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Ricardo B. Uribe
Uribe, Ricardo B. Tractatus Paradoxico-Philosophicus. Un Acercamiento Filosófico a
la Educación. Edición Roja. Copyright © 1991–2006
Link: http://bcl.ece.uiuc.edu/Uribe/Portada.htm
Prefacio
Un fantasma obsesiona las mentes de los habitantes del mundo entero: la idea de
que las sociedades y sus leyes significan poco o nada para los escasos ricos y para
los innumerables pobres cuya condición se multiplica sin límites. Por un lado, la
mayoría sometida por sistemas oligárquicos cuyas jerarquías arbitrarias persiguen
su propio mantenimiento mediante la instrucción (opuesta a la educación), la
coerción, la contención y finalmente la destrucción de los muchos y, por otro lado,
mediante recompensas y premios de riqueza y poder para unos pocos. Así como
con los individuos, también se desarrollan jerarquías entre grupos de individuos,
entre conglomerados, entre corporaciones, entre instituciones y entre naciones.
Desde la perspectiva de estas jerarquías, los individuos aparecen irrelevantes, ergo
desechables.
Dedico estos pensamientos a aquéllos que, a través de sus años y experiencias, han
logrado mantener sus mentes jóvenes y pensantes a pesar de una “educación”
dedicada a silenciar a los estudiantes, a inhibir su creatividad y a cerrar sus mentes
en lugar de abrirlas. Lograrlo requiere coraje, porque las mentes jóvenes a menudo
dicen lo que piensan y esto usualmente les trae problemas. En algunos lugares,
lugares aparentemente inocentes, personas aparentemente inocentes, torturan y
matan al que osa decir lo que piensa.
Por ejemplo, las mentes jóvenes verán claramente los efectos catastróficos de la
siguiente recurrencia, con la cual la mayoría de los humanos vive feliz si bien
ignorantes de ella: Si los humanos instruyen a sus hijos en lugar de educarlos, los
hijos instruirán a su vez a sus hijos aun más (educándolos aún menos) y éstos, a su
turno, actuarán en forma similar con sus hijos y así sucesivamente. Si los humanos
no perecen en manos de líderes sin educación, más temprano que tarde tendrán una
población de morones que sólo obedecen reglas, criaturas predecibles, hormigas en
un hormiguero, despojadas de toda humanidad. El triste (¿feliz?) final del cuento: no
tendrán conciencia de sus propias limitaciones.
Esto muestra un ejemplo de recurrencia que los humanos podrían ver (entender)
para interrumpir su curso. Los ciclos ecológicos (tales como ocurren en las selvas,
los lagos, los ríos y los océanos) también proporcionan ejemplos de recurrencias,
que los humanos podrían ver (entender) para preservarlos. (Propongo un
entendimiento filosófico más bien que científico, pues queremos prevenir más que
lamentar ya que la complejidad de estos sistemas hace el enfoque científico
inapropiado, o en el mejor de los casos, muy lento y tardío.). Considérese ahora
aquellas recurrencias que los humanos deben iniciar a fin de desarrollar los
potenciales de vastos sectores de su población (por ejemplo, mujeres, niños y otros
grupos en todo el mundo) cuyas oportunidades de desarrollo y educación se
mantienen inhibidas o inexistentes debido a legados cuidadosamente seleccionados
de prácticas culturales, políticas y económicas retrógradas. Los humanos podrían
iniciar estas recurrencias eliminando la instrucción de los jóvenes basada en estos
legados.
Las mentes jóvenes pueden comprender también que algunos individuos o grupos
adquieren o han adquirido sus fortunas aprovechándose del poder otorgado por
jerarquías (diseñadas y mantenidas por estos mismos individuos o grupos) en las
cuales los menos explotan a los más, y cuya falta de visión provoca en lugar de
prevenir desastres sociales, económicos, ecológicos y otros. Igualmente, las mentes
jóvenes verán fácilmente los juegos de la política del poder, cuya falsa generosidad
apacigua al pueblo a través de la caridad, de las donaciones, de las “buenas
causas", etc., y, por supuesto, de la religión organizada, actividades patrocinadas y
dirigidas por la minoría enriquecida y que ocultan la monumental injusticia que
mantienen. Tales sociedades, no sólo toleran a los que despojan, explotan y roban
sino que a menudo los celebran e imitan. Un ejemplo significativo de recurrencia
malsana.
Estos conceptos aparecen tan básicos y simples al lector, y las soluciones a los
problemas que revelan tan claras y directas que el lector se ve forzado a concluir
que los individuos o los grupos institucionalizados encargados (por ellos mismos u
otros) de tomar decisiones que afectan la vida de los demás, pierden la
responsabilidad, la educación y la visión al buscar y/o ejercer el poder. Y como el
poder hace borrosas estas limitaciones para los que lo detentan y para sus
seguidores, esta recurrencia conduce a excesos y al abuso de ese poder.
Irónicamente, esta situación parece perpetuarse a sí misma porque, a medida que
los individuos o grupos en estas posiciones e instituciones (incluyendo las
universidades) dejan de pensar y conversar, su poder para afectar a otros se
multiplica (una recurrencia malsana, y muy desafortunada pues afecta a toda la
sociedad y su futuro). Además, eventualmente sus propósitos más nobles decaen y
perecen sólo para reencarnarse en despiadados esfuerzos de preservación: callar a
sus críticos contemporáneos mediante la contención, el confinamiento y la
destrucción, y condenar al silencio a sus críticos futuros mediante más instrucción y
menos y menos educación. Como resultado, un inmenso número de humanos
soportan guerras, la miseria, el hambre, la imposibilidad del acceso a la salud y a la
educación, etc.
Aún más inquietante aparece lo siguiente: a pesar de la distancia que los científicos
institucionalizados declaran mantener de las organizaciones religiosas, se
manifiestan haciendo causa común con ellas en contra del mejoramiento de los
desposeídos y a favor de un status quo. La religión organizada, conocida desde
hace mucho como el opio de los pueblos, predica que, después de la muerte, los
fieles recibirán amplio consuelo por todas las miserias de la vida terrenal. Al mismo
tiempo, los científicos institucionalizados y los tecnólogos aportan su propia farsa: la
promesa de un futuro utópico basado en un concepto ilusorio de progreso. Así como
en las organizaciones religiosas, el futuro suplanta el presente de modo que la
mayoría de los humanos olvida la miseria y opresión del momento.
Mientras la ciencia y sus aplicaciones, carentes de una visión filosófica y/o política,
se venden al mejor postor con lamentables consecuencias y con una mínima o
ninguna protesta de los “científicos” envueltos, pocos alzan sus voces en un
esfuerzo para entender la esencia de los humanos y sus sociedades, y luego
compartir este saber de modo que una nueva y muy esperada sociedad de humanos
no destruya a sus miembros ni se destruya a sí misma.
Quizás la recurrencia más insidiosa resulta del disparatado intento de una sociedad
de “educar” a sus jóvenes para que se unan a una sociedad ya corrompida donde el
éxito sólo proviene del poder y riqueza obtenidos a cualquier costo. Para lograr esto,
la sociedad usa la instrucción, la religión organizada, la propaganda, el engaño y
otros métodos para convencer o coercer al joven renuente (ya consciente de la
corrupción de la sociedad), anulando así su intención original y entrando en un bucle
autodestructivo (recurrencia) que borra toda esperanza de educar al joven para una
sociedad mejor.
Para dirigirse a este estado de cosas, bastante ominoso en el presente, el Tractatus
propone que en vez de confiar en un entendimiento lógico y científico, dedicado
usualmente a la búsqueda de una “verdad”, mejor confiar en explorar las
posibilidades filosóficas y usar, si resultan necesarias, la lógica y la ciencia como
herramientas para completar las tareas prescritas por un entendimiento filosófico.
Siento que el uso exclusivo del razonamiento lógico encarna una enfermedad de la
que debemos distanciarnos, y así lo muestra el Tractatus. Seguramente esta
posición va a perturbar y quizás enojar a muchos de los que se consideran
“acomodados” y/o “satisfechos” y que eligiendo ignorar la situación de miseria en el
mundo y olvidar a los que la provocan, prefieren acoger, exigir o adaptarse a un
razonamiento lógico sin conflictos ni paradojas; asimismo no dudo que esto pondrá
en una situación inconfortable a aquellos lógicos, matemáticos y otros que se
ocupan de proveer este razonamiento lógico “purificado”.
Muchos han estimulado mis pensamientos con sus escritos y conversaciones, pero
debido a que mi escritura revela grandes y pequeñas discrepancias con sus
pensamientos, no proporcionaré fuentes y simplemente expresaré sin restricciones
mis agradecimientos a todos ellos. Sólo mencionaré a Jorge Luis Borges, Herbert
Brün, Humberto Maturana, Gordon Pask, Bertrand Russell, Heinz von Foerster, y
Ludwig Wittgenstein. Deseo extender mis agradecimientos especiales a Jamie
Hutchinson y Olga Trullenque Alvarez que leyeron el manuscrito haciendo
sugerencias que, de una u otra manera, han contribuido al Tractatus. Debo a mis
estudiantes la inspiración y estímulo para luchar por la educación de todos, incluso
por la de aquellos que la han perdido.
Este Tractatus ofrece un nuevo, o desde hace mucho olvidado, juego de lenguaje.
Lo ofrece sin recurrir a definiciones o explicaciones, sino más bien mostrando, como
diciendo el nombre de las ideas y apuntándolas con el dedo. Invita a los
observadores, principalmente con metáforas, a explorar nuevas formas de ver
(entender) sus ambientes, y nuevas formas de expresar sus deseos e interacciones.
No nos parece tan fácil, sin embargo, aceptar que una red de procesos cerrada
sobre sí misma pueda ella misma distinguirse, como observador, de un ambiente
hecho presente por esta misma distinción. Además, considere: (1) que el ambiente
distinguido contiene al observador (la red cerrada de procesos) y (2) que desde la
perspectiva de este observador, esta distinción y las distinciones adicionales que
resultan de la interacción entre este observador y su ambiente aparecen paradojales
y lógicas. En otras palabras (paradójicamente), para el observador, todas las
posibilidades se fusionan entre sí (por ejemplo, existe y no existe, dentro y fuera, rojo
y azul y verde y … etc.) y (lógicamente), para el observador, las posibilidades se
distinguen unas de otras (existe o no existe, dentro o fuera, rojo azul o verde o…
etc.).
Los organismos vivos, con o sin un sistema nervioso, constituyen ejemplos de estas
redes cerradas de procesos. Un sistema nervioso, también una red cerrada de
procesos, interactúa con su medio ambiente a través de redes cerradas de procesos
que involucran sus superficies sensorias y efectoras. Por lo tanto, el sistema
nervioso interactúa con su medio ambiente (paradójicamente) dentro y fuera de él
mismo y (lógicamente) dentro o fuera de él mismo.
Ningún observador “resuelve” o “explica” paradojas sin incurrir en una pérdida. Este
punto de vista, como lo muestra el Tractatus, resulta esencial para aquellas
sociedades que los humanos debieran desarrollar mediante la educación y el arte y
la filosofía. El Tractatus no dice, ni enseña, ni explica qué educar; pero muestra la
educación como si la estuviera indicando. También busca el origen de estas
proposiciones irreverentes hasta la fuente misma de todas las proposiciones: la
esencia paradojal del observador.
Si los humanos no sucumben a las deficiencias que ellos mismos se infligen, lo que
sigue puede ayudarlos a verse (entenderse) y a ver (entender) las consecuencias de
sólo razonar lógicamente, tal como lo hacen los lógicos, matemáticos, científicos,
tecnólogos y otros; en busca de una verdad como si buscaran a un dios, traducen
todo a su propio lenguaje y yerran miserablemente el blanco. Aquellos que practican
estas disciplinas pronto olvidan o combaten su origen paradójico mucho porque
aquellos humanos que se consideran “acomodados” y/o “contentos” y aquéllos que
esperan alcanzar ese estado, acogen, exigen y/o se adaptan a un razonamiento
lógico sin conflictos ni paradojas, forzando así un status quo.
Las proposiciones pueden tener distintos significados para diferentes grupos de uno
o más observadores.
t1 t2...
L1: “L2 tiene aquí y ahora el valor V”. V(F) V(F)
L2: “L3 tiene aquí y ahora el valor V”. V(F) V(F)
t1 t2 t3...
P1: “P2 tiene aquí y ahora el valor V”. V F V...
P2: “P3 tiene aquí y ahora el valor V”. V F V...
Si un observador toma una cinta de papel y une sus extremos, el observador forma
un anillo con dos superficies (externa e interna) y dos bordes (derecho e izquierdo o
arriba y abajo, dependiendo de cómo el observador sostiene el anillo). Asumiendo
que cada superficie (o borde) del anillo corresponde a un valor (V, F), el observador
puede ver el anillo entero como una metáfora del bucle de proposiciones derivado
de L.
Si el observador gira 180 grados uno de los extremos antes de unirlo al otro, el
observador forma una cinta de Möbius con una superficie y un borde (ver el anillo y
la cinta de Möbius en la sección siguiente ). Tal como el bucle paradójico de
proposiciones derivado de P que, para el observador que recorre el bucle de
proposiciones, alterna lógicamente dos valores (en un tiempo y un espacio) y fusiona
paradójicamente dos valores en uno (ni tiempo, ni espacio); para el observador que
recorre la banda a lo largo, esta banda alterna lógicamente dos superficies (en un
espacio y un tiempo) y fusiona paradójicamente dos superficies en una (ni tiempo, ni
espacio); y alterna lógicamente dos bordes (en un espacio y un tiempo) y fusiona
paradójicamente dos bordes en uno (ni tiempo, ni espacio). Notemos que la
proposición n corresponde al giro y que cualquier número impar de giros mantiene la
paradoja y que cualquier número par de giros la destruye, introduciendo una
distinción.
Consideremos ahora que un toroide lógico, como una metáfora para un conjunto de
componentes (las caras del toroide) que no cambian (ni procesos, ni actividad),
puede representar la estabilidad estática de las cosas no vivas.
Un toroide paradójico, sin embargo, como metáfora para un conjunto de
componentes que sí cambian (debido a procesos) de una en otra, puede representar
la estabilidad dinámica propia de todos los organismos vivos y de la actividad de sus
sistemas nerviosos.
Las flechas representan los procesos y los tiempos y espacios que resultan de la
perspectiva elegida.
Hasta que sepamos más y mejor, podemos suponer que a medida que los infantes
humanos se unen al mundo y a una sociedad, sus sistemas nerviosos, aún no
avasallados por el entrenamiento y la instrucción, pero llenos de curiosidad,
observan (exploran) sus alrededores y a si mismos contemplando todas las
posibilidades, incluyendo las emociones y los sentimientos, no constreñidos por las
limitaciones de un entramado lógico.
Razonamiento lógico
Los observadores que usan sólo el razonamiento lógico siempre han tratado de
alejarlo de su origen paradójico, como lo muestran las historias de las lógicas y las
matemáticas. Estas historias muestran una abundancia de ramas que nacen de
estas disciplinas y dedicadas, la mayoría, si no todas, a erradicar o aislar las
paradojas. Esto revela disciplinas concentradas en ellas mismas dentro de sus
propios lenguajes y su creciente abstracción; desprovistas además de una visión
filosófica, las hace cada vez más inadecuadas para contribuir a una mejor sociedad
de humanos.
Un ejemplo
Muchos bucles paradójicos han inspirado aplicaciones útiles o inútiles tales como el
inversor lógico con realimentación usado como un oscilador (e.g., en el corazón de
las computadoras digitales), o el oscilador electromagnético usado en los timbres
eléctricos, o la paradoja del mentiroso que inspiró y mortificó a muchos lógicos y
matemáticos. El ejemplo presentado más abajo sugiere además la perspicacia que
las paradojas pueden otorgar a la lógica, a las matemáticas y a la ciencia, siempre
que se les permita formar parte del razonamiento; como si los humanos prestaran
oído a los alborotadores en lugar de hacerlos callar.
Cuando un observador entra de noche a una pieza, el observador suele encender
una luz eléctrica usando un interruptor cerca de la puerta. El circuito eléctrico
correspondiente puede verse en la figura siguiente. V representa una fuente de
voltaje y L representa la luz. El interruptor INT permite el flujo de corriente (luz
encendida) cuando está cerrado y lo impide (luz apagada) cuando está abierto.
En lugar del interruptor el circuito tiene ahora dos anillos de alambre eléctrico.
Imagine estos anillos como los dos bordes de la cinta de papel considerada más
arriba. Si el observador logra girar esta cinta para formar una cinta de Möbius, los
dos anillos formarán un alambre continuo que cerrará el circuito y encenderá la luz.
El observador puede hacer esto con un interruptor Doble Polo Doble Tiro (DPDT)
como sigue:
Una metáfora
Imagine una red, por ejemplo, de cien nodos dispuestos en una matriz 2-D
(bidimensional) de 10x10 elementos interconectados horizontal y verticalmente (una
interconexión 2-D de nodos). Haga de cada nodo un oscilador y su oscilación
observable como una luz que el nodo enciende (roja) y apaga (blanca) con una
cierta frecuencia. (Vea la primera mitad de la figura siguiente). Un oscilador básico
consiste de un inversor lógico dentro de un bucle realimentado paradójico (un bucle
con un giro como una cinta de Möbius). Tal como una paradoja la oscilación sucede
en un tiempo y un espacio que resulta del observador contemplando el oscilador
desde una perspectiva lógica. (Muchas configuraciones de elementos en un bucle
recurrente pueden hacer osciladores de distintos tipos tal como eléctricos,
mecánicos, ópticos, biológicos, etc.). En la red, todos los osciladores oscilan
aproximadamente a la misma frecuencia. Cuando un nodo apaga su luz, envía una
señal excitadora a sus cuatro vecinos (arriba, abajo, derecha e izquierda, incluyendo
un retorno a través de los bordes de la matriz) los cuales encienden sus luces. Esta
actividad proveniente de los nodos sincroniza la red entera de modo que ella oscila
encendiendo y apagando luces alternadamente (vertical y horizontalmente) en los
instantes (t1, t2, t3, t4, t5, t6…) y además provee innumerables bucles paradojales.
El retorno a través de los bordes, estructural o no, opera desde una fila (columna)
par a una impar o desde una impar a una par. (Construí esta red y opera tal como la
describe el texto).
(Si el número de luces elegidas para cada grupo crece, el número de figuras
posibles formadas a medida que el observador elige las luces vecinas
aumenta aún más. Esto sucede aún para una red de modesto tamaño como
la considerada aquí. Nótese que el observador no puede seguir todas las
figuras posibles, de modo que pierde inevitablemente aquellas que no sigue,
tal como cualquier observador sólo puede manejar hasta cierto punto su
ambiente, perdiendo el resto).
Y muchas otras.
Las elecciones del observador no afectan la oscilación de la red pero sin la actividad
de la red el observador no puede elegir. Por otro lado, sin un observador la actividad
de la red no tiene sentido.
Agregando sensores de luz a la red, una luz externa (a la red) puede afectar la
estabilidad dinámica de la actividad en la red y algunas luces vecinas no se
encenderán como previsto o viceversa, variando el número de elecciones posibles
para el observador. Esto sugiere que la red puede tener cualquier forma: regular,
como hemos visto, o irregular.
Como la red genera luz algunas luces pueden actuar como efectores y la red puede
interactuar con otra red o con ella misma (e.g., usando un espejo).
Imaginemos a un visitante en una tierra extranjera donde los habitantes hablan una
lengua que el visitante no entiende, y donde los habitantes no entienden el lenguaje
del visitante. Durante un tiempo el visitante no interactúa con los habitantes y por lo
tanto el visitante actúa sólo como un observador de ellos y viceversa mientras
ninguno de los dos perciba al otro como un peligro o un estorbo. Las sociedades o
grupos que el visitante encuentre aparecerán sólo como redes que sólo oscilan
hasta que el visitante aprenda el lenguaje y participe en la oscilación (la danza).
La actividad de estas redes oscilantes puede resistir algún daño local (algunos
nodos dejan de oscilar, algunas señales excitadoras o inhibidoras bloqueadas, etc.)
pero la red como un todo continúa su danza, fusionando estabilidad e inestabilidad
dinámicas y enriqueciendo así la vida del grupo o sociedad y la de sus miembros.
Con un daño mayor la actividad de la red puede extinguirse.
Las propiedades esenciales de la red 2-D no han cambiado: puede tomar cualquier
forma, su actividad no tiene bordes, cualquier actividad conduce a más actividad
integrada, resiste daño local y temporal, puede interactuar con otras redes similares,
y un daño mayor o permanente puede desintegrar la actividad de la red como una
entidad oscilante.
Nótese, sin embargo, que para un conjunto de nodos complejos tal como los
humanos en sociedad, un “lenguaje” preciso y/o limitado como el de las hormigas o
abejas, ya significa una pérdida. Un individuo complejo, ya una entidad en sí mismo
y no totalmente sometido a una sociedad (tal como una hormiga en un hormiguero,
una abeja en una colmena, etc.), requiere una comunidad de individuos complejos
que interactúen con la riqueza y flexibilidad necesarias para lograr y preservar las
mejores condiciones de vida para cada individuo en la comunidad.
Los sistemas nerviosos de los niños se desarrollan a través de interacciones con sus
alrededores y con ellos mismos considerando todas las posibilidades, incluyendo las
emociones, los sentimientos y a otros observadores, haciendo uso exhaustivo de sus
efectores y sensores.
La actividad del sistema nervioso de los niños ofrece un contexto paradójico (todas
las posibilidades) dentro del cual se desarrolla su razonamiento paradójico y lógico.
Así como con las paradojas, ningún observador puede “explicar” el Tractatus o
ninguna de sus proposiciones sin trivialización y pérdida. Las proposiciones del
Tractatus no dicen, no enseñan ni explican; muestran. Ellas invitan al observador a
eludir las comodidades del trivializar, a explorar y a aumentar, a través de la
educación, las alternativas, a fusionar paradojas y lógicas, y a evitar las distinciones
instruidas. Aceptar esta invitación requiere coraje porque el Tractatus destruye
muchas nociones y hábitos enraizados, alejándose de la “civilización” , de las formas
de vida y del lenguaje contemporáneos.
Tractatus Paradoxico-Philosophicus
1.3 Organización: considere una red de procesos que interactúan entre sí.
2.01 Esta organización se cierra sobre sí misma de modo que sus procesos
regeneran continuamente la misma red de procesos.
3.1 Dominio cognitivo: considere el nicho y todas las otras intersecciones de una
unidad auto-organizada con otras organizaciones y procesos.
5.1 Para estos observadores, las dimensiones (e.g., espacio, tiempo) emergen
junto con esta distinción.
5.12 Para estos observadores, sin embargo, estas distinciones aparecen como
“descubrimientos” (de dimensiones, procesador y medio ambiente) a
compartir con otros observadores con la misma perspectiva, en un mundo a
priori “allá afuera” y lo más libre posible de paradojas.
7.2 Este observador ofrece un contexto paradójico desde el cual el mismo u otros
observadores, adoptando una perspectiva lógica, pueden extraer o deducir
distinciones, y luego más distinciones desde esas distinciones tratadas como
nuevos contextos paradójicos, de modo que el mundo “allá afuera” lentamente
emerge para estos observadores.
8.01 como observador paradójico interactúa con su propio contexto paradójico (el
organismo vivo y su dominio cognitivo) y hace distinciones tentativas en este
contexto.
8.2 Un organismo vivo, como observador lógico, puede extraer distinciones desde
un contexto paradójico, pero no puede actuar como observador paradójico.
8.4 Un organismo vivo, aún sin sistema nervioso, define y sostiene su propio
dominio cognitivo y la cognición.
9 Sistema nervioso: considere una o más organizaciones auto-referentes que
comparten procesos con un organismo vivo y su dominio cognitivo,
expandiéndolo.
9.1 Un observador lógico distingue el sistema nervioso sólo dentro del organismo
vivo e interpreta las superficies sensorias y efectoras como “entradas” y
“salidas” del sistema nervioso que coinciden con “salidas” y “entradas” de un
mundo “allá afuera”.
9.22 Para este mismo observador, el encuentro con otros observadores gatilla la
invención de un mundo tentativo “adentro y afuera”.
12.1 Considere las emociones y los sentimientos como las actividades paradójicas
de las organizaciones auto-referentes (que cruzan e incluyen las superficies
sensorias y efectoras) adentro y afuera del sistema nervioso de un observador
paradójico.
13.1 Significado: considere los usos que los observadores dan a las palabras en
los juegos de lenguaje.
13.11 Si los juegos de lenguaje cambian o desaparecen, lo mismo sucede con los
significados de las palabras que los observadores usan.
13.3 Explicación: considere los intentos de trivializar un lenguaje, e.g., usarlo sólo
para seguir reglas, intentando un “lenguaje lógicamente perfecto”.
14.1 Integración: los miembros deben seguir las reglas para definir y mantener el
grupo.
14.2 Los observadores lógicos adoptan o rechazan las reglas del grupo a través
del lenguaje, la explicación y la comunicación participando así en juegos de
lenguaje triviales y en formas de vida desprovistos de significado y sentido.
15.01 Como estos observadores sólo hacen distinciones tales como seguir o no
seguir reglas, premios o castigos apropiados pueden fácilmente inducir a
estos y otros observadores a seguir reglas y transformar los grupos en
jerarquías.
15.1 Como estas reglas constituyen la esencia de sus jerarquías, los observadores
lógicos exageran a menudo su relevancia y las usan, por ejemplo, en
“educación”, con consecuencias lamentables.
15.2 Los observadores lógicos siguen reglas y persiguen los objetivos de sus
jerarquías sin consideración por los otros observadores, incluidos los
observadores jóvenes.
16.2 Observadores que ponderan reglas, sin embargo, logran a veces unirse a
jerarquías de observadores que siguen reglas, tratando de hacer que éstos
piensen y conversen.
17.1 Para observadores que siguen reglas, la jerarquía sigue una lógica simple,
consecuencia de un razonamiento lógico: un miembro que sigue las reglas
espera promoción y elogio; un miembro que no lo hace espera degradación o
expulsión.
17.11 Esta lógica simple, asimilada rápidamente por los miembros que siguen
reglas, implica para éstos que las reglas sólo fluyen (se aplican) de arriba
hacia abajo de modo que la auto-referencia (y las paradojas) no puede(n)
darse.
17.2 “Premios” (riqueza, poder, elogio etc.) otorgados a aquéllos hacia la cúspide;
“castigos” (esclavitud, degradación o expulsión, etc.) otorgados a aquéllos
hacia la base; estos últimos proveen con su labor los “premios” para aquéllos
hacia la cúspide.
17.21 Otros bucles recurrentes dan flexibilidad a las jerarquías, pero también
permanecen inconcebibles para los miembros que siguen reglas.
17.22 A medida que las jerarquías crecen, estos bucles se debilitan y se quiebran
introduciendo la rigidez o la desintegración junto con el silencio de los
miembros que ponderan reglas.
17.3 Objetivos estrechos, promociones decididas desde arriba y una lealtad ciega
desde abajo promueven inevitablemente hacia la cúspide a los miembros de
mente más estrecha.
18.1 Dentro de las jerarquías sólo una minoría goza del producto de la labor de la
mayoría, la cual trabaja para sobrevivir e inexorablemente pierde la esperanza
de romper las cadenas.
18.2 Mientras tanto, las jerarquías se adueñan de uno o más gobiernos, dictan sus
propias leyes y lógica, y no responden a nadie de sus acciones (siempre
positivas según la propaganda y el engaño).
18.3 Sin eliminar las jerarquías, todo intento de mejorar la vida de los humanos ha
terminado y terminará en un fracaso.
19.1 Las relaciones sociales entre observadores que siguen reglas necesitan que
los observadores puedan predecirse entre sí.
19.21 Por ejemplo, los observadores que siguen reglas llaman “democrática” y
“libre” a una nación regida por corporaciones; “universidad” y “hospital” a
instituciones que funcionan como corporaciones; “profesores” y “médicos” a
aquellos que descuidan sus vocaciones para participar como observadores
que siguen reglas en corporaciones adentro y afuera de sus instituciones; etc.
20.02 Todos los observadores pueden intentar y lograr una educación siempre que
eviten la competencia, ya que ésta comienza por excluir el pensar y luego
omite la conversación.
20.1 Los observadores pueden educarse a sí mismos y estimular a otros a hacer lo
mismo siempre que entiendan la incertidumbre como bienvenida e inevitable.
20.2 Una sociedad no jerárquica multiplica los observadores que ponderan reglas
estimulando así la generación de estabilidades e inestabilidades dinámicas y
evitando las estabilidades estáticas o dinámicas deshumanizantes, una
recurrencia saludable.
22.2 Sin embargo, cada diseño adoptado necesita ajustes aquí y allá para eliminar
contradicciones, para "resolver" paradojas, etc.
22.3 Dado que los observadores lógicos no pueden ajustar ni ofrecer un nuevo
diseño, tratan de inducir o forzar a observadores paradójicos renuentes a
hacerlo.
23.1 Sin embargo, estas jerarquías hacen aparecer cada decisión desde "arriba"
apropiada, puesto que no provoca resistencia o crítica desde "abajo" debido a
intimidaciones implícitas o explícitas desde "arriba".
24.2 Estos observadores interactúan a través de los procesos compartidos por sus
contextos paradójicos, definidos por los observadores y sus dominios
cognitivos.
24.31 Todo lo demás aparece para estos observadores como una mera
consecuencia de su actividad: ambientes tentativos, con todas sus
distinciones e interacciones tentativas, ofrecidos por los observadores
paradójicos para sí mismos y para otros mediante la educación, y rechazados
o adoptados por los observadores lógicos mediante la instrucción.
27.01 Las ilusiones no afectan a los observadores paradójicos puesto que estos
ponderan, y ven las creencias como verdaderas y falsas.
27.02 Las ilusiones, sin embargo, sí que afectan a los observadores lógicos ya que
estos sólo explican y comunican, no ponderan, y consideran las creencias
como verdaderas o falsas.
27.2 Privados de una educación, los humanos buscan refugio en la religión y/o en
seguir reglas para evitar la desesperación; pierden así la diversidad de sus
interacciones.
28.01 Así sucede con la creciente población de los humanos en sociedad que sirven
los objetivos de entidades hechas de humanos atrapados, predecibles y
desechables.
28.11 Esta estrategia lleva, sin duda, a un nuevo organismo vivo que atrapará a
todos incluso a los que la propusieron y la apoyan.
28.12 Como todo organismo vivo, el nuevo organismo también encontrará la muerte
de una u otra manera (incluyendo el suicidio), llevándose a todos consigo.
28.3 Conscientes que las jerarquías las privan de su humanidad y también de sus
vidas, las mentes jóvenes deben, con coraje y cautela, rechazar, y mediante
todos los medios disponibles, prevenir o desmantelar las sociedades,
corporaciones e instituciones jerárquicas, empezando por aquéllas basadas
en riquezas acumuladas.