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Las grandes corporaciones electrónicas llevan más de dos décadas en México y son
consideradas como uno de los motores más dinámicos para la inserción de este país en
el mercado global. En México se encuentran empresas líderes de la electrónica como
Hewlett Packard, IBM, Hittachi, Siemens, Nokia, Sony, Phillips, Panasonic, Samsung,
Toshiba, Motorola; y plantas de empresas manufactureras como Jabil Circuits, Foxconn,
Solectron, Flextronics, Sanmina-SCI y Celestica, cuyo crecimiento deviene del auge de
los procesos de subcontratación (outsourcing).
Para cerrar el círculo de silencio sin rostro, las autoridades federales y locales confieren
plenos poderes a las maquiladoras de manera que, en caso de accidentes, los
responsables de las plantas impiden el paso a cuerpos médicos, bomberos y policía, sin
importar los daños que sufran los trabajadores.
Por ejemplo, existen numerosos casos que demuestran que adoptar una perspectiva
tecnocentrista para proyectos de desarrollo social a menudo terminan en fracaso (ver 2).
En nuestros países existen sectores socio-económicos con una importante brecha digital,
a los cuales es difícil proponer el uso de tecnología muy avanzada. Adicionalmente, la
falta de presupuesto algunas veces impide asumir los costos de adquisión de equipos
nuevos. En ambos casos, el uso de equipos reusados es una alternativa.
Aún así, los equipos reusados requiren la implementación de medidas adicionales que
revitalicen el buen uso de los mismos. No se trata de simplemente donarlos: se trata de
reacondicionarlos y de prolongar la vida y los servicios hasta que se asegure una
correcta sustitución. De acuerdo a un informe (en preparación) realizado para una ONG
holandesa, encontré que en Latinoamerica empiezan a evidenciarse algunos programas
de mejores prácticas para el uso de equipos usados. Los más populares consisten en
salas de computo para escuelas estatales (ejm. Argentina, Colombia, y ahora Guatemala
y República Dominicana) basados en los éxitos alcanzados en un proyecto canadiense.
Otros programas, como en Brasil y un poco Ecuador, se asocian al fortalecimiento de
sectores menos favorecidos liderados por organizaciones civiles e incluyen
adicionalmente el uso de software libre, una fórmula que gana más interés día a día. El
uso de este tipo de software promete ofrecer los mismos usos que el software tradicional
ocupando menos memoria. Pero no parecen haber iniciativas serias de las
organizaciones ambientalistas latinoamericanas.
El Problema
A las fuentes de basura y contaminantes tradicionales se ha sumado en esta última
década un nuevo tipo de desecho que debido a su gran volumen, naturaleza compleja y
nivel de toxicidad, ha despertado la preocupación cada vez más creciente de
organizaciones medioambientales, gobiernos y la propia industria responsable de la
producción distribución y venta de la llamada “Basura Electrónica”. Con el importante e
inevitable desarrollo tecnológico, (lo cual no necesariamente debe entenderse como
progreso o mejoramiento en la calidad de vida), y el apetito desproporcionado por el
consumo de tecnología de punta, (instigado por el acoso publicitario que casi nos obliga
a adquirir el último modelo de electrodoméstico, teléfono móvil, equipo de sonido o
televisor y por supuesto computador personal), la vida útil de dispositivos eléctricos o
aparatos electrónicos está siendo determinada por la
velocidad a la que el mercado renueva la oferta de estos,
más que por la calidad y eficiencia con que prestan el
servicio para el cual fueron destinados. Esto a nivel
doméstico. En lo que respecta a la empresa y la industria, el
consumo es bastante más racional ya que se encuentra
restringido por limitaciones en el presupuesto, y se apega
normalmente a las exigencias en la producción. Sin embargo
necesidades estratégicas, nuevos proyectos de inversión,
aumento de los puestos o mejoramiento de las condiciones
de trabajo pueden impulsar la adquisición de nuevo
equipamiento o renovación de los recursos disponibles.
El Efecto
El efecto que genera esta situación como resultado de la cultura de lo desechable da
cuenta de una gran número de teléfonos celulares, computadores y periféricos,
calculadoras, electrodomésticos y equipo industrial que se acumula almacenado en
hogares y empresas y que espera a ser reasignado, dado de baja o subastado. Un número
mucho mayor de aparatos serán desechados inadecuadamente junto con otro tipo de
basura sin recibir un tratamiento adecuado convirtiéndose en fuente de contaminación
ambiental debido a un número importante de metales pesados, compuestos químicos y
otros materiales muy peligrosos para la vida humana y la naturaleza. Tomando
nuevamente como ejemplo el caso de un computador, se detalla a continuación el tipo
de elementos nocivos que intervienen en la fabricación de gabinetes, partes y piezas,
monitores y otros periféricos que forman parte de una computadora.