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PONENCIA TALLER EN SEVILLA.

8 mayo 2010

Crisis de cuidados y alternativas feministas al modelo BBVA

Índice:

- Introducción: vincular los trabajos de cuidados a la gestión del tiempo por


parte de las mujeres.
- Qué entendemos por trabajos de cuidados
- Cómo se han organizado los trabajos de cuidados
- Crisis de cuidados
- Cadena de Cuidados Global

Introducción

Las mujeres por construcción social y cultural están abocadas en el sistema


patriarcal a ocuparse de una serie de trabajos vinculados con las tareas del hogar,
el cuidado y la educación, todas ellos considerados trabajos realizados en el ámbito
privado principalmente, invisibilizados y no reconocidos, no remunerados con el fin
de sostener los trabajos considerados, remunerados y reconocidos como son los
realizados en el ámbito público y principalmente por los hombres.

Como consecuencia de la masiva incorporación de las mujeres al mercado laboral


productivo y a causa de que los demás actores sociales no se han responsabilizado
de las tareas de cuidados, las mujeres lidian con dobles y triples jornadas.

Eso supone una gestión del tiempo difícil, dura, y que nos lleva a olvidarnos de
nosotras mismas, no cuidarnos y entregarnos a los y las demás, con consecuencias
graves en nuestro cuerpo, en nuestra salud física, mental y emocional. Es el
“malestar en la desigualdad” poco reconocido y visibilizado. Si ampliamos esta
situación a niveles más globales, esto también sucede con el cuidado del planeta.

Qué entendemos por trabajos de cuidados

Son aquellos trabajos que se realizan con el fin de sostener la vida, tanto de los
seres humanos como de la naturaleza. Son cuidados necesarios para sobrevivir en
cualquier estado físico y tiempo de edad, con mayor o menor intensidad y duración,
porque partimos de la idea de que todos y todas necesitamos de cuidados, somos
interdependientes (no somos champiñones) y sufrimos enfermedades, pasamos por
la infancia, la vejez, requerimos de afectos, de aprendizajes, de necesidades
básicas como alimentarnos, vestirnos, limpiarnos, sentirnos seguras/os,
acompañadas, queridas, en general cuidados y cuidadas.
Los trabajos de cuidados son muy diversos y amplios y eso entraña en sí mismo una
dificultad para su definición, delimitación y clasificación por eso cuando se ha
propuesto desde diversas teóricas feministas la cuantificación de dichos trabajos en
términos económicos monetarios o en tiempos se ha caído en grandes dificultades,
¿cómo se puede pagar la enseñanza que una madre hace a su hijo para que
comience a andar, cómo medir en tiempo el amor que recibe una mujer con
alzeheimer de su nieta?. Una de las consecuencias de no definirlos, ni delimitarlos
es que no están visibilizados, y por tanto tampoco están valorados socialmente.
Una prueba de esto, es que cuando pasan al mercado de trabajo son empleos poco
reconocidos, mal remunerados, y con gran precariedad laboral.
Si no se reconocen, no se ven, no se valoran… entonces ¿ cómo repartirlos, cómo
ver su importancia en la sociedad, …?

Pero a pesar de dichas dificultades, desde los movimientos feministas y en concreto


el colectivo feminista Las Tejedoras seguimos analizando, investigando,
proponiendo y fomentando el diálogo y debate sobre los trabajos de cuidados en
nuestra sociedad con el fin de visibilizarlos, reconocerlos y reivindicar un reparto
equitativo entre los diversos actores que la conformamos.

Los cuidados forman parte de la vida, y todas las personas los necesitamos, por eso
consideramos que es insostenible (en un sistema justo y de “buen vivir”) que haya
personas que no asuman la parte de dar cuidados, y sólo los reciban. Es necesaria
la socialización en los cuidados como parte de nuestros aprendizajes (aprender a
cuidar, a ser cuidad@s, incluso aprender a no cuidar).

Cómo se han organizado los trabajos de cuidados

Por la división sexual del trabajo, en el sistema patriarcal y por la centralidad del
mercado en el sistema capitalista en el que vivimos, somos las mujeres en un 95%
las que realizamos dichos trabajos de cuidados y esa situación viene siendo
denunciada por las economistas feministas y el movimiento en los últimos tiempos,
por injusta y no equitativa.

Son –como ya hemos comentado antes- trabajos no remunerados, invisibilizados y


no reconocidos que suponen el sostén de todo un iceberg que son las sociedades de
nuestro planeta. El sistema capitalista, jerarquizado, público, reconocido,
remunerado y ejercido por los hombres en mayor porcentaje aunque también por
muchas mujeres, es la punta de dicho iceberg pero bajo el agua –en la oscuridad y
a la sombra- se encuentra toda una base de trabajos que sostienen y sin los cuales
la punta del iceberg no existiría. Es importante que saquemos a la luz dichos
trabajos, los miremos, los veamos y lo valoremos.

Antes dicho reparto de roles basados en la naturaleza del sexo biológico y la


construcción social del género que se hace a partir estos, funcionaban gracias a que
cada cuál en su espacio, aparentemente, realizaba sus tareas y la sociedad fluía en
un montaje perfecto. Pero las mujeres rompimos alguna cláusula del contrato social
establecido y con ello cayó –de alguna manera- la organización tradicional de los
cuidados. (ámbito rural, otros contextos, clase media blanca ...)
Crisis de cuidados

- En la actualidad, este reparto tradicional de lo reproductivo y lo productivo


ya no se sostiene más.
- La crisis global en la que nos encontramos va mas allá del colapso financiero
que nos anuncian insistentemente los mass media, el Estado, las
instituciones, la sociedad.... Esta crisis en realidad es y -desde hace tiempo-,
una crisis ecológica, alimentaria, energética, política, de valores y de
cuidados.
- Las respuestas han sido mínimas, superficiales, no radicales y no
participativas. Han sido parches, y desde luego sin cuestionar el sistema
patriarcal capitalista.
- Si esta fuera una crisis (la de cuidados) que afectara a otros se hubiera
tomado más en serio. El Estado no se responsabiliza de las necesidades y las
problemáticas de cuidados de la sociedad y del planeta.
- En relación a esta idea, está la cuestión de las mujeres ocupándose de
solucionar estos temas inventando, creando alternativas, estrategias
individuales, generando propuestas pero todavía desde lo invisible, solas,
entre nosotras... Redes intergeneracionales, locales, interfamiliares y a nivel
global las cadenas de cuidados. (las abuelas, las primas, las vecinas, las
amigas, o las mujeres que vienen desde lejos a cuidar a nuestras familias,
dejando a las suyas a cargo de otras mujeres….formando las cadenas
globales de cuidados”

La sostenibilidad del modelo de desarrollo y de liberación de las mujeres


en expansión desde los países del centro. La transformación de las
expectativas sociales de las mujeres, en un contexto de ausencia de
responsabilidad de los hombres y de necesaria invisibilidad de los cuidados para
mantener la estructura socioeconómica, ha derivado en una profunda crisis, cuya
contención se basa, en gran medida, en la mano de obra migrante. Atendiendo a
estos fenómenos, podemos preguntarnos: ¿hasta qué punto dichos modelos de
desarrollo y liberación son sostenibles a nivel global?, ¿hasta qué punto el género
sigue siendo el eje organizativo de los cuidados, si bien ya no tanto a nivel nacional
como transnacional gracias a los flujos migratorios femeninos?

Cadena de Cuidados Global

“Las cadenas globales de cuidados se conforman en torno a las mujeres migrantes


que realizan trabajos de cuidados diversos: como empleadas de hogar (atendiendo
a menores, personas ancianas o simplemente gestionando los hogares de quienes
prefieren pagar que encargarse por sí mismos/as); o como contratadas por
empresas y (las menos) por el sector público, en servicios de ayuda a domicilio,
residencias de ancianos, escuelas infantiles, etc. Estas mujeres, que en el país de
destino se encargan de un trabajo imprescindible para que otro hogar salga
adelante, migran como estrategia de supervivencia de su propio hogar. Al mismo
tiempo, su marcha exige que alguien en el país de origen asuma la responsabilidad
de proporcionar los cuidados que ellas ya no pueden ejercer. Las cadenas globales
de cuidados son entrelazamientos de hogares que se conforman con el objetivo de
garantizar cotidianamente los procesos de sostenibilidad de la vida y a través de las
cuales los hogares se transfieren cuidados de unos a otros. Son enlaces de
dimensiones transnacionales; por encima de las fronteras, la realidad cotidiana y las
aspiraciones vitales de unos hogares dependen de lo que ocurra en otros.” Amaia
Pérez Orozco, 2009.

Sin embargo, surgen dudas sobre si la conformación de cadenas forma parte de una
reorganización social de los cuidados que resulte viable y equitativa a medio o largo
plazo. Los cuidados siguen siendo uno de los pilares del desarrollo más
invisibilizados. Si bien las condiciones de la invisibilidad mutan, la invisibilidad
misma permanece (por ejemplo, parte del trabajo de cuidados pasa a ser pagado,
pero, a la par, se transfiere a una mujer indocumentada que carece de derechos de
ciudadanía).
Y sigue sin existir una responsabilidad social en su provisión, que abarque a los
hombres, el estado y el sector privado. Es más, cabría hablar de un proceso de
cierre reaccionario de la crisis, en la medida en que este cierre se basa en las
mismas condiciones de invisibilidad, de falta de responsabilidad social y de
distribución de los trabajos por ejes de poder, dando lugar a una nueva y
sexualizada división internacional de los trabajos, en la que el género está
fuertemente marcado por factores como la etnia, la clase o el lugar de procedencia.
Las mujeres de aquí y de allí seguimos siendo las máximas responsables de los
cuidados, aunque hayan cambiado las formas, aunque ahora estén en el mercado y
se compren y se vendan (no todos los cuidados se pueden comprar y vender, no
todo el mundo puede hacerlo tampoco…)
Nosotras apostamos por una reorganización social de los cuidados,
Que haga responsables a los actores que comentábamos; al Estado, al sector
privado y a los hombres.
Que se visibilicen y valoren socialmente.
Que aprendamos a cuidar y ser cuidados/as.

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