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Capítulo 2. 4.

Ventilación
mecánica
domiciliaria
9. ENTRENAMIENTO
PARA LA VMD

Una vez se ha decidido la forma de acceso a la vía aérea, el


ventilador mas adecuado y el modo ventilatorio que se van a
emplear en el paciente, hay que adaptar a este y su familia a una
situación personal y familiar nueva, en la que se requiere
adquirir una serie de conocimientos teóricos y prácticos que
ayuden a afrontar su nueva forma de vida.

Por ello es imprescindible realizar un programa de


entrenamiento multidisciplinario, que atienda no solo las
condiciones físicas y psicológicas del paciente, sino que
además de respuesta a las necesidades globales del paciente y
su familia, así como a la capacitación técnica suficiente para el
manejo del material sanitario que es necesario para llevar a
cabo la VMD.

Es aconsejable que el entrenamiento sea llevado a cabo por el


equipo humano que posteriormente va a hacerse cargo del
seguimiento del paciente, por dos razones fundamentales: en
primer lugar por su experiencia y conocimiento de los posibles
problemas que pueden surgir y en segundo lugar para que tanto
el paciente como sus familiares puedan desarrollar un cierto
grado de confianza en estas personas, que mas tarde van a
seguir estrechamente su evolución.

Los programas de entrenamiento han de incluir, al menos, los


aspectos que se reflejan en la tabla V (31, 52, 97, 98, 99, 100),
adaptándolo a las necesidades de cada paciente. El desarrollo
del programa se ha de individualizar, supeditándolo al avance
en la comprensión y adquisición de habilidades por parte de
cada paciente y su familia, así como al grado de discapacidad
del mismo, ya que estos pueden ser desde autosuficientes para
su cuidado, hasta totalmente dependientes de su cuidador.

Thompson CL y Richmond M (101), estudian mediante una


encuesta, la percepción de los pacientes en cuanto a la
metodología ideal de enseñanza de un programa de
entrenamiento para VMD. Las preferencias de los pacientes se
pueden resumir en que dicha enseñanza se lleve a cabo a pie de
cama, junto a uno o dos familiares, siendo un solo miembro del
equipo el que explique, fundamentalmente mediante
demostración y que la duración de cada sesión sea de unos 30
minutos.

C.E. Smith y cols. (102), tras analizar las respuestas de 20


familias con uno de sus miembros dependiente de VMD,
sugieren tres fases en el programa de enseñanza y
entrenamiento para los cuidadores: en una primera fase
ofrecerles conocimientos y prácticas fundamentales como son
las técnicas de cuidados del paciente, problemas y alarmas del
ventilador, sistemas de emergencias y dónde y cómo se pueden
conseguir soporte técnico y abastecimiento de material. En una
segunda fase se puede incluir información sobre el
mantenimiento del equipamiento, asesoramiento sobre
financiación (en nuestro país, esto no es necesario, pudiendo ser
equivalente un asesoramiento sobre incapacidades laborales,
pensiones, etc.) y consejos para el cuidado del propio cuidador,
como el de procurar un adecuado descanso, una nutrición
equilibrada, cuidados generales de su salud e interacción social,
todo ello dirigido a evitar la frustración del cuidador. En la
última fase se le proporciona información acerca de grupos de
autoayuda, recursos comunitarios de ayuda a las familias y
consejos para viajar con el ventilador, si ello es posible. En
estos momentos, también es importante que las familias puedan
aprender estrategias psicológicas que les ayuden a adaptarse a
su nueva situación.

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