Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
1
http://www.vozcatolica.org/81/fatima.htm
políticos que suspendieron sus campañas electorales.
El Obispo de Leiría-Fátima, Mons. Serafim de Sousa Ferreira e Silva, presidió el lunes 14 una misa en el
Santuario de Fátima en honor a la religiosa. El martes 15, el cuerpo de Sor Lucía fue trasladado a la Catedral
Nueva de Coimbra, donde se realizó la ceremonia fúnebre el miércoles 16.
El Arzobispo de Génova, Cardenal Tarcisio Bertone, representó al Papa Juan Pablo II en los funerales de Sor
Lucía.
El Cardenal Bertone, como secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, fue el encargado de
escuchar el testimonio de Sor Lucía sobre las revelaciones que le hizo la Virgen de Fátima. Tuvo varios
encuentros con la religiosa, y el último de ellos ocurrió en noviembre de 2003.
“En esa ocasión le pregunté si existían otros escritos sobre el llamado secreto de Fátima, fuera de los que
publicó el Vaticano. Ella me contestó que no”, señaló.
El cardenal dijo sentirse “muy honrado de que el Papa me haya enviado para presidir los funerales de Sor
Lucía, pues es el momento en que se ofrece a Dios una criatura privilegiada, que al mismo tiempo fue amiga
de la humanidad”.
El Obispo local, Mons. Antonio Cleto, ofició sus funerales en la Catedral de Coimbra. El Obispo de
Leiría-Fátima también estuvo presente en las exequias.
Fieles de todo Portugal mostraron su dolor en el convento del Carmelo de Santa Teresa, donde tuvo lugar
una misa para dar el último adiós a la más célebre de las monjas portuguesas.
Sor Lucía recibió sepultura en el Carmelo de Santa Teresa, su hogar desde 1948, aunque sus restos sólo
reposarán transitoriamente en él, pues, transcurrido un año, serán trasladados al Santuario de Fátima, en
cumplimiento de sus últimas voluntades.
Su vida
Lucía nació el 22 de marzo de 1907 en una localidad cercana a Fátima, y allí, cuando tenía diez años, vio
por primera vez a la Virgen en la Cova (Cueva) de Iría, mientras estaba con sus primos los hermanos
Francisco y Jacinta Martos, ambos fallecidos a temprana edad.
El 13 de mayo de 1917, los tres niños vieron sobre una encina la imagen resplandeciente de la Virgen,
quien les ordenó que regresasen ese mismo día durante seis meses.
La Virgen, además, les reveló tres secretos: el primero sobre el fin de la Primera Guerra Mundial (1914-
1918) y el segundo sobre la muerte prematura de Francisco y Jacinta.
Sor Lucía entró en 1921 en el colegio de las Hermanas Doroteas en la localidad de Vilar, en las cercanías
de Oporto (norte), desde donde se trasladó en 1928 a la ciudad española de Tui, donde vivió algunos años.
En 1946 regresó Portugal y, dos años después, entró en el Carmelo de Santa Teresa, en Coimbra (centro),
donde profesó como carmelita en 1949.
El Papa Juan Pablo II se reunió con Sor Lucía en tres ocasiones; la primera en 1982, cuando el pontífice
visitó el Santuario de Fátima un año después del atentado que sufrió en la Plaza de San Pedro. El Papa le
atribuyó a la Virgen el haberle salvado la vida cuando el turco Ali Agca le disparó en la festividad de
Fátima.
La segunda entrevista entre Juan Pablo II y Sor Lucía ocurrió en 1991, durante la nueva visita que el Papa
realizó a Fátima; y la tercera, en el año 2000, cuando Su Santidad volvió a Fátima para beatificar a Jacinta y
Francisco, los otros niños a los que, junto a Lucía, se apareció la Virgen en 1917. Durante ese viaje, el 13 de
mayo de 2000, se desveló el famoso Tercer Secreto de Fátima, que se refería al atentado perpetrado contra
Juan Pablo II en 1981 y a la lucha del comunismo ateo contra la Iglesia.
Un año más tarde, y ante las especulaciones de que no había sido desvelado en su totalidad, Sor Lucía
aseguró que fue publicado “totalmente y no queda nada más secreto”. Lucía añadió que, si hubiese tenido
nuevas revelaciones, no se las habría dicho a nadie, sino sólo al Papa.
Sor Lucía escribió dos volúmenes: sus Memorias y Llamamientos del Mensaje de Fátima