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Resumen
Por lo tanto, el éxito de la Internet no debería ser medido en términos del mero
número de individuos conectados y sí en términos de accesibilidad y
contribución al progreso social.
Palabras clave
La nueva Era
A mucha gente le gusta pensar que la naturaleza humana está en los albores de
una nueva era, la edad del auge de la comunicación. Abundan profecías acerca
de cómo el advenimiento de la tecnología digital cambiará la forma en que
vivimos, trabajamos, comerciamos e interactuamos[1]. Es creencia común que la
así llamada era de la información traerá aparejados cambios y mejorías, y los
países de todo el mundo están ocupados construyendo la infraestructura
necesaria, las "superautopistas de la información", para enfrentar los desafíos de
la sociedad de la información del siglo XXI.
Más aún, más de tres cuartos de las computadoras conectadas a Internet están
situadas en los Estados Unidos, seguido por Europa y las economías
emergentes. Los usuarios de Internet en los países en desarrollo sólo
constituyen un pequeño porcentaje del total de usuarios. Así, mientras que un
estimado 3,1% de la población de los países de altos ingresos usa la Internet,
sólo el 0.0002% de la población de los países pobres está conectado, una
relación de aproximadamente 1 a 15.000 (ITU, 1995). A pesar de que más y más
países en desarrollo se están conectando con redes electrónicas, muchos de
ellos no cuentan aún con total acceso a Internet, y como era esperado, Africa, el
continente más pobre, es el menos conectado[6].
Mucha gente sostiene que la revolución digital incluye muchas promesas para
los países en desarrollo, permitiéndoles saltear etapas de desarrollo y alcanzar a
los países más desarrollados. La idea de unirse a la sociedad de la información
global es impulsada vigorosamente en todo el mundo, en gran parte por
intereses comerciales.
Las medidas apropiadas a ser tomadas en este sentido están cada vez más en
las agendas políticas nacionales, regionales e internacionales y la mayoría de
los esfuerzos internacionales para el desarrollo apuntan a introducir las nuevas
tecnologías de la información en los lugares menos desarrollados del mundo[8]
Cuando se observa más de cerca la realidad actual del Tercer Mundo uno se ve
impelido a ser prudente acerca de las posibilidades de una mejoría radical
ofrecida por las nuevas tecnologías de la información. Los numerosos
obstáculos enfrentados indican que las inversiones necesarias para estar a tono
con las aceleradas innovaciones tecnológicas son enormes. Considerando la
vasta gama de problemas con los que ya luchan los países en desarrollo, esto
requeriría recomenzar a definir prioridades y nuevas estrategias de desarrollo. Si
las metas de ellas son servir a la población en su conjunto, es necesario que
estén basadas en evaluaciones realistas y meditadas consideraciones de las
necesidades y recursos existentes.
Existe una enorme presión internacional sobre los países en desarrollo para que
liberalicen su sector de telecomunicaciones. El argumento es que la privatización
y la competencia resultarán en mejores y más baratos servicios a la población.
Esta presión para las privatizaciones, inclusive, es a veces una condición para la
provisión de asistencia para el desarrollo, por ejemplo del Banco Mundial o
USAID. Sin embargo, uno no debería perder de vista el hecho de que las
telecomunicaciones han sido por mucho tiempo industrias nacionales en la
mayoría de los países en desarrollo, y han sido consideradas un servicio público,
más que empresas con fines de lucro. Considerando que las empresas privadas
de telecomunicaciones son movidas por un interés de lucro, hay que
preguntarse cuán interesadas estarán en proveer acceso a áreas donde hay
pocos clientes, por ejemplo, las áreas remotas y poco densamente pobladas.
Inclusive, el monopolio estatal del sector comunicaciones significa una muy
necesaria fuente de ingresos para los gobiernos de los países en desarrollo. Y
debe tenerse en cuenta que el mercado de las telecomunicaciones globales
tiene más características de un oligopolio, dominado por un puñado de
compañías, que de una competencia abierta.[11]
Aplicando la Internet
Por lo tanto, más que apuntar al acceso individual, es por lejos más beneficioso
socialmente explorar el acceso basado en la comunidad, lo que en sí mismo es
una meta ambiciosa. En efecto, en Europa ésta es la manera en que se alcanza
el acceso más amplio a Internet, y un número de países está estableciendo
puntos de acceso público en centros comunitarios y bibliotecas públicas.
Ejemplo: Salud
Ejemplo: Educación
Mientras los medios modernos, como la televisión, pueden ser usados para
promover la unidad nacional, estas herramientas son a veces usadas también
para los muy opuestos propósitos de crear la disrrupción social, por ejemplo a
través de propaganda racista.
Parecería que para mucha gente en todo el mundo, este tipo de interacción
computarizada se sentiría no sólo extraña, sino quizás también altamente
indeseable, especialmente considerando que millones de personas jamás han
usado un teléfono. La interacción a través de Internet es demasiado impersonal,
virtual, más que real. Para que la Internet sea adoptada por la mayoría de la
población mundial, se necesitan desarrollar interfaces más amigables,
socialmente familiares y mejor adaptadas a las prácticas comunicativas
tradicionales.
Referencias
Foucault, Michel, Discipline and Punish: The Birth of the Prison, 1979.
Galtung, Johan, On the Social Costs of Modernization: Social Disintegration,
Atomie/Anomie and Social Development, UNRISD, Discussion Paper 61, 1995.
Kelly, Tim, ITU, paper prepared for the seminar Telecommunications and
Economic Growth, Geneva, October 1996.
Kristof, Nicholas D., "Sanitation and Water Ravaging Third World" in the
International Herald Tribune, 10 January 1997.
Lyon, David, The Information Society: Issues and Illusions, Cambridge: Polity
Press, 1988.
Mizrach, Steve, What’s Virtual about Virtual Culture, paper prepared for the
Association of American Anthropologists,
http://www.clas.ufl.edu/anthro/scholarly/virtual-ethnog.html, 1995.
Stoll, C., Silicon Snake Oil. Second Thoughts on the Information Highway, New
York: Doubleday, 1995.
Toffler, Alvin, The Third Wave. New York: Bantam Books, 1980.
Turkle, Sherry, Life on the Screen. Identity in the Age of the Internet, London:
Weidenfeld & Nicolson, 1996.
Uimonen, Terho and Esbjörn Ståhle (eds.) Electronic Mail on China, (2 Vol.),
Stockholm: Föreningen för Orientaliska Studier 22, 1989.
Notas
[1] Dos de los libros más citados e influyentes sobre los cambios posibles son
"La Tercera Ola" de Alvin Tofler, 1980 y su Digital, 1995 de Nicholas Negroponte.
[7] http://www3.itu.ch:80/TELECOM/wt95/pressdocs/manddist.html
[8] Algunas de las organizaciones más destacadas en este campo son el Word
Bank y USAID, promoviendo las iniciativas de InfoDev y Leland respectivamente.
Canadá también está fuertemente involucrada, y se debería mencionar a la
inciativa Acacia de IDRC que pone énfasis en la aplicación de información y
tecnología de comunicación en el nivel de base. UNDP está también
comenzando a incorporar desarrollo de tecnología de la información en sus
programas.
[9] "Una perspectiva del Tercer Mundo" de Juan Rada, en Günter Friedrichs y
Adams Schaff (eds); "Microelectrónica y Sociedad: par mejor o peor", 1982, pag.
216; citado en "La sociedad de la información: cuestiones e ilusiones", de David
Lyon, 1988, pág. 14
[11] AT&T - Unisource, Global One, Concert and Cable & Wireless dominaron
más de la mitad del mercado globlal de las telecomunicaciones (trabajo
preparado por Tim Kelly, ITU, para el Seminario "Telecomunicaciones y
crecimiento económico", Ginebra, Oct. 1996)
[20] Para un análisis reflexivo del rol del control en las sociedades modernas ver
Michel Foucault: "Disciplina y castigo: el nacimiento de la prisión", 1979
[25] Neal Stephenson sigue el trazado del cable más largo del mundo en "Mother
Earth, Motherboard", en "Cableado" Diciembre de 1996. Este cable mejora las
conexiones entre Europa y Asia, y hasta cierto punto dentro de Asia también.
Agradecimientos
La autora quiere expresar su gratitud hacia las muchas personas que
contribuyeron en la redacción de este trabajo. Colegas de UNSRID, Salon
Barraclough, Cynthia Hewitt de Alcántara y Kizito Nsarhaza, compartieron sus
observaciones y conocimiento en cuestiones de desarrollo social. Christopher
Goldschmidt ayudó a poner el "boom tecnológico" en perspectiva, basandose en
su propio trabajo en proyectos de comunicación rural en países en desarrollo.
Datos sobre el desarrollo de Internet en Asia, comentarios y lineamientos del
trabajo en sí fueron generosamente aportados por Terho Uimonen. Carol Pina
aportó una apreciada asistencia editorial y contribuyó a la sustancia de este
trabajo a través de una observación aguda y búsqueda de material sobre el
mundo del cyberespacio y sus vínculos con nuestra realidad social. Nada de
este trabajo hubiera sido posible sin contar con la mente inquisitiva,
conocimiento técnico y paciencia de Erik Vought. Si bien la ayuda de todos los
mencionados ha contribuido a la redacción de este trabajo, la autora asume la
plena responsabilidad por el resultado final.