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La Basura Electrónica

El vertiginoso crecimiento en la fabricación de productos electrónicos está generando


montañas de desperdicios que no pueden ser tratados como basura convencional, pues
contienen sustancias peligrosas que afectan a la salud y al ambiente. Por ello, los
fabricantes deben comprometerse a no usar tales sustancias en sus productos.

Las grandes corporaciones electrónicas llevan más de dos décadas en México y son
consideradas como uno de los motores más dinámicos para la inserción de este país en
el mercado global. En México se encuentran empresas líderes de la electrónica como
Hewlett Packard, IBM, Hittachi, Siemens, Nokia, Sony, Phillips, Panasonic, Samsung,
Toshiba, Motorola; y plantas de empresas manufactureras como Jabil Circuits, Foxconn,
Solectron, Flextronics, Sanmina-SCI y Celestica, cuyo crecimiento deviene del auge de
los procesos de subcontratación (outsourcing).

Basura electrónica, la nueva amenaza


tóxica.
Las empresas conocen las condiciones en que operan, de ahí la rotación en puestos para
soldar y reparar tarjetas y circuitos electrónicos. Muchas plantas cambian cada año a los
trabajadores en esos puestos, debido a la elevada concentración de vapores con plomo y
a que los sistemas de extracción de aire son deficientes o prácticamente inexistentes.
Esta exposición a los químicos peligrosos se agrava cuando las mujeres ocultan su
embarazo por temor a ser despedidas. En ese caso su hijo también resulta afectado.

Para cerrar el círculo de silencio sin rostro, las autoridades federales y locales confieren
plenos poderes a las maquiladoras de manera que, en caso de accidentes, los
responsables de las plantas impiden el paso a cuerpos médicos, bomberos y policía, sin
importar los daños que sufran los trabajadores.

Luego de dos años de campaña de Greenpeace, la empresa Hewlett Packard se


comprometió a retirar algunos compuestos tóxicos de sus productos.

México es el segundo mercado latinoamericano en tecnología de información, después


de Brasil. En el año 2002, el líder en venta de computadoras fue Hewlett Packard, con el
21 por ciento del mercado, seguido por Mexmal con un 12 por ciento e IBM con un 8
por ciento. Otras firmas multinacionales de computadoras que figuran en el mercado
mexicano son Samsung, Acer, Lanix y Dell.

El problema de descartar los equipos


electrónicos: La basura electrónica
También llamada la compubasura, se trata del problema tan esperado que se ha hecho
evidente en los años recientes: la excesiva acumulación de equipos electrónicos en el
mundo. Solo en Estados Unidos se compran alrededor de 22 millones de computadoras
cada año y se estima que la disposición mundial de computadoras y sus periféricos
habría alcanzado en el 2001 cerca de los 150 millones de unidades solo ese año a una
tasa de crecimiento del 16% quinquenal (ver 1). La rápida obsolescencia de los equipos
de hardware se debe a un acelerado desarrollo de la tecnología disponible que ya por
razones de mercado ya por requerimientos técnicos pierde compatibilidad con la
tecnología anterior.

En principio el problema de acumulación de basura estaría afectando seriamente a los


países desarrollados, que están implementando rigurosas políticas de disposición de
desechos en vertederos. La tendencia ha sido retrasar la disposición, acumulando la
basura electrónica en almacenes y garages, lo cual viene acompañado de un reciclaje a
escala muy pequeña. Sin embargo, esta basura no podrá ser acumulada para siempre en
estos almacenes. Así es como los que generan esta basura han apelado a dos medidas
principalmente

1) Reuso y Reacondicionamiento que consiste en aprovechar el mismo computador


con algunas modificaciones; y

2) Reciclaje, que consiste en deshacer el computador hasta sus componentes y


reusar los mismos.

El caso de reuso es uno que se practica normalmente dentro de las organizaciones y en


países en transición, como Venezuela. Sin embargo, no es una fórmula sostenible
debido a la presión que ejercen las prácticas comerciales de garantía y servicio, la
compatibilidad tecnológica y la vida útil del equipo. Igualmente, la donación es incluso
evitada por las organizaciones receptoras que no siempre están dispuestas a recibir
equipos usados. Sin embargo, el tamaño del problema de basura electrónica es tal que
los países desarrollados están definiendo estrategias que faciliten el reuso como
alternativa, y se han volcado a los países en vías de desarrollo como depositarios de esta
tecnología. Si bien esto puede ser interpretado como una muestra más de que los países
desarrollados ven a los menos desarrollados como sus verterderos, también existen
realidades en nuestros países que suponen una oportunidad en usar tecnologías menos
avanzadas.

Por ejemplo, existen numerosos casos que demuestran que adoptar una perspectiva
tecnocentrista para proyectos de desarrollo social a menudo terminan en fracaso (ver 2).
En nuestros países existen sectores socio-económicos con una importante brecha digital,
a los cuales es difícil proponer el uso de tecnología muy avanzada. Adicionalmente, la
falta de presupuesto algunas veces impide asumir los costos de adquisión de equipos
nuevos. En ambos casos, el uso de equipos reusados es una alternativa.

Aún así, los equipos reusados requiren la implementación de medidas adicionales que
revitalicen el buen uso de los mismos. No se trata de simplemente donarlos: se trata de
reacondicionarlos y de prolongar la vida y los servicios hasta que se asegure una
correcta sustitución. De acuerdo a un informe (en preparación) realizado para una ONG
holandesa, encontré que en Latinoamerica empiezan a evidenciarse algunos programas
de mejores prácticas para el uso de equipos usados. Los más populares consisten en
salas de computo para escuelas estatales (ejm. Argentina, Colombia, y ahora Guatemala
y República Dominicana) basados en los éxitos alcanzados en un proyecto canadiense.
Otros programas, como en Brasil y un poco Ecuador, se asocian al fortalecimiento de
sectores menos favorecidos liderados por organizaciones civiles e incluyen
adicionalmente el uso de software libre, una fórmula que gana más interés día a día. El
uso de este tipo de software promete ofrecer los mismos usos que el software tradicional
ocupando menos memoria. Pero no parecen haber iniciativas serias de las
organizaciones ambientalistas latinoamericanas.

Ahora bien, es importante resaltar que incluso un buen programa de computadoras


reacondicionadas no acaba en definitiva con el problema de basura electrónica:
simplemente extiende el plazo de desechar el equipo. De allí que también se piense en la
alternativa de reciclaje.

El Problema
A las fuentes de basura y contaminantes tradicionales se ha sumado en esta última
década un nuevo tipo de desecho que debido a su gran volumen, naturaleza compleja y
nivel de toxicidad, ha despertado la preocupación cada vez más creciente de
organizaciones medioambientales, gobiernos y la propia industria responsable de la
producción distribución y venta de la llamada “Basura Electrónica”. Con el importante e
inevitable desarrollo tecnológico, (lo cual no necesariamente debe entenderse como
progreso o mejoramiento en la calidad de vida), y el apetito desproporcionado por el
consumo de tecnología de punta, (instigado por el acoso publicitario que casi nos obliga
a adquirir el último modelo de electrodoméstico, teléfono móvil, equipo de sonido o
televisor y por supuesto computador personal), la vida útil de dispositivos eléctricos o
aparatos electrónicos está siendo determinada por la
velocidad a la que el mercado renueva la oferta de estos,
más que por la calidad y eficiencia con que prestan el
servicio para el cual fueron destinados. Esto a nivel
doméstico. En lo que respecta a la empresa y la industria, el
consumo es bastante más racional ya que se encuentra
restringido por limitaciones en el presupuesto, y se apega
normalmente a las exigencias en la producción. Sin embargo
necesidades estratégicas, nuevos proyectos de inversión,
aumento de los puestos o mejoramiento de las condiciones
de trabajo pueden impulsar la adquisición de nuevo
equipamiento o renovación de los recursos disponibles.

Tomemos como ejemplo el caso de un computador de escritorio ensamblado de


fábrica o armado a pedido, que para efectos del caso no presentan una diferencia
significativa. Las partes y piezas que los componen son por lo general: placa madre,
procesador, memoria RAM, disco rígido, unidades lectoras, (CD-ROMs, DVDs, etc.)
disquetera, (casi en desuso), lector de tarjetas de memoria, fuente de poder, alguna
tarjeta de expansión, (video, sonido red, USB, firewire, etc.), monitor TRC o pantalla
plana LCD. Casi sin excepción el mercado de la computación ofrece a intervalos de tres
a cinco meses nuevos modelos de partes y piezas que si bien no vuelven obsoletas a los
anteriores, descontinúan al modelo que las precede y al menos una vez por año se
produce un cambio de generación que deja sin la producción de partes o piezas de
reemplazo a los propietarios de computadores más antiguos que se ven obligados a
solucionar su demanda de refacciones en el mercado informal de
partes y piezas usadas con el consiguiente riesgo de fallas en
repuestos de origen desconocido, o son afectados por condiciones
de garantía muy limitadas. No es extraño que ante la dificultad
para conseguir una placa madre compatible con un procesador en
buen estado o memoria RAM suficiente y a precio razonable de
algún modelo más antiguo, se decida por invertir más dinero en
renovar todo un equipo a pesar de que este sigue siendo útil. Por
otro lado la tendencia sostenida a la disminución en el precio final
del producto, transmitida al consumidor, ha permitido descartar la
reparación de muchos dispositivos como posible alternativa ante la eventualidad de un
desperfecto por cuestiones de costo y conveniencia, cambiando esta solución por el
simple reemplazo. Cuestiones más, cuestiones menos, pueden aplicarse criterios
similares al considerar el caso de otros productos electrónicos en el hogar y en la
empresa.

El Efecto
El efecto que genera esta situación como resultado de la cultura de lo desechable da
cuenta de una gran número de teléfonos celulares, computadores y periféricos,
calculadoras, electrodomésticos y equipo industrial que se acumula almacenado en
hogares y empresas y que espera a ser reasignado, dado de baja o subastado. Un número
mucho mayor de aparatos serán desechados inadecuadamente junto con otro tipo de
basura sin recibir un tratamiento adecuado convirtiéndose en fuente de contaminación
ambiental debido a un número importante de metales pesados, compuestos químicos y
otros materiales muy peligrosos para la vida humana y la naturaleza. Tomando
nuevamente como ejemplo el caso de un computador, se detalla a continuación el tipo
de elementos nocivos que intervienen en la fabricación de gabinetes, partes y piezas,
monitores y otros periféricos que forman parte de una computadora.

• 1 Plomo y fósforo en tubos de rayos catódicos y soldaduras.


• 2 Arsénico en tubos de rayos catódicos más antiguios.
• 3 Trióxido de antimonio como retardante de fuego.
• 4 Retardantes de fuego polibromados en cubiertas, cables y placas de cirucuitos.
• 5 Selenio en los placas de circuitos como rectificador de suministros de energía.
• 6 Cadmio en placas de circuitos semiconductores.
• 7 Cromo en el acero anticorrosivo.
• 8 Cobalto en el acero para estructuras y magnetividad
• 9 Mercurio en interruptores y cubiertas.

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