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EL PROFETA SOFONÍAS Y SUS OBRAS


1. El profeta y su época
Fue el noveno de los doce Profetas Menores del canon del Antiguo Testamento. Predicó y
escribió en la segunda mitad del siglo VII, a.C. Fue contemporáneo y colaborador del gran
profeta Jeremías. Su nombre (hebreo, Zephanja, que significa "el Señor oculta", "el Señor
protege").
La introducción del libro (1,1) sitúa la acción de Sofonías en la época de Josías. No hay razón
para dudarlo a pesar de los intentos de algunos autores inspirados en Hyatt para retrasar su
actividad a la época de Joaquín. La mayoría de los comentaristas admiten que su predicación
encaja bien en la primera parte del reinado de Josías, pues no hay asomo di decadencia asiria, ni
se menciona la reforma de Josías. Se suele situar, por lo tanto, a Sofonías en un momento
indeterminado de la década 640 a 630 a. C.
Sofonías es uno de los pocos profetas cuya cronología está fijada con datos precisos en los
versículos introductorios del libro. En los dos reinos anteriores, los de Amón y Manasés, la
idolatría se había introducido a la Ciudad Santa en formas por demás vergonzosas
(especialmente en el culto a Baal y Astarté). Y con el culto extranjero llegaron también la
cultura extranjera y una gran corrupción de la moral.
En este tiempo cumple Judá un siglo de sometimiento a los asirios, desde que Acaz los mandó
llamar el año 734 con motivo de la guerra siro-efraimita. La reforma de Ezequías supuso
simplemente un breve sueño de restauración, y el largo reinado de Manasés pesa como una losa
en la capital y en el pueblo. Las costumbres extranjeras han tomado carta de ciudadanía (1,8) se
practica el culto a los astros y la idolatría, hay apóstatas (1,4) la violencia de los poderosos
parece habitual (1,8,11; 3,3), los príncipes, jueces, profetas y sacerdotes se han convertido en
opresores (3,3-4). Tal es la imagen de una Jerusalén en la que se ha llegado hasta a formular el
axioma ateo: “El Señor no actúa ni para bien ni para mal” (1, 12).
La mención de diversas partes de la capital (el barrio nuevo, la puerta del pescado, el
“mortero”, (1,10-11) hace suponer que Sofonías predicó en Jerusalén. Su larga genealogía (1,1,
hasta la cuarta generación) se presta a varias hipótesis: emparentarlo con un rey de Judá como
Ezequías o probar la ascendencia judía ante el error al que puede inducir el nombre de su padre
(cusitas son los etíopes en el AT). La primera hipótesis no se puede probar, pues, si se
pretendiera la identificación de Ezequías, tatarabuelo de Sofonías, con el homónimo rey de
Judá, se habría indicado expresamente. La segunda es innecesaria, ya que el nombre del profeta
es claramente yahvista y significa algo así como “Dios protege, guarda”.
La época de Sofonías fue decisiva e importante debido a que las tierras del Oriente Medio
estaban siendo arrasadas por los extranjeros que habían llegado con las migraciones escitas en
la última década del siglo VII a.C., y porque Jerusalén, la Ciudad de los Profetas, estaba
únicamente a unos años de su destrucción (586). El vigía de larga vista de las murallas de Sión
vio llegar la catástrofe.
2. El libro de Sofonías
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Se suele dividir el libro de Sofonías en tres secciones: a) 1, 2-2, 3: oráculos contra Judá; b) 2,4-
3,8: oráculos contra las naciones; c) 3,9-20: oráculos de salvación.
La primera sección está centrada en el “día del Señor” o mejor en el “día de la ira del Señor”
(1.7.9.10.14-16.18; 2,13). Se trata de un banquete sacrificial (zbh, 1,7) que ha preparado el
Señor para castigar a los pecadores (1,17). El juicio del Señor lo convertirá en el día tenebroso
y terrible. Se trata de extirpar la idolatría y la injusticia (1,4). Todavía queda un momento para
la conversión (2,1-3) y hay que aprovecharlo: los apóstatas (1,6) deben “buscar al Señor”
buscando la humildad y la justicia (2,3).
La segunda sección contiene varios oráculos breves contra otros pueblos, concluyendo con uno
contra Judá (3,1-8): el conjunto de ciudades filisteas (2,4-7), Moab y Amón (2,8-11), Etiopía
(v.12) y Asiria (2,13-15) atraen las miradas del profeta. Las fases del día marcan el ritmo: al
alba el Señor juzga (3,5), al mediodía llega la destrucción (2,4), al atardecer se retira el “resto”
a descansar en las ruinas (2,7). El oráculo contra los filisteos no se motiva; pero se menciona
como nuevo propietario al “resto de Judá” (v.7). la prepotencia contra Judá es el motivo de la
desgracia para Amón y Moab; el beneficiario será el “resto de mi pueblo” (v.9). la bullanguera
Asiria, confiada y segura en su fuerza, solo albergará fieras (v.15). el interior de Jerusalén
marca el contraste: los príncipes, jueces, profetas y sacerdotes que la habitan no son nada junto
al Señor (“en ella”, 3,3.5).
La tercera sección recoge los temas del libro. La conversión de los pueblos abre esta parte (vv.
9-10). La purificación de Jerusalén deja en ella un resto pobre y humilde (vv. 11-13). La alegría
porque el tirano deja paso al rey (vv. 14-15) se completa con la presencia del Señor en la ciudad
(vv.15-18a). En la sección resuena el tema del “día” (vv. 11-16), la presencia del Señor en
Jerusalén (vv. 11.12.15.17), su actividad de guardar, recostar (rbs, v.12; cf. 2,7.14.15) y el resto
(vv. 12-13) de pobres e indigentes (v. 12; cf. 2,3). Los pueblos abren y cierran la sección: al
principio con su conversión (vv. 9-10), al final con su testimonio (v.20). Los vv. 18b-20
levantan sospechas de añadidura posterior, pero recuerdan la imagen del buen pastor.
3. el mensaje de Sofonías
Ya la predicción de Sofonías está centrada en Jerusalén. La presencia del Señor en ella es la
fuente del juicio y de la esperanza. Existe en el libro una tensión entre Jerusalén y los pueblos:
la destrucción de todo hombre y de toda tierra (1,2-3) culmina en el castigo de Judá (1,4); la
restauración de Jerusalén (3,11-18a) es el culmen de la conversión de los pueblos (3,9-10). El
pecado es idolatría (1,4-5; 3,1-2) e injusticia (1,12-13; 3,14) Y se resume en arrogancia (2,10;
3,11). La estructura espacial tiene como centro a Jerusalén. En su interior (2,14; 3,3.5.11.12) la
confianza en el monte Santo (3,1) cambiará en acogida al Señor (3,13). El tema del resto,
iniciado por Amós adquiere en Sofonías tintes específicos de humildad y pobreza, que
posibilitan la búsqueda y la acogida del Señor (2,3; 3,12-13). Pero esto sucederá después del
castigo, tras el juicio que tendrá lugar el día de la cólera del Señor.
4. Ejercicio práctico

El primer punto consiste en discutir la época en la que podemos localizar el libro del profeta
Sofonías. ¿Qué argumentos se aducen para colocarlo en el siglo VII a. C.? También
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podemos adentrarnos en la mentalidad de Sofonías recogiendo los datos (históricos o


teológicos) que se aportan en su libro sobre la ciudad de Jerusalén.

ABRAHAM MORALES ACOPA

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