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EL DIABLO: ¿ES UNA

PERSONA NO
HUMANA?
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El Diablo: ¿Mito o Revelación Divina?

Mucho se ha hablado del diablo y de sus ángeles en la religión


cristiana, y aun, en las no cristianas. Si hay algo que tienen en
común las religiones del mundo, es sobre la creencia en la
existencia de poderes espirituales maléficos y benéficos. No
obstante, hay quienes sostienen que la fe en el diablo es pura
superstición, y por tanto, es una creencia originalmente pagana.
Pero, ¿podría ser la creencia en el diablo y los demonios pura
superstición pagana, sólo por el hecho de que los paganos creían en
ellos? Es bien sabido, por ejemplo, que las religiones paganas
tienen dentro de sus tradiciones, la existencia de un diluvio
universal. ¿Diremos, entonces, que el diluvio es pura
superstición o una mitología pagana, simplemente porque los
paganos Mayas, Asirios, etc, lo aceptaron o creyeron? Además,
¿diremos que los sacrificios de animales del Antiguo
Testamento tienen un origen pagano sólo porque los paganos
también ofrecían animales en sacrificio a sus dioses? Si, los
hebreos también ofrecían sacrificios de animales a Su Dios, pero
ello no quiere decir que los hebreos eran paganos. Los Incas
creyeron que una pareja de esposos fundaron el Imperio Inca.
Es decir, que dos personas (Manco Cápac y Mama Ocllo) dieron
origen a la raza Inca. ¿Diremos que la historia de la primera pareja
humana: Adán y Eva, tiene un origen pagano, simplemente porque

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los Incas paganos también creyeron que una pareja de esposos
fundó su imperio?

Lo cierto es que la Biblia habla del Diablo como una persona


cósmica que tienta, seduce, miente, asesina, arrebata, engaña,
confunde, contradice, etc. Negar esta verdad es negar la inspiración
de las Santas Escrituras, las cuales nos hablan de un ‘Satan’ (en
Hebreo= el obstructor” ) o ‘diabolos’ (En Griego = ‘Diablo’ =
adversario, calumniador). En el Nuevo Testamento el príncipe
de este mundo de espacio (kosmos), y de tiempo (aión), es el
diablo; en contraste con Jesús, cuyo reino no es de este mundo.

Apelativos del Ángel Caído


El apelativo más usado para el diablo es “espíritu maligno”,
nombre que sumado a su forma singular y plural se halla 76 veces.
Luego sigue con 63 casos y casi siempre en plural el término
“demonio”, del griego daimónion, y que indicaría la acción
maléfica que inyectan esos malos espíritus en oposición a los
buenos ángeles. También aparecen “Satanás” y “diablo” 36 veces
cada uno. Estos son los 4 nombres más usados en el Nuevo
Testamento para señalar a los malos ángeles en 211 textos bíblicos.
Y sumado a esas 211 citas donde aparecen esos 4 términos para los
ángeles caídos, hay por lo menos otros 300 textos bíblicos donde
aparecen indistintamente los nombres acusador, dios de este
mundo, el enemigo, el tentador, el malvado, homicida desde el
principio, padre de la mentira, pecador desde el principio, príncipe
de este mundo, serpiente, espíritu malo, espíritu inmundo, espíritu
impuro, etc.

El Diablo Según los Teólogos Contemporáneos


El Diablo, según las Escrituras, pretendió hacer caer a Cristo en el
desierto, pero fracasó. Pretendió que Cristo fuera asesinado
reiteradamente y busca que sus seguidores se rebelen contra la

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autoridad de Cristo. También se le presenta como aquél que
obsesiona y posee a los hombres, e induce al pecado. Se puede
afirmar, como dice Jeffrey Burton Russell, que hay una
“experiencia del Diablo”, así como existe una “experiencia
de Dios” (1). También Burton Russell añade: “Negar la existencia
y la importancia central del Diablo en el cristianismo es
contravenir las enseñanzas apostólicas y la evolución histórica de
la doctrina cristiana...Si el Diablo no existe, entonces el
cristianismo se ha equivocado totalmente en un aspecto central,
desde sus inicios”. (1b)

Por su parte, el reconocido teólogo católico, Corrado Balducci,


dice sobre el Diablo, lo siguiente: “Puesto que el demonio
pertenece a las verdades reveladas, no es algo opcional, es decir,
un algo que podemos descartar, sino una verdad que debemos
creer, porque desgraciadamente existe; ciertamente no por culpa
nuestra y menos porque lo ha querido Dios, sino sólo y
exclusivamente por culpa suya, que en plena libertad de ángel de
la luz se convirtió en ángel de las tinieblas” (2).

El Teólogo D. Zähringer dice del Diablo lo siguiente: “Desde su


primer comienzo y con creciente seguridad ella (la revelación)
afirma la existencia de espíritus malignos” (3) Y como dice el
teólogo E. Bortone: “Para quitar a Satanás de la Sagrada
Escritura habría que rasgar muchas páginas del Antiguo
Testamento, y muchísimas del Nuevo, con el resultado de que se
harían ininteligibles”. (4) K. Kertelge escribió: “No hay duda de
que Jesús, sus discípulos y los autores de los escritos del Nuevo
Testamento tuvieron en cuenta la existencia del diablo y de los
demonios”(5). El teólogo A. Winklhofer afirmó estar convencido
de que el testimonio de la Escritura nos obliga a admitir la
existencia de “espíritus personales malos”. En su libro
Schweizerische Kirchenzeitung nos dice que la redención de
Cristo carecería de sentido si no existiera el diablo. Él estaba
convencido, como lo cita en su Traktak, haciendo referencia a A.

3
Lefévre, que “Es difícil creer en Cristo sin creer al mismo tiempo
en su adversario, el demonio”.

La creencia de un poder Satánico que se opone al poder Divino no


es de origen pagano o Persa. El dualismo Persa supone a dos
entidades divinas y eternas que se oponen entre sí en una
infinita pugna entre ellas: El dios bueno Ahura Mazda enfrenta los
ataques de los daevas (demonios), siendo el principal Anro
Mainyus (Arriman), el cruel espíritu malo, demonio entre los
demonios---Daevanam Daeva--- que combate incesantemente a
Ahura Mazda y sus “fieles servidores” como Zoroastro (6). Pero en
el cristianismo, este dualismo es moderado, pues considera al
Diablo como no eterno y sujeto a la voluntad del Eterno buen Dios.
Este Diablo bíblico y sus demonios serán finalmente vencidos y
destruidos para siempre (Apocalipsis 20: 10, Hebreos 2: 14). En
otras palabras, Dios es más poderoso que el Diablo, aunque a éste
se le permite un cierto grado de libertad para probar a los hombres
con tentaciones y desgracias físicas y espirituales (Hechos 10: 38).
Sin duda, el hombre no es tentado por Dios, pues Él, ni tienta, ni es
tentado por nadie (Santiago 1:13). Esa función sólo le compete al
Adversario y Obstaculizador----Satán, el singular enemigo de Dios
y Su creación.

El Diablo, El Primer Pecador de la Historia


Juan dice que el Diablo ha estado pecando desde “el principio”:
“...porque el Diablo peca desde el principio...” (I Juan 3:
8). Aquí hay pues un misterioso personaje que peca desde el
“principio” de algo. En la Biblia encontramos esa palabra en
Génesis 1:1: “En el principio creó Dios los cielos y la
tierra”. Entonces se podría suponer que el Diablo viene pecando
contra Dios desde el principio de la creación de los cielos y la tierra
(universo), lo cual supondría que él no es una criatura humana
sino angélica que vive desde hace millones de años.
Recordemos que la vida humana fue muy posterior a la creación

4
del universo. En Apocalipsis 3:14 se habla del “principio de la
creación de Dios”, de modo que la palabra “principio” tiene
relación con el inicio de la creación del universo. Por otro lado,
recordemos que Jesús afirma que el Diablo ha sido homicida
desde el principio (Juan 8: 44), haciendo referencia a la
creación del Génesis, cuando Abel es asesinado por Caín, un hijo
del diablo (1 Juan 3:12). De modo que “principio” puede referirse a
la creación del universo, o bien, al principio de la creación
humana en la tierra. Si comparamos 1 Juan 3:8 con Juan 8:44,
llegaríamos a concluir que “principio” se refiere a la creación
humana: Adán y Eva, y cuando éstos engendran a sus dos primeros
hijos. Si este es el caso, este personaje, como diablo, no tiene
menos de 4 mil años de edad.

Es claro que el diablo es un personaje antiguo, de larga data, pues


Juan escribe: “Y fue lanzado fuera el gran dragón, la
serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual
engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus
ángeles fueron arrojados con él” (Apocalipsis 12:9). “Y
prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo
y Satanás, y lo ató por mil años” (Apocalipsis 20: 2).
.
Lo Que Los Padres Apostólicos Creyeron del
Diablo

Los Padres de la Iglesia se inclinaron decididamente por definir al


Diablo como un ángel rebelde y caído. Entre los años 94 y 97 DC,
Clemente I, obispo de Roma escribió su carta a la iglesia de
Corinto, la cual estaba dividida en facciones. En ella Clemente
anhelaba la unidad y la reconciliación, así como el perdón de sus
pecados que habían cometido “a instancias del adversario”.
Aquí se puede ver una primera mención de un diablo que incita a
los creyentes y los divide (7).

5
Las cartas de Ignacio, obispo de Antioquia, martirizado en el 107
DC, son interesantes. Para él el Diablo era el “soberano de esta
época”. Habló del conflicto entre los aeones antiguos y los nuevos,
entre el reino de este mundo y el reino de Dios. Él sostuvo que el
eón o época actual, es perverso; ha sido gobernado por la maldad
desde la caída de la primera pareja en Edén. No obstante, la
Encarnación ha arrebatado el poder de este antiguo eón, que será
destruido finalmente por la parusía, o la segunda venida de Cristo.
Jesucristo introducirá un nuevo eón, una nuera era donde habrá
una renovación total del mundo y sus habitantes (8). También
Ignacio sostuvo que existen huestes de ángeles. Algunos son
malignos y siguen al Diablo. Creyó que Dios siempre limitaba el
poder y la sabiduría de Satanás.

La “Epístola de Bernabé” escrita entre los años 117-119 DC,


Bernabé hacía de la lucha entre dos senderos opuestos o de dos
reinos. Sostenía que la actual era o mundo es perversa y que está
bajo el control del Diablo. En cambio, sostenía que la parusía de
Cristo acabará con el reino diabólico para dar paso al reino de
Cristo donde imperará la justicia. Enseñó que los ángeles hicieron
su elección, y algunos se fueron al mal y con el Diablo, y se
convirtieron en ángeles de las tinieblas. Otro grupo más numeroso
hizo su elección por Dios, los cuales son los ángeles de la luz.
Bernabé sostenía que los ángeles de las tinieblas seducen a los que
andan en la luz para llevarlos a las tinieblas, y separarlos del reino
futuro de Dios. Él enseñó que el Diablo obsesiona, y posesiona a
los hombres para enajenarlos y trata de torcer las voluntades.

San Policarpo, obispo de Esmirna, martirizado cerca del año 156


DC, habló de múltiples planes que urde el Diablo contra los
mártires, y el uso de torturas prolongadas para hacernos renegar
de la fe. Decía que si bien el Diablo actuaba en nuestros corazones,
también lo hace el Espíritu Santo. Policarpo decía que “quien
tuerza las palabras de Cristo para acomodarlas a sus propios
deseos y diga que no hay resurrección ni juicio es el primogénito

6
de Satanás”. Policarpo creyó que se puede “pertenecer a Dios”, o
sea, los creyentes; o “pertenecer al Diablo”, o sea, los herejes.

El Pastor de Hermas, escrito en 140 DC, y primer libro cristiano


de interés pastoral; el cual tuvo valor de inspirado en la segunda
mitad del siglo II, hace hincapié a la batalla entre los espíritus
buenos y malos en el corazón humano. Hay dos caminos, uno recto
y otro sinuoso; y dos ciudades, la ciudad del Señor y la ciudad de
aquellos que se oponen.

El Diablo Según Justino Mártir

Justino fue el primer padre apologético, y un gran teólogo


cristiano. Él fue el primero en tratar el asunto del mal en términos
teológicos, y por tanto, ejerció una influencia enorme durante
siglos. La “conciencia del elemento demoníaco en el universo fue
central en la cosmovisión de Justino” (9).
Tanto para Justino y los cristianos del siglo II, Cristo y la iglesia
habían entablado una batalla cósmica
Con el Diablo y sus huestes. Por cierto que Justino era un fiel
creyente en los ángeles como criaturas espirituales. Justino creía
que Dios designa una nación, área o persona a cada ángel para que
rijan el mundo, y el deber de los ángeles es obedecer a Dios, de lo
contrario pecan. Para Justino, los gigantes pecadores fueron
ángeles de las naciones que faltaron a su deber. Justino no es claro
sobre la naturaleza de su pecado, pero creía bastante en la teología
de los gigantes lujuriosos. Justino aceptó la creencia apocalíptica
de que gigantes engendraron hijos con mujeres humanas. Para él
existen dos tipos al menos de espíritus malignos fuera del Diablo:
Los ángeles caídos y los hijos que éstos engendraron. Pero en el
siglo V desapareció esta creencia de Justino. También Justino
equipara al Satanás del AT con la serpiente del Génesis. Creyó que
Satanás es el tentador de Adán y Eva, el tentador de Jesús, la
serpiente y el príncipe de los demonios. El poder de Jesús se
contrapone al poder Satánico, cuya destrucción, para Justino, es

7
una de las principales funciones de la obra de Cristo (Dial. 78, 116:
El poder---dynamis--- del Diablo contra el dynamis de Cristo).

Justino sostiene que el Diablo supo desde el comienzo de la pasión


de Cristo que su condena era inevitable, aunque ha seguido
luchando vanamente contra su fatal destino, tratando de destruir la
obra salvadora de Cristo en la iglesia. Y lo que hace no tiene perdón
porque el diablo no tiene la capacidad ni la voluntad para
arrepentirse. También Justino cree que el Diablo tentó a Cristo,
pero al no lograr corromperlo, se ha dirigido a obstaculizar su obra
dividiendo a la comunidad cristiana y conduciendo a los cristianos
al pecado. El Diablo, decía él, se vale de nuestras debilidades, de
nuestras vidas irracionales, de nuestro apego a las cosas
mundanas. El creyó que el Diablo se vale de muchos medios para
socavar nuestro amor y fidelidad a Cristo. Provoca sueños y
visiones para confundirnos y dominarnos. Los demonios nos hacen
confundir las malas leyes con las buenas. También creyó que los
demonios nos poseen, que causan enfermedades y la locura. Nos
enseñan pecados y nos inducen a practicarlos (Dial. 105). También
creía que el instrumento más terrible del Diablo es la persecución.
Creía que las autoridades que juzgan y condenan a los cristianos
están influenciados por los demonios.

La Serpiente Antigua
En el Génesis aparece la figura de la serpiente, el animal más
astuto que existía en ese entonces cuando Dios creó a la primera
pareja humana. Pero para ser justos, es verdad que las palabras
‘Satanás’ y ‘diablo’ no aparecen en este primer libro de la Biblia,
aunque en el libro de Apocalipsis la serpiente viene a ser diablo y
Satanás (Apocalipsis 12:9; 20:2). Pero, ¿sería esta afirmación una
prueba definitiva de que no existe un ángel caído? No
necesariamente. No obstante, los que niegan la existencia de un
Satanás demoníaco y espiritual, sostienen que quien tentó a Eva no
fue, ni un hombre, ni un ángel, sino un animal astuto llamado

8
serpiente. Pero nos resulta muy extraño que la habilidad de hablar
y razonar la pueda poseer algún animal que no está hecho a la
imagen y semejanza de Dios. Una simple serpiente hablante y
pensante nos resulta difícil de creer y aceptar, salvo que esté
poseída, o sea una encarnación de un espíritu impuro.

De todos modos esta serpiente pudo hablar con Eva y tentarla para
que desobedeciera a Dios. No sabemos si esta serpiente estuvo
poseída por el demonio, o fue el demonio transformado en
serpiente. Pero como dice Giovanni Papini: “La primera
apariencia que Satanás cobró en sus encarnaciones terrestres fue
la de la serpiente.” Luego dice: “En una de sus visiones, Isaías vio
dos serafines con seis alas, que estaban junto al Señor. Pero
nosotros sabemos que la palabra saraf significa en hebreo “que
quema” y también “serpiente”; y el mismo Isaías la emplea en el
sentido de dragón. Es probable, pues, que el nombre de los
Serafines—el orden más elevado de los ángeles—derive de saraf,
que significa también serpiente” (10). Lo interesante del caso es
que finalmente la serpiente es sentenciada a arrastrarse sobre su
vientre, y a comer polvo de la tierra (Génesis 3:14). Nada se dice
que sería castigada con la mudez, lo cual resulta extraño, pues al
principio la serpiente hablaba y hoy ninguna de ellas puede hablar.
Pregunto: ¿Por qué no hablan las serpientes hoy si no se las
condenó al mutismo? Esto me lleva a creer que la serpiente fue sólo
un instrumento de Satanás, el cual, a través de ella, habló a Eva. El
hecho que las serpientes se arrastren tiene como finalidad el
recordarnos lo que ocurrió en Edén, y de cómo Dios humilló al
tentador por haber hecho lo que hizo en contra de la raza humana.

“El Príncipe de este Mundo”

En Juan 16:2, Jesús se refiere a un personaje que lo llama: “El


Príncipe de este mundo”(el cual) “ha sido ya juzgado”.
Por cierto que nuestro Señor no estaba hablando de sí mismo,
puesto que también él dijo: “...porque viene el príncipe de

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este mundo, y él nada tiene en mí.” (Juan 14: 30). Además,
Jesús dijo que “Mi reino no es de este mundo” ( Juan 18: 36).
Entonces, es claro que él hablaba de alguien más, alguien que tiene
autoridad en este cosmos, y en esta era maligna. Además, este
personaje se caracteriza por haber sido ya juzgado. Este hecho
indicaría que no es un humano, puesto que los humanos serán
juzgados cuando Cristo regrese por segunda vez en persona a este
mundo (2 Timoteo 4:1, Hechos 17:31).

La palabra griega para “Príncipe” en Juan 16:2 es “archon”, que


significa literalmente un gobernante político. Como comenta
Burton Russeell: “La palabra griega “archon” significa jefe,
dirigente, general o soberano. Quizá la mejor traducción sea el
tradicional “príncipe”, del latín princeps, “cabeza principal”, “jefe”
o “soberano”. Por el uso que hace del N.T del término “arconte de
esta era” y por los demás escritos de Ignacio, puede verse con
claridad que archön tou aiönou equivale a diabolos “el Diablo” y
Satanás a “Satán” (11). Esto quiere decir que Satanás controla los
sistemas políticos de esta tierra. Hay un ejemplo de esto en el libro
del profeta Daniel, quien recibió una visión profética la cual no
pudo interpretar. Entonces Daniel oró a Dios con la esperanza que
recibiría el significado de la misma. Daniel tuvo que orar 21 días y
entonces se le apareció el ángel del Señor, quien le dice que fue
enviado por Dios para revelarle el significado de la visión. El ángel
le dijo a Daniel que él fue detenido u obstaculizado de una manera
inusual por “El príncipe del reino de Persia” durante 21 días
(Daniel 10: 13). En ese entonces el Reino Persa gobernaba el
mundo, y era la potencia mundial de turno. Pero no fue un mero
hombre que se interpuso al ángel de Dios, sino otra criatura capaz
de enfrentarlo, un ángel caído, uno de los generales de Satán quien
controlaba al príncipe de Persia. Este poderoso espíritu detrás del
príncipe de Persia se interpuso al ángel de Dios por tres semanas,
hasta que Dios mandó a Miguel, uno de sus ángeles principales,
para vencer al demonio y permitir el paso del mensajero de Dios
hacia Daniel.

10
No obstante, hay quienes niegan la existencia de demonios siendo
“creyentes en Cristo”, los cuales dicen que quien se opuso al ángel
del Señor fue un hombre con poder, el rey de Persia de turno
(¿Ciro?). Pero: ¿Realmente sólo un arcángel pudo vencer a un
hombre mortal? Resulta extraño. Además, resulta raro que un
hombre pueda oponerse a un ángel de Dios (quien es más que un
hombre) por 3 semanas y no poder vencerlo, salvo con el auxilio de
Miguel, uno de los principales príncipes celestiales.

En Efesios 6: 12 Pablo confirmará nuestra posición doctrinal


cuando dice: “Porque no tenemos lucha contra carne y
sangre (humanos), sino contra principados, contra
potestades, contra los gobernantes de las tinieblas de
este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las
regiones celestes”.

Aquí hay una clara distinción entre los poderes humanos, y los
poderes maléficos (no humanos o espirituales) en las regiones
celestes. Por tanto, quienes niegan a los espíritus angélicos caídos
debieran explicarnos qué quiso decir Pablo con “huestes
espirituales de maldad en las regiones celestes”.
Obviamente no pueden ser humanos en posiciones de poder y
autoridad, pues Pablo comienza aclarando que contra los humanos
no es nuestra batalla.

“El Príncipe del Poder del Aire”

Aquí tenemos otra descripción de Satanás como “El Príncipe del


poder del Aire” (Efesios 2: 2). La palabra “aire” es la misma
para referirse al aire que respiramos, el aire de nuestra atmósfera.
Este texto tiene relación con Efesios 6:12 (“poder del aire”=
“huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”). Aquí no
se habla de “tendencias pervertidas en el corazón de los hombres”
o de “inclinaciones pecaminosas humanas”, sino de un espíritu

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(“el Príncipe del poder del aire” o “El Príncipe de la atmósfera”)
que opera o actúa en los hijos desobedientes.

La interpretación que se da al aire o atmósfera puede ser tanto


literal y simbólica. Literal, porque el Diablo y sus demonios saturan
nuestra atmósfera con su maléfica influencia. Él está dando vueltas
por la tierra, de arriba abajo, para hacer maldades y provocar el
caos. El sentido de su presencia se deja sentir hasta en el aire que
respiramos. Todo está contaminado y saturado de maldad. En la
atmósfera terrestre el Diablo se mueve con sus demonios. Están
muy cerca de nosotros de lo que podemos imaginar, su accionar se
hace patente en las extrañas manifestaciones en el aire (ovni,
levitaciones, apariciones en el cielo, espíritus fantasmales, luces
extrañas, poltergeist, voces celestiales, ángeles de luz, etc). Sí, el
Diablo está metido en nuestro mundo, y él es el poder tras el trono
de los gobiernos del mundo. El Diablo ha contaminado el mundo
con sus filosofías diabólicas, con sus ideales mundanos y vanos,
etc. Si, “Nuestra atmósfera está enrarecida con su influencia
ponzoñosa”. Estamos respirando “aire de esclavitud y de maldad”.

Sin duda Pablo está hablando de un poder que está fuera de uno
pero que de alguna manera influye en el sentir interior de los
hombres, penetrando en sus pensamientos, actitudes, valores,
aspiraciones, etc. De modo que podemos decir que el Diablo es
supramundano, pero mundano en su accionar.

“El dios de este Siglo”

Otro de los títulos para Satanás es: “el dios de este mundo” (II
Corintios 4: 4). Según Pablo, un individuo con poder en este
mundo ha logrado obscurecer las mentes de los hombres para que
no crean en el evangelio de Jesucristo. ¿Quién puede ser este
personaje endiosado que ha logrado engañar al mundo entero (1
Juan 5:19)?. Que sepamos, ningún hombre en la época de Jesús
engañó al mundo con su maléfica influencia para oscurecer el

12
evangelio de Cristo. Sólo el Diablo, el superángel caído, si lo ha
logrado parcialmente, introduciendo falsas corrientes filosóficas y
religiosas que han confundido a millones, como por ejemplo, el
llamado “gnosticismo” del los primeros siglos de la Era Cristiana, y
más adelante, la teoría de la Evolución, la moral relativa, etc
(Colosenses 2: 8).

Satanás quiso ser Dios, y rebelarse contra Su Creador para recibir


la adoración de los ángeles y hombres. Por eso Pablo lo llama como
“el dios de este mundo malo”, lo que significa que él tiene
seguidores y adoradores. Las religiones falsas son del Diablo, y los
que se unen a esas religiones se unen al Diablo. Las doctrinas que
allí se enseñan Pablo las denomina “doctrinas de demonios” (1
Timoteo 4: 1).

Es interesante destacar que sólo hay un Dios verdadero, pero


también hay un falsificador, un usurpador que funge como “dios”.
Pablo no dice en su Primera Epístola a Timoteo que hay “dioses de
este mundo” sino uno (en singular): “El dios de este mundo”. Esto
indicaría que hay un solo dios perverso en este mundo impío quien
es el responsable de todo el mal en la tierra. Si Pablo tenía en
mente a los hombres con autoridad y tiranos cuando se refería al
“dios del mundo”, entonces él hubiera hablado en plural, y no en
singular. Él habló de UN solo dios de este mundo o siglo malo y no
más. Pablo no tenía en mente al César del Imperio Romano, ni a
ningún otro tirano de la historia, sino a un ángel caído que tiene la
astucia suficiente de engañar a todo el mundo con sus mentiras a
fin de que los hombres no crean en el evangelio y se salven (Véase
también Lucas 8: 11,12).

“Vuestro Padre: El Diablo”

El diablo es presentado en el Nuevo Testamento como un padre


que tiene hijos que están sujetos a él y hacen lo que él dice. Cuando
Jesús les dijo a los fariseos: “Vosotros sois de vuestro padre

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el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer...”
(Juan 8: 44), lo que tenía en mente es el hecho que hay hombres
que se convierten en hijos del diablo porque hacen la voluntad del
Diablo. También Jesús afirma que el diablo ha sido “homicida
desde el principio”. Sí, desde el principio de la creación del
Génesis, el diablo indujo a Caín a matar a su hermano Abel. Ahora
nótese que dos versículos más adelante (v.10) Juan dice: “En esto
se manifiestan... los hijos del diablo: Todo aquel que no
hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios”.
Es evidente que todos los que hacen cosas injustas son del Diablo, y
están en contraposición con aquellos que son de Dios, los que
hacen cosas justas. Los justos son hijos de Dios, y los injustos, hijos
del Diablo. Dios es una Persona, y también el Diablo. Ambos tienen
sus seguidores, y ambos son “Padres”. Los impíos obedecen y
adoran al Diablo, en cambio los justos sirven y adoran a Dios.

En 1 Juan 3: 8 el apóstol dice: “El que practica el pecado es


del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para
esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras
del diablo”. Aquí tenemos a un diablo que peca o que continúa
pecando desde el principio, y que tiene influencia sobre los
hombres para hacerlos pecar. Este es un diablo que vive sin
envecejecer desde hace muchísimo tiempo, cuando muchos seres
humanos longevos ya han muerto hace muchísimo tiempo, como
por ejemplo, Matusalén. Ahora, Juan no dice que el que peca es
un diablo, sino más bien, es del diablo. Esto es muy interesante,
pues indica que el pecador le pertenece a otra persona a la cual
sirve y hasta adora, conciente o inconscientemente. Sin embargo, si
una persona opta por no pecar para vivir como Dios manda, ésta le
pertenece a Dios. Por eso Juan dice: “Sabemos que somos de
Dios, y el mundo entero está bajo el maligno” (1 Juan 5:
19).

Como se puede ver, Juan habla que la mayoría de la gente es del


diablo, y una minoría de ella es de Dios. Uno le puede pertenecer al

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diablo o bien a Dios. Todo depende de si practicamos el pecado o
no. Si el diablo no existe, entonces el pecador en realidad no le
pertenece a nadie, pues el diablo sería simplemente un sinónimo
del mal, o una personificación del pecado como algo contrario al
bien. Y también tendríamos que concluir que el hombre justo no le
pertenecería a un buen Dios, pues Éste sería simplemente un
sinónimo del bien, o una personificación de la justicia y de la
rectitud.

El Diablo Incógnito

Barnhouse afirma que la estratagema más inteligente del Diablo


es hacer creer que él no existe (‘La Guerra Invisible’). El Diablo
busca que las hombres nieguen su existencia, y de ese modo
hacerles creer que el principal enemigo de ellos es el hombre
mismo. Esto sería peligroso de existir verdaderamente un ángel
caído poderoso y sutil. Por su parte, el teólogo D. Zähringer bien
ha dicho: “...el primero y mayor ardid del demonio consiste en
negarse a si mismo. Donde su duda de su existencia o se niega
ésta, se le ofrecen los mejores presupuestos para una acción
eficaz”.

Sin duda, Satanás se esconde detrás de la música ‘Rock’ con sus


mensajes subliminales que incitan al suicidio, al crimen, a la
infidelidad, al satanismo, etc. También está detrás de las religiones
falsas que endiosan al ser humano y niegan su necesidad de
redención. También está detrás del arte, en especial de las
pinturas, el cine, etc. En cuanto a las filosofías, éstas están
saturadas de materialismo y ateísmo. Millones han sido seducidos
por los “grandes intelectuales” de la ciencia, y de las corrientes
filosóficas de este siglo. Pablo habló de filosofías demoníacas que
engañan a los incautos. Y finalmente, el diablo se esconde detrás de
las apariciones fantasmales y fenomenales ( en la forma de ángeles,
vírgenes, extraterrestres, etc) trayendo mensajes supuestamente de
Dios o de entidades superiores de otras dimensiones. Estas son sus

15
palabras: “Pero el espíritu dice que en los postreros
tiempos algunos apostarán de la fe, escuchando a
espíritus engañadores y a doctrinas de demonios” (1
Timoteo 4: 1).

Satanás el Diablo: ¿Personificación del mal?


Hay una corriente moderna de teólogos católicos y protestantes
que niega la existencia de un diablo personal cósmico y espiritual.
Tales exegetas bíblicos sostienen que la creencia en ángeles caídos
o también llamados “demonios”, es un mito medieval y de origen
pagano. Para el teólogo R. Bultmann, las figuras cósmicas como
ángeles o demonios, no les compete una realidad, pues las
considera unas figuras míticas. Para Bultmann el pecado es
puramente un asunto del hombre. Cuando la Biblia, dice él, habla
de “la esclavitud bajo el pecado” (Juan 8:34) quiere decir
“esclavitud bajo el diablo” (1 Juan 3:8). Para él, el pecado y el
diablo son sinónimos. Es decir, cuando uno peca, uno se convierte
en diablo. El diablo para Bultmann es nuestro pecado, o nuestra
desobediencia a Dios.
Para el teólogo católico Herbert Haag, el diablo es la
personificación del mal. Él escribe: “Satanás es la personificación
del mal, del pecado. En todos los pasajes del Nuevo Testamento en
los que aparece el nombre de Satanás o del diablo, podemos
tranquilamente cambiar esos términos por ‘el pecado’ o por ‘el
mal’... La misma función queda resuelta en el vocabulario de Juan
con el término ‘mundo’ (Juan 15: 18i; 17: 14). El Nuevo
Testamento utiliza, en fin, alternativamente y con el mismo
significado los términos Satanás, diablo, mundo, pecado, mal”.

Pero el razonamiento de Bultmann, de Haag, y de muchos de sus


seguidores es peligroso, ya que de igual forma podríamos
comparar, por ejemplo, Lucas 13:18 con Lucas 7:31, y llegaríamos a
una conclusión erradísima por cierto. Veamos lo que nos dicen
estos dos textos lucanos:

16
“Y dijo el Señor: ¿A qué, pues, compararé los hombres de
esta generación, y a qué son semejantes?”

(Lucas 7:31)

“Y dijo: ¿A qué es semejante el reino de Dios, y con qué lo


compararé?” (Lucas 13:18).

Entonces, si razonamos como lo hacen Bultmann y Haag,


tendríamos que concluir que ‘el reino de Dios’, y ‘los hombres
de esta generación’ son expresiones equivalentes. Pero: ¿Podría
alguien creer que el reino de Dios esté compuesto por los hombres
incrédulos de este mundo? Imposible!.

También podemos hacer ese mismo artificio con Santiago 4:7 y 1


Pedro 2:13. Veamos lo que dicen estos dos textos:

Santiago 4:7: “Someteos, pues, a Dios...”

1 Pedro 2:13: “Someteos... al rey como a superior.”

Al comparar estos dos textos: ¿Sería lógico concluir que “someterse


a Dios” es equivalente a “someterse al rey de una institución
humana”?¿Era el rey humano Herodes---Dios?¿Es Dios una
“institución humana”? Imposible.

Comparemos ahora Romanos 16:16 con 1 Timoteo 3:15 para ver


qué resulta:

“...las iglesias de Cristo os saludan” (Romanos 16:16).

“ .. la iglesia del Dios viviente” (1 Timoteo 3:15)

17
Si comparamos ambos pasajes llegaríamos a la conclusión de que
Cristo es el Dios viviente. Pero esta conclusión contradeciría lo
dicho por Jesús en Juan 17:3 en el sentido que sólo el Padre es el
único Dios verdadero y vivo.

Por su parte, P. Schoonenberg no nos habla de poderes


personales, sino de poderes “personalizados” del pecado y de la
muerte. Schoonenberg usa como sinónimos la “esclavitud del
pecado” y “esclavitud del diablo” como lo planteó Bultmann.
De modo que hay una corriente de teólogos cristianos que niegan la
existencia de poderes personales espirituales, los cuales, nunca
fueron negados por la iglesia en los primeros tres siglos de la Era
Cristiana. Incluso en el Edad Media se intensificó dicha creencia
aunque mucho de ella fue distorsionada y mitificada con ideas
paganas.

No obstante, la gran mayoría de creyentes católicos y protestantes


cree en la existencia del diablo como una figura supramundana,
cósmica, angélica, y maléfica. Entre los teólogos que son los
grandes exponentes de un diablo personal están Karl Barth,
Paul Althaus, Emil Brunner, Otto Weber, Hans Kung, D.
Zähringer, Conrado Balducci, A. Winklhofer, J. Burton
Brown, y muchos otros de renombre.

El problema de personalizar o personificar al diablo es que con


igual criterio podemos personificar la ‘justicia’ con el término
‘Dios’. Podríamos decir, por citar un ejemplo, que ser “siervos de
Dios” (Santiago 1: 1) es lo mismo que decir “siervos de la
justicia” (Romanos 6: 18). Es decir, podríamos concluir que Dios
es la personificación de la justicia y no necesariamente una
Persona Divina Todopoderosa y Eterna. No obstante, Haag,
Schoonenberg, y Bultmann se escandalizarían con esta lógica
conclusión, pues ellos jamás pretendieron negar la existencia de un
Dios personal y Todopoderoso en sus escritos.

18
Por otro lado, los proponentes de la personificación del mal
sostienen que pueden haber muchos ‘Satanases’, y muchos ‘diablos’
humanos. Por ejemplo, Herbert Haag recurre a 1 Samuel 29: 4
para demostrar que el rey filisteo Aquis, al querer llevar a la guerra
al rey David, se convirtió en adversario (Satán) de él en la
batalla. Para Haag, y no le restamos razón, todo individuo que se
oponga a Dios es adversario (Satán) de él. Además, Haag recurre
a 1 Reyes 11: 14, 23, 25 para demostrar que el mensajero de Jehová
se convirtió en Satán cuando estorbó el paso a Balaam. Y también
es cierto que en el Nuevo Testamento, tanto Judas Iscariote, como
Simón Pedro, son llamados ‘diablo’ y ‘Satanás’ respectivamente
(Ver Juan 6: 70 y Mateo 16: 23). El hecho de que hombres hayan
fungido de ‘Satanes’ o de ‘diablos’ no quiere decir que no exista un
diablo mayor y espiritual que actúa adversamente a los dictados de
Dios, pues también hubo hombres santos que fungieron de ‘Dios’,
como Moisés (Éxodo 7: 1), los jueces de Israel (Juan 10: 34), e
incluso Jesucristo (Juan 1: 1), y sin embargo, este hecho no anula la
existencia de un Dios Todopoderoso, Espiritual, Justo y Eterno.

El teólogo y exegeta bíblico Settimio Cipriani dice de Herbert


Haag, lo siguiente: “En conjunto, queda como un intento bastante
infantil el realizado en los últimos tiempos por el profesor Herbert
Haag, de la Universidad de Tubinga que intituló su libro muy
significativamente ‘ABSCHIED VOM TEUFEL’ (‘DESPEDIDA
DEL DIABLO’). Nunca se le podrá dar un adiós al diablo, aunque
fuera cierta la hipótesis sugerida aquí por el autor, es decir, que
Satanás sería la personificación del mal, que sería así
dramatizado y corporalizado ante el hombre. He aquí, en efecto,
cómo se expresa él como conclusión de sus quizás demasiado
rápidas reflexiones exegéticas: ‘Para nosotros, pues, se trata no
sólo de preguntarnos si la Sagrada Escritura utiliza la palabra
Satanás, diablo, espíritus malos, sino más bien preguntarnos lo
que ella quiere decir con esa terminología. El problema del diablo,
sigue diciendo Cipriani, “no se resuelve ni simplemente
negándolo, porque no encontraría lugar en las categorías

19
científicas de nuestro tiempo, ni reduciéndolo de problema
teológico a problema puramente filosófico, y más exactamente
antropológico: es decir, la experiencia del mal que hacen los
hombres y el porqué del mal en su corazón y en su vida, como
efectivamente nos parece haya hecho el profesor Haag y después
de él también otros estudiosos católicos” (12).

Judas El Diablo
En Juan 6: 70, 71, Jesús dice a sus discípulos: “¿No os he
escogido yo a vosotros los doce, y uno de vosotros es
diablo? Hablaba de Judas Iscariote, hijo de Simón;
porque éste era el que le iba a entregar, y era uno de los
doce”. En esta cita reconocemos claramente que Judas se
convirtió en un diablo (adversario) de Cristo. No obstante, Juan
admite que otro diablo indujo a Judas a convertirse en un diablo.
En Juan 13: 2 encontramos esta sorprendente afirmación con
respecto a la caída de Judas: “Y cuando cenaban, como el
diablo ya había puesto en el corazón de Judas Iscariote,
hijo de Simón, que le entregase”. Si el Judas-diablo era una
persona, entonces el otro diablo que sedujo a Judas a traicionar a
Jesús tuvo que ser otra persona. Pero fue esa otra persona:
¿Humana o espiritual? No lo sabemos por el contexto, pero sí por
otras citas bíblicas. En primer término, ¿quién podría ser el más
interesado en deshacerse de Jesús? ¿Pilato?¿El sumo sacerdote
Caifás? ¿U otro hombre en el poder citado en el Nuevo
Testamento? No parece posible, ya que el mal proceder de Judas
no se inició con el trato que realizó con las autoridades que odiaban
a Jesús, sino en el momento en que él se propuso dirigirse hacia los
detractores de Jesús. Si aceptamos la persona del ángel caído
Satanás, éste sería el más interesado en deshacerse de Jesús. Y la
razón sería la envidia y el odio que siente éste por Jesús porque
finalmente tendrá el dominio del mundo en la Era venidera de
justicia, y quien, además, lo derrocará, y lo destruirá en el “lago de
fuego” junto con sus demonios. El ángel caído Satanás sabe muy

20
bien sobre la sentencia de Dios registrada en Génesis 3:15, y está
muy airado por ello y porque le queda poco tiempo en libertad y
con vida (1 Pedro 5: 8). Desde Génesis hasta el Apocalipsis, el
destino fatal de la persona del diablo y sus demonios está bien
definido (aniquilación total de esos malos espíritus).

El Pedro Satanás
Tenemos el caso del Pedro “satánico” o el Pedro “diabólico” como
se registra en Mateo 16: 23. Aquí Jesús mismo también se dirige a
otro de sus discípulos con el duro adjetivo o nombre “Satanás”:
“Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante
de mí, Satanás; me eres tropiezo...”. Es obvio que Pedro
estaba obstaculizando el camino de la redención de Jesús. Sin
querer se estaba convirtiendo en un adversario del Señor. Pero
en Lucas 22:31 Jesús mismo habla que otro Satanás ha pedido
“zarandear” a Pedro con sus pruebas duras. Dice el texto así: “Dijo
también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha
pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he
rogado por ti, que tu fe no falte...” Entonces es evidente que
Cristo sabía que otro ser había pedido (probablemente a Dios
mismo) por Pedro a fin de probarlo como lo había hecho
probablemente mucho antes con Job. Si Satanás fue el sumo
sacerdote, ¿a quién le pidió permiso para zarandear a Pedro? El
Nuevo Testamento no registra nada en se sentido, es decir, que el
sumo sacerdote, o alguna otra autoridad no cristiana, haya pedido
permiso a alguien para probar a Pedro con pruebas. Así como un
ángel caído pidió a Dios por Pedro para probarlo duramente, a su
vez Cristo pidió, rogando a Dios mismo, para que le de fuerzas y fe
a Pedro para que pueda resistir en el día malo. Cristo Abogó por
Pedro ante Su Padre como fiel Mediador y Defensor de su
discípulo.

Un Singular Diablo

21
Si bien es cierto que los hombres pueden ser diablos como de
hecho se señala en la Biblia, también es cierto que la Biblia habla
de un singular y enigmático “Satanás el Diablo, la serpiente
antigua”. Veamos algunos ejemplos:

1.- “Fue...para ser tentado por el diablo.” (Mateo 4:1).


2.- “Al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles”
(Mateo 25:41).
3.- “El enemigo que la sembró es el diablo” (Mateo 13:39).
4.- “Vosotros sois de vuestro padre el diablo” (Juan 8:44).
5.- “El diablo ya había puesto en el corazón de Judas” (Juan
13:2).
6.- “Sanando a...los oprimidos por el diablo” (Hechos 10:38).
7.- “Hijo del diablo, enemigo de toda justicia” (Hechos 13:10).
8.- “Ni deis lugar al diablo” (Efesios 4:27).
9.- “Estar firmes contra las asechanzas del diablo” (Efesios
6:11).
10.-“No sea...caiga en la condenación del diablo” (1 Timoteo
3:6).
11.- “Escapen del lazo del diablo” (2 Timoteo 2:26).
12.- “Que tenía el imperio de la muerte...al diablo” (Hebreos
2:14).
13.- “Resistid al diablo y huirá de vosotros” (Santiago 4:7).
14.- “El diablo, como león rugiente” (1 Pedro 5:8).
15.- “El que practica el pecado es del diablo” (1 Juan 3:8).
16.- “El Arcángel Miguel contendía con el diablo” (Judas 9).
17.- “El diablo... fue lanzado al lago de fuego” (Apocalipsis
20:10).

Es interesante lo que se dice del diablo en Santiago 4:7 (“Resistid


al diablo y huirá de vosotros”), pues este diablo no puede
referirse a ningún hombre con o sin poder. Y hay dos motivos:
Primero, porque resulta difícil creer que la comunidad cristiana
pudiese vencer o hacer huir a alguna autoridad impía, como por
ejemplo, a Nerón, Tiberio, Calígula, Herodes, etc, y a sus fuerzas,

22
en el caso de que estos “diablos” los persiguiesen cruelmente.
¿Cómo podría hacer huir a un ejército romano poderoso aquella
iglesia perseguida y sufriente que tenía que estar agazapada o
escondida y sin contar con armas de ningún tipo? Segundo, Cristo
manda a no resistir a los hombres impíos, es decir, a no atacarlos
violentamente. Sus palabras son claras: “Pero yo os digo: No
resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiere en la
mejilla derecha, vuélvele también la otra.” (Mateo 5:39). ¿Cómo
entonces armonizar Mateo 5:39 con Santiago 4:7? Es sencillo.
Jesús habla en Mateo 5:39 de hombres malos que nos persiguen y
nos golpean, y a quienes podemos ver cara a cara. En cambio,
Santiago está hablando de un diablo singular, espiritual y
cósmico, al cual se le puede hacer huir sólo con la ayuda de
nuestro Señor Jesucristo. La Biblia da sobrado testimonio de cómo
los espíritus diabólicos temblaban al ver a Jesús. Hemos visto que
en el nombre del Señor los demonios cósmicos huyen, literalmente
hablando (Lucas 9:49; Hechos 4:12; Romanos 10:13; Mateo 7:22).
De modo que podemos decir que el diablo de Santiago no es una
persona humana sino cósmica y espiritual, sin lugar a dudas.

El otro pasaje que evidencia a un diablo no humano es Efesios 4:27


(“No deis lugar al diablo”). Sería absurdo pensar que Pablo se
estuviese refiriendo a alguna autoridad humana impía del
momento con este nombre: “Diablo”, cuando los cristianos siempre
eran acusados falsamente y “daban lugar” a ser perseguidos sin
piedad durante los tres primeros siglos de la Era Cristiana. Los
cristianos se oponían a la adoración del césar de turno y a
participar de las prácticas mundanas. Esto era suficiente motivo
para su persecución---Era inevitable! Por eso, parecería irónico que
Pablo se estuviese refiriendo a aquellos impíos gobernantes como
“el Diablo” en una época en que sin motivo alguno los creyentes
eran perseguidos y asesinados sin piedad. Siempre había un motivo
para perseguir a un cristiano en los primeros siglos del
cristianismo. De modo que Pablo tuvo que referirse a otro tipo de
diablo, a uno que está al asecho para atacar a los creyentes y en

23
todas las épocas. Pablo no sólo escribió ese versículo para los
cristianos de su época, sino para todos los cristianos, incluso para
nosotros, que no sufrimos la persecución que sufrieron los
creyentes de los primeros siglos. Hoy día no tenemos a un
gobernante humano impío que nos persiga como un diablo feroz,
pero no obstante, ese texto tiene plena vigencia para nosotros hoy.
Y es que tenemos a un enemigo invisible, cósmico, espiritual, que
nos asecha diariamente. Este ser es maléfico, astuto, pervertido,
maquiavélico, invisible, poderoso, asesino, mentiroso,
calumniador, etc. A éste ser le podemos dar cabida si bajamos la
guardia. Es como una enfermedad que se desarrolla en nosotros
cuando bajan las defensas de nuestros cuerpos. Por ejemplo, un
hombre puede dar lugar al diablo si éste, siendo ex alcohólico, va
con un bebedor a una cantina para conversar. Uno puede dar lugar
al diablo, si ve películas violentas, o pervertidas. Uno puede dar
lugar al diablo si nos asociamos con gente viciosa. El enemigo
cósmico aprovechará la ocasión para sugerirnos o impelernos a
hacer cosas que nunca hubiésemos hecho en otras circunstancias.

El otro pasaje que nos lleva a pensar que hay un singular diablo
que mueve los hilos de sus marionetas demoníacas es Mateo 25:41
(“Al fuego eterno preparado para el diablo y sus
ángeles”). Si hay muchos diablos: ¿Por qué aquí se habla de un
solo diablo que es arrojado al “fuego eterno” con sus ángeles?¿No
deberían ser arrojados allí todos los diablos, y no tan sólo uno, con
sus ángeles? Aquí hay un castigo extremo, capital, definitivo para
alguien llamado “El diablo”. Pero sin duda aquí no se refiere a
ningún humano, sino a algún ser extremadamente impío, maléfico,
cruel, abominable, etc. Debe ser un líder, cabecilla, estratega, “el
cerebro” de las acciones impías en la tierra y el cosmos. No es un
Hitler, ni un Napoleón, ni un Calígula, ni un Herodes, ni un Atila,
ni un Stalin, etc; aunque tiene rasgos de todos ellos en su ser.
Definitivamente es alguien que merece estar en el “fuego eterno”, y
con él, sus servidores angélicos y humanos.

24
Algunas Citas del N.T donde Aparece un Singular
“Satanás”
1.- “Estuvo allí...días, y era tentado por Satanás” (Marcos 1:13).
2.- “Viene Satanás, y quita la Palabra que se sembró” (Marcos
4:15).
3.- “Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo” (Lucas
10:18).
4.- “Si...Satanás está dividida contra sí mismo” (Lucas 11:18).
5.- “Esta hija...que Satanás había atado” (Lucas 13:16).
6.- “Entró Satanás en Judas” (Lucas 22:3).
7.- “Satanás os ha pedido para zarandearos” (Lucas 22:31).
8.- “Por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses”
(Hechos 5:3).
9.- “Y de la potestad de Satanás a Dios” (Hechos 26:18).
10.-“El Dios de paz aplastará...a Satanás” (Romanos 16:20).
11.- “Sea entregado a Satanás para destrucción” (1 Corintios
5:5).
12.- “Juntaros en uno, para que no os tiente Satanás” (1 Corintios
7:5).
13.- “Que Satanás no gane ventaja alguna sobre vosotros” (2
Corintios 2:11).
14.- “El mismo Satanás se disfraza como ángel de luz” (2
Corintios 11:14).
15.- “Un mensajero de Satanás que me abofetee” (2 Corintios
12:7).
16.- “quisimos ir...pero Satanás nos estorbó” (1 Tesalonicenses 2:
18).
17.- “A quienes entregué a Satanás para que no aprendan a
blasfemar” (1 Timoteo 1:20).
18.- “Algunos se han apartado en pos de Satanás” (1 Timoteo
5:15).
19.- “Sinagoga de Satanás” (Apocalipsis 2:9).
20.- “Donde está el trono de Satanás” (Apocalipsis 2:13).

25
21.- “No han conocido...las profundidades de Satanás”
(Apocalipsis 2:24).
22.- “la serpiente...que se llama diablo y Satanás” ( Apocalipsis
12:9).
23.- “prendió al...Satanás, y lo ató por mil años” (Apocalipsis
20:2).
24.- “Los mil años se cumplan, Satanás será suelto” (Apocalipsis
20:7).

En los textos #11 y #17, enumerados arriba, Pablo dice que había
entregado a Satanás a creyentes que habían blasfemado y
fornicado. Pero: ¿Se estaba refiriendo Pablo a alguna autoridad
civil o militar del imperio por el nombre de “Satanás”? Si la
respuesta fuera afirmativa, ¿pensaremos, entonces, que Pablo
estaba denunciando y entregando a sus hermanos en la fe por faltas
morales que debían ellos--- en privado--- dilucidar? Imagínese, por
un instante, qué insensato hubiese sido que Pablo hubiese
entregado a las autoridades civiles anticristianas, a cristianos
infieles. Este desatino de Pablo les hubiera dado más motivos a sus
detractores para perseguir a los cristianos, acusándolos de
inmorales, deshonestos, e impíos. Esto hubiese ido en contra de los
mismos cristianos, y ellos mismos hubieran sido objeto de
justificadas acusaciones y persecuciones feroces. Ahora bien, el
contexto del texto # 11 parece indicar que aquel fornicario había
sido disciplinado por Pablo y finalmente expulsado de la grey. Esto
significaría que dicho pecador pasaría, del reino de la luz, al reino
de las tinieblas, cuyo padre y dios es Satanás, el ángel caído (ver el
verso 2). Lo mismo les ocurrió a Himeneo y Alejandro del texto #
17.

El Satanás del libro de Job

En el libro de Job encontramos la figura de Satanás que aparece


como una persona enigmática, seductora, acusadora, y aun, celosa.
Mucho se ha discutido sobre este Satanás que se acerca a Dios para

26
cuestionar la fidelidad del fiel Job. Veamos lo que dice Job capítulo
1: “Un día vinieron a presentarse delante de Jehová los
hijos de Dios, entre los cuales también vino Satanás. Y
dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondiendo
Satanás a Jehová, dijo: De rodear la tierra y andar por
ella. Y Jehová dijo a Satanás: ¿no has considerado a mi
siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón
perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?
Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: acaso teme Job a
Dios de balde? ¿no le has cercado alrededor a él y a su
casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus manos has
dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado
sobre la tierra. Pero extiende ahora tu mano y toca lo
que tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu misma
presencia. Dijo Jehová a Satanás: He aquí, todo lo que
tiene está en tu mano; solamente no pongas tu mano
sobre él. Y salió Satanás de delante de Jehová (Job 1: 6-
12).

Los que creen que este Satanás del libro de Job no es otro que un
siervo humano de Dios que pone en tela de juicio la integridad de
Job, se encuentran con ciertos problemas. En primer término, no
es seguro que este Satanás sea un hijo de Dios necesariamente. Lo
que dice el texto es que entre los hijos de Dios que vinieron a
entrevistarse con Dios estaba también Satanás. Por ejemplo, yo
puedo decir que en la reunión de los obreros de la empresa estaba
también el abogado de la compañía. Esto no significa que el
abogado sea otro obrero de la empresa, ¿no es verdad? Segundo
punto, aquí tenemos a un Satanás velocísimo que se da el lujo de
andar por toda la tierra en un tiempo en que ni siquiera se conocía
la rueda. Los hombres de aquellos remotos tiempos de seguro
demorarían una eternidad para poder recorrer toda la tierra de
arriba para abajo, cruzando ríos, mares, desiertos, montañas;
soportando el calor, el frío, el cansancio, la falta de comida y agua;
sorteando las fieras salvajes, las tribus paganas, etc, etc. Pero

27
nuevamente aquí hay una persona llamada “Satanás” que no tenía
problema alguno para movilizarse permanentemente por el
planeta tierra unos tres mil años atrás, y probablemente tampoco
lo tenga en estos días.

Por otro lado, este Satanás no parece ser un buen y fiel servidor del
Señor, y pareciera que tampoco estaba en buenas relaciones con Él.
En Job 2: 3 Dios dice algo contra Satanás que lo coloca como un ser
despiadado y maligno: “...tú (Satanás) me incitaste contra
él (Job) para que lo arruinara sin causa”. De aquí se
desprende que este Satanás es alguien funesto, que incita a la
adversidad y a la ruina de las personas sin motivo alguno. Este es
un ser calumniador, envidioso, altanero, desafiante, mentiroso,
provocador, y acusador. Y esto es precisamente lo que dice la Biblia
de Satanás, el gran señalador y acusador de los hombres. Dice
Apocalipsis 12: 10: “...porque ha sido lanzado fuera el
acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba
delante de nuestro Dios día y noche”. Esto concuerda con la
historia de Job perfectamente, y con la de Josué en Zacarías 3. No
obstante, este arrojamiento se realizará cuando Cristo esté por
reinar en el mundo por mil años, es decir, cuando vuelva por
segunda vez.

Se dice que “delante de Jehová” no significa necesariamente


estar presente frente a Dios en el cielo. Se sostiene que Josué y los
ancianos de las tribus de Israel en Siquem, “se presentaron
delante de Jehová” (Josué 24: 1). Aún después, Samuel a su
turno le dijo a Israel: “Preséntense ustedes delante del
Señor...” (1 Samuel 10: 19): Igual se nos dice que María, la madre
de Jesús, poco después del nacimiento de su hijo, vino al templo de
Jerusalén “Para presentarlo al Señor...” (Lucas 2: 22-24).
Todos estos ejemplos son usados por los no creyentes del diablo
para sostener que hombres pueden presentarse ante Dios en la
tierra, sin moverse de ella, o sin necesidad de “volar” al cielo. No
obstante, en ninguno de estos casos, ni en otros que puedan existir,

28
encontramos a un Satanás que mantiene un diálogo fluido y
directo (sin necesidad de un mediador) con el mismo Dios Eterno.
No hay nada en el contexto, ni en todo el libro de Job, que nos
pueda sugerir que este Satanás hablaba con un ángel de Dios. En
realidad todo parece indicar que Satanás hablaba con Dios mismo.
Aquí hay un personaje osado, medio intrigante, celoso, y envidioso
de la prosperidad de un hombre de la tierra.

Es verdad que Moisés, como un escogido de Dios, habló con Dios


en muchas ocasiones. No obstante, sabemos que sus diálogos
fueron con los ángeles de Dios que venían en su nombre. Por
ejemplo, cuando habló con “Dios” en la zarza ardiente, en realidad
está demostrado, por la misma Biblia, que Moisés habló con los
mensajeros angélicos de Jehová que venían en su nombre. Además,
jamás se le llamó con el nombre ‘Satanás’ a Moisés, ni siquiera
cuando rompió las tablas de la ley. Por otro lado, la única ocasión
que parece que Dios se dirigió a un hombre personalmente fue en
el Paraíso, inmediatamente después de la desobediencia de Adán y
Eva. Después el hombre necesitaría de un mediador para llegar al
trono de la gracia, pues el pecado rompió la relación hombre-Dios.

A los israelitas, inclusive, no les era permitido entrar al “santísimo”


(la morada de Dios), sino sólo al sumo sacerdote de Dios. Éste
ofrecía sacrificios a Dios por los pecados del pueblo y podía
ingresar al santísimo una vez al año (Hebreos 9: 25). Aun hoy
Jesús es el único Mediador entre los hombres y Dios, ya que
ninguno puede prescindir de Cristo como tal (Hebreos 9: 24).
Nótese que este texto de Hebreos 9: 24 prueba que ningún hombre
puede presentarse directamente ante Dios, sino sólo el único
Mediador, Jesucristo. Él sólo se presenta por nosotros ante el Dios
y Padre celestial. Esta imposibilidad de estar “frente a Dios”, cara a
cara, fue siempre así desde que el pecado reinó en el mundo.
¿Cómo, entonces, suponer que este Satanás era un hombre que se
presentó ante Dios y que pudo mantener un diálogo fluido y directo

29
con Él, cuando a nadie en la tierra se le ha permitido eso, salvo al
Hijo de Dios y a los buenos espíritus angélicos?

Satanás en el libro de Zacarías


En el libro de Zacarías 3: 1-7 encontramos nuevamente la figura de
Satanás. Dice el texto: “Me mostró al sumo sacerdote Josué,
el cual estaba delante del ángel de Jehová, y Satanás
estaba a su mano derecha para acusarle. Y dijo Jehová a
Satanás, Jehová te reprenda, oh Satanás...”. Sobre este
Satanás se ha especulado mucho, y hay quienes creen que era
alguno de los principales samaritanos que se oponía a la
construcción del templo. Pero si esa interpretación es verdad, ¿por
qué no se dice claramente eso en el contexto?¿Por qué tanto
misterio? ¿No hubiera sido mejor que se dijera claramente que un
líder o líderes samaritanos se oponían como adversarios
(Satanases) ante el sumo sacerdote? Pero aquí aparece un Satanás
que no requiere mayor presentación, pues es harto conocido desde
tiempos anteriores, desde la creación, en la historia de Job, en la
vida de David, y ahora, en la de Josué. Por tanto, decir que este
Satanás de Zacarías simboliza a una secta llamada de los
samaritanos, es forzar el sentido del texto. Definitivamente el
contexto de Zacarías no nos dice nada de que los samaritanos eran,
en su conjunto, el Satanás de Josué.

Jesús Confronta las Tentaciones de Satanás


En Mateo 4 tenemos el registro de la tentación Satánica contra
Jesús, la cual se produjo mientras Jesús ayunaba por 40 días. Dice
así el relato: “Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al
desierto, para ser tentado por el diablo. Y después de
haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo
hambre. Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo e
Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. Él
respondió y dijo: Escrito está; No sólo de pan vivirá el

30
hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de
Dios. Entonces el diablo lo llevó a la santa ciudad, y le
puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo
de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles
mandará acerca e ti, y, en sus manos te sostendrán,
para que no tropieces con tu pie en piedra. Jesús le dijo:
Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios. Otra
vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró
todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo:
Todo esto te daré, si postrado me adorares. Entonces
Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al
Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás.. El diablo
entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían.”
(Mateo 4:1-11).

Mucho se ha discutido sobre este incidente de Jesús, de si es una


historia literal o simbólica. Se ha dicho que ésta fue una tentación
personal de Jesús, sin la verdadera intervención de un tentador
cósmico o supramundano. Se ha dicho que esta tentación de Jesús
provino de su mismo ser, de su propia inclinación humana al mal y
al pecado. Se ha afirmado que él mismo sintió deseos de adelantar
su reino mundial, tomando el control inmediato del mundo. Se ha
sostenido que él sintió el deseo (se sintió tentado) de probarse a si
mismo para comprobar si él era verdaderamente el Hijo de Dios, y
si Dios era capaz de intervenir por él. Además, se sostiene que
Jesús, por sí mismo, y por su sola voluntad, se fue a la santa ciudad
y se paró en el pináculo del templo para probarse. Pero si esto es
verdad: ¿Acaso no hubiera sido más fácil, y más directo, por parte
de Mateo, que dijera que Cristo se sintió tentado para ser rey del
reino de este mundo y hacerse el soberano de esta era, y que quiso,
por un instante, tentar a Dios para ver si verdaderamente lo
protegería, y así confirmar su filiación divina?¿por qué usar a una
tercera persona (el diablo) para decir lo mismo en forma oculta? O,
¿Es que el diablo en verdad sí existe como un tentador personal y
cósmico?

31
Si los malos deseos, o las perversas inclinaciones salen de nuestro
interior o de nuestro “corazón”: ¿Por qué dice Mateo que el
diablo vino--- y no más bien--- que el diablo salió de Jesús? Aquí
hay un diablo cósmico, que no reside en uno, pero que puede
eventualmente “entrar” en uno a través de las obsesiones (en la
mente) y las posesiones ( en el cuerpo).

Notemos, además, que al ver Jesús los reinos de este mundo, el


diablo no le dijo: “Todo esto es tuyo, sólo tienes que tomarlo”, sino
más bien: “Todo esto te daré si postrado me adoras”. Aquí
hay uno que ya tenía la posesión del mundo, y que se lo ofrece a
Jesús. Pero la condición es que Jesús se rinda al amo y señor de los
reinos de este mundo malo. Jesús no podía ser el amo del mundo
malo sin condiciones. Él tenía que rendirse y adorar al diablo.

Nuestra Lucha no es Contra “Carne y Sangre”


El apóstol Pablo fue claro al afirmar que nuestra lucha no es contra
los adversarios o “satanases” de este mundo de carne y huesos, o
los oponentes humanos de Jesucristo; sino contra los enemigos o
adversarios espirituales que se mueven constantemente en los
“lugares celestiales” (no en el “corazón” del hombre). En Efesios
6:12 leemos: “Porque no tenemos lucha contra sangre y
carne, sino contra principados, contra potestades,
contra los gobernantes de las tinieblas de este siglo,
contra huestes espirituales en las regiones celestes”.
Notemos que Pablo dice que nuestra verdadera lucha no es contra
los adversarios humanos que nos persiguen o nos quieren matar,
sino más bien contra las huestes espirituales en las regiones
celestes. Pablo sin duda creía en adversarios maléficos y
espirituales de diferentes rangos en los lugares supramundanos o
“atmosféricos”. Este pasaje contradice la hipótesis que Satanás y el
diablo son dos palabras para personificar el mal. Los deseos malos
no son espíritus, son inclinaciones torcidas del carácter que pueden

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conducirnos a la violación de las leyes divinas. Pero los malos
espíritus pueden inducir a los malos deseos a través de sugestiones,
obsesiones, posesiones, etc.

Por su parte, el apóstol Pedro coincide con Pablo, cuando al


escribir su Primera Epístola, dice: “Sed sobrios, y velad;
porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente,
anda alrededor buscando a quien devorar” (1 Pedro 5:8).
Aquí Pedro habla de un enemigo cósmico que da vueltas por la
tierra buscando a quien devorar. Esto nos hace recordar al Satanás
de Job, quien venía de la tierra, movilizándose alrededor de ella
para luego acusar a Job. Aquí tampoco no hay evidencia contextual
alguna de que se esté hablando de un diablo humano en el poder,
es decir, de un perseguidor del Imperio Romano o de una
autoridad Judía. Además, los humanos nos pueden devorar en esta
vida, pero no en la futura. Es decir, nos pueden matar el cuerpo,
mas no el alma. En cambio, este diablo si tiene la facultad de
devorarnos y destruirnos para siempre si caemos en sus garras. Por
causa de ese maléfico espíritu cósmico podemos perder alma y
cuerpo en el infierno (Véase Mateo 10:28).

Recordemos siempre que los enemigos que no podemos ver y tocar


resultan más difíciles de combatir, pues operan sigilosamente y de
sorpresa. No obstante, Jesús ha venido para desenmascarar al
Diablo, revelando los estratagemas que éste, y sus demonios, usan
contra nosotros (1 Juan 3:8; 2 Corintios 2:11).

Satanás: Imitador de Dios


Satanás es un gran imitador de Dios. Desde un comienzo quiso ser
como Dios (Isaías 14: 13, 14; 2 Corintios 4: 4) y recibir así, la
adoración del mundo entero (1 Juan 5: 19), y de los ángeles. Él
reina en esta era maligna, y recibe el servicio de millones de
hombres (Mateo 4: 8, 9; 1 Juan 5: 19). También él inspira sus
“libros sagrados” de religiones falsas, y filosofías contrarias a

33
las de Dios. Durante el régimen diabólico de Hitler, Satanás usó a
este líder nazista y racista en contra del pueblo de Dios, y le hizo
creer que tendría un reino milenario. Por cierto que Satanás estaba
detrás del trono y pretendió oprimir al mundo por mil años con
su falso Mesías. Una burda imitación del reinado milenario de
Cristo. Dios le prometió a Su Hijo el gobierno del mundo
venidero (Daniel 7: 13, ,14), y así también lo hizo el diablo,
ofreciéndole su mundo y sus reinos a Jesús en la tentación en el
desierto (Mateo 4: 8, 9).

El Diablo también quiere tener su propia iglesia---la Iglesia de


Satanás. Sí, hoy en día Satanás es adorado con sacrificios de
animales y de humanos. Él tiene su propia Biblia, sus propios
mandamientos, sus propios rituales, y sus propias recompensas.
Sus mandamientos principales son el odio y las prácticas carnales
(sexo, drogas, alcohol, asesinatos, brujería, idolatría, etc).

A Satanás le gusta hacer milagros y maravillas (2


Tesalonicenses 2: 9), como manifestarse en la forma de un ángel
de luz y de verdad (2 Corintios 4: 4). También puede hacer bajar
fuego del cielo, imitando a lo que Dios hizo a favor y en presencia
del profeta Elías (comparar 2 Reyes 1: 10, y Apocalipsis 13: 12, 13).
Igualmente puede materializarse como una virgen bendita, y
hasta tomar la forma de Cristo. También es capaz de predecir
con alguna precisión algo del futuro usando psíquicos y
profetas, y hasta curar enfermedades con la imposición de manos
por parte de “curanderos” y “médicos psíquicos”.

Y finalmente, el diablo imita el advenimiento de Cristo enviando


a un “inicuo” (el Anticristo final) para que engañe a los hombres
con maravillas y portentos, aunque será destruido por la verdadera
presencia de Jesucristo en gloria (2 Tesalonicenses 2: 9, 10).

El Pecador Consuetudinario es del Diablo”

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Satanás el diablo es presentado como un padre con hijos (Juan 8:
44), y además, si bien la Biblia habla de muchos “satanases” y
muchos “diablos”, también es cierto que habla de un singular
diablo que es líder de la maldad, un dios, un mentiroso, tentador,
seductor, astuto, devorador, maléfico, milagrero, zarandeador,
instigador, revoltoso, ladrón, arrebatador, embaucador,
estorbador, mentiroso, acusador, calumniador, asesino, intrigante,
soberbio, odioso, enemigo, acechador, etc. Ahora bien, según las
Escrituras, hay un singular personaje en la Biblia que tiene todas
estas características en él, y se le llama Satanás el diablo.

Pues bien, este Satanás busca seguidores que se le parezcan a él y


para ello él moldea un carácter perverso en las personas a través de
sus mentiras. Mentiras filosóficas y valores torcidos son dos
caminos que usa él. También pone en el corazón sentimientos
bajos y ruines de maldad. Así, él logra cautivar a los hombres con
su seductora influencia. Él explota la carnalidad humana. El pinta
el alcohol como algo bueno, y también el tabaco. Él promueve el
sexo desenfrenado a través de la pornografía. También el
promueve la infidelidad conyugal a través de las novelas baratas
que bombardean a la TV todos los días. En fin, los que caen bajo su
influencia maléfica se convierten en sus esclavos, de allí que Juan
tiene razón al decir: “El que practica el pecado es DEL
Diablo...” (1 Juan 3: 8). Nótese que Juan no está diciendo que
aquel que practica el pecado es diablo o un diablo. No! Lo que dice
es otra cosa diferente. Él dice que el que practica el pecado le
pertenece al diablo, al singular diablo que es el padre y dios de este
mundo impío. Si el diablo es un sinónimo de la maldad o de la
personificación de la maldad, o es el mismo pecador: ¿por qué
Juan dice que un pecador puede pertenecer al diablo?

Por otro lado, como ya dijimos antes en “Vuestro Padre: El


Diablo”, uno puede ser de la entidad diabólica espiritual, llamada
‘Satanás’, o en caso contrario, de la Entidad Divina Espiritual
llamada ‘Dios’. Si el Satanás espiritual no existe, entonces tampoco

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existe Dios como un Ser Todopoderoso y Espiritual. Si uno es
diablo y Satanás cuando nos oponemos a Dios, entonces uno es
Dios cuando practicamos la justicia y obramos con amor y verdad.
Pero esta conclusión, ni es bíblica, ni es posible.

Aquí claramente se habla de pertenecer a alguien: A Satanás o a


Dios. Ahora bien, hoy continúa la rivalidad del diablo por robarle
seguidores a Dios y a Cristo. Por otro lado, Dios ha enviado a Cristo
para arrebatarle al diablo pecadores cautivos bajo sus maléficas
garras (Colosenses 1:13; Lucas 8:12, 2 Timoteo 2:26; Santiago 4:7; 1
Pedro 5:8; Hechos 26:18; 1 Timoteo 5:15).

El Diablo en los Fenómenos Parasicológicos


Según el profesor Charles Richet, los fenómenos paranormales
(del griego para, al lado de, más allá, por encima de, y normal),
son “fenómenos extraños, psicológicos o físicos, debidos a fuerzas
que parecen inteligentes o a facultades desconocidas del espíritu”.
Éstos se pueden dividir en dos grupos: los subjetivos o psicológicos
y los objetivos o materiales. Los primeros comprenden,
básicamente, la telepatía, llamada, en general, “transmisión de
pensamiento”, y la metagnomía o “videncia”, que consiste en el
conocimiento, al margen de la actividad sensorial o racional
normales, tanto las cosas sensibles como los acontecimientos
pasados o futuros.

Los segundos pueden agrupar en 3 categorías principales: La


telecinesia, la psicocinesia y la ectoplasmia. La telecinesia
(del griego tele, lejos, y kinesis, movimiento) designa, de una forma
científica, el movimiento de objetos realizados sin que medie
contacto alguno, así como la levitación del cuerpo humano. El
fenómeno típico de la telecinesia es el de la mesa, llamada
“giratoria”, movida a distancia.

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Con la telecinesia se halla generalmente vinculada la psicocinesia
(del griego psyché, alma, y kinesis, movimiento), que se puede
definir como un influjo de la acción del pensamiento sobre
sistemas físicos en evolución: por ejemplo, un lanzamiento de
dados.

La ectoplasmia (del griego ektós, fuera, y plasma, formación) es,


al parecer, la formación paranormal, la materialización, mediante
el cuerpo de un médium, de órganos aislados, rostros, animales, y
seres fantasmales de aspecto humano o humanoide.

Los movimientos de objetos sin contacto, o telecinesia, fueron


observados mucho antes de la aparición del espiritismo y de la
metapsíquica: el fenómeno era conocido en tiempos de
Tertuliano, o sea hace unos 18 siglos. Hay muchos registros de
telecinesia interesantes como las de los religiosos católicos Teresa
de Ávila, Bernardino Realino, Francisco Suárez, y José de
Copertino. Las levitaciones de José de Copertino (1603-1663) se
produjeron en Nardo, en Asís, en Osimo, en Fossombrone, en
Nápoles, en Roma y en cierto número de conventos: La Grottela, el
Sacro Convento, etc.

Sólo en la ciudad de Copertino hay registradas más de setenta


éxtasis corporales de José. Y según la bula de canonización, “no
hay santo que se compare a él”. Sus levitaciones consistían en
levantamientos con movimientos de traslación. El Papa Urbano
VIII fue una vez testigo del fenómeno.

Sus levitaciones eran tan frecuentes, que cuando sus hermanos de


comunidad lo buscaban por el convento y no lo hallaban, el
superior les decía, en son de broma: “Mirad hacia arriba, que ahí lo
encontraréis.” El punto aparte es si esta fenomenología en José era
de Dios o de los espíritus malignos. Recordemos que los médiumes
espiritistas también levitaban por los aires y se podían trasladar en
ese estado. Tenemos el caso del espiritista Mister Home, en

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Londres, (1868), en presencia de Lord Lindsay, de Lord Adare, y el
capitán Wyrme. Los testigos vieron cómo el médium, en levitación,
entraba y salía por las ventanas del inmueble sito en el número 5
de Buckinghame Gate, en Ashley Place.

No podemos, pues, ignorar las fuerzas ocultas en este mundo


malvado. Se ha sabido de niños analfabetos, que poseídos por
entidades paranormales, empezaron a hablar en lenguas extrañas,
como también hablaron pulcramente idiomas y lenguas conocidos
(glosolalia) tales como el latín, el francés, el inglés, el alemán, etc.
También se ha visto a personas levitar como los médiumes
espiritistas, monjes, y aun fantasmas. También han levitado
objetos como mesas, lámparas, libros, botellas, copas, etc, por
manos invisibles. Los “espíritus chocarrones o traviesos
(poltergeist)” en casas llamadas encantadas o embrujadas no es
historia nueva. Se han reportados casas, hospitales, palacios,
conventos, etc, embrujados, en donde se manifiestan fenómenos
paranormales como es el caso de radios y televisores que se
encienden solos, Luces que se prenden y apagan, manchas de
sangre que aparecen en las paredes, voces extrañas lamentándose,
objetos que vuelan y se estrellan en las paredes, golpes, agresiones
físicas y psicológicas a personas que las habitan, cambios bruscos
de temperatura dentro de un área de la casa sin motivo alguno,
aparecidos sin cabeza, o sin pies, y así por el estilo. Y esto no es
sólo de reciente data.

Se cuenta que Adrien de Montalembert, limosnero de


Francisco I de Francia, anotó el caso sucedido en un convento, en
1528, donde no sólo se producían ruidos extraños, sino que los más
diversos objetos eran arrojados violentamente sin mano visible
alguna que los arrojara. También Cieza de León cuenta que, en
1594, cuando el cacique Pirza, en Popayán, Colombia, se
convirtió al cristianismo, era molestado continuamente por piedras
que caían de lo alto. No eran arrojadas por ningún ser humano,
sino que caían verticalmente a tierra. Los que presenciaron la

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conversión del cacique contemplaron con gran asombro, cómo una
copa de licor, colocada sobre una mesa, se levantaba en el aire,
siendo vaciada, y vuelta a llenar al ser nuevamente dejada en el
mueble. También los misioneros jesuitas en Conchinchina,
en el siglo XVIII, observaron varios casos, sin encontrar
explicación alguna.

Las personas poseídas suelen no sólo hablar en lenguas, sino


también pueden predecir el futuro, y manifestar una fuerza
descomunal pese a todos los intentos por detenerlo. También
suelen odiar la religión cristiana, y el nombre de Jesús. El
exorcismo en el nombre de Jesucristo puede liberar a esas
personas completamente de la posesión diabólica. Negar que
existen estos extraños fenómenos es querer tapar el sol con un
dedo. El sol seguirá pese a todo. Y como dice el Dr. D. Costa, S.P:
“Las posesiones han venido haciéndose más raras a medida que
se extendía el reino de Jesucristo, pero nunca ha cesado por
completo ni entre los cristianos”.

Conclusión

Mucho se ha discutido del diablo en todas las épocas o siglos. Hoy


existe una corriente de teólogos, católicos y protestantes, que se ha
propuesto negar la existencia personal y cósmica del diablo,
aduciendo que es un mito de las religiones paganas. No obstante,
existen muchísimos teólogos renombrados que sostienen la
creencia tradicional cristiana de fuerzas cósmicas que están en
contra de Dios y de sus criaturas a las cuales la Biblia llama
demonios, espíritus impuros, etc.

En la Biblia encontramos a humanos que fueron diablos y


Satanases, como por ejemplo: Judas, Pedro, y otros. No obstante,
este hecho no niega la existencia de un Satanás y Diablo mayor;
como tampoco se puede negar la existencia de un Dios
Todopoderoso y Espiritual, por el simple hecho de que hombres

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como Moisés, Samuel, Sansón hayan fungido de dios en una
determinada función.

El problema de negar la existencia de un cósmico Satanás maléfico,


perverso, astuto y tentador, es que motivamos a que las gentes
bajen la guardia contra su accionar asolapado y agazapado. Si
decimos irresponsablemente que no existe el virus de la polio,
millones de padres dejarían de vacunar a sus hijos, y entonces les
estaríamos exponiendo a un gran peligro. La obra maestra del
diablo es, sin duda, lograr que las personas no perciban su
existencia, y que la nieguen por completo.

Definitivamente la Biblia presenta a un diablo singular que sabe


que el evangelio de Cristo tiene poder para salvar a los hombres de
sus pecados y también de apartarlos de su maléfica influencia y
dominio férreo. Satanás el diablo es un personaje perverso e impío
que conoce quién es Cristo y de quien es verdaderamente Hijo. Su
oposición a Cristo no es de balde, él sabe que Cristo significa su
ruina eterna, su destrucción total. En Lucas 8:12 Jesús--- al
explicar la parábola del sembrador---dice: “Y los del camino
son los que oyen, y luego viene el diablo y quita de su
corazón la palabra, para que no crean y se salven”. Aquí
se nos presenta a un diablo o Satanás creyente, creyente en el
poder del evangelio de Jesucristo, pero no se rinde a él. Es más,
hace todo lo posible para que los hombres no vean la eficacia
salvadora del evangelio de Cristo, para que no se salven.
Definitivamente este personaje no es un hombre incrédulo, pues el
incrédulo no cree en el poder salvador del evangelio. Tiene que ser
alguien que conoce quien es Cristo y del valor de su palabra.
¿Quien más que el ángel caído Satanás?

La parapsicología admite que hay fenómenos muy extraños y


sobrenaturales en este mundo que no pueden ser simplemente
explicados como fenómenos producidos por el mismo hombre.
Hay, de hecho, fuerzas o poderes ocultos que son sutiles y

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peligrosos que el hombre no podría explicar sin la presencia o
existencia de un diablo cósmico.

Bibliografía

1.- Brown, J.B.‘Satanás, La Primitiva Tradición Cristiana’,


Fondo Cultura Económica, 1986, p.27
1b.- págs 27,28.

2.- Balducci, C. “El Diablo...existe y se puede reconocerlo”,


Ed. Paulinas, 1991, págs.15,16.

3.- Zähringer, C. I. Demoni en A.V., Mysterium Salutis, IV,


Brescia, 1970, 790.

4.- Bortone, O. (Demonio, en DES 1, pág.7; Satana, en DES II,


1679-80, Satana, Roma, 1978).

5.- Kertelge K., Diabolo, demoni, esorcismi in prospettiva


biblica, en W. KASPER-K. LEHMANN, Diabolo-demoni-
possesione, Brescia, 1983, pag.7)

6.- Paytuvi, C. El Diablo. Editorial Maucci, 1961, págs 69,70.

7.- Clemente 51:1 “del adversario”. El NT y los autores


cristianos usaban Antikeimenos como “enemigo” o “adversario”.
Véase F.X. Gokey, La Terminología para el Diablo y los
Espíritus Malignos en los Padres Apostólicos (Washington,
1961, pgs 68,69; J. Quasten, Patrology, vol. 1, pp. 42-53.

8.- “Soberano de esta época”. Carta a los efesios, 17:1, 19:1; a


los magnesianos, 1:2; a los romanos, 7:1).

41
9.- Barnard, L. Justino Mártir: Su Vida y Pensamiento
(Cambridge, 1967, pág. 107).

10.- Papini, G. El Diablo, EMECÉ editores, 1954, pags 75,76.

11.- Brown, J.B. Satanás, La primitiva tradición cristiana,


pág. 40.

12.- Cipriani, S. Satanás en la Tradición Bíblica, texto de una


conferencia dictada en Potenza, págs 1,2, 1988.

Otros Estudios Disponibles:

-El Reino del Mesías


-La Segunda Venida de Cristo
-Veinte preguntas y Respuestas Acerca del Reino de Dios
-El Evangelio y la Política Mundial
-Las Buenas Noticias de Jesucristo
-Israel en la Profecía
-La Señal de la Venida de Cristo
-El Plan de Dios para el Mundo
-La Restauración de Todas las Cosas
-Tragedia: El Evangelio de Cristo ha sido Mutilado

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