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Tractatus Paradoxico-Philosophicus

Un Acercamiento Filosófico a la Educación.

Ricardo B. Uribe
Uribe, Ricardo B. Tractatus Paradoxico-Philosophicus. Un Acercamiento Filosófico a
la Educación. Edición Roja. Copyright © 1991–2006

Link: http://bcl.ece.uiuc.edu/Uribe/Portada.htm
Prefacio

Un fantasma obsesiona las mentes de los habitantes del mundo entero: la idea de
que las sociedades y sus leyes significan poco o nada para los escasos ricos y para
los innumerables pobres cuya condición se multiplica sin límites. Por un lado, la
mayoría sometida por sistemas oligárquicos cuyas jerarquías arbitrarias persiguen
su propio mantenimiento mediante la instrucción (opuesta a la educación), la
coerción, la contención y finalmente la destrucción de los muchos y, por otro lado,
mediante recompensas y premios de riqueza y poder para unos pocos. Así como
con los individuos, también se desarrollan jerarquías entre grupos de individuos,
entre conglomerados, entre corporaciones, entre instituciones y entre naciones.
Desde la perspectiva de estas jerarquías, los individuos aparecen irrelevantes, ergo
desechables.

Este Tractatus tratará conceptos viejos y nuevos, conceptos que se consideran


esenciales para entender los organismos vivos (incluidos los humanos), sus
ambientes y sus interacciones. Por ejemplo, conceptos tales como proceso,
recurrencia, organización, auto-referencia, paradoja y educación. A pesar de los
numerosos esfuerzos de diferentes autores para hacer notar estos conceptos,
curiosamente un reconocimiento amplio aún los elude. Su dispersión y
omnipresencia quizás los hacen invisibles para criaturas tan inmersas en ellos, o
quizás el pensar en ellos choca con la resistencia al cambio propia de sociedades
convencidas de que requieren miembros predecibles (triviales) para asegurar su
propia preservación.

Las proposiciones del Tractatus no pretenden sino representar una colección


incompleta de mis pensamientos a propósito de estos y otros conceptos
relacionados, los cuales presentaré sin formalismos ni explicaciones intentando
estimular en mi lector pensamientos similares a los míos. Haré esto imaginando a mi
lector como un observador interesado en el mundo, un mundo que incluye al
observador. Aceptando que todo aprender conduce a un conocimiento tentativo,
aprender de otros, a través de sus escritos o parlamentos, requiere leer y escuchar
entre y detrás de las líneas, debido a que un observador sólo se puede expresar
desde su propia perspectiva a la perspectiva de otro observador, como lo estoy
haciendo ahora. Con su perspectiva me refiero a qué y cómo piensa y siente
respecto al mundo y sus congéneres y respecto a usted en medio de ellos. En este
sentido, el lenguaje en el Tractatus jugará el papel que el mármol juega en la
escultura o el óleo en la pintura.

Consecuentemente, aunque para el lector algunas declaraciones puedan parecer


definiciones o explicaciones, el lector debe recibirlas como metáforas y luego
interpretarlas desde su propia perspectiva.

Dedico estos pensamientos a aquéllos que, a través de sus años y experiencias, han
logrado mantener sus mentes jóvenes y pensantes a pesar de una “educación”
dedicada a silenciar a los estudiantes, a inhibir su creatividad y a cerrar sus mentes
en lugar de abrirlas. Lograrlo requiere coraje, porque las mentes jóvenes a menudo
dicen lo que piensan y esto usualmente les trae problemas. En algunos lugares,
lugares aparentemente inocentes, personas aparentemente inocentes, torturan y
matan al que osa decir lo que piensa.
Por ejemplo, las mentes jóvenes verán claramente los efectos catastróficos de la
siguiente recurrencia, con la cual la mayoría de los humanos vive feliz si bien
ignorantes de ella: Si los humanos instruyen a sus hijos en lugar de educarlos, los
hijos instruirán a su vez a sus hijos aun más (educándolos aún menos) y éstos, a su
turno, actuarán en forma similar con sus hijos y así sucesivamente. Si los humanos
no perecen en manos de líderes sin educación, más temprano que tarde tendrán una
población de morones que sólo obedecen reglas, criaturas predecibles, hormigas en
un hormiguero, despojadas de toda humanidad. El triste (¿feliz?) final del cuento: no
tendrán conciencia de sus propias limitaciones.

Esto muestra un ejemplo de recurrencia que los humanos podrían ver (entender)
para interrumpir su curso. Los ciclos ecológicos (tales como ocurren en las selvas,
los lagos, los ríos y los océanos) también proporcionan ejemplos de recurrencias,
que los humanos podrían ver (entender) para preservarlos. (Propongo un
entendimiento filosófico más bien que científico, pues queremos prevenir más que
lamentar ya que la complejidad de estos sistemas hace el enfoque científico
inapropiado, o en el mejor de los casos, muy lento y tardío.). Considérese ahora
aquellas recurrencias que los humanos deben iniciar a fin de desarrollar los
potenciales de vastos sectores de su población (por ejemplo, mujeres, niños y otros
grupos en todo el mundo) cuyas oportunidades de desarrollo y educación se
mantienen inhibidas o inexistentes debido a legados cuidadosamente seleccionados
de prácticas culturales, políticas y económicas retrógradas. Los humanos podrían
iniciar estas recurrencias eliminando la instrucción de los jóvenes basada en estos
legados.

Las mentes jóvenes pueden comprender también que algunos individuos o grupos
adquieren o han adquirido sus fortunas aprovechándose del poder otorgado por
jerarquías (diseñadas y mantenidas por estos mismos individuos o grupos) en las
cuales los menos explotan a los más, y cuya falta de visión provoca en lugar de
prevenir desastres sociales, económicos, ecológicos y otros. Igualmente, las mentes
jóvenes verán fácilmente los juegos de la política del poder, cuya falsa generosidad
apacigua al pueblo a través de la caridad, de las donaciones, de las “buenas
causas", etc., y, por supuesto, de la religión organizada, actividades patrocinadas y
dirigidas por la minoría enriquecida y que ocultan la monumental injusticia que
mantienen. Tales sociedades, no sólo toleran a los que despojan, explotan y roban
sino que a menudo los celebran e imitan. Un ejemplo significativo de recurrencia
malsana.

Estas discrepancias incompatibles de poder y fortuna dan origen a ideologías


dogmáticas e irreconciliables las cuales conducen a cambios sociales profundos y a
una pérdida inmensa de vidas. Ocasionalmente, estos conflictos hacen posible que
algunos más gocen de los avances de la civilización pero, a menudo, estos cambios
sólo tienden a rellenar las arcas de aquellos que ya poseen suficiente poder, fortuna
e insensibilidad para provocar estos conflictos. La religión organizada consuela al
pobre y calma la conciencia del rico suavizando así las consecuencias de estos
conflictos y la corrupción que los acompaña.

Estos conceptos aparecen tan básicos y simples al lector, y las soluciones a los
problemas que revelan tan claras y directas que el lector se ve forzado a concluir
que los individuos o los grupos institucionalizados encargados (por ellos mismos u
otros) de tomar decisiones que afectan la vida de los demás, pierden la
responsabilidad, la educación y la visión al buscar y/o ejercer el poder. Y como el
poder hace borrosas estas limitaciones para los que lo detentan y para sus
seguidores, esta recurrencia conduce a excesos y al abuso de ese poder.
Irónicamente, esta situación parece perpetuarse a sí misma porque, a medida que
los individuos o grupos en estas posiciones e instituciones (incluyendo las
universidades) dejan de pensar y conversar, su poder para afectar a otros se
multiplica (una recurrencia malsana, y muy desafortunada pues afecta a toda la
sociedad y su futuro). Además, eventualmente sus propósitos más nobles decaen y
perecen sólo para reencarnarse en despiadados esfuerzos de preservación: callar a
sus críticos contemporáneos mediante la contención, el confinamiento y la
destrucción, y condenar al silencio a sus críticos futuros mediante más instrucción y
menos y menos educación. Como resultado, un inmenso número de humanos
soportan guerras, la miseria, el hambre, la imposibilidad del acceso a la salud y a la
educación, etc.

En consecuencia, dado que la igualdad de oportunidades pertenece todavía a un


futuro lejano, los humanos podrían mientras tanto moderar la extrema riqueza y la
extrema pobreza (la sociedad significa poco o nada en ambos casos), estableciendo
así límites para la riqueza y para la pobreza. Mientras existan las grandes fortunas,
la democracia no puede existir, excepto como una ilusión, ya que aunque el pueblo
logre ocasionalmente elegir a los representantes de su elección, aquellos de las
grandes fortunas rápidamente toman el mando mediante influencias, soborno,
amenazas o simplemente empleando la fuerza, y manejan la nación como si todos
compartieran sus opiniones. Quienes osen oponerse sufrirán las consecuencias
mencionadas anteriormente.

Aún más inquietante aparece lo siguiente: a pesar de la distancia que los científicos
institucionalizados declaran mantener de las organizaciones religiosas, se
manifiestan haciendo causa común con ellas en contra del mejoramiento de los
desposeídos y a favor de un status quo. La religión organizada, conocida desde
hace mucho como el opio de los pueblos, predica que, después de la muerte, los
fieles recibirán amplio consuelo por todas las miserias de la vida terrenal. Al mismo
tiempo, los científicos institucionalizados y los tecnólogos aportan su propia farsa: la
promesa de un futuro utópico basado en un concepto ilusorio de progreso. Así como
en las organizaciones religiosas, el futuro suplanta el presente de modo que la
mayoría de los humanos olvida la miseria y opresión del momento.

Mientras la ciencia y sus aplicaciones, carentes de una visión filosófica y/o política,
se venden al mejor postor con lamentables consecuencias y con una mínima o
ninguna protesta de los “científicos” envueltos, pocos alzan sus voces en un
esfuerzo para entender la esencia de los humanos y sus sociedades, y luego
compartir este saber de modo que una nueva y muy esperada sociedad de humanos
no destruya a sus miembros ni se destruya a sí misma.

Quizás la recurrencia más insidiosa resulta del disparatado intento de una sociedad
de “educar” a sus jóvenes para que se unan a una sociedad ya corrompida donde el
éxito sólo proviene del poder y riqueza obtenidos a cualquier costo. Para lograr esto,
la sociedad usa la instrucción, la religión organizada, la propaganda, el engaño y
otros métodos para convencer o coercer al joven renuente (ya consciente de la
corrupción de la sociedad), anulando así su intención original y entrando en un bucle
autodestructivo (recurrencia) que borra toda esperanza de educar al joven para una
sociedad mejor.
Para dirigirse a este estado de cosas, bastante ominoso en el presente, el Tractatus
propone que en vez de confiar en un entendimiento lógico y científico, dedicado
usualmente a la búsqueda de una “verdad”, mejor confiar en explorar las
posibilidades filosóficas y usar, si resultan necesarias, la lógica y la ciencia como
herramientas para completar las tareas prescritas por un entendimiento filosófico.

Siento que el uso exclusivo del razonamiento lógico encarna una enfermedad de la
que debemos distanciarnos, y así lo muestra el Tractatus. Seguramente esta
posición va a perturbar y quizás enojar a muchos de los que se consideran
“acomodados” y/o “satisfechos” y que eligiendo ignorar la situación de miseria en el
mundo y olvidar a los que la provocan, prefieren acoger, exigir o adaptarse a un
razonamiento lógico sin conflictos ni paradojas; asimismo no dudo que esto pondrá
en una situación inconfortable a aquellos lógicos, matemáticos y otros que se
ocupan de proveer este razonamiento lógico “purificado”.

Muchos entenderán los pensamientos presentados aquí, pero pocos, si alguno,


actuarán de acuerdo con ellos… a menos que los pensamientos también puedan
provocar una tormenta.

Muchos han estimulado mis pensamientos con sus escritos y conversaciones, pero
debido a que mi escritura revela grandes y pequeñas discrepancias con sus
pensamientos, no proporcionaré fuentes y simplemente expresaré sin restricciones
mis agradecimientos a todos ellos. Sólo mencionaré a Jorge Luis Borges, Herbert
Brün, Humberto Maturana, Gordon Pask, Bertrand Russell, Heinz von Foerster, y
Ludwig Wittgenstein. Deseo extender mis agradecimientos especiales a Jamie
Hutchinson y Olga Trullenque Alvarez que leyeron el manuscrito haciendo
sugerencias que, de una u otra manera, han contribuido al Tractatus. Debo a mis
estudiantes la inspiración y estímulo para luchar por la educación de todos, incluso
por la de aquellos que la han perdido.

Urbana, 1991–2006. R.B.U.


Introducción

El orden y* el caos: estimula la imaginación y la creatividad.


El orden o** el caos: inhiben la imaginación y la creatividad, permitiendo a
algunos desarrollar un poder omnímodo para afectar las vidas de otros.

* y: el uno se fusiona con el otro.


** o: el uno excluye al otro.

Este Tractatus ofrece un nuevo, o desde hace mucho olvidado, juego de lenguaje.
Lo ofrece sin recurrir a definiciones o explicaciones, sino más bien mostrando, como
diciendo el nombre de las ideas y apuntándolas con el dedo. Invita a los
observadores, principalmente con metáforas, a explorar nuevas formas de ver
(entender) sus ambientes, y nuevas formas de expresar sus deseos e interacciones.

Nos parece fácil aceptar la descripción de todo fenómeno mediante procesos o


redes de procesos. (Considérese fenómenos tales como el movimiento de una
extremidad, la explosión de una estrella, los “choques” de “partículas” subatómicas,
el “comienzo” del “universo” y sus subsiguientes transformaciones, etc.).

No nos parece tan fácil, sin embargo, aceptar que una red de procesos cerrada
sobre sí misma pueda ella misma distinguirse, como observador, de un ambiente
hecho presente por esta misma distinción. Además, considere: (1) que el ambiente
distinguido contiene al observador (la red cerrada de procesos) y (2) que desde la
perspectiva de este observador, esta distinción y las distinciones adicionales que
resultan de la interacción entre este observador y su ambiente aparecen paradojales
y lógicas. En otras palabras (paradójicamente), para el observador, todas las
posibilidades se fusionan entre sí (por ejemplo, existe y no existe, dentro y fuera, rojo
y azul y verde y … etc.) y (lógicamente), para el observador, las posibilidades se
distinguen unas de otras (existe o no existe, dentro o fuera, rojo azul o verde o…
etc.).

Los organismos vivos, con o sin un sistema nervioso, constituyen ejemplos de estas
redes cerradas de procesos. Un sistema nervioso, también una red cerrada de
procesos, interactúa con su medio ambiente a través de redes cerradas de procesos
que involucran sus superficies sensorias y efectoras. Por lo tanto, el sistema
nervioso interactúa con su medio ambiente (paradójicamente) dentro y fuera de él
mismo y (lógicamente) dentro o fuera de él mismo.

Determinados en gran medida por su biología, uno o más observadores, razonando


lógicamente, distinguen un mundo “allá fuera” hecho de objetos y sucesos, a los
cuales les adjudican (mediante distinciones adicionales) posibilidades específicas
como resultado de características y limitaciones perceptivas u otras, así como
resultado de intentos de sociabilizar. Sin embargo, estos intentos también entrañan
un avance hacia la trivialidad y un alejamiento del pensar y las paradojas. El
conocimiento social, “objetivo” o “subjetivo”, tal como lo practican los lógicos,
matemáticos, científicos, tecnólogos y otros, no proporcionan excepción alguna. Un
observador todavía puede acoger estos intentos, siempre que conduzcan a la
conversación, evitando así la trivialización (instrucción) de uno por el otro y la de
muchos por los pocos.
Dos o más observadores individuales no pueden distinguir un mundo común “allá
fuera” a menos que alguna evidencia pueda convencerlos. Desde esta evidencia, el
razonamiento lógico permite a los observadores humanos deducir inferencias sobre
el mundo “allá fuera” que no se sostendrán a menos que alguna evidencia las apoye,
reforzando así la distinción original de un mundo “allá fuera”. Como una nueva
evidencia puede demostrar el error de evidencias previas, este proceso (evidencia,
inferencias, nueva evidencia, nuevas inferencias…) no tiene fin, y puede cuestionar
la distinción original de un mundo “allá fuera”, lo cual puede cuestionar el
razonamiento lógico mismo, y sugerir en cambio un razonamiento paradójico.

Ningún observador “resuelve” o “explica” paradojas sin incurrir en una pérdida. Este
punto de vista, como lo muestra el Tractatus, resulta esencial para aquellas
sociedades que los humanos debieran desarrollar mediante la educación y el arte y
la filosofía. El Tractatus no dice, ni enseña, ni explica qué educar; pero muestra la
educación como si la estuviera indicando. También busca el origen de estas
proposiciones irreverentes hasta la fuente misma de todas las proposiciones: la
esencia paradojal del observador.

Si los humanos no sucumben a las deficiencias que ellos mismos se infligen, lo que
sigue puede ayudarlos a verse (entenderse) y a ver (entender) las consecuencias de
sólo razonar lógicamente, tal como lo hacen los lógicos, matemáticos, científicos,
tecnólogos y otros; en busca de una verdad como si buscaran a un dios, traducen
todo a su propio lenguaje y yerran miserablemente el blanco. Aquellos que practican
estas disciplinas pronto olvidan o combaten su origen paradójico mucho porque
aquellos humanos que se consideran “acomodados” y/o “contentos” y aquéllos que
esperan alcanzar ese estado, acogen, exigen y/o se adaptan a un razonamiento
lógico sin conflictos ni paradojas, forzando así un status quo.

De las lógicas a las paradojas

Consideremos una concatenación de palabras (una frase) y llamémosla una


proposición (una declaración) inventada por uno o más observadores para aseverar
o expresar algo dentro de un contexto dado.

Las proposiciones pueden tener distintos significados para diferentes grupos de uno
o más observadores.

Razonando paradójicamente, un grupo de observadores puede encontrar


significados comunes y tentativos para proposiciones a través de los juegos de
lenguaje que definen sus formas de vida.

Razonando lógicamente, un grupo de observadores puede encontrar que algunas


proposiciones no se refieren a sí mismas y que un observador o un grupo de ellos
debe asignar o determinar sus valores lógicos (e.g., en una lógica de dos valores:
verdadero, falso). Otros observadores pueden disentir y defender con argumentos,
valores distintos.

Otras proposiciones se refieren a sí mismas (proposiciones auto-referentes) y


determinan su propio valor lógico, por ejemplo, L: “La proposición L tiene aquí y
ahora el valor verdadero”. Uno o más observadores pueden asignar uno u otro
valor lógico (verdadero, falso) a L, y como L se refiere a sí misma no permite ningún
argumento que dispute esta elección.
Algunas proposiciones auto-referentes determinan su propio “valor lógico” como
“verdadero y falso” y así impiden al observador la elección (distinción) entre
“verdadero” o “falso”, como sucede con la proposición: P: “La proposición P tiene
aquí y ahora el valor falso”. Si uno o más observadores, adoptando un
razonamiento lógico, suponen que esta proposición tiene ahora el valor “verdadero”,
pronto tendrán que aceptar, bajo esa suposición, su valor como “falso”. Si suponen
el valor de la proposición como “falso”, pronto tendrán que aceptarlo como
“verdadero”, y así en adelante. Para estos observadores los valores oscilan:
verdadero, falso, verdadero, falso… cuando tratan de determinar un valor. Llamemos
paradoja a esta proposición.

Desgraciadamente muchos autores que escriben sobre paradojas olvidan la auto-


referencia y la fusión de diferentes posibilidades como aspectos esenciales de las
paradojas, con la lamentable consecuencia de que muchas adivinanzas, acertijos,
enigmas, etc., pasan por paradojas.

La paradoja no permite al observador asignar un valor “verdadero” o “falso” a la


proposición excepto como parte de una oscilación, invitando así al observador a
contemplar un razonamiento paradójico y fusionar los dos valores (todas las
posibilidades en este caso) en “verdadero y falso”.

Razonando lógicamente, el observador sólo puede considerar ambos valores


alternando en un tiempo y un espacio que resultan del observador contemplando la
paradoja desde una perspectiva lógica.

Razonando paradójicamente, el observador fusiona “verdadero” o “falso” en


“verdadero y falso” y por lo tanto, ni tiempo ni espacio ni oscilación resultan desde
una perspectiva paradójica.

Con el razonamiento paradójico, sin embargo, el observador fusiona, sin conflicto,


todas las posibilidades. Por lo tanto, con el razonamiento paradójico el observador
también fusiona el razonamiento paradójico o lógico en razonamiento paradójico y
lógico. En consecuencia, razonando paradójicamente, el observador también puede
hacer distinciones tentativas en el tiempo y en el espacio.

En un bucle auto-referente de proposiciones, derivado de la proposición L, tal como


el que sigue, todas las proposiciones tendrán uno u otro de los valores verdadero (V)
o falso (F) dependiendo de cual valor elige el observador para una de las
proposiciones, por ejemplo L1 (y no hay oscilación):

t1 t2...
L1: “L2 tiene aquí y ahora el valor V”. V(F) V(F)
L2: “L3 tiene aquí y ahora el valor V”. V(F) V(F)

Ln: “L1 tiene aquí y ahora el valor V”. V(F) V(F)


Un bucle auto-referente de proposiciones, derivado de la proposición P, tal como el
que sigue, no permitirá al observador asignar valores a ninguna de sus
proposiciones ya que sus valores oscilarán lógicamente y se fusionarán
paradójicamente para el observador como antes (Notemos que los valores ahora
también varían a lo largo del bucle a medida que el observador, razonando
lógicamente, determina los valores de cada proposición, haciendo la oscilación
levemente más compleja que como se ve en la tabla que sigue):

t1 t2 t3...
P1: “P2 tiene aquí y ahora el valor V”. V F V...
P2: “P3 tiene aquí y ahora el valor V”. V F V...

Pn: “P1 tiene aquí y ahora el valor F”. V F V...

Como la proposición P, este bucle paradójico de proposiciones también sugiere el


razonamiento paradójico al observador.

Si un observador toma una cinta de papel y une sus extremos, el observador forma
un anillo con dos superficies (externa e interna) y dos bordes (derecho e izquierdo o
arriba y abajo, dependiendo de cómo el observador sostiene el anillo). Asumiendo
que cada superficie (o borde) del anillo corresponde a un valor (V, F), el observador
puede ver el anillo entero como una metáfora del bucle de proposiciones derivado
de L.

Si el observador gira 180 grados uno de los extremos antes de unirlo al otro, el
observador forma una cinta de Möbius con una superficie y un borde (ver el anillo y
la cinta de Möbius en la sección siguiente ). Tal como el bucle paradójico de
proposiciones derivado de P que, para el observador que recorre el bucle de
proposiciones, alterna lógicamente dos valores (en un tiempo y un espacio) y fusiona
paradójicamente dos valores en uno (ni tiempo, ni espacio); para el observador que
recorre la banda a lo largo, esta banda alterna lógicamente dos superficies (en un
espacio y un tiempo) y fusiona paradójicamente dos superficies en una (ni tiempo, ni
espacio); y alterna lógicamente dos bordes (en un espacio y un tiempo) y fusiona
paradójicamente dos bordes en uno (ni tiempo, ni espacio). Notemos que la
proposición n corresponde al giro y que cualquier número impar de giros mantiene la
paradoja y que cualquier número par de giros la destruye, introduciendo una
distinción.

Toroides lógicos y paradójicos

Si en lugar de una cinta, el observador tiene un tubo de sección poligonal que se


cierra sobre sí mismo formando un toroide con 3, 4, 5, ... o n caras y cada cara
representa una posibilidad (por ejemplo, un valor lógico en una lógica polivalente o
una componente en una red cerrada de procesos y componentes) el observador
tiene un toroide lógico del cual el observador puede formar un toroide paradójico
(una cara y un borde) con el giro apropiado (360/3 =120 grados para 3 caras,
360/4=90 grados para 4 caras, 360/n para n caras (n posibilidades)).
Anillo y Cinta de Möbius:
(2 caras <=> 1 cara; 2 bordes <=> 1 borde)

Toroides Lógicos y Toroides Paradójicos:


(3 caras <=> 1 cara; 3 bordes <=> 1 borde)

Toroides Lógicos y Toroides Paradójicos:


(4 caras <=> 1 cara; 4 bordes <=> 1 borde)

Para el observador que recorre a lo largo la cara resultante, el toroide paradójico


alterna lógicamente n caras en un espacio y un tiempo y fusiona paradójicamente n
caras en una eliminando tiempo y espacio. Razonando lógicamente, cada vez que el
observador retorna al punto de partida después de cada vuelta alrededor del toroide
paradójico el observador se encontrará sobre una cara diferente (y, paradójicamente,
la misma cara). El toroide paradójico también sugiere un razonamiento paradójico al
observador.

Consideremos ahora que un toroide lógico, como una metáfora para un conjunto de
componentes (las caras del toroide) que no cambian (ni procesos, ni actividad),
puede representar la estabilidad estática de las cosas no vivas.
Un toroide paradójico, sin embargo, como metáfora para un conjunto de
componentes que sí cambian (debido a procesos) de una en otra, puede representar
la estabilidad dinámica propia de todos los organismos vivos y de la actividad de sus
sistemas nerviosos.

Razonando lógicamente, las redes cerradas de componentes se ven así (para 2 y 3


componentes):

Las flechas representan los procesos y los tiempos y espacios que resultan de la
perspectiva elegida.

Razonando paradójicamente, las misma redes se ven así:

Las flechas representan ahora componentes fusionándose, la auto-referencia y el


giro (mejor representados por los toroides paradójicos correspondientes). Ni tiempo
ni espacio resultan desde esta perspectiva.

De las paradojas a las lógicas

Hasta que sepamos más y mejor, podemos suponer que a medida que los infantes
humanos se unen al mundo y a una sociedad, sus sistemas nerviosos, aún no
avasallados por el entrenamiento y la instrucción, pero llenos de curiosidad,
observan (exploran) sus alrededores y a si mismos contemplando todas las
posibilidades, incluyendo las emociones y los sentimientos, no constreñidos por las
limitaciones de un entramado lógico.

Desde esta suposición, contemplemos el observar (percibir) como resultado de la


actividad de bucles cerrados de procesos que, cruzando las superficies sensoriales y
motoras, residen dentro y fuera del sistema nervioso. Como esta actividad incluye
todas las posibilidades, estos bucles deben parecerse a los toroides paradójicos
discutidos en las páginas anteriores y juegan el papel de contextos paradójicos
donde los observadores infantes, sin inhibiciones y razonando paradójicamente (el
razonamiento lógico aún incipiente), hacen distinciones tentativas.
Una instrucción y un entrenamiento moderados pueden forzar a estos observadores
a considerar sólo parte de sus toroides paradójicos (una parte que cada observador
puede hacer coincidir con parte de los toroides de otros observadores) de modo que
sólo emerge el razonamiento lógico. Por otro lado, una instrucción y un
entrenamiento rigurosos y prolongados pueden forzar a los observadores a
enderezar sus toroides paradójicos (para hacer un toroide lógico). Opuesto al primer
caso que podría resultar reversible y que lleva a un observador algo flexible, el
segundo caso podría resultar irreversible y llevar a un observador rígido que sólo
considera el razonamiento lógico.

La mayoría de los observadores sucumben a estos métodos de coerción y


abandonan la perspectiva paradójica (todo el toroide paradójico). Esto revela la
esencia y el origen de todo el razonamiento lógico: una conveniencia social extraída
de un contexto paradójico. La extracción, sin embargo, reduce a priori las
posibilidades (las alternativas disponibles) para estos observadores.

Razonamiento lógico

Lógicos y matemáticos han esculpido y extraído (laboriosamente, brillantemente)


todo el edificio del razonamiento lógico desde estos mismos bucles paradójicos, de
modo que este edificio dé placer al mayor número posible de lógicos y matemáticos.
El esculpir y extraer, como antes, reducen a priori las posibilidades (las alternativas
disponibles). Lo mismo vale para la ciencia y sus aplicaciones, y para cualquier otra
actividad en la cual los observadores intentan sólo el razonamiento lógico.

El razonamiento lógico solo, y un lenguaje “lógico” derivado de él, a pesar de todos


los beneficios que ha otorgado a los humanos, más que nada permitiéndoles
construir y destruir cosas juntos, los ha privado de sabiduría; y debido a que
diferentes grupos de humanos a menudo no comparten el mismo razonamiento
lógico, también ha estimulado su irracionalidad, exacerbada por diferencias
excesivas e innecesarias de riqueza y poder.

Los observadores que usan sólo el razonamiento lógico siempre han tratado de
alejarlo de su origen paradójico, como lo muestran las historias de las lógicas y las
matemáticas. Estas historias muestran una abundancia de ramas que nacen de
estas disciplinas y dedicadas, la mayoría, si no todas, a erradicar o aislar las
paradojas. Esto revela disciplinas concentradas en ellas mismas dentro de sus
propios lenguajes y su creciente abstracción; desprovistas además de una visión
filosófica, las hace cada vez más inadecuadas para contribuir a una mejor sociedad
de humanos.

Un ejemplo

Muchos bucles paradójicos han inspirado aplicaciones útiles o inútiles tales como el
inversor lógico con realimentación usado como un oscilador (e.g., en el corazón de
las computadoras digitales), o el oscilador electromagnético usado en los timbres
eléctricos, o la paradoja del mentiroso que inspiró y mortificó a muchos lógicos y
matemáticos. El ejemplo presentado más abajo sugiere además la perspicacia que
las paradojas pueden otorgar a la lógica, a las matemáticas y a la ciencia, siempre
que se les permita formar parte del razonamiento; como si los humanos prestaran
oído a los alborotadores en lugar de hacerlos callar.
Cuando un observador entra de noche a una pieza, el observador suele encender
una luz eléctrica usando un interruptor cerca de la puerta. El circuito eléctrico
correspondiente puede verse en la figura siguiente. V representa una fuente de
voltaje y L representa la luz. El interruptor INT permite el flujo de corriente (luz
encendida) cuando está cerrado y lo impide (luz apagada) cuando está abierto.

Si la pieza tiene varias puertas, el observador desearía tener un interruptor cerca de


cada puerta, de modo que la misma luz pueda encenderse y apagarse desde cada
uno de los interruptores.

Un enfoque paradójico de este problema ofrece una solución interesante, llena de


posibilidades y significados. Modifique el circuito como sigue:

En lugar del interruptor el circuito tiene ahora dos anillos de alambre eléctrico.
Imagine estos anillos como los dos bordes de la cinta de papel considerada más
arriba. Si el observador logra girar esta cinta para formar una cinta de Möbius, los
dos anillos formarán un alambre continuo que cerrará el circuito y encenderá la luz.
El observador puede hacer esto con un interruptor Doble Polo Doble Tiro (DPDT)
como sigue:

Con el interruptor en la posición A (A cerrado, B abierto), los dos anillos de alambre


permanecen aislados uno del otro (luz apagada). Con el interruptor en la posición B
(A abierto, B cerrado), los dos alambres se cruzan (giran) cada uno hacia el otro
formando un alambre continuo y encendiendo la luz. El observador puede conectar
tantos de estos interruptores como desee alrededor de los anillos. Tal como en el
bucle paradójico de proposiciones, sólo un número impar de interruptores en la
posición B (giro) encenderá la luz. Nótese que la operación (utilidad) del circuito
contempla lógica y paradoja, distinción y no distinción. Si el observador coloca un
interruptor cerca de cada puerta y los conecta de esta manera, el observador podrá
encender y apagar la luz desde cada una de esas puertas.
Además, dependiendo de dónde, entre los interruptores, el observador conecta la
fuente de voltaje y la luz a los anillos de alambre, resultan distintas operaciones de
los interruptores.
(Construí este circuito con cinco DPDT interruptores y opera tal como lo he descrito).

Una metáfora

Imagine una red, por ejemplo, de cien nodos dispuestos en una matriz 2-D
(bidimensional) de 10x10 elementos interconectados horizontal y verticalmente (una
interconexión 2-D de nodos). Haga de cada nodo un oscilador y su oscilación
observable como una luz que el nodo enciende (roja) y apaga (blanca) con una
cierta frecuencia. (Vea la primera mitad de la figura siguiente). Un oscilador básico
consiste de un inversor lógico dentro de un bucle realimentado paradójico (un bucle
con un giro como una cinta de Möbius). Tal como una paradoja la oscilación sucede
en un tiempo y un espacio que resulta del observador contemplando el oscilador
desde una perspectiva lógica. (Muchas configuraciones de elementos en un bucle
recurrente pueden hacer osciladores de distintos tipos tal como eléctricos,
mecánicos, ópticos, biológicos, etc.). En la red, todos los osciladores oscilan
aproximadamente a la misma frecuencia. Cuando un nodo apaga su luz, envía una
señal excitadora a sus cuatro vecinos (arriba, abajo, derecha e izquierda, incluyendo
un retorno a través de los bordes de la matriz) los cuales encienden sus luces. Esta
actividad proveniente de los nodos sincroniza la red entera de modo que ella oscila
encendiendo y apagando luces alternadamente (vertical y horizontalmente) en los
instantes (t1, t2, t3, t4, t5, t6…) y además provee innumerables bucles paradojales.
El retorno a través de los bordes, estructural o no, opera desde una fila (columna)
par a una impar o desde una impar a una par. (Construí esta red y opera tal como la
describe el texto).

La estabilidad dinámica de la actividad en la red, claramente más compleja que


aquélla en cada uno de sus nodos, ofrece muchos contextos paradójicos (todas las
posibilidades) donde el observador puede elegir (distinguir) entre alternativas
concurrentes:

 Observando la actividad de la red (luces que se encienden, otras que se


apagan), el observador puede concentrar su atención en una luz que acaba
de encenderse, y luego cuando se apaga elegir una de sus cuatro luces
vecinas (cuatro posibilidades) que ahora se han encendido. Entonces,
concentrar su atención en la luz elegida y cuando ésta se apague, elegir una
de sus cuatro luces vecinas que acaban de encenderse, y así hasta el infinito,
formando una trayectoria dibujada por las luces visitadas. En cada luz visitada
por el observador, las cuatro luces vecinas, como un contexto paradójico,
alternan lógicamente arriba, abajo, derecha o izquierda y fusionan
paradójicamente arriba, abajo, derecha e izquierda. (Vea la última figura de
los toroides lógicos y paradójicos).

 El observador también puede elegir seguir el movimiento de una o más


diagonales de luces encendidas. Mientras la red oscila, el movimiento lleva a
estas diagonales hacia la esquina (arriba, izquierda) de la matriz y hacia la
esquina (abajo, derecha). El observador también puede elegir diagonales
cuyo movimiento las lleva hacia la esquina (arriba, derecha) y hacia la
esquina (abajo, izquierda). Para el observador las diagonales, como un
contexto paradójico, alternan lógicamente, hacia arriba o hacia abajo, y
fusionan paradójicamente hacia arriba y hacia abajo.
 Lo mismo vale para las diagonales hechas de luces apagadas, si el
observador elige seguir estas diagonales en lugar de las otras.

 El observador también puede elegir cualquier grupo de luces (digamos 2, 3, 4


… n luces encendidas) y, eligiendo los movimientos de cada luz elegida,
formar figuras que resultan de las trayectorias determinadas por todas las
elecciones. Por ejemplo, en la mitad inferior de la figura siguiente, un
observador ha elegido un grupo de dos luces encendidas (rojas) en una
diagonal. Luego, el observador elige, para cada luz, un movimiento vertical (u
horizontal) pero en direcciones opuestas y así una y otra vez, como lo
muestran las flechas. Mientras la red oscila este par de luces oscila, para el
observador, como un balancín y gira como un molino de viento si los
movimientos verticales y horizontales alternan.

(Si el número de luces elegidas para cada grupo crece, el número de figuras
posibles formadas a medida que el observador elige las luces vecinas
aumenta aún más. Esto sucede aún para una red de modesto tamaño como
la considerada aquí. Nótese que el observador no puede seguir todas las
figuras posibles, de modo que pierde inevitablemente aquellas que no sigue,
tal como cualquier observador sólo puede manejar hasta cierto punto su
ambiente, perdiendo el resto).

 Y muchas otras.
Las elecciones del observador no afectan la oscilación de la red pero sin la actividad
de la red el observador no puede elegir. Por otro lado, sin un observador la actividad
de la red no tiene sentido.

Agregando sensores de luz a la red, una luz externa (a la red) puede afectar la
estabilidad dinámica de la actividad en la red y algunas luces vecinas no se
encenderán como previsto o viceversa, variando el número de elecciones posibles
para el observador. Esto sugiere que la red puede tener cualquier forma: regular,
como hemos visto, o irregular.

Como la red genera luz algunas luces pueden actuar como efectores y la red puede
interactuar con otra red o con ella misma (e.g., usando un espejo).

Para un observador, algunas luces pueden representar superficies efectoras y


algunos sensores de luz pueden representar superficies sensorias de la red. En una
red como ésta, cualquier actividad en alguna parte de la red conduce a actividad en
alguna otra parte de la red, incluyendo el “ambiente exterior” a la red.

Inhibiendo la actividad de algunas luces, un estímulo externo (e.g., luz) puede


conducir al aislamiento parcial o total de otras luces. Estas continuarán oscilando por
sí mismas, pero la actividad de la red se desintegrará y dejará de oscilar como una
entidad.
Observemos ahora a la red de luces oscilantes como una sociedad de organismos
individuales (las luces o grupos de ellas) que interactúan con sus vecinos
inmediatos. Bajo ciertas circunstancias estas interacciones pueden corresponder a
aquéllas de una sociedad viable, por ejemplo, un hormiguero, una colmena, un grupo
humano. Notemos que para un observador no afectado por el funcionamiento de
estas “sociedades”, éstas no hacen sentido excepto como redes oscilantes que sólo
oscilan (no importa cuán compleja la oscilación) como la matriz de luces ya descrita.

Imaginemos a un visitante en una tierra extranjera donde los habitantes hablan una
lengua que el visitante no entiende, y donde los habitantes no entienden el lenguaje
del visitante. Durante un tiempo el visitante no interactúa con los habitantes y por lo
tanto el visitante actúa sólo como un observador de ellos y viceversa mientras
ninguno de los dos perciba al otro como un peligro o un estorbo. Las sociedades o
grupos que el visitante encuentre aparecerán sólo como redes que sólo oscilan
hasta que el visitante aprenda el lenguaje y participe en la oscilación (la danza).

La actividad de estas redes oscilantes puede resistir algún daño local (algunos
nodos dejan de oscilar, algunas señales excitadoras o inhibidoras bloqueadas, etc.)
pero la red como un todo continúa su danza, fusionando estabilidad e inestabilidad
dinámicas y enriqueciendo así la vida del grupo o sociedad y la de sus miembros.
Con un daño mayor la actividad de la red puede extinguirse.

Notemos que la actividad (oscilación) en la red como un todo se mantiene a sí


misma debido a que cualquier actividad en algún lugar de la red conduce a nueva
actividad (integrada, sincronizada) en otro lugar, actividad que retorna a través de
muchos bucles paradójicos posibles a la actividad del primer lugar. (Un círculo, una
esfera, con su centro en todas partes y con su circunferencia, superficie, en ninguna
parte).

Debería fluir de lo ya dicho que la interconexión 2-D de nodos puede extenderse a


una interconexión multidimensional de nodos y que la actividad de los nodos puede
hacerse mucho más compleja que la de encender o apagar una luz y que las
señales entre los nodos también pueden crecer en complejidad. Los organismos
vivos, por ejemplo, interactúan usando una variedad de portadores de señales
simples y complejas: electro-químicos, químicos, luz, sonido, danza, etc., y, por
supuesto, el lenguaje humano.

En la figura que sigue la mitad de arriba y la de abajo representan alternadamente


los instantes (t1, t2, t3, t4, t5, t6 …) de un nodo (al centro de cada mitad), sus
vecinos y los vecinos de sus vecinos en una interconexión multidimensional de
nodos. Como antes, cuando un nodo apaga su luz (blanca) todos sus vecinos
encienden sus luces (rojas). Con n = 4 la figura representa una interconexión 4-D
(D1, D2, D3, Dn) de nodos con 8 posibilidades claramente dibujadas en cada nodo.
(Si Dn representa el tiempo la figura puede representar un espacio-tiempo de 4-D).
(Construí esta red y opera tal como la describe el texto).
Una interconexión 1-D (unidimensional) de nodos ofrece al observador un contexto
paradójico con 2 posibilidades en cada nodo (2 vecinos); una interconexión 2-D de
nodos, como la que hemos considerado antes, ofrece en cada nodo 4 posibilidades
(4 vecinos); una 3-D ofrece 6; una 4-D ofrece 8; y una n-D ofrece 2n posibilidades.
(Una 0-D no ofrece ninguna).)
Para contemplar más de cuatro dimensiones el lector debe imaginar o dibujar los
nodos adicionales y sus interconexiones al nodo central, entre D3 y Dn, y entre –D3
y –Dn, como lo sugiere la figura.
A pesar de este aumento en complejidad, una red no impedida de elementos
individuales todavía oscila sin importar cuán complejos los nodos, sus señales, o su
comportamiento observado, y sin importar cuantas dimensiones involucren sus
interacciones.

Las propiedades esenciales de la red 2-D no han cambiado: puede tomar cualquier
forma, su actividad no tiene bordes, cualquier actividad conduce a más actividad
integrada, resiste daño local y temporal, puede interactuar con otras redes similares,
y un daño mayor o permanente puede desintegrar la actividad de la red como una
entidad oscilante.

Si las hormigas pierden su “lenguaje” (señales entre nodos) la actividad del


hormiguero se desintegra como una entidad. Lo mismo les acontece a las abejas y a
su colmena. Y así le acontecerá a todos los organismos sociales (incluidos los
humanos) y sus sociedades, si pierden su “lenguaje”.

Nótese, sin embargo, que para un conjunto de nodos complejos tal como los
humanos en sociedad, un “lenguaje” preciso y/o limitado como el de las hormigas o
abejas, ya significa una pérdida. Un individuo complejo, ya una entidad en sí mismo
y no totalmente sometido a una sociedad (tal como una hormiga en un hormiguero,
una abeja en una colmena, etc.), requiere una comunidad de individuos complejos
que interactúen con la riqueza y flexibilidad necesarias para lograr y preservar las
mejores condiciones de vida para cada individuo en la comunidad.

Desgraciadamente la mayoría de las sociedades humanas se organizan como


jerarquías rígidas que requieren miembros predecibles (triviales), los cuales
perderán rápidamente la riqueza y flexibilidad de sus interacciones reduciéndolas a
un parloteo trivial, no diferente del “lenguaje” de las hormigas o abejas. Puede
desarrollarse una sociedad, pero no de humanos.

Las jerarquías reemplazan el pensar y la conversación con rituales, seculares o


religiosos, los cuales no llevan al pensar ni a la conversación. Esto revela
sociedades intranquilas respecto al presente, melancólicas respecto a un pasado
primitivo y con presentimientos de un futuro sin humanos.

Relajando las distinciones arbitrarias necesarias para establecer y mantener


sociedades jerárquicas, hasta el punto de eliminar las jerarquías, permitirá
consecuentemente recobrar la riqueza y flexibilidad de las interacciones y que el
pensar y la conversación florezcan otra vez.

Consideremos la red de osciladores como una comunidad de observadores dotada


de una actividad no jerárquica. Consideremos las perturbaciones que afectan a esta
actividad sin desintegrarla, pero que pueden constituir estímulos para conflictos
imprevisibles. La flexibilidad de la actividad no jerárquica le permite incorporar
conflictos permanentes en una nueva danza (oscilación) o resistir conflictos
pasajeros y recuperar su oscilación original.

Además, una comunidad con actividad no jerárquica no requiere distinciones rígidas


y, por lo tanto, puede superar conflictos que no tienen solución dentro de las
jerarquías.
Razonamiento paradójico

Un observador que razona lógicamente no recibe bien las paradojas. Este


observador, que rechaza a priori el máximo de posibilidades, considera las paradojas
como razonamientos erróneos. Por lo tanto, un observador razonando lógicamente
considera “razonamiento lógico” o “razonamiento paradójico”.

Para un observador que razona paradójicamente todas las posibilidades cuentan,


fusionándose entre ellas. En consecuencia, para un observador que razona
paradójicamente, razonar “lógicamente” o “paradójicamente” se fusionan en razonar
“lógica y paradójicamente”.

Un organismo vivo se produce y se mantiene a sí mismo como una red cerrada y


paradójica de procesos y componentes que se distingue como un observador de un
ambiente que resulta de la misma distinción.

Un organismo vivo, tal como una célula o un organismo multicelular, necesita un


ambiente favorable para sobrevivir. También puede jugar el papel de un procesador
que, interactuando con otros organismos vivos similares, puede formar parte de una
cadena cerrada de procesadores, los cuales, dado o haciendo un ambiente
favorable, puede conducir a un nuevo organismo vivo hecho de organismos vivos.
Para sobrevivir, este nuevo organismo debe proveer un ambiente favorable para la
supervivencia de los organismos constituyentes y para su reemplazo a través de la
reproducción o de otra forma. Este nuevo estado de cosas requiere que los
organismos constituyentes abandonen su forma imprevisible (su razonamiento
paradójico) a favor de una forma previsible (un razonamiento lógico) exigido por el
nuevo organismo.

Esto le sucede, por ejemplo, a las hormigas y a las abejas al someterse al


hormiguero y a la colmena, respectivamente, el nuevo organismo vivo.

Retornando brevemente a la red de osciladores como una metáfora, cada nodo


aislado oscila libremente, impulsado por su bucle paradójico interno. Como parte de
la red, sin embargo, debido a las señales de otros nodos, debe mantener su
oscilación sincronizada, tal como lo exige la lógica de la red.

La actividad de un sistema nervioso, así como la de otras redes, requiere la


presencia de osciladores interconectados (una o más neuronas dentro de uno o más
bucles paradójicos) que generan y mantienen esta actividad. Así, las neuronas
forman una red de osciladores llamada el sistema nervioso. De otra manera, la
actividad del sistema nervioso desaparecería y junto con ella las muchas
posibilidades que ofrece a los organismos vivos.

La estructura tridimensional del sistema nervioso contiene innumerables neuronas


con innumerables interconexiones. Como cada neurona conecta con muchas otras
neuronas, el sistema nervioso, a pesar de su estructura tridimensional, funciona en
forma multidimensional independiente de la posición de las neuronas y de las
restricciones del espacio 3-D. Esto le otorga el enorme potencial para activar gran
cantidad de canales, incluyendo aquellos que involucran el medio ambiente a través
de efectores y sensores, esencialmente todas las posibilidades, como en un contexto
paradójico, donde un observador hace las distinciones tentativas necesarias para
interactuar consigo mismo y con su medio ambiente. Los sensores y efectores
proveen la primera distinción tentativa: el observador distinguido de su medio
ambiente, habitado por el mismo y por otros observadores.
Un observador, con un sistema nervioso potencialmente tan complejo como el de un
infante humano, emerge a un mundo ya poblado y formado por otros observadores
humanos.

Los sistemas nerviosos de los niños se desarrollan a través de interacciones con sus
alrededores y con ellos mismos considerando todas las posibilidades, incluyendo las
emociones, los sentimientos y a otros observadores, haciendo uso exhaustivo de sus
efectores y sensores.

La actividad del sistema nervioso de los niños ofrece un contexto paradójico (todas
las posibilidades) dentro del cual se desarrolla su razonamiento paradójico y lógico.

Otros observadores, algunos indiferentes, algunos bien intencionados, guiarán a los


niños en su exploración del mundo; algunos estimularán su razonamiento lógico con
una visión restringida; otros estimularán su razonamiento paradójico con todas sus
posibilidades; muchos intentarán instruirlos en cómo ellos ven el mundo. Todos
influirán en los niños, en mayor o menor grado.

Un niño afortunado mantendrá vivo su razonamiento paradójico y así contemplará


todas las posibilidades en un contexto paradójico dentro del cual, mediante un
pensamiento independiente, hará las distinciones tentativas que necesite. Esto
llevará a un sistema nervioso que mantendrá su curiosidad original, ánimo de
conocer y la habilidad de ejercer un pensamiento independiente durante toda la vida
de este observador humano. Este observador no dará por sentada la sociedad
humana y contribuirá sabiamente a mejorarla sin ideas preconcebidas, prejuicios o
dogmas que solamente pueden provenir de sólo razonar lógicamente.

Un niño menos afortunado inhibirá su razonamiento paradójico a favor de un


razonamiento lógico, desarrollando así un sistema nervioso que perderá su
curiosidad original, su ánimo de conocer y su pensamiento independiente. En el
mejor de los casos este niño crecerá como un miembro indiferente de la sociedad
humana, alguien que preferirá instruir que educar a los jóvenes. Una sociedad
desafortunada con la mayoría de sus miembros inmersos en un razonamiento lógico
sucumbirá a la recurrencia ya mencionada en el prefacio.

Poco después de su temprana infancia los humanos también desarrollan la


capacidad de reflexionar sobre sus acciones y pensamientos. Una sociedad
desafortunada inhibe este desarrollo a través de jerarquías arbitrarias que limitan las
posibilidades del sistema nervioso y pronto la mayoría de sus miembros pierden esta
capacidad y viven totalmente ignorantes de este vacío dentro de otros y dentro de
ellos mismos.

En lugar de confiar en el razonamiento lógico y en la búsqueda de una “verdad”, el


Tractatus propone confiar en el razonamiento paradójico y en explorar todas las
posibilidades; el razonamiento lógico aparece así bajo una nueva luz.

Así como con las paradojas, ningún observador puede “explicar” el Tractatus o
ninguna de sus proposiciones sin trivialización y pérdida. Las proposiciones del
Tractatus no dicen, no enseñan ni explican; muestran. Ellas invitan al observador a
eludir las comodidades del trivializar, a explorar y a aumentar, a través de la
educación, las alternativas, a fusionar paradojas y lógicas, y a evitar las distinciones
instruidas. Aceptar esta invitación requiere coraje porque el Tractatus destruye
muchas nociones y hábitos enraizados, alejándose de la “civilización” , de las formas
de vida y del lenguaje contemporáneos.
Tractatus Paradoxico-Philosophicus

1 No postule nada: ni un observador, ni una distinción (e.g., objeto, suceso), ni


siquiera dimensiones (e.g., espacio, tiempo).

1.1 Procesos: considere cambios (no hacia lo mismo), transformaciones (hacia lo


mismo pero diferente) o computaciones (cambios o transformaciones en
estructuras simbólicas).

1.2 Recurrencia: considere procesos que interactúan continuamente


cambiándose, transformándose o computándose a sí mismos.

1.3 Organización: considere una red de procesos que interactúan entre sí.

1.4 Organización abierta: considere una organización que no se cierra sobre sí


misma de modo que no puede mantener la actividad de sus procesos.

1.5 Organización auto-referente: considere una organización que se cierra sobre


sí misma de modo que toda actividad entre sus procesos conduce a más
actividad entre sus procesos.

1.51 Para la actividad de una organización auto-referente “adentro” o “afuera” se


funden en “adentro y afuera” de modo que “entradas”, “salidas”, “tiempo” o
“espacio” no tienen cabida.

1.52 Una organización auto-referente mantiene su actividad, pero no se define ni


se mantiene a sí misma (sus procesos).

2 Organización auto-organizada: considere una organización que se define y se


mantiene recurrentemente a sí misma.

2.01 Esta organización se cierra sobre sí misma de modo que sus procesos
regeneran continuamente la misma red de procesos.

2.02 Esta organización se define a sí misma como una unidad dinámicamente


estable llamada Unidad Auto-organizada.

2.03 Desde la perspectiva de una unidad auto-organizada, “adentro” o “afuera” se


funden en “adentro y afuera” de modo que “entradas”, “salidas", “tiempo” o
“espacio” no tienen cabida.

2.1 Auto-organización: considere la regeneración recurrente de procesos que


permiten a las unidades auto-organizadas cambiarse, transformarse o
computarse a sí mismas continuamente de modo que mantienen su
organización auto-organizada.

2.11 Como los procesos y las organizaciones abiertas y auto-referentes no se


definen ni se mantienen a sí mismos, sólo pueden formar, inextricablemente,
parte de unidades auto-organizadas.
3 Nicho: una unidad auto-organizada especifica un dominio posible de
interacciones (procesos compartidos) con ella misma y con otras
organizaciones y procesos de modo que sin este dominio la unidad se
desintegra.

3.01 Llame a este dominio el nicho de la unidad.

3.02 La unidad comparte procesos con su nicho.

3.1 Dominio cognitivo: considere el nicho y todas las otras intersecciones de una
unidad auto-organizada con otras organizaciones y procesos.

3.11 La unidad comparte procesos con su dominio cognitivo.

3.2 Interacción: considere la actividad de los procesos compartidos en la


intersección de los dominios cognitivos de una o más unidades auto-
organizadas.

3.3 Percepción: considere la actividad de los procesos de las organizaciones


auto-referentes que forman parte del dominio cognitivo de una unidad auto-
organizada.

3.4 Distinción: considere la intersección de una organización auto-referente con


uno o más procesos de modo que los separa de su entorno (otros procesos).

3.5 Cognición: considere la generación de nuevas organizaciones auto-referentes


que comparten procesos con el dominio cognitivo de una unidad auto-
organizada y lo expanden.

4 Observador: considere una unidad auto-organizada que comparte procesos


con su dominio cognitivo.

4.01 Un observador percibe, distingue y conoce dentro de su dominio cognitivo.

4.1 El dominio cognitivo de un observador puede compartir procesos con el


dominio cognitivo de otro observador de modo que:

4.11 El observador puede percibir, distinguir y conocer al otro observador, el cual


puede percibir, distinguir y conocer al primer observador.

4.2 Dos o más observadores pueden interactuar a través de sus dominios


cognitivos formando organizaciones abiertas, organizaciones auto-referentes
y aún unidades auto-organizadas, todas hechas de observadores.

4.3 Trivial: considere uno o más observadores que responden en forma


predecible a estímulos.

4.31 No-trivial: considere uno o más observadores que responden en forma


impredecible a estímulos.
5 La perspectiva lógica: desde esta perspectiva, uno o más observadores
distinguen una unidad auto-organizada de su dominio cognitivo, adoptando
así la dicotomía lógica: la unidad auto-organizada distinguida o el dominio
cognitivo distinguido, el uno o el otro.

5.1 Para estos observadores, las dimensiones (e.g., espacio, tiempo) emergen
junto con esta distinción.

5.11 Y así también emergen un procesador (la unidad auto-organizada distinguida)


y un medio ambiente (el dominio cognitivo distinguido).

5.12 Para estos observadores, sin embargo, estas distinciones aparecen como
“descubrimientos” (de dimensiones, procesador y medio ambiente) a
compartir con otros observadores con la misma perspectiva, en un mundo a
priori “allá afuera” y lo más libre posible de paradojas.

5.2 Si estos observadores tratan de "explicar" el procesador, éste aparecerá para


ellos como una organización abierta (con entradas, salidas, divisiones y
partes) hecha de procesos (sucesos en el tiempo) que producen
componentes (objetos en el espacio), y no auto-organizada.

5.21 Las organizaciones que constituyen el medio ambiente del procesador


también aparecen abiertas, con salidas y entradas que corresponden a las
entradas y salidas del procesador.

6 La perspectiva paradójica: desde esta perspectiva, uno o más observadores


no distinguen la unidad auto-organizada de su dominio cognitivo de modo que
la unidad y su dominio cognitivo aparecen como un continuo paradójico o
como un contexto paradójico para estos observadores.

6.01 Para estos observadores, las dimensiones, el procesador y el medio ambiente


desaparecen.

6.1 Ya que una perspectiva paradójica implica una perspectiva paradójica y


lógica, estos mismos observadores pueden hacer distinciones tentativas en
este contexto paradójico como intentos para distinguir un mundo “adentro y
afuera” a compartir, al menos en parte, con otros observadores.

6.11 Este mundo “adentro y afuera” acoge las paradojas.

6.12 El contexto paradójico (la unidad y su dominio cognitivo) permanece intocado


y listo para nuevos intentos.

6.2 Paradojas (perspectiva paradójica): considere conjuntos auto-referentes de


posibilidades distintas, incluso conflictivas, tales que se funden entre sí
disolviendo sus diferencias y conflictos.

6.3 Lógicas (perspectiva lógica): considere conjuntos no auto-referentes de


posibilidades conflictivas que se excluyen entre sí sin resolver sus diferencias
y conflictos.
7 Un observador observándose a sí mismo: esto conduce al siguiente dilema:

7.01 Desde una perspectiva lógica, un observador puede observarse a sí mismo:


en el mismo lugar pero en diferentes instantes (el tiempo emerge), o en el
mismo instante pero en diferentes lugares (el espacio emerge).

7.1 Un observador observándose a sí mismo en el mismo instante y lugar (un


observador paradójico e impredecible) revela una paradoja sin solución lógica.

7.2 Este observador ofrece un contexto paradójico desde el cual el mismo u otros
observadores, adoptando una perspectiva lógica, pueden extraer o deducir
distinciones, y luego más distinciones desde esas distinciones tratadas como
nuevos contextos paradójicos, de modo que el mundo “allá afuera” lentamente
emerge para estos observadores.

7.3 El observador lógico: considere a un observador que sólo adopta una


perspectiva lógica y por lo tanto sólo extrae o deduce distinciones desde un
contexto paradójico y permitidas por la lógica elegida, tal como considerar a
otros observadores como paradójicos o lógicos.

7.4 El observador paradójico: considere a un observador que adopta una


perspectiva paradójica y lógica y hace distinciones tentativas en un contexto
paradójico considerando todas las posibilidades, tal como considerar a otros
observadores como paradójicos y lógicos.

8 Organismo vivo: considere una organización que se produce y se mantiene a


sí misma como una unidad auto-organizada que define su dominio cognitivo y
que:

8.01 como observador paradójico interactúa con su propio contexto paradójico (el
organismo vivo y su dominio cognitivo) y hace distinciones tentativas en este
contexto.

8.02 como observador lógico se distingue a sí mismo de su propio dominio


cognitivo como un procesador cuyo espacio y tiempo emergen junto con esta
distinción y desde la cual extrae o deduce más distinciones.

8.1 Un organismo vivo, como observador paradójico, interactúa con la


organización auto-producente de un organismo vivo y la distingue
tentativamente manteniendo su organización auto-organizada a través de una
red auto-referente de procesos (sucesos tentativos en el tiempo) que
producen componentes (objetos tentativos en el espacio) y que regeneran
continuamente la red de procesos.

8.2 Un organismo vivo, como observador lógico, puede extraer distinciones desde
un contexto paradójico, pero no puede actuar como observador paradójico.

8.3 Un organismo vivo, como observador paradójico, puede actuar como


observador paradójico y como observador lógico.

8.4 Un organismo vivo, aún sin sistema nervioso, define y sostiene su propio
dominio cognitivo y la cognición.
9 Sistema nervioso: considere una o más organizaciones auto-referentes que
comparten procesos con un organismo vivo y su dominio cognitivo,
expandiéndolo.

9.1 Un observador lógico distingue el sistema nervioso sólo dentro del organismo
vivo e interpreta las superficies sensorias y efectoras como “entradas” y
“salidas” del sistema nervioso que coinciden con “salidas” y “entradas” de un
mundo “allá afuera”.

9.2 Un observador paradójico interactúa con la actividad del sistema nervioso y la


distingue tentativamente como impulsos nerviosos que sólo codifican “cuánto”
y no “qué” el organismo vivo “percibe”.

9.21 Como todo lo "percibido" se traduce en impulsos nerviosos, el sistema


nervioso no discrimina (distingue) entre impulsos provenientes de un mundo
"externo" y aquéllos originados "dentro" del sistema nervioso ("adentro" o
"afuera" se funden en "adentro y afuera").

9.22 Para este mismo observador, el encuentro con otros observadores gatilla la
invención de un mundo tentativo “adentro y afuera”.

9.23 Mientras algunos de estos observadores ajustan, comparten y por lo tanto


“confirman” tentativamente la invención, otros no.

10 Ambiente: los observadores lógicos distinguen la intersección de sus dominios


cognitivos como un espacio común y lo denominan su ambiente.

10.1 La distinción de un ambiente aparece a estos observadores como una


invitación a extraer o deducir más distinciones.

10.12 Estas distinciones adicionales aparecen a estos observadores como procesos


(sucesos en el tiempo) que producen componentes (objetos en el espacio)
formando redes abiertas de procesos que excluyen a estos y a otros
observadores.

10.2 El lenguaje y la comunicación emergen de esta manera de la actividad (de


procesos) en el sistema nervioso y así el observador lógico inventa un mundo
“allá afuera”, independiente de los observadores.

10.3 Como los procesos, componentes, redes abiertas de procesos y


componentes, y un ambiente no se definen ni se mantienen a sí mismos, los
observadores lógicos sólo pueden distinguirlos (extraerlos o deducirlos) desde
unidades auto-organizadas (contexto paradójico), las cuales aparecerán
abiertas y ya no más auto-organizadas (ni paradojales) para estos
observadores.

10.4 Los observadores paradójicos interactúan con un ambiente y lo distinguen


tentativamente como un mundo “adentro y afuera”, a través del cual pueden,
con alguna dificultad, relacionarse con observadores lógicos.
11 Complejo: considere a los observadores paradójicos interactuando con
ambientes auto-organizados, imprevisibles, paradójicos, no-triviales que
incluyen a los observadores, eludiendo así el trivializar.

11.01 Interacción: cualquier límite entre lo “distinguido” y su “entorno” desaparece


para uno o más de estos observadores interactuando con ellos mismos o
socialmente.

11.1 Simple: considere a los observadores lógicos distinguiendo ambientes no-


auto-organizados, previsibles, lógicos, triviales que excluyen a los
observadores, abrazando así el trivializar.

11.11 Distinción: un límite claro entre lo “distinguido” y su “entorno” aparece como


esencial para estos observadores en intercambio social.

11.2 Los observadores no pueden trivializar las unidades auto-organizadas.

11.21 Cualquier intento de trivializarlas fallará o destruirá las unidades auto-


organizadas (también un fracaso).

11.3 Los observadores no pueden trivializar un ambiente complejo sin destruirlo.

12 La mente: considere la actividad del sistema nervioso que incluye el pensar, la


percepción, las emociones y los sentimientos.

12.1 Considere las emociones y los sentimientos como las actividades paradójicas
de las organizaciones auto-referentes (que cruzan e incluyen las superficies
sensorias y efectoras) adentro y afuera del sistema nervioso de un observador
paradójico.

12.11 Por lo tanto, las emociones y los sentimientos eluden cabalmente al


observador lógico pues éste contempla sólo adentro o afuera del sistema
nervioso.

12.2 Tal como sucede en la red de osciladores discutida en la Introducción, donde


estímulos externos pueden reducir drásticamente las posibilidades (número
de elecciones disponibles), así también estímulos convenientes aplicados al
sistema nervioso pueden impedir, en diferentes grados, el desarrollo de su
potencial para expresiones emocionales, físicas e intelectuales.

12.21 El daño resultante, temporal o permanente, a menudo no obvio y a veces


deseable como en un ambiente jerárquico, donde no pensar o sólo hacerlo en
forma moderada constituye un requisito para formar parte de una jerarquía.

13 Juegos de lenguaje: imagine juegos predecibles e impredecibles que los


observadores juegan, lógicamente, adentro o afuera y, paradójicamente,
adentro y afuera de sus sistemas nerviosos, definiendo así sus formas de
vida.

13.1 Significado: considere los usos que los observadores dan a las palabras en
los juegos de lenguaje.
13.11 Si los juegos de lenguaje cambian o desaparecen, lo mismo sucede con los
significados de las palabras que los observadores usan.

13.2 Lenguaje: considere los juegos de lenguaje trivializados (hechos predecibles)


por observadores lógicos, donde los significados de las palabras luego se
evaporan.

13.3 Explicación: considere los intentos de trivializar un lenguaje, e.g., usarlo sólo
para seguir reglas, intentando un “lenguaje lógicamente perfecto”.

13.4 Comunicación: considere cualquier intento de usar un lenguaje trivializado


entre observadores.

13.5 Pensar: considere las actividades que envuelven al sistema nervioso de un


observador paradójico, incluyendo emociones y sentimientos, y que ofrecen
así nuevos juegos de lenguaje al observador.

13.6 Conversación: considere las actividades que envuelven el pensar de uno o


más observadores paradójicos y que ofrecen así nuevos juegos de lenguaje a
estos y a otros observadores.

14 Grupos: considere a observadores interactuando a través de sus dominios


cognitivos con otros observadores formando redes de observadores y
creando así organizaciones de diferentes tamaños y formas, tales como
organizaciones abiertas, organizaciones auto-referentes y aún unidades auto-
organizadas, todas hechas de observadores.

14.01 Estos grupos, originalmente no distinguidos por sus miembros, permanecen


así para la mayoría de sus miembros.

14.1 Integración: los miembros deben seguir las reglas para definir y mantener el
grupo.

14.11 Desintegración: los grupos cuyos miembros no siguen las reglas, se


desbandan.

14.2 Los observadores lógicos adoptan o rechazan las reglas del grupo a través
del lenguaje, la explicación y la comunicación participando así en juegos de
lenguaje triviales y en formas de vida desprovistos de significado y sentido.

14.21 Los observadores paradójicos piensan y conversan generando contextos


paradójicos que conducen a nuevos juegos de lenguaje y formas de vida con
significado y sentido.

14.22 En consecuencia, los observadores lógicos tienden a hacer el grupo y sus


reglas rígidos y estructurados mientras que los observadores paradójicos
prefieren hacerlos flexibles y sin estructura.

14.3 Si las actividades de los observadores superan cierta complejidad, las


paradojas pueden surgir entre las reglas de sus grupos.
15 Siguiendo reglas: considere a los observadores lógicos solamente
rechazando o adoptando las pocas distinciones empleadas como reglas para
sus grupos y aquellas usadas para seguir reglas.

15.01 Como estos observadores sólo hacen distinciones tales como seguir o no
seguir reglas, premios o castigos apropiados pueden fácilmente inducir a
estos y otros observadores a seguir reglas y transformar los grupos en
jerarquías.

15.02 Estos observadores refuerzan el seguir reglas a través del lenguaje, la


explicación, la comunicación y con una organización jerárquica para sus
grupos.

15.03 Los observadores paradójicos no hacen tal y prefieren pensar y conversar.

15.1 Como estas reglas constituyen la esencia de sus jerarquías, los observadores
lógicos exageran a menudo su relevancia y las usan, por ejemplo, en
“educación”, con consecuencias lamentables.

15.2 Los observadores lógicos siguen reglas y persiguen los objetivos de sus
jerarquías sin consideración por los otros observadores, incluidos los
observadores jóvenes.

15.21 Estos observadores desarrollan una necesidad de protegerse del pensar, de


la conversación, de la auto-referencia, de las paradojas, de la incertidumbre y
de lo imprevisible.

15.22 Por lo tanto, alimentan una ignorancia conspicua a propósito de estos


conceptos “inconcebibles”.

16 Ponderando reglas: considere a los observadores paradójicos pensando y


conversando sobre reglas, estimulando así a otros observadores a hacer lo
mismo.

16.01 Estos observadores interactúan y hacen distinciones tentativas tales como


seguir reglas y no seguir reglas.

16.02 Estos observadores no forman jerarquías; prefieren inventar juegos de


lenguaje y participar en ellos con otros observadores que ponderan reglas.

16.1 Miembros que siguen reglas protegen sus jerarquías de la desintegración


manteniendo el número de miembros que ponderan reglas lo más bajo
posible.

16.2 Observadores que ponderan reglas, sin embargo, logran a veces unirse a
jerarquías de observadores que siguen reglas, tratando de hacer que éstos
piensen y conversen.

16.21 Si tienen un éxito parcial, uno o más miembros abandonarán la jerarquía y


contemplarán el pensar y la conversación.

16.22 Si logran un éxito más allá de toda expectativa. la jerarquía se desintegrará.


16.23 Si fracasan, los observadores intrusos corren el riesgo de una expulsión
desagradable tal como le sucedería a un profesor o profesora sorprendidos
educando a sus estudiantes.

17 Jerarquías: considere organizaciones abiertas con dos o más niveles hechos


de uno o más observadores.

17.1 Para observadores que siguen reglas, la jerarquía sigue una lógica simple,
consecuencia de un razonamiento lógico: un miembro que sigue las reglas
espera promoción y elogio; un miembro que no lo hace espera degradación o
expulsión.

17.11 Esta lógica simple, asimilada rápidamente por los miembros que siguen
reglas, implica para éstos que las reglas sólo fluyen (se aplican) de arriba
hacia abajo de modo que la auto-referencia (y las paradojas) no puede(n)
darse.

17.12 Sin embargo, las jerarquías necesitan intersecciones con organizaciones


auto-referentes para mantener su actividad; por ejemplo, sin el bucle
siguiente, las jerarquías se desintegran:

17.2 “Premios” (riqueza, poder, elogio etc.) otorgados a aquéllos hacia la cúspide;
“castigos” (esclavitud, degradación o expulsión, etc.) otorgados a aquéllos
hacia la base; estos últimos proveen con su labor los “premios” para aquéllos
hacia la cúspide.

17.21 Otros bucles recurrentes dan flexibilidad a las jerarquías, pero también
permanecen inconcebibles para los miembros que siguen reglas.

17.22 A medida que las jerarquías crecen, estos bucles se debilitan y se quiebran
introduciendo la rigidez o la desintegración junto con el silencio de los
miembros que ponderan reglas.

17.3 Objetivos estrechos, promociones decididas desde arriba y una lealtad ciega
desde abajo promueven inevitablemente hacia la cúspide a los miembros de
mente más estrecha.

18 Jerarquías en la sociedad: las sociedades se organizan dentro de una mezcla


de organizaciones cerradas (no jerárquicas) y abiertas (jerárquicas).

18.1 Dentro de las jerarquías sólo una minoría goza del producto de la labor de la
mayoría, la cual trabaja para sobrevivir e inexorablemente pierde la esperanza
de romper las cadenas.

18.11 Esto y la multiplicación de observadores que siguen reglas dentro de esta


mayoría asegura la supervivencia, el crecimiento y la propagación de
jerarquías, una recurrencia malsana que conduce a una estabilidad estática
difícil de perturbar.
18.12 Las sociedades jerárquicas reemplazan sus objetivos a largo plazo con
objetivos mezquinos a corto plazo, parecidos a las “ganancias a costa de
todo” de las corporaciones, estimulando así a todos sus miembros a
abandonar sus intereses más preciados y colocar el comercio sobre todo.

18.13 En este contexto, la diversidad de intereses, curiosidad, inventiva, creatividad,


ingeniosidad, emociones, sentimientos, etc., de los humanos disminuye hasta
la extinción, de modo que algo llamado “humano” reemplaza lo humano, con
una pérdida considerable.

18.2 Mientras tanto, las jerarquías se adueñan de uno o más gobiernos, dictan sus
propias leyes y lógica, y no responden a nadie de sus acciones (siempre
positivas según la propaganda y el engaño).

18.3 Sin eliminar las jerarquías, todo intento de mejorar la vida de los humanos ha
terminado y terminará en un fracaso.

19 Instrucción: considere a los miembros de una jerarquía “aprendiendo” a seguir


pasivamente sus reglas.

19.1 Las relaciones sociales entre observadores que siguen reglas necesitan que
los observadores puedan predecirse entre sí.

19.11 La instrucción hace predecibles a los observadores.

19.2 La instrucción reduce el número de posibilidades (alternativas) disponibles


para el observador, incrementando la pérdida de significado entre
observadores y sus ambientes.

19.21 Por ejemplo, los observadores que siguen reglas llaman “democrática” y
“libre” a una nación regida por corporaciones; “universidad” y “hospital” a
instituciones que funcionan como corporaciones; “profesores” y “médicos” a
aquellos que descuidan sus vocaciones para participar como observadores
que siguen reglas en corporaciones adentro y afuera de sus instituciones; etc.

19.22 Mientras tanto democracia, libertad, universidad, profesores, médicos, etc., y


sus significados dejan de existir para estos observadores y para aquellos que
los siguen.

19.3 La instrucción estimula el conocimiento social, la explicación, la comunicación,


la lógica, lo previsible, la insensatez y las preguntas ilegítimas, a las cuales
quien pregunta ya conoce las respuestas.

20 Educación: considere observadores que intentan desarrollar el pensar y la


conversación, haciéndose así impredecibles entre sí.

20.01 La educación mejora la habilidad de ofrecer distinciones e interacciones,


aumentando el número de alternativas disponibles para los observadores.

20.02 Todos los observadores pueden intentar y lograr una educación siempre que
eviten la competencia, ya que ésta comienza por excluir el pensar y luego
omite la conversación.
20.1 Los observadores pueden educarse a sí mismos y estimular a otros a hacer lo
mismo siempre que entiendan la incertidumbre como bienvenida e inevitable.

20.2 Una sociedad no jerárquica multiplica los observadores que ponderan reglas
estimulando así la generación de estabilidades e inestabilidades dinámicas y
evitando las estabilidades estáticas o dinámicas deshumanizantes, una
recurrencia saludable.

20.21 En este contexto, la diversidad de intereses humanos, curiosidad, inventiva,


creatividad, ingenuidad, emociones, sentimientos, etc. florecen sin
restricciones.

20.3 La educación estimula el conocimiento individual, el pensar, la conversación,


las paradojas y la lógica, lo imprevisible, la sabiduría y las preguntas
legítimas, preguntas cuyas respuestas los participantes no conocen.

21 Ocio: contemple el arte de no seguir reglas o de tampoco no seguir reglas y el


arte de seguir reglas y de no seguir reglas.

21.01 La educación contempla el ocio para estimular el pensar y la conversación


entre los observadores, y para alimentar lo incierto y lo impredecible
originales.

21.1 Los observadores paradójicos acogen el ocio y la educación, ofrecen


distinciones tentativas (lógica) e interacciones (paradojas) y no forman
jerarquías.

21.2 Una jerarquía rechaza el ocio y la educación.

21.3 Si los observadores ponderan reglas e intentan pensar y conversar,


encontrarán la vida difícil, si no imposible, dentro de sociedades jerárquicas.

21.31 Estas sociedades parecen prisiones para los observadores en busca de la


educación y el ocio.

22 La "Realidad": considere un ambiente simple que, elegido (distinguido) por


observadores lógicos, excluye a los observadores.

22.1 Desde este punto de vista, la "realidad" debería ajustarse a un diseño


inmutable que no requiera más distinciones ni interacciones ni alternativas.

22.2 Sin embargo, cada diseño adoptado necesita ajustes aquí y allá para eliminar
contradicciones, para "resolver" paradojas, etc.

22.3 Dado que los observadores lógicos no pueden ajustar ni ofrecer un nuevo
diseño, tratan de inducir o forzar a observadores paradójicos renuentes a
hacerlo.

22.4 Los observadores paradójicos se esconden y se aíslan o desarrollan distintas


avenidas (filosofías, las artes, las lógicas, las matemáticas, las ciencias, etc.)
para calmar los clamores por un objetivo que ellos no desean.
22.5 Jerarquías invasoras de observadores lógicos bajo distintos disfraces, hacen
de estas avenidas instrumentos para la instrucción.

22.6 Muchos observadores paradójicos se rinden a estos instrumentos y


abandonan su educación, su curiosidad, inventiva, creatividad, etc.

23 En busca de la "Realidad": considere observadores lógicos formando


jerarquías para alcanzar la "realidad".

23.1 Sin embargo, estas jerarquías hacen aparecer cada decisión desde "arriba"
apropiada, puesto que no provoca resistencia o crítica desde "abajo" debido a
intimidaciones implícitas o explícitas desde "arriba".

23.2 Las jerarquías estimulan irresponsabilidad, arrogancia y esclavismo hacia la


cúspide y diligencia, obediencia y esclavitud hacia la base.

23.3 Previsión, creatividad e imaginación desaparecen a todo nivel, haciendo de


estas jerarquías una población de hormigas en un hormiguero, criaturas
previsibles, no humanas.

23.4 La “realidad”, elegida (distinguida) hacia la cúspide de la jerarquía y aceptada


hacia la base permanece como una ilusión firmemente adoptada tal como
cualquier otra creencia no cuestionada.

24 Realidades tentativas: considere observadores paradójicos que eligen


(inventan) muchos ambientes complejos (auto-organizados, impredecibles)
que incluyen a los observadores.

24.1 Las realidades tentativas corresponden a tantos o más ambientes


impredecibles como observadores paradójicos involucrados.

24.2 Estos observadores interactúan a través de los procesos compartidos por sus
contextos paradójicos, definidos por los observadores y sus dominios
cognitivos.

24.21 Interactúan a través de ambientes tentativos y jugando juegos de lenguaje


tentativos.

24.3 Dado que las unidades auto-organizadas se definen y se mantienen a sí


mismas, éstas aparecen para estos observadores como las únicas unidades
posibles.

24.31 Todo lo demás aparece para estos observadores como una mera
consecuencia de su actividad: ambientes tentativos, con todas sus
distinciones e interacciones tentativas, ofrecidos por los observadores
paradójicos para sí mismos y para otros mediante la educación, y rechazados
o adoptados por los observadores lógicos mediante la instrucción.

24.32 Todo tiene su origen y su fin en los observadores (unidades auto-


organizadas).
25 Proposiciones y distinciones: al usar el lenguaje, los observadores lógicos
hacen distinciones que vinculan las proposiciones (incluida ésta) y sus
conjuntos (tales como libros, textos, etc.) con posibilidades específicas: de
veracidad (verdadera o falsa), de valor (buena o mala), de inclusión (incluida o
excluida), de lógica (lógica o paradójica), etc.

25.1 Estos observadores se explican y comunican entre ellos adoptando o


rechazando proposiciones a propósito de objetos, sucesos, ética, estética,
creencias, etc., como si las proposiciones reflejaran un mundo “allá afuera”
(“realidad”) separado del observador del mundo.

25.11 Estos observadores adoptan un lenguaje y teorizan.

25.12 Esto conduce al conocimiento inspirado sólo por el razonamiento lógico, a la


información, a la certidumbre y al entendimiento científico por sí solo; a la
incomprensión y al dogmatismo.

26 Proposiciones e interacciones: al jugar los juegos de lenguaje, los


observadores paradójicos tratan las proposiciones (incluida ésta) y sus
conjuntos (libros, textos, etc.) como contextos paradójicos para interacciones,
considerando todas las posibilidades.

26.1 Estos observadores piensan y conversan a propósito de: objetos y sucesos


tentativos, éticas tentativas, estéticas tentativas, creencias tentativas, etc.,
ofreciendo así proposiciones como contextos paradójicos para interacciones,
como si el mundo (realidades tentativas) incluyera al observador del mundo.

26.11 Estos observadores no adoptan un lenguaje ni teorizan.

26.12 Esto conduce al conocimiento inspirado por el razonamiento paradójico y


lógico, al significado, a la incertidumbre y al entendimiento filosófico; a la
comprensión y al escepticismo a propósito del razonamiento lógico por sí
solo.

26.2 Para estos observadores toda proposición contempla su contra-proposición


de modo que proposición y contra-proposición se funden en un contexto
paradójico donde los observadores hacen distinciones tentativas.

26.21 Lo mismo se aplica a los libros, textos, etc.

27 Ilusiones: considere una creencia que contradice una clasificación aceptada


de creencias en verdaderas o falsas.

27.01 Las ilusiones no afectan a los observadores paradójicos puesto que estos
ponderan, y ven las creencias como verdaderas y falsas.

27.02 Las ilusiones, sin embargo, sí que afectan a los observadores lógicos ya que
estos sólo explican y comunican, no ponderan, y consideran las creencias
como verdaderas o falsas.

27.021Consecuentemente, otros observadores (o los mismos) pueden fácilmente


ilusionarlos, individual o colectivamente.
27.1 Por ejemplo, la ilusión de diferentes observadores compartiendo los mismos
pensamientos afecta sólo a los observadores lógicos que también sufren de
ilusiones similares, tales como las que siguen: que pueden compartir sus
creencias, sus sueños, sus imaginaciones, etc., así como la misma verdad, la
misma religión, el mismo dios, etc.

27.11 Estas ilusiones, inocuas en la mente de un individuo, pueden alcanzar


proporciones pandémicas cuando, estimuladas por las jerarquías, invaden las
mentes de muchos observadores.

27.2 Privados de una educación, los humanos buscan refugio en la religión y/o en
seguir reglas para evitar la desesperación; pierden así la diversidad de sus
interacciones.

27.21 Y las sociedades reemplazan su estabilidad dinámica por una estabilidad


estática sin futuro.

28 Los humanos en sociedad: considere organismos multicelulares como las


hormigas o las abejas que aprisionan a las células vivas que las componen;
los hormigueros y las colmenas, como nuevos organismos vivos, atrapan a
las hormigas y abejas que las constituyen.

28.01 Así sucede con la creciente población de los humanos en sociedad que sirven
los objetivos de entidades hechas de humanos atrapados, predecibles y
desechables.

28.02 Estos humanos no notan estos cambios.

28.1 La mayoría, si no todas, las pasadas y presentes sociedades de humanos han


usado las jerarquías, la religión y todo tipo de persuasión para mantener sus
poblaciones bajo control, reduciendo o suprimiendo así todo el pensar, y
estimulando el seguir reglas.

28.11 Esta estrategia lleva, sin duda, a un nuevo organismo vivo que atrapará a
todos incluso a los que la propusieron y la apoyan.

28.12 Como todo organismo vivo, el nuevo organismo también encontrará la muerte
de una u otra manera (incluyendo el suicidio), llevándose a todos consigo.

28.3 Conscientes que las jerarquías las privan de su humanidad y también de sus
vidas, las mentes jóvenes deben, con coraje y cautela, rechazar, y mediante
todos los medios disponibles, prevenir o desmantelar las sociedades,
corporaciones e instituciones jerárquicas, empezando por aquéllas basadas
en riquezas acumuladas.

28.31 Esto lo pueden lograr estimulando a los humanos a pensar y conversar, a


cambiar de observadores que siguen reglas a observadores que ponderan
reglas.

29 Pensar y conversar: Lo que los observadores no pueden explicar o comunicar


lo pueden pensar y conversar, e.g., pueden hacer lo que sigue:
1 No postule nada: ni un observador, ni una distinción (e.g., objeto, suceso), ni
siquiera dimensiones (e.g., espacio, tiempo) …

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