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"restablecimiento", "nueva existencia que se le da a una
institución", y lo más importante, RESTABLECIMIENTO EN
EL TRONO DE UNA DINASTÍA CAÍDA." Esta última
definición del diccionario mencionado, nos interesa mucho, pues
tiene relación con nuestro estudio, y con las promesas bíblicas. Ya
es hora que usted descubra la verdad de lo que Jesús va a
restaurar en esta tierra, en ocasión de su Segunda Venida en
gloria desde los cielos. Definitivamente restaurar no es destruir, de
modo que Cristo no viene a destruir el planeta tierra, sino sólo a los
pecadores incorregibles que no lo esperan volver en gloria para
salvarlos (Salmo 37:9,10,17,20,22,28,29,34,38,40).
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He aquí una impresionante verdad revelada desde los
cielos, y esa es que al volver Jesús al mundo, levantará o
restaurará el trono caído de David, el cual fue suspendido por
Dios allá por el año 586 a.C. Recordemos que el rey babilónico
Nabuconodosor invadió Jerusalén y depuso al rey hebreo de
turno Sedequías, matando a sus hijos y desterrando al pueblo
a Babilonia. Desde esa fecha, el trono de David, en la persona de
su sucesor, Sedequías, se suspendió hasta el día de hoy. Ya van
aproximadamente 2,500 años que Israel no tiene un rey
Hebreo, ni una monarquía establecida como la de David. Pero
esto ya estaba profetizado por Oseas, cuando dijo: "Porque
por muchos días estarán los hijos de Israel sin rey,
sin príncipe, sin sacrificio..." (3:4). Sí, POR MUCHOS
DÍAS (no, "eternamente"), los hebreos estarían sin una
monarquía, y consecuentemente, sin ningún rey que los
gobierne. Pero nuevamente Dios promete: “No faltará a
David un renuevo de justicia..." (Jeremías 33:15,16).
Esta promesa significaba que vendría un descendiente de David
que tomaría su trono y corona en un futuro. Dios tenía en
mente restaurar aquel reino que Él mismo había establecido
con David y sus hijos (2 Crónicas 13:5,8). Definitivamente el
reino Davídico era el reino de Dios. Dios había escogido a David
para que lo representara ante el pueblo y los rigiera con
autoridad celestial. Ahora Dios se propone restaurarlo
nuevamente con un rey fiel y perfecto que desciende del rey
David.
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tiara, quita la corona; esto no será más así; sea
exaltado lo bajo, y humillado lo alto. A ruina, a ruina,
a ruina lo reduciré, y esto no será más, HASTA QUE
VENGA AQUEL CUYO ES EL DERECHO, Y YO SE LO
ENTREGARÉ." (21:25-27). Notemos nuevamente que si bien
el reino Davídico fue depuesto, no obstante vendrá un
descendiente de David que tendrá el derecho de tomar su tiara,
su corona, y su trono nuevamente. Y obsérvese que es Dios
mismo quien se lo va a entregar y no algún hombre mortal.
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“Cristo” no es un nombre, sino un título que denota “el ungido
(escogido) de Dios” el cual va a ser el futuro rey de Israel.
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lo siguiente: "Después volverán los hijos de Israel y
buscarán a Jehová y a David su rey, y temerán a
Jehová y a su bondad EN EL FIN DE LOS DÍAS" (3:5).
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El apóstol Pablo nos confirma que Israel como nación
finalmente será restaurada en una posición privilegiada para la
bendición del mundo entero. Si el rechazo temporal de los
hebreos significa la bendición de los no hebreos, ¡cuánta más
bendición significará para los no hebreos la restauración de los
hebreos! La restauración del país, y del reino, significará la
máxima bendición de todos los pueblos de la tierra. Dice Pablo:
"Digo, pues: ¿Han tropezado los de Israel para que
cayesen? En ninguna manera; pero por su
transgresión (pecado) vino la salvación de los
gentiles (no judíos), para provocarles a celos. Y si su
transgresión es la riqueza del mundo, y su defección
la riqueza de los gentiles, ¿cuánto más su plena
restauración?" (Romanos 11:11,12). Sin embargo, y pese a
las claras promesas de bendición de parte de Dios para los
hebreos, los católicos siempre han sostenido que los hebreos
han perdido los favores de Dios, por haber “crucificado” a
Jesús. ¡Cuán errados están! ¡La Biblia los desmiente fácilmente!
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La Iglesia de Dios heredará el Reino Davídico
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En el libro de Apocalipsis 2:26 leemos: "Al que
venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré
autoridad sobre las naciones." Y en el 3:21 leemos: "Al
que venciere, le haré que se siente conmigo en mi
trono, así como yo he vencido, y me he sentado con
mi Padre en su trono."
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los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y
herederos del reino que ha prometido a los que le
aman?" (2:5).
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Como vemos, el reino de Cristo está en todas partes de la
Biblia. Es la esperanza central de la Iglesia. De hecho, los
teólogos están unánimemente de acuerdo que este es el tema
central de las Escrituras. Jesús habló de él desde el mismo
inicio de su ministerio (Marcos 1:1,14,15) hasta en el final de
él (Hechos 1:3,6,7).
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Es un hecho indiscutible que Jesús vino para proclamar
el establecimiento del reino. En Lucas 4:43, él había revelado
a sus propios seguidores la razón por la cual su Padre le había
enviado al mundo hace dos milenios. Él les dijo:
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