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0 4 | h o ja d e ruta
obliga a una sancin pblica para quienes en el Consejo del IFE hayan tomado esa decisin: confiados en que a nadie le importa el manejo del dinero pblico. Ahora el presidente del Consejo, Leonardo Valds Zurita, decidi que una cantidad cercana a los 300 millones de pesos, que no deveng el instituto en el ejercicio pasado, fuera destinada a la sospechosa compra de un edificio para fines que el propio presidente ha establecido. En primer lugar debe decirse que el ejercicio presupuestal es anual y que, en consecuencia, si no se devengan los recursos asignados a programas y acciones especficas deben ser reintegrados a las arcas pblicas como lo disponen las leyes, lo ordena el sentido comn y lo impone el ms elemental sentido tico. Son dineros pblicos que debieran tener un tratamiento sagrado. No son de la propiedad del IFE y menos de su consejero presidente. Forman parte de la hacienda pblica y en consecuencia estn sujetos a leyes y a procedimientos perfectamente establecidos. La maniobra est cercana al peculado: disponer de recursos pblicos para un fin distinto al que fueron asignados. No se trata si el fin ltimo es bueno o malo, si hubo licitacin pblica para la adquisicin del inmueble, o si todo deriv de un capricho personal del
consejero presidente. Se trata de la malversacin de los recursos confiados a su custodia. Con esa actitud vergonzosa que fue descubierta y publicitada por los medios, el consejero presidente y su secretario ejecutivo carecen ya de autoridad moral para exigir a partidos y candidatos un pulcro desempeo de los recursos que usen en sus actividades, puesto que con su propio ejemplo ha legitimado la maniobra y el disimulo como prcticas aceptables en la vida electoral de Mxico, si estas no son descubiertas a tiempo.
Esta maniobra se inscribe en la lnea de las que realiza el gobierno federal para propiciar los subejercicios y con ello destinar los recursos a los fideicomisos privados. No es justificacin. No hay justificacin. Si el rbitro, el organizador, el que conducir el proceso ha mostrado absoluta falta de responsabilidad tica, no puede seguir ah. No debe hacerlo por el bien de los procesos electorales y la salud de la democracia.
hoja d e r u ta | 05
Ya no tiene autoridad moral. Ya no podr conducir con pleno sentido de moral pblica el prximo ejercicio electoral que, como se ve, ser muy difcil.