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Parashá - 21/02/2008

PARASHAT HASHAVUA
``Ki Tisá''
Interpretación y comentario
Como respuesta al pecado del Becerro, Moshé intercede ante Dios por el pueblo de Israel no menos que tres
veces distintas. Generalmente, se presta más atención a la primera de esas veces (Éxodo 32:11-13). La
razón de ello sería el dramatismo de aquella situación, en la cual la intervención de Moshé evita la intención
Divina de eliminar al pueblo de Israel. Pero al pueblo se le da sólo una extensión en el plazo de la ejecución y
no el perdón Divino. En el segundo caso (Éxodo 32: 31 en adelante), Moshé decreta: ``Y ahora, si has de
perdonar su pecado...Y si no, bórrame ahora de Tu libro, el que has escrito'', pero el pedido es rechazado. En
el último caso (Éxodo 33:12 en adelante), Moshé demuestra una capacidad de disuasión sin igual cuando
logra cambiar la intención de Dios hacia los hijos de Israel.
El pecado del Becerro crea una crisis tan grande hasta el punto en que pone en duda la relación entre Dios y
los hijos de Israel. Moshé trata aquí de lograr dos cosas: el perdón de Dios hacia el pueblo y la presencia de
Dios a lo largo de la travesía en el desierto. Al principio, no hay una respuesta clara de Dios, sino que Él deja
su decisión sobre el destino del pueblo para un momento posterior, bajo la promesa de enviar un ángel que
irá delante del pueblo en el desierto. Esta última promesa representa una ofensa no sólo para el pueblo, sino
también para Moshé, al objetar su posición como único enviado e interlocutor de Dios.
El relato continúa (Éxodo 33:12) cuando Moshé pregunta quién va a liderar al pueblo, como si no hubiera
escuchado la determinación anterior de Dios sobre el ángel. A eso agrega Moshé la recordación del amor de
Dios hacia él de manera personal: ``Tú has dicho: Te distingo por nombre y también has hallado gracia en Mis
ojos''. A pesar de que eso es cierto, sorprende que Moshé -el humilde- hable así sobre sí mismo. Al final de
sus palabras, en el versículo 13, Moshé agrega otra cosa que no parece tener relación: ``Y mira que este
pueblo es Tu pueblo''. ¿Cuál es la relación entre esto y el asunto del amor de Dios hacia Moshé? ¿Y cuál es
la relación entre ese amor y el perdón Divino? Veremos que en el versículo 14, Dios acepta el pedido de
Moshé, al decir: ``Mi presencia habrá de ir y te concederé reposo a ti''. Pero hay algo que no parece
totalmente correcto, porque Moshé se opone y dice: ``Si Tu presencia no ha de ir con nosotros, no nos hagas
ascender desde aquí''. Se da aquí una gran importancia a los pronombres, porque de ellos sabremos que la
aceptación Divina al pedido de Moshé fue sólo parcial. La aceptación de liderar se refirió solamente a Moshé
-``y te concederé reposo a ti''-, mientras que Moshé lucha por el destino de todo el pueblo: ``No nos hagas
ascender desde aquí''.
A continuación de su discurso, en el versículo 16, Moshé vuelve una y otra vez a unir su destino al del pueblo,
demostrando que entre ellos hay una unión inseparable.
La estrategia de Moshé se nos revela con mayor claridad cuando Dios acepta su pedido recordando Su amor
hacia Moshé. Moshé aprovechó el cariño de Dios para obligarlo a aceptar el liderazgo sobre todo el pueblo.
Con el arte de la disuasión, Moshé aclara a Dios que si Él está interesado en él, también debe adoptar al
pueblo como Suyo. Somos testigos aquí de una gran diplomacia, que revela una lealtad sin igual hacia el
pueblo. Moshé es un líder que a pesar de la oferta tentadora de Dios de transformarlo a él solo en un gran
pueblo, se niega a abandonar a su pueblo. Su bienestar, sus ambiciones, su posición especial frente a Dios,
todos ellos tenían un sólo objetivo: el bienestar del pueblo y la restauración de su relación con Su Creador.

Estudio y análisis
Rabino Dr. Alexander Even-Jen
Profesor de Pensamiento Judío, Instituto Schechter de Estudios Judaicos, Jerusalem
``Pero habiendo visto el pueblo que tardaba Moshé en descender de la montaña, se congregó el pueblo
contra Aarón y le dijeron: `Levántate, haznos Elohim que vayan delante de nosotros, porque a éste, Moshé, el
hombre que nos hizo ascender desde la tierra de Egipto, no sabemos qué le ha ocurrido'. Les dijo a ellos
Aarón: `Desprended los zarcillos de oro, los que están en las orejas de vuestras mujeres, vuestros hijos y
vuestras hijas y traédmelos a mí'. Se desprendieron, todo el pueblo, de los zarcillos de oro que estaban en
sus orejas y se los trajeron a Aarón. Lo tomó en su mano y lo moldeó en molde, e hizo de él un becerro de
fundición. Dijeron ellos: `Éstos son tus Elohim, Israel, los que te hicieron subir desde la tierra de Egipto'''
(Éxodo 32:1-4)
¿Es lógico el pedido del pueblo?
El líder no está y el pueblo se dirige a Aarón. Pero el pueblo podía haber evitado a Aarón, el hermano del líder
que desapareció. ¿Por qué?
¿No era de esperar la sustitución del liderazgo que desilusionó?
El pueblo de Israel pidió: ``Levántate, haznos Elohim''. Después: ``Éstos son tus Elohim, Israel, los que te
hicieron subir desde la tierra de Egipto''. La palabra ``Elohim'' tiene diferentes significados en la Torá.
Maimónides dice que ``Todo el que habla hebreo sabe que el sustantivo `Elohim' es homónimo (tiene varios
significados), y se aplica a: 1- Dios; 2- ángeles; 3- y a los gobernantes que rigen los Estados'' (''Guía de los
Descarriados'' 1:2). ¿Cuál es el significado apropiado para la palabra ``Elohim'' en el pedido del pueblo a
Aarón?
¿Por qué Aarón pide al pueblo: ``Desprended los zarcillos de oro, los que están en las orejas de vuestras
mujeres, vuestros hijos y vuestras hijas?''
Rashi dice: ``De las orejas de vuestras mujeres. Pensó Aarón: las mujeres y los niños procuran conservar sus
joyas; en consecuencia, pasará el tiempo hasta que las entreguen, y de este modo tal vez el proyecto se
detenga y entretanto llegará Moshé''.
¿Es aceptable esta explicación?
¿Por qué Rashi ve necesidad de ``defender'' a Aarón?

Editado por el Instituto Schechter de Estudios Judaicos, la Asamblea Rabínica de Israel, el Movimiento
Conservador y la Unión Mundial de Sinagogas Conservadoras.
Traducción: rabina Sandra Kochmann
*Jefe de la Cátedra de Mikrá, Instituto Schechter de Estudios Judaicos, Jerusalem.
Por el Dr. George Savrán*

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