70, Maesrao Fant
(activo a principios det
siglo x), BI Vardn de
Dolores, ca. 1420.
Pintura al temple sobre
tabla; 42,5 31,5 em.
Leipzig, Museurn der
bildenden Kiinste
Nuesta sensacién de
Poder tocar el cuerpo de
Cristo se increment agut
Por las rosas de cinco
Peétalos colocadas en el
marco original, que en la
tradiciSn mistica eran
también simbolos de
sangre y muerte
Nuevas visiones
de Dios
Dios en el arte gético fue su ausencia. Cristo ascendié al
cielo sin dejar restos corporales que sus seguidores pudie-
ran venerar; por tanto, Jos objetos relacionados con st muerte,
especialmente la Cruz, edquirieron un gran valor para la cristian-
dad. Segin la leyenda, santa Elena, la madre de Constantino,
habia descubierto a Cruz alrededor del afio 300, pero los frag-
mentos de la misma s6lo empezaron a llegar a Occidente a partie
de 1204, cuando los cruzados, de camino a Palestina para librarla del
control de los musulmanes, saquearon Constantinopla, la gran ca-
pital del cristianismo oriental. Trajeron como botin un gran niime-
ro de imagenes, iconos y reliquias. Uno de esos diminutos frag-
mentos de madera de la Cruz, conseguido por el emperador
latino de Constantinapla Balduino I de Flandes (1204-1205), fae
donedo a Ia abadia de Floreffe, hoy en Bélgica, por su hermano
Felipe el Noble, conde de Narnur, y se colocé més tarde en un
deslumbrante relicario gético en forma de triptico (fig. 71).
‘Mientras el cristianismo oriental habia desarrollado una teologia
‘entrada en Ja imagen, que otorgaba al icono una parte del poder
de su prototipo divino, en Occidente los tinicos objetos que podian
venerarse como presencias sagradas eran las reliquias. Mientras
que una imagen podie hacer presente lo ausente, las reliquias
‘constitufan tna presencia en sf
Se crefa que las reliquias tenfan poderes milagrosos. El tipti-
co de Floreffe se construys después de que la reliquia dejara caer
unas gotas de sangre durante el oficio de la Tnvencién de la Cruz
el 3 de mayo de 1254. Con miles de particulas «falsas> imandan-
do el mercado y la creciente inflacién de reliquias, era importan-
te para los monjes que ocurricra un milagro semejante que au-
tentificara su propia y valiosa particula, El arte que enmarca la
L: que estimulé mas profundamente las nuevas visiones de71. Relicatlo de la Vera
Cruz de Florefe,
posterior a 1254. Plata y
bronce dorado, fligrana,
piccras preciosas y niel;
sabierto, 72 x $0 em.
Paris, Musée du Louvee
Este estuche, en forma de
capillagotica en
miniatura, con pindculos
y gabletes, se abre para
mostra una cruz dorade
fen al centro, sujeta en el
‘ice por dos angeles y
flanqueada por escenas
tridimensionales mas
equefas de la Pasion de
Crist,
reliquia constituye una especie de teatro devocional en el que s¢
pone en escena la reliquia para que,pueda manifestar su poder. Las
reliquias habian sido durante siglos el centro de las estrategias espi-
rituales en Occidente, pero lo que hace diferente al periodo gético
es que la linea entre la reliquia y el relicario, y entre el icono y la
pintura, comienza a difuminarse. En el mismo triptico de Floceffe
el centro de a veneracién pasa del objeto en sia su simulacro de
puesta en escena, Refiquias inedievales anteriores habfan atraido a
los peregrinos, pero estos primeros peregrinos sélo podian sentir
I presencia del santo oculto dentro de la urna o, como mucho,
acertar a vislumbrar parte del objeto sagrado a través de una reja de
piedra. Con el tiempo se hizo mas frecuente exponer partes del
cuerpo sagraco en contenedores transparentes (fig. 72), 0 por el
contrario, como en el ejemplo de Floreffe, enmarcarlos con tanta
riqueza que casi se anulaba su presencia,
Lo que podria llamarse la explosidn de las imagenes gétices
del siglo X11, momento en que surgié un nuevo repertotio icono~
agafico, tiene poco que ver con la proliferacién de fotografies en
104 Nuenss visiones del tempo
Jos medios de comuni
sgradas eran demasing
haberse determinado
posit. Se desarrollar
nes de devocién conc
coftadias laicas (herm
ligiosas, 0 los monjes
te principales non aa
se pusieron a disposies
‘marco institucional de
habia mantenido sien
al ambito de la propia|
Visiones piiblicas
Dentro de la cated
separada del presbiter
prlpitwn 0 ju, que ex
realizaba detrés del mis
desmancelaron posterit
en pie un ejemplo in:
siglo xut (fig. 73). En
escenas de la Pasién de
tural colocedas sobre ¢
Jas que més impactan,
Crucifixidn ~Cristo fla
caban en la parte supes
parte inferior del pérti
gen desconsolada se v
<y vemos este objeto,
‘forma semicircular,
2 opus angliconzan, el
ieres inglesas eran fa-
> esta escena,en el ex-
2bia verse plana en la
» del portador de la
lel otro lado, otra es-
+ después de su muer-
Maria Magdalena y
esta capa fue realiza-
ondstica femenina, tal
ocedencia, las monjas
diferencia de género
w sacerdote oficiante,
guidora de Cristo no
>ero, un seguiddor mas-
nnés intima con Dios.
tia, cuando el ofcian-
igregacién y se volvia
ines eran invisibles,
‘ongregacién durante
gente buscara otros
Se constituyeron es-
pales para mostrar los
mandad de la Virgen,
ta Maria Novella de
di Buoninsegna (acti-
, segrin estipulaba el
hermosa como facra
le Santisima Virgen
al gusto y placer» de
expensas y «garanti-
los detalles» (Fig. 78).
malmente, muestre el
ugar de culto, ya vi-
ssténdar de la Virgen
ena capilla y alumn-
que esto no es un re-
4 que ver con la litar-
para ser el centro de
viva entre ella. Como
+ piadosas, éta no re-
€ los Evangelios, sino
tuna idea teol6gica, la
como un retrato mag
, aunque entronizada
Fdevoto esperanzado
78, Ducco os Buonmseous (active 1278-1319), Madonna Recellsi, 1285. Pinta al temple sobre tabla;
455«2,9 m. Florencia, Ufiz
Nuevas visions dl tempoAla derecha, en i
pagina siguiente y en la
esquina derecha
79, Ciaus Sustes (eto
fen 1406), Felipe el
Atrevido su espose
presentados a fa Virgen.
Escultura en piedsa en la
pportada de fa capilla de
Ia cactuja de Charpmo)
Dijon, 1385-1393,
La disposicion de'las
figuras alrededor del
portico y el pactelua se
muesva en la ilusvacién
pequesta de fa esquina
superior decechs.
desde su mundo dorado de dos dimensiones; en el norte de Eu
ropa era més frecuente que apareciera como una dama distin~
guida, arqueada, en piedra o marfil, con el Nifio apoyado en la
cadera, Esta version escultérica de la imagen mariana, las lln~
madas «Virgenes bonitas» de Alemania, y las estatuillas doradas
en marfil de Paris, presenta un tipo muy diferente de imagen
publica de veneracin. Asi es como se le aparece a Felipe «l
Atrevido y su esposa Margarita de Flandes en el parteluz de la
portada de la capilla del duque en la cartuja de Champmol,
112 Nuevas visomes dl sempo
rca de Dijon (f
rural de los du,
csealpidas por el
cn 1406). Aqui |
sobre las
tina obr
sobresalen de ¢
que habian sost
diados del sigto|ones; en el norte de Eu-
como una dama distin-
1 el Nifio apoyado en fa
agen mariana, Jas lla~
y las estatuillas doradas
uy diferente de imagen
le aparece a Felipe el
des en el parteluz de la
cartuja de Champmel,
cerca de Dijon (fig. 79), flanqueada por las figuras de tamafio na-
tural de los duques sobre ménsulas audazmente proyectadas y
esculpidas por el escultor franco-flamenco Claus Suter (muerto
en 1406), Aqui los doseletes salientes ¢ incluso las plataformas
sobre las que se emplazan Jos donantes parecen accesorios de
una obra de teatro, sin relacién con las figuras que cobijan y que
sobresalen de una estructura arquitecténica del tipo de las
que habfan sostenido las esculturas en las portadas desde me-
diados del siglo xt, Incluso el Nifo Jest, un bebé gordito més
Nuevas visions del impo
1B114 Neos vines del tempo
gue el muiiec
arriba donde (
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turaa su legit
cena, Tres 25]
cin pictoricd
y Ia propietat
como vereme
de los nuevos
gundo lugar, |
snuscrito, fait
saliendo del r
Por iiltimo, {que el mufieco mayestitico de la tabla de Duccio, mira hacia
atriba donde (originalmente) unos angeles portaban los instru-
mentos de su Pasién. Los dos donantes se arrodillan como si es-
tuvieran en la corte, presentados por los santos patronos de la
dinastia borgonona, san Juan Bautista y santa Catalina. La es-
cultura, al compartir el espacio del espectador, y con los porme~
notes reproducidos en su superficie, que proporcionaban una
realidad profundamente tangible, era todavia el modo més efi-
caz de incorporar al espectador a la accién representada. Si ésta,
‘como sucede con todos los conjuntos escultdricos de Shuter, nos
parece a nosotros real y lena de fuerza, imaginemos el efecto
‘que produciria en ia pareja representada cada vez que pasaban
por esta puerta para asistir al servicio linérgico en su capilla pri-
vada,
Visiones privadas
Otra transformacién en Ia cultura de las imagenes durante
el periodo gético fue el aumento de las imagenes de propiedad
privada, como la que un monje est comprando en una escena
del milagro de «Nuestra Sefiora de Sardanays en las Catntigas de
Santa Marfa (fig. 80). Este vasto conjunto de 1.800 ilustraciones
sobre milagros marianos, compilado por el rey Alfonso X de
Castilla (1252-1284), incluye muchos en los que sucede que es-
taruas ptiblicas milagrosas de la Virgen socorren a personas que
lo necesitan. Pero esta historia es inusual, pues trata del deseo
de una mujer de poseer su propia pintura de la Virgen con el
Nifio. En la primera escena, una anacoreta, que lleva en Da-
‘masco una vida enclaustrada de estricto aislamiento, pide a un
monje de camino a Jerusalén que a su regreso le traiga una
pintura de le Virgen. Después de visitar el Santo Sepulcro, el
monje compra la imagen en la rercera escena, en una tienda en
la que venden iconos de la Virgen y de la Crucifixién. Pero, al
descubrir, en la cuarta escena, que la pintura le protegfa de los
animales salvajes y los asaltantes, decide guardarla para su pro-
pia orden. Viaja de vuelta por mar para evitar pasar por Damas-
0, pero una tempestad le obliga a volver. Se da cuenta de que
es la propia Virgen la que esté insistiendo para que Hleve la pin-
tura a su legitima propietaria, que es lo que hace en la ultima es-
. Tres aspectos son significativos en esta magnifica narra-
6n pictérica. En primer lugar, la imagen viene de Tierra Santa
y la propietaria era una monja, un miembro de un grupo que,
‘como veremos, tuvo una especial importancia en el desarrollo
de los nuevos modos de relacionarse con las imagenes. En se-
gundo Ingar, al contrario que otros muchos ejemplos en el ma-
ruscrito, fa imagen de le Virgen no se representa reviviendo y
saliendo del marco, Es suficientemente poderosa como pintura.
Por iltimo, como tantas imégenes milagrosas, la tabla, en la
Pégina anterior
£80. Milagro en el ue se
compra una pintura sobre
tabla de la Viggen,
procedente de las
(Céniigas de Santa Maria,
2. 1280. Miniatura sobre
pergamino; folio, 33,4 x
23 cm. Madrid, Biblioteca
de El Escorial
Paginas siguientes
81, Diptico con la Virgen
con al Nifo y Cristo
\Varén de Dolores,
a, 1350, Piura al
temple sobre tabla.
Karlsruhe, Kunsthalle.
Este tipo de Virgen con el
Niffe, aunque parece
fresco y espontaneo,
estaba basado en el tipo
de la Giychophitouse
bizantina, en el que e!
Nitio toca la barbilla de
sa madre, lo que indica
‘que tanto la imager
‘mariana como la de
Cristo Varén de Dolores,
en el otto lado, estén
asada en titima
instancia en un prototipo
importado,
Nucoa visions del empo 11S