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8 mayo 2010
Índice:
Introducción
Eso supone una gestión del tiempo difícil, dura, y que nos lleva a olvidarnos de
nosotras mismas, no cuidarnos y entregarnos a los y las demás, con consecuencias
graves en nuestro cuerpo, en nuestra salud física, mental y emocional. Es el
“malestar en la desigualdad” poco reconocido y visibilizado. Si ampliamos esta
situación a niveles más globales, esto también sucede con el cuidado del planeta.
Son aquellos trabajos que se realizan con el fin de sostener la vida, tanto de los
seres humanos como de la naturaleza. Son cuidados necesarios para sobrevivir en
cualquier estado físico y tiempo de edad, con mayor o menor intensidad y duración,
porque partimos de la idea de que todos y todas necesitamos de cuidados, somos
interdependientes (no somos champiñones) y sufrimos enfermedades, pasamos por
la infancia, la vejez, requerimos de afectos, de aprendizajes, de necesidades
básicas como alimentarnos, vestirnos, limpiarnos, sentirnos seguras/os,
acompañadas, queridas, en general cuidados y cuidadas.
Los trabajos de cuidados son muy diversos y amplios y eso entraña en sí mismo una
dificultad para su definición, delimitación y clasificación por eso cuando se ha
propuesto desde diversas teóricas feministas la cuantificación de dichos trabajos en
términos económicos monetarios o en tiempos se ha caído en grandes dificultades,
¿cómo se puede pagar la enseñanza que una madre hace a su hijo para que
comience a andar, cómo medir en tiempo el amor que recibe una mujer con
alzeheimer de su nieta?. Una de las consecuencias de no definirlos, ni delimitarlos
es que no están visibilizados, y por tanto tampoco están valorados socialmente.
Una prueba de esto, es que cuando pasan al mercado de trabajo son empleos poco
reconocidos, mal remunerados, y con gran precariedad laboral.
Si no se reconocen, no se ven, no se valoran… entonces ¿ cómo repartirlos, cómo
ver su importancia en la sociedad, …?
Los cuidados forman parte de la vida, y todas las personas los necesitamos, por eso
consideramos que es insostenible (en un sistema justo y de “buen vivir”) que haya
personas que no asuman la parte de dar cuidados, y sólo los reciban. Es necesaria
la socialización en los cuidados como parte de nuestros aprendizajes (aprender a
cuidar, a ser cuidad@s, incluso aprender a no cuidar).
Por la división sexual del trabajo, en el sistema patriarcal y por la centralidad del
mercado en el sistema capitalista en el que vivimos, somos las mujeres en un 95%
las que realizamos dichos trabajos de cuidados y esa situación viene siendo
denunciada por las economistas feministas y el movimiento en los últimos tiempos,
por injusta y no equitativa.
Sin embargo, surgen dudas sobre si la conformación de cadenas forma parte de una
reorganización social de los cuidados que resulte viable y equitativa a medio o largo
plazo. Los cuidados siguen siendo uno de los pilares del desarrollo más
invisibilizados. Si bien las condiciones de la invisibilidad mutan, la invisibilidad
misma permanece (por ejemplo, parte del trabajo de cuidados pasa a ser pagado,
pero, a la par, se transfiere a una mujer indocumentada que carece de derechos de
ciudadanía).
Y sigue sin existir una responsabilidad social en su provisión, que abarque a los
hombres, el estado y el sector privado. Es más, cabría hablar de un proceso de
cierre reaccionario de la crisis, en la medida en que este cierre se basa en las
mismas condiciones de invisibilidad, de falta de responsabilidad social y de
distribución de los trabajos por ejes de poder, dando lugar a una nueva y
sexualizada división internacional de los trabajos, en la que el género está
fuertemente marcado por factores como la etnia, la clase o el lugar de procedencia.
Las mujeres de aquí y de allí seguimos siendo las máximas responsables de los
cuidados, aunque hayan cambiado las formas, aunque ahora estén en el mercado y
se compren y se vendan (no todos los cuidados se pueden comprar y vender, no
todo el mundo puede hacerlo tampoco…)
Nosotras apostamos por una reorganización social de los cuidados,
Que haga responsables a los actores que comentábamos; al Estado, al sector
privado y a los hombres.
Que se visibilicen y valoren socialmente.
Que aprendamos a cuidar y ser cuidados/as.
…