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Capfruco XXIV ENRIQUECIMIENTO SIN CAUSA 1. Nocién general. 2. Condiciones de la figura. 3. Agencia oficiosa. 4. Pago de lo no debido. 5. Comunidad o copropiedad. 1. NociON GENERAL, Esta fuente de las obligaciones, reconocida por buena parte de la doctrina, no ha tenido, sin embargo, aceptacién pacifica a lo largo de la historia', Tampoco tiene suficientes desarrollos doctrinales en la actualidad, menos atin en nuestro medio. Basta con consultar obras tan importantes en materia de obligaciones, como las de los tratadistas GuILLERMO OspiNa FERNANDEZ independientemente y de este con Epuarpo Ospina Acosta’, asf como el tratado de Jorce Cusi- DEs CAMACHO? y el de FERNANDO HiNestRosa‘, para encontrar que apenas se hacen algunas, muy pocas, referencias tangenciales a la figura, sin entrar en un tratamiento profundo de ella. En efecto, bien a pesar de haber sido enunciada desde el tiempo de losifo- Gans, en ae bajo la denominacién de actiodelinremiversoy no fue recogida de una manera general por los glosadores, ni por los redactores del Code Civil de Napoleén. Estos tiltimos prefirieron consagrar una serie de figuras, bajo la denominacién de @asiGontfat6s, referidas en los términos del |, a las obligaciones que nacen sin convencién de ee: io nomasiguions, cl aiuto 203, mencona a laagenciajoficiosa, al pagoldellomnoldebido y “laeomunidad. Véase a este respecto la obra ya citada del principal inspirador del cédigo francés, ROBERT Josern Poruier’. Estas figuras t{picas serdn objeto de un tratamiento en este ' Véase el estudio hist6rico de Javier BARRIENTOS GRanvon, “De la inexistencia del matrimonio en el derecho chileno”, en Revista de Derecho, vol., 19, nim. 2, diciembre de 2006, pags. 53-83. 2 Teorfa general de los actos 0 negocios juridicos, 2 ed., Bogoti, Temis, 1983. 9 Obligaciones, 7? ed., Bogoti, Ibéfiez y Pontificia Universidad Javeriana, 2012. 4 La representacién, Bogota, Universidad Externado de Colombia, 2008. 5 Robert JoserH Porm, Traité des obligations, Paris, Librairie de M. Dupin, 1942, pag. 71 850 ee eee _ _ OBLIGACIONES capitulo, no obstante reconocer que son solo ejemplos de cuanto puede ocurrir con la fuente de las obligaciones que nos proponemos estudiar. El G8f€CHOlEl4Sieo consagré la regla® de que _tativo que ninguno se haga més rico en detrimento de otro 0 con injuria”. Esta regla, como lo anota una obra sobre el particular de Luts Dfez-Picazo’, fue presa codiciada de los@usnaturalistas, consagréndola expresamente en €l/derécho) " can6nico, pese a no haber ellos resuelto el problema de decidir de qué clase de enriquecimientos se est4 hablando y de @uéndojes/equitativojsosteneriqueun, @proyechamientoypatrimonialjesjinjusto, Estas dificultades llevaron a que la regla fuera descuidada por siglos, no obstante haberse mantenido la inquietud en muchos tratadistas y, sin embargo también, de que el Code Civil la recogié parcialmente al regular los denominados cuasicontratos. Estas figuras, al menos cuando se dan ciertos supuestos, corresponden a cuanto hoy en dia se admite como enriquecimiento sin causa. En efecto, el Fee Tae te dnguntenRpenees tiene @&récho al respectivoTesam (Gimiento (art. 2309), aun cuando hubiere actuado contra expresa prohibicién del favorecido con la gestién. Lo mismo ocurre en el caso del pagOdelo nO debide) en los términos del articulo 2313 del Cédigo Civil, que général l@Obligacion @erestituirenquienirecibe. Por tiltimo, en el evento de © copro- piedad, _ derecho a la respectiva repeticién de lo pagado contra los demas comuneros, en (Gaproporcion que a'cadauno de ellos\corresponday)segtin reza el articulo 2325 del Cédigo Civil, asf el texto de esta ultima norma no resulte todo lo claro que seria de desear. En todo caso, la figura del enriquecimientojsinjcausa) como hoy se la entiende, no se refiere solo a los mal denominados cuasicontratos, sino, como poco mas adelante se ver, a(todalformaldelaprovechamientowdel) _patrimonio de alguien a costa del detrimento patrimonial de otro u otros. Se trata, por tanto, de una figura con ribetes generales, no necesariamente amarrada a algunas hipétesis concretas. Georces Rirert*, a pesar de su empefio por sostener la necesaria morali- zaci6n del derecho privado, contrariamente a lo anterior, llega a sostener que 5 Digesto 50, 17, 206. ” La doctrina del enriquecimiento sin causa, Bogot, Pontificia Universidad Javeriana e Ibifiez. Coleccién Monografias, 2011, pag. 30. * La régle morale dans les obligations civiles, Paris, Librairie Générale de Droit et de Juris- prudence, 1949. ENRIQUECIMIENTO SIN CAUSA __851 el principio de que fnadie puede enriquecerse a expensas de otro, aparece susceptible de tantas aplicaciones y modalidades, que el reconocimiento de una regla juridica de cardcter general y abstracto absorberia los medios jurfdicos diversos mediante los cuales se ha hecho un esfuerzo para impedir los enrique- cimientos injustos. Las condiciones a las cuales el otorgamiento de estos medios ha estado subordinado, se encontrarfan destruidas por la aplicacién posible de la regla general. La gran corriente de equidad que atravesarfa el derecho, abatiria como castillo de cartas las instituciones que protegen los intereses de las partes. Francamente, nos parecen exageradas las conclusiones del ilustre tratadista. La experiencia en el manejo de la figura, sometida a una regla general, prime- ramente admitida por nuestra jurisprudencia desde el afio de 1939, y ahora por el ordenamiento mercantil de derecho positivo, nos muestra que, habiéndosele afiadido por la doctrina y la jurisprudencia el requisito de que se trate de un medio residual, es decir, en defecto de otras instituciones juridicas, en mu- chas de las cuales se reconoce el enriquecimiento injusto, no ha producido el arrasamiento de las soluciones concretas, como ocurre con los mal llamados cuasicontratos, sino que, bien por el contrario, ha permitido disefiar una nueva fuente de obligaciones, cada vez més rica en aplicaciones précticas. Los supuestos concretos de esta regla general, contenidos en nuestro orde- namiento civil, lejos de haberse visto desconocidos por la consagracién de la regla general que prohibe el enriquecimiento sin causa, han servido para derivar de ellos conclusiones aplicables a multiples hipstesis de enriquecimiento sin causa, que el legislador no ha tocado de una forma especifica. La denominacién de cuasicontratos ha venido siendo fuertemente criticada por la doctrina, en tanto, como se vio al comienzo de este escrito, nocabe pensar (Gin Cuasiconsentimiento para la génesis de las obligaciones derivadas de ellos. En efecto, el consentimiento se da ono se da, sin que sea dable una situaci6n in- _termedia, y sinélnoypodemos hablaryni siquiera por aproximacién, de la fuente de las obligaciones que hoy denominamos negocio juridico. Por otra parte, est clo Gommuasigpptontias se hacen "porque si existiera el respectivo cruce de voluntades estarfamos hablando de otra figura, como puede ser el contrato de mandato ola convencién de pago ala cual se refiere el articulo 878 del Cédigo de Comercio, es decir, de unnegocio”) Guridico; que eSiunal fuente istinlaldelasSblBACIONES. Igual sucede con el mal llamado ¢wasi¢ontrato/de comunidad, ya que de existir un acuerdo para las expensas que reclame el bien posefdo en comin nos encontrariamos probable- mente en la figura del mandato.o en la de unas obligaciones de hacer o de dar. 852 OBLIGACIONES Sin embargo, no se trata meramente de un disentimiento sobre el uso de la expresi6n “cuasicontrato”, sino de una critica mas de fondo. No podemos reducir el fendmeno del enriquecimiento sin causa a esas tres posibilidades listadas por el articulo 2302 del Cédigo Civil, sin considerar la aplicacién de la figura a muchas otras circunstancias que la experiencia registra al respecto. Por esta raz6n, conviene estudiar de una manera general el fenémeno, sin li- mitarlo a unas eventualidades concretas, siendo asf que pueden existir muchas y muy variadas. La jurisprudencia del Consejo de Estado traté, por ejemplo, esta posibilidad en una reciente sentencia’, referida deiunas vias piblicas) cfectuada sin|contrato/solemine previo, obrajnojpagada (por el municipio favorecido) El del Cédigo Civil, sin entrar a sentar reglas generales, reconoce la necesidad de compensar el enriquecimiento sin causaen_ casos como la denominada “adjuncion® (C. C., art. 728) 0 en el de I@HeCesion (ecosa muebie a inmueble, como se regula en el articulo 739 in fine. La situacién que hemos ya estudiado sobre HEgOCios juridicos imegulares) que hayan sido con todo. permite relacionar la necesidad de Por quien cumpli prestaciones que _hayan repercutido, negativamente, en . a la par que €ompensarlos) n cuanto que (hayan podido cumplirse antes de que €l negocio juridico haya sido quebrantado © antes de que su inexistencia o ineficacia hayan sido declaradas o reconocidas. Esta misma consideracién la tuvimos muy particularmente en cuenta cuando estudiamos el tema del ineuimplimiénto reciprocs, situacién frente a la cual la jurisprudencia tradicional pretende cerrar las puertas a un reclamo, aun en _los casos en que una de las partes haya ejecutado prestaciones a su cargo mas” _valiosas que las que haya adelantado la otra. Una clara noci6n de justicia obliga a restablecer los equilibrios econémi- _ ¢o8, cuandoquiera que un patrimonio se ha visto afectado y otro favorecido sin ‘que, como lo expresa el nombre de esta fuente de las obligaciones, éxiStaluna) {faz6n juridica que justifique lasituaci6n) De ahi que la doctrina moderna haya regresado a rescatar una figura proveniente del derecho clasico, para proponerla como una fuente general de las obligaciones, desprendida de situaciones con- cretas, como ocurrié en el derecho romano y como fue igualmente consagrada en nuestro ordenamiento civil. En la sentencia del m4ximo 6rgano de lo contencioso administrativo citada atrds, se trae a cuento el pasaje del Digesto antes citado, en el cual se expresa que ? 19 noviembre 2012, rad. 73001-23-31-000-2000-03075-0, M. P. Orlando Santofimio Gamboa. ENRIQUECIMIENTO SINCAUSA _ 7 _ 853 @injuriade otro”. Si bien es por sobre todo admisible esta afirmacién, ella, sin embargo, no lleg6 a configurar en la época de los romanos una verdadera y general fuente del derecho, quedando su enunciado huérfano de consagra- ciones de caracter general en el régimen pretoriano. Sin embargo, sf tuvo reconocimientos concretos, que dieron lugar a la denominada actio de in rem verso, como ocurria en las@onaciones entre esposos que, estando prohibidas, podian, sin embargo, tener lugar en la practica, conduciendo a latdeclaratoria posterior de nulidad, cuando el cényuge donante se arrepintiera de ella y soli- Citara la respectiva declaracion? Producida esta, se acepté que el mencionado cényuge donante pudisralreivindicarel bien donado, que habfaempobrecido ‘su patrimonio, acrecentando a su vez aquel del conyuge donatario. Si dicho bien habia perecidovo;pasadoraunitercerorderbuenarfey se‘Acepte la condictio, es decir, un pago equivalente, para restablecer la justicia entre los esposos. Asimismo, para mencionar otro ejemplo, se aplicé la figura para protegeria» quien contrataba con un ineapaz, permitiéndole proceder contra el pater familiae que hubiera visto incrementar el patrimonio de su pupilo, ante la nulidad de los @actosicelebrados. Por estos caminos el derecho romano, para los casos men- cionados y otros similares, pero igualmente concretos, construy6 la exigencia de un enriquecimientorolaprovechamientorenialguien (/ocupletior factus est) y el requerimiento paralelo de una afectaci6n negativa en otro patrimonio (pau- perior est), como consecuencia de estos hechos, determinando la necesidad de restablecer al patrimonio empobrecido hasta en el monto en que hubiera sido damnificado, medida que se hacia efectiva contra el patrimonio enriquecido, sin superar el limite del aprovechamiento en este ultimo. Los antecedentes que hemos descrito han conducido al derecho moderno a proponer la figura como una fuente nueva e independiente de obligaciones. En particular, esta fue la posicién de MarceL PLANIOL"', y de AMBROISE COLIN y Henri Capitant!?, retomando una tesis sostenida a principios del siglo xv por Huco Grotius, en un intento de introduccién al derecho civil holandés para uso de sus hijos. En esta obra, el autor propone como fuente de las obligacio- nes la que él denominé “desigualdad’, advirtiendo que se trata de aquella que aprovecha a alguien sin que exista obligacion de soportarla. '©D, 50.17.206 (Pompomius Libro 1x). Ex variis lectionibus: “ure naturae aequum est, neminem cum alterius detrimento et iniuria fieri locupletiorem”. “Classification des sources des obligations”, en Revue critique de législation et de juris- prudence, tomo xxi, 1904, pags. 224 y ss. "2 Cours élémentaire de droit civil, tomo m, Paris, Librairie du Recueil, 1939, pags. 559 y ss. 854 OBLIGACIONES 2. CONDICIONES DE LA FIGURA La doctrina ha fijado Guatro condiciones)para que se pueda dar aplicacién a esta figura, a saber: @) que exista un detrimento en un patrimonio, que‘id derive de un negocio juridico, ni de un hecho ilicito, ni de la ley; b) que este de- trimento sea correlativo al aprovechamiento o incremento en otro patrimonio, como consecuencia de estos hechos; c) que no se dé ninguna razé6n juridica que justifique las situaciones anteriores, y d) que no exista ninguna otra via en el derecho para restablecer la equidad en la situacién producida. Como con- secuencia de esta tiltima exigencia, se ha reconocido al enriquecimiento sin causa un papel meramente fesidual 6 Supletorid, para 4€eptarlo unicamient@en los casos en que el perjudicado no puede efectuar su reclamo de otra manera. Este ultimo requerimiento no deja de ser preocupante, porque abre la puerta para que se desconozca la justicia en los casos en que el demandante enderece su reclamo por una via equivocada, pese a lo antes anotado Sobre la necesidad de que el falladoro quien haga Susiveces (4rbitro, amigable componedor, conci- liador) deba tener en cuenta el derecho aplicable por sobre las invocaciones de las partes. No obstante reconocer la raz6n de esta Ultima exigencia, lo impor- tante es que dicha raz6n no Ileve a rechazar la aplicacién del enriquecimiento sin causa en los casos en que los hechos invocados en el petitum conduzcan en todo caso a Ia aplicacién de esta figura, asf las partes no la hayan hecho valer. Respecto de los dos primeros requisitos conviene anotar que es posible que el aprovechamiento en el patrimonio enriquecido se presente como consecuencia, no de un ingreso en él, sino en la desaparici6n 0 rebaja de un pasivo a su cargo, lo cual, en tltimas, Se traduce en un verdadero aprovechamiento) En igual forma, puede darse que elyempobrecimientoyenjelypatrimonioyque\lojsufrederivede Ja) pérdida/deun derecho que antes le correspondia, En otras palabras, los dos fenémenos de contenido econémico pueden ser de alguna maneramegativos, "Una limitacién al restablecimiento del equilibrio patrimonial que ha sido in- vocadalpor la doctrina y por la jurisprudencia consiste en que dicho restable- cimiento fo tiene él caracter de tina indemnizaci6n, en la cual€l/perjudicade debe ser resarcido de todos los dafios que se le hayan producido, sino apenas el de una compensaci6n claramente enmarcada en su aspecto cuantitativo. Entre otras cosas, debe anotarse que UieH/SEEMPObFECIO, no solo no caus6 por regla general un dafio a quien se enriqueci y demanda una compensacién, sino que bien por el contrario le hizo un servicio Util que le implicé erogaciones. En este sentido, el restablecimiento encuentra(@6s limites: por una parte, NO puede ser de ninguna manera superior al beneficio 0 incremento patrimonial que hayan recibido aquel o aquellos que se hayan aprovechado de los hechos: ENRIQUECIMIENTO SIN CAUSA sss por otra parte, no puede tampoco ser superior al dafio sufrido por el perjudi- (Gado Se trata Gnicamente de Testablecer el traslado patrimonial injustificado) Esta limitacién encuentra su fundamento en la buena fe Con la cual sehaya) a... de no darse esta estariamos posiblemente en el terreno del (0,(que!sijustifica nalindemnizacién plena. Como lo expresara la entonces Sala de Negocios Generales de la Corte!, (Ningiin texto dela ley positiva [en ese entonces] consagra expresamente la regla general de/equidad de que i (Gtro; sin embargo, se la puede considerar, como lo ha aceptado la jurisprudencia universal, Gomo si esttiviera en Vigor esalley, puesto que Estos perfiles de la figura derivan del tratamiento dado aella por M. M. AuBRY et Rau", cuyos planteamientos han permanecido hasta nuestros dias, permi- tiendo solucionar muchos problemas que no encontraban respuesta al margen de considerar el enriquecimiento sin causa como una fuente general de las obli- gaciones. Este planteamiento, sin embargo, quiso desligarse de aquel del d- (GeehoTOMAN, afirmando que en este tiltimo Ta aeeiOn de FEStHLUGISN era conse- cuencia de otra de cardcter principal, como ocurria en el caso ya mencionado de la nulidad de las donaciones entre cOnyuges, mientras que en el{@FeCHO) Gmodemd se trata de una aeeiéniindependiente, que puede ejercerse|sin|vinculos (conjotrasipretensiones, No obstante esta distinciGn, no cabe duda del emparen- tamiento entre las rafces de la figura en el derecho romano y las elaboraciones de ella en nuestro sistema moderno. El enriquecimiento sin causa entré6 como fuente auténoma de las obligaciones en nuestro sistema juridico por la via de la jurisprudencia, con motivo de las conquistas de la denominada Corte Ad- mirable, cuyas decisiones mas importantes aparecieron entre los afios de 1936 y de 1939, principalmente por obra del eminente magistrado Eduardo Zuleta Angel, quien importé a nuestra jurisprudencia las conquistas en ese entonces més importantes de la Corte de Casacién francesa, amén de otras novedades del derecho europeo no admitidas en el francés, como es el caso de laexcesivaly (Qnerosidad;sobreviniente ya estudiado. Estos aportes encontraron en ese entonces fundamento en el articulo 8° de la Ley 153 de 1887, cuyo texto es el siguiente: “Cuando no hayalley exactamente aplicable al caso controvertido, se aplicaran las leyes que regulen casos o materias ” Sent. de 6 septiembre 1935. " Cours de droit civil frangais: d’aprés la méthode de Zachariae, Paris, Marchal et Godde, Successeurs, 1917. ! | 856 __ OBLIGACIONES @erecho”. Por esta via, con una cierta audacia de quienes integraban la Corte Suprema de Justicia en ese entonces, se introdujeron en nuestro derecho figu- ras tan importantes como las delabusodel'derecho, 1a delierroricomiin, la del raudetailailey y esta que venimos estudiando del €nfiquecimientoisin Causa. Hoy en dia, sin embargo, la gran mayoria de estas teorias, verdaderamente innovadoras en su momento, han sido trasladas al derecho positivo a través de diferentes disposiciones del Cédigo de Comercio. Asi, tenemos que esta del en- riquecimiento sin causa fue expresamente consagrada en el articulo1832 del citado ordenamiento, bajo el siguiente texto: “Nadie podra enriquecerse sin justa causa a expensas de otro”. De la misma manera, la figura del abuso del derecho fue expresamente consagrada en la norma inmediatamente anterior, el articulo 830. Algunos pretenden que la disposicién del Cédigo de Comercio es exage- radamente lac6nica, habiéndose debido regular la figura de una manera mas completa. Para nosotros constituye una ventaja esta continencia de la ley, en tanto permite que la disposicién tenga desarrollos doctrinales y jurisprudencia- les amplios, sin estar estos amarrados por reglas dictadas en un momento del desenvolvimiento de nuestra ciencia, para luego aplicarse en tiempos distintos y en circunstancias diferentes. Expresada la anterior ventaja de otra manera, podemos afirmar que disposi- ciones como layrelativayalenriquecimientoysinycausa, de la misma manera que aquella telativajaljabusodeliderecho» tienen la ventaja de sermormas/abiertas, verdaderos principios que varias le- gislaciones han venido introduciendo en sus capitulos preliminares, para dar a entender, a través de esta conducta, el cardcter fundamental de tales postulados y su voluntad de convertirlos en criterios informadores del resto de la legislacién. Entre otras cosas, ‘aie arcnimupdemiesteley es de alguna manera replica- do por el nuevo Cédigo Civil y Comercial de la Naci6n argentino", si bien este Ultimo contiene algunas precisiones adicionales. La primera de ellas apunta a larestitucién de bienes que hayan quedado en poder de quien se aprovech6, y la segunda se refiere a la afirmacién de nuestra jurisprudencia sobre lajsubsidia> ridad de la accién de enriquecimiento sin causa. Como lo hemos advertido en ocasiones anteriores, pretendemos avizorar en el horizonte, con apoyo en textos como los denominados Principios de Unwrorr y en doctrinas de nuestra Corte Constitucional, que sostiene quellas , esto es, quevenuncian valores) 'S Art. 1794. ENRIQUECIMIENTO SIN CAUSA eee Por este camino, se ampliarian los linderos de la legislacién, buscando que cobije toda suerte de situaciones similares. De esta manera, normas como la que se refiere a la figura que estudiamos y la inmediatamente anterior sobre abuso del derecho, mds que desarrollar las fuentes de las obligaciones en ellas contempladas, se limitan a enunciar unos principios, dejando que sean la doctrina y la jurisprudencia las que den vida a estos principios. A nuestro juicio deben tenerse en cuenta las reglas sobre féstituciones miu> GaaS", cuandoquiera que se pretenda éompéensar lin aproveChamiénto) en tanto estas eee son Partiou armen peftinentes pare ests Gnetidad y. en tltimas, su subsistencia, pese a haber dejado efectos que alcanzaron a producirse. Si, como lo expresé la Corte”, § ”, podemos igualmente afirmar que el efecto de una declaraci6n 0 aceptaci6n de un enriquecimiento sin causa es el de regresar a las partes a la situacién patrimonial en la que se habrian en- - contrado de no mediar los hechos 0 actos producto del enriquecimiento y del (empobrecimiento-correlativos. 3. AGENCIA OFICIOSA, Apesar de haber advertido que es el caso salir del marco de los denominados cuasicontratos en el Cédigo Civil, para adentrarnos en una figura mas amplia y comprehensiva, como la del enriquecimiento sin causa, creemos con todo pertinente un estudio sobre las figuras tipicas que nuestra ley reglamenta bajo la denominaci6n infortunada de cuasicontratos. Este estudio pretende dejar sentadas algunas consideraciones facilmente trasladables a otras hip6tesis de enriquecimiento sin causa y no abandonar huérfanas de tratamiento a las res- pectivas normas de nuestro ordenamiento civil que, con todo, estén vigentes, asf sea bajo una denominacién inapropiada. Comenzamos con Ja denominada agencia oficiosa, estudiada en la doctrina y tratada en la ley igualmente bajo el nombre de gestién de negocios ajenos, denominaci6n esta tiltima a nuestro juicio exageradamente amplia. "© C.C., arts. 1746, 1747 y 1748, "" Sent. de 20 septiembre 1938, Gaceta Judicial, tomo xtvu, pag. 227, 858 ee OBLIGACIONEs Nuestro Cédigo Civil la define asf en el articulo’ 2304: “La agencia oficiosa Olgestiéndemegociosjajenospllamada comtinmente gestién de Negocios) es un contrato [sic] por el cual €lique/administrasin mandatollos|bienes devalguna persona, se obliga para con esta y la obliga en algunos casos”. Dificilmente habria podido ser mds lamentable esta definicién. En efecto, sin que exista el consentimiento de aquel cuyos intereses se representan 0 se manejan, mal puede hablarse de un contrato. La norma previa, el articulo 2302, tanto en su texto original como en el actual, proveniente de la Ley 57 de 1887 (art. 34), se refieren a obligaciones que “se contraen sin convenci6n”. Consiguientemente, no es posible hablar en este caso de un contrato, siendo asi que la gestién del agente se adelanta a espaldas del agenciado 0, al menos, sin su autorizacién. Si esta existiera, nos encontrarfamos en el terreno del mandato. Por otra parte, no entendemos que deba referirse la norma a la administracién de bienes solamente, sino que debe extrapolarse para abarcar toda suerte de gestiOn de intereses ajenos. Asi las cosas, nuestra jurisprudencia ha conside- rado como un caso tipico de agencia oficiosa la contestacién de una demanda anombre de tin demandado ausente oimpedido. Esta posibilidad esta hoy en dfa expresamente extendida a la presentacién misma de una demanda'®, casos en los cuales el agente deberd expresar que obra en interés de una persona de quien no tiene poder, cuando esta se\encuentralimpedidalOlausénte, debiendo prestar cauci6n para responder de los perjuicios que pueda causar a la otra par- te. Podriamos igualmente pensar en que la gestién del agente s@eonereteen aceptar una propuesta favorable para el agenciado, pero que este no ha recibido ‘ono esta en condiciones de recibir. Igual aplicacién de la figura que se estudia podemos encontrar en el articulo 1631 del Cédigo Civil, cuandoyalguienspaga una\deudavajena)sinjelyconsentimientowdeldeudor, hipdtesis en que no es facil afirmar que se estan administrando bienes del agenciado. Adicionalmente, nétese que en las condiciones actuales es necesario no de- jar de lado a otro sujeto del derecho, ya reconocido por nuestro ordenamiento: nos referimos a los(patrimonios|dejafectacién, que en nuestro sistema reciben una denominacién que‘@6rrespond® solo a una clase de ellos: 168)patrimonios auténomos) Por tanto, en las circunstancias actuales, hay que hacer la refe- rencia prevista en la norma que se estudia a los distintos sujetos del derecho. Bien puedejserquejeljagentejojelagenciadojsean, precisamente, dnOldeestos patrimonios, con lo cual es forzoso extender la normatividad que se estudia a esta clase de sujetos. Por tiltimo, no debe tomarse como exactamente restringida la figura cuando se refiere a “negocios ajenos”, en tanto cabejlajposibilidad deiqueleliagente "C.G.P, art. 57. ENRIQUECIMIENTO SIN CAUSA 859 obre paralelamente en su interés y en el 4mbito de sus negocios propios, como adelante se estudiara. Discrepamos de la obra de Cusipes CAMACHO cuando afirma que la@agencia” ficiosaies'unamanifestaciénunilateralde'voluntad”. Tal posicién parece ser la de OspINA FERNANDEZ y OspINA Acosta”. Si se pretende que latactuaciéndel> @genteseaunnegociounilateral, podemos encontrar que las mas de las veces este GSeicompromete ‘con terceros que igualmente'seligan. Si la calificacién que no compartimos se refiere a la relacién entre el agente y el agenciado, nos parece que, si bien en principio opera solo la voluntad del agente en el propdsito de favorecer al agenciado, este puede quedar obligado aun sin suaceptacion, cuan- doquiera que la gestidn adelantada haya favorecido a dicho agenciado, tal como rezan los articulos 2308, 2309 y 2310 del Cédigo Civil. Por consiguiente, Tas -consecuencias de la agencia pueden ser bilaterales o multilaterales segiin el caso, si bien en algunos supuestos podriamos aceptar su unilateralidad; cuandoquie> ‘ra. que no se generan obligaciones para el agenciado. Como lo expresa HinestrosA”", lalagenciaoficiosasupone'generalmenteuna> @osisdealtruismo, de'solidaridad por los intereses ajenos)en la medida en que el agente asume tareas, gastos en muchos casos, riesgos, etc., nolexactamente en su propio beneficio, sino en el de un tercero de quien, cuanto més, puede) Esta consideracién es largamente expuesta en la obra de ANDREA BonoMBoLo”™. Sin embargo, como lo ha hecho la jurisprudencia francesa, pensamos que es admisible que alguien obre en beneficio de otro, sin su representacién, buscando que dicha conducta le reporte, no solo un reembolso de las expensas en que haya incurrido, sino paralelamente una retribucién adicional que, si en estricto sentido no le seria debida, pueda esperar de la benevolencia del agente como un reconocimiento de sus gestiones. Sin embargo, a nuestro parecer, el empleo de tiempo, de industria, de iniciati- vas, de estudios, etc., que hayan debido aplicarse para el ejercicio de la agencia, son asuntos que merecen igualmente compensaci6n, porque fienen una clara” Gignificaciéneconémicayy porque, de alguna manera, émpobrécen al’agente) en la medida en que dasimismasidisposicionesthabriaipodidovaplicarlasiaotros) asuntoside;sudirectorinterés. No cabe duda de que dicho agente, al dedicar su tiempo o parte de é1 a gestionar asuntos de otro sujeto del derecho, mereceiquep el tiempo y la dedicacién respectivos le sean retribuidos. 19 Op. cit., pag. 258. 2 Op. cit., pag. 41. 2! Op. cit., vol. 1, tomo 1. » La gestione di affari altrui, Torino, Utet, 2005, pag. 178. 860 7 OBLIGACIONES Seguin el articulo 2305 del Cédigo Civil, hagente asume las'mismas obliga- “ciones de un mandatario, es decir, las que implican que incorpore en su gestién os mejores Cuidados, debiendo responder, como lo prescribe la norma siguiente, artfculo 2306, diferencialmente segtin las circunstancias que lo hayan Ilevado a interesarse en la gesti6n. Esta ultima norma, apoydndose en la distribucién «ripartitadedarculpa, en los términos que hemos criticado del articulo 63 del Cédigo Civil, dispone queehkagentesolorespondadelaculpagravecuandohaya asumido la gestidn para salvar de un peligro inminente los intereses ajenos; en cuanto se haya encargado de la gesti6n esponténeamente, su responsabilidad se reduce a la culpa leve; por ultimo, si se hizo cargo de ella, impidiendo que | otros actuaran, deberé responder hasta de la culpa levisima. Repetimos a este respecto nuestra opiniOn en el sentido de que estas cla- sificaciones de la culpa, de la misma manera como lo relativo al impacto de la gestién en los intereses ajenos, son cuestiones muy subjetivas que deberjan desaparecer de nuestro sistema. Mas adelante, en el articulo 2307, la ley dispone que éltagentedebethacer frente“a todas las dependencias del negocio. Podriamos agregar que a todas sus incidencias, hasta tanto el interesado pueda asumir las tareas respectivas 0 encargue de ellas a otro. No encontramos enteramente razonable la norma, dado que es posible que la necesidad se presente solo respecto de alguna de las dependencias de la actividad o de unas diligencias, estando debidamente -provistas las demas. Si no es obligatoria la gestin del agente para asuntos que no se le han encomendado, puede el legislador disponer que, en tal caso, debe ‘asumir todas las‘actividades delagenciado. Esta norma pretende, sin razon, extender una actuaci6n, ordinariamente de buena voluntad, a todos los negocios del agenciado, con lo cual sestransformaunawoluntariedadienuna‘obligacién. SolOen la medida en que Tas gestiones hayan sido correctas, segun el ar- ticulo 2308, debe el agenciado responder por las consecuencias de la gestién del agente y reembolsarle las expensas exclusivamente utiles 0 necesarias. Adicionalmente, dispone el articulo que ehagenciadomordebercubrimmingunay _compensaci6n al “gerente”’ [sic] y que este responde de los perjuicios que se hayan podidowproducir. Encontramos exageradamente exigentes estas disposiciones y no faciles de aplicar. En efecto, el concepto de una buena administracién es bastante vago, dado que admite muchos grados la eficiencia y en cada caso va a ser complicado calificar la gestidn respectiva. (Nospodriamosthacerlorcon® apoyo en los resultados, dado que estos no siempre derivan de la calidad de una administracin, pudiendo esta, con todo y ser muy cuidadosa y eficiente, fio alcanzarlosifinesibuscados. Por otra parte, reducirelreembolsoalas'expensas Utiles o necesarias deja fuera aquellas que, siendo en todo caso propias de una ENRIQUECIMIENTO SIN CAUSA 861 (Buena adininistraci6n, no alcanzaron los Objetivos propuestos. Por dltimo, no nos parece justo que se cierre la puerta a toda forma de compensacién para el agente, especialmente en los casos en que su gestién haya sido exitosa y le haya supuesto incomodidades importantes. En estos tiltimos supuestos, deberfa haberse hecho coherente la soluci6n con la prevista para el mandato”’, cuyas normas se invocan para otros efectos. Es verdad que lo propio del enrique- cimiento sin causa es un restablecimiento(della\situacién|patrimonial, no una indemnizacién en el sentido propio de la palabra. Sin embargo, en este caso, cabe pensar que el trabajo, las incomodidades, el lucro cesante de los recursos suministrados, los riesgos asumidos por el agente oficioso, etc., son de alguna manera detrimentos, si no siempre patrimoniales, sf de cardcter personal, que deberian cubrirse. A esta tiltima reflexién podria, ademés, afiadirse que las _gestiones realizadas implican un derecho para quien las adelanta en beneficio (QeiGPen forma tal que, GHG Ser Cubiettaside alguna manera, se presenta un demérito(pattimonialen cabeza del agente, que laleyiestablece que HOMEbESEP (Gabiertolo Compensads, en otras palabras, la ley termina consagrando en estos casos un nilevolenriquecimiento sin Causa) A los comentarios del parrafo anterior puede afiadirse una reflexién adi- cional: el articulo 2308 establece que, Justo parece, en- tonces, que si ocurre lo contrario, es decii (Gienaaministradds, cl GENE) ademas ar cr fender oh qgiSiba alsin, nn _beneficio obtenido a través de sus gestiones. Con alguna frecuencia deberemos preguntarnos qué significa que la ges sea itil para el agenciado, cudndo debemos determinar esta utilidad y si debe ella tener alguna apreciacién cuantitativa. Ella no siempre se presenta ab initio, es decir, desde un comienzo, pudiendo aparecer diferida. ;Debe, entonces, el agente esperar hasta un resultado final que puede tardar varios afios para recla- mar el reembolso que le corresponde? { Pueden ser estudiadas pericialmente las bondades previsibles de la actuacién respectiva para reconocer los eventuales derechos del agente? Estas preguntas y otras semejantes carecen de respuesta en nuestro ordenamiento. De alguna manera, el estudio de las disposiciones de nuestro Cédigo Civil sobre la agencia oficiosa deja el sabor de que el legislador no se muestra muy entusiasta con esta figura que, sin embargo, deberfa recibir, como antes se ex- pres6, Unitratamient6 en alguna forma Similaial quesedalal mandate: Si bien *C.C., arts. 2143 y C. de Co., art. 1264. 862 OBLIGACIONES el agente acttia al margen de Ja voluntad del agenciado, esta actuacion resulta de alguna manera mds meritoria que si lo hubiera hecho por encargo de él, en tanto busca favorecer a un tercero que no le ha pedido dicha conducta. En la medida en que la accién del agente haya sido itil para los intereses del agenciado, el articulo 2309 manda que seilereconozcanialiprimerodeellos> las expensas en que hubiere incurrido, para lo cual el juez puede establecer un _ plazo de reembolso, con lo cual el agente resulta adicionalmente financiando cahagenciado» El ejemplo que propone la norma del pago de una deuda que, en todo caso, habria debido ser cubierta por el agenciado, pone més de presente la inequidad del tratamiento, al permitir que este Ultimo cuente con un plazo para reembolsar una cancelacién que él habria debido cubrir. De no haber hecho el pago respectivo, el agenciado habria incurrido en mora y, con ella, en los intereses respectivos, mientras que este lucro cesante no se le reconoce a quien, de manera esponténea, procedié a cubrir la deuda evitando el perjuicio del interesado. Cuanto hemos observado respecto de la agencia, lo extiende el articulo 2310 a la posibilidad de que €Magenteactué en beneficio del agenciado en 1a creer: cia equivocada de que lo esta haciendo en su propio interés. Como ocurriria cuando alguien que haya Ilevado su automévil a un taller de mec4nica reciba un aviso equivocado del administrador de dicho taller, advirtiéndole de unas reparaciones adicionales que se consideran necesarias, pero que corresponden a otro vehiculo y la persona respectiva autoriza los arreglos que, en ultimas, benefician a un tercero. Lo mismo ocurre, segtin la norma siguiente, articulo 2311, si alguien, queriendo beneficiar a otro, con quien tiene alguna relacién Por tiltimo, el articulo 2312 somete al agente a presentar cuenta detallada de cuanto reclama, con los documentos justificativos de su pretensién. Abordamos ahora el estudio de otra figura de enriquecimiento sin causa, tipificada por nuestro ordenamiento civil bajo la denominacién de cuasicon- trato. Nos referimos al pago de lo no debido que, indudablemente, enriquecep a quien recibe dicho pago, a la par que empobrece a quien lo hace. De antiguo esta figura se conoci6 bajo el nombre de condictio indebiti. Posiblemente, podriamos encuadrar este estudio dentro del capitulo del pago, pese a lo cual, siguiendo en este punto a los doctrinantes mds conocidos, nos parece més apro- piado incluirlo dentro de los temas relativos al enriquecimiento sin causa, en ENRIQUECIMIENTO SIN CAUSA 863 tanto desde muy antiguo se lo consideré como un cuasicontrato y el estudio de esta categoria, hoy revaluada, tradicionalmente ha incluido el tratamiento del pago de lo no debido. Como lo anota la obra de ArTuRO VALENCIA ZEA y Atvaro Ortiz Monsatve™, el error en el pago no se refiere, exclusivamente, a la prestacién que se cree deber, porque cabe aplicar la figura para la daciGnlen pago, es decir, como se vera en su momento, Giand6 Sé paga con tina prestacion 6 \Con Un Objeto dife> (Fentedel debido)\conanuencialdelacteedor. Si bien carecemos de disposicién especial al respecto, no nos cabe duda de que al fenémeno de la dacidn en pago, en lo pertinente, es necesario aplicarle las reglas previstas para el pago, entre estas la que estamos estudiando. Cabe igualmente anotar que es indiferente la obligacién que se paga, pudiendo ser cualquiera: de dar, hacer 0 no hacer, es decir, de cardcter positivo o negativo. Nota la misma obra citada que es posible que la obligaci6n si haya existido, pero que se encuentre extinguida por alguno de los modos de terminacién de las obligaciones que se estudiardn en su momento. Sin embargo, debe advertirse que existe la posibilidad de que se esté cance- lando por error una obligacién natural, ya sea alguna de las listadas en el articulo 1527 del Cédigo Civil, ya sea de aquellas no incluidas en dicha enumeracién, como ocurre con el pago de intereses no pactados”’. En este caso, bien el (Pago ino es exigible, lojpagadowno/admite repeticion, que es también lo propio de la figura que se estudia. Cuando se trata de laGancelacién no querida, por “error, pero que tiene la caracteristica de Ser una @bligacién natural, el asunto reviste complejidades particulares, porque seria necesario demostrar, no solo que se pagé una obligacién no exigible, deunverrordelsolvens, Es verdad que nuestra Sala de Casacién Civil” incluyé dentro de las exigencias de la figura que estudiamos la de (GCarezcalde todo fundamento realo/presunto”; lo cual nojsucedepen el caso de la cancelacién de tna obligaci6n natural que sf tiene el apoyo de nuestra legisla- ci6n civil. Sin embargo, creemos que, para que podamos hablar de verdadero pago, Gebeldarse\tinalvoluntad/enlelsolveney, en tratindose de obligaciones) @aturalés, dicha voluntad debe estar ef¢amifiada, conscientemente,@ cancelar 2% Derecho civil, tomo m, Bogoté, Temis, 2015, pag. 458. 7OrG., at. 2233. Sent. de 15 noviembre 1991 864 ee = a OBLIGACIONES Cabe igualmente la figura del pagotdellomoidebido cuando seicancelaina cbligaciénmporunideudorsolidariovovauténomo; que Sfidebe; pero que pagay cuando alguno de sus codeudores habia previamente efectuado la cancelacién, _liberando por tanto a quien cancela nuevamente de la necesidad de hacerlo, ‘sin perjuicio de las relaciones que puedan subsistir entre quien pagé y sus co- deudores) Porejemplo, tratandose de una obligacién comercial con més de un deudor, seypresume*lajsolidaridad; como se estudiéd en su momento. En este caso, el acreedor podria cobrar a cualquiera de los obligados. Si alguno de estos cancelé y otro procede a efectuar nuevamente el pago, se estaria dando el caso del pago de lo no debido, que habilita a este segundo solvens para pedir la repeticién de lo indebidamente pagado, pese a que, a su vez, deba cubrir a quien pag6 la porcién que le corresponde cancelar, no ya al acreedor satisfecho, sino al codeudor que efectué el pago. Si se cancela una obligacién que no es exigible y que puede nunca llegar a ‘Serl6, por estar sujetajaunaicondiciénisuspensivayies decir, a un‘hecho futuro® Gncierto; que puededarseonoweur#ir, cabe la aplicacion de la figura dekpagode , en los términos del articulo 1542 del Cédigo Civil. No'suced® lo ‘mismo cuando se paga anticipadamente una obligaci6n sujeta a plazo, segtin lo dispuesto por el articulo 1552, porque en este caso, conuindependenciade? la anticipaci6n, se esta cancelando una obligaci6n cuya existencia presente y_ igibilidadst indubi Primeramente, es necesario advertir que en este caso es necesario explorar la intenci6n presumible, a través de su conducta, de quien efectiia la cancelacién de una deuda que no existe. En efecto, por este camino debemos contemplar la frontera entre el pagodelonodebidoyelpagoconssubrogacién, atr4s estudiado. Igualmente, debemos diferenciar la figura que se entra a estudiar de la donaciém y de la del mandato, cuando secuentatcon la‘autorizaciéndelrespectivodeudor En este sentido, el articulo 2317 del Cédigo Civil establece que respectowe quien pag6 a sabiendas aquello que no debe puede presumirse el denominado Gnimusdonandi. Esta ultima norma nos lleva a exigir queelypagomedomoy debido se deba, necesariamente, a un error de quien cancela, como lo exige la_ Sentencia de'casacién antes citada. Conviene advertir que $i él pago Se refiere a la Entrega de especies preten” didamente debidas, la restitucién a quien pagé indebidamente no puede afectar dos derechos de terceros de buena fe) Para este fin podemos pensar en que quien haya recibido unas especies muebles las haya enajenado a un tercero, quien las adquiri6 en el convencimiento de que el derecho del enajenante era intoca- ble. Al lado de la hipétesis anterior, conviene reconocer que puede, incluso, suceder que el pago equivocado se haya hecho con un bien sujeto a registro y ENRIQUECIMIENTO SIN CAUSA 865 que la anotacion correspondiente esté debidamente inscrita. En este caso, bri- llarfa atin mds la buena intencidn del tercero adquirente. En estos supuestos, aplicando las normas en la materia, quien haya recibido equivocadamente los bienes que en otras condiciones deberfa restituir, debera compensar en dinero o en otra forma, previamente convenida con el respectivo interesado, el valor de la cosa o de las cosas indebidamente recibidas. No debemos olvidar que €1 dinero, por tener un valor que todos entienden, reemplaza toda obligacién de — ar; cualquiera que sea su naturaleza, y aun toda otra obligacién, cwandono ha? sido satisfecha o cuando no se puede satisfacer in natura, es decir, conforme a lo pactado 0 a lo debido. Pese a lo tiltimamente anotado, es claro quesitelipagoimplicalaentregade “Bienes, sean de género, sean detespecie, la compensaciondeberahacerse, en la medida de lo posible, restituyendovlosibienesirecibidos» Como anotaci6n curiosa, el nuevo Cédigo Civil y Comercial de la Nacién argentina”’, que comienza el tratamiento del tema del enriquecimiento sin causa con una formulacion general, parecida a la nuestra, a rengln seguido desarrolla esta posibilidad del pago de lo no debido, mostrando a las claras que el derecho moderno no se ha desligado del todo de las hip6tesis a las cuales anteriormente se reducia la figura en el régimen positivo. Sin embargo, debemos anotar que el articulo 1796 del nuevo ordenamiento en el pafs del sur regula tres hipotesis a las cuales no se refiere expresamente el Cédigo de BELLO, ni su antecedente francés: cuando sf se paga aquello que se debe, pero se paga en exceso; cuando — se paga por razones ilicitas e inmorales; y cuando el pago es obtenido por medios Glicitos. Respecto de la primera posibilidad, entendemos que nuestras reglas sobre pago de lo no debido cubren suficientemente el pago de lo sf debido, pero que se cancela de manera excesiva, ya que la diferencia es algo que no se debe, pero que con todo si se paga. Respecto de las dos hipotesis restantes, creemos que en estos casos deberfa darseles el tratamiento propio del acto ilfcito que estudiamos en capitulo distinto. A pesar de que nuestra ley” sanciona con la imposibilidad de repeticién de aquello que se haya dado o pagado por causa u objeto ilfcitos, en su momento glosamos esta solucién, por considerar que termina premiando a quien recibié el pago y sancionando solo a quien lo hizo. Para nosotros, ademas de las repercusiones penales, cuando sea el caso, y de las indemnizaciones si el pago caus6 perjuicios a terceros, deberia aplicarse la pérdida del dominio de lo pagado, en favor del tesoro nacional, por cuanto proviene de una conducta contraria a la ley que no puede conferir un titulo de 2 Arts. 1794 y 1795. CC, art. 1525. 866 OBLIGACIONES propiedad sobre lo recibido. De ahi que nuestra Carta proteja el derecho de dominio, pero cuando ha sido adquirido “con arreglo a las leyes civiles’”. Nuestro articulo 2313 comienza disponiendo que quienhayalhechounpago, (parairepetir loipagado, debe probarquemnollodebia. Esta norma la entendemos modificada, en cuanto a la exigencia de la prueba de lo no debido, por el Cédigo General del Proceso, que es norma posterior y que es de cardcter especial, por referirse concretamente a las pruebas. Primeramente, estimposibledemostrar algomegativo. A continuacién, el articulo 167 in fine del estatuto ultimamente mencionado, establece que lasiafirmaciones!y las negativas indeterminadasino fequieren prueba, entre otras cosas, porqueno es dableprobar que algono haocu- rrido nunca o que algo sf pudo ocurrir en algtin momento. Regula luego el articulo 2313 del Cédigo Civil una situacién que deberia formar parte del Capitulo II, Titulo x1v, Libro 1v del Cédigo Civil, relativo a quién puede hacer el pago y cuales son las consecuencias de pagar por quien no es deudor. En el caso que se estudia, se contempla el caso de que él pagode lo no debido haya levado a que se haya cancelado el titulo de una deuda que si ‘existia) pero que selpagéiporiquienmoteratsudeudor, disponiendo que en este caso No existe el derecho a la repeticion} pero que con todo se pueden intentar las aecionesidelyacreedoricontrayelideudor. En otras palabras, novesjaceptable pretender que el acreedor que recibié el pago lo restituya, porque al perderse el. titulo de la deuda se ha debilitado su posicién para cobrar al verdadero deudor. Sin embargo, Sis puede proceder contra dicho déeudor, quien sethaibeneficiado con la cancelacion de su deuda, para lo cual quien pagé deberé demostrar la ‘existencia del'crédito, no obstante Ja‘cancelacion del titulo. Como lo anoté la otrora Sala de Negocios Generales, en sentencia antigua”, el pago;dedomo,debido, puede presentarse en las siguientes hipdtesis:@)mo existe ninguna deuda y b) si existe, pero el pago se hace a alguien distinto del verdadero acreedor; c) si existe la deuda, pero la persona del deudor es distinta de aquella que paga. El articulo 2314 reitera innecesariamente y de manera antitécnica una dis- posicién propia de las mal denominadas obligaciones naturales’, estableciendo que no se puede repetir lo que se haya pagado por una obligacién natural. Luego la norma siguiente, el articulo 2315, contiene una disposicién que a nuestro juicio también es innecesaria, al establecer que se puede repetir si el pago se ha hecho por un error de derecho, hipdtesis que obviamente esta sub- » Const. Pol., art. 58. ™ Sent. de 29 julio 1940, Gaceta Judicial, tomo L, pag. 182. 3! Ver el art. 1527 del C. C. ENRIQUECIMIENTO SINCAUSA - 867 sumida en la regla general del pago de lo no debido, ya sea por error de hecho, ya sea por error de derecho. El articulo 2316 reitera una disposici6n ya contenida en el encabezamiento del articulo 2313 y, por ende, derogada también técitamente por el Cédigo General del Proceso, al disponer que, pese a que esté demostrado el pago, debe probarse que no se debia, lo cual implica una negativa indeterminada que, como se afirm6, no requiere prueba, ni se puede demostrar. Sin embargo, la ultima parte de la norma sf es aplicable, cuando dispone que la negativa del demandado al hecho de haber recibido el pago, lo cual sf debe probarse, hace presumir que era indebido. Enel articulo 2317, nos encontramos con otra disposici6n superflua, porque ya el articulo 1450 del Cédigo Civil habfa dispuesto que ...]”. Es de lamentar que en el capitulo que estudiamos el legislador haya faltado varias veces al principio de la continentia legis, al reiterar normas ya establecidas en otros apartes y al consagrar disposiciones imposibles de cumplir, a mas de que ahora estan tacitamente derogadas. Del articulo 2318 debemos destacar su Ultima parte, que establece la nece- sidad de pago de intereses corrientes en la restitucién, si quien recibe lo hace de mala fe, porque la primera parte de la regla es apenas obvia. Enel encabezamiento del articulo 2319, se consagra un principio que nuestra jurisprudencia ha extendido a todo el régimen del enriquecimiento sin causa, es decir, que la restitucién tiene como limite el enriquecimiento de la parte que “haya sido beneficiada, , de la misma manera que se cuenta también con el tope de que , Este cipio, de alguna manera, esté implicito en el enunciado de la regla del enriquecimiento sin causa que se contiene en el articulo 831 del Cédigo de Comercio, en tanto se refiere, precisamente, al enriquecimiento, es decir, al aprovechamiento, lo cual implica Simplemonte tester las stuscionss La misma norma dltimamente mencionada'libera’a quien haya recibido el - debe restituir, asf se hayan producido por su negligencia, salvo en cuanto se haya@nriquecido con 16 que debe devolver, caso en el cual, conforme alo dicho en el parrafo anterior, €8t4 Obligado a Compensar los dafios hasta concurrencia)) No entendemos ni compartimos la disposicin del articulo 2321, al permitir que 268 o@uGAciones poder de adquirentes de buena fe, que ademas se hayan hecho a ellas a tftulo oneroso. Esta regla nos parece contraria a los principios que regulan la circula- ién de 10s bienes. En la medida en que el postulado de esta norma contradice toda una serie de disposiciones y de principios propios de la adquisicisn de buena fe respecto de cosas no sujetas a registro o cuando en este no consta nin- ‘guna limitaci6n a la respectiva capacidad dispositiva, entendemos que la regla esté fuera del régimen general de nuestra legislacion y que, al concordarla con este régimen general, estamos obligados, por un prinéipio/de eoheren desconocer su texto. 5. COMUNIDAD © COPROPIEDAD La copropiedad 0 comunidad es una figura cuidadosamente regulada por nuestro ordenamiento civil”, consistente en que @os 6 mas personas Teguen a ser propietarias de un mismo bien o de unos mismos bienes, sin que se haya ‘constituido entre ellis una persona juridica. Como lo advierte la primera de las normas que regula la materia, cl articulo 2322, la comunidad (puede recaee Sobre una cosa singular o sobre una universalidad, a lo cual es preciso advertir que, igualmente (puede tener COMI Objet) no cosas singulares, sino(@EHeros) Asimismo, cabe que exista tanto sobre biehes|miatetiales como sobre bienes jinmateriales o incorporales, como son los derechos, Es verdad que el articulo 2322 se refiere a que no exista entre los copropieta- rigs sociedad, pese alo cual debemos referir la figura ala inexistencia entre ellos de cualquier otra persona juridica o de otra forma de organizacion empresarial La ley califica esta situacién como un cuasicontrato, expresién que hemos tenido oportunidad de criticar en otros apartes de este trabajo. Sin embargo, si bien es posible que la copropiedad derive de causas no queridas entre los respectivos comuneros, como igualmente se les llama, 68 posible que lla haya fhacido de un consentimiento entre ell6s, caso en el cual podriamos hablar cla- ramente de un contrato, Lo primero puede ocurrir en casos como los HEREGEROS!6 IeBAtaHOSa los cuales s¢ les haya adjudicado un mismo bien o unos mismos bienes, sin que esta situacién haya sido necesariamente consentida por ellos, en la medida en que puede derivar de la voluntad de un partidor 0 de un juez que haya aprobado una participacién no consentida por los mismos interesados. Igual situacién puede presentarse en la(liquidaci6n de una persona juridica, cuando @staino =C.C.,an. 30, Arts, 2322 y ss. ENRIQUECIMIENTO SIN CAUSA 869 (frovengaldellalVolintad dello respectives participantes. Lo segundo, quela ode bienes. El articulo 2323 advierte quellosieomiuneros tienen Sobre la\cosalen comin qidiea. Esta disposicién ha Hevado a la doctrina a afirmar que ninguno de los comuneros es propietario de una parte concreta del bien o de los bienes objeto de la comunidad, sino que cada uno de ellos tiene una cuota porcentual 0 alfcuota (GObFSNTSEAL En otras palabras, unaleuotalideallsobre\eliconjunto. Esto bien a pesar de que los bienes posefdos en comunidad sean divisibles y de que las porciones de ellos se €6fespondan claramente Gon los indices de participacion La comunidad 0 copropiedad es una Situacion juridica inestable™, toda vez que la ley permite que cualquier comunero pueda pedir, en cualquier tiempo, la CEHAIMERLEsi cabe esta forma de division, o se proceda @laventadellos bienes) Las anotaciones anteriores pretenden ser solo una introducci6n a la materia que nos compete en este estudio, que no es propiamente la de la copropiedad © comunidad, sino la del enriquecimiento sin causa que puede provenir de esta figura. Ella no es tema de un curso de obligaciones, sino que lo es del estudio de los bienes, a cuyo tratamiento pertenece. Por esta raz6n, en este estado de la cuestién, nos apartaremos del estudio de la comunidad 0 copropiedad, para adentrarnos en el del eventual enriquecimiento sin causa proveniente de ella. Para este fin conviene que nos refiramos, con todo, a algunas disposiciones concretas de las regulaciones concernientes a la copropiedad o comunidad. En primer término, al articulo 2324 en el cual se dispone que, Silacosaen comun es universal, cada uno de los comuneros es obligado a las deudas de la cosa | (Comin, Esta regla debemos extenderla a cualquier otra situaciGn en que el bien © los bienes comunes soporten la necesidad de cancelar pasivos, como puede ocurrir con un inmueble posefdo en comunidad que esté gravado con una hipo- teca para responder por un pasivo. Por lo demas, las denominadas Obligaciones > _ propter rem, ya estudiadas, pueden llevar a la necesidad de que los comuneros _ soporten el compromiso de cancelar los respectivos débitos. Para los fines estudiados bajo el parrafo anterior, debemos tener en cuenta la regla del articulo 2327, segtin la cual GA@a\COMUNETO ESOL GAS SOLAS) ™ Véanse los arts. 406 y ss. del C. G. P. 870 OBLIGACIONES y reparaciones de la comunidad, en forma proporcional a su cuota o porcentaje. De igual manera, a través de una extensidn analégica de la norma, debemos afirmar que cada comunero es asimismo obligado proporcionalmente a los pa- sivos que recaigan sobre la cosa 0 cosas comunes. Con el propésito de una precisién terminolégica y conceptual, debemos aclarar que, si bien las disposiciones estudiadas se refieren a los créditos que sean soportados por los bienes, @ichos|créditos recaen\es | sobre'la\personaide) comunero 6 copropietario,'ya que las cosas mismas} como tales,‘no pueden ser Sujets |pasivos\delobligaciones, pese a que, dado el caso, €licobrojderellas|se haga recaer sobre ellas. Una cosa es que los bienes de un deudor puedan ser perseguidos por sus acreedores y otra, bien distinta, es que sean dichos bienes los sujetos pasivos de las respectivas obligaciones. El tema que debe ocuparnos en el estudio de la fuente de obligaciones co- nocida bajo el nombre de enriquecimiento sin causa apunta a la situaci6n en que alguno o algunos de los comuneros, ya sea para atender a necesidades de las cosas comunes, ya sea para liberarlas de la persecucién de terceros por deudas que las afecten, cancele las expensas 0 los pasivos correspondientes, con lo cual evidentemente su patrimonio sufre un demérito, a la par que el patrimonio de los dems copropietarios Se beneficia de la conducta de quien haya cancelado las expensas 0 las deudas comunes. En estos casos, surge la necesidad dé res> tablecer el equilibrio, logrando que los demas comuneros, a prorrata de su par- ticipacién, reembolsen las expensas cubiertas o las deudas canceladas, en la parte que a cada uno corresponda. Como ya lo advertimos, bien a pesar de cuanto reza en el Cédigo Civil en materia de los llamados cuasicontratos, la parte que es pertinente en este estudio no es exactamente la comunidad o la copropiedad, sino laeconducta’delicomu> nero que cancela expensas 0 deudas que debieron ser cubiertas en conjunto y proporcionalmente por todos los comuneros 0 copropietarios.

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