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Si bien las explicaciones psicosociales del deterioro psicológico asociado al desempleo varían
según el enfoque teórico adoptado (véase Álvaro, 1992), nos centraremos en dos por ser las que han
sido objeto de un pormenorizado análisis y aplicadas en un mayor número de trabajos de investigación.
La primera es la teoría de Jahoda (1982/87). Esta psicóloga social diferencia entre las funciones
manifiestas y latentes del empleo. Si la función manifiesta del empleo es la de proveer de unos recursos
económicos, las funciones latentes del mismo serán las siguientes: en primer lugar, el empleo impone
una estructura temporal a nuestra vida diaria; en segundo lugar, posibilita relaciones sociales con otras
personas que no pertenecen al núcleo familiar; en tercer lugar vincula a la persona con metas de
carácter social; en cuarto lugar, refuerza el desarrollo de una actividad y, finalmente, define el estatus
de identidad personal (Jahoda, 1979, p.313). Según M. Jahoda el empleo es la única institución social
que provee de estas cinco categorías de experiencia a la vez, lo que implica que la ausencia o no
consecución de un puesto de trabajo supondrá la pérdida o no obtención de dichas funciones latentes, lo
que repercutirá en el bienestar psicológico de las personas.
El segundo enfoque es el elaborado por Warr (1987) y se conoce como modelo vitamínico. Este
modelo pretende integrar los resultados obtenidos en las diferentes investigaciones realizadas sobre las
consecuencias psicosociales del desempleo. Según este psicólogo, la salud mental de las personas
depende de la capacidad del medio para proveer de las siguientes características: oportunidades de
control, posibilidades para desarrollar los conocimientos y capacidades personales, objetivos
externamente generados, variedad, claridad ambiental, recursos económicos, seguridad física,
posibilidades de establecer relaciones interpersonales y, finalmente, una posición social valorada.
El modelo de Warr propone una asociación de carácter no lineal entre las características del
medio y la salud mental. Aquellos medios que no prevean las características anteriormente
mencionadas, o que lo hagan de una forma deficiente tendrán un impacto negativo en la salud mental
de las personas. Al igual que en el caso de los efectos de las vitaminas sobre la salud física, incrementos
en algunas de las características del medio no tendrán un efecto beneficioso para la salud mental por
encima de cierto nivel, a partir del cual su posible efecto beneficioso se mantendría constante, como
ocurre por ejemplo con los recursos económicos, la seguridad física o las posibilidades para establecer
relaciones interpersonales. Asimismo, incrementos adicionales en el resto de las características
mencionadas anteriormente, a partir de un cierto nivel tendrían efectos negativos en el grado de salud
mental previamente alcanzado.
CALIDAD DE VIDA
Introducción
FELICIDAD
SATISFACCIÓN
BIENESTAR
CON LA VIDA
SUBJETIVO
SALUD
PSICOSOCIAL NECESIDADES
BIENESTAR
CALIDAD DE PSICOSOCIALES
SOCIAL
VIDA
Quizás uno de los autores que más influencia ha ejercido en el estudio del bienestar
subjetivo haya sido Bradburn (1969). El autor elaboró una escala para medir el
bienestar emocional (o subjetivo) y sus conclusiones fueron que éste se basa en dos
componentes: las valencias o afectos positivos y los afectos negativos. También
observó que estos dos tipos de estados emocionales prácticamente no
correlacionaban entre si, es decir, eran independientes uno de otro. A pesar de ello,
ambos mantenían una fuerte correlación con los ítems globales de bienestar.
Otra línea recoge la idea de bienestar social aunque aquí haya que empezar
realizando una matización necesaria. Tradicionalmente, en nuestro dominio lingüístico,
el bienestar social es considerado como una realidad externa, referida a condiciones y
circunstancias objetivas de una realidad social concreta y definido a partir de unos
mínimos considerados indispensables e irrenunciables en cuanto a condiciones de vida.
Esta concepción de bienestar social como sinónimo de nivel de vida equivaldría al
término inglés de social welfare pero, como decíamos, otra línea ciertamente distinta es
la que intenta estudiar los aspectos psicosociales del bienestar subjetivo (social well-
being), es decir, analizar el bienestar desde la perspectiva de la persona inserta en un
determinado contexto social y relacional. En esta línea Keyes (1998) entiende el
bienestar social como "la valoración de las circunstancias y funcionamiento de uno en
sociedad". A partir de aquí plantea cinco posibles dimensiones de este concepto:
PATRÓN
DINERO
D
VITAMÍNICO C E A DA FINALIDADES
EC GENERADAS POR EL
MEDIO EXTERNO
DA
SEGURIDAD EC BIENESTAR
FÍSICA SALUD
DA
MENTAL VARIEDAD DE
ALTERNATIVAS
DA
POSICIÓN EC D
SOCIALMENTE A
CLARIDAD
VALORADA
AMBIENTAL
DA
CONTEXTOS PARA LAS
RELACIONES
INTERPERSONALES
Vamos a ampliar un poco más el modelo de Warr puesto que consideramos que
nos ofrece un excelente referente teórico para entender mejor las implicaciones
psicosociales del proceso migratorio. Aunque no se hacen referencias explícitas a las
personas inmigrantes, es de esperar que las lectoras y lectores hagan las
correspondientes generalizaciones, aunque creemos que no es del todo necesario puesto
que todas y todos estamos luchando por las mismas metas.
DA = Dimensión Adicional
EC = Efecto Constante
¿Qué factores mostrarán una pauta de disminución adicional y cuáles una de efecto
constante? Metas externamente generadas y variedad ambiental sugieren una
disminución adicional. Ante objetivos crecientemente numerosos y difíciles, surgirá una
incapacidad para afrontar las presiones ambientales. Ello repercutirá en una reducción
del bienestar psicológico. Igualmente, una extrema variedad requiere cambios
constantes de atención, pudiendo implicar una reducción en el desarrollo y utilización
de las habilidades. También se espera un efecto de disminución adicional para la
claridad ambiental. Niveles extremos de claridad suponen ambientes donde el futuro
es totalmente predecible y los comportamientos de rol totalmente especificados. En
estas circunstancias, el riesgo no existe, la variedad es escasa y el potencial para ejercer
el control personal prácticamente inexistente. Todo ello conducirá a una reducción en
los niveles de salud mental. Finalmente, también las oportunidades de control, de
utilización de habilidades y de contactos interpersonales mostrarán una pauta de
disminución adicional. La demanda constante de control en difíciles tomas de decisión,
o un control personal sostenido o la demanda de uso continuo de habilidades
extremadamente complejas dará lugar a una sobrecarga personal. Igualmente, un nivel
extremo de relaciones interpersonales puede generar estrés, reducir el control personal,
etc.
Pero el elemento nuclear del modelo son las características ambientales. Así, las
características individuales (sobre todo las cognitivas) quedan supeditadas a este
elemento central; son algo adicional en el marco general de la teoría: La forma en que
las características ambientales tienen un impacto psicológico. El modelo es
fundamentalmente un modelo centrado en la situación. Y, como señala el propio Warr
(1987:17), “un modelo basado en la situación contiene inevitablemente algunas
propuestas basadas en la persona, pero hace derivar su distintividad de tomar el
ambiente como su objeto primario de investigación”.
CALIDAD DE
VIDA
CARACTERÍSTICAS CAPACIDADES y
FÍSICAS y SOCIALES RECURSOS
DEL ENTORNO PSICOLÓGICOS
RECURSOS EXÓGENOS PERCIBIDOS POR LA
PERSONA
Por último, para que cada sociedad encuentre los satisfactores necesarios para
cubrir tanto un nivel mínimo óptimo de necesidades intermedias como un nivel óptimo
de necesidades básicas, es decir, para que una sociedad evolucione, en conjunto, de
manera positiva es necesario contemplar cuatro condiciones sociales previas. Primero,
toda sociedad ha de producir satisfactores de necesidades suficientes para asegurar
niveles mínimos de supervivencia y salud, junto con otros factores y servicios de
importancia cultural. Segundo, la sociedad debe garantizar un nivel adecuado de
reproducción biológica y socialización de la infancia. Tercero, tiene que asegurar las
aptitudes y valores que son necesarios para que haya producción y tenga lugar dicha
reproducción en definitiva, un sistema de transmisión cultural hacia una proporción
suficiente de la población. Por último, es necesario instituir algún sistema de autoridad
que garantice un respeto de las reglas que consiga una práctica satisfactoria de estas
aptitudes. Así, de forma similar al concepto de «dualidad» de la estructura de la
actuación humana de Giddens (1984), no es posible alcanzar la salud y la autonomía
individuales fuera del contexto institucional, social y normativo en el que se
inscriben las personas, lo cual le da un carácter eminentemente social al abordaje
de las necesidades que hemos estado desgranando y cuyo resumen aparece en el
siguiente esquema.
Evitar daños graves:
Participación social de los miembros de una Participación crítica en la forma de vida
OBJETIVO UNIVERSAL
sociedad elegida
Autonomía de
NECESIDADES BÁSICAS Salud física Autonomía crítica
acción
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