Você está na página 1de 5

Rev Cubana Med Milit 1998;27(1):49-53

Revisión Bibliográfica

Hospital Militar Central "Dr. Carlos J. Finlay"

Triage
Cor. (R) Roberto Méndez Catasús1 My. Elvira González Salomo2

1 Especialista de II Grado en Cirugía General. Profesor Titular.


2
Especialista de II Grado en Cirugía General. Profesor Auxiliar.

No hay tarea en la actividad médico-militar y en los desastres más importantes, que


requiera más experiencia, y de cuyos resultados dependan en gran medida la vida de una
comunidad voluminosa de lesionados, que la clasificación de heridos o triage,1,2 término
militar francés, que aplicado a la clasificación de bajas masivas de heridos en las
batallas de la I Guerra Mundial, se ha utilizado a partir de entonces en las
conflagraciones militares.

Este método permite clasificar o agrupar a los heridos de acuerdo con la categoría y
calidad de sus lesiones, y se usa mundialmente ante la ocurrencia de bajas masivas
producidas durante las guerras y otros desastres.3,4,5

El objetivo del triage es agrupar grandes masas de lesionados en conjuntos lógicos, de


acuerdo con la severidad de la lesión, la necesidad de tratamiento, las posibilidades de
supervivencia con buena calidad de vida y las posibilidades del tratamiento quirúrgico
que se pueden aplicar.

Las prioridades establecidas para el tratamiento y evacuación de los lesionados6,7 se


basarán en las necesidades de resucitación cardiopulmonar, necesidades de acciones
salvadoras (quirúrgicas) de cirugía para salvar extremidades y la posibilidad intrínseca
de la herida.

El éxito del triage depende de todos los factores que actúan sobre los lesionados, del
tiempo transcurrido entre lesión triage-tratamiento del número y naturaleza de la herida,
de las condiciones del lesionado, de los recursos y del personal disponible para tratarlo.
De ahí que una clasificación adecuada conllevará una evacuación ordenada y rápida.

La clasificación o triage se le asignará al cirujano de más experiencia,8 cuya selección


adecuada debe basarse en sus cualidades profesionales y las características de su
personalidad. Ello refleja la de los test de selección de los cirujanos militares.

De inicio el cirujano designado hará la primera clasificación, que no le tomará más de


90 segundos, en la cual por apreciación clínica detectará9,10 lo que puede matar al
herido:

- Si necesita reanimación cardiopulmonar


- Si necesita cirugía como parte de la reanimación (cirugía en crisis).
- Si puede tolerar una demora en el tratamiento.
- Tiene lesiones incompatibles con la vida, o su tratamiento quirúrgico es en extremo
complejo.

Tomadas las decisiones en cada caso el clasificador volverá sobre el lesionado en una
segunda revisión, que tampoco pasará de más de 3 ó 5 minutos y definirá aspectos sobre
el tratamiento quirúrgico. Los procederes diagnósticos prolongados y complicados no
son útiles en estas situaciones en que la realidad impone rapidez.

El clasificador, hombre clave en la cadena de tratamiento, debe estar familiarizado con


la recepción de bajas masivas. Debe ser preferiblemente un cirujano general con
experiencia traumatológica y capacidad de resolver las lesiones de primera prioridad en
cráneo, tórax, abdomen, periné y extremidades, debe manejar procederes de
recuperación vital, tener sentido común, conocer la fisiopatología de las lesiones
traumáticas y su tratamiento; es decir lo que se da en llamar un cirujano-traumatólogo.

GRUPOS O CATEGORÍAS DE LESIONADOS

Los lesionados se caracterizan en tres grupos; cada uno lleva una tarjeta que los
distingue y que deben ser de distintos colores.

GRUPO I

Dentro del primer grupo hay prioridades:

Primera prioridad: los que necesitan de forma urgente o emergente atención médica que
cambiaría de forma dramática el pronóstico inmediato y/o a largo plazo del herido como
reanimación cardiopulmonar, cirugía hemostática o descompresiva, peligro inminente
de muerte que puede ser prevenible, cirugía como parte de la reanimación. Primera
prioridad en evacuación (asfixia, hemorragia,shock traumático).

Segunda prioridad: las lesiones viscerales abdominales y torácicas; las lesiones


vasculares con torniquete o sin el que necesitan reparación; las lesiones cráneo-
cerebrales con pérdida progresiva de conciencia; las quemaduras por debajo del 20 % de
superficie corporal que toman cara, manos, periné y genitales. Este grupo puede
necesitar traqueotomía, pleurotomía por sonda, clampeamientos vasculares, craneotomía
descompresiva, amputaciones en guillotina y otras. (No deberán invertirse recursos en
quemados con una superficie corporal dañada del 40 % o más).

En nuestro país se ganó en experiencia con este método lo que permitió una preparación
adecuada de nuestros médicos pues los capacitó para hacerle frente a los desastres
ocurridos.

GRUPO II

En el segundo grupo los lesionados no requieren de reanimación cardiopulmonar,


pueden valerse por sí mismos en algunos casos (ambulatorios), con lesiones menores;
no obstante deben ser revalorados porque pueden empeorar. No necesita de personal
mínimo en un área que revisará un cirujano experimentado.

GRUPO III
Moribundos o heridos tan complejos que en caso de bajas masivas no se puede disponer
de facultativos ni recursos para ellos ( a diferencia de la cirugía en tiempo de paz), ya
que impide salvar a aquellos que tienen posibilidad de sobrevivencia. No obstante deben
ser revalorados cada hora, ya que puede cambiar su valoración y hacerse salvables. Son
atendidos por internistas y supervisados por un cirujano. Estas situaciones conllevan
problemas éticos, para lo cual deben estar preparados los médicos-militares y los que
atiendan este tipo de lesionados. Debe mitigárseles el dolor y propiciarles la máxima
comodidad posible. Nunca debe abandonarse categóricamente y de forma definitiva un
lesionado.

Un mal trabajo en el triage es generador de caos, embotellamiento, mal uso de recursos


de transporte, equipos, instrumental y medicamentos, y lo que es peor, la pérdida de
vidas. De ahí la importancia de la selección y preparación de los cirujanos militares con
entrenamientos y simuladores no menos de una a 2 veces en el año.11-14

LUGAR DONDE SE EFECTÚA EL TRIAGE

Desde el lugar donde se encuentran los lesionados hasta el hospital terminal que
apoyará las acciones asistenciales se llevará a efecto la clasificación, en cada estación o
etapa de tratamiento. A la llegada a cada centro asistencial se reclasificará (retriage) y
cuando los lesionados han sido evacuados, se valorará cada hora al lugar en que se
encuentren.

PARTICULARIDADES DEL TRIAGE

- Triage telefónico

Existe una guardia de expertos en triage que orienta a médicos y paramédicos a través
de teléfonos o radio15 en el sitio del accidente. Este procedimiento puede utilizarse en
desastres ocurridos en zonas aisladas o embotelladas; más recientemente, el desarrollo
científico-técnico ha permitido la llamada tele presencia y la telerrobótica.

- Unidades móviles de triage

Pueden crearse unidades móviles de triage para acudir con una brigada a un área de
desastre donde deben actuar de forma espontánea médicos de áreas cercanas que han
acudido al lugar para reforzar el trabajo de una brigada que no da a basto por la
masividad.

- Pretriage

En casos de bajas masivas con escasos recursos humanos se hace el llamado pretriage,
que agiliza y define de forma rápida sin la profundidad del triage cuando la situación lo
impone.

Junto al oficial del triage está como parte indisoluble del equipo, la enfermera de
triage,16,17 quien auxiliará al clasificador y deberá cumplir las siguientes tareas:

- Hará el interrogatorio inicial para definir la necesidad de atención.


- Hará el pretriage, para determinar prioridades en caso de embotellamientos por
masividad.
- Se ocupará de la documentación (tarjetas con microhistoria).
- Dará la primera asistencia, ofrecerá confort y palabras de apoyo emocional al
lesionado.
- Brindará orientación a los lesionados que deben esperar en otras áreas.
- Dará atención a los familiares y les proporcionará información.
- Controlará y monitoreará a los lesionados en las áreas de espera.
- Efectuará la revaluación en área de evacuación a socorristas (triage telefónico)
que dan atención primaria.
- Orientará a los lesionados "no urgentes".
- Reclamará los exámenes complementarios.
- Llevará los protocolos de urgencia.
- Dará educación sanitaria a familiares y pacientes, si el tiempo lo permite.
- Atenderá el orden dentro de las áreas asignadas a lesionados y familiares.
DOCUMENTOS

La documentación a elaborar se caracterizará por su brevedad, deberá contener lo


esencial y no se separará nunca del herido. Debe terminar con una sugerencia para el
tratamiento futuro, muy útil a los cirujanos que lo reciben.18,20

Como conclusiones pueden plantearse que el triage es la llave que posibilita salvar el
mayor número de vidas, ante desastres naturales o provocados por el hombre. Se debe
preparar, entrenar y velar por la recalificación de los que van a enfrentar esa misión,
como una tarea permanente. Los lesionados que no requieren reanimación
cardiopulmonar, los que pueden valerse po sí mismos en algunos casos y con lesiones
menores deben ser revalorados periódicamente, porque pueden empeorar. Cada área
constará con un personal mínimo que revisará un cirujano experimentado asignado para
esta situación.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. Spirg R. Normas de atención médica de emergencia. Managua: Ministerio de Salud de


Nicaragua, 1983: 5-23.
2. Cuba. Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Cirugía de guerra. Doctrina única de
tratamiento. La Habana: MINFAR, 1969;t 1:31-91.
3. OMS, Socorro de urgencias en casos de desastres naturales. Crónica 1980;34(3):104.
4. Hiatt JR. Impact of urban dissaster on a university trauma center. West J Med 1988;148(2):225-
7.
5. Nichols RA. EMS response to a ski lift disaster in the Colorado mountains. J Trauma
1988;28(5):672-5.
6. Hady Sides G. Triage in emergency practice. St. Louis: Mosby, 1996:47-77.
7. Percival H. Preparación para desastres: un plan para hospitales del Golfo. Foro Mund Salud
1985;5:62-8.
8. Haynes BE. Role of a Hospital team at an industrial explosion. Am J Emerg Med 1988;6(3):260-
5.
9. Basona G. American critical care team at a foreing disaster site: the american experience. Crit
Care Med 1989;17(6):582-5.
10. Sheng Y. Medical support in the transhan earthqueke: a review of the management of mass
casuality and certain major injuries. J Trauma 1987;27(10):1130-5.
11. Cowan ML. Medical simulation for disaster casuality managemen training. J Trauma 1988, 28(1
Suppl): 178-82.
12. Goldman B. Spectator events: medical preparation a must. Can Med Assoc J 1988; 138(2):164-5.
13. Castañer Moreno J. Síndrome de aplastamiento: consideraciones clínicas y aseguramiento
médico. Rev Cubana Med Milit 1995; 24(1):44-53.
14. Savage PEA. Planeamiento hospitalario para desastres: México, DF: Editorial Harla, 1989:26-
38.
15. Niemtow RC. Amateur radio comunications and the National Disaster Medical Syustem. Milit
Med 1987;152(12):622-5.
16. García M. Enfermería en desastres: planificación, evaluación e intervención. México DF:
Editorial Harla, 1989:52-69.
17. Cohen R. Manual de atención de salud mental para víctimas de desastres. México, DF: Harla,
1989:
18. Rich V. Soviet Worries about nuclear safety after Chernobyl [news]. Nature
1988;3334(618):373.
19. Leads from the MMWR tornado disaster-Texas. JAMA 1988, 260(10):1364.
20. Efimov IP. Characteristics of fatal trauma in the eye of a tornado. Sud Med Ekspert
1987;30(4):27-9.

Recibido: 21 de abril de 1997. Aprobado: 13 de julio de 1997.

Cor (R). Roberto Méndez Catasús. HMC "Dr. Carlos J. Finlay". Calle 114 y Avenida 31.
Marianao, Ciudad de La Habana, Cuba.

Você também pode gostar