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BOLETIN DO MUSEO PROVINCIAL DE LUGO LUGO EN LOS TIEMPOS OSCUROS. LAS MENCIONES LITERARIAS DE LA CIUDAD ENTRE LOS SIGLOS V Y X (II) J. Miguel Novo G. Para José Carlos Ferndnde: Corte RESUMEN Es este articulo la tercera “entrega” de una serie que estudia las fuentes litera- rias que mencionan Is ciudad de Lugo entre los siglos V y X. Aqui se comenta y anali- za la problemética del Parrochiale Suevum siempre en relacién con la historia de la ciudad y del obispado de Lugo. RESUMO E este artigo a terceira “entrega” dunha serie que estuda as fontes literarias ‘que mencionan a cidade de Lugo entre os séculos V eX. Aqut coméntase e analizase a problemdtica do Parrochiale Suevum sempre en relacién coa historia da cidade e do bispado de Lugo. Este artfculo constituye la tercera parte de la serie dedicada a tratar las escasas menciones que a nuestra ciudad-hacen las cr6nicas y documentos de la edad oscura, ‘ctapa historica de la Alta Edad Media que va comprendida entre los siglos que encabe- zan el titulo de la serie. Tras tratar en la primera parte, la menci6n que de Lugo hace la Notitia Dignitatum Occidentis, y, en la segunda las varias menciones de la ciudad en la Crénica de Hidacio de Chaves, le toca ahora el tumo a un curioso y controvertido docu- mento de Ia época en que los suevos sefioreaban Ia Gallaecia: se trata del llamado Parrochiale Suevum, Diuisio Theodomiri 0 también Concilium Lucensis. Es este un documento de primera magnitud para Ia historia antigua de Ja ciudad, por cuanto nos informa de la historia de algo tan ligado a ella como lo es su Iglesia Catedralicia. Al tra- tar, en el articulo anterior, de la Crénica Hidaciana se tocaba allf la mencién que ésta hace del primer obispo de Lugo, de nombre conocido, Agrestio, y de la problemética que plantea el origen de nuestra Iglesia. Al ocupamos ahora de la mencién de Lugo del a7 BOLETIN DO MUSEO PROVINCIAL DE LUGO Parrochiale en realidad seguimos hablando de los siguientes obispos que, en las épocas sueva y visigoda, ocuparon su cétedra, o lo que es lo mismo, trazamos necesariamente los pasos siguientes de la historia de la Ecclesia Lucensis y de su episcopologio. IIL, LUGO EN EL PARROCHIALE SUEVUM. Antes de entrar de leno en el estudio del Parrochiale y en la mencién a Lugo que hace, se hace necesario, siquiera de forma breve, tratar de analizar los bandazos de la politica religiosa del reino suevo porque es esta politica el contexto del que emanaré el documento de que vamos a ocuparos. Los dos primeros reyes suevos, Hermerico (4097-441) y Rechila (438-448) mue- ‘en siendo avin paganos. El sucesor de Rechila, tercer rey por tanto, Rechiario (448-456), es ya catdlico segtin nos refiere el cronista Hidacio™. Pero, segtin parece, se trata de una conversién personal que no implicé la de todo el pueblo suevo. La conversion de Rechiario es la del primer monarca de un pueblo barbaro occidental y se produjo medio siglo antes que la del franco Clodoveo. Tras la muerte dé Rechiario, se rompe la unidad del reino de los suevos, en donde, de una parte, se suceden Maldras, Frumatio y Remismundo, y de otra, Agiulfo Framtano y Rechimundo. Con Remismundo se restable- ce la unidad, pero con el fin de la Crénica hidaciana en 469 se abre, para nosotros, un periodo de oscuridad de casi un siglo de duracién. La alianza entre Remismundo y el monarca godo de Tolosa, Teodorico II (453-466), artiano, tuvo consecuencias religiosas. Un persongje, gélata de nacién, de nombre Ayax, segtin Hidacio, predica entre los suevos de Gallecia el credo arriano®. Bs en el periodo oscuro que sigue a Remismundo cuando se produce la conversién de los suevos al catolicismo, pero aqut las fuentes no coinciden, Segtin Gregorio de Tours® es Chariarico (550-58/9) el primer monarca suevo que adop- ta el credo nicefsta. Su conversién se produce por la intervencién milagrosa de las reli- quias de San Martin de Tours en la curaci6n milagrosa del hijo del monarca enfermo de lepra. Por contra, San Isidoro nos cuenta que es Teodomiro (561-570), sucesor de Asiamiro, el primer rey sueVo cat6lico, convertido desde el arrianismo por la obra evan- gelizadora de San Martin Dumiense. Sea como fuere, es bajo Teodomiro cuando tiene lugar el I Concilio de Braga, en el afio 561. A Teodomiro sucede Miro (570-583) que interviene en el reino godo de Toledo apoyando al cat6lico Hermenegildo contra su padre 1 arriano Leovigildo. Es Miro quien convoca el I Concilio de Braga en el que se orga niza, bajo los auspicios del Dumiense, 1a iglesia nacional sueva. Los tiltimos reyes ste- vvos son ya cat6licos: Eborico (583-584) y Audeca (585-586), destronado por Leovigildo © Hyder, Cran, 137: Recila, rex Sueuorum, Emerita genilis moriur mense Augusto: ci mas flu us lisa Rechtorus sated rerum onus quo side gente wa amassed lane) Es Rtraoy, dace Chronique. Pars 173 © idan. Chron, 23% Aian natione Galata, fetus apostate senior Ariana, inter Sueuos reqs su aus- Bont crkoice fae et dunce tinicns onerpi. A Calica Cothorarhabiatone hes pester Trim hominis ura ect © Greg. Tour De witons Bea Matin Epscopt, 1, Chararttciusdam regis Gallia us grater epotbat, uo tale tad incuvera,u solo esprit palpares (+) Beans euem Martius sorts Iitpratce odceptrincpatim Ret unter Parse lie SprssSanct confess cm om dom a ennai et «Ind ith, Sey, 91,19: (Theodemiras) ui confestin Arianaeimpetaiseror desiructo Suet cata tee fe reasons Martina monater! Dumas epcopo filer sceta claro, ce stud e far tetitaeempta tt et maa in eccestasts daphne Gatioue regonous insu 18 BOLETIN DO MUSEO PROVINCIAL DE LUGO ‘que pone asf final reino suevo. La conquista goda de Gallecia supone la implantacién por unos afios del arrianismo oficial hasta que Recaredo, hijo y sucesor de Leovigildo, adop- te el credo de Nicea en el III Concilio de Toledo. La conversién de los suevos al catolicismo supone, por un lado, la integracién de éstos y los galaico-romanos y, ademés, bizantinos de Spania y merovingios de Francia la impulsan, pues es una forma de incordiar por la retaguardia al tradicional enemigo visigo- do y arriano. El Dumiense, impulsor de esa cristianizacién, procede del oriente bizantino y estuvo también relacionado con personalidades de la Francia merovinia, y su Hegada a Gallecia coincide ademés con el desembarco bizantino en el levante espafiol. La iglesia sueva, organizada por el Dumiense, tiene un “cierto cesaropapismo de tinte bizantino”"”, Pues bien, el Parrochiale Suevum recoge la organizacién parroquial y episcopal cemanada de la magna asamblea conciliar de Braga II del afio 572. Por tratarse de un documento no muy extenso, y porque en el comentario se hace necesario aludir a todas las parroquias y no s6lo a la de Lugo, transcribo el texto integro por la edicién més reciente, la de F. Glorié, en et Corpus Christianorum®, que es bésica- ‘mente la misma que hiciera con anterioridad el gran conocedor de estos temas, el francés Pierre David". TRANSCRIPCION DEL PARROCHIALE PARROCHIALE SUEVUM In antico tempore numenis diocesum quos unaquaeque sedes prescriptos habebat (Tempore Sueuorum sub era DCVII die kalendarum Tanuarii 5 Theodemirus princeps idem Sueuorum concilium in civitate Luco fieri praecepitad confirmandam fidem catholicam uel pro diuersis Ecclesiae causis. Postquam peregerunt quicquid se concilio ingerebat direxit idem rex epistolam suam ad episcopos qui ibi erant congregati continentem haec: “Cupio, © Garcia Moreno, L.A. Historia de Expata visigoda, Ctedra, Maid, 1989, p, 109, Para la problemtica de In evolocion religions del reinosuevo, vid; Novo Olisin, 1 M.,Lor puebie vasco-cantdbricosy golaicos én la Anigtedad Tara, Sigios IX, Mads 1992, pp. $9 ss Orlandi 1, “El crstianisao 1a iglesia ‘en la Eopatavsigoda", en Menénde Pida,R. (dr), Historia de Bopata, ih 1, Bypatavisgoda, Espasa: Calpe, Medi, 1991, pp. 433 saz Barbero de Aguilera A. “as divisions eclsistensy is relatones ‘ent ia iglesia y el Esato en la Espa de los sgios Vy VI en La sociedad visigoda tu entorn his- glo XX1, Madrid, 1992, pp. 168 so. Tones Lipea et ali, Ea vnigada, tl Je ia storia de pri de R Menménder Pia, Expast-Calpe, Mads) 1983, pp. 38S; Sotomayor y Maro, M"Laiglesi ‘en la Espa romana”, en Gaeta Viloslada, R (dix), Historia dela Iglesia en Espafa, BAC, Madiig 1979, hp ses Toes Rodrigues, C, Galt meng, Funan P Bar de La Maca, Cort 197, pp. 197 se} Tranoy A. op. ct, vel It, pp. 85-86; Ina Prez, A, La sociedad polega en a Alta Edad Media, ESC, Madina, 1992, pp’ 10 ss; $2 Bravo, Hy El nonacito en Galil, Libriga, Conta vol. pp. 39 S21 Thompson, E-A, “The conversion of the Spénish Suvi to Catholicism”, en James B, Vsigothic Spain, ‘New approaches, Oxford, 1980, pp. 79 38 Panochiale Suewm, Corpus Christianoram, Series Latina, CEXXV. Itineraria et alia geographico, ‘Tambo, 1965, pp. 413 80 —— © David P, Etudes sur la Galice et Le Portugal du VF eau XI e siécle, Pars, 1947, pp. 30 ss. 179 BOLETIN DO MUSEO PROVINCIAL DE LUGO 10 Sanctissimi Patres, ut prouida utilitate decematis in prouin- cia regni nostri, quia in tota Galleciae regione spaciosae sa- tis diocesis a paucis episcopos tenentur, ita ut alinquantae ecclesia per singulos annos uix possint a suo episcopo uisi- tari, Insuper tanta prouinciae unus tantumodo metropoli- 15 tanus episcopus praeest ut de extremis quibusque parrochiis Jongun sit singulis annis ad concilium convenire”. Dum hanc epistolam episcopi legerunt, elegerunt in sinodo ut sedes Lu- censis esset metropolitana sicut et Bracara, quia ibi erat ter- minus de confinitimis episcopis, et quia ad ipsum locum Lu- 20 censem grandis semper erat conuencio Sueuorum, Btiam et in ipso concilio alias sedes elegerunt ubi episcopi ordinarentur. Sicque per unam quamaue cathedram diocese et parrochias diuiserunt ne inter episcopos contencio aliquatenus fieret, id est:) 25 1. I. Ad Cathedram Bracarensem ecclesiae que in uuici- no sunt: 2. Centumeellas 3. Coetos 4, Lemeto 30 5. Anoaste 6. Milia 7. Ciliolis 8. Ad portum 9. Agilio 35 10. Carandonis 11. Tauuis 12. Ciliotao 13. Cetanio 14, Oculis 40 15. Cerecis 16. Petroneto 17. Equesis 18. Ad Saltum ITEM PAGI. 45, 19. Pannonias 20. Laetera 21. Brigantia (Aliste) 22. Astiatico 50 23. Tureco (Vallariza) 24, Auneco 25. Merobrio 26. Berese 55 27. Palantucio 28. Celo 29. Supelegio 30, Senequio (sunt haec XXX) BOLETIN DO MUSEO PROVINCIAL DE LUGO ILL Ad sedem Portugalensem in castro nouo ecclesias 60 que in uicino sunt: 2. Villanoua 3. Betaonia 4. Visea 5, Menturio 65 6. Torebria 7. Bauuaste 8. Bonzoaste 9. Lumbo 10. Nescis 10 11. Napoli 12. Curmiano 13. Magneto 14, Leporeto 15. Melga 15 16. Tongobria 17. Villa Gomedei 18. Tauuasse ITEM PAGI. 19. Labrencio 80 20. Aliobrio| 21. Valle aritia 22. Truculo 23. Cepis 24, Mandolas 25. Palentiaca (sunt haec XXV) 85 IIL. 1. Ad Lamecum ipsum Lamecum: 2. Tuentica 3. Arauoca 4, Cantabriano 90 5. Omina 6. Camianos (sunt haec VI) IV. 1. Ad Conimbricensem Conembrica: 2. Eminio 3, Selio 95 4, Lurbine 5. Insula 6, Antunane 7. Portucale castrum antiquum (sunt haec VII) V.1. Ad Viseum Viseo: 110 2. Rodomiro 3. Submontio 4, Subuerbeno 5. Osania 6. Ouellione 105 7. Tatela 8. Coleia 9. Caliabrica (quae apud Gotos postea sedes fuit). (sunt hace IX) 181 ROLETIN DO MUSEO PROV: 10 us 120 125 130 140 145 150 182 {CIAL DE LUGO VILL. Ad Dumio familia seurorum, VILL. Ad Egitaniensem tota Egitani 2. Municipio 3, Brancos (sunt haee IV). VIII. Ad Lucensem Luco ciuitas cum adiacentia sta (quam tenent comites undecim), una cum: 2. Carioca 3. Seuios 4, Cauarcos (Montenigro, Paraga, Latra, Azumara, Segios, Tria uada, Pogonti, Satuaterra, Monteroso, Do- ria, Deza, Colea) IX. Lad Auriensem sedem: 2. Palle aurea 3. Verugio 4. Bibalos 5. Teporos 6. Geurros 7. Pincia 8. Cassauio 9. Verecanos 10. Senabria 1, Calapacios maiores (sunt haec X). X. L.Ad Asturicensem sedem ipsa Astorica: 2. Legio 3. Bergido 4, Petra speranti 5, Comanca 6, Ventosa 7. Maurelos superiores et inferiores 8. Senimure 9. raucelos 10, Pesicos (sunt haec XT) 1. Ad Iriensem sedem ipsa Iria: 2, Morracio 3, Salinense 4, Contenos 5. Celenos 6. Metacios 7. Mercienses 8, Pestemarcos (sunt haee VI) (Coporos, Celticos, Bregantinos, Prutenos, Prucios, Besancos, Trasancos, Lapaciencos, Aros). xl XIL 1. Ad Tundensem ecclesias que in uicino sunt: 2. Taredo 3, Tabulela BOLETIN DO MUSEO PROVINCIAL DE LUGO 155 4, Lucoparre 5. Aureas 6. Langetude 7. Carisiano 160 8. Marciliana 9. Turonio 10. Celesantes 11. Toruca ITEM PAGI. 165 12. Aunone 13. Sacria 14, Esbilione 15. Cauda 16. Ouinia 170 17. Cartase (sunt haec XV) XIIL 1. Ad sedem Britonorum ecclesias que sunt intro Britones una cum monasterio Maximi et que in Asturiis, sunt. El texto del Parrochiale se nos ha transmitido de dos formas: aislado e incorpo- rado a las crénicas del obispo ovetense del siglo XI, Pelayo, formando parte, por tanto, de los escritos que se conocen con el nombre de Corpus Pelagianum, emanados de la sede ovetense de ese siglo XII”, Hay en el Corpus Pelagianum varias versiones del Parroquial Suevo. Veamos. En Ia Historia de los Suevos de San Isidoro, perteneciente al pelagiano Liber Chronicorum, aparece la noticia de la divisién de las sedes hechas por el suevo Teodomiro en un concilio de Braga, no de Lugo. Varios textos del Parrochiale figuran en el Liber Ithacii o del Pseudo Itacio del mismo Corpus ovetense entre los pre- mbulos de la falsificacién medieval de la Diuisio Wambae. Bl Liber Ithacit es una cr6- nica sencilla que recoge la simple enumeracién de los reyes suevos, v4ndalos, alanos y ‘godos. La Diuisio Wambae es una supuesta divisiGn de obispados atribuida a Wamba y realizada en un supuesto concilio de Toledo. La Diuisio es falsa pero no es obra del obis- po Pelayo “el obispo falsario”, que se limit a aprovecharla para sus intereses, como hizo también, como veremos, con el Parrochiale. El Liber Ithacii fué publicado por don Luis, ‘Vizquez de Parga, La Divisién de Wamba, Madrid, 1943. Las versiones del Parroquial en el Corpus Pelagianum estén interpoladas por Pelayo de Oviedo en un intento de defender la independiencia de su sede en una época que, como el siglo XII, contempls una importante reorganizacién de las sedes episcopales del noroeste peninsular, como después se vera”. Aunque con interpolaciones posteriores, el Parrochiale Sueum es un texto autén- tico que recoge la divisién diocesana de la Gallecia del siglo VI. Se abre con una carta del Rey Teodomiro a los obispos reunidos en un concilio de Lugo de I de Enero del aito 569, En ella se expone la conveniencia de llevar a cabo una reorganizacién de Ia iglesia "© David, P, op. cit, pp. 20s. ' Feméndez Conde, FJ, £1 Libro de los Testamentos de la Catedral de Oviedo, Iglesia Nacional Espafiola, Roma, 1971. 183 BOLETIN DO MUSEO PROVINCIAL DE LUGO sueva, creando nuevas didcesis, dividiendo éstas en parroguias, y elevando el obispado lucense al rango de metropolitano, condicién ésta de que antes s6lo Braga disfrutaba, La carta de Teodomiro sefiala que Gallecia es muy extensa, con pocos obispados, de modo {que los prelados no pueden realizar la visita anual a sus iglesias y que Ia existencia de un s6lo metropolitano dificulta la celebracién de los sinodos anuales ya que los prelados tienen que recorrer para ello grandes distancias". El predmbulo del Parroquial es una interpolacién posterior al texto de la divisi6n propiamente dicho, que sigue después, y que es auténtico en lineas generales. Esta es la opinién de P. David y de M. C. Diaz y Dfaz, entre otros expertos”, Por contra, A. Barbero‘ considera que el contenido del predmbulo del Parrochiale es acorde con las normas eclesidsticas de Ia época: los cénones I y II del Il Concilio de Braga van dedica- dos a las visitas de los obispos a las iglesias de sus respectivas diécesis. El cénon XVIII de los Capitula Martini, recogidos al final de! II Concilio de Braga, ordena la cele- bracién de concilios provinciales dos veces al afio, segtin lo dispuesto en Nicea. Del mismo modo, los cénones Ly II de los Capitula ordenan que los obispos, y no el pueblo, clijan a los nuevos prelados dentro de cada provincia. Y, en fin, la intervencién regia en el concilio de Lugo es normal en la época: Ariamiro y Miro convocan respectivamente los concilios I y II de Braga. Gundemaro hace de Toledo la tinica metrépoli de 1a Cartaginense, y los reyes godos presentan en las reuniones conciliares de Toledo los tomos regios a la manera de Teodomiro en el concilio lucense'*, Mucho se ha discutido sobre la historicidad del concilio de Lugo, que se men- ciona en el preémbulo del Parroquial. Sus actas no se conservan, y desde Flérez “ nie- gan su carécter hist6rico Barrau-Dihigo y Pierre David. Por contra, Thompson y Barbero argumentan a si favor diciendo que el que no se conserven sus actas no impli- ca necesariamente que no fuese un concilio real. Para David, es posible que la reorgani- zaci6n que presenta el Parroquial fuera hecha, con el consentimiento de todos los obis- pos, en una asamblea episcopal, pero nada asegura que se realizase en Lugo, y, como vvimos, algunas versiones del documento hablan de Braga y no de nuestra ciudad. La idea del concilio de Lugo puede venir sugerida, para David, por la expresin Concilium ‘En tempo de los uevos, el dia 1 de enero del ao 607 ao 568, el Principe de los suevos, Teodomizoorde- 1 que se celebrara un conciio cla ciudad de Lugo con el fin de frtalecer la fe extlica o por va azo- tes de fade eclesistica Despuds de vata minuefosamente todo lo que se expontael Rey digi una carta saya & los obispes af congegados con este mensaje: "Deseo, Sanisimes Padies, que con Gl provincia resovais en esta provincia de mussuorelna, ya queen te i regién de Galleia, las didcesisy demasiado txtensas, son obupadas or pocesabispos, do al modo que algunas ilesas apenas pueden Ser Vistadss poe S ebipo cade ao. Ademds, no exstendo mas que un metropolitan en tina provincia tan ampli, esta ‘vabajoso alos obispas acu cada ao al concilio desde gave tan dstantes" Habiendo lado ls obispos ‘sta eara, decidieronenelsinodo que la sede lucense fuese metropolitana como lade Brags, porque er er ‘nino de cbispos confinantes y porque en la mista cudad de Lugo siempre era grande la reuntn dels sue- ‘os. Ades en el mismo cones eligieroa ors sedes donde serfan aombrados nuevos obispos. Con el fia Se que no se produjeran enientamientes ene ellos, dividierondigceisy parroguis por cadauna de ase. drs de este modo) "™ David, P, op. cit, pp. 68 s. Cf, Diaz y Diz, M.C., "Gales visigoda" en AA. VV, O feito relisioso na storia de Galicia, Asoe.Caliega de Hstordores, Cora, 1993, pp. 27 8 © Barbero, Aart cit pp. 183 s. Cf. Isl Fez, A. op. cit, pp. 108s. Vives, 1, Masi, Ty Martinez, G., Conciliosvsigdrcase hispanorromanos, CSC. Barcelona-Madr, 1963, pp. 85 (Barbero, Aart. cit, 183 9 Fiérez, BS. vol. 4, cap. HL ‘Thompson, B.A. art. cit, . 90 184 BOLETIN DO MUSEO PROVINCIAL DE LUGO Lucense en la dedicatoria que San Martin Dumiense hace de los Capitula Martini al obispo lucense Nitigis en el I Concilio bracarense, o por Ia expresiGn Synodus Lucensis de que se habla también en Braga I. La carta de Teodomiro es, pues, para David, un invento del clero de Lugo, pero un invento acorde con las normas de la época, bastindo- se quizds en el buen conocimiento de las actas de los concilios toledanos. El preémbulo podria datarse en el siglo VI, en época visigoda, siendo posterior, por tanto, a la propia divisién parroquial a la que encabeza. El segundo problema que plantea el predmbulo es el del cardcter metropolitano que se confiere al obispado lucense. Aquf también las opiniones son divergentes entre los estudiosos moderos, En el preémbulo del Parrochiale se indica que han de crearse nuevas diécesis y que la sede de Lugo se convertira en metropolitana como la de Braga. En el I Concilio bracarense figuran ocho obispos, mientras en el II coneilio, también bracarense, hay doce-trece sedes. Trece si consideramos que San Martin de Dumio es, a la vez, arzobis- pado de Braga y abad-obispo de Dumio, préximo a la metrépoli portuguesa. Segdn P. David, 1a reforma administrativa que recoge el Parrochiale no implica la creacién de la ‘metr6poli Iucense, sede que nunca, segtin él, fue metropolitana". Tampoco admite el carécter metropolitano de Lugo C. Torres Rodriguez, aunque de facto, al dividirse la cestrucura episcopal del reino suevo en dos sinodos o concilios, presididos uno por Braga y otro por Lugo, la sede lucense tiene el cardcter metropolitan, Diaz y Diaz expone las, razones por las que se elige a Lugo como cabeza de un concilium: dignidad especial de esta iglesia a la que se denomina sede apostélica en la dedicatoria a su obispo Nitigis por ‘San Martin de los Capitula Martini; por ser cabeza de un Convento Jurfdico aunque esto choca con el hecho de que Astorga, cabeza del Convento Juridico Asturum, aparezca ahora como sede sufragdnea de Lugo; por no haber habido aqui nunca obispos priscilia~ nistas. Y la cuarta raz6n de Diaz es la de compensar a Lugo por las pérdidas territoriales suftidas con motivo de la creacién de las sedes de Iria, Tuy y luego Orense ademés de la peculiar de Bretofia™. La relaci6n, extrafia por otra parte, entre el episcopado lucense y el Convento Juridico la recoge Hidacio cuando nos informa de la eleccién como obispos de Pastor y de Syagrio en el Convento Lucense contra la voluntad del obispo lucense, Agrestio™, relacin ésta comentada también por A. Barbero™. Por contra, s{ admite el cardcter ‘metropolitano de Lugo A. Garcia Conde, para quien Nitigis o Nitigisio fué, en época sueva, auténtico obispo metropolitano, cardcter que perdié Lugo al producirse la con- quista del reino suevo por Leovigildo en 585 y volver a la ordenacién eclesifstica tradi- cional de un tinico metropolitano por provincia, rango que en la de Gallecia s6lo con- servard a partir de entonces el de Braga. Por otra parte, la conquista goda implica el triunfo del arrianismo oficial, y en Lugo el obispo Becila, arriano, parece que sustituyé al cotélico Nitigis. Es Becila el obispo lucense que aparece abjurando del arrianismo en David, P, op. cit, p. 65. © Bid, pp. 6588. Torres Rodriguez, C., op. cit, pp. 215-76. © Diaz y Diaz, MC, art. cit. pp. 59-60. 2 flydat. Chron, 102: In Conuento Lucensi, contra noluntatem Agresti Lucensis episcopi, Pastor et Syagrius eplscopi ordinate. = Barbero, A. art. cit, pp. 180 ss. Garcia Conde, A. y Lépet Valedrel, A. Episcopologiolucense, Fundacién Ceixa Galicia, Lugo, 1991, pp. 2425. 185 BOLETIN DO MUSEO PROVINCIAL DE LUGO el tercer Concilio de Toledo que supone, como es sabido, la conversién oficial de los godos al credo de Nicea. Nitigis no asiste al concilio, y por él firma las actas el metro- politano de Braga, Pantardo,, lo que también choca con Ia norma habitual segiin la cual, cuando un obispo no asiste a un concilio se hace representar por un clérigo de rango inferior y no por wn colega y ademés metropolitano, como ocurre aqui. Sea como sea, el rango metropolitano de Lugo esté claramente recogido en las actas del II Concilio de Braga: Synodus Bracarensis secunda XII Episcoporum regnan- te Domino nostro Tesu Christo currente Era DCX, anno secundo regis Mironis die kalen- darum Janiarum. Quum Galleciae provinciae episcopi tam ex Bracarensi quam ex Lucensi synodo cum suis metropolitanis praeceptione praefat: regis simul in metroplita- na Bracarensi ecclesia convenissent, id est, Martinus, Nitigis, (...)™ y en las firmas del concilio: Martinus Bracarensis metropolitana ecclesiae episcopus his gestis subscribsi (...) Nitigis Lucensis metropolitana ecclesiae episcopus (...)®. Se abre ademés el con- cilio con las intervenciones, primero de Martin, metropolitano de Braga, y después de Nitigis, nuevo metropolitano de Lugo”. La nueva organizacién episcopal, de un metropolitano por cada provincia, apare- ce ya recogida en las actas del IIT Concilio de Braga, del afio 676, teinando Wamba. Las, sedes metropolitanas aquf son tinicamente Toledo, Mérida, Sevilla, Narbona, Tarragona y Braga en Gallecia®. De este modo, la desaparicién del reino suevo, tras la conquista de Leovigildo supuso la desaparicién de la ordenacién dual ~Braga, Lugo~ que se reco- ge en el Parroquial Suevo. ‘Tampoco figuran ya como sufragineas de Braga las sedes lusitanas ~dependientes por tanto de Mérida— de Viseo, Idanha, Coimbra y Lamego. Si figuran como bracarenses en el Parrochiale se debe al hecho de la incorporacién de sus tierras del sur del Duero al reino suevo. Las sedes mencionadas fueron reintegradas a Mérida por Recesvinto poco antes del Concilio de Emerita del 666, de modo que en el If Concilio de Braga sélo par- ticipan ocho obispos frente a los doce-trece de los concilios de época sueva™. Todos los expertos que se han ocupado del tema, aceptan la antigtiedad y la auten- ticidad del Parroquial, 0, mejor dicho, de aquellas partes del mismo —esencialmente la division de las sedes en parroquias~ que estén libres de las interpolaciones hechas en el siglo XII para justificar reivindicaciones territoriales entre los distintos obispos. No exis- te, ni en Espafia, ni en el resto del occidente latino, un texto similar a éste, lo que con- tribuye, naturalmente, a acrecentar su importancia. Para Pierrre David, la parte antigua del documento se redacta entre los afios 572 yy 589, por tanto bajo el reinado de Miro (570-583). Las pruebas de su autenticidad son varias. En primer lugar, muchos topénimos de los que figuran en el texto coinciden con los de las cecas suevas y visigodas muy abundantes en la Gallecia®”. En segundo lugar, © Vives, Concilios... p. 136: Pantardus in Christ! nomine ecclesiae catholicae Bracharensis metropoliianae Gallaeciae provinciae episcopus in his constturionibus, quibus in urbem Toletanam incerfui annuens cam ‘pro me quam pro fratre meo Nitigisio episcopo de civitate Luci subscribst bid, pp. 78. Ibid, pp. 85. = bid., pp. 78. Ibid, pp. 378 ss. Isla frez, A., op. cit. pp. 5-6. Vives, Conclies... pp. 378-79. © David P., op. ct, pp. 68 ss. 2 Mateu Llopis, D.R, “Los nombres de lugar en el numerario suevo y visigodo de Gallsecia y Lusitania", Analecta Sacra Tarraconensia, XV, 1942, pp. 23 ss. 186 BOLETIN DO MUSEO PROVINCIAL DE LUGO se recoge en él el carécter peculiar de la iglesia céltica de Britonia, y el peculiar carée- ter también del monasterio-obispado de Dumio. Ninguna de estas cosas hubiera podido ser obra de ningtin falsario posterior porque eran simplemente desconocidas hasta nues- ‘tos dfas. Las fechas entre las cuales tuvo que ser redactado el Parroquial se calculan por el nombre que lleva el obispado de Oporto. Al Concilio de Braga II, afio 572, acude el obispo Viator de Magneto (Meinedo, cerca de Oporto). Esta sede ya no figura en el Parrochiale, habiendo sido sustituida por la de Oporto, lugar éste al que se denomina como castro nowo. Aqu{ Magneto es ya una de las parroguias del obispado y no ya el lugar de residencia del obispo que ha pasado a Oporto. En el [11 Concilio de Toledo tam- poco figura ya el obispado de Magneto sino el de Oporto, por lo que el Parrochiale tuvo que redactarse entre 572 (II Concilio de Braga) y 589 (III Concilio de Toledo). Entre ambas fechas la sede de Magneto pasé desde esta localidad a la de Oporto™. Otros investigadores, en trabajos monogréficos sobre alguna de las sedes, com- prueban también la autenticidad del Parrochiale. Es el caso, por ejemplo, de F. Lépez Alsina para la sede de Iria-Compostela®. Otro problema es el de entender qué se entiende por parroquia en €poca sueva. Las expresiones parroquia y diécesis se emplean en esa época indistintamente para refe- rirse a lo que en nuestros dias denominamos con esas expresiones. Tanto en Gallecia, como en el resto de Espaifa, parece que la expresién didcesis se aplica, en los siglos V y VI, més a lo que hoy denominamos parroquia que a lo que lamamos didcesis. No en vano, el Concilio de Tarragona del afio 516 denomina a las iglesias parroquiales dioce- sanae ecclesiae. Los concilios toledanos utilizan también ambos términos indistinta- mente, Segtin parece, lo que el Parrochiale denomina parroquia vendria a equivaler ‘a los distritos eclesidsticos que hoy denominamos arciprestazgos, en definitiva, grandes demarcaciones, algunas de las cuales pueden coincidir en nombre y extensién con los futuros condados de la Alta Edad Media®’. De los nombres de las parroguias que recoge el Parrochiale se han obtenido varias conclusiones. Predominan los nombres étnicos de indudable cardcter prerromano, similares a los conocidos, para época ya romana, por documentos epigréficos como O Padrao dos Povos de Chaves, o por fuentes literarias como Plinio. Otros topénimos como Brigantia 0 Tongobria son de indudable raigambre céltica. Los hay también ter- minados en -ano/-ana que se corrresponden con los bien conocidos topdnimos de posse- sores latinos. Y, en fin, muchos como ya se ha indicado, recogen nombres de lugar que fueron cecas en épocas sueva y visigoda, El Parrochiale distingue también algunas parroquias a las que denomina pagi, que desde los trabajos de David se identifican con las iglesias rurales, y que s6lo figuran en los obispados de Braga, Porto y Tuy. Braga pre~ senta la difusién y organizacién més amplia de todas las didcesis del Parrochiale, y, entre el Mifio y el Duero, son més abundantes las parroquias que en las tierras més nor- tefias, pertenecientes a las iglesias de Iria o de Lugo. Fueron las tierras bracarenses las que mantuvieron un mayor niimero de pobladores suevos. En braga estuvo la capital del reino, y en estas tierras se centré la acci6n evangelizadora de San Martin Dumiense. A © Cr, David, P, op. cit, pp. 68 sss Diaz y Diaz, M.C. art. cit, pp, 60 y 62; Torres Rodriguez, C. op. cit. 278 sss Isla Erez, A op. cit, pp. 10 sss Orlandis, J, art. cit pp. 433 8s. Barbero, A., are. cit. pp. 183 88 © Lopez Alsina, F, La ciudad de Santiago de Compostela en la Alta Edad Media, Santiago, 1988, pp. 155 ss. © David, P, op. cit, 1415, (0% Lepee Alina, F, op. cit, mapa de la p. 157 y pp. 162. 187 BOLETIN DO MUSEO PROVINCIAL DE LU medida que nos alejamos de ellas, en direcei6n al norte, las estructuras eclesiasticas ap: recen como menos abundantes y con un cargcter mas arcaico, donde los nombres tienen un predominio mayor de etnénimos que de topénimos. De las ocho parroguias de Iria seis llevan nombres étnicos: de las tres de Lugo, lo portan dos. Alguno de los étnénimos del Parrochiale son denominados populi en época romana. Los populi equivaten, en la terminologia de la administracién imperial, a ciuitates, lo que no implica, ni mucho ‘menos, que tuvieran una estructura fisica de micleos urbanos. Estos populi = ciuitates de tiempos imperiales aparecen ahora convertidos en parroguias. Se trataria, una vez més, de la adaptacién a las estrucuras civiles que llev6 a cabo la Iglesia cuando de forjar sus propias estructuras administrativas se trataba’™’ De un resumen del niimero de parroquias también pueden obtenerse varias con- clusiones. Veamos. Braga = 17 parroquias y 12 pagi. Porto = 4 parroquias y 7 pagi. Lamego = 5 parroquias. Coimbra = 6 parroguias. Viseo. = 8 parroquias. Egitania = 2 parroquias Lugo 3 parroquias. Orense = 10 parroquias. 10 parroquias. 7 parroquias. Tuy = 10 parroquias y 6 pagi. Britonia y Dumio, por tener carécter especial, no aparecen divididos como los otros obispados. Hay, pues, dos obispados normales; dos especiales (Dumio y Bretovia), 95 parro- ‘quias y 25 pagi"”. Si comparamos la provincia de Gallecia con las otras de la Espaiia visigoda de Ia época de Recesvinto obtenemos el siguiente resultado: Cartaginense = 12 obispados. Betica = 10 obispados. Lusitania = 13 (tras la recuperacin de las sedes que en el Parro- chiale aparecen como bracarenses). Tarraconense = 15 obispados. Narbonense = 8 obispados. Gallecia = 9 obispados. Total obispados = 77, de los cuales 69 corresponden a la Penfn- sula, es decir, se excluyen ahora los de la Narbonense en tierras de Francia. De este recuento salta a la vista que el nimero de obispos de Gallecia es, més 0 menos similar, al de las otras provincias meridionales y mediterrdneas, que cierta biblio- “La crisinizacién en Galicia, en AA.VV. La romanizacin de Galicia, El Casto, 114-115; Idem, “Orfgenes cristianos en Lugo” Actas del Bimilenario de Lugo, PP. "Torres Rodeiguez, C., op. ct, 278-80; Diaz y Disz, M. C.,"Galecia visigoda", pp. 61-62; David, Pop. cit, pp. 80 ss. Ila Fez, A, op. eit, 9-10 y 1388. Ct. Diaz y Diaz, M.C.,“Origenescristanos...", nota 27, p. 244; Tores Rodriguez, C.. op. cit, pp. 279-90. Tomes Leper, M. etait, op. cit, 294-95, 188 BOLETIN DO MUSEO PROVINCIAL DE LUGO gratia, hoy més o menos desfasada, consideraba regiones mas romanizadas, Jo que equi- vale a decir, en 1a época que nos ocupa, regiones més ctistianizadas. Sin negar el carécter arcaico de la regi6n noroeste de Hispania, por su posicién marginal, su dificil orografia, etc. no cabe duda de que un documento como el Parrochiale nos esté mostrando que la cristianizacién es tan 0 més intensa que en cualquiera de las otras provincias del reino godo de Toledo. Es lo mismo que indirectamente parece desprenderse de una obra como De correctione rusticorum® de San Martin Dumiense, que ha sido utilizada tépicamen- te para aseverar lo contrario: el arcaismo, el indigenismo de carécter paganizante del le} no noroeste. Pero, ;es que el obispo metropolitano de Braga iba a dedicar su tiempo y sus esfuerzos a criticar una sarta de supersticiones nisticas, que en gran medida legaron vivas a nuestros dias en medios campesinos, si su grey estuviera todavia sin cristianizar?™, tra cuesti6n distinta, que aquf no tiene cabida, es la de preguntarse qué papel pudo haber jugado el priscilianismo en esa cristianiacién del campo de Gallecia que refleja el Parrochiale Suevum. Que la intensidad de la cristianizacién parece mis acen- tuada cuanto més nos vamos hacia el sur y menos cuanto més al norte, es algo que admi. ten todos los comentadores del Parrochiale y que aquf tampoco se discute, ;Qué papel jug6 la iglesia céltica britoniense en la cristianizacién de las regiones més septentriona- les de Gallecia y Asturia? No es fécil contestar a la pregunta, pero sin duda sf debi jugar un papel significative, La organizacién eclesidstica que deja traslucir el Parrochiale ha roto, por efecto dela conquista sueva del noroeste, la vieja organizacién provincial de la Hispania roma- na, salida de las reformas administrativas de Diocleciano y la més vieja divisién en Conventus furidici. Antes de la conquista sueva del noroeste y, segiin refleja la Crénica de Hidacio, parece existir aquf una relacién entre las sedes episcopales y los conventos jurficos, que en pleno siglo V aparecen como realidades vivas. Es lo que parece des- prenderse de las varias menciones hidacianas a los conventos lucense y bracarense, y larelaci6n de Agrestio, primer obispo lucense de nombre conocido, con el convento jurt- dico de que la ciudad de Lugo es cabecera. En dos ocasiones ~una en Hidacio, otra en el concilio de Toledo de 397-400— al mencionar las fuentes a los obispos lucenses se hace mencién del convento juridico: Toledo I: Exuperantius de Gallecia Lucensis con- ventus, municipius Celenis ®. Hidacio, 102: In conuentu Lucense, contra uoluntatem Agresti Lucensis episcopi, Pastor et Syagrius episcopi ordinantur. Pues bien, de la orga- nizacién en sedes que recoge el Parrochiale parece desprenderse la ruptura de la orga- nizacién episcopal con esas Viejas entidades administrativas que eran los conventos jurt- dicos romanos. El sinodo 0 concilio lucense del Parrochiale y del Concilio II de Braga desborda por el sur y por el este los limites del antiguo convento juridico Incense. Los © Maia de Braga, Sernin cova lssupesicimes voles ei. Jove Cs, RE Als Baro, 1981 psn “Novo Guisin, JM., op. ct, pp. 342 ss. ‘Che Tranay, A. “Les dhreiens et le role de Lieveque en Galice au Veme sige’, Actas del Bimilenario de Lugo, p- 282; Torres Roariguer, Cop. cit, p. 278 ‘© La Crénica de Hidecio menciona das veces el Convento Lucense y una el Bracerense: ‘Hydat. Chron, 102: In conuerto Lacense contra uoluntatem Agresti Lucensisepizcop, Pastor et Syagrius episcoplordinantur 179: In conuentus parte Bracarensi,larocinantum depraedatio perpetratw 194: Eruli marimar conuentus Lucenss nonmulla crudelissime inuadunt, ad Boetcam pertendentes. "© Vives, Concilio... p. 19. “Sobre los limits del antiguo Convento Lucense, vid, Novo Giisén, JM., op. cit. pp. 26 ss. 189 BOLETIN DO MUSEO PROVINCIAL DE LUGO obispados del sinodo Incense de Orense, de Tuy y de Astorga caen, pues, fuera de esos limites, y ademas Astorga, que fue capital del convento juridico Asturum, ahora aparece como jntegrada como obispado en ese sinodo que preside Lucus. Asi pues, el Parrochiale parece no tener ya en cuenta a los conventos jurfdicos cuando de la orgeni- zacién eclesifstica se trata. Del mismo modo, los obispados del sur de! Duero, sufragé- neos en época romana de la metr6poli emeritense, desbordan también por el sur los Iimi- tes del antiguo convento bracarense, aunque esto se explica fécilmente por el hecho de que las tierras de sus demarcaciones fueron incorporadas a Braga por pertenecer al reino suevo. La conquista sueva, como cualquier otra conquista, no se detuvo, obviamente, en los limites provinciales, mas o menos convencionales, de las antiguas provincias de la Hispania romana, ¢ incorporé al reino suevo, con capital en Bracara, las tierras septen- trionales de la vieja provincia de Lusitania, a la que pertenecfan las sedes de Coimbra, Viseo e Idanha, que en el Parrochiale figuran como obispados sufragéneos de la metr6- poli bracarense. S6lo después de la desaparicién del reino suevo por Ia conquista de Leovigildo se restituyen las antiguas demarcaciones provinciales y los episcopados lusi- tanos vuelven a depender de 1a metr6poli emeritense como en época anterior a la con- quista sueva. Los godos, al incorporar el reino suevo a la comin monarqufa de Toledo restituyen los limites de las viejas provincias bajoimperiales, lo que a efectos de estruc- turas eclesidsticas se traduce en la existencia de una tinica metrépoli por cada provincia. Desaparece, en consecuencia, la organizacién sueva en dos metrépolis (2) —Braga y Lugo~ quedando como tinica sede metropolitana de Gallecia la de Braga, como en época romana, y perdiendo Lugo ese carécter si es que alguna vez lo tuvo de jure, aunque sf parece que de facto, como prueban las actas mencionadas del II Concilio de Bracara. Dejando, de momento, de lado los once condados lucenses que menciona el Parrochiale, y que son una clara interpolaci6n posterior, como después se vera, la dié- cesis lucense, con sélo tres distritos, aparece como aquella menos densa en parroquias de todos los obispados que menciona el documento un simple vistazo a las otras sedes basta para confirmar Io dicho. Ademés, de los tres nombres, uno es un topénimo y los otros dos son etnénimos. El top6nimo es Carioca, que en otras versiones del Parrochiale aparece también como Carioga, Caurioca, Caurioguio y Cantoguio. Se identifica con Quiroga en el sur de la actual provincia de Lugo‘, Fue Quiroga, como lo demuestran sus importantes restos arqueolégicos de época paleocristiana, un importante lugar de culto y asiento, quiz4, de una construccién de esa época de la que restan el famoso cris- mén y otras piezas arquitecténicas en la actual capilla de A Hermida que, ademés, est coronando un castro. El segundo distrito Incense, Sevios, Sevies, Somes o Lemos, puede identificarse quiz4, como sugiere Diaz, con Suegos en el municipio de Pol “™. Algo més patlero es el nombre del tercer distrito: Cauarcos, Cabarcos, Carabarcos 0 Carabaicos. Parece tratarse de un etnénimo que menciona Plinio en 1a forma de Cibarci. En el actual municipio de Barreiros, en el norte de la provincia de 'S Diaz y Diaz, McC, “La eristianizacién,..",p. 114 y nota 26. ‘Schhink, HL, "Los monumentos paleocrstianos de Gallaecia especialmente los de la provincia de Lugo” ‘Actas del Bimilenario de Lugo, cl, pp. 193 ‘Diaz y Diaz, M.C., “Notas sobre el distrito de Lugo en época sueva” Helméntica, 5, 1995, p. 241. © Plin,, Natur Misth., TV, 190 BOLETIN DO MUSEO PROVINCIAL DE LUGO Lugo, esté el lugar de Cabarcos, y todo parece indicar que los antiguos Cibarci no se ‘encontraban lejos de estas regiones septentrionales de Galicia y Asturias. A. Tranoy'* emplaza a los Cibarci en el valle del Porcta, en el Principado de Asturias, pero en tierras antiguamente pertenecientes a los galaicos lucenses, cuyo Convento Jurfdico comenza- ba, cuando menos, al ceste del rio Navia. Los Cibarci, segiin Tranoy, se situarfan pues entre los Albiones del Navia, sus vecinos por el este, y los Egivarri del Eo, vecinos por eLoeste. Lo que esta claro es que no eran astures como pretendié Schulten, sino galaicos del Convento Lucense™, Un epigrafe, hallado en Ablaneda, Salas, Asturias, un poco al este de donde los sitia Tranoy, menciona este etnénimo: Flaces / Auledi f(ilius) / Cabarc/us Castello) Beri/so an(orum) XV. Hic) s(itus) e(st)."° La estela de Ablaneda parece datarse en el siglo I de la Era, Estas tietras sep- tentrionales de lo que hoy son Lugo y Asturias, fueron ocupadas por los bretones como lo dice claramente el Parrochiale. Los Cibarci ~podrfa pensarse— pertenecerfan al epis- copado britoniense, antecedente del de Mondoftedo, pero el cardcter no territorial de los episcopados bretones explica que un pueblo aqut situado perteneciera a la sede Iucense yno ala britoniense™. Resta ahora, y para terminar, comentar, siguiendo a Pierre David, el asunto cor cemiente @ los once condados que menciona el Parrochiale como pertenecientes al obi pado de Lugo. Que figuren doce nombres y no once se debe al hecho de que, como es ficil observar, se repite entre los condados el nombre de Setios, bajo la forma Segios que antes figura como parroguia, En primer lugar, los condados, como demarcaciones tertitoriales, no existen en 6poca sueva, por lo que se trata de una clara interpolacién posterior del Parrochiale. Esa interpolacién se hizo en el siglo XII y el ambiente hist6rico en el que se produce es el de Ja disputa territorial que, en esa centuria, enfrenta a los diversos obispados que se repar- ten los territorios del noroeste peninsular. Para entenderla, se hace necesario, pues, tra- zar, siquiera sea someramente, la historia y la geografia eclesidsticas del noroeste entre las épocas sueva y el mencionado siglo. Veamos. Alfonso II El Casto (791-842), al convertir Oviedo en la capital del naciente reino dde Asturias, crea un obispado en esa ciudad. Algo més tarde, en época de Ordofio I (850- £866) se menciona por primera vez el obispado de Le6n, y a su titular el obispo Fruminio. El origen de ambas cétedras es, pues, altomedieval y ni Leén ni Oviedo son sedes en época anterior a la de la primera Reconquista, y menos en tiempos tan remotos como los de dominio suevo. Antes, al producirse la invasién musulmana, los metropolitans de Braga se refugiaron en Lugo, de modo que los obispos Iucenses de 1a época se titulan ‘metropolitanos bracarenses. Al mismo tiempo, los obispos de Dumio buscan y encuen- ‘ran refugio en tierras del episcopado mindoniense —heredero del britoniense, pero en esta época con una estructura territorial ya normal-. La sede mindoniense se sitia ain en San Martin de Mondofiedo, cerca de Foz, y no todavia en Villamayor de Val de Brea, ‘= Tranoy, A. La alice romaine, Pars, 1981, p56. ‘=Schuten A, Las edntbrosy astra ger con Roma, Espasa Calpe, Maid 1962p. 16 © Diego Stats, Eplgrafa romana de Asturias, IDEA, Oviedo, 1985, n 1, pp. 78.79. i Vid, Oasis Gatcla, A., “Becks Britonienss, Esulos Mindonienses,2, 1986 pp. 121 st Berit “Asana retons ex Galt Bo. do Museo Prvinetal de Lugo 1 1983, pp. 1 8 191 BOLETIN DO MUSEO PROVINCIAL DE LUGO futura ciudad de Mondofiedo. Esta situacién es la que recoge la némina episcopal de la Cronica Albeldense: Rudesindus Dumio Mindunieto degens™. Tuy y Orense desapare- cen como obispados también como consecuencia de la invasién musulmana, Lo mismo sucede con Astorga. La sede de Iria, trastadada (2) ya a Compostela no se vié afectada 6r la marea muslim, y en el curso del siglo XII se convierte en la metrépli eclesifistica que llega a nuestros dias. ‘Llegamos asf al siglo XII, momento en que el obispo Pelayo ocupa la cétedra ove- tense. Los obispos de Lugo sostienen que Oviedo es episcopado sucesor del de Britonia ¥, Por tanto, enclavado en tierras antiguamente Iucenses, como demuestra precisamente el Parroquial Suevo, que ahora, y no por casualidad, se desentierra porque interesa como bandera y prueba de esa reivindicacién territorial. Pelayo de Oviedo se inventa entonces el viejo episcopado de Lucus Asturum (=Lugo de Llanera, en las proximidades de Oviedo), que fué creado, segin él, por los vandalos y del que Oviedo es sucesor. Por si fuera poco, Pelayo sostiene, junto con Leén, que Oviedo, al ser capital del reino asturia- no, sticesor del del Toledo, la sede ovetense hereda el carécter metropolitano de la anti- gua capital del reino visigodo. Se opone asf a los intentos de los metropolitanos toleda- nos de convertir a Oviedo y a Leén en sedes sufragéneas 0 dependientes de la sede pri- ‘mada. Doble enfrentamiento, pues: contra Toledo y contra Lugo de Galicia, sede, como queda dicho, donde residen ahora los metropolitanos de Braga. Los condados lucenses del Parrochiale habfan sido donados, falsamente, por los reyes asturianos a la sede de Oviedo, dando a cambio Braga y Orense -en poder de los musulmanes~ a Lugo. Si un dia, estas dos sedes se restauraran, y fueran por tanto perdidas por Lugo, este obispado recuperarfa los once condados en poder de Oviedo. Asf pues, este hecho permite datar la interpolacién del Parrochiale: esté fabricada después de la restauracién de la sede de Braga, hecho que se produce en 1.070, recuperando poco después, en 1.099, su antiguo rango de sede metropolitana. Por si fuera poco, los obispos dumienses de San Martin de Mondofiedo habian solicitado de los de Lugo jurisdiccién sobre las tierras del condado de Montenegro, situado entre el Eume y el Eo. Le6n, por su parte, mantiene también dis- puta con Lugo sobre Navia y sobre otros territorios fronterizos entre ambos episcopados. Es, pues, en este ambiente de repartos territoriales entre las sedes, en el que se interpola el Parrochiale el texto de los once condados. Los Papas Pascual I y Calixto I, que habfan dado la raz6n a Pelayo de Oviedo, se veran desmentidos por el Concilio de Salamanca de 1154 que da definitivamente la raz6n a los prelados de Lugo“. Por los concilios de Braga III y de Toledo (IV, V, VL, VIII, X, XI, XII, XV y XVD conocemos los nombres de varios obispos de Lugo sucesores de aquel Becila que, en el de Toledo IIL, abjuraba del arrianismo y abrazaba la ortodoxia de Nicea. Se trata de Vasconio, Ermefredo, Retégenes, Eufrasio y Potencio. El siguiente nombre en el epis- copologio de Lugo es ya el del controvertido obispo Odoario, presunto repoblador de la ciudad bajo el reinado del primer Alfonso, en pleno siglo VII. Desde Odoario hasta 1.070, en que se restaura la cétedra de Braga, los obispos lucenses se titulan, como queda © Edie. Gil Feménder, J, Moralejo IL. y Rutt de La Petia, 1, CrOnicas Asturianas, Universidad de Oviedo, Oviedo, 1985. © Ch. David, P, op. cits pp. 50 $83 Garcfa Conde, A. y Lépez Valedrcel, A. op. ct. p. 29; Manilla, D “Panorama histérice-geogréfico de la Iglesia espaftla. Siglos VIT- rfa Villosiada, R. (dit), Historia de la Iglesta en sparta, BAC, Madrid, 1982, 1,2. pp.611 ss; Sanche2-Allbomon, C., "Dos docu ‘mentos sobre Braga y Mondofedo”, en Estudios sobre Galicia en la temprana Edad Media, Fundacién P. Barrié de la Maza, Corufia, 1981, pp.91 ss 192 BOLETIN DO MUSEO PROVINCIAL DE LUGO apuntado, metropolitanos de Braga, pero Lugo no fué nunca sede de rango metropolita- no después de la época sueva, si es que en ésta lo fué. El titulo de bracarenses que le- vvan sus obispos, en época de la primera Reconquista, es més honorffico que real y, como vvimos, la sede lucense tuvo que reestructurar su territorio cuando se crearon los obispa- dos vecinos de Mondoiiedo, Oviedo y Leén. Fué esa la época en que el Parrochiale Sueum, y sus interpolaciones sirvieron de bandera a las reivindicaciones de Lugo, pero esa es ya otra historia que nos aleja de los tiempos més remotos, cuyos datos ~més bien fogonazos- que disipan de cuando en vez las tinieblas de la Edad Oscura, pretendemos tratar en esta serie. & Garefa Conde, A. y Lépez Valedrcel, A. op. cit, pp. 13 88. 193

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