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la duración de esta etapa, por lo que está condicionado por las posibilidades
autores como Elliott y Feldman (2000) biológicas, personales y culturales y afec-
sugieren hablar de sub-etapas: la adoles- ta el logro de la salud psíquica, entendi-
cencia temprana (11 a 14 años), la media da como la percepción subjetiva y objeti-
(15 a 17 años) y la adolescencia tardía (18 va de bienestar (Lemos y col., 1992). Este
a 25 años). logro es posible cuando las metas que el
Hill (1993) ha revisado una serie de sujeto se propone alcanzar armonizan
estudios empíricos sobre adolescentes y con sus desarrollos físico, afectivo, cog-
considera que es un período evolutivo en nitivo y social y sus condiciones de vida
el que sólo algunos individuos desarro- (Schulenberg et al., 1997). Una persona
llan problemas con significación clínica. tiene un alto bienestar psicológico (BP) si
Las transiciones que tienen lugar duran- experimenta satisfacción con su vida, si
te la segunda y tercera décadas de la vida su estado anímico es bueno (afectos posi-
de todo individuo proveen las estructu- tivos) y sólo ocasionalmente experimen-
ras y recursos que permiten que el niño ta emociones poco placenteras como
se transforme en adolescente y éste en un tristeza, rabia, inhibiciones (afectos nega-
adulto (McCullough et al., 2000). Todas tivos) (Fierro y Cardenal, 1996). La per-
las transiciones tienen en común un ele- cepción de BP puede ser considerada
mento de discontinuidad, que si bien no como el componente cognitivo de la
necesariamente es abrupta o azarosa, satisfacción vital ya que implica valora-
implica un proceso de cambio en la ciones que las personas hacen respecto a
manera en la que las personas se auto- cómo les ha ido o cómo les está yendo en
perciben y perciben el mundo en el que el transcurso de sus vidas (Diener y Suh,
están inmersas; todo cambio siempre 2001). El análisis de los factores asocia-
implica un riesgo. Las experiencias de dos con el BP es una buena manera de
transición (la pubertad, el ingreso a la comprender su significado, teniendo pre-
escolaridad media, la finalización de esos sente que esos factores veirían en función
estudios, construir la identidad sexual) de las diferencias culturales. Tal como
alteran el equilibrio afectivo y la percep- afirman los autores antes mencionados,
ción subjetiva de bienestEir. Como bien lo las emociones son buenos predictores del
señalan Petersen y Leffert (1995) la ado- BP en las denominadas culturas indivi-
lescencia se caracteriza por experiencias dualistas mientras que en las colectivis-
de cambios, es un período de desafíos no tas el BP está mucho más asociado con
necesariamente negativo y problemático, las conductas de respeto y cumplimiento
a menos que condiciones socioculturales de las normas sociales vigentes. Por eso
o neurobiológicas específicas lo provo- es necesario destacar que el BP puede ser
quen. Las principales transiciones que se analizado en dos niveles: sociocultural
llevan a cabo durante la adolescencia (producto bruto interno per capita, pro-
suponen un movimiento hacia compor- medio de expectativa de vida, tasas de
tamientos más libres y responsables; jun- desempleo) e individual (actitudes, opi-
to a los cambios puberales y cognitivos se niones, creencias, percepciones). En el
producen modificaciones en el ámbito de presente trabajo se aborda su análisis des-
las afiliaciones (los vínculos con los de la percepción subjetiva que tienen los
padres, los pares, las experiencias de ena- adolescentes, sobre la base de las pro-
moramiento), en el campo de la actividad puestas de Ryff y Keyes (1995) y Ryff
académica-laboral (la escuela y el mundo (1989) quienes sostienen que el cons-
del trabajo) y se construye la identidad tructo se operacionaliza en seis dimen-
personal. El recorrido de esa transición siones: aceptación de sí mismo, relacio-
Patrones de personalidad, síndromes clínicos y bienestar psicológico en adolescentes 131
nes positivas con los otros, autonomía, cunstancias vitales resultan indemnes a
control del medio ambiente, construc- tal situación? Muchos adolescentes no de-
ción del proyecto de vida y crecimiento sarrollan patologías a pesar de estar ex-
personal. puestos a situaciones vitales estresantes.
Interesa poder discriminar entre los Ciertos autores diferencian los concep-
comportamientos, emociones y vivencias tos de vulnerabilidad y riesgo. Para
subjetivas que son expresión de creci- Ingram y Price (2001) la vulnerabilidad
miento y cambio y los que implican dis- está asociada con la causalidad, alude a
función y/o patología. Tradicionalmente los mecanismos relativamente estables
se ha definido a los adolescentes en ries- (hereditarios o sociales) productores de
go en función de determinadas variables un cuadro o trastorno patológico. Estos
sociodemográficas, personales o familia- mecanismos pueden estar presentes en
res, como la pertenencia a un grupo de los subsistemas cognitivo, afectivo, fisio-
bajo nivel sociocultural o el bajo nivel lógico, social o cultural que conforman al
educativo (Me Whiter, Me Whiter y Me sujeto humano en su condición de siste-
Whiter, 1993; Pallas, Natriello y McDuU, ma complejo e interactúan de forma
1989). En términos generales cabe afir- dinámica y recíproca. La psicopatología
mar que los adolescentes tienen cantidad es la resultante de fracasos o dificultades
suficiente de información acerca del ries- en el proceso de negociación que supone
go implícito en muchas de sus acciones a el empleo adecuado de recursos de los
pesar de lo cual éstas no la reflejan. Estar subsistemas mencionados en la resolu-
informado no significa que siempre se ción de problemas específicos (Cicchetti
actúe teniendo en cuenta esa información y Cohén, 1995) en el transcurso del ciclo
(Frost, 1992). Beck (1992) sostiene que evolutivo. Los factores de riesgo, por su
varias de las características asociadas con parte, se refieren a variables correlació-
los comportamientos adultos sanos (tra- nales y descriptivas empíricamente aso-
bajo estable, vida familiar) se han frag- ciadas con la manifestación de determi-
mentado de tal manera en la sociedad nadas patologías. Conocer el factor de
urbana actual que generan en los adoles- riesgo permite predecir la probabilidad
centes una flexibilidad emancipadora y de que una disfunción o trastorno pueda
sentimientos de ansiedad e incertidum- estructurarse o manifestarse. Es impor-
bre; el comportamiento de riesgo surge tante no confundir causa con ocurrencia.
como una solución transitoria aparente. Algunos investigadores dan importancia
Walker y Towsend (1998) informeoí sobre al estudio de variables relacionadas con
la existencia de altos porcentajes de ado- lo opuesto a la vulnerabilidad: la invul-
lescentes con problemas emocionales de nerabilidad, asociada con la competen-
gravedad: el 15% en población general cia, los factores protectores, el sentido de
no consultante. Aproximadamente el coherencia, los mecanismos de resisten-
50% de ese total está conformado por cia iresUiencé) que impiden la estructu-
casos nuevos; el 50% restante es una pro- ración de la patología, sin suponer inmu-
longación de problemas ya presentes en nidad.
la infancia. Muchas alteraciones emocio- Es necesario entonces estudiar el im-
nales de la infancia cristalizan en la ado- pacto de los factores de resistencia que
lescencia convirtiéndose en características neutralizan el efecto de los estresores:
disfuncionales estables de personalidad fortalezas constitucionales, historias fa-
(Bernstein et al., 1996). ¿Por qué algunos miliares sanas, el apoyo social, los hábi-
jóvenes desarrollan trastornos psicológi- tos de salud, las disposiciones de perso-
cos y otros que atraviesan las mismas cir- nalidad (Cobaza et al., 1979). Durante
132 María M. Casullo y Alejandro Castro Solano
ble de problemática psicológica cuya ciones altas en BP son mucho más indi-
especificidad y gravedad deberán ser vidualistas, tienden a buscar protección y
diagnosticadas. El inventario clínico de ayuda mediante el uso de estrategias que
Millón para adolescentes (MACI) ha suponen manipulación y seducción (dra-
resultado una técnica de diagnóstico váli- matizan), se reconocen más conformistas,
da y su uso en tareas similares a las infor- lo que según el propio Millón supone
madas en el presente trabajo es altamen- altos niveles de represión acompañados
te recomendable. por sentimientos de ambivalencia, reco-
A partir de los estudios realizados y nocen tener sentimientos confusos res-
en curso sobre BP, se considera que es pecto a su sexualidad, miedo a dialogar
necesario desarrollar investigaciones sobre sus identidades sexuales en proce-
que tengan en cuenta dicho constructo so de construcción y se muestran como
en el contexto de la diversidad cultural personas más indiferentes hacia lo que
que caracteriza n u e s t r o m u n d o actual sientan o hagan los demás (insensibilidad
tan globalizado en lo económico. En este social). ¿Es probable encontrar datos
sentido compartimos las sugerencias de semejantes si replicamos el estudio con
Triandis (2001) q u i e n sostiene que la estudiantes adolescentes que viven en
cultura es a la sociedad lo que la memo- contextos culturales y sociales diferentes
ria es a los individuos y, por lo tanto, es al nuestro? ¿Puede afirmarse que el BP se
imposible dejar de tener en cuenta el logra siendo individualistas, insensibles
estudio de las d i m e n s i o n e s culturales a las problemáticas sociales, manipula-
que intervienen en la construcción de la dores y seductores para conseguir apoyo
noción de BP. Si el BP ha sido definido emocional y algo confusos en temas refe-
en términos de valoraciones que las per- ridos a la sexualidad? Es de esperar que
sonas h a c e n en función de haber o n o estudios futuros puedan dar respuesta a
logrado ciertas metas o expectativas, es numerosas preguntas que la realización
indudable que éstas se incorporan a par- del trabajo que presentamos nos ha plan-
tir de procesos de socialización primaria teado y para las cuales a ú n no tenemos
que se sostienen en valores y creencias todas las respuestas deseadas.
planteadas como social y culturalmente
válidas. No cabe d u d a que las diferen-
cias encontradas referidas a mayor pre- REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Los datos analizados en el presente tra- Bernstein, D., Cohén, ?., Skodol, A., Bezirga-
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bajo, en términos generales, muestran que
antecedents of adolescent personality
el BP está asociado con la ausencia de disorders. American Journal of Psychiatry,
síntomas, síndromes o patrones de perso- 1537, 907-913.
nalidad con significación clínica. Sin Casullo, M.M. (1999). Escala para la Evalua-
embargo, es importante tener presente ción del Bienestar Psicológico. Buenos
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Patrones de personalidad, síndromes clínicos y bienestar psicológico en adolescentes 139
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