Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
1
Sagüés, Néstor, Elementos de Derecho Constitucional, Buenos Aires, Astrea, 1999, Tomo I, § 4, p. 6.
Derecho Constitucional / 2
2
Loewenstein, Karl, Teoría de la Constitución, Barcelona, Ariel, 1976, p. 149.
3
Id., p. 153.
Derecho Constitucional / 3
Actividad:
4
Bidart Campos, Germán, Manual de Derecho Constitucional Argentino, Buenos Aires, Ediar, 1979, pp.
32-33.
5
Vanossi, Jorge R., Teoría Constitucional, Buenos Aires, Depalma, 1975, Tomo I, p. 202.
Derecho Constitucional / 7
El eje del asunto parece pasar por la búsqueda del equilibrio entre la
autopreservación del sistema y el cambio (aunque el cambio se debe dar
justamente para la autopreservación). El sistema debe asegurar que mayorías
circunstanciales no introduzcan modificaciones en asuntos importantes, o con
impacto en el largo plazo. Vanossi proponer utilizar la técnica de la graduación de
las dificultades en los mecanismos de reforma, es decir que se requerirían distintas
mayorías para introducir modificaciones en artículos o asuntos con diverso grado de
importancia, los que deberían estar claramente expresados.
Actividad:
¿Y qué sucede, entonces, entre las leyes del Congreso y los tratados
internacionales? ¿También entre estas disposiciones existe algún orden de prelación
o están ambas en un mismo plano? Aclaremos que mientras las leyes son normas
destinadas a regir en el ámbito interno de la Nación, los tratados pueden ser
asimilados a contratos entre el Estado argentino y otro u otros países extranjeros,
en el que se asumen obligaciones recíprocas. Durante muchos años la doctrina
debatió sobre la jerarquía de estos instrumentos: si alguno estuviera por encima
del otro, el inferior no podría ir en contra del superior; es decir que o bien el
derecho interno argentino estaría subordinado a las decisiones que el Gobierno
tomara en el plano internacional, o, por el contrario, internamente se podría
desconocer las obligaciones internacionales. 6 Si estuvieran en un mismo nivel, por
aplicación de un viejo principio de interpretación legislativa (el de “ley posterior
deroga ley anterior”), podrían invalidarse unos a otros sucesivamente. Hasta la
reforma constitucional de 1994, esta última era la postura sostenida por la Corte
Suprema de Justicia de la Nación (la igualdad de jerarquía entre unos y otros). A
partir de aquella, el legislador constituyente estableció la supremacía de los
tratados internacionales por sobre las leyes (artículo 75, inciso 22, primer párrafo).
Pero, además, creó una categoría especial entre estos instrumentos: los que se
refieren a los derechos humanos. A un cierto grupo de ellos le otorgó “jerarquía
constitucional” —es decir, los puso en el mismo plano que la propia Constitución—,
y habilitó al Congreso Nacional a incluir otros de la misma temática en el futuro.
Por lo tanto, y completando nuestro esquema piramidal, tendríamos que
ubicar en su cúspide a la Constitución y a los tratados internaciones sobre derechos
humanos a los que se les haya dado jerarquía constitucional (a este escalón se lo
denomina “bloque de constitucionalidad”); por debajo, ubicaríamos a los demás
tratados internacionales; luego estarían las leyes del Congreso Nacional; podemos
agregar, por debajo de estas, a los decretos del Poder Ejecutivo, para terminar con
las resoluciones ministeriales.
Podríamos agregar una pirámide subordinada a la anterior, en la que
ubicaríamos a las normas provinciales, siguiendo el mismo esquema (Constitución,
leyes y decretos).
6
Dicho de esta manera no parece algo tan grave. Pero se debería pensar, por ejemplo, en un instrumento
muy común desde hace años como es un tratado de protección recíproca de inversiones, en el que se
otorgan, entre otras cosas, ciertas ventajas a los nacionales de uno de los países signatarios para invertir
en el otro. ¿Qué sucedería con las relaciones internacionales entre ambos estados si por una norma de
derecho interno posterior se desconocieran estas ventajas?
Derecho Constitucional / 10
Actividad:
7
Elementos de Derecho Constitucional, Buenos Aires, Astrea, 1999, Tomo I, p. 169.
8
Id., p. 171.
Derecho Constitucional / 12
Completos
Incompletos
Positivos Expresos
En función de su Implícitos
admisión
Negativos
Comunes
Judiciales (o con (difusos,
fisonomía concentrados)
judicial) Especializados
Mixtos
Parlamentarios
Por su
Ejecutivos
dependencia
No judiciales Electorales
institucional
Órganos sui
generis
Nacionales
Internacionales
En función del
órgano de
control
Letrados
Por su
Legos
composició
Mixtos
Por su Permanentes
duración Ad hoc
Derecho Constitucional / 13
Preventivo
Por el momento Reparador
Mixto
En función del
procedimiento de
control Por la forma de Condicionado
tramitarlo Incompleto
Restringido
En razón de los
Amplio
sujetos que lo
Amplísimo
impulsan
Automático
En función del
radio de acción
Para el caso
concreto
Decisorio
Erga omnes
Intermedios
En función del
efecto
No decisorio
9
Bickel, Alexander, The Least Dangerous Branch. The Supreme Court and the Bar of Politics, New
Haven, 1986, p. 16-17.
10
Nino, ob. cit., p. 696.
Derecho Constitucional / 15
de los principios del common law por sobre las decisiones del Rey y las del
Parlamento (del que, se dice, tiene poderes tan ilimitados que podría cambiar un
hombre en mujer, si quisiera), 11 sino la posibilidad de que sean los jueces los que
la hagan valer. En Estados Unidos tampoco fueron ideas extrañas. Lo trascendente
fueron las circunstancias en que nació la doctrina, y las enormes consecuencias que
tuvo en los siglos posteriores.
Conviene leer con detenimiento el fallo del Juez Marshall, ya que en una
primera lectura su razonamiento parece impecable, pero en cuanto se profundiza el
análisis comienza a surgir alguna que otra falacia. En el derecho norteamericano,
basado principalmente en los precedentes judiciales, se suele hacer una distinción
entre los argumentos principales de las sentencias necesarios para arribar a la
decisión que se tome —a los que se denomina “holding”— y los secundarios o que
no tienen que ver necesariamente con lo decidido —denominados “obiter dictum”—
(esta distinción es también aplicable en el derecho argentino). “Thomas Jefferson
sostuvo durante todo el resto de su vida que el fallo fue puro obiter dictum, pero
esto no afectó el golpe político que Marshall dio y la importancia histórica del
fallo”. 12
Actividad:
11
Esta afirmación es de una época previa a la de las modernas técnicas quirúrgicas de hoy en día. Es
posible que sea hora de ir cambiando el ejemplo.
12
Miller, Jonathan – Gelli, María Angélica – Cayuso, Susana, Constitución y poder político, Buenos
Aires, Astrea, 1987, p. 15.
Derecho Constitucional / 16
13
Sagüés, ob, cit., § 300, p. 278 y ss.
Derecho Constitucional / 17
otra, es decir juzgar sobre su mérito (¿qué es mejor, pagar ahora o en sus
vencimientos?).
Es obvio aclarar que hay casos que indudablemente corresponderían a
alguna de estas categorías, pero hay otros en que podría ser más discutible. De
hecho, la jurisprudencia de la Corte Suprema, en este como en todos los demás
temas, está en permanente evolución, por lo que no puede sorprender que lo que
ayer se consideraba una cuestión política no justiciable, hoy no lo sea, o, se le haya
encontrado algún matiz. Un claro ejemplo de esto son las detenciones producidas
durante la vigencia del estado de sitio. 14 Durante muchos años, los jueces se
autoexcluían de decidir en todos los casos que involucraran decisiones tomadas con
motivo de su vigencia; pero desde hace unas décadas el criterio fue cambiando, y,
si bien no se analiza si era adecuado o no declarar el estado de sitio, sí se hace con
las detenciones concretas, al establecer si hay o no relación con entre estas y las
circunstancias que llevaron a decidir su declaración: no se estudia el qué, pero sí el
cómo.
Actividad:
14
Ver el artículo 23 de la Constitución Nacional.
EL TERRITORIO Y LA POBLACIÓN ARGENTINOS.
Actividad:
15
Galletti, Alfredo, Historia Constitucional Argentina, La Plata, Librería Editora Platense, 1987, Tomo
II, p. 520.
Derecho Constitucional / 20
16
Ibidem, p. 524-525.
Derecho Constitucional / 21
Es posible que recuerde el “rezo laico” con que finalizaba sus discursos uno
de los candidatos en el marco de la campaña presidencial de 1983 (si no lo
recuerda —o es joven para eso— lo invito a hacer una búsqueda en Internet):
“constituir la unión nacional”, “afianzar la justicia”, “consolidar la paz interior”,
“proveer a la defensa común”, “proveer a la defensa común”, “promover el
bienestar general”, “asegurar los beneficios de la libertad”. Son frases que
seguramente nos suenan familiares. Fueron los objetivos, los fines, que se
propusieron los constituyentes de 1853, los que se propuso el candidato de
1983, y aún hoy parecen ser la deuda interna del Estado argentino con sus
habitantes. 17
El preámbulo de la Constitución Nacional es habitualmente
diseccionado por la doctrina, ya que en él se halla la “explicación” de quién
y por qué es dictada la norma, así como los valores que la sustentan.
Como quedó dicho más arriba, luego de décadas de guerra civil, una
decisión fundamental para la estructuración del poder como es la forma de Estado,
se aprobó sin discusión. Miles ya habían tomado como cierta la frase “federación
o muerte” ubicándose en alguno de sus términos (perfectamente pudo haberse
dicho del mismo modo “unitarismo o muerte”). Para la época del Congreso
Constituyente de 1853, y habiéndose instrumentado en los conocidos como “pactos
preexistentes” —en especial, el Acuerdo de San Nicolás—, no había ninguna duda
en cuál de las opciones se iba a elegir, decisión que quedó reflejada en el
artículo 1º de la Constitución Nacional: “La Nación Argentina adopta para su
gobierno la forma representativa republicana federal, según lo establece la presente
Constitución”.
Pero, ¿qué significa que un Estado sea federal, unitario o una confederación?
Podemos tomar una definición de “diccionario” que, como todas ellas, tiene la
limitación de su generalidad:
• “Una federación, Estado Federal o República Federal (del latín foedus,
"pacto") es una forma de estado, con un sistema político
generalmente republicano y rara vez monárquica, compuesto por
regiones que se autogobiernan a las cuales también se llega a dar
con frecuencia el nombre de: estados, comunidades, estados
regionales u otras divisiones administrativas territoriales, que gozan
de un mayor o menor grado de autonomía pero que, en cualquier
caso, tienen facultades de gobierno y/o legislación sobre
determinadas materias, distintas de las que corresponden a la
administración federal central”. 18
• “Estado unitario es aquel estado organizado de forma que las
unidades administrativas interiores, aparte del municipio, siguen los
lineamientos centrales. Si bien pueden elegir autoridades intermedias
estas no tienen mayor poder de decisión o autonomía financiera,
legislativa, ejecutiva o legislativa en relación al gobierno nacional. El
17
Cassani, Daniel Horacio, Derechos posibles para todos, http://www.uces.edu.ar/publicaciones/
archivos/publicaciones_juridicas/revista_juridica3/derechos_posibles_para_todos.doc.
18
http://es.wikipedia.org/wiki/Federaci%C3%B3n.
Derecho Constitucional / 22
Actividad:
19
http://es.wikipedia.org/wiki/Estado_unitario.
20
http://es.wikipedia.org/wiki/Confederaci%C3%B3n. Este artículo tiene la categoría de “esbozo”. Como
está tomado de una enciclopedia on-line abierta al aporte de los navegantes, lo invito a completarlo luego
del estudio que realice de los textos indicados más adelante.
21
“Es así que a fines del siglo XVIII, los Estados Unidos estaban en condiciones de iniciar el proceso de
consolidación del gobierno federal que la convención de Filadelfia había proyectado. La sanción de la
Constitución había generado arduos debates y su proceso de ratificación en las legislaturas estatales fue
por momentos tumultuoso, dada la fuerte oposición de algunas legislaturas estaduales para admitir la
existencia de un gobierno central. Por ello el objetivo que las autoridades nacionales se trazaron desde el
inicio, fue consolidar sus instituciones y pasarlas del papel a la realidad. En particular debía darse
contenido a los tres primeros artículos de la Constitución en donde estaban diseñados los poderes
nacionales. Esta tarea demandó aproximadamente unos ochenta años, que corren entre 1790 y 1870”.
Alberto B. Bianchi, Una síntesis histórica sobre la consolidación del gobierno federal en los Estados
Unidos, en Revista Argentina del Régimen de la Administración Pública, Nº 314, p. 9.
Derecho Constitucional / 23
Desde fines del siglo XVII y, en especial, con la Revolución Inglesa de 1688
y su breve república, se abre la brecha que terminaría por quebrar a las
monarquías absolutas europeas, las que bien podrían caracterizarse con la famosa
frase de Luis XIV “el Estado soy yo”. En 1766, Luis XVI manifestó: “Es sólo en mi
persona donde reside el poder soberano, cuyo carácter propio es el espíritu de
consejo, de justicia y de razón; es a mí a quien deben mis cortesanos su existencia
y su autoridad; la plenitud de su autoridad que ellos no ejercen más que en mi
nombre reside siempre en mí y no puede volverse nunca contra mí; sólo a mí
pertenece el poder legislativo sin dependencia y sin división; es por mi autoridad
que los oficiales de mi Corte proceden no a la formación, sino al registro, a la
publicación y a la ejecución de la ley; el orden público emana de mí, y los derechos
y los intereses de la Nación, de los que se suele hacer un cuerpo separado del
Monarca, están unidos necesariamente al mío y no descansan más que en mis
manos".
Aunque el cuerpo de ideas absolutistas, si es que puede llamarse así, tendía
en lo principal a reforzar la autoridad real frente a cualquier otra, externa o
interna, también incluyó la doctrina del “despotismo ilustrado”, la que suponía que
“el poder absoluto del rey le permite transformar la sociedad en interés de todos.
Charles Seignobos, historiador republicano de los años 1930, la resumía en una
fórmula sencilla: ‘Todo para el pueblo, nada por el pueblo’”. 22
Sin embargo, el poder del Rey, aunque absoluto, asistió al ascenso de la
burguesía, grupo en buena medida independiente formado por comerciantes,
profesionales, artesanos, protoindustriales, quienes habían formado su patrimonio
gracias a su esfuerzo personal y no por la sola pertenencia a una clase social o
por herencia. El pensamiento, los intereses, de este grupo respondía a la
necesidad de ejercer su actividad económica sin trabas. 23
Pero ejercer el poder absoluto requiere una dedicación absoluta. Si así puede
considerarse que ejerció el reinado Luis XIV, no fue lo mismo con sus herederos,
los reyes Luis XV y Luis XVI, a quienes se los identifica con el despilfarro y la
irresponsabilidad, respectivamente. Si, además, la monarquía no podía garantizar
que se contendrían los abusos de la nobleza y de la cúpula eclesiástica, ya no tenía
sentido mantenerla. “Luis XI había subyugado a las dinastías acaudaladas. Enrique
IV, a los partidos religiosos. Richelieu a los partidos políticos. Mazarino a los
príncipes de la familia real. Luis XIV a los Parlamentos”. 24 Una nueva elite, la
burguesía, esperaba reemplazar a otra, la nobleza. “El Estado llano había
adquirido riqueza, cultura, poder; esperaba igualdad de derechos y la carrera
abierta a los talentos. Exigía, asimismo, la supresión de barreras que impedían a un
liberalismo capitalista sustituirse a una economía medieval. Una elite, la burguesía,
buscaba reemplazar a otra, la nobleza. Esta había descuidado sus deberes de clase
dirigente para entregarse a los placeres y a la cultura; no estaba dispuesta a
emplear la fuerza para defenderse. Estaba perdida.” 25
22
Duverger, Maurice, Instituciones políticas y derecho constitucional, Barcelona, Editorial Ariel, 1984, p.
347.
23
Ver p. 1
24
Fayt, Carlos S., Historia del pensamiento político – La edad Moderna, Buenos Aires, La Ley, 2004, T.
II, p. 225.
25
Maurois, André, Historia de Francia, 3ª edición, Editorial Peuser, Buenos Aires, 1957, p. 253, cit. por
Fayt, Carlos S., ibidem, p. 226.
Derecho Constitucional / 26
Locke, John, “Tratado sobre el Gobierno Civil”, 1690, capítulo IX “De los
fines de la sociedad política y del gobierno”, parágrafo 151.
Locke, John, “Tratado sobre el Gobierno Civil”, 1690, capítulo XVIII “De la
tiranía”, parágrafos 209 y 210.
26
Citado por Romero, José Luis, Las ideas políticas en Argentina, Buenos Aires, Fondo de Cultura
Económica, 2002, p. 54.
27
Romero, ibidem, p. 54.
Derecho Constitucional / 28
Actividad:
Es habitual que se exprese cierta nostalgia hacia algo que tal vez nunca
haya existido: la democracia directa. Es habitual pensar que en las ciudades
griegas de hace por lo menos dos mil quinientos años —en especial, en Atenas—
sus habitantes se reunían, discutían, sopesaban argumentos y decidían ellos
mismos que era lo mejor
para todos. Es claro que la
utilización de la palabra
“habitante” es engañosa, ya
que el derecho a participar en
estas reuniones habría sido
dado sólo a algunos de los
varones libres. Así y todo,
podríamos imaginar asambleas
de varios miles de personas. Y
aunque supongamos que estas
reuniones realmente se llevaran
a cabo, y que en ellas se
decidieran asuntos
fundamentales, hay un
aspecto que no podría ser
dejado de lado: “El verdadero
autogobierno, tal y como lo
practicaban los griegos,
requería que el ciudadano se
dedicara por completo al
La tecnología de comunicación actual, ¿permitiría servicio público.
una participación más directa de los ciudadanos en Autogobernarse significaba
los asuntos públicos? pasarse la vida gobernando. ‘El
ciudadano (…) se entregaba
totalmente al Estado. Le daba su sangre durante la guerra; su tiempo, en la paz;
Derecho Constitucional / 29
no era libre de dejar a un lado los asuntos públicos para cuidarse de los suyos (…)
por el contrario, el ciudadano debía descuidarlos para trabajar por el bien de la
ciudad’. El grado de implicación en política exigido por la fórmula era tan
absorbente que llegó a crearse un profundo desequilibrio entre las funciones de la
vida social. La hipertrofia política produjo la atrofia económica. Cuanto más perfecta
se hizo la democracia, más se empobrecieron los ciudadanos. Se entró así en el
umbral del círculo vicioso de la búsqueda de una solución política al problema
económico: para compensar la insuficiente producción de riqueza había que
confiscar la riqueza. Uno tiene la impresión de que la democracia de la antigüedad
estaba abocada a la destrucción dimanante de la lucha de clases entre pobres y
ricos: había creado un animal político en detrimento del homo oeconomicus. La
experiencia generó un ‘ciudadano total’ que fracasó en su intento porque pretendió
abarcar más de lo que realmente podía. … Así, pues cuando decimos que hay dos
tipos de democracia, una basada en el ejercicio directo del poder político, y otra, en
el control y la limitación del poder, no hablamos de sistemas intercambiables sino
de la solución moderna a gran escala de un problema que los antiguos no
resolvieron. ¿Habría quizás que decir que para realizar la democracia hay que
conformarse con menos democracia? Es posible. Pero yo, más bien, diría que
aunque el hombre moderno espera menos de la ‘democracia literal’, es decir, de la
soberanía popular, demanda mucho más de la ‘democracia liberal’, la otra cosa que
denomina democracia. Pues la diferencia entre los dos sistemas radica
principalmente en los ideales. La participación en el ejercicio del poder no implica la
libertad individual. Mi libertad frente al poder del Estado no puede dimanar de la
fracción infinitesimal de ese poder que me permite cooperar con los otros en la
creación de las normas a las que quedaré sometido. En consecuencia, la limitación
y el control del poder que nos proporcionan nuestras democracias liberales no es un
logro menor respecto de la democracia griega. Pues en gran medida hemos
resuelto un problema que no se les planteó a los griegos: el de proporcionar a cada
individuo la seguridad de su libertad”. 28
El funcionamiento de las democracias latinoamericanas podría hacer suponer
que tal mecanismo sería el “mal menor”, o que el sistema representativo se
manifiesta únicamente el día de la elección, y esto último en tanto el comicio no
pueda ser cuestionado, es decir que se pueda hablar de la “legitimidad de
origen” de los representantes. Muchos estudiosos, sin embargo, coinciden en
hablar sobre la “crisis de la representación”. 29 De “cuánta” crisis se hable podría
estar dada por la medida en que los representantes rindan cuentas (accountability),
lo que se conoce también como “legitimidad de ejercicio”. Esta última se
podrá evaluar por la coincidencia de los actos de gobierno con su propuesta
electoral, o plataforma, entre otras cosas, si bien hay infinidad de situaciones en
que se hace difícil, si no imposible, cumplir con todas las promesas electorales.
Actividad:
• Con respecto a la conocida definición de Lincoln sobre el gobierno
democrático (“gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”),
¿qué dificultades encuentra para darle un sentido inteligible dada la
utilización de la palabra “pueblo”?
• Gobierno representativo: argumente a favor y en contra de una
posible eliminación del artículo 22 de la Constitución Nacional.
28
Sartori, Giovanni, Teoría de la democracia, Madrid, Alianza Editorial, 2000, T. II, pp. 348-351.
29
“Se constata que hay un crisis de legitimidad del sistema [político de representación] y se argumenta
que la explicación de la misma hay que encontrarla en la tecnificación de la política que ha provocado la
exclusión de la ciudadanía del debate público”. Martínez, María Antonia, La representación política y la
calidad de la democracia, en Revista Mexicana de Sociología, Año 66, Nº 4, p. 691.
LOS INSTRUMENTOS DE PARTICIPACIÓN.
30
Girotti, María Cristina, Partidos políticos: ¿instituciones fundamentales o un mal necesario?, en la
obra colectiva “A diez años de la reforma de la Constitución Nacional”, Buenos Aires, Asociación
Argentina de Derecho Constitucional, 2005, p. 435.
31
Dalla Vía, Alberto Ricardo, Derechos políticos y garantías constitucionales, en la obra colectiva
“Derecho Constitucional”, Buenos Aires, Universidad, 2004, p. 96.
Derecho Constitucional / 32
adelante una elección que se creía perdida”. 32 Los votantes se encolumnaban en los
atrios de las iglesias, muchas veces haciendo fila de acuerdo al partido al que iban
a votar, con lo que los actos de violencia de quienes se creían perdidos era de
práctica, a lo que se sumaba las alteraciones y falsificaciones posteriores de las
actas electorales.
Debe sumarse la gran cantidad de inmigrantes: hasta bien entrado el siglo
XX la Argentina era un país de extranjeros y la proporción de quienes ejercían el
derecho al voto (en las condiciones apuntadas) sobre los habitantes era ínfima.
El período de 1880 a 1916 es conocido como “El Régimen”. Mediante el
fraude, la cooptación y los acuerdos de cúpula el Presidente saliente bendecía,
junto a los gobernadores, al candidato que debía sucederlo, sabiéndose de
antemano quién sería electo para ejercer el Poder Ejecutivo en el período siguiente.
En cuanto al mecanismo electoral para la Cámara de Diputados, la
elaboración de las listas de candidatos se digitaban sin ninguna vergüenza, y,
además, ni se pensaba en la posibilidad de representación de la o las minorías, ya
que se utilizaba el sistema conocido como de “lista completa”: la que ganaba,
aunque sea por un voto, se adjudicaba todos los cargos.
El conjunto de leyes que pasó a la historia con el nombre de “Ley Sáenz
Peña” introdujo una reforma profunda en el sistema electoral nacional. Unos años
antes se había cambiado el sistema de lista completa por el de circunscripción
uninominal (los electores no votan por una lista de personas, sino que votan por un
único candidato). Gracias a este cambio, pudo ganar una banca Alfredo Palacios,
primer diputado socialista de América.
Pero aún quedaban en pie los otros mecanismos descriptos anteriormente
por los que se distorsionaban los resultados electorales, es decir el voto cantado y
facultativo.
Luego de arduos debates (en particular, se agitaron diversos fantasmas
relativos a la posibilidad de la compra del voto en razón de su privacidad), el
Congreso aprobó las leyes por las cuales se ordenaba el enrolamiento general (ley
8129), se mandaba a levantar el padrón nacional por medio de la justicia federal
(ley 8130) y se establecía un nuevo sistema electoral basado en la universalidad
del voto, adjudicándole el carácter de secreto y obligatorio (ley 8871), y se
utilizaría el sistema de lista incompleta.
Luego de la reforma de 1994, rige la elección directa tanto para senadores
nacionales como para Presidente, mientras que para la elección de diputados
nacionales ya se utiliza con anterioridad un sistema proporcional conocido como
D’Hont (o D’Hondt).
32
Galletti, Alfredo, ob. cit., T. II, p. 673.
Derecho Constitucional / 34
Actividad:
33
Floria, Carlos Alberto y García Belsunce, César A., Historia de los argentinos, Buenos Aires,
Larousse, 2004, pp. 848-849.
Derecho Constitucional / 36
Actividad:
• Alberto A. Spota, un constitucionalista de larga trayectoria ya
fallecido, solía decir que es imposible frenar a un tanque con una
Constitución. Observe la imagen que se reproduce en esta misma
página. ¿Cuál le parece que podría ser el comentario de Spota?
• ¿Hasta dónde le parece que puede llegar el efecto disuasorio de la
inclusión de mecanismos que invaliden los actos de los gobiernos de
facto?
• Si como ocurrió en ocasión de varios de los golpes de estado del siglo
XX, hubiera un importante grupo de personas que aceptara la salida
militar a una difícil situación institucional, ¿qué grado de vigencia
tendría el artículo 36 de la Constitución Nacional?
LA DISTRIBUCIÓN TERRITORIAL. EL RÉGIMEN FEDERAL.
9.1.1. Federalismo.
9.1.1.1. Antecedentes.
Desde las mismas discusiones del Cabildo Abierto del 22 de mayo de 1810,
que derivaría en la Revolución de Mayo, surgieron ciertos elementos o principios de
nuestro futuro modelo constitucional. Uno de ellos marcó a fuego la vida de los
contemporáneos de la Revolución y la de las próximas generaciones, incluso hasta
nuestros días: la relación entre Buenos Aires y las provincias, cómo debía
desarrollarse, sobre qué bases políticas, jurídicas y económicas.
Recordemos que es posible caracterizar al federalismo como una solución
intermedia entre una forma centralizada de ejercer el poder sobre el territorio —el
sistema unitario—, y la confederación, en la que la unión entre los Estados que la
forman es más bien laxa, y cuyos rasgos más distintivos son la posibilidad de
secesión, de separación, que tendrían los estados, y la facultad de vetar las
decisiones del poder central. En una federación, estas dos facultades no existen.
Según la teoría constitucional, deben darse ciertas circunstancias para que
algunos Estados decidan conformar una unión con características especiales:
vecindad geográfica; comunidad de intereses políticos, económicos o estratégico-
militares; tradición común, aspiraciones comunes. La “razón principal para la
preferencia de la organización federal es la convicción de que, a pesar de la
reconocida necesidad de unidad nacional, las tradiciones regionales operan contra
la fusión de Estados individuales en una organización estatal unitaria, siendo
necesario que las diferencias culturales de las diversas entidades se mantengan por
medio de un orden federal”. 35
Distinto pareció ser el origen de nuestro federalismo: “Odios e intereses,
prejuicios y aspiraciones, creencias erróneas y simplismos superficiales, todo se
juntaba en este abismo de la conciencia popular, guiada, sin embargo, por algunas
tendencias e instintos positivos. Todo el conjunto se fundió poco a poco en una
palabra que adquirió un enigmático significado, muy diferente, por el contenido que
se le atribuía, de su sentido estricto: federación. Con ella se definió esa
multiplicidad de ideales imprecisos, de sentimientos y aspiraciones. Muy bien lo
advirtió el general José María Paz, enemigo declarado del federalismo, pero espíritu
abierto e inteligencia clara, cuando decía: ‘No sería inoficioso advertir que esa gran
fracción de la república que formaba el partido federal no combatía solamente por
la mera forma de gobierno [hoy diríamos de Estado], pues otros intereses y otros
sentimientos se refundían en uno solo para hacerlo triunfar. Primero, era la lucha
de la parte más ilustrada contra la porción más ignorante. En segundo lugar, la
34
Hoy hay identidad entre estas dos últimas, pero podría no ocurrir así en el futuro.
35
Loewenstein, Karl, Teoría de la Constitución, Barcelona, Ariel, 1983, p. 355.
Derecho Constitucional / 40
gente del campo se oponía a la de las ciudades. En tercer lugar, la plebe se quería
sobreponer a la gente principal. En cuarto, las provincias, celosas de las
preponderancias de la capital, quería nivelarla. En quinto lugar, las tendencias
democráticas se oponían a las miras aristocráticas y aun monárquicas (…). Todas
estas pasiones, todos estos elementos de disolución y anarquía se agitaban con una
terrible violencia y preparaban el incendio que no tardó en estallar’. Todo esto
estaba fundido en el ideal de federación, que, en boca de las masas populares,
quería significar mucho más que una forma política: era el símbolo de una manera
de ser de un temperamento, de una concepción de la vida histórica”. 36
36
Romero, ob. cit., pp. 106-107.
Derecho Constitucional / 41
9.1.1.2. Características.
Actividad:
con lo que para quienes impulsaban una unión más estrecha, el Estado federal se
transformaba casi en un mendigo.
Es así que, finalmente, se diseña la conformación del Tesoro Nacional en la
forma en que lo establece el artículo 4º de la Constitución Nacional: “El Gobierno
federal provee a los gastos de la Nación con los fondos del Tesoro Nacional formado
del producto de derechos de importación y exportación, del de la venta o locación
de tierras de propiedad nacional, de la renta de correos, de las demás
contribuciones que equitativa y proporcionalmente a la población imponga el
Congreso general, y de los empréstitos y operaciones de crédito que decrete el
mismo Congreso para urgencias de la Nación, o para empresas de utilidad
nacional”. Se debe tener en cuenta que tanto las tierras como el correo eran, en la
época de aprobación de la Constitución y por mucho tiempo, recursos cuantiosos.
Es preciso complementar lo establecido por este artículo con lo que disponen
los primeros incisos del
artículo 75 (el tercero fue Art. 75.- Corresponde al Congreso:
introducido por la reforma 1. Legislar en materia aduanera. Establecer los derechos de importación
de 1994). El inciso 1 y exportación, los cuales, así como las avaluaciones sobre las que
recaigan, serán uniformes en toda la Nación.
otorgó los recursos de la 2. Imponer contribuciones indirectas como facultad concurrente con las
aduana al Estado federal. provincias. Imponer contribuciones directas, por tiempo determinado,
En 1853 era el ingreso proporcionalmente iguales en todo el territorio de la Nación, siempre que
la defensa, seguridad común y bien general del Estado lo exijan. Las
más importante con que contribuciones previstas en este inciso, con excepción de la parte o el
disponía la provincia de total de las que tengan asignación específica, son coparticipables.
Buenos Aires, y motivo Una ley convenio, sobre la base de acuerdos entre la Nación y las
provincias, instituirá regímenes de coparticipación de estas
del conflicto con las otras contribuciones, garantizando la automaticidad en la remisión de los
provincias que retrasó la fondos.
organización nacional. Al La distribución entre la Nación, las provincias y la ciudad de Buenos
Aires y entre éstas, se efectuará en relación directa a las competencias,
adjudicarlo al Estado servicios y funciones de cada una de ellas contemplando criterios
federal, en cierto modo, objetivos de reparto; será equitativa, solidaria y dará prioridad al logro de
se adoptó la decisión de un grado equivalente de desarrollo, calidad de vida e igualdad de
oportunidades en todo el territorio nacional.
que no sea de ninguna La ley convenio tendrá como Cámara de origen el Senado y deberá ser
provincia en particular, y sancionada con la mayoría absoluta de la totalidad de los miembros de
que todos los habitantes cada Cámara, no podrá ser modificada unilateralmente ni reglamentada
y será aprobada por las provincias.
compartan ese recurso. No habrá transferencia de competencias, servicios o funciones sin la
Su importancia era tal respectiva reasignación de recursos, aprobada por ley del Congreso
que durante las primeras cuando correspondiere y por la provincia interesada o la ciudad de
Buenos Aires en su caso.
décadas posteriores a Un organismo fiscal federal tendrá a su cargo el control y fiscalización de
1853 el Estado Nacional la ejecución de lo establecido en este inciso, según lo determine la ley, la
se financiaba casi que deberá asegurar la representación de todas las provincias y la
ciudad de Buenos Aires en su composición.
totalmente con este 3. Establecer y modificar asignaciones específicas de recursos
recurso, por lo que los coparticipables, por tiempo determinado, por ley especial aprobada por la
impuestos “internos” mayoría absoluta de la totalidad de los miembros de cada Cámara.
fueron adjudicados casi 4. Contraer empréstitos sobre el crédito de la Nación.
5. Disponer del uso y de la enajenación de las tierras de propiedad
en su totalidad a las nacional.-
provincias.
La Constitución utiliza una distinción que, para la técnica tributaria, está algo
superada, en cuanto diferencia los impuestos directos de los indirectos. Los
Derecho Constitucional / 45
primeros pueden ser establecidos en forma transitoria por algún motivo grave. 37
Los indirectos, luego de la reforma de 1994, son una facultad concurrente con las
provincias.
La reforma de 1994, “constitucionalizó” un sistema de reparto de ingresos
tributarios que se utilizaba desde 1934: la coparticipación federal de impuestos.
Actividad:
37
Esta transitoriedad es bastante relativa, como seguramente ya lo sabe.