el planeta. Sobre el papel, yo le informo. De
acuerdo con su dossier, es un hombre de carrera respetado, lo que significa que nos entenderemos bastante
bien.

Entonces respóndeme a esto Archer. Nosotros nos encontramos lejos del frente de los Clanes, lejos
de cualquier otro gobierno que pudieses desear capturar nuestro mundo. En realidad, Thorin no ha sido
atacado desde la Segunda Guerra de Sucesión, y tú lo sabes.

¿Tu pregunta?

¿De qué van a defendernos ellos?

Archer frunció el ceño ligeramente y se alejó sin responder. Tenía una reunión a la que acudir.

El Decimoquinto de Guardias Arcturianos estaba ubicado en una pequeña fortaleza que había sido
erigida, por primera vez, hacía alrededor de unos trescientos años, en lo que ahora eran los suburbios del
sur de la ciudad de Ecol. La fortaleza original había sido destruida mediante bombardeo orbital cuando la
Mancomunidad Lirana invadió Thorin durante la Primera Guerra de Sucesión, pero el fuerte había sido
reconstruido. Aun así, los grises muros externos de granito aun mostraban profundas señales del incendio
y, en algunos lugares, estaban cortados y caídos en el suelo. A lo largo de décadas, la ciudad alrededor del
fuerte también se había reconstruido, aunque el área estaba en declive, a bastante distancia de los más
agradables suburbios del norte. Archer sabía que la fortaleza podía albergar un batallón completo de
soldados. Su propia base estaba en la orilla occidental de la ciudad, más cerca de la campiña. Para Archer
el fuerte tenía un significado especial. Databa de los días de la primera Liga Estelar, y el era uno de los
pocos militares de Thorin que habían llegado a ser miembros de la recientemente resucitada Fuerza de
Defensa de la Liga Estelar.

Mostró sus papeles al guardia, que los miró por encima con rapidez, luego le condujo a través de la
puerta. Archer cruzó el ferrocemento reforzado del patio con un paso militar estricto, con sus botas
taconeando con paso vivo. En la entrada al enorme hangar de ‘Mechs se detuvo para observar el bullicio
de actividad. Dentro, rodeados de caballetes, había una compañía completa de BattleMechs. Los técnicos
revolvían sobre ellos como arañas ocupadas realizando su trabajo.

Hacía seis siglos desde que el BattleMech fue creado por primera vez, alterando para siempre el rostro
de la guerra. Prácticamente humanos en la forma, irguiéndose a casi tres plantas de altura, los ‘Mechs se
movían a velocidades superiores a los noventa kilómetros por hora (Kph), y portaban suficiente poder de
fuego para igualar a una patrulla de blindados del siglo veinte. Un ‘Mech podía derribar una manzana con
misiles, láseres y cañones automáticos en un abrir y cerrar de ojos. Incluso después de años de pilotarlos
en la batalla, Archer aun sentía una sensación de temor reverencial ante el poder crudo que representaban.

Mientras se erguía allí, se aproximó desde el interior del hangar cavernoso un hombre bajito. N tanto
que el uniforme de la Milicia de Archer era verde suave, dicho hombre vestía el uniforme de paseo verde
más oscuro de las Fuerzas Armadas de la Alianza Lirana (FAAL) así como las botas negras más altas. Su
cabello negro era casi inexistente, y ambos lados de su cabeza habían sido afeitados para permitir un
mejor contacto con su neurocasco. La insignia de rango sobre sus hombros le identificaba como el hombre
con quien Archer había venido a reunirse: el Coronel Felix Blucher.

Archer saludó mientras se aproximaba el coronel.

Teniente Coronel Christifori, supongo dijo Blucher, con un ligero acento germánico.

Señor.

El coronel estudió su cara:

He oído mucho de usted, Teniente Coronel. Sus registros de servicio durante la invasión de los
Clanes y en la Fuerza Especial Bulldog son bien conocidos.

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LA FORJA DE UN HÉROE

Archer asintió una vez más ligeramente:

Me encuentro en desventaja, Coronel Blucher. Lo único que sé sobre usted es lo que se indicaba en
el pequeño dossier proporcionado, y era bastante parco en detalles.

Blucher sonrió débilmente:

Solo recientemente he logrado el mando del Decimoquinto Arcturiano. Después del accidente del
Coronel Wright, me trajeron aquí desde el Teatro de Skye.

Archer miró tras él hacia el hangar de ‘Mechs:

Ha traído con usted un equipo impresionante, señor.

Blucher asintió:

Sí, el Primer Batallón tiende hacia un equipo más pesado. Incluso para viejos soldados como usted
y yo, estas máquinas aun conservan un toque de magia, ¿no es así?

Sí, señor. Archer suspiró, solo por un instante, recordando otro tiempo y otro lugar. Le he
traído la Tabla de Organización y Equipo (TOE) de mi unidad. Entregó el archivo al coronel.

Usted quiere decir mi unidad, ¿no? preguntó Blucher.

Archer fue pillado con la guardia baja:

Desde luego, Coronel. Como oficial del ejército regular en Thorin, estamos a su mando.

No se ofenda. Tiendo a favorecer la formalidad. Un pequeño fallo de mi carácter, lo siento.


Blucher miró el archivo, luego lo cerró y lo deslizó bajo sus axila.  Parece como si hubiese formado
un batallón de soldados.

Tenemos una compañía de blindados terrestres y elementos aerospaciales y una compañía completa
de BattleMechs, así como una de infantería dijo Archer.

Blucher clavó en él sus profundos ojos azules:

Y ¿cuáles son sus lealtades, Teniente Coronel?

Esa pregunta pilló a Archer, incluso, con la guardia más baja:

Ellos son leales, señor dijo finalmente.

Blucher sonrió y palmeó a Archer en el hombro:

Mis disculpas por ser tan directo, pero debe comprender que estoy aquí para asegurar que Thorin
permanece como una parte pacífica de la Alianza Lirana. Seguramente usted habrá oído los informes de
disturbios en numerosos mundos fomentados por facciones que se oponen a la Arcontesa.

Mi gente es leal al gobierno dijo con firmeza.

Entonces no habrá problemas replicó Blucher.  Lo que debo preguntarle a continuación es más
personal. Espero no ofenderle por ello, ¿comprende?, pero he recibido cierta información relativa a este
mundo que me obliga a hacerlo.

Adelante, señor.

¿Qué pasa con sus propias lealtades, Archer?

12
Blaine L. Pardoe Capítulo 1 Justin_Xiang

Archer no se arredró:

Soy un ciudadano leal a Thorin. La política no me interesa, señor. En lo que respecta a estos actos
rebeldes, no estoy a favor de nada que suponga un riesgo para vidas inocentes.

>>Si me pregunta si apoyo a la Arcontesa, tendría que decir que cuestiono algunas de sus recientes
acciones, pero solo porque no estoy a favor de cualquier amenaza a nuestros derechos como ciudadanos
libres. Pero mi lealtad nunca ha sido cuestionada, ni ahora ni en el pasado. Como si pretendiera
enfatizar esta afirmación miró hacia abajo a las tres filas de cintas de su uniforme, incluida una con la
Estrella Cameron que era la Medalla del Honor.

Le comprendo perfectamente, Teniente Coronel Christifori. Sin embargo, entiendo que su hermana
ha escrito una editorial inflamatoria contra la Arcontesa que fue publicada recientemente. Eso ha
despertado la preocupación entre el alto mando de que usted pudiese alinearse con algunos de los grupos
rebeldes de Thorin. Quieren una investigación completa sobre usted, pero les convencí de que sería mejor
que hablásemos usted y yo primero antes de sacar conclusiones.

¿Ha obtenido la respuesta que esperaba? Archer no pudo ocultar los rastros de rabia en su voz.

Sí, la he obtenido. Aunque, como un colega, quizás me permitirá que le advierta de que avise a su
hermana sobre sus escritos. Este no es el clima político apropiado para disentir en voz alta.

Mi hermana es todo lo que queda de mi familia, señor. Ambos de nuestros padres murieron mientras
yo estaba lejos, defendiendo a la Esfera Interior de los Clanes. Nunca tuve tiempo para casarme, o incluso
para una vida fuera del ejército. Ella es todo lo que tengo ahora. Quiero protegerla, no intentar evitar que
exprese sus opiniones. Aunque usted dice que no es el momento para disentir en voz alta, ella diría que es
exactamente el tiempo para hacerlo. Si usted tiene un problema con ella, le sugiero que hable
directamente con ella.

Eso no es necesario. Yo solo quería empezar con el pie derecho, y ser honesto y franco.

Muy bien. Ahora si me lo permite, señor, tengo una pregunta para usted. Archer contraatacó.
¿Cuáles son sus pensamientos sobre lo que ocurre en nuestros mundos?

Blucher levantó sus cejas negras como si estuviese impresionado por la osadía de Archer de cambiar
de un modo tan rápido entre defensa y ataque. Ciertamente soltó una pequeña risita cuando empezó a
hablar:

Teniente Coronel Christifori, soy un militar de una enorme línea de oficiales del ejército. Un
Blucher ha servido en las fuerzas armadas liranas incluso desde los días de la Liga Estelar original.
Prefiero que mis luchas sean contra otros soldados. No traje este batallón a Thorin o los otros dos a
Muphrid para intimidar a civiles.

>>No me interprete erróneamente añadió con firmeza Blucher.  Estoy muy motivado para
defender la Alianza Lirana contra cualquier enemigo, incluso aunque sea de dentro. No me gustaría tener
que hacerlo, no me gustaría en absoluto. Pero juré obediencia a la Arcontesa. Ellas es la ley de esta tierra
y nuestro líder legítimo y mi deber es servirla.

>>Ahora tiene mi respuesta. ¿Es la que esperaba?

Durante un momento Archer no habló:

Yo no tenía expectativas, Coronel.

Blucher levantó la mano para estrechar la de Archer:

Usted y yo no somos tan diferentes. Ambos somos soldados en el corazón. Usted es ahora de la
milicia, pero consumió una gran cantidad de años en primera línea en algunas de las luchas más
sangrientas del último siglo. Ambos hemos enfrentado a nuestros enemigos desde las cabinas de nuestros
‘Mechs. Ambos nos hemos enfrentado a la muerte y hemos ganado.

13
LA FORJA DE UN HÉROE

>>Con el tiempo, Archer, creo que llegaremos a conocernos bien uno al otro e incluso a ser amigos.
Ese es mi deseo.

Archer estrechó con fuerza la mano del nuevo oficial al mando:

Tenemos mucho en común, señor fue todo lo que honestamente consideró que podía decir. Sus
ojos vagaron hacia la fortaleza mientras el destacamento matinal empezaba a levantar la bandera de la
Alianza Lirana. El viento no soplaba, y la bandera colgaba fláccida sobre sus ojales.

La imagen golpeó a Archer de modo amenazador. ¿Se trataba, se preguntó, de un signo de los
tiempos?

Tres horas más tarde estaba en su oficina, repantingado en la silla de su mesa, en una postura ajena a
lo militar. Aflojó la corbata y desabrochó los dos botones de la camisa mientras revisaba el campo de
batalla de su mesa de despacho, cuyo terreno constaba de montículos de papel, facturas, órdenes de
compra y peticiones, todo demandando su atención.

Hubo un tiempo en que la vida había parecido más simple, pero este era un nuevo día. Aun era un
oficial, aunque sólo los fines de semana. Desde su regreso a casa disfrutaba con la responsabilidad de
dirigir los negocios con Andrea, pero no encontraba los riesgos y la excitación de su carrera anterior.
Mientras miraba las variadas pilas de documentos, planteándose por cual de ellos empezaría, sonó un
ligero golpe en la puerta. Se abrió antes de que pudiese responder, y su hermana entró en la habitación.

Pareces cansado dijo ella. ¿El papeleo te sobrepasa?

Archer sonrió abiertamente:

Un antiguo OM me dijo una vez que el día que tengamos una oficina sin papeles será el día que
inventen un cuarto de baño sin papeles. Eso aun no ha llegado. Empujó algunos de los papeles hacia un
lado haciendo una mueca.

El nuevo OM lirano y yo tuvimos una breve charla, eso es todo dijo él. Había sido un largo día
abordando las disposiciones de las tropas, las listas de la unidad, etc., tanto para su unidad como la de los
recién llegados Guardias Arcturianos. Luego, había pasado la última hora, más o menos, reflexionando
sobre su conversación con el Coronel Blucher. Mantuvo una conducta fría en presencia de Blucher, pero
que éste cuestionase su lealtad había molestado profundamente a Archer.

¿Problemas?

El agitó la cabeza:

No, el simplemente quería estar seguro de que estábamos del mismo lado.

¿Y qué lado es ese?

Archer se encogió de hombros, inclinando sus brazos sobre el sitio que había aclarado delante de él:

Pienso que eso es parte del problema, Andrea. Las líneas están un poco borrosas ahora.

Ella se sentó en una silla al otro lado de la oscura mesa de madera:

Espero que mis opiniones no te metiesen en dificultades.

Archer se encogió de hombros ligeramente:

Bueno, el tema “apareció”. Tus palabras parecen haber sacudido al Coronel un poco. Imagínalo, tú,
una revolucionaria.

¿Dijo eso?

14
Blaine L. Pardoe Capítulo 1 Justin_Xiang

No, no con esas palabras, pero parecía pensar que estabas arriesgándote demasiado.

Ella alzó la mano para coger una de las de él:

Lo siento, Archer. No era mi intención hacer que te interrogasen sobre mis actividades o mis
opiniones.

El sonrió para darle confianza a ella:

No le des más vueltas. He aprendido que es saludable mantener a un oficial al mando un poco en la
oscuridad sobre algunos aspectos de tu vida. Además, te debo más que cinco minutos de fuego antiaéreo
verbal.

15
Blaine L. Pardoe Capítulo 2 Justin_Xiang

Los disturbios y protestas civiles han incrementado en frecuencia y volumen en la


Mancomunidad Federada, algunos incluso pidiendo la dimisión de la Arcontesa Katrina Steiner.
También se informó sobre ocasionales manifestaciones anti-Victor, aunque éstas casi siempre se
producían en el espacio lirano. La nobleza ha prosperado bajo el gobierno de Katrina, mientras
que el hombre común parece sentir que cada vez tiene menos del pastel.
Dana Powell, Mirada a las Noticias: Atreus y más allá, Canal 13, Estación de la WFWL,
Liga de Mundos Libres, 30 de octubre de 3062.

Ciudad de Ecol, Thorin


Provincia de Skye
Alianza Lirana
1 de noviembre de 3062
El esqueleto que una vez había sido un bar-restaurante aún echaba una fina neblina de humo
cuando Felix Blucher traspasó el cordón de seguridad que rodeaba los escombros. Captó los
rastros de polvo y ozono en el aire y el olor de algo putrefacto entre los escombros. Olía como
comida podrida, aunque solo habían pasado dos días desde la explosión.

La localización del “El Bufón”, a solo una manzana del fuerte, lo había hecho el lugar
preferido de los Guardias Arcturianos. Todo lo que quedaba en pie ahora era la pared trasera y el
muro común que compartía con el negocio de al lado, cuyos cristales rotos aun estaban
barriéndose de las calles. El resto era un extenso montón de ladrillos rotos, cemento, cañerías,
cables, metal y efectos personales sueltos perdidos durante la explosión.

Blucher había cenado allí solo unos pocos días antes, y podía haberlo hecho fácilmente de
nuevo la noche en que la explosión mató a todos los que estaban en el edificio. Incluyendo a
algunos de sus propios hombres. Peor aún, parecía como si esto no fuese ni un accidente ni un
caso de violencia fortuita. De acuerdo con el informe preliminar que había leído, existía cierta
evidencia de sabotaje.

Su ayudante de campo, el Teniente Luther Fisk, llegó junto a él mientras comprobaba los
daños, con un pie metido en la bata apoyado sobre los cimientos captó una fugaz vaharada de la
colonia del hombre. Era cara, y en la mente del coronel, algo que no era adecuado para un
oficial.

¿Cuál es el informe sobre nuestra gente? preguntó sin preámbulos.

Uno muerto, tres en condiciones críticas dijo Fisk.

¿Y los civiles?

Ocho asesinados, dos heridos. Expresó Fisk, como si estuviese hablando de ganado en
lugar de seres humanos.

¡Qué desastre! dijo Blucher mas para sí mismo que para su ayudante.  ¿Algún
indicio sobre quién lo hizo o por qué?

Fisk agitó la cabeza ligeramente:

No tengo pruebas, Coronel, y todos los informadores dicen que no tienen pistas sobre
quien puede ser responsable. Pero usted y yo lo sabemos.

¿Lo sabemos? Dijo Blucher, fingiendo ignorancia.

16
Blaine L. Pardoe Capítulo 2 Justin_Xiang

¿Quién, sino los leales a Davion? Esto fue un acto deliberado de terrorismo. Han estado
protestando contra nuestra ubicación en Thorin, y ahora han asesinado a algunos de nuestros
hombres.

Blucher se giró para mirar a su ayudante:

Cientos de personas, con piquetes de huelguistas, pidiendo un trato justo difícilmente


constituyen un movimiento terrorista rabioso. Usted dice teorías, Teniente. Yo necesito hechos,
no especulaciones.

Sólo digo lo lógico dijo Fisk. No ha habido un acto terrorista en Thorin desde hace
décadas. Ahora tenemos manifestantes que piden que la Arcontesa renuncie, seguidos de ataques
civiles sobre nuestras tropas.

Blucher barrió su brazo hacia el montón de escombros:

¿Han dicho algo los forenses?

Creen que colocaron una bomba en el suelo junto a las tuberías de gas.

¿Creen? ¿No están seguros?

Fisk dudó:

Bien, encontraron evidencias de explosivos: pólvora. Aunque ningún fragmento típico de


una bomba, pero la investigación continúa.

Blucher agitó la cabeza:

Eso no es una evidencia. Podría ser que la causa de la explosión no fuese mas que un
poco de munición almacenada en el sótano del local.

Bien, Coronel, la gente de inteligencia ha señalado que se trataba de un acto deliberado:


el trabajo de una o más celdas de un movimiento de resistencia organizado aquí en Thorin.

¿Alguna evidencia tangible y clara?

Todavía no, señor, pero solo es cuestión de tiempo.

Blucher frotó su sien como si ello pudiese aliviar su pensamiento. No le gustaba esto, no le
gustaba nada. Luther Fisk, nombrado políticamente, era ambicioso, impaciente por empujarle
hacia un terreno en el que él no estaba dispuesto a entrar. Fisk era un joven con un padre
poderoso, no un verdadero oficial del ejército cuyo principal interés fuese el bienestar de sus
tropas, de su unidad. Estaba más preocupado por la política, y por como podía beneficiarse o no
de una cierta acción o situación. Para Blucher, quien había dedicado su carrera a actuar con
honor, esa actitud le recordaba callejones oscuros y habitaciones cargadas de humo.

Sin embargo, en esta ocasión, era probable que el joven oficial tuviese razón. El suceso
tenía la apariencia de un ataque terrorista. También se adaptaba al perfil de los informes sobre
sabotajes contra las tropas liranas guarnicionadas en otros mundos. Pero no tenían nada firma
con lo que seguir. Susurros en la oscuridad, rumores, oscuras mentiras, insensatas conjeturas. Eso
no era suficiente. Felix Blucher era un hombre pragmático que necesitaba ver una evidencia
sólida antes que imaginaciones.

Esto es lo que haremos, Teniente. Transmitiremos una nota de prensa señalando que
sospechamos de un ataque terrorista, pero que aún estamos investigando. Destacaremos que
estamos aquí para mantener la paz en Thorin, un mundo que la Arcontesa valora como una joya
antigua de la original Liga Estelar. Usted hará un borrador que deberá estar en mi despacho
mañana por la mañana.

17
LA FORJA DE UN HÉROE

Fisk lamió sus labios con nerviosismo:

Señor . . . ¿puedo hablar con libertad?

Blucher hizo un además para que continuase:

Coronel, tenemos un batallón completo en Thorin. El Decimoquinto es una unidad de


primer orden. ¿Por qué no desplegarlo como fuerza de policía? Diríamos que era para proteger
los intereses y vidas de los civiles en caso de que nos enfrentemos a terroristas. Una presencia
fuertemente armada en las calles calmaría a los ciudadanos realmente leales y, al mismo tiempo,
enviaría un claro mensaje a los responsables de esto.

Teniente, soy un serio estudiante de la historia. Comprendo lo que usted dice, pero quizás
no haya considerado todas las implicaciones.

>>Poniendo a nuestros soldados en las calles no ahuyentaremos a los terroristas


convencidos, si es a lo que nos enfrentamos aquí. Todo ello haría a nuestra gente objetivos más
fáciles para ataques posteriores. Además, los BattleMechs son poderosas armas de guerra, pero
poco aptas para acciones de control de motines. Si los usamos en tal cometido, seguramente
provocaremos otros incidentes, unos que podrían hacernos pagar a largo plazo.

Pero los liranos leales de este mundo . . .

Verán esto como lo que es, una trágica explosión que ha costado la vida de civiles y
soldados juntos. En realidad, no verán un BattleMech en cada esquina de una calle, pero la
realidad es que, cuando se levante, verán Thorin como si fuese el día antes.

Coronel, usted ha leído el informe de inteligencia. Ellos han identificado varios


agitadores que empiezan a emerger entre las filas de los civiles, gente que pide la renuncia de la
Arcontesa. ¿Usted va a ignorar eso también?

Tiene razón, Fisk. Tenemos bastante gente con el potencial para en convertirse en
rebeldes. Ese es el motivo por el que no les daremos una razón para la revuelta. Emitiré una
orden hoy para que esos individuos sean detenidos de modo que podamos hablar con ellos. No
será un interrogatorio, ni serán retenidos durante un periodo de tiempo. Quiero reunirme con
ellos, decirles donde nos encontramos, dejarles las cosas claras lo antes posible.

Fisk estaba anonadado:

Señor, sería fácil arrestarles. Declarar estos como un ataque terrorista le daría a usted
todos los motivos que necesita para encerrarlos de forma indefinida. ¿Cómo dice el viejo refrán?
“¿Corta la cabeza y morirá el cuerpo?” Arréstelos ahora antes de que sea peor, y podamos
aplastar una rebelión antes de que empiece. Otros jefes de regimientos lo han hecho, y la
Arcontesa no ha anulado sus acciones.

El argumento de Fisk era tentador, casi seductor, pero no lo bastante para hacer que Blucher
diese el salto:

Como dije, soy un estudioso de la historia. Si usted desea fomentar una rebelión, intente
apagarla. Como una llama, cuanto más se sopla, más se extiende. Si arrestamos a estas personas
sin una causa justa, sólo se convertirán en mártires a los ojos de los hombres y mujeres de la
calle. Les daríamos, a aquellos que aún no han decido en que bando posicionarse, una poderosa
razón para oponerse a nosotros. No, mantengo mis órdenes. Y eso debe hacerse de forma
discreta. Sin presiones, sin escuadrones de soldados derribando las puertas. Esta es una simple
invitación amistosa a hablar con el oficial jefe de la guarnición planetaria. No haremos nada que
pueda encender más los pensamientos de rebelión. ¿Entendido?

Fisk parecía abatido:

Si, señor dijo. Pero usted leyó la lista de nombres, ¿verdad, Coronel?

18
Blaine L. Pardoe Capítulo 2 Justin_Xiang

Blucher asintió:

Sí, lo hice.

Usted sabe que la hermana del pequeño héroe de guerra de Thorin, el Teniente Coronel
Christifori, está en la lista de sospechosos.

A Blucher no le gustó el tono de Fisk, que era casi burlón, pero, de nuevo, no dejó que se
apreciase:

Lo sé, Teniente. Usted la colocará a ella al final de su lista. El Teniente Coronel
Christifori es una figura pública reconocida en este mundo. Primero quiero advertirle de nuestro
plan, de modo que no piense que le ocultamos algo.

Con su hermana criticando abierta y públicamente a la Arcontesa, quizás el debería ser


cesado como jefe de la milicia.

Use la cabeza, Fisk. Archer Christifori es un hombre que a usted no le gustaría tener en
contra suya. Aquí es muy querido, un hombre de negocios respetado, un héroe de guerra. Thorin
es como un pueblo, y Christifori es una gran pez en esta pequeña charca. Ataque esa imagen y
usted atacará a cada uno de los que le admiran y respetan a él.

Perdón, señor dijo Fisk, aparentemente consciente de haber atravesado los límites.
Como su ayudante, es mi obligación expresar las opiniones, eso es todo. No quería mostrarme
irrespetuoso con usted o con el jefe de la milicia.

Blucher frotó su mandíbula de modo reflexivo, pensando en como manejar esto:

Estoy seguro que usted está motivado por las razones más elevadas, teniente, y le felicito
por su energía en resolver un problema difícil. Pero quien está al mando aquí soy yo, y hay una
razón para eso. Llevaremos las cosas, en Thorin y Muphrid, a mi manera. El coronel no
necesitaba a Fisk para nada más, pero estaba satisfecho con tenerlo a su lado. De otro modo, ¿no
seguiría causando más problemas¿ y ¿quién sabía donde podía conducir eso?

Así que, Fisk, espero que nos comprendamos mutuamente. Debemos disponer un
homenaje formal a los soldados que murieron aquí, con el batallón completo presente para
despedirlos con honores. Y, luego, usted localizará a los parientes de los civiles que también
murieron. Envíeles flores con mis condolencias. Blucher se giró, apartándose de la escena de
tanta destrucción, y empezó a alejarse, provocando crujidos con sus botas mientras aplastaba los
escombros bajo sus pies.

Me haré cargo de eso, Coronel. ¿Dónde le veré, señor?

En mis oficinas dijo Blucher, sin volver la vista.  Tengo que realizar la tarea que
más me ha cansado en mi carrera. Debo escribir a las familias para decirles que sus hijos e hijas
no regresarán a casa.

Continuó alejándose, caminando con rapidez, dejando a Luther Fisk de pie y solo en medio
del montón de escombros.

19
Blaine L. Pardoe Capítulo 3 Justin_Xiang

El Capiscol Marcial Victor Steiner-Davion realizó hoy una declaración condenando las
recientes medidas de la Arcontesa destinadas a preservar la paz en la Mancomunidad Federada.
El gobierno, no obstante, asegura a todos los ciudadanos que tanto la autoridad civil como el
bienestar público han sido enormemente aumentados con tales medidas. Hacer las calles seguras
y asegurar el progreso ordenado de la vida pública están entre las más altas prioridades de la
Arcontesa para su pueblo.

Nota de prensa oficial de palacio, información remitida a la línea de noticias de la Emisora de


Donegal, 5 de noviembre de 3062.

Estribaciones Fauquier, Thorin


Provincia de Skye
Alianza Lirana
6 de noviembre de 3062
Archer desvió su Penetrator a lo largo de la ladera, girando lentamente en su camino
hacia la cima. La pendiente era abrupta, alcanzando casi un ángulo de cincuenta grados en
muchos lugares. La luz se filtraba desde los árboles mientras se movía, casi como una luz suave
dentro de su cabina, a medida que pasaba de la sombra a la luz. A su paso había salpicados
suficientes árboles para proporcionar cobertura ante un ataque aéreo, aunque ese no había sido el
problema de los dos últimos días. El problema era el Decimoquinto de Guardias Arcturianos y su
incansable persecución.

El juego de guerra había sido organizado como una forma de integrar y coordinar el
trabajo de las dos unidades. Archer estaba al mando de la Milicia de Thorin contra el Coronel
Blucher, que dirigía a los Guardias. Habían elegido las Estribaciones Fauquier porque estaban
apartadas, ofrecían una gran variedad de terreno y porque ninguno de los bandos tenía la ventaja
de conocer la configuración del terreno demasiado bien. Las colinas eran redondas, con algunas
rocas grises que sobresalían bastante a menudo. Había árboles dispersos sobre ellas, pero, de otro
lado, la vegetación forestal típica no estaba presente.

El ejercicio había comenzado bien. En las bajas montañas del sur, Archer había logrado
emboscar el tren de suministros de Blucher. Los ordenadores de batalla de los ‘Mechs habían
sido modificados para simular los daños del combate, lo que era bueno para los Guardias. Si las
armas hubiesen estado completamente armadas y cargadas, la explosión del tren de suministros
habría sido visible desde la órbita de Thorin.

Luego, las cosas habían empeorado. Las compañías de infantería de Archer se habían
atascado en un pantano cercano y habían sido separadas de la fuerza principal. Archer había
tratado de atravesar la zona para liberarlas, pero sin éxito. La infantería había retenido a Blucher
durante horas, ganando tiempo para que Archer llevase su fuerza a esta posición, su posición de
repliegue. Era el terreno más elevado de los alrededores. Al este y el oeste, las montañas y las
formaciones de rocas evitaban una maniobra de flanqueo. Al norte había estrechos desfiladeros y
un escabroso camino forestal por si tenía que retirarse más al interior de las montañas. Al sur, la
ladera baja y de gran pendiente llevaba hacia abajo casi cinco kilómetros. Era la única vía de
aproximación, el único lugar lógico para atacar.

Y Archer estaba preparado.

Espectro Uno a Espectro Cuatro dijo lentamente mientras paraba su Penetrator y se


volvía hacia la parte sur de la colina. Informe.

20
Blaine L. Pardoe Capítulo 3 Justin_Xiang

La voz por radio del Teniente Val Kemp, situado a su derecha, llegó a través del
neurocasco de Archer:

Espectro Uno, todo está tranquilo aquí. Kemp había estado en la milicia durante
ocho años, después de pasar un tiempo en las FAMF, pero, de algún modo, se las había apañado
para evitar el combate real. Estaba instruido, pero carecía de experiencia de la vida real. Hasta
entonces, estos ejercicios tendrían que ser suficiente.

Espectro Uno a Martillo Uno, ¿están preparados y cargados los martillos? Esta vez
se dirigía a la Segunda Compañía. Hasta este momento del ejercicio no habían probado aún a los
Guardias. La segunda, casi en su totalidad una fuerza de blindados terrestres, había sido enviada
a esta posición desde el comienzo. Eso les había llevado tiempo, pero Archer los necesitaría
cuando llegase la batalla. Bajo el mando de la Hauptmann Alice Gett, estarían cansados pero
listos para luchar.

Estamos en posición y preparados. Tengo a los Martillos Cinco, Seis y Ocho


cubriendo la retaguardia por si los necesitamos replicó con firmeza Gett.

Contactos, múltiples, movimientos rápidos sonó una voz que Archer reconoció
como la de Espectro Nueve, el Suboficial Mayor Kane Livernois. Repito. Tengo muchos
‘Mechs enemigos acercándose desde el sur.

Archer notó la aceleración de su corazón, y comenzó a sudar dentro de su chaleco


refrigerante, el cual empezaba a adherirse a su pecho desnudo. Había estado en esta situación
antes, en numerosos campos de batalla.

Espectro Uno quiere datos, Nueve dijo. Tranquilo, se dijo a sí mismo. Algunos de
sus soldados eran verdaderos guerreros de fin de semana y no se acercaban ni por asomo a las
veces que él había estado conectado en la cabina. Lo último que necesitaba era que se asustasen y
huyesen demasiado pronto.

Unas dos compañías, o más devolvió el nervioso tono de la voz de Livernois. Se


acercan justo ahora . . . oh, ¡mierda! Hubo un rugido en el comunicador de un ‘Mech
recibiendo un disparo. Livernois estaba bajo ataque.

Retírese, Nueve. Todos los demás, disparen y retírense hacia la cima de a colina.
Justo como planeamos. Mantengan el fuego, manténganse en movimiento. Vigilen sus pasos y
velocidad. Echó un vistazo hacia debajo de la colina y vio formas distantes que, de repente, se
encendieron en el monitor secundario, en el que tenía localizados los sensores de largo alcance
barriendo la parte de abajo. Aquí vienen . . .

La inmensa forma de un Atlas atrajo su atención cuando el ordenador de batalla presentó


las estadísticas técnicas. Archer ignoró los datos. Conocía el Atlas y lo que podía hacer. Otros
aparecieron a la vista, un gris oscuro Champion y un Cicada moviéndose hacia arriba de la
ladera. Los sensores de corto alcance le mostraron que el más pequeño Stealth de Espectro
Nueve encendió sus cohetes de salto, intentando escapar de la línea de vanguardia de los
Guardias. El fuego simulado registró al ‘Mech como si aterrizase al final del flanco derecho. Un
Wyvern de los Guardias se movió a su lado y abrió fuego con sus láseres y misiles de corto
alcance. Mientras las cabezas nucleares de fogueo salían en una nube de pólvora blanca
indicando los disparos, los láseres de energía reducida también golpearon al ya dañado Stealth.

Archer no esperó a ver los resultados. Apuntó sus propios láseres grandes de alcance
extendido (AE) sobre el Atlas, y en el instante en que el retículo de puntería se volvió verde,
abrió fuego. Por lo que vio, sus disparos de baja energía se clavaron en el brazo y torso derechos
del ‘Mech de cien toneladas, haciendo poco más que chamuscar el blindaje simulado. El Atlas
pareció detenerse, como si se sorprendiese del ataque.

Archer sonrió para sí mismo dentro de su neurocasco:

21
LA FORJA DE UN HÉROE

Usted no esperaba que le golpease a setecientos cincuenta metros, ¿verdad? dijo en


voz baja, sonriendo con satisfacción. Los láseres grandes de AE de la Esfera Interior tenían un
alcance máximo de 570 metros, pero el Penetrator de Archer había sido reparado con armas de
tecnología de los Clanes antes de abandonar Huntress. La vieja chica aún tenía unas pocas
sorpresas escondidas en su manga.

Espectro Uno, aquí Cerebro. Era Hauptmann Katya Chaffee. Una antigua
MechWarrior que había sido herida de gravedad en la invasión de los Clanes, ahora estaba
encargada de las operaciones de inteligencia de la milicia y tenía un papel activo en la batalla que
se desarrollaba.  No puedo detectar a todos los Guardias. Hay dos lanzas que no están al
alcance de nuestros sensores.

Comprendido, Cerebro replicó Archer. Si no estaban aquí, debían acercarse a él


desde otro lugar.  ¿Crees que vienen por la retaguardia?

Si fuese un lirano, eso es lo que intentaría hacer dijo ella, como si estuviese
leyendo, pensando y hablando al mismo tiempo.

Gracias, Cerebro. Tiempo para pensar nuestra acción. Cambió el canal de


comunicaciones a una banda ancha para que pudiera oírle toda la unidad.  Espectro Uno a
todos los Espectros. Continúen retirándose. Martillo Uno, sería mejor que enviase ayuda a la
retaguardia, la suficiente para mantenerlos embotellados. El Cerebro me dice que no están
presentes y contados todos los chicos malos. Luego, movió hacia un lado su Penetrator justo
cuando un rifle gauss simulado de un Hollander arcturiano falló el tiro, levantando una nube de
humo blanca a su izquierda mientras se movía.

El Crab del Teniente Val Kemp se había alejado para escaparse de la ola de ‘Mechs
atacantes. Archer no pudo verlo tanto con sus ojos como pudo deducirlo de lo que le decía su
monitor táctico. Sus láseres grandes cortaron y expulsaron rebanadas en la parte superior del
cuerpo del imponente Atlas, pero el daño aun solo destrozó placas de blindaje. Archer unió sus
armas de alcance extendido, golpeando de nuevo el brazo y el torso central, pero no lo bastante
para ayudar a Kemp. En lugar, de solo caer, el Crab tremendamente daño cayó rodando ladera
abajo, golpeando a un Cicada. Ambos ‘Mechs siguieron rodando hacia debajo de la pendiente,
derribando varios árboles mientras se deslizaban y derrapaban alejándose.

El disparo de un láser grande recorrió hacia arriba la pierna derecha del Penetrator de
Archer, y su ordenador de batalla sonó mientras valoraba el daño falso y lo mostró en su monitor
táctico como una oleada de luces amarillas y rojo pálidas.

Archer no se acobardó. Conocía su ‘Mech; el blindaje había aguantado. Alcanzó el


último trecho de subida de la colina y se volvió de nuevo hacia la cabeza sonriente, como una
calavera, del Atlas, que avanzaba pesada y lentamente tras él y su vapuleada milicia. Era como si
el BattleMech de los Guardias fuese directo hacia él. Le disparó con su rifle gauss, enviando la
bala de fogueo al torso derecho de Archer, impulsando hacia atrás al ‘Mech un poco y enviando
una nube de blanca pólvora al aire. De nuevo, el monitor de daño le mostró un color azafrán
sobre el lector de daños. Gotas de calor se formaron en su frente, y, cuando lamió sus secos
labios, probó la sal de su sudor. Manteniendo el blanco sobre el Atlas, disparó de nuevo sobre el
cuerpo superior del ‘Mech, una vez más quitando blindaje precioso.

De repente, una voz sonó en su auricular:

Martillo Uno a Espectro Uno, tengo contactos numerosos en la retaguardia. Repito,


han rodeado hasta nuestro flanco trasero y estarán aquí en unos cinco minutos.

¡Maldición! Archer había esperado a medias que Blucher realizase tal movimiento. Aun
había tiempo para desplegar su trampa, aunque bastante menos:

Comprendido. Espectro Uno a todos los Martillos dirijánse al sur y entren en


combate. Espectros, esperen hasta que los Martillos estén con nosotros y, luego, comiencen la
carga ladera abajo, exactamente como planeamos.

22
Blaine L. Pardoe Capítulo 3 Justin_Xiang

Tanto a su derecha como a su izquierda el suelo tembló cuando el rugido de los


blindados terrestres y aerodeslizados pasó junto a su Penetrator y los otros BatteMechs de la
Unidad Espectro, corriendo directos hacia los Guardias Arcturianos que se aproximaban. Los
‘Mechs liranos detuvieron su movimiento colina arriba y parecieron congelarse durante un
momento, conscientes de que, de repente, eran superados en número y armamento y estaban
siendo atacados de forma repentina como si una ola gigantesca cayese sobre ellos.

En una frecuencia de combate abierta, Archer ladró una única orden a toda su gente:

¡Carguen! Su propio Penetrator se unió a la loca carrera colina abajo.

La batalla simulada finalizó casi una hora después. Había estado apretada, y cuando las
puntuaciones otorgadas por los jueces fueron calculadas se declaró un empate. La carga había
roto a los Guardias Arcturianos, pero solo durante unos minutos. El ataque de éstos a la
retaguardia de los blindados terrestres había hecho más daño de lo que a Archer le habría
gustado, pero le había dado el tiempo que necesitaba.

Para Archer, era realmente una victoria. Para una unidad de la milicia planetaria (una
banda de guerreros de fin de semana) alcanzar un empate en una lucha con una unidad del
ejército regular era bastante logro. Estaba, junto a su personal de mando, a los pies cubiertos de
barro y hojas de su Penetrator, riendo y hablando sobre la lucha. Katya Chaffee estaba sentada
sobre el pie del ‘Mech, mojando su cara con aguan de su cantimplora. El jefe de la Segunda
Compañía, la Hauptmann Gett, miraba una agenda electrónica portátil, estudiando la información
táctica de la batalla, tratando de explicar a Archer cómo podían haber llevado la pelea incluso
mucho más allá. Sus tropas realmente no consideraban el ejercicio como una victoria porque no
era todo lo que habían esperado.

Durante unos pocos minutos, Archer se permitió a sí mismo sonreír y ser, de nuevo, un
soldado. Después de años en el campo, donde a menudo deseaba ser un ciudadano una vez más,
se encontró revelándose a sí mismo que era un guerrero. Había cierta magia en la camaradería, el
lazo invisible entre los miembros de una unidad que se comprendían unos a otros, trabajando
juntos como un equipo. Casi no se percató de los dos oficiales que venían en su dirección. Como
él, vestían trajes refrigerantes y calzones, y, ambos, llevaban sus neurocascos. Al Coronel
Blucher lo reconoció instantáneamente, pero al otro hombre no lo conocía.

Archer saludó mientras Blucher se acercaba caminando:

Coronel Blucher, fue un gran ejercicio, señor dijo.

Sí que lo fue, Teniente Coronel. Ustedes dieron todo lo que tenían. Mis soldados se
han visto humillados por el rendimiento de los soldados de la milicia.

Era mucho para un guerrero profesional, y un oficial superior, conceder la victoria con
tal gracia. Archer sonrió y dio a su OM un leve asentimiento. Miró hacia el extraño y extendió su
mano:

No creo que haya tenido el honor.

El Coronel Blucher sonrió aunque un poco avergonzado:

Debo presentarle a mi ayuda de campo, el Teniente Luther Fisk. Fisk no chocó la


mano de Archer, sino que, en su lugar, ofreció una inclinación militar formal, un gesto que
Archer consideró más apropiado para la corte real que para acciones en el campo.

Un placer replicó Archer, retirando la mano.

Realmente el placer debería ser mío, señor. Usted es un héroe famoso. Había algo
hostil en sus maneras. Archer presintió de forma inmediata que al joven oficial no le gustaba él.
Estaba en sus ojos, en sus gestos, en la forma en que se erguía.

23
LA FORJA DE UN HÉROE

Los informes sobre mi heroísmo son muy exagerados replicó Archer.

No obstante, usted lo hizo bien hoy, señor. El Coronel y yo estábamos revisando la
batalla y observamos que nos golpeó desde un alcance que ninguno de nosotros había previsto.

Archer sonrió y señaló con el pulgar al Penetrator, que aparecía amenazador detrás de
él:

Esta vieja chica aún tiene unas pocas sorpresas, Teniente Fisk. Alberga un par de
láseres grandes de alcance extendido readaptados de los Clanes. Peso más ligero, alcance mayor.

Cierto dijo el con frialdad. Esa información no fue proporcionada como parte del
informe del ejercicio. Parece que su pequeña sorpresa le dio a su milicia una ventaja ligeramente
indocumentada.

Archer notó que su rabia crecía. Se le estaba diciendo que había mentido, y un oficial
subalterno:

Siento que fuese pasado por alto, Teniente dijo, poniendo énfasis en el rango.
Alguna parte del archivo debe haber sido obviada por usted. Verá, este BattleMech fue mi
montura cuando luché en Huntress. Ha luchado en una docena de planetas, tanto en la Esfera
Interior como en el hogar de los Clanes. No había quedado nada de él, así que, por orden del
Príncipe, fue reconstruido usando parte de la tecnología capturada a los Clanes.

¿El Príncipe Victor? preguntó Fisk.

Sí, Teniente. Archer se permitió a sí mismo un toque de indignación.  ¿Algún


problema?

Lejos de mí sugerir que usted se comportó de un modo inapropiado, señor contestó


con evasivas Fisk. Yo simplemente no era consciente de ello. Su tono no dejaba dudas de
que no era un admirador de Victor Steiner-Davion.

Por supuesto dijo Archer con calma. Odiaría pensar que usted sugeriría que
alguien de mi rango y experiencia no obedecería las reglas de la contienda. Redujo el tono de
su voz, dejando poco espacio para que Fisk continuase.

El Coronel Blucher se interpuso entre ellos:

Teniente, no importa. Fue un excelente ejercicio y mostró que tenemos mucho que
aprender unos de otros. Ese era el propósito, después de todo. Además, si catalogase cada ‘Mech
en cada lado que tiene algún tipo de modificación no oficial, supondría una terabyte de datos.
Cogió a Archer levemente por el codo.  Archer, ¿por qué no permitimos que el Teniente
Fisk conozca a su unidad de mando? Hay algo que me gustaría discutir con usted: en privado.

Archer ladeó la ceja un poco y asintió:

Hauptmann Chaffee dijo a su oficial de inteligencia, por favor, dé una vuelta al


Teniente Fisk y preséntela a la unidad. Cuando Katya inició las presentaciones, el siguió a
Blucher, a alguna distancia, hacia la sombra de un masivo roble:

¿Algún problema, señor?

No, Teniente coronel, no un problema real. Solo quería que oyese esto primero de mi
directamente. Supongo que habrá oído algo sobre la explosión en el restaurante de hace unos
días, ¿no?

Sí. Era difícil perdérselo en las noticias.

24
Blaine L. Pardoe Capítulo 3 Justin_Xiang

Todavía no estamos seguros de si fue un sabotaje o un simple accidente. La verdad


del asunto es que nunca podremos saberlo. He empezado a preparar una lista de ciudadanos que
han expresado públicamente su oposición hacia la Arcontesa. No son sospechosos, pero he
empezado a reunirme con ellos, uno a uno, para discutir nuestra presencia aquí e intentar
convencerles de que resulta de interés para todos que nuestra relación sea positiva.

Archer percibió que había algo más que eso:

He oído que en algunos planetas los jefes de la guarnición local han apresado a tales
sospechosos.

Blucher agitó la cabeza:

Dudo que eso sea necesario aquí. No lo descarto, pero no pretendo proporcionar a
aquellos que no les gusta el gobierno o la Arcontesa una razón para provocar problemas.

¿Hay alguna razón para que hable conmigo, señor?

Blucher dio un pequeño suspiro, pero con ello explicó con bastante claridad su actual
incomodidad:

Archer, su hermana escribió otra editorial la semana pasada, exigiendo que la


Arcontesa dimitiese a favor de su hermano.

Estaba en su derecho al hacer eso dijo Archer con voz pausada.

Sí, lo estaba. Pero, al mismo tiempo, su nombre ha aparecido en mi lista. Me reuniré


con ella, tal y como lo he hecho con varios ciudadanos cuya posición política sigue líneas
similares.

¿Por qué me lo dice, señor? preguntó de nuevo Archer.

Blucher le miró directamente a los ojos, de forma severa:

Usted es una figura pública, bien conocida en Thorin, Archer. Y sirve bajo mi mando.
Quería que los supiese antes de que lo descubriese de algún otro modo. Preferiría que
comprendiese mis motivos antes de que reaccionase ciegamente ante ellos.

Archer hizo un movimiento de asentimiento prolongado:

Aprecio la sinceridad, señor. Usted comprenderá, sin embargo, que siento una fuerte
obligación de discutir esto con mi hermana.

Blucher asintió:

Sí, pienso que podría hacerlo. Como dije antes, sólo es una entrevista, nada más: nada
menos.

25
Blaine L. Pardoe Capítulo 4 Justin_Xiang

En el mundo de Clinton, una protesta anti-Steiner escaló rápidamente aun pequeño


motín, y las fuerzas de guarnición de la Alianza Lirana se vieron obligadas a reprimir los
disturbios. Conducidos por un separatista pro-Davion llamado Drancy MacLaw, los amotinados
no obedecieron las órdenes de dispersarse, acabando todo con ochenta y cinco arrestos y
veintitrés muertes.
Informado por Palabra desde el subsuelo, emisora pirata, Thorin 5 de octubre de 3062.

Ciudad de Ecol, Thorin


Provincia de Skye
Alianza Lirana
9 de noviembre de 3062
El Teniente Luther Fisk ordenó al conductor que parase el vehículo a varias casas de
distancia del hogar de Christifori. Observando hacia fuera de la ventana, se sorprendió de ver que
no era el tipo de barrio donde esperarías que viviese un héroe nacional. Las casas eran moradas
modestas con setos cuidados, patios estrechos y en pendiente y rodeados por árboles con sombra.
No era como los majestuosos alrededores donde el se había criado.

Comprobó la pistola, al igual que hicieron los dos soldados que le acompañaban.
Vestidos para la guerra urbana, el trío parecía claramente fuera de lugar en su pulcro vehículo
negro. Con las almohadillas en las rodillas y las espinilla, chalecos blindados, cascos con visera y
almohadillas en los hombros y codos, estaban más preparados para un motín que para una
detención de rutina. Otro coche dejaba descender a dos soldados más en la calle siguiente para
asegurar que Andrea Christifori no intentaría escapar a través de la puerta trasera.

En este momento, Fisk no podía dejar de pensar en su padre, el Conde Francis Fisk de
Odessa, y cuán diferente era del Coronel Blucher. El coronel era demasiado débil, mientras que
su padre le había dicho siempre que un líder nunca debía tener miedo de usar la fuerza para
mantener el orden. A Fisk no le gustaba el coronel. Parecía vacilante de usar el poder que poseía.
Luther Fisk no.

Sabía que Blucher había avisado a Christifori de que su hermana estaba en la lista de
sospechosos. Fisk creía que eso era un error, que el coronel había jugado mal su mano y perdido
la ventaja de la sorpresa. Era cierto que la chica Christifori no había huido, pero eso no probaba
su inocencia. Cualquiera que se arriesgase a hablar públicamente contra el gobierno, contra la
Arcontesa, era una persona en quien no se podía confiar. Tal vez, ella esperaba estar lo bastante
cerca del coronel para asesinarlo, quizás ella tenía esperando a la prensa esperando para realizar
algún tipo de truco propagandístico. No iba a dejar que ella tuviese la mano más alta de la
situación. La clave para este tipo de operación era mantener siempre el control.

Exactamente como hicimos ayer con Newburgh dijo a los dos soldados. Nuestra
misión es escoltar a Andrea Christifori hasta el fuerte para una reunión. Ella es sospechosa de
actividad subversiva, pero nuestras ordenes son simplemente llevarla para una discusión con el
Coronel. ¿Entendido?

Los dos grandes hombres de infantería asintieron. Fisk abrió la puerta y subió,
flanqueado casi de modo instantáneo por los dos soldados. Levantó su comunicador de muñeca y
habló en él:

Unidad dos, ¿está en posición?

Sí, señor devolvió la réplica.

26
Blaine L. Pardoe Capítulo 4 Justin_Xiang

Fisk asintió a los dos soldados que la acompañaban. Uno a cada lado siguieron a Fisk a
lo largo de la calzada hasta la puerta principal de la casa, donde desabrocharon las correas de sus
pistolas. Fisk pulsó el timbre de la puerta y pudo oír el breve sonido de los tonos de la campana
al otro seguido, seguido del sonido de pisadas que se hacían más altas a medida que se
aproximaban. La puerta se entreabrió y una forma de mujer se asomó ante ellos. Ella parecía una
versión más joven y más baja de su hermano y aparentaba estar en buena forma física. Al ver a
los hombres de infantería, su cara enrojeció. Fisk supuso que sería más por rabia que por
desconcierto.

Buenos días empezó él. Soy el Teniente Fisk del Decimoquinto de Guardias
Arcturianos de la Alianza Lirana. Confío en que sea Andrea Christifori.

Ella asintió y abrió la puerta un poco más. Su falda marrón oscura revoloteó bajo la
suave brisa de la mañana:

Se me dijo que vendrían dijo ella, con cierto resentimiento.

El Coronel Blucher ha solicitado que nos acompañe al fuerte. Le gustaría discutir con
usted las editoriales que usted ha escrito.

¿Tanto les han asustado mis palabras que traen soldados armados?

Fisk se puso rígido ante la burla:

Debe comprender, señorita. Algunas de las personas, que hemos sido enviados a
escoltar, es probable que no sean tan cooperadoras como usted. Además, estos soldados, como
yo mismo, estamos aquí para proteger Thorin.

Ella ladeó una ceja y cruzó los brazos en desafío:

Podríamos parlotear aquí todo el día, señorita Christifori. El Coronel espera.

Bien, entren si o desean mientras recojo mis cosas. Ella abrió la puerta totalmente
y se giró para caminar pasillo abajo. Fisk la siguió a lo largo del suelo de madera dura, los dos
hombres de infantería cerca, por detrás de él. Las suelas de las botas producían ecos sonoros,
fuera de lugar en los, de otro modo, alrededores serenos. En el comedor ella caminó hasta un
aparador, luego se volvió y miró a Fisk:

Debe ser terriblemente violento para usted, Teniente Fisk.

¿Qué, señorita?

Soportar a un líder como la Arcontesa y trabajar para sostener a alguien de su


catadura en el poder. Ejecutando estas tácticas de estado policial, de arrastrar la gente para los
interrogatorios. Debe ser duro para usted, dormir por las noches.

Los ojos de Fisk se estrecharon. Pagaría por su arrogancia. Si no hoy, entonces, tal vez
pronto.

Le aseguro que duermo bien. Esto no es un interrogatorio, sino una simple
conversación con el coronel. ¿Ha olvidado usted que la Arcontesa es nuestro gobernante
legítimo? Mi apoyo a ella es total y toda la justificación que preciso. Ahora, pues, si podemos
irnos . . .

Ella se giró de nuevo hacia el aparador y abrió un cajón:

Hay algo que quiero llevar al Coronel dijo ella, buscando en el cajón.

Fisk captó un destello de plata, la forma de un cuchillo en sus manos junto con algunos
papeles. No había tiempo para parar, para pensar, para procesar la imagen. ¡Sólo había tiempo

27
LA FORJA DE UN HÉROE

para reaccionar! Luther Fisk sacó la pistola y la apuntó hacia ella desde el lado mientras ella
empezaba a darse la vuelta. Sí, definitivamente era un cuchillo. Los otros soldados también
sacaron sus pistolas.

Fisk no recordaba apretar el gatillo, pero la siguiente cosa que percibió fue una
explosión y la sangre salpicando hacia fuera. Andrea Christifori fue lanzada hacia atrás cuando la
primera, luego la segunda, bala entraron en su cuerpo. Se tambaleó, como a cámara lenta, sobre
el aparador, luego giró hacia abajo hasta el suelo. Su cerebro estaba clavado en la imagen
mientras los hombres de infantería se acercaban más cerca, las armas aún empuñadas, cubriendo
la forma caída. Era innecesario. Fisk estaba segura de que estaba muerta.

No podía oírles ni a ellos ni la llamada de la Unidad Dos, rompiendo al entrar la puerta


trasera de la casa. Uno de los hombres de infantería se agachó y comprobó el pulso de ella, pero
Fisk sabía que no servía de nada. Atontado dio un paso hacia delante y se quedó de pie mirando
hacia la desmoronada forma.

Ella tenía en sus manos copias dobladas de las hojas de noticias que había publicado en
sus editoriales. Caído junto a ella estaba un abrecartas de plata, no un cuchillo. Se quedó con la
boca boquiabierta cuando vio lo que era. Ella debía haberlo cogido de forma accidental con el
legajo de papeles. Fisk se agachó sobre una rodilla y miró fijamente a su víctima. A sus oídos,
que aún pitaban a causa de las explosiones de los disparos en los estrechos confines de la sala, no
llegaba ningún sonido. Había algo alrededor del cuello de ella medio oculto por la forma en que
su pelo le caía hacia delante. Apartando a un lado el cabello ensangrentado, vio la Estrella
Cameron alrededor de su cuello, salpicada con su sangre. El olor a pólvora aun picaba en el aire
mientras el miraba fijamente la medalla. Sabía lo que era y a quién pertenecía.

Fisk también sabía que ahora estaba en peligro. Incluso su padre podía ser incapaz de
protegerle. Todo había sido un error, pero nadie creería eso, ni siquiera Blucher. Peor, habría
algunos en Thorin que podían usar este incidente contra la guarnición y el gobierno. La harían
una mártir, todo por su culpa. Siguió mirando fijamente la Medalla del Honor mientras se
preguntaba qué hacer a continuación, qué decir.

Creí que tenía un arma dijo, señalando al inofensivo abrecartas. Era tan
beligerante. Lo vieron, ¿no? preguntó, mirando hacia arriba a los dos hombres de infantería.
Uno de ellos asintió:

Yo vi el puñal, señor dijo, moviendo el abrecartas más cerca de la mano abierta de
ella, con la puntera de su bota. Ni siquiera lo había llamado un arma.

Sí. Eso era. Fisk encontró la oscura idea en algún rincón escondido de su mente:

Ella ara uno de ellos, un líder de la resistencia contra la Arcontesa. Debía haber
pensado que podía atacarme o escamotear ese cuchillo para usarlo con el Coronel. Levantó las
manos y cogió los recortes de periódicos que ella había mantenido y los tiró a través de la
habitación con rabia.

Ha hecho bien dijo, poniendo de pie y moviendo la mano de forma nerviosa a
través de su pelo.  El primer disparo para defender este mundo en nombre de la Alianza Lirana
fue disparado aquí.

Su confianza creció con sus propias palabras. Fijó sus ojos en los dos hombres y vio que
comprendían lo que había dejado sin decir. Sólo esperaba que sus versiones coincidieran con el
cuento que acababa de exponerles.

28
LA FORJA DE UN HÉROE

La realeza pasó de modo la última noche cuando la Arcontesa Katrina Steiner, llevando
un deslumbrante vestido azul de Signori, acudió al Baile de etiqueta de la Unidad Nacional dado
en su honor. El Conde Nicholas de Odessa entregó como presente a la Arcontesa un exquisito
broche de oro engastado con esmeraldas. La Arcontesa, con auténtica clase, donó la joya al
Fondo para los Supervivientes de Solaris VII, que fue establecido para ayudar a los ciudadanos
liranos a recuperarse de sus pérdidas en los motines del Mundo del Juego que se produjeron hace
más de un mes.
Clip de holovideo de Estás allí, Sindicato de Emisión de Donegal, 8 de noviembre de 3062.

Ciudad de Ecol, Thorin


Provincia de Skye
Alianza Lirana
9 de noviembre de 3062
Catherine llamó Archer, a través de la puerta abierta de su oficina, a su ayudante
administrativa.

Sí, señor respondió ella cortésmente, llegando al umbral. Catherine Daniels había
sido una empleada de Christifori Express desde los tiempos de su padre. Ella tenía edad bastante
para ser abuela, pero parecía mucho más joven..

Quiero enviar un mensaje de GHP a Muphrid, a la atención del Capitán Fullerton.


Infórmele que, tan pronto como haga las transferencias necesarias, se dirija a Lipton para recoger
cierta carga adicional. Hay un manifiesto actual en mi carpeta de sistema. Adjúntelo al mensaje
también.

Ella anotó la petición en su agenda electrónica manual, luego levantó la vista y sonrió:

En seguida, señor Christifori dijo, regresando a su mesa y cerrando la puerta a sus
espaldas.

Archer había retornado a la revisión de las facturas actuales de la empresa cuando oyó la
apagada voz de ella al otro lado de la puerta hablando con alguien. Algo en el tono de ella captó
sus atención, una nota de urgencia. Hizo rodar su silla hacia atrás y había empezado a levantarse
justo cuando ella llamó, luego abrió un poco la puerta.

Sr. Christifori dijo ella, hay alguien que quiere verle, señor, y dice que es
urgente. Sin esperar permiso, abrió la puerta y un soldado vestido con el traje del
Decimoquinto de Guardias Arcturianos entró en la sala y le saludó con presteza: algo innecesario
ya que Archer llevaba un atuendo civil. Se lo devolvió casi atontado cuando una premonición se
apoderó de él. Algo iba mal. Algo serio.

¿Teniente Coronel Christifori? preguntó el soldado.

Sí, Sargento Mayor replicó Archer, alzándose en toda su estatura al oír mencionar
su rango..

Señor, ha habido un accidente. El Coronel Blucher me envía para informarle.

Un escalofrío le recorrió:

¿Un accidente?

29
Blaine L. Pardoe Capítulo 5 Justin_Xiang

Nuestros hombres fueron a escoltar a su hermana para una reunión de rutina con el
coronel, cuando, aparentemente, se produjeron disparos. Siento mucho, señor, que su hermana
haya sido asesinada.

Archer oyó las palabras, pero apenas las registró. En sus años de vida militar había visto
docenas de amigos y aliados morir a su alrededor. Y había matado a muchos el mismo, formaba
parte de la naturaleza de la guerra. Pero todo eso estaba detrás de él, o eso había pensado.

Andrea . . . muerta. Eso no podía ocurrir. No era posible. ¿Cómo podía estar muerta? El
había estado lejos de Thorin cuando habían muerto sus padres. Pero esta vez estaba aquí, y el
debería haber sido capaz de protegerla. Un rugido de sangre se elevó hasta sus oídos cuando la
rabia y la confusión lanzaron una blanca llama caliente sobre su mente. ¿Andrea muerta?

¿Cómo dijo en un bajo tono cargado de rabia. ¿Dónde?

Se me dijo que fue en su casa, señor. Eso es todo lo que sé. El coronel me pidió que le
escoltase al Hospital Central, donde fue llevada. Se encontrará con usted allí.

Archer cerró los ojos un momento. Asesinada en su propia casa . . . ¿cómo? . . . ¿por
qué? Aunque notaba su sangre a punto de explotar con rabia, de algún modo mantuvo su
compostura exterior. Este soldado no era responsable; sólo estaba haciendo su trabajo. Guardaría
su ira para los otros, para quien quiera que hubiese hecho daño a la única familia que le quedaba.

Muy bien, Sargento Mayor. Adelante.

Le habían llevado al tanatorio para identificar el cuerpo, lo que le llevó sólo un


momento. Su cara estaba tan serena, tan pacífica, a pesar del hecho de que había sido matada de
un disparo. Le habían preguntado si Archer quería alguna de las posesiones personales de ella, y
solo había cogido una. Ahora que la mantenía echa una pelota en su puño, podía sentir el metal
clavándose en los callos de su mano. Estaba fría al tacto, justo como estaba el día que la había
recibido del Príncipe Victor. Se la había dado a Andrea como un signo de que siempre la
protegería, pero cuando había llegado el momento, no pudo salvar la vida de ella.

Estaba de pie en el vacío corredor exterior del tanatorio y se giró lentamente al oír el
sonido de pisadas aproximándose. Era el Coronel Blucher, que parecía preocupado. Llegó y puso
su mano sobre el hombro de Archer como si pretendiese confortarle. Archer miró la mano de
Blucher, luego los ojos. De nuevo, las llamas de la rabia empezaron a arder en su cerebro.

Archer empezó Blucher, no puedo expresarle cuanto lo siento. Esto es una


tragedia.

Archer quería arremeter contra el hombre responsable de esto. Quería, en este mismo
momento, matar a Felix Blucher con sus propias manos. De algún modo, el recuerdo de la cara
calmada y pacífica de su hermana le permitió controlarse. Habían habido suficientes muertes hoy.

Dígame qué sucedió exigió.

El Oficial Secretario aún está tomando declaraciones y está acabando en la escena del
crimen. De acuerdo con el Teniente Fisk, el oficial al cargo, su hermana permitió acceso a su
casa a mis hombres y dijo que quería coger algo que deseaba llevar con ella al fuerte. Fisk y los
otros vieron como empuñaba un cuchillo, y reaccionaron para protegerse a sí mismos.

¿Qué? ¿Un cuchillo? ¿No me diga que usted cree esto? ¿Cuántos soldados envió a
este servicio? El pensamiento de que Luther Fisk fuese responsable revolvió el estómago de
Archer incluso con más fuerza. No le había gustado desde el primer momento en que se
encontraron. Ahora la sangre de Andrea estaba en sus manos.

Cuatro en total, sin contar al Teniente replicó Blucher..

30
LA FORJA DE UN HÉROE

Coronel, usted lleva bastante tiempo en esto para reconocer como suena eso.
Honestamente, ¿cree que mi hermana empuñó un cuchillo contra cinco hombres con pistolas?

Blucher simplemente agitó la cabeza con tristeza:

Le estoy diciendo que estamos en los pasos iniciales, Archer. Esa es la razón por la
que tengo al Oficial Secretario investigando el asunto.

Le dije que usted enviaría alguien a por ella. No fue ninguna sorpresa. Si fuese tan
violenta como usted dice, mire, tango cantidad de armas en la casa que podía haber usado. Esto
no tiene sentido: y usted lo sabe.

Usted tiene mi promesa de que se llevara a cabo una investigación total, Archer. La
prensa local se ha centrado en la historia. Quiero la verdad tanto como usted.

Archer oyó las palabras, pero los años en el ejército le habían enseñado que muchas
veces la verdad era barrida bajo la alfombra para salvar las carreras:

Señor escupió, quiero toda la verdad, la verdad completa. Quiero a los hombres
o mujeres responsables llevados ante la justicia. Si es usted, considere esto como una amenaza.
Si no, considere esto como una aviso para aquellos que lo hicieron.

Soy consciente de que esto debe ser duro para usted dijo Blucher, ignorando la
amenaza.

No, señor, con el debido respeto, no creo que tenga idea de cómo es esto para mí.
Andrea era todo lo que tenía en el mundo. Era mi única familia. Confié en usted, y ahora ella ha
muerto a manos de sus hombres. Era todo lo que me quedaba. Ahora eso se me ha quitado
también. Sólo esto permanece. . . Mantenía en alto la Estrella Cameron, luego, la metió en el
bolsillo de sus pantalones.

Llegaré hasta el final de esto dijo Blucher. Usted tiene mi palabra como oficial y
como caballero.

¿Alguna otra cosa, Coronel? preguntó Archer con frialdad.

Si usted necesita algo, por favor, avíseme.

Los ojos de Archer se estrecharon:

Sí, hay algo. Quiero la cabeza del hombre que hizo esto. Ni siquiera pudo decir el
nombre de Fisk.

Blucher inclinó la cabeza un poco cuando Archer se dio la vuelta y caminó velozmente
hacia las puertas que llevaban a la sala principal. Notó que éstas resistían al empujarlas para
abrirlas, debido al peso de la gente que se encontraba al otro lado. Casi una docena de personas
estaban apretadas en el pasillo, todas intentando alcanzarle.

Las voces flotaban a su alrededor, decían su nombre, tiraban de su camisa. Una era más
alta que las otras. Una joven mujer con una cámara de holovideo puesta sobre la cabeza le
empujó al pasar.

Teniente Coronel Christifori, soy Kate Wilson de la CED (Compañía Emisora de


Donegal). Sabemos que su hermana fue asesinada hoy por soldados liranos. Como poseedor de la
Medalla del Honor y líder de la comunidad, me pregunto si puede decirnos ¿cómo se siente por
todo esto?

Archer encontró una válvula de escape para su rabia. Ella no vio llegar el puño, pero
estaba seguro de que eso aumentaría la audiencia. Sintió como la nariz de ella se rompía bajo el

31
Blaine L. Pardoe Capítulo 5 Justin_Xiang

impacto de su golpe, y cuando ella salió volando de espaldas, abrió violentamente un paso entre
la multitud de periodistas.

Caminó, alejándose de la forma caída de la periodista:

Así es como me siento dijo.

La casa estaba oscura cuando llegó. Un puñado de vecinos estaban de pie en el exterior
de la parte delantera, pero, simplemente, se apartaron para dejarle entrar. Sabía que estaban allí
para mostrar respeto hacia su hermana, y habían colocado ramos de flores a lo largo de la calle,
en el exterior de la parte delantera. Se había quedado en su oficina hasta que las llamadas de los
periodistas se volvieron abrumadoras/inaguantables. Algunos de sus empleados lloraron
abiertamente, otros se sentaron en callado atontamiento en sus despachos. Todos habían
conocido a su hermana, habían trabajado a las órdenes de ella mientras él estaba fuera. Les dio
dos días de permiso con paga.

En la puerta delantera de su casa estaba clavada una nota de la policía. No la leyó


detenidamente, pero la rompió al quitarla y entró. Cuando las luces se encendieron, vio que las
cosas estaban desordenadas. La gente, las autoridades, habían revuelto todo lo que él y Andrea
tenían bajo con el pretexto de recopilar evidencias. Caminó por el pasillo hasta la habitación
donde Andrea había muerto.

Este era el lugar. Aquí fue donde su vida acabó. Un profundo silencio pendía como una
cortina de humo sobre todo. Fue al aparador, donde un cajón estaba a medio abrir. Era el que
Andrea usaba para sus papeles personales, y el había respetado su privacidad. Ahora, estaba solo
en la gran casa vacía, y la privacidad sería una maldición en lugar de una bendición.

Miró en el cajón y observó una hoja manuscrita. Sacándola, reconoció de forma


inmediata la escritura de Andrea. La caligrafía de ella siempre fue mejor que la de él, y el había
tenido que poner en mayúsculas todo lo que escribía. El escribía en mayúsculas tan rápido como
ella podía escribir en cursiva. Recordó como ella solía burlarse de él por ello.

Desdobló la hoja de papel y revisó la página. Aparentemente era un borrador de algo en


lo que había estado trabajando ella. Palabras, de ella y algunas de otros. Ella siempre llevaba
encima trocitos de papel en los que anotaba sus pensamientos antes de volcarlos en una agenda
electrónica.

En la cabecera estaba escrito: “Un tiempo para las convicciones, por Andrea
Christifori”. El siguió leyendo:

Wendell Phillips escribió una vez que “la insurrección del pensamiento siempre
precede a una insurrección armada”. Nosotros, como liranos leales, estamos entrando en el golfo
entre estos dos hechos. Nuestro líder ha empezado una campaña de opresión generalizada de un
pueblo al que reclama gobernar de modo benevolente. En realidad, la Arcontesa ha abusado
sistemáticamente del poder confiado a ella, usándolo en contra del pueblo de la Federación de
Soles.

>>Y, ¿por qué? Ella ha hecho esto al perseguir su propio poder, sus propios deseos, no
los del hombre corriente. Stendhal escribió: “El pastor siempre trata de persuadir a la oveja de
que los intereses de ambos coinciden”. Yo afirmo que las proclamaciones de unidad y las
tonterías que llegan del palacio de Tharkard no son nada más que el acto de un pastor intentando
controlar a su rebaño.

>>Yo, por mi parte, no permitiré ser privada de mis libertades, ni apoyaré a un gobierno
construido sobre los rumores de asesinatos y violencia contra la gente a la que afirma proteger.
Mis convicciones, y mi alma, no están en venta ni deberían estarlas de la gente de Thorin.

El escrito no estaba completo. Había otras notas garabateadas a lo largo de los


márgenes, donde ella había considerado hacer cambios. A Archer le parecía oír las palabras
como si ella las estuviese diciendo, susurrándolas en su oído. Cuidadosamente volvió a doblar la

32
LA FORJA DE UN HÉROE

hoja y la deslizó en el bolsillo del pecho de su chaqueta. Luego, se volvió y apagó la luz, dejando
que la oscuridad, una vez más, se adueñase de la habitación donde Andrea había muerto.

Salió caminando hacia la escalera que conducía al segundo piso. Ascendiendo


lentamente, Archer Christifori estaba solo con sus recuerdos y el sonido de sus pisadas provocaba
ecos en las baldosas de madera.

33
Blaine L. Pardoe Capítulo 6 Justin_Xiang

Durante su estancia en la Academia de Guerra de Robinson, Arthur [Steiner-Davion] ha crecido


junto a la familia Sandoval, quien, casi de forma universal, considera al Condominio Draconis
como el único enemigo válido contra el que protegerse. Los elementos anti-Condominio de la
Marca Draconis pueden intentar usar a Arthur como mascarón de proay con franqueza, Arthur
es lo bastante emocional como para ser vulnerable a ese tipo de manipulación.

Página 37 del informe de inteligencia preparado por el Teniente General Jerrard Cranston,
Unidad de Inteligencia de la FDLE, para el Capiscol Marcial de ComStar y General al Mando de
la FDLE, Victor Steiner-Davion, 1 de noviembre de 3062.

Ciudad de Ecol, Thorin


Provincia de Skye
Alianza Lirana
12 de noviembre de 3062
Como el propio Felix Blucher, su oficina en el fuerte era espartana a excepción de unas
pocas pinturas antiguas que llevaba consigo de una a otra unidad. Eran grabados que databan de
siglos atrás, imágenes de soldados del siglo diecinueve. Las coleccionaba debido a que los
uniformes y las expresiones en las caras de los hombres hacían recordar unos tiempos más
simples, más nobles. Unos tiempos de actos heroicos en que las batallas se ganaban mediante el
honor y la valentía.

Se produjo una llamada seca en la puerta, y Blucher estiró su uniforme un poco. Sólo
podía ser el Teniente Fisk respondiendo a la convocatoria del coronel. Sobre la mesa de
despacho gris pizarra estaba el informe preliminar del incidente que implicaba a Andrea
Christifori. Blucher había entrevistado al otro personal presente en la escena del incidente y
había llegado a sus propias conclusiones sobre lo que había ocurrido.

Fisk entró en la sala, adoptando una postura rígida conforme a la más alta tradición del
ejército lirano:

Presentándome como ordenó, señor dijo formalmente. Blucher no estaba


impresionado.

Sí, Teniente. Tenemos algunos asuntos que discutir. Abrió el archivo sobre la mesa
y revisó el informe escrito. Lo había leído dos veces, desde luego leyendo entre líneas. Había
sido un soldado el tiempo suficiente para saber que muchas veces la justicia militar era cualquier
cosa menos justa. Y sus interrogatorios a los soldados presentes en la muerte de Andrea
Christifori eran alarmantes. Blucher cerró, con lentitud, el archivo y dedicó una fija mirada larga
y dura a Fisk.

Así que dígame, Fisk ¿ realmente pensó que podía lograrlo?.

¿Señor? tartamudeó Fisk.

No me insulte pretendiendo que no sabe sobre que le estoy hablando. He hablado con
los otros testigos del incidente. Usted debería estar orgulloso de ellos. La mayoría de ellos se
acogieron a la historia que usted les suministró. Uno de ellos, finalmente, dijo la verdad: usted se
acojonó.

Reaccioné para lo que fui entrenado, señor. Vi un arma y procuré protegerme


contestó Fisk, pero la tensión de sus músculos faciales le traicionó.

34
Blaine L. Pardoe Capítulo 6 Justin_Xiang

Una mujer civil sola, tres hombres armados en la habitación, dos más fuera, todos con
traje antidisturbios, y ella sabía que ustedes iban a ir. ¿Y usted cree que era lo bastante loca para
sacar un cuchillo? La voz de Blucher se elevó de tono mientras hablaba. Estaba furioso.  Su
falta de juicio es espantosa, Teniente.

Hice lo que creí correcto.

Y su intento de encubrirlo fue Blucher buscó la palabra patético. Yo diría


impropio de un oficial, pero, en este momento, me siento avergonzado de que estemos en la
misma organización, destinados a la misma unidad. ¿Qué pensaba? ¿Trataba de proteger el
precioso nombre de su familia?

Lo que usted denomina “encubrimiento” fue realizado en su beneficio dijo Fisk.

¿Y qué quiere decir con eso?

Ambos sabemos que aquí, en Thorin, hay elementos rebeldes. Hemos visto los signos
y leído los informes de inteligencia. Esa es la razón por la que el Decimoquinto fue ubicado
como guarnición de este mundo. Yo recopilé una lista de líderes sospechosos bajo sus órdenes, y
los podíamos haber cogido y detenido después del ataque terrorista a nuestros soldados en el bar.
Esta vez tenemos algo incluso mejor. La muerte de uno de sus líderes. Esto envía un claro
mensaje a aquellos que piensan alzarse contra la Arcontesa. El precio de la resistencia es la
muerte. La única forma de suprimir la rebelión abierta es con un puño de hierro.

Sus últimas palabras eran como un eco de sentimientos recientemente expresados por la
Arcontesa en un mensaje destinado a mantener a las fuerzas militares unificadas y atentas bajo el
liderazgo de ella.

Blucher miró fijamente a Fisk durante un momento. Luego, casi sonrió ante la triste
estupidez del tipo..

Usted es un tonto, Luther. Vomita retórica como un mono entrenado y no tiene idea
de lo que realmente hace. Sí, algunas rebeliones pueden ser suprimidas en la manera que usted
describe. Pero en este caso ello sólo actuará en su contra.

La Arcontesa

La Arcontesa le cortó Blucher es una mujer joven que tiene un corazón de
político. Ella no ha tenido que vivir entre la gente a la que gobierna. Vivir con ellos y luchar para
preservar sus libertades: las mismas libertades que usted intenta ahogar. Las acciones de ella son
las de la desesperación, no las del liderazgo.

¿Habla usted de traición? preguntó Fisk enojado.

No replicó fríamente Blucher. Soy pragmático. Usted acaba de dar a esta gente
una razón para enfrentarse a nosotros. Usted ha asesinado a una persona bien conocida, que
también era una mujer indefensa. Una mujer cuyo hermano es una celebridad global. Usted ha
dado a aquellos que podían alzarse contra nosotros un propósito, una razón, una causa.

Señor, con una nota de prensa escrita apropiadamente, los ciudadanos leales podrían
volverse fácilmente contra Christifori. Si usted no hace nada, él permanecerá como una amenaza
para la integridad de su unidad. La preocupación en la voz de Fisk era genuina.

Usted es el único que ve a Christifori como un enemigo del estado. Todo lo que ha
hecho usted es ganarse un enemigo peligroso.

Usted sigue hablando con gran reverencia de nuestro querido Teniente Coronel
Christifori. ¿Nunca se le ha ocurrido que él podría ser uno de los que trabajan contra la
Arcontesa?

35
LA FORJA DE UN HÉROE

No descartaría nada.

Si usted se mueve ahora, puede eliminarlo a él como una amenaza potencial.

Blucher agitó la cabeza una vez:

No, Teniente Fisk. Si hago lo que me sugiere, me convierto en parte del problema.
Rechazo hacer eso.

¿Usted no tiene lealtad hacia la Arcontesa?.

Blucher se puso de pie en un instante, y golpeó sobre la mesa con tal fuerza que pareció
hacer temblar la habitación:

¡Nunca cuestione mi lealtad! Usted era mi ayudante, pero eso no le garantiza ningún
derecho especial, especialmente ahora. Yo soy totalmente leal al gobierno y a la oficina de la
Arcontesa.

Era duro creer la insolencia del chico. Felix Blucher había estado en una carlinga,
luchando y matando por el reino, desde antes incluso de que Fisk hubiese nacido. Si no fuese por
la influencia de su padre en la corte, Luther Fisk nunca podía haber alcanzado este rango o
destino. ¿Cómo se atrevía alguien como él a cuestionar la lealtad de Blucher? Hubo un tiempo en
que tales oficiales habrían sido expulsados del servicio. Ahora simplemente eran promocionados.

Durante un largo silencio, Blucher miró fija y directamente a los ojos de Fisk, lo que
hizo al joven retirar la mirada. Entre ellos se había dibujado una línea, invisible pero real. Fisk
aún estaba de pie en posición de firmes, y Blucher podía ver gotas de sudor formándose en su
frente, lo que le satisfacía.

Coronel, ¿puedo preguntarle cuales son sus intenciones?

¿Respecto a usted? Eso es simple. Usted está bajo arresto y permanecerá así hasta que
tenga lugar, en cuanto sea posible, una corte marcial.

Fisk se hundió visiblemente donde estaba de pie. El rojo inflamado de su cara cambió a
blanco:

Usted no puede hablar en serio, señor.

Blucher colocó los nudillos de ambos puños sobre la mesa del despacho y se inclinó
hacia el hombre más joven:

Lo digo totalmente en serio. Los cargos ya han sido redactados y archivados con el
Mariscal Secretario. Hay dos guardias esperando fuera, exactamente junto a la puerta. Ellos le
llevarán al cuerpo de guardia donde esperará el juicio.

Fisk temblaba, lo bastante para que un ojo entrenado lo notase. Por primera vez desde
que empezaran a hablar, Blucher sintió cierto grado de satisfacción.

Contactaré con mi padre, el Conde.

Blucher estaba sorprendido por el hecho de que Fisk no lo hubiese hecho ya. El Conde
Nicholas Fisk tenía bastante peso en la corte real, pero Blucher no era un hombre que fuese
influido por las ráfagas de los vientos políticos. Era un soldado de corazón, y conocía su deber
cuando lo veía.

Tampoco estaba ciego ante los riesgos de llevar cabo una corte marcial contra su propio
ayudante. Era muy posible que el alto mando pudiese intervenir en beneficio del padre del chico.
Hasta ese momento, había reglas y procedimientos que debían seguirse:

36
Blaine L. Pardoe Capítulo 6 Justin_Xiang

Preveo que su padre enviara muchos mensajes, tratara de pedir muchos favores. Pero
Odessa está un poco lejos, y usted comprobará que, bajo mi mando, la justicia es rápida.

La voz de Fisk sonó resentida:

Me pregunto de qué lado está usted . . . señor

No tenía conciencia de que hubiese lados respondió con tono cortante Blucher.

¿Qué va a hacer usted respecto de la actividad rebelde? ¿Qué pasa con el Teniente
Coronel Christifori? La voz de Fisk se traicionó con un indicio de miedo.

El Coronel Blucher golpeó el pequeño botón de control en la esquina de su mesa. La


puerta de su oficina se abrió, y una pareja de guardias armados entró. Uno de ellos portaba unas
esposas. Dio un paso hacia Fisk y con suavidad empujó las manos del teniente hacia la espalda
de éste y le deslizó las esposas.

No se preocupe por Christifori dijo Blucher sarcásticamente. Si usted se


comporta, prometo no dejar que él ponga sus manos alrededor de su cuello. Luego, los
guardias hicieron volverse a Fisk y lo llevaron marchando fuera de la oficina.

Archer estaba sentado en la sala familiar de su ahora vacía casa, casi como si la
oscuridad y las sombras de la tarde fuesen viejos amigos que estaban de visita. Había sido un día
largo en el que había hecho mucho. Había llevado a cabo los preparativos para el funeral, pero
apenas recordaba haberlo hecho. Había habido varios visitantes en casa, todos expresando sus su
pena ante su pérdida. Catherine Daniels había venido a cenar, empezando a llorar antes de que el
pudiese invitarla a entrar. No recordaba la comida. Recordaba comer, posiblemente la primera
vez en todo el día, pero eso era todo.

La Hauptmann Katya Chaffee también había venido con las condolencias de los demás
miembros de la Milicia de Thorin y algo que el necesitaba mucho: conversación, que alejó de su
mente los pensamientos de pérdida o dolor. Habló de lo que ocurría en la unidad, de las actividad
y quehaceres mundanos del día. Durante un breve momento, había sido capaz de olvidar. Pero
con la marcha de Katya, Archer estaba solo una vez más, sentado en la oscuridad, intentando
recuperar recuerdos de tiempos mejores.

Cuando oyó la llamada a la puerta, no estaba seguro de si había imaginado el sonido o


de si era real. Se levantó y caminó, con tanta lentitud como un anciano, hacia el vestíbulo
principal, al que Andrea se había referido siempre, con un gran sentido del humor, como “el área
de recepción” o “la antecámara”. Encendió la luz exterior y abrió la puerta, cerrando ligeramente
los ojos ante el repentino resplandor.

El Coronel Blucher estaba de pie en la entrada, con su largo abrigo desabrochado, sus
guantes de paseo de piel en una mano. Archer simplemente asintió. Ahora no estaba de servicio,
y no se sentía particularmente bien teniendo que saludar al oficial que dirigía al hombre que
había matado a su hermana.

Coronel Blucher dijo de modo inexpresivo.

Espero no molestarle.

Archer agitó la cabeza:

No, Coronel, sólo estaba atendiendo ciertos asuntos personales.

Quería que supiese, antes de que lo escuchase en los medios de comunicación, que ha
presentado formalmente cargos contra el Teniente Fisk por la muerte de su hermana. Será
procesado en una corte marcial lo antes posible.

37
LA FORJA DE UN HÉROE

La cara de Archer no cambió de expresión:

Alguien debe responder de este crimen.

Lo hará, Archer. He recopilado amplia evidencia. El asunto se resolverá con rapidez.

Muy bien, Coronel. ¿Eso es todo?

Blucher bajó la mirada durante un momento, luego, volvió a mirar a Archer:

Si hubiese algo que pudiese hacer por usted, Teniente Coronel; por favor, hágamelo
saber.

Archer le miró con tata dureza que el coronel dio un paso hacia atrás.

Sí, señor dijo el. Usted puede asegurarse de que se hace justicia.

Con eso cerró la puerta y la oscuridad se cernió de nuevo en torno a él.

El sol del mediodía le daba demasiado calor en su traje negro, pero Archer lo ignoró.
Miraba a su alrededor a los otros reunidos con él sobre la herbosa ladera, vio la pena en sus
caras. No podía mirar el ataúd de Andrea, que estaba detrás suya. Era demasiado que soportar.
Alguien lloraba. Otros parecían aturdidos. Comprendía los sentimientos. Los había
experimentado todos en las últimas horas. Ahora no era el momento de pensar en él o en su pena.
Ahora era el momento de decir adiós.

Agradeció sus muchos años de vida militar, que le habían dado la consistencia necesaria
para mantenerse a sí mismo de pie cuando se sentía tan débil. Entre los que estaban en la primera
fila de asistentes al funeral vio a Katya Chaffee, quien inclinó la cabeza en señal de saludo.
Archer dio un profundo y largo suspiro captando la esencia del rocío de la mañana. En la
distancia, oyó el canto de los pájaros, distante, pero lo suficiente musical para mantenerle
centrado en el presente.

Hemos venido hoy a presentar nuestros últimos respetos a Andrea Kendrick


Christifori dijo él. La conocimos como amiga, jefe, camarada y querida hermana. Dedicó su
vida a tratar de ayudar a mejorar las vidas de los demás, ya fuera dirigiendo los negocios
familiares ya fuese trabajando en la comunidad.

Dejó que su mirada viajase a través de los presentes, reconociéndolos a todos ellos:

Mi hermana murió antes de tiempo. Fue una muerte inútil, una que no debía haber
ocurrido. En las últimas semanas de su vida dedicó mucho tiempo a escribir, esperando que sus
palabras llamarían la atención del resto de nosotros en torno al hecho de que nuestras libertades
tenían un precio. Su muerte nos recuerda que los seres humanos pueden ser corrompidos por dos
cosas: el poder y el miedo. Ella comprendía esto, y esperaba persuadirnos al resto de nosotros de
que debíamos oponernos a aquellos que abusan de su poder, con independencia de los
insignificantes títulos o posesiones mortales.

>>Que nunca la olvidemos dijo él, tragándose lentamente sus palabras, y que nunca
olvidemos el mensaje que ella trataba de darnos.

Cuando la multitud se alejaba, unos pocos minutos después de la corta ceremonia, Katya
Chaffee se aproximó. Ella parecía diferente, casi extraña; luego, Archer se dio cuenta de que
siempre la había visto en uniforme. Hoy, vestida con ropas civiles negras, parecía más humana,
más femenina de lo que él nunca había percibido antes.

Ella alzó sus brazos y le tocó a él en un brazo:

Señor, ¿hay algo que pueda hacer por usted?

38
Blaine L. Pardoe Capítulo 6 Justin_Xiang

Archer agitó la cabeza:

No, estaré bien. Y no estamos de uniforme, Katya. Llámame Archer.

Ella asintió:

Tu hermana era amada por mucha gente.

El miró a los demás asistentes mientras se alejaban:

Sí, tenía muchos amigos.

Muchos de nosotros en la unidad, así como amigos míos, hemos leído sus editoriales.
Eran brillantes. Comprendía tan bien lo que estaba ocurriendo en Tharkard y a lo largo de la
Alianza.

Archer se frotó suavemente la mandíbula:

Sus creencias, sus palabras, son las que la mataron.

Eso es lo que las hace más importantes. Andrea no querría que sus ideales muriesen
porque ella lo hizo.

¿Qué dices, Katya?

Digo que ella no querría que sus ideales acabasen aquí. Si vamos a honrarla, debemos
honrar las palabras que estaba tratando de decirnos.

Archer asintió:

Encontré un trozo que aún no había acabado. La mataron antes de que las palabras
finales pudiesen ser escritas.

Sólo me encontré con ella una vez, Archer, cuando vino a visitarte al puesto. Pero he
leído sus editoriales y creo que sus últimas palabras deberían ser oídas: e incluso puestas en
práctica.

Archer se dio la vuelta finalmente, por primera vez capaz de mirar el ataúd de Andrea
que era bajado al suelo. Ahora me corresponde a mí, ¿verdad? Le preguntó a ella en silencio.
Cogió un puñado de tierra y dejó que cayese sobre tumba abierta. Descansa en paz, Andrea.
Dejaste tu trabajo sin acabar, pero se hará.

Luego, se giró de nuevo hacia Katya y se alejó con ella, pensando en muchas cosas que
Andrea había dicho y en cuál sería su próximo curso de acción.

39
Blaine L. Pardoe Capítulo 7 Justin_Xiang

En un movimiento que hoy tomó por sorpresa a toda la Marca Capelense, el Octavo
GRC de la Mancomunidad Federada atacó al Primero de Dragones Capelenses en el mundo clave
de la ManFed de Kathil.

Los Dragones, recientemente redestinados a Kathil desde Verlo por el duque,


remplazaban al Octavo GRC, que era enviado a un nuevo puesto. La batalla aun continua, aunque
no está claro quien provocó el ataque. Fuentes fiables dentro del ejército de la ManFed informan
que el jefe del Octavo ha estado expresando abiertamente su oposición a “dejar la Marca
Capelense expuesta a enemigos: dentro y de fuera”.

Boletín de noticias locales emitido desde la ciudad de Nueva Esperanza, Alianza Lirana, 16 de
noviembre de 3062.

Ciudad de Ecol, Thorin


Provincia de Skye
Alianza Lirana
16 de noviembre de 3062
Felix Blucher estaba de pie delante de la celda y miraba hacia las sombras. El cuerpo de
guardia del puesto de mando estaba sucio, mal iluminado y el mismo olor a sudor de las barracas
y los cuerpos de guardias de toda la Esfera Interior. La celda tenía dos literas, un lavabo, un suelo
de cemento gris, una pequeña pila de metal y un hombre: Luther Fisk. Le habían quitado el
uniforme nuevo, reemplazándolo hacia varias días por un descolorido traje de faena de prisionero
rojo y naranja. Sentado en el borde la litera inferior, miraba hacia arriba a Blucher.

La corte marcial había sido poco más que un breve encuentro de oficiales. A causa de la
implicación personal de Archer Christifori con la víctima, éste no había sido uno de ellos. Había
tres testigos, y la defensa de Fisk fue un alegato de “sin contestar”. Eso sólo hizo sospechar a
Blucher, pero el tema se decidió en una hora. Bajo los cargos de asesinato y mala conducta, el
propio coronel había impuesto la sentencia: treinta años.

Felix Blucher no era tonto. El sabía que la poderosa familia del chico estaba ya
trabajando para lograr su libertad. De hecho, con toda la confusión de estos días en la
Mancomunidad Federada, le sorprendió lo rápido que llegó una respuesta desde el alto mando.
Una transmisión de GHP prioritaria había llegado desde el propio palacio, un mensaje que,
seguramente, crearía más problemas en Thorin.

Blucher no dijo nada durante un largo rato, sabiendo que la situación estaba a punto de
cambiar. Fisk se puso de pie y caminó hacia los barrotes de la celda:

¿Viene a regodearse, Coronel?  dijo con esa arrogancia que Blucher había llegado
detestar.

El coronel cruzó los brazos y miró al joven oficial, ocultando su rabia detrás de una
máscara de calma:

Usted ha sido un chico ocupado, Luther dijo finalmente.

La cara de Fisk, de pronto, se iluminó:

Deduzco que ha tenido noticias de mi padre, ¿cierto?

Blucher solo le miró durante un momento:

40
Blaine L. Pardoe Capítulo 7 Justin_Xiang

Ha llegado un mensaje de la propia Arcontesa. Su padre debe haber pagado mucho
por su piel. Por orden de la Arcontesa Katrina Steiner, la sentencia de su juicio militar ha sido
conmutada. Se me ha ordenado que le restituya como mi ayuda de campo también. Usted es un
hombre libre.

Aunque Blucher mantenía una cara glacial y un tono neutral, todo su ser se rebelaba al
decir tales palabras. Era un militar leal que comprendía lo importante que era la justicia de cara a
mantener el mando. Ahora ése le había sido usurpado por la Arcontesa. Peor aún, sabía que la
población local no le apoyaría ni creería. La Arcontesa compraba su apoyo político con favores
como éste, dejando a hombres como él para resolver los follones que esto causaba.

Fisk inclinó la cabeza contra los barrotes:

Traté de decirle que esto ocurriría, Coronel. Mi padre tiene una gran influencia en la
corte.

Cuide su tono, Fisk. No estoy impresionado por esta pequeña proeza de los suyos.
Usted puede tener un padre al que le deben favores, pero usted aún está bajo mi mando.

Fisk actuó como si no hubiese oído:

¿Cuándo seré liberado?

En unos instantes. Primero, usted y yo necesitamos tener una pequeña charla. Usted
solo ha logrado una victoria parcial, amigo. ¿Creía usted que podía escapar totalmente del
castigo? Bien, no mientras yo esté al mando.

Fisk sonrió brevemente:

Coronel, el modo en que obtuve la libertad no es importante. Usted proclama leer la


historia. Seguro que usted sabe que los fines justifican los medios. Usted tiene sus órdenes.
Libéreme.

Usted no comprende, ¿verdad, Fisk? Obedeceré, pero como su oficial al mando aún
tengo una gran cantidad de influencia.

¿Y?

Primero de todo, usted es libre, pero también es degradado a Suboficial Mayor. En


segundo lugar, encontrará una lista de asignaciones en su mesa, incluyendo servicio de cocina,
seguridad del perímetro, etc. Para alguien como usted con un historial tan conocido, este es el
mejor puesto posible. ¿No le parece, Suboficial Fisk?

El color desapareció, de momento, de la cara de Fisk:

Usted no puede hablar en serio, ¿servicio de cocina?

Hablo muy en serio dijo Blucher, deslizando la llave de acceso en el mecanismo de


cierre de la puerta de la celda. Este sonó de forma audible, y Fisk podía ahora abrir la puerta y
dejar la celda cuando quisiese. No obstante, degradado Suboficial Mayor se quedó anonadado,
miran al coronel con cara de incredulidad.

Usted es libre de ponerse el uniforme y empezar sus deberes de forma inmediata,


querido Fisk.

Fisk parecía volver a sí mismo, como si, de pronto, meditase una idea:

41
LA FORJA DE UN HÉROE

Usted sobrestima su autoridad, Coronel. Si anular un juicio marcial fue tan fácil, no
debería costar prácticamente nada, en absoluto, lograr que la Arcontesa ame restituya en mi
puesto.

Quizás dijo Blucher, pero apuesto a que su padre debe haber gastado sus favores
para liberarle. No puede pedir más en tan poco tiempo. Eso le haría parecer un tonto y sería un
insulto para la Arcontesa que su perdón no fuese suficiente. No, estoy dispuesto a apostar que su
querido papíto tendrá que esperar un rato. E incluso entonces, hay cosas que puedo hacerle a
usted como su OM que usted nunca imaginaría.

Simplemente solicitara mi traslado contraatacó Fisk.

He sido un soldado la mayoría de mi vida, Fisk. Muchos oficiales del ejército de la
Alianza son mis amigos, y la mayoría me debe favores porque nunca me he detenido en la
política de trastienda. Si, usted puede eludir mi garra, pero usted se llevará el resto de su vida
mirando sobre su hombro para ver si yo, o su otra amenaza, le seguimos.

¿Mi otra amenaza?

Blucher tenía la sonrisa de un gato:

Usted se ha buscado un poderoso y peligroso enemigo en Archer Christifori. Por lo


que he oído de él, habrán pocos sitios en esta galaxia en los que usted pueda considerarse a salvo.
E muchos aspectos, me da pena, Suboficial.

Archer estaba sentado a la mesa de su despacho y desplazó las facturas sobre ella a un
lado cuando sonó una llamada a la puerta. Se abrió un poco y Catherine Daniels apareció:

Tiene usted visitantes, señor.

Catherine dijo el, inclinándose hacia atrás en su silla con un suspiro, usted ha
retenido las llamadas y mantenido a todos en espera. ¿Qué es tan especial para, de repente,
modificar su historial?

Son la Señorita Chaffee y el Señor Hopkins. Decían que era importante, y le vi con la
señorita Chaffee hace unos pocos días en el funeral de su hermana . . .

Ella es una buena amiga, Catherine.

Si me lo pregunta, diría que ahora necesita una amiga como ella dijo ella en tono
protector. Archer estaba acostumbrado a que ella le tratase más como a un hijo que como a un
jefe, e incluso apreciaba su interés. Su presencia le ayudaba a llenar un vacío muy grande en su
vida, igual que hacía la de Katya Chaffee.

De nuevo, se está entrometiendo, Catherine dijo él con un reproche falso.

Sólo hago mi trabajo.

Hagales pasar.

La puerta se abrió totalmente, y ella hizo pasar a los dos amigos. Katya vestía ropas de
faena y no le devolvió la sonrisa cuando el les indicó mediante un gesto que se sentasen. Cuando
Catherine cerró la puerta, Archer se levantó y chocó las manos con el oficial más viejo, el
Sargento Mayor Darius Hopkins. El hombre tenía las manos callosas y ásperas que se esperarían
en el jefe de la infantería de la Milicia.

Es bueno veros a ambos dijo Archer. Debo admitir que no lo esperaba.

42
Blaine L. Pardoe Capítulo 7 Justin_Xiang

A pesar de su buen humor, ambos visitantes parecían serios. La frente de Katya estaba
surcada por la preocupación, y la boca de Hopkins se fruncía hacia debajo de forma huraña bajo
su grueso bigote entrecano.

Algo ha ocurrido. Lo veo en vuestras caras.

Señor, ¿no lo ha escuchado? preguntó Katya. Vinimos tan pronto como lo oímos
en las noticias.

¿Escuchar qué en las noticias? Miró de acá para allá entre Hopkins y Katya.

Teniente Coronel dijo Hopkins, ese asqueroso coronel lirano ha liberado a


Luther Fisk.

Las palabras golpearon a Archer como una ráfaga de n cortina de fuego de artillería. Su
boca colgó abierta, pero solo un instante:

Eso no es posible. Fue juzgado militarmente y encontrado culpable.

Blucher dijo que la propia Arcontesa anuló lar órdenes explicó Katya. El papaito
de Fisk tocó algunas teclas en la Corte Real para sacar a su hijo de la trena.

Archer escuchó con incredulidad y pasmado. Había ordenado retener las llamadas. Si
Blucher había intentado contactar con él, no habría podido lograrlo:

Esto no puede estar pasando.

Lo está, chaval dijo Hopkins.

Ese bastardo mató a mi hermana. Ella estaba indefensa, y fue derribada de un tiro en
nuestra casa. Ahora, ¿el está libre? Su mente se aceleró. ¿Dónde estaba la justicia? Si la
Arcontesa hacía esto, entonces, al infierno con esa zorra. Entonces, la idea le golpeó. Andrea
había tenido razón sobre Katrina Steiner durante todo el tiempo.

Blucher trató de manipular el asunto. Dice que degradó a Fisk de rango, pero se ve
obligado a retenerlo como ayudante añadió Katya. Lo siento, señor.

Hopkins soltó una sonrisa de desprecio:

Llegó incluso tan lejos como para tratar de decirnos que respetará los derechos de los
ciudadanos de Thorin y que la gente no debía reaccionar de modo exagerado ante este anuncio:
que actúa para asegurarse de que Fisk sea castigado de modo apropiado. He estado en el ejército
el tiempo suficiente para saber que está luchando una batalla que no puede ganar. La Arcontesa
ha ido demasiado lejos esta vez.

Archer asintió:

Blucher me prometió que se haría justicia. No puedo creer que este esté ocurriendo.

Yo sí dijo Hopkins. Katie Steiner está tan embelesada en mostrar su poder en
torno a ella que ha olvidado que trabaja para nosotros, y no al contrario.

Archer descansó la barbilla sobre una mano meditando:

Tienes razón. Esto no tiene que ver con Blucher. Esto tiene que ver con ella, la
Arcontesa. Ella ha abusado de su poder.

Vinimos a decirle, señor, que todo el batallón le apoya dijo Katya lenta y
cuidadosamente, no importa el curso de acción que usted adopte.

43
LA FORJA DE UN HÉROE

Archer la miró a los ojos y vio la misma rabia y frustración que él sentía. Se giró hacia
Darius Hopkins, cuya curtida cara parecía resuelta e implacable.

Hopkins se levantó de forma abrupta de su silla:

Señor, Archer . . . Te conozco desde que tenías catorce años y te uniste a la milicia.
Maldición, te entrené yo mismo para que te preparases para el ICNA. Hice de carabina cuando tu
padre estaba ocupado, y te ayudé a preparar los exámenes finales. Cuando fuiste promocionado,
viajé a Nueva Avalon para estar a tu lado. Cuando volviste de Huntress, estaba allí para recibirte.
Estoy aquí a su lado, señor, no importa para qué.

Archer se sintió presionado por la carga de lo que ellos sugerían:

Ambos estáis hablando de traición. Lo sabéis, ¿verdad? Su voz apenas era más alta
que un susurro.

Traición es una palabra usada por el opresor para describir a sus víctimas dijo
Katya. Hablamos de derrocar a un gobierno que ya no representa a los mejores intereses de su
pueblo. Hablamos de liberación.

Sea como sea, colocaríamos a Thorin en mitad de una guerra civil potencial como la
que vemos avecinarse sobre toda la ManFed.

Pueden perderse vidas inocentes, Teniente Coronel dijo Hopkins, pero si no


hacemos nada el riesgo es aún mayor.

No te engañes, viejo. El apodo era afectivo y Archer lo usaba a menudo cuando él
y Hopkins estaban solos.  El Decimoquinto de Guardias Arcturianos no es una unidad de
novatos. Se echarán sobre nosotros con todo lo que tengan: y luego algo más. Nuestros soldados
son buenos, pero sólo somos milicia.

Planificar será la clave dijo Hopkins.

Y esperar añadió Katya.

Archer miró primero a Katya, luego a Hopkins, y cada uno asintió como respuesta.
Sintió una nueva explosión de energía correr a través de su cuerpo, un tipo de dinamismo que no
había sentido en semanas: no, hacía meses. No la había sentido desde que había dejado el
servicio de la Liga Estelar. Como militar, había tenido un propósito: la audaz y noble campaña
para aplastar a los Jaguares de Humo y obligar a los Clanes a acabar con su invasión de la Esfera
Interior. Ahora, Katrina Steiner, siempre la defensora de la paz más prominente, estaba
protegiendo a culpable y dejando que los inocentes fuesen asesinados.

De repente, sintió algo de ese mismo viejo sentido de propósito:

Si lo hacemos, no será por venganza. La misión es simple; expulsemos al


Decimoquinto de Guardias Arcturianos de Thorin. Sin ellos, la Arcontesa no podrá imponer su
retorcida justicia o sus mezquinas reglas. Thorin será libre, y la gente inocente no tendrá que
temer por sus vidas.

De acuerdo dijo Hopkins, y Katya también asintió.

Tenemos mucho que hacer antes de que podamos hacer cualquier movimiento.
Blucher mantendrá un ojo abierto sobre nosotros durante un tiempo. Dejémosle. Mantendremos
los planes en secreto mientras trabajamos para fortalecernos para cuando llegue el momento
adecuado.

¿Cómo sabremos cuando es el momento de golpear preguntó Katya.

44
Blaine L. Pardoe Capítulo 7 Justin_Xiang

Cuando exista una razón para que la población se solidarice con nosotros en lugar de
quedarse al margen de la lucha. Si la gente de Thorin nos respalda, los Guardias nunca serán
capaces de pararnos.

Archer miró alrededor de la sala donde había dedicado tanto tiempo sentado detrás de
una mesa de despacho durante los últimos años. A veces la había parecido más una prisión que
una oficina. Ahora no lo estaba sólo Luther Fisk. Archer Christifori también estaba libre.

45
Blaine L. Pardoe Capítulo 8 Justin_Xiang

La Oficina de Noticias del Gobierno de la Alianza Lirana deniega de forma categórica


los informes que señalan que se han producido actos de rebelión abierta en más de una docena de
mundos. Según la portavoz oficial, Valerie Hart, los informes sobre terrorismo provocado por los
davionistas están creciendo, ella pone en duda los informes de los medios de comunicación
subversivos de que algunos mundos están en rebelión abierta.

Holoclip de Línea de noticias, Compañía Emisora de Donegal, Alianza Lirana, 24 de


noviembre de 3062.

Ciudad de Ecol, Thorin


Provincia de Skye
Alianza Lirana
26 de noviembre de 3062
El Suboficial Mayor Luther Fisk estaba sentado en el pequeño transporte descapotable que
seguía al equipo de seguridad que patrullaba la calle a pie. El conductor se ajustaba a su ritmo
lento, mientras Fisk observaba con atención las reacciones de la gente junto a la que pasaban. La
mayoría apenas echaba una mirada a los soldados, esquivándoles al pasar como si se tratase de
otros paseantes comunes. Otros les echaban miradas heladas mientras se alejaban caminando.
Uno incluso se paró, obligando al soldado a empujarlo al pasar a su lado, y haciendo vibrar los
hombros del ciudadano al hacer eso. La mirada en la cara de ese tipo mostraba un odio puro.

La seguridad del perímetro era una de las pocas obligaciones que le quedaba a Fisk
después de ser degradado de rango. Aun era el ayudante de campo de Blucher, pero sólo de
nombre. Peor aún, la predicción del viejo oficial había sido acertada. Fisk había enviado un
mensaje a su padre para protestar ante esta nueva indignidad, incluso pidiendo que el coronel
fuese reasignado a otro lugar. El mensaje, enviado a una velocidad superior a la luz a través del
generador de hiperpulso, tardó unos pocos días en llegar a su padre. Otros pocos días más tarde,
Fisk recibió la respuesta de su padre. El conde no tenía pelos en la lengua. Decía que su familia
no podía hacer nada más ahora y que su hijo iba a tener que aprender a luchar sus propias
batallas de una vez.

Mientras el vehículo giraba lentamente en una esquina, ignorando la señal de tráfico,


Fisk aún echaba pestes de su situación. Las únicas noticias buenas eran que los miembros de la
fuerza de seguridad de los Guardias Arcturianos parecían simpatizar con sus avisos sobre la
amenaza de una sublevación en Thorin. La mayoría de ellos creía, como él mismo, que la
explosión de “El Bufón” había sido un acto de terrorismo y no un simple y trágico accidente. En
unos pocos días, se había ganado a la mayoría de ellos para su posición, expresando en voz alta
las cosas que sólo habían pensado. Mejor aún, ser degradado a los rangos de “no oficiales”
parecía haberle convertido en “uno de los chicos” a los ojos de los soldados de seguridad.

La ciudad de Ecol, la capital de Thorin, era relativamente pequeña. Había sido casi
destruida durante la caída de la primera Liga Estelar, destripada por los bombardeos y los
enfrentamientos directos en sus calles. La ciudad, como el viejo fuerte, había sido reconstruida,
pero nunca había recuperado su pasada gloria. Fisk había visto parte de las áreas urbanas del
continente norte durante una reciente revisión de seguridad, y, con independencia de su
apariencia, la ciudad de Ecol era uno de los centros más florecientes del planeta.

El aún creía que Thorin era un polvorín de prodavionistas esperando explotar. Había
habido unas pocas protestas, que había ordenado rodear por parte de los guardias sólo para que
Blucher ordenase que se retirasen hasta una distancia más discreta. Había tenido más suerte con
su propuesta para asegurar un área de cinco manzanas alrededor del fuerte, que Blucher había

46
Blaine L. Pardoe Capítulo 8 Justin_Xiang

aprobado. Bajo el mando de Fisk, la seguridad militar patrullaba ahora las calles cada hora, y
esta sección de la ciudad estaba, al menos en su mente, relativamente segura.

Cuando llegaron a la esquina, le pidió al conductor que parase el vehículo. Luego, salió
y fue a unirse a los soldados. Estaban parados ante el árido solar que era todo lo que había
quedado de “El Bufón”. Pensaba que en unos años, dirían que aquí era donde todo había
empezado. Saboreó el momento, sabiendo que, en este lugar, empezó la lucha por salvar a Thorin
de los rebeldes.

¿Conocían a algunos de los soldados que murieron allí? preguntó.

El Sargento Titulado Brandon Carmichael, un joven con una calvicie prematura, miró
fijamente a través del espacio vacío:

Yo conocía al Sargento Veerson. Un buen tanquista. Usted debería haberle visto
cuando nos enfrentamos a los Halcones de Jade. Después de todo eso, para que muriese aquí:
¡qué putada! El otro soldado no dijo nada.

Nuestro coronel cree que los ciudadanos locales no tuvieron nada que ver con ello
dijo Fisk. El sabía que esa no era toda la verdad, pero quería probar las inclinaciones de
Carmichael, como había hecho con muchos de los otros soldados. Necesitaba conocer quien era
realmente leal a la Arcontesa.

El ha estado detrás de una mesa de despacho demasiado tiempo, creo replicó
Carmichael. La explosión no fue una fuga de gas o cualquier otra cosa. Fue una bomba.

Fisk se hizo el tonto:

¿Usted lo cree? Nunca encontramos ninguna evidencia concluyente en las ruinas.

Debíamos haber arrestado a cualquiera sospechoso de estar implicado dijo


Carmichael. Mi hermana está en el Primero de los Jaegers de Alarion, y ellos arrestaron a más
de trescientos sospechosos en una acción similar unos pocos meses atrás. Puede apostar a que eso
contuvo a los ciudadanos locales. Ellos sabían que si alguno más de nuestros soldados era
asesinado o herido . . . Deslizó un dedo a lo largo de su garganta en muestra del signo
largamente usado para la muerte.

Fisk asintió lentamente, como si el pensamiento de Carmichael le diese una perspectiva


totalmente nueva de las cosas:

Bueno he hecho sugerencias similares al Coronel Blucher. El cree que tales métodos
sólo provocarán a los ciudadanos locales.

Carmichael agitó la mano con tristeza:

Dicen que cuando te nombran Teniente te cortan los testículos y te sacan una pala de
sesos. Y cuando te nombran Coronel, te devuelven uno de los testículos.

Los tres hombres soltaron una risita ante la frase:

¿Qué cree que ocurrirá siguió Carmichael, que una célula terrorista va a ir a
fanfarronearse ante los medios de comunicación de lo que hizo, que le retarán a un duelo o algo
parecido? Esto no es como luchar contra los Clanes o el Condominio Draconis. Esto tiene que
ver con mantener el orden.

Fisk no respondió de forma inmediata, como si estuviese reflexionando sobre todo esto.
Cuando habló, su tono era dulce pero poco razonable:

Nuestro coronel es un veterano experimentado. Creo que solo está esperando a


obtener pruebas concluyentes antes de actuar.

47
LA FORJA DE UN HÉROE

Pero todo lo que ha hecho es hablar con la gente. Si tiene una lista de sospechosos,
deberíamos detener a tales hijos de puta antes de que alguien más sea asesinado.

Fisk había conducido a Carmichael, como había hecho con otros, por el camino de su
propia lógica, dejando que el sargento creyese que había llegado allí por sí mismo. Era casi
demasiado fácil a veces:

Quizás si hubiese algo que pudiese probarse como algo más que un accidente . . .
quizás entonces el coronel actuaría.

Puede hacerse dijo Carmichael lentamente, ponderando la idea.

Nadie tendría que morir, por supuesto. Si el coronel comprendiese la magnitud de la


amenaza real para la integridad de nuestra unidad, estoy seguro de que el respondería del modo
que deseábamos dijo Fisk.

¿Qué pasa con el Teniente Coronel Christifori? Se rumorea que, después de lo que
sucedió con su hermana, anda buscándole a usted.

Fisk se encogió de hombros:

Un jefe de la milicia difícilmente es una amenaza real. Son noticias viejas. No estoy
preocupado por él en absoluto. Y su unidad, todo lo que tiene es un poco de equipo estropeado y
pasado de moda. Nada que sea una amenaza real. Oh, el es un buen preparador, pero lleva mucho
tiempo retirado. Además, creo que algunos de los problemas pueden vincularse a él. Su hermana
estaba, definitivamente, trabajando contra los intereses de la Arcontesa. ¿Y qué pasa con Katya
Chaffee, su oficial de inteligencia? Su nombre ha estado ligado a algunos de los grupos
disidentes. Si el coronel se mueve contra cualquiera de las facciones rebeldes, ella será arrestada
y, con casi toda probabilidad, también Christifori.

Había un indicio de verdad en lo que decía. Katya Chaffee había estado en la lista
original de sospechosos. Fisk también sabía que mientras Christifori fuese un hombre libre, este
representaba una seria amenaza. Si pudiese ser relacionado con algún tipo de actividad rebelde,
podrían arrestarlo y arrojarlo lejos de la pomada. Y, para alguien que había matado al único
familiar vivo de Christifori, lograr encerrarle parecía un fin muy satisfactorio para su carrera
como héroe.

Archer estaba sentado a la mesa de despacho estudiando el monitor de datos, luego se


frotó los ojos cansados. Era tarde, y la oficina parecía mal ventilada. Los últimos días habían sido
frenéticos mientras continuaba revolviendo papeles y mantenía las apariencias de no ser mas que
un hombre de negocios local. El y los otros tenían que reunirse de noche, trazando
cuidadosamente los planes para tenerlo todo listo cuando llegase el momento adecuado.

Katya Chaffee paseaba a lo largo de la oficina en silencio, leyendo algunos de los


informes que su equipo de inteligencia de cuatro personas había preparado. Su paseo era
extrañamente firme, recordándole a Archer la presencia de su hermana en las muchas noches que
ellos también habían trabajado hasta tarde. Katya había tomado la precaución de barrer tanto la
casa como la oficina de él para localizar micrófonos, pero hasta ahora los liranos no parecían ser
agresivos en cuanto a la escucha.

He llevado a cabo una vigilancia de nivel dos en todo nuestro personal dijo
Katya. Hay cuatro posibles leales liranos en nuestra filas. Un mecánico, un MechWarrior, dos
hombres de infantería. Deslizó su agenda electrónica delante de él con los nombres.  No
suponen un alto riesgo, pero ¿cómo quieres manejarlos?

No hagamos nada. Cuando llegue el momento, los escoltaremos cordialmente a la


puerta, o, mejor aún, los enviaremos a TDY. No quiero que les pase nada malo. Nos separamos
como camaradas.

48
Blaine L. Pardoe Capítulo 8 Justin_Xiang

Archer sabía que esta no iba a ser el tipo de guerra que había luchado en el pasado: una
guerra franca contra un enemigo. En este caso, tendría que cambiar la forma en que había sido
entrenado para luchar. Tenía que concentrarse más en las estrategias para la guerra que se
avecinaba que en los aspectos tácticos de las batallas individuales.

Aún nos quedan maniobras de pizarra con los Guardias expresó ella.

Archer asintió:

Ese será un ejercicio importante. Quiero un informe con cada uno de los Guardias,
sus ‘Mechs, sus capacidades, sus estilos de combate, todo lo relativo a su forma de disparar.

Siempre podíamos cambiar a munición real. Sería una pequeña victoria rápida.

¿Y posicionarnos a nosotros mismos y a nuestra causa como los agresores? ¿Soldados
asesinados sin ninguna posibilidad de defensa? No es mi estilo, Hauptmann. Usted lo sabe.

Esa es la razón por la usted está a cargo de todo dijo ella sonriendo un poco.

He tenido noticias de Lee Fullerton esta tarde dijo el, cambiando a un tema que le
gustaba más.

¿No es uno de los capitanes de sus Naves de Descenso?

Exacto. La Fuego de Angel. Está transportando un cargamento lleno de suministros


para los liranos: misiles y municiones para cañones automáticos. Tiene órdenes de entregarlos a
la guarnición de Thorin.

¿Y?

Fullerton y mi familia llevan juntos desde hace tiempo dijo Archer. Mi padre
avaló su hipoteca, ayudó a mantener a flote a su familia durante los malos tiempos. No digo que
esté obligado con nosotros, pero es más probable que sea leal a mí que a la Alianza Lirana.

¿Va a privar a los liranos de su preciosa munición?.

Quizás dijo Archer. He encontrado a cierto experto en municiones y lo he puesto


en ruta hacia el punto nadir en la Shiloh, mi otra nave. Lleva un mensaje para Fullerton y se
encargará de un par de tareas más.

Christifori Express se vanagloriaba de tener dos Naves de Descenso y una Nave de


Salto. No era nuevas, pero aún representaban una fuerza potente. Las Naves de Descenso
viajaban entre las estrellas acopladas para el viaje a una Nave de Salto, que podía saltar casi de
forma instantánea de un sistema estelar a otro.

Katya no preguntó cual era la misión que Archer había encargado, pero el podía
asegurar que ella estaba interesada. Ella lo conocía lo bastante como para saber cuando debía
presionar sobre un asunto y cuando no. Esa era una de las razones por la que la había puesto a
cargo de la inteligencia de la milicia.

Una ligera llamada en la puerta los sobresaltó a ambos, pero era Catherine Daniels,
llevando una taza de café caliente en cada mano. Ella sonreía de forma maternal.

Catherine, la jornada laboral ha terminado dijo Archer. ¿Qué hace aquí?

Ella dejó una de las tazas sobre la mesa de oficina y entregó la otra a Katya:

Estoy aquí para ayudarles, señor dijo ella cortésmente, pero dando a entender de
que sabía más de lo que decía.

49
LA FORJA DE UN HÉROE

Catherine . . .

Ella alzó una mano para detenerle:

Antes de que diga nada, voy a recordarle que he trabajado para su familia durante
décadas. Su hermana era como una hija para mí. Usted ha sido como el hijo que nunca tuve. Mi
madre trabajó para su abuelo cuando fundó el negocio, luego para su abuela después de que él
muriese.

>>Creo que sé lo que ocurre aquí, y quiero ayudar. Usted puede tratar de echarme de
una patada, pero eso no impedirá que yo lo intente. Archer reconoció el tono determinado de
su voz y supo que ella nunca aceptaría un no como respuesta.

Hay un gran riesgo en lo que estamos haciendo dijo el.

Siempre lo hay. A mayor recompensa, mayor riesgo, solía decir su hermana, Dios la
tenga en su alma. Le he cambiado los pañales a usted, Archer. Creo que usted quiere hacer las
cosas bien.

Bueno, voy a intentarlo.

Catherine se sentó en una postura formal y cogió su agenda electrónica:

¿Qué necesita que haga yo?

Archer sonrió. Había algo apropiado en que Catherine se uniera a ellos, como si ella
fuera un hilo de su pasado, una conexión con su hermana, un modo de mantener su brújula moral
en posición:

Bien, apostaría que en el momento en que hagamos nuestro movimiento, Felix


Blucher cerrará Christifori Express. Tenemos muchos empleados. Quiero colocar el dinero en
fondos que él no pueda localizar y a los que podamos acceder si los necesitamos. Aun más,
quiero hacer una provisión para que todos sean retribuidos, no importa cuanto tiempo estemos
cerrados. Ningún otro debería sufrir a causa de mi decisión.

Nuestra decisión dijo Katya, tomando un pequeño sorbo de café caliente.

Catherine acabó de picar sus notas, luego levantó la vista hacia Archer:

Andrea estaría orgullosa dijo ella.

Eso espero dijo el con suavidad. No estaba allí cuando más me necesitaba.
Pretendo pagar esa deuda, y no creo que pase mucho tiempo antes de que tenga la oportunidad.

50
LA FORJA DE UN HÉROE

Informes sin confirmar de Nanking indican que se han producido enfrentamientos entre
la milicia de Nanking y el Primer Grupo Regimental de Combate (GRC) de la Mancomunidad
Federada en ese mundo. Hasta ahora no ha habido ningún comentario oficial del portavoz de
Tharkard, quien previamente había negado tales informes.
Noticias a las 11, Canal 13, Ciudad de Opal, Thorin, 29 de noviembre de 3062.

Pantanos Dublin, Thorin


Provincia de Skye
Alianza Lirana
30 de noviembre de 3062
El húmedo aire del pantano colgaba como un velo alrededor del Penetrator de Archer mientras
caminaba trabajosamente a través de la ciénaga. La marcha era lenta. Con cada paso, los pies del
Penetrator se zambullían en la porquería. El luchaba con los pedales de los pies y el mando de
control mientras la máquina con lentitud se resistía a cada paso. Así había sido durante las dos
últimas horas, pero aún era peor.

Los Pantanos Dublin, que iban del sur al oeste de Ecol, eran conocidos tanto por la
dificultad de su navegación como por la raza local de insectos de tamaño fenomenal. Los
pantanos ecuatoriales tenían casi dos kilómetros de diámetro, con colinas con forma de islas que
se alzaban desde el oscuro lodo. El ejercicio que había planeado el Coronel Blucher era un
simple enfrentamiento móvil. Por qué había elegido el pantano, estaba más allá de lo que Archer
sabía, a excepción de que una vez más ofrecía un campo de juego equilibrado. Este era un
terreno en el que ni la milicia ni los Guardias tendrían ventaja.

La actitud de Archer había cambiado desde su último ejercicio de fuego. Ese había sido
simplemente un entrenamiento; esta vez pretendía aprender todo lo que pudiese sobre el enemigo
al que pronto se enfrentaría en combate real. La próxima vez que combatiese a las fuerzas de
Blucher, sería para matarles. Pilotando un Mech en algún lugar en este campo de batalla ficticio
estaba Luther Fisk, el asesino de Andrea. Ella estaba muerta, pero Fisk había engañado a la
justicia y aún estaba vivo. Archer reservaba un odio especial para él, aunque trataba de mantener
una línea distintiva entre su deseo de vengar la muerte de su hermana y su disgusto ante las
acciones de Katrina Steiner. En días como éste, esa línea parecía mucho más difusa.

El terreno presentaba numerosos problemas. Primero, sus blindados terrestres no eran


efectivos. La milicia tenía algunos tanques aerodeslizados, pero no demasiados. Había esperado
colocarlos en una de las montañas de terreno elevado, pero se había visto obligado a descartar el
plan debido a que la ciénaga era demasiado profunda. Katya y él habían elegido el plan
alternativo de enviar los blindados terrestres a lo largo del borde norte de los pantanos para
golpear en la zona trasera de los Guardias. Su infantería, a las órdenes del Sargento Mayor
Hopkins, había excavado a lo largo de alguna colina boscosa baja para colocar una serie de
trampas. No estaba allí para aniquilar grandes cantidades del enemigo, sino sólo para
inmovilizarlo y ralentizarlo mientras Archer y las fuerzas de ‘Mechs se movían. Al menos cuando
empezaron, ese había sido su plan.

Esta era sólo una batalla simulada, un juego que los ordenadores de batalla jugaban
entre sí, simulando el daño de las armas de energía reducida y de las andanadas de artillería y de
las cabezas nucleares de los misiles de fogueo. Para Archer, era más que eso. Simulación o no,
revelaría información importante sobre el enemigo.

La acción del primer día fue según lo planeado, casi. La Milicia de Thorin aguantó una
buena pelea, eliminando bastantes ‘Mechs más pesados de la Guardia Arcturiana, pero casi le
había costado el treinta por ciento de la infantería. Cuando salió el sol, los Guardias se habían

51
Blaine L. Pardoe Capítulo 9 Justin_Xiang

retirado de forma misteriosa. Archer sabía que Blucher no era un tonto, y que el extraño silencio
y la ausencia de su enemigo significaban que preparaba algo.

Había un puñado de opciones factibles aún. La primera era ceñirse al plan, un curso de
acción que, a menudo, había conducido al desastre en la historia militar. Además, su ventaja
había sido su habilidad para adaptarse sobre la marcha. Al primer signo de que algo había
cambiado, Archer se preguntaba a sí mismo lo que el haría si fuese Blucher, y la respuesta no
tardaba en llegar. Blucher no había visto los blindados terrestres de Archer desde el día antes,
pero debía haber supuesto su posición y ahora intentaba aniquilarlos poco a poco.

Archer tenía otros planes:

Espectro Uno a todos los Espectros, sigan moviéndose. Tenemos ocho kilómetros de
marcha. Vigilen los flancos y mantengan los sensores de largo alcance activos. Había detenido
la carrera de flanqueo de sus blindados terrestres y les había ordenado volver atrás a una elevada
cadena rocosa, situada al norte de los Pantanos Dublin. Allí, se quedarían y esconderían,
esperando la llegada de las fuerzas de ‘Mechs. Archer sabía que había momentos para dividir tu
ejército y momentos para concentrar tus fuerzas. La clave era saber cuando. Archer sentía en la
boca del estómago que había llegado el momento de concentrarse.

La voz de la Hauptmann Alice Gett llegó al auricular de su neurocasco:

Martillo Uno a Espectro Uno, tengo a los chicos malos en la puerta delantera. Su
tono le decía a Archer que se trataba de más que un mero sondeo. Ella parecía asustada; Gett era
una soldado demasiado profesional para cometer ese error. No, sonaba como si ella estuviese
hablando con los dientes apretados y las mandíbulas cerradas.

Espectro Uno toma nota. ¿Puede aguantar, Martillo?

¿Tengo elección, señor?

Archer sonrió mientras aumentaba el ritmo de velocidad de su Penetrator tanto como


era posible sin volcarlo sobre la porquería y la vegetación del pantano:

Espectro Uno a Cerebro, muéstreme una imagen táctica de los Guardias.

Contempló su monitor secundario y vio los granitos de luz que indicaban a la pequeña
compañía de blindados de Gett posicionada en lo alto de una colina boscosa. Los Guardias
avanzaban desde tres lados. La unidad de Alice Gett estaba casi totalmente rodeada y era
superada en número tres a uno. Casi todos los ‘Mechs de los Guardias estaban representados. Sus
propias fuerzas de BattleMechs estaban concentradas en una corta línea que se acercaba a las
filas traseras de los Guardias.

Espectros Cinco a Ocho, desvíense hacia el este. Ustedes son el flanco derecho.
Todos los demás sigan avanzando en línea recta hacia el centro. Mostrémosles a estos
muchachotes como luchamos los locales.

Archer trepó por algo de suelo más firme y echó a correr hacia la ladera. A pesar de los
árboles y las gruesas enredaderas, pudo percibir las formas de los distantes Guardias Arcturianos
casi a dos tercios de distancia hacia arriba de la colina. Espectro Cinco era Warren Ashe,
conocido como “Un Ojo” a causa del ojo artificial que había logrado mientras luchaba contra los
Clanes. Su fuerza avanzaba en abanico a lo largo del bosque a la derecha de Archer.

Su corazón palpitaba mientras llevaba el Penetrator por un pequeño claro donde podía
obtener un blanco perfecto y una visión más clara de la ladera. Hasta el momento los Guardias no
se habían dado cuenta de que estaban a punto de ser golpeados por la espalda. Entre ellos Archer
distinguió un único ‘Mech forcejeando en su subida hacia lo alto de la colina metro a metro. Era
un Salamander de ochenta toneladas con un camuflaje marrón y gránate, y aún le daba la espalda
a él. Sólo había un Salamander en las filas de los Guardias, el del Suboficial Mayor Luther Fisk.

52
LA FORJA DE UN HÉROE

Archer dio un tirón de su mando de control para colocar el retículo de puntería sobre el
débil blindaje posterior del Salamander. Se produjo un cambio de color al mismo tiempo que el
tono de fijación de blanco llegó a su oído, y, de forma inmediata, disparó.

Ambos láseres de alcance ampliado, construidos por los Clanes, golpearon. Los rayos
habían sido disminuidos de energía, pero los programas de simulación en ambos ordenadores
registraron el devastador daño. El blindaje trasero, fino como el papel, de los torsos central y
derecho del Salamander desapareció. La energía simulada de la explosión desgarrando la
estructura interna, las tripas, del BattleMech, detuvo el Salamander de Fisk en su caminar.
Pareció temblar cuando el ordenador de batalla registró las explosiones internas simuladas.
Archer sonrió para sí mismo.

A todo lo largo de la línea de la Milicia, los BattleMechs de su Espectro descargaban


sus disparos sobre la retaguardia del Decimoquinto de Guardias. Cogidos entre los blindados
terrestres en la cima de la colina y la fuerza sorpresa en la parte baja, la mayoría de los Guardias
se dieron la vuelta e intentaron cargas poco sistemáticas para volver a bajar la colina. Un
Hollander de los Guardias se detuvo el tiempo suficiente para enviar una salva de su rifle gauss,
la bala de fogueo despedazó blindaje ficticio del torso derecho de Archer. El ordenador hizo
oscilar el ‘Mech hacia atrás para simular el golpe. El sudor descendía por su cuerpo, dentro de su
traje refrigerante, mientras luchaba por compensar la fuerza cinética del impacto. Una andanada
de misiles de largo alcance giró y serpenteó cerca de él, disparando a su máximo alcance, pero
fallando el blanco.

Archer quería ir detrás de Fisk otra vez, pero había trabajo que hacer. Se centró en el
totalmente modificado Dervish pilotado por la Sargento Kristine Rhelms, Espectro Ocho. El
‘Mech, que ya había visto demasiadas décadas de acción, disparó una salva de MLAs sobre un
Panther de los Guardias. El Panther vibró, tan acribillado por el fuego de misiles de fogueo que
cayó hacia atrás en la ladera.

En la distancia, Archer vio la amenazadora forma de un Atlas, el ‘Mech del Coronel


Blucher, peleando con dos ‘Mechs más ligeros de la Milicia. El poderoso Atlas de Blucher se
abalanzó sobre ellos, disparando, haciendo una finta, luego avanzando pesadamente hacia
delante.

Uno de sus ‘Mechs cayó rápido, pero Archer no se unió. El Hollander que había ido
antes a por él estaba intentando escaparse. Puso en línea la mayoría de sus láseres de pulso
medios y disparó. El Hollander, una máquina de forma extraña con el cañón del tubo de su arma
sobresaliendo de su hombro derecho, corría hacia la libertad.

Durante un momento olvidó que la andanada era un ataque de baja energía. Las
pulsaciones verdes de la luz láser iluminaron el espacio entre los ‘Mechs cuando el Hollander
recibió el disparo en sus brazo y torso derechos. La ola de calor generada fue un poco menor que
si hubiese disparado las armas reales. Su monitor de daño mostró que el Hollander había perdido
un brazo y su única arma.

Archer empezó a caminar en dirección al Atlas, indicando a sus mutilados blindados


terrestres de lo alto de la colina:

Espectro Uno a los Martillos, hemos captado su atención. Golpéeles por detrás ahora.
No hubo confirmación verbal, sólo la visual cuando los tanques empezaron a descender colina
abajo, una vez más golpeando a los Guardias por la espalda, de nuevo.

Un Savannah Master de la Milicia derribó al pasar a un Vulcan de los Guardias verde y


gris que intentaba saltar fuera del área. Los Savannah Masters eran rápidos aerodeslizadores
poco blindados que tenían solo cartulina como blindaje y un poder de fuego mínimo. En batalla,
apenas si causaban bastante daño como para requerir atención. Cuando Archer observó al Atlas
en la distancia, también notó que el Vulcan estaba disparando sobre el pequeño aerodeslizador,
pero sin acertarle.

Se centró en el Atlas y estaba a punto de ir contra Blucher cuando su propio Mech se


balanceó a causa de un impacto enorme contra un lateral. Una mirada a su monitor de daños

53
Blaine L. Pardoe Capítulo 9 Justin_Xiang

mostraba que había recibido cerca de treinta y cinco impactos de misiles de largo alcance a lo
largo de su brazo, torso y pierna derechas. El blindaje había resistido, pero en la pierna había
quedado muy poco. Otro disparo allí y estaría tan paralizado e inútil como el Hollander que el
había despedazado. Con una maldición entre dientes, Archer giró el torso para encarar al nuevo
enemigo.

En la distancia, vio la forma marrón y gránate del Salamander de Luther Fisk erguido en
el sitio, estabilizándose para dar a sus misiles una plataforma de disparo más estable. Archer
llevó su retículo sobre el objetivo cuando otra ola de veinte misiles de largo alcance se clavaron
en él, simulando los impactos en la pierna izquierda y el torso central. No era demasiado malo,
pero bastante para estropear su dispositivo de puntería.

Entonces sucedió. Un tanque de la Milicia, un particular Burke verde oliva, apareció


como un animal a la carga a través de la maleza de detrás del Salamander y a la derecha de
Archer. Era Martillo Uno, Alice Gett. Su torreta se movía para ponerse en línea mientras Archer
también ponía sus armas en posición. El momento pareció expandirse a cámara lenta cuando el
Salamander de Fisk puso sus propios misiles en un modo de preparado y cargado.

Hubo un destello cuando los dos cañones proyectores de partículas, de baja energía,
restantes del Burke desataron su furia simulada. El blindaje trasero de Fisk casi no existía, y Gett
sería acreditada con el exterminio. Simulando una rotura, el motor de fusión del Salamander se
desconectó, y el Mech cayó de lado, girando y rodando en la maleza.

Archer corrió hacia delante a donde Fisk había caído, analizando el campo de batalla
mientras lo hacía. Blucher había despachado dos de los tres Mechs que le combatían, pero su
Atlas estaba tan dañado que le quedaba poco para luchar. Dos de los Guardias dañados se habían
escapado de la línea de batalla, sólo para tropezar con lo que quedaba de la infantería de
Hopkins. Aunque bastante dañados ellos mismos, los combatientes terrestres mantenían la
posición mientras “Un Ojo” y los dos Mechs restantes de su lanza les proporcionaban ayuda.

Para todos los propósitos e intenciones, la batalla había acabado. La Milicia de Thorin
había dado una paliza al Decimoquinto de Guardias Arcturianos. Esta vez no había error,
ninguna área gris sobre quien era el ganador. Estaba claro que la Milicia había mantenido el
campo de batalla, con independencia del repentino cambio en los planes.

Sólo quedaba una cosa.

El corazón de Archer aún resonaba en sus oídos mientras se movía hacia la caída forma
del Salamander. En algún lugar de la cabeza de la cabina blindada estaba Luther Fisk, sujetado a
salvo en la silla de mando, sin duda mirando hacia arriba al Penetrator que se alzaba sobre su
indefensa forma. Archer se detuvo y miró hacia abajo a su enemigo, el hombre que había
separado a su hermana de él: que le había quitado la vida. Sus ojos se estrecharon, y oyó un
rugido en sus oídos cuando la presión sanguínea pareció alcanzar el punto máximo.

Sin decir una palabra, levantó uno de los pies del Penetrator y lo mantuvo en el aire.
Mantener el equilibrio del Mech era complicado, pero el tenía años de práctica. El pie gigante se
elevaba sobre la cabina del Salamander. El sabía que, justo allí abajo, estaba Luther Fisk
mirando hacia arriba con un terror absoluto.

Costaría tan poco . . . Un suave empujón en los pedales del pie y podía estrellar la mitad
de las setenta y cinco toneladas del Penetrator contra el blindaje del caído Salamander. El
exterminador de su hermana, su asesino, se convertiría en una mancha aceitosa y pardorojiza en
el lodo bajo sus pies. Dado el ángulo de su caída, Fisk no podía eyectar, y apearse le haría
incluso un blanco más tentador.

Con el pie de su Mech aún mantenido en el aire, Archer oyó una voz que le llegaba a
través de la línea de comunicaciones:

 Teniente Coronel Christifori, he indicado nuestra derrota. La victoria es suya y de su


Milicia.  Era el casi aristocrático tono de voz del Coronel Blucher. Archer no parecía verle,

54
LA FORJA DE UN HÉROE

pero sabía que el coronel estaba cerca. Era observado, no sólo por Blucher, sino por todo el
vecindario.

No dijo nada. Simplemente se mantuvo con el pie preparado para estrujar a Fisk.

 Archer dijo Blucher en un tono más suave. Matarle no le devolverá a su


hermana.

Archer miró fijamente hacia abajo, a la cabina debajo suya. No podía ver gran parte de
la misma, ya que la posición del pie lo impedía. Se preguntaba cómo se sentiría Fisk, teniendo la
sombra de la muerte colgando sobre él.

 No le haga un mártir, Teniente Coronel dijo Katya Chaffee. Andrea no lo


querría. No de este modo. Habrá otras ocasiones, un modo mejor.

Archer miró hacia abajo durante otro largo instante. Lentamente, de forma metódica,
volvió a poner la elevada pierna del Penetrator abajo en el suelo. La cabina del Salamander se
abrió, y Fisk salió fuera. Su cuerpo estaba empapado en sudor, y casi temblaba de miedo. Fue
corriendo hacia el Atlas, que permanecía de pie a unas pocas docenas de metros de distancia.
Archer levantó los brazos y abrió su propia trampilla. El aire más frío del exterior de la cabina
hizo que su piel se estremeciese mientras comprobaba que la pistola y su funda estaban bien
colocadas alrededor de su cintura.

Blucher estaba descendiendo por la escalerilla de su Atlas al mismo tiempo que Archer
descendía al suelo. Luther Fisk le esperaba y empezó a balbucear a lo lejos mientras Archer daba
lentas y largas zancadas para unirse con ellos.

 Arréstele dijo Fisk, señalando con un dedo hacia Archer. Iba a matarme.

Archer tenía una cara sepulcral, prestando a Fisk tanta energía emocional como si se
tratase de una mosca. El propio Blucher se erguía como un árbol, mirando a Fisk:

 Cállese, Fisk dijo el.

 Intentó matarme tartamudeó Fisk.

 Si quería matarle, podía haberlo hecho dijo Blucher.

 Usted tiene un deber que cumplir. Quiero presentar cargos contra el.

Haga eso, Coronel dijo una voz profunda desde un lado de Archer y creo que
hablo por todo el mundo de Thorin cuando digo que Luther Fisk nunca vivirá para ver el juicio.
La voz pertenecía a Darius Hopkins. Estaba cubierto de lodo, y sus ropas estaban rotas a causa
de las espinosas enredaderas.

¿Eso es una amenaza? preguntó Blucher.

No dijo Katya desde el otro lado de Archer. Es una realidad.

Archer se dio la vuelta y vio que muchos de los hombres de su Milicia se agrupaban a su
alrededor. Alrededor de ellos, los Guardias rezagados también empezaban a agruparse.

Ahora no es el momento, se dijo a sí mismo Archer. Mataría a Fisk, pero no hoy. Hacer
eso sólo arruinaría planes importantes. Se alejaría del precipicio . . . por esta vez.

 Coronel, tiene usted mis disculpas dijo con calma.

 Entonces eso será suficiente, Teniente Coronel.

Fisk estaba aturdido:

55
Blaine L. Pardoe Capítulo 9 Justin_Xiang

 Usted no puede dejarle ir. Iba a estrujarme.

Blucher miró de Fisk a Archer. Era un jefe veterano que comprendía que si esto se
convertía en una reyerta, podía acabar desbordándose en las calles de Thorin una vez que el
rumor saliese de aquí. Eso ya ocurría en otros mundos de la ManFed:

 Usted se confundía, Fisk. El Teniente Coronel simplemente mantenía el pie


levantado para guardar el equilibrio. Levantó el brazo y le dio un fuerte y, probablemente,
doloroso apretón en el hombro a Fisk.  Y este asunto acaba ahora.

Archer se giró y regresó caminando hacia su Mech. De uno en uno, los demás miembros
de la Milicia de Thorin siguieron el ejemplo. Se había alejado sólo unos pasos cuando oyó a
Blucher llamarle desde atrás.

Archer se volvió con rapidez. Fisk no estaba, probablemente se había deslizado a una
esquina para vomitar. El Coronel Blucher se erguía en traje refrigerante y calzones, con las botas
cubiertas con el lodo del pantano:

Usted y su unidad han realizado un trabajo excepcional hoy. Buen trabajo. Como
un gesto de honor y respeto, saludó.

Archer se puso firmes y devolvió el saludo:

 Gracias, señor. Luego se volvió y continuó la marcha hacia su ‘Mech. Cuando


llegó al gigante pie de metal de su Penetrator, el mismo pie que casi había tomado la vida del
asesino de su hermana, se inclinó agotado contra él.

 Eso estuvo cerca dijo Katya Chaffee en voz baja, llegando detrás de él.

Demasiado cerca. Frotó su frente para calmar el dolor de cabeza que sentía a punto
de estallar.  ¿Sabes la parte más triste de todo esto, Katya?

No, ¿qué?

 Me gusta Blucher. Haré lo que tenga que hacer, pero ello puede significar matar a
alguien que respeto. Sin otra palabra, agarró la cercana escalerilla y comenzó el largo ascenso
de vuelta a su cabina.

56
LA FORJA DE UN HÉROE

10
En apariciones públicas recientes, el joven Arthur Steiner-Davion continua advirtiendo a
nuestro pueblo que la Mancomunidad Federada debe permanecer vigilante en relación con nuestro
viejo enemigo, el Condominio Draconis. Muchos tratan de decirnos que Theodore Kurita no es una
amenaza para los mundos de la Marca Draconis mientras sirva como Primer Señor de la Liga
Estelar. Pero, ¿no fue el Primer Señor Kurita quién descaradamente robó los planetas del Pulgar
de Lyons no hace tantos meses? Y ¿podría un bocado tan pequeño siquiera satisfacer el apetito del
Dragón?

Emisión de radio pirata realizada por la secta política anti-Condominio El Pueblo Liberado,
Robinson, Marca Draconis, 4 de diciembre de 3062.

Ciudad de Ecol, Thorin


Provincia de Skye
Alianza Lirana
5 de diciembre de 3062
El Coronel Blucher estaba de pie ante la consola de comunicaciones, en el bunker de mando del
Decimoquinto de Guardias Arcturianos, mirando con atención la extensa editorial y deslizándola sobre el
espacio virtual del monitor holográfico. El había establecido varias búsquedas de datos para descubrir
cualquier indicio de los medios de comunicación que pudiese conducirle a aquellos que se oponían a la
Arcontesa. Había sido su idea y deber de Fisk ponerla en práctica. Si palabras rimbombantes como estas
tenían apoyo popular, entonces las cosas estaban peor de lo que había pensado.

Esta editorial era más perturbadora que cualquiera de las otras de retórica semiinflamatoria que
habían reaparecido. Era la voz de una mujer muerta, Andrea Chirstifori. Según la nota que la acompañaba,
se trataba de su último comentario escrito sobre la difícil situación de Thorin. El escrito era largo, y, desde
el cuarto párrafo en adelante, se observaba un notorio cambio de estilo. Blucher era consciente de lo que
debía haber ocurrido. Andrea Chirstifori había muerto antes de terminar el escrito, y alguna otra personal
lo había completado.

Nadie distinto del Teniente Coronel Archer Christifori.

Las editorial se titulaba “Un tiempo para las convicciones”, y el nombre de Christifori estaba
escrito de modo llamativo bajo el de su hermana. Eso molestaba a Blucher casi más que los sentimientos
sediciosos expresados en el artículo. Ningún miembro del ejército de la Alianza Lirana pondría su nombre
en tal documento y se quedaría sin castigo. No obstante, Blucher no estaba seguro de tener la autoridad
necesaria para castigar a Archer, hasta que hubiese movilizado totalmente a la milicia.

 Veo que también lo ha leído, Coronel llegó una voz desde detrás suya. Blucher se giró para
ver a Luther Fisk que permanecía allí y que no había perdido tiempo en recuperar la insignia de su grado
de Teniente. La última orden había tardado unos días en llegar, pero había llegado. Aparentemente, la
familia de Fisk aún tenía influencia que gastar. La Mariscal de Campo Nondi Steiner había firmado
personalmente la contraorden que restablecía al joven loco en su rango completo. La usurpación de la
autoridad de Blucher era ahora completa, pero nunca dejaría que Fisk viese que lo sabía.

 Sí, lo he leído dijo Blucher, apagando el holoproyector. Esto debe molestarle, Teniente,
una voz de muerto que sale de la tumba.

Fisk se mostró tan engreído como siempre:

 Si usted hubiese intentado suprimir a Christifori cuando lo sugerí, esto nunca habría visto la
luz del día.

Blucher no estaba de humor para su insolencia:

 Ya basta, Fisk. Recuerde, que usted es simplemente mi ayudante de campo y un oficial bajo
mi mando. Según mi conocimiento, la libertad de expresión no ha sido revocada.

57
Blaine L. Pardoe Capítulo 10 Justin_Xiang

 Sí, señor dijo Fisk, con sorprendente descaro. Miró su cronómetro. Luego  Realmente
deberíamos partir, señor.

Fisk, de acuerdo con las órdenes de Blucher, había aumentado las patrullas de seguridad y hoy
habían organizado una inspección. De nuevo, comprobó la hora:

 Su coche le espera, Coronel.

Blucher salió caminando por la puerta, con Fisk detrás y cerca mientras dejaban el bunker de
mando. Fuera, el cielo de Thorin, normalmente azul brillante, estaba veteado de nubes moradas oscuras
rodeadas de vestigios de blanco. Una fría brisa soplaba a lo largo del patio mientras los dos hombres se
encaminaban hacia un pulcro aerodeslizador negro en el que ondeaba al viento la bandera del
Decimoquinto de Guardias Arcturianos. Era el vehículo personal de Blucher, y lo usaba cuando quería
moverse por la ciudad. Con el perímetro de defensa extendiéndose hacia fuera desde el fuerte a las calles
de la ciudad, una vuelta en coche era apropiada.

El coronel estaba a unos diez metros del coche aerodeslizador cuando explotó con un chorro de
luz y con un estruendo que fue del estrépito a la nada. Sintió que un tronido de fuerza le golpeaba y lo
lanzaba a través del aire. Sus pulmones soltaron aire, sus tímpanos reventaron y sus ojos quedaron
cegados por la brillante luz y la espiral de colores. No podía ver, pero cayó sobre el suelo con fuerza: con
la bastante fuerza como para tener que boquear buscando el aire. Aturdido, sin comprender lo que
acababa de ocurrir, giró sobre sí mismo en el suelo y levantó el cuello para ver su coche.

El cual había dejado de existir. En su lugar, solo había humo, un humo negro que se enroscaba en
el aire. El fuego salpicaba el área de aparcamiento de ferro cemento, y varios aerodeslizadores más que
ardían enviaban también un humo negro y gris hacia arriba. Donde había estado aparcado su vehículo se
encontraba un pequeño cráter producido por la violenta energía.

Titubeando a través del humo estaba la forma de Luther Fisk. El brazo derecho de su uniforme
estaba desgarrado por varios sitios. Temblaba, pero parecía ileso.

¡Coronel! gritó, mirando a Blucher. ¡Su pierna!

Blucher no sabía de que hablaba. No sentía nada mal en su pierna. Mirando hacia abajo, después,
vio un pequeño trozo de la estructura del aerodeslizador sobresaliendo por la arte trasera de su muslo,
donde se había clavado como una flecha. Una marea de sangre roja empapaba la pernera de sus
pantalones. Sólo cuando vio la herida sintió el dolor que recorría todo su cuerpo. Fisk se agachó de
rodillas cerca de él, mirando la herida.

El entrenamiento le hizo reaccionar:

Quítese la camisa ordenó Blucher. Átela alrededor de mi muslo. Úsela como un


torniquete.

Fisk parecía aturdido, pero obedeció. Se quitó su rota y parcialmente quemada camisa y la ató
con fuerza por encima de la herida. Un equipo de bomberos empezaba ya a lanzar espuma y agua sobre
los fuegos cercanos. Uno de los médicos de los Guardias se acercó y se arrodilló cerca de Fisk,
retirándolo de modo gentil. Blucher apartó la vista, hacia la zona de explosión, mientras el médico le
curaba. Era mejor que mirar. Notó el insensible tirón ocasional y el dolor penetrante como un puñal de su
herida.

Fisk se colocó en el campo de visión del coronel:

No me lo creo dijo. Una bomba.

La mente de Blucher aún estaba procesando tanto el dolor como el repentino giro de los
acontecimientos:

Tiene razón. De la señal de alerta para que se asegure el perímetro.

58
LA FORJA DE UN HÉROE

Ya está hecho, señor replicó Fisk, aspirando profundamente. Como confirmación, empezó a
sonar de fondo la bocina de alerta.

Esto es una locura jadeó Blucher, haciendo una mueca de dolor mientras el médico
continuaba atendiendo su herida.

Los rebeldes. Trataban de asesinarle, señor.

Blucher solo pudo mover la cabeza confundido, a pesar de la evidencia que aún ardía en la
cercanía:

¿Por qué yo?

Mata la cabeza y el cuerpo muere replicó Fisk. Para estos partidarios davionistas, usted es
la Alianza Lirana en este mundo.

El médico se inclinó hasta situarse en el campo de visión de Blucher:

Señor, le he estabilizado, pero vamos a tener que operar. Le voy a dar un calmante. Antes de
que Blucher pudiese decir nada, el joven médico le había pinchado con una aguja. Mientras el médico
deslizaba la aguja hipodérmica de emergencia en su manga, Blucher notó los únicos instantes de descanso
que, probablemente, iba a tener en las semanas siguientes.

Katya estaba erguida detrás de Archer en el despacho de éste, mientras los dos estudiaban la
imagen del holoproyector empotrado. Este mostraba el pequeño cráter donde había ocurrido la explosión
y la forma herida del Coronel Blucher siendo transportada lejos de la escena de la explosión. El periodista
que narraba las imágenes hablaba de “terroristas davionistas” y “radicales locales”. Archer bajó su dedo y
pulsó el botón de control y la escena se desvaneció.

Esto no es bueno dijo en tono solemne. Era quedarse corto y lo sabía.

Una cosa es segura, los castigos severos van a empezar. Eso es por lo que vine aquí tan pronto
como me enteré de las noticias dijo Katya.

Archer frunció el ceño:

Los medios de comunicación ya están entrando en barrena en el tema. “Terroristas


davioneses”, ¿Cómo pueden saberlo? La explosión se produjo hace solo una hora. Ya están intentando
poner a la población de su parte. Archer no estaba seguro de qué le molestaba más. Que alguien tratase
de asesinar al coronel o que la prensa se estuviese aprovechando. En el fondo, sabía que no importaba.

He comprobado con todos mis contactos antigobierno dijo Katya. Todos niegan ser
responsables de la bomba. No digo que ninguno de ellos sea capaz de hacer esto, sólo que ninguno de
ellos se atribuye el mérito del hecho.

Archer se masajeó la barbilla mientras pensaba:

Probablemente no importe quien es el responsable, Katya. Esto les ha dado a los partidarios de
Steiner lo que no tenían hasta ahora, una excusa irrefutable para usar medidas represivas. Puede que nos
obligue a acelerar el ritmo de nuestros planes. La bomba le había dado al gobierno una justificación
para actuar como más dureza en Thorin, del mismo modo que hacía en otros planetas problemáticos.

Hopkins, Katya y él ya tenían un plan sobre cómo responder a algo como esto. Ahora que tenían
un pretexto, los liranos, muy probablemente, empezarían a acorralar a los sospechosos de terrorismo.
Manual Antiterrorista de la ManFed, Capítulo Tres, recordó Archer. Habría toques de queda, restricciones
en los medios de comunicación y en el derecho de protesta. Incluso lo viajes se detendrían. Probablemente
habría redadas, quizás incluso algunas acusaciones anunciadas y una ejecución o dos. La maquinaria de
propaganda presentaría estas acciones como necesarias para proteger a los ciudadanos de Thorin. La

59
Blaine L. Pardoe Capítulo 10 Justin_Xiang

resistencia se incrementaría, así como las represalias, tanto contra los inocentes como contra los culpables,
La fuerza bruta dominaría, y Thorin se vería aplastado bajo el talón de hierro de la Arcontesa.

Archer vio el inevitable despliegue delante suya, y se consideraba demasiado débil, demasiado
mortal para pararlo. Tocó la cadena alrededor de su cuello y la Estrella Cameron que colgaba de ella. Sin
decir palabra, sacó la medalla y se sentó, mirándola en su mano.

La había llevado solo unas pocas veces antes de dársela a Andrea, y ella había muerto llevándola
puesta. Pensando en ella y recordando lo audaz que ella había sido al defender sus convicciones, se
preguntaba si tenía la fuerza para seguir hacia delante, para tratar de cambiar el curso de los
acontecimientos. Tal vez, tal vez no, se dijo. No había ganado la medalla a causa de alguna idea heroica
en torno a cambiar la historia. Era un soldado y había hecho lo que tenía que hacer, nada más, nada
menos. En Huntress, la razón no le habría aconsejado enfrentarse a tantos Jaguares de Humo a la vez,
pero había actuado de acuerdo con los instintos de un soldado. Si hubiese dudado, tratado de analizar si
podía tener o no éxito, las vidas de los hombres y mujeres que había defendido se habrían perdido, en
lugar de salvado.

Esta era la respuesta que necesitaba: Hacer lo que tenía que hacerse.

Archer, ¿qué quieres que haga?

Alerta a tus contactos en la ciudad. Las cosas van a ponerse peor. Diles que no reaccionen, al
menos aún. Es importante que tengamos el apoyo de la gente, pero los actos de violencia sólo los pondrán
en contra nuestra. Diles que necesitamos reunirnos, coordinar nuestros esfuerzos. Juntos, no podemos . . .
no, no fallaremos.

Felix Blucher miraba atentamente la lista que el Teniente Fisk le había presentado. El color verde
grisáceo apagado de las paredes del hospital y el olor a antiséptico eran casi tan irritantes como el dolor
de su pierna. Habían pasado varias horas desde la explosión y parecía como si Fisk hubiese estado
acertado durante todo el tiempo. Los restos de los explosivos recuperados en el lugar parecían ser de
fabricación davionesa. Aunque ningún grupo había asumido la responsabilidad del atentado, era precisa
una reacción rápida.

Repasó, con rapidez, la lista de posibles sospechosos redactada semanas antes, tras el atentado
contra “El Bufón”. Alguna de estas personas podía haber sido el responsable del ataque que casi le mata a
él. Unos pocos segundos más y habría estado lo bastante cerca como para ser liquidado por la explosión.
Todo lo que quería era ser justo con esta gente, y le habían pagado con un intento contra su vida.

¿Esta es la lista completa? dijo, agitando la hoja de papel en su mano.

Es la lista principal de radicales sospechosos, señor dijo Fisk. Hay una lista secundaria.
¿Debo ordenar que los apresen?

Blucher miró con aspereza al oficial novato. Hablaba con tanta despreocupación con relación al
revocamiento de los derechos de la gente que era difícil no sospechar de sus motivos. El coronel lo había
visto esto antes en su larga carrera: hombres jóvenes degustando por primera vez el poder, dejando que
este se subiese a su cabeza. El poder era una droga embriagadora, y algunos hombres harían cualquier
cosa por conseguir más.

Quiero que me escuche con atención, Teniente. Usted traerá a estas personas sólo para un
interrogatorio rutinario. Sin daño físico, sin trato cruel. Aun no tenemos evidencias que los conecte con lo
que ha ocurrido. Lo único que quiero es interrogarlos. Sólo podrá retenerlos si tiene evidencias contra
ellos.

Fisk estaba ligeramente sorprendido:

Pero Coronel, pensaba, que después de ser atacado, usted, bien

60
LA FORJA DE UN HÉROE

Se lo dije antes, Fisk, soy un estudioso de la historia. Si castiga demasiado fuerte a esta gente,
sólo encenderá la mecha. Usted ya les ha dado un mártir al asesinar a Andrea Christifori. No haga que las
cosas empeoren.

Blucher había pretendido que el comentario sobre Christifori fuese una torta verbal, y Fisk
parecía habérselo tomado de ese modo:

Comprendo, señor dijo, agachando la cabeza.

Blucher se inclinó hacia atrás contra la blanca almohada crujiente y cerró los ojos. Su joven
ayudante nunca podía haber imaginado cuan tentado había estado el coronel de devolver el golpe a estos
terroristas, pero ese no era el modo. Otros oficiales en otros mundos podían estar equivocados en su modo
de manejar las situaciones. Blucher creía que sólo permaneciendo tranquilo y bajo control podría
mantener a seguro Thorin bajo la tutela de Casa Steiner en las décadas venideras.

En la escena de la explosión, un escuadrón de seguridad patrullaba el perímetro del lugar de la


explosión. Fisk llegó en un aerodeslizador, luego salió y se aproximó al cordón de seguridad con una
elasticidad en su paso que no había sentido en semanas. En este momento, tenía lo que necesitaba para
actuar: permiso de su oficial al mando. Le había dado limites, pero el viejo no podía estar en todas partes
al mismo tiempo. Posiblemente no podría saber lo que ocurriría en todos los interrogatorios.

El guardia más cercano le dio un saludo rápido, que Fisk devolvió. El tipo, el Sargento de Estado
Mayor Brandon Carmichael, le entregó un pequeño dispositivo que Fisk deslizó rápidamente en su
bolsillo. El plan había sido simple, pero efectivo. Lo preparó en las escasas horas de la noche con otros
que pensaban como él: los verdaderamente leales a la Arcontesa y la Alianza. El dispositivo en su bolsillo
era el detonador remoto que Carmichael había usado para provocar la explosión. Fisk no pudo evitar
sonreír, en parte a causa de que las cosas iban bien y en parte por la satisfacción de haber manipulado a
Felix Blucher con tanta facilidad.

Deduzco que todo va según lo planeado, ¿verdad, Teniente?  dijo Carmichael.

Se me ha ordenado emprender alguna acción contra los rebeldes locales dijo Fisk con júbilo,
evitando una respuesta directa.

Por fin. Carmichael dió un fingido suspiro de alivio.  Supongo que usted tenía razón.
Hacía falta un pequeño empujón.

Sí murmuró Fisk. Un empujoncito. . . pero por ahora, tenemos trabajo que hacer, usted y
yo. Tenemos algunos sospechosos que aprehender.

61
Blaine L. Pardoe Capítulo 11 Justin_Xiang

11

No estamos realizando arrestos masivos como algunos de los medios de


comunicación han sugerido. Esto no es más que una investigación rutinaria.
¿Es cierto que sus investigaciones le han conducido hacia miembros de la Milicia de
Thorin?
Sin comentarios.
Holoclip de una entrevista con el enlace con los medios de comunicación Teniente Luther
Fisk, La Semana de Thorin a revisión, Compañía Emisora de Donegal, 6 de diciembre de 3062.

Ciudad de Ecol, Thorin


Provincia de Skye
Alianza Lirana
6 de diciembre de 3062
La oficina del Teniente Coronel Archer Christifori en los CG de la Milicia de Thorin difería en
muchos aspectos de su más elegante oficina en Christifori Express. La única similitud era el
modo en que el papeleo estaba amontonado sobre su mesa de despacho. Por otra parte, no existía
ninguna duda de que se trataba de una sala de naturaleza militar. Las paredes estaban pintadas en
un brillante gris que estaba desgastado y desconchado en varios sitios. Las ventanas eran de un
cristal deslustrado que cubría un cristal blindado grueso y ligeramente descolorido. El suelo
pintado (de cemento gris sin vida) parecía incluso más estropeado que las paredes. La mesa de
despachado, acorazada, era metálica, pesada y tan anticuada que su estilo estaba comenzando a
convertirla en un articulo de coleccionismo. Y había cierto olor, una mezcla que equivalía a tres
siglos de cigarros, sudor, polvo y moho que era extrañamente familiar.

Archer estaba sentado realizando anotaciones en su agenda electrónica con el mismo


sentido de urgencia que les había mantenido a Katya, Hopkins y él tan ocupados últimamente.
Toda la logística de las operaciones previstas se tambaleaba. No sólo necesitaba él un plan para
sacar a su personal y materiales fuera de la Ciudad de Ecol, hacia una de las tres bases que
estaban organizando en el campo, sino que también necesitaba uno para evacuar y ocultar a las
familias. Demasiadas veces en la historia de la Esfera Interior inocentes miembros de las familias
habían sido hechos prisioneros para obligar a los líderes militares a rendirse. Aunque Archer no
creía que Blucher fuese de este tipo de hombres, alguien como Fisk era, evidentemente, capaz de
tales actos, y peores.

Al menos una fase de la planificación ya había sido puesta en marcha. El Capitán


Fullerton había llegado en la Nave de Descenso de Express el día antes y descargado los
contenedores con el cargamento destinado a los Guardias Arcturianos: toneladas de minas y
munición para misiles de largo y corto alcance. Lo que nadie sabía es que la otra Nave de
Descenso de Archer, llevando a un experto en municiones, había estado atracada con el
transporte durante días, realizando algunos traslados y modificaciones en el cargamento. Los
Guardias liranos habían estado tan centrados en la llegada de la Nave de Descenso que no habían
prestado atención al hecho de que la nave se hubiese alejado y, volando por debajo del radar,
hubiese desaparecido, sin ningún plan de vuelo registrado.

Se produjo un golpe seco en la puerta, una llamada de urgencia. Encriptó el archivo que
estaba leyendo y se acercó a la puerta. Era Katya Chaffee, con una extraña mirada en la cara.
Más allá de ella vio por qué. Ella estaba rodeada por una escuadra de Guardias Arcturianos y dos
oficiales. A uno de ellos lo reconoció de forma inmediata: era Luther Fisk, que vestía de nuevo la
insignia de Teniente y una expresión engreída.

Cerca de él, con su gran abrigo negro formal, estaba el Coronel Blucher. Se erguía
inclinándose ligeramente ya que apoyaba su peso sobre un bastón. No mostró ninguna emoción
cuando Archer le dio un rápido saludo, que devolvió. Luego, cojeó a través de la puerta de la

62
Blaine L. Pardoe Capítulo 11 Justin_Xiang

oficina, rozando al pasar a Katya como si ella no estuviese allí. La escuadra de seguridad se
mantuvo en posición de alerta, con los rifles preparados, como si esperasen una simple palabra,
para apuntarles y disparar. Blucher señaló con su mano libre hacia la oficina de Archer, y dos de
los soldados le siguieron.

Es bueno verle en activo, señor dijo Archer.

Sí dijo Blucher de forma seca, tomando asiento. Siéntese, Archer.

Archer no discutió:

¿Problemas?

Blucher asintió:

Debo decir que me sorprendió ver su nombre añadido al editorial de su hermana. El


lenguaje no apoyaba a la Arcontesa y sus políticas.

Dado que Andrea murió a manos del ejército de la Alianza en este mundo, pensé
conveniente que se conociesen sus pensamientos finales.

Desde luego dijo Blucher, como si ambos estuviesen combatiendo con espadas en
lugar de con palabras. Pero hace mucho más difícil lo que tengo que decirle, aunque confío en
que lo recibirá con una mente abierta. Existe fuerte evidencia de que los partidarios de Davion
estuvieron implicados en el último ataque. Como usted sabe, he intentado usar mi unidad como
una fuerza positiva para la gente de Thorin. Si reaccionase con exceso ante este último atentado
terrorista, podría ocurrir que las cosas se saliesen de madre.

Eso es verdad dijo Archer. Apoyó los codos sobre la mesa de despacho y se tocó
las sienes con los dedos.

Estoy seguro de que usted también coincidiría conmigo en que tal ataque sobre una
instalación militar es intolerable. Usted sabe lo que algo como esto puede hacer en la moral de
los hombres bajo su mando.

Archer asintió; no había nada que rebatir.

Por ello pongo en marcha dos cursos de acción. Primero, movilizo, formalmente, a la
Milicia de Thorin, colocándole a usted y a su unidad directamente bajo mi mando. En los días
inmediatos, integraremos completamente las dos unidades dentro de la infraestructura de los
Guardias.

Comprendido, Coronel dijo Archer.

Bien. También he ordenado que los sospechosos de este ataque sean traídos para un
interrogatorio formal.

Señor, esto volverá a la población en su contra. ¿Está seguro de querer dar este paso?

Los ojos de Blucher se estrecharon poco a poco:

Las órdenes llegaron desde el Alto Mando. Puede que esto no me guste, pero no
tengo elección. Sea como sea, aún no estoy poniendo en marcha un castigo tan severo como el
que indican mis órdenes. Ajustó un poco su pierna herida.  No es mi intención empeorar las
cosas aquí en Thorin, sólo mantener el orden.

Comprendo, señor dijo Archer, y esta era la parte dura, que el comprendía. Pero
ser un buen soldado no era bastante por más tiempo, desde que Andrea murió. Había llegado el
tiempo de ser un buen líder. Todo estaba cambiando.

63
LA FORJA DE UN HÉROE

Su nombre está en la lista, Archer, pero pienso que sería poco apropiado, en este
momento, cuestionar a un hombre de su talla en la comunidad. Se ha debido a ese editorial el que
su nombre haya pasado al primer lugar de la lista, y de acuerdo con su propia manifestación, son
las palabras de su hermana, no las de usted.

Archer asintió, sabiendo que Blucher estaba comprobando el sentido de su lealtad.

En la lista también está su oficial de inteligencia, la Hauptmann Chaffee. Ha sido vista
en compañía de varios leales a Davion en Thorin. Podríamos conocer algo preguntándole a ella.

Conozco a Katya Chaffee desde hace varios años, Coronel. Tiene mi palabra de que
no es una terrorista. No aún, en todo caso.

Blucher se puso de pie, apoyándose pesadamente en el bastón:

Sea como sea, la escoltaremos al fuerte. Es sólo una formalidad. Mientras tanto,
pondré en marcha los planes para integrar la Milicia en los Guardias Arcturianos: sólo mientras
duren estas desavenencias.

Blucher caminó trabajosamente hacia la puerta y la abrió. Fuera, el destacamento de


seguridad estaba poniéndole las esposas a Katya. Los ojos de Katya y Archer se encontraron
durante un segundo, y percibió que estaba asustada. Katya había sido en una ocasión una
MechWarrior, pero había sido herida tan gravemente en la batalla, que había dejado de estar
cualificada para luchar. Había sido herida protegiendo a esta gente, Archer pensó cabreado, la
misma gente que ahora la esposaba.

Darius Hopkins había llegado para ver lo que pasaba, pero Archer agitó su cabeza muy
levemente cuando parecía como si fuese a decir o hacer algo. Otros miembros de la Milicia de
Thorin también empezaban a reunirse alrededor. Allí estaba la tentación. Con Blucher superado
en número y rodeado, Archer podía, simplemente, dar una orden y cambiar la situación de forma
instantánea.

No lo hizo porque aún no era el momento correcto. Para que funcionasen sus planes,
necesitaban tener al pueblo a su favor. Los castigos de Blucher, finalmente, haría que la rebelión
tuviese más apoyo popular, pero dudaba que eso sólo fuese suficiente.

Blucher dio a Archer un saludo rápido y junto a Fisk y los soldados condujo a Katya a
través del hangar de ‘Mechs al exterior. Archer indicó a Hopkins que se uniera a él mientras
volvía su oficina.

Hopkins le alcanzó en dos rápidas zancadas:

Señor, simplemente dé la orden y golpearemos a estos bastardos con todo lo que


tenemos.

Archer puso una mano sobre el hombro de su viejo amigo:

Ella no es la única persona que están arrestando. Todo esto está sacado del manual de
la Alianza Lirana sobre control civil. Blucher ha ordenado un barrido para detener a cualquiera
que se encuentre, incluso vagamente, asociado con alguien que sepa algo sobre la explosión. Me
dijo que incluso mi nombre está en la lista.

Usted no cree que el sospeche, ¿verdad, señor?

Archer agitó la cabeza:.

No. Está de pesca, esperando provocar una reacción exagerada y hacer que su
enemigo caiga en la trampa. Conozco el juego. Diablos, me entrenaron del mismo modo.

¿Qué pasa con la Hauptmann?

64
Blaine L. Pardoe Capítulo 11 Justin_Xiang

Estará bien. Katya nunca hablará, y pienso que él es demasiado honorable para usar
drogas con ella. Por el momento, tenemos otros problemas. Blucher moviliza a la unidad, lo que
significa que tenemos que llamar a todo el mundo al servicio activo. Pretende integrar las
unidades.

Hopkins arrugó las pobladas cejas ante tales palabras:

Si combinan las estructuras de mando, nunca seremos capaces de ejecutar nuestros
planes.

Lo sé dijo Archer. Pero todavía no es el momento adecuado, Darius. Eso no


significa que me voy a quedar sentado sin hacer nada. Empezaremos a llevar a las familias de
nuestra gente a lugares seguros, del modo en que planeamos. Diles que pronto haremos nuestro
movimiento y que tienen que estar listos a corto plazo.

>>También empezaremos a mover parte del equipo electrónico al Campo Base Uno.
Usa tu camión particular para eso. Estarán esperando que movamos el equipo con los Prime
Movers de la milicia, así que tenemos que engañarles. También quiero que traigas los archivos de
la operación de Katya y los informes de inteligencia sobre los MechWarriors con los que hemos
luchado de los Guardias. Haz que la información circule. Depura la agenda electrónica de ella y
destruye las fichas de almacenamiento: solo por si acaso Fisk y sus amigos deciden hacer algo
más que unas simples preguntas.

>>Y los tres partidarios liranos en nuestras filas pronto recibirán órdenes de llevar a
cabo una investigación de inteligencia en el continente sur. Estos eran los miembros de la
Milicia de Thorin que Katya y Hopkins habían señalado como riesgos potenciales a causa de su
fuerte apoyo a la Arcontesa, a pesar de su reciente despotismo. Una asignación temporal a medio
mundo de distancia impediría que interfiriesen en los planes de Archer.

Eso debe mantenerlos fuera de nuestra pista dijo Hopkins. Señor, ¿por qué no
nos hemos largado ahora? Las tropas están listas. Maldición, pensé que iban a saltar sobre los
tipos de seguridad cuando estos se descubrieron y cogieron a Katya. Peor aún, Fisk estaba allí, y
usted sabe lo que la unidad siente respecto de él después de todo lo que ha pasado.

No nos movemos hasta que yo esté seguro que tenemos el apoyo de la población
local. De otro modo, Blucher y sus compinches nos catalogarán simplemente como terroristas.

Archer sabía que Hopkins quería preguntarle cuando actuarían, pero no lo hizo. Aunque
lo hubiese hecho, Archer no lo sabía aún. De la única cosa que estaba seguro era que el destino
se le presentaría con una oportunidad y que el tenía que estar preparado para agarrar la ocasión.

Comprendido, señor dijo Hopkins. Está el asunto del Teniente Sherwood, señor.

La estrategia requería, a menudo, la habilidad de ver más allá de la siguiente salida del
sol. El Teniente Primero Thomas Sherwood era eso precisamente. Su hermana era miembro de la
tripulación de una de las Naves de Descenso de Archer, y su familia era amiga de la familia
Christifori desde hacía mucho tiempo. Archer había apoyado personalmente a Thomas para que
fuese admitido en el Colegio de Ciencia Militar del ICNA, donde había obtenido su graduación.
El se había retirado del ejército después de vencer a los Jaguares de Humo y, como Archer, había
ocupado un lugar en la Milicia de Thorin.

Cuando Archer había propuesto su plan a Katya y Hopkins, ellos habían propuesto a
Sherwood como el candidato más factible. Archer estuvo de acuerdo, y le dieron el nombre
código de Príncipe Juan. Los riesgos eran considerables, pero Archer creía que Sherwood estaba
capacitado para ello. Si funcionaba bien su gente podía ser capaz de atacar al Decimoquinto de
Guardias Arcturianos y tener una oportunidad de sobrevivir.

 El Coronel Blucher necesitará un enlace para ayudar a mezclar la Milicia con los
Guardias. Démosle al Teniente Sherwood. Eso le ofrecerá a él ciertos contactos con los oficiales
liranos y la posibilidad de hablar cara a cara con el Coronel Blucher.

65
LA FORJA DE UN HÉROE

 Sí, señor dijo Hopkins.

Y Sargento Mayor añadió Archer.

¿Señor?

Mantenga los oídos abiertos y la cabeza tranquila. Era exactamente la misma


lección que Darius Hopkins había enseñado a Archer años atrás, cuando le preparaba para una
vida de servicio en la Mancomunidad Federada. Aquellos días parecían ahora como
pertenecientes a otra línea temporal distinta, pero Hopkins le devolvió un guiño de
reconocimiento y se alejó por el hangar de ‘Mechs con sus órdenes.

El plan había sido puesto en acción . . .

66
LA FORJA DE UN HÉROE

12

Como informábamos a última hora, la noticia más importante es que ha habido un


ataque o una explosión en el planeta Robinson y que el Condominio Draconis es responsable.
Los detalles son incompletos en este momento, pero el informe inicial indicaba que Arthur
Steiner-Davion, hermano más joven de la Arcontesa, puede haber resultado herido en el
incidente, que sucedió mientras el hablaba ante una reunión anti-Condominio en Robinson.
Esperen: iba a terminar la emisión. Oh, Dios mío
Flash de noticias de Los medios al minuto, Thorin, Compañía Emisora de Donegal, 5 de
diciembre de 3062.

Ciudad de Ecol, Thorin


Provincia de Skye
Alianza Lirana
8 de diciembre de 3062
Archer se movía a lo largo de la calle East Catulpa como había hecho muchas otras veces en su
vida. La llamada de Katya había sido breve, pero al menos sabía que no estaba siendo maltratada.
Por ahora, tanto ella como los secretos de él estaban a salvo. Pero una vez que él y su gente
actuasen, tendrían que liberar a Katya, para que los liranos no usasen medios más “persuasivos”
para romperla. Ella le dijo que le habían dicho que iba a ser trasladada a otras instalaciones al
final de ese día. Según parecía la cárcel de la ciudad estaba repleta de lo que Fisk y Blucher
consideraban que eran subversivos potenciales.

De pronto, se dio cuenta de que había cada vez más gente en las calles, que
normalmente a esta hora del día estaban casi vacías. Las vio empezar a reunirse en pequeños
grupos, hablando todos con excitación, e incluso algunos gritando. En sus caras había rabia,
miedo y confusión. Algo iba mal. Muy mal.

Archer caminó hasta uno de los grupos y tocó a una de las mujeres en el hombro:

¿Qué pasa? preguntó.

¿No se ha enterado? Todo está en las noticias.

Archer agitó la cabeza en sentido negativo, pero su sangre se heló. ¿Otro antedato
terrorista?

El Príncipe Victor Davion ha declarado que la Arcontesa era responsable de la muerte
de su hermano Arthur en Robinson. Declara que tiene evidencias de que ella está tratando de
incriminar al Condominio del ataque. Ha pedido a todas las tropas leales que se unan a él para
deponer a su hermana.

Archer pareció congelarse en el tiempo y el espacio, y la mujer le dio un pellizco en el


brazo con la intención de devolverlo a la realidad. No funcionó.

Archer había oído las noticias de la muerte del joven Arthur en los medios un día o dos
antes, y era algo serio. No tenía idea de qué pruebas tendría Victor de la complicidad de Katrina,
pero Archer no dudaba de que las tenía. Davion no podía hacer tal declaración sin la evidencia
para respaldarla. La macabra realidad golpeaba a domicilio. Katrina Steiner había ido, por fin,
demasiado lejos, y esta vez ella había encendido la mecha de una guerra civil hecha y derecha.

A lo lejos vio dos jóvenes peleándose a empujones. A su alrededor la gente hablaba de


lo que esto suponía. Algunos decían que no era posible que fuese cierto. Otros argumentaban que
si lo era, Katrina Steiner no merecía mantenerse en el poder.

67
Blaine L. Pardoe Capítulo 12 Justin_Xiang

Victor Davion había perdido su trono mientras estaba lejos, pero se había convertido en
el jefe de los Com Guardias, lo que le habría conferido un abundante poder si hubiese deseado
usarlo a su favor. Hasta ahora no lo había hecho. Al haber declarado su intención de deponer a su
hermana del poder, no habría marcha atrás.

Mientras estaba allí de pie, en la calle Catulpa, a una manzana de su oficina, algo le dijo
a Archer que se encontraba en un momento histórico. A su alrededor se daba un punto distintivo
del tiempo que cambiaría su vida para siempre. Empezó a caminar de nuevo, muy rápido, casi
corriendo. Todo el mundo recordaría este día, recordaría donde estaba el o ella cuando
escucharon las noticias. El momento por el que había estado esperando había, por fin, llegado.
Esto era algo a lo que la gente se podría unir, al menos, la gente suficiente para apoyar una guerra
de guerrillas. Ahora era el momento de moverse. Ahora o nunca.

Le tomó unos pocos minutos a atravesar las calles atestadas de gente hasta llegar a la
oficina de Christifori Express. Cerró la puerta tras de sí en el momento en que Catherine se
lanzaba a prepararle un café y sujetarle el abrigo, que se había quitado de forma despreocupada.
Una vez detrás de la mesa de despacho, activó el sistema de comunicaciones empotrado. Ajustó
el canal oportuno directamente al comunicador personal de Darius Hopkins. Al Sargento Mayor
le llevó sólo un momento responder con la brusca formalidad:

Hopkins.

Aquí Espectro Uno dijo Archer, sólo ahora tomando asiento.

Todo claro. Eso significaba que era seguro hablar.

El Aguila levanta el vuelo dijo Archer con parsimonia y cuidado.

Captado, Espectro Uno. El Aguila levanta el vuelo. Era la frase código que habían
preparado por si los liranos estaban controlando las comunicaciones.  Estaremos listos en
veinte minutos.

Archer activó su agenda electrónica e introdujo el código de autorización. Catherine


Daniels entró con la taza de café, pero el negó con la cabeza.

Catherine dijo, dejando la agenda electrónica por un momento, ¿ha oído las
noticias?

Ella asintió seriamente:

Sí, señor.

Bien. Quiero que contacte con todos los empleados de Express. Estaremos cerrados
de forma indefinida. He ordenado la transferencia electrónica de fondos a sus cuentas hasta que
el dinero se acabe, pero eso no será hasta dentro de unos meses. También he preparado una
declaración que he almacenado en su directorio personal. Por favor, tómela y distribúyala. Si
alguien pregunta, usted no sabe nada de lo que pasa . . . nadie lo sabe. Estas acciones son solo
mías, no de los de Christifori Express.

Sí, señor dijo, con un tono casi militar. Jack y yo nos uniremos a usted y los
otros esta noche. Estoy segura de que algunos de los otros también querrán venir.

Límitelo a ustedes dos por ahora. No tiene sentido arriesgar el cuello de todos.

El sistema de comunicaciones de su mesa de despacho parpadeó y pitó, indicando un


mensaje de entrada. Mirando hacia abajo, vio que la etiqueta de protocolo del mensaje era la del
puesto de mando del Decimoquinto de Guardias Arcturianos en la otra punta de la ciudad de
Ecol.

68
LA FORJA DE UN HÉROE

Archer miró a Catherine mientras el sistema pitaba solicitando su atención:

Es Blucher. Le apuesto que me llama para ordenarme que active la Milicia para
ayudar a sofocar cualquier problema. No respondió a la llamada, sino que simplemente se
quedó de pie mirando la pequeña luz verde parpadeante.

Señor preguntó Catherine. ¿No va usted a contestar?

Archer sonrió. Era la primera sonrisa verdaderamente completa que se había permitido a
sí mismo desde la muerte de Andrea, y era algo maravilloso, como si le nutriese con vida y
energía. Llevando la mano hasta el cajón superior de su mesa de despacho, sacó un sobre que ya
tenía una dirección de envío. Luego sacó algo del bolsillo de sus pantalones y lo puso en el
sobre:

Esta es mi respuesta al Coronel Blucher. No le pido muchos favores personales,


Catherine, pero ¿le entregará esto a él en persona?

Ella le devolvió una sonrisa y cogió el sobre, manteniéndole cerca de su pecho:

Con placer, señor.

Gracias por todo lo que ha hecho. Tómese su tiempo en llegar al fuerte. Necesito
alrededor de una hora. Y cuando allá acabado allí, tendré un disco de información para los
medios de comunicación. Extrajo un disco de datos plateado y lo deslizó en el sistema de
grabación.

Ha empezado, ¿verdad? dijo ella casi con tristeza.

Sí. Empezar las guerras es fácil, acabarlas es lo que requiere una verdadera habilidad.
Archer se sentó, listo para grabar su mensaje para su pueblo.

Poco después de haber llegado a la base de la Milicia, Archer fue directo al hangar de
‘Mechs, sintiéndose más lleno de energía al ver el ajetreo de actividad presente. Se había puesto
su traje ajustado de combate. Estaba descolorido de años de uso, pero le ofrecía un sentimiento
de comodidad que muy pocas de las otras cosas podían. Cajones de embalaje estaban siendo
cargados en los transportes, los BattleMechs estaban siendo preparados, y allá donde miraba, sus
soldados le daban amplias sonrisas, pulgares en alto, y asentimientos de apoyo. Le hubiese
gustado dejarse atrapar por el momento, pero comprendía la gravedad de lo que pasaba. La
guerra civil era el peor tipo de guerra. Hermano contra hermano. Amigo contra amigo. Padres
contra hijos. El entusiasmo a su alrededor era contagioso, pero Archer sabía que algunos de esta
buena gente morirían a las manos de aquellos a los que se enfrentaban para pararlos.

Darius Hopkins dirigía el tráfico en el centro del hangar de ‘Mechs mientras Archer se
aproximaba. Se saludaron uno a otro con rapidez, luego Archer fue directo al grano:

¿Cuánto tiempo más?

Diez minutos más dijo Hopkins, alargando al mismo tiempo una lista a un hombre
de infantería que había estado esperando órdenes. Fue una buena cosa que empezásemos a
mover parte del material antes o esto ya habría estado atascado.

Todo está en la planificación dijo Archer, barriendo el hangar que le rodeaba con la
vista. ¿Alguna señal de los Guardias Arcturianos?

Nuestro equipo de comunicaciones ha estado controlando sus transmisiones. Nada


todavía. Han sido cogidos fuera de guardia tanto como nosotros. Hemos recibido varios mensajes
de prioridad para usted del Coronel Blucher. El, finalmente, habló con el Hauptmann Snider

69
Blaine L. Pardoe Capítulo 12 Justin_Xiang

como su segundo al mando. Las órdenes son presentarse en la base de los Guardias y llevar todo
el equipo.

Bien. Dado que parece que estamos empaquetando para obedecer las órdenes,
Blucher no sospechará nada. ¿Has contactado con las familias restantes? Esa era una parte
importante del plan. Del mismo modo que con su gente en Christifori Express, Archer no quería
dejar atrás inocentes que pudiesen dar a Fisk y Blucher una ventaja contra él o contra otros
miembros de su unidad.

Sólo unos pocos aún no han ocultado a sus familias.

Buen trabajo, Sargento Mayor dijo Archer.

Hablando del plan, señala la existencia de una diversión para que podamos dejar la
ciudad antes de que los Guardias tengan tiempo de reaccionar. Usted nunca especificó cual era la
diversión.

¿Está listo mi ‘Mech? preguntó Archer, elevando su pulgar hacia el Penetrator que
estaba detrás de él.

Fue el primero en ponerse en línea. Está listo para salir replicó Hopkins. Por
tanto, ¿dígame de que diversión hablábamos?

Archer sonrió:

Si mi ‘Mech está listo, entonces la diversión está lista. Salgo en cinco minutos. Usted
y los demás me seguirán cinco minutos después de eso. Usen las rutas de salida de la ciudad
preestablecidas. Sepárense a nivel de lanza, muévanse rápido, lleguen a las bases, y paren
máquinas.

Dispersar la milicia por la ciudad mientras se iba sería arriesgado, pero crearía la ilusión
de que estaban en todas partes a la vez, la ilusión de que Archer tenía más soldados de los que
realmente tenía. En los días y semanas venideros, la Milicia de Thorin necesitaría de la confianza
total del pueblo en ellos. Ganársela empezaba con actos pequeños . . . que empezarían hoy.

¿Vas a decirme lo que tienes en mente? presionó Hopkins.

Archer sonrió:

 Te lo diría, pero no lo aprobarías.

Murmurando algo para sí mismo, Hopkins regresó a su trabajo:

Eso es lo que me preocupa estaba seguro Archer de haberle oído decir.

Las manifestaciones habían estallado a lo largo de la Ciudad de Ecol. Algunas eran


pequeñas, de gente que espontáneamente tomaba las calles y pedían que la Arcontesa dimitiese.
Los partidarios de Katrina salieron a la calle, también, en contramanifestación. No existía una
pauta en ello, ninguna organización, sólo puro caos. Mientras algunas calles principales estaban
vacías, otras estaban llenas con los rugidos de los manifestantes, cada lado intentando gritar más
fuerte que aquellos que se oponían a su punto de vista. Los motines aún no habían estallado, pero
sólo era cuestión de tiempo.

La cárcel y el cuartel general (CG) de la policía estaban en el mismo edificio de cuatro


plantas, cerca del centro de la ciudad. Alrededor de él había barreras especiales contra peligros
tales como una multitud o un coche bomba que llegasen lo bastante cerca para provocar daños.
En esta parte de la ciudad las protestas eran mínimas, y había bastantes policías para evitar que

70
LA FORJA DE UN HÉROE

ambos bandos llegasen a las manos. Sin embargo, la tensión se palpaba en el ambiente y las
nubes del final de la mañana cubrían la ciudad de un sombra gris.

Archer pilotaba su Penetrator hacia el borde del perímetro protector que rodeaba el CG
de la policía, aplastando de forma deliberada dos de las barreras de cemento como si tratase de
decir que las defensas del edificio no podían igualar el poder destructivo puro de un BattleMech.
Apuntó a la antena y los platos del satélite que estaban sobre el tejado y los pulverizó con sus
láseres de pulso. Estallidos de pura energía esmeralda golpearon las torres y platos, haciendo que
explotasen, se quebrasen, se fundiesen y ardiesen bajo el impacto. Las cenizas volaban mientras
la torre mayor caía.

Aproximadamente una docena de policías (probablemente todos los que quedaban en el


edificio) salieron corriendo por la puerta principal. Vestían trajes antidisturbios y tenían las
armas empuñadas, una mezcla de rifles, proyectores de gas lacrimógeno y pistolas, que
apuntaban hacia arriba, hacia la carlinga. Ello le hizo recordar a Archer en el viejo refrán relativo
a no llevar un cuchillo a una lucha con armas de fuego. Incluso usando sus lanzadores de cohetes,
la policía no era enemigo para su Penetrator si el desplegaba toda su potencia de fuego. Ninguno
de ellos dispararía mientras estuviesen parados allí, en las escaleras del edificio, pero ninguno de
ellos bajaría sus armas tampoco.

Activó el sistema de altavoces externos situado en el hombro blindado del ‘Mech:

Salga Jefe Dunning dijo, luego también abrió el sistema de microfonía externo.

Un hombre alto, musculoso y en forma caminaba hacia adelante. Portaba un megáfono


de mano y parecía impertérrito ante la altísima arma de muerte:

Aquí el Jefe Dunning.

Mike, soy yo, Archer.

Hubo una pausa. Archer y Dunning habían sido compañeros de colegio y amigos antes
de que el dejase Thorin para empezar su carrera militar en el ICNA. Todavía se reunían para
comer, quizás, una vez al mes, pero parecía que Archer se iba a perder las próximas.

Arch le devolvió la voz del jefe. ¿Qué diablos haces? Has dejado frito mi
sistema de comunicaciones.

Siento no poder decirte más, Mike, pero tengo que pedirte que liberes a los
prisioneros que retienes para Blucher.

De nuevo una larga pausa. El Jefe Dunning bajó el micrófono durante un segundo
mientras se estremecía ante la petición:

Me pones en una situación realmente chunga, Arch. Por qué no bajas aquí y hablamos
sobre ello.

Archer comprobó el cronómetro de su cabina:

Lo siento, Mike, no tengo bastante tiempo. Mi queja no es contigo sino con el
gobierno Steiner. Libera a esos prisioneros, y dejaré la ciudad. Si no los liberas, tendré que
provocar unos pocos agujeros bien colocados en los muros para que puedan salir. No quiero herir
a ninguno de tus hombres, pero esos prisioneros deben ser liberados.

Arch dijo su viejo amigo, no puedo decirte la cantidad de leyes que estás
violando.

El tiempo pasaba, un tiempo que Archer no tenía. Había destruido la red principal de
comunicaciones, pero ese no era el único modo en que la policía podía comunicarse. En ese
momento habrían llegado noticias al puesto de los Guardias Arcturianos de que un BattleMech
de la Milicia estaba atacando los cuarteles generales de la policía. Se apresurarían en llegar aquí.

71
Blaine L. Pardoe Capítulo 12 Justin_Xiang

Archer apuntó a un olmo que estaba a unos treinta metros del jefe y le disparó con uno
de los láseres de pulso. Las verdes ráfagas brillantes golpearon el árbol, haciendo que la
humedad en él hirviese de modo instantáneo. El olmo explotó, haciendo que trozos de fuego y
humo flotasen en el aire. Tres de los policía salieron corriendo, pero Dunning ni siquiera
parpadeó ante la demostración.

Mike, déjales salir ahora o empiezo a hacer mis propias puertas para ellos.

Blucher va a pedir mi piel.

Siempre puedes unirte a nosotros dijo Archer medio en broma.

Dunning bajó el megáfono y se volvió para decir algo a uno de los hombres que estaba
más cerca de él. Entonces, el hombre entró corriendo en el edificio:

Para el fuego, Archer. Ya salen.

Llevó cinco minutos, pero los prisioneros fueron, finalmente, liberados. La policía se
apartó. La mayoría de los prisioneros alzaron la vista hacia su ‘Mech con miedo, algunos con
amplias sonrisas. Uno caminó hacia adelante y saludó. Era Katya Chaffee.

Sin dudar, empezó a subir por la escala hasta la carlinga. El retiró la puerta justo a
tiempo para que ella se deslizase en los restringidos confines de su Penetrator. Una vez que vio
que no salían más prisioneros, activó el micrófono externo una vez más.

Jefe, déjeles marchar.

Dunning hizo una indicación a sus hombres y estos bajaron las armas.

Ustedes, prisioneros dijo Archer, un nuevo día ha empezado aquí en Thorin y a


lo largo de la Alianza. Ustedes fueron arrestados sin motivo. Ahora les hago libres.

Desconectó el micrófono y los prisioneros liberados se dispersaron y salieron corriendo


en diferentes direcciones por las calles colindantes. Algunos de los policías trataron de
perseguirles, pero era una tarea imposible. Archer aceleró su ‘Mech y comenzó a alejarse.

Deduzco que la situación ha cambiado, ¿no? dijo Katya, colocándose en la silla de


salto plegable que había detrás de él.

Katya dijo el, maniobrando alrededor de un edificio y empezando a bajar por una
calle relativamente vacía, eso es una descripción insuficiente.

El Coronel Blucher levantó la vista hacia Luther Fisk cuando entró en la sala de
operaciones tácticas de la base. Le devolvió el saludo a Fisk, luego se volvió a girar hacia la
pantalla holográfica que estaba a la vista en la gran mesa de control y coordinación. Siglos antes
mesas plegables habían sido usadas para analizar los despliegues operativos. Ahora las
proyecciones holográficas, realizadas por ordenador, proporcionaban la misma información.

La sala estaba deliberadamente oscura, iluminada sólo por una débil luz que se reflejaba
desde donde diverso personal trabajaba furiosamente en la pared de los monitores de
comunicaciones. La luz más brillante provenía de la holoimagen de la ciudad. Blucher examinó a
Fisk y pudo ver que realmente estaba disfrutando con todo esto. Era lo que había querido desde
el principio, pero eso era porque no tenía ninguna idea de cómo era realmente una guerra,
especialmente una guerra civil.

¿Qué se sabe sobre ese BattleTech que ha sido visto cerca del ayuntamiento?

Fisk se encogió ligeramente de hombros:

72
LA FORJA DE UN HÉROE

La información es incompleta. En situaciones como esta, es difícil obtener buena


información, señor. De acuerdo con sus órdenes he enviado que salgan dos lanzas para flanquear
esa zona. Nuestras comunicaciones en la zona están caídas y les he ordenado que descubran cual
ha sido la causa.

Blucher asintió. Las situaciones como ésta eran dinámicas. Los datos tácticos eran más
difíciles de ordenar, y eso no era un fallo de Fisk. Las cosas se habían disparado en cuestión de
horas con la acusación de Victor Davion de que la Arcontesa estaba implicada en la muerte de su
hermano. El sabía que la respuesta oficial de Tharkard estaría en camino y no dudaba de que
constaría de negativas y contraataques contra el Príncipe Victor. Katrina Steiner nunca dimitiría
como Arcontesa. El estaba tan seguro de eso como lo estaba de su propio nombre. Ella lucharía
hasta el último aliento (el último aliento de soldados como él) para mantenerse en el poder.
Respetaba eso de ella, pensando en lo mucho que se parecía a su abuela.

Sabía que los gritos en las calles pedían que Katrina dimitiese, que había perdido el
derecho a gobernar, pero Blucher había jurado lealtad a la Arcontesa, un juramento que
consideraba casi sagrado. Era la base su sentido del honor y la integridad. Sus opiniones
personales no pesaban en la balanza. Cuando acabasen los disparos quería que su honor estuviese
intacto.

¿Qué pasa con la Milicia? ¿Han llegado ya?

Ese es el problema dijo Fisk. Cuando hablé con los soldados que puse para
controlar su base, me dijeron que la gente de Christifori se había movilizado y que, en realidad,
habían salido hace veinte minutos.

Blucher levantó las cejas en señal de sorpresa:

Ya deberían estar aquí.

Sí, señor. Deberían. Aparentemente este no era su destino.

Y ¿sólo ahora me dan esta información?

Señor, las calles están congestionadas a causa de la confusión. Pensé que podían
haberse visto embotellados por el tráfico.

Blucher no estaba satisfecho:

No trate de pensar por mí, Fisk. No necesito que los datos sean filtrados.

Un sargento se aproximó y saludó, luego entregó al coronel un sobre:

Esto fue entregado por una mujer en la puerta principal. Dijo que era para usted,
señor.

Blucher asintió y tiró de la solapa hasta que se desgarró. Dentro había una única hoja de
papel y dos objetos metálicos. El papel era el nombramiento para la Milicia de Thorin de un
Teniente Coronel Archer Christifori. Había sido claramente roto por la mitad. Luego, vació los
dos pequeños objetos del sobre encima de su mano izquierda. Eran las insignias de graduación de
Christifori.

Blucher no dijo nada. Dejó caer las hojas rotas sobre el suelo y alargó las insignias de
rango hacia Fisk:

Creo que debería cogerlas.

Ese traidor dijo Fisk con amargura.

Blucher movió la cabeza en señal de negación:

73
Blaine L. Pardoe Capítulo 12 Justin_Xiang

No es un traidor, Fisk. Es un patriota, al menos en su propia mente. Ahora es nuestro


enemigo. Un enemigo que usted creó. Espero que usted esté preparado para la tarea, porque si
no, nos matará a ambos.

74
LIBRO DOS
Preparación de la rebelión.
El área desde el Pico Leesburg hasta la autovía Melissa Steiner debe ser evitada en este momento a causa
de la presencia de manifestantes incontrolados en las calles. El Coronel Blucher del Decimoquinto de
Guardias Arcturianos ha declarado, de forma temporal, la ley marcial. Los ciudadanos se encuentran bajo
un toque de queda estricto y se les ha ordenado dejar las calles.

En mitad de todo esto, un disco ha sido entregado en nuestra emisora. El autor del mismo es Archer
Christifori de la Milicia de Thorin, una figura destacada y popular en Thorin. La dirección de la cadena me
permite emitir esto . . . y aquí va otra exclusiva de Emisiones Donegal . . .

—Pueblo de Thorin. Sobre la base de las recientes acciones de la Arcontesa suprimiendo los derechos de
los nacionalistas davioneses y de la declaración de su hermano de que ella era responsable del asesinato
de su hermano más joven, renuncio como jefe de la Milicia de Thorin. Ya no existe la Milicia. Ahora es un
ejercito de liberación; liberación del opresor gobierno de la Arcontesa Katherine Steiner.

>>No estoy aquí para matar a inocentes, pero la Arcontesa, en su urgencia por apoderarse y mantener el
poder, ha demostrado que no es apta para gobernar. No descansaré hasta que Thorin sea libre de su talón
de hierro y ella sea depuesta del poder.

>>Solicitovuestro apoyo como hijo nativo de este mundo y como hombre leal a la memoria de Melissa
Steiner Davion, quien dio su vida al servicio de nuestro pueblo. Resistid pacíficamente por todos los
medios que podáis. Lucharemos con y por vosotros. No dejéis que nadie se interponga en vuestro camino.

—Holoclip de Noticias a las cinco, Ciudad Ecol, Compañía Emisora de Donegal, 8 de diciembre de 3062.
Blaine L. Pardoe Capítulo 13 Justin_Xiang

13

Aquí el Sistema de Emisión de Emergencia (SEE) de Muphrid. Esto no es una prueba. Bajo las
instrucciones de la Kommandant Constance McCoy, los ciudadanos de MacArthur y Ridgeway han
recibido la orden de permanecer en sus hogares hasta nuevas noticias. En ambas ciudades se han producido
motines, y los Guardias Arcturianos y la Milicia de Muphrid han sido movilizados para restablecer el
orden. Cualquiera que viole el toque de queda será procesado y castigado. Se requiere su máxima
colaboración hasta que finalice esta emergencia.

⎯SEE de Muphrid, Provincia de Skye, Alianza Lirana, 10 de diciembre de 3062.

Bosque Remington, Thorin


Provincia de Skye
Alianza Lirana
12 de diciembre de 3062

Muchos de los soldados de Archer no tenían idea de que el lugar que había elegido para su base
secreta era un sitio histórico: las ruinas de la antigua Universidad de Thorin. En los trescientos años desde
su destrucción, el Bosque Remington había cubierto casi totalmente el sitio. Robles inmensos crecían
donde una vez hubo calzadas y veredas. Espesas parras y maleza silvestre cubrían las ruinas de grandes
edificios desmoronados. Pequeños animales corrían entre la exuberante vegetación y pájaros revoloteaban
por el aire.

La Universidad de Thorin había sido una gema resplandeciente en la corona del Primer Señor antes de
la caída de la vieja Liga Estelar. Los mayores centros de artes y filosofía de la Liga habían sido
saqueados, quemados y bombardeados durante el golpe de Amaris; luego, habían sido abandonados. Se
había hablado de reconstruirlos, pero el colapso total de la Liga Estelar se interpuso. Con el paso de los
años, el lugar fue olvidado por la Esfera Interior, incluso por la mayoría del pueblo de Thorin.

Archer era uno de los pocos aun consciente de su existencia, lo que constituía la principal razón por la
que lo había elegido como su principal base de operaciones. La otra era que los restos de los grandes
edificios de granito, aunque desmenuzados con la edad, aun ofrecían cierto grado de protección para los
BattleMechs y los vehículos. Una vieja casa de campo, que había perdido la mayor parte de su tejado,
había sido convertida en un improvisado hangar de ’Mechs. Una residencia de estudiantes, cuyos pisos
inferiores estaban inundados y llenos de fango, aun tenían habitaciones en los niveles intermedios que
eran bastante útiles como alojamiento provisional.

La mayoría de su fuerza estaba presente, aunque no todos eran ’Mechs. Archer pensaba que sería
insensato tener toda su fuerza concentrada en un lugar, por si se daba el caso de que Blucher descubría su
ubicación. Además de los MechWarriors presentes, había otros que se habían unido a su causa. Algunos
eran miembros de la familia de las tropas de la Milicia. Otros eran empleados de Christifori Express
quienes, bajo la guía de Catherine Daniels, habían sido conducido a este lugar.

Parecía más una reunión familiar que un ejército, pero estos eran la gente que ayudarían a Archer a
liberar a Thorin. Las desventajas se amontonaban contra ellos, pero a Archer no le importaba. Si hubiese
estado preocupado por las desventajas, nunca habría empezado esto. No se trataba de ganar o perder. Se
trataba de vengar la muerte de su hermana. El destino de ella había sido un síntoma de un problema aun
mayor, uno para el que, ahora, estaba preparado para enfrentarlo.

76
LA FORJA DE UN HÉROE

Subiéndose sobre los restos llenos de musgo de una columna de piedra, se irguió cuan alto era sobre la
pequeña reunión, y todos los ojos se volvieron hacia él.

—Quiero daros las gracias por haber venido, por asumir los riesgos que habéis tomado —empezó—.
El Decimoquinto de Guardias Arcturianos probablemente ya esté buscándonos, y nos llevará todo el día
que todos estén aquí e instalados.

>>Si estáis aquí, estáis para luchar por las libertades que todos apreciamos. No me importa si vuestras
lealtades están con los Davions o con los Steiners. Si estáis aquí, lucháis porque la actual Arcontesa se ha
mostrado inepta para gobernar. Manipuló los sucesos para negar a su hermano y su hermana los derechos
de nacimiento, y ahora hemos sabido que preparó el asesinato de otro hermano en su búsqueda de poder.
No sé vosotros, pero esa no es el tipo de persona a la que puedo jurar obedecer y proteger.

>>Quizás alguno de vosotros piense que voy a hacer marchar la Milicia hacia la ciudad y a retar al
Coronel Blucher a luchar por el control del mundo. Bien, no lo voy a hacer. La verdad es que el tiene más
recursos que nosotros. Las ventajas simplemente no están igualadas. Así que nos vamos a enfrentar a
ellos bajo nuestros propios términos. No buscaremos estúpidos derramamientos de sangre, sino ataques
quirúrgicos. No voy a salir a matar soldados, que son mis colegas y que están simplemente cumpliendo
con su deber; pero podemos hacer que este sea un mundo que no deseen defender en absoluto. Esa es la
meta.

>>Una cosa más: ya no seguiremos ligados a la estructura militar de la Alianza Lirana. Se os asignarán
nuevas graduaciones. Por ahora, he decidido usar las graduaciones de la vieja Federación de Soles. Eso
debe hacer nuestra posición perfectamente clara. No os preocupéis, no os quedarías sin blanca.
Simplemente no esperéis grandes aumentos en la paga. —Un murmullo de risas se produjo a lo largo de
la reunión.

Y eso era todo. Archer no tenía más que decir, así que saltó desde la rota columna bajo el ruido de los
aplausos, ligeramente apagado por la gruesa bóveda de arboles. Varias personas se acercaron hacia él,
incluidos Darius Hopkins y otra cara familiar. Archer señaló a ambos hombres para que se acercasen más.

—Sargento Mayor Darius Hopkins, le presento al Capitán Lee Fullerton —dijo. Los dos se
estrecharon las manos, mientras Archer pudo verles mentalmente intentando catalogarse uno a otro.

—Darius, Lee es el capitán de la Fuego de Angel, una de mis Naves de Descenso.

El respeto apareció en la cara de Darius:

—¿Usted es el responsable de esos cajones de embalaje de misiles que vi en el bunquer de


almacenamiento?

Lee Fullerton sonrió y colocó ambas manos a cada lado de su gran tripa:

—Digamos que transporté todos los cajones de embalaje que estaba programado que entregase a los
liranos. Lo que hay en ellos, o cuan bien funcionen tales municiones, bien, eso es un asunto que debemos
atribuir a Archer.

—¿Está segura la nave? —preguntó Archer.

—Estacionada en el fondo del Lago Sprague a unos cincuenta kilómetros al norte de aquí. Con todo el
hierro del fondo del lago, sus satélites tendrán que estar apuntados justo sobre ella para localizarla.

Archer sonrió y estrechó la mano del capitán:

—Gracias por tu ayuda, Lee —dijo. Luego se volvió hacia Darius—. Hablando de satélites, una
apuesta segura es que el Coronel Blucher, ahora mismo, está buscándonos. ¿Cómo va nuestra instalación?

Hopkins acarició su poblado mostacho y levantó la vista como si se preguntase si los liranos le
estaban mirando fijamente:

77
Blaine L. Pardoe Capítulo 13 Justin_Xiang

—Todo el material está cubierto ante la observación visual. Los satélites tienen rastreadores de calor,
pero el bosque proporcionará bastante desviación: eso y que también usamos la superestructura de los
edificios como un medio de ocultarnos. Los ’Mechs son el verdadero problema. Como sabes, los
reactores de fusión de los ’Mechs pueden ser visibles ante un examen de concentración de neutrinos
desde la órbita baja ( e incluso desde un satélite), por ello he cubierto todos los ’Mechs con una lona de
alquitrán que lleva entretejida una unidad de ocultación. Eso debe enmascarar casi el ochenta por ciento
de las emisiones, lo que supone que, al menos que escudriñen un ’Mech concreto durante toda una hora,
no serían capaces de establecer si estaba aquí o no.

—Hicimos lo mismo durante la última parte de la invasión de los Clanes —dijo Archer.

—No digo que sea una idea original, solo una que funciona —dijo Hopkins—. Espero que hayas
seleccionado algunos objetivos iniciales para la unidad.

Archer comprendía la prisa por empezar la lucha:

—Pensaba ocuparme primero de algunas cuestiones organizativas. Necesitamos actuar conjuntamente


con otras facciones rebeldes, mantenerlas unidas. He enviado algunas peticiones al exterior a través de
GHP y las naves de Express a algunos contactos empresariales en Muphrid, pidiéndoles que nos
mantengan informados sobre la situación local y lo que hacen allí los Guardias.

—¿Muphrid? —Lee Fullerton estaba sorprendido.— Pensé que sólo hablábamos de Thorin.

—Así es —dijo Archer—, pero Muphrid es donde el resto de los Guardias Arcturianos están
estacionados, y serían los refuerzos que con más facilidad Blucher podría lanzar sobre nosotros. Quiero
estar seguro de que las cosas permanecen calentitas para él en Muphrid, de modo que no pueda permitirse
traer tales fuerzas aquí.

Hopkins dijo:

—También me aseguré de que nuestros tres lealistas a Katrina no se enterasen de nada. Han sido
enviados al continente sureño en un trabajo especial para buscar una nueva zona de entrenamiento. Me
imagino que ahora se estarán enterando de las cosas que hemos hecho.

—Buen trabajo —dijo Archer—. Y ¿el Príncipe Juan?

—Sin noticias; pero, de nuevo, no esperaba ninguna. Además, la inteligencia es el área de


especialización de Chaffee. Yo solo soy un pateador de tierra1 con cierta habilidad.

Oyendo su nombre, Katya se acercó también, con el ordenador portátil oculto bajo un brazo:

—¿Problemas?

Archer movió la cabeza:

—Solo hablando. Pienso que podemos contar con unas pocas horas de calma y tranquilidad para
establecernos. En este momento, Blucher toma conciencia de que escontrarnos no va a ser fácil. Si
reacciona como creo que hará, desplegará lanzas de patrulla para cazarnos.

Hopkins se golpeó ligeramente en la cabeza y sonrió levemente:

—La mayoría diría que es el momento de atacar.

Archer le devolvió una sonrisa abierta. Era una lección que el hombre más viejo le había dado a él
cuando decidió, por primera vez, seguir una carrera en el ejército, y no la había olvidado después de
tantos años:

1
Apelativo usado en los ejércitos para calificar a los soldados de infantería. Hemos usado este termino
para traducir el original anglosajón de ground-pounder (N. del T.)

78
LA FORJA DE UN HÉROE

—Sabes que no caeré en esa trampa.

—Pero parece sensato, señor —dijo Fullerton.

—Los MechWarriors y soldados que envíe él ahora van a estar alerta, con todos sus sentidos alerta.
Además, es lo que los Guardias esperarán que hagamos. Estarán preparados para responder tan pronto
como asomemos la cabeza.

Katya asintió, mostrando su acuerdo:

—Esperamos algunos días. Dejamos que las tropas de Blucher patrullen y empiecen a descuidarse.
Dejamos que la tensión descienda un poco. Dejamos que se sientan cómodos con el servicio. Serán más
susceptibles a cometer errores.

Hopkins se excusó personalmente y se alejó hacia el hangar provisional de ’Mechs, dando ordenes a
lo largo de todo el camino. Archer le observó marcharse y tragó una larga bocanada de aire.

Katya dejó descansar una mano sobre el hombro de él:

—Todo va a ir bien. Todo va de acuerdo con el plan.

Archer se volvió hacia ella:

—Todo puede ir según el plan ahora mismo, Katya; pero ningún plan sobrevive al contacto con el
enemigo —dijo.

* * *

La imagen de Thorin giraba en el aire sobre la mesa de representación holográfica como si fuese una
masa sólida. Varios oficiales trabajaban alrededor de la pantalla, alimentadola de datos a partir de las
fuentes de diversos ordenadores o introduciéndole códigos a mano por el teclado. Otros más estaban
ocupados a lo largo del muro lejano, controlando las comunicaciones, dando datos pertinentes a los
diversos oficiales de inteligencia de la otra sala. Felix Blucher miraba al globo de luz y color que giraba
lentamente delante de él y meditaba sobre su apurada situación.

Había dedicado la mañana a tranquilizar los nervios del Consejo Regente Planetario de Thorin;
pensando todo el tiempo que los políticos eran, definitivamente, un grupo que merecía morir por una
causa. Con el Duque lejos, en la Corte Real, sus asesores mordían el bocado proverbial. Blucher los había
tranquilizado y había escuchado sus peticiones; no prometiéndoles nada en la mayoría de los casos.

Levantó la vista hacia uno de los oficiales de comunicaciones:

—¿Envió mi mensaje de la guarnición en Muphrid?

El oficial se lo confirmó enviándole un chorro de datos sobre la pantalla. No queriendo cometer el


mismo error que en Thorin, el coronel había enviado ordenes de que la Milicia de Muphrid fuese
absorbida de forma inmediata por los Guardias. Aquellos que no deseasen cooperar serían detenidos de
forma indefinida y su material confiscado. Había habido algunas protestas violentas, pero los locales no
podían enfrentarse a los BattleMechs.

Se acercó lateralmente con caminar pausado al siguiente terminal donde el satélite de reconocimiento
era coordinado. El dolor de su pierna herida era un recuerdo constante del intento contra su vida.

—Hemos sido capaces de rastrear algunos de los movimientos de la Milicia cuando empezaron a dejar
la ciudad. Desde entonces, hemos sido incapaces de localizarlos con seguridad, señor.

La voz de la joven mujer no traicionó su nerviosismo, pero Blucher pudo notarlo.

—Siga buscando. Tendrán que aparecer en algún punto.

79
Blaine L. Pardoe Capítulo 13 Justin_Xiang

Luego vio al Teniente Fisk bajo la luz que venía desde la presentación holográfica de Thorin:

—Señor, nuestras tropas han suprimido con éxito las demostraciones y motines. En su mayor parte,
Ciudad Ecol está tranquila, y las otras zonas urbanas informan de situaciones similares.

—¿Ha desplegado patrullas en busca de la Milicia?

—Sí, señor —dijo Fisk resueltamente—. Les encontraremos.

Blucher se permitió soltar una ligera risita:

—Eso es altamente improbable, Teniente.

—¿Señor?

—No vamos a encontrar a Archer Christifori hasta que él quiera que lo hagamos; y entonces, será
según sus condiciones.

—¿Por qué dice eso, señor? —Fisk parecía poco convencido.

—Simple. Si quería luchar con nosotros, ¿qué mejor momento que cuando las calles estaban en pleno
caos? No lo hizo. Eso debe significar que planea usar una guerra de guerrillas contra nosotros.

—Lo aplastaremos, señor —dijo Fisk con verdadero entusiasmo. Varios miembros del personal de
comunicaciones se giraron y realizaron asentimientos alentadores, todos confiando en que estaban
preparados para cumplir con la tarea.

—Este no es el tipo de guerra para el que hemos sido entrenados. Tenemos que volver a pensar
nuestra forma de luchar, cambiar nuestras tácticas —dijo Blucher. El sabía que el exceso de confianza no
podía parar un misil que estaba en camino.

—Sin embargo, nuestros decisivos movimientos y nuestra exhibición de fuerza al sofocar los motines
ya están dando resultados, señor —dijo Fisk—. Uno de los miembros de la Milicia, un tal Teniente
Sherwood, ha llegado a nosotros. Usted le recuerda. Sirvió de enlace en algunos de los planes
preliminares de fusión con la Milicia. Aparentemente Christifori no confiaba en él y le envió a algún
servicio inútil para mantenerle en la inopia respecto de lo que llevaba a cabo el resto de la Milicia.

Quizás algo iba bien por una vez, pensó Blucher:

—Este Sherwood, ¿tiene alguna información que pueda ser útil?

—Lo único que sabe seguro es que Archer envió otros tres soldados a una misión en el continente
sureño para localizar nuevas bases de operaciones, según parece con fines de entrenamiento. Creo que
podemos suponer que Christifori planeaba establecer bases en el sur.

—Quiero que dé ordenes de encontrar a esos soldados. Si podemos localizarlos e interrogarlos, tal vez
puedan decirnos más cosas sobre los planes de Christifori.

—Las órdenes ya han sido dadas, señor —dijo Fisk lleno de confianza—. Y recomendaría que se
reuniese con el Teniente Sherwood. Estoy seguro de que podemos lograr más cosas de él.

—Bien —dijo Blucher, apoyándose sobre su bastón para desviar el peso de su pierna herida. Iba a
necesitar toda la ayuda que pudiese obtener.

80
LA FORJA DE UN HÉROE

14

⎯¿Cómo describirías la llamada de Victor Davion a los soldados para que se unan su
causa, Andy?

⎯En una palabra, Phil: desesperada.

⎯¿Piensas que se va a quedar aislado?

⎯En primer lugar, la citada evidencia podía haber sido adulterada. Enfrentémoslo, es
más probable que esté intentando asegurarse un pequeño reino para él mismo. Si eso supone la
muerte de unos pocos miles de inocentes, bien, todos conocemos las reputación de Victor.

⎯Holoclip de Declaraciones y contra-declaraciones, Compañía Emisora de Donegal, Alianza


Lirana, 12 de diciembre de 3062.

Poblado de Louisa, Thorin


Provincia de Skye
Alianza Lirana
15 de diciembre de 3062

El poblado costero de Louisa era una pequeña ciudad industrial a casi trescientos kilómetros al
noroeste de Ciudad Ecol. Las dos fábricas de la ciudad producían acero y placas de circuitos para
procesadores. Todo el mundo en Louisa o trabajaba en una de las fábricas o, simplemente, pasaba por allí
en su camino hacia un sitio más agradable. Una débil neblina se elevaba de la planta de fabricación de
procesadores y se amontonaba en los cercanos bosques y colinas, dando a los visitantes un olorcillo del
lugar diez kilómetros antes de llegar allí.

Una vez que llegaron, Archer y Katya no tuvieron que buscar muy lejos para encontrar “El
Gaitero”, la taberna local donde se había acordado celebrar la reunión. Si el aire exterior tenía un olor
propio, el del interior del bar podía haber sido el de cualquiera de las docenas de lugares similares que
Archer había conocido en sus viajes a lo largo de la Esfera Interior y más allá. Las luces amarillentas, el
rumor de la conversación, el aroma de la cerveza rancia, el whisky, el sudor y el humo eran tan familiares
que casi resultaban reconfortantes.

El camarero parecía conocer por qué estaban allí. Susurró algo a Katya y señaló una puerta
camuflada en la parte trasera del escasamente iluminado bar. A Archer le picaban los ojos a causa del
humo de cigarro y de tabaco de pipa, mientras Katya y él se dirigían hacia la puerta. Esta se abría en una
habitación donde cinco hombres y una mujer estaban reunidos alrededor de una estropeada mesa. Todos
levantaron la vista cuando Archer y Katya entraron y cerraron la puerta a sus espaldas. La pequeña sala
estaba iluminada más brillantemente que el bar.

Acordar esta reunión había llevado varios días y cierto grado de riesgo. Como medida de
seguridad, Archer solo llevaba una pistola ⎯una pistola y una lanza de BattleMechs que estaba oculta
fuera de la ciudad, desplegados en el modo de baja energía solo por si aparecían los Guardias Arcturianos.
Empero, no estaba demasiado preocupado. El y Katya habían tomado precauciones para asegurarse de
que nadie los había rastreado hasta aquí. No obstante, era mejor ser precavidos.

Se acercaron a dos sillas vacías. Nadie dijo nada durante un minuto completo mientras se
observaban unos a otros, catalogándose todos entre sí.

81
Blaine L. Pardoe Capítulo 14 Justin_Xiang

Katya rompió el silencio:

⎯Quiero agradecerles a todos que hayan venido esta noche.

Uno de los hombres sonrió nerviosamente y tendió su mano a Archer:

⎯Soy Martin Fox de Nueva Poughkeepsie. ⎯Archer le dio un firme apretón de manos. Mirando
a la siguiente persona, un tipo hispano joven y musculoso, le dio un asentimiento de confianza.

⎯Las Volk ⎯dijo el tipo joven⎯. Así que usted es el héroe de guerra.

Archer levantó las cejas y se encogió de hombros:

⎯Eso fue hace bastante tiempo.

⎯Sí, lo fue ⎯dijo un tipo a su derecha con tono mordaz. Su cara estaba chupada, con una
diabólica barba de chivo y una sonrisa de desprecio en su expresión.

⎯Y ¿usted es?

⎯King. ⎯El tipo volvió a inclinarse sobre su silla y cruzó los brazos.⎯ Rufus King.

⎯No deje que el paso del tiempo le engañe, Rufus ⎯dijo Archer⎯. Todavía puedo cuidar de mi
mismo.

⎯Sí, lo vimos el otro día ⎯dijo la única mujer en la sala. Vestía una chaqueta de piel negra y
pantalones vaqueros⎯. El nombre es Joey-Lynn Fraser. Soy de Ciudad Opal y líder de los Tigres
Blancos.

Archer sabía algo sobre la banda. Los Tigres Blancos habían empezado como una banda criminal
local, luego, de algún modo, se habían convertido en una organización anti Katrina. Si los rumores eran
ciertos, ya habían matado casi a una docena de partidarios de Katrina.

Archer se volvió a sentar en su silla:

⎯Bien, basta ya de introducciones. Todos ustedes saben porqué estamos aquí. Las cosas se han
disparado, y parece que Thorin se dirige hacia una guerra civil.

⎯No gracias a su heroicidad en la capital ⎯comentó secamente King.

⎯Te recuerdo, Rufus, que no eras tan engreído o arrogante cuando llegó y nos sacó de la cárcel
⎯le dijo Katya. King simplemente se sentó, con los brazos aun cruzados y le lanzó una mirada sombría a
ella.

⎯Escuchen ⎯dijo Archer⎯, podemos trabajar por separado o de forma conjunta. Con
franqueza, para tener éxito contra los liranos, necesitamos empezar a coordinar nuestros esfuerzos y
operaciones. Esta reunión es un comienzo.

⎯¿Qué tiene exactamente en mente? ⎯preguntó Las Volk.

⎯Justo ahora, Thorin tiene movimientos de resistencia. Necesitamos cambiar eso para que
Thorin tenga un movimiento organizado de resistencia. De forma más simple, necesitamos cierta
estructura básica, algunas reglas de actuación, compartir logística e inteligencia y planificar la defensa.
Incluso, aun más importante, tenemos que tener una estrategia para enfrentarnos con los Guardias
Arcturianos o cualquier otra de las unidades que puede lanzarnos la Alianza.

⎯¿Usted piensa que traerán refuerzos? ⎯preguntó Fraser mientras se ponía de pie, giraba el
respaldo de la silla y volvía a sentarse, poniendo una pierna a cada lado del estrecho respaldo de la silla.

82
LA FORJA DE UN HÉROE

⎯No se arriesgarían ⎯dijo King.

⎯Realmente, no creo que tengan los recursos, al menos, todavía no. Los Guardias ya están
estacionados en Muphrid y aquí. La mayoría de las otras unidades liranas están desplegadas en unidades
poco numerosas, salvo aquellas posicionadas a lo largo de la frontera con los Halcones de Jade. No somos
el único mundo donde las protestas y la rebelión abierta han aparecido. No sé cuán rápidamente podrían
responder.

Martin Fox se movió nervioso en su asiento, mientras en su frente se formaban gotas de sudor:

⎯De acuerdo, háblenos de la estrategia, como dice usted.

Archer miró a Katya, luego de nuevo a todo el grupo:

⎯Nuestra meta debe ser simple: expulsar la presencia de la Alianza de Thorin. Para hacer eso,
necesitamos asegurar que nuestra estrategia alcance varios objetivos. Uno, necesitamos el apoyo de la
población local. Eso significa que no podemos realizar ataques terroristas en los que mueran civiles.

⎯¿Qué pasa con los civiles que apoyan a los liranos? ⎯preguntó King. Algo en su voz dijo a
Archer que tenía a individuos específicos en mente, incluyendo el modo en que quería tratarlos. Algo,
también, le dijo que no era algo agradable.

⎯Estamos aquí para liberar a esta gente, no para dañarlos. En segundo lugar, necesitamos hacer
de Thorin un lugar enormemente incomodo para los Guardias Arcturianos. Estos hombres y mujeres son
soldados y, en su mayor parte, solo siguen ordenes. Matarles solo les daría más motivos para devolver el
golpe. Necesitamos encontrar formas para volverlos paranoicos, temerosos y ponerlos tensos; pero no los
mataremos a menos que no tengamos, en absoluto, otra posibilidad.

⎯Usted tiene todo ese poder de fuego de su Milicia, ¿por qué simplemente no agotarlos? Una
gran batalla y una explosión. Adiós liranos ⎯dijo Volk, abriendo las manos en el aire para simular una
explosión.

Archer movió la cabeza:

⎯Es tentador, pero usted debe recordar que el Decimoquinto no es una unidad novata. Son
tropas de primera línea con mejores clases de ’Mechs de los que tenemos nosotros, así como mayores
reservas de suministros. No descarto una batalla campal con ellos, pero no en este momento. Tienen las
de ganar; y, si perdemos, se perderá todo Thorin. La clave es desgastarlos hasta que podamos estar
seguros de la victoria.

⎯¿Por qué perdonar a los soldados? ⎯preguntó Joey-Lynn.⎯ Los podemos matar con bastante
facilidad. Pequeñas trampas, algunas bombas, reducirles poco a poco.

⎯Matarles solo aumentará su resolución. Miren lo que pasó con el ataque con bomba que hirió a
Blucher. Esto nos salió por la culata y condujo a un castigo de terroristas sospechosos. Algunos de
ustedes fueron arrestados, ¿verdad? Tenemos que evitar proporcionar a Blucher cualquier cosa que pueda
usar contra la población local.

La mención de la bomba pareció estimular a Fox:

⎯Hablábamos de eso antes de que ustedes dos llegasen. Nadie de nosotros hizo eso. Eso le deja
a usted.

Archer estaba sorprendido:

⎯Suponía que uno de ustedes lo hizo. ⎯Miró a Katya, que simplemente se encogió de hombros.
Uno a uno los demás movieron las cabezas. Rufus King se acarició la barba de chivo y sonrió con una
sonrisa de dientes amarillos.⎯ Sospecho que alguien odia a los liranos tanto como nosotros, y que
simplemente aun no lo hemos encontrado.

83
Blaine L. Pardoe Capítulo 14 Justin_Xiang

⎯O ⎯dijo Katya⎯, no fue alguien de Thorin.

⎯¿Qué quiere decir? ⎯preguntó Volk.

⎯Quizás fue alguien de dentro de sus filas. Alguien que quería inflamar la situación.

Archer movió la mano para cortar la conversación:

⎯Basta de especulaciones. Por ahora, diremos que es un misterio. Necesitamos seguir


moviéndonos. Me he tomado la libertad de hacer que Katya preparase ciertos equipos para ustedes. Se
detallan las palabras claves, como comunicarnos unos con otros, etc. Trabajaremos con un sistema de
células; de modo que nadie pueda exponer totalmente o dañar toda la operación. Su punto de contacto
conmigo será a través de Katya. Ella manejará sus solicitudes de suministros así como la asignaciones
operativas.

Katya sacó los equipos, que constaban de discos de datos y unas pocas hojas de papel.

Rufus se levantó de la silla:

⎯¿Nos da asignaciones?

Archer asintió. Había supuesto algún tipo de resistencia:

⎯En términos generales, necesitamos cambiar el modo en que actuamos. No más acciones
independientes. Si usted quiere acometer una operación, solicítelo. De otro modo, planificaremos las
iniciativas, y ustedes, amigos, prepararán y ejecutarán las tácticas. Si no seguimos el plan, nos
arriesgamos a ser derrotados poco a poco o a ser dirigidos unos contra otros. Unificados, tenemos una
gran posibilidad de ganar. Si no actuamos juntos, dudo que jamas seamos capaces de derrotar a los
Guardias.

⎯¿Algunas ideas para el futuro próximo? ⎯preguntó Joey-Lynn, pareciendo intrigada respecto
de la dirección en que Archer intentaba conducirles.

⎯De hecho tengo varias. Primero, necesitamos infligir un poco de daño a algunas de las
patrullas de Blucher, solo para mantenerlos en estado de alerta. Luego, creo que debemos hacer un
ejercicio entre nosotros mismos. Será nuestra primera prueba de trabajo conjunto; y existe un papel para
cada una de nuestras organizaciones.

Martin Fox dejó caer su equipo sobre la mesa:

⎯Vale, hagámoslo.

⎯Primero una pequeña trampa, con su ayuda, Martin. Luego, jugamos con el GHP de Ciudad
Ecol.

⎯La trampa la entiendo. Pero dispare a un GHP y toda ComStar estará encima de nosotros como
moscas sobre un pastel ⎯dijo King.

⎯Lo sé. No vamos a disparar al GHP, sino a los alimentadores de energía del suministro de
energía de la ciudad. Eso no viola los términos del acuerdo planetario con ComStar, pero, de forma
efectiva, desmonta el GHP durante varios días. También cuento con algo de negligencia, ya que Victor
Davion está al mando de los ComGuardias.

⎯Sin ofender, Christifori, pero ¿y eso qué? ⎯dijo Volk, mirando perplejo⎯. ¿Qué tiene de
bueno golpear un GHP?

⎯Blucher es un comandante militar con dos mundos bajo su jurisdicción en este momento.
Corta las comunicaciones con otros mundos durante un tiempo y provocas una sensación de miedo en

84
LA FORJA DE UN HÉROE

ellos. Pueden suponer que coordinamos nuestros esfuerzos contra ellos en Muphrid. O que planeamos
golpearles aquí y evitar que llamen a los refuerzos. En cualquier caso, Blucher tiene que desplegar las
tropas, recorriendo las calles y en tensión durante muchas horas de servicio. No sucede nada, pero notan
la tensión y el esfuerzo. Aun mejor, eso da cierta cobertura de prensa y atrae cierta atención hacia nuestra
causa. Junto con la trampa que Katya ha preparado, obtenemos el apoyo de la población local e infligimos
cierto grado de paranoia a los Guardias Arcturianos. ⎯Pudo ver que la idea atraía a todos, salvo a Rufus
King.

Quien habló de forma inmediata:

⎯Así que, a parte de estas pequeñas misiones irritantes, ¿usted espera que aceptemos sus
ordenes?

⎯Yo lo expresaría con otras palabras, pero esa es la esencia. También recopilarán información
que llegará a través de Katya. Pero, en última instancia, desde su perspectiva, sí, aceptaran mis ordenes.

⎯Bien, ¿quién lo pone al mando? Piensa que simplemente porque es un guerrero de fin de
semana ¿vamos a caer rendidos de forma automática? Cada uno de los que estamos en esta mesa tiene sus
propios seguidores. No tiene ninguna prueba de que trabajando solos, no tendremos éxito.

Archer exhaló un breve suspiro. Dejó que sus ojos se encontrasen con los de todos los demás, de
uno en uno, a medida que hablaba:

⎯No tienen que seguirme, eso es cierto. No voy a obligarme a seguirles a ustedes. ¿Por qué
debo hacerlo? Soy el único de esta mesa que puede desplegar un batallón de soldados.

>>La verdad del asunto es que esto no tiene nada que ver con que sea el jefe de la Milicia de
Thorin. Lo que importa es que soy el único que ha servido en el ejercito de la ManFed. Sé como han sido
entrenados los Guardias, lo que me permite predecir bastante acertadamente como pueden reaccionar. Sé
donde son débiles, y sé como aprovechar eso. Y además, soy el único de ustedes, salvo Katya, que jamas
ha visto un combate real. Por último, tengo experiencia tratando con Blucher.

>>Si no quiere que dirija esto, muéstreme alguien que esté mejor cualificado, y estaré encantado
de someterme e él o a ella.

Después de solo un breve silencio, todos y cada uno de los líderes rebeldes asintieron o
mostraron su acuerdo de forma verbal. El último en capitular fue King, aunque Archer no creía poder
estar jamás completamente seguro del compromiso del tipo. Después de otra hora de discusión, él y Katya
se fueron en un pequeño transporte aerodeslizado, tomando una solitaria carretera a través del oscuro
bosque.

⎯¿Qué piensas? ⎯preguntó ella mientras él maniobraba con el coche aerodeslizado por la
estrecha vereda.

⎯Son toscos, aficionados. Y vamos a tener que mantener un ojo vigilante sobre King.

⎯¿Crees que podemos lograr que funcione?

Archer sonrió:

⎯Olvidas, Katya, que no tenemos elección. ⎯Y no la tenían.

85
Blaine L. Pardoe Capítulo 15 Justin_Xiang

15

La guerra abierta se ha producido entre fuerzas davionesas y fuerzas pro Steiner,


sobretodo en mundos donde soldados de ambos lados estaban estacionados juntos. Se confirman
enfrentamientos en Kathil, Nueva Aragon, Coventry, Nanking, Kikuyu, Demeter, Algol, Benet
III, Brockway, Bromhead, Fuerte Louden, Rasalgethi y Thorin. Mientras tanto, la Arcontesa ha
emitido este mensaje para su pueblo:

—Mi hermano declara que soy inepta para el trono, aunque ¿cuánta sangre inocente más
derramará tratando de quitarme del mismo? ¿Es este el tan cacareado camino del guerrero?
¿Sirve esto al pueblo que proclama querer salvar? Mis fuerzas lucharan si son provocadas, pero
lo único que quiero para mi pueblo es la paz.

⎯Informe de El mundo desde el subsuelo, emisora pirata, Thorin, 10 de diciembre de 3062.

Valle del Río Gauley, Thorin


Provincia de Skye
Alianza Lirana
23 de diciembre de 3062

A unos cuarenta kilómetros al norte de Ciudad Ecol estaba el Lago Gauley, un enorme embalse
construido hacia siglos para abastecer el suministro de agua potable de la capital del planeta. El agua del
Río Gauley era contenida por un dique y el embalse suministraba agua de sobra para la ciudad. Durante la
primavera y finales del verano, el agua era drenada para mantener la integridad de la presa.

En la base de la presa había cinco enormes zanjas de drenaje. La cercana sala de control podía
abrir el flujo hasta un máximo de 48.000 pies cúbicos de agua por segundo; convirtiendo el Río Gauley,
normalmente un tranquilo riachuelo de pesca, en un violento torrente con rápidos de clase V o VI. A
algunos de los habitantes de la localidad les gustaba montar en canoas a lo largo de las aguas bravas1
cuando las compuertas de la esclusa se abrían; pero durante la mayoría del tiempo la zona estaba desierta.

Era la época tranquila del río, y las escarpadas formaciones rocosas que asomaban a cada lado lo
hacían una carretera perfecta para mover los BattleMechs y apartarlos de los ojos de los curiosos. Archer
lo había planeado de ese modo. Usando las pocas veredas que permitían bajar a las poco profundas aguas
del río, podía moverse hacia el norte y hacia el sur más allá de la ciudad, salir con rapidez a las calzadas,
golpear al Decimoquinto de Guardias y retirarse a un lugar donde los sensores se verían entorpecidos.

A una docena, más o menos, de kilómetros al oeste del río había una vía publica principal que
corría a lo largo de las cadenas montañosas de vuelta a Ciudad Ecol, que conectaba la capital con otra
ciudad industrial, Kendal. Los Guardias Arcturianos habían estado usando la carretera para patrullar entre
las dos ciudades; era la única calzada importante que las unía. Buscaban señales de la presencia de Archer
y su gente. Hoy, las encontrarían.

Archer detuvo su Penetrator en un alféizar de roca plana por encima de la orilla oriental del río.
Desde allí, tenía una perfecta posición de disparo, ligeramente angulada hacia abajo, sobre el sendero que
subía hacia la orilla occidental. Miró al río, que no tenía más de un metro de profundidad y se movía con
lentitud, y recordó la excitación de bajarlo haciendo rafting cuando las compuertas se abrían. Fue unos
años atrás, hacia bastante tiempo. También había estado Andrea, con algunos de sus amigos. El había sido

1
La celebre actividad de hacer “rafting” en las aguas bravas de los ríos llenos de rápidos (N. del T.)

86
LA FORJA DE UN HÉROE

un poco chulo en esa ocasión, intentando impresionar a las chicas. No había funcionado, pero este día la
excursión resultaba un recuerdo cariñoso.

Era el momento de nuevos recuerdos, se dijo a sí mismo mientras cambiaba a la frecuencia de


mando y ordenaba a la lanza ligera de ’Mechs que se moviese hacia delante:

—La sincronización lo es todo, gente —dijo.

En el papel de cebo estaba Kane Livernois en su Stealth, recientemente repintado de marrones y


verdes forestales. Kane todavía no estaba totalmente seguro en su posición como líder de lanza, pero
Archer veía su potencial. En última instancia, esta operación le diría si tenía el aplomo para el mando bajo
condiciones de batalla reales.

—Recuerden, una vez que dé la señal, deben estar fuera de la zona —dijo—. Capten su atención
y atráiganlos hacia aquí tan rápido como puedan.

—Copiado, Espectro Uno —replicó Kane mientras chapoteaba a lo largo del poco profundo río y
subía el sinuoso sendero de lodo. Siguiendo al camuflado Stealth estaban un Battle Hawk, enormemente
gastado por la batalla, un Panther, hacía tiempo capturado y repintado, y un Javelin. Archer los observó
avanzar hacia arriba por el sendero, removiendo el polvo mientras desaparecían entre la espesura de
arboles y vegetación. Sus sensores de corto alcance, bloqueados por los sedimentos de hierro en las rocas,
perdieron el rastro de ellos antes de lo esperado.

Mientras la otra lanza bajo su mando se movía hacia las posiciones preestablecidas, Archer echó
una mirada a su alrededor, al vivido verde los arboles y a la forma en que el sol del mediodía centelleaba
sobre el agua. Se sintió relajado, aunque solo durante un momento. Realmente, no se había sentido así
desde la muerte de Andrea. Cada momento desde entonces había estado centrado en algún problema, en
algún objetivo, en alguna decisión. Ahora estaba extrañamente en paz.

Una voz en el auricular de Archer rompió su ensueño. Era Martin Fox:

—Espectro Uno, aquí Pit Bull. Hemos asegurado la casetilla del perro.

Archer soltó un largo suspiro, diciendo adiós a su momento de paz:

—Comprendido. ¿Alguna dificultad, Pit Bull?

—No. En realidad, parece que hemos encontrado gente que sería feliz de unirse a nosotros.

—Eso es bueno, pero aun necesitaremos inmovilizarlos cuando esto termine. No quiero que los
liranos se vuelvan contra ellos o sus familias.

—Comprendo —respondió la voz distante.

—Atento, Pit Bull —dijo Archer—. Espere mi señal.

No tuvieron mucho que esperar, solo un par de horas. Empezó con un crepitar en el auricular de
Archer, seguido de la voz de Kane Livernois:

—Espectro Nueve a Espectro Uno —dijo, resollando.

—Adelante, Kane —dijo Archer, envolviendo las palancas de mandos con sus manos.

—Encontré a los Guardias, señor. —De fondo había un leve susurro de estática. Archer lo
reconoció inmediatamente. Era el sonido de un CPP descargando cerca de la carlinga de un ’Mech.

—Tire de ellos.

87
Blaine L. Pardoe Capítulo 15 Justin_Xiang

—No creo que eso sea un problema. Estaré a la vista en solo un minuto —dijo Kane—. Tengo
dos lanzas tras de mí. Espectro Diez ha recibido cierto daño.

Archer comprobó sus sensores de largo alcance y captó el parpadeo de la masa de muerte y
destrucción que se aproximaba. El sinuoso y estrecho sendero de montaña jugaría un poco a su favor,
evitando que los Guardias formasen una línea de combate o le flanqueasen. Sería una batalla larga entre el
’Mech de cabeza de ellos y la retaguardia de Livernois.

—Espectro Uno a Dos, Tres y Cuatro. Preparados para el estrangulamiento. Aténganse al plan.
Estamos aquí para servir como fuego de cobertura cuando se acerquen. Contengan el fuego hasta que yo
lo diga —sin excepciones.

Cambiando a los sensores de corto alcance, Archer vio la serpenteante línea de ’Mechs casi al
alcance de su vista. La partida sería igualada, salvo por la sorpresa que tenía preparada. Había esperado
solo una lanza de Guardias, pero la patrulla constaba de ocho ’Mechs en lugar de cuatro. Blucher debía
tener a las patrullas muy cercas unas de otras.

Levantando la vista, vio su lanza de ’Mechs acercarse por el sendero en una carrera perezosa; los
rayos de láser carmesí clavándose en su retaguardia a medida que descendían hacia la cama del río. El
humo salía del Battle Hawk de Harry “Ojo de Halcón” Hogan, y las piernas y brazos del Panther del
Alférez Grath estaban ahora chamuscados y negros y su lateral izquierdo casi desnudo de blindaje.

Los Guardias Arcturianos llegaron a la vista, moviéndose en una fila única y conducidos por un
Nightsky, verde y gris, que bombardeaba con su láser de pulso pesado al Battle Hawk de Hogan. Los
rayos esmeraldas de luz fallaron de lejos, haciendo estallar las rocas, que revestían el sendero, en nubes
de polvo gris. Archer sabía que su lanza de mando podía golpear sobre ellos desde donde estaba, pero
contuvo el fuego. Ocultos entre las rocas, permanecerían escondidos hasta el momento preciso —a menos
que fuese localizados de forma visual o detectados de forma directa.

—Espectro Uno a Pit Bull —dijo con calma, mientras Hogan giraba el torso y contestaba el
fuego de los Guardias que avanzaban. Envió un dúo de misiles de corto alcance más allá del Nightsky y
sobre un Cicada que estaba en segunda línea, desgarrando el blindaje sobre su rodilla izquierda.

—Adelante, señor —devolvió la voz de Martin Fox.

—Tire del tapón.

—Copiado, Espectro.

Livernois detuvo su Stealth en medio del cauce del río y se giró, liberando los dos afustes de
misiles de corto alcance, uno de dos y otro de seis. Los misiles serpentearon hacia el cielo y dieron en el
Blackjack verde oscuro, provocando pequeños agujeros. Kane activó su cohetes de salto y se alejó
saltando tan pronto como los misiles dieron en el blanco, elevándose por encima del nivel de la posición
de Archer pero más allá corriente abajo.

El Nightsky se movió hacia la orilla del río y disparó sobre el Javelin de la Cabo Jillian Shantea.
El par de láseres de pulso medios impactó en ambas piernas del ’Mech más pequeño, haciendo pedazos el
blindaje a medida que se desprendían placas protectoras. El Javelin pareció vibrar bajo los impactos, pero
Jillian logró mantener el equilibrio y empezó a subir el sendero por el lado del río en que estaba Archer.
El campo de visión de Archer se oscureció cuando el Panther del Alférez Grath, con las heridas más
recientes aun echando humo blanco, se elevó sobre sus cohetes hasta un pequeño alféizar justo debajo de
la posición de Archer.

Los Guardias debían haberlos detectado. Una lanza permanecía justo por encima de la orilla del
río, mientras el resto formaba una línea de batalla en medio del poco profundo río. El vapor se levantaba
alrededor de los pies del Blackjack mientras soltaba sus láseres pesados en el Stealth de Kane, dejando
escapar el calor en el agua fría.

Archer comprobó el cronómetro en el monitor de su cabina y apuntó sus armas a un robusto Flashman,
uno de los ’Mechs situados en el terreno más elevado, justo por encima de la orilla del río.

88
LA FORJA DE UN HÉROE

—A todos los Espectros —dijo—, concentren el fuego en los de terreno elevado y prepárense
para aguantar.

Su objetivo disparó sobre el Panther de Grath justo un milisegundo antes de que Archer tuviese
un blanco de sus armas. El Flashman, un combatiente mortalmente armado con más láseres que un
pelotón de blindados, había disparado tres láseres pesados y tres medios. En consonancia con su nombre2,
el ’Mech iluminó el aire con brillantes rayos rojo cereza. El Panther de Grath giró, se contorsionó y cayó
en un remolino de luz láser. Una ráfaga de disparos de cañón automático de uno de los muchachos de
Archer falló el blanco, haciendo estallar los rocas que rodeaban los pies de un War Dog lirano que estaba
devolviendo el fuego.

Archer disparó sus propios láseres pesados; los rayos escarlatas se clavaron profundamente en la
pierna derecha del Flashman, deslizando blindaje con una ligera detonación que reverberó en los
estrechos confines del barranco. De repente, llegó un rugido, un sonido en algún lugar entre el de los
misiles lanzados y una tormenta de verano. Débil al comienzo, se hizo más fuerte, más dominante,
arrollador. Durante cinco segundos enteros, no hubo disparos ni lucha, mientras cada MechWarrior
escuchaba el creciente sonido.

Con casi seis metros de altura, llegó el muro de agua, una enorme y espumosa ola de
destrucción. En algún sitio seis kilómetros cauce arriba, Martin Fox, y su equipo Pit Bull, había abierto
las compuertas del dique. En un instante el riachuelo poco profundo se había convertido en un rugiente
torrente —una sólida losa de agua aullando como un animal.

Los Guardias Arcturianos solo tuvieron dos segundos de tiempo de reacción mientras el río
corría hacia ellos. Los ’Mechs de avanzada intentaron salir corriendo, pero el río giraba abruptamente
solo medio kilometro cauce abajo y las dispares rocas evitaban una carrera a todo pastilla. Ni siquiera eso
hubiese ayudado. El Flashman y los ’Mechs de la orilla trataron de volver a retirarse por el mismo
sendero que les había llevado hacia abajo.

—¡Sigan disparando! —ordenó Archer y disparó su segundo circuito entrelazado de blancos


(CEB) sobre el Flashman, mientras su piloto intentaba salvarse de la salvaje arremetida del río. La
mayoría del disparo de láser de Archer falló, pero impactó lo bastante para añadirlo a la confusión.
Luego, un BattleMech solitario, el Nightsky, salió de las agitadas aguas bravas y subió sobre una roca
plana, desde donde, luego, siguió subiendo sobre sus cohetes de salto. Osciló como si estuviera borracho
en el aire, luego aterrizó con un fuerte estrépito sobre la orilla, con las piernas en el río y el resto de su
maltratada masa sobre las desiguales rocas. El rugiente caudal de agua había consumido a sus tres
camaradas mientras trataban de huir cauce abajo.

Un BattleMech arcturiano, un Hatchetman, aun se mantenía erguido sobre el sendero. El piloto


disparó su cañón automático, golpeando al Penetrator de Archer en el pecho y desprendiendo con la
explosión varias toneladas de blindaje protector. El Penetrator se tambaleó bajo el asalto, pero Archer
resistió y mantuvo el ’Mech de pie. Estaba a punto de cambiar de objetivo cuando vio que la mayoría de
los Espectros de su orilla había devuelto el fuego. Como si fuese una diana, el Hatchetman fue golpeado
por no menos de cinco andanadas diferentes. Se derrumbó en una nube de humo gris y negro mientras el
Flashman y un ágil Dervish se batieron en una apresurada retirada más allá del caído ’Mech, dándole por
muerto.

El Nightsky se levantó poco a poco hasta estar de pie, encendió los cohetes de nuevo y realizó un
escorado aterrizaje en el sendero justo más allá de las llamas y del humo del Hatchetman que ardía como
una hoguera. Alguien del lado del río de Archer disparó un láser pesado que impactó al Nightsky justo
cuando se giraba para huir, extendiendo muchas placas de blindaje mientras se clavaba bien profundo. El
BattleMech de los Guardias se tambaleó, evidentemente sufriendo cierto daño interno que, con bastante
probabilidad, era en el giroscopio dado el modo en que se bamboleaba y luchaba por mantener el
equilibrio. Su pie se desmoronó en nada sobre el rocoso sendero; luego, el ’Mech se deslizó hacia abajo
por las dentadas rocas a lo largo del furioso río, perdiendo placas de blindaje con cada demoledor metro
que caía.

2
El significado de Flashman sería hombre centella o destello (N. del T.)

89
Blaine L. Pardoe Capítulo 15 Justin_Xiang

Luego, de forma repentina, todo acabó. Tres de los Guardias habían logrado huir de la escena. El resto
estaban o bien dañados por los disparos o perdidos en el río. Las agitadas aguas bravas seguían
rompiendo sobre las rocas, impasibles ante el daño que habían causado. Archer vio la forma verde y
amarilla del Cicada de los Guardias justo delante del recodo de la vía fluvial, presionado por la aplastante
fuerza del río contra un enorme canto rodado, incapaz de moverse. Los otros estaban bien bajo el agua o
intentando abrirse paso hasta la superficie en algún sitio cauce abajo.

—Comiencen las operaciones de rescate y recuperación —ordenó Archer—. Pit Bull, amarre a
nuestros amigos, dele las gracias, ponga de nuevo el tapón y salga de ahí.

El Coronel Blucher se acercó a los calcinados restos del Hatchetman de la Suboficial Mayor
Mary Jane Grand que yacía sobre el sendero. El humo aún se alzaba desde la zona de impacto que una
vez había sido un BattleMech. El brazo del ’Mech, roto en el hombro, yacía cerca, el hacha característica
aun en la mano. El nauseabundo olor dulce del refrigerante y los haces de miomero quemados llenaba el
aire. Debajo de él, el nivel del torrencial río empezaba a descender. Había enviado tropas al centro de
control y habían rescatado a los dos trabajadores, atados, que allí estaban.

Esto no era bueno. Había perdido cinco BattleMechs, contando el destruido Hatchetman. Y de
sus examen del río desde este punto cauce abajo, era evidente que Christifori no había dejado los ’Mechs
de los Guardias detrás. Había signos de un ’Mech destruido al otro lado del río, pero también había sido
destripado —se habían recuperado las piezas. Christifori había capturado los ’Mechs de Blucher junto con
su MechWarriors.

Blucher ordenó a sus cazas aerospaciales y a otra compañía de BattleMechs en la zona que
intentasen localizar a los rebeldes, pero regresaron con las manos vacías. Miró hacia abajo, al río, y cruzó
los brazos. Sabía que Archer Christifori era un MechWarrior y un jefe magnífico. Thorin, además, era el
planeta natal de Christifori. Conocía el sitio de dentro a fuera, y además la gente le amaba. Además,
luchaba por una causa, y eso solo lo hacía un enemigo peligroso y, de algún modo, impredecible. Peor
aún, esta pérdida no sería buena para la moral de las propias tropas de Blucher.

El error que había cometido hoy era permitir ser conducido a luchar según los términos de
Christifori; pero esto solo era el comienzo. Finalmente, pondría el dedo en la base de operaciones de los
rebeldes y les lanzaría el poder completo de su batallón. Mirando hacia abajo, a los restos del Hatchetman
sobre el suelo, prometió, en silencio, no cometer el mismo error de nuevo. Antes o después, prometió en
silencio a Christifori, lucharemos bajos mis términos.

* * *

Cuando Archer y su fuerza regresaron a la base, eso provocó un tumulto de regocijo. Su lanza de
mando patrullaría la zona, por si los Guardias habían, de algún modo, captado su rastro. Dudaba que lo
hubiesen hecho, pero la infantería y esa lanza serían más que suficiente para mantenerlos a raya hasta que
llegasen refuerzos.

Todo el mundo agitaba los sombreros en su manos, y todo lo que podían coger a medida que su
pequeña fuerza entraba en lo que había sido la plaza principal de la universidad, siglos atrás. Los Prime
Movers que entraban detrás de su Penetrator llevaban el material recuperado, incluyendo lo que quedaba
del Panther de Grath. Grath había sufrido una quemadura grave y era llevado al hospital de campo
provisional. Archer detuvo su ’Mech, desconectó el reactor de fusión en el botón de debajo de la consola
de mando y, con un ruido seco, abrió la escotilla para bajar al suelo.

Cuando llegó allí, Katya y varios más corrieron hacia él, dándole rápidos saludos y alegres
sonrisas.

—¿Alguna señal de los Guardias Arcturianos? —le preguntó a ella.

90
LA FORJA DE UN HÉROE

—Nuestras cámaras remotas en el valle del río los muestran aún allí, haciendo las evaluaciones
de daño posteriores a la batalla y registrando la zona intentando localizarnos —dijo ella, comprobando su
portátil—. Los equipos de infantería que colocamos en las montañas hicieron un buen trabajo al oscurecer
el rastreo visual. Pit Bull y su gente también salió.

—¿Y la grabación de la cámara de batalla? —preguntó el, desabrochándose el traje refrigerante.


Estaba empapado en sudor, y el frío aire del bosque provocó un temblor a lo largo de su cuerpo.

—Pondré a los techs a editarla y mezclarla con parte de las grabaciones obtenidas mediante las
cámaras remotas. La pasaremos de contrabando en Ciudad Ecol en algún momento por la mañana, y
mañana todos sabrán lo que hemos hecho.

—Quiero que saques una copia comprimida de la grabación y la envíes a alguno de mis
contactos en Muphrid también. Al menos servirá para levantarles la moral. Quien sabe, ¿tal vez podamos
darle a Blucher otra patata caliente en algún sitio además de en Thorin?

—De acuerdo —dijo ella—. ¿Qué pasa con la siguiente fase de la operación?

—Si los Guardias siguen el procedimiento normal, estarán registrando la zona cercana al río
durante el próximo día, más o menos, intentando localizarnos. Blucher estará obligado a sacar los ’Mechs
de las rutas de patrulla normal para echar una mano. Eso debería hacer más fácil para Joey-Lynn poner a
su equipo en posición para hacer su trabajo.

—Ciudad Ecol no es el territorio habitual de ella —le recordó Katya, expresando una cuestión
que ya había aparecido varias veces.

—Pero tiene el suficiente desparpajo callejero para hacer esto. Envíales nota en la siguiente hora
de que deben proceder a su antojo tan pronto como salga mi mensaje en dirección a Muphrid. —Fraser le
daría a Blucher algo más de que preocuparse.

Las Volk y su gente habían trabajado con Fox para descubrir un modo de superar, también, los
problemas con el satélite. Todo lo que Archer tenía que lograr es que los Guardias no encontrasen su
fuerza.

Katya acabó de tomar nota y, luego, dobló la cubierta del ordenador portátil:

—Y, señor, creo que las felicitaciones son apropiadas.

—Sí, lo son, pero no para mí —dijo él—. Envía un mensaje de gracias al equipo Pit Bull, y
asegúrate de que nuestra gente sepa que fue un trabajo bien hecho.

—¿Qué pasa contigo, Archer? Eres el comandante. —Un leve rubor iluminó las mejillas de
Katya.

El movió la cabeza dos veces:

—Solo soy un hombre con un latón sobre los hombros. Esa gente hizo todo el trabajo. —Miró a
su alrededor, luego abarcó toda la escena ajetreada con el movimiento de un brazo. Incluso en medio del
regocijo, tanto MechWarriors como técnicos ya empezaba la tarea de reparar y reconstruir los
BattleMechs dañados.

91
Blaine L. Pardoe Capítulo 16 Justin_Xiang

16

Como hemos ido informando durante los últimos días, parece que la guerra está, una
vez más, a punto de prender dentro de la Mancomunidad Federada. Los mensajes iniciales sobre
la muerte de Arthur Steiner-Davion informaban que su muerte había sido perpetrada por asesinos
del Condominio, lo que provocó una sucesión de profundas incursiones por parte de regimientos
de la Mancomunidad Federada a lo largo de la frontera con el Condominio. El Capiscol Marcial
Victor Steiner-Davion, con rapidez, rechazó la implicación del Condominio y declaró que tenía
pruebas de que su hermana Katrina era la responsable. Llamó a todas las fuerzas leales para que
se uniesen a él, y parece que lo han hecho. La Arcontesa se refiere a los conflictos que surgen en
muchos mundos de la ManFed como “pequeños incidentes domésticos”. Este periodista, sin
embargo, ha obtenido una grabación exclusiva sacada subrepticiamente de Nanking que muestra
con gran exactitud la gravedad a la que ha llegado el conflicto. Tomen nota, no obstante, de que
esta grabación puede contener escenas demasiado violentas para los espectadores más jóvenes.

⎯Informe de Dwight Lansing, corresponsal principal de la revista de noticias en holovideo El


asunto real, Liga de Mundos Libres, 20 de diciembre de 3062.

Ciudad Ecol, Thorin


Provincia de Skye
Alianza Lirana
26 de diciembre de 3062

⎯¿Cuál es el tiempo estimado para la reparación del daño? ⎯preguntó Blucher mientras
ajustaba el control de la mesa holográfica para aumentar la luz en la sala de mando. El lugar se había
convertido casi en una prisión para él, y su paciencia se hacía cada vez más escasa. Christifori no iba a
darle una oportunidad para hacer lo que mejor sabía hacer: una lucha justa en un campo de batalla abierto.
La debacle en el río había sido una trampa. Peor aún, le había obligado a debilitar la seguridad en la
ciudad.

Y había pagado un alto precio por ello. Tres coches bombas separados habían incapacitado las
subestaciones de energía que alimentaban al GHP planetario, aislando de forma efectiva a Thorin del
resto de la Esfera Interior. Sin el GHP, no había forma de enviar o recibir mensajes desde otros mundos,
lo que significaba que no sabía lo que ocurría en el resto de la Alianza Lirana. También resultaba
imposible contactar con sus otros dos batallones en Muphrid.

Mucho había sucedido en los últimos días, y la situación se había hecho más volátil. Los
disturbios sociales, ahora, habían escalado hasta sublevaciones ante la declaración de Victor de su
intención de deponer a la Arcontesa. Blucher tenía que admirar al tipo como guerrero, pero, a los ojos del
coronel, era más Davion que Steiner. A pesar de las terribles acusaciones, Katrina Steiner era la
Arcontesa, no Victor. Blucher creía que su deber le obligaba a oponerse a los esfuerzos de Victor para
derrocar a la Arcontesa.

⎯Podemos lograrlo, como mucho en dos días, pero, es más probable en tres días más ⎯replicó
con cuidado el Teniente Fisk.

Blucher sabía que eso era demasiado tiempo. Mucho podía ocurrir en tres días. Sus movimientos
iniciales en Muphrid habían sido más decisivos que en Thorin. Había eliminado a la milicia planetaria,
absorbiéndola en los Guardias. Su jefe interino en el planeta, la Kommandant Constance McCoy, había
hecho un trabajo rápido, por iniciativa propia, para asegurarse que los medios de comunicación diesen las
noticias adecuadas.

92
LA FORJA DE UN HÉROE

El no había sido tan afortunado. De alguna forma, Christifori había editado una grabación de la
trampa y la había puesto en manos de los medios de comunicación solo una hora después de que Blucher
hubiese mantenido una rueda de prensa negando el incidente. El resultado fue que había quemado a fondo
su propia credibilidad ante la población local. Peor todavía, Christifori parecía ser un héroe por
enfrentarse al ejercito de la Alianza con un mínimo derramamiento de sangre.

⎯Y ¿qué pasa con los interrogatorios al terrorista capturado? ⎯Durante un ataque a una
subestación, las tropas de Blucher habían logrado aprehender a un terrorista sospechoso. Un miembro de
una banda, nada menos. ¿Estas eran la clase de gente que los rebeldes querían que luchasen por su causa?

⎯Tenemos algunos nombres, incluido el nombre de su líder de célula, una tal Joey-Lynn Fraser.
Ambos son de Ciudad Opal, que está a unas pocas horas de aquí. Vinieron a Ecol solo para ejecutar la
operación.

⎯¿Fue capaz de obtener la localización de la base de Christifori?

⎯No, señor. El no la conocía. Usamos drogas durante el interrogatorio para confirmar la


información que nos dio, pero aun no hemos logrado más detalles. Los rebeldes están organizados por
células, y usted sabe qué difíciles son estas de romper. Conseguimos otros cuatro nombres, y he
contactado con la policía local de Opal, pero aun no ha sido localizado ninguno de los terroristas. Sin
embargo, localizamos la familia de uno de ellos.

⎯¿Los puso bajo custodia? ⎯preguntó Blucher.

⎯Parecía prudente. Puede ayudarnos a hacer que salga al menos uno de ellos ⎯dijo Fisk.

Blucher se frotó la frente:

⎯Había esperado eludir tomar tales acciones, pero no nos dejan elegir.

Otro oficial llegó y entregó a Blucher un informe. Tomó la hoja y la examinó, luego levantó la
vista hacia el oficial:

⎯Teniente Sherwood, usted sirvió con Christifori. ¿Puede decirnos algo que nos sirva de ayuda?

El oficial de cabello rojo movió la cabeza:

⎯No estaba enterado de su detallado plan operativo, pero sé esto: Archer Christifori hace poco
en la vida que no haya planeado o calculado. Si destruyó nuestro GHP, lo hizo por una razón, aunque solo
fuese para acorralarnos contra la pared.

⎯Eso creo yo también ⎯dijo Fisk.

⎯Hemos estado en una fase de alerta total y hemos hecho regresar a nuestras tropas a la ciudad
a causa de los ataques, pero, desde entonces, no hemos visto más acciones de su parte ⎯dijo con calma
Blucher, pensando en voz alta⎯. Lo que significa o que hemos pasado algo por alto o que estamos
haciendo lo que quiere que hagamos. Sabe como estamos entrenados para reaccionar, y, hasta ahora,
hemos sido un juguete en sus manos. Quiero que empiecen de nuevo las patrullas, con patrones estrictos.
Vamos a buscarle.

⎯¿Es eso inteligente? ⎯preguntó Fisk.

Blucher ignoró la pregunta y se giró de nuevo hacia Sherwood:

⎯¿Qué piensa, Teniente?

⎯Bien, señor, Christifori ha estado en el ejercito toda su vida. Si usted juega según las reglas, le
parará siempre. Conoce las reglas. Cojones, estaba allí cuando se escribieron.

93
Blaine L. Pardoe Capítulo 16 Justin_Xiang

Blucher se encontró sonriendo por primera vez en días:

⎯Bien. Saquen las patrullas. Olviden los problemas del GHP y lo que puede estar sucediendo en
el resto de la Esfera Interior. Tenemos una rebelión justo aquí en Thorin y vamos a acabar con ella. ⎯Sus
palabras eran firmes, pero una parte de él esperaba que el resto del Decimoquinto de Guardias
Arcturianos en Muphrid no estuviesen también enfangados haciendo frente a tropas rebeldes.

Archer estaba de pie ante la solapa abierta de la tienda que servía como su cuartel general de
campo y miraba hacia fuera al antiguo patio. Le dolían los músculos, pero el fresco y seco aire era
refrescante. En algún sitio, por encima de él, oyó el aleteo de las alas de un gran pájaro y los suaves
arrullos de otro. La actividad a su alrededor tenía el mismo ambiente pausado: la frase oportuna, la risa
ocasional. Durante un instante, se sintió más como si estuviese en medio de una escena pastoril en lugar
de en una base militar.

Darius Hopkins llegó cuando Archer seguía de pie estirando los brazos y hombros:

⎯¿Cuál es nuestra situación, Darius? ⎯preguntó.

⎯Desearía haber recuperado bastante más de ese Nightsky ⎯se quejó Hopkins.

⎯¿Qué pasa con el material que recuperamos?

⎯El Cicada es funcional, para ser un Cicada. El War Dog sufrió esencialmente daño en el
blindaje, y tenemos el Balckjack operativo, con unas pequeñas modificaciones. Reduje a chatarra el resto,
incluido el Javelin de la Cabo Shantea. Junto con lo que recuperamos de los restos del Hatchetman y del
Panther de Grath, diría que estamos dispuestos.

Archer asintió de forma aprobatoria:

⎯He echado una mirada de comprobación. Uno del grupo de Las Volk solía ser un
MechWarrior. Dale el Cicada.

⎯Buena idea ⎯dijo Hopkins, limpiándose las manos en un trapo que sacó de su bolsillo
trasero⎯. Hablando de extras, hemos enviado los MechWarriors que capturamos al continente sureño.
⎯Hopkins había diseñado un plan para sacarlos, sin ser detectados, en bote, hacia las tierras de cultivo
del sur, donde serían ocultados en una granja propiedad de la familia de Catherine Daniels.

Ambos hombres se giraron para ver como un camión aerodeslizado llegaba al patio abierto, su
sección trasera cargada de suministros bajo una cubierta de plexialquitrán. Katya salió del asiento de
pasajeros y se acercó caminando hacia ellos.

⎯Veo que su viaje por suministros fue bien, Haupt. . . Capitán ⎯Archer no pudo evitar
equivocarse con la nueva estructura de rangos. Iba a llevar cierto tiempo acostumbrarse a ella.

⎯Sin problemas, pero nuestros contactos en la ciudad informan de que Blucher ha ordenado que
las patrullas salgan de nuevo. ⎯Ella parecía preocupada.

Archer estaba algo sorprendido ⎯e impresionado. Felix Blucher no era el tipo de soldado
conocido por luchar con los puños:

⎯Eso es un cambio. Tal vez nuestro coronel aprende a adaptarse.

Katya asintió:

⎯Parece que trata de recuperar la iniciativa. No es tonto, este coronel lirano. Trata de darle la
vuelta a las cosas.

94
LA FORJA DE UN HÉROE

⎯¿Cómo va la Operación Pequeño Juan?

⎯La gente de Volk y de King están listos para la diversión y para el control de la multitud si las
cosas se salen de mano. Nuestros equipos han sido bien informados sobre el plan y han estado
preparándose para ello.

Archer estaba satisfecho con el informe, pero la agitación de la actividad en torno al camión
aerodeslizado le hizo girarse para mirar de nuevo. Seis técnicos estaban sacando un enorme contenedor
que ocupaba la mayoría del lecho del camión:

⎯No recuerdo nada tan grande en la lista de suministros ⎯dijo él.

⎯No estaba en la lista, señor ⎯dijo Katya con una sonrisa⎯. Vino en una nave de carga y
estaba esperando en el espaciopuerto. Quienquiera que lo envió hizo un buen trabajo al comprar a los
inspectores locales de aduanas. No estoy segura de cómo el capitán del transporte logró superar a la gente
de seguridad de Blucher. Mantienen las cosas bastante controladas allí. El armador contactó con alguno
de los locales que conocía a alguna gente que contactó conmigo. Comprobé la carga tres veces para
asegurarme de que no era una trampa. El papeleo venía con esta carta dirigida a usted.

Le entregó un sobre, que estaba dirigido a Archer Christifori con el rango de coronel. Sacó un
pequeño disco de datos y pidió prestado el portátil de Katya para ejecutarlo. Se giró alejándose levemente
para lograr algo de privacidad mientras el portátil leía el disco. El mensaje tardó un minuto en aparecer.

Notó una cálida punzada en las esquinas de sus ojos mientras escuchaba las palabras. No era
tristeza, sino el despertar de un recuerdo cariñoso. Miró hacia Katya y Hopkins y sonrió. Levantó el
portátil y subió el volumen para que pudiesen oír la repetición del mensaje.

La imagen parpadeó durante un momento, luego mostró a un hombre que parecía orgulloso y
regio en un limpio uniforme de paseo. Su cara estaba desgastada más allá de los años, y había cierta pena
en los ojos que Archer comprendía. Su voz, incluso a través del pequeño altavoz del portátil, resonó en el
aire del bosque.

⎯Archer, he recibido noticias sobre la muerte de su hermana y deseo extenderle mis más
sinceras condolencias. También yo he perdido recientemente un hermano querido y conozco la tristeza
que debe estar sintiendo. En muchos aspectos, tenemos que culpar, aunque sea de forma indirecta, a la
misma persona por nuestras pérdidas.

>>Como su anterior oficial al mando, desearía que hubiese más que pudiese hacer para ayudarle,
pero otros asuntos también presionan. Además, diría que tiene la situación en Thorin bastante controlada.

>>Por favor, acepte estas cosas como regalo. Confío en que les dará buen uso.

>>Como rebelde, sería juzgado según los caprichos de las leyes y de los validos de Katrina. El
castigo para los terroristas puede ser la muerte. Sin embargo, le otorgo el nombramiento de coronel de las
Fuerzas Armadas de la Federación de Soles. Su designación regimental es, oficialmente, los Vengadores
de Archer1, el Primer Regimiento de Thorin. Como OM2, usted puede otorgar a su gente nombramientos
y alistamientos completos. De ese modo, si son aprehendidos, tendrán derecho a protección como
prisioneros militares bajo la Convención de Ares en lugar de ser tratados como terroristas. No le coloco
bajo mi mando porque usted no lo ha pedido, pero esto puede otorgarle un poco de paz mental extra.
Espero que lo aceptará.

>>Sé que no había planificado recuperar su vida como guerrero, pero estos son tiempos oscuros y
parece que no hay otro camino de salir salvo luchar. Le ayudaré en cualquier forma que pueda en el
futuro, y estoy seguro de que hará lo mismo por mí.

1
En la traducción al castellano se pierde parte de la simbología original, ya que el nombre de la unidad es
Archer´s Avengers. De ahí la doble A del blasón y la insignia (N. del T.)
2
Siglas de Oficial al Mando, Commanding Officer en el original (N. del T.)

95
Blaine L. Pardoe Capítulo 16 Justin_Xiang

Luego, la imagen desapareció y fue reemplazada por el símbolo del sol llameante y la espada de
la Federación de Soles.

Se produjo un largo silencio antes de que hablase Darius Hopkins:

⎯Cojones, no me lo creo. El mismísimo Príncipe Victor Steiner-Davion.

Archer devolvió el portátil a Katya:

⎯Siempre tuvo cierta tendencia hacia el drama. Ahora, dinos que hay en la caja, Katya.

⎯Minas de explosión hacia arriba, algún material de sensores bastante sofisticado, algunas
cargas configurables, unas pocas unidades portátiles de contramedidas electrónicas y algún tipo de
material de circunvalación de la seguridad que costará bastante comprender.

Archer silbó:

⎯Todo material útil. Escóndanlo. Todavía tenemos trabajo que hacer en la Operación Pequeño
Juan. Diría que tenemos que formular un modo para informar al resto de las tropas que acaban de firmar
con las FAFS.

96
LA FORJA DE UN HÉROE

17

Solo ahora se filtran informes procedentes de Robinson respecto a los ataques no


autorizados contra el Condominio Draconis en revancha por la muerte de Arthur Steiner-Davion.
Se dice que como punta de lanza de la operación se halla el Primero de Rangers de Robinson, el
cual, según parece, ha atacado y tomado el mundo de Proserpina, con la ayuda del Octavo GRC
de los Lanceros de Crucis y el Batallón de Entrenamiento de la Academia de Robinson. Aún no
hay informes confirmatorios de que los mundos del Condominio de Al Na’ir, An Ting y Marduk
también hayan sido atacados.

⎯Informe de El mundo desde el subsuelo , emisora pirata, Thorin, 26 de diciembre de 3062.

Ciudad Ecol, Thorin


Provincia de Skye
Alianza Lirana
28 de diciembre de 3062

El Segundo Banco de Thorin estaba localizado a unas ocho manzanas del fuerte de la Liga
Estelar que los Guardias Arcturianos usaban como base de mando. La mediocre estructura de ladrillo
tenía bastante más de un siglo y estaba situada en la esquina de una calle. Aunque el banco podía ser más
bien mediocre, para Archer y su gente tenía un rasgo destacado único.

Era el banco más cercano al fuerte.

Mientras algunos señalarían que un ejercito funciona en base a su estomago, la verdad es que
sobrevive en base a la paga. Los soldados, como cualquiera que trabaja para otro, esperan el día de paga.
Para las tropas de la Alianza Lirana en Thorin, gozar de las cosas que el dinero podía comprar era parte de
su recompensa por tener que vivir dentro de la olla a presión que los rebeldes habían hecho para ellos.

La economía, legal o sumergida, también se beneficiaba. Muchos MechWarriors y soldados iban


directamente a los negocios locales a gastarse el dinero ganado con el sudor de la frente. El día de paga,
los bares locales estaban llenos, las tiendas de todas clases estaban ocupadas atendiendo a los soldados y,
en general, la economía local se veía estimulada a causa de la afluencia de dinero.

Hoy sería un día diferente.

Para realmente meter las manos en la caja, los Guardias necesitaba acceder a un dispositivo
dispensador de dinero, pero tales comodidades eran raras en el reducido vecindario que rodeaba al fuerte.
Y por ello, los soldados se dirigían derechos al banco más cercano —en este caso, el Segundo Banco de
Thorin. Tirarían de sus fondos y saldrían por la ciudad.

Las patrullas de Blucher habían establecido un cordón en torno al banco, los negocios
colindantes y el fuerte. Era arriesgado cuando su gente se alejaba de la seguridad de la guarnición, pero
no podía mantenerlos perpetuamente encerrados.

En casi todas las esquinas de las calles había una pareja de infantería, equipada con material
pesado y llevando armas voluminosas. En los bordes de la zona había un puñado de vehículos blindados,
tanques ligeros y TPBs, una presencia militar que debía haber sido más que suficiente para rechazar
cualquier ataque de los rebeldes.

97
Blaine L. Pardoe Capítulo 17 Justin_Xiang

Archer y Katya habían pensado mucho para planificar la Operación Pequeño Juan —desde todo
lo necesario para controlar a la muchedumbre hasta la necesaria neutralización de las fuerzas terrestres.
Incluso el nombre había sido elegido de forma cuidadosa, tomándolo de la leyenda de Robin Hood.
Habían dejado poco a la suerte.

Justo ahora Archer estaba estacionado bajo las turbias aguas del Río Gauley, que era todo lo que
podía ver a través de la puerta visual del Penetrator. Había decidido que era la mejor forma de colocar a
su ’Mech en posición, en la ciudad, sin ser descubierto. Navegar los oscuros cauces del río había
resultado difícil, pero lo había hecho. Confiaba en que, como él, Katya y los otros estuviesen también en
posición. Ahora, solo era cuestión de ejecución.

El Coronel Blucher, normalmente, daba permiso solo a un tercio de sus tropas a frecuentar la
zona de seguridad. De este modo, podrían sacar el dinero, acudir a los negocios locales y regresar a la
seguridad del fuerte. Era un procedimiento difícil. Uno que Archer planeaba romper ahora.

Viendo solo a través de los visualizadores digitales iluminados de su carlinga, comprobó sus
sensores de corto alcance y el cronómetro. Si todo iba según lo planeado, la primera fase estaba en
marcha. Había mantenido, en el pasado, sus escasos elementos de cazas aerospaciales en una pista de
aterrizaje escondida hasta ahora. Varios cazas debían estar ya estacionados en la órbita alrededor de
Thorin. Sus objetivos eran los satélites orbitales de inteligencia de Blucher. Su perdida evitaría que
rastrease lo que iba a pasar. Todo lo que Archer tenía que hacer ahora era esperar . . .

Katya Chaffee, vestida como cualquier otro ciudadano medianamente pobre, se movió calle
abajo llevando sus bolsas de comestibles. Andaba arrastrando los pies, tomando nota de los soldados en la
esquina. Uno de ellos acababa de verificar su DI1, que indicaba que ella vivía en el vecindario. Gracias a
la gente de Las Volk, que conocían a algunos de los mejores falsificadores de Thorin.

Ella giró la esquina en la Avenida Euclid, y vio el tanque estacionado allí, un Demon de sesenta
toneladas pintado de camuflaje manchado de verde. Bloqueaba un lado de la calle a lo largo de la acera.
La escotilla superior estaba abierta y su comandante colgaba medio dentro medio fuera, observando a la
muchedumbre con una mirada desinteresada, salvo para una joven dama que caminaba por su campo de
visión.

Katya siguió bajando la calle con parsimonia, dando al vehículo solo una mirada ocasional
mientras se acercaba a éste. El comandante le echó una mirada, pero todo lo que vio fue una mujer de
mediana edad cargada de comestibles, ninguna amenaza para su poderoso tanque. Estaba más interesado
en sus colegas, los soldados de la Alianza, que estaban al final de la calle. Katya se giró sobre sí misma y
también los vio. Iban derechos al banco. Algunos iban juntos riendo, otros, de manera despreocupada,
subían despacio los escalones. No tenían idea de lo que se les venía encima.

Unos pocos pasos más allá del campo de visión del comandante, Katya buscó en una de sus
bolsas y colocó de una palmada un pequeño dispositivo en la parte trasera del Demon mientras pasaba. Su
señal sería localizada desde kilómetros.

Las Volk, vestido con un mono de mantenimiento de Ciudad Ecol y casco, también pasó junto a
dos miembros de la fuerza de seguridad cuando él y uno de los suyos se aproximaron a una de las
entradas a las alcantarillas. Se detuvo para encender la colilla de un cigarrillo y estuvo erguido, de forma
despreocupada, chupándolo durante un breve momento. Luego, usó la vara especial que llevaba para
levantar la tapa de las alcantarillas mientras su compañero señalaba la zona con una cinta de seguridad y
dos conos.

De repente, un soldado se acercó junto a ellos, con el arma levantada:

—¿Qué hacen? —requirió.

1
Siglas de Dispositivo (Documento) de Identificación (N. del T.)

98
LA FORJA DE UN HÉROE

—Mantenimiento de la línea de alcantarillado. El flujo está bajo —replicó Volk, encendiendo


otro cigarrillo y, luego, manoseando en la trasera de su tanque de oxigeno para sacar un trozo de papel
sucio de su bolsillo—. Esta es mi orden de trabajo.

El soldado la miró, luego, a Volk, quien se limpió la nariz con la manga de su mono. El hombre
de infantería se acercó a la caja de herramientas y la pateó con suavidad. Oyó el traqueteo de las
herramientas y notó el considerable peso.

—¿Flujo de alcantarillado? —preguntó, arrugando la nariz y el labio superior al mismo tiempo.

—Sí —replicó Volk con una sonrisa—. Alguien tiene que ajustarlo.

—Mejor usted que yo, colega —dijo el soldado, devolviéndole la orden de trabajo. Luego, se
giró y rápidamente se alejó caminando.

Desde la azotea del edificio del banco, el Sargento Mayor Hopkins y un pelotón de infantería se
apretaban unos contra otros cerca de las unidades de mantenimiento del aire para no ser vistos desde la
otras azoteas. Era uno de los pocos equipos de la operación que vestía con sus uniformes en lugar de
ropas civiles. Estaban unos seis pisos por encima del nivel de la calle y, gracias a las pequeñas cámaras de
vigilancia montadas y que Hopkins controlaba ahora, podía ver que los Guardias entraban en el banco.
Luego, miró a lo largo del tejado y vio que el equipo para bajar por la cuerda estaba en su sitio.
Comprobó su cronometro.

Desde la órbita sobre Thorin, la Teniente Francine Culver captó la señal que venía desde Ciudad
Ecol en sus sensores de largo alcance. El objetivo estaba localizado. Cambió el alcance de bombardeo de
su Lucifer y armó los misiles bomba Arrow IV. Otro objetivo se encendió también e indicó a su
compañero de ala, Andrew Hackley, que planeaba cerca de ella en su Chippewa:

—Drew, prepara las bolas.

—Tomaré la señal bravo, toma tu la alfa —le oyó ella decir en el receptor sobre su cabeza.

—Recuerda las ordenes del coronel. Dos pasadas, ni más, ni menos; luego, nos escapamos bajo
el radar y directos a la base auxiliar.

—Esto debería ser casi tan fácil como esos satélites que hicimos estallar —dijo Hackley, con un
tono de excesiva confianza. Esta sería la primera vez que probaba el combate real, lo que Culver sabía
que se encargaría de rebajar esa arrogancia pagada de sí mismo en cuestión de segundos. Sonrió
brevemente, luego devolvió su mente a los negocios.

—Hagámoslo —dijo ella e impulsó su caza en una abrupta zambullida hacia la bola azul y
blanca de Thorin, debajo de ella.

Archer rodeó la esquina en su Penetrator y barrió la zona con sus sensores de corto alcance.
Captó un Rommel, un Puma, un Demon y un par de Zephyrs. Aunque ninguno de los tanques estaba en su
línea de visión, sabía que también el aparecía en los sensores de ellos ahora. Eso estaba bien. Su trabajo
era ser el cebo, atraer su atención. Retiró los pies de los pedales de pie y disminuyó la velocidad hasta
detenerse. Aquí estoy chicos, pensó, ahora ¿qué vais a hacer?

Según sus sensores, las fuerzas de blindados de los Guardias trataban de hacer señales al fuerte,
pero eso no iba a funcionar. La gente de Fox había ocultado un dispositivo de interferencia entre su actual
posición y el fuerte, lo que interrumpía las comunicaciones. Los Zephyrs intentaban moverse por las
calles paralelas, acercándose a su posición. El Rommel se movía solo ligeramente por la calle en que
estaba él, pero era ocultado por las señales y los arboles de la esquina. Estaba allí, sin embargo, según le

99
Blaine L. Pardoe Capítulo 17 Justin_Xiang

decían a Archer los sensores. Solo el Puma y el Demon mantenían el terreno. Comprobó su cronometro
una vez más; luego, sus sensores de largo alcance en su monitor auxiliar. Allí estaban, los cazas,
descendiendo en picado hacia Ciudad Ecol.

—¡Bingo! —dijo el—. Espectro Uno a todas las fuerzas. ¡Ejecuten!

* * *

De repente el aire en la calle parecía cargado, como si cerca hubiese un estallido eléctrico. El
Puma, una peligrosa monstruosidad con tres semitorretas, se movió unos ocho metros, colocándose para
proporcionar cobertura al Rommel que había en mitad de la calle. Las Volk observaba desde dentro de la
cloaca cuya tapa había abierto solo unos momentos antes.

—Pásame las cargas —dijo a su hombre en la cloaca. Tomó las cargas de la bolsa de lona y
avanzó a rastras el resto del camino fuera del agujero.

Pasó a la carrera agachado hasta el Puma, que estaba solo a unos doce metros de distancia. La
infantería de la calle no le dedicó ni la más mínima atención. Todo el mundo estaba en movimiento; el
pánico apareció cuando los liranos empezaron a responder al enemigo oculto. Volk se acercó al Puma y
pegó una carga encima de la escotilla trasera. Era explosivo moldeable diseñado precisamente para
combate cuerpo a cuerpo. Tiró de la cuerda del detonador y corrió hacia la cloaca.

A continuación hubo una enorme explosión que sacudió el blindaje superior del tanque de forma
poco agradable. La explosión fue tan fuerte que Volk voló por encima del pozo abierto y aterrizó con
fuerza sobre el suelo. Su compañero dentro del pozo también fue lanzado con brusquedad y cayó con
fuerza hacia atrás, pero retrocedió y sacó la pistola y apuntó, disparando a un par de infantes que se
movían lejos de él. Uno cayó en seguida. El otro, asustado por el tiro a su espalda, giró una esquina. El
tiro errado levantó un poco de polvo de la pared de ladrillo donde la bala había acabado su vuelo.

Volk se arrastró sobre las manos y las rodillas hasta el pozo y se metió dentro hasta el primer
escalón. Pudo ver una gruesa mancha de humo serpenteante que se elevaba desde la escotilla del Puma
donde había puesto la carga moldeable. El tanque aun estaba operativo, pero su tripulación estaría
conmocionada. Un rugido desde el cielo le hizo levantar la vista. Vio la pulcra forma de un caza
aerospacial, descendiendo con un ruido atronador entre los altos edificios a lo largo de la calle, lanzando
sus . . .

—. . . bombas fuera —aulló la Teniente Culver mientras soltaba la mitad de sus Arrows IV. Los
misiles serpentearon y giraron en su vuelo, el sistema de puntería de sus armas alimentado por la señal
que venía del intensificador de blanco plantado sobre el Demon. El tanque intentó moverse, pero no pudo.
Solo una de las bombas erró el blanco; el resto se clavaron ellas mismas en la parte delantera y el flanco
derecho del Demon. En mitad de tales explosiones, Hackley disparaba también sobre la torreta y en el
blindaje frontal del tanque.

Culver volvió a tirar de la palanca de mando y su Lucifer se puso boca abajo, elevándose en
ángulo cortado a pico. Notó su peso aumentar en el asiento de la cabina mientras luchaban contra las
fuerzas de gravedad que trataban de forzarla. Elevándose por encima de los edificios, ejecutó un largo y
majestuoso arco de salida por encima de Ciudad Ecol.

—Le di al mío, Drew. ¿Y tú?

—El culo de ese Rommel vomita fuego, y no se mueve —respondió él—. Me alejo bastante para
otra pasada.

—Solo una más —dijo ella—. El Coronel Christifori nos espera para cenar.

—Solo quiero darle las gracias a los tipos de infantería que señalaron esos objetivos para
nosotros. Seguro que resulta dulce ver un blanco perfecto.

100
LA FORJA DE UN HÉROE

—¡Ahora! —dijo el Sargento Mayor Hopkins mientras su equipo descendía por las cuerdas hasta
la parte frontal del banco. Precisamente en ese momento salían por la puerta dos docenas del personal de
los Guardias mirando fijamente a los disparos que se producían dos manzanas más abajo. En el momento
en que Hopkins y los otros tocaron el ferrocemento, apuntaron sus rifles de asalto Rorynex en las espaldas
de los soldados.

—Ríndanse ahora o mueran —escupió Hopkins. Los aturdidos soldados se giraron y se


encontraron encarando un pelotón de infantería fuertemente armado y blindado. La mayoría, observó él
con satisfacción, estaban de pie boquiabiertos, sin saber lo que pasaba. Su infantería se acercó a ellos con
rapidez, quitando las armas al cinto a los oficiales y asegurándose de que ningún soldado tuviese alguna
otra arma.

—Soy el Kommandant Derkson. ¿Qué significa esto? —finalmente logró pedir uno de ellos.

—Significa que ustedes son nuestros prisioneros. Ahora, Kommandant, si hacen el favor, creo
que tienen parte de su paga en los bolsillos. Todos ustedes, saquen el dinero ahora o les dispararemos.

—¿Esto es un robo? —dijo tartamudeando el Kommandant Derkson.

—En cierto sentido —dijo Hopkins, ofreciéndole una dentona sonrisa—. ¿Ha oído alguna vez la
historia de Robin Hood?

Archer rodeó la esquina a solo medio bloque del Zephyr que trataba de flanquearle. Bajo y
lustroso, el tanque aerodeslizado Zephyr circulaba con lentitud, manteniéndose a menos de medio metro
por encima de su faldón. El Guardia conductor abrió fuego con los misiles de corto alcance y los láseres
medios tan pronto como vio al ’Mech de Archer. Los MCAs destrozaron un enorme trozo del pecho del
Penetrator, y el ’Mech se balanceó bajo los impactos simultáneos. Uno de los láseres del tanque falló
completamente, pero los otros dos golpearon en las piernas.

Comprobó el monitor de daños y vio que el blindaje permanecía, lo que eran buenas noticias.
Agilmente ajustó su palanca de control y bajó el retículo de puntería enfocándolo en la parte delantera del
Zephyr. Apretó con el pulgar en el gatillo del CEB y escuchó como los dos láseres pesados de alcance
ampliado gimoteaban al cambiar de ciclo durante su descarga.

Los brillantes rayos carmesíes de energía se clavaron en la torreta del Zephyr. Humo blanco y
gotas derretidas de placas de blindaje se precipitaron al exterior, y el vehículo aerodeslizado se paró
totalmente. Mientras la onda de calor aumentaba de forma temporal en su carlinga, Archer hizo volver
lentamente al desgarbado Penetrator a la cobertura del edificio. Sus sensores le dijeron que el Zephyr
aceleraba, aparentemente buscando atravesar su campo de disparo. Parecía que el tanquista iba a tratar de
derribarle con la torreta mientras pasaba a su lado.

Archer movió lateralmente el Penetrator a lo largo de la calle, aumentando su campo de disparo.


Eso debía dejar al Zephyr fuera de sitio. El vehículo aerodeslizado de rápido movimiento disparó donde
pensaba que debía haber estado Archer, dándose cuenta solo en el último momento que ya no estaba allí.

Archer no cometió el mismo error. Mientras se recargaban sus láseres pesados, disparó seis de
sus láseres de pulso medios. Las ráfagas esmeraldas de luz agujerearon el blindaje lateral del tanque,
quemando pequeños agujeros a todo lo largo del lateral izquierdo y del faldón. Dos golpearon en la
torreta, que ya estaba chamuscada de su anterior impacto. Hubo una explosión, y la torreta se balanceó
hacia atrás, colgando medio dentro y medio fuera del Zephyr.

El vehículo de los Guardias se inclinó mucho a causa de la explosión, girando de perfil a su paso
calle abajo, y un milisegundo más tarde salió del campo de visión de Archer. Sin su torreta, no tenía
muchas posibilidades de seguir en la batalla. Los sensores de corto alcance se lo confirmaron. El vehículo

101
Blaine L. Pardoe Capítulo 17 Justin_Xiang

aerodeslizado huía rápidamente hacia el fuerte. Archer se encontró deseando poder elogiar al conductor
por ser lo bastante inteligente como para saber cuando retirarse. Eso era solo un recordatorio más de que
los Guardias eran una unidad de primera.

A lo lejos en la distancia vio a sus dos cazas aerospaciales alzarse para la segunda pasada,
alejándose hacia un lado de Ciudad Ecol:

—Espectro Uno a Cerebro —dijo—. Informe de situación.

—Los Zephyrs se alejan —respondió Katya—. Nuestra infantería y la gente de Volk tostaron al
Puma. Hopkins ha asegurado los objetivos. Vapuleados un Rommel y un Demon.

—Bien. Voy para allá. Que todos estén preparados para largarse y empecemos a trabajar con la
multitud y los medios de comunicación.

Archer detuvo su Penetrator delante del banco y bajó la vista hacia la multitud que se había
reunido allí. Ahora que había parado el tiroteo, mucha gente había salido para ver quien había atacado, y
porqué.

Activó el altavoz externo, de modo que todos los que estaban dentro de la manzana pudiesen
oírle:

—Sargento Mayor, ¿tiene el dinero?

—Sí, señor, cada uno de los malditos billetes-L —dijo Hopkins por el comunicador de muñeca.

—Suba —dijo Archer. Con un saco en un brazo, Hopkins empezó a subir la escalera de mano
hasta lo más alto del Penetrator mientras Archer empezaba a hablar.

—Gente de Thorin, soy Archer Christifori. No hemos venido hoy aquí a hacerles daño; solo a los
opresores que han llegado a nuestro mundo. Este dinero es el que han ganado con la sangre de otros,
fondos que les pagan por mantenernos bajos sus talones. No merecen el dinero, pero creemos que
vosotros sí.

Como si fuera una señal, Darius Hopkins abrió el saco y lo agitó con fuerza. Los billetes-L
liranos, muchos mostrando la cara de Katrina Steiner o de su madre mártir, se movían a la deriva por el
aire. La gente levantaba los brazos, tanto hacia el dinero que caía como hacia el Penetrator que se
asomaba sobre ellos.

Archer saboreó el momento, se permitió un instante para paladear los gritos y aclamaciones, y
los aplausos; luego, ordenó a sus equipos que partiesen y se dispersasen. Las cosas habían ido bien, pero
también era un soldado que sabía cuando era el momento de irse. No había ninguna ventaja en insistir en
ello. No con un enemigo como el Coronel Blucher cerca, un enemigo que estaría buscando venganza . . .
especialmente después de hoy.

102
LA FORJA DE UN HÉROE

18

Como consecuencia del reciente ataque rebelde en el centro de Ecol, el Coronel Felix
Blucher, comandante del Decimoquinto de Guardias Arcturianos, anunció esta mañana que ocho
terroristas sospechosos han sido aprehendidos y puestos bajo custodia. Ninguna evidencia, en
contra de tales individuos, ha sido hecha pública.

⎯De El Interprete de Thorin, columna de Beth Ann Sorantino, Ciudad Ecol, 29 de diciembre de
3062.

Ciudad Ecol, Thorin


Provincia de Skye
Alianza Lirana
29 de diciembre de 3062

La explosión fue tan fuerte que lanzó a Felix Blucher hacia atrás casi cinco metros a lo largo del
patio del puesto de mando. Sus tímpanos estallaron, y giró sobre si mismo dos veces antes de terminar
golpeándose contra una valla. Su pierna herida palpitó, aun dañada desde la última vez que una explosión
le había lanzado a través del aire. Fue, durante un milisegundo, como si estuviese atrapado en una
pesadilla, pero los ruidos apagados y los olores dijeron a Blucher que esto no era un recuerdo o un sueño,
sino un maldito pedazo de realidad.

Levantando la cabeza del suelo, vio la puerta delantera del fuerte en ruinas. De la pared exterior
subía humo hacia el cielo como si se tratase de una pira funeraria; y las llamas lamían toda la puerta. El
personal se movía por todas partes, y eso le hizo comprender que esta vez no era él el objetivo del ataque.
Después de tocarse para estar seguro de que no se había roto nada o estaba sangrando, rápidamente llamó
a Fisk por el comunicador de muñeca.

—Ha habido una explosión en la puerta delantera —dijo él. A lo lejos, en la distancia, al otro
lado de los enormes muros del fuerte, escuchó otra explosión, aunque apagada, más suave.

—¡Alerta total! —ordenó.

Los tenientes Fisk y Sherwood llegaron corriendo donde estaba unos momentos después,
cogiendo y sosteniendo a Blucher, uno a cada lado, para ayudarle a recuperar la posición erguida. Con
delicadeza, los alejó de sí y señaló hacia la puerta, donde los bomberos y los hombres de infantería habían
llegado. Las sirenas resonaban por todo el muro exterior, y cuando su sentido del oído regresó a la
normalidad, pudo oír gritos en la distancia.

—¿Qué pasó? —requirió.

—Parece que nuestros TPBs fueron golpeados por una bomba. Debe haber sido un coche o un
camión lleno de explosivos —dijo Sherwood, siguiendo la mirada de Blucher hacia la frenética actividad
que rodeaba la puerta principal.

—¿Qué pasa con la gente?

Fisk movió la cabeza:

—La mayor parte de una manzana se ha derrumbado encima de ellos, señor. —Por una vez él
había perdido su engreimiento, y Blucher no necesitó oír más. Cualquier explosión que pudiese romper la

103
Blaine L. Pardoe Capítulo 18 Justin_Xiang

puerta principal habría aplastado a los transportes de personal blindados como copas desechables. Había
arrestado a algunos alborotadores, y esta era la respuesta de los rebeldes.

—Despliegue más patrullas. Refuercen las barridas de la ciudad con el satélite. Quiero a los
cazas en el aire, haciendo vuelos de reconocimiento —dijo. Las ordenes manaban de su lengua casi sin
pensar—. Nunca pensé que Christifori se rebajaría a algo tan perverso, pero, ¡cojones!, voy a asegurarme
de que no lo haga más.

Archer miraba detenidamente el proyector holográfico de campo, observando las imágenes de la


carnicería causada en una manzana completa en llamas. Se frotó la barbilla pensativamente mientras
Katya se acercó para mirar también. La grabación continuaba mientras la voz en off de un reportero hacía
el recuento del número de víctimas tanto de los Guardias como de los civiles.

—¿Quién hizo esto, Katya?

—Finalmente, logré contactar con todas nuestras células, pero no fue fácil. Los liranos han
intensificado, enormemente, la vigilancia desde que Blucher empezó a arrestar a la gente. Pero en la calle
se rumorea que esto es trabajo de Rufus King.

—King —dijo Archer cabreado, mirando fijamente aun la calle en llamas y los trabajadores de
rescate sacando a los heridos y muertos de entre los escombros. Era la célula de King la que había
inutilizado los arrestos de Blucher, y King apenas había escapado de la red que Blucher había tejido en
torno a sus actividades—. Y ¿no sabíamos que esto iba a pasar?

Katya bajó la cabeza avergonzada:

—No, señor.

—King —repitió él, preguntándose que hacer con este hombre que le había desafiado—. Es mi
fallo. Debí haber visto que nunca pretendió seguir las instrucciones. Lo noté desde la primera noche en
que nos encontramos con él.

—No, Coronel. Yo debía haberle tenido vigilado. La culpa es mía.

—Lo que me preocupa es que esto da a Blucher más motivos para seguir con los castigos
severos.

—Si lo hace, solo conducirá a más gente hacia nuestra causa.

—Probablemente tienes razón, pero eso no ocurrirá de la noche a la mañana. En el ínterin gente
inocente va a sufrir. Esa es la parte triste de todo esto. Hasta ahora, hemos librado una guerra de
travesuras. Hemos sido irritantes. Hemos ganado batallas pero evitando los baños de sangre. Hemos
robado al rico para dárselo al pobre. Hemos ido minando la moral de nuestros enemigos. Pero esto lo
cambia todo. Blucher va a venir detrás nuestra en serio, y mejor que ideemos un modo de enfrentarnos
con eso.

El mensaje llegó a través de la unidad de comunicaciones de la mesa de despacho del Coronel


Blucher; lo que inmediatamente le hizo recordar su código de mando. No era un comunicado típico, sino
uno que llevaba el protocolo de la Casa de la Arcontesa —un mensaje personal de Katrina Steiner.

Frotándose el brazo dolorido, dijo la frase código que abriría el archivo:

—La victoria tiene miles de padres, pero la derrota es huérfana —dijo él. Las palabras dispararon
el cierre del archivo, revelando la imagen de Katrina Steiner sentada detrás de su mesa de despacho, el
puño de hierro de la Alianza Lirana colgaba detrás de ella.

104
LA FORJA DE UN HÉROE

—Transmitir esto por el circuito prioritario debe haber costado una fortuna —murmuró él,
recostándose para observar. Katrina Steiner vestía un vestido azul oscuro que resplandecía en la pantalla.

—Este mensaje es para todos los comandantes de regimiento de las Fuerzas Armadas de la
Alianza Lirana —dijo él—. Está clasificado y no debe ser distribuido o discutido, bajos las condiciones
del Acta de Sedición. —Se detuvo y miró hacia fuera directamente desde la pantalla como si lo hiciese a
los ojos de cada uno de los comandantes.

—Como la mayoría de ustedes saben, mi hermano Victor ha realizado, recientemente, falsas


acusaciones conectándome con la muerte de mi hermano. —Con voz afligida, vacilante, como si la
traición de Victor le rompiese el corazón.— Sus palabras han provocado disturbios en mundos por toda la
Mancomunidad Federada, y mucha gente tuvo que ser arrestada. Terroristas davioneses, patrocinados por
Victor, también han atacado a muchas de nuestras unidades. Grandes cantidades de nuestras tropas han
resultado muertas o heridas por estas actividades terroristas. Algunos comandantes han abandonado su
honor y su deber como defensores del reino y se han unido a mi voluntarioso hermano. Ustedes y sus
unidades han sido leales a nuestra Casa, incluso a través de la muerte de mi madre, de los juegos de
guerra de mi hermano y, ahora, de su nueva llamada a la guerra. Les digo ahora que estoy con ustedes, si
no físicamente, en espíritu. Ustedes son lo mejor de todo lo que es lirano.

>>Para proteger la integridad de nuestro reino, ahora declaro la ley marcial para toda la
Mancomunidad Federada. Los comandantes, a nivel personal, usarán su propia discreción a la hora de
ejecutar tales ordenes.

>>Las fuerzas davionesas, que se llaman a si mismas miembros de las Fuerzas Armadas de la
Federación de Soles, han atacado varios planetas. Para evitar la extensión de más propaganda separatista,
limito el flujo de información vía GHP. No se permitirán las comunicaciones entre mundos que no sean
de estamentos militares. Esto puede tener repercusiones económicas a corto plazo, pero es necesario para
inutilizar la coordinación de nuestros enemigos.

>>Desde este momento en adelante, existe un estado de guerra entre la Alianza Lirana y la
Federación de Soles dirigida por mi equivocado hermano. Sin embargo, no haremos esta declaración
pública dado que solo galvanizaría sus esfuerzos por unir a los elementos rebeldes. Pero no tengan dudas,
ya estamos en guerra. Todos los comandantes de guarnición deben considerar que nuestros enemigos son
terroristas y deben usar las medidas más severas para tratar con ellos. El destino de Casa Steiner y de la
Alianza depende de vuestra habilidad para aplastar a estos traidores. Apoyaré completamente vuestras
acciones y decisiones como las de protectores leales del reino.

La imagen desapareció cuando dejó de hablar, fundiéndose en el gran puño que simbolizaba a la
Alianza Lirana. Blucher contempló la imagen durante un momento, luego cortó la comunicación. No
tenía necesidad de replicar. Comprendía las implicaciones del mensaje y pensó en la astuta estrategia de
la Arcontesa. Ella otorgaba a los comandantes mano libre para mantener el orden y suprimir la rebelión,
pero había dejado espacio para poder resarcirse si el resultado no era el que ella deseaba.

Se dejó caer pesadamente de nuevo sobre la silla de piel, la cual rechinó ligeramente bajo su
peso. La situación en Thorin estaba empeorando, y había recibido informes similares desde Muphrid,
donde la guarnición había perdido casi el equivalente a una compañía de MechWarriors. Era cierto que
había hecho algún progreso, había aplastado a una célula rebelde; pero eso solo era el principio. Hasta
ahora Archer Christifori no había recurrido al asesinato, pero la bomba le había revelado como un
enemigo sin honor. Muchos habían muerto en esa explosión.

Con las tropas siendo masacradas mientras estaban indefensas, ¿qué elección le había quedado
salvo acatar las ordenes de la Arcontesa como si las viese correctas? Había ordenado, de forma inmediata,
el establecimiento de campos de detenidos, aunque no aprobaría la tortura u otros malos tratos. Empero,
sabía que campos y arrestos no serían suficiente para detener a Christifori.

Desde este momento en adelante, debía tomar y mantener la iniciativa, pero no estaba seguro de
cómo. Se frotó la barbilla pensando; luego empezó a vislumbrar una idea. Podía costarle algún material y
hombres, pero, al final, le permitiría, por fin, hacer salir a su presa.

105
Blaine L. Pardoe Capítulo 18 Justin_Xiang

Acercó la mano hacia el sistema de comunicaciones, pulsó el código para acceder al sistema de
vigilancia vía satélite que orbitaba Thorin. Tenía un plan, uno que sacaría a Archer Christifori y sus
rebeldes de la escena de una vez para siempre.

106
LA FORJA DE UN HÉROE

19

Las acciones del Teniente Coronel Christifori y sus compañeros de la milicia no deben
ser consideradas imprudentes. Si tuviese que hacer un pronóstico, Jerry, diría que esta
autodenominada rebelión fracasará en una semana, dos como máximo.

⎯La semana de Thorin revisada, comentario de Katie Winson, Compañía Emisora de Donegal,
1 de enero de 2063.

Poblado de Louisa, Thorin


Provincia de Skye
Alianza Lirana
2 de enero de 3063

El Gaitero estaba vacío, a excepción del camarero, dos parroquianos pobremente vestidos y
Archer y Katya. Cuando Rufus King y dos de los suyos entraron en el bar, solo Archer y Katya
reaccionaron. King pasó con lentitud y tranquilidad por la sala hasta llegar a la cabina donde ellos estaban
sentados, en la zona más oscura al lado de la pared trasera. Se sentó en la silla enfrente de ellos.

—Pensaba que no íbamos a tener estas pequeñas sesiones cara a cara —dijo él mientras sus
matones también entraban en los apretados confines de la cabina; provocando un chirrido al sentarse
sobre las sillas de piel sintética. Su tono era tan sarcástico y arrogante como la ultima vez que se
reunieron.

—En efecto —dijo Archer en voz baja, para que no pudiese ser oída por los otros
parroquianos.— Eso fue antes del incidente en la base de los Guardias.

—No tengo idea de lo que está hablando —dijo King inocentemente, luego soltó una ligera risita
como si estuviese contento consigo mismo. Eso hizo que Archer desease aplastarle las palabras en la cara.
Solo un tonto sonreiría ante las muertes de otra gente, aunque fuesen enemigos.

Katya tampoco se divertía:

—Tenemos nuestras fuentes, King. Sabemos todo sobre ese camión cargado con explosivos.

Eso le hizo cabrearse:

—No se pavonee de su moral superior ante mí, señorita. Solo porque, aquí el chico héroe —
señaló con un dedo a Archer— no desee hacer un poco de daño de verdad a los liranos, eso no significa
que yo tampoco. No tuve más elección que hacerme cargo de las cosas a mi modo. Blucher capturó casi a
todos los de mi célula, mientras yo escapaba por los pelos. Bien, ahora sabe lo que pasa cuando te enredas
con Rufus King.

Archer estaba igualmente cabreado. Con gran esfuerzo, mantenía una apariencia de calma y
frialdad:

—Establecí nuestras reglas de actuación. Usted las rompió. Esto es serio, King.

—Si usted no aprueba lo que hice; bien, entonces es el momento de que me separe de usted y su
pequeño ejercito y empiece a actuar a mi modo.

107
Blaine L. Pardoe Capítulo 19 Justin_Xiang

—Más de una docena de civiles inocentes murieron a causa de la bomba que puso usted. No
libramos una guerra para volver a la gente en contra nuestra. Peor aun, usted ha dado a Blucher una buena
razón para acosar a más gente inocente. Ya ha empezado a establecer campos de detenidos.

King se acarició su oscura barba de chivo y lanzó una sonrisa amarilla. El asiento chirrió bajo él
cuando se movió:

—Usted se olvida de mencionar que matamos más de treinta soldados de infantería, por no
mencionar las otras dos docenas que continúan aun hospitalizados. Mi acción neutralizó una compañía
completa de infantería. Eso es más de lo que usted ha hecho, Christifori; y usted es quien tiene los
BattleMechs.

Archer arqueó una ceja, que fue su única muestra de emoción:

—¿Cuántos inocentes deben pagar el precio de sus acciones, King? Más de trescientos han sido
arrestados ya, y más son capturados cada día. Usted no parece darse cuenta de que gente inocente murió
en su acción terrorista. Usted es imprudente.

—Bien, Coronel Christifori, esto me suena como si hubiésemos llagado al momento de la


despedida. —King asintió a sus compañeros que era el momento de irse. Se deslizaron fuera de la cabina
y se quedaron de pie esperando que King hiciese lo mismo.— Haga la guerra a su modo. Yo lucharé al
mío. Al final, ambos ganaremos. —Se puso en pie y dejó escapar la misma risa autosatisfecha.

King se dio la vuelta y había dado varios pasos hacia la puerta cuando Archer y Katya también
se deslizaron fuera de la cabina:

—King —dijo Archer, lo bastante alto para que le oyesen todos los que estaban en El Gaitero—,
me temo que no va a ser tan fácil.

King y sus guardaespaldas se volvieron totalmente y los dos guardas sacaron sus lanzadoras de
postas y las apuntaron en la dirección general de Archer y Katya.

—Lo siento, Coronel. Tengo mis propios planes —dijo King.

Un chasquido estrepitoso y un seco sonido llegaron desde detrás de King. Ni Archer ni Katya se
movieron, pero el sonido de balas siendo colocadas en la recámara, de martillos siendo amartillados, tuvo
el efecto deseado. Con miradas temerosas, miraron por encima de sus hombros y vieron al camarero con
una escopeta apuntada hacia ellos. Los otros dos “parroquianos” tenían levantados subfusiles
ametralladores. Katya caminó hacia delante y quitó las armas a los matones de King.

—Valoro el hecho de que usted tenga planes —dijo Archer—, pero como puede ver, yo también
los tengo.

—¿Qué me va a hacer usted? —preguntó King.

Archer dejó que se desatase su rabia:

—Asegurarme de que no arruina más vidas inocentes.

Ciudad Opal era una ciudad industrial de tamaño mediano a unos doscientos cincuenta
kilómetros al oeste de Ciudad Ecol. Como Ecol, había sido bombardeada durante la caída de la Liga
Estelar original y, finalmente, había sido reconstruida. Sus fábricas producían fundamentalmente
productos comerciales y químicos. Opal no manufacturaba armas, pero los materiales que enviaban fuera
estaban entre los activos militares estratégicos de la Alianza Lirana. También era el campo de operaciones
de los Tigres Blancos, la banda de motos aerodeslizadas dirigida por Joey-Lynn Fraser.

108
LA FORJA DE UN HÉROE

Bajo las nuevas ordenes de Blucher, los Guardias Arcturianos estaban obligados a patrullar todo
el camino a Opal, un servicio que no le gustaba a nadie. Los Tigres Blancos habían atacado con
francotiradores, de forma continua, a la infantería, hasta que Blucher los reemplazó por tanques. Cuando
los tanques fueron bombardeados, los reemplazó con BattleMechs. Desde entonces, los Tigres Blancos
habían evitado encontrarse son sus hombres.

Esta noche sería diferente.

Había dos BattleMechs de patrulla, pero Joey-Lynn y Darius Hopkins tenían una sorpresa
esperando para ellos. Tres de las motos aerodeslizadas y uno de los diminutos aerodeslizadores Savannah
Master de la milicia actuarían como cebo. Las motos, dirigidas por Joey-Lynn, dispararían sobre los
’Mechs de patrulla con cohetes lanzados desde el hombro y el Master dispararía con el láser. Eso atraería
la atención de los ’Mechs mientras Hopkins y tres pelotones de infantería de la milicia intervenían para
acabar el trabajo.

Desde su posición entre las ramas de un inmenso olmo, Hopkins vio una llamarada de luz y
actividad a varios kilómetros de distancia, a través de sus binoculares de visión nocturna. Sabía lo que
era: la descarga de misiles de corto alcance y un rayo láser clavándose en el aire nocturno. Bajó los
binoculares y señaló al resto de sus tropas. Varios de ellos estaban también en los arboles, armados con
barras de agarre que les permitirían sujetarse a, y escalar por, un ’Mech en movimiento. A lo largo de la
carretera había una ligeramente atrincherada línea de parapetos que no supondrían un obstáculo para un
BattleMech, pero proporcionaría a la infantería cierto grado de protección. El resto de la gente de
Hopkins estaba oculta en una trinchera provisional a lo largo de los bordes de la carretera. En medio de la
carretera, conectada al detonador en sus manos, había una pequeña sorpresa que había llevado horas
preparar.

—Espero que los chicos ingenieros supiesen lo que hacían —murmuró Hopkins para sí mismo,
mirando desde arriba el camuflado equipo de movimiento de tierra colocado en una cercana parcela del
bosque.

Primero oyó el agudo murmullo de las motos aerodeslizadas. A menudo reducían la marcha,
como si diesen tiempo a los ’Mechs para ponerse a su altura. El Savannah Master llegó a continuación, el
sonido zumbante de la carga del láser y el estallido de sus audibles disparos más o menos al mismo
tiempo que aparecía éste. Desviándose bruscamente de atrás a delante, el láser se clavó, calle abajo, en un
par de BattleMechs: un Gallowglas y un Lancelot. El láser no hizo mucho más que hostigar a los ’Mechs.
El Lancelot disparó sus propios láseres al diminuto aerodeslizador, pero la velocidad del vehículo y los
giros en arcos muy cerrados que ejecutaba hacían difícil impactar. Una lanza carmesí impactó en un
árbol, que se separó en dos, moviendo el suelo y el árbol donde estaba acurrucado Hopkins.

Ambos ’Mechs corrían hacia delante mientras las motos aerodeslizadas pasaban a la carrera a
través de una pequeña brecha en los parapetos, apenas visible en la oscuridad. Situados en un lugar
seguro, en la retaguardia de la infantería, Joey-Lynn y sus camaradas ahora se daban la vuelta para
encarar a sus perseguidores. Hopkins, desde su elevada posición entre las ramas, observaba atemorizado
como pasaban los ’Mechs. Incluso después de tantos años de servicio militar, la majestad de las maquinas
de guerra hacía que blindados e infantería empalideciesen en comparación.

El Gallowglas estaba a la cabeza, reduciendo el paso casi hasta pararse en frente de los
parapetos. El Lancelot estaba algo más alejado por detrás, y se paró justo cuando el Savannah Master se
elevaba hacia arriba y por encima de la infantería situada en la cuneta al borde de la carretera. Hopkins
observaba paralizado. Los ’Mechs estaban junto encima de la trampa. Abrió el botón de seguridad del
detonador y presionó con el pulgar en el disparador.

Era un foso de cuatro metros de profundidad —con el ancho de la carretera— y de diez metros
de largo. Una falsa superficie era aguantada por docenas de soportes metálicos especialmente cortados.
La superficie había sido reforzada, pero tenía numerosas juntas de separación que estaban cubiertas con
pequeños implantes explosivos. Los ingenieros de combate de la milicia habían apostado entre ellos
mismos que el foso no se derrumbaría a la primera pisada del Gallowglas encima de él.

Los rayos explosivos cortaron la superficie de separación y, de forma repentina, la “carretera”


que había debajo del par de ’Mechs de los Guardias desapareció en una humareda de humo, polvo y

109
Blaine L. Pardoe Capítulo 19 Justin_Xiang

confusión. La MechWarrior del Gallowglas era buena. Justo cuando se produjo la explosión, ella trató de
andar hacia delante por encima del parapeto. Pero con un pie levantado en alto y el otro cayendo cuatro
metros, fue inútil. El Gallowglas cayó hacia atrás, golpeándose con tanta fuerza que el árbol de Hopkins
tembló de nuevo y las pulverizadas placas de blindaje llenaron el aire.

El MechWarrior del Lancelot nunca tuvo ocasión de responder. Mientras el ’Mech más grande
caía rozándole, el también cayó hacia delante. El ’Mech se giró ligeramente mientras caía; luego, se
zambulló boca abajo en el foso enfrente del parapeto. Hopkins estaba apunto de indicar a la infantería que
entrase en acción, pero no fue necesario. Ya estaban trepando por encima de los ’Mechs, sujetando
mochilas de cargas en las articulaciones críticas de las maquinas caídas. Otros soldados se erguían sobre
los parapetos y apuntaban sus MCAs de lanzamiento sobre el hombro a las carlingas de los ’Mechs, que
se encontraban solo a unos pocos metros de distancia. Si los pilotos hubiesen intentado escapar, habían
encontrado una muerte odiosa.

Hopkins sacó su unidad de comunicaciones y abrió un canal de banda ancha que era probable
que escuchasen los Guardias:

—Desconecten sus BattleMechs y ríndanse ya, y vivirán. Tienen ambos adosados bastantes
explosivos como para dejar a sus ’Mechs en simple chatarra chamuscada.

—¿Quién es usted? —le devolvió una voz de mujer mientras el piloto del Gallowglas intentaba
salir por si misma del foso, balanceando al ’Mech lo suficiente para que la infantería de encima tuviese
que saltar a un lado.

—Sargento Mayor Darius Hopkins de los Vengadores de Archer —dijo él—. Tienen tres
segundos para obedecer.

—¡Bruto apestoso! —escupió ella en respuesta. Desde debajo él oyó el estallido y el siseo
cuando las escotillas de ambos ’Mechs completaron el ciclo de apertura. Los MechWarriors salieron, con
las manos sobre las cabezas pero mirando con desprecio. Hopkins bajó del árbol y se mantuvo de pie en
el borde del foso mientras sus soldados iban quitando las cargas explosivas.

—Buen trabajo, chicos —dijo él, luego se giró hacia los dos MechWarriors con sus calzones y
trajes refrigerantes.— Bienvenidos a los Vengadores de Archer. Considérense prisioneros de guerra.

Blucher miró fijamente al hombre que colgaba atado como un cerdo de la línea que corría a lo
largo del puesto de seguridad. Estaba vivo, pero solo semiconsciente. Su boca estaba tapada con cinta,
pero seguía intentando hablar e, incluso, lograba comunicar su angustia. Se retorcía casi como un pez
cogido en un sedal, colgando solo medio metro por encima del ferrocemento de más allá del muro del
fuerte.

—¿Cómo ocurrió esto? —preguntó el coronel a un sargento cercano mientras dos soldados iban
a bajar al tipo.

—Dos de nuestros hombres estaban de patrulla y fueron aturdidos con gas desde detrás. Fueron
desarmados, pero no dañados. Cuando se despertaron, encontraron a este tipo amarrado y con un sobre
dirigido a usted. Aseguramos la zona y contactamos con usted.

Blucher cogió el sobre y lo abrió desgarrándolo. Desdobló la única hoja de papel y la leyó en la
semioscuridad de las luces del perímetro mientras las polillas revoloteaban alrededor de ellos en la
oscuridad. Reconoció la escritura, que había visto dos veces antes como la de Archer Christifori.

—Coronel Blucher —empezaba—. Este hombre que le he dejado es Rufus King, el único
responsable del ataque terrorista con bomba contra sus tropas. Ni yo ni nadie de mi gente sancionamos
sus acciones, ni éramos conscientes de su plan. Operó totalmente solo. La información que tiene sobre
nuestra operación ya no es útil para usted.

110
LA FORJA DE UN HÉROE

>>Se lo entrego con mi promesa de que lucharemos un guerra honorable. No convencional (pero
honorable). Lucho para echarle a usted, como símbolo de la presencia de la Arcontesa, fuera del planeta
Thorin, no para matar gente de forma caprichosa. Haga con King lo que deba, pero le aseguro que esos
campos de detenidos no serán ya necesarios. Usted tiene al hombre que derramó la sangre de su gente.
Usted y yo dirimiremos nuestra disputa como verdaderos soldados.

>>Firmado, Coronel Archer Christifori, Vengadores de Archer.

Blucher dobló la hoja con cuidado y la deslizó dentro de su bolsillo:

—Estoy seguro de que envió esto a los medios de comunicación también, Archer —dijo en voz
baja—, pero no será tan fácil.

—¿Señor? —preguntó el sargento.

—Nada —respondió Blucher secamente—. Bajen esa cosa y métanla en una celda. —Gesticuló
señalando la forma de Rufus King, que aun colgaba en el aire como una mosca atrapada en una
telaraña.— Hay mucho que hacer antes del amanecer.

111
Blaine L. Pardoe Capítulo 20 Justin_Xiang

20

El abogado de King, Raul Frost, no hizo comentarios al abandonar el juzgado, pero


presentó una moción para cambiar de sede, sobre la base de que la publicidad en torno al caso
impediría que King obtuviese un juicio justo en Ciudad Ecol.

⎯De Boletín de noticias a las 6:30, Ciudad Ecol, 4 de enero de 3063.

Ciudad Ecol, Thorin


Provincia de Skye
Alianza Lirana
6 de enero de 3063

El principal personal de mando de Blucher estaba de pie en torno al visualizador holográfico, el


cual mostraba una escena de onduladas y extensas montañas, coronadas por altos arboles. Silenciosos y
pensativos los oficiales estudiaban el terreno, repleto de estrechos caminos embarrados y veredas que,
difícilmente, podían ser llamados carreteras.

Blucher, aun cojeando ligeramente, se movió alrededor de la mesa dirigiéndose hacia el panel de
control:

—Nuestra inteligencia se ha redimido. Sabiendo que la gente de Christifori recupera nuestros


BattleMechs , fuimos capaces de montar una trampa. Como saben todos los presentes, todo nuestro
material pesado está repleto de dispositivos localizadores. Suponemos que sus técnicos, primero, los
inutilizarían y luego recuperarían el equipo. Esta vez ocultamos un segundo grupo de dispositivos, unos
que tenían señales programadas para dispararse muchas horas más tarde. Gracias a nuestro sistema de
satélites, hemos identificado lo que parece ser su base principal de operaciones. —Señaló a la escena
forestal en la mesa del visualizador holográfico.

Felix Blucher se sentía mejor que en los días precedentes. Finalmente, se enfrentaría a los
llamados Vengadores de Archer en un combate violento en igualdad de condiciones. Eran buenos, les
concedería eso. Habían aguantado contra sus veteranos, pero solo por combatir como una guerrilla en
lugar de cómo guerreros honorables. Y solo luchaban cuando podían elegir el momento, la localización y
las condiciones. Esta no era el tipo de guerra para la que estaban entrenados los hombres de Blucher. No
tenían tampoco la ventaja de conocer cada roca, árbol y riachuelo de Thorin y como usarlos contra el
enemigo.

Nada de eso importaba, realmente. Blucher sabía que el destino del estado lirano dependía de él
y otros comandantes que luchaban por sostener a la Arcontesa y el gobierno de la ley. Las apuestas eran
altas, pero si Christifori podía ser capturado o asesinado, el viento de la revuelta sería eliminado de
Thorin.

—Los rebeldes, según parece, usan los terrenos de la vieja universidad como base de
operaciones —dijo él—. Nuestros ingenieros han conseguido mapas del lugar e informan que muchas de
las estructuras aun están de pie. No dejen que todos estos arboles les engañen. Es bastante posible que se
encuentren en un entorno de combate urbano cuando asaltemos su puesto de mando.

Apuntó su batuta en el visualizador holográfico y presionó un pequeño botón en la batuta. Una


flecha, roja brillante, apareció a lo largo del único camino que conducía hacia la base rebelde:

112
LA FORJA DE UN HÉROE

—El plan requiere un asalto en tres partes. Kommandant Derkson, llevará su compañía mixta
para subir el camino principal, que es donde sus defensas, probablemente, serán más fuertes. No obstante,
usted es una diversión. Su trabajo es hacer que el enemigo baje de su base en las montañas y hacia la zona
a lo largo de la carretera.

Blucher movió la batuta por encima de la mesa mientras presionaba otro de los pequeños botones
de control. Esta vez la brillante flecha roja que aparecía en el aire apuntaba hacia abajo, hacia las antiguas
ruinas:

—Nuestros cazas aerospaciales atacarán la base principal. Bombardearemos la zona para


limpiarla de follaje e incapacitar sus centros de mando y control desde el aire.

Una presión en un tercer botón de control mostró otro grupo de flechas a lo largo de los flancos de la
fuerza del Kommandant Derkson:

—El resto de nuestras fuerzas, bajo el mando de los Hauptmanns Keiver y Gotteb, avanzarán por
lados opuestos de la carretera y atacarán a la base rebelde desde los flancos. El espeso bosque ocultará sus
movimientos, por lo que los equipos de los flancos se desplegarán antes que Derkson. Una vez que el
enemigo coja el cebo, aplastarán lo que haya quedado de sus capacidades de mando y control y les
golpearán por la retaguardia.

Miró directamente a Keiver y Gotteb, que escuchaban con gran interés. Keiver era un hombre de
pelo oscuro con una cara tan llena de cicatrices que parecía mucho más viejo de la edad que tenía. Gotteb
tenía un cabello rubio recortado y un tatuaje del rayo de un relámpago, cerca de la oreja derecha, que
relucía bajo la luz holográfica. Ambos estaban, evidentemente, preparados para el combate, para un
combate real, no para las trampas y escaramuzas y los actos terroristas que los Guardias habían soportado
hasta ahora.

El Teniente Sherwood también estaba presente:

—Coronel, señor, ¿cómo nos aseguraremos de que Christifori no pueda escapar?

Blucher sonrió levemente:

—Buena pregunta, Teniente. Ahora que sabemos donde mantiene la mayoría de sus BattleMechs
y fuerzas blindadas terrestres, nuestros satélites de vigilancia realizan exámenes concentrados de la zona.
Si trata de escapar, podremos seguirles la pista paso a paso.

—¿Cuándo salimos? —preguntó el Teniente Karter Moody, uno de los pocos miembros que
quedaban de la compañía de blindados.

—Las operaciones comienzan mañana por la tarde. Ya tengo a nuestros satélites concentrándose
en confirmar datos sobre el numero y localización de los enemigos. No se equivoquen en una cosa, no
obstante. Hemos perdido alguna gente buena (y algunos buenos amigos) en esta revuelta. No toleraremos
su rebelión por más tiempo. Nuestra lealtad es para Casa Steiner y su Arcontesa, con independencia del
parloteo de los medios de comunicación o de Victor Davion. Manténgase centrados, tengan a su gente
lista. Si ganamos, la guerra en Thorin acaba.

Los oficiales reunidos en torno al holovisualizador asintieron y murmuraron en señal de


aprobación. Blucher ajustó su postura para quitar el peso de su vibrante muslo y observó sus caras. Ellos
comprendían tan bien como él que esta era una pelea que tenían que ganar. Con las perdidas que habían
soportado los Guardias hasta ahora, nunca podían mantener una presencia en Thorin con lo que les
quedaba.

—Estamos jodidos —dijo Darius Hopkins cuando Katya finalizó su informe.

—Podías ser un poco más optimista —dijo Archer.

113
Blaine L. Pardoe Capítulo 20 Justin_Xiang

—Realmente estamos jodidos, señor. —Hopkins frunció el ceño y sus pobladas cejas se
acercaron incluso más.

—El Príncipe Juan asumió grandes riesgos para entregarnos esta información. Ahora hemos de
decidir que hacemos con ella.

—Podemos evacuar —dijo Katya—, pero eso indicaría a los liranos que hemos plantado un topo
en sus filas. Tendríamos que sacar al Príncipe Juan.

—Eso no es aceptable. El es demasiado útil. —Archer no estaba preparado para perder la


preciosa inteligencia que el Príncipe Juan les suministraba. Era una de las cosas que le daban ventaja
contra un enemigo poderoso. Bajó la mirada hacia el mapa de campo desplegado en la sombría habitación
que había convertido en un bunquer de mando provisional. La noche empezaba a descender sobre el
bosque, y las luces amarillas del bunquer producían raras sombras a medida que del grupo se reunía en
torno al mapa.

—Señor —dijo Katya—, tenemos dos lanzas de blindados terrestres en esta base. El resto está a
unos cincuenta kilómetros de distancia. También tenemos casi media compañía de infantería y la mayoría
de nuestros BattleMechs (doce de ellos, incluyendo los recién llegados). Los elementos aerospaciales
están aún en nuestro oculto aeródromo. Los liranos tienen casi veinte BattleMechs y dos lanzas de
blindados terrestres, además de una lanza completa de cazas aerospaciales.

—Somos superados en numero —dijo la Capitán Alice Gett.

Archer frunció el ceño:

—Siempre hemos sido superados en número. Ese nunca ha sido el tema. —Había mantenido, de
forma deliberada, una lanza de ’Mechs y un poco de blindados terrestres e infantería lejos de la base
principal. De modo que si esta base caía, quedasen suficientes Vengadores para dañar a los liranos. Sin
embargo, tenía que reconocérselo a Blucher. Había encontrado su base de mando e inmediatamente había
ideado un plan para destruirla. Era un enemigo formidable, parecía que, finalmente, salía de las
interrupciones. Los rebeldes perderían, sin importar como evolucionase la batalla. Nunca podrían volver a
usar esta base ahora que los liranos conocían su localización. Eso dolía, y punto.

—Podíamos tirar de nuestras reservas, concentrarnos para una gran batalla, echarlos ahora —dijo
Hopkins.

El larguirucho Capitán Paul Snider habló a continuación:

—Algunos de nuestros MechWarriors están aun crudos en el sillín. Hemos recuperado algunos
’Mechs decentes, pero los novatos aun están aprendiendo como pilotarlos. Este no va ser un bautismo
ideal bajo el fuego.

Archer estudió el mapa, pensativo, en silencio y largo rato. Los otros parecían saber que tenían
que dejarle estar, pero el silencio colgaba amenazadoramente en el aire. Archer consideró y rechazó
numerosas posibilidades; luego un nuevo pensamiento le golpeó. Podía existir una forma para volver el
plan de Blucher en contra del mismo, pero suponía un gran esfuerzo y riesgo.

—Vale, gente. Aquí va lo que quiero que hagáis. De forma inmediata, empezad los preparativos
para la retirada. Cargad todo el material, suministros y personal no combatiente. Pero no nos movemos,
no aún. Simplemente tened todo listo para partir. —Hablaba con toda la confianza que podía reunir,
esperando que los otros cobrarían animo a partir de su calma.

—¿Tienes un plan? —preguntó Katya.

—Eso creo, Katya. Tenemos más o menos una docena y media de vibrabombas. Podemos
usarlas y las minas de explosión hacia arriba para cubrir el flanco derecho y la carretera principal. Ambos
pelotones de infantería se enfrentarán a la diversión principal de los Guardias tal y como Blucher
planeaba, con una pequeña cantidad de blindados terrestres para mostrarles a los Guardias lo que quieren
ver.

114
LA FORJA DE UN HÉROE

Trazó una línea sobre el mapa de papel:

—Su flanco derecho se verá ralentizado por el bosque y las minas. El resto de nuestros blindados
estarán allí, también, lo suficiente para atascarlos por un buen rato. Mientras tanto, nuestros ’Mechs se
mueven en torno a su flanco derecho y les golpean fuerte. Luego, nuestros techs y no combatientes
emprenden viaje por el camino del sur antes de que los cazas de los Guardias empiecen sus pasadas.
Expulsamos a su flanco derecho y lo empujamos derecho hacia su fuerza de diversión. Luego, nos
retiramos antes de que su flanco izquierdo pueda venir a por nosotros. Llenamos toda la base de
explosivos, trampas explosivas, etc. Cuando lleguen aquí para destruir nuestro centro de control y mando,
caen en una trampa preparada para explotar a su alrededor.

—¿Qué pasa con los satélites? Cuando salgamos, nos tendrán pillados todo el camino hacia
nuestras otras bases —dijo Katya.

—Ahí es cuando usted entra en juego, Capitán. —La miró y cruzó los brazos.— Martin Fox y su
gente han estado estudiando el sistema de satélites durante bastante tiempo. Los satélites no son el punto
débil; son fáciles de reemplazar. Lo son las estaciones de transmisión. En lugar de usar nuestros
elementos aerospaciales para defender esta localización, bombardearemos una de las estaciones de
transmisión en el continente sureño. La gente de Martin y Katya sabotearán la otra. Golpeadla hasta
hacerla añicos.

—¿Qué pasa con las transmisiones del satélite de campo?

Archer se encogió de hombros:

—Eso supondría más tiempo y dificultades de las que merece.

Darius Hopkins se rascó la parte de atrás de su cabeza y estudió el mapa:

—Simplemente puede funcionar —dijo él—. Pero tendremos que utilizar la mayoría de nuestros
explosivos al hacerlo. —Miró por toda la habitación.— Además, vaya pena. Era una gran base.

—Digan lo que quieran sobre Blucher, técnicamente gana esta batalla, precisamente por
obligarnos a dejar este lugar —dijo Archer—. Lo que tenemos que hacer ahora es asegurarnos de que su
victoria no sea completa, eso si no se convierte en una matanza. Tenemos que golpearle duro, golpearle
donde es débil, y luego pirarnos.

—¿Donde estará nuestro nuevo CG, Coronel? —preguntó Snider.

—En mi carlinga —dijo Archer—. Esta no es la batalla final, pero si lo hacemos bien, los liranos
van a estar tan ocupados lamiéndose las heridas que los embotellaremos durante bastante tiempo.

115
Blaine L. Pardoe Capítulo 21 Justin_Xiang

21

⎯Sr. Drannigan, como asesor destacado de varios gobiernos de los Mundos Libres
sobre operaciones tácticas militares, ¿qué piensa usted sobre la lucha interna que hay ahora
mismo en la Mancomunidad Federada?

⎯Lo que vemos, Dwight, es una sucesión de acciones independientes en bastantes


mundos distintos. Los regimientos y las milicias toman partido, ajustan cuentas entre sí y luchan
guerras de guerrilla. Es lo que pasó en las calles de Solaris pero magnificado diez mil veces.

⎯Bien, sabemos como evolucionó esa batalla. Suponiendo que se mantenga la analogía
con Solaris, ¿cuáles son las predicciones de esta guerra Steiner-Davion a gran escala?

⎯No tengo una bola de cristal, Dwight, pero aceptémoslo, Katrina Steiner es
enormemente popular entre su pueblo. Es un objetivo difícil para cualquiera que la persiga.

⎯Corresponsal principal Dwight Lansing entrevistando al estratega militar Reinhold


Drannigan,en el programa de noticias por holovideo El asunto real , Liga de Mundos Libres, 2
de enero de 3063.

Ruinas de la Universidad de Thorin


Bosque Remington, Thorin
Provincia de Skye
Alianza Lirana
7 de enero de 3063

El pelotón de infantería de los Guardias se movía con rapidez desde un grupo de arboles a otro,
buscando cualquier cobertura y protección que pudiesen ofrecer. Un tanque aerodeslizado Zephyr
serpenteaba de un lado a otro tras ellos con la torreta siguiendo la trayectoria con lentitud. El
Kommandant Derkson pilotaba su imponente Quickdraw cerca del centro de la formación. No estaban
solos. Desde detrás de un grueso bosquecillo de nogales, un JagerMech pilotado por el Sargento Malloy
emergió, con los brazos armados imitando la acción del Zephyr. A lo lejos en la distancia, Derkson
observó como el Chaparral de cincuenta toneladas se movía por el lejano flanco de la izquierda, con sus
rodadas revolviendo el polvo. Un Hoplite con forma de pájaro seguía enérgicamente detrás del Zephyr,
pero más hacia el lateral que hacia delante. El arbolado camino señalaba el centro de su formación, pero
solo el Hoplite y el tanque aerodeslizado viajaban por el camino principal.

⎯Primer Suboficial Niles, mantenga a sus hombres moviéndose por el costado del camino
⎯dijo Derkson en el micrófono de su neurocasco⎯. Debemos estar golpeando su perímetro en cualquier
momento.

El ruido de una explosión distante y apagada le alarmó. Girando su Quickdraw, vio una
humareda de humo elevándose desde donde la infantería había estado avanzando. Bajó la vista hacia sus
sensores de corto alcance. Mostraban anomalías magnéticas que se movían en el limite del alcance del
sensor, justo enfrente sobre el camino.

⎯Contacto ⎯espetó él⎯. Malloy, avance y prepárese para dejar caer un patrón de fuego de
supresión. ⎯Luego llamó al comandante de la infantería.⎯ Niles, estado.

116
LA FORJA DE UN HÉROE

⎯Señor ⎯llegó una voz que tosía sobre la línea de comunicaciones⎯. Disparamos algunas
minas: de estallido hacia arriba. Han caído cuatro hombres.

¿Minas? Avanzar era un error si iban a caer en un campo de minas, de tipo antipersonas o de
cualquier otro. Derkson observó como, de repente, explotaba el suelo debajo del JagerMech de Malloy.
Sucios terrones se levantaron, y el humo envolvió al ’Mech como las piernas de un amante. El JagerMech
se balanceó y cayó de rodillas, pero el humo, de forma temporal, evitó que Derkson viese mucho más.

⎯Retírense veinte metros y asuman una posición defensiva ⎯ordenó mientras una andanada de
misiles de corto alcance pasaba a gran velocidad más allá de él y hacia el Zephyr. Estos hicieron surcos
en el costado izquierdo, destrozando las placas de blindaje en una onda horrible de explosiones naranjas y
amarillas. Un transporte rebelde de MCA se había movido hacia delante lo bastante para provocar el
daño, lo bastante para tentarle.

Derkson abrió la frecuencia de mando:

⎯Coronel Blucher ⎯dijo él⎯, hemos topado con un campo de minas en las coordenadas cero-
tres-cinco, Alfa, Zulú, dos uno. Nos enfrentamos al enemigo.

Apuntó sus misiles de largo alcance sobre el transporte de MCA, luego hábilmente movió el
retículo de puntería sobre el lanzador de misiles de corto alcance hasta que relució de rojo brillante.

⎯Voy a vengarme un poco por haberme robado la paga ⎯murmuró, clavando su dedo índice en
el gatillo del CEB. El Quickdraw se sacudió ligeramente cuando la andana de misiles salió disparada de
sus tubos y ascendió como un rayo la poco inclinada ladera.

Katya Chaffee estudió el edificio situado en lo alto de la colina y movió la cabeza. Necesitaban
más tiempo. La estación de transmisión allí asentada constaba de varias antenas y un inmenso plato para
la recogida de datos desde los satélites liranos que orbitaban Thorin. No era un objetivo especialmente
formidable, y supuso que solo un puñado de personal manejaba la cabina de operaciones. El problema era
la meticulosidad de Blucher en la protección de la instalación con relación al tipo de ataque que ella iba a
intentar. Dos filas de sacos de arena rodeaban la estación, con una inclinada trinchera entre ellas.
Sensores montados sobre varas metálicas se esparcían por el terreno descubierto unos ciento cincuenta
metros en torno a la estación y preparados para disparar una alarma si alguien trataba de escabullirse.

Búnkers de sacos de arena construidos especialmente estaban apilados alrededor del perímetro
defensivo, y los horribles cañones de ametralladoras sobresalían de ellos. Aunque solo hubiese una
escuadra o dos presentes, eso sería más que bastante para contener al equipo de Katya.

Martin Fox, en un tiempo técnico de sistemas y ahora luchador por la libertad, subió hasta
ponerse a su lado:

⎯Comprobé el perímetro, Capitán. No pudimos encontrar ni un hueco entre las líneas.

⎯¡Cojones! ⎯maldijo ella en voz baja; luego soltó un suspiro largo y profundo.⎯ Parece que
vamos a tener que hacerlo por las bravas.

Martin limpió el sudor de su ceja:

⎯¿Está segura?

⎯No ⎯dijo ella, dándole una triste sonrisa⎯. Pero ¿qué elección tenemos?

117
Blaine L. Pardoe Capítulo 21 Justin_Xiang

Archer estaba sentado en la carlinga de su Penetrator cuando la lanza de cazas aerospaciales


liranos entró como un rayo en las ruinas de la universidad desde el sur. En una formación perfecta en
forma de “V”, soltaron los misiles (todas rondas lanzadoras de infiernos) sobre el bosque y el anciano
campus. Los misiles infierno eran el tipo de arma anti ’Mech más indecente. En lugar de explotar
rociaban por todos lados una sustancia como el napalm. Contra un ’Mech, podían sobrecalentar la
máquina hasta el punto de desconexión.

El efecto de la andana de misiles fue inmediato. Los incendiados arboles se convirtieron en


paraguas llameantes. Tres de los antiguos edificios también estallaron en llamas, haciendo que la pacifica
escena pastoril pareciese más una ciudad moderna en llamas.

Desde su posición, cerca del borde de la base, Archer observó a los cazas elevarse y alejarse por
el flanco para hacer otra pasada. El rugido de sus poderosos motores de fusión hizo moverse al Penetrator
ligeramente cuando pasaron por encima de su cabeza. Hopkins había logrado evacuar al personal no
combatiente unos pocos minutos antes de que llegasen los Guardias Arcturianos. Ahora estaba a cuatro
kilómetros de distancia, cruzando el Vado de los Hombres Libres para alejarse de la zona de combate,
junto con las piezas de repuesto y todo aquello que pudo ser cargado.

Todo el lugar resplandecía con rojos y amarillos brillantes, vomitando una enorme nube de humo
en el aire. Archer no gastó mas tiempo observando. Comprobó sus sensores de largo alcance; luego, abrió
la línea de comunicaciones de su neurocasco:

⎯Piolet Uno, informe de situación.

⎯Los hemos cercado en la carretera ⎯respondió Darius Hopkins⎯. Les hemos disparado un
poco, luego nos hemos retirado lejos de su alcance; luego, les hemos disparado un poco. Las minas los
tienen asustados.

⎯Bien ⎯dijo Archer, maniobrando su Penetrator hacia el camino⎯. Mazo, mueva alguno de
sus chicos para apoyar a Piolet. El resto, prepárense para avanzar sobre el flanco izquierdo. ⎯Casi por
reflejo empezó el ciclo de carga de sus láseres.

La Teniente Culver llevó su Lucifer a una altitud cercana a los cincuenta metros por encima del
suelo, justo por encima de las copas de los arboles. A su derecha, el Chippewa de Andrew Hackley se
elevaba más alto. Mientras cruzaron la meseta que dominaba el continente sur de Thorin, se mantuvieron
pegados al suelo de modo que solo las estaciones de rastreo Dopplers más sofisticadas les captarían y la
mayoría de ellas estaban concentradas en el continente norte.

⎯Detecto un poco de lluvia suave sobre el lugar objetivo ⎯dijo Culver, observando con interés
sus sensores de largo alcance.

⎯Confirmado. Hora de ejecutar la orden de bombardeo, señor. Te cubriré a las seis en punto.

Culver sonrió:

⎯Adelante, buena puntería. Golpea esa estación con todo lo que tengas.

El Chippewa era esencialmente una gran ala voladora con bastantes misiles y otro armamento
para derribar una manzana urbana. Se ladeó lentamente y se adelantó por delante del más pequeño Lucifer
de Culver. A lo lejos en la distancia, un único edificio en un claro aparecía ante ellos ⎯la estación de
transmisión del satélite del sur. Justo en ese momento, las nubes se apartaron y la estación quedó bañada
por la luz del sol. No podías tener un blanco más claro.

⎯Estoy casi en la diana ⎯dijo Hackley, con una voz un poco menos confiada esta vez.

118
LA FORJA DE UN HÉROE

⎯Dispara y sal a la izquierda. Estaré detrás de ti y a la derecha. ⎯Ella redujo la velocidad


ligeramente para dejar alguna distancia entre ellos. Delante de ella, como un enorme pájaro de presa, el
Chippewa estabilizó su trayectoria de vuelo y empezó su pasada.

⎯¡Me disparan! ⎯gritó Hackley frenéticamente.

⎯Manténte en el objetivo, ajusta la puntería. Dispara cuando estés listo ⎯dijo ella, con un tono
de voz tan tranquilo como era humanamente posible.

Una bala de rifle gauss de un Atlas chocó con tanta fuerza en la parte más baja de la pierna
derecha del Penetrator de Archer que el ’Mech casi cayó hacia delante bajo el impacto. Luchando contra
los controles y la ola de calor que subió en su carlinga, de algún modo, logró mantenerse enhiesto, pero la
pantalla de daño le dijo lo que pasaba. La bala gauss había cercenado un montón de placas de blindaje.
Archer, en silencio, mandó al Atlas al infierno.

El Stalker delante suya suponía una amenaza incluso mayor, mientras el Atlas se deslizaba fuera
de alcance. Acababa de alcanzar el punto donde Hopkins y sus tropas se habían atrincherado en el costado
de la carretera y habían atascado el avance de los Guardias. A mediada que Archer y su lanza de mando
pasaban, todos dispararon a la vez para crear la ilusión de que había más que vibrabombas, infantería y
unas pocas lanzas de blindados.

Se lanzó con rapidez hacia delante, esperando abrirse paso a través del flanco derecho del
enemigo, pero los Guardias ponían más resistencia de lo previsto. Archer supuso que Blucher debía haber
empujado sus fuerzas centrales hacia este lado. El hombre era condenadamente bueno, pensó Archer. De
lo contrario no estaría en la maldita puerta delantera de la base. Los Guardias ya habían cruzado el campo
de minas y capeado el daño, y, ahora, derramaban furiosamente fuego sobre los Vengadores de Archer.
La luz láser rasgó a través de los pequeños grupos de arboles que los ’Mechs y tanques usaban como
cobertura; y las ráfagas de cañón automático arrancaron trozos de tierra, dejando enormes cráteres por
todas partes. Los Vengadores habían sido obligados a retirarse un poco, pero ahora era el momento de
tornar la tortilla.

⎯Espectro Uno a todas las unidades, concentren el fuego sobre el Stalker de cabeza durante dos
salvas, luego fuego a discreción ⎯espetó él mientras movía sus láseres pesados de alcance ampliado para
apuntar sobre el Stalker verde gris. El MechWarrior de los Guardias cargó con su ’Mech, con forma
rectangular, a través de un grupo de arboles, derribándolos hacia los lados como hierbajos. Ambos láseres
de Archer impactaron en el torso izquierdo del Stalker, haciendo profundos surcos de ardiente
destrucción.

Espectro Dos pareció salir de la nada a la izquierda de Archer. El Watchman pintado de verde y
marrón aterrizó en un claro, con los cohetes de salto montados en las piernas chamuscando la hierba
mientras los pies del gigante se hundían ligeramente en el suelo. El Alférez Wally George, el piloto del
Watchman, de forma inmediata atacó con su láser pesado, seguido de los medios. El Crab del Sargento
Val Kemp disparó sus láseres también. Los láseres pesados impactaron la vaina en forma de caja de las
armas de la derecha que servía de brazo izquierdo del Stalker, y otra salva de MLA se clavó
profundamente donde los disparos de Archer habían impactado un segundo antes. Ese fue probablemente
Espectro Siete, el Whitworth del Cabo Tanner, a quien vio cortar a su derecha en el monitor secundario.

Mientras el calor de la carlinga disminuía lentamente, Archer liberó sus láseres de pulso medios.
Una vez más la carlinga se puso más caliente que una sauna mientras las ráfagas esmeraldas se clavaban
en el Stalker, que se tambaleó a causa de los impactos. Casi a cámara lenta, el ’Mech se dio la vuelta, y
Archer vio las escotillas de misiles estallar al abrirse para dejar salir sus letales andanadas de misiles de
corto y largo alcance. En su auricular silbó la alarma de ataque de misiles mientras treinta y dos cabezas
explosivas de diversos tamaños corrían velozmente hacia él desde los tubos lanzadores. Activó el sistema
anti misiles y encorvó su ’Mech hacia atrás ligeramente para prepararse para los impactos que querían
destruir su Penetrator.

119
Blaine L. Pardoe Capítulo 21 Justin_Xiang

Las volutas de humo habían cubierto virtualmente la estación de transmisión del satélite mientras
Katya esperaba hacer su movimiento. Luego, Martin Fox y su gente empezaron a disparar desde la orilla
del bosque que rodeaba la estación. El fuego de las pequeñas armas fue escupido con ruido sordo hacia
los lejanos búnkers a su derecha, y ella pudo ver las formas de soldados huyendo de la zona de disparo.
La estación no estaba fuertemente defendida, pero su posición estaba bien atrincherada, otorgando a los
Guardias la posición ganadora.

El ritmo de fuego pareció cambiar de tempo cuando el equipo de Fox disparó sobre el búnker
con sus CPPs portados en mochilas personales. El relámpago artificial salió hacia fuera y entró
precipitadamente en los búnkers hechos con sacos de arena, haciendo explotar las defensas con un ruido
atronador. Los defensores se batieron en retirada hacia la segunda línea de defensa.

Katya miró a sus tres camaradas:

⎯Nos movemos a mi señal ⎯dijo ella. Asintieron pero no parecían muy seguros de si mismos.
Ella levantó la mano y esperó mientras la segunda oleada de rondas de mortero golpease. Estas también
eran rondas de humo, el tipo de cobertura que ella y su equipo, la verdadera amenaza para la base, iban a
necesitar.

Katya bajó la mano, y el cuarteto de soldados corrió hacia delante. En sus espaldas llevaban
tubos de misiles de corto alcance lanzados desde los hombros. Aunque se usaban fundamentalmente para
operaciones anti ’Mech, hoy servirían para otro propósito. Martin Fox y sus “comandos” retendrían a los
defensores, mientras su equipo inutilizaba el plato y la antena del satélite. La baza era acercarse lo
bastante para hacerlo, en algún sitio hacia dentro entre las dos líneas de trinchera del perímetro.

Corriendo a través del humo con su equipo, ella medio esperaba ser impactada por el fuego de la
ametralladora, pero no pasó nada. Luego, todos intentaron superar la trinchera, pero solo uno de sus
soldados lo logró con un simple salto. El estómago y las costillas de Katya dolían de arrastrase sobre ese
lado. Con un frenético esfuerzo, logró avanzar arrastrándose sobre manos y rodillas. Su corazón latía
desbocado, sus oídos embotados con el ruido de los disparos. El enemigo no los había visto llegar. Al
menos todavía no. En unos pocos segundos, eso no supondría ninguna diferencia en cualquier caso.

Levantando la espalda, ella corrió hacia delante para unirse a los otros en la trinchera interior.
Ahora estaban a una distancia apropiada. Se tiró al suelo, habló tan bajo como la situación le permitía:

⎯Rondas normales para empezar. Seguidas de infiernos.

Dos de los soldados se pusieron de pie y dispararon. Sus lanzadores, de un solo uso, de misiles
de corto alcance dispararon rondas de explosivos normales a la base del enorme plato y de la erguida
antena. Penachos de llamas amarillas y de humo se elevaron desde las explosiones. Katya de levantó para
disparar su propio lanzador, este cargado con rondas de infiernos inflamables. Ahora que el equipo de la
estación estaba dañado, los infiernos lo quemarían hasta el suelo.

Pulsó el botón del lanzamiento de caucho bajo la parte trasera del lanzador de MCA y notó un
tirón cuando soltaba su carga. De repente, el suelo en torno a ella pareció desaparecer. Ella oyó un rugido
en sus oídos, y el pánico la controló mientras volaba hacia la izquierda, lanzada completamente por el
aire. Ruidos, chillidos ⎯los suyos⎯ llenaban sus oídos mientras ella golpeaba en el suelo.

Una explosión . . . Su mente recuperó el control de su pensamiento cuando vio el brazo cortado
de unos de sus soldados aterrizar sobre el suelo solo a dos metros por delante de ella. Sus dedos de las
manos, luego sus dedos de los pies se estremecieron. Los ruidos se transformaron en ecos, y su visión
pareció flotar dentro de un túnel. Quería gritar, pedir en voz alta ayuda, pero el túnel en su mente se hacía
cada vez más pequeño y más pequeño. Los sonidos reverberaron hasta la nada mientras ella se deslizaba
en el olvido.

120
LA FORJA DE UN HÉROE

Mirando hacia atrás y hacia abajo, la Teniente Francine Culver vio la devastación que su ataque
había provocado. La estación de transmisión del satélite no estaba en llamas; sino que explotaba a causa
de la rotura de su reactor de fusión secundario. El inmenso plato se derrumbó hacia dentro bajo la
explosión, devorado en cuestión de segundos por el fuego y la muerte candente.

⎯Guau ⎯llegó la voz de Andrew Hackley cuando él, también, observó la carnicería⎯.
Macanudo. ⎯Su Chippewa aun lanzaba blancos jirones de humo a causa del impacto de los misiles de
defensa aérea que habían golpeado en él, pero solo habían chamuscado algunas placas de blindaje.

⎯Creo que podemos dar el objetivo por alcanzado ⎯dijo ella, enviando la señal codificada a
Espectro Uno⎯. Pensaba que sería bastante más resistente.

Abrió su línea de comunicaciones:

⎯Espectro Uno, hemos terminado antes de tiempo. ¿Algún objetivo más? ⎯Todo lo que recibió
fue más estática y los distantes sonidos de la batalla sobre la frecuencia de mando.

El sistema anti misiles del Penetrator destruyó cuatro de los misiles que se dirigían hacia Archer,
pero los otros continuaron su marcha. Se tiró hacia atrás en su asiento y giró la cabeza para aguantar las
explosiones, pero no hubo ninguna. Hubo un raro y claro ruido sordo cuando los misiles impactaron pero
no estallaron. Fueron seguidos un milisegundo más tarde por los rociados escombros de los misiles que su
sistema de defensa había hecho pedazos.

Sin explosiones. Sonrió levemente, contento de que su plan hubiese funcionado. Cuando la
Fuego de Angel había llegado con las municiones para los Guardias Arcturianos, el había enviado a un
colega de confianza para que desarmase e inutilizase las cabezas explosivas que iba a entregar. Estas
debían haber estado mezcladas con la munición de los Guardias y ahora estaban siendo usadas.
Disparaban correctamente, incluso daban la lectura de armadas para los ordenadores de combate, pero sus
cabezas explosivas manipuladas eran inútiles. Archer inclinó hacia delante a su Penetrator y presionó el
pulgar en el gatillo para disparar sus láseres pesados contra el gravemente destrozado Stalker.

⎯Sus misiles no estallan ⎯comunicó al resto de su unidad⎯. ¡Los tenemos!

El MechWarrior del Stalker debió haberse dado cuenta del error cuando el indemne ’Mech de
Archer disparó sus láseres pesados. Uno penetró en la carlinga, destruyendo casi todo su blindaje e
incluso hundiéndose en la escotilla de salida. El otro disparo impactó en el torso central, clavándose en el
mismo lugar donde el Crab de Val había dejado el disparo de su láser pesado.

La línea de comunicaciones siseó en su oído durante un instante cuando una voz le llegó en
directo:

⎯Espectro Uno, hemos terminado antes de tiempo. ¿Algún objetivo más? ⎯Era la voz de la
Teniente Culver.

Esas eran buenas noticias. Una de las dos estaciones de transmisión del satélite había caído. Casi
decidió traer sus cazas aerospaciales para que se uniesen a la batalla, luego tuvo otra idea:

⎯Buen trabajo. Ahora vayan y ataquen el búnker de mando en el fuerte.

⎯¿Señor?

Archer esquivó una oleada de disparos de cañón automático que se clavaron en los arboles
cercanos a él, todos fallando en la explosión pero liberando una devastadora cantidad de daño cinético
mientras golpeaban arboles y rocas con un impacto bestial:

⎯Usted me oyó bien. Solo unas pocas pasadas, concéntrense en su búnker de mando.
Probablemente no le harán mucho daño, pero puede desviar la atención de Blucher.

121
Blaine L. Pardoe Capítulo 21 Justin_Xiang

⎯Entendido, Espectro Uno.

El Stalker de los Guardias se inclinó bajo la andanada y se giró para evitar el ataque, pero los
Vengadores siguieron llegando. Maxwell Grath, ahora pilotando el capturado Gallowglas, hizo el disparo
definitivo. Un rayo azulado de cruda energía de su CPP golpeó en el torso del Stalker, destripando la
estructura interna y enviando arcos de energía blancoazulada extendiéndose al exterior como una telaraña
en el centro del ’Mech. Pareció congelarse en el sitio mientras humo de ozono blanco flotaba desde el
agujero en su pecho. Luego, volcó hacia un lado, golpeando sobre algunos arboles.

Desde el lado de Archer en la línea de batalla, misiles, disparos de cañón automático y láseres se
clavaban con furia renovada mientras caía el Stalker. Vio un novísimo modelo Cobra aparecer y disparar
sus misiles de largo alcance en el capturado Cicada de los Vengadores. La mayoría de las cabezas
explosivas impactaron, pero solo dos explotaron, prácticamente reviviendo al MechWarrior del verde
Cicada. Archer y Grath dispararon ambos al nuevo objetivo, destrozando al Cobra con suficiente fuego
de láser y CPP para enviarlo a estrellarse de espaldas sobre el suelo.

El poderoso Atlas pilotado por el Coronel Blucher se erguía en una pequeña elevación,
disparando sus armas a larga distancia, acribillando varios objetivos diferentes. Un Hollander también
intentó volverse y disparar, solo para encontrarse a sí mismo bajo una andanada de fuego láser medio y
pesado del Watchman de Wally George. El ’Mech de Wally había recibido varios impactos, y un extenso
flujo, como la sangre, de refrigerante verde brotaba del torso del ’Mech. La mayoría de sus disparos
impactaron en las piernas del Hollander, desnudándolas hasta nada mas que expuestos músculos de
miomero, que se empañaron de calor mientras el ’Mech se tambaleaba hacia atrás.

—Todas las unidades, avancen —ordenó Archer—. Se retiran. —Luego vio que los cazas
aerospaciales de los Guardias se ladeaban de nuevo, balanceándose en la distancia, mas allá de donde
habían bombardeado su base hasta convertirla en ruinas. Supo, al instante, lo que hacían. Los liranos
habían encontrado a sus fuerzas de apoyo en el río.

Martin Fox observó como las rondas letales del enemigo se acercaban a su posición. El era un
analista de sistemas, no un guerrero. Había llegado el momento de largarse. Miró fijamente a través del
humo y vio los inmóviles cuerpos del equipo de Katya Chaffee yaciendo en el borde de un cráter. Lo
habían hecho, logrado, pero ¿a qué coste?

—Nos largamos —dijo por su comunicador—. Retirada hasta los equipos de huida.

Uno de su equipo llegó corriendo, señalando a donde Chaffee y los otros habían caído. Una
ráfaga disparos le seguía mientras continuaba hacia delante:

—¿Qué pasa con ellos? —gritó el hombre.

Martin le indicó con el brazo que siguiese:

—Es demasiado tarde para ellos. Hicimos nuestro trabajo, y ahora tenemos que largarnos de
aquí. Haré la señal al coronel en cuanto pueda.

Los miedos de Archer eran innecesarios. La pareja de Lucifers y el Stuka habían cambiado de
rumbo como si hubiesen localizado la caravana de los Vengadores a varios kilómetros de distancia, pero
luego volvieron a ladearse para alinearse de cara a dar una pasada de bombardeo sobre la línea de batalla.
Su alivio se transformó en miedo cuando se zambulleron sobre el Dervish de Rhelm y el Stealth de
Livernois, los cuales intentaron correr. Uno de los misiles del Lucifer cayó lejos del objetivo, pero los
otros dos dieron en el blanco. Los MLAs impactaron en el Dervish, rasgando blindaje de sus brazos y su

122
LA FORJA DE UN HÉROE

delgado torso trasero. Luego los láseres pesados del Lucifer se deslizaron en su brazo derecho,
rompiéndolo por el codo. El miembro destruido cayó en la maleza como el juguete de un niño.

El Stealth de Livernois aguantó lo más recio del fuego del Stuka. Los misiles estallaron en torno
por todas partes a la vez, envolviendo el BattleMech en una nube de humo negro manchada de
explosiones anaranjadas. Los láseres pesados se clavaron perforando la nube, buscando al Stealth. A
juzgar por las placas de blindaje que caían desde el humo, los láseres lo habían encontrado. Archer
observó como Kane Livernois hizo una cosa que nadie esperaba. Disparando sus cohetes de salto, se
lanzó hacia atrás, justo a tiempo de escaparse.

Archer esperaba que los aerocazas se diesen la vuelta para otra pasada, pero, en cambio, se
alejaron y abandonaron el campo de batalla. Comprendió. Debían haber captado a Culver acercándose a
su base. Hacía tiempo que ella se había ido cuando llegaron, pero atrajo su atención como él había
esperado que ocurriese. De nuevo tuvo que felicitar, de mala gana, a Blucher. Usaba sus activos muy
bien.

Archer barrió el campo y vio que los Guardias empezaban a retirarse. Uno de ellos, el Hollander,
pisó una vibrabomba que no había estallado durante el ataque inicial y se derrumbó de una vez para
siempre. Divisó también al Atlas de Blucher en la distancia, casi fuera de su campo de visión, entre los
arboles. La imagen del retículo de puntería era débil, pero disparó de todos modos, ignorando la onda de
calor que inundó toda la carlinga. Una de sus armas de los Clanes de alcance ampliado impactó en el
brazo izquierdo del Atlas, mientras el otro falló por mucho. El blindaje del enorme ’Mech se llenó de
hoyos y cicatrices; durante un momento pareció que Blucher se volvía para encararse con él a través del
campo de batalla. El tiempo pareció detenerse mientras Archer observaba la carlinga en forma de cráneo
del Atlas en la distancia.

Luego, Blucher y el resto de los Guardias Arcturianos se retiraron, disparando mientras se iban.

—Contengan el fuego y déjenles irse —ordenó Archer mientras veía salir al Stealth de Livernois
de su escondite. La mayoría de su blindaje estaba destruido, y los filamentos de los músculos de miomero
saltaban y se arrastraban detrás de él como enormes cordones desatados.

El dispositivo táctico de exploración a corta distancia de Archer mostraba su fuerza maltrecha


pero aun operativa. Los Guardias habían resultado dañados, también, y se retiraban hacia la carretera de
regreso a Ciudad Ecol. Los Vengadores de Archer habían aguantado en el campo de batalla. La
persecución era tentadora, pero Archer sabía que su fuerza estaba cansada. Si presionaba demasiado
fuerte, podía, simplemente, dar a los liranos lo que querían: una victoria total en lugar del empate que
había concedido.

—Bien, gente, recuperemos lo que podamos y dirijámonos a los puntos de encuentro. Allí se
indicarán las bases y tareas. Traigamos los equipos de recuperación lo antes posible.

Habían conseguido cierto tiempo y debían emplearlo de la mejor forma posible. Perder la base
de operaciones era todavía una perdida importante en la mente de Archer, sin importar quien mantuviese
el campo al final de la pelea.

Mientras giraba su Penetrator para ir al encuentro de Hopkins, se preguntó como le habría ido a
Katya y rogó que lo hubiese logrado.

123
Blaine L. Pardoe Capítulo 22 Justin_Xiang

22

⎯Hoy estamos en el Espaciopuerto Melissa, hablando con el capitán de una Nave de


Descenso comercial llegada recientemente desde Fuerte Louden. ¿Qué puede decirnos sobre la
situación real allí, Capitán Downer? Las noticias oficiales que nos llegan dicen que no existe
guerra civil: sólo algunos incidentes menores aislados que la Arcontesa tiene completamente
bajo control.

⎯Bien, no nos separamos demasiado del espaciopuerto después de que oímos que el
ejercito patrullaba las calles haciendo cumplir un riguroso toque de queda. Decían que el
comandante del Quinto GRC de los Guardias de la Alianza usó la mano dura cuando empezó el
saqueo.

⎯De Noticias de Ecol en resumen, Canal 38, 6 de enero de 3063.

Puesto de mando Epsilon


Bosque Remington, Thorin
Provincia de Skye
Alianza Lirana
8 de enero de 3063

—¿Estaba ella muerta? —exigió Archer mientras Martin Fox se limpiaba el sudor de la cara.

Fox dio un corto paso hacia atrás como si tratase de evadir la cólera del coronel:

—No podíamos estar seguros. Ellos estaban o muertos o heridos.

—¡Al infierno con todo! —maldijo Archer, dándose la vuelta y alejándose de Fox. Habían
pasado casi quince horas desde la batalla. Los Vengadores habían sido reducidos casi en un tercio: una
compañía completa de ’Mechs y blindados entre heridos, destruidos o seriamente necesitados de
reparación.

Y ahora tenía que afrontar la pérdida de Katya Chaffee, que iba más allá de ser una simple
pérdida de la unidad. Ella era la piedra angular de sus operaciones de inteligencia, pero también mucho
más. Desde la muerte de Andrea, Katya se había convertido en su principal caja de resonancia y parte del
pequeño circulo de personas cuyo consejo él valoraba.

Y ahora ella no estaba.

Archer sabía que, realmente, no podía culpar a Fox y se arrepintió de lo ásperamente que había
hablado. Con delicadeza dejó caer una mano sobre el hombro de Fox:

—Lo siento, Martin. Ha sido un día de cojones. Mucha gente buena está muerta o herida. Tu y tu
equipo hicisteis un buen trabajo. Habéis inutilizado la capacidad del enemigo de localizarnos. Eso no es
una proeza pequeña.

Archer luego se giró hacia Darius Hopkins:

—¿Cómo de malo es?

—Perder a Katya podría dañarnos. Conoce la localización de algunas de nuestras bases.

124
LA FORJA DE UN HÉROE

—Supones que aún está viva —dijo Archer.

—Tengo que hacerlo. Y también deberías hacerlo tú. Si Blucher la tiene, puede tratar de sacarle
información sobre nuestras operaciones.

Archer suspiró profundamente:

—Entonces evacuamos las bases cuyas localizaciones conocía ella. Minimicemos cualquier
ventaja que Blucher pueda conseguir al cogerla.

—Bien —dijo Hopkins—. Estamos dañados, pero los techs ya trabajan en el equipo dañado.
Tendremos otra lanza o dos operativas en una semana.

—Gracias, Darius —dijo Archer, moviendo ligeramente sus hombros para liberar algo de la
tensión que sentía—. Vas a tener que hacer las veces de jefe de inteligencia hasta que podamos encontrar
y recuperar a Katya.

Hopkins dejó escapar una gran sonrisa:

—Ahora hablas como si estuvieses convencido de que está viva.

—Como dijiste, tengo que hacerlo. —Levantó la solapa de la tienda de campaña que servía como
cuartel general, luego volvió a girarse hacia su antiguo mentor antes de entrar en ella.— Sargento Mayor
—dijo en voz baja.

—Señor.

—Contacte con el Príncipe Juan a través de nuestra cadena normal de contactos. Quiero saber lo
que pasa en el campo lirano. Comuníquese con todas nuestras células. Hágales saber que rechazamos a
los Guardias, pero que deben ser tratados como un animal herido.

>>Si yo fuese Blucher en estos momentos, estaría considerando la necesidad de hacer ciertos
cambios. Y en nuestro negocio, cambiar puede ser malo.

Felix Blucher miraba al exterior desde la destruida puerta de su búnker de mando, observando a
los techs trabajar con ahínco para reparar los ’Mechs situados en el patio del fuerte. Ahora tenía solo dos
lanzas de BattleMechs y blindados operativos. Muchos de los ’Mechs estaban gravemente dañados, y los
techs se daban, ahora, prisas en repararlos. Otras máquinas tuvieron que ser abandonadas en el campo
durante la retirada.

Reflexionaba sobre la batalla y sus consecuencias. Su fuerza había tropezado en minas que los
rebeldes habían esparcido, lo que había ralentizado su asalto. El había contestado con un movimiento de
flanqueo que infligiese gran daño en su enemigo, pero no había previsto que Archer golpearía a ambas
estaciones de transmisión del satélite al mismo tiempo. Ahora ambas estaban en ruinas. Todavía tenía las
unidades de campo. Cada una era capaz de controlar dos satélites a la vez pero solo con una posibilidad
limitada de descarga de datos.

Blucher aun creía que su propio plan había sido bueno. Su apoyo aéreo le había dado ventaja, lo
que pensaba que le permitiría destrozar a los rebeldes. Luego los aerocazas de Archer empezaron a atacar
el fuerte, y Blucher tuvo que desviar sus cazas para pararlos. Los cazas se enredaron un buen rato, luego
los Vengadores se retiraron. El daño a su búnker de mando no era serio, pero se había visto obligado a
retirar su principal baza: la superioridad aérea.

Archer probablemente pensaba haber ganado una victoria táctica porque había mantenido el
campo. Blucher, sin embargo, había inutilizado la principal base de operaciones de los Vengadores, lo
que le daba una victoria estratégica. Masajeó su dolorida pierna, preguntándose si una victoria estratégica
sería bastante. Le había costado un alto precio.

125
Blaine L. Pardoe Capítulo 22 Justin_Xiang

Ahora estaba encerrado en el fuerte, atrincherado, obligado a mantener una posición defensiva.
Eso no era bueno. Jamás ningún ejército ganó una guerra embotellado en la defensa. Empero, aquí estaba
él, con su batallón reducido a menos de una compañía. Y al mantener el campo, Archer podía utilizar y
recuperar muchas de sus propias pérdidas. Blucher y sus Guardias luchaban una guerra que resultaba casi
extraña para ellos, contra un comandante que era un nativo de este mundo y querido por su pueblo.
Probablemente era un milagro que los Guardias no estuviesen en peor forma, aunque Blucher dudaba que
eso fuese tenido en cuenta por el mando superior.

Oyó el sonido de pisadas de botas que llegaba desde su espalda y se giró justo cuando el
Teniente Sherwood, con el brazo en cabestrillo, hizo sonar sus tacones rápidamente y saludó. Sherwood
lo había hecho bien; su Hercules había atacado a la vez a un Galleon y un Javelin. Había repartido algo de
daño pesado antes de ser aporreado por un transporte rebelde de MCA. La oleada de misiles había
devorado al Hercules y él se había lastimado su brazo en la caída. De algún modo, sin embargo,
Sherwood había logrado quitar de en medio lo que quedaba de su BattleMech durante la retirada.

—Informando según se ordenó, señor.

—Bien, ¿encontró algo? —preguntó Blucher.

—Los techs dicen que las cabezas explosivas de los misiles fueron estropeadas quitando una
unión del circuito de armas. Nuestras rondas de cañón automático fueron, según parece, desarmadas.
Insertaron una moneda de pfening1 en el mecanismo de la espoleta de modo que las balas no podían
explotar. Nuestros inspectores nunca lo descubrieron, pero eso es debido a que nadie podía haberlo hecho
sin abrir cada ronda. Tengo una cuadrilla comprobando cada ronda de nuestro inventario, y rearmándolas,
pero va a llevar tiempo.

Durante dicho tiempo, Blucher sabía que no se atrevería a intentar escapar de aquí:

—¿Cómo pasó? —preguntó, moviendo la cabeza ante cuan hábilmente había sido engañado.

—Según lo que el Teniente Fisk fue capaz de determinar, la munición fue saboteada durante el
traslado.

—¿Qué? —gritó Blucher cabreado, pero su voz estaba ronca del cansancio—. ¡Esto es traición!
Incautaremos los activos de esa compañía. Quiero a sus propietarios arrestados de forma inmediata. —
Estaba nervioso por la falta de sueño, y todo el café que había consumido le ponía peor.

—Me temo que no es posible, señor —replicó con cautela Sherwood.

—¿Por qué, Teniente?

—Fue Christifori Express.

Blucher quería gritar, pero, en lugar de ello, cerró lentamente los ojos y exhaló un largo suspiro.
Luchaba contra un hombre que sabía tanto como él sobre las cosas militares. Un hombre que le había
vencido en batallas simuladas y reales. Un hombre que había logrado obligarle a encerrarse dentro del
fuerte, atrincherándose como un topo. Consideró, durante un momento, rendirse y dejar Thorin, pero no
era una opción real. En su larga carrera militar, Felix Blucher nunca había huido de una lucha con el rabo
entre las piernas. Ahora, no era el momento de empezar.

Además, no se había quedado sin ideas. Una de ellas tenía visas de ser un plan real, aunque sería
arriesgado. Dado que actuaría a un nivel estratégico, suponía una buena oportunidad para coger a
Christifori desequilibrado. Blucher ya le había golpeado una vez a nivel estratégico. Quizás esa era la
arena donde debía enfrentarse a él.

1
Moneda fraccionaria oficial lirana (N. del T.)

126
LA FORJA DE UN HÉROE

Luther Fisk también se les había unido ahora. Su cabello negro estaba despeinado, y tenía bolsas
bajo los ojos. Sin embargo, extrañamente, sonreía, un completo contraste ante lo inexorable de la
situación de los Guardias:

—¿De qué se trata, Teniente?

—Tengo un presente para usted, Coronel —Fisk parecía haber recuperado algo de su
engreimiento—. Acabo de regresar de la sala de enfermería. Capturamos a algunos de los rebeldes que
atacaron la estación de transmisiones a las afueras de la ciudad. Estaban heridos así que hice que los
trajesen aquí por si Archer trataba de rescatarlos.

Sherwood interrumpió antes de que Blucher pudiese dejar salir las palabras de su boca:

—¿Era uno de ellos Christifori? —preguntó con aspereza.

Fisk sonrió aún más:

—Mejor. Tenemos a la Capitán Katya Chaffee.

—¿Vivirá? —preguntó Blucher.

—Perdió el conocimiento y recibió algo de metralla en su hombro, pero, por lo demás, se pondrá
bien.

—Buen trabajo —dijo Blucher, sorprendido de que Fisk fuese capaz de tal cosa—. El vendrá a
por ella.

—¿Qué le hace pensar eso? —preguntó Sherwood.

—Intuición e informes de inteligencia. Ella significa mucho para él. Ya la rescató de la cárcel
una vez. Lo hará de nuevo. Tal vez podamos usarla para que él se siente en la mesa y lleguemos a un fin
para esta lucha.

—El nunca haría eso, Coronel —dijo Fisk.

—Quizás no. Pero mis ordenes son acabar con esta revuelta. Si lo puedo hacer en la mesa de la
paz, mucho mejor. Por otro lado, solo es cuestión de tiempo que Archer intente rescatarla.

—Pero no estamos preparados para oponernos a un asalto total salvo desde dentro del fuerte —
dijo Fisk—. No me malinterprete, señor. Aunque los rebeldes de Christifori, también, recibieron daños,
por lo que he visto en los registros de EDB2, parece que bastante menos que nosotros.

Blucher se frotó la frente:

—Lo que significa que tenemos que cambiar nuestra premisa estratégica. Voy a enviar un
mensaje a Muphrid, ordenando al Segundo Batallón montarse y venir aquí lo más rápido que puedan. Las
tácticas de Christifori nos han costado personal y ’Mechs, pero no tendrán posibilidades contra nosotros y
un batallón más. —Miró a Fisk, y casi sonrió por primera vez desde que le había conocido.— Y esta vez
tenemos el cebo perfecto: Katya Chaffee.

Sherwood parecía excitado:

—Señor, me encantará empezar con esas ordenes.

—Contacte con los Hauptmanns Von Keiver y Gotteb. Necesitaré su apoyo para preparar la
planificación temporal. —Ahora que había puesto su idea en palabras, le parecía adecuada. Creía que era

2
Evaluación del Daño de Batalla, que corresponde a las siglas BDA (Battle Damage Assessment) en el
original (N. del T.)

127
Blaine L. Pardoe Capítulo 22 Justin_Xiang

un plan que no podía fallar, y eso le dio un torrente de confianza que casi de forma inmediata elevó su
ánimo.

—Anoten mis palabras —dijo a los dos oficiales de rango inferior—, en una pocas semanas la
batalla de Thorin acabará.

128
LIBRO TRES
Guerreros civiles
A pesar de la prohibición de la Arcontesa para el uso de las transmisiones
GHPs no militares, hay otras formas para conocer y transmitir la
información que al estado le gustaría denegarnos. Es cierto que algunos
mundos de la Mancomunidad Federada están enredados en combates de tipo
guerrilla, pero otros están ya sumergidos en una guerra abierta. Han salido
de Nanking rumores que indican que las fuerzas pro-Davion dirigidas como
punta de lanza por el Primero de Granaderos de Kestral han ocupado las
vitales instalaciones manufactureras del planeta y ahora controlan un
importante mundo estratégico en el lado de la Federación del Corredor
Terráqueo.

—De Y nada más que la verdad, hoja de noticias subversiva radical


distribuida ampliamente por toda la Mancomunidad Federada, 7 de enero de
3063.
Blaine L. Pardoe Capítulo 23 Justin_Xiang

23

La pérdida de Arthur, mi querido hermano más joven, ha sido incluso más dolorosa a causa de
las imperdonables acusaciones que mi hermano Victor ha hecho en público. Estoy horrorizada y me siento
violenta de que se atreviese siquiera a insinuar que soy culpable de la muerte de Arthur. Nadie dude ahora
de que fue derribado en su discurso por enemigos de nuestro reino. Aunque no me gusta creerlo, toda la
evidencia actualmente señala hacia la implicación del Condominio en su muerte. Prometo, por la memoria
de mi hermano y por toda la gente de nuestro reino, que no descansaré hasta que la verdad sea descubierta y
los verdaderos asesinos llevados ante la justicia.

⎯Respuesta oficial de Katrina Steiner a la llamada a las armas de Victor Steiner-Davion, nota
de prensa de Palacio, Ministerio de Información, Tharkad, 7 de enero de 3063.

Puesto de mando Epsilon


Bosque Remington, Thorin
Provincia de Skye
Alianza Lirana
11 de enero de 3063

Archer se inclinó sobre el proyector holográfico portátil y observó la información que se desplegaba
en el aire delante de él. El aire en la tienda era pesado y, a pesar del suave fresco del aire matinal, tenía un
rastro de olor a humedad dejado por las lluvias del día anterior. Lo ignoró. No era mucho peor que su
propio aroma almizclado de llevar varios días con el mismo uniforme. Nada de eso era importante. Lo
que importaba era lo que veía en la imagen holográfica proyectada delante de él: las ordenes de
despliegue del Decimoquinto de Guardias Arcturianos.

—El chico ha tomado serios riesgos para enviarnos estos documentos —dijo Darius Hopkins.

Archer asintió, pero continuó su intenso estudio de los datos del último plan “sorpresa” de Blucher.

—¿No estás preocupado por los números que reunirá contra nosotros?

Archer se giró hacia Hopkins:

—Me tomo las noticias como vienen, Darius. Sí, el buen coronel intenta lanzar su segundo batallón
sobre nosotros. ¿Qué tiene de nuevo esto? Las apuestas han estado en contra nuestra desde el principio, y
mira cuan lejos hemos llegado.

—¿Podría ser que la noticia de que Katya está viva haya mejorado tu espíritu, chico?

—No mentiré, Darius. Estoy muy feliz de que ella esté viva.

—Simplemente no dejes que eso te obnubile al tomar decisiones.

—Por ahora, es bastante saber que ella está ilesa. En este momento tenemos que concentrarnos en la
amenaza real que significa que Blucher llame a su Segundo Batallón.

—Ya lo dijiste —se quejó Hopkins—. Un batallón de tropas frescas es lo último que necesitamos.
Hemos sido capaces de reducir poco a poco al que vino a por nosotros, pero eso también nos afectó a
nosotros. Tres compañías de tropas frescas pueden, simplemente, ser demasiado para nosotros.

BATTLENET 130
LA FORJA DE UN HÉROE

Hopkins se frotó el labio inferior y acarició su grueso mostacho mientras pensaba en como decir sus
próximas palabras de un modo comprensible:

—Hasta ahora hemos jugado como si se tratase de un capitulo del cuento de Robin Hood. Hemos
irritado al enemigo, los hemos capturado y les hemos dado con lo mejor que teníamos cuando hemos
luchado contra ellos: aunque no te lo imaginarías si creyeses las noticias. Ahora las apuestas están
realmente en contra nuestra. Una oportunidad que tenemos es desvanecernos en la espesura y librar una
guerra de guerrillas más tradicional contra los liranos. Este tipo de tácticas no es nuestro estilo, pero no
puedes negar que la historia muestra que pueden funcionar. Podemos atormentarles durante meses, hacer
lo que hicimos antes, desgastarles.

Archer sabía que tenía que mantener una mente abierta, pero no estaba convencido con los
argumentos de Hopkins. Su gente era buena, pero también estaba fatigada. Hacer que luchasen en una
guerra de guerrilla más sucia y baja no sería posible en este momento. Además, no tenía el estomago
necesario para ese tipo de lucha: bombas, asesinatos, terrorismo, sabotaje. Era probable que muriese más
gente inocente en tal tipo de guerra, lo que volvería a la población contra él. Según las cosas, su ejercito
de voluntarios no podía haber sobrevivido tanto tiempo sin el apoyo de partidarios a través de suministros
y comestibles. La gente normal de Thorin también espiaba a los liranos para él, aportando rumores e
información útil. Si la gente se volvía contra él, la pelea estaría perdida para siempre.

—No resulta aceptable como estrategia —dijo él.

—Entonces, dígame que lo es, señor.

Archer aun no quería poner la verdad en palabras, al menos no en voz alta. El estaba tan cansado de
este tipo de guerra como su gente. Ahora, justo cuando había esperado expulsar al enemigo del planeta
por fin, Blucher subía las apuestas.

Archer miró a Hopkins, una idea parecía estar formándose, incluso mientras las palabras salían de su
boca:

—Cuando me preparaba para ir al ICNA, me dijiste que había una pocas claves para ganar una batalla.
Una era concentrar tus fuerzas. La dos era mantenerse siempre en terreno elevado. Y la tres, tomar la
iniciativa y cogerlos por los huevos.

Hopkins asintió.

—Diría que es el momento de la número tres —dijo Archer.

—Y, ¿exactamente como vamos a hacerlo?

—Mira el programa temporal que ha trazado Blucher. Hay algo de tiempo antes de que su Segundo
Batallón deje Muphrid. Qué te parece si vamos allí primero, conectamos con cualesquiera fuerzas
rebeldes que existan en el planeta y derrotamos al Segundo Batallón antes de que lleguen aquí.

Hubo una pausa embarazosa entre los dos hombres, un silencio absoluto:

—Para ello es indispensable una coordinación enorme —dijo Hopkins.

Blucher había golpeado a Archer una vez a nivel estratégico, ahora era tiempo para que Archer
demostrase que podía jugar el mismo juego:

—Es factible. Mira estas ordenes: el Segundo no empezará a cargar hasta el veintidós. Si los pillamos
mientras están cargando o cargados, nuestros objetivos están inmóviles: las Naves de Descenso. Su base
en Muphrid no es una posición fortificada como la de aquí. Solo es una base provisional de campo que
tendrán que desmantelar. No llevará mucho.

—Hay dos batallones de tropas en Muphrid —le recordó Hopkins.

131
Blaine L. Pardoe Capítulo 23 Justin_Xiang

—Sí, en dos continentes diferentes.

—Si vas allí, estarás entregando Thorin a Blucher en bandeja.

—No si alguno de nosotros se queda aquí. Qué tal si te quedas aquí y usas mi BattleMech para realizar
algunas operaciones pequeñas que te den cierto tiempo en los medios de comunicación. Blucher nunca
sabrá que me he ido. —Archer habló con más rapidez a medida que la idea tomaba forma en su mente.
Pensaba que podía funcionar.

—¿Cómo te coordinarás con los rebeldes de Muphrid? Has olvidado que hay un apagón en todo el
trafico por GHP salvo el de uso militar.

—Podemos superar eso con la ayuda del Príncipe Juan —dijo con rapidez Archer—. Como ayudante
del coronel, puede autorizar una transmisión encriptada a Muphrid.

Hopkins acarició un lado de su mostacho con los dedos:

—Coronel, los riesgos son enormes. No conocemos el terreno en Muphrid. Nuestra inteligencia allí va
a ser papel mojado, en el mejor de los casos. Tendrá que coordinarse con rebeldes que ni siquiera
conocemos. Por no mencionar que nuestra programación tendrá que ser precisa.

Archer sonrió. Sabía todo eso, pero aun pensaba que podía funcionar:

—Darius, miremos esto desde otro ángulo distinto. ¿Crees que el Coronel Blucher, o sus oficiales en
Muphrid, esperarían jamás que hiciésemos algo como esto?

—Diablos, no. Estás luchando para expulsarle de Thorin. Yo esperaría que te quedases aquí y luchases
en tu sucio hogar. Y con todos los riesgos de intentar llevar la lucha a Muphrid, probablemente se
imaginaría que nunca tendrías la ocasión.

—Precisamente. —Archer golpeó el puño contra la unidad holográfica portátil, haciendo que la
imagen delante de él se bambolease a causa de la vibración.— Si yo fuera Blucher, pensaría del mismo
modo. Sus tropas en Muphrid no estarán esperando que aterricemos encima de ellos, tampoco. Tengo dos
Naves de Descenso, y creo que también puedo convencer a uno de mis contactos empresariales para que
nos ayude. Podemos hacerlo, Darius. Podemos cogerlos con los pantalones bajados y aplastarlos como a
un caracol. —Archer sintió una ráfaga de poder, una oleada de cruda energía.

Hopkins no pudo sino sonreír:

—Te conozco cuando estás persuadido de algo, Archer. No podría hacerte desistir de esta salvaje idea
aunque pudiese probarte el modo en que acabará, ¿verdad?

Archer agitó la cabeza:

—Tenemos muchos planes que hacer, viejo amigo, y no demasiado tiempo. Que los Capitanes Gett y
Snider vengan desde sus bases. Diles que avisen a sus techs. Necesitamos que cada BattleMech
disponible esté funcional lo antes posible. Tenemos que ganar un rebelión.

Katya se despertó de una especie de somnolencia y vio la forma del Coronel Blucher erguida a los
pies de su cama de hospital. Los brazos de él estaban cruzados, y miraba como si la hubiese estado
observando a ella durante un rato. Eso la horripilaba. ¿Cuánto tiempo había estado allí de pie, mirándola
fijamente a ella? Subió la sábana más arriba sobre su cuerpo.

—Confío, Hauptmann, que encuentre nuestras instalaciones medicas satisfactorias —dijo él, con un
ligero acento germánico en su voz.

BATTLENET 132
LA FORJA DE UN HÉROE

—Estoy bien —dijo ella, lo que no era totalmente falso. Se sentía mejor de lo que se había sentido el
día anterior después de recuperar finalmente la conciencia. Todos los huesos de su cuerpo dolían, y las
punzadas en las paletas de sus hombros picaban furiosamente, fuera de su alcance; pero no le daría la
satisfacción que de que él lo supiese. Le habría gustado decirle que ahora era conocida como la capitán
Chaffee, pero decidió conservar las fuerzas.

—Bien. Me gusta pensar en usted como si fuese un huésped especial —dijo Blucher.

—Si soy un huésped, entonces ¿por qué hay guardias armados en la puerta?

—Huésped sería un nombre inapropiado. Técnicamente, usted es un prisionero de guerra. El Teniente


Coronel Christifori me envió una copia de su nombramiento el día después de la lucha, simplemente por
si usted había sobrevivido al ataque sobre la estación de retransmisión, supongo. Aunque no reconozco al
pequeño ejército del Príncipe Victor, le concederé a usted la dispensa debida a un colega oficial capturado
en la batalla.

—Coronel —dijo ella de forma terminante.

—¿Sí?

—No. Usted le llamó Teniente Coronel. Ahora es Coronel, señor —corrigió ella.

Blucher se cabreó:

—Como dije, Hauptmann, no reconozco al ejercito que el Príncipe Victor ha reunido para defender su
causa.

—¿Usted visita a todos los PDGs1? —preguntó, cambiando de tema pero no de actitud.

—No. En realidad, he venido a pedirle a usted un favor.

Blucher se movió hacia el costado derecho de ella:

—Vera, usted es una buena amiga del Teniente Coronel Christifori. Espero que actuará como enlace.
Quizás pueda usted convencerle para sentarnos a negociar la paz.

—¿Eso significa que usted desea sacar al Decimoquinto de Guardias de Thorin? —Ella acabó la
pregunta con un destello de sonrisa que consumió más energía de la que jamás pensó que consumiría una
sonrisa.

Blucher soltó una risita:

—Lo siento pero no. Pero estaría dispuesto a ofrecerle unas condiciones generosas si su Vengadores
se rindiesen.

—Lamento no poder ayudarle, Coronel Blucher. El Coronel Christifori nunca bajará los brazos hasta
que la influencia lirana sobre Thorin desaparezca o la Arcontesa dimita. Si desea negociar estos temas,
me levantaré de esta cama ahora mismo y le llevaré su mensaje a él.

Blucher no estaba contento, y ella notó que su engreída actitud, finalmente, lo había cabreado.

—Siento que piense así, Hauptmann. Una vez que usted esté mejor, la enviaré a uno de nuestros
campos de detenidos.

—Muy bien —dijo ella, desplomándose hacia atrás contra la almohada—. Pero sepa esto, señor . . . —
Se detuvo para captar toda la atención de él.

—¿Sí?

1
Prisioneros de Guerra, en el original corresponde a las siglas POW (n. del t.)

133
Blaine L. Pardoe Capítulo 23 Justin_Xiang

—Estaré más segura en un campo de detenidos de lo que estará usted en cualquier lugar de Thorin.

BATTLENET 134
LA FORJA DE UN HÉROE

24

Y en las noticias generales de hoy, una encuesta reciente entre realizada por la administración
local señala que el sesenta y tres por ciento de la población apoya claramente la oposición de Archer
Christifori a la Arcontesa Katrina. De forma sorprendente, otro cincuenta y uno por ciento, según se dice,
apoya a la Arcontesa. Los funcionarios de la administración local no ofrecen explicación para esta
inconsistencia.

⎯De La semana de Thorin a revisión, Ciudad Ecol, Thorin, 11 de enero de 3063.

Lago Sprague, al oeste de Ciudad Ecol


Thorin, Provincia de Skye
Alianza Lirana
13 de enero de 3063

El rocío ligeramente cubierto de escarcha cambió de forma instantánea a una neblina mientras el
sol se elevaba sobre el Lago Sprague. En lugar de una playa arenosa, la orilla del lago estaba cubierta de
pequeñas piedras pulidas, un circulo de casi cincuenta metros que rodeaba las oscuras aguas azules. Un
espeso bosque de pinos también rodeaba la orilla del lago, con un único sendero que conducía hasta la
orilla del agua. Ni siquiera se movía una brisa mientras Archer y su unidad esperaban junto a la orilla.

Archer, que estaba de pie sobre el suelo, elevó la mirada hacia los ’Mechs que tenía el resto de su
unidad y no pudo dejar de pensar que las máquinas, definitivamente, parecían desgastadas. La mayoría
mostraba placas de blindaje de repuesto de color gris mate, mientras otras habían sido equipadas con
armas recuperadas de ’Mechs caídos. Archer estaba orgulloso de ellos. A pesar del daño de batalla, su
unidad era aun una fuerza de combate viable. Habían trabajado duro, y ahora les pedía que llevasen esta
guerra a otro mundo para liberar el suyo propio. Ni uno de ellos, siquiera, cuestionó la orden. Si acaso,
estaban apoyándole con más unanimidad que nunca. Solo esperaba poder corresponder a la fe que tenían
en él.

Entonces llegó un ruido sordo desde las profundidades del lago, seguido de una enorme forma
que se elevaba desde el agua. Era redonda, con robustas piernas y lo bastante grande para hacer que los
’Mechs pareciesen juguetes en comparación con ella. El agua caía del inmenso casco de la nave,
vertiéndose sobre el lago como una precipitación lluviosa en miniatura. Sus motores de fusión rugían con
una llama candente que alejaba el agua como si fuese un anillo perpetuo de fuerza.

Era la Fuego de Angel. Aunque una vez había sido una Nave de Descenso de combate, la nave
había sido transformada para realizar transportes comerciales. Lee Fullerton había escondido el navío en
las profundas aguas del lago, y los espesos yacimientos de hierro la habían protegido del registro de los
sensores. Archer podía ver el emblema de Christifori Express en un lado del casco mientras la nave se
alzaba por el aire hacia la orilla, donde aterrizó sobre las piedras. La visión del logo le hizo sentirse, de
repente, viejo, como si le conectase con una vida anterior. No pudo dejar de pensar en su hermana, y
deseó que ella pudiese haber vivido para ver esto.

A unos cien kilómetros de distancia se desarrollaba una escena similar con la Nave de Descenso
Shiloh. El navío más pequeño de clase Leopard había estado escondido en una valle que había sido una
zona minera siglos antes. Otra nave de clase Leopard, la Zorro Negro, estaba en otra localización, era un
préstamo de Carlos Centrini, quien estaba también en los negocios de transporte. Estaba siendo cargada
con algunos de los blindados terrestres y la pareja de cazas aerospaciales que Archer se llevaba.

135
Blaine L. Pardoe Capítulo 24 Justin_Xiang

—Listos para embarcar, señor —llegó la voz del Capitán Fullerton sobre el comunicador de
muñeca de Archer.

⎯Copiado —replicó, luego se giró hacia Darius Hopkins—. Supongo que estás listo —gritó
Archer lo bastante alto para ser oído por encima del distante rugido de los motores de fusión de la Fuego
de Angel.

—Define la palabra “listo” —replicó Hopkins.

Archer sonrió:

⎯Todo lo que tienes que hacer es mantener la ilusión de que estoy aun en Thorin.

Hopkins asintió:

—Espera a que regreses. Debo dejar a Blucher calvo de tirarse del pelo. —Él y Archer habían
planeado algunas incursiones muy visibles que deberían ser más que suficientes para convencer a Blucher
de que Archer estaba aun vivo y entero en Thorin. Pero otros elementos del plan eran más complejos.
Cuando neutralizasen al Segundo Batallón de los Guardias Arcturianos en Muphrid, Archer tendría que
asegurarse de que no enviaban una transmisión de GHP de aviso a Blucher. También tenían que regresar
a Thorin lo antes posible.

Tales problemas parecían insuperables para todos, salvo para Archer. El Príncipe Juan —
también conocido como Teniente Sherwood— había sido capaz de enviar un mensaje a un importador-
exportador que Archer conocía en Muphrid. Ambos hombres habían servido en el Décimo de Guardias
Liranos, y el mensaje estaba codificado con uno de los viejos códigos de los Guardias. Sherwood había
logrado que el mensaje saliese bajo el disfraz de que necesitaba datos suplementarios de una factura sobre
suministros militares. Archer sabía que era arriesgado si su viejo amigo Dale Koin era un leal a Steiner,
pero, realmente, no pensaba que lo fuese. Antes de la interdicción de las comunicaciones interestelares,
Koin había sido quien le había mantenido al corriente de los sucesos en Muphrid.

Las cosas habían cambiado desde entonces, empero. Era como si la guerra entrase en una nueva
generación, en un nuevo capítulo. Archer había salvado la vida de Koin una vez, lo que debía de contar en
algo, incluso si su viejo amigo se sentía roto entre la amistad y la lealtad al gobierno.

⎯Con los Guardias aún tratando de resolver como controlar los satélites de una vez, estaremos
en el radar solo unos pocos minutos en nuestro vuelo de salida —dijo Archer—. Una vez que estemos
fuera, todo depende de ti.

⎯Hace más de dos décadas desde que piloté un BattleMech en combate —dijo Darius mientras
las rampas de embarque de la Fuego de Angel golpeaban y sonaban al caer sobre las rocas a lo largo de la
orilla—. Ahora sé la razón por la que me apunté a la infantería.

⎯Siempre supuse que era porque la infantería atraía menos fuego en el campo de batalla que un
’Mech —dijo Archer con una risita.

⎯Trataré de no romperla —dijo Hopkins, refiriéndose al Penetrator: el Penetrator de Archer.

—Bien. Puedo necesitarlo cuando regrese. Solo hazme un favor, no dejes que te cojan. Si
Blucher se imagina que no estoy en Thorin, las cosas pueden ponerse difíciles, con gran rapidez.

Dos horas más tarde, mientras la Fuego de Angel volaba hacia el punto de salto nadir del sistema
de Thorin, Archer estaba abajo en el hangar de ’Mechs de la nave. Mientras el motor de fusión de la Nave
de Descenso se impulsaba para acelerar, había una gravedad mínima en el hangar. Notó el ligero impulso
y la levedad en su caminar, como si llevase pesas en el tobillo y, de pronto, se las hubiesen quitado.
Esperándole estaba el resto del equipo de asalto así como los oficiales de la Zorro Negro y de la Shiloh,

BATTLENET 136
LA FORJA DE UN HÉROE

que se habían trasladado a la zona. El grupo había estado hablando entre ellos, pero guardaba silencio
mientras él se aproximaba.

⎯Buenos días —dijo—. Como todos saben, estamos de camino al encuentro con nuestra Nave
de Salto, La Carrera Crepuscular, que nos transportará a un punto pirata en el sistema de Muphrid. —Las
Naves de Salto viajaban entre sistemas estelares, moviéndose casi de forma instantánea entre los puntos
de salto nadir o cenit por encima los pozos de gravedad del sistema. Los puntos piratas eran “hoyos”
matemáticos en la gravedad de un sistema solar; llegar a uno de estos, en lugar de a cualquiera de los
puntos de salto normales, podía reducir el tiempo de viaje hacia el planeta además de añadir el elemento
de la sorpresa. Los puntos piratas eran arriesgados de usar dado que sus posiciones cambiaban y requerían
algunas capacidades especiales para alcanzarlos con precisión, e intactos.

⎯Tendremos un viaje de entrada en el sistema de dos días. El Segundo Batallón del


Decimoquinto de Guardias Arcturianos ha establecido una base provisional en las junglas ecuatoriales del
continente noroccidental del planeta. No es una base permanente, pero, de forma oportuna, les sitúa en el
centro de las tras ciudades más importantes del planeta.

>>No estoy aquí para exagerar la valía de nuestro enemigo. No sabemos mucho del Segundo,
pero nuestro contacto en Thorin nos ha enviado una lista completa de su tabla de organización y
equipamiento. Tienen tres Naves de Descenso de clase Union, dos compañías de BattleMechs (todos
materiales de primera línea), una compañía de blindados terrestres e infantería de apoyo y una lanza de
cazas aerospaciales.

⎯Señor —dijo Alice Gett, la tenaz jefe de los blindados—. Sobre el papel, parece que somos
superados en numero: ligeramente. —Archer conocía a Gett o bastante bien para reconocer su sentido del
humor, pero ningún otro parecía divertirse.

—El batallón estará o totalmente embarcado o en el proceso de embarcar, cuando ataquemos.


Para ese momento la mayoría de su fuerza estará atrapada dentro de las Naves de Descenso. Tendremos la
ventaja de la sorpresa. Nuestras naves pasarán como simples mercantes que van al espaciopuerto en
Nueva Dublín, luego, de repente, nos desviaremos a baja altura y atacaremos su base.

⎯¿Cuál es el plan de ataque, Coronel? —preguntó el Capitán Paul Snider, un oficial alto y
delgado en la primera fila.

—Lo cierto es que vamos a tener que improvisar mientras nos acercamos, Paul. Espero que
podamos golpearlos tan rápido y fuerte que se rindan en lugar de luchar, pero no hay garantías de eso.
Sabemos de la información que recopilamos antes del apagón que la base está en un valle largo y estrecho
que está aclarado por todos lados. En el perímetro hay una línea de trincheras con minas. Su base consta
de algunas barracas prefabricadas reforzadas con sacos de arena y protección ligera. Dentro del perímetro
defensivo hay una zona de aterrizaje. Si siguen el procedimiento militar estándar, la Nave de Descenso
estará en el final de la zona, de modo que sus ráfagas de despegue no estropeen el ferrocemento en toda la
zona.

Archer pensó que había dicho bastante. Sus veteranos habían visto el mismo tipo de base
provisional muchas veces en sus carreras. Los novatos no, pero no iba a ser demasiado difícil de manejar
para ellos.

Archer se acercó más a su gente:

⎯Desplegaremos nuestro apoyo aerospacial al acercarnos —dijo, haciendo una señal al Alférez
Andrew Hackley y recibiendo como respuesta un pulgar levantado—. En primer lugar, irán la Zorro
Negro y la Shiloh, que llevan nuestra infantería y blindados y una lanza de ’Mechs. Bajarán a toda pastilla
y se desplegarán delante de las Naves de Descenso. Su trabajo es mantener tales naves embotelladas de
modo que no puedan desplegar ninguna fuerza que ya esté embarcada en las mismas.

—Las naves de clase Union tienen seis puertas para hangares —comenzó a decir la capitana
Gett—. Seremos un perímetro bastante delgado.

137
Blaine L. Pardoe Capítulo 24 Justin_Xiang

⎯Sí, pero solo tienen que aguantarles hasta que aterricemos y despleguemos nuestros ’Mechs.
Voy a designar una de las Naves de Descenso como objetivo principal. Debemos eliminar, o al menos
paralizar, una de ellas, y vamos a destruir un tercio de su fuerza de combate. Además, nuestras fuerzas de
infantería llevarán bastantes cargas explosivas como para estropear las rampas de despliegue de la nave.
Y usaremos nuestro equipo de CME1 para evitar que la base se comunique con el Tercer Batallón, aunque
no podemos garantizar que ningún mensaje saldrá. Eso nos deja centrados sobre las Naves de Descenso
como objetivos. Si nos concentramos en las rampas y mantenemos las torretas ocupadas, deberíamos ser
capaces de igualar la desventaja y reducirles poco mientras se despliegan.

⎯¿Usted realmente piensa que los liranos se rendirán, Coronel? —preguntó el Teniente Basil
Hawthorne.

⎯Es difícil de decir. Vamos a dispararles con gran rapidez. Si nuestra planificación temporal es
buena, estarán embotellados en esas Naves de Descenso, incapaces de salir y maniobrar, y esa es la mitad
de la ventaja de un BattleMech en el combate.

⎯Las Naves de Descenso pueden soltar mucho poder de fuego, señor —dijo el Capitán
Fullerton—. La Fuego de Angel es una buena nave, pero solo la mitad de sus torretas están operativas: y
no es que hayamos hecho muchas prácticas de tiro mientras transportábamos mercancías.

⎯La Fuego de Angel va a aterrizar a menos de setenta metros de las naves de los Guardias. Ni
un ciego podría fallar. Además, no sabrán lo poco armados que estamos. Designaremos una de las naves
como objetivo principal, la incapacitaremos, y luego nos moveremos sobre las otras. Esperemos que su
lanza de apoyo aerospacial esté también embarcada cuando lleguemos. Eso nos dará la superioridad aérea
por primera vez, lo que significa algunas ventajas en el poder de fuego para disparar a esas Naves de
Descenso.

⎯¿Vamos a tener alguna ayuda de los locales? —preguntó Gett.

⎯Buena pregunta, Capitán —dijo Archer—. Y, con toda honestidad, no lo sé. Les he enviado un
mensaje y una frase código si deciden unirse a nosotros, pero no tenemos forma de saber lo que hará o no
la gente de Muphrid hasta que estemos allí.

Se produjo un largo silencio. Incluso los técnicos, que habían estado ocupados trabajando en los
’Mechs, se habían parado y escuchaban desde sus andamios y puesto de trabajo a lo largo de todo el
hangar.

⎯El Segundo Batallón de los Guardias es una unidad de primera. Embarcan porque Blucher les
ordenó venir a Thorin a patear nuestros culos. No puedo hablar por todos ustedes, pero yo preferiría
derrotarles en Muphrid antes que darles la oportunidad de cazarnos en casa como si fuésemos animales.

>>Sí, nuestra inteligencia para esta operación es limitada. Esa es la naturaleza del asunto. Sí,
vamos a tener que subsanar muchas cosas mientras vamos hacia allí. Sí, nos superan en número. Pero
¿podemos derrotarles? Pregúntenme y mi respuesta es: ¡Sí!

Un aplauso inmenso sonó por el hangar principal de ’Mechs de la Fuego de Angel. Cada tech,
MechWarrior, piloto aerospacial y miembro de la tripulación que se encontraba allí, levantó los puños y
las voces en señal de acuerdo.

1
Siglas de Contra Medidas Electrónicas, en el original ECM (n. del t.)

BATTLENET 138
LA FORJA DE UN HÉROE

25

La Kommandant Constance McCoy ha anunciado que el Segundo Batallón del


Decimoquinto de Guardias Arcturianos ha recibido la orden de rotar fuera de Muphrid. Cuando
se le ha preguntado si la unidad era destina a Thorin, ella ha indicado que era solo una rotación
de rutina y que el destino oficial del Segundo era materia clasificada. Cuando se le preguntó si
eso significaba que negaba los informes de que la rebelión en Thorin había escalado más allá del
control del Coronel Blucher, ella replicó:

⎯Sin comentarios.

⎯Holoclip de Noticias del Canal 7, Muphrid, Compañía Emisora de Donegal, 20 de enero de


3063.

Nave de Descenso Fuego de Angel


Vector de aproximación de entrada, Muphrid
Provincia de Skye
Alianza Lirana
22 de enero de 3063

Desde el puente de la Fuego de Angel, Archer observaba como Muphrid aparecía a la vista a
través de las nubes. Era un mundo brillante de verdes puros, con desiguales montañas coronadas de nieve
que aparecían en la distancia lejana. El verano estaba justo en su apogeo en las empañadas junglas junto
al ecuador, la zona de aterrizaje de destino. Los océanos eran más verdes que azules, como los de Thorin,
y la luz del sol amarillo naranja de Muphrid danzaba por encima de las aguas.

⎯Estamos solo a segundos de desviarnos de dirección ⎯dijo Lee Fullerton. Ajustó su peso con
inquietud en su silla, una señal de su nerviosismo⎯. Tan pronto como cambiemos de dirección, los
controladores terrestres sabrán que no somos simples mercantes.

⎯Irá bien, Lee. Solo les dirás que estamos sufriendo dificultades mecánicas con el sistema de
navegación.

⎯Usted ha visto demasiados holovideos Señor–er Coronel Christifori. Ese rollo funciona en las
películas, no en la vida real.

⎯Lo sé, Lee. Pero cada segundo que consigas con la conversación por radio nos dará algo de
ventaja en el suelo.

Fullerton asintió y se inclinó hacia delante para dar al piloto de la Nave de Descenso las ordenes
necesarias. La enorme nave se sacudió. Bajo la nueva presión de la gravedad real, Archer tuvo que
agarrarse al respaldo de la silla de Fullerton y aferrarse con fuerza para no golpearse contra la cubierta.

Una luz resplandeció en el apoya brazos. Fullerton la miró rápidamente, luego a Archer:

—Bien, aquí está. Llega una transmisión desde el control planetario de vuelo.

⎯Adelante, Lee. Lárgales un buen rollo.

139
Blaine L. Pardoe Capítulo 25 Justin_Xiang

⎯Aquí el Capitán Fullerton de la Fuego de Angel ⎯Fullerton interrumpió el enlace de


comunicaciones durante un segundo, luego continuó⎯, sufriendo problemas con ⎯cerró de nuevo y miró
a Archer, por encima de su hombro, durante un segundo completo antes de volver a encenderlo⎯.
Desviándonos de la zona inicial de aterrizaje en el espaciopuerto.

⎯Fuego de Angel, aquí el Control de Muphrid. No le tenemos. Regresen a la zona de aterrizaje


(ZA) inicial de forma inmediata.

Fullerton miró a Archer:

⎯Te lo dije..

⎯Solo sigue hablando, Lee. Alárgalo un poco.

⎯Control de Muphrid, aquí la Fuego de Angel. Experimentamos fallos de la energía principal en


tres cubiertas. La tripulación de reparaciones trabaja en ello, pero puede ser una brecha en el sistema de
refrigeración del reactor de fusión de las cubiertas inferiores. Ustedes saben lo que significa eso. No creo
que quieran que aterrice esta bestia justo en medio de un lugar abarrotado, sobretodo con un reactor que
ha enloquecido. Si perdemos el contenido de esta unidad, vamos a tener un problema de–

La voz del controlador le cortó:

⎯Nuestras tripulaciones de recuperación y emergencia pueden controlarles aquí, Fuego de


Angel. Recupere el rumbo de forma inmediata o la defensa planetaria será avisada que es usted un
objetivo hostil.

⎯Pero nuestra carga es armamento para los Guardias Arcturianos. Si esa cosa se pone caliente,
estallará y se llevará a media ciudad en el proceso. Me desviaré, pero toda la responsabilidad de lo que
ocurra será suya, especialmente ¡si este armatoste explota y mata a gente! ⎯El dramatismo de la voz de
Fullerton solo era medio convincente, pero lo bastante para conseguir otros pocos segundos.

Hubo una leve pausa:

⎯Espere las coordenadas de un lugar de aterrizaje de emergencia fuera de la ciudad ⎯dijo el


controlador. Fullerton ignoró los datos que se movían por la pantalla del navegador mientras la Fuego de
Angel descendía más bajo y más rápida a cada segundo.

⎯¿Bien? ⎯preguntó a Archer.

⎯Creo que les hemos entretenido todo lo que podemos. Buen trabajo, Lee ⎯dijo, dando a su
viejo amigo y antiguo empleado un guiño.

⎯Control de Muphrid, aquí la Nave de Descenso mercante Fuego de Angel. Hemos recibido sus
coordenadas pero no somos capaces de obedecer. La navegación principal está fuera de línea, y estamos
en una secuencia de aterrizaje de emergencia.

⎯Es un apestoso, Fuego de Angel ⎯devolvió la cabreada voz desde los altavoces del puente⎯.
Voy a comunicar con la defensa planetaria para que se haga cargo de usted. Ha llevado esto demasiado
lejos, Capitán; pero no creo que los liranos aguanten ninguna más de sus actuaciones.

Fullerton se giró hacia su oficial del comunicaciones:

⎯Envíe un mensaje codificado de ordenes a la Zorro Negro y a la Shiloh. Comiencen la


secuencia de aterrizaje. Supongan una ZA caliente.

El oficial de comunicaciones empezó a teclear el mensaje para transmitirlo, luego preguntó:

⎯¿Algo más, señor?

BATTLENET 140
LA FORJA DE UN HÉROE

⎯Contacte con nuestros jinetes aerospaciales por los altavoces del puente. ⎯El oficial de
comunicaciones asintió.

⎯Aquí Espectro Uno para Sable Dos ⎯dijo Archer.

—Aquí Sable Dos, adelante ⎯contestó la incorpórea voz de Andrew Hackley, el piloto
aerospacial de mayor graduación. Francine Culver se había quedado detrás para proporcionar a Darius
Hopkins al menos un poco de apoyo aerospacial.

⎯Vamos a darle un blanco en diez segundos. Usted y Sable Tres bombardeen todo lo que tengan
en el blanco. Lo quiero inutilizado más allá de cualquier posibilidad de reparación. Oh, y defensa
planetaria sabe que no somos exactamente amigos. Asuma que el Tercer Batallón va a enviar algunos
cazas para molestarles.

⎯Entendido, Coronel ⎯dijo con ansiedad Hackley.

⎯Necesitamos una comunicación de banda ancha para que puedan oírnos todos los que estén en
la zona ⎯dijo Archer al oficial de comunicaciones⎯. La frase código es “dulces de fraile”, y quiero que
la repita continuamente. ¿Lo tiene?

El oficial de comunicaciones asintió y empezó a repetir la frase en el sistema.

⎯Si los rebeldes de Muphrid están con nosotros ⎯dijo Archer a Fullerton⎯, saben que estamos
a punto de atacar.

El Alférez Andrew Hackley empezó a sacar su Chippewa de un picado a alguna distancia por
encima del valle de la jungla de modo que pudiese realizar una pasada de bombardeo sobre el blanco.
Había tres naves de clase Union al final de la zona alquitranada y la Fuego de Angel había designado una
de ellas como el blanco principal. La Fuego de Angel continuaba descendiendo, junto con la pareja de
Naves de Descenso de clase Leopard, dirigiéndose casi en línea recta hacia donde estaba él desde el otro
extremo del valle.

A su ala estaba la Suboficial Fawn Dougherty, pilotando un Corsair de cincuenta toneladas.


Volaba sobre su punta del ala a solo cinco metros de distancia, manteniendo la distancia y el equilibrio de
forma perfecta. Era la primera vez que Hackley estaba al mando, y resultaba acojonante. Las ordenes eran
bombardear la Nave de Descenso objetivo para proporcionar algo de cobertura a las fuerzas que
aterrizaban y dar un rápido vistazo a lo que pasaba en el suelo. Con solo inteligencia limitada, los
Vengadores no podían estar seguros con exactitud de a que se iban a enfrentar o del grado de preparación
de los Guardias. Si el batallón enemigo aún no estaba embarcado o en el proceso, esta sería la invasión
más corta en la historia de la Esfera Interior.

El retículo de puntería de su monitor principal resplandecía, y un tono resonó en sus oídos


cuando la Nave de Descenso apareció ante su vista. Debajo de él la base provisional se extendía en un
valle aclarado de la jungla. Varios búnkers hechos con sacos de arena y edificios se alzaban desde el suelo
de suave colorido, y una alambrada de púas protegía la línea de trincheras que rodeaba la base. Y
estacionadas sobre el alquitranado estaban las tres bulbosas formas de las Naves de Descenso de los
Guardias Arcturianos.

Disparó, como hizo también la Suboficial Dougherty. Los láseres de ella se clavaron en la larga
nave antes de que los tres misiles de largo alcance de él llegasen. La punta de calor en su carlinga se
elevó, pero desapareció con rapidez. Cambiando al segundo circuito entrelazado de blancos (CEB),
apuntó con su propia bancada de cuatro láseres, mientras Dougherty liberaba sus láseres medios. El casco
de la Nave de Descenso, de gris mate y con la señal del puño erguido de la Alianza Lirana, pareció
estremecerse bajo los impactos. Era imposible fallar un blanco tan enorme.

141
Blaine L. Pardoe Capítulo 25 Justin_Xiang

El Chippewa tembló mientras Hackley lo enderezaba en pleno vuelo, luego cambió a sus misiles
de corto alcance mientras oía el sonido de sus MLAs a través del ciclo de recarga. Envió la ráfaga de seis
misiles de corto alcance justo cuando el Corsair de Dougherty disparaba su cuarteto de láseres ligeros.
Los misiles serpentearon hasta impactar sobre las placas de blindaje destruidas del otro lado de la Nave de
Descenso, mientras que los haces de luz escarlata de los láseres se clavaban a través del humo que salía
de los impactos previos.

⎯Gira a la izquierda. Yo voy a la derecha ⎯dijo a Dougherty sobre la frecuencia táctica.


Apenas escuchó el “entendido”, mientras barría a lo largo de la zona de aterrizaje y veía, en el extremo
lejano, a ambas Naves de Descenso de clase Leopard empezando a aterrizar. Sus sensores de corto
alcance barrieron la base provisional. Suplicó a todos los dioses que había que los BattlleMechs de los
Guardias no estuviesen en terreno abierto, que ya estuviesen embarcados en las Naves de Descenso.

Luego empezó a contar los BattleMechs y vehículos que captaban sus sensores. Uno, dos, tres,
oh, Dios mío . . .

Los dedos de Archer volaron a través de la secuencia de inicio del capturado Blackjack BJ-2. La
carlinga era vieja, anticuada, si se comparaba con la perfeccionada de su Penetrator. Había entrenado con
el Blackjack en el simulador durante el tiempo de viaje en la Fuego de Angel, pero eso no era suficiente
para sentirse totalmente adaptado con el ’Mech. Hasta que no pilotabas, realmente, un ’Mech extraño en
la batalla, era bastante parecido a una primera cita con una chavala. Ambos sabían algo del otro, pero no
podían estar completamente seguros sobre como reaccionaría el otro. El motor GM 180, bajo él, parloteó
hasta encenderse mientras la Fuego de Angel empezaba su impulso final hacia la zona de aterrizaje.

⎯Sable Dos, deme una imagen ⎯dijo en el micro de su neurocasco, mirando directamente hacia
la puerta de embarque, gris mate, de la Nave de Descenso.

Hackley parecía nervioso pero no fuera de control:

⎯Coronel, hay ocho objetivos en la pista de aterrizaje. Les hemos cogido justo como usted
quería.

⎯¡Sí! ⎯dijo Archer y levantó un puño en señal de alegre desafío. Luego Hackley habló de
nuevo.⎯ También hemos captado una lanza de BattleMechs en la zona exterior de la base provisional, y
han disparado sobre los liranos. No es mucho, señor; pero diría que nuestros hermanos y hermanas de
Muphrid han llegado.

Así era mucho mejor, pensó Archer:

⎯Excelente trabajo, Sable Dos. Siga concentrándose sobre el blanco principal. Continúe sus
pasadas.

Luego fue Alice Gett quien llegó por la frecuencia de mando:

⎯Mazos Uno a Cuatro sobre el terreno y peleando.

El Capitán Paul Snider también envió su informe:

⎯Arañas Uno a Cuatro atacando. Fuego pesado desde las Naves de Descenso. ⎯De repente la
Fuego de Angel vibró, y el metal crujió. Un impacto. Archer comprobó su monitor táctico. Los sensores
de corto alcance parpadearon a la vida y empezaron a proyectar la zona de aterrizaje. Las Naves de
Descenso estaban colocadas en un triángulo. La que había designado como blanco estaba en el centro con
relación al lugar donde descendía la Fuego de Angel. Su ordenador de batalla cubría los campos de
disparo, y parecía como si las tres naves liranas hubiesen apuntado las torretas y disparasen con ferocidad.

Sobre el terreno dos lanzas de BattleMechs pesados regresaban a las otras dos Naves de
Descenso. Los rebeldes de Muphrid estaban aun demasiados alejados para hacer mucho más que dejar

BATTLENET 142
LA FORJA DE UN HÉROE

caer un patrón de fuego de apoyo. Archer comprobó la lectura del altímetro en su monitor secundario.
Quedaba más o menos otro minuto antes de que la Fuego de Angel se desplegase. Los Vengadores de
Archer habían tenido una suerte de cojones hasta ahora. Si simplemente siguiesen con esa suerte . . .

El aire estaba lleno de misiles de largo alcance mientras el Alférez Hackley ladeaba el Chippewa
para hacer otra pasada. Diez de las cabezas explosivas golpearon en el ala de babor, pero solo lograron
estropear la pintura de su blindaje. El Chippewa vibró ligeramente bajó los impactos, y él lo niveló hacia
arriba desde el lateral para conseguir más espacio para una pasada mejor.

Por el rabillo del ojo vio a Sable Tres preparada para repetir la maniobra desde su lado, pero los
misiles la cogieron casi de lleno en la carlinga y las alas. Las explosiones grises y negras eran como
briznas en el aire mientras el Corsair más pequeño era arrastrado como una hoja en un huracán. Su
monitor táctico le dijo que ella había perdido casi la mitad de su blindaje en solo unos segundos como si
las Naves de Descenso la hubiesen elegido como único blanco.

⎯Sable Tres, ¿está bien? ⎯preguntó.

La voz de Fawn Dougherty temblaba mientras respondía a través de un siseo de la estática:

⎯Sable Dos, tengo más agujeros que avión ⎯dijo ella. Escuchó en la voz de ella un poco de
desesperación que bordeaba el pánico.

Estaba a punto de replicarle cuando sus alarmas de aviso se dispararon:

⎯¡Más misiles! ¡Gira hacia abajo y a la izquierda! ⎯ordenó mientras empujaba el mando del
Chippewa todo lo que le era posible para aumentar la energía. El caza vibró cuando otro puñado de
misiles de largo alcance provocaron agujeros en su fuselaje inferior, pulverizando las placas de blindaje
hasta convertirlas en desechos inútiles. Luchando contra los controles con todas sus fuerzas, logró hacerse
con ellos abajo, a unos cincuenta metros del suelo.

Un humo negro se deslizaba en el aire en la distancia, pero no vio señales de Dougherty. Su


monitor táctico no la mostraba en el aire, tampoco. Luego, la radio baliza de emergencia de ella empezó a
emitir desde varios kilómetros de distancia. Había golpeado el suelo con tanta rapidez que ni siquiera
había tenido una oportunidad para apretar el botón de salida.

Fawn Dougherty estaba muerta. Sin chillidos, Sin gritos, se había ido. Y había ocurrido en su
primera misión al mando. Hackley expulsó un largo suspiro y llevó su retículo de puntería sobre el blanco
de la Nave de Descenso principal:

⎯Es el momento de que mueras, ¡bastardo Steiner!

Un apagado ruido resonó a través de la Fuego de Angel y la carlinga de Archer mientras la nave
golpeaba sobre la pista de despegue de ferrocemento. La puerta de bajada que ocupaba todo su campo
frontal de visión, de pronto, se tambaleó hacia el exterior. La luz se derramó en el interior cuando se abrió
la puerta del hangar. Archer movió el Blackjack hacia delante, luego bajó la rampa, pivotando las armas
montadas en los brazos hacia delante en señal de desafío.

Delante de él estaban las tres Naves de Descenso de los Guardias. El fuego de cañón automático
y del láser de sus torretas se dirigió con fuerza hacia la Fuego de Angel. A los pies de las Naves de
Descenso estaban los BattleMechs de los Guardias. Uno ya ardía en ruinas, un montón de escombros
esparcido a lo largo de la pista de aterrizaje y un par de pies de metal chamuscados que aun seguían de

143
Blaine L. Pardoe Capítulo 25 Justin_Xiang

pie. Los otros estaban siendo atacados por Alice Gett y sus fuerzas de blindados con Paul Snider
uniéndosele. En la distancia, la lanza de los rebeldes de Muphrid, ahora reducida a tres ’Mechs, aun se
movía hacia delante, clavando cada pedazo de fuego que tenían en las Naves de Descenso y los
BattleMechs que las defendían.

Archer encendió los cohetes de salto e hizo un salto corto para alejarse de la Fuego de Angel. Su
carlinga se puso lo bastante caliente para recordarle que usar los cohetes sería arriesgado una vez que
empezase a disparar todas sus armas:

⎯Espectro Uno a todas las unidades, despliéguense según lo planeado y dejen cierta distancia
respecto de las Naves de Descenso. Acribíllenlos.

Aterrizó sobre el alquitrán casi con delicadeza. Con su palanca, levantó el retículo de puntería y
lo apuntó sobre un Wyvern lirano que trataba de detener la aproximación de los rebeldes de Muphrid.

Los láseres pesados de alcance ampliado enviaron haces de energía carmesíes a corta distancia al
movedizo enemigo. Un rayo falló, pero el otro se clavó en el brazo derecho del ’Mech, y éste se detuvo
para ver desde donde había llegado el ataque.

⎯Está bien, zorra, fui yo. Vamos, bailemos ⎯murmuró Archer, mientras colocaba sus misiles
Streak de corto alcance en un modo de pre-disparo.

Sin avisar, la Nave de Descenso del centro estalló con una explosión enorme. La onda de choque
empujó al Blackjack hacia atrás varios pasos, lanzándole con fuerza contra el asiento mientras las correas
de sujeción se clavaban en sus hombros. Una bola naranja pareció extenderse hacia él y pararse justo al
lado de su posición. Placas de blindaje y escombros llovieron por todas partes cuando los depósitos de
municiones de la nave lirana explotaron hacia fuera con una furia bestial. Una de sus majestuosas
enormes piernas se derrumbó bajo la fuerza de la explosión. La explosión también dañó a las otras dos
Naves de Descenso. Pedazos ardientes de escombros de la nave destruida podían verse saltando desde el
casco de una de las otras naves.

Archer miró hacia abajo y vio que el Wyvern y varios defensores más se habían ido o yacían
boca abajo sobre la pista de aterrizaje. A través del denso humo negro que flotaba desde lo que quedaba
de la Nave de Descenso, vio la forma de un Chippewa rugiendo mientras remontaba el vuelo.

⎯Buen tiro, Sable Dos ⎯exclamó⎯. A todas las unidades, mantengan las otras dos naves
embotelladas. A moverse. ⎯En ese momento un muro de misiles de largo alcance golpeó a su Blackjack
con tal fuerza, desde un lateral, que Archer casi perdió el control y cayó. Le dolía la cabeza mientras su
bioretroalimentador trataba de compensar el cambio en el equilibrio a través de su neurocasco.

Levantó la cabeza y vio la forma del Wyvern emerger desde el humo y los escombros de la Nave
de Descenso destruida. Se estaba alejando de él, disparando al War Dog Vengador. Abrió la frecuencia de
banda ancha y empezó a hablar incluso mientras apuntaba con una par de sus afustes de MCAs Streak.

⎯Comandante lirano, ¡rinda sus fuerzas o prepárense para ser destruidos! ⎯dio, luego
interrumpió las palabras al disparar los cuatro misiles. Estos impactaron e hicieron surcos en el blindaje
del torso trasero del Wyvern, obligando al ’Mech a escurrir el bulto para buscar refugio mientras los
últimos fragmentos de su blindaje de popa seguían agitándose en el suelo en la distancia.

⎯¿Quién es? ⎯exigió una voz de mujer en el auricular de Archer mientras él se acercaba a una
de las Naves de Descenso; luego un rectangular Jackal de los Guardias disparaba su cañón de proyección
de partículas de alcance ampliado hacia él justo dentro de alcance mínimo. El desigual rayo
blancoazulado de energía golpeó en el brazo derecho del Blackjack, retorciendo el blindaje hasta
convertirlo en un desigual y calcinado fragmento.

Archer continuó hacia delante, luego subió la rampa de una de las Naves de Descenso,
apuntando su retículo de puntería sobre el Jackal.

⎯Aquí el Coronel Archer Christifori ⎯dijo, luego disparó sus láseres pesados al ’Mech más
pequeño. Ambos disparos impactaron en el torso derecho del ’Mech, y el cañón del CPP montado en el

BATTLENET 144
LA FORJA DE UN HÉROE

hombro se deformó hacia atrás bajo la furia de la ráfaga. El MechWarrior perdió pie y cayó sobre el
alquitrán, triturando aún más su blindaje.

⎯Ríndanse ahora o les liquidaremos ⎯dijo de nuevo Archer. Lejos en la distancia vio que las
rampas y puertas de una de las Naves de Descenso explotaban a causa de los sacos con cargas explosivas,
destrozando la nave horriblemente. El War Dog que había visto hacia unos momentos estaba caído,
golpeado por los Guardias que intentaban desembarcar y desplegarse. Partes y trozos retorcidos del War
Dog estaban por todas partes, como si hubiese explotado desde dentro.

⎯Imposible ⎯continuó la voz de la mujer con incredulidad⎯. Christifori está en Thorin.

Archer empezó a subir la rampa de Nave de Descenso mientras veía a Alice Gett colocar su
tanque Burke en posición y disparar los tres CPPs a la torreta de la nave. Los letales rayos azules
golpearon justo por encima de la cabeza de su ’Mech.

⎯Ríndanse ahora o serán destruidos ⎯exigió de nuevo. Archer nunca jamás se había imaginado
estar en una pelea como ésta, una pelea contra su propia gente. ¿Cuántas veces más se vería obligado a
participar en una batalla similar antes de que acabase todo?

Subió a la carga el pasillo que llevaba al corazón del hangar de ’Mechs de la nave. Una cortina
de fuego de láser y fuego de misiles se derramó sobre él a través de la puerta, pero no le importaba. Entró
con disparando con todas sus armas.

145
Blaine L. Pardoe Capítulo 26 Justin_Xiang

26

Los funcionarios del gobierno se niegan a comentar cuantos ciudadanos están,


actualmente, retenidos en los campos de detenidos recientemente establecidos cerca de Ciudad
Ecol. Ni el Coronel Blucher ni su estado mayor comentaran cuanto tiempo planean tenerles
detenidos o bajo que condiciones serán liberados. El Consejo Planetario Regente de Thorin, que
se atribuye los poderes del Duque mientras este está en la corte, ha enviado una protesta oficial
al Comandante del Teatro Libertad la Komandant-General Sarah Joss.

⎯Clip de holovideo, Esta noche noticias de Thorin, Ciudad Ecol, Canal 43, 22 de enero de
3063.

Centro de detenidos de Bristoe


Thorin, Provincia de Skye
Alianza Lirana
23 de enero de 3063

Los sensores en el Penetrator, conducido por Darius Hopkins, resonaron con un aviso y, a pesar
de sus muchos años lejos de la carlinga de un ’Mech, el reconoció el tono ⎯un aviso de ataque aéreo.
Bajando la mirada a su lector táctico, vio el par de Lucifers y el Stuka iniciando un vuelo de ataque sobre
la posición de los Vengadores.

¡Está difícil, cojones!, pensó. Ya era demasiado viejo para esto la primera vez que Archer se fue
al ICNA. Debo estar loco subiendo a una carlinga a mi edad.

Las cosas habían ido mal e iban mal a más velocidad esta noche. Su fuerza había perforado la
valla del Campo de detenidos de Bristoe para liberar a los prisioneros, esperando que Katya estaría entre
ellos. Expulsar a la fuerza de seguridad contratada había sido fácil, pero luego llegaron estos cazas
aerospaciales no se sabia de donde. Ahora, mientras los prisioneros huían ocultándose en la oscuridad que
les rodeaba, se acercaban los cazas liranos, dispuestos disparar sin piedad.

⎯Espectro Diez, muévase ahora ⎯ordenó Hopkins, acelerando y llevando el Penetrator hacia
delante en una amplia curva. Blindaje y velocidad serían su única protección en esta situación. Un Lucifer
se desviaba para bombardear al Battle Hawk de Hogan, en tanto que el Stuka de cien toneladas y su
compañero de ala Lucifer dirigían el vuelo hacia él.

⎯Aquí Piolet Uno a todas las unidades. Hora de largarse ⎯dijo, alejándose del campo a toda
pastilla. Pudo distinguir las formas de los prisioneros que escapaban corriendo hacia la oscuridad del
bosque que les rodeaba, y permaneció alejado de ellos mientras los aerocazas de los Guardias empezaban
su pasada de bombardeo. No paró siquiera para comprobar su monitor táctico. Solo iba a salir de allí:
ahora.

Una ráfaga de misiles de largo alcance y láseres pesados iluminaron el terreno alrededor de él,
dañando los brazos y piernas del Penetrator. Un par de láseres pesados también golpeó su espalda,
haciendo desaparecer blindaje en gotas candentes de metal que se esparcieron sobre los hombros de su
’Mech mientras corría, arrojando un brillo singular en la noche. El Penetrator se tambaleó hacia delante
bajo el impacto, y tuvo que luchar con los pedales de los pies y con el control del acelerador para
mantenerse erguido lo bastante para que la velocidad no le hiciese caer de plano sobre la cara. Mientras el
fuego del Stuka daba en el blanco, el piloto del Lucifer había fallado la mayoría de sus disparos. Hopkins
se dijo a sí mismo que era demasiado viejo para contar con la suerte para sobrevivir. Una parte de él
deseaba que Archer no le hubiese dejado atrás.

BATTLENET 146
LA FORJA DE UN HÉROE

El sudor se derramaba sobre su cara. Levantó los láseres pesados y llevó el retículo de puntería
sobre el Stuka. Era casi invisible en la noche, pero aparecía perfectamente en su sistema de rastreo y
puntería. Disparó ambos láseres, que enviaron una oleada de calor sobre su carlinga. Las armas de alcance
ampliado perforaron al Stuka, golpeando en el blindaje del ala derecha lo bastante para dejar un brillo en
el aire mientras se alejaba. Podías decir lo que quisieses sobre los Clanes, pensó Hopkins, pero fabrican
unas armas por las que el habría matado cuando aun estaba en servicio activo.

Pasó junto a un afloramiento de rocas y continuó metiéndose en el bosque. Los Lucifers se


deslizaron con rapidez detrás de él. El primero rectificó su anterior fallo. Sus misiles de largo alcance le
golpearon en los torsos derecho e izquierdo, destrozando placas de blindaje y haciendo balancearse al
Penetrator. Hopkins disparó sus láseres de pulso medios y la pareja de láseres pesados. Una de las armas
del Lucifer dio en el blanco, el haz del láser carmesí se clavó en el brazo derecho y provocó que la
articulación del hombro se inmovilizase cuando el actuador se derritió. El otro disparo falló por pocos
metros a su izquierda, haciendo explotar un canto rodado, dejando salir vapor candente en la noche.

Sus láseres de pulso medios también iluminaron la oscuridad con su fuego verde. Casi la mitad
fallaron totalmente, la ráfaga esmeralda pareció elevarse con rapidez hacia las estrellas. Los otros
cornearon las alas y el fuselaje del Lucifer, dejando peligrosas rajas. Su compañero de ala de la misma
clase entró en barrena, disparando sus láseres y MLAs. Los láseres fallaron, pero los MLAs impactaron
todos encima del Penetrator.

Hopkins quería aguantar y luchar, pero este no era ni el momento ni el lugar. Esto era una
incursión. Su meta era liberar tantos prisioneros como fuese posible y convencer al Coronel Blucher de
que Archer Christifori estaba aún en Thorin. Una mirada a su monitor táctico le dijo que todo lo que había
quedado del Penetrator eran unas pocas toneladas de blindaje. El ’Mech estaba aun funcional, pero no
por mucho tiempo. De mala gana, empujó la mortalmente destrozada máquina de guerra dentro del
bosque, donde esperaba que la cobertura de la noche y la protección de los arboles gigantes obligaría a los
cazas a abandonar la persecución.

El Coronel Felix Blucher miraba desde su Atlas cómo los reflectores del Centro de detenidos de
Bristoe una vez más barrían toda la zona. Realmente no esperaba encontrar a los ’Mechs de Christifori,
pero las señales de su reciente presencia estaban por todos lados. El pie de su Atlas había acabado de
aplastar un pedazo de blindaje de unos de los dos ’Mechs que sus cazas aerospaciales habían expulsado.
Eso había sido dos horas antes. Ahora, los Vengadores de Archer se habrían ido hacia tiempo.

⎯Situación, Fisk ⎯dijo en el micro de su casco. El Teniente Fisk y su equipo de seguridad


estaban aun asegurando el perímetro.

⎯Parece que han escapado sesenta y ocho prisioneros. Acorralaremos a la mayoría de ellos a lo
largo de la noche. No irán demasiado lejos sin provisiones en este clima.

⎯¿Y qué pasó con nuestro huésped especial?

⎯Nuestro cebo aún está seguro ⎯dijo Fisk⎯. Los guardias de la Hauptmann Chaffee no la han
dejado ir a ningún sitio.

Así que Christifori había venido por ella exactamente como había previsto Blucher que haría. De
todos los campos que podía haber atacado, Christifori había elegido éste. Katya Chaffee significaba algo
para él, más allá de las cuestiones militares. El había estado casado con su carrera hasta ahora, pero
parecía que las cosas habían cambiado. Los sentimientos de Christifori hacia Chaffee provocarían su
caída.

Y eso casi había pasado esta noche.

El coronel había bajado parte de las grabaciones de la batalla realizada por los cazas
aerospaciales a su carlinga mientras había viajado desde el fuerte hasta el campo. El Penetrator y el

147
Blaine L. Pardoe Capítulo 26 Justin_Xiang

Battle Hawk apenas habían logrado escapar por el bosque, pero los sensores de los cazas le decían el daño
causado. Del ’Mech de Christifori quedaba muy poco blindaje, y el Battle Hawk había perdido uno de sus
brazos en la pelea.

Era evidente que Christifori no había esperado que Blucher usase todos sus activos del modo en
que lo había hecho. Había establecido solo una defensa contra la infantería, y los cazas lo habían cogido
por sorpresa. Totalmente solo en su carlinga, Felix Blucher sonrió ampliamente para sí mismo dentro de
su neurocasco. Esta vez él era quien salía de la batalla como vencedor. Y, una vez que su Segundo
Batallón llegase desde Muphrid, aplastaría la pequeña revolución de Archer Christifori de una vez por
todas.

BATTLENET 148
LA FORJA DE UN HÉROE

27

Si se cree en los informes que he obtenido del oficial de información del Decimoquinto
de Guardias Arcturianos, este levantamiento acabará en cuestión de una semana.

⎯Holoclip de Noticias a las cinco, Ciudad Ecol, Compañía Emisora de Donegal, 31 de enero de
3063.

Espaciopuerto Memorial Melissa Steiner


Ciudad Ecol, Thorin
Provincia de Skye
Alianza Lirana
2 de febrero de 3063

Desde la carlinga de su Atlas, Felix Blucher estaba sentado observando como las Naves de
Descenso iniciaban el descenso sobre la pista de aterrizaje. A ambos lados de él, se alineaban las dos
lanzas de BattleMechs funcionales en una parada formal, en posición de descanso. El sol de media
mañana chocaba y rebotaba sobre la pintura reciente mientras esperaban para dar la bienvenida al
Segundo Batallón a su llegada a Thorin. Tres ’Mechs adicionales se habían quedado en el fuerte, en
distintas fases de reparación.

El batallón llegaba con retraso, un día y medio. Había recibido un paquete de datos de ellos que
indicaba que una de sus Naves de Descenso había sido atacada y estropeada por los rebeldes de Muphrid.
Por dicha razón, la Kommandant McCoy había requisado un transporte mercante de clase Union para que
les llevase a Thorin.

Las noticias resultaron perturbadoras. Que hubiese habido un ataque no le sorprendía, pero que
los rebeldes hubiesen logrado infligir bastante daño para obligar a permanecer en tierra a una Nave de
Descenso era preocupante. Si no hubiese sido por su reciente éxito contra los supuestos Vengadores de
Archer, eso podía haber sido incluso más alarmante. Dos veces en dos semanas había usado sus fuerzas
aerospaciales contra las incursiones de Christifori, ambas veces los expulsaron del campo en retirada.
Ellos habían dañado uno de sus Lucifers, pero él aún mantenía la superioridad aérea y lo saboreaba.

Las naves, las tres, se volvieron visibles en el cielo sobre él mucho antes que oyese el rugido de
los motores de fusión encendidos. Las dos naves de los Guardias estaban pintadas de color gris mate, y el
navío mercante confiscado era una sombra algo más brillante. Podía decir que tenía un logo comercial
sobre su casco, pero ese lado de la Nave de Descenso se encaraba al otro lado de su visión mientras se
aproximaba para el descenso final.

Las naves aterrizaron una a una sobre la pista. El bramido ensordecedor de sus motores
disminuyó a medida que los enormes puntales de aterrizaje salían de la masa de las naves y las mantenían
en posición vertical. Eso fue seguido por el claro ruido de los motores mientras reducían la aceleración.

Blucher dio la bienvenida a tanto ruido y estruendo. Este era un gran momento para él y su
unidad. Archer Christifori había ofrecido una buena pelea. Las ventajas habían cambiado ahora, y sus dos
últimas victorias sobre los Vengadores lo habían probado. Con la llegada de McCoy y su batallón, los
rebeldes no podían esperar aguantar en una lucha sostenida contra el control lirano.

Mientras las naves expelían el exceso de vapor y enviaban el refrigerante a sus partes inferiores
para enfriar las portillas de escape de gas, las rampas sonaron al abrirse y empezaron a descender hacia el
suelo. Blucher abrió un canal de banda ancha y exclamó:

149
Blaine L. Pardoe Capítulo 27 Justin_Xiang

⎯¡Atención! . . ..¡Firmes! ⎯Los BattleMechs a cada lado de él se irguieron en toda su altura y


con orgullo.

Los ’Mechs del Segundo Batallón empezaron a descender las rampas de la Nave de Descenso y
se alinearon en frente de él en una formación amplia. Siguieron llegando, seguidos de un pelotón de
infantería y, ahora, las fuerzas de tanques que empezaban a bajar la rampa.

Su línea de comunicaciones siseó brevemente, pero la voz que escuchó no era la de Constance
McCoy.

⎯Coronel Blucher ⎯dijo una voz masculina que reconoció de forma instantánea⎯, le ordeno
que se rinda en el nombre de Victor Davion. ⎯Un escalofrío recorrió el cuerpo del coronel. Su corazón
martilleó en sus oídos. Luego las dos largas y profundas filas de ’Mechs delante de él elevaron sus brazos.
Los ojos de Blucher se agrandaron ante la visión y, en la distancia, llegó a vislumbrar el otro lado de la
Nave de Descenso mercante. Pintado sobre él estaba el logo de la nave volante de Christifori Express.

Esto no era posible. No podía estar pasando. Pero lo era.

⎯Es una trampa ⎯gritó a sus unidades⎯. Fuego a discreción. Ese no es el Segundo en
absoluto. Es Christifori. Retírense al fuerte. ¡Lucharemos contra ellos desde allí! ⎯Aceleró el reactor de
fusión hasta el máximo de energía y llevó su rifle gauss hasta la posición de disparo mientras pilotaba su
BattleMech para volver hacia la calle que le alejaba del espaciopuerto. Con tantos blancos, difícilmente
podía fallar.

El centro de mando del fuerte estaba en calma mientras el Teniente Sherwood estaba de pie tras
el cabo que operaba la estación de comunicaciones:

⎯Repítalo, señor ⎯dijo el hombre en su micrófono de cabeza.

⎯¿Qué pasa? ⎯preguntó Sherwood.

El joven técnico de comunicaciones levantó la mirada y se arrancó los auriculares:

⎯No puedo decirle nada. Era el coronel, diciendo algo sobre el espaciopuerto. Luego, se cortó.

Sherwood cogió los auriculares y se los puso:

⎯Coronel, aquí el oficial de servicio ⎯dijo⎯. No le copiamos.

⎯Aquí estamos bajo ataque y regresando al fuerte ⎯llegó una voz a través del crepitar de la
estática que Sherwood reconoció como el sonido de las descargas del CPP a corto alcance. Su corazón
empezó a acelerarse, y su uniforme parecía cubierto de sudor.

⎯¿Qué pasa con el Segundo Batallón? ⎯preguntó.

⎯No eran ellos. Era Christifori ⎯dijo Blucher con prisa⎯. Abra las puertas y, en cuanto
entremos, ciérrelas herméticamente. Encienda su ’Mech junto con el de Kramer y Druhot. Interfieren
nuestras señales de largo alcance. Contacte con nuestros cazas y tráigalos aquí. Nos defenderemos desde
el fuerte.

⎯Sí, señor ⎯dijo Sherwood, luego se quitó los auriculares con calma.

⎯¿Qué pasa, señor? ⎯preguntó el técnico de comunicaciones.

BATTLENET 150
LA FORJA DE UN HÉROE

Sherwood miró en torno a la sala. Había cuatro soldados presentes, ninguno iba armado mientras
trabajaban en los diversos sistemas defensivos y de comunicaciones. Sacó la pistola, una Sternsnacht, y la
metió en la boca del tech que estaba sentado delante de él. Luego, hizo que ambos pivotasen a la vista de
los demás de la sala.

⎯Ahora que tengo su atención ⎯dijo⎯, hagan lo que digo o el cerebro de este joven va a
convertirse en humo, seguido del de ustedes.

Archer avanzó, en diagonal y despacio, su Blackjack a lo largo de la calle, escuchando el ciclo de


carga de sus misiles Streak de corto alcance mientras se movía. Las cosas no iban tan bien como había
esperado. El había esperado que Blucher se rindiese igual que había hecho su segundo Batallón, dados los
números que tenía en contra: ilusiones. En lugar de ello, se había convertido en un lucha a la carrera por
las calles de Ciudad Ecol.

El Atlas de Blucher estaba a dos manzanas por delante, donde algunas de las fuerzas más ligeras
de Archer intentaban enfrentarse con él en su camino hacia el fuerte. Archer había estado persiguiendo a
un Vulcan de los Guardias, pero cayó ante una bala de rifle gauss de un War Dog, antes lirano, justo
cuando Archer estaba a punto de dispararle. La bala plateada impactó en la cabeza del Vulcan con tanta
fuerza que el ’Mech se derrumbó hacia atrás contra un edificio, enterrándose entre los suelos y paredes
desplomados.

Se dio la vuelta en el momento preciso para ver que otro ’Mech lirano trataba de ponerse a
cubierto. Era un Salamander, y Archer sabía que Luther Fisk era el único guerrero de los Guardias que
pilotaba uno. De forma inmediata salió corriendo detrás de él. El Salamander intentó precipitarse hacia la
derecha para eludir el fuego de Archer, pero sin éxito. Archer disparó sus ocho misiles Streak sobre él,
golpeándole con ellos en la espalda. Las placas de blindaje se desprendieron con la explosión, dejando
detrás una ligera voluta de humo gris y haces de miomero expuestos.

Eso atrajo la atención de Fisk. Se giró para proteger su frágil espalda y para disparar sus láseres
medios. La distancia era demasiado corta para sus misiles de largo alcance, su armamento más potente.
Los láseres medios salieron como lanzas en dirección a Archer: uno falló y el otro calcinó su brazo
derecho con una cicatriz.

Archer sabía que el calor aumentaría enormemente, pero puso en línea sus propios láseres
pesados de AA y disparó sus brillantes rayos rojos sobre las piernas del Salamander. El blindaje fundido
se desprendió, pero el daño no fue bastante para parar al ’Mech. Fisk estaba a punto de volverse y correr,
cuando una impresionante cortina de fuego de armas, disparadas desde posiciones en torno a Archer,
impactaron en su ’Mech. Misiles, láseres escarlatas y esmeraldas, balas de cañón automático y la brillante
luz blancoazulada de las rondas de CPP devoraron el Salamander de Fisk y la zona a su alrededor. El
pavimento se convirtió en un cráter mientras las llamas, las explosiones y el humo se extendían sobre el
’Mech. Este parecía derretirse como una vela, a cámara lenta, desapareciendo y agonizando bajo las
explosiones.

Archer volvió la cabeza y vio a casi toda su unidad en torno de él y a su espalda. Todos habían
disparado. Ellos, y él, juntos, habían derribado a Fisk en una simple matanza causada por una cortina de
fuego.

⎯Los Vengadores cuidamos de los nuestros, señor ⎯dijo Alice Gett⎯. Ahora es el momento de
acabar lo que hemos empezado.

Un Assassin de los Vengadores, de peso ligero, aterrizó en el cuadrante de la derecha delante de


Blucher en un movimiento que pretendía cortarle la dirección hacia el fuerte. Sus cohetes de salto aún

151
Blaine L. Pardoe Capítulo 27 Justin_Xiang

brillaban mientras se giraba hacia su Atlas y trataba de poner su láser de pulso medio en línea. Blucher,
por su parte, no tenía que esperar. Apuntó sus láseres pesador de AA y sus láseres de pulso medios sobre
el ’Mech más pequeño y abrió fuego. El Assassin con aspecto de caja se vio aplastado bajo la cortina de
fuego, perdiendo blindaje de todos sus miembros y de su pecho. Se tambaleó hacia atrás callejón abajo,
disparando sus misiles de largo alcance mientras se retiraba.

Los misiles se extendieron sobre el Atlas, estropeando las placas de blindaje de sus torso y brazo
derechos. Blucher había soportado impactos varias veces desde que empezó la pelea, pero aún estaba
operativo y tenía algo de protección por todas partes. Había derribado dos ’Mechs hasta el momento y
había apaleado a varios, igual que al Assassin. Quería aguantar y luchar, pero el fuerte estaba lo bastante
cerca para que él y los demás pudiesen entrar, y podían aguantar desde allí.

Moviéndose a su lado estaba la Teniente Fitzwalter en su Axman. Un peligroso liquido verde,


perteneciente al refrigerante, rezumaba desde lo hoyos que ella tenía en el torso inferior a causa de
impactos anteriores. De repente, ella se desmoronó bajo un rayo de fuego de CPP, todo el ’Mech pareció
evaporarse en la nada.

Blucher sólo tuvo tiempo de registrar lo que había pasado. Tenía que aguantar si quería que su
unidad sobreviviese. Una mirada sobre la lectura de sus sensores de corto alcance mostraba el fuerte casi
dentro de alcance, incluso mientras un muro en movimiento de los BattleMechs de Archer se acercaba
con rapidez. Oh, eres rápido, Christifori, pero no lo bastante, pensó. Ahora el fuerte estaba directamente
delante de él.

Pero cuando miró a través del agrietado cristal de la carlinga, Blucher vio que la puerta aún
estaba cerrada. ¿Por qué no la habían abierto, de acuerdo con sus ordenes? La enorme puerta era a prueba
de bombas y solo podía ser abierta desde dentro.

⎯Teniente Sherwood, cualquiera que esté en el centro de mando. ¡Abran la maldita puerta!

Al principio no oyó nada. Luego, por fin, le llegó la respuesta:

⎯Coronel Blucher, aquí el Teniente Sherwood. Lo lamento pero no puedo obedecer

⎯¿Qué? ⎯gritó claramente Blucher mientras recorría el último tramo de terreno que le separaba
de las puertas. Confundido, se quedó de pie allí mirando fijamente y desamparado los implacables muros
de granito y la enorme puerta blindada con fibras de hierro. No tuvo que girarse y mirar para saber que la
banda rebelde de BattleMechs de Christifori corría derecha hacia él.

El canal de banda ancha se encendió, y Sherwood habló de nuevo. Esta vez todos en ambos lados
pudieron oír su voz en las carlingas:

⎯Señor, estoy con el Coronel Christifori. Su personal de mando está encerrado en la sala de
mapas, y el centro de control está a mi cargo. Se le ha ordenado a sus cazas que no despeguen. Coronel
Blucher, le sugiero que se rinda.

A una manzana y media del fuerte Archer ordenó a su fuerzas que se parasen y dejasen de
disparar. Envió por los flancos efectivos que recorriesen las calles por si Blucher pensaba que podía
escapar. Los Guardias habían perdido la mayoría de sus fuerzas. Un solitario tanque Chaparral, con el
humo saliendo de las hendeduras en su blindaje, estaba estacionado cerca del Atlas de Blucher. Un
destrozado Kintaro también permanecía de pie. Tenía la espalda apoyada sobre el muro de granito,
dispuesto para la resistencia final. El único combatiente adicional en el lado lirano era un Centurion que
perdía la mayoría del blindaje de su brazo y su torso. En este momento, lo que quedaba de un batallón de
Guardias Arcturianos sabían la verdad; no había donde correr, ningún lugar para una resistencia final
decente. El Príncipe Juan había tomado el fuerte personalmente.

Archer se detuvo y dio una profunda bocanada antes de activar un canal neutral para hablar
directamente con Blucher.

BATTLENET 152
LA FORJA DE UN HÉROE

⎯Coronel Blucher, aquí el coronel Christifori. He ordenado a mis tropas que dejen de disparar.
Con todo el respeto, le pido que se rinda, señor. ⎯Todas las veces que se había imaginado este momento,
se había visto a sí mismo recreándose en la victoria. Ahora, mirando al Atlas, que aun echaba humo desde
dos sitios, Archer, sintió que era la última cosa que deseaba hacer. Este era uno de esos momentos donde
podía mostrarse como un hombre de honor, un verdadero guerrero en lugar de un renegado. Si lo hacía
mal, las facciones en Thorin podían estar luchando, de nuevo, dentro de muy poco.

⎯Preferiría morir aquí, en mi carlinga, antes que rendirme ⎯dijo Blucher.

⎯Le comprendo, Coronel ⎯dijo Archer⎯. Sin embargo, no deseo matar a un hombre como
usted o a esos valientes MechWarriors y oficiales que lucharon a su lado. Ya ha sido derramada
demasiada sangre. Paremos.

Hubo una larga pausa, luego Blucher respondió:

⎯¿Cómo ocurrió esto?

⎯Supimos de sus planes, Coronel. Atacamos al Segundo Batallón antes de que pudiesen llegar
aquí. Les cogimos con los calzones bajados y capitularon. Mientras hablamos, me imagino que las tropas
que dejé allí ya están provocando un infierno sobre su Tercer Batallón. Sé que inutilizaron el GHP para
mantenerle a oscuras, según parece tuvieron éxito.

⎯En todos mis años de servicio a Casa Steiner, nunca he perdido una batalla y he sido obligado
a rendirme. ⎯La voz de Blucher era baja, controlada, casi resignada.

⎯En todos mis años de servicio, nunca he tenido que preguntar a alguien a quien respetaba tanto
que se rindiese. Pero mi deber lo exige.

⎯Y yo debo aceptar. Como dice usted, lo exige el deber. Tiene razón usted. Ya han muerto
demasiados.

⎯Encontrará mis condiciones razonables. Serán prisioneros. Ahora sus armas son nuestras
posesiones. Serán intercambiados con otros prisioneros en cuanto resulte práctico o sea autorizado por el
Príncipe Victor. Y respecto de sus fuerzas en Muphrid–

⎯Con el debido respeto ⎯interrumpió Blucher⎯, su lucha era aquí.

⎯Y aquí habría permanecido si usted no hubiese planeado traer su Segundo Batallón. Le pediría
que rinda también su otra unidad, pero dudo que lo desee.

⎯Eso es correcto ⎯replicó Blucher con tono monótono⎯. El Tercer Batallón es aún una fuerza
viable.

Archer habló con la resolución del martillo de un juez:

⎯Es por eso que me duele decirle que llevaremos nuestras fuerzas a Muphrid y le haremos al
Tercer Batallón lo que le hicimos aquí a usted.

⎯Si lo permite, Coronel Christifori, pienso que el Decimoquinto de Guardias Arcturianos ha


sufrido bastante enfrentándose a usted. Con su permiso, les enviaré ordenes para dejar Muphrid por una
localización más amistosa.

Archer reflexionó durante un momento. Había querido una rendición completa, pero esto
también era una victoria:

⎯Muy bien. Que se retiren en orden.

⎯Esto nunca tuvo que llegar a pasar ⎯dijo Blucher en tono apagado.

153
Blaine L. Pardoe Capítulo 27 Justin_Xiang

⎯Estoy de acuerdo ⎯aceptó Archer⎯. Y aun no ha acabado. Solo está empezando. Katrina aun
sigue en el trono. Debe ser apartada.

⎯No puedo estar de acuerdo con eso ⎯dijo Blucher⎯. Pero, por todo lo que es digno, respeto a
un hombre que lucha por sus convicciones.

BATTLENET 154
LA FORJA DE UN HÉROE

Epilogo

Con Thorin y Muphrid en las manos firmes de las fuerzas del Príncipe Victor, parece
que la guerra se mueve hacia una nueva fase. Ya no se trata de una cuestión de operaciones de
guerrilla, sino más bien de una verdadera campaña militar. Una cosa es segura : la
Mancomunidad Federada y la Alianza Lirana nunca más serán lo mismo.

⎯Informe realizado por Rumores desde el subterráneo, emisión pirata, Thorin, 7 de febrero de
3063.

Ciudad Ecol, Thorin


Provincia de Skye
Alianza Lirana
9 de febrero de 3063

Las fuerzas de Archer estaban de pie en posición de atentos en el patio principal del fuerte. A un
lado de él había una fila de BattleMechs, muchos de ellos capturados a los Guardias Arcturianos. En el
otro lado había una fila de tanques junto con la infantería del Sargento Mayor Hopkins, algunos de ellos
aún llevaban los vendajes sobre sus heridas. Todos los vehículos mostraban señales de acción reciente,
pero habían sido reparados y vueltos a pintar. Todos los ’Mechs llevaban el símbolo “A2”1 sobre los
hombros y los torsos centrales: la insignia informal de los Vengadores de Archer.

La línea era tan recta como el disparo de un láser. El uniforme de gala de Archer, pulcramente
planchado, había sido difícil de conseguir en el caos de los últimos días. Pero esto era lo bastante
importante para él como para hacer el esfuerzo. A su lado estaba la Capitán Katya Chaffee. Cuando la
vio, al ser liberada, él dejó escapar un gemido de alivio. Para asombro de ambos, él la levantó en sus
brazos y le dio un largo y fuerte abrazo.

Las puertas de la prisión del complejo se abrieron, y Archer ordenó atentos. Esto era importante
para todos, no solo para sus tropas y las de Blucher, sino también para los medios de comunicación que
observaba los diversos aspectos de la ceremonia. El Coronel Blucher y lo que quedaba de su batallón eran
trasladados a cuarteles más formales para prisioneros de guerra. Archer quería hacer lo correcto: sin
malicia contra nadie.

—¡Fir . . . mes! —ladró. Docenas de tacones golpearon sobre el suelo y la línea recta de sus
tropas se puso recta también en el sentido vertical.

Los guardias, con una marcha de revista, condujeron a sus prisioneros de los Guardias
Arcturianos a su transporte, bajando a lo largo de toda la línea de los Vengadores. Archer pudo ver en la
cara de Blucher que éste estaba afectado por el gesto de respeto. El coronel se paró cuando llegó a la
altura de Archer, lo que con brusquedad hizo detenerse a la línea de gente que iba con él, guardias y todo.
Con precisión militar perfecta él pivotó para encararle y saludó. Archer devolvió el saludo.

—Usted nos honra, Coronel —dijo Blucher, lo bastante alto para que todos los presentes
pudiesen oírle.

Archer sonrió levemente:

1
Del nombre de la unidad “Archer´s Avengers” (A2), lo que se pierde con la traducción al castellano (n.
del t.)

155
Blaine L. Pardoe Epílogo Justin_Xiang

—No somos enemigos profundos. Sólo creemos en diferentes líderes.

—Quizás usted tenga razón. Pero parafraseando a otro militar, “El tiempo pone todas las cosas
en su sitio. El error dura solo un día. La verdad es eterna”.

Archer recordó la mención de sus días en la academia:

⎯General Longstreet.

Blucher asintió:

⎯Pero recuerde esto. Incluso después de siglos de que luchase, sus acciones aún son objeto de
controversias. Ojalá sus verdades sean más constantes.

Luego la línea continuó caminando hacia los TPBs que esperaban y que transportarían a los
prisioneros a instalaciones más espaciosas. Mientras los soldados heridos pasaban, Archer localizó una
camilla en la línea. Salió caminando desde su puesto y se acercó hacia ella. Los dos camilleros de los
Vengadores se pararon mientras su oficial al mando bajaba la vista hacia el hombre que transportaban.
Por el modo en que la sabana colgaba sobre él, Archer reconoció que había perdido un brazo hasta el
hombro. Tenía un parche en el ojo izquierdo y la mayor parte de su cabeza estaba vendada. Su cabello
negro estaba chamuscado a causa del fuego.

Archer se encorvó sobre la camilla:

—Teniente Fisk, por extraño que pueda parecer, me alegro de que no muriese.

Fisk lanzó una fría mirada con el único ojo sano:

⎯Yo podía estarlo también. Perdí un ojo, un brazo. Mi rodilla está gravemente dañada. Nunca
más podré pilotar un BattleMech de nuevo. —Su voz estaba llena de amargura.

—Eso está bien —dijo Archer—, y yo nunca más seré capaz de hablar con mi hermana. Ella
también era mi brazo derecho. Al menos usted está vivo. —Archer se volvió y empezó a alejarse, pero la
voz de Fisk le siguió.

⎯¿Por qué no me dejó morir, en lugar de dejarme lisiado?

Archer volvió a girarse, de nuevo:

—Me he convertido en un Vengador. Considere que ya está hecho.

Ese día, más tarde, Archer estaba sentado en su oficina, la misma que anteriormente había usado
el Coronel Blucher en el fuerte. Miraba fijamente los papeles y discos amontonados delante de él. Esta era
la parte del trabajo que nunca aprendería a querer. Estaba a punto de coger el paquete de datos de la parte
de arriba para revisar algunas requisas cuando una llamada llegó a la puerta.

⎯Adelante —dijo, y Katya Chaffee entró. Le lanzó una sonrisa de reconocimiento—. Gracias a
Dios que eres tú —dijo con voz cansada, recostándose sobre su silla.

—Señor —dijo ella con un alto grado de formalidad—, una Nave de Descenso aterrizó hace una
hora desde un punto pirata del sistema. Tenemos un visitante.

Archer enarcó una ceja y se puso de pie, descansando las manos sobre la mesa del despacho:

⎯No estoy seguro de que esto me guste.

BATTLENET 156
LA FORJA DE UN HÉROE

—Dice que fue enviado por un amigo, y he comprobado sus credenciales —dijo Katya.

Archer asintió, y Katya regresó al pasillo para hacer entrar al visitante. Era un hombre pequeño
con una calvicie incipiente y que vestía el uniforme blanco de ComStar. También llevaba una Medalla del
Honor de la Liga Estelar como la que Archer había recibido. Se habían encontrado, brevemente, una vez
antes, y Archer le reconoció de forma inmediata.

—Le traigo saludos del Príncipe Victor Steiner-Davion —dijo Alain Beresick.

—Gracias, Comodoro Beresick, y bienvenido a Thorin. —este hombre era una leyenda en la
Esfera Interior tanto como Archer en Thorin. Había dirigido la Nave de Guerra Verdad Invisible en el
ataque contra Huntress. Ningún hombre vivo podía igualar su experiencia en el combate con Naves de
Guerra.

—Es bueno comprobar que usted está bien —dijo Beresick—. Aunque ahora tengo otro título, el
de Capiscol.

—Es un honor que me haya visitado —dijo Archer, señalando una silla.

Con un movimiento de su mano Beresick indicó que prefería seguir de pie. Katya estaba de pie
en algún lugar detrás de él, mirando respetuosa. La apariencia del hombre era totalmente modesta, aunque
tenía sobre él una presencia que exigía respeto.

—Estaba “en el vecindario” en otro asunto y, por ello, no me quedaré mucho tiempo. Su Alteza,
el Capiscol Marcial, ha recibido noticias de su éxito aquí y en Muphrid. Me pidió que le entregase una
transmisión de GHP a usted en persona, si el tiempo lo permitía. El extiende su más profunda gratitud a
usted y a su unidad.

—Eso no es necesario —dijo Archer, con la cara brillando como la de un colegial.

—Pero lo es. —Beresick sacó una hoja de papel, doblada, de su bolsillo y la mantuvo en alto
para leerla.— Por orden del Príncipe Victor Steiner-Davion, a Archer Christifori se le otorga, desde
ahora, el ascenso de campo de Teniente General. —Luego metió la mano de nuevo en su bolsillo y sacó la
insignia de rango y le entregó las dos cosas a él.

Archer miró fijamente a los dos, y a la insignia de media barra en su mano, durante un largo
momento:

—¿Teniente General? —repitió él totalmente incrédulo.

⎯Sus servicios han supuesto una inspiración para otros. Y, aunque esta lucha todavía es
reciente, el Príncipe necesita hombres y mujeres como usted a su lado.

Archer se levantó tan alto como era y saludó. Beresick devolvió el saludo, y lo mismo hizo
Katya.

⎯¿Está seguro de que debe dejarnos tan pronto, Capiscol? —preguntó Archer.

—Sí, General. Tengo otras misiones que completar.

—Entonces, ¿puede llevarle un mensaje al Príncipe?

⎯Desde luego.

157
Blaine L. Pardoe Epílogo Justin_Xiang

—Dígale que es bueno estar en casa.

El Capiscol Alain Beresick golpeó su cabeza con una formalidad imponente:

⎯Así haré, General Christifori. Así haré.

BATTLENET 158

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