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TEORÍA DE LA CONDUCTA

PROCESOS DE MADURACIÓN Y DESARROLLO


Susana Gacias
PICHON-RIVIÈRE Y LOS CUATRO PRINCIPIOS DE
ESTRUCTURA DE LA CONDUCTA
Martín Cazau
TEORÍA DEL VÍNCULO
Susana Gacias

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Procesos de maduración y desarrollo
Lic. Susana Gacias
Este tema, conocido a lo largo de la historia de Pichon Rivière
como TEORÍA DE LA ENFERMEDAD ÚNICA, o TEORÍA DE
LA CONDUCTA, o TEORÍA DE LOS PROCESOS DE
MADURACIÓN Y DESARROLLO, es uno de sus temas más
controvertidos, y es el nudo teórico más importante y distintivo. Es
el punto en el que yo más me he peleado con él, como cuestión de
diferencia, porque soy de la idea de que hay que pelearse con los
autores cuando uno no acuerda.
Este eje teórico -Teoría de la Enfermedad Única, o Teoría de
la Conducta, o Teoría de los Procesos de Maduración y Desarrollo-
es el punto que más tiene que ver con la práctica clínica y
psicopatológica de Pichon Rivière: es a partir de esa práctica que va
a preguntarse, sostener, intentar demostrar que existe una única
enfermedad básica, un núcleo básico de naturaleza depresiva.
Ustedes se acuerdan que Melanie Klein, habla del pasaje de la
posición depresiva... Justamente lo que Pichon Rivière va a decir es
que va a haber un punto disposicional de naturaleza depresiva, que
sería el germen común a todas las enfermedades psíquicas que se
puedan dar (e incluso, según algunas especialidades como la
oncología, también como disparadores de enfermedades físicas que pueden tener una base emocional).
En la Teoría de la Enfermedad Única o TEU el énfasis va a estar puesto en la enfermedad. Este es el
Pichon Rivière de la psiquiatría. En la medida en que avanza en su práctica, sigue investigando esto de la
enfermedad única, del núcleo básico de naturaleza depresiva, que es lo que intenta demostrar en su teoría.
Cuando él habla luego de Teoría de la Conducta está hablando de lo mismo, pero intenta ampliar esto hacia
las conductas humanas, tanto normales como patológicas, con lo cual el énfasis, que estaba puesto en la
enfermedad, acá va a ser más amplio y se va a hablar de conductas humanas que tienen en común un núcleo
básico de naturaleza depresiva. Cuando Pichon Rivière habla de Teoría de los Procesos de Maduración y
Desarrollo, el énfasis va a estar en el proceso. Con lo cual, a lo largo de esta construcción teórica, el énfasis
que va poniendo nos muestra por dónde va a pasar el eje de su mirada. Si en la TEU la mirada estaba puesta
en la enfermedad -porque su práctica clínica psiquiátrica hacía que él mirase familias en situaciones de crisis
y emergencia- después comienza a trabajar en grupo y a poner su énfasis en el aprendizaje: más que la
enfermedad, va a tomar como eje a la conducta. El Pichon Rivière de la Teoría de los Procesos de
Maduración y Desarrollo es el del final de la vida, en los años 70: dice que a lo largo de la maduración, el
crecimiento y el desarrollo del sujeto, va a establecer una teoría en la cual en esos procesos encuentra
situaciones de ida y vuelta, situaciones espiraladas, avances y retrocesos que justifican el porqué hay
momentos depresivos en los momentos normales de en la vida de las personas. Momentos que -diría- son el
núcleo básico de naturaleza depresiva.
Yo me he peleado bastante porque cuando uno tiene una formación clínica y psicopatológica, puede
tomar esto de haber reducido todo a un núcleo básico de naturaleza depresiva como una especie de
simplificación. En la medida en que uno va profundizando, ve que Pichon Rivière está diciendo bastante
más que eso.
En sus inicios, este tema es el más próximo a la psicopatología, si bien Pichon Rivière cuando lo
aplicaba a la conducta humana también lo está aplicando a todo lo que nos pase a a lo largo de la vida.
Pichon Rivière define salud como adaptación activa a la realidad. Mientras, dice que en la enfermedad,
como adaptación pasiva a un medio que no se puede modificar, generará conductas estereotipadas y poco
creativas por los resultados. Que está diciendo con esto? La adaptación activa tiene que ver, básicamente,
con la capacidad humana de acomodarse a las situaciones cambiantes y adaptarse generando modificaciones.
En la Argentina del desempleo yo he visto personas quedarse en llorando al lado de esos títulos,
absolutamente inservible porque no tenían ningún espacio donde aplicar sus conocimientos, y he visto otra

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que guardaban esos títulos para mejor ocasión y se dedicaban a hacer cosas que les permitieran salir de la
situación de emergencia. Cómo alguien puede adaptarse activamente, por un proceso sano, a esa realidad y
de esa manera no quedarse paralizadas pasivamente ante una realidad que le parece absolutamente
incomprensible. Alguien que se ha formado como profesional espera poder trabajar de eso; si no lo puede
hacer creer que no tiene otros elementos. La adaptación activa indica justamente que otros recursos se tienen
para salir de una situación que a lo mejor no le permite, en este momento, ser eso para lo que se estaba
preparando.
Lo que Pichon Rivière trabaja en cualquier sector de la realidad y de los sujetos es que ellos son
atravesados por innumerables contradicciones dialécticas que se van resolviendo y dando lugar a nuevas
contradicciones, ya que ahí está la posibilidad de crecimiento y movimiento. No es una línea recta que
vamos atravesando sin idas y vueltas; vamos atravesando por múltiples contradicciones cuya resolución no
hace más que dar paso a nuevas contradicciones.
Alumna: Tesis-antítesis-síntesis...
Susana: Exactamente. Vamos a estar constantemente resolviendo situaciones contradictorias para dar
lugar a nuevas situaciones siempre más cambiantes.
Pichon Rivière propone como sujeto no alineado a aquel que va a ir elaborando un proyecto que tenga
en cuenta su propia muerte, lo cual sería como una gran contradicción en el sujeto humano. Si yo incluyo
conscientemente a la muerte, parecería que me paralizo. ¿Para qué? ¿cuánto faltará? En realidad el incluir la
muerte en mi propio proyecto de vida tiene que ver con la trascenderla, con todas esas cosas que hacemos
mientras tanto, porque, en definitiva, desde que nacemos empezamos a morir, pero también empezamos a
desmentir la muerte elaborando proyectos de trascendencia: plantar el árbol, escribir el libro, tener el hijo...
Cuestiones por las cuales queda al menos una idea de nosotros flotando en el mundo, más allá de nosotros
mismos, para perdurar. Incluir la propia condición de finitud, limitada, de la existencia humana. En la
medida que el sujeto acepte su propia muerte va a poder hacer un proyecto vital cada vez más creativo.
Tomando conciencia de su propia temporalidad, el sujeto puede ser consciente de su circunstancia
histórica. Tomar conciencia de la propia temporalidad es tomar conciencia de quiénes somos en esa
circunstancia histórica en la cual nos ha tocado vivir. Trascender, para una mujer en la era victoriana,
seguramente implicaba un determinado proyecto, mucho más intramuros que el que puede tener una mujer
en estos tiempos. Tiene que ver con aceptar la circunstancia histórica y el contexto en el cual cada vida se
desarrolla. Pichon Rivière va a hablar de su objeto situado (esto tiene una profunda raíz sartreana) que es
aquél consciente de su temporalidad y de su contexto histórico social. El “sujeto situado” es el que
estudiamos cuando pensamos en un autor y en el contexto histórico y social desarrolla su obra. Pichon
Rivière habla en los años 70 de “cambio social planificado” y “agentes de cambio”, y esto pasa mientras
Perón habla de “cambio social planificado”. De alguna manera, ese “agente de cambio” tenía que ver con
una línea de pensamiento que por entonces era hablado por varios autores desde la política y la ciencia; era
una línea de pensamiento por la cual pasaba la preocupación reinante en aquel momento.
Nuestro mundo globalizado, donde parece ser que todo está al alcance de todos pero sin embargo ésta
en muy pocos, ¿cuál es la subjetividad que instaura? El mundo globalizado nos plantea un gran interrogante.
La lucha de los años 70 tenía que ver con cambiar el sistema. La lucha de este comienzo de siglo tiene que
ver con que hay gente que cayó definitivamente del sistema: no hay un sistema para cambiar, se trata de no
seguir excluyendo gente del sistema.
Sujeto situado, como consciente de su contexto histórico y social. Los conceptos “salud” y
“enfermedad” son también conceptos históricos, ya que van sufriendo las variables de la historia y distintas
modificaciones. Muchas cuestiones hoy consideradas normales han sido consideradas enfermizas; sin ir más
lejos, las costumbres y los hábitos referido a la sexualidad. Alguien que se horrorizara hoy día frente a la
sexualidad o adoptara la conducta mojigata de la mujer de los 50 y 60, haciéndose la tonta, (“ay, no entendí
el chiste”…), no sería vista como atractiva. Los conceptos salud/enfermedad también van sufriendo las
variables y las modificaciones.
Hay un artículo de Pichon Rivière de 1948, “Historia de la psicosis maníaco-depresiva” en el cual hace
la historia de este cuadro. La psicosis maniaco-depresiva es una forma grave que puede tener formas leves,
no psicóticas. En una forma es la tendencia exacerbada a realizar acciones sin parar -compra
convulsivamente, no duerme, habla sin parar- para rápidamente virar, de un día al otro, a una postura
absolutamente desganada. Es un trastorno bipolar, y él analizaba la forma psicótica, la forma más grave y
severa.

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En este texto, al hacer la historia de esta enfermedad, Pichon Rivière va a haciendo sin proponérselo
una historia de la concepción de los criterios de salud y enfermedad. Dice que para los griegos y los
romanos, distintas sintomatologías que hoy podríamos reconocer como histéricas o melancólicas, eran
consideradas como cuadros, síntomas o conductas humanas comprensibles o pasibles de comprenderse
desde la medicina. Prácticas sexuales, homosexualidad, ciertas conductas como las bacanales, donde comer
y vomitar era el objetivo del encuentro... Hoy eso es un trastorno de alimentación severo, pero en la práctica
concreta del momento. Probablemente ver la música estridente que rodea los espacios de nuestros
adolescentes sería para esa persona considerado como “enfermizo”. Luego Pichon Rivière dice que, después
de esta etapa en la que las conductas enfermas o normales tenían absoluta diferencia con lo que hoy
consideramos normal o enfermo, hay un periodo oscurantista donde hay una concepción de la enfermedad
como posesión, en el sentido demoníaco. En esto la Iglesia de esos tiempos tuvo mucho que ver; es la época
de la Inquisición y Pichon Rivière dice que muchas enfermas fueron a parar a la que hoguera; esta
concepción de la brujería...
Alumna: Está en el evangelio, que es previo, y con mucha carga en el pecado, el pecado de los
padres...
Susana: Por eso. Una concepción de salud más cerca al puritanismo, a la santidad, donde la salud tenía
mucho que ver con la conservación de determinados patrones culturales, prácticas sexuales y morales,
etcétera. La salud estaría más del lado del deber ser. Si pensamos en lo que podría ser la concepción de salud
en esa época, hoy una persona tan puritana y casta sería considerada enferma. Una mujer que a los treinta y
pico se ruboriza, aquello que en su época fue un baluarte, hoy es un clavo. He escuchado a una niña de
dieciséis años decirme en el consultorio “yo soy virgen pero mis compañeras no lo saben”: eso habla de un
tipo de cultura imperante, de prácticas y de actos... Lo que fue un baluarte en una época, una garantía (hasta
el tango lo dice “ vestirse de blanco después que pecó”) una gran trofeo de ser el primero, tenía que ver con
la posesión, poseer a la otro a través de su sexualidad. Marcaba territorio. Son las modificaciones de las
conductas sexuales en los últimos 50 años; siempre existió el zaguán, pero en la moral imperante lo que
implicaba era el absoluto silenciamiento. Fíjense que hoy familias muy tradicionales dice el “yo prefiero que
se vaya a vivir sólo o sola porque así aprenden, pasan por experiencia...” o “yo prefiero que hagan la
experiencia de convivir”... Habría como una estructura dominante de lo que es saludable, una tendencia que
modifica absolutamente lo que fue lo saludable o lo imperante en otro momento. En los últimos 50 años,
desde nuestros padres hasta nuestros hijos, cómo han variado valores como la virginidad.
Pichon Rivière nos va dando ejemplo de cómo la conducta anormal o patológica varían en cada época.
Alguien con ciertas prácticas o hábitos actuales sería considerado promiscuo o con la conducta que se
llamaría “de riesgo”. Fíjense, por ejemplo, los avances de la anticoncepción: a nosotros nos parece mentira
que exista un repertorio y un menú tan importante para elegir. Treinta años atrás, la revolución que implica
la pastilla, la píldora y de ahí en más todos los otros métodos anticonceptivos. Esto implicó que el viejo
preservativo quedara en el olvido, única acción posible durante años y años. Eso no sólo ha implicado una
marca en los usos sexuales. Así, el HIV va generando parejas más estables, con mayor tendencia a la
estabilidad, lo que tiene que ver con la elección de la vida y la amenaza de una enfermedad que anda
diezmando a la humanidad. Hay que contextuar en cada momento social, político e histórico.
A partir del siglo XVII la locura es abordada desde la medicina, pero con una concepción de la locura
que pone al médico en el lugar de lo sano, racional y lógico y al enfermo como loco. Hay una separación
muy tajante entre lo racional y lo irracional, lo supuestamente normal y lo patológico. A partir del siglo
XVII, cuando la medicina comienza a trabajar con la enfermedad mental, establece una línea divisoria muy
fuerte por la cual del lado de la salud está el de médico con su lenguaje oscurantista. Muchísimas veces la
familia no lo entendía, porque decía bla, bla, bla, dos palabras y la gente se quedaba en ascuas. Esa cierta
tendencia a la oscuridad de los diagnósticos médicos tiene que ver con marcar claramente esta línea
divisoria. Si de un lado se habla en términos poco comprensibles, del otro se seguirá ignorando que es lo que
está pasando.
Es a partir de Freud que se rompe esta disociación tan marcada, donde empiezan a aparecer los
mismos mecanismos con una diferencia cuantitativa. Freud va a decir que “neuróticos somos todos”: va a
haber una diferencia cuantitativa que hace que esa neurosis se nos transforme en un obstáculo para la vida.
Hay en neurosis con las que uno pasea por la calle alegremente, no molesta a nadie y puede vivir su vida sin
perturbaciones, y hay otras que realmente lo paralizan e inhiben a la posibilidad de vivir.

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La locura comienza, entonces, a dejar de aparecer como algo irracional, incomprensible que es
inabordable recién en el 1900, con lo cual es bastante reciente. Hay un período muy largo en el que la
concepción de la locura aparece como algo irracional e incomprensible. De todos modos, hay mucha tela
para cortar y pocas personas que tengan la capacidad de un Pichon Rivière; cuando aparecen patologías en la
familia aparece también un gran desconocimiento de que no sabe qué hacer, a quien y, versiones
contradictorias: la gente está absolutamente confundida porque no es tan fácil, aún hoy en día. Pero podemos
decir que a partir de Freud aparece una cierta tendencia a empezar a ver esto como una cuestión de cantidad.
Freud descubre, a grandes rasgos, la dialéctica de los afectos. Pichon Rivière rescata del psicoanálisis
freudiano esta concepción dialéctica, contradictoria, de los afectos. Su dialéctica del mundo interno se puede
comprender desde esta metodología tanto en sujetos sanos como enfermos. Lo que Pichon Rivière va a decir
es que en el mundo interno de los sujetos existen polos antagónicos contradictorios que se dan tanto en las
personas sanas como en las personas enfermas. Sujetos humanos atravesados por múltiples contradicciones;
desde la metodología del psicoanálisis, lo que Freud propone es comprender esas contradicciones tanto de
los sujetos que están sanos, que se preguntan por el sentido de su existencia, como en los enfermos.
Todos somos neuróticos, dice Freud: todos hemos sufrido conflictos en algún período de vida. Hay una
película que se llama “Un casamiento inolvidable”, que habla de cuantísimas cosas que a uno le pasan en la
vida personal, social, laboral, y que uno ni se imagina que le van a pasar. Si uno mira su vida veinte años
para atrás, ni se imaginaba que le iban a pasar muchas cosas como ésas. Todos somos neuróticos y hemos
sufrido o sufrimos circunstancias propias de la vida, momentos que ni imaginábamos. Poseemos
capacidades que ni sospechamos, esas que nos permiten entender situación en ante la que decimos “¿de
dónde lo saque?” Todos tenemos situaciones dolorosas, duras de enfrentar... Esos conflictos, en alguna
manera, van a mostrarnos que existen mecanismos insospechados para enfrentarlos, según como nos
posicionamos frente a esas capacidades. Si vamos a enfrentar el conflicto pasivamente o activamente y nos
vamos a transformar en esta posibilidad de enfrentarlo.
Nosotros vamos a ir viendo está conceptualización de Pichon Rivière que tiene que ver con el cambio,
que permite comprender a los momentos locos del desarrollo vital del humano. La teoría de la enfermedad
única o teoría de la conducta tiene que ver con el cambio, con la capacidad de cambio de sujetos y lo que
pretende es explicar que en toda vida hay momentos locos propios del desarrollo. No hace falta la gran
locura, sino reconocer que todos los sujetos poseemos y atravesamos situaciones en las cuales nuestra
conducta da indicios de una inestabilidad para luego volver a estabilizarse. A veces más cerca de la
inestabilidad: por eso digo momentos “locos” propias de todo desarrollo vital. Por eso Pichon Rivière habla
del “proceso de maduración y desarrollo”, donde, a lo largo de nuestro proceso vital, se van a dar esas
situaciones. Lo que nosotros conocemos como crisis.
El concepto de teoría de la enfermedad única de Pichon Rivière también sufrió un proceso; no es algo
que conceptualiza en un determinado momento, sino que va a ir a armando como un collage: a lo largo de su
teoría, va poniendo, sacando, armando... Desde 1938, en un artículo llamado “Empleo del Tofranil en
psicoterapia” (fíjense que este es el Pichon Rivière psiquiatra, que medicaba) investiga si utiliza la
psiquiatría para la depresión. Investiga una situación depresiva básica que tiene que ver con esa situación
depresiva básica propia del momento de integración del objeto. Él es kleiniano en ese momento: cuando el
bebé integra el objeto, y se da cuenta que ha arañado al objeto que más ha amado, entra en una posición
depresiva; frente a los conflictos de la vida será ese el disparador del conflicto que hará “plin” y llevará a la
depresión; sería como el primer registro que tenemos como sujetos incluso desde el nacimiento, una primera
vivencia de pérdida.
El objetivo de Pichon Rivière, recién recibido de médico, es poder encontrar una estructura básica que
dé cuenta de una pluralidad fenoménica en la psiquiatría. Lo que el intenta en ese momento -todavía no está
atravesado por la teoría kleiniana- es responder a esa pregunta práctica como investigador: si hay o no hay
una estructura básica. Tratar de dar cuenta de toda esa multiplicidad de fenómenos que aparecen. Dice que la
psiquiatría, a lo largo de su desarrollo, siempre se ha encargado de emprolijar los síntomas: tiene todos los
cuadros, los delirios, los trastornos de la percepción, los trastornos de la atención, los trastornos de la
motivación muy bien clasificados y ordenados, con una descripción muy rica de toda la sintomatología
psiquiátrica, pero generalmente lo que no pueden es dar cuenta de la conflictiva humana que encierra todo
eso. Se tiende a describir -”la persona está cursando una esquizofrenia. Tiene delirios paranoides…”- y se
tiende a emprolijar los síntomas para llegar a decir que éste es el diagnóstico. Algunos trabajamos con la
política absolutamente contraria: yo tiendo a no dar diagnóstico ni informes por escrito a la persona; me ha

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pasado que una persona viene con un papel de hace veinte años diciendo “yo soy esto...”, y qué tiene que ver
una persona de 35 años con una persona que a lo mejor tenía veinte y otra problemática de vida.
Alumno: Más allá de que por ahí están en una búsqueda superyoica, hay también una cuestión de
cómo responde el paciente fisiológicamente por un lado y por el otro lado, por lo que puede verse por el lado
del psicoanálisis...
Susana: Lo que él está viendo es como se complementa una determinada sustancia.
Alumno: De ahí te entra lo fisiológico...
Susana: Está tratando de apuntalar una terapia con la ayuda de una medicación, de los fármacos. Se ha
escuchado cada burrada... Hay gente que tiene un ataque de pánico y dice “voy a ir al psicólogo”; no, al
psicólogo sólo no se puede, porque hace falta complementación, al comienzo, en psicofármacos. Lo que él
intentó es ver con este común denominador. Con una base descriptiva, se intenta ver como las perlas del
collar que están unidas por un único hilo. Lo que intenta es desmentir o cuestionar la línea imperante de la
psiquiatría de la época que tiende a ver muy claros los fenómenos pero a no tener tan claros los tratamientos.
Ahí es donde la gente circula y va de lado en lado. Él incluye al grupo familiar, y es absolutamente
comprensible. Si no se incluye la familia esa persona vuelve al grupo familiar constituido como cuando se
enfermó, y se vuelve a enfermar.
Alumna: La descripción de los síntomas también era una discusión en la clínica médica con los
homeópatas.
Susana: Lo es. Los homeópatas van a decir que al síntoma hay que dejarlo hablar, y lo que hace la
medicina tradicional es acallarlo. Lo que pasa es que también tenemos la cabeza en la cultura occidental, que
está formada para eso. ¿Quién que tenga un bebé se banca cuatro días de fiebre a 40º?
Pichon Rivière aparece desde un comienzo tratando de encontrar lo esencial que permite a diferenciar
o entender u organizar esa inmensa pluralidad de síntomas. Es interesante que hayas preguntado por la
homeopatía, porque la homeopatía es unicista, por lo cual también anda detrás de una enfermedad única, no
común a todos los individuos, pero la homeopatía unicista plantea que uno tiene un único componente para
todos los síntomas de su cuerpo. Los homeópatas son un poco desconcertantes porque si uno tiene un quiste
en el medio de la frente, ellos dicen “déjelo ahí, por algo habrá salido, si lo saca, puede salir algo más del
otro lado”. Son distintas líneas y alguna lógica tendrán. Así lo pensamos debe una lógica sistémica...
Alumna: Yo tengo una amiga que casi se muere, porque va a una homeópata y tenía un cáncer de
pecho... y todavía está ahí. Fue hace como un año y ahora está en la quimio...
Alumna: Una amiga mía se murió así...
VARIAS VOCES SUPERPUESTAS.
Alumna: No se puede generalizar. Hay de todo...
Alumna: Algunos homeópatas dan globulitos que tratan mente-cuerpo.
Susana: Tratan mente-cuerpo como una unidad; ellos creen en eso, que la producción de los síntomas
tiene que ver con esa complementación. En ese sentido se parecen bastante a lo que dice Pichon Rivière. Las
personas que tienen una formación pichoniana en general tienden a tener mucho afecto por la corriente
homeopática y se recomiendan mucho los homeópatas.
En el año 1946 Pichon Rivière hace una primera organización de esto que está buscando: que existe
una única enfermedad, un único núcleo que es esencial a todas las conductas humanas. Es su primera
descripción y organización de esto, diciendo que existe un único núcleo básico común a todas las conductas
humanas, tanto de las personas psiquiátricamente perturbadas como de las personas que están más o menos
neuróticamente perturbadas. En este momento él atraviesa su periodo psicoanalítico freudiano. Pero sigue
investigando, conoce el psicoanálisis kleiniano -que tiene su auge en los años 50,60- y con ese desarrollo va
a hacer una conceptualización de esto que llamó la teoría de la enfermedad única.
Para Pichon Rivière es esencial en este proceso el haber trabajado en investigado las estructuras
brutales. Acá es donde comenzaría lo que llamó teoría de la conducta, porque cuando el investiga el lo grupo
de aprendizaje ya está viendo las conductas Humanes normales o patológica, y el énfasis no estaba puesto en
lo psicópata lógico sino en el aprendizaje como expresión de la salud: El sujeto sano es el que aprende y
aprehende la realidad.
Alumno: Ahí es cuando descubre a Lewin, la Gestalt...
Susana: Él no lo nombra entonces; yo sinceramente creo que estuvo muy atravesado en este momento
por la línea sistémica, aunque no la declara, y también por Lewin. Muy influenciado por los sistémico, cosa

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que no quedó muy develada porque es una corriente que aparece en Estados Unidos y que era muy
desestimada.
Pichon Rivière estudia las estructuras grupales, los proceso grupales, elaborando al mismo tiempo una
concepción del sujeto en que la única manera de comprenderlo es en una red interaccional, una red vincular.
El sujeto situado es el sujeto que se vincula, que en el intercambio con otros se modifica. Este es el sujeto
pichoniano, el sujeto de la praxis y de la interacción.
Piensa que la única manera de lograr la comprensión del fenómeno humano es dentro de lo que el
llama dialéctica intrasistémica y dialéctica intersistémica: el proceso en el mundo interno y el grupo interno,
y el proceso con la realidad. ¿Cómo entender el fenómeno humano si no es entendiendo la situación
contradictoria, confusa, cambiante dentro del sujeto interasistémico, en el mundo interno, y también
contradictoria, cambiante y en todo con la comunidad, en el intercambio con otros?
Alumna: ¿Qué autores de la teoría sistémica hay?
Susana: Watzlawick, Withaker, Napier... Vamos a ver autores más adelante, autores muy serios,
norteamericanos. Algunos han desarrollado el eje de la comunicación, otros el eje de lo vincular, y tienen
que ver mucho con la línea pichoniana. Watzlawick estuvo acá hace tres años, y si bien el eje de su
investigación es la comunicación, es un investigador sistémico de la Escuela de Palo Alto, California y vive
actualmente allí. Estuve reenojada con él porque estuve haciendo con él un congreso de diez días,
buenísimo, pero resulta que contó que cura el tabaquismo, pero nunca dijo cómo. Todos los terapeutas
desesperados para que lo diga...
Pichon Rivière llega a esta concepción del sujeto a partir de investigar las redes interaccionales que
alberga la estructura grupal. Llega a entender de este modo al sujeto, a partir de investigar las interacciones
en las que el sujeto se mueve, el sujeto no aislado de toda la red de interacciones familiares, institucionales,
comunitarias... Incluso su concepción de la enfermedad varía a partir de las investigaciones de los procesos
grupales. Define a la enfermedad como un trastorno en el aprendizaje de la realidad. Inclusive reformula la
definición de salud y enfermedad en la medida en que, al investigar al sujeto en el grupo, también va a
relacionar salud con aprendizaje. El sujeto sano es el sujeto que aprende de la realidad para transformarla y
transformarse. El sujeto que está enfermo, está perturbado en su capacidad de aprender de la realidad.
Para terminar, lo que nosotros hicimos es un paneo general de la teoría de la enfermedad única,
conceptualmente. El año que viene van a desarrollar todos los principios de esta teoría. Picasso decía que le
tomó 80 a diez pintar como un niño; había logrado su estilo recién a los 80 años. Podemos decir que Pichon
Rivière tardó 50 años en ser pichoniano: el llega a ser plenamente pichoniano cuando formula está teoría,
que está redondeada hacia el fin de sus días, comienzos de los 70. Le llevó toda su vida de práctica
profesional plantear lo específico de su teoría.

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Pichon-Rivière y los cuatro principios de estructura de la conducta
Por Martín Cazau

MOVILIDAD DE LAS ESTRUCTURAS

Uno de los cuatro principios que rigen la configuración de toda estructura, sea normal o patológica
(18, 122, 175). Este principio sostiene quo las estructuras son instrumentales y situacionales en cada aquí y
ahora del proceso de interacción (27, 183).

Concepto.- Las estructuras, sean normales o patológicas, no son rígidas y estáticas, sino que van
sufriendo cambios y amoldándose a cada nueva situación (por ello son situacionales) y a cada manera de
establecer vínculos con determinados fines (por ello son instrumentales). "Las discusiones bizantinas de los
psiquiatras se deben en gran parte a un malentendido, ya que la estructura que se vio en un momento de
observación puede variar en tiempo y espacio, puesto que la relación vincular con el investigador determina
la configuración de estructuras con ese carácter funcional, instrumental, situacional y vincular, figurando
este ultimo en relación con el tipo de codificación y decodificación, aprendizaje, etc." (27). Emplear el
principio de la movilidad de [as estructuras "implica situarse ante el paciente con un esquema referencial
plástico, que permita comprender que las estructuras son instrumentales y situacionales en cada aquí y ahora
del proceso de interacción; que las modalidades o técnicas del manejo de las ansiedades básicas, con su
localización de objetos y vínculos en las distintas áreas [mente, cuerpo, mundo externo], son modificables
según los procesos de interacción en los cuales se compromete el sujeto, afirmación que tiene importantes
implicaciones a lo referido a la labor diagnóstica" (183-184).

CONTINUIDAD GENÉTICA Y FUNCIONAL

Uno de los cuatro principios que rigen la configuración de toda estructura, sea normal o patológica
(18, 122, 175), y según el cual los procesos del desarrollo sano, tanto como los de enfermarse y curarse
presentan un mismo hilo conductor vinculado al enfrentamiento y elaboración de situaciones depresivas
(180-182). Este principio resulta, por ello, central de la teoría de la enfermedad única de Pichon Rivière
(123).

1. Concepto.- Junto a los principios de policausalidad, pluralidad fenoménica y movilidad de las


estructuras, el principio de continuidad genética y funcional rige la configuración de toda estructura, normal
o patológica.

En tanto principio central de la teoría pichoniana de la enfermedad única, el principio de continuidad


genética y funcional rige los procesos del desarrollo normal, del patológico y de la curación misma,
entendidos cada uno de estos como una serie de etapas donde han de enfrentarse y resolverse situaciones
depresivas.

Así por ejemplo, señala Pichon Rivière: "consideramos en la enfermedad mental una 'génesis' y una
'secuencia' vinculada a situaciones depresivas, de pérdida, de privación, de dolor..." (180). La situación
depresiva es así tomada como un hilo conductor a través del proceso del enfermar y del proceso terapéutico,
y a tal efecto se consideran cinco situaciones depresivas características: protodepresión, posición depresiva
del desarrollo, depresión de comienzo o desencadenante, depresión regresional y depresión iatrógena (123,
182). Para un planteo general de esta teoría, remitimos al lector a los artículos Enfermedad Única Teoría,
Depresión y Depresión Básica.

PLURALIDAD FENOMENICA

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Uno de los cuatro principios que rigen la configuración de toda estructura, sea normal o patológica
(18, 122, 175), y según el cual ellas encuentran su expresión fenoménica en una gran diversidad (pluralidad)
de manifestaciones de la conducta que involucran, en mayor o menor medida, sus tres áreas de expresión: el
área 1 (área de la mente), el área 2 (área del cuerpo), y el área 3 (área del mundo externo). En base a este
análisis estratigráfico de la conducta, es posible construír una nosografía mucho más operacional que las
conocidas (19-20), así como un diagnóstico y un pronóstico de la enfermedad.

1. Concepto.- Imaginemos una situación en la cual una persona está viajando en tren sumida en una
ensoñación diurna, y en determinado momento fantasea un encuentro con un ser amado al que no ve hace
mucho tiempo. En ese momento comienza a sentir palpitaciones, se le escapa una lágrima, y decide bajarse
en la próxima estación para hacer un llamado a larga distancia y comunicarse con el ser querido.
El ejemplo ilustra las tres áreas de manifestación de la conducta: el fantasear es la expresión
conductual a nivel del área 1 (mente), el sentir palpitaciones y lagrimear es la expresión a nivel del área 2
(cuerpo), y el bajarse de la estación y hablar por teléfono es la expresión a nivel del área 3 (mundo externo).

Mientras las conductas que se manifiestan en el área 1 (mente) son simbólicas, las que se manifiestan
en las otras dos áreas son materiales y concretas: en el caso del área 2, es el cuerpo el que sufre algún tipo de
transformación material, y en el caso del área 3, se trata de acciones materiales donde están involucrados
objetos externos (bajarse en una estación, hablar por teléfono, establecer un vínculo con un otro) implicando,
por tanto, algún tipo de relación con el mundo exterior. Así, el término 'pluralidad' quiere indicar que la
conducta puede expresarse de muy diversas maneras, las que pueden ser agrupadas como manifestaciones en
el área 1, 2 y 3.

Particular importancia tiene para Pichon Rivière el área de expresión conductal de la mente, por
cuanto "el proceso ordenador, o sea la planificación, en términos de estretagia, táctica, técnica y logística,
funciona desde el self ubicado en el área 1, es decir, que ningún comportamiento le es extraño" (19). En
otras palabras, es la mente (área 1) la encargada de situar vínculos y objetos en las diferentes áreas para su
mejor manejo (21).

Nos indica Pichon Rivière que por ser el hombre una totalidad - totalizante (al decir de Sartre), "su
conducta comprometerá siempre, aunque en grados diferentes, las tres áreas de expresión [...]. Por la fantasía
inconsciente, el 'self' (representación del yo) organiza proyecciones de objetos y vínculos en tres áreas a las
que llamaremos dimensiones proyectivas. Como consecuencia de esas proyecciones el sujeto expresará
fenoménicamente, a través de distintos signos, en la mente, en el cuerpo y el mundo sus relaciones
vinculares. Es decir, que en este sistema de signos que es la conducta, la aparición de signos en un ámbito
determinado es un emergente significativo que nos remite a las relaciones vinculares del sujeto, a su manera
de percibir la realidad y a la modalidad particular de adaptarse a ella. Es decir, a la modalidad particular de
resolver sus conflictos. Estas modalidades configuran lo que llamaremos la estructura de carácter del sujeto.
La conducta es significativa, es un sistema de signos en el que se articulan significantes y significados, por
lo cual se hace comprensible y modificable terapéuticamente" (178).

2. El análisis estratigráfico.- Sin embargo, el principio de la pluralidad fenoménica no fue postulado


por Pichon Rivière como parte de un proyecto explícito de construír una psicología general de la conducta
(tarea que sí encaró uno de sus discípulos, José Bleger), sino como parte de un sistema teórico que: a)
permitiese explicar el modo de funcionamiento de las estructuras patológicas, entendidas como tentativas del
yo por desprenderse de la situación depresiva patogenética básica, y b) que permitiese realizar, sobre esa
base, una nosografía "en términos de localización de los vínculos (bueno y malo) en las tres áreas mente -
cuerpo - mundo externo, con todas las variables que de esa ecuación puedan surgir" (179).

Pichon Rivière denominó a este tipo de estudio de la conducta 'análisis estratigráfico', que significa
análisis por estratos, sectores o áreas: mente, cuerpo, mundo externo. Tomemos dos ejemplos (esquema 2):

1) Fobias: El sujeto fóbico proyecta y actúa el objeto bueno y el malo en el área del mundo exterior.
Debido a esta depositación del objeto malo en dicha área, llamado objeto paranoide o fobígeno, desarrollará

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angustia en los espacios cerrados (claustrofobia) o en los espacios abiertos (agorafobia), ya que en
cualquiera de ambos se siente a merced del perseguidor: en el primer caso porque no puede escapar, y en el
segundo caso porque no puede protegerse o esconderse. Sin embargo, en el mundo externo también está
proyectado el objeto bueno, que aparece en forma de acompañante fóbico y que le permite evitar el ataque
del objeto malo. Así, "el paciente teme por un lado ser atacado por el objeto fobígeno, preservando por otro
lado el objeto acompañante depositario de sus partes buenas, por medio del mecanismo de la evitación. Así
no se juntan, eludiendo la catástrofe que podría producirse ante el fracaso de la evitación" (19, 179).

2) Esquizofrenia: "En la esquizofrenia el objeto perseguidor (vínculo malo) puede estar proyectado en
el área 3 (mundo externo) y el bueno en el área de la mente, caracterizándose así la esquizofrenia paranoide
con una retracción de la realidad exterior y un encierro autístico y narcisista del sujeto" (179).

3) Hipocondría: En los primeros planteos de la teoría de la enfermedad única, Pichon Rivière sostenía
que, frente a la penosa situación depresiva básica, de naturaleza melancólica, el yo tiende a librarse de ella
apelando a una nueva defensa, que es la proyección. Es así que a la primera estructura melancólica se
terminan agregando otras dos estructuras, generadas por la proyección: la hipocondríaca y la paranoide. En
el primer caso la proyección se hace sobre el cuerpo, y en el segundo caso sobre el exterior. Pichon Rivière
sintetizaba: "a la fórmula ya expresada de que el melancólico es un sujeto perseguido por su conciencia y el
hipocondríaco por sus órganos, agregaremos que el paranoide lo es por sus enemigos interiores proyectados
[afuera]" (46).

Obsérvese que en todos los casos mencionados, lo que el yo intenta hacer es desprenderse de la
situación depresiva básica mediante el recurso de mantener separados (divalencia) el objeto bueno y malo,
sea en diferentes áreas (esquizofrenia paranoide) o en la misma área (fobia). Si ambos objetos, en vez de
mantenerse disociados, son integrados, el sujeto caería en una depresión, resultado de la pérdida o daño
sufrido por el objeto bueno por parte del malo. El sujeto enfermo evita permanentemente la fusión de ambos
aspectos en un objeto total, "lo que significaría la emergencia de la posición depresiva, que es vivida por el
sujeto como catastrófica" (19, 122).

Señala Pichon Rivière, en efecto, que "la mente opera por el self a través de mecanismos de
proyección e introyección, como estrategia de esa ubicación, en los distintos ámbitos proyectivos, de los
vínculos buenos o malos en un clima de divalencia y con la finalidad de preservar lo bueno y controlar lo
malo. Por esa depositación es que las áreas adquieren para el sujeto una significatividad particular en
relación con la valencia positiva o negativa de lo depositado. En la divalencia el yo, el objeto y el vínculo
[...] están escindidos y la tarea defensiva consiste en mantenerlos en esa escisión, ya que si lo bueno y lo
malo se reunieran en el mismo objeto, el sujeto caería en una depresión, con su secuela de dolor y culpa, en
una situación de ambivalencia" (179).

Esta actitud defensiva de mantener separados lo bueno y lo malo es lo que sostiene la enfermedad
mental, por lo que el proceso de la cura pasará, entre otras cosas, por la posibilidad de integrar lo bueno y lo
malo según y conforme un correcto aprendizaje de la realidad: "el yo elaborará también una estrategia para
reunir los aspectos buenos y malos en un objeto (integración)" (179).

El análisis estratigráfico de la conducta permite no solamente construír una nosografía "genética


estructural y funcional en términos de localización de los dos vínculos [bueno y malo] en las tres áreas, con
todas las variables que puedan existir" (19), sino además un diagnóstico y un pronóstico. Así, "el diagnóstico
de la enfermedad se establece en función del predominio de una de las áreas por una multiplicidad
sintomática, aunque el análisis estratigráfico nos muestra en cada situación el compromiso y existencia de
las tres áreas, permitiéndonos establecer un 'pronóstico'" (19, 122, 178).

POLICAUSALIDAD

Uno de los cuatro principios que rigen la configuración de toda estructura, sea normal o patológica.
Según este principio, fundado en la idea freudiana de las series complementarias, en la causación de toda

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estructura y de sus conductas emergentes interviene una pluralidad de causas, o ecuación etiológica,
constituida por los factores constitucional, disposicional y actual (18, 122, 175).

1. Concepto.- Así como el principio de pluralidad fenoménica destaca la diversidad de formas de


expresión de la conducta, el principio de policausalidad enfatiza la diversidad de causas de la misma, tanto
sea de la conducta normal como de la patológica (neurosis, psicosis).

Pichon Rivière desarrolló este principio sobre todo en relación a la conducta patológica, donde
sostiene que "en la génesis de las neurosis y psicosis nos encontramos con una pluralidad causal, una
ecuación etiológica compuesta por varios elementos que se van articulando sucesiva y evolutivamente, a los
que Freud llamó series complementarias" (175). En este proceso dinámico y configuracional interviene en
primer término el factor constitucional que, cuando el niño nace, interactuará con el impacto de la presencia
del niño en el grupo familiar, nuevas experiencias y vivencias que conformarán el factor disposicional,
donde se fija la libido. A este lugar se vuelve luego en el proceso regresivo: el regreso es promovido por el
factor actual, en el que el monto disposicional entra en complementariedad con el conflicto actual, descripto
por Pichon Rivière como depresión desencadenante (un cierto monto de privación, una pérdida, etc.),
iniciándose allí un proceso regresivo que desembocará en la manifestación de la enfermedad (esquema 1).

Utilizando una terminología de la matemática, la policausalidad se expresa mediante una 'ecuación'


etiológica, donde Pichon Rivière llama a cada uno de los factores implicados, 'parámetro', y son tres: el
factor constitucional, el factor disposicional y el factor actual.
Entre estos parámetros hay una relación complementaria. Por ejemplo, "cuando el monto de lo
disposicional es muy elevado, un conflicto actual, por escasa que sea su intensidad, es suficiente para
desencadenar la enfermedad. Por eso hablamos de la complementariedad de los factores intervinientes"
(177).
Finalmente, Pichon Rivière hace un comentario acerca de la relación que guardan estos tres factores
con la clásica idea de las causas endógenas y las causas exógenas en la determinación de la enfermedad.

Señala al respecto que "los conceptos de constitución y disposición [los dos primeros factores de la
serie], son de naturaleza psicobiológica. Con eso queremos insistir en que la teoría psicoanalítica de las
neurosis y psicosis no postula, como equivocadamente se afirma en cierta literatura psiquiátrica, la
psicogénesis de las neurosis y psicosis, ya que esto implicaría una parcialidad de la unidad psicofísica. Estos
tres tipos de factores mencionados se intrincan en la configuración de las neurosis y psicosis. La enunciación
de esta ecuación etiológica permite superar una concepción mecanicista que establece una estéril antítesis
entre lo exógeno y lo endógeno. Freud sostiene que la correlación entre lo endógeno y lo exógeno debe ser
comprendida como la complementariedad entre disposición y destino. Por nuestra parte queremos señalar
que los psiquiatras llamados "clásicos", al insistir en los factores endógenos de causación, escotomizan entre
otras cosas el monto de privación o conflicto actual, que al hacer impacto en un umbral variable en cada
sujeto completa el aspecto pluridimensional de las neurosis y psicosis" (177). Pichon Rivière intenta así
mostrar que la causación de la enfermedad mental no puede adscribirse solamente a causas internas (factores
endógenos) ni solamente a causas externas (factores exógenos, como por ejemplo un factor actual o
desencadenante), sino que resulta de una interacción complementaria entre todos esos factores.

2. Factor constitucional.- Pichon Rivière divide este factor en dos: el factor constitucional propiamente
dicho, y un factor social precozmente adquirido en el estado intrauterino.

El primero está vinculado a la dotación hereditaria, es decir con lo que se llama genotipo (175),
mientras que el segundo se refiere a las experiencias del niño dentro del útero, experiencias que tienen una
índole 'social', "puesto que la inseguridad o seguridad de la madre está relacionada con el tipo de vínculo
que tiene con su pareja y la situación de su grupo familiar (18, 122).

Este segundo factor social, intrauterino, es designado por Pichon Rivière también como lo fenotípico
(a diferencia de lo genotípico, o primer factor hereditario). Lo fenotípico está conformado por "aquellos
elementos resultantes del contexto social que se manifiestan en un código biológico. Queremos decir que el

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feto sufre la influencia del medio social aún en el aparente resguardo de su vida intrauterina, por medio de
las modificaciones del medio materno. A través de esas modificaciones impactan el desarrollo del feto las
distintas alternativas de la relación de sus padres, la presencia o ausencia del padre, los conflictos del grupo
familiar, sus vicisitudes de orden económico, situaciones de peligro individual o social, etc. Todo esto causa
un monto de ansiedad en la madre que se traduce en el feto en alteraciones metabólicas, sanguíneas, etc. Así,
lo fenotípíco y lo genotípico se articulan en la vida intrauterina para la estructuración del factor
constitucional" (175-176).

3. Factor disposicional.- "Al factor constitucional se agrega en el desarrollo el impacto en el grupo


familiar. La interacción de este hecho con el factor anterior da como resultado lo que se llama disposición o
'factor disposicional' (según Freud, fijación de la libido en una etapa de su curso)" (18).

Así, el factor constitucional "interactúa con el impacto de la presencia del niño en el grupo familiar, las
características con que dicha presencia adquiere la constelación familiar, los vínculos positivos o negativos
que en esa situación triangular (padre-madre-hijo) se establecen" (176). Estas primeras vivencias y
experiencias que se articulan con lo constitucional son el factor disposicional.

"Desde el nacimiento y durante el proceso de desarrollo, el niño padece en su relación con el medio
permanentes exigencias de adaptación. Se dan situaciones de conflicto entre sus necesidades y tendencias y
las exigencias del medio. Surge así la angustia como señal de alarma ante el peligro que engendra la
situación conflictiva. Si esta situación es elaborada, es decir, si el conflicto se resuelve en una solución
integradora, el proceso de aprendizaje de la realidad continúa su desarrollo normal. Pero si el sujeto no
puede elaborar su angustia ante el conflicto, y la controla y reprime por medio de técnicas defensivas, que
por su rigidez tendrán el carácter de mecanismos de defensa estereotipados, el conflicto no se liquida sino
que se elude y queda en forma latente como punto disposicional, con un estancamiento de los procesos de
aprendizaje y comunicación (lo que Freud denominó de fijación de la libido)" (176).

Así, el factor disposicional es "un punto del desarrollo del sujeto, caracterizado por determinadas
técnicas defensivas, al que se regresa una vez desencadenado el proceso de enfermedad. Lo disposicional
determinará el 'estilo personal' en la resolución del núcleo patogenético, dependiendo en gran medida de este
factor la sintomatología predominante" (122).

4. Factor desencadenante o actual.- Este factor es descripto como una privación, una pérdida, una
frustración o un sufrimiento de una intensidad tal, que no puede ser elaborada con las técnicas adaptativas
habituales y que inhibe el proceso de aprendizaje, determinando la 'regresión' a un punto del desarrollo que
corresponde al factor disposicional (122), donde recurrirá, para desprenderse de la situación de sufrimiento y
angustia, a las 'viejas' defensas que alguna vez le sirvieron, que fueron operativas, es decir, las usadas en el
punto disposicional.

"Queremos decir que el sujeto, por una pérdida real o fantaseada de un vínculo, por una amenaza de
frustración o sufrimiento, se inhibe y detiene parcialmente su proceso de apropiación o aprendizaje de la
realidad. Detiene parcialmente su progreso y recurre a mecanismos en ese momento operativos, aún cuando
no lo son totalmente, ya que el conflicto no está resuelto sino eludido. Esto configurará una pauta de
reacción que si se estereotipa da lugar a un punto de fijación. El grado de inadecuación del mecanismo
arcaico (que en el momento del desarrollo al que se regresa resultó operativo) y la intensidad de la
estereotipia de su empleo nos dará un índice del grado de desviación de las normas que padece el sujeto y de
las características de su adaptación (activa o pasiva) a la realidad. Por todo esto, podemos decir con Freud:
"Cada sujeto hace la neurosis que puede y no la que quiere" (176-177).

Cazau, Martín, “Diccionario de psicología social”

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Teoría del vínculo
Lic. Susana Gacias
Vínculo, para el diccionario, sería el punto de
encuentro, el anudamiento de una cosa con otra. El vínculo
humano tiene el agregado del elemento afectivo; nosotros
nos vinculamos con los objetos, las situaciones, pero el
componente humano agrega el elemento de lo afectivo: los
amores, la broncas, las rivalidades...
Hay una frase de Nietzsche que a mí me parece muy
interesante, porque dicen que “el conocimiento es la centella
que brota del choque de dos espadas, que son las
necesidades”. Y es una frase absolutamente pichoniana,
porque dice que para que haya conocimiento tiene que existir
el choque, el chispazo que surge y brotar del choque de las
necesidades: ahí nos vinculamos. Pichon Rivière dice que la
necesidad es el fundamento motivacional del vínculo, o sea
que está diciendo absolutamente lo mismo: nos relacionamos
y nos vinculamos a partir de necesidades.
Lo que va a decir Nietzsche es que la búsqueda y el
hallazgo del conocimiento tienen que ver con esa centella,
que viene de ese golpe. Esto es importante: muchos años
ocurre que hay toda una cuestión porque la gente dice
“...Pero yo no me vinculo solamente por necesidad”. Suena
como interesado, poco altruista, sobre todo para los que
trabajan en acciones comunitarias o de servicio. Si
entendemos “necesidad” sólo como un intercambio de objetos materiales, es probable que uno no solamente
se vincule esperando algo a cambio. Claro que no. Pero hay una necesidad de otro orden, que nosotros
satisfacemos cuando nos vinculamos en tareas que tienen que ver con lo comunitario o que no tengan que
ver con la respuesta o retribución de un algo material. Cuando nos vinculamos en lo laboral, es la necesidad
de supervivencia, con un valor de intercambio. Pero cuando establecer un vínculo afectivo y uno decimos
“yo lo hago sin esperar nada a cambio”, es mentira: siempre hay algo a cambio. Los hijos lo dan cuando nos
hacen sentir madres o padres, y eso que éste es uno de los vínculos en los cuales se da más a cambio de
menos. En el vínculo, en cualquiera que se forme, se establece una relación en la cual uno satisface a otro.
Alumna: Son necesidades básicas del ser humano.
Susana: Son diversas necesidades: afectivas, espirituales… Ustedes están acá porque tienen una
necesidad que los trajo en la búsqueda. En algún momento hizo falta que experimentaran algún vacío que los
trajo a esta situación de búsqueda de aprendizaje, donde el conocimiento pretende dar respuesta a algunas
cuestiones que uno tiene, a vacíos existenciales. Algunos dirán que vienen porque siempre les interesó, otros
dirán que para ellos es una herramienta de trabajo, tenemos docentes, catequistas, que sienten una falta de
instrumentos técnicos. Hay una necesidad que busca respuesta en esa vinculación con el aprendizaje.
La psicología social es vincular e intervincular. Con esto estoy diciendo que nosotros miramos dos
cuestiones en los grupos, las comunidades, las instituciones: vamos a mirar la comunicación y de qué
manera se establecen los vínculos. Cuando decimos “de qué manera se establece los vínculos” no hablamos
solamente de cómo se miran o se hablan las personas, sino cómo se vinculan con la tarea, la institución;
entre ellos, si prevalecen los vínculos de rivalidad o competencia, si hay alianzas, vínculos de cooperación,
si participan todos... Ese es el tipo de mirada específicamente psicosocial en lo que es la cuestión grupal,
institucional o comunitaria.
Pichon Rivière define el vínculo como una estructura de creación entre sujetos con procesos de
comunicación y aprendizaje: intercambios verbales y gestuales emitidos y recibido por un emisor y un
receptor alternativamente. En este proceso se producen mutuas modificaciones y transformación de
conducta, o sea aprendizaje.

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Lo primero que nos llama la atención es que Pichon Rivière define el vínculo como estructura. La
visión estructural habla de un posicionamiento que entiende al vínculo como un sistema. Cuando vimos
“Comunicación” hicimos el dibujo de un circuito: en el circuito comunicacional, la circularidad indicaba que
era absolutamente imposible que un elemento “A”, interactuando con otro, “B”, no produjese una
modificación del elemento B, que ha su vez influiría sobre A. Exactamente esto mismo se aplica a la
estructura del vínculo. Cuando decimos “vínculo es estructura” estamos diciendo que es una concepción del
vínculo como sistema, en el cual absolutamente todas las partes que están vinculándose, influyen las unas
sobre las otras y se modifican todas ellas al mismo tiempo.
Siempre que nos vinculamos hay aprendizaje y hay cambio. Es imposible atravesar una estructura
vincular sin aprender. Uno podría decir que estaba allí en función de enseñar, de docente, pero Pichon
Rivière habla del enseñaje, el ida y vuelta. Siempre se aprende en los vínculos. Y siempre que hay
aprendizaje hay cambio.
Dice Pichon Rivière que el vínculo implica una interjuego dialéctico entre sujetos. Los sujetos a
vincularse tienen un juego mutuamente modificante, un ida y vuelta, una reciprocidad por la cual hay una
transferencia, en lo que Pichon Rivière llama “un encuentro-reencuentro”: nos encontramos con partes
nuestras, con partes del otro; cuando nos vinculamos ya no somos la mismas personas. Cada vínculo dejará
marcas en nosotros. Los vínculos familiares, el cómo aprendemos a tratar y cómo hemos aprendido a ser
tratados… Es permanentemente un juego dialéctico entre sujetos, porque el cómo hemos sido tratados, de
alguna manera, nos enseña como debemos tratar. (Eso no significa que inexorablemente trataremos a los
otros tal cual hemos sido tratados. A veces uno, por oposición, dice “yo esto no lo quiero ni hacer, ni sufrir,
ni padecer…”).
Somos en una red cotidiana vincular. Desde el momento en que el bebé nace, la condición y esencia de
ese ser humano tiene que ver justamente con ese participar y estar inmerso en una red cotidiana que es
vincular. ¿Qué otra cosa nos convierte en humanos si no es esta posibilidad de vincularnos con otros en una
compleja trama, que además nos permite conocer el universo de lo simbólico? En el momento del
nacimiento el bebé es puro ello; la posibilidad de ir socializándose le permitirá ir adquiriendo la norma, el
lenguaje, todo el peso de la carga de lo simbólico. Nos recibe una red que es vincular, comienza nuestra vida
con los vínculos. ¿Qué pasa con los bebés de probeta, la fertilización asistida? Hay un vínculo establecido.
Dice Pichon Rivière que el interjuego entre el sujeto y el contexto social se fundamenta en la
contradicción necesidad-satisfacción. Esto es muy importante para que podamos poner nuestra mirada en la
lectura de los grupos. Desde el momento de partida, el bebé va a experimentar necesidades que van a ser
satisfechas para dar paso a nuevas necesidades que van a ser satisfechas, y así hasta el fin de nuestras vidas.
El juego necesidad-satisfacción va a estar permanentemente dando motor a ese interjuego del sujeto y su
contexto. El bebé experimentará necesidades que son básicas y primarias.
La inserción en el medio cultural, el contexto social por ejemplo de las grandes ciudades, irá poniendo
como la zanahoria delante del burro, el marco de nuevas necesidades que es requerida en más complejas y
elaborar satisfacciones. Sobre esa base se sostiene la publicidad, la propaganda, el shopping, en las grandes
ciudades: esta cuestión de sujetos solitarios que buscan llenar carencias de otro orden con los objetos. Uno lo
ve cuando está en lugares más tranquilos, donde hay menos consumo, menos posibilidad de gastar y
satisfacen en el encuentro muchas de esas necesidades en las que las grandes ciudades lo dejarían más solos
y a merced de estos grandes disparadores de elementos de consumo. El interjuego del sujeto y su contexto
permanentemente se va a fundamentar en la contradicción necesidad-satisfacción. En las grandes ciudades,
sujetos más solos con esa carencia afectiva irán a través de mecanismos de consumo que harán que esta
necesidad sea satisfecha a través del consumo. Muchas veces en medios rurales, en la Patagonia, el eje
necesidad-satisfacción va a estar puesto en el encuentro entre las personas, hay más proximidad, el clima
pone lo suyo...
Alumno: Sublimar...
Susana: La satisfacción y el deseo no son la misma cosa. Freud dice que “la satisfacción del deseo es
siniestra”. El motor de la vida tiene que ver con esta cuestión pulsional; estamos entre adultos: ese pucho del
después o su equivalente... Que quede un plus para que uno tenga ganas de ese pucho... Que no se agote ese
circuito que permanentemente se va a alimentar.
La necesidad alude a cuestiones concretas que se van realizando como satisfacción, constantemente, y
dando lugar a las nuevas necesidades que aparecen en la situación del hambre o del frío. Determinados
contextos sociales van a ser expertos en armar necesidades muchísimo más complejas. La moda, ¿qué otra

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cosa es? Que este año tengas que vestirte de naranja, y otro año de otro color... Las modas son grandes
generadores de necesidades que buscan satisfacción. La necesidad básica en una tribu puede ser un
taparrabos. Para una familia de hace 50 años, la radio o el piano podían ser una satisfacción a casi todas las
necesidades; fíjense cómo la tecnología ha ido inventando pantallas planas, sonido estereofónico, DVD, CD.
El celular es un ejemplo precioso. Aún los que nos hemos resistido largamente, desde hace un tiempo,
viajando, descubrimos que es maravilloso.
Alumna: Tiene que ver el contexto. Por ahí, en un contexto más tranquilo...
Susana: Cada uno le encuentra la necesidad.
Alumna: Cuando la sociedad provoca pero a su vez no le ofrece las satisfacciones, ¿qué pasa? Cuando
estoy generando modas de cambiar colores a personas que no tienen trabajo...
Susana: Es una buena pregunta. Las zapatilla Adidas, Nike, con las que uno corre, uno vuela, cuanto
más exigente y más ostentosamente, más expuesta está la carencia. Más claro queda dónde está la línea
divisoria de los que están dentro del sistema y aquellos que definitivamente se han caído. Yo creo que en
gran medida los episodios del 2001, la protesta genuina de gran parte, tiene que ver con esto que el mundo
de lo globalizado plantea: una enorme desigualdad, que está cada vez más expuesta.
En este país, hace 60 ó 70 años, había gente que viajaba a Europa en barco con la vaca atada, para
tomar la propia leche. Eso es “tener la vaca atada”; eso que siempre existió, el barco con los que se llevaban
su vaca y en la misma bodega, los inmigrantes que venían a laburar. Esa diferencia siempre existió. Lo
ostentoso del mundo globalizado es quizá como está de expuesto esto. Quedan cada vez más expuestas
necesidades que quizá no lo sean, y cuya satisfacción es absolutamente imposible para algunos.
Alumna: Pero, ¿individualmente...?
Susana: El sujeto -para Pichon Rivière, y para lo psicoanalítico- es policausal; no se puede hacer una
fórmula mágica. Puede ser suicidio, o puede ser que no; puede ser depresión, también puede ser que no.
Como nosotros no nos metemos mucho en la patología... No me gusta hablar mucho de la clínica: la
psicopatología es una patología que tiene que ver con esos individuos que no experimentan la culpa al
realizar un acto delictivo y cruel, como lastimar o matar. Pero cada sujeto es un universo.
Alumno: Como ese tipo de situaciones no genera marginalidad o problemas en una sola persona, la
sociedad termina creando movimientos sociales que de alguna manera van acompañando y equilibrando
esos desfasajes que se van produciendo.
Susana: Exactamente. Bueno, el vínculo con otro -dice Pichon Rivière- permite configurarnos como
personas constituyéndose el aparato psíquico. Esto lo comparte con Freud: de alguna manera, es la mirada
de un otro, que nos recibe en el momento del nacimiento, que nos configuramos como personas. Es ese
primer vínculo que permite saber que hay un otro que nos significa a partir de la mirada, en ese primer
contacto, es que nos constituimos como humanos. Somos en la medida en que somos recibidos en una trama
vincular que nos hace personas. De esa manera se constituye el inicio del psiquismo.
Lo que Pichon Rivière va a decir es que existe un primer vínculo, protovínculo, primera experiencia de
relación entre el sujeto en gestación y la madre que lo contiene. No será lo mismo, por condiciones de
gestación y protovínculo, entre las condiciones de una mujer de zona norte -bien alimentada y con un
sistema de salud, calefacción en su casa si hace frío y de refrigeración si hace calor, bien comida y calzada
con sus condiciones básicas satisfechas- que una madre zafrera que está levantando caña en Tucumán, en
cuclillas y con su guagüita en cococho. Tienen absolutamente otras condiciones. Tanto el contexto social
como el contexto en que el bebé es engendrado, gestado y parido, van a determinar de alguna manera esa
vida.
A partir del momento del nacimiento va surgiendo la discriminación yo-no yo, esto que Pichon
Rivière, siguiendo a Melanie Klein, llama proto-yo, primer yo. Habla también de la existencia de un
protoesquema corporal, de un primer esquema corporal que se relaciona con la discriminación de lo que se
es, esas sensaciones corporales ya en la vida intrauterina. Melanie Klein no habla de esto sino de “yo
temprano”. Pichon Rivière va a decir que existe una primera forma de discriminación entre lo que es su
propio cuerpo y las paredes del útero, el cordón; hoy las ecografías lo muestran.
Como ustedes saben, Freud habla de la precariedad del sujeto humano, del cachorro humano al
momento del nacimiento, que requiere a esto que llama “el otro de los cuidados ajenos”. Requiere a otro que
lo cuide para poder sobrevivir. Esa prematuridad -es prematuro a la hora de compararse con otros animales-
implica un enorme nivel de dependencia para poder sobrevivir. Esto marca un estilo vincular desde el
comienzo de la vida. Piensen ustedes que por ejemplo, en los potrillos, maravillosos: el hecho de tener

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autonomía implica ya una enorme independencia, con lo cual la ligazón afectiva también es otra. Piensen
que el cachorro humano es amamantado, sostenido, abrigado, cuidado... La ligazón objetiva que esto genera
a lo largo de los tiempos es otra. La dependencia física acarrea una enorme dependencia emocional, marca
un modo y estilo de vinculación propio del humano. Esto implica una doble relación, por un lado biológica
(necesidad de amparo, abrigo, sostén, alimento) y por otro lado psicológica. Al nacer se rompe la
continuidad interna del vínculo intrauterino y se establece una nueva relación basada en la anterior, que está
marcada con el contexto.
El momento del nacimiento marca un antes y un después. Marca la ruptura de la continuidad interna
del vínculo intrauterino y el establecimiento de una nueva relación que está basada en la anterior, pero la
DEFINICIÓN DE LA CONDUCTA supera. Va a haber otras personas en juego, otro nivel de relaciones,
otro nivel de estimulaciones, van a entrar otros elementos del contexto... Ambos, la madre y el hijo, se
modifican al establecer ese vínculo. Lo que Pichon Rivière va a decir es que la matriz del vínculo va a estar
dada por díada madre-hijo. No es que no nos vinculemos con todos; lo que pasa es que ese primer vínculo va
a marcar una matriz, un patrón que luego va a afectar a todos los vínculos de nuestra vida. En muchos
sentidos andaremos buscando alguna de esas maravillosas cosas perdidas, en otros sentido estaremos
identificando los, proveedores en los vínculos.
El nacimiento va a implicar el registro de necesidades; el registro del hambre, del calor y del frío,
sensaciones que hasta este momento no se poseía. Necesidades biológicas, de afecto, de sostén. Se establece
un circuito por el cual el hambre va a ser generador de una tensión que genera displacer. Esto origina una
acción o descarga motriz que es el llanto y los movimientos corporales, y ante todo esto la madre decodifica
el llanto y acude al llamado y lo alimenta, con alivio y placer en ambos. Es la huella mnémica de la primera
experiencia de satisfacción que de alguna manera establece un circuito comunicacional: la madre decodifica
ese llanto, lo calma y lo alimenta, y de esa manera se establece un circuito comunicacional que genera placer
en ambos. Los dos van a estar satisfaciendo una necesidad.
El llanto no tiene intención comunicacional en esta primera experiencia, sino que es la experiencia la
que lo va a inscribir en el psiquismo como un circuito. La experiencia marca que ese llanto va a ser
generador de esa respuesta de la madre. La experiencia de satisfacción se inscribe en el psiquismo como
tensión, descarga, satisfacción, lo cual marca la huella mnémica. El chico siente una apuntada en el
estómago; esto le produce la tensión porque no sabe qué es, registra un displacer, esto origina una descarga
por el llanto, la única manera que tiene el niño de descargarse. La madre acude y queda marcada la huella
mnémica de la primera experiencia de satisfacción. Estos serían los rudimentos iniciales de lo vincular. Se
trata, dice Pichon Rivière, de la internalización de la experiencia de satisfacción que se evocara al surgir la
tensión de la necesidad.
Representar es volver a presentar. O ser un representante que no es uno. El primer nivel
representacional que existe en el psiquismo tiene que ver con internalizar esa experiencia de satisfacción de
la cual hablamos. El bebé empieza a representar en su propio psiquismo la posibilidad de llamar y saber que
vuelve el pecho. Se trata de la internalización de la experiencia de satisfacción que se evocará al surgir la
tensión de la necesidad. Para eso es el chupete, el chupeteo en el aire: el chico puede evocar a algo porque
ya hubo algo, porque existe la huella mnémica. Un algo que dejó una marca, y en su ausencia, cuando
vuelve aparecer esa necesidad, se vuelve a evocar el objeto. Y uno anda por la vida buscando ese objeto
perdido; las experiencias amorosas tienen la carga de esto.
Este es un proceso alucinatorio, no porque esté loco sino porque ve, en ausencia del objeto, a ese
objeto. Evocar tiene que ver con imaginar, en ausencia del otro, al objeto que no está. Como la satisfacción
alucinatoria se agota, vuelve a reclamar y vuelve el llanto. El sujeto jamás renunció a la búsqueda de lo que
los complete. Con eso lo que nos está diciendo Pichon Rivière es que andamos por la vida de a mitades. “No
es bueno que el hombre esté solo”: esto en constitutivo del psiquismo; andamos por la vida buscando la
completud en todas sus formas. El sujeto nunca renuncia a esa búsqueda. En algún momento lo que lo
complete puede ser aquel auto o ese reloj, hasta que lo manejó o se lo puso en la muñeca y se dio cuenta de
que no lo completaba nada. Toda su vida anda buscando una cierta completud que lo remite hacia allá atrás.
Alumna: ¿Eso es la felicidad?
Susana: Qué pregunta. Si tengo la felicidad en mi vida como un registro de completud, será felicidad.
Pero por eso es tan esquiva.
Alumna: En lo mismo que la búsqueda de Dios.

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Susana: En alguna manera. El Dios Padre es un Dios omnipotente, todopoderoso, que completa la
fragilidad del padre real.
Pichon Rivière dice que “el mundo interno se configura como un escenario en que es posible
reconocer el hecho dinámico de la internalización de objetos y relaciones.” Él está hablando del mundo
interno en los sujetos, que se configura como un escenario.
Primera gran característica: los sujetos internalizamos personas que se transforman en personajes, que
interactúan con un componente escénico, una carga teatral. En ese escenario los personajes adquieren
distintos roles y papeles; de pronto está Susana Gacias, que está dando la clase de vínculo y evoca algún
personaje del mundo interno y puede ser buena, mala, y terrible... Eso pasa porque a veces hay ruido
epistemofílico: esa temática o esa persona golpeó en un personaje de nuestro mundo interno cuya relación
internalizada es una relación de tipo persecutoria. Pasa con el docente, la docente, el coordinador... No sólo
puede ser persecutoria. Hay quien evoca un vínculo materno o filial, y uno se va a posicionar con un
compañero en una situación dependiente en que el otro funciona como mamá (le dice “tenés que venir, tenés
que estudiar, vamos a presentar este trabajo”). ¿Qué lugar en lo vincular ocupa cada miembro de acuerdo a
este juego de objeto interno? Puede ser persecutorio, amoroso, agresivo... Ustedes se han encontrado entre
ustedes y se van a reír a lo largo de toda la carrera con las cosas que pensaban en los primeros días: “con éste
quiero estar, con esté no, a éste le entiendo todo y al otro no le entiendo nada, seguro que me juntaron con
éstos por esto, y me separaron de este otro por esto otro...” Y yo empecé la carrera de psicología social ya
siendo psicóloga… Hay un deslizamiento transferencial que tiene que ver con esto, con la internalización de
objetos y relaciones que nos hacen revivir en el aquí y ahora el allá y entonces. Una persona a la que recién
conozco no puede ser tan buena ni tan mala.
Los objetos y la realidad exterior son pretendidamente reconstruidos en este escenario. Esas personas
de la vida real y el contexto se han pretendidamente reconstruido, pero nunca tan cual, no es un calco. Esos
objetos aparecen con modalidades diferentes por ese fantaseado pasaje del afuera al adentro. Hay una
deformación. Vamos a la escuela primaria, de acuerdo a la experiencia de la vida escolar, religiosa, cada uno
va a tener una internalización de quién es aprendiendo y en qué lugar están los que enseñan: eso se va a
reactivar cada vez que asumamos un proceso de aprendizaje, esas situaciones en las que este tipo de persona
fue acompañante o persecutoria.
Cada actor interpreta este texto de una manera particular. Los vínculos se establecen como una
necesidad humana para vivir y aprender. Vincularse es estar vivo. Así se va configurando el mundo interno
del sujeto, se va organizando a la posibilidad de que esa persona sea un sujeto individualizado.
Vinculándonos se va configurando nuestro mundo interno y la posibilidad de que esa persona sea un sujeto
individualizado. El mundo interno a partir del cual nos relacionamos con el mundo externo es una
reconstrucción de esos vínculos que tenemos con los otros. Si en el afuera hay una red vincular, en el
adentro también hay una red vincular, porque el mundo interno, constituido como un escenario con
personajes, de algún modo representará la estructura vincular de la red externa.
Alumna: ¿Qué pasa con las personas que no pueden establecer ni les interesa una relación con el
mundo externo? ¿Qué problema hay interno o externo?
Susana: ¿Las personas que evitan el contacto con los demás? De todos modos algún tipo de
vinculación tienen que tener. Es su modo de vinculación. Es para pensar un montón: yo he sabido de
personas que a la noche hablan por el chat y al otro día se ven y ni se saludan aunque saben que son ellos.
Esa suerte de anonimato en el que está frente a una pantalla...
Alumno: Se sueltan más...
Susana: La pantalla refleja más la propia imagen que el hecho de que haya otro. Es para pensar en esas
nuevas y complejas modalidades. Lo llamativo es que uno pueda hablar íntimamente por un chat y al día
siguiente ni hablarse.
Alumna: Nos pasa eso con el correo electrónico, que a nivel humano nada...
Susana: Esa sensación de que del otro lado hay una red, y que a las tres de la mañana y a las cuatro, y
a las cinco, y a las doce… Está esa red, y si me despierto tengo esa red, y si no, también. No hay en realidad
muchas vivencias de aislamiento. Hace como cinco años, una noche llamé a mi casa a todos a comer y mi
hija me contestó “Mamá, está John on line”. Yo me pregunté, “¿vino a comer un tipo a mi casa?” Ella estaba
hablando con un John y la comida familiar estaba supeditada a eso... Es impactante, esas variables que
vienen a modificar...

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Alumno: ¿Puede ser que uno se libere más porque ve su propia imagen reflejada en la pantalla? Es
como que le está contando sus intimidades, inconscientemente, a uno mismo.
Susana: La gente dice algo e inmediatamente mira el gesto del otro. Esto es una construcción en la que
tenemos que tener como la cara de póquer, cara de nada. Es muy común que uno, cuando está contando algo,
busque en la complicidad de la otra cara un acuerdo. Aquí no hay ese retorno de las miradas y la búsqueda
de la aprobación.
Alumna: En el Messenger hay caritas: de sonriente, de enojado...
Susana: El mundo interno es una reconstrucción del afuera, del vínculo, de esos vínculos que tenemos
con los otros. Esto determina estilos vinculares. El hecho de que nuestro mundo entero sea una reproducción
del afuera determina un estilo vincular. ¿Quién soy yo cuando me vínculo con otros? Hay una tendencia a un
cierto estilo vincular. Por eso son buenos los grupos, porque nos dicen “¿Siempre tenés que ser el primero
que hable?” Los grupos son buenísimos porque nos bajan de alguna palmera a todos. No se puede atravesar
una experiencia de aprendizaje grupal sin un cambio trascendente en la vida.
Pichon Rivière habla del vínculo como estructura, determinación recíproca en ambos sujetos del
vínculo dos sujetos en interacción que se modifican mutuamente al vincularse. Enfatizar la eficacia del otro:
el otro es eficaz porque produce algo en mí. Siempre va a estar generando, siempre produce algo en mí. La
experiencia con otros es fundamental en la constitución del mundo interno, es la función estructurante del
psiquismo y todo vínculo, como mecanismo de interacción, debe entenderse como un todo al mismo tiempo
bicorporal y tripersonal. Aún en el caso de que la estructura es dada por la madre e hijo, siempre eso
bicorporal va a remitir a un tercer personaje que es el padre.

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