JÉSUS-MARIE L'ANGÉLIQUE

Diciembre 2002

Año1, Número 5

Noticias de La Angélica

Claudina en la Iglesia al servicio de los hombres

En este número
Presentación 1 yecto de La Angélica, con toda la riqueza
Nos visitaron 1 seguir adelante. Pero es bueno también
Desde las calles de 2 Si la suerte de los que no conocen a Dios
Lyon
Crecer en la fe 3 aún temblar, por los que no lo conocen y
Al servicio de la Iglesia 3
Lugares de Lyon 4 hombres claman por una felicidad y un
Sumario
• El mundo necesita la
“revolución del servicio”
• María y Claudina: el cam-
bio a través de la confian-
za
• El camino de los bautiza-
dos : crecer en la fe
• En fidelidad a la Iglesia y
al servicio de la justicia.
• Saint Nizier un lugar de fe
que guarda el recuerdo de
Claudina
Este año de 2002 se despide y nos invita a mismos términos, guerras, miserias, gran-
la reflexión. La puesta en marcha del Pro- des desigualdades.
Claudina no se perdió en razonamientos.
de los encuentros y visitas nos anima a Más bien supo mirar el mundo con los ojos
mirar hacia afuera y ver todos los desafíos
de la hora presente.
hacía estremecerse a Claudina, ella podría
por los que conociéndolo lo relegan al úti-
mo lugar de sus vidas.
Así es en los distintos lugares del mundo:
con matices diferentes, en todas partes los
bienestar que les escapan.
Constatado “el fin de las ideologías”, el
filósofo Jean Marie Muller señala que la Patio de la Angélica y capilla.
revolución es más necesaria que nunca
porque la pendiente por la que se desliza la
de Dios y se puso a su servicio. Con creati-
“sociedad moderna”conduce sin duda a un
va paciencia “inventó soluciones” para res-
callejón sin salida.
ponder a la realidad. Fiel a su Bautismo,
Amenazas de guerra, o guerra real, refu- fiel a la Iglesia, modelada por el Evangelio,
giados y migrantes, hambre que convive supo comenzar por la revolución del cora-
con la opulencia. Otros tantos signos de zón.
que el Reino de Dios sufre violencia en
La santidad es la primera de las reformas
este comienzo de milenio.
para abrir caminos de justicia. ¿sabremos,
Los tiempos de Claudina también fueron guiados por su ejemplo encontrar el cami-
difíciles, y podrían definirse casi en los no?
Nos han visitado...
Después de la agitación del verano, las visi- Visitas y reflexiones a partir de los docu-
tas a La Angélica han tomado un ritmo mentos de la Iglesia y de la FJM se alterna-
más sosegado , acorde con la calma otoñal. ron con compras, paseos y...¡muchas tazas
Pierre y Ginette Guay de la FJM de Lévis de té!.
(Canada)abrieron la marcha en septiembre. Octubre, noviembre y diciembre vieron el
También el grupo de FJM de Dublin paso de varias antiguas y actuales alumnas
(Irlanda) pasó por aquí dejándonos el re- de México, solas o en familia, y también de
cuerdo de una linda experiencia familiar. España. Todos partieron con un deseo sa-
Su estadía de casi una semana marcó el tisfecho: rezar un rato junto a Claudina y
desarrollo de un programa sobre el tema: visitar los lugares en que ella vivió.
“Claudina Thévenet, laica comprometida”.

Desde las calles de Lyon: una mirada de confianza
En las primeras horas de esta tarde soleada de otoño Lyon luce esplén-
dida en su calma señorial. El Ródano desciende fuerte y majestuoso
reflejando en sus aguas el ritmo sostenido de la ciudad activa
e industriosa. La sobria arquitectura de los edificios deja entre-
ver, a través del pudor de su simplicidad, la riqueza de los
interiores bien acomodados. La corta caminata a lo largo del
muelle me ha traido a destino.
Atravesando la entrada de la Prefectura me veo incapaz de
reconocer el lugar. Lo que hasta hace poco era un sitio organi-
zado y digno de la Administración Nacional se ha transforma-
do en un espacio en el que cada rincón es signo de un desbor-
de. Carteles improvisados en algún ordenador tratan de poner
cauce a ese flujo constante: “Solicitantes de asilo”, “Visas de
residencia temporaria”, “Trámites con turno previo”,
“Fotocopias”... Y como una marea en crecida esa gente
que llega desde la periferia, atraída por la urgencia de vivir Basilica de Fourvière y la
un poco mejor. Virgen dorada
Su presencia aquí, en el corazón de este barrio burgués y
discreto, es como un reflejo de todos los conflictos que animan las panta-
llas de nuestros televisores a la hora de las noticias. Afghanos, rumanos,
mahgrebíes, kurdos irakíes y africanos de etnias diversas; llegan en
familia o en soledad, con el apoyo discreto de algún pariente o conocido
que oficia de traductor.
En este rato me toca compartir su historia, la suerte de los pobres, o sea
la verdad de la condición humana. Porque pobre es el que tiene por gesto
necesario el de recibir, y en tanto que creaturas lo hemos recibido todo.
Los medios reflejan con frecuencia en estos días la situación de los inmi-
grantes, empleando esa jerga administrativa que distingue entre
“clandestinos “, “expulsables” y “no expulsables” que son los que definiti-
vamente hay que acoger, con o sin ganas porque no tienen adonde ir.
La fila avanza de a poco, los expedientes se acumulan. Es realmente un
problema para los paises ricos de occidente esta invasión pacífica pero
determinada de excluídos, que con su sola presencia claman que para
una inmensa mayoría, el bienestar del desarrollo y la estabilidad política
de la democracia siguen siendo promesas no cumplidas. Un problema
que no pocos buscan negar o en todo caso “solucionar” haciéndolo des-
aparecer.
Llego al mostrador y doy por terminado mi trámite del día porque habrá
que volver más adelante... De nuevo el aire fresco de este barrio de Brot-
teaux me permitiría olvidar la escena que acabo de vivir, pero no puedo.
No puedo porque hace dos siglos, en estos mismos terrenos se desarro-
llaba otro drama de exclusión e intolerancia. En nombre de una sociedad
que pondría fin a todas las injusticias y desigualdades, una fila de prisio-
neros atravesaba este mismo rio para desparecer bajo una lluvia de balas
con la ayuda final de las bayonetas. Pero lamentablemente, no fue la
última de las utopías niveladoras, porque unos metros más allá, el monu-
mento a los héroes de la Resistencia nos recuerda otros afanes más
cercanos de “solución final”. Y en este comienzo de siglo XXI, dos torres
derrumbadas de manera brutal nos dicen de nuevo que la violencia no ha
terminado, y que la injusticia no tiene fronteras.
Al levantar la mirada veo la colina de Fourvière, la Basílica con aires de
fortaleza y la Virgen dorada que vela sobre la ciudad.
Otra mirada, otra visión. La de la fe: la que renuncia a las soluciones
finales, inmediatas y negadoras de la realidad.
La mirada confiada de la muchacha judía que aceptó, aún sin entender,
el curioso modo de actuar del Altísimo; la misma mirada de la muchacha
lionesa que al encontrar consuelo en el perdón de Jesús crucificado, dejó
también que Dios se adueñara de su vida. Las dos supieron ver más
lejos, y comprendiendo que no hay excluídos en el corazón de Dios deja-
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ron resonar en ellas la intuición profética de Isaías: “En aquellos días el
Señor preparará un banquete para todos los pueblos, un banquete de
manjares frescos y vinos depurados, quitará el velo de luto que
envolvía a todos los pueblos y la mortaja que cubría todas las
naciones” (25,6-7)
El banquete del Reino sigue siendo la vocación de esta humani-
dad que avanza entre luces y sombras. Qué lejos parece cuan-
do crecen a nuestro alrededor toda clase de precauciones y
desconfianzas frente a las amenazas de lejos y de cerca.
Y sin embargo hoy, como ayer y siempre, para los que tienen
fe, el futuro es siempre mejor, porque el Espíritu hace nuevas
todas las cosas.
Antes que ceder a la desilusión por los desastres que le han
tocado vivir, Claudina se anima..., “Será una linda joven a
los dieciocho años”. Su confianza no tiene nada de angelis-
mo. Al contrario, es el fruto de una determinación; la res-
puesta a una llamada. En una tarde de verano de 1818 ha
recibido de labios del Padre Coindre una invitación con
acentos de urgencia. “El fin principal que tendréis que esforzaros en
alcanzar, para la mayor gloria de Dios es el de vuestra propia santifica-
ción y la educación cristiana de las jóvenes de todas las clases socia-
les”... “El cielo os ha elegido...”
Desde entonces, su coti- diano se pobló de huérfanas,
de telares, de catecismos, de presencia constante del
Señor en su vida. De inicia-
tivas nuevas, de providen- “Muchos
Muchos hombres siguen
cias y pensionados, de
deudas contraídas confian- esperando la oportunidad de
do en la Providencia, y
pagadas puntualmente sentarse a la mesa del pan y del
gracias a un organización
laboriosa y sensata. Reino. En ello van el futuro y la paz
Su vida entregada se des-
arrolló así, con simplicidad;
del mundo.
sin alejarse demasiado de
Lyon, como María no fue
probablemente mucho más
lejos que Jerusalén.Siempre confiando hasta el final. ¡Qué bueno es
Dios!
Porque el Dios fiel ha dado su palabra: “Sin mi, nada podéis hacer...pero
el que permanece en mí dará fruto abundante”.
El fruto creció, se abrió y desparramó su semilla por todos los continentes
y sigue creciendo alimentado por otras entregas, simples y confiadas que
creyeron y creen en las posibilidades de la justicia.
El nuevo milenio se abre con serios interrogantes y nuevos desafíos .
Muchos hombres siguen esperando la oportunidad de sentarse a la mesa
del pan y del Reino. En ello van el futuro y la paz del mundo.
¡Madre Fundadora! ¡Claudina de Lyon! Enséñanos a ser fuertes en la
confianza para que como María sepamos ponernos al servicio de la vida;
al servicio de Jesús, que nos espera en cada uno de esos hermanos .
Desde su dignidad, ellos intuyen un reflejo del amor del Padre, y como
hijos aspiran a la justicia.
Para muchos el bienestar del desarrollo sigue siendo promesa...

Crecer en la fe: camino de bautizados, camino de Claudina...
“¿Qué pides a la Iglesia de Dios?”. “La Fe”. Este es el
diálogo con que se abre la celebración del sacramento
del Bautismo. Para el pensamiento bíblico, la fe es la
fuente y el centro de toda la vida religiosa. Al designio
del Padre: “toda carne verá la Salvación de Dios” (Lc 3,6)
el hombre debe responderle con la fe; fe
que se despliega en la actividad de una
vida regida por el amor franterno.
La vida cristiana se funda en la gracia bau-
tismal. Y se hace comunidad en el seno de
la Iglesia. “ Cuando se avanza solo en un
viaje largo y difícil, uno se fatiga pronto...”,
comienza el Reglamento de la Piadosa
Unión, “pero cuando se avanza juntos...”. La fe se funda en la gracia y se hace ayuda mutua, los consuelos y las limosnas.
Y continúa “ esta Asociación se propone comunidad en la Iglesia
inspirar y reanimar la devoción a María y
honrar el sacratísimo Corazón de su Hijo adorable de una
manera especial, mantenerse fuertemente unidas a la
Iglesia Romana y morir antes que perder la fe”
Todo un programa para una época en que según el testi-
monio de Paulina Jaricot, se hacían sentir fuertemente las
consecuencias de la impiedad provocando “un aisla-
miento moral de la sociedad hacia las personas decididas
a vivir piadosamente en el mundo”. Tiempos difíciles - al
igual que los nuestros- en los que esta joven lionesa,
deseosa de servir a Dios y a sus hermanos daba gracias
de haber sido recibida “en una congregación escondida
al conocimiento del mundo, aunque dedicada en el mun-
...en una Iglesia que invita a hacer obra de justicia.
Los cuarenta años de Vaticano II son una buena ocasión
para releer que “Los gozos y las esperanzas, las tristezas y
las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre
todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos
y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de
Cristo... La Iglesia , por ello, se siente íntima y realmente
solidaria del género humano y de su historia”. (GS, 1)
Y justamente la historia de la Iglesia de Lyon en tiempos
de Claudina era también una historia desgarrada por las
pasiones y las luchas de los hombres de la época. Falta la
instrucción religiosa, ...“la suerte de esos miles de pobres
criaturas desheredadas de los bienes de este mundo, que
debían crecer sin quizás oir jamas pronunciar el nombre
de Dios, la hacía estremecerse...”.
Lentamente el culto se reorganiza; los sacerdotes que
habían emigrado durante el Terror volvían, a veces dis-
frazados. Pero a poco, las dificultades políticas traban la
designación de un obispo para la diócesis. La inestabili-
dad política es también un “signo de sus tiempos”.
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do a las buenas obras”; ya que sin esta compañía se
hubiera visto “en peligro de descorazonarse y enfriarse
completamente” (carta de 1857).
¿Y qué medios para cumplir con ese vasto programa?. El
Reglamento precisa: “Cada asociada tratará
de hacer todas sus obras con el fin de agra-
dar a Dios y por un principio de fe; la alegría
del corazón, la libertad de espíritu,la confian-
za y la generosidad son las señales que ca-
racterizan a las veraderas servidoras de Ma-
ría.”. Como la Virgen: ¡Que se haga en mí
según tu palabra!.
De allí se siguen las obras: la instrucción, la
En fin , el programa que poco a poco hará
más cercano el Reino de Dios en aquellos
que lo descubren.
Porque, como dice la carta a los Hebreos “la fe es la ga-
rantía de los bienes que se esperan, la prueba de las
realidades que no se ven”. (11,1).
Claudina creyó, y al igual que a Abraham,
ciertamente le fue con- tado como justicia.
“¿Qué pides a la Iglesia de Dios?
La fe... Claudina creyó y, al igual
que a Abraham, ciertamente le
fue contado como justicia”
Pero con la confianza puesta en Dios, como quienes han
entregado su vida, Claudina y sus compañeras se esfuer-
zan por hacer suyos los “gozos y las esperanzas, las triste-
zas y angustias” de los que más sufren. Sin ruido, como el
grano caido en tierra su caridad se hace concreta. Las
providencias, entre zumbidos de telares y risas de las que
han encontrado allí un hogar, los pensionados en los que
se formarían las que podrían dar continuidad a la obra
emprendida son otros tantos signos de esa tarea de Igle-
sia que adelanta la venida del Reino.
Tarea inconclusa, pero que nos invita también a hacer de
nuestra entrega un camino
esperanzado de justi-
cia,verdad, amor y libertad,
como nos lo pide hoy el Papa,
como lo quiso Claudina.
Hacer suyos los gozos y las esperanzas...
 Jésus-Marie L'Angélique
2, Place de Fourvière
69005 Lyon
FRANCE
Téléphone : 04 78 25 32 02
Messagerie : jmangelique@wanadoo.fr
¡Que bueno es Dios!
Algunos lugares de Lyon: Saint Nizier
Detrás de la Iglesia de Saint Nizier el corazón de la
“Presqu’île” hay una calle pequeña. Es la Rue Neuve.
Desde allí, el 31 de marzo de 1774 un grupo familiar se
dirigía hacia la parroquia vecina mientras las campanas
sonaban a vuelo. Una niña nacida el día anterior hacía su
entrada en la Iglesia. Hoy junto a la fuente bautismal hay
una placa que recuerda el hecho. “Claudina Thévenet,
fundadora de la Congregación de Jesús María fue bauti-
zada aquí”.
Entrar a la Iglesia de Saint Nizier es de alguna manera
entrar también en la historia de la Iglesia de Lyon. La tra-
dición transmitida por Gregorio de Tours quiere que las
cenizas de los primeros mártires lyoneses
de 177 fueran recogidas y conservadas co-
mo reliquias bajo el altar de la basílica edifi-
cada en su honor y dedicada a los apóstoles
Pedro y Pablo.
A lo largo del siglo VI los obispos de Lyon
se hacían enterrar en ella. Así en 573 fue
enterrado el obispo Nizier, y los milagros
que pronto se le atribuyeron dieron lugar a
un culto que hizo al fin que la Iglesia tomara
su nombre.
Saqueada por las incursiones de los sarrace-
nos a lo largo del siglo octavo, fue recons-
truida en el siglo noveno y se instaló en ella
un capítulo de canónigos.
Llegado el siglo XII Saint Nizier era la pa- Fachada de la Iglesia de Saint Nizier
Queremos compartir con ustedes una nueva actividad; las
“jornadas de La Angélica “ se ofrecen como una pausa de
paz para todos aquellos que quieren venir a rezar por un
día junto a Claudina y a nutrirse de su espíritu.
También desde este espacio queremos agradecer todo el
aliento que nos brindan sus cariñosos mensajes de apoyo.
Nuestro agradecimiento también a nuestra hermana María
Stella Herrera que formaba parte de nuestra comunidad, y
que ha regresado a los Estados Unidos ya que su Provincia
tenía necesidad de ella para emprender un nuevo trabajo
con los latinos de New York.
rroquia de los ricos burgueses y su capítulo hacía frente a
la autoridad política del arzobispo y de los canónigos
condes de la Catedral de San Juan. La elección de los
cónsules de Lyon era en esa época proclamada en la na-
ve de Saint Nizier.
También en ese tiempo el rico mercader Pedro Valdo se
convirtió a una pobreza evangélica radical, y sus discípu-
los, los valdenses escandalizados por la riqueza de Saint
Nizier le pusieron fuego en 1253.
La reconstrucción realizada entre los siglos XIV –XVI nos
ha dejado un magnífico edificio de estilo gótico flamíge-
ro, pero que en parte anuncia ya el Renacimiento.
Después de la Revolución fue catedral del
clero juramentado y reabierta al culto cató-
lico en 1802. Dice la tradición que el padre
Andrés Coindre encontró en su portal dos
huerfanitas, en una tarde helada y lluviosa
de diciembre de 1815...
Testimonio de la vitalidad del catolicismo
lionés, la parroquia ha acogido las grandes
figuras espirituales de todo tiempo. Ade-
más de Santa Claudina Thévenet, están li-
gados a su historia Paulina Jaricot, el beato
Federico de Ozanam, y también un buen
científico y cristiano fiel, André-Marie
Ampère a quien,por sus estudios sobre la
electricidad tanto debemos en nuestra
vida cotidiana...