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Aprendiendo

a ser ciudadanos
Autoría:
Ma Ildefonsa –Marilde– García Suárez
Pilar Rodríguez Hidalgo

Proyecto y coordinación
Ma Ildefonsa –Marilde– García Suárez

Coordinación:
Servicio de Innovación y Apoyo a la Acción Educativa.
Área de Formación del Profesorado e Innovación

Edita: Consejería de Educación y Ciencia.


Dirección General de Ordenación Académica e Innovación .
Servicio de Innovación y Apoyo a la Acción educativa
Diseño y maquetación: González imás
Impresión: Gráficas Eujoa
ISBN: 978-84-690-5585-4
Depósito Legal: AS- 02659-2007
© 2007 Consejería de Educación y Ciencia. Dirección General de Ordenación Académica e Innovación

La reproducción de fragmentos de las obras escritas que se emplean en los diferentes documentos de esta publicación se acogen a lo establecido
en el artículo 32 (citas y reseñas) del Real Decreto Legislativo 1/1.996, de 12 de abril, modificado por la Ley 23/2006, de 7 de julio, «Cita e ilustración
de la enseñanza», puesto que «se trata de obras de naturaleza escrita, sonora o audiovisual que han sido extraídas de documentos ya divulgados
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d
Materiales didácticos de aula
Secundaria

Aprendiendo
a ser ciudadanos
Cultura constitucional
INDICE

7 Fomentar la cultura constitucional.


Mª Ildefonsa –Marilde– García Suárez

11 La formación de ciudadanos responsables en La Ley Orgánica de Educación

15 Los orígenes del constitucionalismo moderno


Mª Ildefonsa –Marilde– García Suárez

23 Constituciones españolas anteriores a la de 1978:


Circunstancias de su implantación y análisis de los principios más significativos
Pilar Rodríguez Hidalgo
INDICE

38 Una aproximación a la Constitución Española de 1978


Mª Ildefonsa –Marilde– García Suárez
I Circunstancias de su implantación 39
II Estructura de la constitución 44
III Preámbulo 46
IV Artículos a destacar 47

57 Anexos
Vocabulario Constitucional básico 57
Declaración de Gredos 57
Textos complementarios 59
Cuadro comparativo de las Constituciones españolas 61
E
Aprendiendo a ser ciudadanos

Fomentar
la cultura constitucional

E E
l proceso de transición política de la Dictadura Fran-
quista a la España Democrática vivido por nuestro
país fue un modelo de concordia, de afán por superar
los enfrentamientos y la falta de libertades e instaurar un
sistema de convivencia basado en las libertades públicas y
en el respeto mayoritario por las formas de la democracia
política. Sin duda, el elemento que mejor resume y refleja
dicho afán es la Constitución de 1978 que, por ello y no en
vano, fue llamada del consenso; una Constitución flexible y
plural, capaz de prestar servicios con gobiernos progresistas
y gobiernos conservadores.

Al día de hoy, a punto de cumplir los veintinueve años de


aquella efeméride, en amplios sectores de la sociedad espa-
ñola se está perdiendo la «conciencia constitucional» o, lo
que es mucho más grave, muchos ciudadanos desconocen
absolutamente la actual Constitución española, lo que signifi-
ca, lo que en ella se dice. No es exagerado decir que urge
fomentar la cultura constitucional, que es necesario educar a
la sociedad en la Constitución y qué mejor que empezar por
nuestros adolescentes, lo que, además, supondría dar cum-
plimiento a objetivos señalados en la propia normativa en
materia de educación.

La Ley Orgánica de Educación señala entre sus objetivos el


afianzar «...los derechos humanos como valores comunes de
una sociedad plural y prepararse para el ejercicio de la ciuda-
danía democrática».

7
Fomentar la cultura constitucional

Pero la democracia, la práctica de la ciudadanía democráti-


ca y todo lo que ello comporta, es más compleja de lo que
a simple vista puede parecer y merece ser aprendida. El
instrumento para llegar a tal conocimiento es la Constitu-
ción, tanto su parte dogmática como su parte organizativa.

La parte dogmática se corresponde con el TÍTULO PRELIMINAR,


que contiene los valores fundamentales que deben inspirar al
resto de la Constitución, y con el TITULO I, el de los Derechos
y Deberes.

El hecho de que los redactores de nuestra Ley fundamental


hayan colocado los Derechos y Deberes precisamente en el
TÍTULO I, ocupando por lo tanto un lugar de privilegio en el
texto, esto habla por sí sólo de la importancia que se les
otorga. Este título, directamente inspirado en la Declaración
Universal de Derechos Humanos, y las normas que en él se
contemplan rigen la convivencia democrática de todos los
españoles desde 1978. Esto puede y debe ser asimilado por
los niños y niñas ya desde edades muy tempranas.

Nuestra norma máxima, además de establecer los principios


fundamentales del sistema democrático español, a partir del
TITULO II fija su entramado organizativo: determina cuáles
son los poderes públicos y regula los mecanismos básicos
de su funcionamiento, prestando especial atención a las
relaciones entre éstos y los ciudadanos, y marca las líneas
básicas de la organización territorial de Estado. La Constitu-
ción se cuida también de velar por el cumplimiento de las
normas en ella establecidas y para ello establece la existencia
del Tribunal Constitucional, auténtico guardián de nuestra
Norma Máxima. Y también contempla la posibilidad de su
modificación en el TITULO X. Por todo ello, poner este cono-
cimiento al alcance de nuestros alumnos es imprescindible
para su formación como ciudadanos responsables. Es
necesario que el conocimiento de la Constitución de 1978
forme parte del bagaje de saberes de los chicos y chicas
que finalizan la enseñanza secundaria obligatoria.

8
Aprendiendo a ser ciudadanos

En junio de 1977 la revista historia 16 sacó a la luz un número


extraordinario monográfico que con el título «Los 9 entierros
de la democracia. España (1814-1975)» iniciaba su introduc-
ción con las siguientes palabras: Nueve veces la enterraron y
otras tantas resucitó. Y líneas abajo aseveraba: En estos difíci-
les momentos de la historia nacional, cuando obstinadamente
nos encaminamos de nuevo hacia fórmulas de libertad y demo-
cracia, es interesante echar una mirada atrás y leer desapasio-
nadamente cómo nació y cómo fue enterrada nueve veces la
democracia española en el último siglo y medio.

Consolidado el proceso que se iniciaba en aquel 1977, consi-


deramos que sigue siendo importante conocer y tener pre-
sente las circunstancias de la implantación y los principios
más significativos de las anteriores Constituciones españolas,
de ahí que antepongamos a nuestra Aproximación a la Cons-
titución Española de 1978 un somero recorrido por la historia
constitucional de nuestro país.

Pero procede ir más atrás en el tiempo y encuadrar los inicios


del proceso constitucional y democrático español en el con-
texto de la civilización occidental al que España pertenece, de
ahí la exposición de los hitos más significativos de los oríge-
nes del constitucionalismo moderno que nos ayudan a com-
prender el origen y el significado del sistema democrático, en
el que la conquista de los derechos humanos constituye un
capítulo no sólo fundamental, sino imprescindible.

9
L
Aprendiendo a ser ciudadanos

La formación
de ciudadanos responsables en la
Ley Orgánica de Educación

L L
a Ley Orgánica de Educación concede especial importancia a la formación de ciuda-
danos responsables y así lo expresa en su exposición de motivos cuando dice: «Fo-
mentar el aprendizaje a lo largo de toda la vida implica, ante todo, proporcionar a los
jóvenes una educación completa, que abarque los conocimientos y las competencias básicas
que resultan necesarias en la sociedad actual, que les permita desarrollar los valores que
sustentan la práctica de la ciudadanía democrática, la vida en común y la cohesión social, que
estimule en ellos y ellas el deseo de seguir aprendiendo y la capacidad de aprender por si
mismos...».
Y también en los siguientes artículos:

TÍTULO PRELIMINAR
Capítulo I. Principios y fines de la educación

Artículo 1. Principios
El sistema educativo español, configurado de acuerdo con los valores de la Constitución y
asentado en el respeto a los derechos y libertades reconocidos en ella, se inspira en los
siguientes principios:
c) La transmisión y puesta en práctica de valores que favorezcan la libertad personal, la res-
ponsabilidad, la ciudadanía democrática, la solidaridad, la tolerancia, la igualdad, el respeto y
la justicia y que ayuden a superar cualquier tipo de discriminación.

Artículo 2. Fines
El sistema educativo español se orientará a la consecución de los siguientes fines:
b) La educación en el respeto de los derechos y libertades fundamentales, en la igualdad de
derechos y oportunidades entre hombres y mujeres y en la igualdad de trato y no discrimina-
ción de las personas con discapacidad.
c) La educación en el ejercicio de la tolerancia y de la libertad dentro de los principios demo-
cráticos de convivencia, así como en la prevención de conflictos y la resolución pacífica de los
mismos.

11
La formación de ciudadanos responsables en la Ley Orgánica de Educación

e) La formación para la paz, el respeto a los derechos humanos, la vida en común, la cohesión
social, la cooperación y solidaridad entre los pueblos.
k) La preparación para el ejercicio de la ciudadanía y para la participación activa en la vida
económica, social y cultural, con actitud crítica y responsable y con capacidad de adaptación a
las situaciones cambiantes de la sociedad del conocimiento.

TÍTULO I
Capítulo III. Educación Secundaria Obligatoria

Artículo 22. Principios generales.


2. La finalidad de la educación secundaria obligatoria es transmitir a los alumnos los elementos
básicos de la cultura, especialmente en sus aspectos humanístico, artístico, científico y tecno-
lógico; desarrollar y consolidar en ellos hábitos de estudio y de trabajo; prepararles para su
incorporación a estudios posteriores y para su inserción laboral y formarlos para el ejercicio de
sus derechos y obligaciones en la vida como ciudadanos.

Artículo 23. Objetivos.


La educación secundaria obligatoria contribuirá a desarrollar en los alumnos y las alumnas las
capacidades que les permitan:
a) Asumir responsablemente sus deberes, conocer y ejercer sus derechos en el respeto a los
demás, practicar la tolerancia, la cooperación y la solidaridad entre las personas y grupos,
ejercitarse en el diálogo afianzando los derechos humanos como valores comunes de una
sociedad plural y prepararse para el ejercicio de la ciudadanía democrática.
c) Valorar y respetar la diferencia de sexos y la igualdad de derechos y oportunidades entre
ellos. Rechazar los estereotipos que supongan discriminación entre hombres y mujeres.
d) Fortalecer sus capacidades afectivas en todos los ámbitos de la personalidad y en sus
relaciones con los demás, así como rechazar la violencia, los prejuicios de cualquier tipo, los
comportamientos sexistas y resolver pacíficamente los conflictos.
i) Conocer, valorar y respetar los aspectos básicos de la cultura y la historia propias y de los
demás, así como el patrimonio artístico y cultural.

Artículo 24. Organización de los cursos primero, segundo y tercero


3. En uno de los tres primeros cursos los alumnos cursarán la materia de educación para la
ciudadanía y los derechos humanos en la que se prestará especial atención a la igualdad entre
hombres y mujeres.
7. Sin perjuicio de su tratamiento específico en algunas de las materias de la etapa... y la edu-

12
Aprendiendo a ser ciudadanos

cación en valores se trabajarán en todas las áreas.


Artículo 25. Organización de cuarto curso
4. En la materia de educación ético-cívica se prestará especial atención a la igualdad entre
hombres y mujeres.
5. Sin perjuicio de su tratamiento específico en algunas de las materias de este curso... y la
educación en valores se trabajarán en todas las áreas.

Capítulo IV. Bachillerato

Artículo 32. Principios generales


1. El bachillerato tiene como finalidad proporcionar a los alumnos formación, madurez intelec-
tual y humana, conocimientos y habilidades que les permitan desarrollar funciones sociales e
incorporarse a la vida activa con responsabilidad y competencia...

Artículo 33. Objetivos


El bachillerato contribuirá a desarrollar en los alumnos y las alumnas las capacidades que les
permitan:
a) Ejercer la ciudadanía democrática, desde una perspectiva global, y adquirir una conciencia
cívica responsable, inspirada por los valores de la Constitución española así como por los
derechos humanos, que fomente la corresponsabilidad en la construcción de una sociedad
justa y equitativa.
b) Consolidar una madurez personal y social que les permita actuar de forma responsable y
autónoma y desarrollar su espíritu crítico. Prever y resolver pacíficamente los conflictos perso-
nales, familiares y sociales.
c) Fomentar la igualdad efectiva de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres, anali-
zar y valorar críticamente las desigualdades existentes e impulsar la igualdad real y la no discri-
minación de las personas con discapacidad.

Artículo 34. Organización.


6. Las materias comunes del bachillerato serán las siguientes:
(entre otras) Filosofía y ciudadanía.

13
E
Aprendiendo a ser ciudadanos

Los orígenes
del constitucionalismo moderno

E E
l concepto clásico de Constitución política como orden de una comunidad y norma
fundamental organizadora superior a las leyes ya apareció en Aristóteles. Por razones
políticas el concepto experimentó transformaciones a través de varias fases históricas.
La lucha por las libertades medievales (cartas, fueros), las teorías iusnaturalistas del «contrato
social» y los pactos coloniales preludian el movimiento constitucionalista liberal de los siglos
XVIII y XIX, para el cual la garantía de los derechos estriba en un documento escrito, con
carácter fundamental de “superley” y que tiene un contenido específico (equilibrio de poderes
y declaración de derechos y libertades fundamentales).
La historia del constitucionalismo está ligada a la del sistema parlamentario: sistema de orga-
nización política en el que el parlamento posee el ejercicio exclusivo del poder legislativo y la
fiscalización de la actuación del gobierno, cuyos miembros son solidariamente responsables
ante él o ante una de sus cámaras.
Este sistema, en el que se pueden distinguir diferentes etapas, tuvo su aparición en Inglaterra y
Países Bajos, al compás de las revoluciones liberal-burguesas. Las revoluciones americana y
francesa iniciaron su segunda etapa, en la cual el parlamentarismo encontró su base en la
existencia de una carta escrita.

SIGLO XVII EN INGLATERRA

El parlamentarismo inglés:
Habeas Corpus Act (1679)
Declaración de Derechos de 1689

El rey está sometido a leyes y el sujeto de la soberanía es el pueblo: estos son los principios de la
Declaración de Derechos que Guillermo III fue obligado a firmar en 1689 para acceder al trono. Este
documento ha sido reconocido como la primera declaración del liberalismo moderno y culmina un
proceso iniciado en 1213, cuando Juan sin Tierra empezó a limitar algunos poderes como soberano.

15
Los orígenes del constitucionalismo moderno

Locke.- «Dos tratados del Gobierno Civil» (1690):

La separación de los poderes legislativo y judicial


De Locke, que fue inspirador de la doctrina de la Declaración de Derechos de 1689 y está conside-
rado como padre del individualismo liberal, es esta afirmación: «Sería provocar una tentación
demasiado fuerte para la fragilidad humana, sujeta a la ambición, confiar a aquellos mismos
que tienen ya el poder de hacer las leyes el de hacerlas ejecutar».

Identificación de libertad y propiedad


Y también de Locke es la teoría de que el hombre es un ser razonable y la libertad y la propiedad
son inseparables de la felicidad. No hay felicidad sin garantías políticas y no hay política cuyo fin
no sea entender una felicidad razonable.
Dice que la propiedad privada existe en el estado de naturaleza que es anterior a la sociedad civil y
que es para garantizar la propiedad por lo que los hombres salen del estado de naturaleza y cons-
tituyen una sociedad civil «cuyo fin principal es la conservación de la propiedad». «El gobierno
escribe así mismo Locke no tiene más fin que la conservación de la propiedad».

EL SIGLO XVIII

El siglo XVIII, el llamado “siglo de las luces”, el de la Ilustración y la Enciclopedia, fue un siglo
de cambios profundos en todos los aspectos de la vida del hombre –económico, social, políti-
co, cultural–, de tal modo que supuso el fin de una época y el principio de otra. En él germina-
ron los principios del liberalismo político que a partir del siglo XIX darían paso a las monarquías
parlamentarias constitucionales.
Montesquieu. «El espíritu de las leyes» (1748):
La división de poderes
Rousseau.- «El contrato social»(1762):
Identificación de libertad e igualdad
Soberanía popular

Rousseau definió el contrato social como fruto de un pacto entre todos los ciudadanos y planteó el
principio de la soberanía nacional, según el cual el poder emana del libre consentimiento de todos
los ciudadanos, expresado mediante el voto.

La Ilustración fue un movimiento cosmopolita y antinacionalista con numerosos representantes


en otros países. Kant en Alemania, David Hume en Escocia, Cesare Beccaria en Italia y
Benjamín Franklin y Thomas Jefferson en las colonias británicas mantuvieron un estrecho con-
tacto con los ilustrados franceses y fueron importantes exponentes del movimiento. La
Ilustración penetró también en España y en los dominios españoles de América. Las ideas de
estos teóricos de los siglos XVII y XVIII serán el germen del pensamiento político liberal, inspira-
dor de procesos revolucionarios dentro y fuera de Europa. El liberalismo se acabará imponien-
do en la Europa del siglo XIX
En la «Historia de las ideas políticas» (1961) de Jean Touchard se lee: La revolución americana
es, en el siglo XVIII, el primer ejemplo de una revolución triunfante. Esto le confiere una gran impor-
tancia para la historia de las ideas políticas. Señala el paso de la especulación a la acción. Ofrece una
referencia y presenta un modelo.

16
Aprendiendo a ser ciudadanos

La Independencia de los Estados Unidos de América del Norte, primera revolu-


ción liberal:
Declaración de Derechos de Virginia de 1776
Declaración de Independencia de 4 de julio de 1776 (su preámbulo fue escrito por
Thomas Jefferson)
Constitución de 1787, primera Constitución escrita de la Historia
La independencia de las Trece Colonias que la corona británica poseía en la costa este de
América del Norte tuvo lugar entre 1776 y 1783. El proceso se inició con la proclamación de la
Declaración de Derechos de Virginia y la Declaración de Independencia, decisión tomada
en Filadelfia el 4 de julio de 1776. El nuevo sistema político liberal, cuyos principios básicos
están recogidos en ambos documentos, se fue creando al mismo tiempo que se desarrollaba
la guerra de Independencia. En su primera fase once de los trece Estados redactaron sus
propias Constituciones inspiradas en los principios de la Declaración de Virginia. El resultado
final, tras un largo debate sobre el modelo político, fue la aprobación de una Constitución en
1787, que suponía la primera plasmación práctica de los principios de liberalismo político
contemporáneo.

Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América (1776)

L a historia del actual rey de Gran Bretaña es una


historia de repetidas injurias y usurpaciones
que tienen todas como directo objetivo el establecimien-
to de una tiranía absoluta sobre estos Estados [...]

Nosotros, por tanto, representantes de los Estados


Unidos de América reunidos en Congreso general ape-
lando al supremo Juez del mundo de la rectitud de
nuestras intenciones, en el nombre y por la autoridad
del pueblo de estas Colonias unidas son y de derecho
deben ser, Estados libres e Independientes que se
consideran libres de toda unión a la Corona británica, y
que toda conexión política entre ellas es y debe ser
totalmente disuelta; y que como Estados libres e
Independientes, tienen pleno derecho a declarar la
guerra, concertar la paz, contraer alianzas, establecer
comercio y hacer todos los otros actos que los Estados
independientes pueden hacer por derecho. Y, para
ayuda de esta declaración, con una firme confianza en la
protección de la divina Providencia, empeñamos mutua- Documento de la Declaración de Independencia
mente nuestras vidas, nuestras fortunas, nuestro honor. de los Estados Unidos.

17
Los orígenes del constitucionalismo moderno

Sello de Virginia

Declaración de Derechos de Virginia de(1776)


1.- Todas las personas han nacido libres, iguales e independientes.
2.- Todo poder reside en el pueblo, y por consiguiente deriva de él; los magistrados son
sus delegados y sirvientes y en cualquier ocasión son responsables ante aquél. (Soberanía
popular).
3.- El gobierno está o debe estar instituido para el beneficio, protección y seguridad
común; de las distintas formas o modos de gobierno la mejor es la que sea capaz de
producir el mayor grado de felicidad y seguridad, y la más segura contra el peligro de la
mala administración: cuando cualquier gobierno sea inadecuado o contrario a estos
propósitos, la mayoría de la comunidad tiene un indudable, inalienable e inquebrantable
derecho a reformarlo, alterarlo o abolirlo en la forma que se juzgue mas conveniente para
la seguridad política.
5.- Los poderes legislativo y ejecutivo del estado deben separarse y distinguirse del
judicial. (División de poderes).
6.- Las elecciones de miembros que actúen como representantes del pueblo en la
Asamblea deben ser libres.
11.- En las controversias que se refieren a la propiedad y en los litigios entre los hombres,
es preferible a cualquier otro el antiguo juicio mediante jurado, que debe considerarse
sagrado.
12.- La libertad de imprenta es uno de los grandes baluartes de la libertad y no puede ser
restringido sino por gobiernos despóticos.
15.- Ningún gobierno libre, ni los beneficios de la libertad, pueden conservarse en
ningún pueblo sino por una firme adhesión a la justicia, moderación, templanza,
austeridad y virtud, y mediante el frecuente recurso a los principios fundamentales.

La burguesía tiene el poder económico, pero no el político, y luchará contra la nobleza y contra la
concentración de poder de la monarquía absoluta; defenderá por encima de todo la igualdad
frente a la ley y confía en la Constitución como paso para una sociedad más justa y más libre. Se
apoya en Montesquieu y en Rousseau. Como acabamos de ver, fueron los recién creados Estados
Unidos de América del Norte los primeros que, a propuesta de su burguesía, decidieron recoger
por escrito la Constitución. Todo lo anterior se expandirá por Europa.

18
Aprendiendo a ser ciudadanos

La Revolución francesa:
Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789
Constitución de 1791; primera Constitución europea,
Constitución de 1793

Si la Constitución de 1791 ejemplificó los ideales del liberalismo político (separación de


poderes, soberanía nacional, igualdad legal, sufragio censitario, etc.), la Constitución de 1793
proclamaba el sufragio universal, aunque limitado a los hombres, y situaba el derecho a la
igualdad por encima del de la propiedad; fue esta Constitución jacobina la primera en incluir
derechos sociales como el trabajo, la instrucción o los medios de subsistencia para todos y
preveía un sistema de asistencia a la maternidad, la infancia, la vejez y la enfermedad.

La declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano

1. Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en


derechos. Las diferencias sociales no pueden tener otro
fundamento que la utilidad común.
2. El fin de toda asociación política es el mantenimiento
de los derechos naturales e imprescriptibles del
hombre. Estos derechos son la libertad, la propiedad, la
seguridad y la resistencia a la opresión.
3. El pricipio de toda soberanía reside esencialmente
en la nación. (...)
(...) 6. La ley es la expresión de la voluntad general.(...)
La ley debe ser igual para todos, tanto para proteger
como para castigar.
(...) 9. Todo hombre sera considerado inocente hasta
que haya sido declarado culpable. (...)
10. Nadie debe ser perseguido por sus opiniones,
incluso religiosas (...)
11. La libre comunicación de los pensamientos y de las
opiniones es uno de los más preciosos derechos del
hombre (...)
(...) 16. La sociedad en la que la garantía de los Representación de la Declaración de los Derechos del Hombre y
derechos no está asegurada, ni la separación de los del Ciudadano de 1789

poderes determinada, no tiene constitución.

19
Los orígenes del constitucionalismo moderno

Olimpia de Gouges

Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana de


1791, escrita por Olimpia de Gouges

» La mujer nace libre y tiene los mismos derechos que el


hombre. Las diferencias sociales sólo han de fomentarse en
una utilidad común.
» La tiranía perpetua que el hombre le impone constituye
la única limitación al ejercicio de los derechos naturales de
la mujer. Es preciso que esta limitación sea reformada de
acuerdo con las leyes de la Naturaleza y de la razón.
» La ley ha de ser la expresión de la voluntad general: todos
los ciudadanos han de expresarla a través de sus
representantes.
» Nadie puede ser molestado por sus opiniones: si la mujer
tiene derecho a subir al patíbulo, también tiene derecho a
subir a la tribuna.
» Las contribuciones del hombre y de la mujer para el
mantenimiento de la fuerza pública y de la Administración
son iguales: la mujer participa en todos los trabajos y
servicios penosos: por lo tanto, ha de tener la misma
participación que el hombre en la distribución de cargos,
cargas, dignidades e industrias

20
Aprendiendo a ser ciudadanos

La Constitución de 1791

PODER EJECUTIVO PODER LEGISLATIVO PODER JUDICIAL

El Rey
( hereditario, elige y
revoca a sus ministros Tribunales
y tiene derecho de veto (departamentos
durante dos y distrituos)
Asamblea Nacional
legislaturas de todas
(345 diputados elegidos por 2
las leyes) años: repartidos por
departamentos)

Asamblea de Electores
(tienen por misión elegir a los
diputados del poder legislativo)

Asamblea Primaria
(elige un elector por cada cien
votantes) Jueces de paz
(municipios)

Elecciones por sufragio censitario

( sólo votan los ciudadanos que pagan contribución al censo, llamados “activos”)

21
L
L
Constituciones españolas anteriores a la de 1978: Circunstancias de su implantación y análisis de los principios más significativos

Constitución de
1812
CIRCUNSTANCIAS DE SU IMPLANTACIÓN
En Mayo de 1809, se inició el proceso que culminaría en
la reunión de Cortes, dejando la Junta Suprema de
Defensa a éstas la tarea de transformar el Estado y la
sociedad del Antiguo Régimen. En este periodo (1808-
1814), España mantenía una dualidad de poderes donde
convivieron traumáticamente los partidarios de la solu-
ción oficial encabezada por el rey José I, hermano de
Napoleón Bonaparte, y un pueblo alzado en armas con-
tra el invasor francés.
Antes de inaugurar las Cortes, en septiembre de 1810, ya
se habían clarificado dos posturas políticas: la primera
fue llamada la de los «jovellanistas», influidos por el cons-
titucionalismo británico, partidarios de la instauración de
dos cámaras; la segunda, esgrimida por los denomina-
dos «revolucionarios» (más tarde llamados también liberales), era partidaria de una cámara
única que se encargase de redactar una constitución al modo de la Asamblea Nacional
Constituyente francesa.
A pesar de los impedimentos del Consejo de Regencia, la Junta Central convoca en 1810
Cortes en Cádiz, libre de la ocupación francesa. En la primera sesión, el 24 de septiembre, se
reúnen de forma provisional en un teatro situado en la Isla de León (San Fernando, Cádiz) entre
el alboroto de los espectadores y el bombardeo de la artillería y Muñoz Torrero anunció el obje-
tivo general de la Cámara: construir un nuevo régimen político y poner los cimientos de un
nuevo Estado, el Estado Liberal. Meses más tarde se trasladarían a Cádiz (24 de febrero de
1811), a la iglesia de San Felipe Neri, donde proseguirían las sesiones.
Al estar Cádiz sitiada, no pudieron acudir numerosos representantes de las provincias, siendo
sustituidos por miembros de la burguesía gaditana. Reunidos en una única cámara, el día de
San José de 1812, los diputados de Cádiz aprobaron una Constitución, la primera de la historia
de España, que resumía su labor legisladora y aparecía como el máximo exponente de las
ideas y el lenguaje del liberalismo español.
Los legisladores gaditanos regularon hasta el detalle todas las cuestiones relacionadas con la
vida política y los derechos de los ciudadanos. En su elaboración se recogen ideas de variada
procedencia: de un lado, la ideología de la ilustración, el derecho natural del Siglo XVIII, el
constitucionalismo fundamentado en la tradición histórica; de otro, el reformismo radical de la
época. Los hombres de Cádiz crean la estructura jurídica correspondiente a una sociedad
burguesa.
Las Cortes permanecieron reunidas durante tres años, desde su apertura en septiembre de
1810 hasta su clausura el 14 de septiembre de 1813. A la Constitución de Cádiz ni la guerra ni
Fernando VII le dieron tiempo para implantar sus reformas. No obstante, años después, otros
textos, inspirados en ella, se encargarían de hacer avanzar la sociedad española en la conquis-
ta de sus derechos individuales y colectivos.

24
Aprendiendo a ser ciudadanos

ANÁLISIS DE LOS PRINCIPIOS MÁS SIGNIFICATIVOS


Representación en Cortes. En las Cortes medievales había una representación de tipo
estamental; con la revolución francesa, este tipo de representación desaparece. En las Cortes
de Cádiz, se defendió por primera vez el carácter inorgánico proporcional a la población, que
identificaba a los diputados a Cortes con los intereses generales y no con los de un estamento
concreto. En España, al igual que en Francia, los Diputados serán representantes de la nación
y crearán con sus opiniones la voluntad nacional.
Art. 27 / 132: Las Cortes de Cádiz son unicamerales, se intenta mantener con ella la unidad de
la nación y de criterios a la hora de elaborar el texto constitucional, evitando así también la
segunda reflexión que se podría hacer en una segunda cámara que siempre sería más conser-
vadora.
Art. 91 / 92: El sufragio es sólo universal para los electores, son electores los mayores de vein-
ticinco años, pero sólo son elegibles aquellos que cubran unos determinados censos econó-
micos, con lo cual para estos últimos es censitario. El objetivo es garantizar cierto carácter
"burgués" de los Diputados. Aunque se reguló mediante un sistema indirecto cuatro grados
(electores de parroquia, de partido, de provincia y diputados) que desvirtuaba en parte la
generalidad del proceso, supuso un vuelco transcendental con el pasado.
Soberanía nacional: La soberanía reside en la Nación, Art. 3. Es una forma de legitimar todo
el proceso "revolucionario" que se ha desarrollado en el país con la aparición de las Juntas.
Este fue un punto polémico en las Cortes ya que había diferentes posturas:
1º Los que deseaban una soberanía nacional.
2º El grupo que deseaba una soberanía compartida por las Cortes y el Rey.
3º Los absolutistas que rechazaban por completo la idea y quieren que la soberanía resida
sólo en el Rey.

Juramento de los diputados de las Cortes de Cádiz

25
Constituciones españolas anteriores a la de 1978: Circunstancias de su implantación y análisis de los principios más significativos

División de poderes: Se justifica esta división ya que es una forma de garantizar la libertad,
la justicia, la prosperidad y que no se garantizan cuando los poderes residen en una sola
mano. Art. 15/16/17.
En la Constitución de 1812, al igual que en la francesa de 1791 y en la Constitución Americana,
se realiza una interpretación rigurosa de este principio. Los poderes no sólo están divididos,
sino que también aparecen separados, sin ningún tipo de interferencias (incompatibilidad entre
el cargo de diputado y el de secretario de Despacho, equivalente a ministro). El que el Rey
pueda elegir a sus ministros pero no entre los diputados, intenta evitar un conflicto de intereses.
Art. 170/222. Poderes del Rey: el Rey lo es por la gracia de Dios y por la Constitución con lo
cual se encuentra supeditado a la misma y debe jurar cumplirla. Tiene poderes ejecutivos, Art.
16 y ciertos legislativos, Art. 142, con la posibilidad de no sancionar una ley, Art. 147.
El Rey, además, puede conceder honores, mandar ejércitos, designar cargos civiles y militares
y dirigir las funciones diplomáticas.
Derechos individuales: Esta proclamación no se había realizado de forma individualizada
como en Francia o Estados Unidos y aunque no aparece como tal, la vemos a lo largo del
articulado: El Art. 4º garantiza los Derechos Humanos de forma global, los Art.247/258/302/303
garantizan la igualdad ante la ley y se preocupan de regular los derechos de los detenidos, el
Art. 339 habla de la igualdad contributiva, los Art. 366 y 368 garantizan el derecho a la educa-
ción, el art.371 garantiza la libertad de expresión y pensamiento.

Estatuto Real de
1834
CIRCUNSTANCIAS DE SU IMPLANTACIÓN
A la muerte de Fernando VII, y al ser la reina menor de edad, su esposa Mª Cristina ejerció la
regencia hasta su renuncia siete años más tarde. Esta regencia duró exactamente lo que la Pri-
mera Guerra Carlista, pero no fue una simple coincidencia. La regente intentó frenar el proceso
de implantación del liberalismo, ante el cual había cedido sólo por no disponer de otros
medios para defender los derechos de su hija. Efectivamente, sin el apoyo de la mayor parte
del ejército de tendencia liberal, tanto ella como su hija, habrían sido desposeídas del trono.
Se crean las bases del nuevo Estado liberal. Primero hay un periodo de transición al liberalis-
mo, posible por el pacto entre los antiguos grupos dominantes y las fuerzas sociales liberales.
Quedan consolidadas las dos corrientes del liberalismo: una conservadora y otra radical, que
desembocan en el partido moderado y en el partido progresista, respectivamente. A partir de
1836, triunfa la revolución liberal.
La Corona se convirtió en el factor decisivo del proceso político. La regente Mª Cristina creyó
contentar a los liberales con la promulgación de un Estatuto Real preparado en 1834 por Martí-
nez de la Rosa y con este nombramiento, se introdujo un «respetable sistema constitucional»,
apoyado tanto por liberales como por absolutistas. El nuevo ministro una vez que se dio cuenta
de que era imposible acuerdo alguno con los carlistas, intentó lograr un equilibrio entre las ten-
dencias de los pocos liberales que se habían ofrecido a ayudar a Mª Cristina para comenzar a
andar por la nueva senda liberal. Este Estatuto no era propiamente una Constitución, sino una

26
Aprendiendo a ser ciudadanos

Carta otorgada a la vieja usanza mediante la cual la Corona se desprendía de algunas atribu-
ciones en un alarde altruista impulsado por la adversidad circundante.
El estatuto provocó la división de los liberales en dos grupos: los que aceptaban la situación
que acababa de producirse (moderados) y los que reivindicaban una constitución emanada
del pueblo, cuyo punto de referencia no era otro que la Constitución de 1812 (progresistas).

ANÁLISIS DE LOS PRINCIPIOS MÁS SIGNIFICATIVOS


Representación en Cortes: su estructuración, en este caso y en nombre de la moderación
es bicameral, Art.2, quedando la Cámara Única doceañista olvidada hasta la Constitución de
1931. La Cámara Superior, la de los Próceres, de elección real, sería hereditaria y estaría com-
puesta por la alta jerarquía eclesiástica, alta nobleza, altos cargos militares, alta burguesía, un
número indeterminado de políticos y los intelectuales, siempre que tuviesen una renta anual de
sesenta mil reales. La otra Cámara, la de los Procuradores del Reino, sería elegida por un res-
tringido sufragio censitario que reduciría el nú-mero de votantes al 0,15% de la población espa-
ñola. Art. 3/6/ 7/12/13.
Soberanía real: Se niega el principio de soberanía nacional y establece una solución que
será recogida por la Constitución moderada del 45 y por la del 76: la Soberanía corresponde
por tradición histórica a las Cortes con el Rey. El Estatuto da amplias prerrogativas a la Corona
con lo cual la actividad legislativa de las cámaras queda prácticamente anulada.
Poderes: se hace una interpretación flexible de la separación de poderes, estableciendo pun-
tos de contacto de forma que se auxiliarán, pero no regulaba los poderes del Rey ni del
Gobierno.
El monarca, sin que las Cortes intervinieran, se limitaba a consentir a su lado a otros poderes
del Estado, La Corona es la principal institución del Estado, aún teniendo que compartir el
poder con el resto de las instituciones creadas. El Estatuto atribuye al Rey una serie de pode-
res que en realidad son ejercidos por los ministros, limitándose la Corona a prestar su asenta-
miento formal a las decisiones del ministerio. Al rey corresponde el nombramiento de próceres,
la iniciativa legal y la sanción de las leyes.
Reservada la iniciativa legislativa exclusivamente a la Corona, la única acción que las Cortes
podían ejercer por sí mismas
era el Derecho de petición, este
se convirtió en el principal ins-
trumento de la actividad política
de la cámara. Las Cortes
desempeñaban así mismo, fun-
ciones financieras con la apro-
bación de presupuestos, judi-
ciales al exigir responsabilida-
des a los ministros y políticas
con la jura del heredero o el
conocimiento de los asuntos
más importantes del Estado.
Derechos individuales: al
ser una «Constitución» incom-
pleta no recogía declaración
alguna sobre los derechos de La Regente inaugura el estamento de Próceres el 24 de julio de 1834
los individuos.

27
Constituciones españolas anteriores a la de 1978: Circunstancias de su implantación y análisis de los principios más significativos

Constitución de
1837
CIRCUNSTANCIAS DE SU IMPLANTACIÓN
Una buena parte de los liberales no estaba dispuesta a transigir
con un modelo tan restrictivo como el diseñado por el estatuto
en un momento de debilidad de la Corona. Los progresistas no
reconocen el sistema político del Estatuto y eligen la acción
revolucionaria para derribarlo. Las juntas que se forman, apo-
yadas por la milicia urbana, asumen el gobierno y presentan un
programa de reivindicaciones.
La posición de la regente dependía de un puñado de políticos y
de los apoyos que pudiese conseguir en el ejército, pero preci-
samente el ejército estaba descontento por el retraso de la La Regente Maria Cristina
paga y los suministros de las tropas del Norte. A la Corona no le
quedaba otra alternativa que poner al frente del gobierno a un progresista: Juan Álvarez Mendizá-
bal. La oposición a su programa liberal es muy fuerte y dimite a los seis meses.
Los progresistas reanudan la vía conspirativa ante la imposibilidad de cambiar el gobierno por la
vía parlamentaria. En 1835 se radicalizó y aceleró el proceso y los manifestantes revelaban la
hostilidad hacia el Estatuto Real, exigiendo la reforma de la ley electoral y la convocatoria de
nuevas cortes. En 1836 permanecía el clima de crispación provocado por la incertidumbre de la
guerra civil y por la situación desastrosa de la Hacienda. En julio y agosto se producen levanta-
mientos en las ciudades más importantes que culminan con el pronunciamiento de los sargentos
de la Granja, lo que obliga a la Regente Mª Cristina a proclamar la Constitución de 1812.
Con estos hechos de la guarnición de la Granja, finaliza la etapa de transición y se inicia la
revolución liberal, que consiste en la promulgación de la Constitución de 1837, elaborada por unas
Cortes que revisan la de 1812, y de una serie de leyes dirigidas a poner fin a las estructuras
socioeconómicas del antiguo régimen.

ANÁLISIS DE LOS PRINCIPIOS MÁS SIGNIFICATIVOS


Representación en Cortes. Los progresistas hicieron algunas concesiones al moderantismo
(mayoría en Cortes) como la estructura bicameral. El Senado lo elige el Rey de una triple lista
establecida por los electores. El Congreso de los Diputados es elegido por sufragio directo y
censitario. Se produjo una ampliación del derecho de voto al 2,2% de la población adulta.
Los progresistas tenían el apoyo de la Milicia Nacional y el de las clases medias de las principales
ciudades, pero esa clase media había sido excluida del voto a Cortes por el reducido sistema de
sufragio censitario. En las ciudades eran las autoridades municipales las que elaboraban los
censos y organizaban las elecciones para los ayuntamientos.
Los moderados anunciaron la aplicación de una Ley Municipal que iba a excluir a las clases
medias urbanas de derechos políticos por el simple artificio de elevar el nivel de renta necesario
para poder ejercitar el voto del sistema censitario. Además el Gobierno, a través de sus delega-
dos, los gobernadores provinciales, se atribuía el derecho a nombrar y destituir a los alcaldes. De
este modo, los progresistas quedaron imposibilitados para acceder al poder en los ayuntamien-

28
Aprendiendo a ser ciudadanos

tos, en las Cortes y en el gobierno.


Soberanía Nacional. Es un
elemento progresista que se so-
breentiende en el preámbulo, pero
no hay ningún artículo que lo pro-
clame explícitamente; sin embar-
go también se afirma que la potes-
tad de hacer la ley reside en las
Cortes con el Rey (Art. 12).
División de poderes. Aunque
se recoge el principio progresista
de la división, se reconoce una
decisiva intervención de la Corona
Mª Cristina firma el restablecimiento de la Constitución de 1812
en el sistema político, rasgo sus-
tancial del moderantismo político. Esta intencionada versatilidad de cara a las dos facciones libe-
rales, se unió a su flexibilidad en el procedimiento de reforma.
El Rey tiene la facultad de convocar, suspender y disolver el Congreso de los Diputados, nombrar
y separar libremente a sus ministros. Esta amplia participación se compensaba con la iniciativa
legislativa de las Cortes.
Derechos individuales: Los aspectos más progresistas de esta Constitución fueron los
referentes al establecimiento de una ley de imprenta que garantizaba la libertad de expresión, la
cual permite una mayor proliferación periodística que favorece a los progresistas; también se
introdujo una gran permisividad en el derecho de asociación. A esto se añade el poder otorgado a
los ayuntamientos y la institucionalización de la Milicia Nacional (creada por la Constitución de
Cádiz de 1812).

Constitución de
1845
CIRCUNSTANCIAS DE SU IMPLANTACIÓN
Tras unos meses de inestabilidad política, durante los cuales fue entronizada como reina de
España Isabel II, una vez que las Cortes acordasen adelantar la mayoría de edad legal para
gobernar, suben al poder los moderados y su hombre fuerte, el general Narváez. Se inicia la
llamada década moderada y la construcción del Estado liberal.
Ya en los últimos meses de 1843, los moderados comenzaron a desplazar a los progresistas del
poder. Al mismo tiempo, creció la opinión de que era hora de asentar el Estado sobre unas bases
firmes, reformando, entre otras medidas, la Constitución de 1837, entonces en vigor. Cuando
Narváez llegó a la presidencia del gobierno, en mayo de 1844, inició una serie de reformas que
limitaban las libertades propuestas por los progresistas, robusteciendo el poder de la Corona y
organizando una administración centralista.
La subida de los moderados al poder, significó, a nivel internacional, una ruptura del aislamien-
to, en el cual se había mantenido España como consecuencia de las luchas civiles del reinado
anterior. En este sentido se desarrolló una gran ofensiva diplomática para que se reconociera
al nuevo gobierno, dirigida a dos cuestiones principales: Roma (firma del Concordato de 1851)

29
Constituciones españolas anteriores a la de 1978: Circunstancias de su implantación y análisis de los principios más significativos

y la Viena de la Restauración, que hasta la caída de Metternich no consumó la aceptación de la


monarquía isabelina.

ANÁLISIS DE LOS PRINCIPIOS MÁS SIGNIFICATIVOS


Representación en Cortes. Redujo la participación electoral al 1% de la población española
del momento, restringiendo el sufragio para la elección de diputados y aumentando el nivel de
renta para los electores y elegibles. El mundo de la propiedad y la capacidad quedaba consa-
grado, fuera quedan la burguesía media y baja de las ciudades y la mayoría campesina.
Las Cortes las componen el Senado, de carácter conservador (ilimitado, vitalicio y designado
por el rey) y el Congreso de los Diputados, elegidos según la ley electoral de 1846, por sufragio
directo y censitario. Desapareció la preeminencia del Congreso sobre el Senado en legislación
financiera.
Soberanía compartida entre la Reina y las Cortes, Art. 12. Su preámbulo contenía dos
principios fundamentales: se negaba que la soberanía nacional residía en el pueblo y se afir-
maba que dicha soberanía era dual, compartida entre el Rey y las Cortes (en cuanto represen-
tantes del pueblo) tal como había sido a lo largo de la historia. El monarca amplía mucho su
poder respecto a la Constitución de 1837 reforzando su papel ejecutivo y añadiendo compe-
tencias legislativas de cariz decisorio. Se limitó la convocatoria de Cortes exclusivamente al
monarca y ahora eran el rey y las Cortes quienes decretaban la Constitución y no solamente

Isabel II jura la Constitución de 1845 en el Senado (José Castelaro, museo municipal de madrid)

30
Aprendiendo a ser ciudadanos

las Cortes, como había sucedido en 1812 ó en 1837.


Poderes: el poder ejecutivo prima sobre el legislativo y posee iniciativa legal, convoca, sus-
pende y cierra las sesiones de las Cortes; aumentaban así los resortes del ejecutivo, más que
los del monarca, los de los ministros. Si en los primeros años del liberalismo español, en caso
de discrepancia entre Gobierno y Cortes, preponderaban éstas, ahora se invierten los térmi-
nos, pues el gabinete puede gobernar por «decretos» y tiene facultad, además, a través del
monarca, para disolver en cualquier momento la asamblea.
La reforma política más importante fue la supresión de las limitaciones del rey y el aumento de
sus prerrogativas (veto absoluto, nombramiento y separación de los ministros), con la consi-
guiente pérdida de autonomía de las Cortes.
La corrupción electoral permite gobernar con relativa comodidad, aparte de que bloquea el
poder en manos de un partido determinado y no deja a otros grupos, si quieren alcanzarlo,
otro recurso que la revolución.
Derechos individuales: La restricción de libertades ciudadanas es perceptible, entre otros
indicadores, en un mayor recorte del sufragio. Además, se impusieron fuertes recortes a las
libertades de expresión y reunión, la ley de prensa de 1845 preveía la posibilidad de suspender
los órganos de información. El régimen de libertades es muy parecido al de la Constitución de
1837, aunque la libertad de imprenta queda muy limitada en una ley posterior. Los poderes
locales, regulados también por una ley posterior, son elegidos por el Gobierno y los goberna-
dores. La milicia nacional no se contempla.

Constitución de
1869
CIRCUNSTANCIAS DE SU IMPLANTACIÓN
Entre 1863 y septiembre de1868, caída la monarquía, la inestabilidad política es constante: se
suceden siete gobiernos. Varias crisis provocan la caída de la monarquía. Progresistas, demó-
cratas y republicanos planifican una estrategia común para acabar con el régimen y con la
monarquía isabelina: firman el pacto de Ostende, en agosto de 1866. Los unionistas, muerto
O'Donnell en noviembre de 1867, se suman al pacto. A la corona sólo le queda la camarilla,
sectores de la vieja nobleza y la iglesia en su totalidad.
El pronunciamiento tiene lugar en septiembre de 1868. Comienza en Cádiz con la sublevación
de la escuadra del almirante Topete, que hace un llamamiento de apoyo a la población civil;
detrás están los generales Prim y Serrano. Se formaron inmediatamente Juntas
Revolucionarias, locales y provinciales, por todo el país y el levantamiento se generaliza. La
revolución triunfó sin apenas derramamiento de sangre y la reina, al encontrarse sin apoyos, se
vio obligada a marchar a Francia. Es la revolución de 1868, denominada la Gloriosa o septem-
brina, que significó la afirmación de un nuevo sentido del liberalismo, contrapuesto al rígido
moderantismo, el fin del «régimen de los generales» de las décadas anteriores y el triunfo de la
sociedad civil.
Tras el triunfo de la revolución, se constituye un gobierno provisional, que aglutina a progresis-
tas y unionistas bajo la presidencia de Serrano y con Prim en el Ministerio de la Guerra como
hombre fuerte de la situación. El principal objetivo de los revolucionarios fue elaborar una
Constitución que trazara las líneas generales de un nuevo régimen.

31
Constituciones españolas anteriores a la de 1978: Circunstancias de su implantación y análisis de los principios más significativos

Desde Octubre de 1868 hasta la celebración de Cortes Constituyentes el 15 de enero de 1869,


España se vio inmersa en un periodo de febril actividad política. Eran las primeras elecciones
que se celebraban bajo el principio del sufragio universal, aunque el voto sólo lo ejercían los
mayores de 25 años, excepto las mujeres.
La campaña electoral se desarrolló en un ambiente de gran libertad de expresión y el acto de
la elecciones fue llevado a cabo con gran claridad, aunque resultó inevitable la intromisión del
ministro de la Gobernación: Sagasta.

Isabel II parte hacia el exilio

ANÁLISIS DE LOS PRINCIPIOS MÁS SIGNIFICATIVOS


Representación en Cortes. Las Cortes eran bicamerales, aunque el sindicalismo se mani-
festaba proclive a una sola cámara. No obstante, la cámara alta no era moderadora e interme-
diaria entre el monarca y el Congreso, sino que existía para dar cabida a una representación
inédita: las provincias. El reconocimiento expreso del sufragio universal para los mayores de
25 años, adaptado al uso europeo, y el carácter electivo de ambas Cámaras parlamentarias so
n principios que despertaban recelos entre los moderados porque abrían paso a la participa-
ción de los ciudadanos en la vida política, con independencia de su «propiedad o capacidad».
Soberanía Nacional de origen popular, recogida en el Art. 32, de la cual emanarían todos los
poderes. España se constituía en reino, con un monarca que se limitaba a acatar los designios
de la voluntad nacional.
Poderes: El gobierno de la monarquía parlamentaria se llevaría a cabo con división de pode-
res: el legislativo residiría en unas cortes bicamerales, con amplias atribuciones; el ejecutivo,
en un rey que seguía las pautas del derecho británico y el judicial, en tribunales independien-
tes, instituyendo la fórmula democrática del jurado. Se hace efectivo, de manera que la tradi-

32
Aprendiendo a ser ciudadanos

cional y casi autoritaria hegemonía del ejecutivo, perdiera poder en pro de un fortalecimiento
de las Cortes, a la vez que se aseguraba la independencia del poder judicial.
El poder ejecutivo, el Rey, presenta un espíritu nuevo y democrático, pues «reina pero no «go-
bierna». Este poder lo ejerce a través de sus ministros y quedaría concentrado en una función
de equilibrio y moderación entre las fuerzas políticas.
El poder legislativo era elegido por sufragio universal, aunque para el Senado sólo eran elegi-
bles los mayores de cuarenta años que hubiesen ostentado cargos en la Administración; se
trataba de poner freno a un posible radicalismo de los diputados del Congreso.
El poder judicial sería desempeñado por jueces de carrera ingresados por el sistema de oposi-
ciones.
Derechos individuales. Quedaban proclamados enfáticamente y garantizados por los pode-
res públicos: libertad de reunión, con el único requisito de ceñirse a las normas policiales al
respecto; de asociación, siempre que no fuera contraria a la moral, y de expresión, situando a
España en el ámbito de las libertades. Las Cortes establecieron el derecho a la propiedad
privada. En el ámbito religioso se estableció la libertad de cultos, no sólo de conciencia, aun-
que el Estado debía mantener al clero católico.

Constitución de
1876
CIRCUNSTANCIAS DE SU IMPLANTACIÓN
Tras fracasar el intento de construir un Estado democrático, España inició en 1874 una nueva
etapa histórica, en la que acabará por consolidarse el sistema político demoliberal.
El 29 de Diciembre, Martínez Campos y otros mandos del ejército se pronuncian a favor del
príncipe. Cánovas, el tenaz político que desde 1869 había trabajado a favor de Alfonso de
Borbón, forma un ministerio-regencia el 31 de diciembre de 1874, que será el primero de la
monarquía. La restauración borbónica estaba en marcha y con ella la consolidación definitiva
de la burguesía y el triunfo del liberalismo doctrinario, reconocido en la Constitución de 1876.
Con la restauración de la dinastía borbónica, en la persona de Alfonso XII, España parecía
volver a la situación anterior a 1868. Pero la Restauración no fue una simple vuelta al pasado:
el cuadro de fuerzas sociales y económicas se estaba haciendo más complejo y provocaba
nuevas tensiones y conflictos.
La instauración del nuevo régimen, a pesar de una indiferencia popular bastante generalizada,
se apoyó en unos deseos de orden, tranquilidad y de mayor estabilidad política tras las altera-
ciones revolucionarias de los años anteriores. Esa inclinación general encontró su cauce en las
ideas y acción política del principal estadista del régimen: Antonio Cánovas del Castillo. El
modelo político y social de la Restauración se caracterizó por un extremado conservadurismo.
Sin embargo, lentamente se fueron desarrollando una serie de elementos que acabarían por
romper el estrecho marco de la oligarquía, que controlaba todos los resortes del poder, y que
darían al traste con un sistema basado en la corrupción y el caciquismo.
La consolidación de la Restauración requería un nuevo orden constitucional que diera cabida
al mayor número de fuerzas políticas. Este principio pretendía convertir en imposible cualquier
intento revolucionario y contentar al mismo tiempo a los políticos y a los militares que podían
formar parte del régimen restaurado. Cánovas implantó un sistema de libre juego de partidos

33
Constituciones españolas anteriores a la de 1978: Circunstancias de su implantación y análisis de los principios más significativos

La reina Mª Cristina jura la Constitución y accede a la regencia

con el objeto de normalizar la vida española bajo la tutela de un Estado eficiente. El juego
político se articuló en torno al eje dibujado por el bipartidismo de conservadores y liberales con
sus carismáticos líderes, Cánovas y Sagasta, el turnismo de ambas facciones en el poder, y el
caciquismo como elemento clientelar institucionalizado, clave para explicar la puntual alternan-
cia política conseguida en la Restauración. El problema radicará, en gran medida, en la insufi-
ciencia de los recursos disponibles para constituir ese régimen y una vez desaparecidos los
experimentados dirigentes y la progresiva incorporación de las masas a la vida pública, se
produce una atomización del mapa político, disensiones internas y la consecuente dificultad a
la hora de formar gobiernos estables.

ANÁLISIS DE LOS PRINCIPIOS MÁS SIGNIFICATIVOS


Representación en Cortes. Las Cortes son convocadas de acuerdo con la ley de 1870,
que, aún vigente, establecerá el sufragio universal masculino para dar mayor credibilidad. Se
reúnen una vez al año y estaban compuestas por dos cuerpos colegisladores.
El Senado, cuyo número se limitaba a 360 miembros, es conflictivo por su composición.
Estaba compuesto por senadores por derecho propio (grandes de España, altos cargos del
ejército, de la Iglesia o Administración), senadores vitalicios nombrados por la Corona, otros
tantos elegidos por las corporaciones del Estado y los mayores contribuyentes. La parte electi-
va de esta cámara, formada por 180 miembros, renovaría la mitad de sus componentes cada
cinco años, coincidiendo con la expiración del mandato de los diputados.
El Congreso de los Diputados (uno por cada 50.000 habitantes) se renueva cada 5 años por
sufragio censitario, restablecido en 1878, dejando la participación ciudadana reducida a no
más de un 5 por 100 de la población con estas condiciones: español, mayor de 25 años, contri-
buyente con cuota mínima de 25 ptas. anuales de contribución territorial para el Tesoro o 50
ptas. por el subsidio industrial. A partir de 1890 el partido liberal restablece el sufragio universal.
La maquinaria electoral aseguraba la mayoría ministerial, con la que se pudo poner en práctica
uno de los elementos definidores del nuevo régimen: el encasillado, pactado entre gobierno y
oposición, con el que se decidiría la composición del Parlamento antes de celebrarse las elec-
ciones. La política del sistema adolece de grandes males: de un lado el cacique, personaje

34
Aprendiendo a ser ciudadanos

relevante en el ámbito rural, que controla las votaciones de su pueblo, de otro, la práctica del
pucherazo, verdadero fraude electoral que altera el resultado.
Soberanía Compartida, la del Rey (se potencia de forma explícita el papel de la Corona) y
las Cortes, como representante de los principios de autoridad y libertad. Dentro del sistema
canovista, la monarquía se configuraba como una de las dos grandes instituciones, junto con
las Cortes, resultado de la evolución histórica («Constitución interna»), y por tanto indiscutibles.
División de poderes imperfecta, al otorgar al monarca la facultad de nombrar al jefe de
gobierno, ejercitando la llamada «prerrogativa regia». En este sistema el Rey, cuya persona era
inviolable, se convertía en la fuerza fundamental del nacionalismo constitucional: tenía derecho
de veto, nombraba y revocaba a los ministros y decidía cuándo debía ser sustituido un gabine-
te. Rasgo distintivo de esta Constitución es la funcionalidad, basada en una total impunidad
del poder ejecutivo a la hora de decidir políticamente.
Las Cortes no deciden ni juzgan, sino que el resultado de los debates ya había sido pactado
por los partidos dirigentes. La nota predominante de la actividad legislativa fue el reforzamiento
de la coerción política y el centralismo político-administrativo.
Derechos individuales: Reconoce vagamente las libertades políticas básicas. Dentro de los
rasgos liberales de esta Constitución, destaca un limitado sumario de derechos y libertades
(reconocimiento de ciertos derechos individuales como el de reunión, expresión, inviolabilidad
del domicilio), mermado incluso años después (restablecimiento del sufragio censitario en
diciembre de 1878, en vigor hasta la Ley Sagasta de 1890 que asumía, con carácter irreversi-
ble, el sufragio universal masculino) Sin embargo, se vuelve a los viejos moldes al establecer
un Estado confesional que sólo reconoce la tolerancia religiosa frente a la libertad de cultos del
69, permitiendo el ejercicio privado de otras religiones.

Constitución de
1931
CIRCUNSTANCIAS DE SU IMPLANTACIÓN
El cambio del sistema monárquico al republicano se produce
de forma totalmente pacífica el 14 de abril de 1931. Agotada
la monarquía por falta de apoyos sociales e institucionales, la
república se ve como única alternativa para dar respuesta a
los problemas políticos, económicos, sociales y culturales pen-
dientes desde el Siglo XIX. La victoria electoral de los republi-
canos en las ciudades trajo consigo la caída de la monarquía;
los propios monárquicos facilitaron el traspaso de poderes, el
más influyente, el conde de Romanones, ministro de Estado,
que ya había aceptado ante la prensa los resultados, reco-
mendó al rey abandonar España y negoció con el comité revo-
lucionario, salido del Pacto de San Sebastián, el cambio de
gobierno. El general Sanjurjo, director de la Guardia Civil,
manifiesta que no garantiza la continuidad de la monarquía y
el mismo 14 de abril declara su lealtad al Gobierno Provisional

35
Constituciones españolas anteriores a la de 1978: Circunstancias de su implantación y análisis de los principios más significativos

presidido por el exmonárquico liberal Niceto


Alcalá Zamora que proclama la República desde
el ministerio de la Gobernación, en la Puerta del
Sol de Madrid; casi a la misma hora, el rey
Alfonso XIII deja el palacio camino del exilio.
En el nuevo gabinete estaban representadas
todas las fuerzas democráticas unidas en su opo-
sición a la monarquía. Fuera del poder quedan
los grupos dominantes hasta este momento y los
grupos revolucionarios con una ideología todavía
más de izquierdas que el Partido Socialista y la
UGT derechas desconcertadas y no adaptadas
al nuevo régimen, quedaban en pequeñas mino-
rías; en cuanto a los anarquistas, aún mantenien-
do su absentismo político, parecieron acoger en
un principio favorablemente al nuevo régimen
republicano.
El Gobierno Provisional se encargó de reiniciar
una tarea legislativa considerada urgente e
inaplazable y procuró que ésta fuera equilibrada,
si bien inició ya una legislación reformista:
decreto de «laboreo forzoso», medidas educati-
vas etc., pero tuvo que hacer frente a iniciativas extremistas que rebasaron la legalidad: la de
los catalanistas seguidores de Maciá, la de los incendiarios de conventos de Madrid y otras
ciudades y la de los anarquistas que promovieron importantes huelgas en Sevilla, País Vasco,
Asturias y Cataluña. También preparó la convocatoria de unas elecciones a Cortes Constituyen-
tes. Dichos comicios se celebraron el 28 de Junio de 1931 y dieron la mayoría a la coalición
republicano-socialista, que ya estaba representada ampliamente en el Gobierno Provisional, el
cual continuó en sus funciones mientras comenzaba a discutirse la Constitución en agosto.
La crisis originada por la discusión de los artículos religiosos provocó una pequeña remodela-
ción del gobierno, que se mantuvo en esta composición hasta la publicación de la Constitu-
ción, aprobada por las Cortes el 9 de diciembre de 1931, fecha también del nombramiento de
Niceto Alcalá Zamora, como presidente de la República, seis días después. Manuel Azaña, en
calidad de presidente del Gobierno, nombraría un nuevo gabinete.

ANÁLISIS DE LOS PRINCIPIOS MÁS SIGNIFICATIVOS


Representación en Cortes. España se convirtió, al aprobar esta constitución, en un Estado
democrático con una sola cámara, el Congreso de Diputados, elegida por sufragio universal y
un gobierno responsable ante ella, con un presidente de la República que durante su mandato
de seis años gozaba de la facultad de disolver la Cámara dos veces. También definía un
Estado Central fuerte, capaz de aplicar las reformas democráticas necesarias, pero ofrece un
cauce para resolver los problemas regionales mediante la promulgación de estatutos de
Autonomía.
Soberanía Nacional. Se busca democratizar a fondo el sistema político, inspirándose en
otras constituciones típicas de la época, como la alemana de Weimar. Así, el Art. 1 recoge
«España es una república de trabajadores de toda clase. Los poderes de todos sus órganos
emanan del pueblo».

36
Aprendiendo a ser ciudadanos

División de poderes. Asegura la separación de poderes y establece un Tribunal de


Garantías encargado de resolver las infracciones contra la Constitución y de arbitrar los conflic-
tos entre la Administración central y las regiones autonómicas. Incorpora un parlamentarismo
puro: las competencias legislativas del Parlamento son muy amplias y ejerce gran control
sobre el gobierno y sobre el presidente de la república.
Derechos individuales. Proclamaba la igualdad de todos los españoles ante la ley y recogía
una amplia declaración de derechos individuales, si bien reconocía la propiedad privada, admi-
tía la posibilidad de expropiarla, previa indemnización, si lo exigía el interés nacional.
Los Art. 26 y 27 imponen a la Iglesia, que tiene gran apoyo social, severas restricciones pro-
ducto del anticlericalismo. El intento de regulación de las relaciones Iglesia-Estado, provocó la
primera crisis de gobierno. Inspirada en el modelo francés, la nueva legalidad impuso la diso-
lución de aquellas ordenes religiosas consideradas un peligro para la seguridad del Estado,
como la Compañía de Jesús, la secularización de la enseñanza y el fin del presupuesto del
clero, todo ello en el escenario de la separación entre el poder civil y el eclesiástico, marcando
una tendencia laicista.
Respecto a la autonomías se crea otro enfrentamiento con los problemas del nacionalismo
catalán y vasco que se oponían a un centralismo ejercido desde el siglo XVIII y el desarrollo de
una conciencia específica en las nacionalidades que exigían el reconocimiento de sus aspira-
ciones autonomistas.
Otros temas de tensión son: la posibilidad de alguna forma de socialización «la expropiación
de la propiedad privada por causa de la utilidad pública», así como el sufragio femenino que
reconocía por primera vez el derecho a voto a la mujer.

Cartel de la República para movilizar la población

37
Una aproximación a la Constitución Española de

1978
Aprendiendo a ser ciudadanos

I Circunstancias de su implantación

Fín del franquismo


Con la muerte del general Franco (noviembre, 1975) se inició un largo proceso de reforma
política. Un proceso que, aunque partía de la legalidad franquista vigente, iba a suponer, sin
embargo, una reforma total –por lo menos en lo que a la forma del Estado se refiere– al
posibilitar el tránsito del viejo Estado dictatorial a un nuevo Estado de corte democrático
liberal. Uno de los puntos culminantes de este proceso lo constituyó, sin duda, la promul-
gación de la actual Constitución.
El proceso de reforma política se inició, propiamente, con la Ley para la Reforma Política
aprobada por las Cortes Franquistas (noviembre 1976) y, luego, por referéndum popular (di-
ciembre 1976). De esta ley, texto corto que supuso el inicio del desmantelamiento del franquis-
mo, pueden destacarse tres aspectos: la proclamación de los principios de soberanía popular
y democracia como base del Estado, el establecimiento de los mecanismos para proceder a
una posible «reforma constitucional» y la regulación de unas Cortes democráticas.

Texto definitivo del proyecto de ley para la reforma política


Tras la sesión de anoche, en que las a) Al Gobierno diputados que resuelva definitiva- será la provincia, fijándose un núme-
Cortes aprobaron el hasta ahora b) Al Congreso de diputados. mente por mayoría absoluta de sus ro mínimo inicial de diputados para
proyecto dee ley para la reforma 2) Cualquier reforma constitucio- miembros. cada uno de ellos, para formar parte
política, la nueva ley, refrendada por nal requerirá la aprobación por la Artículo 5º del Congreso.
el Pleno, tiene el siguiente texto mayoría absoluta de los miembros El Rey podrá someter directamen- Las elecciones al Senado se inspi-
definitivo: del Congreso y del Senado. El te al pueblo una opción política de rarán en criterios de escrutinio mayo-
Árticulo 1º Senado deliberará sobre el texto pre- interés nacional, sea o no de carácter ritario.
1) La democracia, en el Estado viamente aprobado por el Congreso constitucional, para que decida Segunda. Una vez constituidas las
español, se basa en la supremacía de y, si éste no fuera aceptado en su tér- mediante referéndum, cuyos resulta- nuevas Cortes:
la ley, expresión de la voluntad minos, las discrepancias se somete- dos se impondrán a todos los órganos 1) Una comisión compuesta por
soberana del pueblo. rán a una comisión mixta, bajo la pre- del Estado. los presidentes de las Cortes, del
Los derechos fundamentales de la sidencia de quien ostentara la de las Si el objeto de la consulta se refi- Congreso de diputados y del Senado,
persona son inviolables y vinculan a Cortes, y de la que formarán parte los riera a materia de competencia de las por cuatro diputados elegidos por el
todos los órganos del Estado. presidentes del Congreso y del Cortes y éstas no tomaran la decisión Congreso y por cuatro senadores ele-
2) La potestad de elaborar y apro- Senado, cuatro diputados y cuatro correspondiente de acuerdo on el gidos por el Senado, asumirá las fun-
bar las leyes reside en las Cortes. El senadores, elegidos por las respecti- resultado del referéndum, quedarán ciones que el artículo 13 de la Ley de
Rey sanciona y promulga las leyes. vas Cámaras. Si esta comisión no lle- disueltas, procediéndose a la convo- Cortes encomienda a la comisión que
Artículo 2º gara a un acuerdo o los términos del catoria de nuevas elecciones. en el se menciona.
1) Las Cortes se componen del mismo no merecieran la aprobación 2) Cada Cámara constituirá una
Congreso de Diputados y del Senado de una y otra Cámara, la decisión se Disposiciones transitorias comisión que asuma las demás
2) Los Diputados del Congreso adoptará por mayoría absoluta de los Primera. El Gobierno regulará las funciones encomendadas a la comi-
serán elegidos por sufragio universal componentes de las Cortes, en reu- primeras elecciones a Cortes para sión prevista en el artículo 12 de la
directo y secreto, de los españoles nión conjunta de ambas Cámaras. constituir un Congreso de 350 dipu- ley de Cortes.
mayores de edad. 3) El Rey, antes de sancionar una tados y elegir 207 senadores, a razón 2) Cada Cámara elegirá entre sus
3) Los senadores serán elegidos en ley de reforma constitucional, deberá de cuatro por provincia y uno más miembros cinco consejeros del
representación de las entidades someter el proyecto a referéndum de por cada provincia insular, dos por Reino para cubrir las vacantes produ-
territoriales. El Rey podrá designar la nación. Ceuta y dos por Melilla. Los senado- cidas por el cese de los actuales
para cada legislatura senadores en Artículo 4º res serán elegidos por sufragio uni- consejeros electivos.
número no superior a la quinta parte En la tramitación de proyectos de versal, directo y secreto de los espa- Tercera. Desde la constitución de
del de los elegidos. ley ordinarios, el Senado deliberará ñoles mayores de edad que residan las nuevas Cortes y hasta que cada
4) La duración del mandato de sobre el texto previamente aprobado en le respectivo territorio. Cámara establezca su propio regla-
diputados y senadores será de cuatro por el Congreso. En caso de que éste Las elecciones al Congreso se ins- mento, se regirán por el de las actua-
años. no fuera aceptado en sus términos, pirarán en criterio de representación les Cortes en lo que no esté en contra-
5) El Congreso y el Senado esta- las discrepancias se someterán a una proporcional, conforme a las dicción con la presente ley, sin per-
blecerán sus propios reglamentos y comisión mixta, compuesta de la siguientes bases: juicio de acordar, de un modo inme-
elegirán sus respectivos presidentes. misma forma que se establece en el 1º Se aplicarán dispositivos diato, las modificaciones parciales
6) El presidente de las Cortes y del articulo anterior. correctores para evitar la excesiva que resulten necesarias o se estimen
Consejo del Reino será nombrado Si esta comisión no llegara a un fragmentación de la Cámara, a cuyo convenientes.
por el Rey acuerdo o los términos del mismo no efecto se fijarán los porcentajes míni-
artículo 3º merecieran la aprobación, por mayo- mos de sufragio para acceder al Disposición final
1) La iniciativa de reforma constitu- ría simple, de una y otra Cámara, el Congreso. La presente ley tendrá rango de
cional corresponderá: Gobierno podrá pedir al Congreso de 2º La circunscripción electoral Ley Fundamental.

39
Una aproximación a la Constitución Española de 1978

Las elecciones de 1977


Esas elecciones se celebraron el día 15 de junio de 1977. Los resultados configuraron un
parlamento en el que predominaban dos grandes partidos, UCD Y PSOE (PSOE-PSC), a los
que se añadían otras importantes formaciones como, por ejemplo, Alianza Popular (AP), el
Partido Comunista (PCE-PSUC) y las minorías Vasca (PNV) y Catalana (Pacte Democratic).

Gráfico de las elecciones de 1977

AP 8%
PCE-PSUC 9,2% 16 (4,6%)
20 (5,7%)
US-PSP 4,4%
6 (1,7%)
PSOE-PSC 28,9%
118 (33,7%)
PDC 2,8%
11 (3,1%)
UCD 34%
165 (47,15%)
PNV 1,7%
8 (2,3%)

UC-DCC 0,9%
2 (0,6%)

EC-ERC 0,8%
1 (0,3%)

EE 0,3%
9%: Porcentaje de votantes 1 (0,3%)
20: número de escaños
(5%): porcentaje de escaños OTROS 0,4%
2 (0,6%)

Fuente: Pérez Picazo, M.T. Historia de España del siglo xx, 1996

El proceso constituyente
Aunque antes de las elecciones no se había proclamado explícitamente el carácter constitu-
yente de las futuras Cortes, estaba en el ánimo de todo el mundo que el futuro Parlamento
asumiría como tarea fundamental la elaboración de una Constitución. Por ello a nadie sor-
prendió que el día 25 de julio de 1977 el Pleno del Congreso ya aprobara la creación de una
Comisión Constitucional encargada de un proyecto de texto constitucional.
Comenzaba en este instante un proceso constituyente que iba a resultar muy largo (17 meses)
y que, como se recordará, se iba a caracterizar por la utilización de la formula del «consenso».

En noviembre de 2003, Javier Tusell decía en un artículo publicado en la revista MAGAZINE: «La
lección que se aprende al reconstruir el proceso de gestación de la Constitución Española es
que si bien su texto puede no ser muy original, en cambio el esfuerzo realizado por llegar a ella
merece ser puntuado con sobresaliente. En especial, teniendo en cuenta el punto de partida,
conflictivo hasta un extremo todavía hoy inimaginable»
Para entender el alcance de tal afirmación, y porque además, y sobre todo, ayuda a valorar aún
más nuestra Constitución, procede recordar algunos aspectos de la situación en España entre

40
Aprendiendo a ser ciudadanos

las elecciones de junio de 1977 y la aprobación de la Constitución en diciembre de 1978:


En el verano de 1977 la inflación estaba en torno al 50% anual y existía un fuerte endeuda-
miento exterior; la tasa de paro (hasta entonces casi inexistente) era de un 6%; se realiza-
ban huelgas y manifestaciones. Tal situación y el momento de cambio político, que estimu-
laba las reivindicaciones, propiciaban una cierta inestabilidad social que no parecía el clima
más apropiado para la redacción de la Constitución.
Los Pactos de La Moncloa, firmados el 25 de octubre por los partidos parlamentarios y
centrales sindicales y ratificados por el Congreso dos días después, constituyen el primer
gran conjunto de medidas para afrontar en España la recesión que se había iniciado cuatro
años antes. Vinieron a ser en el terreno económico el equivalente al consenso logrado para
la ley electoral de 1977 y en la amnistía posterior. Partidos políticos, patronales y sindicatos
se comprometieron a una cierta austeridad salarial a cambio de una serie de contrapartidas:
puesta en marcha de la reforma fiscal, aumento de puestos escolares, extensión de las
prestaciones de la Seguridad Social, regulación de las libertades. Frecuentes alteraciones
del orden público, acompañadas en ocasiones de una sensación de peligro involucionista.
En los 11 meses posteriores a junio de 1977 hubo tres amnistías sucesivas que culminaron
en un perdón absoluto y total, el terrorismo etarra asesinó a 11 miembros de las fuerzas de
seguridad y los atentados aumentaron en los meses siguientes. Esto daría lugar a la unión de
las principales fuerzas políticas en una gran manifestación celebrada en noviembre de 1978.
Celebración de elecciones sindicales a comienzos de 1978, en las que CCOO fue la fuerza
más votada.
La oposición de izquierdas reivindicó la celebración de elecciones municipales, lo que en
opinión de UCD podría poner en peligro el consenso.

La técnica del «consenso», criticada por algunos por su falta de «transparencia», fue defini-
da por otros como el único procedimiento capaz de conseguir una máxima unanimidad
entre las fuerzas políticas en orden a definir aquellas reglas del juego que, por su carácter
básico y general, no podrían ser impuestas por una mayoría, sino que debían ser fruto de
un amplio acuerdo entre las mismas.
La Comisión Constitucional la integraron diecisiete miembros de UCD, trece del PSOE-PSC,
dos del PSC-PSUC, dos de AP, uno de la Minoría Vasca y uno de la Minoría Catalana. El día
uno de Agosto de 1977, la Comisión eligió a la Ponencia que debía redactar el primer borra-
dor de la Constitución.
Esta Ponencia compuesta por tres miembros de UCD (Gabriel Cisneros, José Pedro Pérez
Llorca y Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón), uno del PSOE (Gregorio Peces Barba), uno
de AP (Manuel Fraga Iribarne), uno del PSUC (Jordi Solé Tura) y uno de la Minoría Catalana
(Miguel Roca Junyent) no concluyó la redacción del anteproyecto de Constitución hasta el
10 de Abril de 1978, fecha en la que transmitió a la Comisión que ultimaría sus trabajos el 20
de Junio.

Dice también Javier Tusell en la referida publicación: ...En la España de entonces, a diferencia
de lo que había sucedido en los años treinta, hubo un consenso generalizado con el apoyo de
la inmensa mayoría de los grupos políticos. Pero conseguirlo fue muy complicado, incluso agó-
nico, y se consiguió tras dieciocho meses y a través de un texto de más de ciento sesenta
artículos. En más de una ocasión se pensó que el propósito iba a fracasar.
En la elaboración de la Constitución participaron todas las fuerzas políticas, aunque los dos
partidos con más representación en las Cortes desempeñaron el papel de mayor importancia.

41
Una aproximación a la Constitución Española de 1978

padres de la Constitución
De izquierda a derecha. De pie, Gabriel Cisneros, José Pedro
Pérez Llorca y Miguel Herrero. Sentados, Miguel Roca, Manuel
Fraga, Gregorio Peces Barba y Jordi Solé Tura

Los comunistas y la derecha tuvieron menos protagonismo, pero su aportación fue fundamental
(los dos catedráticos de Derecho Político que participaron fueron un aliancista y un comunista),
y desde un principio quedó claro que no aceptarían que el texto fuera redactado sólo por UCD y
PSOE. Alianza Popular, cuya voluntad de no llegar a una fase constituyente había sido tajante en
el pasado, hubiera preferido varios textos constitucionales específicos. El PCE insistió en los
contenidos sociales de la Constitución, pero se mostró mucho más propicio que los socialistas
a aceptar la monarquía. Los catalanistas fueron relevantes, principalmente como mediadores
entre otras opciones y con sus reivindicaciones precisas en torno a la organización territorial del
Estado. En cambio, los nacionalistas vascos se limitaron a expresar unas reivindicaciones de
soberanía histórica propia que resultaron inaceptables para los demás. El PSP (Partido Socialista
Popular) de Tierno Galván fue marginado de la elaboración del texto, paro al final a su dirigente
le fue admitida una enmienda que constituye el preámbulo.

Después de ser discutidos en los Plenos del Congreso y del Senado y en la Comisión Mixta
Congreso-Senado, el 31 de Octubre de 1978 en una sesión conjunta de ambas cámaras
–de acuerdo con lo preceptuado en la Ley de Reforma Política (que también preveía el referén-
dum celebrado en diciembre)– se aprobó definitivamente el texto constitucional con los
siguientes resultados:

En el Congreso:
Votos a favor............ 325
Votos en contra............ 6
Abstenciones.............14
En el Senado:
Votos a favor..............226
Votos en contra............. 5
Abstenciones................8
De los diputados que aprobaron la Constitución, el 15% había participado en la guerra civil y

42
Aprendiendo a ser ciudadanos

menos de una séptima parte había ocupado cargos en el franquismo. La media de edad era
de cuarenta y siete años.
La Constitución, por vez primera en la historia de España, fue de consenso y con un arco
constitucional mucho más amplio de lo que podía esperarse. Sólo sectores de extrema dere-
cha e izquierda se manifestaron contra la Carta Magna, pero el voto favorable de Manuel Fraga
(AP) y Santiago Carrillo (PCE) les privó de cualquier apoyo en sectores más amplios.

Referéndum constitucional
Una vez aprobado por las Cortes el proyecto de Constitución fue sometido a referéndum popu-
lar el 6 de diciembre de 1978.
El resultado, sobre un censo electoral de 26.632.180, fue:

17.783.301 votos emitidos


15.706.078 votos a favor

Sanción real y entrada en vigor


El 27 de Diciembre de 1978 el Rey Don Juan Carlos sancionó la Constitución ante el Senado y
el Congreso reunidos solemnemente en sesión conjunta; entró en vigor el 29 de diciembre al
publicarse en el Boletín Oficial del Estado.

El rey Juan Carlos firma la Constitución, junto a doña Sofía y el príncipe Felipe

43
Una aproximación a la Constitución Española de 1978

2
II Estructura de la Constitución

PREÁMBULO

TÍTULO PRELIMINAR............................................................................................artículo 1 al 9

TÍTULO I. De los Derechos y deberes fundamentales............................................. artículo 10 al 55


Capítulo I. De los españoles y los extranjeros.................................................... artículos 11 al 13
Capítulo II. Derechos y libertades...................................................................... artículos 14 al 38
Capítulo III. De los principios rectores de la política social y económica............ artículos 39 al 52
Capítulo IV. De las garantías de las libertades y derechos fundamentales........... artículos 53 y 54
Capítulo V. De la suspensión de los derechos y libertades.......................................... artículo 55

TÍTULO II. De la Corona.........................................................................................artículos 56 al 65

TÍTULO III. Las Cortes Generales..........................................................................................artículos 66 al 96


Capítulo I. De las Cámaras................................................................................ artículos 66 al 80
Capítulo II. De la elaboración de las Leyes........................................................ artículos 81 al 92
Capítulo III. De los tratados internacionales.......................................................artículos 93 al 96

TÍTULO IV. Del Gobierno y La Administración...................................................... artículos 97 al 107

TÍTULO V. Las relaciones entre el Gobierno y Las Cortes Generales......................... artículos 108 al 116

TÍTULO VI. Del poder Judicial......................................................................................artículos 117 al 127

TÍTULO VII. Economía y Hacienda.................................................................... artículos 128 al 136

TÍTULO VIII. De la Organización Territorial del Estado....................................... artículos 137 al 158


Capítulo I. Principios Generales.................................................................... artículos 137 al 139
Capítulo II. De la Administración local.............................................................. artículos 140 al 142
Capítulo III. De las Comunidades Autónomas............................................... artículos 143 al 158

TITULO IX. Del Tribunal Constitucional.............................................................. artículos 159 al 165

TITULO X. De la Reforma Constitucional........................................................... artículos 166 al 169

DISPOSICIONES ADICIONALES
DISPOSICIONES TRANSITORIAS
DISPOSICIONES DEROGATORIAS
DISPOSICIÓN FINAL

44
Aprendiendo a ser ciudadanos

45
Una aproximación a la Constitución Española de 1978

III Preámbulo

L a Nación española, deseando establecer la justi-


cia, la libertad y la seguridad y promover el bien
de cuantos la integran, en uso de su soberanía, pro-
clama su voluntad de:

Garantizar la convivencia democrática dentro de la


Constitución y de las leyes, conforme a un orden
económico y social justo.

Consolidar un Estado de Derecho que asegure el


imperio de la ley como expresión de voluntad
popular.

Proteger a todos los españoles y pueblos de


España en el ejercicio de los derechos humanos,
sus culturas y tradiciones, lenguas e instituciones.
Promover el progreso de la cultura y de la econo-
mía para asegurar a todos una digna calidad de vida.

Establecer una sociedad democrática avanzada, y


Colaborar en el fortalecimiento de unas relaciones
pacíficas y de eficaz cooperación entre todos los
pueblos de la Tierra.

Este preámbulo es fruto de una enmienda presentada por Enrique Tierno Galván, dirigente del Partido
Socialista Popular, partido que había sido marginado de la elaboración del texto constitucional.

46
Aprendiendo a ser ciudadanos

IV Artículos a destacar
TÍTULO PRELIMINAR
Este título que comprende los artículos del 1 al 9 contiene los valores fundamentales que deben ins-
pirar al resto de la Constitución.

Artículo 1
1. España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho que propugna como valores
superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político.
2. La soberanía popular reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado.
3. La forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria.
El artículo 1 puede considerarse como una declaración de intenciones (estado de derecho social y
democrático; libertad, justicia, igualdad y pluralismo político son los valores superiores que rigen el
ordenamiento jurídico; soberanía popular y Monarquía parlamentaria) que marca la línea que seguirá
el resto de la Constitución

Artículo 2
La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivi-
sible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades
y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas.
La nación española, que es una e indivisible, reconoce y garantiza el derecho a la autonomía, con lo
que se abre paso al posterior desarrollo del Estado Autonómico en el TÍTULO VIII.
La Constitución distingue entre nacionalidades y regiones. Las primeras serían Euskadi, Cataluña y
Galicia, donde existía demanda de autogobierno basada en un referente histórico.

Artículo 3
1. El castellano es la lengua española oficial del Estado. Todos los españoles tienen el deber de cono-
cerla y el derecho a usarla.
2. Las demás lenguas españolas serán también oficiales en las respectivas Comunidades Autóno-
mas de acuerdo con sus Estatutos.

Artículo 4
1. La bandera de España está formada por tres franjas horizontales, roja, amarilla y roja, siendo la
amarilla de doble anchura que cada una de las rojas.
2. Los Estatutos podrán reconocer banderas y enseñas propias de las Comunidades Autónomas.
Éstas se utilizarán junto a la bandera de España en sus edificios públicos y en sus actos oficiales.

Artículo 5
La capital del Estado es la villa de Madrid

Artículo 6
Los partidos políticos expresan el pluralismo político..., y son instrumento fundamental para la partici-
pación política. Su creación y el ejercicio de su actividad son libres dentro del respeto a la Constitu-
ción y a la ley. Su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos.

47
Una aproximación a la Constitución Española de 1978

MAR CANTÁBRICO
Francia

Principado de
Asturias Cantabria País
Vasco Comunidad
Galicia Foral de ANDORRA
Navarra
La Rioja
Castilla León
Cataluña
Aragón

Madrid

Comunidad
Valenciana
Extremadura Castilla la Mancha Baleares

Murcia
Andalucia MAR MEDITERRÁNEO

Ceuta
Melilla

Argelia
Marruecos
Canarias

Artículo 7
Los sindicatos de trabajadores y las asociaciones empresariales contribuyen a la defensa y promo-
ción de los intereses económicos y sociales que les son propios. Su creación y el ejercicio de su acti-
vidad son libres dentro del respeto a la Constitución y a la ley. Su estructura interna y funcionamiento
deberán ser democráticos.
El lugar preferente que ocupan estos artículos 6 y 7 tiene una doble explicación: por una parte está la
situación de la España del momento, recién salida de una dictadura, en la que estaban prohibidos
los partidos políticos y los sindicatos libres; por otra parte se quiere dejar patente que los partidos
políticos, sólo ellos, son expresión del pluralismo político e instrumentos de participación. Con ello
España se alineaba con los países de su entorno.

Artículo 8
1. Las Fuerzas Armadas, constituidas por el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, tienen
como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y
el ordenamiento constitucional.
La misión que la Constitución atribuye a las Fuerzas Armadas («garantizar la soberanía e independen-
cia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional») es similar a la que
contemplan otras constituciones europeas, empezando por la francesa, y coincidente con la que asu-
men en la práctica los ejércitos de los países democráticos como expresión de su supeditación al

48
Aprendiendo a ser ciudadanos

poder civil. Es en los países no democráticos donde, en lugar de la defensa de esos principios, es
primordial la misión de control del orden público.

TÍTULO I
DE LOS DERECHOS Y DEBERES FUNDAMENTALES
El hecho de que el TÍTULO I de nuestra Constitución (es decir, ocupando un lugar prioritario en su
redacción) sea el de los Derechos y Deberes es consecuencia de la importancia que les otorga nues-
tra Carta Magna. Este extenso catálogo de garantías y libertades es fruto de la insistencia de las for-
maciones constituyentes con más tradición democrática por incorporar a la Norma Fundamental, de
modo explícito y detallado, los derechos humanos de disfrute generalizado en la Europa Occidental y
de los que los españoles habían estado privados durante los 40 años de dictadura franquista.
Efectivamente, en 1978 la Constitución Española asumió la Declaración Universal de Derechos Huma-
nos como criterio prioritario de interpretación de las normas relativas a los derechos y las libertades
reconocidos en el propio texto constitucional. Estas normas habrían de regir nuestra convivencia y,
consecuentemente, lo harían en completa conformidad con la Declaración Universal.
Así lo recoge ya en su Preámbulo, en donde se contempla como uno de los principios fundamentales
de nuestra Constitución el «proteger a todos los españoles y pueblos de España en el ejercicio
de los derechos humanos...»
A continuación se establece la correspondencia, la identificación, entre los derechos recogidos
en el TÍTULO I de la Constitución Española de 1978 y los derechos de la Declaración Universal
de 1948.

Constitución Española de 1978 Declaración Universal de 1948


Artículo 10 Artículo 1
1. La dignidad de la persona, los derechos inviola- Todos los seres humanos nacen libres e iguales en
bles que le son inherentes, el libre desarrollo de la dignidad y derechos y, dotados como están de con-
personalidad, el respeto a la ley y a los derechos de ciencia, deben comportarse fraternalmente los unos
los demás son fundamento del orden político y de la con los otros.
paz social.
2. Las normas relativas a los derechos fundamenta-
les y a las libertades que la Constitución reconoce
se interpretarán de conformidad con la Declaración Artículo 13
de Derechos Humanos... Toda persona tiene derecho a circular libremente y a
elegir su residencia en el territorio de un estado.
Artículo 19 Toda persona tiene derecho a salir de cualquier
Los españoles tienen derecho a elegir libremente su país, incluso del propio, y a regresar a su país.
residencia y a circular por el territorio nacional.
Asimismo, tienen derecho a entrar y salir libremente
de España en los términos que la ley establezca. Artículo 7
Estos derechos no podrán limitados por motivos Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción,
políticos o ideológicos. derecho a igual protección de la ley.
Artículo 2
Artículo 14 Toda persona tiene todos los derechos y libertades
Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda proclamados en esta Declaración, sin distinción al-
prevalecer discriminación alguna por razón de naci- guna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión
miento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra política, o de cualquier otra índole; origen nacional o
condición o circunstancia personal o social. social, nacimiento o cualquier otra condición.

49
Una aproximación a la Constitución Española de 1978

Artículo 15 Artículo 3
Todos tienen derecho a la vida y a la integridad físi- Todo individuo tiene derecho a la vida ya la seguri-
ca y moral, sin que, en ningún caso, puedan ser dad de su persona.
sometidos a tortura ni a penas o tratos inhumanos Artículo 5
o degradantes. Queda abolida la pena de muerte. Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos
crueles, inhumanos o degradantes.

Artículo 16 Artículo 18
Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de Toda persona tiene derecho a la libertad de pensa-
culto de los individuos y las comunidades sin más miento, de conciencia y de religión; este derecho
limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria incluye la libertad de manifestar su religión o su
para el mantenimiento del orden público protegido creencia, individual y colectivamente, tanto en públi-
por la ley. co como en privado, por la enseñanza, la práctica,
el culto y la observancia.

Artículo 17 Artículo 9
1. Toda persona tiene derecho a la libertad y a la se- Nadie podrá ser arbitrariamente detenido, preso ni
guridad. Nadie puede ser privado de su libertad... desterrado.
3. Toda persona detenida debe ser informada de for-
ma inmediata, y de modo que le sea comprensible, Artículo 12
de sus derechos y de las razones de su detención... Nadie será objeto de ingerencias arbitrarias en su
4. La ley regulará un procedimiento de «habeas cor- vida privada, su familia, su dormitorio o su corres-
pus» para producir la inmediata puesta a disposición pondencia, ni de ataques contra su reputación. Toda
judicial de toda persona detenida ilegalmente. persona tiene derecho a la protección de la ley con-
tra tales ataques o indigencias.
Artículo 18
2. El domicilio es inviolable. Artículo 20
3. Se garantiza el derecho al secreto de las comuni- 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de reu-
caciones y, en especial, de las postales, telegráficas nión y de asociación pacíficas.
y telefónicas, salvo resolución judicial. 2. Nadie podrá ser obligado a pertenecer a una aso-
ciación.
Artículo 22
1. Se reconoce el derecho de asociación Artículo 10
Toda persona tiene derecho, en condiciones de ple-
Artículo 24 na igualdad a ser oída públicamente y con justicia
1. Todas las personas tienen derecho a obtener la por un tribunal independiente e imparcial, para la
tutela efectiva de los jueces y tribunales en el ejerci- determinación de sus derechos y obligaciones o
cio de sus derechos e intereses legítimos, sin que, para el examen de cualquier acusación contra ella
en ningún caso, pueda producirse indefensión. en materia penal. a la seguridad de su persona.
2. (...) todos tienen derecho (...) a un proceso públi- Artículo 11
co sin dilaciones indebidas y con todas las garan- Toda persona acusada de delito tiene derecho a
tías, a utilizar los medios pertinentes para su defen- que se presuma su Inocencia, mientras no se pueda
sa, a no declarar contra sí mismos, a no confesarse demostrar su culpabilidad.
culpables y a la presentación de inocencia.

Artículo 27 Artículo 26
1. Todos tienen el derecho a la educación... 1. Toda persona tiene derecho a la educación. La
4. La enseñanza básica es obligatoria y gratuita educación debe ser gratuita, al menos en lo concer-
5. Los poderes públicos garantizan el derecho de niente a la instrucción elemental. La instrucción ele-
todos a la educación... mental será obligatoria...

50
Aprendiendo a ser ciudadanos

Artículo 32 Artículo 16
1. El hombre y la mujer tienen derecho a contraer 1. Los hombres y las mujeres, a partir de la edad
matrimonio con plena igualdad jurídica... núbil, tienen derecho, sin restricción alguna por moti-
Artículo 39 vos de raza, religión o nacionalidad, a casarse y fun-
1. Los poderes públicos aseguran la protección so- dar una familia, y disfrutarán de iguales derechos en
cial, económica y jurídica de la familia. cuanto al matrimonio, durante el matrimonio y en
caso de disolución del matrimonio.
Artículo 33 3. La familia es el elemento natural y fundamental de
1. Se reconoce el derecho a la propiedad privada y la sociedad y tiene derecho a la protección de la
a la herencia. sociedad y del Estado.
3. Nadie podrá ser privado de sus bienes y dere-
chos sino por causa justificada de utilidad pública o Artículo 17
interés social, mediante la correspondiente indemni- 1. Toda persona tiene derecho a la propiedad, indivi-
zación... dual y colectivamente
2. Nadie será privado arbitrariamente de su propiedad.

Artículo 35 Artículo 23
1. Todos los españoles tienen el deber de trabajar y 1. Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre
el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión elección de su trabajo, a condiciones equitativas y
u oficio, a la promoción a través del trabajo y a una satisfactorias de trabajo...
remuneración suficiente para satisfacer sus necesi- 2. Toda persona tiene derecho, sin discriminación
dades y las de su familia, sin que en ningún caso alguna, a igual salario por trabajo igual.
pueda hacerse discriminación por razón de sexo.

Artículo 40 Artículo 24
2. Asimismo, los poderes públicos garantizarán el Toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute
descanso necesario, mediante la limitación de la jor- del tiempo libre, a una limitación razonable de la dura-
nada laboral, las vacaciones periódicas retribuidas... ción del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas.

Artículo 41 Artículo 22
Los poderes públicos mantendrán un régimen público Toda persona tiene derecho, como miembro de la
de Seguridad Social para todos los ciudadanos, que sociedad, a la seguridad social...
garantice la asistencia y prestaciones sociales sufi- Artículo 23
cientes ante situaciones de necesidad, especialmente Toda persona tiene derecho.. a la protección contra
en caso de desempleo. el desempleo.

Artículo 44 Artículo 27
1. Los poderes públicos promoverán y tutelarán el 1. Toda persona tiene derecho a tomar parte libre-
acceso a la cultura, a la que todos tienen derecho. mente en la vida cultural de la comunidad, a gozar
2. Los poderes públicos promoverán la ciencia y la de las artes y a participar en el progreso científico y
investigación científica y técnica en beneficio del inte- los beneficios que de él resulten.
rés cultural.

Pero este TÍTULO I contempla también derechos de la tercera generación.


«Van apareciendo (por supuesto también en España) nuevos retos e intensos debates sobre la actitud
social ante fenómenos de grave actualidad, como pueden ser la emigración, la tolerancia, sea racial,
religiosa, política o de otro orden, o la convivencia pluriétnica, o sobre nuevas categorías de derechos,
como los derechos al desarrollo, al medio ambiente y a la solidaridad. Se trata de conceptos no con-
templados de forma específica en la Declaración (en la Universal de Derechos Humanos), que hoy

51
Una aproximación a la Constitución Española de 1978

conocemos como «derechos de la tercera generación» y que constituyen pasos adicionales en el proce-
so de construcción de la dignidad del ser humano. Son derechos nuevos que aparecen en el modelo de
convivencia y que tienen consecuencia en los esquemas nuevos de protección de estos derechos» (Ra-
món de Miguel. «Los derechos humanos a los 50 años de la Declaración Universal». El País, 9 de sep-
tiembre de 1998).

Artículo 45
1. Todos tienen el derecho a disfrutar de un medio ambiente adecuado para el desarrollo de la persona,
así como el deber de conservarlo.
2. Los poderes públicos velarán por la utilización racional de todos los recursos naturales, con el fin de
proteger y mejorar la calidad de la vida y defender y restaurar el medio ambiente, apoyándose en la
indispensable solidaridad colectiva.

La Constitución establece los siguientes tipos de derechos:


Los derechos fundamentales, inseparables de la dignidad humana: el derecho a la vida y a la inte-
gridad física, a la libertad, a la inviolabilidad de domicilio, al honor y la intimidad, a la educación, a la
protección jurídica.
Las libertades públicas ligadas al ejercicio del pluralismo democrático: libertades ideológica y reli-
giosa, de pensamiento y expresión, de reunión y asociación, de sindicación y derecho a la huela,
de participación política...
Los derechos y deberes de los ciudadanos: derecho del hombre y de la mujer a contraer matri-
monio con plena igualdad jurídica, derecho a la propiedad privada y a la herencia, libertad de
empresa en el marco de la economía de mercado, derecho y deber de trabajar, deber de pagar
impuestos...
Los derechos económicos y sociales, derivados de la responsabilidad social del Estado. Tienden
a los siguientes objetivos: la protección de la familia, la infancia, la juventud y la tercera edad; el
acceso a la vivienda, a la seguridad social, la sanidad y la cultura; la conservación del medio
ambiente...
Establece también la figura del Defensor de Pueblo (Artículo 54) como encargada de velar por el cum-
plimiento de los derechos y libertades de los ciudadanos.

Artículo 54
Una ley orgánica regulará la institución del Defensor del Pueblo, como alto comisionado de las Cortes
Generales, designado por éstas para la defensa de los derechos comprendidos en este Título, a cuyo
efecto podrá supervisar la actividad de la Administración, dando cuenta a las Cortes Generales.

TÍTULO II
DE LA CORONA

El rey carece de capacidad para gobernar. No obstante, el rey, en calidad de jefe de Estado, ejerce un
papel de gran importancia. En palabras de Gregorio Peces Barba, uno de los redactores de la Constitu-
ción de 1978, en ésta «la Monarquía se dibuja como el supremo órgano del Estado, que encarna su uni-
dad y permanencia, que no tiene prerrogativa, no es ni legislativo, ni ejecutivo ni judicial, porque repre-
senta el referente formal que transmite solemnemente las decisiones de los poderes públicos y de mane-
ra eminente la dignidad del Estado».

Artículo 56
1.El Rey es el Jefe del Estado, símbolo de su unidad y permanencia, arbitra y modera el funcionamien-

52
Aprendiendo a ser ciudadanos

to regular de las instituciones, asume la más alta representación del Estado español en las relaciones
internacionales, especialmente con las naciones de su comunidad histórica, y ejerce las funciones que
le atribuyen expresamente la Constitución y las leyes.
«Hoy me han legalizado», dijo don Juan Carlos cuando fue aprobada la Constitución.

Artículo 62
Corresponde al Rey:
a) Sancionar y promulgar las leyes
h) El mando supremo de las Fuerzas Armadas

Artículo 63
Al Rey corresponde, previa autorización de las Cortes Generales, declarar la guerra y hacer la paz.

(La división de poderes en nuestra Constitución está recogida en los TÍTULOS III, IV, V y VI, a los cua-
les pertenecen los artículos que siguen).

Artículo 66
2. Las Cortes Generales ejercen la potestad legislativa del Estado, aprueban sus presupuestos, contro-
lan la acción del Gobierno y tienen las demás competencias que les atribuye la Constitución.
El poder legislativo corresponde a las Cortes Generales españolas que se componen de dos cámaras:
el Congreso de los Diputados (350 miembros) y el Senado (239 miembros). El primero es el único órga-
no del Estado con poder legislativo en sentido estricto, ya que posee la capacidad de aprobar las leyes.
El Senado posee un papel secundario porque se limita a introducir enmiendas a los proyectos o propo-
siciones de ley que el Congreso le remite una vez
elaborados y antes de ser aprobados.
REY
Artículo 97 (neutral)

El Gobierno dirige la política interior y exterior, la


arbitra sanciona
Administración civil y militar y la defensa del Estado. nombra representa
Ejerce la función ejecutiva y la potestad reglamenta-
ria de acuerdo con la Constitución y las leyes.
PODER LEGISLATIVO PODER EJECUTIVO

Artículo 108
El Gobierno responde solidariamente en su gestión Elecciones generales
GOBIERNO
cada cuatro años
política ante el Congreso de los Diputados.
El poder ejecutivo corresponde al gobierno de la
CORTES
nación (presidente, vicepresidentes y ministros), GENERALES
Presidente

quien dirige la política general y tiene la prioridad en


propone
la iniciativa legislativa. Es responsable de su gestión
ante el Parlamento. eligen
Ministros

Artículo 117 Congreso de


Senado
los Diputados
1. La justicia emana del pueblo y se administra en
nombre del Rey por Jueces y Magistrados integran- JUECES Y
PODER
MAGISTRADOS
tes del poder judicial, independientes, inamovibles, JUDICIAL
(independientes)
responsables y sometidos únicamente al imperio de
la ley.

53
Una aproximación a la Constitución Española de 1978

TÍTULO VIII
DE LA ORGANIZACIÓ N TERRITORIAL DEL ESTADO

Uno de los más importantes hechos políticos de la historia española desde 1975 es el de la construcción
de un nuevo modelo de estado no centralizado, a partir de las previsiones del TÍTULO VIII de la Constitu-
ción (aunque este proceso ya se había iniciado desde las elecciones de 1977).

Artículo 137
El Estado se organiza territorialmente en municipios, en provincias y en las Comunidades Autónomas que
se constituyan. Todas estas entidades gozan de autonomía para la gestión de sus respectivos intereses.
España, organizada hasta la Constitución de 1978 en provincias y municipios, se ha estructurado, ade-
más, en 17 nuevas entidades, las 17 comunidades autónomas, cuyo poder administrado a través de 17
gobiernos y parlamentos está regulado en sus respectivos estatutos de autonomía.
EL TÍTULO VIII –uno de los más extensos y el que mayor desarrollo ha precisado para concretar sus pre-
visiones– no dice nada acerca de cuántas comunidades autónomas constituirán el Estado de las auto-
nomías; se limitaba, según palabras del ex ministro de Justicia Juan Fernando López Aguilar, –dichas
con motivo del 25 aniversario de nuestra Carta Magna–, «a hacer posible el Estado de las autonomías
con la capacidad de acceso al autogobierno de las comunidades autónomas». En la misma efeméride,
Gabriel Elorriaga, en ese momento Secretario de Estado de Organización Territorial, dirá que la aplica-
ción del TÍTULO VIII de la Constitución supuso la realización de una reforma que «se ha consolidado en
un modelo territorial que ha servido para articular la convivencia en un país plural acercando las decisio-
nes a los ciudadanos y mejorando la calidad de los servicios públicos».
La causa de la indefinición está ligada a la ausencia de referentes claros para el Estado de las Autono-
mías que apuntaba la Constitución. Lo que existía en 1978 en España era una clara demanda de autogo-
bierno en el País Vasco, Cataluña y, en menor medida, Galicia, comunidades autónomas que durante la
transición política contaban con partidos nacionalistas potentes y en las que existía el referente histórico
de la II República, con los estatutos catalán, vasco y, en proceso avanzado, el gallego.
Su indefinición obligó a los principales partidos nacionales a llegar, no sin dificultad, a un acuerdo: en el
desarrollo del Estado de las Autonomías era necesario compatibilizar el acceso al autogobierno, dentro
de la unidad de España, con la solidaridad.
De Javier Tusell son las siguientes palabras: «Sin duda ha sido el Título Octavo de la Constitución el más
discutido por los especialistas y el más endeble desde el punto de vista de la técnica jurídica. Tanto sus
redactores originarios como los dirigentes de los partidos políticos debieron hacer malabarismos para lle-
gar a un acuerdo que resultara aceptable para todos. La fórmula a la que se llegó puede ser desafortuna-
da, incompleta y ambigua, pero hay que tener en cuenta que se pretendía conseguir un marco en el que
fuera posible incluir la reivindicación de los derechos históricos por parte del nacionalismo vasco; las exi-
gencias del nacionalismo catalán, que quería un Estatuto, y una fórmula para dar respuesta al sentimiento
regionalista nacido en el resto de España como reacción al centralismo. En AP, frente a la postura más
abierta de Fraga Iribarne, hubo quienes se abstuvieron en el referéndum por el Título Octavo. Éste fue
obra de los diputados catalanes Miguel Roca y Jordi Solé Tura. Hubo un momento en que por las dificulta-
des para llegar al consenso, Roca estuvo dispuesto a que fuera abordado al margen».

Y así el Artículo 138 en su punto 2 dirá que los Estatutos de las distintas Comunidades no tienen por
qué ser iguales, pero que ello «no podrá implicar, en ningún caso, privilegios económicos o sociales».
El Artículo 148.1 señala una serie de competencias que pueden ser asumidas por las Autonomías, inclu-
yéndolas en sus Estatutos. El Artículo 152 contempla cuáles son sus órganos: una Asamblea legislativa
o parlamento autonómico (sus miembros son elegidos por sufragio universal); un Consejo de Gobier-
no con funciones ejecutivas y administrativas en materias autonómicas; un Presidente elegido por la
Asamblea entre sus miembros y nombrado por el rey; un Tribunal Superior de Justicia.

54
Aprendiendo a ser ciudadanos

Entre los años 1979 y 1983 todas las Comunidades Autónomas se dotaron de Estatutos, completándose
el mapa en 1995 con la aprobación de los Estatutos Especiales de Ceuta y Melilla. La organización terri-
torial española, consagrada en el TÍTULO VIII de la Constitución, ha permitido que el Estado español sea
actualmente uno de los más descentralizados de toda Europa, gracias a la asunción global de compe-
tencias de las 17 Comunidades Autónomas que lo conforman.

TÍTULO IX
DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

Integrado por doce juristas, es el supremo intérprete de la Constitución; cumple la función de «guardián»
de nuestra Carta Magna. Se trata de un tribunal específico diferente del poder judicial, de un órgano jurí-
dico y político (su carácter de político procede de la forma en que es nombrado y de su contenido). El
Tribunal Constitucional (Artículos 159 - 165) garantiza que las leyes, todas las normas jurídicas, se formu-
len conforme a la Constitución; protege especialmente los Derechos; mantiene dentro de la Constitución
las relaciones entre los Órganos (división de poderes) y entre el Poder Central y las Comunidades.

Artículo 159
1. El Tribunal Constitucional se compone de doce miembros nombrados por el Rey; de ellos, cuatro a pro-
puesta del Congreso por mayoría de tres quintos de sus miembros, cuatro a propuesta del Senado, con
idéntica mayoría, dos a propuesta del Gobierno y dos a propuesta del Consejo General del Poder Judicial.

Artículo 161
1.El Tribunal Constitucional tiene jurisdicción en todo el territorio español y es competente para conocer:
a) Del recurso de inconstitucionalidad contra leyes y disposiciones normativas con fuerza de ley.
b) Del recurso de amparo por violación de los derechos y libertades referidos en el artículo 53.2 de esta
Constitución...
c) De los conflictos de competencia entre el Estado y las Comunidades Autónomas o de los de éstas
entre sí.
d) De las demás materias que le atribuyan la Constitución o las leyes orgánicas.

TÍTULO X
DE LA REFORMA CONSTITUCIONAL

Como ya se señaló en líneas anteriores, una característica fundamental de la Constitución es su elabora-


ción por consenso y su vocación de permanencia y estabilidad. Esto no significa que no pueda, en cir-
cunstancias especiales, reformarse; así lo contempla el TÍTULO X, que consta de cuatro artículos (166,
167, 168 y 169), y así ocurrió ya en 1992, año en que se modificó el artículo 13.2 para que todos los ciu-
dadanos de la Unión Europea pudieran ejercer el derecho de sufragio, tanto activo como pasivo, para
cumplir lo acordado en el Tratado de Mastricht, ratificado por España.

Artículo 167
1. Los proyectos de reforma constitucional deberán ser aprobados por una mayoría de tres quintos de
cada una de las Cámaras. Si no hubiera acuerdo entre ambas se intentará obtenerlo mediante la crea-
ción de una comisión de composición paritaria de diputados y senadores, que presentará un texto que
será votado por el Congreso y el Senado.
2. De no lograrse la aprobación mediante el procedimiento del apartado anterior, y siempre que el texto
hubiere obtenido el voto favorable de la mayoría absoluta del Senado, el Congreso por mayoría de dos
tercios podrá aprobar la reforma.
3.Aprobada la reforma por las Cortes Generales, será sometida a referéndum para su ratificación cuando
así lo soliciten, dentro de los quince días siguientes a su aprobación, una décima parte de los miembros
de cualquiera de las Cámaras.

55
anexos
Anexos

58
anexos
Aprendiendo a ser ciudadanos

Textos complementarios
<Cuando en la Política Aristóteles analiza las causas de la inestabilidad de los regímenes políticos y aborda las
medidas para su permanencia, escribe: «Pero entre todas las medidas mencionadas para asegurar la permanencia
de los regímenes políticos es de la máxima importancia la educación de acuerdo con el régimen, que ahora todos
descuidan. Porque de nada sirven las leyes más útiles, aun ratificadas unánimemente por todo el cuerpo civil, si los
ciudadanos no son entrenados y educados en el régimen». Y, en pocas palabras, Platón había ya condensado el
tema: «Lo que quieras para la ciudad, ponlo en la escuela».
Había nacido así la importancia de la socialización o la educación en los valores de un régimen para lograr la per-
manencia del mismo. Si esta premisa no se da, esa subsistencia no se consigue nada más que mediante el per-
manente recurso a la fuerza.
... Ignoro el autor de la frase, pero me parece plena de acierto: sencillamente, porque nadie nace demócrata, sino
que nos hacemos demócratas. Es decir, vamos bebiendo, viviendo y practicando en valores propios de la convi-
vencia en democracia. Vamos asumiendo que la verdad política no puede ser nunca dogmática y quizá por ello
todos pueden tener su parte de verdad. Que, en la legítima competencia política, el contrincante es un adversario
y nunca un enemigo. Asumir los valores de la participación, la responsabilidad y, en su caso, el saber perdonar y
pedir perdón. Colocar el diálogo como único instrumento en la contienda. Asumir al distinto y a lo distinto. Valorar
la paz y saber que hay que construirla cada día: «Si quieres la paz, prepara la paz». Hacer compatible el amor a la
patria con el sentirse ciudadano del mundo y, por esto, no permanecer impasible ante sus abundantes desgra-
cias. Saber que vale más la autoridad que la potestad. Cumplir con los deberes que el Estado (que es el velador
de la ciudadanía) reclama y no caer en el engaño al mismo. Apreciar el pluralismo, en todas sus facetas. Y así
seguiríamos largos párrafos más. Quede dicho como ejemplos, por lo demás colocados en el pórtico y en el arti-
culado de nuestra actual Ley de Leyes>.
Manuel Ramírez
Catedrático de Derecho Político en la Universidad de
Zaragoza. “Educar para la libertad”.
(El País, 25-06-2006)

<Conviene defender una asignatura porque proporciona la oportunidad de reflexionar sobre conocimientos que
pueden motivar la convivencia democrática. Pero también conviene defender la implicación de los jóvenes en acti-
vidades que repetidamente pongan en juego hábitos cívicos. Educar para la ciudadanía requiere reflexión y expe-
riencia. Visto, pues, que lo necesitamos todo, si no hubiese asignatura, se debería recomendar. Pero como la ten-
dremos, se debe recomendar vivamente la realización de actividades prácticas: algo así como unas prácticas de
ciudadanía.
¿Qué entendemos por prácticas de ciudadanía? Se trata de algo sencillo, las prácticas de ciudadanía son todas
las oportunidades que ofrecemos a nuestros jóvenes para que realicen actividades que les preparen para la ciu-
dadanía, actividades que les permitan cultivar virtudes cívicas. Cuando reducimos las clases magistrales para en
su lugar entablar debates sistemáticos y reposados con los alumnos, les estamos ofreciendo una oportunidad de
entrenar hábitos de ciudadanía. Cuando impulsamos la participación del alumnado en las reuniones de clase o de
delegados para regular la convivencia y considerar la marcha del trabajo escolar, les estamos ofreciendo una opor-
tunidad de degustar valores cívicos. Cuando establecemos sistemas de aprendizaje cooperativo en los que el
trabajo y el éxito son colectivos, les estamos enseñando contenidos y a la vez preparando en valores que les
serán de utilidad en su vida profesional y ciudadana. Son algunas de las muchas modalidades de prácticas que
podrían completar la asignatura de educación para la ciudadanía>.

Josep Maria Puig Rovira,


Catedrático de Teoría de la Educación de la Universidad de Barcelona
“Prácticas de ciudadanía”.(El País, 25-06-2006)

59
anexos
Anexos

<No me resulta fácil imaginar una formación educativa que no incluya una forma de ver la vida, ni una educación
de personas que omita mencionar la relación entre la conciencia de cada cual y las normas sociales que comparte
con su comunidad. Pero de lo que estoy convencido es de que la enseñanza institucional tiene no sólo el derecho
sino la clarísima obligación de instruir en valores morales compartidos, no para acogotar el pluralismo moral, sino
precisamente para permitir que éste exista en un marco de convivencia. Los testigos de Jehová tienen derecho a
explicar a sus hijos que las transfusiones de sangre son pecado; la escuela pública debe enseñar que son una prác-
tica médica para salvar vidas y que muchas personas escrupulosamente éticas no se sienten mancilladas por some-
terse a ellas. Los padres de cierta ortodoxia pueden enseñar a sus hijos que la homosexualidad es una perversión y
que no hay otra familia que la heterosexual; la escuela debe informar alternativamente de que tal "perversión" es per-
fectamente legal y una opción moral asumible por muchos, con la que deben acostumbrarse a convivir sin hostili-
dad incluso quienes peor la aceptan>
Fernando Savater
«En defensa propia» (El País, 12-08-2006)

<... La educación para la ciudadanía es... una materia que se ha impuesto en casi todos los países europeos. El
proceso en Inglaterra ha sido un modelo: acuerdo entre partidos, comité de especialistas presidido por Bernard
Crick y un informe soberbio que fue presentado al speaker de los Comunes en septiembre de 1998. Empieza
así:«Advertimos unánimemente a la Secretaría de Estado de que la enseñanza de la ciudadanía y la democracia,
construida en un sentido amplio que definiremos, es algo tan importante para las escuelas y la vida de la nación
que tiene que haber una exigencia legislativa a los colegios para que aseguren que forma parte de la capacitación
de todos los alumnos». Al mismo tiempo, la Unión Europea desarrolló el proyecto Educación para la ciudadanía
democrática, que acabó por expresarse en el llamado Informe Euridice. En él se dice: «En los últimos años, el
fomento de la cohesión social y de una mayor participación activa de los ciudadanos en la vida política y social se
ha convertido en un tema clave en todos los países europeos. Se ve a la educación para la ciudadanía como un
medio de hacer frente a los desafíos del siglo XXI»>.
Francisco J. Laporta
«La ironía de la educación ciudadana»(El País, 16-08-2006)

<En España, Carlos III asumirá las posiciones ilustradas y creará los Reales Estudios de San Isidro en Madrid,
proclamando a la enseñanza primaria y secundaria como servicio público. El Conde de Floridablanca creará el
Real Seminario patriótico vascongado, que Menéndez Pelayo considerará la primera escuela laica en España.
Otros autores, como Jovellanos, Cabarrús o Meléndez Valdés, defienden una enseñanza laica, común para todos
los ciudadanos y en diversas etapas desde la primaria a la superior. El Emilio español, el Eusebio, una novela
pedagógica del ex jesuita Pedro Montegón, difundirá la nueva pedagogía y sostendrá que la moral puede ense-
ñarse prescindiendo de la religión.
Esta corriente en España se consolidará en el siglo XIX con la obligación pública de una enseñanza única y gratui-
ta bajo la supervisión del Estado. La enseñanza laica, pública y gratuita se generalizará en Francia a partir de la
Tercera República, y en Italia a partir de 1870, después de la unidad. En Inglaterra empezó la intervención del
Estado con la Ley Gladstone de 1870, y la gratuidad se estableció en 1891. En todos los países en que avanza en
el siglo XIX y se completa en el siglo XX la educación nacional obligatoria, gratuita y laica, la escuela se reconvier-
te en un núcleo de igualdad social y de liberación intelectual, dos objetivos centrales del mundo moderno.
En esa línea, la Constitución de 1978 establece el derecho a la educación, pero permite la enseñanza privada e
incluso la puede subvencionar si cumple el objetivo general de la educación, señalado en el artículo 27.2: «La edu-
cación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráti-
cos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales»>.
Gregorio Peces-Barba Martínez
catedrático de Filosofía del Derecho y rector de la
Universidad Carlos III de Madrid. «Las luces y las sombras».(El País, 22-08-2006)

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