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Joel B. Dacks
ActionBioscience.org (01/2002) http://www.actionbioscience.org/index.html
Desde los tiempos de Aristóteles, los científicos han estado clasificando a los organismos
vivos y buscando claves sobre las relaciones de parentesco entre las especies biológicas, es
decir, su “filogenia.” La vida en la tierra puede clasificarse en tres tipos o dominios
mayores:
• Las Bacterias
• Los Archaea
• Los Eucariotes
Las bacterias, tales como E. coli, y los Archaea son organismos microscópicos con su ADN
expuesto al resto de sus células. Por su parte, los Eucariotes son organismos cuyo ADN se
encuentra contenido dentro de una membrana separada dentro de la célula. Los Eucariotes
nos incluyen a nosotros, a los árboles en nuestros jardines, a los hongos en nuestras pizzas
y a la mayoría del mundo vivo que podemos observar con nuestros ojos.
La determinación de las relaciones de parentesco entre los eucariotes puede tener
aplicaciones muy prácticas. Por ejemplo, el descubrimiento de que los Microsporidios, una
vez considerados como un linaje ancestral, se encuentran en realidad relacionados a los
hongos,12,14 abrió formas potenciales inesperadas de combatir de estas plagas agrícolas y
económicas. La filogenia de los eucariotes puede también proveer respuestas a un número
de preguntas sobre como:
• Algunos eucariotes adquirieron la habilidad de sobrevivir por medio de la simple
exposición a la luz solar (fotosíntesis);
• Como llegó a establecerse la maquinaria de producción de energía de nuestras
células (las mitocondrias); y
• Ultimadamente, cómo llegamos a ser como somos ahora.
Avances recientes
Sin embargo, en el año 2000 y a comienzos del 2001 una serie de avances recientes han
enfatizado que las relaciones específicas de gran escala son, de hecho, discernibles. La
construcción pieza por pieza de una estructura exhaustiva en el árbol eucariótico puede ser
la manera correcta de enfrentar el estudio de la filogenia eucariótica.
1. ¿Están relacionadas las algas rojas con las algas verdes? ¿Quién atrapó al primer
cloroplasto?
En la década de los 70 se hizo el impactante descubrimiento que varias partes integrales de
nuestra maquinaria celular, tales como la mitocondria que produce energía y el cloroplasto
que cosecha luz, son en realidad bacterias capturadas y permanentemente residentes. Esta
idea, en realidad propuesta por primera vez en 190516, fue resumida y actualizada en la
“teoría endosimbiótica serial.”15 A pesar de que esta teoría fue altamente controversial en
su tiempo, la filogenia molecular de los genes de los cloroplastos y de las mitocondrias
apoyó fuertemente a la teoría y ahora es ampliamente aceptada. Sin embargo, aún existe
un número de preguntas importantes.
Quizás la pregunta principal es cuántas veces los eucariotes de la antigüedad capturaron
bacterias y las convirtieron en cloroplastos. Esta no es una pregunta pequeña sino que
involucra a las relaciones entre los tres mayores grupos de eucariotes:
• Las algas rojas (como la capa exterior de los rollos de sushi)
• Las plantas terrestres y las algas verdes (como los árboles, las hierbas y la lana
verde que crece en las peceras)
• Un grupo de protistas llamados los glaucófitos o glaucocistofitos.
Parece ser que los tres grupos han capturado bacterias y las han convertido en
cloroplastos. Si los grupos están relacionados, entonces la captura de las bacterias
probablemente ocurrió una sola vez, llevada a cabo por su ancestro común. Sin embargo, si
no están relacionados, ellos pueden haber capturado a sus propios cloroplastos
independientemente. El análisis de los genes de los cloroplastos sugiere que los tres grupos
están estrechamente relacionados, pero los genes nucleares, hasta ahora, han sido
inconclusos o moderadamente en apoyo de que los tres grupos no están relacionados.
Sin embargo, a principios del año 2000 una publicación conjunta de grupos franceses y
españoles dieron un fuerte peso a una de las opciones.17 Utilizando análisis de genes
simples y de genes en combinación, estos grupos mostraron que las algas rojas y las
verdes están estrechamente relacionadas. Los glaucófitos estaban solo débilmente
agrupados con las algas verdes y rojas en este análisis, pero otra evidencia apunta
fuertemente a que los glaucófitos están relacionados a las algas rojas.23 Conjuntamente,
esto sugiere que, de hecho, los tres grupos descendieron de un ancestro común (Nota:
para una opinión contraria ver la referencia [23]). La unión de estos grupos de algas (ver
Figura 2) es un paso mayor en la resolución del árbol de los eucariotes y apunta
fuertemente hacia una captura única original de una bacteria que eventualmente se
convertiría en el cloroplasto.
3. Del fondo de los lagos a las entrañas de las termitas: ¿Lecciones en la pérdida de las
mitocondrias?
A veces se descubren organismos que aparentan no estar relacionados con el resto de la
vida eucariótica. Un ejemplo es el Trimastix, que vive en los sedimentos de los lagos y de
los océanos. Este organismo fue descrito por primera vez en 1886 pero fue prácticamente
olvidado y no estudiado hasta finales de la década de 1990. Este organismo no posee
mitocondrias pero se ha sugerido que posee una mitocondria vestigial. Trimastix comparte
un número de características con un grupo más o menos suelto de parásitos y de
organismos marinos llamados los excavados. Algunos excavados no poseen mitocondrias,
mientras que otros sí las tienen; estas mitocondrias tienen la apariencia que pensamos
tenían las mitocondrias originales. En una época se pensó que estos excavados sin
mitocondria podían ser los linajes antiguos que evolucionaron antes de que el ancestro del
resto de los eucariotes capturara a la mitocondria original.3 Sin embargo, los científicos
ahora creen que la mayoría de estos excavados probablemente ya tenían mitocondrias pero
que luego las perdieron.20
Los organismos olvidados por mucho tiempo, como el Trimastix son fascinantes. Sin
embargo, igualmente interesantes son los organismos cuyas relaciones filogenéticas son
aún un misterio después de 100 años de estudio. Este fue el caso de las oxymonads (ver
Figura 3), un grupo de protistas que viven en simbiosis en las entrañas de las termitas y
que les permiten a las termitas digerir la madera.2
Este año, sin embargo, en una colaboración entre mi persona y un grupo de colegas
internacionales, la respuesta parece haber sido elucidada.6 Obtuvimos la primera secuencia
del gen ssu rADN de Trimastix y de oxymonads y, después de chequear por posibles efectos
de Atracción de la Rama Larga, mostramos por análisis de computadora de estos genes que
las oxymonads y Trimastix se relacionan cercana y específicamente.
Esto quiere decir que:
• Dado que las oxymonads no poseen mitocondrias pero están relacionadas a
Trimastix (el cual probablemente posee mitocondrias modificadas), es posible que
las oxymonads tuvieron mitocondrias en algún momento pero las perdieron.
• Las oxymonads y Trimastix en conjunto pueden ser un buen modelo para examinar
el proceso de pérdida de las mitocondrias.
• Dos grupos mayores de organismos (ver Figura 2), cuyas relaciones filogenéticas
estaban previamente en duda, se encuentran ahora bien basados.
4. Bases de datos concatenadas: las voces filogenéticas por encima del ruido
A pesar de la aparente falta de resolución en la estructura general del árbol de los
eucariotes, donde un solo tipo de evidencia es utilizado, es posible que una nueva
estrategia pueda resolver este problema. Mientras que un solo gen puede no tener
suficientes diferencias para permitir resolver las relaciones entre los grupos principales de
eucariotes, el uso de las diferencias acumuladas en un número de genes puede darnos la
respuesta. Este método ha sido adoptado por investigadores de la Universidad de
Dalhousie. A finales del año 2000, los investigadores unieron a los marcadores de proteínas
más usados en una sola base de datos combinada (o concatenada), obteniendo resultados
extraordinarios.1
Este análisis de la base de datos concatenada provee evidencias fuertes para varias
relaciones que antes estaban débilmente apoyadas o que no se habían visto.
• Se demostró un gran agrupamiento de las amebas;
• Las amebas fueron ligadas a una serie de grupos que incluye a los animales y a los
hongos;
• Los euglenozoa (incluyendo al agente causal de la enfermedad del sueño de África) y
los heterolobosea (el agente que causa la meningoencefalitis amébica) fueron unidos
en forma convincente; y
• Algunas de las relaciones más altas en la jerarquía también fueron apoyadas,
incluyendo las algas rojas y verdes con los cromalveolados.
El gran avance no fue que se recuperó una relación única, sino el hecho de que todas ellas
fueron demostradas con el mismo análisis y que ellas fueron consistentes con las piezas
únicas de evidencia convincente presentadas arriba.