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No se incluye la opinión recogida en las encuestas, hasta que no serán reconocidas por
una ley constitucional
LA CONSULTA POPULAR
Finalmente, para garantizar que la decisión popular se aplique, las entidades a las cuales
les corresponda ejecutar lo que en la consulta se haya decidido tienen tres meses para
hacerlo. En caso de que esto no suceda, el Senado está obligado a hacer lo necesario
para que dicha decisión popular sea ejecutada. Ahora bien, en el caso remoto de que lo
anterior no se cumpla, el Presidente de la República, el Gobernador o Alcalde deberán,
en un plazo no mayor a tres meses, ejecutarla por medio de un Decreto de fuerza de Ley
(es decir, que se impone a la fuerza).
En la Biblioteca virtual puede obtener más información sobre este tema en:
Qué es la revocatoria del mandato? Derecho legal mediante el cual la población exige el
retiro de quien los representa en cierto cargo político
El Congreso dijo que sí. Dio luz verde para que el Tribunal Supremo Electoral (TSE)
convoque a una consulta popular donde se les pregunte a los ciudadanos si quieren que
el diferendo con Belice se resuelva en una Corte internacional. La resolución del
Congreso es un paso más en busca de una solución al conflicto que lleva ya 150 años.
Guatemala y Belice deben preguntar a sus ciudadanos si aprueban que el diferendo vaya
a la Corte internacional de La Haya. Si en ambos países la mayoría vota por el sí,
entonces entraríamos a un litigio que podría durar al menos cuatro años, y que
concluiría para siempre la disputa territorial.
Pero llegar a la Corte implica gastos. “Para la consulta hay que montar todo como si
fueran elecciones generales”, cuenta Eugenia Villagrán, presidenta del TSE, “la
logística electoral es la misma, los centros de votación son los mismos, así que
hablamos de unos Q500 millones”, explica.
Lo ideal sería hacer la consulta el mismo día que las elecciones generales de 2011, con
esto simplemente se agregaría una papeleta. Pero hay un detalle, la consulta se tiene que
hacer el mismo día en los dos países. “Nosotros no podemos decidir unilateralmente la
fecha”, explica Maritza Ruiz de Vielman, de la comisión de Belice, “vamos a hablar
para encontrar la fecha más conveniente para los dos”.
Los Q500 millones servirán, entre otras cosas, para montar 2 mil 500 centros de
votación en todo el país y 17 mil juntas receptoras de votos. Aparte, habrá que
desembolsar en una campaña masiva de información, en español e idiomas mayas, para
que los ciudadanos conozcan las razones de la consulta.
La última consulta popular que se hizo en Guatemala fue en 1999, cuando se le
preguntó al pueblo si aceptaba las modificaciones a la Constitución planteadas por los
Acuerdos de Paz. A esa consulta sólo asistió el 18 por ciento de los empadronados.
Aunque los precedentes no son muy alentadores, la comisión de Belice espera que en
este caso la afluencia sea masiva. “Este es un tema permanente de Nación, y estoy
segura de que a los guatemaltecos les interesa”, dice Ruiz.
La pregunta que se formulará es: “¿Está usted a favor de que la Corte Internacional de
Justicia, con sede en La Haya, resuelva el diferendo territorial entre Guatemala y
Belice?”.
De acuerdo con Ortega, “en promedio un caso ante la Corte puede representar entre un
US$1.5 millones hasta US$3 millones. Ello cubre normalmente los honorarios del
equipo extranjero, gastos de viajes, alimentación y acomodación, así como lo
relacionado a la producción de evidencia (por ejemplo, evidencia geomorfológica en
casos de delimitación marítima o la producción de mapas de delimitación territorial).
Estas cifras promedio son para un caso “estándar”. El caso de Guatemala y Belice no es
un caso estándar, por incluir tantos años de disputa y lo complejo de los alegatos”,
agrega.
De momento no es posible estimar las horas de trabajo que invertirían los juristas
extranjeros en el caso. “Pero en la medida en que el equipo nacional vaya avanzando y
les tengan material reunido, eso va a hacer que el trabajo de los internacionales sea
menor”, explica Ruiz.
“En ese sentido, Guatemala ha hecho mucho con su equipo nacional ya que cuenta con
profesionales con muchos años de involucramiento en el caso y comprometidos hasta el
tuétano con el mismo”, opina Ortega.
De acuerdo con Ortega, si vamos a corte se deberá nombrar a un agente “que debiera ser
una alta Autoridad del Estado (Ministro de Relaciones Exteriores, Embajador
Plenipotenciario o el jefe de lo que sea la unidad de litigio internacional).
Ese agente tendría que tener alguna experiencia en litigios internacionales, ya que es
quien se convierte en el único canal autorizado para las comunicaciones entre el Estado
y la Corte y sus decisiones son vinculantes para el Estado. Además del agente, a veces
se nombra uno o varios coagentes que no necesariamente deben ser nacionales”.
Los costos legales podrían ser muy altos. Sin embargo, existen dos fondos que
ayudarían a sufragarlos, uno es el Fondo Fiduciario del Secretario General de Naciones
Unidas y el otro el Fondo Guatemala-Belice de la Organización de Estados Americanos.
“Para acceder al fondo de la ONU habría que hacer la solicitud y se le otorgaría la
misma cantidad a los dos países”, explica Ruiz, “pero el presupuesto no debería ser un
tema central aquí. Recordemos que la soberanía no tiene precio”.
Todavía no hay fecha para la consulta popular, los cancilleres de Guatemala y Belice
deben decidir el mejor día para hacer la pregunta que nos acerque a solucionar de una
vez por todas, un problema de 150 años.