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iMÁS ALLÁ DEL VER ESTÁ EL MIRAR Rostro y máscara.

La máscara endurece el
(PISTAS PARA UNA SEMIÓTICA DE LA gesto. Y de las variables transfiguraciones
MIRADA) del rostro sólo guarda una forma, un
arquetipo. La máscara tipifica, modeliza;
ernando Vásquez Rodríguez conviene el viento en roca, el agua en lava
ciado en Literatura de la seca. Ponerse una máscara, fuera de
rsidad Javeriana. Actualmente es ocultar nuestra cara, es también polarizar
or del Departamento cualquier avatar del rostro. Por lo mismo,
presión y profesor del área de usar máscara es una estrategia de
tica en la Facultad de defensa o de intimidación; las máscaras
nicación Social. Pontificia nos defienden de los dioses o nos
rsidad Javeriana. convierten en uno de ellos. Si el rostro es
contingente y mutable, la máscara es todo
lo contrario. De allí su poder ritual y
Este texto está religioso: la máscara evita el gesto, o
publicado en mejor, detiene el tiempo.
Revista “Signo y
Pensamiento” Nro. 20. Primer semestre
1992. Colombia. La máscara es lo eterno.

Somos guardianes, guardadores de


“Al principio nada fue. rostros, no de cuerpos. y cuando
Sólo la tela blanca reclamamos una presencia, lo que
y en la tela blanca, nada... ansiamos es la evidencia de un rostro.
Por todo el aire clamaba, Estar presente es tener un rostro. Quizá
muda, enorme, por ello, ante la mentira, lo monstruoso o
la ansiedad de la mirada" la falta, nos cubrimos la cara y, así,
Pedro Salinas cubiertos, construimos el rostro de la
vergüenza, el temor o la culpa. Vivimos
entre caras; convivimos con rostros.
Una semiótica de la mirada, es decir, una
lectura de la mirada como signo, nos
invita a establecer una serie de
precisiones. Precisiones que buscan, sobre 2. Ver, mirar
todo, proponer distinciones y crear
diferencias. Valga otra distinción. El ver es natural,
inmediato, indeterminado, sin intención; el
1. Cara, rostro, máscara mirar, en cambio, es cultural, mediato,
determinado, intencional. Con el ver se
nace; el mirar hay que aprenderlo. El ver
Antes de hablar de la mirada, debemos depende del ángulo de visión de nuestros
ubicar primero una zona mucho más ojos, el mirar está en directa relación con
amplia que es el rostro. He dicho rostro y nuestra forma de socialización, con la
no cara, ¿por qué? Establezcamos calidad de nuestros imaginarios, con todas
diferencias. La cara es física, natural; el las posibilidades de nuestra memoria.
rostro es una obra humana. El rostro es
una construcción.
Para el ver, la desnudez; al mirar, el
desnudo. En la desnudez se está; al
La cara forma parte del cuerpo; el rostro desnudo se llega. He aquí una distinción
está prendido a nuestras imágenes. paralela a la que hay entre placer y goce.
Sabemos de nuestra cara por los demás, El placer, cercano a los órganos; el goce,
pero cuando ellos nos la describen, casi vecino de la imaginación.
nunca coincide con la que nosotros
creemos poseer. Nuestro rostro es una Ver y mirar. El ver busca cosas; el mirar,
arquitectura. Pensemos en las veces que, sentidos. Y si las ciencias naturales han
mirándonos en un espejo, tratamos de mejorado las limitaciones de nuestro ver,
grabar un rasgo, una característica de son las ciencias de la cultura las que han
nuestra cara, pero luego -aunque conquistado y legitimado las diversas
tratemos- no podemos reconstruirla formas de mirar. Ver es reconocer; mirar
cabalmente. La cara sólo permanece por es admiramos.
la idealización hecha por el rostro. El
rostro detiene el fluir de la cara. Y así
como el rostro paraliza la acción temporal
inherente a la cara, así la máscara 3. Mirada y símbolo, estética del
detiene, momifica, la metamorfosis del mirar
rostro. La máscara es la Gorgona del
rostro. El salto de la vista a la mirada es un acto simbólico.
Toda mirada configura,
un dalugar.
nueva
Comofiguración.
el señor Palomar, ese personaje de Italo Calvino,
meticuloso, atento, exquisito; ese explorador de la mirada que podía leer
una ola,
La mirada es la primera una estrella,
manifestación los amores
artística de las tortugas o la piel de las iguanas.
del hombre;
El señor Palomar, mirador de la luna de la tarde, la luna que nadie mira y
que necesita mirarse "puesto que su existencia está todavía en veremos".
un arreglar el mundo. La mirada
El señor es ya
Palomar, principío
mirador estético.
insigne que, desde una terraza, desliza miradas
de pájaro sobre la ciudad:
El hombre abrió los ojos y vió muchos
seres, muchas cosas...
"La lo
forma
que anhelaba
verdaderaver de la ciudad está en ese subir y bajar de los techos,
y no encontraba, lo tejas
que ansiaba
viejas y tener
nuevas,
y noacanaladas y chatas, cumbreras gráciles o pesadas,
veía, lo convirtió en
pérgolas
mirada.deLo cañizo
hizo obra
y cobertizos de fibrocemento ondulado, barandillas,
suya. columnitas que sostienen macetas, albercas de chapa, tragaluces,
lumbreras de vidrio, y sobre todas las cosas se alza la arboladura de las
Del ver no provieneantenas de es
la belleza; televisión,
al mirar derechas o torcidas, esmaltadas u oxidadas, en
modelos de
a quien le corresponde la gestación, elgeneraciones sucesivas, diversamente ramificadas y
retorcidas y aisladas,
anhelo de lo perfecto. Las formas artísticas pero todas flacas como esqueletos e inquietantes
son, de por sí, miradas. Armonía,
proporción, equilibrio, son estrategias del
mirar; creaciones, símbolos de una
antigua batalla entre la especie y la 5. Mirada flecha, mirada rayo
historia; una lucha entre lo dado y lo
creado. La mirada es un vector. Una flecha, un
rayo. La mirada es algo que uno "lanza" o
recibe de otro. Mirar es lanzarse. Cuando
4. Mirones, miradores la mirada es flecha, juega a la velocidad,
al tiempo; cuando es rayo, la mirada es
Así como hay una distinción entre ver y luz, espacio. Rápida como una flecha,
mirar, debemos diferenciar entre el mirón coruscante como el rayo. La mirada brilla,
y el mirador. El mirón (otros lo llamarán resplandece. No sólo traspasa sino que,
voyeur) es alguien que curiosea. El mirón además, asombra. La mirada es un
es el puente entre el ver y el mirar. Un impacto de luz. Un flechazo que hiere
mirón es un ser medianero. Una mirada de nuestros ojos. Perseguir, dirigir, echar,
primer nivel. El mirador es otra cosa. Un clavar, tirar, posar, intimidar...son verbos
mirador es un sibarita: usa sus ojos para que acompañan la acción de mirar. Es que
hacer espectacular lo que ve. El mirador la mirada posee un doble origen: por ser
convierte, transforma lo inmediato (visto hija de la flecha es humana, pero, por ser
por el mirón) en mediatez; lo obvio en su padre el rayo, es divina. La sangre y el
obtuso, diría Barthes. Un mirador dispone, fuego le pertenecen. Por eso, por su
arregla, ilumina, agrega, superpone, calidad de lanza, de saeta, el mirar es un
maquilla, oscurece, emborrona, se acerca, campo de batalla. De una parte se intenta
se aleja... Un mirador de gusta, cata, invadir, penetrar con la mirada y, de otra,
rumia lo que el mirón traga con premura. resistir, aguantar, sostener la mirada. Al
Un mirador estudia, tiene un estudio; el mirar entramos en un campo de mirada de
mirón -por su afán y su pereza- se fuerzas:
contenta con que otros le presten o le
hagan la tarea. Un mirón no participa del "Y lo miré fijo a los ojos, y él me miró con
juego; el mirador es un jugador. esos suyos, tan azules y profundos, tan
hermosos: los mismos ojos del abuelo
El mirón es morboso; el mirador, erótico. Antonio en esa única fotografía que quedó
El mirón busca la satisfacción rápida del de él, ojos de expresión grave, de sujeto
placer; el mirador la lenta y nunca orgulloso, bien portado, hosco y altanero.
abarcable piel del goce. Por eso el mirón Ojos de tipo gritón y arisco, desconfiado y
se aburre con facilidad, y de allí también la autosuficiente... Enrico me miró y yo le
necesidad de nuevas cosas para ver; el sostuve, la mirada y al cabo acomodó los
mirador nunca se cansa de mirar el mismo cubiertos sobre el plato sucio y sólo dijo,
cuerpo, la misma figura, el mismo rostro. suavemente y bajando apenas esos ojos
Un mirador descubre nuevos tintes, impresionantes: 'tenés razón'. Y al cabo de
nuevas formas; otras sombras, otros un silencio que era en cierto modo un
gestos. El mirador nos revela lo que el ruego y a la vez una declaración de
mirón principios, agregó: 'hagas lo que hagas,
apenas siempre, ésta será tu casa', y después
reconoce. suspiró y yo también y creo que en ese
momento nos quisimos más que nunca
pero no fuimos capaces de decirlo..."
un
emás de ser una persona, es
que hay grados en la mirada; desde la
6. Miradas pesadas, miradas livianas más obvia, la más cercana al mero
ejercicio de ver, hasta la más fina y aguda,
Si tuviéramos que hacer una taxonomía de la mirada de Sherlock Holmes:
la mirada, una clasificación, yo empezaría
por una categoría lo suficientemente "- Me pareció que observa usted en ella
general. Hay una serie de miradas que muchas cosas que eran completamente
quitan la vida y otras que la restituyen. invisibles para mi.
Miradas que matan; miradas que alientan.
Las que matan y sus diversidades, están -Invisibles, no Watson, sino inobservables.
hechas de plomo. Pesan. Dan pesares. Son Usted no supo mirar, y por eso se le pasó
miradas duras y duraderas. Miradas que por alto lo importante. No consigo
aplastan, imposibilitan, encarcelan, convencerle de la son las uñas de los
intimidan o nos dejan ciegos. La otra clase pulgares, de los problemas que se
de miradas son las que vivifican, las que solucionan por un cordón de los zapatos...
nos dan un nuevo aire, una esperanza. Nunca confié en las impresiones
Miradas livianas éstas, imperceptibles, generales, amigo, concéntrese en los
sutiles. Miradas que son como aire, como detalles".
brisa; miradas aladas, miradas liberadoras
y liberatorias.
La mirada atenta, perspicaz, la "mirada de
Valga de paso una aclaración. La mirada lince o de Linceo" sabe que la importancia
puede dársenos como premio o como de lo infinitamente minúsculo e
castigo. Lo que en Narciso, por ejemplo, incalculable, y que la punta visible del
era mirada gratificante, fue luego, mirada iceberg no es sino una novena parte de
terrible, dolorosa. La levedad de una todo su volumen invisible. La mirada más
mirada compasiva, si es falsa, puede viva y penetrante, la que infiere y abduce,
convertirse en humillación. Y la pesadez es la mirada policíaca.
de la mirada de odio, parece de aire,
cuando se torna perdón. Pesadez y
levedad dicen de la 8. Silencios que miran, miradas que
mirada su constancia y su ritmo, su hablan
frecuencia y sus intervalos. La mirada,
flecha de luz, sabe que ella contiene la La mirada dice sin hablar. Es un lenguaje
posibilidad de la sonrisa o el llanto. especial. Un acto, una pragmática. De allí
su poder y su carga de seducción. Sin que
La mirada y sus taxonomías. Milan pronunciemos una palabra, la mirada
Kundera escribe: "sería posible dividimos establece puentes de comunicación,
en cuatro categorías, según el tipo de inaugura sentimientos, enciende pasiones.
mirada bajo la cual queremos vivir. La La mirada comunica y comunica
primera categoría anhela la mirada de una ambiguamente. Es misteriosa. Abre y
cantidad de ojos anónimos, o dicho de otro oculta a la vez. Sólo un mirador avisado
modo, la mirada del público... La segunda conoce bien las fases del mirar, sus ciclos,
categoría la forman los que necesitan para sus tonalidades. La mirada, en su
vivir la mirada de muchos ojos conocidos... ambigüedad, puede conducir a un lado o a
Luego está la tercera categoría, los que otro; y importancia de las mangas, de los
necesitan de la mirada de la persona sugerentes que lo que leemos como
amada... Y hay también una cuarta cerrazón, mirándolo con detenimiento,
categoría, la más preciada, la de quienes puede llegar a ser disponibilidad, apertura.
viven bajo la mirada imaginaria de las Con la mirada nos entregamos o nos
personas ausentes. Son los soñadores..." guardamos; nos colocamos distantes o nos
situamos -sin movemos- al lado, junto a
alguien que deseamos. La mirada,
7. Firmeza y torpeza en el mirar entonces, opera como un código en donde
cada signo pronuncia palabras inaudibles.
Mirar es aprender a auscultar con los ojos.
Miramos desde lo que somos. "Todo es
según el color del cristal con que se mira", La mirada es el habla del silencio. Callar
dice un adagio. Es imposible, por lo es hablar con la mirada. Por eso los
mismo, encontrar sentidos fuera, si no los mayores dolores, las más grandes
hay primero dentro de nosotros. Un ritmo felicidades las expresamos con miradas.
pictórico, una forma exquisita, un gesto En silencio. Y ese dicho que afirma que los
imperceptible, no cobran sentido sin un ojos son la ventana del alma, no hace sino
ojo educado, sin un ojo cuidadoso capaz corroborar una idea anterior: la mirada no
de mirarlos: "un ángel sólo puede estar en está en los ojos. Es más que ellos. La
la mirada de quien lo descubre". Digamos mirada sale de nosotros por la ventana de
nuestros ojos, alumbra. El cuerpo, solidez ver humano. En cuanto que el fotógrafo la
de carne, deja entrever un centro de luz elige, la delimita, la selecciona, la
cuando abrimos los ojos. Adentro, lo opaco encuadra, la revela, la fotografía es un
es claridad. mirar. Mecánica y tacto; química e
imaginación la forman, la conforman. Una
9. El poder de la mirada, la mirada del parte de la fotografía (la lente) es
poder limitación; la otra (el mirador) es horizonte
ilimitado.
La mirada es un dominio. Ser mirado es
estar expuesto. Mirada y desnudez son Fotografiar es solidificar. La fotografía es
polos de un mismo acto. Cuando miramos máscara. Máscara en cuanto detención
develamos o desvelamos: quitamos los definitiva de lo virtual, de lo discursivo de
velos o el sueño. Ser objeto de mirada es la vida. La mirada del fotógrafo es la
como andar desnudo. Cuando alguien nos mirada de Medusa. Detener, retener,
mira ejecuta en nosotros una expoliación. convertir en piedra. El trabajo del
fotógrafo, lo sabemos, es esculpir con luz.
El fotógrafo talla, es decir, mira. Y cada
Pensemos que buena parte de la mirada suya esculpe sobre el papel un
"urbanidad de la mirada" estriba en ese no rasgo, una parte, un ángulo. Medusa que
desnudar de una vez, en mirar con cierto repite "Mírame"... y, al mirar al fotógrafo,
disimulo, en mirar discretamente. Y en esa él nos fija. Para siempre.
misma urbanidad del mirar se inscriben
también el pudor y la perversión.
Una fotografía es la memoria de la mirada.
El fotógrafo nos revela. Nos revela la
La mirada, hemos dicho, también es un evidencia de ser seres temporales. Cada
lugar. Digamos ahora que hay sitios fotografía nos recuerda, nos permite
especiales para que la mirada "goce". La reconocer que lo real está hecho de
ventana, el balcón, el palco, el mirador, la tiempo. Un álbum de fotografías es un
terraza, el altillo. En todos estos lugares lo cementerio de miradas.
que se busca es un sitio privilegiado.

Un lugar excepcional, entre otras cosas, 11. Basilisco, Medusa, los monstruos
por estar en lo alto. Arriba. Tal deseo de mirantes
querer mirar por encima, abarcando la
mayor parte posible, puede ayudarnos a
entender la fascinación del hombre por los El monstruo es un símbolo de nuestra
tronos, los pedestales, las tribunas. Son intimidad, de nuestra profunda memoria
innumerables las relaciones que hay entre psicológica. El monstruo es nuestro doble.
mirada y poder. Desde lo alto logramos Un "otro", una segunda piel, una zona
mirar todo o casi todo. A la par que nos difícilmente cognoscible. Opaca, oscura,
hacemos menos tocables, podemos múltiple, inconexa, fragmentaria. Un
controlar, dominar con nuestra mirada. monstruo no hace sino recoger esa suma
Superioridad e inferioridad son de características y darles una
coordenadas del mirar. corporeidad, una figura, una
representación visible. De allí la cantidad
de brazos, la heterogeneidad de órganos,
Digamos de paso que cuando otro nos la unión de partes contradictorias; de allí
mira en totalidad consigue un poder esa recurrencia a los mil ojos. O el ojo que
omnímodo sobre nosotros. De pronto sea mata, o el ojo que petrifica. El monstruo es
esa la razón por la cual nos desnudamos un símbolo de lo que ansiamos ver pero
en la penumbra; para que el otro no posea que no podemos mirar. Y, si miramos,
sino fragmentos de nuestra piel. Quizás debemos morir.
ese sea el encanto del claroscuro: dejar
ver y ocultar al mismo tiempo. A lo mejor
el acierto de algunos desnudos consiste en Hagamos memoria: un ave reptil que
el manejo de la sombra -siempre mataba envenenando con su mirada; un
pudorosa- que se resiste a la mirada total ser alado, con escamas, con grandes
de la luz. dientes y con serpientes por cabellos,
capaz de volver piedra lo que miraba.
Basilisco y Medusa. O los ojos centellantes
que envenenan el aire; los ojos del
10. Memoria de la mirada, la mirada basilisco "qué sólo mediante su mirada
fotográfica mata, sin curación alguna, a aquellos
quienes mira primero, pues el veneno que
Una fotografía es un ver y un mirar. Como les arroja los emponzoña hasta el
resultado del ojo mecánico o electrónico, corazón". O el rostro tan feo de Medusa
participa de las mismas características del que "quien lo mira queda petrificado por el
terror". En ambos casos, encontrarse Es que mirar es tanto como conocer. Y el
frente a frente con el monstruo, mirarlo, conocimiento no es para todos los ojos, ni
es tanto como fallecer. Y la única salida, la puede aprenderse todo de una vez. El
única salvación, es seguir de cerca los mirar es una iniciación. Interdictos y
consejos de Minerva a Perseo: "una vez transgresiones nos moldean, nos afinan en
que llegues delante del monstruo, míralo el mirar. Mirada y crecimiento van de la
con el espejo, cuidando de no mirar en mano: "no debes mirar, ya puedes mirar".
otro lado al espeluznante rostro". El espejo Aquí, lo erótico, permitido; allá, lo
es el amuleto, lo que mata el monstruo. pornográfico, prohibido. Aquí la
Hermosa imagen para decir o simbolizar el insinuación de las formas, permisivo; allá
recorrido oblicuo, transversal, de llegar a el realismo de los órganos, agresivo. Sobre
nuestro interior. Es a través de un la mirada se legisla; las morales y los
"tercero" como logramos conocer, mirar, credos la convierten en su comodín: "si
las zonas más espantosas de nosotros miras, te condenas; si no miras, te
mismos. Sólo con un espejo podemos salvarás".
"detener", fijar, nuestro lado oscuro. Y, ya
hecho máscara, entonces, hacerlo nuestro.
Aceptarlo. 13. La mirada amorosa, la mirada que
siembra
El monstruo muere cuando se reconoce.
Salir de la monstruosidad es una tarea de Tomas Segovia escribe que "los amantes
anagnórisis. Somos abisales; es un se miran a los ojos, un punto antes de que
enorme y laberíntica selva submarina la el amor los vea", y Pedro Salinas dice: "lo
que alberga nuestros monstruos: pasiones, que se ha mirado así, día a día,
pulsiones, fantasías; grifos y serpientes, enamorándolo, nunca se pierde, porque ya
quimeras y demonios; esfinges, dragones, está enamorado". Son infinitos los versos,
bestias, vampiros... A lo mejor, todo los poemas dedicados a la mirada, más en
monstruo desea emerger y, de pronto, todos ellos, por lo general, la mirada que
para encontramos con algunos de ellos, se canta es la mirada del amor. "Pues el
tenemos que sumergimos en nuestras mirar es sólo la forma en que persiste el
aguas más insondables. Si el monstruo antiguo deseo", comentaba Luis Cernuda.
emerge, y no estamos prevenidos, "Tal vez amar es aprender a mirar... Las
moriremos. Pero si contamos con un miradas son semillas; mirar es sembrar",
espejo -el "espejo de la verdad", dice Paul nos lo ha repetido Octavio Paz.
Diel- seguramente traeremos a tierra la
cabeza de uno de nuestros monstruos. Ya
en la playa podremos contemplarlo en La mirada amorosa, sobre todo, siempre,
plenitud, mirarlo detenidamente. "Ese inventa, puebla mundo: "sabemos posar
también soy yo", diremos. Y podremos un beso como una mirada / plantar
ponerlo como enseña en nuestro pecho; sí, miradas como árboles". Esa mirada
como un escudo protector. amorosa, gestora, es la misma mirada
capaz de otorgar un ser, un nombre: "de
mirarte tanto y tanto / del horizonte a la
arena, / despacio / del caracol al celaje, /
12. Mirada y moral, las miradas brillo a brillo, pasmo a pasmo,/ te ha dado
prohibidas nombre: los ojos / te lo encontraron,
mirándote..." La mirada amorosa insufla
Orfeo pudo conquistar la felicidad siempre nueva vida; da u otorga fuerza: "es bajo tu
y cuando no hubiera vuelto la mirada; la mirada donde nunca zozobro;/ es bajo tus
esposa de Lot se habría salvado, si no miradas tranquilas donde cobro /
hubiera mirado hacia atrás; Moisés no propiedades de agua...". La mirada
debía mirar la zarza ardiendo; algunas amorosa vivifica.
leyendas hablan del precio que se paga
por ver el monstruo: descuartizamiento o Además de instaurar un territorio de vida,
pérdida de la vida. En buena parte de la mirada amorosa también revela a los
Occidente cerramos los párpados de amantes. Pone al descubierto secretos,
nuestros muertos para que no miren, para ansiedades. Es el lenguaje de las más
que su mirada fija, impasible, no nos profundas confidencias: "dice tu mirada /
atemorice... No debemos mirar a nuestra que de noche, a solas / suspiras y dices en
madre desnuda, Edipo; no debemos mirar la sombra / las terribles cosas..." Más esta
dentro de lo sagrado, tabú... La mirada revelación de la mirada amorosa es un
abarca a toda la cultura. Cada pueblo misterio: esconde a la par que muestra.
posee sus propias reglas, sus Seduce: "en tus ojos, un misterio; / en tus
prohibiciones sobre o alrededor de la labios, un enigma./ Y yo, fijo en tu
mirada. mirada/y extasiado en tus sonrisas". La
mirada amorosa, entonces, es la mirada
que reconoce en el silencio las secretas
palabras del deseo. 15. La mirada y el espejo, el
autorretrato
La mirada amorosa, la que al mirar
presiente paraísos, otea sueños, descubre Mirarnos. Ver un espejo y reconstruir la
frescas aguas, es la mirada cantada una y mirada de nuestro ser. Decimos: ese soy
otra vez por Dante: "y si alzo los ojos para yo. ¿Cuál era el afán de van Gogh que
miraros, se inicia en mi corazón un motivó tantos autorretratos? ¿Cuál era la
estremecimiento que hace que el alma se causa de tal insistencia? Rembrandt
separe de los pulsos". Mirada amorosa también fue un obsesivo. Y Darío Morales,
llena de ansiedad, de susto, de angustia. al final de sus días. Hacerse una serie de
Mirada esquiva, a veces; desafiante, otras. autorretratos. ¿Para qué? ¿Qué hay de
Mirada provocativa, incitante, excitante. diferente en nuestro rostro de un día a
Mirada de los indicios. Con ella otro, de un mes a otro mes? Qué hay de
reclamamos, nos reconciliamos o nos distinto, para que pueda ser mirado.
decimos adiós: " ¿por qué no despedirse Quizás la mirada más compleja, la mirada
de frente, sí, de frente, ir paso a paso que muy pocos podemos proponernos
atrás, pero mirándose, de modo que la como tarea sea la de indagar el lento
última imagen de nosotros fuera siempre cambio de nuestro rostro. Su aparición y
la de unos ojos que aunque ya no ven desmoronamiento. Un rostro es un paisaje.
siguen mirando siempre a lo que quieren"? Y, al igual que la naturaleza, va asumiendo
nuevos pliegues, nuevas manifestaciones.
La mirada amorosa es la más bella de las Nuestro rostro cambia como varía la tierra,
miradas porque permite reconocemos. imperceptiblemente. Nuestro rostro es
Porque es la mirada que otorga un rostro a otra geografía: invisible. De allí que la
nuestro cuerpo; porque es la mirada que insistencia en el autorretrato sea el oficio
nos salva de la soledad y del olvido. Así de aquellos trabajadores del mirar, de los
sea, momentáneamente. topógrafos, de lo orógrafos del tiempo.
Recordémoslo: ese rostro que vemos igual
cada día, no es el rostro de ayer, ni mucho
menos el rostro de mañana. Repitámoslo:
14. El grano del mirar, bifrontalidad más allá del ver está el mirar; más allá del
de la mirada espejo está el tiempo.

Lo mejor de la mirada, su destello; lo peor, José Luis Cuevas hace un autorretrato y


su fulgor. Espontaneidad y saturación José Emilio Pachecho le canta: "aquí me
constituyen el grano del mirar. La mirada miro ajeno/ me desdoblo / para mirarme
inesperada, gratuita, nos atrae; la mirada como miro a otro/ lentamente mis ojos
previsible, rutinaria, nos repele. Nos desde dentro/ miran con otros ojos la
fascinan las miradas esbozadas, sin mirada / que se traduce en líneas y en
terminar; nos fastidian las miradas espacios. Mi desolado tema es ver qué
acabadas, concluidas. Las miradas hace la vida / con la materia humanal
privadas, cautivan; las miradas públicas, cómo el tiempo/ que es invisible / va
ofenden. encarnando espeso / y escribiendo su
historia inapelable / en la página blanca
"La mirada acaricia Fijándose y desdeña que es el rostro..."
Apartándose", escribió Luis Cemuda. El
mirar da o no ofrece privilegios. La mirada 16. La mirada imposible, la mirada
puede otorgamos un nombre o dejamos en vacía
el anonimato. Caricia cuando somos
elegidos; desdén, si nadie nos elige.
Cómo quisiéramos entrar en la muerte con
los ojos abiertos, así como soñaba
El mirar es bifronte. Uno de sus flancos Adriano, el personaje de la novela de
contiene las anunciaciones; otro, las Marguerite Yourcenar; cómo no mirar ese
renuncias. U no de sus frentes es último paisaje de la vida. Poder mirar la
abundancia de presencias; otro, escasez, propia muerte. Sin embargo, esa es la
carencia. La mirada es bifronte: o es mapa mirada imposible. La no mirada. Quiero
o laberinto. La mirada puede indicamos el que se me entienda bien, la mirada
camino a la ternura o dejamos en la imposible no porque falten los ojos, sino
intemperie del abandono... Amos y porque ya no hay tiempo en nuestras
esclavos somos del mirar... "¡Mírame, no venas. Somos mirada en tanto
dejes de mirarme!. No. ¡Ya no me mires, transcurrimos; después, el silencio de los
no quiero tu mirada!. Insisto. ¡Mírame, o ojos. Mutismo de la mirada. La mirada del
ya no merezco que me mires!... ¡Mírame! morir es el espejo de la mirada.
Cambiamos de ruta y empezamos a
miramos, a mirar hacia dentro. Eso lo
intuimos, lo imaginamos. Entonces, ¿por
qué esa mirada es imposible? Porque ya
no nos sirven los ojos de este mundo,
porque tenemos que cambiar de
miradores.

Sabemos que en el sueño miramos, pero


lo sabemos porque despertamos. En la
mirada del morir, en cambio, no hay
despenar. Sólo fijeza, máscara. Disparo
hacia dentro, luz que apaga un resplandor.
Mirada vacía de mirada.

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