: GUILLERMO O'DONNELL
nes también mi profundo agrad . Final-
las personas que han estado o estén afectivamente
me han apoyado con infatigable solidaridad durante
nggado proceso; a ellas mi emocionado agradecimiento *.
UL
mencién final. Ademés de gran cantidad de datos de otro
tipo**, una importante fuente para este libro fueron entrevistas
icé (en 1968, 1971 y 1972) con actores de primera linea
perfodo. Gracias a la confianza con que casi todos ellos me ha-
on, pude entender el sentido de ciertos episodios cruciales y ve-
informacién que, sin el aporte de esos entrevistados, hu-
ra dejado enormes lagunas en este libro. Muchos viven hoy,
Jo que aqui tomo méximo cuidado en honrar mi promesa de
nntenerlos en el anonimato. No pocos de Jos que han muerto
rersonifiean las innumerables vietimas —horrible e innecesaria-
mente inmoladas— a cuya memoria dedico este libro,
+ Esta comunidad de amistades, inquietudes y solidaridades, muchas
de ellas a la distancia, incluye a William Smith, sobre quien debo hacer
tuna. especial meneidn, Smith Hegé a la Argentina en 1974, cuando yo ya
habia completado mi investigacién para este libro y luchaba'con la primers
redaceién del mismo. Su propio proyecto enfocaba exactamente sobre el
jo aqui estudiado, A raiz de eso conversamos mil veces con Smith, con
Jar. Luego Stith regress a Ios Estados Unidos y, por una suerte de pacto
, no nos dimos a leer nuestros respectivos trabajos
hasta que ambos estuvieron terminado
lontidad de cada texto, Fl producto de
presente texto no dejaré de ser interesante advertir eémo,
idencias tedrieas importantes, y de convergentes anil
‘pocas de las euestiones aqui analizadas, diferentes énfasis de uno
tutor han producida dos obras fundamentalmente complementarias
redundantes,
1s de esos datos pueden hallarse en
Capiruto 1
ANTECEDENTES TEORICOS E HISTORICOS PARA
EL ESTUDIO DEL ESTADO BUROCRATICO AUTORITARIO
En el capitulo IT comenzaremos el estudio de un caso, el argentino
entre junio de 1966 y marzo de 1973. El andlisis es hecho desde la
perspectiva de la implantacién, impactos y colapso de un tipo de
Estado, el burocratico-autoritario (en adelante, BA). En el pre-
sente capitulo delineo algunos temas que me parecen decisivos
como antecedentes mediatos de la implantacién de aquel BA, asi
como de similares emergidos en las décadas del 60 y el 70 en otros
paises de América Latina. También definiré aqui los principales
conceptos a utilizar en este libro,
En la primera seccién presento sucintamente mis ideas sobre
el género —Estado capitalista— del cual el BA es un tipo histo-
ricamente especifico. En la misma seccién diseuto otros conceptos
estrechamente relacionados a aquél: sociedad, nacién, pueblo, ciu-
dadania, clase, régimen y gobierno. Esta es la bateria basiea de
conceptos que se iré desplegando junto con el estudio del caso
argentino y sus comparaciones con otros.
En la segunda seccién, munidos ya de las definiciones pre-
sentadas en la anterior, diseuto los procesos, posteriores a In rup-
tura de la dominacién oligdrquica, de activacién popular —y, en
en la arena politica de la tematica de lo
isi como sus ambiguas relaciones con la problematica
idadania y la democracia politica. En la seccién tercera
tun proceso que en no eseasa medida fue coetineo con elM0. O'DONNELL
fuertes restriceiones a la continuada expan-
popular en nuestros paises: la transnacio-
noma y sociedad operada entonces.
segunda
iencia de los procesos presentados er
de gravedad, fue un cri
los BA. La cuarta seccién contiene una
entrar al caso argentino, Pero esa crisis es tambi
unda crisis politica. En la quinta seccié:
que seré especificada
examen del ca-
Ello permite,
que preceden, con
de los BA. La
juencia de aquellas crisis, asf como las particulares caracteris-
que ellas asumieron en estos casos, permiten entonces enten-
der al BA como resultado de la atemorizada reaccién de la bur-
(y sus aliados internos y externos) frente a un proceso
jo en sociedades dependientes pero extensamente industria
popular, pa-
rece amenazar (aunque con diversos grados de inminencia de ca-
80 a caso) los pardmetros capitalistas y las afiliaciones interna-
cionales de estos paises.
En la sexta y iiltima seccién el camino recorrido desemboca
en el enunciado de los atributos que definen al BA y lo distinguen
formas politicas autoritarias. A partir de
1) Sobre
ta y temas conezos
BA es un tipo de Estado de una sociedad capitalista.
0, antes de entrar a lo que es el BA, tenemos que precisar
enero —Estado capitalista— del cual es un tipo. La
fe tema, como veremos, nos conduce a la de
los acapites de esta seceidn,
ANTECEDENTES TRORICOS E HISTORICOS 15
a) Estado y aparato estatal*
entramado fundamental (aunque no inico) de una soci
y lo que Ia caracteriza como tal sociedad capi
én. fstas son relaciones desigual
rias, establecidas en una fundamental cé-
una parte 0, mas propiamente, un aspecto de
En efecto, aunque la relacién social ca
lacién contiene para su vigencia y reprodu
aspecto de dicha relacién que pone esa garantia. Pero, aunque
esa garantia coactiva sea fundamental, e] Estado no es sdlo eso.
istas, en el senti-
ynes entre clases y
prestar cruciales elementos para la habitual reproduccién de di-
chas relaciones.
Entonces, el Estado capitalista es garante y organizador de
las relaciones sociales capitalistas y, por lo tanto, de la domina-
in que ellas coneretan. Esto implica que el Estado no es garante
de la burguesfa, sino del conjunto de la relacién que establece a
esta clase como clase do por lo tanto, un Estado
ta, lo cual no es exacta~
stado garantiza
relaciones socia-
fas, es garante y organizador de las clases que se enla-
ion. E Juye a las clases dominadas, aunque
sentido de reponerlas, 0 reprodu-
inadas. Esto tiene algunas consecuen-6 GUILLERMO O'DONNEEL,
clases por elas vineuladas) eva al
en contra de demandas de la burgues!
de Ja burguesia en su conjunto im,
acote la racionalidad microeconémica de cada uno
bros, ya que de otra manera éstos tenderian a acct
cardcter explotativo y antag
la clase dominante, o a alg
inacién de la clase dominada y, por lo tanto, d
que hace tal a la burguesia. La segunda conduciria a una
seneralizada impugnacién de dichas relaciones (y de la domina-
jones como puramente econémicas,
sentidas y no explotativas. He dicho que
garante coactivo i
ria, de
italista,
10 garantia coactiva sino también como organizador de
smas. Adviértase que hasta este momento he hablado en un
‘6. Asi delineado, el Estado es un concepto del mismo
se 0 el de relacién social capitalista. Uno no ve,
". Pero en un
ANTECEDENTES TBORICOS E HISTORICOS w7
fundamental el Estado es parte de ta sociedad 0, dicho de otra
manera, esta tiltima es la categoria més originaria y englobante.
Pero en el pérrafo anterior agregué que, en términos de los su-
8 concretos que son portadores de esas (y otras) re-
ado es también (aunque, insistamos, derivadamente)
un conjunto de aparatos o instituciones. Dentro de esta pers-
ia engafiosa si no vemos que,
ido, se encuentran las relaciones
is que comienza por la mercancia
iperficie de la realidad social que interesa-
\eluso, conocer adecuadamente el momento
de la mereanefa. Lo mismo ocurre con el Estado, del cual sus ins-
ies son un momento objetivado del proceso global de pro-
jreulacién del poder. Lo mismo que la mereanefa, di-
chas ynes son de enorme importancia y de ellas derivan
cruciales efectos proptos. Pero también entrafian el riesgo de que
Jas confundamos con “todo el Estado” y, por Jo tanto, perdamos
de vista su fundamento profundo y originario en el seno mismo de
las relaciones capitalistas (y, por lo tanto, de In sociedad).
jlo puede arafiar I
fa desentrafiar para,
La coneiencia ordinaria —no critiea— cree ver en las insti-
tuciones estatales el alfa y omega. Con ello queda apresada tanto
‘objetivacién del capital en mercancias como por la objeti-
jones. La consecuencia de no
r la realidad profunda de uno y otro feném: i
1s como, respectivamente, explotacién y domi
palabras, la limitacién de la’ conciencia ordinaria a la apariencia
concreta —fetichizada— del capital y del Estado, es el principal
manto con que la dominacién de clase (y, dentro de ella, el Esta-
do) se recubre ideolégicamente, La apariencia fetichizada del Es-
tado-aparato frente a los sujetos sociales le hace aparecer como
un tercero externo a las relaciones sociales fundamentales entre
aquellos sujetos, a pesar de que, como hemos visto, el Estado es
constitutivamente parte de dichas relaciones. Esa apariencia de
externalidad sustenta la posibilidad del Estado de constituirse en
organizador de la sociedad capitalista 0, lo que es equivalente, en
organizador de la dominacién de la burguesia. Es sobre esta base
que el aparato estatal se proclama —y suele ser habitualmente
ereido— custodio y agente del interés general. Pero esto, como
todo lo que estamos viendo (de alli la intrinseca difieultad del te