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Armamentos

¿Cuánto alivio pueden brindar?

Trabajo Práctico de Filosofía

Integrantes: Albarracín, Posse, Moreyra, Calderón y Martin

5º1ª
Un hombre con un arma puede controlar a cien sin ellas.
Vladimir Ilych Lenin

Este año marcará un hito en la historia. Por primera vez una nación civilizada tiene
un completo registro de las armas. Nuestras calles serán seguras, nuestra policía más
eficiente y el mundo seguirá nuestro liderazgo en el futuro.
Adolf Hitler, 1935

Todo buen comunista debería saber que el poder político crece en el cañón de un
arma. El partido comunista debe controlar las armas.
Mao Tse Tung

No se puede decir mucho más después de leer aquellas palabras. La clase de personas
que fueron aquellas que se atrevieron a decir esas frases, nos deja una idea clara de sus
ideales y, por sobre todo, de lo que las armas significaron en sus vidas.

Año tras año la gente añora un mundo donde la paz no sea tan solo un bello sueño. Sin
embargo, ya entrados en el siglo XXI, lo que menos se ve, en el diario vivir, es paz, no
solo a nivel mundial sino individual. Si bien hay muchísimas personas que promueven
un conducta excelente y se esfuerzan sinceramente por mejorar su carácter fomentando
buenas cualidades, no hay duda de que son las menos. Esto se percibe con facilidad
cuando uno ve el miedo y el estado de alerta constante con el que la gran mayoría de las
personas sales de sus casas.

Con estas cuestiones grabes cabe preguntar, ¿es la paz mundial solo una ilusión? El
motivo por el cual hemos elegido el tema de armamentos es simple; las armas, ya sean
pequeñas o, aún peor, aquellas utilizadas en guerras, son uno de los motivos de peso por
los cuales la paz mundial, aún en el siglo actual, está lejos de llegar a ser un hecho
realizable por el hombre. Sus mayores esfuerzos van dirigidos al odio entre naciones y,
la fabricación y distribución de armamentos facilita el acceso de cualquier persona a
estos instrumentos, aumentando aquel sentimiento de inseguridad e impotencia tan
común hoy día.
La caza de animales y la auto-defensa fueron y son motivos polémicos para portar
armas. Muchos aseguran que son indispensables para la seguridad y la protección, tanto
para las familias como para naciones en conflicto. Hasta una excusa utilizada por países
cuyos únicos intereses son los personales, el conseguir más riquezas y más poderío,
mayor control sobre las vidas de los demás.

Debido a los sentimientos encontrados respecto a este tema expondremos a


continuación el pensamiento de aquellos que han llegado a la conclusión de que las
armas, sobre todo las pequeñas accesibles a cualquiera, son un bien que asegura el
bienestar social.

Las armas y su doble personalidad

¿A qué podemos estar refiriéndonos al decir que las armas pueden tener doble
personalidad? Bueno, la principal forma de utilizar las armas es la ofensiva, podemos
concordar en que ése es el propósito por el que son creadas año tras año. Diseñadas para
herir, hacer daños tal vez irreparables. Distintas armas facilitan, de diferentes manera, la
posibilidad de llegar de forma satisfactoria al objetivo, mediante diversos alcances,
calibres, potencias y demás.

Aún así hay quienes aseguran que el carácter ofensivo del instrumento también le
confiere otro defensivo, asegurando el hecho de que ambos son inseparables. “La simple
amenaza del uso de un arma, o el hecho de dar a conocer que [se la] posee, son medios
perfectamente adecuados para defenderse, ya que los posibles invasores se dan cuenta
del peligro en el que pueden incurrir si, finalmente, dan el paso de realizar una acción
violenta contra quien está armado”, afirma un sitio en internet que asegura tener un
pensamiento liberal y dar a conocer las corrientes del mismo.
El uso correcto de éstos superaría por mucho el hecho de que se está utilizando algo
originalmente fabricado para herir al prójimo. La tenencia de las armas no predispone a
su dueño a utilizarla en contra de los derechos humanos. Por otro lado, no tendría
verdadero sentido el exagerar en cuanto a la defensa de uno mismo, circunstancias en
las que no sería del todo necesario el utilizarlas.

Un segundo razonamiento sería el hecho de que hay, por ejemplo en el hogar diferentes
objetos que, ante circunstancias difíciles, pueden fácilmente ser utilizados como armas.
El que se le de un uso ofensivo a las mismas tiene que ver con la actitud de la persona
que las está utilizando.
Se establece una distinción entre aquellas armas que tiene la posibilidad de portar
cualquiera y las armas de destrucción masiva. Si se pudiera llegar a hacer una
discriminación entre estas se diría que las primeras serían solamente dirigidas hacia
aquellos que pasan por alto los derechos humanos o amenazan con hacerlo. Las
segundas, por el contrario, son destructoras masivas de todo lo que se encuentre a su
paso. Acaban, estas últimas, con la vida de numerosos seres vivos, tanto soldados en las
guerras, como civiles inocentes, familias, niños, incluso ecosistemas, dejando secuelas
imborrables a nivel físico como mental. Su uso será siempre injusto.

¿Puede la ética estar a favor de la libertad para el uso de las armas?


¿Puede estar, éticamente, el derecho a la vida en favor de la portación y utilización de
las armas? Hasta donde uno sabe, el hecho de que sigamos con vida depende en gran
manera de las acciones que realicemos para preservarla. El raciocinio del que está
dotado el ser humano le permitirá meditar sobre la calidad de vida que éste quiera
llevar. El raciocinio también permite llevar a cabo el ejercicio de sacar conclusiones
acerca de cuanto vale en realidad su vida, que cosas daría o haría para conservarla.
¿Vale todo en esta vida con el único fin de extender un poco más los años restantes?
Cuando parece que no existe otra salida más que la de la defensa personal. ¿Serían estos
casos que le permitirían a uno defenderse de cualquier manera, sin importar el costo?
¿Cómo reaccionaríamos?
Ya que el hombre se ve con constancia amenazado por peligros, en su mayoría creados
por sus pares o por sí mismo, sería aparentemente esencial el protegerse contra lo que lo
amenaza con hacer peligrar su vida. Ya que el derecho a vivir en paz es propio de todos,
aquellos cuyas libertades se ven amenazadas tendrían la posibilidad de hacer justicia por
mano propia. Esta sería una buena forma de defender lo que es de un.

Se cita el principio “de que el ejercicio de los derechos comprende el uso de los medios
que el actor considere más adecuados al mismo”. Se considera a las armas como un
medio para salvar vidas, tal vez el mejor método ante una situación que lo requiera. De
otro modo aquellos que nos negamos a tomar las armas por nuestras propias manos y
con ellas defendernos de ésta forma estaríamos negándonos el derecho a la auto-
defensa, hasta el punto de negarnos la propia vida.
Paradójicamente se dice que la portación de armas sería justificada para fomentar la
desaparición de los criminales. Ya que son ellos los que las portan a diario procurando
atemorizar a la gente trabajadora, sería sensato por parte de éstos últimos el que los
eliminaran de forma rápida y efectiva. ¿Es eso cierto?
Los beneficios de la portación de armas no se detendrían allí, serían, además, el mejor
medio para acabar con la tiranía. Fueron muchos pensadores los que llegaron a ésta
conclusión. El hecho de que “una república no podría durar sin una ciudadanía armada”.
Patrick Henry, figura prominente en la revolución estadounidense, afirmó: "guárdese
con celosa atención la libertad pública. Sospéchese de quien se acerque a esta joya.
Desafortunadamente, nada podrá preservarla sino la fuerza más descarada. Si abandonas
esa fuerza, estás arruinado… El verdadero objetivo es que todo hombre esté armado…
Que cualquiera que sea capaz, posea un arma". John Adams, segundo presidente de los
Estados Unidos, habló a favor de las "armas en manos de los ciudadanos, para que sean
utilizadas a la discreción… en la auto-defensa privada".

De ésta forma se fomentaría la solidaridad entre países, por ejemplo, al dar apoyo en las
guerras a los más débiles siendo solidarios con los demás. Se buscaría siempre una
igualdad absoluta evitando que alguna nación se alce sobre las demás. Sería el
desinterés lo que distinguiría a éste mundo, una búsqueda de la igualdad de
oportunidades y la solidaridad con los que menos tienen. Socorrer al vecino cuando lo
necesite
Como conclusión para ésta sección a favor de la portación y utilización de armas se
puede decir que hay quienes las defienden mostrándose como liberales cuyo único
objetivo es el de salvar vidas y asegurar la paz mundial. Se las define como un método
eficaz, inmediato, e incluso barato para la defensa personal.

Cabe preguntar ¿será lo expuesto anteriormente cierto? ¿Acaso existen pruebas que
refuten lo anterior? Éstas preguntas se responderán a continuación.

¿Viviremos algún día en paz?

Durante los años de gobernación humana que hemos dejado atrás, se fueron sucediendo
los sufrimientos y los padecimientos que gente de toda clase tuvo que afrontar año tras
año. Guerras, contiendas, disputas y falta de amor verdadero por nuestros semejantes.
Pasaron los siglos y, no solo quedan las secuelas del pasado, sino que en carne propia
uno vive y afronta situaciones que el mundo antiguo jamás imaginó que ocurrirían. Lo
innegable es que los mismos problemas que uno tiene son los ocasionados por el mismo
hombre, por uno mismo. Es el egoísmo y la falta de desinterés hacia el prójimo lo que
impide que la gente razone de manera sensata, evitando todo aquello que pueda herir
física o mentalmente al que tenemos a nuestro lado.

No está desacertado decir que estamos lejos de lo que es la paz duradera en donde en
vez de armas halla instrumentos para labrar la tierra, donde el amor y la unidad reinen
por sobre toda la Tierra. Ciertamente, el hombre busca sus propios intereses y con ellos
acarrea el fin de lo que algún día fue éste hermoso planeta Tierra y sus habitantes.

¿En qué situación estamos actualmente? ¿Cómo son y han sido las armas uno de los
medios más eficaces para desbaratar el escaso orden que alguna vez existió?

¿Realmente se busca y se promueve la paz a nivel mundial?

Lo cierto es que aunque se habla siempre de la paz, los gastos militares del mundo
superan los billones de dólares. En realidad, el mundo gasta en armamentos y demás
equipo militar miles de veces más de lo que gasta en medidas para mantener la paz.

Año tras año se fabrican en el mundo millones de armas, tanto las pequeñas como
aquellas muchísimo más grandes utilizadas para las guerras. Si bien es fácil manipular
las estadísticas según mejor nos convenga, en lo que respecta al control de las armas las
cuestiones se dificultan puesto que existen opiniones diversas y gente que las apoya.

Hay, por cierto, factores de todo tipo que influyen, directa o indirectamente, en las
tasas de homicidios y criminalidad.

Como vimos anteriormente, gran cantidad de personas están a favor de la portación


de armas. Por ejemplo la Asociación Nacional del Rifle de Estados Unidos suele
expresar la misma idea que la citada antes. “No son las armas las que matan, sino las
personas”. Se asegura que, si bien las armas poseen la capacidad de acabar con la vida
de otros, puesto que es un instrumento concevido para matar, no lo hace por sí sola. Es
la misma gente la que aprieta el gatillo, ya sea por voluntad propia o por accidente. No
se puede, sin embargo, dejar de olvidar el hecho de que las armas facilitan el que una
persona mate a otra, ¿donde radicaría sino el objetivo de portarlas?
Si se procura únicamente asustar, difundir el hecho de que tal persona porta, por
ejemplo, un arma de fuego o un arma blanca y la situación no termina en la amenaza, tal
vez el portar esa arma empuje a la persona a pasar a hechos más concretos, como el
acabar con la vida de alguien más, con lo que ello implica.

Es innegable el hecho de que el usar un arma, ya sea por defensa personal o por otros
intereses, queda en la propia conciencia de la persona. ¿Utilizaría un arma si las
circunstancias parecen requerirlo o no lo hará? Cada uno lleva la responsabilidad por
sus propios actos, pero el portarlas implica también una decición que podría conducir a
trájicas consecuencias. Consecuencias físicas, hasta incluso emocionales, que quedan
grabadas, no solo en el mismo cuerpo sino en la misma mente, recuerdos que jamás se
irán.

Practicamente cualquier artefacto que se encuentre, por ejemplo, en el hogar puede


ser usado como arma, tal vez para defenderse; lo cierto es que ese no fue el objetivo por
el cual fue fabricado. Sin embargo, en el caso de las armas no se puede decir lo mismo.
Estas se producen en masa y su principal objetivo es el de utilizarlas para matar.
En cuanto a las armas pequeñas y livianas, etre las que se encuentran las pistolas, los
fusiles, las granadas, las ametralladoras, los morteros y demás, se puede decir que son
baratas, fáciles de mantener y aún más fáciles de usar.

¿Disuade acaso el que alguien porte un arma y la amenaza que con ellas se puede
hacer a la sociedad civil? No. En el Bulletin of the Atomic Scientists, Michael Klare
asegura el hecho de que las armas pequeñas se han convertido en “el principal
instrumento de combate en una abrumadora mayoría de conflictos posteriores a la
Guerra Fría”. Muchas veces éstas mismas armas son empuñadas por jóvenes sin
experiencia ni instrucción militar; aquellos jóvenes que sin escrúpulos infríngen las
leyes y los derechos humanos, pensando que es una gracia el quitarle la vida a alguien.

La Asociación para Políticas Públicas (APP), utilizando datos del Ministerio de


Salud de la Nación, realizó una investigación en la que identificó que en Argentina en
promedio las armas son utilizadas en el 71% de los homicidios y en el 34% de los
suicidios.

Aquellos mismos suicidios se llevan a cabo, en gran parte, con las armas de fuego
que éstas mismas personas poseen en sus hogares;
También sabemos que las personas, en particular los niños, corren con más riesgos de
sufrir un accidente con armas de fuego en un hogar donde las hay que en uno donde no
las hay. Se presentan como un riesgo para cualquier miembro de la familia. Aquello que
se utilizaría para la defensa personal y familiar se convierte en la fuente de una trajedia
cuyos resultados son desconocidos.

Si bien tenemos la facultad de razonar es necesario utilizarla de manera correcta.


Uno se enfrenta con peligros y miedos en el diario vivir, hasta convive con ellos. ¿Sería
acaso una forma de hacerles frente el hecho de que dispongamos a nuestro antojo de la
vida de los demás? Si bien los peligros son reales, ¿deberíamos aumentar ese
sentimiento de temor en la gente al convertirnos nosotros mismos en aquellas personas
que tanto temimos? ¿Acaso copiar sus mismas actitudes, pagando con la misma
moneda, solucionará nuestras dificultades o acaso las agravará? Hasta podríamos
preguntar ¿será posible que el fin de esta cuestión sea acabar unos con otros para
intentar sobrevivir?

Sería paradójico que, como se dice bulgarmente, acabáramos con los caníbales
comiéndonoslos. ¿No nos convertiríamos finalmente en ellos? ¿Es ese el tipo de vida
que uno quisiera dejar para sus hijos, el luchar contra el semejante pensando que uno
puede hacer justicia por mano propia mejor que nadie más?

Ya que, supuestamente, la portación de armas es el mejor medio para acabar con la


tiranía, podemos citar a un personaje histórico que sostuvo la misma idea. Sobre todo
veremos si sus intereses en cuanto a acabar con la tiranía se cumplieron.

Alfred Bernhard Nobel, ¿a favor o en contra de la paz?

Todos conocemos que son pocas las personas cuyas obras en vida les dan la oportunidad
de ganar un premio tan importante mundialmente como lo es el Nobel. ¿Cuándo empezó
esta costumbre y cómo se relaciona con la búsqueda de la paz mundial?

Alfred Bernhard Nobel dijo: “Quisiera inventar una sustancia o máquina con un poder
de destrucción en masa tan enorme que impidiera la guerra para siempre.”
Su nombre está vinculado con el hecho de hacer de la Tierra un lugar aún más bello
donde vivir mejorando a la humanidad; sin embargo, amasó una gran fortuna con la
venta de armas bélicas. Fue un químico e industrial sueco a quien no solo se lo conoció
por sus labores humanitarias sino por el nombre de “mercader de la muerte”. El se hizo
rico con la invención de la dinamita , la fabricación y la venta de explosivos muy
potentes.

Pero, ¿por qué tuvo justo él tanto interés en recompensar los méritos realizados en pro
de la paz y en beneficio de la humanidad? Según parece tenía la idea de que cuanto más
mortíferas fueran las armas, menos probabilidad habría de que se desencadenara un
conflicto bélico. Él dijo: “El día en que dos campamentos militares puedan aniquilarse
mutuamente en cuestión de segundos, es probable que todas las naciones civilizadas
retrocedan horrorizadas y disuelvan sus ejércitos.”

¿Se cumplió lo que él dijo? ¿Qué sucedió después de su muerte?

Un siglo marcado por la violencia

Alfred Nobel pensó que, con tal poder destructivo las naciones se unirían rápidamente
para aniquilar al agresor. “Sería una fuerza que impediría la guerra” añadió.

Menos de veinte años después de su muerte estalló la primera guerra mundial. En ella se
emplearon armas letales como ametralladoras, gas tóxico, lanzallamas, tanques, aviones
y submarinos. Murieron casi diez millones de soldados, y más del doble fueron heridos.
La Sociedad de Naciones vio la luz, un intento de las naciones por buscar nuevamente la
paz.

Sin embargo, aquellos conflictos no acabaron, ni mucho menos. Para 1939 estallaría la
segunda guerra mundial, la cual resultó más horrenda que la primera.

El siglo que transcurrió tras el fallecimiento de Nobel vivió dos guerras mundiales y de
innumerables conflictos menores. Las que se destacaron por ser tan mortíferas fueron
las armas, ya sean las pequeñas y ligeras, las minas terrestres o las armas nucleares

Es, sin lugar a dudas, la época más difícil de la historia mundial donde las personas se
definen por su egoísmo marcado y su desinterés hacia todo lo que no les afecte de forma
inmediata.

Conclusión
Tal vez sea cierto el hecho de que la auto-defensa de los civiles favorece la baja de los
crímenes en algunos países pero, más allá de eso, la conmoción por la enorme pérdida
de vidas, ya sea debido a las guerras o al miedo individual de cada uno, hizo que se
controlara a escala mundial el terrorífico armamento nuclear. El hecho de que el hombre
pudiera auto-destruirse empezó a atemorizar a muchos.

¿Fue posible el hecho de que la invención de armas nucleares o pequeñas fomentara la


paz? No fue cierta la convicción de Nobel de que por medio de las armas se llegaría a la
paz evitando conflictos bélicos; hoy en día se sigue guerreando con los medios
convencionales. Además, según el Comité de Política Nuclear, miles de armas nucleares
están en todo momento en estado de alerta, listas para dispararse en cualquier momento.
Ya que se ha difundido tanto la preocupación por el terrorismo, muchos temen lo que
sucedería si los materiales radioactivos cayeran en las manos equivocadas. Un solo
accidente puede sumir al planeta en una catástrofe termonuclear. Está seguramente no
fue la vida que esperó fomentar Nobel.

¿Han hecho éstas terroríficas armas y la amenaza que representan que las naciones
reaccionen como Nobel predijo que “retrocedan horrorizadas y disuelvan sus ejércitos”?
No, solo lograron que crezca el miedo al futuro, a lo que vendrá, a cómo las naciones se
alzarán unas contra otras, una vez más tal vez, sin tener escapatoria.

El siglo XX estuvo marcado por las guerras más destructivas de la historia. Ahora, en el
siglo XXI, son pocas las perspectivas de paz, ya sea a nivel social como mundial. Steve
Levy en la revista Newsweek dijo: “Los seres humanos tenemos la fama de ir tras lo que
consideramos progreso y de analizar los pros y los contras después. Aunque rechazamos
pensar en [una catástrofe de magnitud inconcebible], creamos las circunstancias para
que tenga lugar.”

¿Es entonces la paz mundial tan solo una ilusión? No lo es, sin embargo, los medios
para llegar a disfrutarla son ajenos a lo que el hombre jamás pueda realizar. Se puede
decir que, si bien muchos buscan sinceramente un cambio positivo, este nunca ocurre, a
pesar de grandes esfuerzos.
Siempre hay algo o alguien cuyos intereses parecen tener prioridad. No se ve ni se
siente la igualdad en las calles. Los conflictos bélicos tienen una pantalla que asegura
buenos motivos, pero que en la práctica lo único que trae son sufrimientos.

Es cierto el hecho de que todo tiene un límite y que la gente está, y con razón, hastiada
de tanta inseguridad pero ni la política, ni la justicia por mano propia traerán beneficios
duraderos. Aquellos cuyos intereses son el dañar a los demás, quitarles la paz,
atropellando sus derechos merecen un castigo por sus actos pero no deberíamos caer en
el error de pensar de que la única solución viene si uno atropella los intereses de ellos.
Seríamos “tan caníbales como ellos” y la solución jamás llegaría.

Si bien son responsabilidades propias las decisiones personales deberíamos siempre usar
primero la capacidad de razonar ante de actuar de forma desequilibrada y acarrear
peores consecuencias a los demás, nuestras familias y nuestro prójimo, sin importar
quien sea éste.

Bibliografía

http://www.liberalismo.org/articulo/130/53/etica/moral/libertad/armas/#n2

Gs02 8/5 pag. 3-8

Wi-s pag 2,3

2006 María Gabriela Zunino / Hugo Spinelli / Marcio Alazraqui : MUERTES POR
ARMAS DE FUEGO: UN ECLIPSE EN LOS SISTEMAS DE INFORMACIÓN EN
SALUD ; Salud Colectiva, septiembre-diciembre, año/vol. 2, número 003 , Universidad
Nacional de Lanús , Buenos Aires, Argentina , pp. 259-267

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