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F e c h a d e p u b l i c a c i ó n : Ve r a n o d e 2 0 0 1

La contaminación del aire agudiza los


problemas respiratorios
En los últimos 15 años, el asma ha alcanzado proporciones epidémicas
en grandes áreas de América del Norte. Los niños son los principales
afectados por esta grave enfermedad. Cuando el Consejo de la CCA
adoptó la resolución sobre Salud Infantil y Medio Ambiente en junio de
2000, el asma ocupó el primer lugar entre los temas de salud
seleccionados como punto de partida para la cooperación entre las
Partes. En el primero de nuestros dos artículos, Michael D. Lebowitz
explica por qué los niños son especialmente susceptibles a esta
enfermedad y hace notar su propagación entre los pequeños de
escasos recursos. En el segundo, Irma Rosas analiza la situación de
los niños en el ambiente altamente contaminado de la Ciudad de
México y señala las complejas interacciones entre contaminantes que
se cree pueden causar asma.

En la Ciudad de México, casi la mitad de su población, de más o menos 20


millones de habitantes, está conformada por niños menores de 14 años. ¿Qué
efectos tiene en ellos el aire tan contaminado de la ciudad (con
concentraciones de ozono y partículas finas que con frecuencia exceden con
mucho los niveles considerados aceptables para la salud)?

En general, tales efectos se pueden ver en tractos respiratorios irritados e


inflamados, con deterioro reversible en la función pulmonar. Mientras que los
especialistas colocan la incidencia de asma infantil en entre 5 y 10% y dicen
que la situación no parece haber empeorado en los últimos años, informes de
servicios hospitalarios de emergencia indican que están tratando más casos de
asma agravado que requieren una larga estancia en el hospital.

El manejo de una enfermedad como el asma, de múltiples causas, puede ser


más complejo en un país en desarrollo. Por ejemplo, la desnutrición afecta
gravemente la salud infantil y hace más difícil identificar el papel de otros
factores, incluido el medio ambiente.

El asma infantil es un padecimiento de temporada y muestra patrones


similares a los observados en adultos menores de 60 años. El número de casos
informados alcanza su punto máximo entre julio y septiembre, que es el
periodo de fuertes lluvias características de países tropicales como México. Las
lluvias hacen que se reduzcan los contaminantes atmosféricos comunes como
el ozono, lo que sugiere que otros tipos de contaminantes del interior y el
exterior, como alérgenos y compuestos biogénicos, pueden ser los principales
responsables del asma y que están interactuando en alguna forma con otros
contaminantes.

Dado que el asma de tipo alérgico es muy común entre los niños, el monitoreo
diario de alérgenos (polen, esporas, algas, etc.) realizado en diversas partes
del mundo es muy útil para controlar la enfermedad. Por desgracia, en México
no tenemos acceso a este tipo de información. Sin embargo, las pocas
mediciones específicas disponibles indican que es vital poner en marcha dicho
monitoreo.

Otro factor que se debe tener en consideración es que en los países en


desarrollo la falta de planeación combinada con altas tasas de crecimiento
ocasionan que servicios públicos como el drenaje resulten insuficientes, de
modo que la gente no tiene más opción que defecar en el suelo. Las heces
secas se convierten en fuente de partículas aéreas con alto contenido de
bacterias y productos bacterianos. Muestras de partículas aéreas han
demostrado la presencia de compuestos provenientes de la membrana externa
de bacterias con altas posibilidades de provocar inflamación (específicamente,
endotoxinas).

También se ha documentado que en ciudades muy contaminadas los granos de


polen pueden arrastrar casi al nivel del suelo pequeñas partículas, donde
podrían ser ingeridas por las personas. Todo esto demuestra que
contaminantes de vehículos e industrias, así como los de origen biológico,
deben considerarse factores principales que, por sí solos o junto con otros,
tienen un importante efecto en enfermedades como el asma.

Los niños que viven en países tropicales pasan mucho más tiempo en el
exterior que los que viven en latitudes más alejadas del ecuador —en primer
lugar porque pasan menos tiempo en la escuela y, en segundo, porque el clima
lo permite. Estudios epidemiológicos realizados en México para tratar de
establecer la asociación entre contaminación y aumento en la morbilidad y
mortalidad infantil sólo han buscado hasta ahora en la exposición en el
exterior. Sin embargo, en el caso del asma, el estudio de ambos ambientes
llevaría a una evaluación más acertada de la exposición a contaminantes y
permitiría la formulación de propuestas más eficaces para controlar este
problema.

Me siento muy motivada por la propuesta de la CCA de convocar a un Comité


Asesor de Expertos que colabore con el Consejo de la Comisión en cuestiones
clave de salud infantil: es una gran oportunidad para América del Norte y en
especial para México. Los aspectos relacionados con el asma que deben
abarcarse son: ordenamientos ambientales, identificación de los compuestos
que deben vigilarse en el medio ambiente y uso epidemiológico de indicadores
más específicos y "biomarcadores" que podrían tomarse prestados de estudios
de epidemiología molecular y de toxicidad in vivo e in vitro.

Por Irma Rosas

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