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La homosexualidad es una orientación sexual y se define como la interacción sexual y/o atracción romántica hacia

individuos del mismo sexo.[1] Etimológicamente, la palabra homosexual es un híbrido del griego homo (que significa
igual y que a veces se confunde con el significado latino, hombre) y el latín, sugiriendo una relación sexual y
sentimental entre personas del mismo sexo, incluyendo así el lesbianismo.[2] El término gay suele emplearse para
referirse a los hombres homosexuales, y el término lesbiana para referirse a las mujeres. Desde hace décadas la
comunidad científica internacional considera que la homosexualidad no es una enfermedad. Sin embargo, la situación
legal y social de la gente que se autodenomina como homosexual varía mucho de un país a otro y frecuentemente es
objeto de polémicas.

El término homosexual fue empleado por primera vez en 1869 por Karl-Maria Kertbeny,[3] [4] y el libro Psychopathia
Sexualis de Richard Freiherr von Krafft-Ebing popularizó el concepto en 1886.[4] Desde entonces, la homosexualidad
se ha convertido en objeto de intenso estudio y debate: inicialmente se catalogó como una enfermedad, trastorno o
patología que había que curar, pero actualmente se entiende como parte integral necesaria para comprender la
biología, psicología, política, genética, historia y variaciones culturales de las identidades y prácticas sexuales de los
seres humanos.

El sustantivo gay se refiere a personas homosexuales de ambos sexos, aunque generalmente se usa hablando de un
hombre homosexual. Algunos conceptos relativos a la orientación sexual (heterosexualidad, homosexualidad,
bisexualidad, etc.) son a veces confundidos con otros relacionados a la identidad sexual, tales cómo la transexualidad.
Sin embargo, se trata simplemente de una malinterpretación de tales definiciones.

La homosexualidad femenina se llama también lesbianismo o lesbianidad (calidad de lesbiana). El adjetivo


correspondiente es lésbico. Este término hace referencia a la isla de Lesbos en Grecia y a la poetisa Safo, a quien sus
poemas apasionados (dedicados a sus amigas) y la vida rodeada de otras mujeres, le valió la reputación de
homosexual.

La terminación "ismo" se ve a veces como peyorativa, tal como sucede con la palabra "homosexualismo". El sufijo -
ismo tiene múltiples definiciones, que van desde "partidario de..." hasta “enfermedad de”, como en gigantismo. Por ello
podía entenderse que su uso promovía la idea de que la organización comunitaria de los homosexuales tendía a la
promoción de sus conductas, o incluso de que podía tratarse de una deficiencia mental. Al irse apartando la sociedad
de la creencia de que la homosexualidad es voluntaria, se fue imponiendo “homosexualidad”, ya que la terminación
-lidad sólo implica “calidad de...”.[5] Actualmente, el Diccionario de la Real Academia española de la Lengua sólo
recoge esta última.

Varios estudios han demostrado que la homosexualidad ha existido desde el principio de la humanidad, en todas las
razas, en ambos sexos, en cualquier nivel social. La homosexualidad se ha confirmado en muchas especies animales,
incluyendo los primates superiores.

Aunque hoy se emplea de forma generalizada, es oportuno reseñar que la existencia de la categoría homosexual en sí
misma, aplicada a personas, es objeto de contestación desde diferentes puntos ideológicos. Las corrientes integristas
niegan la existencia de personas homosexuales, pero admiten la de prácticas homosexuales; otras niegan que la
orientación sexual de una persona la defina en modo alguno.

La homosexualidad a lo largo de la Historia

La homosexualidad ha estado presente en las sociedades desde tiempos muy antiguos y se han encontrado casos de
homosexualidad bastante bien documentados desde las más temprana antigüedad.

En el Antiguo Egipto
Artículo principal: Homosexualidad en el antiguo Egipto

En Grecia y Roma
El lugar del homosexual en la sociedad y la percepción de la homosexualidad cambia muchísimo entre las sociedades
y las épocas. En la Grecia antigua, por ejemplo, fue considerado normal que un muchacho (entre la pubertad y el
crecimiento de la barba) fuera el amante de un hombre mayor, el cual se ocupaba de la educación política, social,
científica y moral del amado.[23] Pero se consideraba más extraño que dos hombres adultos mantuviesen una relación
amorosa (aunque se ve que era normal en la relación entre Aquiles y Patroclo, o en las parejas de soldados tebanos y
hasta en la relación entre Alejandro Magno y Hefestión).[23]

Cabe destacar el hecho que ser pasivo no era bien visto socialmente, pues se consideraba que serlo significaba ser
intelectualmente inferior y más inexperto que el que asumía un rol activo.[24] También es destacable que la
homosexualidad femenina no estaba bien vista; la máxima griega era, a este respecto, que "la mujer era para la
reproducción, pero el hombre para el placer". Se reconocía que era necesario preservar la estirpe, la especie, pero que
solamente se podía encontrar placer en la relación íntima con otro hombre, ya que el hombre se consideraba un ser
más perfecto que la mujer y, por lo tanto, la unión entre dos hombres sería más perfecta.

En la antigua Roma, si bien algunos autores como Tácito o Suetonio contemplaban la homosexualidad como un signo
de degeneración moral e incluso de decadencia cívica,[7] era relativamente frecuente que un hombre penetrara a un
esclavo o a un joven, mientras que lo contrario era considerado una desgracia. De Julio César, el gran genio militar,
creador del Imperio, se decía que era "vir omnia mulieris et mulier omnia virorum", esto es, "el hombre de todas las
mujeres y la mujer de todos los hombres"[cita requerida]. Y aunque se decía que había perdido la virginidad con un rey
(aludiendo a su estadía en Asia Menor como huésped de un rey), eso no fue motivo de menoscabo efectivo para él.
Marco Antonio y Octavio (después conocido como Augusto César), tenían amantes masculinos.[cita requerida]

La Santa Inquisición
La persecución de la homosexualidad por la Iglesia Católica fue constante a lo largo de la Edad Media, si bien la
sodomía (concepto normalmente utilizado) era una acusación útil que a veces se unía, y no siempre se distinguía, de la
de herejía, lo que hace francamente difícil cualquier análisis. Los procesos más sonados, como el ataque contra los
templarios, acusados de entregarse a prácticas homosexuales y heréticas, son todos sospechosos y promovidos por
razones políticas. En circunstancias normales los nobles y privilegiados eran raramente acusados de esta clase de
delitos, que recaían casi enteramente sobre personas poco importantes y de las que tenemos pocos datos. Durante los
siglos del V al XVIII, la tortura y la pena capital, generalmente en la hoguera, eran los suplicios a los que se condenaba
en la mayor parte de Europa a los homosexuales. La Santa Inquisición de la Iglesia Católica no se diferencia mucho en
su persecución de la homosexualidad de lo que era corriente en casi todas partes, y es culpable de la tortura y muerte
de innumerables personas acusadas del denominado pecado nefando.

Aún se conservan expresiones en el lenguaje que hacen referencia a la quema en la hoguera de los homosexuales:

finocchio ('finoquio'), que en italiano significa 'maricón' y también 'hinojo' (porque se envolvía a la persona en hojas de
hinojo para retardar su agonía entre las llamas); aunque existe una opinión errónea (teñida de homofobia) de que la
acepción insultante es moderna y proviene del término "caer de hinojos" o 'arrodillarse' (para realizar sexo oral). Pero
en italiano "rodilla" es ginocchio y no finocchio;
faggot, que en inglés actual significa 'maricón' pero en el pasado quería decir 'haz de leña' y se relaciona con la leña
con que los homosexuales eran quemados vivos hasta morir por su pecado contra natura.

Persecución nazi de los homosexuales


Artículo principal: Persecución de los homosexuales en la Alemania nazi
Durante la época nazi, se consideró a la homosexualidad una inferioridad y un defecto genético, por lo que se aplicó un
artículo de una ley del código penal alemán de 1871. Se trataba del párrafo 175 que decía "Un acto sexual antinatural
cometido entre personas de sexo masculino o de humanos con animales es punible con prisión. También se puede
disponer la pérdida de sus derechos civiles".

Durante la República de Weimar ‒entre el final de la primera guerra mundial y el ascenso de Hitler‒ esta ley raramente
fue puesta en práctica por lo que el Berlín de la década del 1920 era considerado un lugar de gran vida homosexual.
Con la llegada del nazismo, los alemanes considerados homosexuales fueron apresados o internados en campos de
concentración, donde muchos fueron asesinados. De acuerdo al historiador alemán Klaus Müller se calcula que
aproximadamente 100.000 hombres fueron arrestados bajo el mencionado artículo penal entre 1933 y 1945.
Aproximadamente la mitad fueron sentenciados a prisión; de ellos entre 15.000 y 10.000 fueron enviados a campos de
concentración de los cuales sobrevivieron unos 4.000 al finalizar la guerra.

Los prisioneros considerados homosexuales dentro de los campos de concentración eran identificados con un triángulo
invertido de color rosa. Aquellos homosexuales que además eran judíos eran obligados a usar una estrella de David
cuyo triángulo invertido era rosa.

Este símbolo, en memoria del exterminio en los campos de concentración, es usado en la actualidad por asociaciones
que luchan contra la discriminación por motivos de orientación sexual. Después de la guerra, el citado párrafo siguió
siendo ley en ambas Alemanias has
Fuente(s):
http://es.wikipedia.org/wiki/Homosexualidad#La_homosexualidad_a_lo_largo_de_la_His
La Homosexualidad
Nota: Hace muchas décadas que la homosexualidad dejó de considerarse enfermedad por parte de la OMS y el código
penal considera delito cualquier hecho que tenga en cuenta la discriminación por orientación sexual. Este trabajo
expresa las investigaciones con el punto de vista del autor.

Existen varios fenómenos englobados bajo el titulo de "disturbios sexuales". Tales son:

Las Desviaciones Sexuales: el transexualiasmo, el travestismo, la bisexualidad y la homosexualidad.


Las Perversiones: la masturbación, el narcisismo, el exhibicionismo, el sadismo, el masoquismo, la bestialidad, la
necrofilia, la pedofilia, la efebofilia, la patofilia, la gerontofilia, etc., etc.
Las Disfunciones: los disturbios del deseo (ausencia o hipererotismo), los disturbios de la excitación (impotencia o
coitofobia), en el orgasmo (frigidez), etc.
Definición y Naturaleza de la Homosexualidad.

Los homosexuales necesitan amor y el ser aceptados como cualquier otra persona, pero es muy importante el ver que
la homosexualidad es la perversión de los deseos naturales dados por Dios. Es lo que la Biblia llama pecado y una
persona no puede llegar a Cristo y continuar el mismo pecado

Una definición más o menos adecuada acerca de la homosexualidad es: una anomalía que consiste en la desviación
de la atracción afectivo-sexual, por la cual el sujeto prueba atracción, e incluso puede mantener relaciones, con
personas de su mismo genero.

Esta desviación puede ser a causas puramente morales (perversión moral) o causas morales junto a psicológicas. Los
orígenes de las personas que se descubren homosexuales, no son del todo claro; existen varia hipótesis: la más
aceptada dice que si bien puede haber predisposiciones orgánicas y funcionales, el origen más claro se remonta,
generalmente, a una intrincada red de relaciones afectivas y sociales. También han sido estudiados los eventuales
factores hereditarios, sociológicos, e incluso hormonales, pero de todos el que parece más influyente es el clima
educativo familiar, especialmente en el periodo que va desde los 6 a los 12 años.

Hay que distinguir a los homosexuales en:

Esenciales: también llamados primitivos, constitucionales o primarios, estos están sujetos a la compulsividad del
instinto. A su vez se distinguen en:
Totales y Exclusivos: estos aborrecen al sexo opuesto totalmente y sienten un impulso casi irresistible hacia los del
mismo sexo.
Los Otros: que son los que pueden sentir también, atracción hacia personas del sexo opuesto (los bisexuales).
Ocasionales: también llamados veleitarios o secundarios; son los que buscan el mismo genero sexual por motivaciones
más superficiales como la aventura, dinero o falta de pareja del otro sexo, pero conservan sus tendencias
heterosexuales.
Valoración Moral.

Hay que hacer un juicio diverso sobre la tendencia y sobre el acto.

El Acto Homosexual. Por acto homosexual se entiende no sólo a los actos sexuales externamente consumados sino
también a los actos de deseo y pensamiento plenamente concebidos. Lo enseña la "Sagrada Escritura" y la Razón:
Sagrada Escritura.
Lev. 18, 22: "No te acostaras con varón como con mujer, es abominación".
Lev. 20, 13: "Si alguien se acuesta con varón, como se hace con mujer, ambos han cometido abominación: morirán sin
remedio, su sangre caerá sobre ellos".
Rom. 1, 27: "Igualmente los hombres, abandonando el uso natural de la mujer, se abrasaron en deseo los unos por los
otros, cometiendo la infamia de hombre con hombre, recibiendo en sí mismos el pago merecido de su extravío"
1 Cor 6, 9-10: "... No erréis; ni los fornicarios,... ni los afeminados, ni los que se echan con varones... heredaran el reino
de Dios".
La Razón. No sólo filosófica, sino teológica muestra la ilicitud de estos actos, en cuanto:
Están absolutamente desposeídos de la finalidad procreativa que es propia del acto sexual humano y la cual no puede
ser excluida voluntariamente.
Niegan la complementariedad entre varón y mujer, la cual está inscrita en la misma naturaleza, no sólo porque el varón
y la mujer son complementarios físicamente sino porque lo son también germinalmente (sus células sexuales son
complementarias: óvulo y espermatozoide) y psicológicamente.
Niega la sabiduría creadora de Dios: pues al negar lo unico que está explícitamente escrito en la naturaleza del hombre
(la complementariedad entre varón y mujer), niega el plan de Dios en la creación.
Es un acto antisocial: porque no contribuye con la generación de nuevos hijos a la sociedad. El sexo se ordena a la
perpetuidad de la especie. Si la practica homosexual fuera aceptada y todos la practicasen equivaldría al suicidio
social.
La Tendencia Homosexual. Cuando responde a factores no voluntarios, se suele verificar muchos equívocos.
Fundamentalmente hay que decir que mientras no sea consentida no constituye pecado alguno, pero al mismo tiempo,
también hay que afirmar que ella misma, por tender como fin a un acto desordenado, es un desorden.
Puede no constituir un pecado. "Un numero apreciable de varones y mujeres presentan tendencias homosexuales
instintivas. No eligen su condicion homosexual" (catecismo de la iglesia católica, núm. 2358).
Pero es objetivamente desordenada. "La particular inclinación de la persona homosexual, aunque en si no sea un
pecado, constituye, sin embargo, una tendencia, más o menos fuerte, hacia un comportamiento intrínsecamente malo
desde el punto de vista moral. Por ese motivo la inclinación misma debe ser considerada como objetivamente
desordenada" (carta de los obispos de la iglesia católica sobre la atención pastoral a las personas homosexuales, núm.
3).
Vivir la castidad de modo total. "Estas personas están llamadas a realizar la voluntad de Dios en su vida, y si son
cristianas, a unir al sacrificio de la cruz del Señor las dificultades que se pueden encontrar a causa de su condicion. Las
personas homosexuales están llamadas a la castidad. Mediante virtudes de dominio de sí mismo que eduquen la
libertad interior, y a veces, mediante el apoyo de una amistad desinteresada, de la oración y la gracia sacramental,
puedan y deban acercarse gradualmente y resueltamente a la perfección cristiana" (catecismo de la iglesia católica,
núm. 2358-2359).
Las Actitudes Sociales con las Personas Homosexuales.

¿Discriminación sexual? ¿Derechos y limites? Ante todo, a estas personas no se les debe discriminar pastoralmente:
hay que tratar de convertir a las que practican la homosexualidad, y hay que asistir a quienes no la practican pero
presentan tendencias homosexuales.

Estas personas, como toda persona humana, son sujetos de derechos fundamentales, como derecho al trabajo, a una
vivienda, etc. Con todo, esos derechos no son absolutos ya que pueden ser limitados legítimamente por la ley a causa
de comportamientos externos objetivamente desordenados que atenten contra el bien común o contra los más débiles
(ya sea física o moralmente).

Esta reducción de derechos no absolutos se practican en muchos casos: en determinadas enfermedades contagiosas,
enfermos mentales, individuos socialmente peligrosos, etc. De este modo, existe una discriminación justa: "existen
ámbitos en los que no se da discriminación injusta cuando se tiene en cuenta la tendencia sexual, por ejemplo: en la
adopción o custodia de niños o en la contratación de profesores o instructores de educación física.

La discriminación verdadera, es decir, la que afectaría a una persona con tendencias homosexuales que quiere vivir
castamente, es casi nula porque, por lo general, la mayoría de las personas con tendencia homosexual que procurar
llevar una vida casta no dan a conocer públicamente su tendencia; en consecuencia el problema de la discriminación
en función de empleo, vivienda, etc. normalmente no se plantea. Por el contrario, los homosexuales que declaran su
homosexualidad son, casi siempre, personas que consideran su comportamiento o su estilo de vida homosexual como
indiferente, y por eso digno de aprobación publica. Estos normalmente usan el lema de la "discriminación sexual" como
un arma política para manipular la sociedad y la iglesia. A este respecto hay que decir junto al Papa Juan Pablo II: " lo
que no es moralmente admisible es la aprobación jurídica de la practica homosexual. Ser comprensivos con respecto a
quien peca, a quien no es capas de liberarse de esta tendencia, no equivale a disminuir las exigencias de la norma
moral. Cristo perdonó a la mujer adultera, salvándola de la lapidación, pero al mismo tiempo, le dijo: ve, y de ahora en
adelante ya no peques más.

La estabilidad de nuestra vida natural depende evidentemente de nuestra relación con Dios. La homosexualidad es el
estado pervertido que se desarrolla cuando el conocimiento del autor de la creación de la vida es ignorado. La
asunción que se debe tomar al leer Romanos 1 es que hay un orden natural sexual que se origina con Dios, y esto es
bueno, pero cuando el hombre deja a Dios rechaza no solamente la persona de Dios, sino también el orden común,
natural y adopta uno falso que al final brinda destrucción a su propia vida.

El casamiento humano es simplemente un cuadro demostrativo de la unión de Dios y de la raza humana. Estas dos
relaciones son muy sagradas para con Dios. Cualquier violación al diseño que Dios ha dado trae serias consecuencias.
Por otro lado podemos afirmar que cuando los individuos cumplen con esta relación realmente llenan sus vidas con
satisfacción. Vivir en variación con este plan de Dios es realmente vivir con discordancia con uno mismo. Esto significa,
que desde un punto de vista bíblico, la homosexualidad no fue una condicion original y verdadera pero se desarrollo a
Fuente(s):
monografías.

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