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Y sometió todas las cosas debajo de sus pies, y diólo por cabeza
sobre todas las cosas á la iglesia,
Vemos al apóstol Pablo dirigiéndose a la iglesia que estaba en la ciudad de Efeso, pero
reconociendo que Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por siempre, con toda libertad podemos
decir, “a los santos que están en Venezuela, en Barquisimeto, o donde quiera que el Señor los
tenga, porque El Señor nuestro Dios se está dirigiendo a todo aquél que acepta vivir Su Palabra.
Y son aquellos quienes aceptan vivir Su Palabra los que El desde antes de la fundación del
mundo había predestinado para vivir eternamente.
Porque por gracia sois salvos por la fe; y esto no de vosotros, pues
es don de Dios:
Efesios 2:8-10
Este pensamiento en nuestra mente viene a tomar forma o a manifestarse justo cuando
abrimos nuestros labios y pronunciamos la palabra que expresa tal pensamiento (Una Palabra,
es un pensamiento expresado). ¿Por qué? Porque es cuando hablamos lo que pensamos cuando
los demás pueden conocer lo que previamente estaba en nuestra mente, antes era imposible,
solamente aquel que tiene el pensamiento es quien sabe lo que va a ocurrir luego que exprese
con sus labios tal pensamiento.
Ahora piense en Dios, teniendo sus pensamientos en Su mente infinita antes que el
mundo fuera formado, antes que existiera la primera partícula de luz, después que fue dicho
“sea la luz”. Entonces, la Luz vino a existencia, pero previo a la manifestación de esa Luz, fue
un pensamiento. De igual manera, Ud. primero fue un pensamiento en la Mente Divina de Dios,
que a su tiempo, vino a existencia. El dijo, “sea la luz”, y dentro de esta expresión estábamos
nosotros quienes al aceptar a Cristo, el Espíritu Santo como nuestro Salvador, es cuando lo que
estaba predestinado en la mente de Dios, viene a cumplimiento y nos unimos a Su cuerpo
mediante ese solo Espíritu.
La predestinación nos vuelve hacia El, porque por medio de la redención, por Su sangre,
la puerta se nos abre de regreso hacia lo que antes éramos, y, ¿Qué éramos?, éramos parte del
Dios invisible, Hijos por Jesucristo á sí mismo, según el puro afecto de su voluntad. Éramos
parte de la mente de Dios, éramos parte de aquella fuente inagotable de Vida.
Con toda certeza podemos decir que éramos parte de Su mente, estábamos en El y
teníamos que manifestarnos como cada pedacito de Su mente, uno a uno los hijos de Dios que
hoy, al final de los tiempos hemos reconocido Su Nombre, lo cual es El mismo hablando y
haciéndose presente, haciéndose carne y escondiéndose detrás de un velo de piel humana, otra
vez, tal cual lo hizo cuando fue declarado Emmanuel, Dios con nosotros.
Y sabemos que á los que á Dios aman, todas las cosas les ayudan
á bien, es á saber, á los que conforme al propósito son llamados.
Claramente Dios está expresando que El llamó a los que predestinó, y a los que llamó
también los justificó para luego glorificarlos. Dios llamó, Dios predestinó, Dios justificó, Dios
Glorificó. Todos los verbos en tiempo pasado, indicando el acto de la predestinación allá en el
principio, antes que el mundo fuera formado.