Você está na página 1de 4

El merecimiento no siempre es egolatría, sino

dignidad

Cuando damos lo mejor de nosotros mismos a


otra persona, cuando decidimos compartir la
vida, cuando abrimos nuestro corazón de par en
par y desnudamos el alma hasta el último
rincón, cuando perdemos la vergüenza, cuando
los secretos dejan de serlo, al menos
merecemos comprensión
Que se menosprecie, ignore o desconozca
fríamente el amor que regalamos a manos
llenas es desconsideración o, en el mejor de los
casos, ligereza

Cuando amamos a alguien que además de no


correspondernos desprecia nuestro amor y nos
hiere, estamos en el lugar equivocado

Esa persona no se hace merecedora del afecto


que le prodigamos
La situación es clara: si no me siento bien recibido en
algún lugar, empaco y me voy

Nadie se quedaría tratando de agradar y disculpándose por


no ser como a la otra persona le gustaría que fuera
No hay vuelta de hoja

En cualquier relación de pareja que tengas, no te merece


quien no te ame, y menos aún, quien te lastime

Y si alguien te hiere reiteradamente sin "mala intención",


puede que te merezca pero no te conviene
Llibro: ¿Amar o Depender?
Autor: Walter Riso

domingo.toc@gmail.com

Você também pode gostar