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SALA CONSTITUCIONAL
Magistrado Ponente: PEDRO RAFAEL RONDÓN HAAZ
Consta en autos que, el 13 de octubre de 2006, los Jueces de la Sala n.° 1 de la Corte de
Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Estado Carabobo, mediante oficio n.° 937-06,
remitieron a esta Sala Constitucional, para efectos de la revisión que ordena el artículo 336.10
de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, copia certificada del fallo que
dictaron, el 11 de octubre de 2006, que declaró parcialmente con lugar el recurso de revisión
que incoó la Defensora Pública Penal Vigésima Quinta del Estado Carabobo, abogada Zenaida
Colina, en representación del penado JOSÉ GREGORIO FLORES PÉREZ, y mediante el
cual desaplicaron los artículos 5 y 6 de la Ley de Hurto y Robo de Vehículos Automotores y,
en consecuencia: “1) RATIFICA el quantum de la pena impuesta al penado (…) por el
Juzgado primero de Primera Instancia en lo Penal en Funciones de Juicio del Circuito
Judicial Penal del Estado Carabobo, en fecha 28 de septiembre de 2005, de VEINTIDÓS (22)
AÑOS Y UN (1) MES. 2) EXIME al penado (…), del cumplimiento de la especie penal de
presidio, quedando ésta sustituida por la de prisión. 3) EXIME al penado (…), del
cumplimiento de las penas accesorias de presidio previstas en el artículos 13 del Código
Penal vigente, quedando estas sustituidas por las penas accesorias de prisión contenidas en el
artículo 16 del Código Penal vigente. 4) ORDENA a la Jueza Cuarta de Primera Instancia en
Funciones de Ejecución del Circuito Judicial Penal del Estado Carabobo para que realice un
nuevo cómputo de la pena impuesta al penado (…), en el que aparezca reflejado las
sustituciones tanto de la especie de pena como de las penas accesorias antes señaladas”.
Luego de la recepción del expediente respectivo, se dio cuenta en Sala por auto del 30 de
octubre de 2006 y se designó ponente al Magistrado Pedro Rafael Rondón Haaz.
http://www.tsj.gov.ve/decisiones/scon/Mayo/883-110507-06-1570.htm (1 de 14)30/05/2007 07:56:34 p.m.
883-110507-06-1570.htm
motivos fútiles e innobles, previsto y sancionado en el artículo 408 ordinal 1° del Código
Penal anterior al vigente, Robo Agravado de Vehículo Automotor, previsto y sancionado en el
artículo 6 ordinales 1° y 3° de la Ley Sobre Hurto y Robo de Vehículo Automotor en relación
con el artículo 84 ordinal 1° del Código Penal anterior al vigente, y por Porte Ilícito de Arma
de Fuego, previsto y sancionado en el artículo 278 eiusdem, además de las penas accesorias
contempladas en el artículo 13 del Código Penal, eximiéndolo del pago de costas, de
conformidad con lo establecido en el artículo 272 del Código Orgánico Procesal Penal,
observándose finalmente, que de la pena definitiva impuesta, DIECISIETE AÑOS Y SEIS
MESES de ella, correspondieron al delito de Homicidio, siendo precisamente sobre esta
penalidad que la recurrente solicita la revisión, haciendo mutis respecto de los demás delitos”.
1.4 Que “…presumiendo la Sala, que la Juzgadora tomó el término medio de cada una de
las penas de esos delitos, concluyéndose una vez verificado dichos cálculos que el ajuste o
rebaja del quantum de pena, que por el delito de homicidio solicita recurrente, no procede en
derecho, pues, pese a que la citada Reforma de la Ley haya hecho variar el quantum de la
pena para este delito, tal variación recayó solo en el límite superior; al disminuirla de
veinticinco (25) a veinte (20) años; que no influye positivamente para una rebaja, puesto que
la penalidad acumulada impuesta al penado de diecisiete (17) años y seis (6) (sic) de presidio
por el delito de Homicidio Calificado, coincide con el término medio de la pena que
contempla el artículo 406, ordinal 1° del Código Penal Reformado, concluyéndose entonces,
que fue esta disposición la aplicada por la juzgadora, a tenor de lo dispuesto en el artículo 37
del Código Penal; razón por la que debe mantenerse el criterio de la revisada en lo que atañe
a la fijación de la pena de diecisiete años y seis meses. En cambio, la especie de penalidad
que acompaña al delito en estudio si es revisable, pues del texto se evidencia con absoluta
claridad la supresión del presidio por la prisión, constituyendo un avance hacia la abolición
de la citada especie de comprobada naturaleza discriminatoria degradante (sic)”.
1.5 Que “…el hecho que el legislador penal venezolano, haya asignado una especie de
pena, prisión, a delitos como el homicidio calificado, frente a la anterior especie de pena,
presidio, trae al igual que si disminuyera el monto de la pena, una mejoría notable a la
situación del reo, ya que de ese modo se le restituye a éste, la posibilidad de ejercer sus
derechos civiles y disminuye el tiempo de sujeción a la vigilancia de la autoridad una vez
terminada la condena impuesta, por tanto lo procedente en este caso es sustituir el presidio
por prisión, quedando favorecido el reo con las penas accesorias que no serían las derivadas
del presidio (Art. 13 C.P.) sino de la prisión (Art.16 C.P.)”.
1.6 Que “…la Sala en resguardo de los derechos fundamentales del penado procedió a
revisar de oficio las demás penas impuestas, habida cuenta que en el presente caso ha
observado una concurrencia real de delitos, no advertida por la juzgadora, aunque con
modalidades de pena diferentes, así se observa la presencia de dos de ellos castigados con
penas de prisión (Homicidio Calificado y Porte Ilícito de Armas) y un tercero con pena de
presidio (Robo Agravado de Vehículo Automotor), por consiguiente para determinar la
penalidad, urge recurrir conforme al principio de Favorabilidad (sic) contemplado en el
Único Aparte del artículo 24 Constitucional; a las reglas de conversión, las cuales en ningún
caso, sea la del artículo 87, o ya la del 88, ambas del Código Penal, llegan a disminuir la
pena definitiva de VEINTIDOS AÑOS (22) y UN (1) MES DE PRESIDIO, que impuso la
revisada al penado JOSÉ GREGORIO FLORES PÉREZ”.
1.7 Que “…de llegar a aplicar la regla de conversión prevista en el artículo 87 del
Código Penal, habría de llevar todas las penas a presidio, por cuanto es esta especie la que
determina el delito mas grave, y siendo así habría que tomar como tal al delito de Robo
Agravado en grado de complicidad, y acumular a esta las penas resultantes del homicidio y
del Porte, convirtiendo dos días de estos por uno de presidio, lo cual si bien reduciría
drásticamente el monto de la pena, puesto que la rebaja dejaría la pena en Trece años y Diez
meses de presidio, lo que viene a constituir un doble contrasentido, primero, porque al
considerar el robo como el delito más grave, se estaría colocando el Bien jurídico de la vida
por debajo del Bien de la propiedad, que equivale a trastocar uno de los valores más
supremos del ser humano, como es el de la vida en toda su dimensión y que como tal merece
que el Estado, otorgue una mayor tutela a través de una respuesta punitiva más contundente,
que la de otro Bien vulnerado o amenazado de vulneración; además, sin ánimo de identificar
a la Sala con el pensamiento Justpositivista (sic), considera que la rebaja por aplicación de la
regla de conversión prevista en el artículo 87 del Código Penal, resulta grotesca, ya que por
lo exiguo de la misma se estaría irrespetando, por una parte los derechos de la víctima,
protegidos por las normas constitucionales consagrados, en los artículos 29 y 30 del Texto
fundamental, y por la otra el principio de legalidad, también consagrado en el artículo 49 del
mismo texto en mención, y en segundo lugar, porque con la aplicación de la mencionada regla
se estaría ratificando el presidio como modalidad, en momentos en que no sólo la mayoría de
las legislaciones penales modernas, sino también la nuestra, como ha sucedido con
instrumentos legales derogados y vigentes, como la Ley Anticorrupción, y la Ley Contra el
Tráfico Ilícito y el Consumo de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas, solo por señalar
estos dos, dada su importancia por castigar los delitos considerados como de lesa patria y de
lesa humanidad, y que por su gravedad y magnitud son imprescriptibles, sin embargo, son
II
Al respecto, esta Sala Constitucional, en fallo n.° 1400 del 8 de agosto de 2001, determinó lo
siguiente:
“...el juez constitucional debe hacer saber al Tribunal Supremo de Justicia sobre
la decisión adoptada, a los efectos del ejercicio de la revisión discrecional
atribuida a la Sala Constitucional conforme lo disponen los artículos 335 y
336.10 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.”
Así, corresponde a esta Sala pronunciarse sobre la revisión de la decisión que emitió la Sala n.
° 1 de la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Estado Carabobo, el 11 de
octubre de 2006, mediante la cual decretó la desaplicación parcial de los artículos 5 y 6 de la
Ley de Hurto y Robo de Vehículos Automotores.
2. En el caso bajo examen, los Jueces de la Sala n.° 1 de la Corte de Apelaciones del
Circuito Judicial Penal del Estado Carabobo, remitieron a esta Sala el acto jurisdiccional por el
cual declararon parcialmente con lugar el recurso de revisión que incoó la defensora del
penado José Gregorio Flores Pérez, con base en el artículo 470.6 del Código Orgánico
Procesal Penal - y en razón de la inciciación de la vigencia de la reforma del Código Penal-,
exclusivamente respecto de la pena que le había sido impuesta a su representado por la
comisión del delito de homicidio calificado. Adicionalmente, estimaron los referidos Jueces –
después de ratificar el quantum de la pena-, que la condena a presidio que le había sido
impuesta al penado José Gregorio Flores Pérez era “inconstitucional y contraria a las nuevas
tendencias orientadoras hacia la uniformidad de la pena corporal bajo la única figura de la
prisión” y, para ello, supuestamente desaplicaron, de manera parcial, los artículos 5 y 6 de la
Ley de Hurto y Robo de Vehículo Automotor, con base en los cuales también había sido
condenado, en grado de complicidad, el referido penado, a quien igualmente se le condenó por
la comisión del delito de porte ilícito de arma de fuego.
El Código Penal que fue derogado en 2005 establecía, respecto del delito de homicidio
intencional:
“Artículo 408. En los casos que se enumeran a continuación se aplicarán las
siguientes penas:
1°) Quince a veinticinco años de presidio a quien cometa el homicidio por
medio de veneno o de incendio, sumersión u otro de los delitos previstos en el
Título VII de este libro, con alevosía o por motivos fútiles o innobles, o en el
curso de la ejecución de los delitos previstos en los artículos 453, 454, 457, 460
y 462 de este Código.
(...) (subrayado de la Sala)”.
El Código Penal vigente recoge en su Título VIII del Libro Primero, las fórmulas de
conversión de penas aplicables en caso de concurrencia de hechos punibles, en efecto:
“Artículo 87. Al culpable de uno o más delitos que merecieren penas de
presidio y de otro u otros que acarreen penas de prisión, arresto, relegación a
colonia penitenciaria, confinamiento, expulsión del espacio geográfico de la
República, o multa, se le convertirán éstas en la de presidio y se le aplicará solo
la pena de esta especie correspondiente al delito más grave, pero con el aumento
de las dos terceras partes de la otra u otras penas de presidio en que hubiere
incurrido por los demás delitos y de las dos terceras partes también del tiempo
que resulte de la conversión de las otras penas indicadas en la de presidio.
La conversión se hará computando un día de presidio por dos de prisión, por
tres de arresto, por cuatro de relegación a colonia penitenciaria, por cinco de
confinamiento o expulsión del espacio geográfico de la República, y por sesenta
unidades tributarias (60 u.t.) de multa” (subrayado de la Sala).
libertad; sin embargo, es obvio que no excluyó la coexistencia de las sanciones reclusorias. La
referida norma establece la existencia de dicho régimen, para el cumplimiento con penas
corporales privativas de libertad, con la exigencia o garantía de que, mediante al ejecución del
mismo, se asegure la rehabilitación del penado y el respeto a los derechos humanos de este
último.
Por otra parte, el constituyente no excluyó el presidio, de suerte que, siendo el mismo una
especie de pena reclusoria que está permitida por la Constitución, la supervivencia de dicho
castigo en la legislación ordinaria no supone, de manera alguna, antinomia del Código Penal
con la Ley Máxima. Así mismo, tampoco puede concluirse que se trate de una sanción
infamante, por razón del trabajo forzado al que quedaría sometido el reo. Tal conclusión, por
parte de la Corte de Apelaciones, revela un supino desconocimiento de la evolución del
régimen penitenciario en Venezuela, ya que, de una simple ojeada a la Ley de Régimen
Penitenciario, debe afirmarse que el trabajo dejó de tener carácter aflictivo, en todas las
modalidades de penas corporales, y pasó a ser considerado por el legislador como una
herramienta de tratamiento y rehabilitación, razón por la cual se advierte que no hay diferencia
entre el presidio y la prisión, salvo en lo que se refiere a las penas accesorias.
2.2 En relación con el argumento que expresaron los jueces de la Sala n.° 1 de la Corte de
Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Estado Carabobo, en el fallo que se encuentra
sometido a revisión, de que “la Ley de Reforma Parcial del Código Penal, de fecha 13 de
Abril de 2005, ciertamente, viene a mejorar ostensiblemente la situación del reo, tanto en lo
que respecta el quantum de la pena como a la modalidad o especie, toda vez que en el artículo
406 ordinal 1° del texto en mención, aparte de disminuir la pena de quince a veinte años de
prisión, en comparación a la de quince a veinticinco años de presidio que preveía el artículo
408 ordinal 1° del Código Penal derogado, suprime la especie de presidio por la de prisión”;
observa la Sala que tal afirmación sería cierta si la referida reforma no hubiera incluido el
parágrafo único en la precitada disposición, que implica, a diferencia de la norma reformada,
el cumplimiento efectivo -en prisión- del total del quantum de la pena a imponerse, pues los
condenados “no tendrán derecho a gozar de los beneficios procesales de ley ni a la aplicación
de medidas alternativas del cumplimiento de pena”. En el caso que nos ocupa el penado fue
condenado, en primera instancia, a cumplir la pena de veintidós años y un mes de presidio y,
según lo preceptúa el artículo 501 del Código Orgánico Procesal Penal, contaba con la
posibilidad de solicitar la fórmula alternativa de cumplimiento de pena de establecimiento
abierto cuando hubiera cumplido por lo menos un tercio de la sanción que le fue impuesta, es
decir, después de siete años y cuatro meses de presidio. Ahora, con la pena que le impuso la
Corte de Apelaciones, el penado –de acuerdo con la norma supuestamente más favorable del
Código Penal vigente- debería cumplir la totalidad de la pena que le fue impuesta por la
comisión del delito de homicidio calificado, esto es, diecisiete años y seis meses de prisión, sin
posibilidad del goce de beneficios procesales ni de la aplicación de alguna de las fórmulas
alternativas al cumplimiento de pena. Así las cosas, esta Sala concluye que, por la razón que se
examina, la Corte de Apelaciones vulneró el contenido del artículo 470.6 del Código Orgánico
Procesal Penal, que dispone que la revisión debe hacerse “únicamente a favor del reo” y, con
ello, adicionalmente, lesionó el derecho fundamental del penado a la tutela judicial eficaz y al
debido proceso, razón por la cual se concluye que el veredicto que se revisa está afectado por
un vicio no subsanable que debe dar lugar a la declaración de nulidad del mismo, de
conformidad con los artículos 191 y 195 del Código Orgánico Procesal Penal, y así se declara.
2.3 La Sala n.° 1 de la Corte de Apelaciones del Estado Carabobo, en el fallo que nos
ocupa, revisó de oficio, por alegadas razones de orden público, las otras penas que le habían
sido impuestas al procesado, por la comisión de los delitos de robo agravado de vehículo
automotor, en grado de complicidad, y porte ilícito de arma de fuego. Sobre tal respecto
concluyó que, por cuanto existía concurrencia real de delitos, había que acudir a alguna de las
reglas de conversión de penas, “las cuales en ningún caso, sea la del artículo 87, o ya la del
88, ambas del Código Penal, llegan a disminuir la pena definitiva de VEINTIDÓS AÑOS (22)
y UN (1) MES DE PRESIDIO, que impuso la revisada al penado JOSÉ GREGORIO FLORES
PÉREZ”. Sin embargo, en el párrafo inmediatamente siguiente, afirmó que de aplicarse la
regla de conversión de pena que establece el artículo 87 del Código Penal, que obliga a llevar
todas las penas a presidio, es decir, tomar al delito de robo como el más grave, porque es éste
el que tiene señalada pena de presidio y “acumular a esta las penas resultantes del homicidio y
del Porte, convirtiendo dos días de estos por uno de presidio, lo cual si bien reduciría
drásticamente el monto de la pena, puesto que la rebaja dejaría la pena en Trece años y Diez
meses de presidio, lo que viene a constituir un doble contrasentido, primero, porque al
considerar el robo como el delito más grave, se estaría colocando el Bien jurídico de la vida
por debajo del Bien de la Propiedad (…), y en segundo lugar, porque con la aplicación de la
mencionada regla se estaría ratificando el presidio como modalidad (…)”. Así las cosas, la
Sala n.° 1 de la Corte de Apelaciones del Estado Carabobo, sin referencia al derecho positivo
en Venezuela sino a una supuesta fuente de derecho comparado y una igualmente supuesta
voluntad legislativa, dispuso la desaplicación parcial los artículos 5 y 6 de la Ley Sobre el
Hurto y Robo de Vehículos Automotores, en lo que se refiere a la especie de la pena de
presidio, la cual, por efecto de dicha desaplicación, convirtió en prisión. Observa la Sala, en
primer lugar, que el control difuso autoriza la desaplicación de una norma, pero no la creación
de penas distintas a las que el legislador preceptuó. En otros términos, la Corte de Apelaciones
innovó en materia que es de reserva legal, como es la creación de los tipos penales, con
inclusión, por supuesto, de la pena, porque la punibilidad es un elemento esencial del tipo. En
segundo lugar, la Corte de Apelaciones debió aplicar las reglas de conversión que están
contenidas en el artículo 87 de Código Penal y si consideraba que tal norma colidía con la
Constitución de la República, así debió expresarlo, mediante decisión debidamente motivada.
En el asunto que nos ocupa, la Corte de Apelaciones decidió, en manifiesto perjuicio del
penado, sin fundamentación alguna, la desaplicación de la regla de conversión que contiene el
referido artículo de la ley penal sustantiva. Así, prefirió la protección de la capacidad civil de
ejercicio, de la cual se encontraba privado el penado por razón de la pena de presidio que le
había sido impuesta, en menoscabo de su derecho a la libertad personal, al cual se le reconoce
primacía después del derecho a la vida, de suerte que si, como lo estimó la Corte de
Apelaciones, debía decretarse una tutela de acuerdo con el orden jerárquico de los derechos
fundamentales de la persona humana, debió entonces hacer primar el derecho a la libertad
personal sobre el de ejercicio de los derechos civiles, de cuya titularidad, por cierto, no se
privó al penado, a quien el legislador amparó, mediante la designación de un tutor para dicho
ejercicio. De modo que, si la Corte hubiese aplicado, como era su deber, la norma de
conversión en referencia, la pena privativa de libertad habría quedado limitada, en definitiva,
tal como ella misma lo reconoció, a trece años y diez meses de presidio, término este
manifiestamente más favorable que los veintidós años y un mes de presidio a que lo sentenció,
aun cuando persistiera la limitación al ejercicio de sus derechos civiles, todo lo cual es
constitutivo de vicios no subsanables que son una razón adicional para la declaración de
nulidad de la decisión que fue sometida a revisión, y así se declara.
De conformidad con las conclusiones que anteceden, estima la Sala que, de la revisión a la
cual, con arreglo al artículo 336.10 de la Constitución, ha sido sometida, en la presente causa,
la decisión de 11 de octubre de 2006, mediante la cual la Sala n.° 1 de la Corte de Apelaciones
del Circuito Judicial Penal del Estado Carabobo, decretó la desaplicación parcial de los
artículos 5 y 6 de la Ley Sobre Hurto y Robo de Vehículos Automotores, tal pronunciamiento
constituyó un errado control constitucional, lo cual debe conducir, como se indicó supra, a la
declaración de nulidad del fallo en cuestión y a la reposición de la causa al estado de que la
Corte de Apelaciones decida, nuevamente, respecto de la antes referida solicitud de revisión
que interpuso la Defensora Pública Vigésima del Estado Carabobo, con estricta sujeción al
contenido del presente fallo y así se declara.
III
DECISIÓN
Por las razones antes fueron expuestas, esta Sala Constitucional, administrando justicia en
nombre de la República por autoridad de la Ley, declara la NULIDAD del fallo que fue objeto
de la presente revisión, esto es, en lo concerniente a la desaplicación parcial de los artículos 5
y 61 de la Ley Sobre El Hurto y Robo de Vehículos Automotores, así como la de todos los
actos que de él dependan. En consecuencia, ordena la REPOSICIÓN de la presente causa al
estado de que sea dictada nueva sentencia por la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial
Penal del Estado Carabobo, en la cual queden subsanados los vicios que dieron lugar al
referido pronunciamiento anulatorio y con estricta sujeción al contenido del presente fallo.
Publíquese, regístrese y devuélvase el expediente.
Dada, firmada y sellada en el Salón de Despacho de la Sala Constitucional del Tribunal
Supremo de Justicia, en Caracas, a los 11 días del mes de mayo de dos
mil siete. Años: 197º de la Independencia y 148º de la Federación.
La Presidenta,
Los Magistrados,
Ponente
PRRH.sn.ar.
Exp. 06-1570