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INTERNET, HERRAMIENTA PARA EL DESARROLLO SOCIAL

Paula Uimonen (uimonen@unrisd.org)

Departamento de Antropología Social, Universidad de Estocolmo.

Instituto de Investigación para el Desarrollo Social de las Naciones Unidas


(UNRISD), Ginebra.

Trabajo presentado en la Conferencia anual de la Internet Society, INET 97,


Kuala Lumpur, 24-27 de Junio de 1997

Resumen

Este Trabajo explora el rol potencial de la Internet en la promoción del desarrollo


sostenible y equitativo en los países del tercer mundo. Las posibilidades de usar
la Internet de una forma que beneficie a la sociedad en su conjunto y a los
grupos vulnerables en particular son analizadas dentro del marco más amplio de
las actuales necesidades y la infraestructura existente en estas comunidades.
Entre los temas que trata el trabajo se analizan los alcances del uso actual de
Internet y cómo puede ser adaptada para mejorar la educación, la salud y los
procesos políticos.

El trabajo evalúa el proceso de cambio social que estas iniciativas representan y


discute aspectos a ser considerados, incluyendo la cuestión de las prácticas
comunicativas modernas vs. tradicionales y el rol del lenguaje.

La autora sostiene que la Internet puede convertirse en una herramienta para el


desarrollo social sólo si es aplicada de una manera tal que los complejos
desafíos de mejorar la calidad de vida de los menos privilegiados y más
necesitados millones de personas en el mundo está contemplada. El desarrollo
social es visto aquí como el progreso alcanzado en el mejoramiento de la calidad
de vida y el bienestar general de todos los miembros de cualquier sociedad
dada. De acuerdo con esto, si la Internet está llamada a ser socialmente
beneficiosa, necesita ser puesta a resolver las tareas de alivio a la pobreza,
mejoramiento del acceso a la salud y la educación, un uso más sostenible y más
equitativa distribución de recursos, y al fortalecimiento de la participación en los
procesos de toma de decisiones.

Por lo tanto, el éxito de la Internet no debería ser medido en términos del mero
número de individuos conectados y sí en términos de accesibilidad y
contribución al progreso social.

Resaltando algunas de las cuestiones a ser consideradas y analizadas en un


contexto social y global más amplio, la autora espera contribuir al diálogo entre
todas las partes involucradas. Desde los usuarios y proveedores de Internet
hasta los decisores tanto del sector público como privado sobre la cuestión del la
responsabilidad social en el desarrollo, aplicación y uso de la Internet en el
Tercer Mundo.

Palabras clave

Conectividad, cuestiones culturales, desarrollo, revolución digital, educación,


procesos políticos, salud, sociedad de la información, cuestiones sociales.

La nueva Era

A mucha gente le gusta pensar que la naturaleza humana está en los albores de
una nueva era, la edad del auge de la comunicación. Abundan profecías acerca
de cómo el advenimiento de la tecnología digital cambiará la forma en que
vivimos, trabajamos, comerciamos e interactuamos[1]. Es creencia común que la
así llamada era de la información traerá aparejados cambios y mejorías, y los
países de todo el mundo están ocupados construyendo la infraestructura
necesaria, las "superautopistas de la información", para enfrentar los desafíos de
la sociedad de la información del siglo XXI.

A pesar de que los adelantos de la tecnología digital son impresionantes, no


debemos olvidar que la tecnología en sí misma no es un determinante de
cambio, es sólo un facilitador. Como con cualquier otra tecnología, es el contexto
social en el cual estas tecnologías son introducidas y, sobre todo implementadas
lo que determina su uso y su impacto. De acuerdo con esto, no estamos
envueltos fatalmente en una ola de cambio histórico, somos los que estamos
protagonizándolo. La revolución de la información tiene menos que ver con los
bits y los bytes, que con las realidades y las aspiraciones de la gente común.

Dadas las herramientas disponibles, está en nosotros determinar qué tipo de


cambio tendrá lugar, y a quienes afectará[2].

¿Estamos actualmente construyendo una "Sociedad de la Información Global"


no excluyente, o un mundo estratificado de "ricos en información" y "pobres en
información"? ¿Quiénes tendrán acceso a la sociedad de la información y
quiénes quedarán atrás? ¿Serán sólo los jóvenes, ricos, educados y expertos en
computación que sepan inglés, los que calificarán como miembros de esta
nueva sociedad?, y si fuera así, ¿en qué situación queda el remanente
constituido por la mayoría de la población mundial? ¿Cómo puede la tecnología
de la información atender los muchos problemas que el mundo enfrenta hoy, un
mundo caracterizado por crecientes brechas entre ricos y pobres, inequidad,
guerra y disrupción social?[3] ¿Estamos actualmente encaminándonos hacia un
nuevo Renacimiento, una era de la Ilustración, o es probable que continuemos
en el sendero actual de la marginalidad y la desintegración social?[4]. ¿Están las
desigualdades existentes siendo rediseñadas, o se están reforzando, esta vez
con el agregado del acceso y el no acceso a la información?.
La Internet está jugando un rol muy importante en la evolución de la tecnología
digital, pero a pesar de que ha sufrido un crecimiento notable en los últimos
años, su distribución permanece altamente asimétrica. Es imposible medir el
número exacto de usuarios, pero las estimaciones actuales arrojan un rango de
entre 40 y 60 millones, en un total de 130 países a lo ancho del mundo[5].

Se espera un crecimiento mayor, y en el reciente Foro Económico Mundial de


Davos, en Febrero de 1997, Bill Gates vaticinó que Internet tendrá 500 millones
de usuarios en los próximos 10 años. El crecimiento exponencial de Internet
puede sonar impresionante, pero estas cifras son menos impactantes cuando se
ponen en perspectiva de un mundo cuya población es superior a los 5 mil
millones de habitantes.

Más aún, más de tres cuartos de las computadoras conectadas a Internet están
situadas en los Estados Unidos, seguido por Europa y las economías
emergentes. Los usuarios de Internet en los países en desarrollo sólo
constituyen un pequeño porcentaje del total de usuarios. Así, mientras que un
estimado 3,1% de la población de los países de altos ingresos usa la Internet,
sólo el 0.0002% de la población de los países pobres está conectado, una
relación de aproximadamente 1 a 15.000 (ITU, 1995). A pesar de que más y más
países en desarrollo se están conectando con redes electrónicas, muchos de
ellos no cuentan aún con total acceso a Internet, y como era esperado, Africa, el
continente más pobre, es el menos conectado[6].

Hay también diferencias en el acceso dentro de los países, ya que la mayoría de


los usuarios de Internet pertenecen a sectores sociales muy restringidos,
sugiriendo que la Internet de hoy es principalmente la herramienta de la "elite
virtual" transnacional.
Entonces está claro que la actual distribución del acceso a Internet necesita ser
rediseñada, especialmente en atención al mundo en desarrollo. Inclusive,
herramientas y aplicaciones apropiadas necesitan ser desarrolladas para que
todos los miembros de todas las sociedades puedan beneficiarse de la
revolución digital. Como señalara Nelson Mandela, presidente de Sud Africa en
Telecom 95 en Ginebra: "Si no podemos asegurar que esta revolución global
crea una sociedad de la información mundial, en la cual cada uno tiene un tajada
y puede jugar un papel, entonces no ha ocurrido una revolución en absoluto"[7].
Para ello una cantidad de cuestiones críticas deben ser atendidas.

Conectando al Tercer Mundo

Mucha gente sostiene que la revolución digital incluye muchas promesas para
los países en desarrollo, permitiéndoles saltear etapas de desarrollo y alcanzar a
los países más desarrollados. La idea de unirse a la sociedad de la información
global es impulsada vigorosamente en todo el mundo, en gran parte por
intereses comerciales.

Las medidas apropiadas a ser tomadas en este sentido están cada vez más en
las agendas políticas nacionales, regionales e internacionales y la mayoría de
los esfuerzos internacionales para el desarrollo apuntan a introducir las nuevas
tecnologías de la información en los lugares menos desarrollados del mundo[8]

El determinismo tecnológico subyacente asumido en estos señalamientos es, sin


embargo, altamente cuestionable, y requiere de una observación y un análisis
más preciso. Cuando estas tecnologías son colocadas en el contexto social
actual, inmediatamente el cuadro se vuelve más complejo y "los parches
tecnológicos de cualquier naturaleza no son más que una gota de agua en el
mar de la realidad"[9]
Después de todo, no ha pasado tanto tiempo desde que la Revolución Verde
fuera proclamada como la solución del hambre en el mundo, y que la
implementación de aquellas nuevas tecnologías exacerbaran la crisis de muchos
de los pobres rurales del mundo, a causa de la falta de voluntad política y a los
intereses contradictorios de las fuerzas económicas[10]. En la aplicación de las
actuales Nuevas tecnologías las tajadas son todavía mayores, y debemos
permanecer en guardia en todo momento si queremos evitar caer en la misma
trampa.

Cuando se observa más de cerca la realidad actual del Tercer Mundo uno se ve
impelido a ser prudente acerca de las posibilidades de una mejoría radical
ofrecida por las nuevas tecnologías de la información. Los numerosos
obstáculos enfrentados indican que las inversiones necesarias para estar a tono
con las aceleradas innovaciones tecnológicas son enormes. Considerando la
vasta gama de problemas con los que ya luchan los países en desarrollo, esto
requeriría recomenzar a definir prioridades y nuevas estrategias de desarrollo. Si
las metas de ellas son servir a la población en su conjunto, es necesario que
estén basadas en evaluaciones realistas y meditadas consideraciones de las
necesidades y recursos existentes.

En la mayoría de los países en desarrollo, la infraestructura de las


telecomunicaciones ha estado largamente postergada y otras metas del
desarrollo han ocupado una prioridad más alta. Como resultado, esta
infraestructura es a menudo seriamente subdesarrollada y el costo de su uso es
más caro en los países en desarrollo que en los desarrollados. La correlación
entre riqueza y líneas telefónicas se ejemplifica con el número promedio de
líneas telefónicas cada 100 habitantes, siendo de sólo 1,5 en los países más
pobres del mundo, contra 52 en los más ricos (ITU, 1995). Agregado a la
carencia de líneas telefónicas, muchos países en desarrollo sufren la falta de
suministro eléctrico, especialmente en las áreas rurales alejadas. A menos que
estos problemas de infraestructura básica pueda ser resueltos
imaginativamente, y de una manera sostenible, tiene poco sentido mantener
alguna ilusión acerca del uso generalizado de la Internet en los países en
desarrollo.

Existe una enorme presión internacional sobre los países en desarrollo para que
liberalicen su sector de telecomunicaciones. El argumento es que la privatización
y la competencia resultarán en mejores y más baratos servicios a la población.
Esta presión para las privatizaciones, inclusive, es a veces una condición para la
provisión de asistencia para el desarrollo, por ejemplo del Banco Mundial o
USAID. Sin embargo, uno no debería perder de vista el hecho de que las
telecomunicaciones han sido por mucho tiempo industrias nacionales en la
mayoría de los países en desarrollo, y han sido consideradas un servicio público,
más que empresas con fines de lucro. Considerando que las empresas privadas
de telecomunicaciones son movidas por un interés de lucro, hay que
preguntarse cuán interesadas estarán en proveer acceso a áreas donde hay
pocos clientes, por ejemplo, las áreas remotas y poco densamente pobladas.
Inclusive, el monopolio estatal del sector comunicaciones significa una muy
necesaria fuente de ingresos para los gobiernos de los países en desarrollo. Y
debe tenerse en cuenta que el mercado de las telecomunicaciones globales
tiene más características de un oligopolio, dominado por un puñado de
compañías, que de una competencia abierta.[11]

Para conectar democráticamente al total de la población, pueden seguirse


alternativas más vigorosas, quizás, que una rápida liberalización, incluyendo un
sector público de telecomunicaciones más eficiente o la privatización sobre la
base de procesos a más largo plazo.

El costo y las necesidades de equipamiento son otros obstáculos importantes.


Hoy en día el número de PC por habitante es aproximadamente 130 veces
mayor en los países desarrollados que en los menos desarrollados (ITU, 1995).
El costo promedio de una PC con un módem, 2000 U$, es a todas luces una
suma astronómica para la mayoría de la gente de los países en desarrollo, con
un PBI per cápita de 970U$, mientras que en el mundo industrializado es de
16.394 (PNUD Informe sobre Desarrollo Humano, 1996).

De esta forma, el salario de seis semanas para un consumidor del Norte, es el


equivalente al salario de 2 años en el Sur. Más aún, este cálculo se basa en el
costo del equipo en los Estados Unidos, el que es generalmente más barato que
en cualquier otra parte del mundo. Se ha sugerido que los países en desarrollo
pueden usar productos de segunda mano o segunda clase en lugar de la
tecnología que representa el "estado del arte". Esto tendría, sin embargo, claras
deficiencias, ya que esos productos tienden a ser más lentos y menos
poderosos. Lo que se ahorra en equipos, se gastaría en cambio en costo de
telecomunicaciones. Todavía más, los países en desarrollo seguirían entonces
estando siempre inevitablemente a la zaga con hardware y software
desactualizados. Este descarte de equipos de segunda negaría claramente
cualquier posibilidad de saltear etapas para los países en desarrollo.

Otra cuestión importante a ser considerada es la necesidad de desarrollo de


recursos humanos. Dado el hecho de que casi la mitad de la población adulta en
los países menos desarrollados es analfabeta, está claro que esto llevará una
gran cantidad de tiempo, esfuerzo y sobre todo compromiso en beneficio de los
gobiernos y los pueblos concernientes. Los países en desarrollo necesitarán
entrenar a su población tanto en el uso como en el mantenimiento, así como en
el desarrollo, porque a menos que ellos puedan desarrollar su necesaria
capacidad autónoma, la dependencia con el Norte continuará. En efecto, para
que el Sur pueda ser un participante activo en la sociedad de la información
global, la transferencia tecnológica necesitará centrarse en mucho más que en la
compra de productos, conocimientos y servicios desde el Norte. El conocimiento
técnico en sí mismo deberá ser obtenido a través de compartir información.
Aunque generalmente se ve como una región de crecimiento económico, la
utilización de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación en Asia
indica la existencia de discrepancias entre y dentro de los países. Se espera que
la Internet crezca rápidamente en la región, alcanzando posiblemente un
estimado de 10 millones de usuarios hacia el año 2000. La mayoría de los
usuarios de Internet asiáticos, se encuentran en Japón y entre los tigres de la
economía de Hong Kong, Singapur, Korea del Sur y Taiwán. Existe una gran
variación en lo que hace a la distribución en el resto de la región. Los ejemplos
que siguen ilustran algunas de las diferencias entre las infraestructuras
existentes y las iniciativas de desarrollo en Asia:

Los decisores de Singapur intentan sacar total provecho de las modernas


tecnologías de la información y acorde con esto han trazado metas ambiciosas.
Todos los alumnos de las escuelas primarias pasarán por entrenamiento
elemental en computación hasta 1997, al menos un miembro de cada hogar será
alfabetizado en computación hacia el año 2000, y toda la fuerza del trabajo será
alfabetizada en computación para el año 2006[12]. Junto a las compañías
extranjeras, el gobierno cableará la isla - estado a través de una red de alcance
nacional, Singapur ONE. Para asegurar el control sobre a cuál información tiene
acceso esta población bien conectada, se colocarán servidores proxy, los que
funcionarán como gendarmes fronterizos entre los usuarios de Singapur y el
Cyberespacio.

En Malasia, un ambicioso proyecto de Super Corredor Multimedia (MSC) fue


lanzado en 1996, diseñado para atraer inversiones extranjeras en la industria
nacional de la alta tecnología en una zona digital de 50 x 15 kilómetros desde la
capital hasta un nuevo aeropuerto internacional en construcción. La idea es
adquirir primeramente conocimiento técnico de las compañías internacionales
establecidas en el MSC. Más adelante los lazos se establecerán con otros
centros de alta tecnología dentro del país y, finalmente, toda la nación se
transformará en un supercorredor multimedia. De acuerdo con los planificadores,
el país saltará en la era digital por el año 2020, pero sólo el futuro dirá hasta qué
punto la transferencia tecnológica se diseminará fuera de la(s) zona(s) digital(es)
hacia el resto del país.

Un ejemplo contrastante es la situación de la vecina Camboya, un país


despedazado por décadas de conflictos internos y que parece a años luz de la
era digital[13]. En 1994, los teléfonos eran pocos y alejados entre sí, inclusive en
la Capital, y prohibitivamente caros. En la provincia de Pursat, situada sólo a
pocas horas de Phnom Penh, no había líneas telefónicas en absoluto y la única
electricidad disponible era producida por generadores de propietarios privados.
En el pueblo principal de provincia, estaban disponibles dos teléfonos móviles
Thai para aquellos que podían afrontar su uso (a 5U$ el minuto a Europa). En
1996 se llegó a un acuerdo con el Banco Alemán para el Desarrollo para
construir una línea que vinculara a Phnom Penh con Bangkok, pasando a través
de Pursat, un proyecto que se espera concluir en 1998[14]. Considerando las
gigantescas inversiones requeridas para construir una infraestructura nacional
de telecomunicaciones, esto podría representar sólo un pequeño paso para el
pueblo de Camboya.

A pesar de los muchos obstáculos enfrentados, la dura realidad es que dada la


importancia creciente de las tecnologías de la información y la comunicación en
el mercado global, es virtualmente imposible para los países en desarrollo
resistirse a redefinir algunas de sus prioridades, si es que desean no ser
excluidos de la globalidad. Crear la infraestructura necesaria y desarrollar el
prerrequisito de los recursos humanos es, sin embargo, una tarea intimidatoria
para los países pobres, y llevarla adelante requerirá de inversiones que los
países más necesitados difícilmente puedan afrontar. Se ha estimado, por
ejemplo, que las inversiones necesarias para alcanzar una "teledensidad" de 1%
en el Africa subsahariana representa un monto de 27.000 millones de dólares,
siendo el costo de cada línea más de tres veces que en el resto del mundo[15].
Esto representa una inmensa cantidad de dinero para un continente que ya tiene
una deuda total de 314.000 millones. Es más, el mundo en desarrollo debe
acudir a su contraparte desarrollada para el equipamiento necesario, así como
para el conocimiento, profundizando de esta manera la dependencia y el control
existente. Para que todos estos sacrificios valgan la pena, es crucial que las
aplicaciones de estas nuevas tecnologías persigan beneficios sociales.

Aplicando la Internet

La propia naturaleza de la Internet ofrece una gran cantidad de campos para el


mejoramiento de la vida de los pueblos. Es sin embargo importante evaluar
cuáles son estas necesidades, si se quiere atenderlas con precisión. Los
pueblos pobres luchan con problemas básicos cotidianos de salud, falta de
educación, y la dificultad de hacer que las cuentas cierren. De acuerdo con el
Informe sobre Desarrollo Humano del PNUD de 1996, sólo el 50% de la
población en los países menos desarrollados tienen acceso a servicios de salud,
y sólo 38% tiene acceso a agua potable. En efecto, un estimado de 1.300
millones de personas viven en la pobreza absoluta, con un ingreso de sólo 1
dólar por día, y el número sigue aumentando. No es muy probable que esta
gente tenga PC y una conexión a Internet y si así fuera, no pueden comer
información ni ésta los mantendrá abrigados. ¿Cómo puede la Internet alcanzar
a esta gente y ayudarla en su lucha cotidiana?

Si la Internet va a convertirse en una herramienta para servir a los pobres, se


debe asegurar el acceso a los grupos sociales más débiles. Esto no
necesariamente significa el acceso individual. La falta de conocimiento técnico y
equipos son obstáculos fundamentales para el acceso a Internet en los países
pobres, y continuarán siéndolo en cualquier futuro visible. La mayoría de la
gente en el Tercer Mundo jamás podrá costearse su propia PC, y muchos países
no podrán invertir en la infraestructura necesaria ni en el entrenamiento. Aunque
es aconsejable abandonar la idea de la conectividad individual, por ser una meta
no realista, es importante explorar alternativas que no refuercen un grupo elitista
de los que tienen información.

Por lo tanto, más que apuntar al acceso individual, es por lejos más beneficioso
socialmente explorar el acceso basado en la comunidad, lo que en sí mismo es
una meta ambiciosa. En efecto, en Europa ésta es la manera en que se alcanza
el acceso más amplio a Internet, y un número de países está estableciendo
puntos de acceso público en centros comunitarios y bibliotecas públicas.

Iniciativas similares están teniendo lugar asimismo en países en desarrollo, a


través de, por ejemplo, oficinas de correo locales y cybercafés comerciales. Vale
la pena hacer notar también que las aproximaciones innovadoras combinan las
modernas tecnologías de la información con medios más tradicionales de
compartir información. En algunos casos los mensajes de correo electrónico se
imprimen y se distribuyen a los destinatarios, alcanzando la Internet a gente que
puede no haber visto una computadora nunca.

Hay numerosas aplicaciones de Internet en sectores específicos. Los ejemplos


siguientes sirven como ilustración de lo que se puede lograr, y cuestiones a ser
consideradas.

Ejemplo: Salud

En el sector de la salud, la telemedicina ofrece un número de ventajas para los


doctores y el resto del personal médico. En el Tercer Mundo en particular, es a
menudo difícil tener acceso al conocimiento actualizado para un diagnóstico
preciso y para el tratamiento de la enfermedad. Esto es particularmente cierto en
las áreas rurales alejadas, pero en muchos casos también en las áreas urbanas.
Las redes computarizadas facilitan el acceso a la información precisa y
actualizada, permiten entrenamientos y consultas a larga distancia, y mejoran la
administración del sector salud. Iniciativas en línea para atender la medicina y la
salud están promoviendo el establecimiento de redes de salud entre hospitales y
profesionales de la salud a escala mundial y proveen actualizaciones sobre la
investigación médica.

Por el contrario, uno no debería olvidar que muchos problemas de salud en el


Tercer Mundo no requieren de tan alta tecnología. Durante una conferencia
reciente sobre "Africa y las nuevas tecnologías de la información", una
participante apuntó que muchos de sus pacientes podrían ser curados con
remedios tan simples como el acceso al agua potable[16]. En efecto, la falta de
agua potable y la falta de higiene continúan siendo los más grandes desafíos en
el mundo de hoy, con sólo la mitad de la población mundial con acceso al agua
potable.[17] Inclusive, aunque la información y la educación puedan despertar la
atención de la gente sobre los problemas que se derivan de un mala higiene y
de aguas contaminadas, la información en sí misma es un remedio insuficiente,
si la gente carece de medios para implementar lo que aprende.

Ejemplo: Educación

El mismísimo origen de la Internet está fuertemente ligado a la educación, ya


que fue en universidades e institutos de investigación donde las redes
electrónicas fueron inicialmente desarrolladas. Desde entonces ha evolucionado
desde compartir los resultados de las investigaciones entre científicos y alumnos
hasta el acceso a bibliotecas, escuelas y universidades en todo el mundo. No
solamente se puede encontrar interesante material de referencia y recursos
valiosos, sino que cada vez más, uno puede "bajar" libros y revistas, poniendo
así Internet un cúmulo de conocimiento al alcance de la mano. La Internet
también permite métodos de enseñanza alternativos a través de clase virtuales y
educación a distancia, permitiendo así que más gente tenga acceso a la
educación.
Mientras que Internet es por varias razones una puerta abierta al mundo del
aprendizaje, el estado de la educación en el mundo de hoy deja mucho que
desear. Los índices de analfabetismo son todavía muy altos en muchas parte del
mundo, y, por ejemplo, sólo un niño de cada dos recibe educación primaria en el
continente africano. Mientras que los gobiernos del mundo están luchando para
construir superautopistas de la información, pocos de ellos parecen igualmente
dispuestos a invertir en métodos de aprendizaje más tradicionales. En todo el
mundo, tanto en los países ricos como en los pobres, los sistemas educativos
están deteriorándose. Más y más a menudo uno encuentra que las escuelas
están pobremente equipadas, las clases están afectadas y los docentes
pobremente capacitados, mal pagados y sobrecargados de trabajo[18]. Con
unas pocas excepciones notables, parece que la educación es uno de los
primeros sectores a los que se apunta cuando es necesario hacer recortes al
presupuesto nacional. Y evidentemente no tiene mucho sentido invertir en
superautopistas de la información, mientras se trunca uno de sus prerrequisitos:
sólida y adecuada educación para todos.

Ejemplo: Procesos políticos

La facilidad con que la información puede ser publicada y diseminada en la


Internet, permite estructurar políticas más democráticas y participativas. Las
redes computarizadas han sido usadas por muchos años para compartir
información sobre importantes eventos, y dado el mundo de creciente
integración en que vivimos, parecería imposible detener estos flujos de
información. Por ejemplo, los estudiantes chinos pudieron comunicarse a través
de correo electrónico, hacia fuera del país como hacia adentro, antes, durante y
después de la represión de Tianamen en 1989, en Beijing, resistiendo así la
fuerte censura gubernamental y asegurando un libre flujo de la información[19].
No es menos cierto que el hecho mismo de que la información sea procesada,
almacenada y transmitida en formato digital permite un mayor control[20].
Después de todo, las transmisiones digitales dejan huellas digitales.
Aunque la creatividad que se encuentra entre los usuarios de Internet puede
sortear tales intentos de control, las cuestiones de privacidad e integridad
personal requieren mayores y más profundas consideraciones.

Los intereses políticos de los gobiernos continuarán siendo un elemento de gran


influencia en la futura expansión de la Internet, tanto en el mundo desarrollado
como en el mundo en desarrollo.

Debido a la propia facilidad con que la información puede viajar a través de


redes electrónicas, la Internet es restringida o considerablemente recortada en
muchos países. Los intereses políticos que subyacen a estas medidas están de
hecho relacionados con contradicciones inherentes al orden mundial moderno,
como los flujos transnacionales de personas, productos e información versus la
administración política dentro de los límites de los estados nacionales[21]. La
Internet puede servir como un poderoso medio para alcanzar identificación
social, un aspecto importante de cualquier sociedad. De hecho, en el pasado,
formas sociales más complejas han permitido y así también han sido logradas
por herramientas comunicativas cada vez más sofisticadas[22].

Mientras los medios modernos, como la televisión, pueden ser usados para
promover la unidad nacional, estas herramientas son a veces usadas también
para los muy opuestos propósitos de crear la disrrupción social, por ejemplo a
través de propaganda racista.

Es entendible que la soberanía de un país necesite ser protegida, y estas


naciones tienen el derecho de prohibir contenidos considerados ofensivos o
indeseables. Sin embargo, a pesar de que el contenido puede ser controlado
dentro de las fronteras del país, la naturaleza global de Internet hace muy difícil
conseguir el control completo. Pero además, la visión de los decisores no
siempre refleja la de la población en su conjunto.
Mundos virtuales, brechas culturales

El origen norteamericano de Internet se hace evidente en el idioma dominante


en la red, así como en el origen de la mayor parte de los "sitios" existentes. Esta
influencia anglófona tanto en forma como en contenido podría ser interpretada
en términos de dominación cultural, o hegemonía cultural, y la Internet podría ser
vista como un vehículo para mercadear ideas y valores provenientes de una
parte muy específica y poderosa del mundo[23].

Los parámetros actuales de distribución y producción de contenido reflejan y


refuerzan, de hecho, la altamente asimétrica naturaleza de la estructura de la
comunicación global y de los medios masivos[24]. Los programas informáticos
de traducción solucionarán este problema hasta cierto punto, ofreciendo el uso
de una multitud de idiomas. Y no debería olvidarse que el inglés, también cumple
la función de lingua franca global, permitiendo que personas de diferentes
orígenes culturales se comuniquen entre sí.

Si la Internet será un verdadero medio multicultural, será importante alentar a la


gente del Tercer Mundo a usar activamente la Internet y a expresarse no sólo en
su propio idioma, sino también en su propio marco de referencia. El hecho de
que sólo un estimado de 5 - 10 % del contenido de Internet sea de origen
asiático, mientras que la población asiática representa casi la mitad de la
población mundial, indica cuán lejos esta la Internet de la diversidad cultural.
Además, será importante mejorar la infraestructura de las telecomunicaciones
entre países del Tercer Mundo y promover la comunicación intrarregional. De
varias maneras la infraestructura existente refleja los intereses de los poderes
mundiales; usualmente las conexiones a los Estados Unidos o a Europa son
mucho mejores que entre países limítrofes[25].
Los aspectos socio culturales de la Internet no se restringen sólo al dominio del
idioma y el contenido. La Internet simboliza una forma específica de
comunicarse, la que es influenciada por un número de variables.

Alguna de ellas están relacionadas con su origen norteamericano, reflejando


visiones del mundo y estilos de interacción social "americanos". La Internet está
también influenciada por las profecías de su pioneros, muchos de los cuales ven
la Internet como un herramienta de poder, permitiendo formas más democráticas
de compartir información y estructuras institucionales más descentralizadas.
Debe mencionarse también a las influyentes subculturas "en línea", como los
jóvenes entusiastas de la computación, hackers, que han desarrollado su propia
ética y lineamientos para la interacción en línea. En cierta forma se puede hablar
de cybercultura, una mezcla de diferentes influencias formadas en el mundo al
interior de Internet, así como al exterior de ella [26]. Como con cualquier otra
cultura, los elementos de estas culturas están distribuidos de manera dispar y
cambian con el tiempo, representando parámetros de significados, ideas y
valores, más que una estructura rígida. Y su influencia es claramente visible en
muchas características del cyberespacio, tanto en forma como en contenido.

La forma de comunicarse en Internet, o mejor dicho, las formas son diferentes


en muchos aspectos de las formas tradicionales de interactuar, tanto en el
mundo desarrollado como en el mundo en desarrollo, aunque el contraste es
probablemente más agudo con relación al último. Para comenzar, son medios de
comunicarse altamente individualistas, opuestos a formas más colectivas. La
tradicional reunión de vecinos parece estar absolutamente eliminada de las
prácticas prevalecientes en la red. En segundo lugar es un interacción
mediatizada por computadoras, en lugar de la interacción cara a cara, resultante
de las herramientas técnicas utilizadas. Estas herramientas son restrictivas
cuando se las compara con la riqueza de la interacción cara a cara, a pesar de
que permiten también nuevas formas de interacción. Debería reconocerse que
estando tan alejada del medio social inmediato y de las formas tradicionales de
interacción, existe el peligro de que la Internet reemplace el contacto humano,
llevando a la alienación social.

Parecería que para mucha gente en todo el mundo, este tipo de interacción
computarizada se sentiría no sólo extraña, sino quizás también altamente
indeseable, especialmente considerando que millones de personas jamás han
usado un teléfono. La interacción a través de Internet es demasiado impersonal,
virtual, más que real. Para que la Internet sea adoptada por la mayoría de la
población mundial, se necesitan desarrollar interfaces más amigables,
socialmente familiares y mejor adaptadas a las prácticas comunicativas
tradicionales.

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Stephenson, Neal, "Mother Earth, Motherboard", in Wired, December 1996.

Stoll, C., Silicon Snake Oil. Second Thoughts on the Information Highway, New
York: Doubleday, 1995.

Toffler, Alvin, The Third Wave. New York: Bantam Books, 1980.

Turkle, Sherry, Life on the Screen. Identity in the Age of the Internet, London:
Weidenfeld & Nicolson, 1996.

Uimonen, Terho and Esbjörn Ståhle (eds.) Electronic Mail on China, (2 Vol.),
Stockholm: Föreningen för Orientaliska Studier 22, 1989.

UNDP, Human Development Report, 1996.

UNRISD, States of Disarray: The Social Effects of Globalization, report prepared


for the World Summit for Social Development, 1995.

Notas
[1] Dos de los libros más citados e influyentes sobre los cambios posibles son
"La Tercera Ola" de Alvin Tofler, 1980 y su Digital, 1995 de Nicholas Negroponte.

[2] De los análisis críticos sobre la sociedad d ela información, se debe


mencionar a "Inequidad de Información" de Hebert Schiller, 1996. También se
pueden encontrar reflexiones interesantes en Silicon Snake Oil: "Second
Thoughts on the Information Highway", 1995

[3] Ver "Estados de desorden: los efectos sociales de la Globalización", UNRISD,


1995

[4] Ver: "Sobre los Costos Sociales de la Modernización: Desintegración social,


Atomia/Anomia y desarrollo social", Johan Galtung, UNRISD, 1995

[5] El número de países conectados es aún mayor si se incluyen otras redes,


como por ej. BITNET y FidoNet, en este caso el número total es 186 países en el
mundo (Las cifras fueron tomadas de "OnthelInternet", Noviembre/Diciembre
1996, pág.50)

[6] "Conectividad Internacional", versión 15, 6/15/96, reproducida en


OnthelInternet, Noviembre/Diciembre 1996. También disponible en
ftp.cs.wisc.edu

[7] http://www3.itu.ch:80/TELECOM/wt95/pressdocs/manddist.html

[8] Algunas de las organizaciones más destacadas en este campo son el Word
Bank y USAID, promoviendo las iniciativas de InfoDev y Leland respectivamente.
Canadá también está fuertemente involucrada, y se debería mencionar a la
inciativa Acacia de IDRC que pone énfasis en la aplicación de información y
tecnología de comunicación en el nivel de base. UNDP está también
comenzando a incorporar desarrollo de tecnología de la información en sus
programas.

[9] "Una perspectiva del Tercer Mundo" de Juan Rada, en Günter Friedrichs y
Adams Schaff (eds); "Microelectrónica y Sociedad: par mejor o peor", 1982, pag.
216; citado en "La sociedad de la información: cuestiones e ilusiones", de David
Lyon, 1988, pág. 14

[10] Las nuevas variedades productoras de grano introducidas durante la


Revolución Verde sólo podían ser conseguidas por granjeros con terrenos
grandes, lo que excluyó a muchos de los granjeros menos ricos. Además los
efectos perjudiciales resultaron de la alta concentración de químicos y
fertilizantes.

[11] AT&T - Unisource, Global One, Concert and Cable & Wireless dominaron
más de la mitad del mercado globlal de las telecomunicaciones (trabajo
preparado por Tim Kelly, ITU, para el Seminario "Telecomunicaciones y
crecimiento económico", Ginebra, Oct. 1996)

[12] Discurso inaugural del Primer Ministro Suplente y Ministro de Defensa de


Singapur, Dr. Tony Tan Keng Yam, en la exposición COMDEX ASIA 96 del 25 de
Set. 1996, en Singapur

[13] Observaciones hechas por la autora durante su trabajo de campo en 1994

[14] "Phnom Penh Post" 12-15 julio de 1996

[15] Pekka Tarjane, Secretario General de ITU, "Desarrollo de los sistemas de


comunicación en información en Africa: Desafíos y perspectivas", Conferencia
dictada en el Seminario "Africa y las nuevas tecnologías de la información",
Ginebra, Oct. 1996

[16] Ginebra, Oct. 1996

[17] Nicholas D. Kristof, "La higiene y el agua causan estragos en el Tercer


Mundo", en el International Herald Tribune, 10 enero 1997
[18] Ver, por ejemplo, un informe especial sobre educación internacional en el
International Herald Tribune, 19-20 Octubre 1996

[19] La crónica de la comunicación electrónica entre los estudiantes chinos está


registrada en T. Vimonen y E Stahle, "Correo electrónico en China", 1989.

[20] Para un análisis reflexivo del rol del control en las sociedades modernas ver
Michel Foucault: "Disciplina y castigo: el nacimiento de la prisión", 1979

[21] Anthony Giddens, "Las consecuencias de la Modernidad", 1990

[22] Benedict Anderson, "Comunidades imaginadas", 1983

[23] Cees Hamelink, "Tecnologías de la Información y la Comunicación y


Desarrollo Social", trabajo introductorio preparado para UNSRID, de próxima
aparición

[24] Ulf Hannerz, "Complejidad cultural. Estudios de la Organización Social del


significado", 1992

[25] Neal Stephenson sigue el trazado del cable más largo del mundo en "Mother
Earth, Motherboard", en "Cableado" Diciembre de 1996. Este cable mejora las
conexiones entre Europa y Asia, y hasta cierto punto dentro de Asia también.

[26] Sherry Turkle, "Vida en pantalla. Identidad en la era de la Internet", 1996, y


Steve Mizrach, "Lo que es virtual en la cultura virtual", 1995

Agradecimientos
La autora quiere expresar su gratitud hacia las muchas personas que
contribuyeron en la redacción de este trabajo. Colegas de UNSRID, Salon
Barraclough, Cynthia Hewitt de Alcántara y Kizito Nsarhaza, compartieron sus
observaciones y conocimiento en cuestiones de desarrollo social. Christopher
Goldschmidt ayudó a poner el "boom tecnológico" en perspectiva, basandose en
su propio trabajo en proyectos de comunicación rural en países en desarrollo.
Datos sobre el desarrollo de Internet en Asia, comentarios y lineamientos del
trabajo en sí fueron generosamente aportados por Terho Uimonen. Carol Pina
aportó una apreciada asistencia editorial y contribuyó a la sustancia de este
trabajo a través de una observación aguda y búsqueda de material sobre el
mundo del cyberespacio y sus vínculos con nuestra realidad social. Nada de
este trabajo hubiera sido posible sin contar con la mente inquisitiva,
conocimiento técnico y paciencia de Erik Vought. Si bien la ayuda de todos los
mencionados ha contribuido a la redacción de este trabajo, la autora asume la
plena responsabilidad por el resultado final.

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