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La Democracia en Atenas, Grecia.

Entre los años 620 y 593 antes de Cristo Atenas, la principal de las ciudades griegas, recibió de Dracón y
de Solón sus primeras leyes fundamentales y fue así como se inició la evolución que culminaría en la
democracia. Es que, gracias a las leyes de Dracón y de Solón, se distinguieron dos tipos de leyes: las de la
Naturaleza, poblada de dioses, y las leyes puramente “humanas” de la ciudad. A partir de Dracón y de
Solón, los atenienses empezaron a ser gobernados por un nuevo tipo de poder al que llamaron nomos o
“norma” (palabra equivalente a la lex o “ley” de los romanos) que no provenía de dioses, sino del interior
de la polis (ciudad−Estado que habían constituido). La obediencia de los griegos a las leyes de la polis
asombró a pueblos primitivos como los persas, que sólo obedecían al mando de un déspota. A la ciudad
organizada por sus leyes constitucionales, los atenienses le dieron el nombre de politeia, que es lo que hoy
llamaríamos República.

Todavía no se había borrado el recuerdo de Dracón y de Solón cuando Pisístrato implantó la tiranía en el
año 560 antes de Cristo. Atenas regresó así, por un tiempo, a la ancestral tradición del jefe pero no ya
debajo de un rey legitimado por una tradición que venía de la prehistoria sino debajo de un advenedizo,
de un usurpador. Pisístrato le dio a Atenas un gobierno eficaz, progreso económico y obras públicas pero
a cambio de un poder absoluto, sin otra norma que su suprema voluntad. Pisístrato murió en el año 528.
Lo sucedieron sus hijos Hippias e Hipparchus. En el año 514, Hipparcus fue asesinado. Cuatro años
después el nieto de Pisístrato llamado Clístenes restableció la politeia, imprimiéndole un toque
democrático. En el año 507 reorganizó al pueblo sobre la base de los deme (aldeas o barrios), que era
donde vivían los polites (ciudadanos) . A partir de Clístenes, los deme servirían de base al ascenso
democrático.

Se mantuvo en Grecia una amplia autoridad legislativa y judicial en el Areópago que era una especie de
Senado donde se sentaban los ex arcontes, (los arcontes son los que habían reemplazado a los reyes como
jefes del poder ejecutivo y sólo podían ser escogidos entre las clases superiores, eran nueve arcontes y
sólo duraban un año en sus funciones). También existía el Consejo de los Quinientos que tenía como
función preparar las reuniones de la Ecclesia, que era una asamblea popular (de ahí viene la palabra
“Iglesia”). Cuando surgía un problema entra el Areópago y el Consejo de los Quinientos, la Ecclesia era
la que tenía la última palabra.

Este equilibrio de poderes dio inicio a una república mixta inclinada hacia la democracia y fue cuando
Grecia indujo a otras griegas a la democracia, alarmando a las que todavía tenían oligarquía como Esparta
y más aún a los emperadores persas porque las ideas democráticas empezaron a extenderse a las ciudades
griegas de Asia Menor (lo que hoy es Turquía).

Todo indicaba el camino hacia la democracia en Atenas, pero había un obstáculo: seguía existiendo el
Aerópago y sus arcontes, hasta que en el año 462, Pericles logró que la ecclesia le quitara por ley al
Areópago casi todas sus funciones y fue en ese momento cuando Atenas adquirió los rasgos
constitucionales que la convertirían en la más exigente de las democracias.

Los ciudadanos ejercían en forma directa, sin representantes, el poder legislativo de la polis. Casi todas
las magistraturas ejecutivas y judiciales, incluso la de los arcontes, se llenaron por sorteo entre los
ciudadanos sin exclusión de clases, de modo tal que ningún polites dejaría de ocupar varias magistraturas
en el curso de su vida gracias a un sistema de rotación. Se calcula que uno de cada cuatro ciudadanos
ocupaba un puesto público por año. Es importante mencionar que sólo se consideraban ciudadanos los
hijos de padre y madre ateniense y quedaba prohibido para las mujeres, los esclavos y los extranjeros, en
otras palabras, Atenas tenía aproximadamente 200 mil habitantes, pero tan solo 38 mil ciudadanos. Por
esto se dice que la democracia de Atenas era limitada.

En el año 431 antes de Cristo estalló un conflicto que venía gestándose desde hace tiempo: la Guerra del
Peloponeso entre la democrática Atenas y la oligárquica Esparta. Al cabo de algunas batallas muere
Pericles en el 429 y la ecclesia no se mantuvo fiel a su pensamiento y no buscaron una paz negociada.
Después de incontables alternativas, Atenas fue definitivamente derrotada por Esparta en el año 404. Más
adelante, en el año 334, Atenas fue conquistada por el Rey Filipo de Macedonia (padre de Alejandro
Magno). Pero la historia continuó y al llegar el año 148 toda Grecia fue conquistada política, militar y
culturalmente por Roma naciendo el mundo greco-romano. Estas constantes derrotas originan una especie
de “decepción” ya que su sistema democrático había sido vencido por las oligarquías y surgieron las
teorías de Platón y de Aristóteles, donde mostraban una especie de “desconfianza” a la democracia.
Además, la democracia se hizo famosa por su crimen mandando matar a Sócrates.

El siglo de Pericles es el término con el que se designa el período histórico comprendido entre el sitio de
Samos por parte de los atenienses (439 a. C.) y la derrota de los griegos en Queronea ante el ejército
macedonio de Filipo II (338 a. C.). Pericles —estratega, político y orador ateniense que supo rodearse de
las personalidades más excelentes del momento, hombres que se destacaban en política, filosofía,
arquitectura, escultura, historia, literatura, etc.— fomentó las artes y las letras y le dio a Atenas un
esplendor que no se volvió a repetir a lo largo de su historia. Realizó también grandes obras públicas y
mejoró la calidad de vida de los ciudadanos. De ahí que esta importante figura histórica haya legado su
nombre al Siglo de oro ateniense, cenit de la Grecia clásica.

Moneda griega de 20 dracmas con la imagen de un templo en el anverso y la efigie de Pericles en el


reverso (1982)

En este siglo, Atenas estuvo gobernada por 10 estrategas (generales) que eran elegidos anualmente por las
10 tribus de la ciudad. Estos estrategas tenían a su cargo el preparar las expediciones guerreras, recibir a
los enviados de los demás pueblos y dirigir la política. Durante el mandato del estratega Efialtes como
jefe del partido demócrata, Pericles fue su ayudante. A Efialtes le asesinaron sus enemigos personales y
fue entonces cuando le sustituyó Pericles a quien nombraron estratega en el año 445 a. C., cargo en el que
se mantuvo hasta su muerte en el 429 a. C., siempre por elección popular de la Asamblea.

Pericles fue un gran orador, cualidad ésta que le permitió tener grandes éxitos con su palabra en la
Asamblea, exponiendo su visión de la política. Uno de sus mayores aciertos fue conseguir que se
permitiera el acceso a los cargos de funcionario público a los ciudadanos atenienses llamados tetes (o
thetes), que eran aquellos que carecían de riquezas. Otro gran acierto de su gobierno fue la institución de
la mistoforia (μισθoφoρια, que significa literalmente función asalariada); es decir, un salario especial
para los ciudadanos funcionarios que asistieran a la Asamblea. De esta manera estos ciudadanos no
perdían nada aunque se tuvieran que dedicar por completo a estos cargos públicos. Con este sistema logró
Pericles que la Asamblea estuviera siempre llena de asistentes. Como gobernador de Atenas consiguió
que esta ciudad llegara a ser la primera y la más importante del mundo griego, adquiriendo unas
instituciones democráticas.

El pueblo soberano se gobernaba a sí mismo, sin intermediarios, decidiendo los asuntos de Estado en la
Asamblea. Los ciudadanos atenienses eran libres y sólo debían obediencia a sus leyes y respeto a sus
dioses. Lograron la igualdad de palabra en la Asamblea; lo mismo valía la de un pobre que la de un rico.
No desaparecieron las clases censoriales pero su poder fue más limitado; repartían los cargos fiscales y
militares, pero ya no tenían el poder de distribuir los privilegios.

El principio de igualdad otorgado a todos los ciudadanos llevaba en sí el riesgo del fraude, ya que muchos
de ellos eran incapaces de ejercer los derechos políticos debido a su extrema pobreza o a su ignorancia.
Para evitar esto, la democracia ateniense se aplicó la tarea de ayudar a los más pobres de esta manera:

• Concesión de salarios a los funcionarios públicos.


• Buscar y proporcionar trabajo a los pobres.
• Otorgar tierras a los campesinos desposeídos.
• Asistencia pública para los inválidos, huérfanos e indigentes.
• Hubo otras ayudas sociales más.

Estas normas debieron cumplirse en gran medida, pues nos ha llegado el testimonio (entre otros) del
historiador griego Tucídides (aprox. 460 a. C. - 400 a. C.), que comenta: Todo aquel que es capaz de
servir a la ciudad no encuentra impedimento alguno, ni la pobreza, ni la condición ciudadana.
Las Instituciones en tiempos de Perícles [editar]

Los magistrados [editar]

Los magistrados eran aquellas personas que ocupaban un cargo público, los que formaban la
Administración del Estado; estaban sometidos a un riguroso control popular. Los magistrados eran
elegidos a suerte, por el sistema de las habas. Se disponía de unas habas blancas y otras negras y según el
haba que la persona sacase de la caja, así obtenía o no el cargo. Era una forma de eliminar toda influencia
de las personas ricas y las posibles intrigas. Sólo había dos cargos que no eran elegidos por este sistema,
sino por la Asamblea del pueblo: el de estratega (general) y el de magistrado de las finanzas. Se suponía
que para ejercer estos dos cargos había que tener unas determinadas e importantes cualidades. Los cargos
de los magistrados no duraban más de un año en la misma persona, incluidos los estrategas, por eso el
nombramiento de Pericles año tras año constituye una excepción. Al cabo del año cada magistrado tenía
que dar cuentas de su administración y en qué estado quedaba el patrimonio.

Los magistrados más honorables eran los antiguos arcontes polemarcos, que en el pasado fueron los jefes
de la ciudad ateniense y que en el siglo de Pericles perdieron su gran influencia y poder. Eran quienes
presidían los tribunales.

Los estrategos (generales) fueron los magistrados más importantes por su labor como militares, marinos y
diplomáticos. Los elegía siempre la Asamblea del pueblo en número de 10.

Había también más de 40 funcionarios de la hacienda, así como más de 60 policías, encargados de la
vigilancia de las calles, del mercado, de los pesos y medidas y de verificar los arrestos y las ejecuciones.

La Asamblea del pueblo [editar]

La Asamblea (en griego decían εκκλησια, ecclesia, es decir, asamblea por convocación) fue el primer
órgano de la democracia. En teoría se debían reunir en asamblea todos los ciudadanos de Atenas, pero el
número máximo que se llegó a congregar se estima en 6.000 participantes. El lugar de reunión era en un
espacio situado en la colina llamada Pnyx, frente a la acrópolis. Las sesiones duraban a veces desde el
amanecer al atardecer. Se reunían con una frecuencia de 40 veces al año.

La Asamblea decidía las leyes y los decretos que eran propuestos, pero apoyándose siempre en las leyes
antiguas que llevaban un buen tiempo en vigor. Los proyectos de ley se votaban en dos etapas; primero
decidía la propia Asamblea y después el Consejo o Bulé, que era quien definitivamente daba el visto
bueno.

El Consejo o Bulé [editar]

Artículo principal: Bulé

El Consejo o Bulé estaba formado por 500 miembros, 50 por cada una de las tribus. Estas personas eran
elegidas sacando sus nombres a suerte, por el sistema de las habas descrito anteriormente. De ahí que se
les diera familiarmente el nombre de consejeros del haba; oficialmente eran conocidos como pritanos
(prytanes, πρυτανις, que significa jefe o maestro).

Los consejeros examinaban y estudiaban los proyectos de ley y, además, vigilaban a los magistrados y se
ocupaban de que los detalles de la administración cotidiana fueran por el buen camino, así como de los
asuntos exteriores. Este organismo era como una prolongación de la Asamblea.

Se reunían también en la colina Pnyx, en un lugar expresamente preparado para el evento. Los 50 pritanos
en ejercicio se colocaban en unas gradas talladas en la roca. Había dos plataformas de piedra a las que se
accedía por medio de una pequeña escalinata de tres peldaños. En la primera plataforma se situaban los
secretarios y amanuenses. En la segunda se encaramaba el orador.

Las finanzas [editar]


Reproducción de un tetradracma ateniense con la efigie de Palas Atenea —protectora de la ciudad— en el
anverso y su mochuelo (Athene Noctua) —símbolo de la sabiduría— en el reverso (circa 490 a. C.)

Los recursos económicos del Estado ateniense no eran demasiado holgados. Toda la grandeza de Atenas
en el siglo de Pericles, sus construcciones, obras públicas, edificios religiosos, esculturas, etc. no habrían
podido llevarse a cabo sin el gran recurso del tesoro de la Confederación de Delos.

Otros ingresos menores provenían de los derechos de aduana y de las multas. En tiempo de guerra se
agregaba un impuesto especial que debían pagar los ciudadanos ricos. Estos ciudadanos tenían a su cargo
de manera permanente otros impuestos que beneficiaban a la ciudad; era el llamado sistema de liturgias.
Debían pagar para llevar a cabo la construcción y mantenimiento de las naves trirremes que tanto poder
naval dieron a Atenas, así como pagar y mantener un coro necesario para las grandes fiestas religiosas.

La vida de los atenienses en el siglo de Pericles [editar]

Los atenienses vivían modestamente y sin grandes lujos. Eran muy pocas las grandes fortunas. La
economía se basaba sobre todo en el comercio marítimo. También era importante la agricultura, pero la
producción era insuficiente para el consumo de la población y había que importar género alimentario.
Existía, además, una industria artesanal de productos de calidad y muy solicitada por los propios
habitantes y por los extranjeros.

El Estado se ocupaba de ofrecer al pueblo las grandes fiestas religiosas. La más importante era la fiesta de
las Panateneas ofrecida a la diosa Atenea, una procesión de ritual que se celebraba en mayo cada año y en
julio cada cuatro años, en la que el pueblo presentaba a los dioses el nuevo velo (llamado peplum) que
sería ofrecido a la antigua estatua de Atenea Poliade, hecha en madera. Fidias inmortalizó en el friso del
Partenón esta procesión de las panateneas. En la actualidad (siglo XXI) se conservan en el Museo
Británico. En las panateneas de julio, celebradas cada cuatro años (Magnas Panateneas), se organizaban
grandes competiciones con pruebas gimnásticas e hípicas y los vencedores recibían como premio unas
ánforas llenas de aceite obtenido de olivos sagrados. La otra fiesta importante era la que se celebraba en
honor del dios Dioniso.

La educación [editar]

La educación del niño comenzaba en la propia casa hasta los siete años en que tenían que acudir a la
escuela. En la escuela tenían varios maestros que enseñaban a leer y escribir, cálculo matemático y
música. Los niños tenían, además, obligación de asistir a las clases de educación física, donde se les iba
preparando para un futuro servicio militar por medio de la lucha, las carreras, el salto y la gimnasia. A los
18 años servían en el ejército y aprendían a manejar las armas. La educación física era muy intensa y
muchos de los muchachos acababan los estudios siendo verdaderos atletas. Además de estas enseñanzas
obligatorias tenían la oportunidad de conversar y aprender de los grandes filósofos, gramáticos y
oradores.

La mujer [editar]

La mujer ateniense se dedicaba únicamente al cuidado del hogar. Las casas de las familias acomodadas
tenían un lugar especial para ellas llamado gineceo, donde acostumbraban a pasar el día junto con sus
sirvientas y sus hijos pequeños. La sociedad ateniense era un patriarcado en el que los hombres tenían
todos los derechos y todas las ventajas y sólo ellos se beneficiaban del acceso a la educación y al poder.

Sin embargo, existían las hetairas, que eran mujeres que recibían una educación esmerada para satisfacer
a los hombres con pláticas más elaboradas y menos familiares, entre éstas destaca Aspasia de Mileto, de
quien se dice que era amiga de Pericles y llegó a debatir con el mismo Sócrates.

Las artes y las letras [editar]


Vista de la Acrópolis

Los historiadores consideran los siglos V y IV a. C. atenienses como los siglos de Oro de la escultura y la
arquitectura. En este período, los elementos decorativos y la técnica empleada no variaron en absoluto
respecto del anterior; lo que le caracteriza es la cantidad de obras ejecutadas y el refinamiento y
perfección de los trabajos realizados. Se trata de obras de carácter religioso, es decir, santuarios y
templos. He aquí algunos ejemplos que mejor pueden representar este período:

• Reconstrucción del templo de Zeus en Olimpia.


• Reconstrucción del templo de Apolo en Delfos, que había sido destruido por un terremoto.
• Construcción de la Acrópolis, la ciudad de los mármoles para gloria de los dioses. El lugar había
sufrido un incendio provocado por los persas y se encontraba en ruinas desde hacía más de 30
años. Pericles impulsó su reconstrucción a lo grandioso, con mármol blanco traído de la cercana
y famosa cantera del Pentélico. Se formó un equipo con los mejores arquitectos, escultores y
obreros atenienses. Los ciudadanos de Atenas tuvieron asegurado el trabajo durante más de 20
años gracias a esta gran empresa. Fue el conjunto monumental más vasto y perfecto de la historia
del arte griego y pudo llevarse a cabo gracias a la financiación de los tesoros de la
Confederación de Delos.

Los escultores [editar]

Se considera a Fidias como el más grande de todos ellos. Es el autor de dos inmensas estatuas
crisoelefantinas (se llaman así por estar compuestas de marfil, generalmente cara y manos, y de planchas
de oro; de chrysós = oro) que fueron muy celebradas y admiradas en su tiempo: Atenea, situada en el
interior del Partenón, cuyo resplandor llegaba hasta los fieles a través de las puertas abiertas, y Zeus en el
Santuario de Olimpia, considerada en su época y en épocas posteriores como una de las maravillas del
mundo. Los atenienses aseguraban que después de haber contemplado esta estatua era imposible sentirse
desgraciado nunca más.

Según la "Historia Natural" de Plinio, para poder conservar el marfil de estas esculturas, se colocaban en
los templos recipientes con aceite para que el marfil no se agrietase.

Los otros grandes escultores de este siglo fueron Mirón y Policleto

La cerámica [editar]

Durante este siglo, la producción de piezas de cerámica fue muy abundante. Hasta nuestros días (siglo
XXI) han llegado muchas, todas de gran calidad, que son el testimonio de la categoría del artista que
trabajaba minuciosamente y dedicaba el tiempo necesario a cada objeto. Son, además, el testimonio de
que existía una clientela dentro y fuera de Grecia muy exigente en cuanto a perfección y terminado de la
obra.

Se sabe, asimismo, que hubo muchos y muy buenos pintores, pero sus obras se han perdido, tanto los
frescos como los cuadros.

El teatro [editar]

El teatro alcanzó su gran apogeo en el siglo V a. C. Pericles lo impulsó y favoreció con una serie de
medidas prácticas y económicas. Las familias más ricas tenían la obligación de cuidar y sostener los coros
y los actores. De esta manera Pericles se ocupaba de mantener la tradición, según la cual las piezas de
teatro servían para educar moral e intelectualmente al pueblo.

Atenas llegó a ser la gran ciudad del teatro griego. Hasta ese siglo existían solamente teatros levantados
en piedra, pero en el siglo de Pericles se organizaban las representaciones en unos teatros provisionales,
hechos de madera, que sólo se mantenían los diez días que duraban las representaciones. Estas sesiones se
daban durante ocho horas seguidas y eran una especie de concurso que tenía su jurado encargado de
proclamar un vencedor. Los mejores escritores dramáticos de la época acudían a estos certámenes y
estrenaban allí sus obras. El decorado de estos teatros era muy simple. Debían actuar, como máximo, tres
actores que llevaban la máscara que les identificaba con el personaje que representaban. Acompañaban a
los actores un coro que cantaba y los recitadores.

Los escritores dramáticos de esta época fueron:

• Esquilo (525-456 a. C.), cuyos temas eran sobre mitología.


• Sófocles (c. 496 a. C.-c. 406 a. C.), cuyas obras eran una crítica acerba sobre los problemas
religiosos y políticos.
• Aristófanes(c. 445-380 a. C.), que dominó el teatro cómico recurriendo a las críticas y
caricaturas.
• Eurípides(c. 480-c. 406 a. C.).

Los grandes pensadores y escritores [editar]

Demócrito (c. 460 a. C.-370 a. C.) fue quizás el más interesante de todos, con su teoría atómica del
Universo (imaginó el Universo como una inmensa combinación de átomos).

En la segunda mitad del siglo V a. C. se dio el nombre de sofistas (del griego sophi, experto, maestro,
hombre de sabiduría) a los maestros que daban una instrucción sobre diversas ramas de la ciencia y el
conocimiento a cambio de un salario.

Atenas fue en este siglo la "escuela de Grecia". Pericles y su esposa Aspasia se rodearon y tuvieron como
huéspedes no sólo a grandes hombres atenienses, sino a grandes personajes forasteros, los más cultivados
de Grecia y de fuera de Grecia. Frecuentaron su casa el filósofo Anaxágoras, el historiador Heródoto y el
arquitecto Hipódamo de Mileto, que fue quien reestructuró El Pireo.

Destacaron los historiadores Heródoto (484-425 a. C.), que describió las Guerras médicas, Tucídides
(460-395) que dejó escrita la obra más grande de la Antigüedad: Historia de la Guerra del Peloponeso y
Jenofonte (427-335 a. C.), escritor parcial y mal documentado pero que, en opinión de los estudiosos,
dejó una obra útil para consulta sobre los primeros años del siglo IV a. C.

Atenas fue también la capital de la elocuencia. Desde finales del siglo V, la elocuencia se había elevado a
la categoría de arte. Existían los así llamados 'logógrafos', que escribían los discursos y que crearon una
forma literaria nueva caracterizada por la claridad y pureza del lenguaje. Llegó a ser una profesión
lucrativa. Se sabe que el logógrafo Lisias (460-380 a. C.) hizo una gran fortuna gracias a su profesión.
Más tarde, ya en el siglo IV a. C. se hicieron famosos los oradores Isócrates y Demóstenes.

Fin del siglo de Pericles [editar]

Pericles había gobernado Atenas a lo largo del siglo V a. C. y la había hecho alcanzar un esplendor y un
nivel de vida nunca conocido. En el régimen interno todo marchaba bien, pero el descontento de las
ciudades de la Confederación de Delos iba en aumento. La política exterior seguida por Atenas no dio los
mejores resultados; los miembros de la Liga o Confederación estaban bastante descontentos. Atenas era la
ciudad-estado que dominaba y subyugaba al resto de Grecia, y los ciudadanos sometidos querían la
independencia.

Anteriormente, en el 550 a. C., se había fundado una liga similar entre las ciudades del Peloponeso (liga
del Peloponeso), dirigida y dominada por Esparta. Aprovechando el descontento general de las ciudades
griegas, la Liga del Peloponeso empezó a enfrentarse a Atenas. En el año 431 a. C. se desató una serie de
guerras cruentas como no las había tenido Grecia en siglos pasados. El casus beli fue que la isla de
Corcira (Corfú) tenía una disputa con Corinto, ciudad aliada de Esparta, y Atenas ofreció ayuda a dicha
isla. Así comenzó la guerra del Peloponeso que duró 27 años. Las ciudades griegas entraron en el
conflicto aunque el peso de la guerra recayó sobre las dos ciudades rivales: Atenas y Esparta. Atenas
mostró su superioridad por mar, mientras que Esparta demostró que por tierra era casi invencible. Los
espartanos invadieron el Ática, territorio que pertenecía a Atenas. Pericles tuvo que proteger a su gente
detrás de las grandes murallas, donde hacinados y con malas condiciones higiénicas se desencadenó una
epidemia de peste, a causa de la cual murieron miles de personas, entre ellas el propio Pericles (año
429 a. C.).

A Pericles no le sustituyó ningún gran estadista que hubiera podido continuar su labor. Nicias y Cleón
pasaron sin pena ni gloria y más tarde el político y general Alcibíades (sobrino de Pericles) llevó una
política poco afortunada, entre guerras contra Esparta y traiciones a Atenas, su ciudad. Fue ensalzado y
destituido del mando varias veces y finalmente se refugió en Frigia, donde murió asesinado.

El período clásico de Atenas llegaba a su fin. La devastadora guerra del Peloponeso que dio la victoria a
Esparta, hizo estragos en la ciudad ateniense, que perdió definitivamente su independencia en el
338 a. C., cuando el rey de Macedonia Filipo II venció a los griegos y los sometió a su supremacía.

Este político griego consiguió que, bajo su mandato, la ciudad de Atenas viviera sus años de máximo
esplendor. En su honor, el siglo V a. C. recibe con frecuencia la denominación de «siglo de Pericles»

Vida:
Pericles, nacido hacia 495 a. C., pertenecía a la vieja aristocracia ateniense, tanto por línea paterna, pues
era hijo del general Jantipo, del linaje de los Bouzyges —cuyos orígenes se remontaban al periodo de los
reyes legendarios—, como por parte materna, ya que su madre, Agariste, descendía de los Alcmeónidas. A
pesar de su noble ascendencia, fue educado dentro de la tradición democrática; su tío materno, Clístenes,
apoyó los principios de la legislación de Solón y se opuso a la tiranía de los Pisistrátidas. Este hombre
consiguió, con el apoyo de la burguesía, instaurar la democracia en Atenas.

Cuando Pericles llegó al poder, Atenas ya llevaba veinte años de tradición democrática. Pertenecía al
partido popular, encabezado por Efialtes, que se enfrentó al consejo del Areópago, restringiendo sus
poderes abusivos y dejando en sus manos únicamente la administración de justicia en los crímenes de
sangre y en los incendios provocados, y la vigilancia de los templos. En el año 461 a. Efialtes cayó
asesinado y fue entonces cuando Pendes irrumpió en la vida pública, convirtiéndose en el máximo
dirigente de la política ateniense durante un periodo de treinta años.

Pendes fue un hombre refinado, pues no sólo había recibido una educación militar, sino que también
cantó con la instrucción de tres grandes maestros. El músico y filósofo Damón fue siempre un consejero
leal en su vida pública, que inspiró a Pericles lo esencial de las medidas democráticas. Otro de sus
maestros fue el filósofo Zenón de Elea, perteneciente a la escuela de Parménides, e inventor, en opinión
de Aristóteles, de la dialéctica. Con el también filósofo Anaxágoras de Clazómenas estableció una
estrecha relación; se dice que de él aprendió Pendes la claridad y el rigor.

Pendes supo ganarse al pueblo gracias a su serenidad y a su tacto político. En sus discursos primaba la
elegancia y la compostura. Alejado siempre de las estridencias, dominaba su carácter, sus gestos y hasta
su andar. Esto le proporcionó una clara ventaja a la hora de lograr apoyos para sus decisiones, puesto que
sus intervenciones, muy puntuales y oportunas, dejaban siempre admirados a todos aquellos que le
escuchaban.

Pericles se casó con una mujer de buena familia, algo mayor que él, con la que tuvo dos hijos. Jantipo, el
mayor, murió en una batalla; el pequeño falleció a causa de una epidemia. Pendes se separó entonces de
su esposa. Ya maduro, encontró el amor en una griega asiática, Aspasia de Mileto, con la que vivió veinte
años. Esta mujer, de gran belleza, poseía una cultura notable, gradas a que no fue educada como era
costumbre en la Atenas de la época, recluida en el gineceo. Se convirtió en la anfitriona de la casa de
Pendes, donde solían darse cita personajes como Fidias, Sócrates, Sófocles o Hipódama de Mileto, que
constituyeron el denominado «círculo de Aspasia».

Política interna

La principal preocupación de Pendes fue el engrandecimiento de Atenas, tanto militar como


culturalmente. Para financiar este objetivo recurrió a la Liga Ático-Délica, una alianza que reunía a casi
todas las islas del mar Egeo. Los fondos de esta confederación eran custodiados en la isla de Delos. En el
año 444 a. C., bajo el pretexto de un ataque persa inminente, Pericles trasladó el tesoro de Delos a Atenas
y dispuso de él para acometer las grandes obras de la Acrópolis.

Para llevar a cabo su proyecto se rodeó de la elite cultural del momento. Con él trabajaron artistas de la
talla de Fidias, los arquitectos Mnesicles, lctino y Calícrates, y todo un elenco de hombres ilustres, como
Esquilo, Sófocles, Eurípides y Anistófanes, el médico Hipócrates, el escultor Policleto, Polignoto el
muralista y los filósofos Georgias y Sócrates.

Dentro del conjunto de importantes reformas emprendidas en aquellos tiempos por Pendes destaca la
consolidación de la democracia, basada en tres órganos de gobierno: el Tribunal Popular o heliea, el
Consejo de los Quinientos o Bulé y la Asamblea del Pueblo o ekklesia. La Bulé estaba formada por diez
grupos de cincuenta ciudadanos, que representaban a las diez tribus en que se dividía la población de
Atenas. Los miembros eran elegidos por sorteo y renovados cada año. En este consejo se preparaban las
propuestas a debatir en la ecclesia, el órgano supremo. Esta asamblea estaba integrada por los ciudadanos
varones mayores de edad y censados. La asistencia era libre y remunerada. Cualquiera podía tomar ¡a
palabra, pero solían ser un reducido grupo de oradores los que intervenían, ya que la presentación de una
propuesta de ley o de una enmienda que resultasen anticonstitucionales, podía acarrear el procesamiento
e, incluso, la condena de su inspirador. Año tras año, Pericles renovó en la ecclesia, por votación a mano
alzada, su cargo de strategós autocrátor, general en jefe de las fuerzas armadas, obteniendo así ¡a
potestad de gobernar Atenas, tanto en política exterior como interior.

La democracia ateniense era directa y no representativa. El ciudadano no elegía a un representante que


tomaba las decisiones de manera autónoma, sino que intervenía directamente en el gobierno, como si de
una obligación cotidiana se tratara.

Pendes llevó también a cabo otras reformas, como el desarrollo y ampliación de la flota o la construcción
de una muralla que unía la ciudad con el puerto del Pireo (los «muros largos»>, mejorando así la posición
defensiva de Atenas. También procuró el acceso gratuito de las clases más desfavorecidas a los
espectáculos, así como la restricción de la ciudadanía a los varones nacidos de padre y madre atenienses.
Esta propuesta de ley se puso más adelante en su contra, porque tras la muerte de los hijos de su primer
matrimonio, el resto de su descendencia no podía optar a la mencionada categoría, dado que Aspasia no
era ateniense. Finalmente, no pueden dejar de mencionarse las obras de reconstrucción y embellecimiento
de la Acrópolis, emplazamiento donde se erigió el Partenón, un edificio que se ha convertido en el
símbolo de toda una época.

Política exterior

Gracias a su potencial naval, Atenas lideró la Liga Délica, que fue constituida como defensa ante la
amenaza persa y para recuperar las islas y las ciudades asiáticas griegas conquistadas por las tropas del
Gran Rey. Pendes intervino en la política interna de estas localidades, en las que no aplicó el régimen
democrático que imperaba en Atenas. Reprimió con dureza cualquier intento de secesión. De esta manera,
logró crear el Imperio ático.

Entre sus iniciativas coloniales, la más aventurada fue el envío de una expedición a Tarento, en el sur de
Italia, para fundar, bajo la dirección del arquitecto Hipódamo de Mileto, la colonia modelo de Turi.

Además de luchar contra los persas —con los que firmó, en el año 448, la paz de Calias—, la Atenas de
Pendes hubo de enfrentarse a otro enemigo: Esparta, polis que rivalizaba desde siempre por el control de
la Hélade. Finalmente, en 446 a. C., la paz de los Treinta Años inauguró un periodo de relativa calma en
tas relaciones con la ciudad vecina. En estos momentos se realizaron todas las construcciones de la
Acrópolis.

Sin embargo, la tregua duró apenas 15 años. En 441 a. C. Samos tuvo la osadía de atacar Mileto. la patria
de Aspasia. El fracaso de la intervención diplomática puesta en marcha por Pendes forzó la apertura de
hostilidades, que culminaron con el sometimiento militar de Samos. Un año después, la ciudad de
Potidea, colonia de Corinto, se sublevó, y la metrópoli corrió en su auxilio. Poco después, Atenas
decretaba el bloqueo del comercio de Megara.
Ante tales provocaciones, la Liga del Peloponeso decidió entonces la guerra. Liderada por Esparta,
emprendió una serie de expediciones que culminaron en la invasión y devastación del Ática. Por consejo
de Pendes, todos los habitantes se reunieron tras las murallas de Atenas, confiando en la superioridad
naval de la polis para alcanzar la victoria final. Pero la peste esquilmó a las gentes hacinadas en la ciudad.
Este hecho, unido a la ruinosa situación económica, provocó la caída en desgracia de Pendes y su círculo
de amistades ante los ojos del pueblo de Atenas. Todos ellos sufrieron procesos judiciales; el propio
Pendes fue destituido de sus cargos y acusado de de fondos. Un año después, en 429 a. C., las cosas
volvieron a su cauce y el nombre de Pericles fue reivindicado nuevamente. No obstante, también el
político cayó víctima de la peste.

Por otra parte, la guerra del Peloponeso prosiguió. En 404 a. C. la ciudad de Atenas se vio forzada a
capitular. Sus fortificaciones fueron destruidas y el Imperio creado por la polis aniquilado. Así terminó la
época dorada de los atenienses.

Porque el siglo de oro: Para resumir el esplendor artístico y literario de Atenas basta enumerar los
grandes nombres que ilustraron el sigla de Pendes. Entre los poetas trágicos, se cuentan Esquilo, Sófocles
y Eurípides; entre los cómicos, Aristófanes; entre los historiadores, Herodoto, Tucídides y Jenofonte. El
arquitecto Ictino construyó el Partenón; Calímaco, el Erecteión, Fidias esculpió la Atena y el Zeus de
Olimpia, Polignoto pintó el Pecile; a Mirón, escultor del Discóbolo, sucedió Praxistcles, escultor de
Hermes.

Tucídides censuró a Pericles que hubiera empleado el tesoro de la liga jónica en cosas diferentes a las que
estaba destinado (la guerra contra los persas), tal como el embellecimiento de Atenas. Pendes respondió
que Atenas había libertado a Jonia de los persas, y que poseyendo el mar Egeo, había llenado el fin
propuesto en la confederación. Se recurrió al voto del ostracismo para dilucidar la cuestión, y el pueblo
votó el destierro de Tucídides.

Pericles pudo entonces llevar adelante, sin estorbo, los grandes proyectos que hicieron de su tiempo el
siglo del arte y de la poesía. Hipodamo de Mileto trazó el plano de una ciudad regular en el sitio que
ocupa el Pireo; una nueva muralla paralela a la primitiva fortificación completó las defensas de Atenas
por la parte de tierra; el Acrópolis se cubrió de magníficos monumentos dirigidos por los arquitectos
Ictino, Calícrates, Corebo y Mnesicles, bajo la vigilancia de Fidias; al lado de las admirables estatuas de
éste, la pintura se elevó con Polignoto a las más altas concepciones artísticas, y así también la poesía, çon
Sófocles y Eurípides. Esas magníficas construcciones solo costaron 3000 talentos y 12 años de trabajo
(444-432 a.C.), el tesoro del Acropolis y los ingresos anuales de Atenas bastaron para ello, y aun pudo
constituir Pericles una reserva de 6000 talentos.

Una multitud de filósofos atrajo infinidad de discípulos. Para prepara! a los oradores a la elocuencia, hubo
profesores de retórica, llamados sofistas, que enseñaron el arte de tratar todos los asuntos, brillando por
encima de todos ellos el gran espíritu de Sócrates. Pendes podía decir con razón que Atenas era « la
escuela de Grecia

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