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Por una Comunicacién ex-céntrica i For an ex-centric Communication m ERICK TORRICO* Universidad Andina Simén Bolivar, Matra en Comunicacién Estatégica. La Pt, Rolivia RESUMEN El articulo reflexiona sobre las dimensiones ontolégica, epistemol6gica, tedrica y politica que mantienen a la comunicacién y a su campo de estudio, la Comunicacién, en situacién de colonialidad. Frente a ello, a partir de una critica de la Comunicacién “Occidental” y de la reinterpretacién y de la complementacién de elementos de la critica-ut6pica que fue desplegada por comunicblogos militantes de América Latina, se examina la necesidad de promover, en este émbito, una ruptura decolonizadora con el “centro universalista” que impuso la Modernidad Palabras clave: Comunicacién, Modernidad, occidento-centrismo, América Latina, decolonizacién ABSTRACT The article reflects on the ontological, epistemological, theoretical and political dimensions that maintain communication and its field of study, Communication, in a situation of coloniality. Against this, from a critique of the “Western” Communication and the reinterpretation and complementation of elements of the utopian critique deployed by militant communicators from Latin America, it examines the need to promote in this, field a decolonizing rupture with the “universalist center” that Modernity imposed. Keywords: Communication, Modernity, Western-centrism, Latin America, decolonization DOLRtp:/éx doi org/t0.11606fssn.1982-$160.71343p89-107 Va3-N'3_setfdea, 2019 Sao Paulo - Brasil ERICK TORRICO_p. 9-107 + Profesor de Comunicicin de 1a Universidad Mayor de San Andiés en La Pu, Diese de Ia Maeda en Comunicaisn Esuatéyca ea a Uaversidad Andina Sin Bole E-mu etonico@uashedube, Ord Jatp:/oredox/0000-0003 MATRIzos 89 to por supuest, m0 scone caren en campo coruniecional, ino ‘gue ene plano mis ampio dl penssmiente soci rion latincumercan Ys naraives ticoloialistas jas se incerrogaon pr ef stats epistemolgico desu propio ica" (Castro Gore & go ‘Mendel, 1998, p. 123) MATRIZoe démica con un lastre invisible: la colonialidad que subyace a su propia /concepcién. Superar esta condicidn es un precepto académico y politico que tiene, ahora, la energia del Sur, asumido este como “metéfora del sufri- miento humano sistemsticamente causado por el colonialismo y el capitalis- mo” (Sousa Santos, 2009/2015, p. 12), La colonialidad, nocién propuesta por Anibal Quijano (1992), se refiere al estado de “colonizacién del imaginario de los dominados” (p. 12) que vino aparejado con la conquista del denominado Nuevo Mundo y supuso la elevacién de la entonces naciente modernidad europea - con sus definiciones de ciencia, arte y cultura en general ~ a patron universal practicamente indiscutible. En consecuencia, la conformacién de las diferentes areas del saber se ajusté a los pardmetros de logica y verdad, que fueron derivados de tal modelo que se con- solidé ya entre los sighos XVII y XIX. La Comunicacién, que nacié a finales del decenio de 1920, no podia quedarse al margen, por lo que los rasgos del cono- cimiento positivo, ligado a los intereses de grupos de poder, la caracterizaron, desde un principio (cf. Laswell, 1927/1938, y Mattelart, 1970). No obstante, las reflexiones intelectuales que fueron hechas desde América Latina develaron muy temprano esa indole, aunque no llegaron a poner en cues- tidn Jos fundamentos epistemolégicos que la sustentaban (cf. Torrico, 2016a)'. En ese sentido, a partir de la década de 1960, Latinoamérica se constitu- yé en un espacio generador de pensamiento critico y propositivo en materia comunicacional (al respecto, véase por ejemplo Atwood & McAnany, 1986; Crovi & Cimadevilla, 2018; Marques de Melo, 2007; Moragas 1981/1985, 2011, © Portugal, 2000/2012). Los rumbos de los planteamientos que surgieron en la regién, en este mbito del conocimiento y de la practica sociales, hasta los afios ochenta del pasado siglo, pasaron de denunciar la dependenciaa formular propuestas en pro del desarrollo y de la democracia (cf. Beltrén, 2000; Beltran & Fox, 2002). Hoy, en este plano, se vive un nuevo momento de iniciativa intelectual que lleva el sello cuestionador y libertario de la decolonialidad (cf. Castro-Gémez & Grosfoguel, 2007; también Restrepo & Rojas, 2010), aunque alcanza, igualmente, a los anilisis en torno a la Comunicacién (cf. Sierra & Maldonado, 2016, y Torrico, Castro, & Osorio, 2018) E: CAMPO DE ESTUDIOS de la Comunicacién emergié a la vida aca- EL PROCESO DE LA LATINOAMERICANIDAD La conformacién misma del subcontinente latinoamericano ocurrié sobre latradicidn de la imposicidn externa. El drea geogréfica que, en 1492, “complets Ja Tierra” (Arciniegas, 2005) y que, en 1507, fue bautizada como ‘América’, fue Vag -N°3_set/dez, 2019 Sido Paulo - Brasil ERICK TORRICO p. 9-107 integrada, entonces, al circuito planetario en condiciones de subordinacién y se convirtié en una extensién -territorial, econémica y politica, primero; cultural, después- de Europa que, a partir de esa circunstancia, se erigié en “centro” del mundo (cf. Mignolo, 2005; O'Gorman, 1958/2005). Casi tres siglos y medio més tarde, poco después de que la independencia republicana fue alcanzada por la mayoria de los paises en el sur del drea, broté Ja voluntad intelectual y la politica respecto a la existencia de “América Latina” dentro de la masa continental americana, producto, en parte, de las pugnas entre las potencias hegeménicas de la época (Inglaterra contra Francia, en particular) ¥ de estas con su emergente rival, los Estados Unidos de Norteamérica, pero resultante también de una naciente conciencia identitaria que era orientada por el anhelo de la autodeterminacin, la “independencia mental” al decir de Leopoldo Zea (1965/1976). La maduracién de este sentido regional diferenciador fue alimentada por las evidentes politicas y acciones expansionistas de Washington, aunque ese proceso de construccién de una alteridad propia demoré alrededor de 90 afios tras la etapa independentista, pues recién cobré impulso hacia mediados del siglo veinte. La conversidn del viejo espiritu anticolonial en otro de corte anti- imperialista - y, por eso, con cierta influencia de la izquierda marxista - empezé a manifestarse en la ocasi6n (cf. Lowy, 1980/2015). La latinoamericanidad, como expresién de una otredad revalorizada y rebelde, se configuré en confrontacién con las aspiraciones estadounidenses de la llamada “Doctrina Monroe” que, en 1823, proclamé su lema “América para los americanos”, pero, luego, fue cobrando paulatina presencia en diversos espacios de analisis y debate focalizados ante todo en temas internacionales. Asi, en la arena institucional, esta vertiente del pensamiento -con matices que oscilaron y atin Jo hacen entre la ruptura politica radical y la conciliacién reformista~ se plasmé en escenarios como la Comisién Econémica para América Latina (1948), la Asociacién Latinoamericana de Sociologia (1950), la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (1957), el Parlamento Latinoamericano (1964), el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (1967) 0 la Asociacién Latinoamericana de Integracién (1980), entre otros relevantes. En lo que concierne al campo comunicacional, este impulso regional se vio reflejado, especialmente, en el establecimiento del Centro Internacional de Estudios Superiores de Comunicacién para América Latina (Ciespal, 1959), la Asociacién Latinoamericana de Investigadores de la Comunicacién (Alaic, 1978) y la Federacién Latinoamericana de Facultades de Comunicacién Social (Felafacs, 1981), organizaciones todas que continian promoviendo la formacién yla produccién intelectual especializadas en la zona. Va3-N'3_setfdea, 2019 So Paulo - Brasil ERICK TORRICO_p. 9-107 Fuel presidente James Monroe quen soso es abo aque ingin pls americine {ndependizado pod aliarse on potencla eropeas, dems de que advirud a faite ques abatviern de Intervene en los aston lateros de contineste american Eines inmperialia extadounidense encooté as primera formaliacin doctrinal MATRIZoe ot ats redes son agrupaientos depensadenes que comperten ent y eben es orn & ‘oetone cones y que smansenenlaciones repos a ago del emp en sodaldades que van dete Tov contacts personales refrecis cme ast de oes abjetve compari (cf Deus Valdés, 2007 ‘tt entrecomilado se expica pore eta es georificn solo fu desigada cn el muew nombre de América 15 aos espe del arriba de Cdn y sus expediconaies Entones, ‘bviaments, no podan haber "descubiero Amtrcs 92 ATRIZos Deesa forma, como factor de identidad y de proyeccién histérica, la latinoa- mericanidad alcanzé carta de ciudadanfa, pese a que en afos recientes algunas corrientes ideolégicas de tono milenarista (indianistas, indigenistas y aun afro) han comenzado a ponerla en duda porque no corresponderia a la substancia étnica originaria de los pueblos conquistados que ~ segiin aquellas ~ se habria mantenido intacta, pese a los més de 5 siglos de la colonizacién. Lo que resulta patente en este trayecto, empero, es que la nocién ya vivencia de América Latina encuentran su principal soporte en el ser y la labor de redes intelectuales’, como varias de las que fueron mencionadas arriba, antes que en dispositivos gubernamentales o inter-estatales, incluso, que fueron constituidos, formalmente, para ese fin. Es de ahi, por ende, de donde surge y se irradia, principalmente, la visién xitica regional que, hoy, se renueva para enfrentar esta vez a la colonialidad. EL “CENTRO UNIVERSAL” MODERNO El sojuzgamiento y el saqueo de las poblaciones nativas que inauguré la egada de Cristébal Colén a las tierras, que més tarde serian bautizadas como americanas, propulsé ala hasta entonces marginal y conflictiva Europa ala que ya ha sido citada la posicién de privilegio en el orbe medieval que, a su turno, pronto transité hacia la Modernidad. La transformacién que registré el mundo conocido, a partir del “des- cubrimiento de América", dio paso a dos grandes universalismos: uno geografico, pues el globo terraqueo se erigié como tal con la consiguiente precipitacién de “una nueva era de convergencia” (Fernéndez-Armesto, 2010, p. 10); y el segundo civilizatorio colonial, por cuanto el modelo cultural europeo se hizo paradigmatico, convirtiéndose en una “aspiracién” ~ aun- que obligada~ para los restantes pueblos (Quijano, 1992) y, en particular, para aquellos que habian sido sometidos por los que llegaron de ultramar. Ambos movimientos indujeron un drastico cambio en la naturaleza social, yculturalmente policéntrica del orbe pre-moderno que fue reorganizada en torno a un tnico centro. No obstante, no solo ello, sino también fue ese el momento en que la mo- dernidad capitalista vio la luz, fendmeno que para el caso americano supuso el ejercicio de una “violencia sacrificial” por parte de los conquistadores y el consecuente “en-cubrimiento de lo no europeo” (Dussel, 2008, p. 9). Ademas, mids del 90 por ciento de la poblacién nativa regional, estimada para comienzos del siglo XVI, en 80 millones de personas, acabé diezmado por los conquista- dores/colonizadores (Todorov, 1998, p. 144), en tanto que las culturas locales Vag -N°3_set/dez, 2019 Sido Paulo - Brasil ERICK TORRICO p. 9-107 terminaron “despojadas de patrones propios de expresién formalizada y obje- tivada, intelectual y plastica o visual” (Quijano, 1992, p. 13). De ese modo, “Con el inicio del colonialismo en América comienza no solo la organizacién colonial del mundo, sino ~ simulténeamente - la constitu- cién colonial de los saberes, de los lenguajes, de la memoria y del imaginario” (Lander, 2000, p. 16). Sobre el trasfondo de la dominacién colonial, en consiguiente, se levant6, asimismo, el sistema del conocimiento occidental ~ empirico, mensurable, legal y totalizador -, cuya racionalidad, la de la ciencia positiva, es la tinica que aquel considera valida y dtil. A esto se refiere Immanuel Wallerstein (1996a) cuando da cuenta de la “construccién histérica de las Ciencias Sociales” que, en los hechos, culminé como monopolio epistemolégico y aun lingtiistico de Jas antiguas potencias imperiales europeas y de su prolongacién americana del norte, lo que resulté afianzado por los procesos de transformacién sociopolitica ¢ institucionalizacién académica que tuvieron lugar después de la denominada segunda guerra mundial (p. 37). El euro-centrismo del saber - que universalizé la perspectiva de los con- quistadores, dividié la historia entre barbarie y civilizacién al tiempo que de- line6 para ella un curso de imitacién necesario -, fue asi, més tarde ampliado y transmutado en occidento-centrismo (Western Centrism), que potencia la predominancia dela cultura europea con elementos de la europeizada, es decir, de la estadounidense. La colonialidad, el resabio que el control colonial dejé, en las estructuras, las instituciones y a los imaginarios sociales de los viejos colonizadores y a los, colonizados, esta, pues, presente en las maneras de conocer y en sus productos. Y, el campo comunicacional no esté exento de esa marca que clasifica, subordina Y que - como quedé dicho - también le es congénita (cf. Torrico, 2016a) LA COMUNICACION “CENTRADA” Siendo una de las éreas del conocimiento social més joven, la Comunicacién o Comunicologia® fue incorporada al mundo de los saberes sistematicos -no sin reticencias ni resquemores- hacia mediados de la década de 1920. Su punto de origen puede ser localizado en la tesis doctoral (1926) del estadounidense Harold Dwight Lasswell (1927/1938), economista de formacién que incursio- né en la Ciencia Politica mediante estudios sobre la teorfa, los contenidos y los efectos de la propaganda bélica, en primera instancia y, poco después, con indagaciones respecto a los pertenecientes a la propaganda politica (cf. Aguiar & Barsotti, 2017). -N#3. setiidez, 2019 Sao Paulo Brasil ERICK TORRICO_p. 89-107 “Aunque et temino “omanicologt yet sdmiide ene deena espafel, no scedelo mismo eel inglés enel queso equivalents todavia, neti dies media tats lo cual carrbees fen eenocetrita Comunicacén “cident csbuye a especial MATRIZoe 93 “Bata denominacin dada a ce primer grupo al que ctr sutoesconldranlos"padres andadores correspende a ‘Wilbur Sheen (1965) "Sobel aso heroamercan, puede consultase Fuentes (2008), Galindo, Karam Gaeta 2008),¢ Martin 2007). *Conviene recordar con Katz Peters, Lies, & (cot (2003/2008) que “Ua canon es un dispositive de ‘ngunzacia intelectual” (pe traducelin propia) "ata noc et expucsta en Torrico (20160, pp. 123-148), 94 as En afios posteriores y hasta finales del decenio de 1960, también en los Estados Unidos de Norteamérica, otros investigadores provenientes de la Sociologia y la Psicologia (Paul Lazarsfeld y Kurt Lewin junto a Carl Hovland, respectivamente) complementaron los acercamientos a la comprensién y la descripcién cientificas tradicionales del hecho comunicacional. De los aportes de todos ellos, asi como de los correspondientes a otros autores afines a las coordenadas cognitivas de aquellos “iniciadores”, se derivé lo que el comuni- célogo boliviano Luis Ramiro Beltrén (1979/2007) identificé como el “esquema perdurable’, un modelo del proceso de a comunicacién compuesto por 7 ele- mentos que estin conectados unilinealmente (Fuente-Codificador-Mensaje- Canal-Decodificador-Receptor-Efecto) y con un propésito monocausal visto como necesario: la persuasién (p. 17). Este esquema, que se impuso como el “paradigma dominante” en la materia y resumié la naturaleza y los alcances de la mass communication research, no solamente contintia siendo reproducido, siendo ensefiado y siendo aprendido en escuelas universitarias de la especialidad en América Latina’, sino que también es aplicado de forma habitual en los procesos de comunicacién de mayor aleance: Ja informacién periodistica, la publicidad, el entretenimiento, la educacién y la propaganda politico-electoral o religiosa, incluidos los que hoy tienen lugar en el ciberespacio y que pueden implicar alguna posible interactividad. En este sentido, sin que esté reconocido formalmente en tal calidad, este modelo es adoptado en la practica profesional, investigadora y docente como si se tratase de un estandar canénico', La concepcién presente en él considera a la comunicacién un instrumento gracias al cual un emisor ac- tivo puede lograr sus objetivos de control - y, por tanto, de poder ~ sobre uno, varios o muchos receptores pasivos 0 meramente reactivos, acudiendo para ello, casi siempre, al empleo de medios tecnoldgicos que canalizan y distribuyen los mensajes. Ese interés que es traducido en las principales modelaciones teoréticas en ‘uso, sustenta, preferentemente, la unilateralidad de los flujos, o sea, da prioridad al acto performativo de la transmisién por encima del intercambio equitativo efectivo y de la construccién polémica de sentidos. En consecuencia, lo que se tiene en el sustrato de la mayoria de los estudios comunicolégicos es esa idea unidireccional, mediatizada, instrumentalizadora y cosificadora de la relaci6n significante entre seres humanos, la cual constituye el micleo teérico, ideolégico y hasta programitico de lo que es dable llamar la Comunicacién “occidental”, es decir, del acumulado estadounidense-europeo de elaboraciones conceptuales fragmentarias, contradictorias y, por ende, par- ciales que se refieren al fenémeno comunicacional. Y es en esta concepcién, Vag -N°3_set/dez, 2019 Sido Paulo - Brasil ERICK TORRICO p. 9-107 no obstante sus sefialadas limitantes, que se asienta la existencia practica de la comunidad académica de la especialidad. La comunicacién (proceso social concreto de interrelacién por medio de signos) es estudiada por la Comunicacién 0 Comunicologia (campo de conocimiento); es decir, que aquella es el objeto observable y estas son su puesta en concepto. Esta tiltima, la teorizacién, se estructuré ante todo en funcién de las condiciones, las preocupaciones y las necesidades de la realidad social, econémica, politica y tecnolégica estadounidense (véase Beltran, 1982; ‘Mattelart, 1970), como también de otras propias del Occidente europeo (cf. ‘Mattelart, 1994/1995), por cuanto ambos espacios geo-culturales fueron sede de su surgimiento, La Comunicacién, asi, es un conjunto de conocimientos geo-histérica- mente situados y geopoliticamente concentrados alos que, sin embargo, con la misma légica y argumentos que al resto de los saberes occidento-céntricos, se les atribuye un cardcter universal (Wallerstein, 1996b). ‘Mas eso no es todo. En la nocién prevaleciente de comunicacién, que aqui se califica de “occidental’,estd implicita la jerarquizacién colonial de las personas ylos pueblos; ello se refleja tanto en la verticalidad aceptada de la relacién entre ‘emisor y receptor como en la prerrogativa de la generacién de saber pertinente asignada casi en exclusiva ala academia de los paises que antigua y actual mente dominan el plano del conocimiento. El occidento-centrismo atraviesa, asi, el espacio tedrico comunicacional desde sus bases hist6rico-sociales y epistemoldgicas. Es por tal razon que puede hablarse de una Comunicacién “centrada”; en otras palabras, de un campo de studios inscrito ~ de nacimiento ~ en el ambito de intereses, temas y procedi- mientos de a ciencia de Occidente, presentada cual si fuera la sola construccién conceptual poseedora de sensatez y plausibilidad. ‘TRES CORRIENTES COMPLEMENTARIAS ‘La mayoria de las teorizaciones que son relativas a la comunicacién provie- nen de desprendimientos o préstamos conceptuales" no siempre autorizados de las matrices te6rico-sociales occidentales clésicas (estructural-funcionalismo, critica dialéctica, estructuralismo y sistemismo), emparentadas, a su vez, con el eurocentrismo filoséfico y la racionalidad cientifica moderna. En ese conjunto prepondera la atencién brindada a los procesos de difusién que son mediados tecnolégicamente y que generan consecuencias buscadas (por ende, positivas) o cuestionables (negativas, entonces) entre los receptores de ‘mensajes estandarizados. La instrumentalizacién de la comunicacién - para la Va3-N'3_setfdea, 2019 So Paulo - Brasil ERICK TORRICO_p. 9-107 "Los desprendimientos sou aplicaciones subsdiarashedhas alcampo comunicacional, como enel aso de las “funciones, diefancioney afunclone mientras que Jos péstamos son usosy aproiaciones de esque ron desrrollads, onginaleate pura otras zonas dela realidad Social ysus enimenes, ome cede con It "lacha de case” la ideoogia dominant MATRIdas 95 "Puede ese por gemplo, losy clisensaraesde MC (1983/1985) y Wall (948/987), Al dcide Dovid Kero (09691988), "Toda conducta de comnunlcain hoe por objeto produc una detrmainada sespuesta po parte de una sterminada persona (o grupo 96 ie personas). 9). MATRIZoe venta, la lucha ideolégica o la promocién de cambios (ajustes) en la sociedad ~ es un denominador comiin en este caso. Aunque las aproximaciones de este tipo suman ya decenas (basta revisar unos. cuantos compendios tedricos para verificarlo"), es posible agruparlas esquem4- ticamente en tres grandes corrientes en funcidn de su indole y en relacién con la ubicacién territorial de su emergencia: la pragmitica, la critica ya critico-ut6pica. La primera, que fue desarrollada sobre todo en los Estados Unidos de Norteamérica de los afios veinte del pasado siglo en adelante, hace énfasis en la utilidad de la comunicacién para el logro de los objetivos perseguidos por la emi- sién, aunque, en general, son considerados favorables para la reproduccién social. La segunda, surgida desde los afios cuarenta en paises europeos (Alemania, Inglaterra y Francia, especialmente), denuncia tanto el empleo como las conse- cuencias perversas de la comunicacién que solo benefician a los que manejan sus estructuras de control en detrimento de quienes integran los piblicos, que pueden ver mermadas hasta sus condiciones de humanidad a causa de ello. Igualmente, propone actuar en favor de la desenajenacién. Y la ultima, més bien fruto de las contribuciones latinoamericanas que fueron iniciadas en los afios sesenta, asume también la critica al pragmatismo y denuncia la alienacién, asi como reivindica el derecho de los marginados a par- ticipar en los asuntos piiblicos, mediante recursos alternativos de comunicacién. Ala ver, plantea la integracin de los procesos comunicacionales en la accién colectiva o en su caso estatal en pro de la independencia econémico-politica, el desarrollo y la democratizacién. A pesar de sus particularidades y diferencias, estas corrientes comparten un mismo sustrato epistemoldgico, el de la Modernidad, y tienen como eje de referencia el “esquema perdurable” que antes fue mencionado, aun en el caso de la vertiente critico-utdpica, que tampoco consiguié desbordar los limites que la modernizacién y su linea de progreso pusieron al pensamiento. Deesa manera, por fin y al cabo, las tres forman parte de la Comunicacién “occidental” que funge como “centro” teérico comin y, por esa via, confirman que otra dimensién de la légica centralizadora del capital es la de la “acumula- cidn de significados” (Pedro Gémez en Mignolo, 2015, p. 17). PENSAR DESDE LA MARGINALIDAD Entonces, se puede percibir quela comunicacién, en tanto hecho relacional entre seres humanos, es concebida, predominantemente, en términos instru- mentales, es decir, como un vinculo aprovechable para que A obtenga algo de B", Muy lejos queda, incluyendo lo que sucede en la versién critica europea, el Vag -N°3_set/dez, 2019 Sido Paulo - Brasil ERICK TORRICO p. 9-107 reconocimiento de que, de ese modo, se parte de una negacién ontolégica, ya que se opta por vaciar al proceso de socialidad y, mas grave todavia, de humanidad, ‘Comunicar, en otros términos, deviene transmitir, ordenar, instruir o dirigir, conlo que su otro sentido posible" relacionado con la creacién de tejido social y la construccién de comunidad y consensos, cede terreno a la reproduccién de jerarquias y desigualdades entre emisores y receptores, sea dentro de cada realidad local o de pais como en las relaciones entre paises. Cosificada asi la comunicacién, solamente es dable esperar que su conoci- miento posible, la Comunicacién, con sus implicancias epistemoldgicas, teéricas ymetodolégicas modernizadoras, replique esa desfiguracién utilitarista dirigida en el fondo por una polaridad finalista estructural: la preservacién o el eventual ajuste del orden social instaurado por el capital. Conviene sefialar que el talante cuestionador de tales limitantes en los rasgos comprensivos de la comunicacién ha estado ya presente en las reflexio- nes de los pensadores criticos que en América Latina han examinado desde el decenio de 1960 las ideas que sustentaban una practica comunicacional cuyos protagonistas eran claramente los duefios de la emisién, mientras al otro lado eran ubicados los piiblicos, las audiencias, las “masas’, en condicién de usuarios © “consumidores’ Esa fue la base de las demandas y de los planteamientos latinoamericanos en pro dela participacién yla democratizacién, las cuales originaron miiltiples experiencias de comunicacién popular contestataria, de la “comunicacién para otro desarrollo” y dela apelacién al uso de “mini medios’, al igual que promovieron debates sobre el derecho a la comunicacién y la adopcién de politicas nacionales de comunicacién. Estas temiticas, Llevadas al seno del Movimiento de Paises No Alineados (1976) y de ahi a la Organizacién de las Naciones Unidas para la Educacién, la Ciencia, la Cultura y la Comunicacién (1978-80), remecieron en su momento las tranquilas aguas del concierto internacional. ‘Sin embargo, ese despliegue no alcanz6 los frutos que se habia esperado. Por un lado, la accién combinada de las potencias y las corporaciones capita- listas del Norte desactivé las esperanzas y promesas que germinaron en torno al objetivo de un Nuevo Orden Mundial de la Informacién y la Comunicacién; por otro, la redemocratizacién politica fundada en economias de mercado que desde los aftos ochenta vivié América Latina, practicamente neutraliz6 las voces que exigian cambios, pluralismo y participacién en los sistemas medisticos. Ese cuadro desmovilizador se completé, poco mas tarde, con la ilusién de acceso e interaccién sin obsticulos que, a principios de los aiios noventa, generé la Iegada y paulatina difusin de Internet (sobre estos aspectos y otros relacionados, constiltese Castells, 1997/1998). Va3-N'3_setfdea, 2019 So Paulo - Brasil ERICK TORRICO_p. 9-107 Sobre ls divers sents dl tring “ommend? enlahistra wate Patent (0999/2014, 9.23) MATRIZoe 97 "ueoa gemplaes en est ‘mata loe alii de Las Rane Bein vbrelacenca al servicio del aust soca” (ct: Moragas, 1989, p.103)y de Jess Martn-Rarbero (1987, p19) acerca dela concepisa ependicne dela cleciay det 98 tea clentiico. MATRIZoe De ese mode, los planteos latinoamericanos que se proponian no solo trastrocar la préctica de los procesos comunicacionales, sino igualmente inci dir en una reconsideracién de sus conceptos fueron levados a una situacién de suspensién. En tal contexto, y pese a que tuvo importantes aproximaciones analiticas al respecto' la corriente critico-utdpica no llegé a confrontarse con el nticleo epistemoldgico del “paradigma dominante’, lo cual evité que pudiese tener un impacto de cardcter deconstructivo. Los cuestionamientos tedricos que fueron efectuados desde la regidn se inscribieron en los marcos de lo mismo que posibilitaba o restringfa el que antes fue mencionado “esquema perdurable” y, cuando més, aparte de buscar otro tipo de efectos, que combatieran o revirtieran la alienacién, aspiraban a que la unilateralidad y el verticalismo se abrieran también a flujos y relaciones en que primara la equidad. Obviamente, eso no podia suceder dados 1) el que antes fue expuesto, el principio definitorio, con que el pensamiento occidental, entiende la comunicacién y 2) el control del capital sobre la arquitectura y las finalidades de las principales estructuras comunicacionales (cf. Mattelart, 1992/1996). ‘Trabajadas en tltima instancia desde la periferia sistémica, las reflexiones y las propuestas criticas de América Latina nutrieron un horizonte cognitivo y de intervencién provocador y promisorio, sin embargo, al mismo tiempo, mar- ginal. Las estructuras institucionales dominantes ~ medidticas y académicas -, subsidiarias de la “centralidad” de Occidente, se encargaron de clasificarlas como desviaciones y de colocarlas en el perimetro externo, de anularlas o ignorarlas, pero también de reabsorberlas en formas comerciales. En tal sentido, el impulso de medios y espacios comunicacionales que lograran alterar el orden prevaleciente e hicieran factibles oportunidades para la participacin y la democratizacidn dio cauce a lo que se conocié, ante todo, como el movimiento en pro dela comunicacién alternativa (cf. Simpson, 1986), en tanto que en el campo de la critica intelectual su mejor expresién se vio condensada en la “comunicologia de liberacién” que Beltran avizoré en 1976 como una salida de “conciliacién programatica y libre de dogma entre la hicida intuicién y la medicién valedera” (Beltran, 1982, p. 118). En todo caso, son estas aportaciones marginalizadas por el mainstream de la Comunicacién “occidental” y su star system académico (el grupo de autores y libros “consagrados”) las que hoy representan una fuente indispensable para la decolonizacién comunicacional. Vag -N°3_set/dez, 2019 Sido Paulo - Brasil ERICK TORRICO p. 9-107 HACIA UNA NUEVA DEMOCRATIZACION ‘Transcurrido alrededor de medio siglo desde las febriles “décadas rebeldes” de 1960 y 1970, América Latina es otra vez el lugar en que se gesta, renovado, el pensamiento transformador. En esos afios, cuando todavia el proceso revolucionario cubano se en- contraba en sus inicios socialistas, la marca regional estuvo dada también por la incursién en la escena pitblica de la Teoria de la Dependencia (1969), la Pedagogia del Oprimido (1970), la Teologia de la Liberacién (1971), la ya nombrada Comunicologia de Liberacién (1976) y la Filosofia de la Liberacién (1977), un conjunto tebrico-politico multidisciplinario (cf, Cardoso & Faletto, 1983; Dussel, 1996; Freire, 1970/1981; y Gutiérrez, 1971) de alta irradiacién e influencia que se ocupé de examinar tanto la situacién general subordinada de la regién como las condiciones de inequidad existentes dentro de cada realidad nacional. La etapa de (re)democratizacién politica que vino después (desde 1978) amainé las intensas tensiones del lapso dictatorial precedente y poco a poco, junto ala ola globalizadora, dela tecnocracia y el libre mercado, la conflictividad tendié a alejarse del poder y de las clases como objeto de referencia, mientras el propio debate sobre los asuntos colectivos se disipaba o se trasladaba a un remozado ambito de interés: el micro-social®. La democracia electoral trajo consigo una despolitizacién de los problemas y de la accién social al tiempo que el boom tecnolégico y las cuestiones ambientales o de la diversidad cul- tural y el género se instalaron como preocupaciones de sectores ciudadanos y fueron el foco de algunas politicas puiblicas. Los efectos en el incremento de la concentracién de la riqueza y la agudi- zacién de las desigualdades que para comienzos del nuevo siglo trajo en varios paises del 4rea la aplicacién del programa de ajuste estructural, redundaron incluso desde mediados de los afios noventa en beneficio de un grupo de go- biernos surgidos de elecciones y calificados como “progresistas” Sustitutos de los que abanderaron el neoliberalismo, al cabo de unos afios, estos regimenes no lograron dar evidencia de los cambios politico-econémicos que habian anunciado y comenzaron a ser removidos también por la via electoral. En la actualidad, en Venezuela, Nicaragua y Bolivia, resabios de lo que fue Mamado el “giro a la izquierda” (Arditi, 2009), la colocacién y los privilegios de las élites econémico-politicas tradicionales y de otras de reciente origen han sido confirmados por las decisiones legales y econémicas que fueron adoptadas por los gobiernos de tales paises, esquemas que han desarrollado dispositivos de poder cuyo objetivo primordial es su reproduccién endogamica y de larga duracién. En este propésito, los propios recursos de la democracia ~ en particular -N#3. setiidez, 2019 Sao Paulo Brasil ERICK TORRICO_p. 89-107 “Como sala Mays Siva (2011),

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